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DOCUMENTOS OCOTE ENCENDIDO del Comités Oscar Romero C/ José Paricio Frontiñan s/n - 50.004 - Zaragoza D.L.Z. 147-89 Nº 52 FEBRERO 2007 Lectura crítica del documento de la V Conferencia del CELAM (José Sánchez) Aparecida: a la espera de una asamblea y un documento “con espíritu” (Jon Sobrino) Caminando hacia la V Conferencia de Aparecida (Joao B. Libanio)

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DOCUMENTOSOCOTE ENCENDIDOdel

C o m i t é s O s c a r R o m e r oC/ José Paricio Frontiñan s/n - 50.004 - Zaragoza D.L.Z. 147-89

Nº 52 FEBRERO 2007

Lectura crítica del documento de la V

Conferencia del CELAM (José Sánchez)

Aparecida: a la espera de una asamblea y un

documento “con espíritu” (Jon Sobrino)

Caminando hacia la V Conferencia de Aparecida(Joao B. Libanio)

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PRESENTACIÓN

El próximo 13 de mayo se inaugurará en Aparecida (Brasil) la VAsamblea o Conferencia General del Episcopado Latinoameri-cano y del Caribe, un acontecimiento de gran importancia para laIglesia del contienente.

El CELAM ha presentado el documento preparatorio, titulado�Discípulos y misioneros de Jesucristo, para que nuestros pueblos enEl tengan vida�. En torno a la aparición de este documento seestán produciendo numerosas aportaciones con el doble objetivode promover la reflexión y la participación de las comunidadescristianas en este proceso conciliar y de mantener vivas y actuali-zar las opciones que la Iglesia Latinoamericana asumió en confe-rencias anteriores, especialmente en la de Medellín.

En esta línea, publicamos tres artículos. El primero, de JoséSánchez, de El Salvador, comienza con una breve reseña deldocumento introductorio para después señalar algunos de losvacíos que presenta y proponer algunas aportaciones. En segundolugar, ofrecemos la carta de Jon Sobrino a Ignacio Ellacuría, en laque en un tono sencillo resume lo que espera y desea para esta VAsamblea. Para finalizar, un fragmento de un largo artículo del teó-logo brasileño Joao Bautista Libanio, del que hemos seleccionadola parte final, en la que resume los temas más fundamentales que,a su juicio deberían abordarse en Aparecida para mantener lafidelidad a Medellín, Puebla y Santo Domingo.

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1. RESEÑA BREVE DEL DOCUMEN-TO: DISCÍPULOS Y MISIONEROS DEJESUCRISTO, PARA QUE NUESTROSPUEBLOS EN ÉL TENGAN VIDA

El documento contiene 5 capítulos:

1. El anhelo de felicidad, verdad,fraternidad y paz (1-20). Parte de unanhelo bastante general y abstractode felicidad. Este anhelo no ha podi-do ser alcanzado por la humanidad,en ayuda de la cual viene Dios con surevelación que ilumina estos anhelos.Describe la historia de salvación y ter-mina con el mandato de Cristo:"Vayan y hagan que todos los pue-blos sean mis discípulos".

2. Desde la llegada del Evangelioa América Latina y el Caribe vivimosnuestra fe con gratitud.

A.- Nuestros pueblos recibieron laBendición del Encuentro conJesucristo (21-30). Recorridobreve por la historia de la evan-gelización de AL y el Caribe, enla que habla de los dolores delos conquistados y evangeliza-dos, de las crisis del siglo XIX yXX, sobre todo de los mártires dela primera mitad del siglo XX.

B.- Una Iglesia viva, fermentada porla experiencia de la gracia deDios (31-35). Enumera los aspec-tos positivos de la Iglesia, y losllama "signos de esperanza". Enel número 34 b, hace una alusióna las comunidades de base.

3. Discípulos y misioneros deJesucristo (36-93). Éste es el capítulode la reflexión teológica sobre eldiscípulado y la misión.

A.- Por el encuentro con Jesucristovivo. El Encuentro con Cristo es laraíz, fuente, cúlmen de la vidade la Iglesia y el fundamento deldiscipulado y la misión. (39-43).

B.- Discípulos de Jesucristo (44-65).Es la reflexión teológica sobre eldiscípulo. Cristo llama, el discípu-lo responde, se asemeja a él yse vincula a una comunidad defieles y en ella encuentra lamisión en la Iglesia y en elmundo.

C.- Discípulos en comunión ecle-sial. (66-77). La incorporación deldiscípulo en la comunidad fra-terna, que es condición para laformación, porque es escuela ycasa de comunión. Habla de la

Lectura crítica del documento de preparación de la

V Conferencia del CELAM

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comunión en la diversidad y dela colaboración de todos loscarismas, ministerios y servicios.En los números 71 y 73 hay unaalusión indirecta a las Comuni-dades eclesiales de base.

D.- Discípulos para la misión (78-93). El discípulo asume la edifi-cación y misión de la Iglesia. Setocan varios aspectos de lamisión: Pobreza de espíritu, res-peto a los diversos grupos cultu-rales: inculturación. Amor prefe-rencial y misericordioso por lospobres. La construcción de unanueva sociedad. En el número90 habla de los mártires, pero losde la primera mitad del siglo XX.

4. Al inicio del tercer milenio.

A.- Vivimos en medio de los doloresde parto de una nueva época.(94-111). Habla de los cambiosculturales y sociales

B.- Globalización, un desafío parala Iglesia (112-123). Señala loscambios a nivel económico. Losaspectos positivos y negativosde la globalización. De otro pro-ceso a partir de la base.

C.- Las esperanzas y las tristezas denuestros pueblos nos interpelan(124-139). Habla de los cambiosy de la situación política.

