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MR. WONDERFUL STORMY GLENN TRADUCCIONES GANIMEDES

TRADUCTORA: Schmetterling



CREDITOS

Queda prohibida la distribución de esta traducción sin la

aprobación expresa del grupo Traducciones Ganimedes, además

esta obra es de contenido homoerótico, es decir tiene escenas

sexuales explicitas hombre/hombre, si te molesta este tema no lo

leas, además que su contenido no es apto para cardiacos.



MR.WONDERFUL (Sr. Maravilloso)

RESUMEN

Julián está buscando al Sr. Maravilloso, el hombre amable y

dulce de sus sueños, con el que pueda pasar el resto de su

vida. Lo que encuentra es a Darius Alexander, un millonario

quien se hizo a sí mismo. También es el hombre más sexy

en que Julián ha puesto sus ojos.

Para el mojigato dueño del club, Darius Alexander, Julián es

perfecto. Su caminar salvaje, su porte valiente, su magnífica

belleza, todo suma para ser el hombre de sus sueños. Él lo

quiere de inmediato y está decidido a tenerlo de la manera

que sea.



Capitulo Uno

Julián Sinclair gimió cuando su mejor amigo, Dino Marcelli, lo

arrastró por el brazo hacia la fila de gente esperando, fuera de otro club

nocturno. Esta era la tercera noche. Dino se sentía destinado y decidido

a encontrarle un novio a Julián, o por lo menos una cita caliente.

—Oh, vamos Dino, vamos a regresar a casa. Estoy cansado y

me duelen los pies. Nunca vamos a encontrar para mí un Sr.

Maravillosos en este lugar. —Julián miró alrededor del exterior del

lujoso club con temor. —Ni siquiera estoy seguro de poder entrar en

este lugar. ¿Podemos permitirnos esto?.

—Cariño, por ti, el precio no es problema. Además, conozco a

uno de los porteros. —Dino sonrió mientras se inclinaba hacia Julián y

movía las cejas. —Él, fue dulce conmigo.

Julián miró hacia abajo a la línea de personas y a los dos porteros

de pie junto a la puerta principal. Ambos parecían tipos enormes, que

golpeaban, hombres de la mafia, semejante a, nosotros – romperemos

– tus – rodillas – si – no – pagas – la enorme cuenta. Y ellos usaban

ropa que hacia juego. Ambos vestían trajes de color negro con

espantosas camisas blancas y corbatas negras. De regalo tenían una fila

de anillos en los dedos. Se veían semejantes a nudillos de cobre

brillante. Julián apostaría a que esas cosas dolían mucho.

Julián se apoyo en Dino, cuando poco a poco se movieron en la

fila, mientras esperaban su turno para entrar en el club. No sabía

mucho sobre el lugar, porque nunca había estado en el interior. Pero él

había oído cosas.

El lugar se llamaba ―El Club‖, por extraño que pareciera. Se

atendía a clientes de alto nivel. Tenía fama de ser un lugar limpio y



seguro para los clientes, tanto gay como heterosexuales, para beber,

bailar y pasar un buen rato.

El lugar tenía cero tolerancia para drogas, borrachos, o los

matones, probablemente esa era la razón por la cual se estaba

rápidamente convirtiendo en el lugar para ir en busca de un poco de

diversión. Sea lo que fuera, Julián aún no creía que encontraría el chico

de sus sueños en el interior.

En cuanto llegaron a la parte delantera de la línea, Dino dirigió a

uno de los porteros una sonrisa y un movimiento con la mano. Julián

no podría haber estado más sorprendido si una banda de música fuera

marchando por allí, el portero les sonrió y se movió hacia ellos.

—No puedo creer lo fácil que fue. —Julián dijo en voz baja. Él

había visto persona tras persona alejarse de la puerta principal del club

por una u otra razón. Nunca pensó que él caminaría hacia el interior,

sobre todo, por el aspecto que tenía.

Julián era un espíritu libre, si él fuera algo. Su cabello castaño

claro era de un rubio helado. Sus uñas y las uñas de sus pies estaban

pintadas de un verde neón. Y probablemente llevaba más delineador

de ojos que la mayoría de las mujeres. El día de hoy su delineador de

ojos era verde, por supuesto. Para culminar, él tenía un aro de plata en

su oído, además de que sus tetillas habían sido perforadas también con

aros de plata. En su ombligo tenía un aro de plata con una gema verde

en él.

Él amaba llevar algo llamativo. En la actualidad, había bajado un

poco el tono. Llevaba zapatos de cuero blanco, pantalones blancos que

se abrazaban a su culo, y una camisa de seda verde neón con cuello en

V que se extendía casi hasta el límite de su estomago plano.

La mayoría de las personas corrían en sentido contrario cuando

veían a Julián venir. Dino lo comparaba con un accidente de coche que



estaba a punto de ocurrir. Las personas querían apartar la mirada, pero

no podían. Julián era demasiado para ser ignorado –casi hipnótico.

Personalmente, a Julián le encantaba. El mérito solo de la

conmoción era hilarante. Por supuesto, tendía a traerle un montón de

problemas también. Teniendo sólo 1.70 metros de altura y 68 kilos, él

había recibido tantas golpizas por ser gay, mas de las que podía contar.

Sin embargo él no iba a cambiar quien era por nadie.

Tampoco le conseguía muchas citas. Los tipos que lo afectaban a

él, lo veían como una mascota o como una posesión. Muy rara vez

trataban de comprenderlo como un ser humano con mente propia.

Asumiendo que él pudiera conseguir una cita. Era difícil encontrar a

alguien que disfrutara de la forma extravagante de Julián.

Julián no ocultaba el hecho de que era gay. A él le encantaba

coquetear. Amaba a los hombres. En especial le gustaba coquetear con

los hombres, y entre más grandes mejor. Sí, probablemente era un

masoquista. Pero le gustaban los hombres grandes, fuertes y

dominantes.

Había algo acerca de ser envuelto por los brazos de un hombre

grande y fuerte que hacía que Julián se excitara completamente.

Cuando resultaban ser prepotentes, abusivos, era cuando tendía a

tener problemas.

Lo que explicaba que Dino lo arrastrara a otro club para ayudarle

a encontrar un nuevo novio. El último había sido hace seis meses.

Julián había dejado a Johnny después de que lo había golpeado por

todos lados después de que él se negara a hablar con los amigos de

Johnny para ―un poco de diversión‖. Julián no se había quedado

impresionado.

—Deja de soñar despierto. Vamos a conseguir un lugar para

sentarnos, conseguir algunas bebidas, y llevarnos algunos hombres.



—Dino se rió mientras arrastraba a un reacio Julián a través de la

habitación. No había demasiada gente para un viernes por la noche,

pero todavía era temprano. Eso iba a cambiar. Era mejor que

encontraran un lugar, mientras todavía se pudiera.

—Te diré qué vamos a hacer. Tú nos encuentras un sitio. Yo

voy por las bebidas. Y nos reunimos en el centro.

Dino asintió con la cabeza por la sugerencia de Julián,

explorando ya el espacio con sus dulces ojos. Julián rodó sus ojos

mientras caminaba hacia la barra. Dino era un amigo muy querido, de

hecho, su mejor amigo, pero podía ser tan decidido cuando se trataba

de hombres, comiéndoselos con los ojos.

Julián se apoyó en la barra cuando llegó a ella, haciéndole señas a

un camarero. Mmm, era lindo. Alto, moreno y sexy, justo como a Julián

le gustaban los hombres. Oh, maldita sea, el hombre llevaba un anillo

de bodas. Él estaba casado o comprometido. Strike one1, camarero

eliminado de la lista de disponibles.

Julián le obsequió una gran y brillante sonrisa de todos modos.

Todo el mundo merece un poco de coqueteo. —Hola, quiero una

margarita de fresa y una botella de agua, por favor.

El camarero tomó su orden y comenzó a hacer las bebidas. Él

sonrió mientras miraba a Julián. —Mi nombre es Dillon. Yo nunca te

había visto por aquí antes. ¿Es tu primera vez?.

Julián asintió con la cabeza. —Me llamo Julián. Mi amigo, Dino,

dice que este es el mejor lugar si tú quieres tener un poco de

diversión y comerte con los ojos a chicos lindos. —Julián le guiñó un

ojo. —Parece un buen lugar.

1 Un strike (anotación oficial S) es un conteo negativo para el turno de un bateador en la ofensiva, resulta de no golpear hacia el diamante, en zona válida de juego o fair, una pelota lanzada por el pitcher. Un conteo de tres strikes termina el turno del bateador. Dos fouls en un turno son contados como strikes si se hacen antes de haber recibido ningún otro strike.

http://es.wikipedia.org/wiki/Anexo:Glosario_de_b%C3%A9isbol#F



Dillon miró alrededor de la barra con orgullo. —Si, lo es. El jefe

controla un barco bastante grande, pero él sabe sobre el negocio de

los clubs.

Dillon con una gran sonrisa dejó en la parte superior de la barra

la margarita y una botella de agua. Cuando Julián iba a pagarle, le dio

una pequeña sonrisa. —Por ser tu primera vez, estas corren por la

casa. Seguro vas a pasar un buen rato, y si tienes algún problema,

solo ven a verme.

—Hey, gracias, Dillon. —Julián le dedicó una gran sonrisa, tomo

las dos bebidas, para llevarlas a la mesa donde Dino estaba sentado

agitando sus brazos en el aire. Tal vez este lugar no sería tan malo

después de todo.

***********************************

Darius tomó el teléfono tan pronto como sonó.

—¿Si, Dillon?.

—¿No será tu cumpleaños en un par de semanas?. —Dillon

preguntó.

—Tu sabes que si, Dillon. Tú compartes el mismo día de

cumpleaños que yo.

—Bueno, tengo un tempranero regalo de cumpleaños para ti.

Mira por la ventana, mesa siete, camisa verde neón. Y no digas que

nunca te he dado algo, hermano. —Dillon se rió entre dientes mientras

colgaba.

Darius Alexander cerró su teléfono celular, volvió a colocarlo en

su bolsillo y caminó a través de su oficina para mirar por la gran

ventana que tenía para supervisar abajo en la barra. Miró hacia la mesa



número siete. Tan pronto como vio la camisa verde neón, supo por qué

su hermano lo había llamado.

El hombre era impresionante. Tenía el pelo castaño claro, corto y

acomodado como en forma de púas. Su piel bronceada hacía alusión a

un montón de tiempo tomando el sol. Darius brevemente se preguntó

si tomaba el sol desnudo. Oh, hombre, a él le encantaría saber.

El pecho del hombre era de aspecto esbelto y su vientre plano

con un gran abdomen e increíbles abdominales y las caderas estrechas.

La forma en que sus pantalones mostraban las perfectas mejillas de su

culo hacía que Darius se le hiciera agua la boca.

Él no era un hombre grande, pero eso estaba bien para Darius. A

él le gustaba ser capaz de mantener a su amante envuelto en sus

brazos. Para su metro noventa, él prefería a alguien un poco más

pequeño de lo que él era, mucho más pequeño. Él hombre debajo de él

encajaba perfectamente a ese deseo. Él estaba haciendo estimaciones,

de su perfección física.

Darius sonrió por primera vez en mucho tiempo cuando él saco

su teléfono celular y marcó al bar de abajo. —Toma una botella de

nuestra mejor champagne y entrégala a la mesa siete, cortesía de la

casa.

Dillon se echó a reír. —Te lo dije, hermano. Voy a estar

esperando un muy buen regalo de cumpleaños este año.

—Si es soltero, puedes tener lo que quieras. —Darius respondió

mientras continuaba observando al creciente objeto de su deseo, salir a

bailar con otro hombre. Diez segundos de baile después, Darius veía

fascinado por la ventana, todo en él valía la pena. ¡Joder! El hombre

bailaba como un sueño húmedo.



—Ah, él está solo, está bien, y disponible. Él está aquí con un

amigo, pero yo no creo que estén juntos. Y creo que él está buscando

comprar.

—¿En serio? ¿Y qué te dio esa idea? Tal vez él solamente está

viendo el escaparate. —Como podía ser que alguien tan hermoso

como el hombre que Darius miraba, posiblemente, fuera soltero.

