norbert elías. winston parva

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    * Estoy muy agradecido con Cas Wouters y Bram van Stolk. Ellos meirnpulsaron a redactar este ensayo, y en la discusi6n de problemas de latraduccion al holandes me ayudaron a mejorar el texto.** Tomado de N. Elias, "Introduction: A Theoretical Essay onEstablished and Outsider Relations", en: N. Elias y John L. Scotson, TheEstablished and the Outsiders. A Sociological Enquiry into CommunityProblems.a' edicion, London-Thousand Oaks-New Delhi, Sage Publications,1994, pags. XV-III.Traduccion castellana de Vera Weiler, Profesora de la UniversidadNacional de Colombia.Elias escribio el ensayo cuya traducci6n aquf seofrece en ingles y 1 0 firm6enmarzo de 1976 enAmsterdam. La enumeraci6n de apartes faltaen eloriginal,para la presente traducci6n se sigue la edici6n alemana (Suhrkamp 1993).N.d.T.

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    ILa comunidad suburbana estudiada en el presente libro se

    caracteriza por una aguda division entre dos grupos de residen-tes: uno se e sta bl ec io a llf hace bastante tiernpo, mientras el otroes de conforrnacion mas reciente y sus miembros eran tratadospor el grupo ya establecido como marginados. Estos tropezabancontra las filas cerradas de aquellos y, por 1 0 cormin, eran estig-matizados como personas de valor humano inferior. Eran pen-sados como carentes de la virtud humana superior, es decir, delcarisma distintivo de grupo, que el grupo dominante se atribufaa si mismo.De esta manera se encontraba en la pequefia comunidad de

    Winston Parva un tema humano universal en miniatura. Se pue-de observar siempre de nuevo que los miembros de grupos queson mas poderosos que otros grupos interdependientes, creen desf mismos que son humanamente mejores que otros. El sentidoliteral de la expresion "aristocracia" puede servir de ejemplo.Fue un nombre que una alta clase ateniense de guerreros escla-vistas aplico a aquel peculiar reparto del poder en Atenas y quea su propio grupo le permitio ocupar la posicion dominante. Elsentido literal de la expresion, sin embargo, se referfa al "domi-nio de los mejores", Hasta el presente el terrnino "noble" con-

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    serva el significado doble como expresion que designa un altorango social, a la vez que una postura human a altamente vaIo-rada como cuando se habla de "un gesto noble"; "villano" esdcrivado de la misma manera de un termino que se refiere a ungrupo social de bajo rango y, en consecuencia, de bajo valor hu-mano, y conserva todavfa su significado en este ultimo sentido,es decir, como expresi6n que designa una persona de baja mo-ral. No serfa diffcil encontrar otros ejemplos.

    Lo que aqui se presenta es la autoimagen normal de gruposcuya cuota de poder es indudablemente superior a la de otrosgrupos interdependientes. Las correspondientes formacionessociales pueden variar mucho. Puede tratarse de cuadros socia-les como por ejemplo los senores feudales en relaci6n con lossiervos (villains en ingIes), "blancos" en relaci6n con "negros",no judfos en relacion con judfos, protestantes en relaci6n concatolicos y viceversa, hombres en relacion con mujeres (en elpasado), Estados nacionales grandes y poderosos en relaci6ncon otros pequefios y que tienen relativamente poco poder, 0,como en el caso de Winston Parva, un grupo obrero establecidohace tiempo en relaci6n con un nuevo asentamiento de obrerosen su vecindad. En todos esos casos el grupo mas poderoso seve a sf mismo como gente "mejor", como dotado de una especiede carisma de grupo, como poseedor de un valor que compar-ten todos sus miembros mientras otros carecen de el. Es mas, entodos esos casos la gente "superior" puede lograr que la gentemenos poderosa se sienta como si le faltasen valores, es decir,como si fuese humanamente inferior.ciC6mo ocurre esto? ciC6mo pueden los miembros de un

    grupo sostcner entre ellos la idea de que no s610 son simple men-te mas poderosos sino que SOll personas mejores que los miem-

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    bros de otro grupo? ~Que medios emplean para imponer lacreencia en su propia superioridad humana frente a los que os-tentan un poder inferior?

    IIEl estudio de Winston Parva se ocupa de algunos aspectos

    de estos problemas y cuestiones relacionadas. Estos son discuti-dos aqui con base en las relaciones entre dos grupos asentadosen dos barrios distintos de una misma comunidad inglesa. Encualquier conversaci6n con la gente de ese lugar se podia esta-blecer el hecho de que los residentes de una zona donde vivianlas "familiae viejas" se consideraban a sf misrnos, frente a quie-nes vivian en la zona vecina mas joven, "mejores", es decir,humanamente superiores. Con aquellos evitaban cualquier con-tacto social, aparte del que era inevitable por razones laborales,y los tildaban a todos indistintamente de burdos y poco educa-dos. En una palabra, elIos trataban a todos los nuevos como gen-te que no pertenecia a su grupo, es decir, como marginados. Losnuevos por su parte, al cabo de algrin tiempo parecfan aceptar,con una especie de desconcertada resignacion, su pertenencia aun grupo de menor valor y respetabilidad, 1 0 cual, en relacioncon su conducta real, se revelo como justificado apenas para unapequefia minoria. Asf, se encontr6 en esta pequefia comunidadalgo que parece ser una regularidad universal de toda figuraci6ndel tipo establecidos-marginados: el grupo establecido atrihufaa sus miembros caracterfsticas humanas superiores; exclufa a to-dos los miembros del otro grupo del trato social con su propiodrculo fuera del trabajo; el tabu sobre tales contactos era mante-nido vivo a traves de medios de control social como el chisme

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    que elogiaba a quienes observaban el tabu y la amenaza del chis-me injurioso contra ofens ores sospechosos.Quicn cstudia aspectos de figuraciones universales en el

    marco de una comunidad de pocos miles de habitantes tieneque con tar de entrada con algunas limitaciones obvias para suinvcstigacion. Pcro la limitacion tiene tarnbien ventajas. La utili-zacion dc una unidad social pequefia como foco de investiga-cion sobre problemas que se pueden encontrar en una granvariedad de unidades sociales mayores y mas diferenciadas, po-sibilita la expl- -racion de estos problemas con considerable de-talle, es den", tJ!110 bajo el microscopic. Se puede construir unmodelo explicativo a pequefia escala de la figuracion que se con-sidera universal; un modelo que puede ser probado, ampliado y,de ser necesario, revisado a traves de estudios sobre figuracio-nes relacionadas, a mayor escala. En este sentido, el modelo deuna figuracion de establecidos y marginados que resulta del es-tudio de una pequefia comunidad como Winston Parva puedeservir como una especie de "paradigma empfrico". Al aplicarlocomo un medidor a otras figuraciones mas complejas de estetipo, se pueden en tender mejor las caracterfsticas estructuralesque tienen en cormin y las razones por las cuales, bajo condicionesdiversas, elIas funcionan y se desarrollan de diferentes modos.Un visitante casual, al andar por las calles de amhas partes de

    Winston Parva, quizas se huhiera sorprendido al enterarse deque los hahitantes de una parte tenfan de sf mismos la idea deser decididamentc superiores a los de la otra. En cuanto a la cali-dad de las casas las diferencias entre las dos partes no eran tancvidentes. Aun cuando las cosas se ohservaban un poco mas decerca, en un inicio resulto sorprendente que los miemhros deuno de los grupos sintieran la necesidad y estuvieran en capaci-

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    dad de calificar a los del otro como inferiores, y que hasta ciertopunto lograran que estos se sintieran como si 1 0 fueran realm en-tc. Entre los residentes de ambas zonas no habia diferencias denacionalidad 0procedencia etnica, ni de "color" 0"raza". Tam-poco se distinguian en cuanto a sus ocupaciones, ingresos y ni-veles de educaci6n; en una palabra, su clase social era la misma.Ambas zonas eran de clase obrera. La unica diferencia entrecllas era la ya mencionada: un grupo se componia de residentesestablecidos a l l f hacia dos 0tres generaciones, y el otro era ungrupo de recien llegados.c:Que llev6 entonces a la gente que constituia el primero de

    cstos dos grupos a postularse a si misma como una clase de per-sonas superior y humanamente mejor? c:Que recursos de poderlos habilitaban para consolidar su superioridad y para crear lamala fama de gente de clase inferior a los del otro grupo? Figura-ciones de este tipo se suelen encontrar en el contexto de diferen-cias etnicas 0nacionales, 0en el de otras diferencias grupales yamencionadas. Y en estos casos a uno facilmente se le escapan al-gunos de sus rasgos centrales. Pero aqui en Winston Parva fuemovilizado todo el arsenal de arrogancia y desprecio grupal enlas relaciones entre dos grupos que se diferenciaban iinicamentepor el tiempo que llcvaban residiendo en dicho lugar. Aqui sepodia observar que la sola "antigtiedad" de una formaci6n, contodo 1 0 que esto encierra, es capaz de generar un grado de cohe-si6n grupal, identificaci6n colectiva y man comunidad de nor-mas, aptos para inducir en unas personas la gratificante euforialigada con la conciencia de pertenecer a un grupo superior y elconcomitante desprecio para otros grupos.Aqui se podian ver simultaneamente las limitaciones de cual-

    quier teoria que explique los diferencialcs de poder exclusiva-

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    mente en razon de la poses ion monopolica de objetos no hum a-nos como annas 0medics de produccion, y que desatiende losaspectos tiguracionales de dichos diferenciales, que se deben adilerencias en el grado de organizacion de los hombres implica-dos. Como poco a poco se iba reconociendo en Winston Parva,estas iiltimas -especialmente las diferencias en el grado de cohe-sion interna y de control com una 1- pueden resultar decisivaspara la superior cuota de poder de un grupo en relacion conotro; esto es algo que puede observarse efectivamente en mu-chos casos. En esta pequefia comunidad el poder superior delgrupo establecido era en gran parte de dicho tipo. Se basaba enel alto grado de cohesion entre familias que se conodan desdehada dos 0 tres generaciones. Los que migraron mas reciente-mente, en cambio, eran extrafios no solo para los que llevabanmas tiempo all! como residentes, sino tarnbien entre ellos mis-mos. Gracias a su mayor potencial de cohesion y la activaciondel mismo a traves del control social, los residentes mas anti-guos lograron reservar los cargos en las instituciones locales,como el consejo zonal, la iglesia 0el club, para gente de su pro-pia cuerda, excluyendo de ellos estrictamente a las personas dela otra seccion que, como grupo, caredan de cohesion interna.Asf',la exclusion y la estigmatizacion de los marginados resulta-ron ser armas poderosas que eran empleadas por los estableci-dos para conservar su identidad, para reafirmar su superioridad,para mantener a los otros firmemente en su sitio.