D.- Los católicos y la Iglesia, tam-bién ante otros desafíos (140-158). Habla de la situación reli-giosa y de los retos que se pre-sentan a la Iglesia católica: En loreligioso: Mentalidad que prácti-camente prescinde de Dios, ellaicismo militante y el relativismo,la agresividad del laicismo haciala Iglesia, el mercado de lo reli-gioso, la disminución de loscatólicos (10%), El descuido dela formación de los laicos, la idahacia los grupos pentecostales.En lo social: El trabajo con lospobres, la formación de la ciu-dadanía y los derechos huma-nos, la violación a los derechosde los migrantes.

5. Para que en Él, nuestros pueblostengan vida (159-174). La respuestaante esta problemática: Incorporaren Cristo, promover una cultura de lavida. La V Conferencia quiere impul-sar una grande misión continental.

2. LOS VACÍOS DEL DOCUMENTO.

Un análisis detenido del documen-to nos hace descubrir vacíos y unatendencia de fondo. Los vacíos sepueden señalar:

- Se trastoca la metodología, yano se parte de la realidad, paraque iluminada por la reflexiónbíblica, teológica, se puedanencontrar los retos, desafíos ycompromisos. El documentoparte de la reflexión antropológi-ca muy general, de una visiónhistórica del proceso de evan-

Un análisis detenido descubrevacíos y una tendencia a olvi-dar la tradición teológica de la

Iglesia Latinoamericana

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gelización en América Latina y elCaribe, de una enumeración delos aspectos positivos de laIglesia, para entrar a la reflexiónteológica sobre el discipulado,sólo posteriormente toca la reali-dad y finalmente los desafíos.

- Aparece la figura de Cristo, sinninguna alusión a su historia, hayun cristocentrismo, pero sin refe-rencia al Reino de Dios.

- Hablando de los aspectos positi-vos de la Iglesia se nota unavisión triunfalista. No se hace alu-sión al trabajo teológico tan ricoen AL, al trabajo bíblico, a laColegialidad episcopal, a lapastoral de obreros, campesi-nos, mujeres. En cuanto a losmártires, se señalan únicamentelos de la primera mitad del s. XX,es decir, los de la nueva cristian-dad, de los mártires por unmundo justo, no se dice nada.

- No se habla de las CEBs. y de suaporte a la vida de la Iglesia enA.L.

- El discípulo se relaciona conCristo, pero sin alusión a la causadel Reino de Dios, sin necesidadde convertirse. No se entiende eldiscipulado como seguimiento

de Jesús, por tanto, sin compro-miso con el Reino de Dios. TantoCristo como el discípulo estánen el aire, no tienen su funda-mento en la historia de Jesús.

- Hay un eclesiocentrismo, conuna tendencia a una Iglesia denueva cristiandad. Por tanto, aúnestamos en la inercia del pontifi-cado del Papa Juan Pablo II.

- Se trata de una misión de laIglesia en un mundo en transfor-mación, pero no de una misiónpara la transformación delmundo y de la Iglesia. Pareceríaque es el mundo el que tieneque cambiar, pero no la Iglesia.

La tendencia es a olvidar la tradi-ción teológica y eclesial de Medellín,Puebla y Santo Domingo y vivir unaIglesia de Neocristiandad, con rasgosantes del Concilio Vaticano II. Las pala-bras que se usan son del Vaticano,pero la teología es preconciliar.

3. TEMAS CENTRALES QUE TEN-DRÍAN QUE TRATARSE COMO UNAPORTE.

- Los anhelos reales del pueblo deAmérica Latina y el Caribe.Anhelos de justicia, de igualdad,de trabajo, de respeto a losderechos humanos, de comba-te a la pobreza.

- Jesús histórico, cuyo centro es elReino de Dios y que invita ahombres y mujeres a colaboraren la construcción de ese Reinodesde aquí en la historia.

Se echan de menos losanhelos del pueblo de

América Latina y el Caribe:justicia, igualdad, trabajo,

derechos humanos...

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- El discipulado a partir dela Sda. Escritura, portanto, en relación con elReino de Dios y el segui-miento de Jesús. A partirde la realidad, e ilumi-nados con la Palabrade Dios, descubrir lasdimensiones y compro-misos de los discípulosde Jesús.

- La misión consiste en laevangelización incultu-rada. Ésta supone unaconversión personal ycomunitaria, por tanto, de laIglesia.

- Reflexionar sobre la relación delReino, el mundo y la Iglesia, detal forma que se respete la auto-nomía de las realidades socia-les. Es necesario hablar de lasmediaciones para la acción, dela Iglesia y de los movimientos ysobre todo una reflexión ecle-siológica de las CEBs.

- En cuanto a lo social hay quehablar de la globalización, delpluralismo cultural y religioso y lasrespuestas que se están dantoya a la problemática presente.

- Tocar más ampliamente el puntode la ecología, de la bioética.

- La opción por los pobres en sunueva dimensión, en un contex-to de globalización neoliberal,en el que la pobreza ha crecido,tiene la dimensión de exclusión yde desesperanza en un cambio.

- Reflexionar teológicamente des-de las prácticas.

- Lectura popular y orante de laBiblia.

Suscitar en todos los espacios posi-bles una reflexión en la línea de la tra-dición eclesial latinoamericana, por-que en el documento se quiere silen-ciar. Los documentos más citadosson: Iglesia en América, los docu-mentos de Juan Pablo II, SantoDomingo. No hay una cita deMedellín y una que otra de Puebla. Silos aportes no pueden llegar hasta laV CELAM, es necesario un esfuerzo dereflexión nueva y de vivencia deIglesia desde la base.

José Sánchez Sánchez(El Salvador)

Es necesario un esfuerzo dereflexión nueva y vivencia de

la Iglesia desde la base

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Querido Ellacu: Pronto se reuniránlos obispos en Aparecida, y Dios sabequé ocurrirá. Lo que es claro es quehay que "revertir la historia", comodijiste en tu último discurso enBarcelona diez días antes de tu muer-te. Ciertamente hay que revertir la his-toria del continente, y también, enbuena medida, la historia de laIglesia.