—No, yo no lo creo. Él sin duda está buscando para comprar

¿Por qué no le das algo de tiempo para instalarse y luego bajas y te

presentas?. No tengo ninguna duda de que le gustaría encontrarse

con el administrador. Él estaba muy impresionado con el club.

—Si, tal vez. Voy a pensar en ello. —Mientras Darius miraba el

movimiento del hombrecito, él más se preguntaba si ir abajo a

encontrarlo sería tan buena idea.

—No te hagas esto, Darius. Él es justo tu tipo, con creces. Él

podría ser él.

—Te dije que lo pensaría. —Gruñó Darius.

—Si no estás aquí en treinta minutos, voy a llevarlo hasta ti.

Darius se quedó mirando el teléfono en la mano después de que

su hermano colgara. Dillon lo haría también. A veces Darius se

preguntaba como podían venir de la misma madre. Su hermano era

extrovertido y amistoso. Darius era más distante y arrogante. Esto

simplemente no tenía sentido, ya que ellos eran gemelos.

Darius miró su reloj, tratando de calcular el tiempo que él tenia

antes de que Dillon cumpliera su amenaza y trajera al sexy hombrecito

arriba. Treinta minutos, no era mucho tiempo. Pero era suficiente.

Darius regresó a su escritorio y se sentó. Sacó su teléfono celular

y marcó. Tenía algunos planes qué hacer si él le mostraba su interés a



este nuevo hombre, que esperaba se convirtiera en alguien constante

en su vida.



Capitulo dos

Julián y Dino se sorprendieron cuando llegaron a su mesa y se

encontraron de pie a Dillon allí, sosteniendo un cubo lleno de hielo y

una costosa botella de Champagne. Él les dio una amplia sonrisa

cuando puso la cubeta sobre la mesa.

Julián levantó una ceja en pregunta.

—Un regalo del administrador. —Dillon se rió entre dientes.

Dino parecía muy emocionado cuando él cogió un vaso y se lo

dio a Dillon, que con gracia le sirvió una copa burbujeante. Dillon

asintió con la cabeza a Julián y le indicó el otro vaso. Julián negó con la

cabeza.

—Lo siento, yo no bebo alcohol. Pero gracias por la oferta. Y

por favor, agradécele al administrador por mí. Fue un bonito gesto.

—Él estaba un poco confundido en cuanto a por qué el administrador

les había regalado una botella de champagne.

Dillon asintió con la cabeza cuando puso la botella en la cubeta.

—¿Puedo darte otra botella de agua, entonces?.

—No —respondió Julián— Así estoy bien, gracias.

—Muy bien. Si necesitas algo, ya sabes dónde estoy. —Julián

asintió con la cabeza, dando a Dillon otra sonrisa. Todavía no podía

entender lo del champagne. Dillon le había dado a él la margarita de

fresa y la botella con agua. ¿Qué seguía? ¿Un coche?.

Dino y Julián observaron a Dillon caminar de regreso a la barra

antes de que se sentaran en su mesa. Julián miró la expresión divertida

de Dino. —Bueno, eso fue extraño. ¿Es el administrador dulce



contigo también? —Preguntó refiriéndose a su experiencia anterior

con el portero.

—Yo no lo creo, cariño, pero nunca se sabe. —Julián no podía

dejar de reír cuando Dino le dedicó una sonrisa diabólica y empezó a

mover las cejas. —Yo soy lindo y condenadamente sexy.

—Si, si tú fueras gay, me gustarías tú. —Se echó a reír. Dino era

casi tan gay como era él, solo que en un paquete mas grande. Si no

hubieran sido tan buenos amigos durante tantos años, Julián hubiera

hecho un movimiento hacía años. Realmente era lindo y sexy. Sin

embargo, había aprendido desde que comenzó su amistad, que era

mucho mejor ser amigos que amantes.

Esto no significaba que ellos no coquetearan el uno con el otro en

cada oportunidad que ellos tuvieran. Y, en ocasiones, se utilizaban el

uno al otro como “amantes fingidos” cuando la atención no deseada no

aceptaba un no por respuesta.

—Ardiente maldición. —Dino exclamó mirando más allá del

hombro de Julián. —Cariño, creo que el Sr. Maravilloso acaba de

entrar a través de la puerta.

Julián se volvió para mirar y tuvo que ver dos veces. No había

manera de que la asombrosa visión delante de él pudiera ser real. El

hombre parecía un dios griego. Miguel Ángel habría estado orgulloso.

Julián pensó que podía empezar a babear.

Un hombre de piel profundamente bronceada, el cabello negro le

caía al hombro insinuando su ascendencia de Europa del este, era tan

alto, musculoso, con unas piernas que parecían no terminar nunca. Sus

amplios hombros, pecho sólido y poderosos brazos y unos músculos

que apenas insinuaban la fuerza que era evidente y el poder de este

hombre al mando.



Pero fue su sonrisa y sus profundos ojos oscuros lo que

realmente llamaron la atención de Julián. Él parecía severo, inflexible,

hasta que sonreía. Él podría encender la habitación. Cuando miró

directamente hacia él. Julián supo que estaba en problemas.

Sus ojos eran tan oscuros que eran casi negros, y parecían estar

mirando fijamente a Julián. El hombre desvío brevemente la mirada,

para hablar con alguien que se acerco a él, pero miró varias veces hacia

atrás mientras hablaba. Cuando hizo su camino a través de la sala,

Julián podía verlo hablando con varias personas, pero su mirada

siempre parecía volver a Julián.

En pocas palabras Julián pensó que el hermoso hombre podía

estar haciendo su camino a través de la habitación hacia él, pero

rápidamente desestimó aquel pensamiento. ¿Qué podría un hombre

tan magnífico, ver en él?. Parecía tan mojigato para alguien tan salvaje

como Julián.

Su vestuario era muy parecido al de los porteros de la entrada,

solo que a él le sentaba mejor. El traje y corbata negros y la camisa

blanca solo mostraban más su piel bronceada. No llevaba todas las

joyas que los guardias llevaban solo un pequeño anillo rosado y un

reloj muy caro.

Él daba una apariencia bastante impresionante. Por un momento

Julián tuvo la fantasía de lo que sería estar con él en su cama. ¡Oh, las

cosas que podrían hacer juntos! Ah, bueno, al menos él podía soñar.

Julián se volvió hacia Dino. —¿Quieres ir a bailar de nuevo a la

pista?.

—¿No vamos a esperar al Sr. Maravilloso?. —Dino preguntó con

sorpresa.



—¿Hablas en serio?. Míralo. Y mírame. ¿Ves pasando algo entre

nosotros?. Él es tan mojigato mientras camina. Ni siquiera estoy

seguro de que sea gay.

Dino miró hacia atrás de Julián donde el Sr. Maravilloso estaba

mirando fijamente a Julián. Sus ojos se llenaron de hambre sin

disfrazar. Comenzó a reírse entre dientes. —Oh, él es gay, seguro, y,

cariño, yo creo que tu eres su punto de mira.

—¿En serio? —Julián se enderezo y empezó a darse la vuelta,

pero la llegada de Dillon lo detuvo. Julián miró al hombre con

curiosidad, y de repente se dio cuenta de las similitudes entre Dillon y

el Sr. Maravilloso. Tenían que estar relacionados.

—Hola, señores, ¿Cómo va todo? ¿Hay algo que pueda hacer

por ustedes? ¿Más agua, Julián? ¿Más champagne?.

Julián negó con la cabeza. —No, estamos bien, Dillon, gracias.

—¿Estás seguro de que no puedo conseguirte otra cosa, Julián?

¿Tal vez un poco de jugo o una soda?.

—No, estoy bien. Yo nunca bebo nada que no esté bien tapado,

cuando estoy en un club. Tenía un amigo que su bebida fue

adulterada una vez. No fue bonito. Yo no quiero correr ningún

riesgo.

—Tenemos un club muy limpio aquí. Puedo asegurarte que

nadie va a adulterar tu bebida.

—Eso está bien. Me quedo con mi agua. Uno nunca puede estar

demasiado seguro.

Dillon asintió con la cabeza. —Muy bien, bueno, si necesitas

algo, ya sabes dónde estoy.



Dino empezó a reírse después de que Dillon se marchó. —¿No te

parece que estamos consiguiendo un poco más de atención aquí,

Julián?. Tú debes tener bastante impresionado a alguien. Me

pregunto si será el camarero o el Sr. Maravilloso.

Julián comenzó a reírse demasiado. —¿Cómo sabes que no fue el

portero? Tu dijiste que él fue muy dulce contigo.

Dino miró rápidamente hacia la puerta de entrada. —¿Oh, qué te

parece?.

Julián juraría que Dino de repente comenzó a acicalarse. Él era

tan evidente. —¡Eres una puta!. Vamos, vamos a bailar otra vez.

Nosotros también podríamos hacer algo de ejercicio mientras

estamos aquí.

Julián y Dino se pusieron de pie, riéndose, y se abrieron paso por

la pista llena de gente y comenzaron a bailar. La música era alegre y

popular, el ambiente era genial, y por todas partes se veían hombres

magníficos como para babear. Estaba seguro, sería una gran noche.

***********************************

Darius caminaba por la habitación tratando de mantener su

mirada fuera del hombrecito sexy que bailaba en la pista. Pero no

estaba funcionando. Simplemente no podía quitar su mirada de él. Él

era tan condenadamente perfecto. Él sacaba todos los instintos de

protección que Darius tenía, y Darius tenía un montón de ellos. Él solo

quería tirarlo a sus brazos y protegerlo de todo y de todos, para

mantenerlo a salvo del mundo entero.

Desde luego, solamente el pensamiento de propiedad sobre el

hombrecito trajo también hacia afuera la posesividad de Darius.

Tendía a ser un poco territorial. Él no dejaba que la gente entrara a su

mundo con mucha frecuencia. Pero una vez que lo hacían, sobre todo



si ese alguien era un amante, entonces, por lo que a Darius se refería, le

pertenecía a él.

Si, él sabia que no era políticamente muy correcto, o como

quisieran llamarlo. Pero era lo que era. Sabía que era un hombre

agresivo, un alfa dominante. No le importaba mucho, aunque, él había

aprendido hacía ya mucho tiempo que si quería algo, él tenía que ir por

ello él mismo. Nada le iba a caer del cielo.

Y él perseguiría al hombrecito sexy vestido de verde neón.

Darius mantenía un ojo puesto en él mientras se dirigía a la barra y se

inclinaba a hablar en voz baja con Dillon.

—¿Bueno, le gusto el champagne?.

—Lo siento, hermano, él no bebe alcohol. Y, aparentemente,

cuando él está fuera de casa, no bebe nada que no tenga bien cerrada

la tapa. Un amigo tuvo una mala experiencia con una copa

adulterada, y Julián no corre ningún riesgo.

Darius miro al objeto de su deseo. —¿Julián? ¿Ese es su

nombre?. —Julián… de alguna manera encajaba perfectamente. —

¿Quién es el hombre que está con él?. —Darius preguntó cuando se

dio cuenta de que Julián estaba bailando más con él que con cualquier

otra persona.

Dillon ahogó su risa mientras miraba hacia fuera sobre la pista de

baile.

—Oh, ese es Dino, es su mejor amigo.

—¿Estás seguro de que son solo amigos?. —Preguntó Darius al

ver a los dos hombres girando juntos, sus gestos y movimientos de

baile eran de naturaleza muy sexual. Darius estaba duro solo de verlos.

Julián y su amigo prácticamente estaban teniendo relaciones sexuales

en la pista de baile. A Darius no le gustaba ni un poquito.



—Definitivamente. Dino tiene algo con Tim, el portero de la

puerta. —Dillon se rio de repente por la profunda sonrisa de Darius. —

¿Te gustaría que le extendiera una invitación a unirse contigo en la

sala VIP?.

Darius asintió, sin apartar los ojos de Julián. Desesperadamente

quería caminar por la pista de baile y tirar a Julián en sus brazos, pero

él pensó que sería un poco demasiado evidente. Mejor jugar a esto un

poco más discreto que eso.

Darius tomó la bebida que Dillon le pasó y se alejó de la barra,

entrando en la sala VIP. Todavía estaba vacía a esta altura de la noche,

pero Darius sabía que iba a estar lleno en pocas horas. La sala VIP casi

nunca estaba vacía. Todos querían que se les invitara aquí.