    Aqui se podia ver una version particularmente pura de unaraiz de los diferenciales de poder entre grupos interrelaciona-dos, que facilmente escapa a la mirada del observador, aunqueen muchos otros contextos sociales tambien desempefia un pa-pel, encubierta por otros rasgos distintivos de los grupos impli-

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    cados, como el color 0la clase social. Al observar mas detenida-mente se puede descubrir con frecuencia que tambien en esosotros casos, como en Winston Parva, un grupo presenta un gra-do mas alto de cohesion que el otro, y este diferencial de integra-cion contribuye sustancialmente al excedente de poder delprimero; su mayor cohesion capacita a tal grupo a reservar dife-rentes posiciones sociales con un alto potencial de poder parasus propios miembros, y esto por su parte refuerza su cohesiony la posibilidad de excluir de ellas a los miembros de otros gru-pos. Exactamente esto es 1 0 central al hablar de una figuracionde establecidos y marginados.

    IIINo hay duda de que las respectivas fuentes de poder, sobrelas cuales descansan la superioridad social y los sentimientos desuperioridad humana del grupo establecido en relaci6n con ungrupo marginado, pueden variar ampliamente; pero esto noafecta el hecho de que figuraciones de establecidos y margina-dos como tales presenten en contextos diversos caracterfsticas yregularidades comunes. En el pequefio escenario de WinstonParva fue posible descubrirlas. Una vez encontradas, en otroscontextos sociales adquirieron un perfil mas claro. Por estecamino se volvio evidente que el concepto de relaciones estable-cidos-marginados llena un vacfo en nuestro instrumentario con-ceptual que nos prevenfa de percibir y explicar tanto la unidadestructural como las variaciones de este tipo de relaciones.Un ejemplo de tales regularidades estructurales de las rela-

    ciones entre establecidos y margin ados puede ayudar allector adescubrir otros casos. De acuerdo con 1 0 que indica el estudio

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    de Winston Parva, grupos de establecidos tienden a atribuirle algrupo marginado correspondiente en su conjunto las "malas"caractcrfsticas de la "peor" de sus partes, es decir, las de su mi-norfa anomica. La autoimagen del grupo establecido, en cam-bio, tiende a modelarse mas bien con base en su seccioncjemplar, en la mas "nomica" 0norrnativa, es decir, se rige por laminoria de sus "mejores" miembros. Esta dis t orsion del tipot J a r s p r o toto en direccion inversa permite al grupo establecidopresentar sus apreciaciones axiornaticas como justificadas antesf misrno y ante los dernas; siempre hay pruebas a la mana queevidencian que el grupo de uno es "bueno" y el otro, "malo".Las condiciones bajo las cuales un grupo puede denigrar de

    otro -es decir, la sociodinamica de la estigmatizacion- en estecontexto ameritan alguna atencion. En Winston Parva uno setopaba con el problema al conversar con gente de la parte masvieja. Todos coincidfan en que la gente "de alla", de la partenueva, era de cIase mas baja. En el microcosmos de WinstonParva donde se presentan dos grupos homogeneos en terminosde nacionalidad y clase social se podia observar muy bien comofunciona la estigmatizacion de un grupo por otro, fenomeno queafecta a multiples grupos en todo el mundo. Lo que se vela clara-mente era que la cap acid ad de un grupo de colocarle a otro larnarca de inferioridad humana y de lograr que este no se 1 0 pu~diera arran car, era funcion de una figuracion especffica que con-forman los dos grupos conjuntamente. En otras palabras, parasu estudio se requiere un enfoque figuracional. En la actualidadel problema de la estigmatizacion social tiende a discutirse comosi fuera simplemente asunto de unas personas que muestran unaenorme aversion contra otras consideradas individualmente.Una manera mlly cormin de conceptualizar tales observaciones

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    es la de clasificarlas como prejuicios. Pero por esta via se percibecomo sucesos individuales 10 que solo percibido al mismo tiem-po como suceso grupal resulta comprensible. En el presente confrecuencia no se distingue entre estigmatizacion grupal y prejui-cio individual, ni se establecen las relaciones mutuas entre am-bos. En Winston Parva, como en general, los miembros de ungrupo no denigraban de los de otro en razon de sus cualidadesindividuales, sino porque se trataba de miembros de otro grupoque como tal consideraban diferente e inferior al suyo propio.No se puede hallar la clave para el problema que corminmentese discute bajo el titulo de "prejuicio social" si se la busca exclu-sivamente en la estructura de la personalidad de unos indivi-duos. Se la puede encontrar solamente teniendo en cuenta lafiguracion conformada por los dos (0 mas) grupos implicados,es decir, conociendo el caracter de su interdependencia.La pieza central de esta figuracion es una balanza de poder

    desigual, con las tensiones que le son inherentes. Ella es tambienla condicion definitiva de la estigmatizacion de un grupo margi-nal por parte de otro establecido. Un grupo puede estigmatizar aotro efectivamente solo mientras este bien establecido en posi-ciones de poder de las cuales el grupo estigmatizado se encuen-tra excluido. Mientras perdure esta condicion, el estigma de ladesgracia colectiva impuesto a los marginados puede persistir.El desprecio absoluto y la estigmatizacion unilateral de unosmarginados que carecen de toda posibilidad de defenderse sonindicios de una balanza de poder extremadamente desigual.Ejemplos de tales caracterfsticas se encuentran en las relacionesentre las castas superiores y los "intocables" en la India, y en lasrelaciones entre los americanos blancos y los esclavos africanoso sus descendientes, en America. El estigma de un "valor huma-

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    no inferior" es un anna que grupos superiores emplean contraotros grupos cn una lucha de poder, como medio de conserva-cion de su superioridad social. En tal situacion cl estigma lanza-do por cl grupo mas poderoso sobre otro de poder inferior,normalmente entra a formar parte de la autoimagen de este ulti-mo, y por esa via 1 0 sucle debilitar y desarmar aiin mas. En con-sccuencia, el poder de estigmatizar a otros disminuye, 0nclusocambia de direccion, cuando un grupo pierde la capacidad deconservar su monopolio sobre los principales recursos de poderdisponibles en una sociedad, asi como la de excluir a otros gru-pos interdependientes -los marginados de antes- de la partici-pacion de estos recursos. En la medida en que disminuyen lasdisparidades de poder 0, dicho en otras palabras, cuando cl des-nivel en la balanza de poder se reduce, los grupos anteriormentemarginados, por su parte, tienden a la retaliacion. Entonces re-curren a la contra-estigmatizacion, como 1 0 hacen los negros enAmerica y los pueblos que estuvieron bajo la dominacion euro-pea en Africa 0os obreros industriales -una clase sometida encl pasado- en la misma Europa.Quizas estas observaciones sirvan para seiialar brevemente

    por que cl tipo de estigmatizacion -0i se quiere, de "prejuicio"entre grupos- que se pudo observar a pequeiia escala en Wins-ton Parva, demanda un estudio amplio de las relaciones entrelos grupos principales alii existentes, relaciones que a uno de losdos Ie proporcionaron e 1 poder de condenar al otro al ostracis-mo. En un primer paso habfa que lograr, por decirlo brevemen-te, un cierto distanciamiento en relacion con ambos grupos. Elproblema por explorar no consistia en cua] de las partes tenia larazon y cual estaba equivocada; el problema era mas bien quecaracteristicas estructurales de la comunidad que se estaba de-

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    sarrollando en Winston Parva ataban reciprocamente a los dosgrupos de un modo tal que los miembros de uno de ellos sesintieran impulsados y que tuviesen los suficientes recursos depoder para tratar a los del otro colectivamente con mucho des-precio, es decir, como gente mas burda y de menor valor huma-no, en cornparacion con ellos mismos.

    IVEn Winston Parva este problema se planteaba con particular

    nitidez porque las explicaciones a las cuales solemos recurrirpara los diferenciales de poder aquf no funcionaban. Los dosgrupos, como ya se ha dicho, no se diferenciaban en cuanto a suclase social, nacionalidad, procedencia etnica 0acial, adscrip-cion religiosa 0nivel de educacion. La diferencia principal entrelos dos grupos era precisamente esta: que uno era un grupo deantiguos residentes establecidos en la vecindad hacfa dos 0 tresgeneraciones, mientras el otro era de recien llegados. En term i-nos sociologicos esto equivalia a una marcada diferencia de losrespectivos grupos con respecto a su cohesion interna: uno eraestrechamente integrado, el otro no 1 0 era. Los diferenciales decohesion e integracion como un aspecto de los diferenciales depoder probablemente no hayan encontrado todavfa la atencionque merecen. En Winston Parva su importancia como raiz dedesigualdades de poder se revelaba claramente. Y tan prontoesto sucedfa alli, facilmente venian a la mente otros casos de di-ferenciales de cohesion como rafz de diferenciales de poder,EI funcionamiento de esa relacion en Winston Parva resulto

    bastante evidente. EI grupo de las "viejas familias", cuyos miem-bros se conocian hacia mas de una generacion, habfa generado

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    en su interior un modo de vida y un canon de normas comunes.Ohscrvahan determinados estandares y esto los llenaba de orgu-1 1 0 . Por 1 0 tanto expcrimentaron la migracion de los nuevos a suvecinciacl como una amenaza contra su modo de vida habitual, apesar de que los migrantes eran de su misma nacionalidad. Parac l grupo principal de la parte antigua de Winston Parva la ideade su propio estatus social y de su pertenencia estaba estrecha-mente ligada con su vida comunitaria y con su tradicion. Conmiras a preservar 1 0 que para elIos representaba un valor eleva-do, cerraron filas contra los migrantes, y asflograron proteger suidentidad de grupo y asegurar su superioridad. Esta es una si-tuacion conocida. Se revela claramente como se complementanel valor humano superior -es decir, el carisma de grupo- atribui-do por los establecidos a ellos mismos, y las caracterfsticas "ma-las" -la deshonra grupal- que los establecidos atribuyen a losmarginados. Dado que los recien llegados eran extrafios -nosolo para los establecidos sino tambien unos para otros dentrodel mismo grupo de los nuevos- carecian de cohesion. No esta-han en condiciones de ofrecer resistencia cerrando filas por suparte.La complementariedad del carisma de grupo (propio) y la

    deshonra de (otro) grupo forma parte de los aspectos mas irn-portantes de las relaciones entre estahlecidos y marginados deltipo encontrado en nuestro caso. Vale la pena detenerse sobreeste punto ya que este proporciona una clave para explicar lasbarreras emocionales que en dicho tipo de figuraciones se gene-ran entre los establecidos contra todo trato mas familiar con losmarginados. Sin duda, tales harreras son una razon muy fuerte,tal vez la mas fuerte entre todas, de la frecuentemente extremarigidez en las posturas de los establecidos frente a los margina-