En Medellín estuvo el dedo deDios. Lo agradeciste y lo pusiste a pro-ducir entre nosotros los jesuitas y en laespiritualidad de san Ignacio, en laUCA y en el país. Pronto se generóuna reacción, pues un Dios de losoprimidos molesta. Reaccionó laCasa Blanca con el informeRockefeller. Y reaccionaron tambiénalgunos miembros del CELAM.Tristemente, comenzó una campañade ataques a obispos, teólogos, reli-giosas y comunidades, y no siemprecon buenas artes.

En ese contexto, Puebla debíaponer freno a Medellín, de lo quepronto caíste en la cuenta. Analizasteen profundidad el documento prepa-ratorio, y mostraste sus aciertos y sus

fallos. Y por cierto, hiciste hincapié enque la ambigüedad no se superaría"si no se transforma radicalmente sucristología y eclesiología". Lo recuerdoahora porque esa advertencia siguesiendo necesaria. A veces da la sen-sación de que Jesús de Nazarethubiera desaparecido de la cristo-logía oficial. Y de "la Iglesia de lospobres" -nada digamos de "la Iglesiapopular"- ya no hay mención. Pero nosólo criticaste, sino que aportaste untexto espléndido: "El pueblo crucifica-do. Ensayo de soteriología histórica",que, junto con las homilías deMonseñor, hizo época: los puebloscrucificados son la presencia de Diosy de su Cristo, y de ellos proviene sal-vación. Te mantuviste firme en la líneade Medellín, y lo enriqueciste. Hoypocos hablan así.

Puebla no llegó a romper conMedellín, pero el deterioro eclesial sehizo notar, y en Santo Domingo fueinocultable, como ahora se reconocesin tapujos. Estuvo organizado y con-trolado desde Roma. Por lo que tocaal texto, increíblemente no se dioimportancia a los mártires ni se agra-deció el amor mayor que derrocha-

Aparecida: a la espera de una asam-

blea y un documento “con espíritu”

Carta a Ignacio Ellacuría

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ron, lo que es la piedra angular detoda Iglesia cristiana -y los pobres dela ciudad de Santo Domingo fueronocultados tras altos muros. En lo perso-nal, la Iglesia me daba la sensaciónde deambular con miedo a perderprestigio y con deseo de conseguiréxitos mediáticos y cuantitativos. Ytodavía hoy, a pesar de numerosascelebraciones, música y procesiones,no dejo de percibir cierta desorienta-ción e incluso tristeza eclesial.

Dicho en forma de tesis, en SantoDomingo no se reconoció a Medellíncomo nuestra "Asamblea deJerusalén". En Medellín se decidió noya ir a los gentiles, sino ir a los pobres,acompañarlos y aprender de ellos. EnSanto Domingo hubo déficit y descui-do de la causa de los pobres, aun-que no faltaron algunas palabrassobre inculturación, lo que agrade-cieron sinceramente indígenas y afro-americanos, como sólo saben hacer-lo los pobres, incluso cuando nosacordamos de ellos a medias y tarde.Y en mi opinión, lo más grave era lasensación de que la Iglesia no tuvieranada importante de que alegrarse.Lejos quedaba la exultación de Pabloen medio de persecuciones comolas nuestras. Y poco había de laalegría de Jesús: "Gracias, Padre, porhaber reveladoestas cosas a lospequeños". No senotaba mucho dela alegría de lascomunidades, desus romerías y ani-versarios de márti-

res, de la solidaridad, la "ternura delos pueblos"� Y sin gozo no puedeprosperar una Iglesia basada en unabuena noticia.

La Iglesia de Medellín se responsa-bilizó de y cargó con la historia.Ahora, aunque con algunas buenaspalabras en sus mensajes, en su con-junto no da la sensación de escucharel "sordo clamor que brota de millo-nes de hombres" -oprimidos, mujeres,indígenas, afroamericanos, emigan-tes, jóvenes que no saben qué hacerni a dónde ir-, conocidas palabrascon las que comenzaba La pobrezade la Iglesia. Ni da la sensación deque su gran opción fundamental es"bajar de la cruz a los crucificados",como tú decías, Ellacu.

Pareciera, pues, que hemos perdi-do el rumbo. Y no echamos mano denuestra tradición para retormarlo:dom Helder Camara, don LeónidasProaño, don Sergio Méndez Arceo,símbolos de una Iglesia comparablea la de Las Casas y Valdivieso. Y porello tampoco se oye mucho, cierta-mente no como antes, lo que sigueen la cita de Medellín: "pidiendo a suspastores una liberación que no lesllega de ninguna parte". ¿Nos pidenhoy los pobres que les liberemos?¿Estamos cargando con su historia?

Si dilapidamos lahonradez y el gozoque se originó conMedellín, la marchaatrás es inevitable, ycada día que pasaacumulamos retra-

Si dilapidamos la honradez yel gozo que se originó conMedellín, la marcha atrás

será inevitable, y cada día quepasa acumulamos retraso

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so. La tarea no es, pues, fácil, pero esposible. En Aparecida Dios puede vol-ver a irrumpir, como en MonseñorRomero ante el cadáver de Rutilio. Ytambién en todos nosotros, aunqueno sea más que por pudor. Y veoalgunos signos de esperanza.

Hay obispos que piensan que nopodemos seguir con exagerado cen-tralismo y sin hacer central la realidadde nuestras comunidades, sus gozosy tristezas. No es evangélico, no eshumano y no resuelve los problemas.Hay que cambiar y mirar a las comu-nidades.