Rápidamente se dirigió al sitio reservado al propietario, su

cabina, y se sentó, envolvió las manos con fuerza alrededor del

pequeño vaso de ginger ale, que Dillon le había servido a él. No bebía

mucho y ciertamente no cuando estaba trabajando. Ginger ale, era a lo

más salvaje que llegaba, mientras estaba en el trabajo.

Mirando hacia abajo a su copa, de repente recordó lo que Dillon

le había dicho sobre Julián que no bebía nada que no estuviera

debidamente cerrado. Agarrando su teléfono celular, rápidamente le

marcó a Dillon y le pidió una bandeja de jugos y refresco embotellados

para que llevara a su mesa después de que Julián llegara.

Él miro desde su punto como Julián y Dino hicieron su camino

de regreso a su mesa. A ellos se les unió unos momentos más tarde

Dillon quien hizo un gesto hacia la sala VIP, donde estaba sentado. De

repente se puso tan nervioso que le temblaban las manos. Vio a Dino

saltar en sus pies con entusiasmo, pero Julián solo miró hacia él con

curiosidad. Parecía vacilante para ir a la sala VIP, pero el entusiasmo



de Dino era tal que no tuvo otra opción. Dino prácticamente saltaba.

Gracias a Dios por Dino.

Julián finalmente asintió con la cabeza, tenía los hombros

ligeramente caídos mientras permanecía de pie, siguió a Dino y a

Dillon a la sala VIP. Caminaron hacia arriba por los escalones y luego

derecho hacia la mensa donde Darius estaba sentado.

—Julián y Dino, quiero que conozcan al propietario del Club

Darius Alexander. Darius estos son Julián y Dino. Esta es la primera

vez que Julián viene aquí. De las miradas que obtengo de Tim,

pienso que Dino ha venido aquí una o dos veces.

Julián asintió con la cabeza hacia Darius mientras Dino se inclinó

para darle su gran mano. Cuando Dino iba a deslizarse al lado de

Darius, Dillon lo tomó por el brazo, dándole un ligero movimiento de

cejas mirando a Julián, luego a Darius, y de nuevo a Dino.

Dino sonrió. Se inclinó hacia Julián. —Hey, voy corriendo a la

habitación de los niños pequeños. Vuelvo en un segundo. ¿Por qué

no te vas adelantando y cuidas nuestros lugares?.

Julián se encogió de hombros y se sentó en la cabina, mientras

Dino se alejaba para ir al baño, seguido rápidamente por Dillon.

—Es un club muy agradable, Señor Alexander.

—Por favor, llámame Darius. —Él respondió. —¿Han sido bien

atendidos?.

—Si, todo el mundo ha sido muy amable, y la música es

realmente buena. —Julián sonrió.

—Me alegro que te guste. Nuestro objetivo es que todo el

mundo este cómodo aquí. —Respondió Darius.



Darius sabía que Julián estaba nervioso. Él lo estaba también.

Estuvo a punto de desear que Dino regresara rápidamente del baño

para poder tomar el relevo en la conversación. Dino parecía no tener

problemas para hablar, y mucho.

—¿Dillon dijo que esta es tu primera vez aquí?.

Julián sonrió y asintió con la cabeza. —Si, no voy a muchos

clubes. Suelen ser demasiado caros. Y este lugar, bueno, está fuera de

mi habitual rango de presupuesto. Dino me arrastró hasta aquí. Está

determinado a encontrarme un novio.

Darius sonrió al ver la cara de Julián un poco de color rojo. ¡Sí!

Julián era soltero y gay. Justo la forma en que le gustaba. Si él no fuera

quien era, probablemente habría saltado y hecho un pequeño baile allí

mismo.

—Suena como que tu amigo trata de mostrarte al mundo. —

Darius dijo, tratando de aliviar el nerviosismo de Julián. —¿Tienes

establecidos parámetros específicos en mente, o cualquier persona

sirve?.

Antes de que Julián pudiera contestar, Dino y Dillon regresaron.

Dino se deslizó al lado de Julián, lo que hizo que se acercara a Darius

hasta que sus muslos casi se estaban tocando. Dillon se deslizó junto a

Darius, obligando a Darius acercarse más a Julián.

—¿Me extrañaste?. —Dino se rió.

—Si, como a una bala. —Julián murmuró en voz baja, pero de

todos modos Darius lo escuchó. No podía dejar de reír. Darius decidió

ser un poco audaz.

—Julián me dijo que tu estas en busca de un novio para él. Tal

vez pueda ser de alguna ayuda. ¿Qué es lo que específicamente estas



buscando en un novio para él? ¿Altura, peso, constitución?. —Darius

preguntó.

—Hmmm, alto, moreno, e impresionante… básicamente… tú.

—Dino arrastró las palabras. —Estamos aceptando solicitudes, de

todos modos.

Darius trató de mantener serio su rostro sin estallar en una

sonrisa cuando vio la hostil mirada que Julián le disparó a Dino. Oh,

esto es demasiado bueno para ser verdad. Dino estaba tratando de

encontrarle un novio a Julián. No hubiera planeado esto mejor si lo

hubiera intentado.

—En caso de que Darius aplicara, ¿Cuáles son los requisitos

sobre el trabajo?. —Dillon preguntó.

Darius sonrió mas a Dillon y Dino, dándose cuenta de su juego.

Se inclinó hacia adelante para descansar los brazos sobre la mesa

mientras miraba hacia abajo a Julián.

—Yo supervisaré todas las solicitudes. Ayudaré a eliminar a los

indeseados. Sin embargo, Julián tiene la última palabra de lo que

decidamos. Pero yo pienso que soy el mejor juez que pueden

encontrar. En cuanto a la calificación para el trabajo, Darius tiene la

estatura adecuada, el peso, y la constitución necesarias para el

puesto.

Julián de repente comenzó a ahogarse con el agua que estaba

tomando. Darius se acercó y rápidamente le dio a Julián unas

palmaditas en la espalda. Una vez que Julián agitó la mano para

indicarle que estaba bien, Darius dejó de acariciar su espalda, pero no

quitó el brazo de detrás de Julián. Él simplemente dejó descansar su

brazo en el dorso del asiento donde ellos estaban sentados.



—¿Existen otros requerimientos que deba saber?. —Dillon

preguntó.

—Bueno, obviamente, él que llene el puesto no puede ser una

persona bebedora ya que Julián no bebe. Definitivamente tiene que

tener sentido del humor. No pasaría nada si él es romántico también.

Un poco de romance no le cae mal a nadie.

—Eso es cierto. ¿Puedes ser más específico en cuanto a lo que

esto podría implicar?.

—Bueno… —Dino comenzó, sólo para ser interrumpido por un

gemido que Julián dejó salir en voz alta.

—Bueno, eso es suficiente. Todos hemos tenido un poco de

diversión a costa mía. —Julián dijo mientras agitaba una mano en el

aire. —Es hora de terminar con este pequeño juego. Soy

perfectamente capaz de encontrar mi propio novio, muchas gracias.

Darius tuvo la oportunidad y se inclino para susurrarle al oído a

Julián. —¿Eso significa que no quieres que solicite el trabajo?. Estoy

seguro de que podría ocupar el puesto – más que adecuadamente.

Julián lo miró bruscamente. Darius vio como sus ojos se

ensanchaban, gimiendo cuando Julián de repente se humedeció los

labios. —Dino ve a polvearte la nariz.

Dino sonrió a Dillon antes de pararse rápidamente de la cabina.

Dino le indicó a Dillon que lo siguiera. Ambos hombres estaban

sonriendo, mientras se abrían paso entre la multitud cada vez mayor

en la barra.

—¿Crees que esto va a funcionar, Dillon?. —Dino preguntó

mientras se sentaba en uno de los taburetes de la barra.

—No sé. Tú viniste a mí con este plan. Tú dime. —Dillon dijo



—Míralos. No creo que hayan dicho nada desde que nos

fuimos. Simplemente siguen mirándose el uno al otro. Son perfectos

el uno para el otro. Tú me dijiste la semana pasada que Darius

necesitaba a alguien que pudiera cuidar, y Julián definitivamente

necesita que alguien cuide de él. Johnny realmente lo marcó. Ni

siquiera estaba seguro de que fuera a llegar a la puerta esta noche.

Dillon miró a la pareja que acababan de dejar. Él asintió con la

cabeza. —Darius necesita a alguien. Él ha estado solo durante mucho

tiempo, demasiado tiempo, si tú me preguntas. Ni siquiera estoy

seguro de que su equipo siga funcionando. Lo único que hace es ir a

trabajar y volver a casa. Él nunca tiene diversión.

—Julián puede ser muy divertido. Es realmente un espíritu

libre. Pero Darius no podrá hacerlo mejor que Julián cuando se trata

de una relación de compromiso. —Dino le aseguró a Dillon.

Dino miró por encima de Dillon, con el rostro repentinamente

serio. —Tu dijiste que Darius solo quiere una relación seria, ¿no? Yo

no quiero que Julián se involucre con alguien que solo quiera usarlo.

Ha pasado por bastante de eso. Él no necesita más.

Dillon negó con la cabeza. —No, Darius sólo ha estado en

relaciones serias. No de una sola noche. Si va por Julián, será algo a

largo plazo. Y por la forma en que mi hermano está jugando con el

pelo de Julián, yo diría que está solicitando el puesto en estos

momentos.



Capitulo Tres

—Entonces, ¿Estas tomando en cuenta mi solicitud para ocupar

el puesto?. —Darius pregunto, mientras movía los dedos suavemente

por el pelo en la base del cuello de Julia, enviando escalofríos por el

cuello y la columna vertebral de Julián.

—Yo lo estoy considerando. —Dijo Julián en voz baja. Su gran

ira contra Dino por su pequeño juego fue agotándose poco a poco al

darse cuenta de que Darius podría realmente en serio aceptar salir con

él. Aún así, era un poco difícil de creer que un hombre tan perfecto

como Darius si quisiera salir con él.

—¿Qué haría falta para convencerte de que yo soy perfecto para

el puesto? —Darius susurró a su vez, su voz se hacía más profunda y

un poco ronca mientras hablaba.

Julián miró a los ojos a Darius, antes de afirmar con timidez —No

mucho.

—Entonces, permíteme que te lleve a cenar. —Darius le

suplicaba con los ojos que le dijera que sí.

Julián no lo podía creer, pero se encontró asintiendo con la

cabeza lentamente, sin apartar sus ojos de Darius. Su aliento se atascó

en su garganta cuando Darius se acercó y pasó el dedo a través de los

labios de Julián.

—Bien. —Murmuró en voz baja. En aquel momento Julián lo

supo, Darius podría hacerle lo que él quisiera y él le daría la

bienvenida con los brazos abiertos. Esto era casi demasiado bueno para

ser verdad.



Darius tomó un dedo de la mano de Julián, frotándole el pulgar

sobre una de sus uñas verde neón. —¿Siempre te pintas las uñas de

verde?.

—No. Me gusta un montón de diferentes colores. ¿Por qué?

¿No te gusta?. —Oh grandioso, ¿Darius iba a quejarse del color de sus

uñas? Johnny odiaba que se pintara las uñas. Pero a Julián le

encantaba, mientras más brillante el color, mejor.

Darius miró a Julián, parpadeando mientras él sonreía. —Me

encanta. Creo que es sexy como el infierno. Me gusta especialmente

el verde que tienes aquí alrededor de tus ojos. —Murmuró mientras

corría con el dedo alrededor del borde de los ojos pintados de Julián.

—No puedo esperar a ver todos los otros colores que tienes. —

Julián se sentía mareado. ¿En realidad le gustaba su color de uñas y

delineador de ojos? ¿Quién lo hubiera pensado?. Darius parecía tan

mojigato. De la alta sociedad. Julián nunca habría pensado que tenía un

lado salvaje. No podría decir que se le viera. Tal vez fuera un

excéntrico de closet.

—¿A qué restaurante te gustaría ir a comer? ¿Italiano?

¿Japonés?.

—En cualquier lugar estaría bien, supongo. O simplemente nos

podría preparar algo en mi casa, si quieres. —Julián se sentiría un

poco fuera de lugar. Él había oído hablar de esos lugares. ¿Quién no lo

había hecho? Eran presentados como una muestra de un modo de vida

totalmente diferente a la de él. Había que hacer reservaciones con

meses de anticipación solo para un asiento en el bar. Pero nunca había

estado allí. Él ni siquiera sabía si tenía algo lo suficientemente

adecuado para llevar a uno de esos lugares.

