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NOSTALGIAS AJENAS Daniel Silvo Galería Marta Cervera. 11 de enero de 2011. 20h. C/ General Castaños 5. Madrid

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Exposicion de Daniel Silvo en la Galeria Marta Cervera de Madrid. Del 11/01/2011 al 15/02/2011 Daniel Silvo solo show at Marta Cervera Gallery, Madrid. From 01/11/2011 to 02/15/2011

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Page 1: Nostalgias Ajenas

NOSTALGIAS AJENAS Daniel SilvoGalería Marta Cervera. 11 de enero de 2011. 20h. C/ General Castaños 5. Madrid

Page 2: Nostalgias Ajenas

Lecciones de mecánica política 3, 7 y 5. Grafito sobre papel. 24 x 32 cm. 2010

Page 3: Nostalgias Ajenas

Lecciones de mecánica política 2, 1, 4 y 6. Grafito sobre papel. 24 x 32 cm. 2010

Page 4: Nostalgias Ajenas

Lada policía. Fotografía color sobre papel RC. 50 x 70 cm. 2010

Page 5: Nostalgias Ajenas

Lecciones de mecánica política.Vídeo HD color 16:9 PAL. 9’ 30”. 2010

Page 6: Nostalgias Ajenas

Lada blanco. Fotografía color sobre papel RC. 50 x 70 cm. 2010

Page 7: Nostalgias Ajenas

Lada rojo. Fotografía color sobre papel RC. 35 x 50 cm. 2010

Page 8: Nostalgias Ajenas

Petržalka. Acuarela sobre papel Hahnemuhle. 100 x 70 cm. 2010

Page 9: Nostalgias Ajenas

Karl-Marx-Allee. Acuarela sobre papel Hahnemuhle. 70 x 100 cm. 2010

Page 10: Nostalgias Ajenas

Justicia y Ley 02 Justicia y Ley 03

Justicia y Ley 04 Justicia y Ley 08

Justicia y Ley 31

Justicia y Ley 35

Page 11: Nostalgias Ajenas

Justicia y Ley 01. Fotografía blanco y negro 30 x 30 cm. 1910 - 2010

Page 12: Nostalgias Ajenas

Justicia y Ley. Fotografía blanco y negro. 5 x 14,5 cm. 1910 - 2010 Serie de 36 fotografías blanco y negro.

Page 13: Nostalgias Ajenas

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125 mm 95 mm

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Glásnost. Vidrio. 30 x 15 x 15 cm. 2010

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Page 16: Nostalgias Ajenas

Frame de Nostalgia Ajena # 1. DDR 1972. Vídeo color 3’ 5”. 2010

Page 17: Nostalgias Ajenas

NOSTALGIAS AJENAS

La nostalgia es una banalización de la memoria, memoria fetichizada y estetizada. Cuando se trata de una memoria política, asistimos entonces a una estetización de la misma, precisamente lo que critica Walter Benjamin del futurismo. Y eso es lo que tenemos en esta exposición: una serie de obras que convierten en fetiche la memoria socialista y revolucionaria, mirando hacia el pasado de manera acrítica y estetizante. Pero es un pasado que no nos pertenece, y es una nostalgia que hemos pedido prestada. Como arqueólogos hemos reunido, en un recorrido particular, formas e imágenes de un atlas que nos muestra la memoria de otros, memorias de las diversas utopías socialistas incumplidas o frustradas.

El formalismo propugna la idea de que los valores estéticos pueden sostenerse por su cuenta, y el juicio del arte puede ser aislado de otras consideraciones, éticas o sociales. Ha sido muy común entre autores marxistas combatir el «formalismo artístico», al cual han opuesto el llamado «realismo socialista». Tal formalismo caracteriza la cultura occidental y burguesa y es el resultado de una desvitalización, así como de una oposición a considerar la realidad social a la luz del «desenmascaramiento ideológico» propugnado por el marxismo.

Con esta exposición se quiere experimentar con una suerte de formalismo socialista, una serie de objetos bellos que se adueñan de formas simbólicas del comunismo, sin declarar juicios políticos sino reflexiones estéticas. Este es un ejercicio que toma prestada la nostalgia de otros (de quienes sí vivieron junto a y dentro de esos símbolos y prácticas políticas) para transformar unas formas desdibujando su contenido. La nostalgia diluye la crítica en el sentimiento y una memoria banalizada, y el juicio moral o ético se hace inoportuno.

La imposibilidad de construir un futuro nos lleva a reconstruir el pasado. Esta incertidumbre es similar a la producida en los historicismos del XIX, conscientes de que cualquier tiempo pasado fue mejor.

Los símbolos políticos no nos hablan aquí realmente de política; sólo el resto de realidades de la cotidianeidad humana lo hacen. La exportación de un vehículo Lada o la construcción de un edificio de viviendas sí están determinados por razones políticas, pero ¿qué nos dice un icono? La simbología se rige sin embargo por criterios estéticos y funcionales, pudiendo hablar así de un formalismo político. La apariencia de partidos e ideologías nada nos dice de su contenido. Por eso se quieren utilizar estas formas para generar objetos bellos, que remiten a quien las conoce a realidades políticas, pero podrían pasar ante quien viniese de otro planeta como puro esteticismo. El símbolo se transforma así en signo, y requiere de un conocimiento de su lenguaje para ser interpretado.

Esta belleza formal lo es porque es hermética. No contiene mensajes políticos, y cuando lo hace, no son comprensibles. La comunicación desaparece, y nos encontramos frente a puras formas que, según parece, esconden algo. Pero no sabremos su significado, ya que en el momento en el que lo conociéramos se nos escaparía la posibilidad de interpretación y lo sublime de la experiencia estética. Por eso las obras que se presentan en esta exposición tienen esta apariencia hermética. Pero esto no significa que sean absurdas; en su interior son absolutamente lógicas y coherentes y conforman un mundo cerrado en sí mismo, donde entre sí se comprenden. Son como aquellos sordomudos que hablan entre ellos en su lenguaje, visual pero ininteligible para nosotros, y que denuncian, reclaman justicia, acusan… pero a nosotros, desde este lado del cristal, nos parece una absurda pantomima sin sentido.

La diversidad técnica de las obras pretende conformar una suerte de obra de arte total, como, según Boris Groys, entendía Stalin su proyecto de Estado. Un Gesamtkunstwerk que abarca desde la performance a la instalación, pasando por el dibujo y el vídeo. Un conjunto de obras que apuntan a un mismo lugar: la belleza formal de la iconografía socialista.