Hay gente que piensa y profundizaen las corrientes subterráneas quemueven la historia. Hablan del Diosque se mostró en Jesús, y también del

que se siente como en casa entreotros hombres y mujeres, que lo hanadorado y amado desde antes delcristianismo. Hablan del ser humano yde lo que humaniza: honradez con loreal, compasión sin componendas,justicia contra la opresión, comuni-dad y colegio antes que individuosaislados, el sentido común de la jerar-quía de verdades�

Hay grupos de laicos, sacerdotes yreligiosas, que siguen con esperanzay en resistencia permanente contratoda suerte de males. No se handejado vencer por el desánimo yhabita en ellos lo que suelo llamarsantidad primordial. Emociona verlosreunidos para analizar el documentopreparatorio y hacer propuestas. Lomás importante es que se reúnen encomunidad y que, con o sin el docu-mento preparatorio, miran y analizanla realidad del pueblo, de sus fami-lias, de sus parroquias, y de sí mismos.Miran a la Iglesia para ver cómo estáy cómo debiera estar. Y nos lo dicen.Aunque en pequeño, cumplen tugran deseo, Ellacu, que recordamosestos días: "que el pueblo salvado-reño -y todos los pobres y oprimidos-hagan sentir su voz" -también en laIglesia.

¿Cómo será Aparecida? Sólo Dioslo sabe. Ojalá desencadene, en per-sonas, grupos y obispos, dinamismoscreativos, pero ahora sólo nos fijamosen el texto que escribirán los obispos.El documento preparatorio es decep-cionante, pero es muy buena señalque ya se están haciendo propuestasimportantes para cambiarlo. Las más

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novedosas son sobre Dios en lasdiversas religiones, la Iglesia en unmundo de grandes novedades, lamujer -de una vez por todas- comopersona, cristiana, ministro y miembrode la Iglesia, nombramiento de obis-pos� Las más fundantes (increíble-mente ausentes del documento pre-paratorio) son sobre Jesús de Nazaret,el reino de Dios que anunció y el anti-rreino que combatió, la Palabra de laEscritura� Las más urgentes sonsobre la vida, la justicia y la verdadpara las mayorías� Y hay también unesfuerzo, grande y cariñoso, para pre-sentar a María de Aparecida cómosímbolo, a la vez, latinoamericano ycristiano: rostro de los pobres del con-tinente y rostro de su Dios.

El texto de Aparecida deberá seranalítico, bien analizado -y ojalá sebusque la presencia de personascompetentes en Biblia, teología, pas-toral, saberes humanos que ayuden alos obispos. Así procedían hace añosmuchas conferencias y obispos entrenosotros -y recordamos bien cómoinsistías en la importancia de buenosanálisis y conceptos. Pero el textonecesitará, además, espíritu, lo cual esotro de tus legados. "Pobres con espíri-tu", escribiste, para hacer convergerlas bienaventuranzas de Lucas, "mate-rialidad", y las de Mateo, "espíritu". Y enotro contexto, aunque no te atraía laidea de una UCA doctrinalmente con-fesional, sí insistías en que fuese unaUCA "con espíritu". Por eso la definistecomo una universidad, "razón", de ins-piración cristiana, "espíritu".

Eso es lo que esperamos deAparecida: "textos con espíritu".Algunos preguntarán qué es eso, ysólo puedo responder con dos ejem-plos. En la homilía del 10 de junio de1977 Monseñor Romero dijo lapidaria-mente: "Jamás nuestra Iglesia dejarasólo a nuestro pueblo que sufre". Elpueblo captó el concepto, y el espíri-tu que lo empapaba. Y, por ambasrazones, aplaudió. Y otro texto tuyo."Lo que las agencias de turismohacen para que el mundo se diviertadebería hacer la Iglesia en direccióncontraria para que el mundo se con-vierta". Con ello quedaba claro elconcepto que ya habías desarrolladosobre lo que hay que hacer con el"pueblo crucificado". Y quedabaclara la exigencia a un hacer, decidi-do y dialéctico. El texto tenía espíritu.Era evocativo y provocativo. EnAparecida son necesarios ese tipo detextos, que posean verdad con luci-dez y espíritu con ánimo. Y para elloquizás puedan ayudar las siguientesreflexiones.

1. Libertad en contra del miedo.Dicho con sencillez, hay miedo en laIglesia, Ellacu. No es el miedo de tutiempo a los que podían matar elcuerpo, sino a los que pueden dañar

�Lo que las agencias de turismohacen para que el mundo sedivierta, debería hacerlo la

Iglesia en dirección contrariapara que el mundo se convierta�

(Ignacio Ellacuría)

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nuestra comodi-dad, a que sea-mos reconocidoso censurados.Miedo a perder privilegios, status,poder social. La impresión quedamos muchos jerarcas y sacerdoteses que muchas veces estamos comoparalizados. Es importante recuperarla libertad, lo que, además, es centralen la fe: somos hijos, no siervos. Y ennuestras manos tenemos una pala-bra que, por ser de Dios, no estáencadenada.

2. Humildad, examen de concien-cia. En el texto citado de Medellínproseguían los obispos: "Llegan tam-bién hasta nosotros las quejas de quela Jerarquía, el clero, los religiosos, sonricos y aliados de los ricos". Matizaronlas quejas, a veces basadas en apa-riencias, e insistieron en la pobreza deparroquias y diócesis, pero concluye-ron con una gran verdad. "En el con-texto de pobreza y aun de miseria enque vive la gran mayoría del pueblolatinoamericano, los obispos, sacer-dotes y religiosos tenemos lo necesa-rio para la vida y una cierta seguri-dad, mientras los pobres carecen delo indispensable y se debaten entre laangustia y la incertidumbre". Ejemplode honradez y de humildad, y hastauna forma de pedir perdón.

3. Palabra en contra del silencio.Nos podemos equivocar, pero nopodemos callar ante lo que afectagravemente al mundo de hoy, el de2.000 millones que tienen que vivir condos dólares al día. Hablamos sobreproblemas graves de la familia, con

razón, pero nocontra la guerrapreventiva -suconcepto y su

realidad- del presidente Bush, que pro-duce miles de muertos. Denunciamosalgunos pecados de los otros, perocallamos demasiado los propios -algunos de ellos aberrantes-, a no sercuando ya son inocultables. La Iglesiamenciona y condena ideologías,hasta el día de hoy, como el nazismoy el comunismo. Pero la ideología delcapitalismo en sí -no sólo el salvaje- noes denunciada con vigor. Y tampocose recuerda la ideología de la doctri-na de la seguridad nacional, causan-te entre nosotros de decenas de milesde muertos, a manos, muchas veces,de bautizados.