—Mejor dicho quiero llevarte fuera y demostrar que salimos.

—Darius dijo.



—Oh, bueno supongo que eso estaría bien también. —Julián

miró su camisa y pantalones. —Yo, uh, yo no sé si estoy vestido

adecuadamente para un lugar así.

Darius levantó la cabeza de Julián con la mano. —Tú te ves

hermoso simplemente por la forma que tienes, te lo prometo.

Julian sintió que su cara ardía. Oh, este chico sabía decir todas las

cosas correctas. Julian solo esperaba que continuara. Johnny había

sabido muchas palabras adecuadas, también, y mira la forma en que

todo había salido.

Él miró con fascinación como Darius abrió su teléfono celular e

hizo una llamada telefónica. Un momento después tenían reservación

en el restaurante japonés. Otra llamada telefónica y estaba la limusina

de Darius en la entrada. ¡Wow! Al parecer, tenía una cita con un

hombre rico.

Darius se deslizó del asiento y le tendió la mano a Julian. Tan

pronto como Julian se puso en pie, Darius pasó un brazo alrededor de

él y lo escoltó hacia la barra. Él se inclinó y habló brevemente con

Dillon, inclinó la cabeza hacia Dino, y empujó suavemente hacia la

salida a Julian.

—Oh, espera, ¿Qué pasa con Dino?. —Julian le preguntó

mientras miraba hacia atrás y veía a Dino riéndose de algo que Dillon

le estaba diciendo. Uno de los porteros había caminado hasta unirse a

ellos, y se sentó junto a Dino. A Dino no parecía importarle en lo más

mínimo quedarse atrás.

—No te preocupes por él. Dillon y Tim se van hacer cargo de él.

Esta noche es solo para nosotros. Solo siéntate y deja que me ocupe

de ti, ¿De acuerdo?.



Julian le dio una última mirada a Dino, luego se volvió hacia

Darius con un encogimiento de hombros. —Está bien.

Él empujó levemente a Julian hacia la limusina y mantuvo la

puerta abierta para él. Hmmmm, ¿un romántico?. En el coche hasta el

restaurante, la conversación estaba un poco rancia, pero no tan mala

como lo había sido en el club. Ellos hablaban de cosas mundanas, el

tiempo, los acontecimientos actuales, el club de Darius, cosas por el

estilo, nada profundamente personal.

Una vez que llegaron al restaurante, Darius caminó derecho con

Julian, hasta el principio de la fila de espera. Ellos fueron recibidos de

inmediato y llevados a una de las mesas más populares en la terraza.

La vista era genial. Estaban sentados junto a un hermoso estanque con

peces Koi, por debajo de bellos colores por los faroles. Era un ambiente

muy romántico.

Cuando la camarera se acercó para tomar su orden, Julian se

sorprendió más cuando Darius la saludó por su nombre. —Hola,

María, ¿Cómo sigue tu madre? ¿Se siente mejor? ¿No tiene efectos

secundarios a largo plazo?.

—Ella está genial, Sr. Alexander. Le diré que usted preguntó.

Le encantaron las flores que le envió. Eso fue muy dulce de su parte.

—No hay problema, María. Se lo merece. Ella trabaja muy

duro. Dile que no puedo esperar para verla de nuevo, pero que se

tome su tiempo. Su trabajo estará aquí para ella, y no me importa

cuánto tiempo tome. No quiera verla en el trabajo hasta que esté

completamente recuperada.

—Yo se lo diré, Sr. Alexander. Ahora, ¿qué puedo hacer por

usted y su invitado?.



—María, este dulce hombre es Julian Sinclair. Si tengo suerte,

lo verás seguido por aquí. Esta noche, estoy solicitando el puesto

para ser su novio. Por lo tanto, tenemos que mostrarle mi mejor lado.

María se echó a reír. —En ese caso, ¿Por qué no deja que

Tommy los sorprenda a los dos?.

Darius miró a Julian preguntando. —¿Está bien para ti?.

Julian se limitó a asentir, sorprendido por lo que Darius le estaba

diciendo a la camarera.

—¿Puedo traerle algo para beber mientras tanto? ¿Un vaso de

vino tal vez? ¿Un poco de champagne?.

—Yo quiero un ginger ale, María. Julian no bebe, así que no

estoy muy seguro de lo que quiere. ¿Julian?.

—Yo también quiero un ginger ale, gracias, María.

—Si me permite sugerirle, recientemente comenzamos a servir

una maravillosa limonada de fresa. No tiene absolutamente nada de

alcohol. Esta muy buena.

Julian se encogió de hombros. —Bueno, voy a probarla. —

Sonaba bien.

—Si, yo también quiero uno de esos, gracias, María.

—De acuerdo. —Dijo ella mientras cogía sus menús. —Ya

regreso con dos limonadas de fresa.

Después de que María se fue, Julian se inclinó hacia Darius. —

Parece conocerte muy bien. Debes de venir mucho por aquí.

Darius sonrió. —Te contaré un pequeño secreto. Es mío el lugar.

Julian se acomodó en su silla, con la mandíbula colgando por la

sorpresa. —¿Tu eres dueño del restaurante?.



Darius asintió con la cabeza. —Sip, Dillon y yo lo pusimos en

marcha hace unos años. Este lugar, el club, y un par de otros

pequeños negocios.

—De acuerdo ustedes dos se parecen mucho, ¿Tu y Dillon

tienen alguna relación?.

—Si, él es mi pequeño hermano por cinco minutos.

—Ustedes son gemelos, Genial.

—¿Y tú? ¿Tienes hermanos?.

La sonrisa desapareció de la cara de Julian. —Si. Tengo dos

hermanos y una hermana. Aunque yo no los veo mucho estos días.

Creo que todos estamos tan ocupados, ya sabes. Todos ellos están

casados y tienen sus propias familias.

—¿Y tus padres? ¿Qué pasa con ellos?.

—Papa es vicepresidente de una firma contable muy grande, y

mi mamá es ama de casa y voluntaria de la comunidad. No los he

visto en mucho tiempo. Todos ellos viven en el este y todos están tan

ocupados con sus trabajos y familias. Yo soy el único aquí en la costa

oeste.

—¿Cuándo fue la última vez que se reunieron todos?.

—Ya ha pasado un tiempo. Pero está bien. Tienen algunas

dificultades para entender mi estilo de vida. Por mucho que los

extrañe, me niego a cambiar para satisfacer sus expectativas. Lo hice

mucho mientras crecía.

—Oh, yo lo siento, Julian. Creo que mi experiencia es un poco

diferente a la tuya. Mi padre murió cuando yo era muy pequeño,

pero mi mamá siempre aceptó mi elección. Ella solo quería que yo



fuera feliz. Tal vez puede que te lleve a conocerla pronto. Ella va

adorarte.

—Si, vamos a esperar primero y ver qué es lo que sucede entre

nosotros antes de ir y reunirnos con tu madre. Todavía no he

decidido si obtienes el trabajo.

Darius se acercó y cubrió la mano de Julian mientras le dedicaba

una gran sonrisa. —Tú ordenas. Tengo plena confianza en que puedo

llenar el cargo.

Julian tragó saliva audiblemente. —Sí, eso es lo que me da

miedo. —Él murmuro, tragando saliva de nuevo.

María apareció un momento después, con sus bebidas. Su comida

le siguió poco tiempo después, preparada por el chef principal del

restaurante, Tommy. La comida estuvo excelente. La compañía fue aún

mejor. Julian estaba en el cielo.

Darius era coqueto, atento, y magnifico para la vista. En el

momento en que fue a dejar a Julian a su departamento. Julian

posiblemente ya estuviera enamorado, o por lo menos cayendo

rápidamente.

Darius besó la parte superior de ambas manos de Julian antes de

preguntarle si poda llamarlo al día siguiente, a continuación, se

despidió.

Julian lentamente entró en su apartamento en un sueño. No se

molestó porque Darius no trató de darle un beso. Eso demostraba que

Darius quería tomarse su tiempo y conocer a Julian antes de llegar a

ese paso. Julian no podía recordar a nadie haciendo eso antes. Eso era

tan dulce.

Al día siguiente Darius le mandó un gran ramo de flores mixtas a

Julian, junto con una pequeña nota que simplemente decía: “Gracias por



lo de anoche Darius”. Todas las chicas en la tienda de ropa donde

trabajaba se volvieron locas. Quería saber todo acerca de Darius. Julian

estaba en el cielo.

Cuando Darius lo llamó esa noche, estaba tan nervioso, que

apenas podía sostener el teléfono.

—Hola, bebé, ¿Cómo te fue hoy?. —Darius preguntó.

—Se acaba de poner mucho mejor. ¿Y el tuyo?. —Julian se

hundió de nuevo en los cojines de su sofá, su puño cerrado con fuerza

alrededor del teléfono. Las horas desde que había visto por última vez

a Darius parecían una eternidad.

—Se pone cada vez mejor. ¿Vas a venir al club esta noche y

dejarme verte?. —Darius le preguntó

—Simplemente trata de detenerme. —Julian se echó a reír, ya

estaba planeando su traje. Tenía que parecer tan sexy como pudiera.

—¿Puedo pedirte un pequeño favor? —Pregunto Darius

vacilante.

—Por supuesto. —Oh hombre, ¿Que le iba a pedir?.

—¿Podrías usar esta noche algo azul? He soñado contigo con

algo azul. —Susurró con lujuria, por lo que los cabellos de la parte

trasera del cuello de Julian se erizaron. —Si no quieres, está bien, de

verdad. No quiero pedirte que hagas algo que no quieres. Solo pensé

que… —Casi tartamudeaba mientras continuaba.

—¡Darius! Está bien. Puedo ponerme algo azul. De hecho,

tengo el traje perfecto en mente. —Julian quería reír. Pero no lo haría,

para no herir los sentimientos de Darius. Había pensado que Darius le

pediría que suavizara un poco el tono. Pero Darius lo había

sorprendido pidiéndole que usara un color diferente.



—¿Realmente no te importa todo el color que me pongo?. —Él

preguntó.

—Infiernos, no. ¡Es caliente! Me gustan sobre todo tus ojos. No

puedo esperar para ver lo que te pones esta noche. —Darius se echó a

reír.

—Si alguna vez te molesta, me dirás, ¿verdad?.

—Bebé, me gustas tal y como eres. No quiero que cambies

nada. Además, yo nunca te pediría que fueras alguien que no eres.

Tú eres extravagante, excéntrico y salvaje. Eso es lo que eres.

¿Podrías creer que eso fue lo que me atrajo de ti en primer lugar?.

—¿En serio? —Julian sabía que sonaba inseguro, pero no podía

evitarlo. Nunca nadie, a excepción tal vez de Dino, lo había aceptado

tal y como era, salvaje y todo.

—Si. Ahora, por desgracia, tengo que irme si quiero conseguir

hacer un poco de trabajo antes de que llegues aquí esta noche. Nos

vemos pronto ¿No?.

—Bueno, no estoy muy seguro de que tan pronto pueda llegar.

¿Tú en verdad no crees que ponerse sexy es fácil? ¿Verdad?. —Julian

bromeó —Se necesitan horas para arreglarse. Tú no consigues la

perfección debajo de un sombrero.

Darius se echó a reír. –Bebe, no me cabe la menor duda que tu

estarás sexy no importando lo que te pongas. No necesitas ayuda.

Estoy bien seguro de que naciste de esa manera.

Julian se rió. Darius iba a ser muy bueno para su ego. Él

simplemente no podía creer que un hombre tan caliente como Darius

pensara que era sexy. Julian seguía esperando que el encanto se

rompiera.



—Muy bien, bebé, tengo que irme. Nos vemos esta noche, ¿de

acuerdo?.

—Estaré allí con los cascabeles. —Julian respondió.

—¿En serio? ¿Con cascabeles?. —Darius gimió. —Eso es tan

caliente.

—¡Darius! —Incluso a través del teléfono Darius podía hacerlo

sonrojar. Cascabeles, ¿él se calentaba con cascabeles?.