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    dos, de la tabuizacion duradera y a veces prolongada a 1 0 largode generaciones, de todo trato social mas estrecho, aun cuandosu superioridad social, es decir, su excedente de poder, se vayamermando. En nuestro propio tiempo se pueden observar nu-merosos ejemplos de tal rigidez emocional. Asf, puede que la le-gislacion estatal en la India anule la situacion de parias de losintocables de antafio, pero todavfa no desaparece por ello el re-chazo que sienten los miembros de las castas superiores contrael contacto con aquellos; ante todo no sucede en las regionesagrarias del inmenso pafs. En los Estados Unidos, mediante le-gislacion federal y de los Estados miembros, se ha superadocad a vez mas la discriminacionjurfdica a la cual antafio estuvie-ron expuestos los grupos de esclavos, es decir, se ha instauradosu igualdad institucional con los grupos otrora dominantescomo conciudadanos de una nacion, Pero el "prejuicio social",es decir, la barrera emocional basada -ante todo entre los des-cendientes de los esclavistas- en el sentimiento de la propia vir-tud superior, del carisma de grupo por un lado y por el otroentre los descendientes de los esclavos que poseen sentimientosde un valor humano inferior, del estigma que sufre el grupo, novan a la par con la legislacion. Por esto la ola de contra-estig-matizacion cobra notable fuerza en una lucha por la balanza depoder con diferenciales de poder lentamente decrecientes.

    Para entender mejor los mecanismos de la estigmatizacion,es preciso aclarar que papel desempefia la imagen que tiene unapersona del rango de su propio grupo en relacion con otros y,por esta via, la que tiene de su propio rango como miembro desu grupo. Como ya se ha dicho, grupos con un poder superiorse atribuyen un carisma de grupo distintivo, a sf mismos comocolectivos, y a sus miembros como familias e individuos. Todos

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    los que "forman parte" participan de el, Esto tiene su precio. Laparticipacion de la superioridad y del extraordinario carisma degrupo cs, en cierto modo, el premio por la sumision a los nor-mas especfficas del grupo. Cada miembro tiene que pagar por elsometiendo su conducta a deterrninadas pautas de control afec-tivo. El orgullo de encarnar en la propia persona el carisma degrupo y la satisfaccion de pertenecer y representar a un grupopoderoso y a una forrnacion, de acuerdo con la ecuacion emo-cional personal, extremadamente valiosa y humanamente su-perior, estan funcionalmente atados a la disposicion de susmiembros para someterse a las obligaciones que se imponen porla pertenencia a este grupo. Al igual que en otros casos, la logicade las emociones es imponente: poder superior es equiparadocon merito humano y merito humano con la gracia especial de lanaturaleza 0de unos dioses. La gratificacion que se percibeparticipando del carisma de grupo es una retribucion por elsacrificio personal que significa la sumision a las normas gru-pales.

    Por supuesto que las cosas luego se presentan como si losmiembros de grupos marginados sencillamente no pudierancumplir con estas normas y restricciones. Esta es la imagen pre-dominante que se hacen los establecidos de tales grupos. EnWinston Parva los marginados son percibidos, al igual que encualquier otra parte, como anomicos tanto colectiva como in-dividualmente. Por eso, el contacto estrecho con ellos suscitasensaciones desagradahles. Pone en peligro la defensa elevadadentro del grupo establecido contra infracciones de normas ytabues comunes, de cuya observaci6n depende la posicion decada micmbro entre sus compafieros de grupo~ al igual que su

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    autoestima, orgullo e identidad como miembro del grupo supe-rior. La exclusividad de los establecidos tiene ciertamente lafuncion de preservar la superioridad de poder del grupo. Almismo tiempo, sin embargo, el rechazo de todo contacto socialalgo familiar con miembros del grupo marginal presenta todaslas caracteristicas emocionales que en otro contexto suelen de-nominarse "miedo ala contaminacion", Dado que los margina-dos son vistos como anomicos, para un miembro de un grupoestablecido el contacto estrecho con elIos encierra el pe1igro dela "infeccion anomica": el0lla pueden resultar sospechosos deinfringir aquellas norm as simplemente por tener alguna relacioncon miembros del grupo marginado. En consecuencia, uninsider que tiene trato con unos margin ados corre el peligro deperder estatus en su propio grupo establecido. 1 0ella puedenperder el respeto de los demas rniembros, podrian despertar lasospecha de que ya no participan mas del valor humano supe-rior que se atribuye su grupo.

    vLos conceptos efectivamente empleados por los grupos

    marginados como medios de estigmatizacion pueden variar deacuerdo con las caracteristicas sociales y las tradiciones de losgrupos implicados. En muchos casos ellos carecen casi porcomp1eto de sentido fuera del contexto especffico en que estanutilizados y, no obstante, pueden herir profundamente a losmarginados, porque el grupo establecido suele hallar un aliadoen una voz interior de quienes ocupan rangos socialmente infe-riores, Frecuentemente en los mismos nombres de los grupos en

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    situacion de marginalidad suenan, incluso para los ofdos de suspropios micmbros, tonos que insimian inferioridad y desprecio.Por clIo la estigmatizaci6n puede ejercer un efecto paralizantesohre los grupos menos poderosos. A pesar de que la conserva-cion del poder de la estigmatizacion requiere tambien otros re-cursos de poder, la estigmatizacion por sf sola ya representa unanna nada despreciable en las tensiones y conflictos de las ba-lanzas de poder. Temporalmente puede deb iii tar a grupos conuna cuota de poder inferior de tal manera que les resta capa-cidad de defensa y de movilizar los medios de poder que bienpodrfan estar a su alcance. La estigrnatizacion puede ayudar in-cluso a perpetuar por un tiempo la superioridad de estatus deun grupo cuya superioridad de poder ha disminuido 0 inclusodesaparecido.La mayo ria de los hombres de todas las sociedades tiene a sudisposicion toda una gama de expresiones para estigmatizar aotros grupos, que adquieren su sentido como tales solamente enel contexto de relaciones especfficas de establecidos y margi-nados. N gg er~y id , wo p , d ik e, p a pis t son ejemplos del ambitoangloparlante. Su poder de herir depende de la conciencia quetenga tanto quien los emplea como a quien se refiere, de que lahumillacion del ultimo intencionada por qui en los emplea,cuenta con el respaldo de un grupo claramente mas poderosocon respecto al del receptor, que es un grupo marginal con re-cursos inferiores de poder. Todos esos terminos simbolizan elhecho de que los miembros de un grupo marginal pueden seravergonzados por no corresponder a las normas del grupo supe-rior, porque, de acuerdo con estas normas, resultan anomicos.En casos como esos no hay nada mas caracterfstico de una ba-

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    97Ensayo t ed r ic o s ob r e la s re laciones e ntr e e sl ab le cid o s y marginados

    lanza de poder muy desigual que la incapacidad de los gruposmarginados de desquitarse del grupo establecido con un terrni-no estigmatizador equivalente. Aun en el caso de que disponganpara la comunicacion entre ellos de una expresion tal-la palabrajudfa go y por ejemplo- esta es imitil como arma en un duelo depalabras, porque los miembros de un grupo marginado no pue-den avergonzar a los de un grupo establecido: mientras la balan-za de poder entre ellos sigue siendo muy desigual, su expresionestigmatizadora para los otros no significa nada, no tiene espina.Cuando comienza a sentirse el mordisco, esto es un signa ine-qufvoco de que la balanza de poder esta cambiando.Ya se ha sefialado que la estigmatizacion de los marginados

    presenta ciertos rasgos comunes entre las mas diversas figura-ciones de establecidos y marginados. La anomia es tal vez el re-proche mas frecuentemente lanzado contra elIos; sc encuentrasiempre de nuevo que los grupos establecidos los considerancomo inseguros, indisciplinados y anarquicos, Un miembro delestablishment aristocratico de Atenas -la lIamada oligarquia vie-ja- se referia al demos, es decir al ascendiente ciudadano atenien-se, a los artesanos libres, mcrcaderes y campesinos que segrinparece habian mandado a su grupo al exilio estableciendo el"gobierno del demos", la democracia, en los siguientes term i-nos:

    En todo el mundo la aristocracia es el mejor elementocontra el gobierno del pueblo. Pues la disciplina, la obedienciaa las leyes y el mas estricto respeto por todo 10 que es bueno esel rasgo natural de aristocracia; las caracteristicas naturales dela gente cormin en cambio son la extrema ignorancia, la [alta de

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    diseiplina y la inmoralidad ... Lo que tu eonsideras anarquicoes preeisamente la base sobre la eua! deseansa la fuerza de lagcnte cormin.'

    La similitud de las pautas con que grupos imponentementepoderosos estigmatizan a los respectivos grupos marginados entodo el mundo -una similitud por encima de todas las diferen-cias culturales- puede, a primera vista, resultar un tanto sor-prendente. Pero los sfntornas de inferioridad humana, que ungrupo poderoso de establecidos percibe mas directamente enlos miembros de un grupo marginado menos poderoso y que asus miembros les sirven de justificacion de su propia elevadaposicion y de demostracion de su propio valor superior, por 1 0comiin se generan en los rniembros del grupo inferior -inferioren cuanto a su potencial de poder- por la sola condicion de suposicion marginal y debido a la denigracion y opresion conco-mitantes. Esas condiciones son, en cierta rnedida, las mismas entodo el rnundo. La pobreza, es decir, un bajo nivel de vida, formaparte de ella TO tam bien hay otras que en terminos humanosno son menos importantes como por ejemplo estar expuestoperrnanentemente a las arbitrariedades de decisiones y ordenesde los superiores, la hum ilIacion y exclusion de los "buenoscirculos" y las actitudes de deferencia inculcadas al grupo "infe-rior". Donde el diferencial de poder es muy grande, los gruposen posiciones marginadas por 1 0 dernas se suelen medir con la

    1. The Old Oligarch: Pseudo-Xenophon's "Constitution of Athens",London, London Association of Classical Teachers, 1969; y enJ.M. Moore,Aristotle and Xenoplum on Democracy and Oligarchy, London, Chatto &.Windus, 197.5.EI texto griego se encuentra en Xamophont i s Opera, ed. E.C.Marchant, vol..5, Oxford Classical Texts, Oxford, Clarendon Press, 1900-20.