4. Parresia en contra de la pusilani-midad. El entusiasmo abunda, y enexceso, en muchos movimientos.Pero nos quedamos cortos en elanuncio no de cualquier Dios sino delDios de pobres y víctimas. Proclamarla realidad de ese Dios no es cosa demera doctrina, sino de convicción yde parresía. Y tampoco lo es procla-mar a Jesús, el de Nazaret, el quepasó haciendo el bien y murió crucifi-cado, y así se nos manifestó como elHijo de Dios. Hace falta audacia paraproponer a ese Jesús como el her-mano mayor, y no aguarlo de mil for-mas, infantiles o solemnes.

5. Respeto a lo propio en contrade la imposición universal. Que exis-tan tensiones en una macro-comuni-dad como la Iglesia es comprensible,pero, hoy por hoy, el problema no

Eso es lo que esperamos deAparecida: textos �con espíritu�

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reside tanto en algún turbio deseo deindependizarse las iglesias locales deltercer mundo, las de pobres, indíge-nas y afroamericanos, que configu-ran "la gran Iglesia de los pobres".Suele provenir, más bien, del centro:sospechas, advertencias y condena-ciones, y poco agradecimiento. Elespíritu de inculturación no abunda. Yaun cuando hacemos la opción porellos, en el centro de la Iglesia noestán los pobres -tampoco lo estánen las democracias-, sino algo quemás se parece a riqueza y poder.

6. Seriedad en contra del facilis-mo. Depende de lugares, pero dapena ver en muchas comunidadesque, cuanto más light son las cosas,más religiosas parecen. Recuerdan laadvertencia de Peguy: "porque noson de este mundo creen que son delcielo". Que esto suceda entre los sen-cillos es hasta cierto punto compren-sible, pero es irresponsable apoyarreligiosidades de lo mágico y melifluoque no humanizan. Jesús dijo "hágan-se como niños", pero no dijo: "hágan-se aniñados, no discurran, no pregun-ten, no protesten". Cierto es que aDios no se va por el camino del racio-nalismo, pero es triste que se toleren yaun se fomenten algunos tipos de reli-giosidad como si los sencillos notuviesen capacidad de razonar. Ypeor aún, si ello se tolera o se fomen-ta porque así al menos mantendránla fe. En tu tiempo decías Ellacu quela concientización es más urgenteque la alfabetización. En la actualcoyuntura de la Iglesia diríamos quela maduración en el hecho de la fe

es más urgente que expresarla religio-samente, cosa muchas veces pinto-resca.

7. Mystagogia y credibilidad encontra de la mera doctrina. Y tam-bién hay que insistir en la otra direc-ción. Muchos van despertando a larazón, pues la credulidad no durapara siempre. Entonces hay que ofre-cer verdad, pero sin imponer unamera doctrina. Por ello cada vez esmás necesaria la mystagogía queconduce al misterio de Dios. Significaintroducirnos en un misterio que esmayor, pero que no empequeñece,que es luz, pero que no ciega, que esacogida, pero que no impone. Y eso,en definitiva, sólo es posible comuni-carlo si tenemenos credibilidad. Sinella, escucharemos las palabras de laEscritura: "por causa de ustedes se

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blasfema el nombre de Dios entre lasnaciones". Con ella, "la gente alabaráa Dios".

8. La Iglesia de los pobres en con-tra de una Iglesia vacíamente univer-sal. El sueño de Juan XXIII y del car-denal Lercaro, de don HelderCamara y de Monseñor Romero,sigue siendo la "Iglesia de los pobres"-¿de quién, si no? Esto significa quelos pobres son el principio inspiradorde la Iglesia, no sólo los beneficiariosde su opción. No niegan nada niexcluyen a nadie, pero son indispen-sables para configurar cristianamentetodo lo cristiano: lo que podemossaber, lo que nos es permitido espe-rar, lo que tenemos que hacer y loque se nos ha dado celebrar. Y todossomos llamados a participar, aunquede diversa forma, análogamente, sedecía antes, en la "pobreza real" delos pobres y en el espíritu de "lospobres con espíritu".

Ellacu. Termino recordando tu últi-mo discurso: "Sólo con todos lospobres y oprimidos del mundo pode-mos creer y tener ánimos para inten-tar revertir la historia". Nos dices, pues,que los pobres son fuente de una fe yde un ánimo que no nos vienen deninguna otra parte. Como te escribí elaño pasado, "fuera de los pobres nohay salvación". Esperamos queAparecida lo proclame.

Y junto a ellos, lo mejor que ha pro-ducido nuestra Iglesia y nuestro pue-blo: los mártires. No veo cómo esposible reunirnos sin recordar y agra-decer a los miles de mártires -así lla-

mamos a los que entregaron su vidapor amor. Y ya que es una conferen-cia de obispos, no veo posible norecordar y agradecer, con orgullo, asus hermanos Enrique Angelelli, ÓscarRomero, Joaquín Ramos, JuanGerardi.

Ya sé que, ante estas cosas, elVaticano impone paciencia, pruden-cia, silencio. Pero tú no actuaste así.Tres días después de su asesinato dijis-te: "con Monseñor Romero Dios pasópor El Salvador". Y don PedroCasaldáliga escribió el "San Romero

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de América". Lo mismo ha dicho elcardenal Carlo María Martini, el 15 deoctubre, de 2005, desde Jerusalén:

"Me parece, pues,que su muerte es lade un mártir de la jus-ticia, de la verdad yde la caridad. Y aun-que yo sea del pare-cer que no necesita-mos multiplicar dema-siado los santos canonizados, veríacon agrado que su heroicidad yejemplaridad, sobre todo para losobispos, sea reconocida oficialmentepor la Iglesia".