—Bueno, bueno, me voy. Adiós, bebé. —Darius colgó el

teléfono, dejando a Julian riéndose en el otro extremo preguntándose

en qué parte del infierno él podría conseguir unos malditos cascabeles.

***********************************

Julian estaba cada vez más nervioso mientras estaba en la línea

exterior del Club. Le había llevado menos tiempo de lo normal

prepararse porque quería llegar allí lo más rápido posible, pero había

hecho como Darius le había pedido. Esta noche el color principal era

azul eléctrico.

Llevaba ajustados pantalones blancos, zapatos blancos y una

camisa de seda casi transparente azul eléctrico. Él había tenido especial

cuidado con el delineador de ojos azul y la pintura de sus uñas, incluso

añadió un par de calcomanías de diamantes para sus uñas.

La sorpresa especial eran los dos pequeños brazaletes de tobillo

que había rápidamente encontrado en una tienda loca. Cada pulsera

traía varios cascabeles pequeños que sonaban al andar. Solo esperaba

que a Darius le gustara.

Tardó menos de veinte minutos para llegar al frente de la línea.

Él saco su entrada y la llevó a la mano del portero, que lo miró con

atención. Julian sentía como si estuviera en exhibición.



—Lo siento, amigo, tal vez la próxima vez.

—Pero… tengo que entrar —Dijo Julian.

—Como ya te he dicho, quizás la próxima vez. Ahora bien, si no

te importa… —Le hizo a Julian un gesto para que se moviera a un

lado. Julian se limitó a mirarlo en estado de shock.

—Tú no entiendes.

—No, eres tu el que no entiende. Yo decido quien entra, y esta

noche tu no. Ahora, tú puedes salir de la fila o puedo llamar a la

policía. —El hombre se puso de pie, amenazadoramente. Julian dio un

paso atrás. Él era enorme.

Julian caminó un par de pasos más atrás ya que fue expulsado de

la línea, la gente seguía en la línea. Había lágrimas en sus ojos mientras

volvía por las escaleras. ¿Ahora que se suponía que iba a hacer?.

Darius lo estaba esperando. ¿Cómo se suponía que iba a entrar?. Él ni

siquiera podía llamarlo. Él no tenía el número de su teléfono celular.

Sus hombros se desplomaron al cruzar la calle para sentarse en el

banco de la parada del autobús. No sabía qué hacer. ¡Demonios! Él

debió de haberle pedido el número celular a Darius. ¿Cómo podía

haber sido tan estúpido?.

Julian se sentó frente a la calle del club, el aire frio se filtraba en

sus huesos mientras veía una persona tras otra ser admitida en el club.

¿Por qué el portero no lo dejó entrar? ¿Fue su ropa? ¿Estaba vestido

muy escandalosamente?.

Él casi salto de su piel cuando su teléfono sonó. Rápidamente lo

sacó de su bolsillo y lo abrió.

—¿Julian? Bebé, ¿Dónde estás?. Te he estado esperando desde

hace un buen tiempo.



—¿Darius?. Oh, estoy muy feliz de que me llamaras. Estoy

fuera, en la calle de enfrente del club. He estado sentado aquí por

siempre. El portero no me dejó entrar, y yo no tenía tu número

celular para llamarte y… —Julian casi lloraba al teléfono cuando

escuchó la voz de Darius en el otro extremo.

—¿Qué? ¿Qué quieres decir con que el portero no te dejó

entrar? ¿Cómo, cuanto tiempo has estado sentado allí? —Darius gritó

en el teléfono.

—No sé, desde hace tiempo, está haciendo frio, Darius.

Puedes… puedes… ¿venir en este momento? —Preguntó vacilante.

—Voy a estar ahí, bebé. Nos vemos en la puerta. —Julian puso

su teléfono lejos y se fue al otro lado de la calle hacia la puerta. El

portero se reunió con él, bloqueando su camino.

—¿No te dije que te fueras? ¿Realmente tengo que llamar a la

policía para que te lleven?. —Se puso de pie entre Julian y la puerta,

sus enormes brazos cruzados sobre el pecho mientras miraba a Julian,

con su cara llena de disgusto.

—No, Darius…

—Le aconsejo que se vaya ahora, señor. No queremos a los de

tu tipo por aquí.

¿Mi tipo? ¿Qué diablos significa eso?

Julian tragó saliva y se armó de valor, dando un paso hacia la

puerta. —El Sr. Alexander…

—Escucha, tu pequeño rarito, o te vas ahora o yo les marco a los

policías. Y no voy a decirlo otra vez. Ahora ¿Qué vas a hacer?.

Julian iba a razonar con el gran hombre cuando fue agarrado por

el brazo y empujado hacia atrás con tal fuerza que se cayó, raspándose



una rodilla con un fuerte golpe. Julian se sentó pesadamente y acunó

su herida rodilla entre sus manos, haciendo una mueca al ver que la

sangre se filtraba a través de sus nuevos pantalones blancos.

Infiernos, él quería verse caliente esta noche. Pensó mientras veía sus

pantalones rotos.

—¿Julian?.

Julian alzó la vista para ver a Darius corriendo por las escaleras,

con Dillon y Tim justo detrás de él. Darius lo sentó rápidamente en la

escalera a continuación tomo a Julian y lo acunó en su regazo.

—¿Qué paso? —Darius preguntó.

—Lo siento, Sr. Alexander —el portero comenzó. —Le pedí que

se fuera, pero él no lo hizo. Yo incluso lo amenace con llamar a la

policía si no se iba. Pero el insistió en que le permitiera entrar. Luego

trató de abrirse paso hacia adentro.

—Tu imbécil. —Darius gruñó mientras miraba para arriba a un

portero en shock.

—Señor, yo solo estaba haciendo mi trabajo. Usted me contrató

para evitar que los indeseables entren en el club. Usted no quiere a

los de su tipo aquí.

—¿Su tipo? ¿Su tipo?. —Darius gritó mientras se levantaba, con

Julian todavía en sus brazos. —¿Qué hay de malo en su tipo?.

—Bueno, solo mírelo, señor —El portero alegó.

—Uno, me encanta la forma en que se ve. Dos, él me pertenece.

Es…

—¿Darius?. —Dijo Julian en voz baja. —¡Podemos entrar ahora?

Tengo mucho frio. —Julian se sintió ridículo. Estaban haciendo una



escena. Todo el mundo estaba mirándolos. Enterró su rostro en cuello

cálido de Darius.

Darius inclinó la cabeza hacia abajo y beso en la cabeza a Julian.

—Por supuesto, bebé. Vamos a conseguir que te calientes en muy

poco tiempo. —Miró a Dillon, mientras llevaba a Julian al interior. —

¡Trata con esto!.

***********************************

Dillon vio la mirada de preocupación en el rostro de su hermano

cuando él llevó a Julian adentro del club, a su oficina. Podía ver la furia

debajo de la máscara de calma en el rostro de su hermano. El portero

tenía mucha suerte de estar en pie, tenía que encargarse de esto rápido.

Su hermano estaba enojado.

Le dio una mirada glacial al portero confundido. Él realmente no

entendía. —Tim, ¿puedes cuidar la puerta? Rick y yo tenemos que

tener una pequeña discusión sobre su nuevo empleo aquí.

Tim asintió y se paró junto a la puerta.

—Rick, ¿me puedes seguir, por favor?. —Dillon gritó detrás de

él.

Dillon regresó a su oficina detrás de la barra y cerró la puerta

después de que Rick entró, le indico el asiento. Se acercó y se sentó,

mirando por encima al hombre confundido.

—Rick, me doy cuenta de que acabas de comenzar con

nosotros, pero ¿Tienes alguna idea de lo mucho que lo has jodido?.

—No, señor. Fui contratado para ser el portero, un gorila. ¿No

estoy aquí para evitar que cierta gente entre al club?.

—¿Qué es exactamente lo que ves de malo en el joven al que le

negaste el acceso?.



—Bueno, usted vio la forma en que estaba vestido, ¿no?. Él

incluso tenía esmalte de uñas. He visto a los de su tipo antes. Es un

alborotador. Duermen con todo lo que camina, lo hacen por drogas,

ese mal tipo solo traerá problemas. Generalmente causan problemas.

—¿Tienes algo en contra de los homosexuales, Rick? ¿Tú te das

cuenta de que este lugar, es básicamente, un bar gay? ¿No?.

—Claro. Los homosexuales no me molestan. Mi hermano

pequeño es gay. Pero son los tipos drogadictos los que no me gustan.

Los hombres como él solo traen problemas. He trabajado en clubes

gay antes, y no creería cuantas veces he visto a hombres como él

comenzar peleas entre los demás y después simplemente se sientan y

miran todo con una sonrisa en la cara.

—Bueno, creo que puedo ver de dónde viene, tu punto.

Algunas personas pueden ser así. Pero Julian no lo es.

—¿Julian?.

Dillon asintió con la cabeza. —Si, ese tipo al que botaste. Su

nombre es Julian. Él es el novio de tu jefe. Y yo sé perfectamente que

no bebe, no se droga, y en lo único que se interesa es en mi hermano.

Dillon tuvo cierta satisfacción al ver el creciente horror llenando

la cara de Rick al darse cuenta de lo que había hecho.

—Oh, mi Dios. ¿Sigo teniendo un trabajo?. —Rick preguntó.

Dillon se encogió de hombros. —Eso no lo sé. Supongo que

depende de cuan enojado esté Darius y si Julian puede disuadirlo de

lo mismo.

—¿Él tratará realmente de conseguir que el Sr. Alexander me

deje seguir en mi trabajo, incluso después de la forma en que lo

trate? ¿Por qué?.



—Julian no es rencoroso. Él entiende que muchas personas no

lo comprenden. Él está un poco… fuera de lugar. Pero él no ofende

nunca a las personas. Él prefiere simplemente seguir adelante y

disfrutar de la vida. Darius por otra parte, es muy protector de su

hombre.

Dillon se rio entre dientes. —Afortunado tu, que Julian tiene

envuelto a Darius en su dedo meñique. Si alguien puede quitarle el

mal humor a Darius es Julian. Lo mejor es esperar a que él te

perdone.

***********************************

Darius cuidadosamente bajó a Julian en su escritorio y sostuvo su

pierna mientras él inspeccionaba la lesión en su rodilla. Parecía que no

tenía gran cosa, solo una raspada y unos pocos arañazos. Sin embargo

era necesario limpiarlo.

Tomó a Julian entre sus brazos y lo puso en píe. —Vamos bebé,

necesitas que te limpie. Quítate los pantalones.

La cara de Julian se puso roja, él tuvo que inclinar la cabeza por

la vergüenza.

Darius tomó su botiquín de primero auxilios y se volvió hacia

Julian, esperando hasta que él estuviera listo. Cuando Julian se quedó

allí, con la cara enrojecida, Darius lo miro con curiosidad. —¿Dulzura?

¿Está algo mal?.

Julian murmuró algo en voz baja.

—¿Qué? No he entendido nada, Julian.

Julian dejó escapar un profundo suspiro. —Yo no llevo nada

debajo de mis pantalones. —Le gritó con los dientes apretados.



Darius se congeló en su lugar. ¿Julian no llevaba nada debajo de

los pantalones?. El pensamiento fue para Darius como una roca dura

sobre su cabeza. Él trago saliva. —Tú no tienes… tu no… —Infiernos,

ni siquiera pudo terminar de decirlo. Él tenía problemas.

—Uh, déjame conseguir algo para cubrirte. —Darius miró

desesperadamente alrededor de la habitación. Tenía que encontrar algo

que cubriera todos las partes y piezas de Julian. Simplemente algo para

no tener al hermosos hombrecito desnudo frente a él. Iba a ser bastante

difícil solo mantener su mente en el trabajo, sabiendo que Julian iba

desnudo debajo, sin hablar de estar a solas con él. Darius encontró

rápidamente una toalla y se la entrego a Julian antes de darle la

espalda para que pudiera desvestirse.

—Bien —Murmuró Julian en voz baja.

Darius se dio la vuelta para encontrar a Julian sentado en su

escritorio, la toalla cubriendo sus piernas y sus pantalones abajo

alrededor de sus tobillos. Se sentó en la silla, agarró la pierna de Julian

y empezó a limpiar su herida.