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    99E ns ay o te d ric o s ob r e l as r el ac io ne s e ntr e e sta bl ec id o s y m a rg in a do s

    medida de sus opresores. Constatan que no cumplen las normasde aquellos y se sienten ellos mismos inferiores. De la mismamanera en que los estahlecidos interpretan su mayor podercomo signo de su valor humano superior, los margin ados tam-bien experimentan su limitado pode r emocionalmente como sig-no de su escaso valor, ante todo cuando las diferencias de poderson muy grandes y la suhordinaci6n resulta ineludible. As}, unamirada sohre los casos mas extremos de desigualdad de poderen figuraciones de establecidos y marginados, donde el impactosobre la estructura de la personalidad de los margin ados se reve-la con toda claridad, puede afinar la perceptibilidad para expe-riencias y caracterfsticas de personalidad analogas tamhien encasos en que la desigualdad de poder es menos grande y la po-breza, la deferencia y el sentido de inferioridad estan mas ate-nuados. La exploracion de diversos aspectos de las experienciasligadas a las figuraciones de establecidos y margin ados permiteel acceso a unos pianos de la experiencia humana en los que lasdiferencias entre las tradiciones culturales pierden importancia.

    Grupos estahlecidos que disponen de un gran margen depoder tienden a sentir a sus respectivos grupos marginados nosolamente como infractores indomitos de las leyes y norm as (delos estahlecidos) sino tambien como no muy limpios. En Wins-ton Parva el oprobio de la suciedad relacionado con los margi-nados era relativamente moderado (y justificado si acaso conrespecto ala "minorfa de los peores"). No obstante, los miem-bros de las "familias viejas" ahrigaban la sospecha de que en lascasas "de por alla", especialmente en las cocinas, no rein aha ladebida pulcritud. Casi siempre los miembros de grupos estable-cidos -y aun mas en el caso de los de grupos en ascenso que as-piran a convertirse en establecidos- son orguHosos de ser mas

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    limpios que los rnarginados, tanto en sentido literal como enscntido figurativo; y cn vista de las condiciones mas pobres demuchos grupos marginados, es probable que tengan raz6n fre-cuentemente. La sensaci6n bastante generalizada entre gruposestablecidos en el sentido de que el contacto con miembros deun grupo marginal contamina, se refiere simultaneamente a lainfecci6n con la anomia y con la suciedad. Shakespeare hab16 deun "leane unwash'd artificer" (un "demacrado artesano sin ba-fiarse"}. Desde cerca de 1830 el termino The Great Unwashed (lamasa de los no-bafiados) se volvi6 una denominaci6n corrientepara referirse a las clases bajas de la Inglaterra en proceso de in-dustrializaci6n, y el Oxford English Dictionary' ofrece en 1868una ilustraci6n donde alguien dice: "Donde quiera que merefiero a... la clase trabajadora, 1 0 hago en el sentido de 'masa no-bafiada',"En el caso de diferenciales de poder muy grandes y de la

    correspondientemente fuerte opresion, grupos margin ales sonvistos con frecuencia como sucios y apenas humanos. He aqufun ejemplo, la descripci6n de los Burakumin (su viejo nombre-estigma "Eta" que significa literalmente "lleno de mugre" ya nose usa sino en secreto), un viejo grupo marginal delJap6n:

    Esta gente vive en peores viviendas, tiene un nivel deeducaci6n inferior, se ocupa en empleos mas asp eros y peorremunerados y se vuelven criminales mas facilrnente que losjaponeses comunes. Pocos japoneses comunes cultivaran asabiendas el trato social con ellos. Arin menos permitiran quesu hijo0hija se case con una familia proscrita.

    2. Alii tambien la referencia de Shakespeare.

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    '101'E ns ay o te or ic o s ob re las relaciones entre establecidos _ 'Y marginados

    Y 10 extrafio en todo eso es que no hay ninguna diferen-cia fisica evidente entre los descendientes de los proscritos ylos demas japoneses ...

    Siglos de discriminacion, de trato como "subhuman os"y de una indoctrinaci6n que les ha hecho creer que no son 10suficiente como para participar de la vidajaponesa normal, hanmarcado el pensamiento y los sentimientos de los Buraku-min ... Lo que sigue es un apart ado de una entrevista con unBurakumin realizada hace unos afios: El hombre fue interro-gado sobre si se sentfa igual a los japoneses corrientes. "No"respondi6, "nosotros matamos animales. Nosotros somos su-cios y hay gente que cree que no S0l110S humanos," Pregunta:,\\Cree que ustedes son hombres?" Respuesta (despues de lar-ga pausa): "No se ... somos malos, y somos sucios,"?

    Dale a un grupo un nombre malo, y vivira segun el. EnWinston Parva aun la seccion mas despreciada del grupo margi-nal estaba en condiciones de devolver unos golpes, aunque fue-ra por detras, De la situacion global depende hasta que punto lavergiienza de unos marginados, nacida de la ineludible estigma-tizacion por parte de un grupo establecido, se convierte en apa-tia paralizante y en que medida se traduce en normas agresivas yen anarquia. Aqui esta 1 0 que se encontraba en Winston Parvar'

    Los nifios y adolescentes de la despreciada rninorfa delasentamiento eran evadidos, rechazados y excluidos por sus

    3. Mark Frankland, "Japan's Angry Untouchables", ObserverMagazine,2 November 1975, pags. 40 ss.4. Norbert Elias y John Scotson, The Established and the Outsiders,London, Sage Publications, 1994, pag. 129.

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    rNORBERT ELIAS

    respetables conternporaneos d~l "pueblo" aun con mayor de-cision y brutalidad que sus padres, pues su "mal" ejemploamenazaba las defensas de los jovenes vecinos para manifestarsus propios instintos; y en raz6n del rechazo que sentfan losmas impulsivos j6venes de laminoria, estos trataban de desqui-tarse comportandose mal a proposito. La conciencia de quepodfan moles tar a las personas, cuyo rechazo y desprecio sen-tian, con un comportamiento bullicioso, destructor y ofensivo,actuo como un incentivo adicional, tal vez como elmas impor-tante, para "comportarse mal". Con gusto hacfan justamenteaquellas cosas que se les imputaba, para desquitarse de quie-nes se las imputaban.

    Yaqui el result ado de un estudio sobre los Burakumin:Tales autoimagenes de minorfas pueden conducir a la

    retraccion en enclaves de tipo ghetto 0, en caso de que unoscontactos con la mayoria sean necesarios 0utiles, a que se asu-man roles sociales desviados frente al grupo mayoritario. Losroles desviados frecuentemente contienen un alto grado deenemistad encubierta contra toda forma de autoridad ejercidapor los miembros de la mayorfa. Sentimientos de ese tipo sonuna consecuencia de la explotacion experimentada generaci6npor generaci6n ... Se puede ver que los nifios de los proscritosson mas propensos a la agresividad y en cierta medida acnian,si se quiere, realmente de acuerdo con el estereotipo que se lesatribuye.>

    5. Ben Whitaker, '~Japan's Outcasts: The Problem of the Burakumin",en Ben Whitaker (ed.), The Fourth World: Victims of Group Oppression,London, Sidgewick &Jackson, 1972, pag. 316.Otro paralelo con la situaci6n

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    '103'E ns ay o te dr ic o s ob re la s r ela cio ne s e ntr e e sta ble cid o s y m a rg in ad o s

    V ISe ha vuelto corriente explicar relaciones grupales como las

    que se acaban de describir como resultado de diferencias racia-lcs, etnicas 0a veces religiosas. Ninguna de esas explicacionescncaja aqui, Desde el punto de vista etnico, la minorfa de losBurakumin tiene la misma procedencia que la mayoria de loaja-poneses. Segiin parece, son descendientes de grupos profesio-nales de poco prestigio social como los relacionados con lamuerte, el nacimiento, con el sacrificio de animales y con losproductos derivados (curtir pieles por ejemplo) de estes, Con lacrcciente sensibilidad de los establishments dominantes de gue-rrcros y sacerdotes que se dio en el japon al igual que en otrasIiartes como un aspecto del proceso civilizatorio y que alla semanifesto en el desarrollo de la doctrina shintoista y budista, es-tos grupos bajos resultaron proscritos; probablemente se vieronsometidos a una especie de segregacion hereditaria que fue apli-cacla rigurosamente desde inicios del siglo XVII." EI contacto concllos era sentido como algo que ensucia. Algunos de elIos tenfanque portar un pedazo de cuero sobre la manga de su kimono.l.os matrimonios con la mayorfa japonesa eran estrictamenteIirohibidos.A pesar de que las diferencias entre los proscritos y el resto

    (Ie los japoneses es el resultado de una progresiva relacion decstablecidos y marginados con orfgenes puramente sociales, de.icnerdo con estudios recientes los marginados presentan nume-

    CII Winston Parva ibid. pag. 317: "Hay que subrayar que cornportarnientos.Icsviados se presentan s610 entre una minoria de los proscritos, aunque seIrate de una porci6n significativamente alta en comparaci6n con la mayor partedc la poblacion,"

    (j. Ibid., pag. 310.