Ellacu, ojalá en Aparecida remon-temos vuelo, sin reproches y conmagnanimidad, sin rencores y conesperanza. Pero es importante reto-mar el rumbo y encaminarnos haciaun "nuevo Medellín". En Aparecidadeberá haber mucho de "nuevo",pero también mucho de "Medellín". Yeso es lo que, en medio de los fallosy limitaciones que hemos menciona-do, sigue presente en América Latina:religiosas que defienden a indígenasoprimidos; laicos y laicas que traba-jan por los derechos humanos de lospobres, y con enfermos de sida;

campesinos que estudian la biblia yse adentran en la teología; grupos desolidaridad con los emigrantes;

romerías populares yaniversarios de márti-res; innumerablesvidas escondidasadmirables; obisposdedicados a su pue-blo y que se mantie-nen "en rebelde fideli-dad"� Y una larga

letanía de cosas buenas que hacenlos pobres y quienes con ellos se soli-darizan.

Y hay fe. Siguen creyendo en unDios que es Padre-Madre. En un Hijoque es Jesús de Nazaret, crucificadoy resucitado. En un Espíritu que esseñor y dador de vida y que hablapor los profetas. Y es que el Evangelioes como una pequeña planta quecrece en cuanto la cuidamos unpoco. Cuidarlo con esmero es laherencia de Medellín. Por eso tene-mos esperanza. Y por eso, año trasaño, les recordamos a ustedes, atodos los mártires. Ustedes son los cui-dadores, los guardianes del Evangelio.

Jon Sobrino

Ellacu: ojalá enAparecida remontemos elvuelo sin reproches y conmagnanimidad, sin recor-

tes y con esperanza

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1. Revisar el ministerio ordenadoa la luz de las opciones del ConcilioVaticano II y Medellín.

Tal revisión implica la superacióndel autoritarismo y del centralismopastoral. Desafortunadamente, se haobservado en la generación clericaljoven, trazos autoritarios. Esto tiene

que ver con la formación en semina-rios que volvieron al molde de la "ins-titución total". Ese clero ha acentuado"los signos distintivos de su condición -fiestas, vestimenta, poderes-, ausen-cia de inquietud en relación al desti-no de la sociedad (y de la Iglesia),poco amor (¿ninguno?) por los estu-

dios, ninguna pasión por elecumenismo, por la justi-cia social. Son presbíterosque se preocupan máscon su carácter y podersagrado, que con una pre-sencia significativa en elmundo, con el diálogocon la sociedad, con uncompetente servicio alhombre de hoy". Es nece-sario encontrar la vía de lasencillez y de la cercaníadel clero a las personas.Yendo más lejos, y hastasecundando los deseos deJuan Pablo II en laEncíclica �Ut Unum Sint�, es

Caminando hacia la

V Conferencia de Aparecida

Una vez garantizadas las opciones anteriores (las deMedellín y Puebla), hay que avanzar en puntos que contesten alas nuevas situaciones que hoy se hacen urgentes. A modo deesbozo, adelanto algunos elementos que juzgo relevantes parala Iglesia en la actual coyuntura social y eclesial.

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necesario redimensionar el magisteriooficial y la jerarquía eclesiástica en elespíritu de servicio y sencillez.Siguiendo en la línea de las innova-ciones del Vaticano II, la Iglesia revita-lizó la institución del diaconado per-manente, abierto también al hombrecasado. Ya tendremos tiempo sufi-ciente para someter el ejercicio deeste orden a una revisión, con la triplealternativa de la continuidad, o de lareformulación del actual ejercicio, oaún de la abolición de este ministerioen nuestro contexto pastoral.Partiendo de las experiencias encurso, se están haciendo estudios enesa dirección. La imposibilidad decelebrar la eucaristía semanal en lamayoría de las comunidades católi-cas obliga a la Iglesia a pensar ensoluciones más eficientes, contun-dentes y de corto plazo. No resuelveel reducir la cuestión del ministerioordenado al problema de la promo-ción vocacional, aunque ésta tengarelevancia. Hay que ver un horizontemás amplio.

Se presentan tres cuestiones rela-cionadas con esta situación: reincor-porar al ejercicio del ministerio a lospresbíteros que fueron reducidos alestado laical o que están sin ciuda-danía eclesiástica; la ordenación de

hombres casados de valor indiscuti-ble, y el ministerio ordenado demujeres. Actualmente, esta últimacuestión se encuentra fuertementebloqueada por el texto contundentedel documento de Juan Pablo II.Permanece todavía abierta la cues-tión de la diaconisa. Esto podría serun primer golpe para romper con

la armadura eclesiástica.

2. Pensar seriamente en una"renovación litúrgica" popular

El Vaticano II continuó y profundizóla reforma de la liturgia romana clási-ca con un provechoso fruto espiritualy pastoral. Las celebraciones litúrgicasadquirieron una vitalidad pujante.

Semejante emprendimiento nece-sita ser llevado a cabo en la liturgiapopular en diálogo con la culturapopular religiosa afro-amerindia. Estoimplica profundizar la importanciateológica y social de la religiosidadpopular, especialmente en los nivelesde comunidades de base. Ya es horade considerar seriamente la reservacatólica de América Latina, invirtien-do el proceso de influencia. En lugarde dejarse plasmar por orientacionesdesde la matriz europea o norteame-ricana, influenciar estas instanciascon el vigor, la creatividad y la origi-nalidad del catolicismo mestizo,moreno.