Sus ojos se desviaron hasta el creciente bulto cubierto por la

toalla azul. Tuvo que tomar varias y profundas respiraciones, para

controlarse mientras vio el bulto crecer ante sus ojos hasta que hubo

una impresionante tienda de campaña en el regazo de Julian.

Miró a Julian, que tenía un rubor cubriendo sus mejillas,

mientras trataba de ocultar su cara inclinando la cabeza. Rápidamente

termino de limpiar y vendar la rodilla de Julian antes de deshacerse de

las cosas usadas en la papelera, cerrando el botiquín de primeros

auxilios.

Poniéndose de pie se acercó mas a Julian, lo miró hacia abajo con

la cabeza inclinada y le sonrió. Su hombrecito se sentía avergonzado.

Era adorable. Antes de que Julian pudiera detenerlo, metió la mano



bajo la toalla y tomó la polla dura de Julian en su mano y comenzó a

acariciarlo.

Julian dejó escapar un gemido cuando agarró la muñeca de

Darius para ponerle fin a sus movimientos.

—Shhhhh, bebe, está bien.

—Estoy tan avergonzado. —Julian murmuró, mordiéndose el

labio mientras Darius comenzaba a acariciar su carne caliente de

nuevo.

—No tienes por qué sentirte avergonzado. Yo estaría enojado si

no consiguiera encenderte. Ahora, simplemente siéntate y disfruta.

Permíteme hacer esto para ti, ¿Por favor?. —Darius declaró.

La respuesta de Julian fue quitar su mano de la muñeca de

Darius e inclinarse hacia atrás sobre sus codos. Darius vio cruzar el

placer en la cara de Julian cuando empezó a acariciarlo en serio. Oh,

Julian era glorioso. Sin embargo, Darius quería más. Quería verlo.

Darius tomó la toalla con la otra mano y jaló fuerte para quitarla

de alrededor de Julian. Su respiración se volvió un gemido de asombro

al mirar hacia abajo y ver su mano alrededor de Julian. ¡Él era perfecto!

De grosor y lo suficientemente largo para que Darius lo tomara con su

mano grande.

—Oh, cielos, bebé, eres tan hermoso. —Darius susurró mientras

acariciaba la polla de Julian. Se agachó y con la mano libre, comenzó a

masajear suavemente el sedoso saco de Julian. Los pequeños gemidos

procedentes de Julian solo hacían mejorar la experiencia.

Darius de repente se sentó en su silla y se deslizo hacia delante

hasta la ingle de Julian llevando su cara hacia abajo. Tenía que

probarlo. Inclinándose paso su lengua por la cabeza en forma de zeta,



prestándole especial atención a la pequeña hendidura en la parte

superior.

Julian se volvió loco, subió sus piernas sobre los hombros de

Darius. Sus gemidos se hicieron más fuertes hasta que llenaron la

habitación con su placer. Darius nunca había experimentado algo tan

maravilloso en toda su vida.

Levantó su cabeza para mirar hacia Julian. Julian estaba

descansado de nuevo sobre sus codos, y la cabeza sobre el escritorio. Él

se veía muy sexy.

—Córrete para mi, bebe. —Él le demandó mientras trabajaba

rápidamente en un frenesí a Julian, su mano experta manipulaba la

carne ansiosa de Julian.

Julian comenzó a gemir, sus caderas empezaron a moverse hacia

arriba y abajo para seguir con los movimientos furiosos de Darius.

—Darius, oh cielos, no te detengas. —Julian gritó mientras su

cuerpo de repente se puso rígido. Darius tomó rápidamente la toalla,

anteriormente desechada y usarla para limpiar el líquido blanco que

brotaba de la polla de Julia cuando se corrió.

Continúo acariciándolo hasta que Julian se detuvo. Darius

rápidamente limpió a Julian, entonces su propia mano, antes de dejar

caer la toalla al suelo.

Se inclinó sobre un Julian relajado, con el cuerpo jadeante,

mientras capturaba sus labios, recordándole las molestias de su caída.

Miro hacia abajo a los aturdidos ojos de Julian. —Eso fue

hermoso, bebé, mirarte, sentirte. No sé si habrá algo mejor en la

tierra.



Cuando Julian llegó a su cierre, Darius le agarro la mano, para

detenerlo. —No bebé, estoy bien.

Julian miró a Darius con confusión. —Pero tú no….

—Es suficiente el placer de verte a ti. No necesito más. —Puso a

Julian de pie y tiro sus pantalones. —Vamos, es tiempo de vestirse.

Tenemos que ir a una fiesta.

Julian observó a Darius con confusión. Podía ver el bulto duro

sobresalir de los pantalones y supo que Darius todavía no se había

corrido. Lo que no podía entender era por qué Darius no le permitía

cuidar de él.

Mientras se colocaba los pantalones y lo abotonaba, pensó al

respecto. Tal vez porque ninguno de ellos lo había hablado. Eso

explicaría por qué Darius no le había dado una mamada completa y

solamente lo había acariciado para que se corriera.

Eso fue sensato. Realmente no sabían mucho acerca del uno u

otro. No es que él creyera que Darius le mentía, pero aún así, siempre

es mejor prevenir que lamentar. Julian sonrió mientras tomaba la

decisión de hacerse exámenes tan pronto como pudiera, para que

Darius supiera que no tenía nada de qué preocuparse. Y entonces

ambos podrían disfrutar el uno del otro por completo.



Capitulo Cuatro

Las siguientes semanas parecía volar. Julian hablaba con Darius

por teléfono al menos una vez al día, pero generalmente eran más.

Darius y él salieron varias veces. Salieron a cenar, al teatro, incluso a

un par de fiestas organizadas por los amigos de Darius.

Darius fue siempre tan atento como lo había sido en su primera

cita. Él nunca dejó de lado a Julian, casi siempre tenía un brazo

envuelto alrededor de la cintura de Julian. Él no parecía tener ningún

problema con decir que Julian era su novio, no importaba cuantas

miradas extrañadas recibieran ellos.

Para Julian el tiempo que pasaba con Darius era maravilloso. El

era hermoso y sexy, y pensaba que Julian era perfecto tal y como era.

Mientras más escandaloso era Julian, a Darius parecía gustarle más.

Pero poco a poco, Julian empezó a notar cosas. Darius nunca

entraba en su apartamento. Él solo lo dejaba afuera todas las noches

con un pequeño beso, a veces en los labios, pero por lo general en la

mejilla o en la frente. Darius tampoco hacia ningún tipo de avance

sexual con Julian, ocasionalmente lo masturbaba con la mano o con

algún casto beso.

Julian pensaba que Darius se sentía atraído por él, pero parecía

querer esperar, incluso después de que él le había mostrado sus

resultados de sus exámenes. Al principio, cuando habían comenzado a

salir, había sido bueno. Sin embargo, ahora Julian estaba dispuesto a

llevar su relación al siguiente nivel, o por lo menos a alguna acción de

preparación. Tal vez Darius estaba esperando que él diera el primer

paso. Era muy de Darius no querer empujarlo. Con ese pensamiento en

mente, Julian se vistió con cuidado extra para su cita de esa noche.

Julian iba a reunirse con Darius en el club, y se suponía que luego iban



a ir a cenar cuando Darius terminara de trabajar. Luego él iba a seducir

a su nuevo novio.

Se puso unos jeans gastados que estaban tan apretados alrededor

de su culo que apenas podía respirar. También tenían varios rasgones

ubicados estratégicamente en las piernas. Por supuesto, no llevaba

ninguna ropa interior. Además, simplemente se puso una camiseta

blanca que mostraba sus abdominales cuidadosamente esculpidas en

su abdomen y era lo suficientemente corta como para mostrar la

perforación de su ombligo que se movía a la perfección.

Se dispersó el pelo con un poco de gel, se pasó el delineador azul,

y pintó sus uñas de azul neón. Se puso un poco de colonia, y a

continuación se miró en el espejo por última vez. Sabía que se veía

bien. Con una sonrisa satisfecha por sí mismo, se dirigió a la puerta

principal. ¡Cuidado, Darius Alexander. Esta noche eres mío!

***********************************

Darius miró hacia el piso de abajo del club. Todavía era

temprano para la noche, pero el lugar ya se estaba llenando. Esta noche

seria una noche agitada. Ocupada. Probablemente él y Julian tendrían

que hacer una cena tardía.

El pensamiento de Julian trajo una rápida sonrisa a su cara. Las

últimas semanas con él habían sido fantásticas, todo lo que podía haber

esperado. Después de solo una noche, Darius sabía que Julian era el,

que él había estado buscando, su otra mitad.

Julian era todo lo que podía esperar en una pareja. Él era

inteligente, divertido, y él podía hablar fácil con él. Y era una ventaja

que también él era lo más magnifico que Darius hubiera visto en su

vida, era una gran ventaja. Con solo mirarlo ya tenía a Darius tan duro

que podía clavar clavos.



La única parte negra y a veces triste de toda la situación era la

curiosidad que sabía estaba empezando a sentir Julian. Él sabía que

Julian no entendía por qué no llevaban su relación al siguiente nivel.

Tal vez ni él lo entendía completamente bien.

Simplemente no quería que Julian se lastimara. Y Darius sabía

por su historia pasada que eso era una posibilidad real. Julian era

mucho más pequeño que él, mucho más frágil. Darius no quería hacer

nada que pudiera perjudicar a Julian de ninguna manera. Dar rienda

suelta a su lujuria salvaje por Julian no era una opción.

No estaba seguro de cómo iba a trabajar eso con Julian. En los

últimos días él parecía querer cada vez más la proximidad, haciendo

alusión a un deseo físico para su relación. Darius solo esperaba que él

fuera capaz de disuadir a Julian sin herir sus sentimientos o causar

daños irreversibles en su incipiente relación. Julian lo era todo para

Darius, y él haría lo que fuera para hacerlo feliz.

Un suave golpe en la puerta sacó a Darius de sus profundos

pensamientos. Se volvió hacia la puerta y llamó para que entraran. La

puerta se abrió, y Julian entró, dándole la bienvenida con una gran

sonrisa en su rostro.

Darius sintió el aire salir de sus pulmones cuando lo vio. ¡Oh,

dulce infierno! Julian estaba vestido más sexy de lo que Darius lo había

visto. ¿Cómo se suponía que iba a mantener sus manos para sí mismo

cuando Julian parecía hecho para el sexo?.

—Hola, bebé, ¿Cómo va el trabajo?. —Julian moviéndose por la

habitación, había visto claramente la mirada atónita en el rostro de

Darius. —Parece ser una noche agitada.

Darius asintió con la cabeza, apenas registrando lo que Julian le

estaba diciendo. Lo que quedaba de su mente estaba totalmente



centrada en el hombre posando hacia él. El resto de su mente estaba

centrada en su pronta endurecida polla.

—¿Julian?. —Él se ahogó cuando Julian caminó hacia él y se paró

en puntillas para plantarle un beso sobre su garganta, directamente

encima de su camisa abierta. Incluso con solo sus labios tocándolo,

Darius podía sentir cada línea del cuerpo de Julian.

—¿Estás listo para esta noche?. —Julian le preguntó mientras se

apoyaba en Darius y respiraba hondo. —Mmm, hueles bien.

Darius sintió saltar a Julian por la sorpresa cuando lo agarró por

los brazos y lo puso fuera de su camino. Darius hizo caso omiso de su

mirada atónita y pasó junto a él para ir a sentarse en su escritorio.

—¿Darius? ¿Está todo bien?. —Julian preguntó.

—Si por supuesto, solo que tengo muchas cosas que hacer antes

de que podamos irnos esta noche, y quiero hacerlas.

—Oh.

Darius trató de concentrarse en los papeles delante de él, pero

toda su atención estaba en el hombre que caminaba detrás de él. Las

manos de Julian se posaron en sus hombros, y comenzaron a masajear

los apretados músculos.

Continuó trabajando en los documentos de la contabilidad frente

a él, pero unos segundos después agarró las manos de Julian entre las

suyas.

—Julian, no puedo concentrarme cuando haces eso.

Julian se inclinó cerca de su oído. —Tal vez esa es la idea. Tú

trabajas mucho a veces, Darius. Tú necesitas relajarte. —Julian sacó

su lengua y la pasó por el borde de la oreja de Darius.



Darius bruscamente tiró su pluma hacia el escritorio, y agarró

ambas manos de Julian y las mantuvo unidas. Él lo empujó hacia el

sofá al otro lado de la habitación.