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    104.NORBERT ELIAS

    rosas caracteristicas que en la actualidad suelen relacionarse condilcrcncias raciales 0etnicas. Mencionemos uno de ellos: "In-filflllCS recientes de psicologosjaponeses demuestran que, a pe-sar de que provienen de las mismas escuelas, hay una diferenciasistematica entre los puntajes alcanzados en las pruebas de in-tcligcncia y rendimiento por los nifios de la mayorfa y de laproscrita minorfa,"? Esto es parte de la creciente cantidad deevidencias que demuestran que crecer en un grupo de margina-dos estigmatizados puede conllevar determinadas deficienciasintelectuales y ernocionales." No es de ninguna manera casualque en relaciones entre establecidos y marginados que no tienenque ver con diferencias raciales y etnicas se encuentren rasgossimilares a casos que sf presentan una relacion con estas diferen-cias. El material disponible sugiere que las diferencias indivi-duales en el desarrollo no se deben ni siquiera en este ultimocasu a facto res raciales 0etnicos, sino a la circunstancia de que,por un lado, se trata de un grupo establecido mas poderoso y,por el otro, de un grupo de marginados con una cuota de poderconsiderablemente inferior, que puede ser denigrado y excluidopor el primero. Las que suelen denominarse "relaciones racia-

    7. Ibid.,pags.314-1 5 .8. La posesion de una tradicion cultural propia del grupo es uno de los

    factores que pueden mitigar los efectos negativos de la situacion de gruposmarginados sobre sus miembros. Una tradicion tal, ante todo si incluye -cornoen el caso de los judfos- un alto aprecio de la erudicion y del rendimientointelectual, tal vez pueda proteger en cierta medida a los nifios de tales gruposante las consecuencias traumaticas que normalmente derivan de la experienciapermanente de la estigmatizacion para su desarrollo. Los nifios en esos casosno solo experimentan la humillacion de ellos mismos sino tambien la de suspadres y de todo el grupo cuya imagen y valor representa una parte vital de suautoimagen, de S1l identidad individual y de su autoaprecio.

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    I 105.E ns ay o t ed r ic o s o br e l as r e la ci on es e n tr e e s ta b le ci do s y marginadosles" son en el fondo relaciones de establecidos y marginados deun determinado tipo. El hecho de que los miembros de ambosgrupos se distingan en cuanto a su apariencia flsica 0de que losmiembros de un grupo hablen el idiom a en que se comunicancon un acento y una fluidez diferentes sirve meramente de con-trasefia explfcita que permite identificar mas facilmente a losmiembros del grupo marginado como tales. La designacion de"prejuicios raciales" tampoco es particularmente adecuada. Lossentimientos de aversion, desprecio u odio que profesan losmiembros de un grupo establecido contra los de uno de margi-nados, y su temor a ser ensuciados por contactos mas estrechoscon ellos, son los mismos, no importa si se distinguen en su apa-riencia fisica0no, de modo que los marginados tienen que exhi-bir alguna marca que los identifique.Segun parece, terminos como "racial" 0 "etnico" que sesuelen ernplear tanto en la sociologfa como en la sociedad masarnplia, son sintomas de una defensa ideologica, Apartan laatencion del aspecto central de estas relaciones (las diferenciasde poder y la exclusion del grupo menos poderoso de posi-ciones relacionadas con un potencial de poder mas alto) y se ladirige hacia sus aspectos perifericos (el color de la piel por ejem-plo). Independientemente de si los grupos, con respecto a losque se habla de "relaciones raciales" y de "prejuicios raciales",se distingan 0 no por su procedencia y apariencia "racial", 10decisivo para su relacion es que estan atados el uno al otro de unmodo tal que le asigna a uno de ellos medios de poder muchomayores y 10 pone en condicion de excluir a los miembros delotro grupo y de negarles el trato familiar con sus propios miem-bros, y asf los otros se ven condenados a la posicion de margi-nados. De esta manera tambien en casos en los que existen

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    '106NORBERT ELIAS

    difcrcncias CIl la apariencia ffsica y otros aspectos biol6gicos,quc sc ticn. "mente cuando se usa el vocablo "racial", lasociodinamica de la relaci6n entre grupos entrelazados unosCOil otros en calidad de establecidos y marginados, se determinapor cI tipo de su entrelazamiento y no por unas caracteristicasque presentan sus miembros de modo totalmente independien-te de este,

    VIIPuede que las tensiones y los conflictos grupales inherentes a

    este tipo de atadura sean mud as (esto es la regia cuando las cuo-tas de poder son muy desiguales); ellos pueden tamhien salir a lasuperficie en forma de conflictos permanentes ( 1 0 cual es cormincuando la balanza de poder cambia a favor de los marginados).Cualquiera que sea el caso, no se puede entender la fuerza impe-riosa de este tipo de atadura ni la impotencia peculiar de gruposde hombres ligados de esta manera unos a otros, mientras no sereconoce que se encuentran atrapados en un mecanismo de do-ble enlace. Este puede permanecer inactivo cuando la depen-dencia es enteramente unilateral y el diferencial de poder entreestablecidos y marginados por tanto resulta muy grande -comoes el casu de los amerindios en algunos paises de America Lati-na, por ejemplo-. En tales casos los marginados no cumplenninguna funci6n para los grupos establecidos, simplemente es-tan alli y asf frecuentemente son exterminados 0desterrados yabandonados a la muerte.

    Pero cuando los grupos establecidos tienen alguna necesi-dad de unos grupos marginados, es decir, cuando estos cum-plen alguna funci6n para aquellos, comienza la acci6n mas

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    '107'Ensayo tedrico sobre las relaciones entre establecuios y marginados

    ahierta y -si la desigualdad de las dependencias, sin desaparecerdel todo, disminuye y si la balanza de poder se mueve a favor delos marginados- mas intensa del doble enlace. Tal vez su modode funcionar resulte mas claro si se vuelve a rellexionar sobre lasdos citas antes mencionadas, la del aristocrata ateniense ha-bituado a gobernar que desprecia al pueblo corrnin, y la delmiembro de la minoria Buraku que mide con la medida del esta-blishment a su propio grupo y a sf mismo. Estas dos figuras re-presentan casos extremos; el uno enteramente convencido delvalor superior de su propio grupo, el otro de la maldad del suyo.La superioridad de poder confiere a los grupos que la po-

    seen ciertas ventajas. Algunas de ellas son de naturaleza materialo economica. Despues de Marx estas han gozado de particularatencion, Estudiarlas en la mayorfa de los casos result a indis-pensable para la comprension de las relaciones entre estable-cidos y marginados. Pero esas ventajas no son las rinicas queacumula un grupo establecido con una alta cuota de poder so-hre un grupo marginado relativamente menos poderoso. En lafiguracion de establecidos y marginados de Winston Parva labrisqueda de ventajas economic as por parte de los prim erosdesernpefio apenas algun papel. dQue otras ventajas incitan agrupos establecidos a luchar obstinadamente por la conserva-cion de su superioridad? dQue otras privaciones, aparte de laseconornicas, tienen que sufrir los marginados? Tales planos no-econornicos del conflicto entre grupos de establecidos y margi-nados no son ni muchos menos una peculiaridad exclusiva de lacomunidad suburban a de Winston Parva. Aun en casos en quela lucha por la distribucion de los recurs os economicos parecedominar el escenario, como en el enfrentamiento entre los traba-jadores y el establishment gerencial de una fabrica, por ejemplo,

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    108NORBERT ELIAS

    aparte de la proporcion entre salarios y ganancias, se presentanotros puntos de disputa. De hecho, la supremacfa de los aspec-tos cconomicos de conflictos entre establecidos y marginadosresulta mas pronunciada mientras mas desigual es la balanza depoder entre los contendientes. Mientras mas se reducen los dife-renciales de poder, mas claramente salen a la luz los aspectos no-econornicos de las tensiones y conflictos. Donde los marginadostienen que vivir al borde del minimo de subsistencia, la cuestionde su sustento y asi de sus ingresos resulta central y se anteponea todas las demas necesidades. Cuanto mas se elevan por encimadel nivel de subsistencia, tanto mas emplean sus ingresos, susrecursos econ6micos, para la satisfacci6n tambien de otras nece-sidades humanas que van mas alla de sus urgencias mas elemen-tales naturales 0 "materiales"; entonces tambien sienten masagudamente la espina de su inferioridad social, es decir, su po-der inferior, su bajo estatus, y ocurre precisamente en esas cir-cunstancias que la lucha entre establecidos y marginados desdela perspectiva de estos deja de enfocarse prioritariamente sobreel hambre, sobre los medios de supervivencia flsica; esa luchaentonces se torn a una lucha por la satisfaccion de otras necesi-dades humanas.Gracias a las secuelas del gran descubrimiento de Marx y a la

    tendencia de ver en este el fin de los esfuerzos por comprenderlas sociedades humanas, en cierta medida, la naturaleza de di-chas necesidades permanece hasta el presente en la oscuridad.Posiblemcnte seria mejor entender a Marx como una manifesta-cion (entre otras) de un comienzo.Entre los propositos que chocan en las relacioncs de estable-

    cidos y marginados, para los marginados adquieren prioridadlos simples objctivos de calmar cl hambre, de satisfacer las nece-

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    .1Og.Ensaso teorico sobre las relacumes entre establecidos y marginados

    sidades animales 0materiales mas elementales.junto con el ob-jctivo de la defensa contra el aniquilamiento Hsico a mano decnemigos humanos, es decir, la supervivencia fisica, siempreque su realizacion es incierta. Hasta nuestros dias este siguesiendo el objetivo primario de grandes sectores de la huma-nidad, en parte porque otras de sus secciones mas poderosas-no obstante el crecimiento de la poblacion humana global des-proporcionado en relacion con la produccion de alimentos-consumen demasiado y porque la humanidad esta demasiadolragmentada como para concertar medidas conjuntas contra elsufrimiento de grupos de marginados menos poderosos, y enparte porque la creciente interdependencia de todas las socie-clades del mundo ha intensificado las brutales luchas de su-pervivencia entre todas elias y porque no ha sido aprendida aiinla leccion de que en una humanidad cad a vez mas interde-pendiente el dorninio de una seccion sobre otras genera ineludi-hlemente un efecto bumeran,Marx descubrio una importante verdad cuando sefialo la dis-

    tribucion desigual de los medios de produccion y, con ella, delos medios necesarios para la satisfaccion de las necesidadesmateriales de los hombres. Pero era una verdad a medias. .1pre-sento la lucha por objetivos "economicos", como el asegura-miento de la com ida para la subsistencia, como Fuente ultima delos conflictos de intereses entre grupos mas poderosos y gruposmenos poderosos. Y hasta el dfa de hoy la persecucion de inte-rcses economic os -por elastico y ambiguo que sea el uso del ter-mino- aparece para mucha gente como objetivo "verdadero",como meta fundamental de los grupos humanos. En com para-cion con este cualquier otro objetivo aparece como menos real,no importa 1 0 que eso pueda significar.