3. Animación carismática de lasestructuras internas de la Iglesia

El fenómeno carismático está pre-sente con gigantesco vigor. ¿Cómono percibir en él una señal del

Reincorporar al ejercicio delministerio a los presbíteros quefueron reducidos al estado laical

o la ordenación de hombrescasados de valor indiscutible y elministerio ordenado de mujeres

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Espíritu? Como toda acción de Diosen la historia, padece de ambigüe-dades y de discernimiento. La olacarismática posee enorme potencialtransformador de las instituciones, siésta realiza el principio jesuítico deque "el sábado es hecho para elhombre y no el hombre para el sába-do�. En otras palabras, le cabe lamaravillosa tarea de humanizar, deespiritualizar, en el pleno sentido deltérmino, la rigidez de muchas formasinstitucionales y jurídicas de la Iglesia.Eso incluye refortalecer la dimensiónde diaconía, de pobreza, de simplici-dad en el ser, en el vestir, en el vivir delos representantes de la institucióneclesiástica. Los movimientoscarismáticos adoptan a veces posi-ciones antitéticas. Algunos se presen-tan fuertemente centralizados en lapersona del líder. Éstos no ayudan aliberar la Iglesia de las formas centra-lizadoras y autoritarias. Otros, sinembargo, cultivan una transparente

libertad entre los miembros. Ellos tie-nen condiciones de pensar y ensayarun modelo "democrático" y participa-tivo de Iglesia. Y si se articulan con lasCEBs, anticipan ya una Iglesia, unared de comunidades en el interior delas parroquias y diócesis. Entonces laIglesia se vuelve para el fiel unacomunidad de libertad, diálogo,igualdad. En ese mismo espíritu, sefacilita asumir el principio de subsidia-riedad en el gobierno de la Iglesia.

4. Enfrentar el fenómeno religio-sos y de las espiritualidades

La ola carismática tiene otro rostro:el surgimiento del fenómeno religiosocon exuberante efervescencia denuevas espiritualidades. Estas existenpara todo gusto. ¿Qué hacer? El futu-ro de la Iglesia depende de la formaen la que ella discernirá esa mezclareligiosa y de espiritualidades, valori-zando las que le traen renovación, yevangelizando las que la desvían de

las opciones de Vaticano II yMedellín. La evangelización a la luzde la pneumatología paulina de lalibertad, purifica las experiencias reli-giosas de los ruidos míticos, mágicos,fundamentalistas, meramente emo-cionales y los descuadra de los ritosespirituales rígidos.

5. Establecer con los nuevosmovimientos una relación de comu-nión responsable y libre

Los nuevos movimientos eclesialesde espiritualidad y apostolado prolife-ran. Sobre ellos se hacen análisismatizados. Juan Pablo II y el cardenalRatzinger, en algunas de sus manifes-taciones, mostraron cierto entusiasmo.

La reciente toma de postura críti-ca frente al movimiento del neoca-tecumenado manifiesta, tal vez, yauna cierta inflexión del optimismoanterior. Otros autores nos criticanfuertemente.

Como tarea tenemos las condi-ciones para someterlos a un procesode discernimiento, captando su ladocreativo y animador, y señalándoleslos riesgos y límites. En un momentode reflujo autoritario, la novedad, laligereza, la valorización de la presen-cia del Espíritu Santo, la libertad, tie-nen mucho quecontribuir. Pero en lamedida que seincorporan aspec-tos conservadores yautoritarios en detri-mento de lascomunidades loca-les, refuerzan el

lado negativo de la coyuntura ecle-sial actual.

Algunos de ellos empezaron conconvicciones ecuménicas, conexperiencias transconfesionales, privi-legiando Pentecostés en contrapartea lo institucional, valorizando las expe-riencias espirituales y comunitarias. Sinembargo, poco a poco se volvieronfundamentalistas y agresivos, en unadefensa virulenta de la propia identi-dad. Las Iglesias de América Latinatienen delante de sí la tarea depotenciar estos movimientos eclesia-les en la dirección de articularlos: conla vida pastoral de la Iglesia local;con las comunidades eclesiales debase en mutua fecundación; concompromisos sociales en la línea dela opción por los pobres.

6. Enfrentar la nueva sociedadglobalizada del conocimiento

Cada día las ciencias y la tecno-logía avanzan más, especialmenteen el campo de las ciencias de lavida y de la información, lo que traegraves problemas éticos. El conoci-miento se convierte en la materiaprima importante en el mundo de laproducción, de la administración delas empresas. Sin conocimiento, sepierde competitividad.

La Iglesia necesitade los laicos/as yde los profesoresde ética y de teo-logía moral, pre-parados para esediálogo. Un laica-do valiente y com-

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Un laicado valiente y com-petente, apoyado por el magis-terio, le ahorraría declaracio-

nes oficiales infelices y sinconocimiento suficiente sobre

temas complejos y difíciles

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petente, apoyado por el magisterio,le ahorraría declaraciones oficialesinfelices y sin conocimiento suficien-te sobre temas difíciles, complejos ysombríos.

La sociedad del conocimientoestá generando un nuevo tipo depobre y excluido. Está desafiando a laIglesia a mostrar su rostro concreto yreal, como hizo en Puebla (nn. 31-39).Esto significa avanzar más allá de laopción por los pobres de Medellín yde Puebla, borrándole los epítetosideológicos y los adjetivos debilitado-res, para recuperarle la fuerzaevangélica. En una palabra, estamosfrente a la tarea de retomar conamplitud la práctica de la liberaciónen el contexto neoliberal.

7. Purificar el lenguaje teológico

El Concilio Vaticano II y la teologíade la liberación produjeron una pro-funda transformación del lenguajeteológico premoderno, escolástico,esencialista, inmovilizante. Le quitaronescombros tradicionales al usar en sudiscurso y en la predicación un len-guaje accesible a los fieles de hoy.

En términos sencillos, el lenguajeteológico necesita responder a: laexperiencia existencial de las perso-nas situadas en lapostmodernidadde manera que lessea significativo;exigencia de com-promiso social conlos pobres; avan-ces continuos de

las ciencias, demandas éticas, an-claje religioso, valorización del simbo-lismo, de la metáfora, del géneronarrativo.