—¡Detente, Julian! Ve a sentarte o algo. Voy a tener esto hecho

en unos pocos minutos, y luego nos podemos ir, pero tengo que

hacerlo.

Julian dio un par de pasos hacia atrás, miró a Darius con

confusión y un poco de dolor. —Está bien, Darius.

Darius vio como Julian se acercó y se sentó en el sofá. Él se sentó

en su escritorio y se quedó mirando los papeles de su escritorio sin

verlos realmente.

Sabía que no debería haberle gritado a Julian, que Julian

simplemente no entendía. Además, no tenía derecho a desquitar su

mal humor sobre él. Darius no sabía cómo decirle eso.

Después de unos minutos, Darius vio a Julian subir sus rodillas

hasta su pecho y envolver sus brazos alrededor de ellas, apoyando su

cabeza sobre sus rodillas. Cuando Julian miró a Darius se sintió tan

abatido como un monstruo.

Cuando Julian se levantó y se acercó para ponerse delante de su

escritorio, Darius fingió que no lo vio. Después de unos minutos de

espera, Julian asintió y salió de la oficina, cerrando la puerta

suavemente detrás de él, antes de ir abajo a la pista de baile principal.

La cabeza de Darius cayó hacia sus manos en el segundo que la

puerta se cerró detrás de Julian. Fingir ignorar a Julian había sido una

de las peores cosas que hubiera hecho nunca. Sabía que había herido

los sentimientos de Julian. Él no había tenido intención de hacerlo,

pero la presencia de Julian vestido tan… tan sexy, le había amarrado



las manos. Poner distancia entre ellos era mejor lo mejor que podría

haber hecho para los dos.

Darius se levantó y se acercó a la ventana grande que usaba para

supervisar la barra de abajo. Inmediatamente vio de pie a Julian al

borde de la pista de baile viendo a los bailarines. Vio como Julian

miraba hacia la ventana donde Darius estaba parado enfrente. Él sabía

que Julian no podía verlo a través del cristal de un solo sentido, pero

dio un paso atrás de todos modos.

Desde el lugar donde se paró, todavía podía ver la tristeza en la

postura de Julian, mientras envolvía sus brazos alrededor de si mismo

una y otra vez y se alejaba de la pista de baile y se dirigía hacia la

barra. Dillon estaba allí y de inmediato habló con él.

Darius miró por un momento más antes de pasarse una mano

fuertemente por el pelo negro. Esto iba a ser más difícil de lo que

pensaba. No creía que Julian pudiera entender su comportamiento

reservado.

Regresó a su escritorio y rápidamente apiló los papeles en los que

había estado trabajando. Podían esperar hasta mañana. Julian no

podía. Lo menos que podía hacer era llevarlo a cenar y mostrarle que

no estaba molesto con él.

Darius se alisó el pelo y se puso la chaqueta del traje antes de

salir hacia la puerta de la escalera. Era hora de ir por Julian en un mejor

estado de ánimo. Acababa de llegar al borde de la barra cuando oyó

que la conversación entre Julian y su hermano comenzaba a calentarse.

—No soy un niño. Y no necesito permiso de Darius para beber,

Dillon. —Metió la mano en el bolsillo y sacó algo de dinero y lo arrojó

sobre la barra. —No te preocupes, soy un cliente que paga. ¿Ahora

puedes servirme?.



—Julian, no quieres hacer esto. Tu sabes lo que el alcohol te

hace… —Dillon trató de razonar con él.

—Dillon… —Julian comenzó.

Darius decidió que era el mejor momento para intervenir. Se

acercó y a Julian y pasó un brazo alrededor de su cintura, dándole un

rápido beso en la cabeza. Reconoció con un vistazo una leve

inclinación de cabeza de Dillon en agradecimiento.

—Oye, bebé, ya terminé con todo. ¿Listo para irnos?.

Julian se volvió y miró a Darius con asombro. —¿Ahora quieres

que nos vayamos?.

—Bueno, seguro, bebé, yo solo tenía que dejar mis documentos

arreglados. Te dije eso. Ahora podemos ir a pasar un buen rato.

Darius sabía que Julian tardaba en comprender su explicación.

Tal vez solo necesitaba un poco para animarlo. Tomó a Julian en sus

brazos, y él comenzó a balancearse hacia la pista de baile.

—Siempre podríamos simplemente quedarnos aquí y bailar.

Darius balanceó a Julian alrededor y alrededor hasta que se

sostuviera de su cuello, mareado y riendo. Cuando la música terminó y

una canción lenta comenzó, empezó a bajar a Julian al piso, Julian no

dejó que Darius lo bajara, se negó a soltar el cuello de Darius, se apretó

más y metió su cabeza en el punto suave entre el cuello de Darius y su

hombro.

Darius lentamente meció a Julian de ida y vuelta a través de la

canción, descansando su cabeza en la parte superior de la cabeza de

Julian. Se sentía tan bien tener a Julian en sus brazos, incluso si ellos

conseguían algunas miradas extras. No era frecuente que alguien

bailara mientras llevaba a otra persona en sus brazos.



De mala gana, bajó a Julian y lo puso en pie cuando la canción

terminó, se inclinó para colocar un pequeño beso en la nariz de Julian.

—¿Estás listo para ir a cenar, bebé?.

—Si, ¿esta noche a donde vamos?.

Darius le dio una gran sonrisa a Julian. —Puesto que es nuestro

aniversario de un mes, pensé que podríamos ir a Anritsu. Tuvimos

nuestra primera cita allí, y es una ocasión especial. ¿Qué te parece?.

La sonrisa de Julian fue enorme cuando él asintió con

impaciencia. —No pensé que lo recordaras.

—¿Cómo podría olvidarlo? Si fue el día que trajiste alegría a mi

vida.

***********************************

Cuando Darius ayudó a Julian a subir a la limusina, Julian estaba

pensando en las palabras de Darius. Realmente podía ser muy dulce

cuando quería serlo. No muchos tipos recordaban aniversarios

anuales, sin hablar de aniversarios de un mes. A veces, Darius era

demasiado bueno para ser verdad.

Tommy se superó a sí mismo. La comida fue maravillosa, el

ambiente agradable, pero la compañía era la mejor parte. Darius por

costumbre era atento, su personalidad era así y algo más. Cuando el

sacó una pequeña caja y se la entregó a Julian, su sonrisa era de oreja a

oreja.

—Aquí, bebé, esto es para ti, para celebrar un mes juntos.

—Darius, ya me has dado tantos regalos. Tú no tienes que

seguir haciendo esto. —Julian le dijo mientras tomaba la pequeña caja.

Era cierto. Darius prácticamente lo colmaba de regalos, todo el tiempo,



desde flores hasta camisas de seda. Estaba constantemente dándole

cosas a Julian.

—Me gusta darte cosas. Pero este, este es muy especial. Ve

ahora, ábrelo. —Darius parecía casi tan ansioso como Julian.

Julian abrió la pequeña caja y casi la dejó caer. —Oh mi Dios,

¿esto es real?. —Él preguntó después de unos momentos de mirar

mucho el más hermoso anillo que nunca hubiera visto. Los diamantes

en el anillo se encontraban formando la D y J entrelazadas. Eran sus

iniciales.

—Por supuesto que son reales, solo lo mejor para mi bebé.

Póntelo. Para ver si te queda.

Las manos de Julian temblaban mientras sacaba el anillo de su

caja de terciopelo. La maldita cosa debía haber costado una fortuna.

Darius pronto tomó el anillo de los dedos temblorosos de Julian y lo

deslizó en su dedo anular. —Oh bien, te cabe bien. Yo estaba muy

preocupado de que no hubiera conseguido el tamaño adecuado. Tus

dedos son mucho más pequeños que los míos.

Darius miró la cara, aún conmocionada de Julian. —¿Te gusta?.

Julian lo miró con lágrimas en los ojos.

—Julian, yo…

—Darius, nadie jamás me ha regalado algo como esto. Gracias.

—Julian rápidamente apretó la mano que sostenía la suya. —Voy a

pensar en ti cada vez que lo vea.

—Entonces, ¿Te gusta?. —La preocupación era evidente en su

voz.

—Oh sí, es hermoso.



Darius sonrió. —Bien. Me temo que podría ser un poco,

mmmm…. de niña. Quiero decir, no suelo dar a otro hombre un

anillo. Tal vez una vez lo pensé, o incluso regalé un collar, pero no

un anillo. Es solo esto…

—Darius, estas divagando. Me encanta, así que deja de

preocuparte. Es perfecto. Yo nunca me lo quitare. —Levantó una uña

pintada de azul neón y se la enseño a Darius. —Además, me gustan

las cosas femeninas, ¿Recuerdas?.

Darius agarró los dedos que se movían de Julian y les besó la

punta. —Yo lo recuerdo. —Él estaba mirando profundamente a los

ojos de Julian cuando María trajo una botella de Champagne y dos

copas y las puso sobre la mesa entre ellos.

—Feliz aniversario, para ustedes.

—Oh, María, Julian no bebe, ¿recuerdas?.

Julian alzó la vista y vio la cara de María palidecer. Ella había

estado tratando de hacer algo dulce, y ahora pensaba que lo había

estropeado.

—Está bien, un vaso no me hará daño. Mientras yo no conduzca

ni opere maquinaria pesada, todo debe estar bien.

—¿Esta seguro, Sr. Sinclair? , puedo traerle algo más. ¿Tal vez

una limonada de fresa?.

Julian jaló a María mas cerca hasta que ella se inclinó al lado de

él. —Te contaré un pequeño secreto. Tengo este grande, y muy

caliente novio. Él no dejará que nada malo me suceda, por lo que un

vaso de champan no será un problema. Y no es que no beba. Para mi

es mejor no beber a menudo. Me hace sentirme en una montaña rusa.



María era toda sonrisa cuando ella se apartó de él. —Muy bien,

Sr. Sinclair, pero si usted cambia de opinión, no dude en llamarme,

¿De acuerdo?.

Después de que María se hubiera alejado, Darius le preguntó una

vez más si estaba seguro. En respuesta Julian les sirvió dos copas de

chapan, una para cada uno de ellos. Le entregó un vaso a Darius y

tomó la otra copa en su mano.

—Por nosotros, por tener muchos aniversarios mas juntos. —

Julian tintineó su vaso contra el de Darius y tomó un largo trago. Él se

rió cuando las burbujas le hicieron cosquillas en la nariz antes de hacer

su propio brindis.

—Por ti Sr. Maravilloso, para que siempre seamos tan felices

como lo somos esta noche.

Tanto como Julian y Darius tomaron otro trago. Darius miró con

curiosidad a Julian. —¿Sr. Maravilloso?.

Julian se rio cuando le guiñó un ojo a Darius. —Es una larga

historia. En nuestro primer aniversario de un año, me preguntarás

sobre esto de nuevo y yo voy a decírtelo.

—Nuestro primer año, ¿eh?. Creo que puedo esperar hasta

entonces.

***********************************

Darius caminó con Julian hacia su puerta, deteniéndose justo en

frente de él. Lo tomó en brazos. Julian se rió. Estaba tan borracho.

—Tuve una muy buena noche, Julian.

—No tiene que terminar, Darius. —Julian susurró contra sus

labios mientras trataba de tomar el beso más profundo. —Podría ser

igual de bueno, o tal vez aún mejor, si tu entras. —Por un breve



momento, Darius pareció aceptar el beso íntimo, su lengua exploró los

recovecos de la boca de Julian antes de que de mala gana diera un paso

atrás.

—No, bebé, eso no sería una buena idea. Estas un poco bebido,

Julian. Creo que será mejor que me vaya. Te llamare mañana, ¿De

acuerdo?.

Julian sintió que las lágrimas llenaban sus ojos cuando miró a

Darius con una determinada mirada. —No te molestes. No puedes

culpar a esto por mi forma de beber. Estoy harto de ser tu pequeño

trofeo.

Julian se volvió y entró en su apartamento dejando a un aturdido

Darius lentamente detrás de él. —¿De qué estás hablando? Nunca te

he tratado como un trofeo.

—Me tratas como un trofeo cada vez que salimos. Tú me llevas

a jugar y me pones de nuevo en la repisa cuando terminas de jugar.