    I II

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    r

    110NORBERT ELIAS

    Sill duda, los grupos hurnanos en el caso extremo de inani-cion prolongada pueden anteponer el anhelo de comida 0,masgcneralmente, la supervivencia fisica a cualquier otra necesidad.Los hombres pueden humillarse a sf mismos, pueden matarseunos a otros y comerse mutuamente retornando a un nivel casianimal. Hemos visto ejemplos. No hay duda de que los alimen-tos, la satisfaccion de necesidades materiales, es fundamental.Pero cuando la busqueda de satisfaccion de ese tipo de objetivoshumanos predomina sobre todo 10 demas, cuando no importanada mas, los hombres facilmente pierden algunas caracterfsti-cas especfficas que los distinguen de otros animales. Puedenperder la capacidad de perseguir otros objetivos especffica-mente humanos que en las luchas de poder entre grupos hurna-nos tambien pueden estar en disputa. Existe la dificultad dehallar los conceptos adecuados para hablar de ellos, porque losque en la actualidad estan al alcance tienen un sabor idealizador;suenan como si se hablara de algo no del todo real, no tan real ytangible como el objetivo de calmar el hambre. Pero si se quiereexplicar la dinarnica de las relaciones entre establecidos y margi-nados del tipo ilustrado en el estudio sobre Winston Parva, espreciso sefialar sin rodeos que esas otras necesidades desempe-nan un papel nmy real en los conflictos entre los objetivos de losgrupos humanos ligados unos a otros en ese tipo de figuracion.Aquf de nuevo la afirmacion del miembro de los Burakumin

    antes citado puede resultar instructiva. Se puede presumir queen el japon, como en cualquier otra parte, la condicion paria dedicho grupo iba de la mano con unas form as de explotacion eco-nornica. No obstante, los Burakumin han ocupado un lugar tra-dicional y una funcion consolidada en la sociedad japonesa.Hoy en dia algunos de ellos parecen ser pobres, aunque no 10

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    '111'E ns ny o te o ric o s ob re la s r ela cio ne s e ntr e e sta ble cid o s y m a rg in ad o s

    sean realmente mas de 10 que 10 son los pobres de la mayorfaja-ponesa, y algunos de ellos son mas 0menos prosperos. Pero elestigma no desaparece. La principal privacion que sufre estegrupo marginado no es la privacion de alimentos. dComo lla-marlo?: dprivacion de valor? 0dde sentido?, dde amor propio yautoestima?

    VI/ILa estigmatizacion como aspecto de una relacion entre esta-

    blecidos y marginados con frecuencia se encuentra relacionadacon un tipo especffico de fantasias colectivas, desarrolladas porgrupos de establecidos. Al tiempo es unajustificacion de la aver-sion, del "prejuicio" que sienten sus miembros frente a los delgrupo marginado. Asi, los Burakumin, segun la tradicion delchis me de los japoneses mayoritarios, tienen una marca ffsicahereditaria que los distingue como miembros del grupo margi-nado: un lunar azuloso debajo de cada brazo.? Esto ilustra con

    g. Whitaker, "Japan's Outcasts", pag. 337. Maruoka Tadao, un poetaburaku, escribi6 un poema citado en este articulo que se refiere a la creenciasefialada. Aquf dos versos del poema:

    Oia un susurroComo una brisa flotando de boca en bocaQue debajo de cada axila yo estarfa marcadoCon el tamafio de una mana

    dQuien ha marcado mis lados? dPor que razon desconocida?dPor que este tizon desconocido sobre mi yo y mi alma?Atlll hoy mis pensamientos disminuidosTan palidos y frios, transparentes como vidrioMe maticnen despicrto

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    112NORBERT ELIAS

    gran plasticidad el mecanismo y la funcion de fantasfas de losestabl ishments frente a sus marginados: el estigma social quearrojan sobre los otros se convierte, en su imaginacion, en un es-tigma material: es cosificado. Aparece como algo "objetivo",como si la naturaleza 0 los dioses se 10hubieran implantado alos marginados. ASI, el grupo estigmatizador resulta absuelto detoda culpa: no fuimos noso t ros -aSI reza la fantasIa- quienes im-primimos un estigma en esa gente, sino que fuerzas superiores,los creadores del mundo, han marcado a esos hombres para ha-cerlos reconocibles como gente inferior 0"mala". La referenciaa un color de piel diferente, como a otras particularidades inna-tas0biologicas de grupos que son tratados como inferiores poralgun grupo establecido, tiene en tal relacion la misma funci6nobjetivizante que tuvo el lunar azul imaginado de los Buraku-min: el signo Hsico sirve de sfmbolo tangible de la presumidaanomia del otro grupo, es decir, de su valor humano mas bajo,en fin, de su profunda "maldad". AI igual que la fantasfa dellu-nar azuloso, el sefialamiento de otros signos "objetivos" tienetambien la funcion de defender la distribuci6n vigente de lasoportunidades de poder y tambien la de una absolucion de laculpa. La referencia a tales signos "objetivos" forma parte delmismo sistema de argumentos, a la vez defensivos y agresivos,que toma la parte por el todo, como la estigmatizacion de gru-pos marginados; la imagen de conjunto se rige por su minoriaanornica. Otro ejemplo, que nos es mas cercano, es la represen-tacion de la clase obrera del siglo XIX como T he G re at U nw as he d.Un enfoque que considera a las figuraciones de establecidos

    y marginad- ' .mo un tipo de relacion estacionaria, no puede,sin embargo, ser mas que un paso preparatorio. Los problemasque aquf se le plantean al investigador cobran su derecho solo si

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    se considera a la balanza de poder entre tales grupos como algocambiante y si se trabaja en direccion hacia un modelo quemuestra, al menos en lineas generales~ los problemas humanos-incluidos los econornicos- inherentes a tales cambios. En la ac-tualidad, la compleja polifonfa de los movimientos de grupos enascenso y declive a 1 0 largo del tiempo -es decir, de grupos esta-blecidos que se vuelven marginados 0que~ como grupos~ desa-parecen del todo, y de grupos margin ados cuyos representanteslIegan como nuevo establishment a posiciones que les fuerondenegadas anteriormente 0que~ segun el caso, resultan paraliza-dos como consecuencia de alguna opresion- todavia se sustraeampliamente a nuestra percepcion, Y 1 0 mismo ocurre con la di-reccion que el desarrollo de esos cambios presenta en ellargoplazo. Es el caso de la lfnea que lleva de limitadas luchas localesen torno a la balanza de poder, libradas entre una multitud deunidades sociales relativamente pequefias, a luchas de poderentre un mimero cada vez mas limitado de unidades cada vezmas grandes. En un periodo en que grupos antes marginadosascienden cad a vez mas frecuentemente a posiciones de poder yen que en el plano global el eje central de las tensiones al mismotiempo se ubica entre unidades estatales mayores en una medidasin precedentes, la ausencia de una teorfa general de los cambiosen los diferenciales de poder y de los problemas humanos con-comitantes resulta un tanto sorprendente.Pero la concentracion en problemas de corto plazo y una ten-

    dencia a concebir el desarrollo de sociedades en ellargo plazocomo un preludio historico no-estructurado del presente, blo-quean todavfa la comprension de secuencias largas en el desa-rrollo social al igual que de su caracter direccional. Formanparte de estos procesos el movimiento de grupos ascendentes y

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    dcsccnclentes 0la dialectica de opresion y contraopresion, ladcsvaloracion de ideas de grandeza de grupos establecidos porlas de grupos que en el pasado estuvieron marginados y que vanasccndiendo y logran instalar a sus representantes en la posicionde un establishment de un nuevo nivel.La herencia de la vieja Ilustracion tambien desempefia un

    papcl en el bloqueo sefialado. No obstante todas las evidenciascontrarias, la percepcion de las relaciones entre grupos se difi-culta por la fuerza con que pervive la creencia consoladora deque los humanos actuan, no solo como individuos sino tambiencomo grupos, normalmente de modo racional. El ideal de unaregulacion "racional" de los asuntos humanos todavia obstruyeen buena medida cl acceso a la estructura y a las dinamicas de lasfiguraciones de establecidos y marginados, 1 0 mismo que a lasfantasias grupales glorificadoras que ellas engendran. Tales fan-tasias son datos sociales sui generis, no son racionales niirracionales. En el presente ellas escapan todavia a nuestra redconceptual; aparentan ser fantasmas historicos proteicos quevan y vienen arbitrariamente. Ya se sabe que las experiencias yfantasias afectivas no tienen un caracter completamente arbitra-rio. Tienen sus estructuras y dinamicas propias. Se ha aprendi-do a vcr que las fantasias y experiencias afectivas de las personasen un estadio prematuro de la vida pueden afectar profunda-mente las pautas de los afectos y de la conducta en fases poste-riores. Pero hace falta elaborar un marco teorico susceptible deser puesto a prueba, para ordenar las observaciones sobre lasfantasias grupales en relacion con cl desarrollo de los diversosgrupos. Puede que esto resulte sorprendente pues en la cons-truccion de fantasias colectivas que clogian y blasfeman, dichas

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    lantasfas desempefian un papel obvio y vital en todos los planoscl c las relaciones comprendidas en las balanzas de poder; y el ca-nicter diacronico, es decir, el hecho del desarrollo de esas fanta-sias no es menos evidente. En el plano global se encuentran elsuefio americano y el suefio ruso, por ejemplo. En el pas adohubo la creencia en la mision civilizadora de pueblos europeos yell Alemania el suefio del Tercer Reich como sucesor del primery segundo imperios. Y tenemos la contraestigmatizacion de losmargin ados de antafio, en sociedades africanas por ejernplo, quecstan en busca de su negritude y de su suefio propio.