8. Enfrentar la evangelización dela cultura

Se hace indispensable una evan-gelización de la cultura que no tomeen cuenta la cultura. El fracaso delsocialismo real se debió, además depor las fallas económicas, al hechode que no creó culturalmente eldeseado hombre nuevo. Se descuidóla cultura. La presencia de la Iglesiaen la sociedad futura depende decómo ella se sitúe en el campo cul-tural. El camino pasa por la construc-ción de una cultura a partir de lospobres, no por una adaptación cul-tural a los valores burgueses capitalis-tas. El socialismo creó el imaginariode la liberación, pero fracasó por laausencia de valores fundamentales.La Iglesia tiene condiciones de reuniral imaginario liberador social los tra-zos evangélicos, dándole consisten-cia y profundidad. La evangelizaciónde la actual cultura moderna y pos-moderna requiere que se construyaen el interior de la Iglesia y fuera deella, por medio de la pastoral, de dis-cursos, de prácticas, de instancias y

símbolos, un imagi-nario que expresela opción por laliberación de lospobres. Sólo así seconsigue transfor-mar la realidad. Enotras palabras, estosignifica la crea-

Las opciones principales nopueden depender de la buenavoluntad. Por ejemplo, que la

selección de parrocos y obisposse haga con una mayor parti-

cipación de los fieles

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ción, como verdadera alternativa alpensamiento único dominante, de unnuevo paradigma cultural, que tomeen cuenta las mayores conquistas delmomento actual: el pensamientoecológico, la cosmología moderna,el género, las etnias, la paz, la éticadel cuidado y de la compasión.

9. Encontrar canales jurídicos

El espíritu y el carisma del VaticanoII y de Medellín desaparecerán, si decierta manera no fueren institucionali-zados. Sus opciones principales nopueden depender únicamente de labuena voluntad de las personas -obispos, párrocos o líderes-, sino quedeben asumir un carácter imperativoy ser reglamentadas de manera con-creta, o se convierten en deseos pia-dosos. A modo de ejemplos; que larelación entre las conferencias epis-copales y los obispos diocesanosadquiera un carácter vinculante endeterminados asuntos; que las selec-ciones de los párrocos, obispos, sehagan de manera obligatoria conuna mayor participación de los fielesinteresados; que los consejeros dio-cesanos incluyendo a los de lascomunidades, no asuman meramen-te un foro consultivo y decorativo, sinoque tengan poder de decisión, etc.

10. Desarrollar una eficiente pas-toral de los emigrantes

Las migraciones se convierten enun fenómeno creciente desafiandola pastoral de la Iglesia en el mundoentero y en el interior de los países. Yason centenas de millones los que se

mueven dentro de los países y haciafuera de ellos en migraciones cre-cientes. ¿Por qué dejan su tierra? ¿Porqué buscan otra tierra, y qué tierra esesa? Intervienen factores de expulsióny de atracción. Del lado objetivo,encontramos pobreza, falta de futu-ro en el lugar donde están, la cre-ciente segregación económica,racial y religiosa, los conflictos inter-nos regionales.

Del lado subjetivo parpadeansueños de riqueza, de los EUA dedinero fácil y abundante, de ahorrartacaña y rápidamente recursos pararesolver definitivamente la cuestiónde la vivienda y de otras exigenciasbásicas. Pobreza y sueño, falta defuturo e ilusión de un futuro radiante.

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Es la carencia del ser humano queFrei Betto llamó de "hambre de pan yde belleza".

La pastoral del futuro enfrentarádesde la defensa de los derechos fun-damentales del emigrante, sobretodode los indocumentados, hasta unamigración del clero y de los religiososjuntos. Mientras caminamos lentamen-te o dormimos, las denominacionesevangélicas pentecostales y neopen-tecostales ocupan rápidamente esosespacios. No siempre en beneficio delas personas. No nos mueven razonesproselitistas, sino únicamente las delealtad evangélica y de amor haciaaquellos que caen presos fácilmentede distorsiones religiosas.

11. Repensar la pastoral familiaren moldes plurales

Tomando en cuenta las nuevasformas de familia que escapan almodelo tradicional - padre, madre,hijos- se exige de la pastoral del futu-ro una mayor apertura en relación aaquellas familias que no responden ala futura tradicional defendida por laIglesia. Se requieren mejores conoci-mientos psicológicos y sociológicospara enfrentar esta nueva situación.No basta la teología y la pastoral tra-dicional que hasta hoy comandaronla acción de la Iglesia. Los discursosdel magisterio distan mucho de estosnuevos retos. El papel de un laicadoentendido en política familiar se haceimprescindible para tal pastoral. Elclero célibe difícilmente consiguecaptar mucho de los problemas queatraviesan a la familia.

12. Invertir fuertemente en unapastoral de los medios

La ciencia y la tecnología de lacomunicación pasan por revolucio-nes jamás vistas. Se anuncian saltostecnológicos inmensos que estánrevolucionando la relación entre laspersonas y creando una nueva gene-ración de usuarios. Los retos pastora-les consisten, entre otros aspectos, enla presencia significativa de la Iglesiaen este universo tecnológico y culturaly en la articulación de tales medioscon las exigencias comunitarias de lavida cristiana, con la disciplina del�arcanum� y con las característicaspropias de la fe cristiana.

Los medios se constituyen muchomás que en simples instrumentos decomunicación. Configuran la actualcultura. Un lenguaje teológico queno tome en cuenta este dato culturalpasaría al margen de los oyentes ylectores. Como se trata de cultura, elempeño tiene que ser en una mayorprofundidad, percibiendo las modifi-caciones del comportamiento, y delhorizonte simbólico de las personas.Solamente ahí adentro se evangeliza.Conclusión: Este texto se propone, eneste momento de la preparaciónpara Aparecida, provocar una refle-xión, un discernimiento y confecciónde elementos de estudio frente a la VAsamblea.

Joao Bautista Libanio

Esperamos que te haya resultado interesante este docu-mento, al igual que nos lo ha parecido a nosotros, y por esocreemos que no podemos guardarlo en el archivo. Por eso editamos los DDooccuummeennttooss ddeell OOccoottee EEnncceennddiiddoo. En

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