    IXEn otro plano se encuentra la fantasia de los viejos residentesde Winston Parva, que en nombre de su propio valor humano

    superior rechazan el trato social con los newcomers y los estig-rnatizan, de modo mas temperado pero decidido, como gente devalor inferior. dPor que?Asuntos muy diversos pueden hacer brotar las tensiones y

    conflictos entre establecidos y marginados. De hecho, sin em-bargo, siempre se trata de luchas en torno a la balanza de poder.Pueden presentarse en formas diversas, desde tirones silen-ciosos debajo de la superficie de la cooperacion rutinaria en elcontexto de una desigualdad institucionalizada hasta luchasabiertas por el cambio del marco institucional que encarna a es-tos diferenciales de poder y las desigualdades que le son inhe-rentes. Pero grupos margin ados siempre (mientras no sontotal mente intimidados) empujan, bien sea a traves dc una silen-ciosa presion 0bien mediante la accion abierta, hacia la reduc-

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    cion de los diferenciales de poder, mientras los establecidos 1 0hacen en direccion inversa para conservar 0aumentar las dife-rencias de poder y su propia superioridad.Una vez identificado el problema de la distribucion de opor-tunidades de poder, que se halla en el centro de las tensiones y

    conflictos entre establecidos y marginados, se torna mas facildescubrir debajo de este otro problema frecuentemente pas adopor alto. Grupos ligados unos con otros en forma de figuracio-nes de establecidos y marginados son conformados por indivi-duos. EI problema es como y por que unos hombres se percibencomo partes del mismo grupo y se incluyen unos a otros dentrode los lfmites grupales que ellos mismos establecen al hablar de"nosotros", mientras excluyen a otros como pertenecientes aotro grupo, al que se refieren colectivamente en terminos de"ellos",

    Como veremos, los prim eros newcome rs en Winston Parvano percibian a los residentes antiguos como diferentes de ellosmismos. Buscahan mas bien establecer contactos con algunosde elIos, como frecuentemente se hace cuando se muda a otrolugar. Pero fueron rechazados. Por esa via les fue comunicadoque los "antiguos" habitantes se veian a si mismos como un gru-po cerrado al que se referian en terminos de "nosotros", mien-tras los migrantes nuevos, de quienes hablaban como de "ellos"y a quienes mantenian a distancia conscientemente, eran vistoscomo un grupo de intrusos. Cuando uno intenta descubrir porque hicieron esto, se encuentra con la importancia de la dimen-sion temporal 0 en otras palabras, con el papel decisivo quecomo determinante de la estructura y de los rasgos especfficosde un grupo desempefia el proceso de su desarrollo. El grupo delas "viejas familias" de Winston Parva (parte de cuyos miembros

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    por supuesto que era bastante joven) tenia un pas ado cormin;los recien llegados no 1 0 tenian. Esta diferencia fue muy signifi-cativa, tanto para la constitucion de cada uno de los gruposcomo para sus relaciones redprocas. El grupo establecido seconformaba de familias viejas que ya llevaban dos 0tres genera-ciones en esa vecindad. Conjuntamente habfan vivido un proce-so de grupo que, viniendo del pas ado y atravesando el presentese proyectaba hacia el futuro proporcionandoles un tesoro derecuerdos cornunes, simpatias y antipatfas, Sin referencia a estadimension diacronica del grupo, la razon y el sentido del pro-nombre personal "nosotros", como 1 0 empleaban para referirseunos a otros, no se pueden entender.Fue en razon de su prolongada convivencia que las familias

    viejas con taban con una cohesion grupal que les faltaba a los re-cien llegados. Ellas estaban atadas redprocamente por la intimi-dad ambivalente y competitiva que se puede observar en todoslos cfrculos de "familias viejas", no importa que se trate de unade tinte aristocrazico 0del patriciado urbano, de una de tipopequefioburgues 0, como en nuestro caso, de familias obreras.Estas familias ten fan ademas su propia jerarqufa interna. Cadauna de ellas, asi como cada uno de sus miembros individuales,tenia en un momento dado su puesto fijo en ese escalafon inter-no de rangos. Algunos criterios en ellibro se haran explfcitos,otros son implicitos. Ambos, el orden jerarquico asf como loscriterios del rnisrno, eran bien conocidos por los miembros delgrupo, en particular por las mujeres. Pero 1 0 eran solamente enel plano de la practica social 0,para decirlo en otras palabras, enun bajo nivel de abstraccion y no explicitamente en un nivel deabstraccion relativamente alto como 1 0 representan expresionestales como "estatus social de una familia" 0"jerarqufa intern a de

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    un grupo". Hoy en dfa muchos hechos sociales todavia se abar-call en un plano conceptual equiparable al que nuestros an-ccstros tenian cuando aprendieron a distinguir entre cuatro ycinco manzanas 0entre diez y veinte elefantes, pero cuando aiin110 podian operar a un nivcl mas abstracto con mimeros como :3y 4 0 10Y20 como simbolos de relaciones puras sin referencia aningun objeto tangible especffico, De modo similar, en WinstonParva los miembros del grupo establecido podian referirse alrango intcrno de cada uno de ellos solo haciendo referencia acasos concretos; 1 0 hadan a traves de su postura inmediata en lacomunicacion interpersonal 0al hablar de personas ausentes,mediante pequefios giros simbolicos y por la inflexion de la voz,antes que mediante afirmaciones explicitas acerca de la ubica-cion de las familias y personas en general, en posiciones supe-riores 0nferiores en su orden jerarquico interno.Los miembros de las "familias viejas" estaban ligados entre sf

    por los lazos de una intimidad emocional, que incluia un amplioespectro entre viejas amistadcs y enemistades. AI igual que lasrivalidades de estatus concomitantes, eran de un tipo como elque se desarrolla solo entre personas que han vivido conjunta-mente un proceso grupal de alguna duracion. Si dicho procesono es tenido en cuenta, no se podran entender del todo las ba-rreras que elevaban los miembros del grupo establecido deWinston Parva al referirse a sf mismos como "nosotros" y a losmarginados como "ellos". Dado que los vinculos que entre to-dos ellos habia generado el proceso grupal, quedaban invisiblespara los marginados quienes habian tenido a los residentes anti-guos por gente igual a elIos; el porque de su exclusion y de suestigma de hecho permaneda como todo un misterio. Los anti-guos habitantes por su parte podfan dar explicaciones solo en

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    terminos de sus sentimientos inrnediatos, en el sentido, pues~ deque su sector del barrio era el de calidad superior, dado que allfse contaba con atracciones para el tiempo de ocio, habfa institu-ciones religiosas y una politica local para todos atractivas. Tam-bien podfan explicar las cosas aduciendo que ellos nada querfantener que ver en su vida privada con la gente de las partes infe-riores del barrio que consideraban de menor reputacion y maslaxos con respecto a las normas en comparacion con eUos mis-mos.

    xResulta sintomatico del alto grado de control que puede ejer-

    cer un grupo con una fuerte cohesion interna sobre sus miem-bros, el que en todo el tiempo que duro nuestra investigacion nohayamos oido hablar ni una sola vez de alguien del grupo "anti-guo" que haya roto el tabu establecido por su grupo contra con-tactos personales extralaborales con miembros del grupo"nuevo".La opinion intern a de cualquier grupo con un alto grado de

    cohesion ejerce una profunda influencia sobre sus respectivosmiembros, como fuerza reguladora de sus sentimientos y suconducta. Cuando se trata de un grupo establecido que disponedel acceso monopolistico a fuentes de poder, y de un carisma degrupo con las correspondientes gratificaciones para sus miem-bros, el efecto seiialado resulta particularmente pronunciado.En parte esto se debe al hecho de que la rata de poder de unmiembro del grupo disminuye cuando su conducta y sentimien-tos no esten a tono con la opinion del grupo que en tal caso sevuelve contra el0ella. Dado que una de las caracteristicas regu-

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    lares de todo grupo compacto es una especie de competenciaintcrna" -bien sea modcrada 0abierta y ruidosa-, la disminu-cion de rango de un miembro del grupo debilita su capacidadpara mantenerse con exito en la competencia interna de poder yestatus; en casos graves el 0ella pueden sufrir, en consecuencia,las presiones de blasfemias y chismes divulgados en voz baja 0incluso la abicrta estigrnatizacion dentro del grupo mismo sinposibilidad alguna de defensa. Tal estigmatizacion puede re-sultar tan inexorable e hiriente como la que apunta contra losrnarginados ('limo se ve en el estudio de Winston Parva, laaprobacion ihJJ parte de la opinion de grupo esta condicionadapor el cumplimiento de las normas grupales. Cualquier desvia-cion" de ellas, en ocasiones incluso la sola sospecha en este sen-tido, es castigada con la perdida de poder y con la disminuciondel estatus de la persona correspondiente.

    Pero la influencia de la opinion interna del grupo con respec-to a cada uno de sus miembros llega atin mas lejos. Tal opinionde grupo tiene en cicrto sentido la funcion y el caracter de con-ciencia personal. Esta conciencia se forma en un proceso grupaly, en realidad, pennanece ligada con aquella por lazos elasticosaunque invisibles. Cuando el diferencial de poder actual essuficientemente grande, puede que a los miembros del grupoestablecido les sea indiferente que piensan los marginados deellos, Pero la opinion de los insider, la de sus compafieros degrupo, con quienes comparten el acceso monopolico a las fuen-tes de poder de su respcctiva sociedad y tarnbien el orgulloso

    ""----""-"------------------~10. Ver tamhien Norbert Elias y John Scotson, op . c it ., pag. 155 abajo.11. Ver el caso de la mujer que ofreci6 una tasa de te a los recogedores de

    basura. Ibid., pag. 108.

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    sentirniento de "nosotros", es decir, el carisma de grupo, dificil-mente les seran indiferentes. Su autoimagen y su autoestima es-tan condicionadas por 10 que otros miembros del propio grupoopinen de elIos. La relacion entre la autorregulacion de su con-ducta y sentir -el funcionamiento de las capas mas conscientes yen parte incluso de las menos conscientes de su conciencia- y laopinion normativa de uno u otro de los grupos a los cuales per-tenecen en tanto "nosotros", por elastica y variable que sea, sepierde por completo solo en caso de la perdida de la salud psi-quica. En otras palabras, esa relacion se quiebra unicamentecuando la persona respectiva pierde totalmente el sentido derealidad, es decir, la capacidad de distinguir entre fantasias y 10que ocurre independientemente de elIas.La relativa autonomia de los individuos, es decir, la medidaen que su conducta y sentir, su autoestima y conciencia estan

    funcionalmente relacionados con la opinion interna de los gru-pos a los cuales se refieren en terminos de "nosotros", puedevariar considerablemente. La idea, en la actualidad muy exten-dida, de que un individuo psfquicamente sano puede volversetotalmente independiente de Ia opinion de los grupos que parael representan el "nosotros", y en este sentido puede ser COIIl-pletamente autonorno, es tan engaiiosa como la idea contrariade que la autonomla de una persona puede desaparecer entera-mente en un colectivo de robots. De esto se trata cuando se ha-bla de la e1asticidad de los lazos que vinculan la autorregulacionde una persona a las presiones reguladoras de un grupo "noso-tros". Esta elasticidad tiene sus lImites, pero no tiene un puntocero. La relacion entre estos dos tipos de funciones reguladoras(frecuentemente identificadas como "sociales" y "psicologicas")en diferentes estadios del proceso grupal que se suele Hamar

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    "desarrollo social", amerita un estudio propio. Algunos aspec-tos de ese problema los he tratado en otro lugar," En el presentecontexto salta a la vista ante todo como la autorregulacion de losmicmbros de un grupo establecido estrechamente tejido esta re-lacionada con la opinion interna de este grupo. Su receptividadpara las presiones provenientes del grupo del que dicen "no-sotros" es particularmente marcada, porque la pertenencia a unestablishment proporciona a cada individuo una intensa sensa-cion de su superioridad humana frente a los marginados.En el pasado, la influencia de la creencia de grupos en su gra-

    cia exclusiva y en su virtud especial sobre la autorregulaci6n delsentir y del comportamiento de sus miemhros individuales serevelaba ante todo en formaciones dominadas por un establish-ment de sacerdotes y asf unidos contra los marginados en tornoa un credo suprahumano cormin. En nuestra propia epoca talinfluencia de ideas que representan el carisrna de grupo se ex-presa de modo ejemplar en naciones poderosas, dorninadas porun establishment partidista-gubernamental y unidas asf contralos marginados por una creencia cormin en su virtud y gracianacional unica. El paralelo con Winston Parva es evidente: allfse podia observar en rniniatura como un grupo nuclear demiembros de "familias viejas" vigilaba a rnanera de un establish-ment central la particular superioridad y reputacion de todos loshabitantes del sector "viejo", y como estos en calidad de esta-blishment de segundo orden cerraban filas firmemente contralos habitantes de la parte nueva que consideraban rnenos respe-

    12. Ver Norbert Elias, U be r d en Prozess de Ziv il isa t ion , 2 vols., Basilea,Haus zum Falken, 1939.1fay traducci6n castellana: E l p ro c es o d e fa civilizaci6n,Mexico, FeE, 1987.

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    tables y de valor humano inferior. En este caso el control repre-sentado por la opinion grupal pudo ser 1 0 mas rfgido, ya que elgrupo de los establecidos era pequefio y tenfa los rasgos de unaunidad de tipo face-to-face. No hubo ninguna desercion, niinfraccion alguna del tabu contra contactos personales mas es-trechos con los marginados. Este hecho muestra con que efecti-vidad la autorregulacion de los miembros en tal escenario puedeser mantenida a raya mediante un mecanismo ya aludido de za-nahoria y garrote. Se mantiene a raya gracias a la gTatificante par-ticipacion de la superioridad hum ana del grupo y debido a lacorrespondiente elevacion del amor propio y de la autoestima,reforzados por el continuo reconocimiento de la opinion grupal,y al mismo tiempo a traves de las coacciones que se impone cadamiembro a sf mismo de acuerdo con los estandares y las norm asdel grupo. EI estudio del grupo establecido en Winston Parvademuestra entonces en pequefia escala como el autocontrol in-dividual y la opinion grupal estan engranados reciprocamente.

    XIDebemos a Freud un gran progreso en la comprension de pro-

    cesos grupales en cuyo curso van cobran do forma las instanciasdel autocontrol humano. Freud mismo, sin embargo, concep-tualizo sus hallazgos ampliamente de un modo que presenta lascosas como si cad a hombre fuera una unidad autocontenida, unhomo clausus. 1 reconocio la capacidad especfficamente huma-na de aprender a controlar, en alguna medida, las puisioneslibidinosas, maleables de acuerdo con las experiencias en ungrupo generador de normas. Pero el conceptualizo las funcionesde autocontrol que vio crecer con la ayuda de esas experiencias,

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    como si fueran organos como el corazon y los rifiones. As! si-gui6 una tradicion que entre medicos y laicos sigue siendo bas-tante cormin: presento las funciones reguladoras y orientadoresque pertenecen a aquellos planos de la personalidad del orga-nismo humano que se forman mediante el aprendizaje, concep-tualmente como si fueran organos de un nivel bajo en los cualesapcnas influyen las formas de aprendizaje. Descubrio que elproceso grupal de la relacion padre-madre-hijo ejerce en lainfancia temprana una influencia determinante sobre lamodela-cion de las pulsiones elementales y sobre la formacion de lasfunciones de autocontrol. Pero una vez formadas, le parecfanfuncionar independientemente de los dernas procesos grupales,en que todos los hombres contintian involucrados desde la in-fancia hasta la vejez. Como resultado, Freud llevo la compren-sion de las funciones de autocontrol de los hombres -un ego,un superego 0un ideal de ego, como las llamaba- hasta el puntoen donde elIas parecen funcionar de modo totalmente autono-mo en un individuo particular. Pero otros pIanos de la estructu-ra de la personalidad, que estan mas Intimamente ligados conlos procesos grupales en que los hombres se encuentran invo-lucrados -ante todo las funciones de la imagen de "nosotros" ydel ideal de "nosotros"- quedaron fuera de su horizonte. No de-sarrollo conceptos para ellas, y probablemente las considerabacomo parte de 1 0 que el llamaba realidad, en contraste con lasfantasias y suefios afectivos que tal vez consideraba asunto suyopropiamente. No obstante 1 0 mucho que contribuyo a la com-prension de los vinculos entre los hombres, su concepto delhombre en buena medida continuo siendo el del individuo ais-lado. En su perspectiva el individuo aparecia estructurado,mientras la sociedad, que se constituye de individuos interde-

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    pendientes, no era mas que un trasfondo, permanecfa como una"realidad" no estructurada cuya dinamica aparentemente no in-fluia sobre los humanos.

    La imagen "nosotros" y el ideal "nosotros" de una personaforman parte de su auto imagen y del ideal de sf mismo tantocomo la imagen y el ideal de S I mismo como persona unica, a lacual el0ella se refiere como "yo". No es diffcil ver que enuncia-dos como "Yo, Pat O'Brien, soy irlandes" implican tanto unaimagen "yo" como una de "noeotros". Lo mismo ocurre con fra-ses como "yo soy mexicano", "yo soy budista", "yo soy obrero"o "nosotros somos una vieja familia escocesa". Estos y otros as-pectos de la identidad grupal de las personas estan tan honda-mente anclados en su identidad personal como otros que lasdistinguen de los miembros del grupo que para ellas son "noso-tros".Freud en cierta ocasion observe que un derrumbe de la es-

    tructura de la personalidad, como en el caso de enfermedadesneuroticas 0psicoticas, permite al observador la percepcion desus funciones interconectadas con mayor claridad de 1 0 que encondiciones normales es posible. Mutatis mutandis esto sepuede afirmar tambien de la imagen "nosotros" y del ideal "no-sotros", Siempre son una mezcla de fantasias cargadas de emo-ciones y de representaciones realistas. Pero su peculiaridad serevela con mayor nitidez cuando fantasia y realidad entran encontradiccion, pues entonces se acentiia su contenido imagina-rio. La diferencia consiste en que en el caso de funciones de lapersonalidad tales como la imagen "yo" y el ideal "yo", las fan-tasias emotivas representan experiencias puramente personalesde un proceso grupal. En el caso de la imagen "nosotros" y delideal "nosotros" se trata de variantes de fantasias colectivas.

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    U" claro ejcmplo es, hoy, la imagen "nosotros" y el ideal "no-sotros" de naciones antafio poderosasque han perdido su supe-rior id ad en relacion con otras. Sus miembros pueden sufrir porsiglos, porque el carismatico ideal "nosotros", modelado conbase en una imagen idealizada de ellas mismas en los tiempos deSlI grandeza, sigue viva por generaciones como un modelo quecornpromete pero al cual ya no se pueden ajustar. El brillo de suvida colectiva como nacion se ha acabado; su poder superior enrelacion con otros grupos, que para sus emociones hahia sido elsigno tambien de su superioridad humana frente al valor inferiorde otros grupos, esta irrevocablemente perdido. Y no obstante,su suefio de un carisma especial se mantiene vivo de multiplesformas: a traves de la ensefianza de la historia, gracias a los edifi-cios antiguos y obras maestras de la epoca de su gloria, 0dehidoa logros actuales que aparentemente confirman la grandeza pa-sada. Naciones en decadencia pueden, durante algrin tiempo,sacar fuerza para seguir su camino gracias a la coraza de fantasiaque les permitc imaginarse a sf mismas como provistas de un ca-risma propio de grupos lideres estahlecidos. En ese sentido laauto imagen fantasiosa puede tener algrin valor de supervivencia.Pero la hrecha entre la posicion actual y la imaginada del grupo"nosotros" frente a grupos de "ellos" puede conllevar tambienla apreciacion errada de las fuentes de poder propias y en conse-cuencia la tentativa de alcanzar la imagen fantasiosa de la propiagrandeza, y esto puede desemhocar en la autodestruccion y enla destruccion de otros grupos interdependientes. Los suefiosde naciones (como de otros grupos) son peligrosos." Un ideal

    13 . La rigidez de la imagen "nosotros" y la consiguiente incapacidad degrupos de adaptarse a las cambiantes condiciones de vida se revela no s610 en

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    "nosotros" sobredimensionado es un sintorna de enfermedadcolectiva. Mucho podria ganarse de una mejor comprension delas dinamicas de figuraciones de establecidos y marginados, yasi de los problemas que derivan de los camhios de posicion en-tre grupos~ es decir del ascenso de grupos a la posicion de un e s-tablishment monopolistico de la cual otros estan excluidos, y eldescenso 0a cafda desde tales posiciones a otras, donde ellosmismos llegan a la condicion de excluidos como parte de losla suerte de gmpos gran des como clases sociales 0 naciones, sino tambien enel caso de grupos pequefios. Un ejemplo diciente puede encontrarse en elensayo de A. van Dantzig, "La tragedia de los Puttenenses" (en su libroNormaal is nie! gewoon, Amsterdam, De Bizige Bij, 1974, pag. 21 ss.) EI autordescribe la suerte de un gmpo de 4.52 personas que habian vivido toda suvida en una pequefia comunidad rural, cuando en noviembre de 1944 fueronarrancados por los invasores alemanes de su mundo habitual. Como rnedidade represion fueron enviados juntos a un campo de concentracion. Aliinaturalmente conservaron sus viejas normas de pueblo: trahajaban tan durocomo siempre, tomaban los descansos que les paredanjustos, sefialaban sudesacuerdo sobre diversos aspectos de la vida del campo de concentracion,etc. Dicho en una palabra, ellos fueron incapaces de comportarse de un modoque habrfa sido censurado por la opinion publica de su pueblo. Su controlrecfproco autornatico impidio una adaptacion de sus estandares decomportamiento a las condiciones de vida completamente distintas en uncampo de concentracion. De los 452 presos solo 32 volvieron a Putten, dondemurieron otros tres.

    Desde luego que no se puede asegurar que la rata de supervivencia habriasido mayor si la gente de Putten no