Estoy harto de no ser tocado, sostenido, amado. Si deseas una joya

que camine alrededor de tu brazo, ve y busca una marioneta.

—Julian, no puedo, yo solamente…

Julian empujó sus manos temblorosas por su pelo, tratando de

gobernar en sus emociones fuera de control. Sabía que él no hablaría

libremente si no se hubiera tomado una copa de champan en la cena.

Estaba tan harto de la actitud caliente y fría que recibía de Darius.

—Mira, Darius, está claro que queremos cosas diferentes.

Quiero una relación con alguien que me importe. Tu quieres a

alguien con quien no sea necesario comprometerte.

—¿Tu… estás diciendo que no te preocupas por mi?.

—No, no estoy diciendo eso. De hecho, me preocupo mucho

por ti. —Dios podía ser exasperante en ocasiones.



—Entonces, ¿Cuál es el problema?.

—Quédate esta noche conmigo. Hazme el amor. —¡Por favor, por

favor, por favor!

—No puedo, Julian.

—Es nuestro aniversario. Esta noche podría ser realmente

especial. ¿Por qué no te quedas? ¿Soy yo? ¿Es mi forma de vestir? ¿Es

mi modo de actuar? ¿Qué es? ¿Por qué no pasas la noche conmigo?.

Todo lo que puedes hacer es besarme. Casi nunca me tocas. Nunca

dejas que las cosas entre nosotros vayan más allá de la masturbación.

Ni siquiera me dejas tocarte íntimamente. ¿Me tienes tanto asco?.

—No, bebé, no. Eres la cosa más hermosa que he visto en mi

vida.

—Entonces, ¿Por qué no haces el amor conmigo?.

—No puedo, Julian.

Un pensamiento horrible repentinamente se le ocurrió a Julian.

—¿Eres incapaz de hacer el amor? ¿Hay alguna razón médica por la

cual no podamos estar juntos?. —Oh Dios, la explicación sería difícil

de entender, pero él trataría.

—No, el, uh, mi equipo trabaja bien. Yo solo… —Darius

comenzó.

—Entonces, pasa la noche conmigo, Darius, por favor. —Julian

le suplico. Él agarró la parte delantera de la camisa de Darius y la

sostuvo con fuerza. —Por favor, Darius.

—No puedo, Julian. —Darius contestó cuando él quitó los dedos

de Julian de su camisa. —Mira, tengo que irme. Te llamare mañana.

—Si, está bien, Darius, lo que quieras. —Julian contuvo sus

lágrimas hasta que él oyó la puerta de la calle cerrarse suavemente



detrás de Darius cuando él se marchó. Entró en su habitación y se

hundió lentamente hacia abajo sobre la cama y se envolvió con sus

brazos alrededor de sí mismo, sus sollozos sacudieron su cuerpo hasta

que finalmente sucumbió al cansancio y se quedó dormido.

***********************************

Julian se despertó la mañana siguiente con el timbre de la puerta.

Limpiando del sueño sus ojos hinchados, fue a abrir la puerta

principal. Era una mujer que traía un gran ramo de flores, hermosas

rosas rojas. Julian le agradeció a la señora y cerró la puerta. Él llevó las

rosas a la cocina y las puso sobre el mostrador.

Agarró la pequeña nota adjunta, la abrió y la leyó. «Lo siento, bebe.

¿Me perdonas?» Las flores eran de Darius. Julian puso la nota sobre el

mostrador y pasó sus dedos sobre los capullos frágiles de las rosas.

Eran tan delicadas.

Las lágrimas de tristeza y arrepentimiento llenaron sus ojos

mientras recogía el ramo de rosas y lo dejaba en el bote de basura.

Agarró la nota escrita a mano por un momento, mirándola a través de

sus lágrimas, antes de dejarla caer en el bote de basura también.

Se preocupaba profundamente por Darius y quería estar con él.

Pero no entendía por qué Darius no tenía intimidad con él. Él había

sentido la dureza en los pantalones de Darius una y otra vez. Él sabía

que Darius lo deseaba. Pero no entendía por qué Darius no actuaba por

ese deseo.

¿Era tan malo querer estar con él? ¿Querer retenerlo y besarlo,

expresar su amor por él de una forma física?. Darius se negaba a hacer

algo más que ocasionalmente masturbarlo. Y absolutamente sin que

Julian lo tocara.



Julian no podía soportarlo más. Se sentía feo y no deseado. Tenía

que haber alguna razón, algo que estaba haciendo mal o tal vez que no

hacía, para que fuera digno de ser amado. Julian forzó a su cerebro a

tratar de averiguarlo, pero nada vino a su mente.

Darius parecía cómodo con su personalidad extravagante.

Nunca había tenido miedo de presentar a Julian a cualquiera de sus

amigos o conocidos. Parecía no tener ningún problema de estar en

público con él. Pero él no quería pasar tiempo en privado con él.

En el momento en que se quedaban solos, Darius ponía un muro

invisible entre ellos. Julian lo había notado alejarse de él hasta en la

limusina. Claro que aún sostenía su mano, pero eso era todo. Si Julian

se acercaba demasiado, Darius solo se alejaba.

Ni siquiera entraba en el apartamento de Julian. Por lo general

solo lo dejaba en la puerta delantera, le daba un beso en la mejilla y se

marchaba diciéndole que lo llamaría al día siguiente. Nunca entraba a

tomar algo, para ver una película, o incluso sólo para acurrucarse en el

sofá. Ellos nunca habían cenado juntos a menos que fuera en un

restaurante rodeados de gente.

Era como si Darius no pudiera soportar estar a solas con él. Él

solo quería estar con él cuando estaban en público. Era como le dijo

Julian, Darius solo lo veía como un trofeo. ¿Qué otra cosa podría ser?

El propio Darius admitió que no había nada malo con su equipo.

Tal vez Darius simplemente no lo quería de esa manera. O tal vez

no quería desearlo. Solamente porque Julian había sentido la dureza en

sus pantalones no significaba que Darius se pusiera duro a causa de él.

Pero si eso fuera cierto, ¿Por qué Darius incluso salía con él?.

Era deprimente pensar en todo esto. Él no quería pensar en nada

de eso. Él solo quería olvidar por un rato. Agarró el teléfono, marcó el

número telefónico de Dino.



—Tienes a Dino, habla si lo deseas.

—Hey, Dino, tengo dos botellas de vino aquí, con nuestros

nombres en ellas. Trae el helado y tu pijama.

—Oh, Cariño, ¿Una fiesta de pijamas? ¿Las cosas no funcionan

con tu gran galán?.

—Sip, algo así. Voy a llamar a Joseph y Andrew. ¿Qué tan

pronto puedes llegar hasta aquí?.

—Por ti, cariño, voy a estar allí inmediatamente.

—Gracias, Dino.

Veinte minutos más tarde, Dino, Joseph, y Andrew se

presentaron con ropa cómoda y comida casera en la mano, para su

improvisada fiesta de pijamas. Una vez instalados todos en la sala de

estar, después de haberse puesto sus pantalones de pijama, abrieron el

helado y empezaron a comerlo.

Los chicos esperaron unos momentos para que Julian empezara a

hablar. Se podía ver que había estado llorando. También sabían que el

hablaría cuando estuviera listo para hacerlo. Para eso era la fiesta de

pijamas. Cuando alguno de ellos era herido, el resto venía con un

montón de comida chatarra encima, y todos se sentaban alrededor en

pijama mientras escuchaban y conseguían sacarlo. Ellos parecían tener

un montón de esto.

—Él no me quiere. —Julian comenzó. —Le gusto para llevarme

a lugares y presumirme. No me malinterpreten, es muy atento. Él

nunca se aparta de mi lado cuando salimos. Y él me lleva a los

mejores lugares. Incluso me da los regalos más maravillosos. Pero él

no me quiere.

—¿Qué quieres decir, cariño?.



—El no me hace el amor, ni me toca. Demonios incluso no me

da más que un casto beso en los labios o me masturba. Él nunca ha

estado dentro de mi apartamento, ni yo he estado dentro del de él.

Caray, yo ni siquiera sé donde vive. Esta conmigo todo el tiempo, me

lleva a cenar, luego me deja en la puerta de mi casa con un casto beso

en los labios.

—Tal vez, esté esperando el momento adecuado —Dijo Dino.

—Tal vez, ¿él es tímido? —Preguntó Joseph.

—Tal vez él quiere esperar hasta que estén más

comprometidos. —Agregó Andrew.

—Y tal vez él no me quiere. —Julian dijo con tristeza. —La otra

noche fue nuestro aniversario. Cuando él me trajo a casa, le rogué

para que se quedara a pasar la noche. Él solo dijo que no podía. No

hubo discusión, no tuvo ningún argumento. Él solo dijo que no

podía. Incluso le pregunte si tal vez había alguna razón médica por

la cual no podíamos estar juntos. Y él dijo que su equipo trabajaba

muy bien. Pero aun así no se quedaría. Él solo dijo que no podía y se

fue.

—Oh, cariño, lo siento mucho.

—Eso es lo que dijo. Él me envió un ramo de rosas esta mañana

y una nota diciendo que lo sentía.

—Bueno, se ve, que quiere estar contigo.

—No, no lo hace. Él lo dejó bastante claro anoche. Mientras él

me sonreía y me miraba bonito, él solo quiere que yo esté allí, pero si

nos metemos en algo personal, él saldrá corriendo a las colinas.

Dudo que él sepa algo sobre mí. Si él se preocupara lo suficiente, él

sabría que odio las rosas rojas. A él simplemente no le importa

mucho. Solo soy un trofeo para él.



—¡Ouch! —Respondió Dino.

—Todo el mundo sabe que odio las rosas. Mi mamá siempre

tenía ramos de rosas por toda la casa. No puedo soportar el olor de

ellas hasta el día de hoy. Soy más del tipo de flores silvestres. A

Darius ni siquiera parece importarle lo suficiente para descubrirlo.

—¿Que vas a hacer, Jules?. —Dino preguntó en voz baja.

—¿Qué puedo hacer?. —Preguntó Julian, encogiéndose de

hombros. —Yo puedo aceptar ser su trofeo y no tener nada personal

con él, o yo… yo no tengo nada con él.

—Tiene que haber algo que tú puedas hacer. ¿Has intentado

hablar con él? ¿Tal vez tiene alguna razón por la cual no puede estar

contigo?.

—¡Oh, cielos, él no es heterosexual, ¿verdad?. —Joseph peguntó

de repente. Julian lo miró, asombrado por la idea de que Darius

pudiera ser heterosexual. —No, no hay manera. ¿Por qué iba a salir

conmigo y presentarme a todos sus amigos y sus conocidos si fuera

heterosexual? No, tiene que haber algo mas, ¿No?.

—Bueno, tú dijiste que nunca hace nada físico contigo. Incluso

apenas y te besa.

—Odio decirte esto Julian, pero Joseph tiene un punto. —

Añadió Andrew.

—¿Y si está jugando a ser gay? Él es el propietario del mayor y

popular club para homosexuales en el estado. Tal vez solo lo haga

por relaciones públicas o algo así.

—Realmente no creo que Darius sea heterosexual. Quiero decir,

vamos. —Dino trató de razonar.



—No creo que él haría eso, ¿Verdad? Citar a un hombre gay

solo para que se vea mejor su club. —Preguntó Julian, haciendo caso

omiso de la declaración de Dino.

—Eso explicaría por qué solo quiere ser visto en público

contigo, y por qué no hace nada físico contigo, y por qué no te

permite tocarlo.

—Pero ¿Por qué yo?. Hay un montón de hombres gay que

estarían gustosos de ser el juguete de un hombre como Darius. ¿Por

qué me elijaría a mi?.

—Cariño, no me gusta decirte esto, pero tú eres el ejemplo

perfecto de un hombre gay extravagante. Tú no eres solo gay, eres

realmente gay. Cualquiera que te mire al ínstate pude decir que eres

gay. Caminas como gay, hablas como gay, infiernos te vistes como

gay, cariño, respiras gay. ¡Tú eres gay!.

—¿Así que es mi culpa? ¿Él me eligió a mi por la forma en que

soy?. —Julian comenzó a llorar de nuevo.

—Oh, Cariño nos encanta tu forma de ser. Tu eres perfecto. —

Dino canturreó mientras tomaba a Julian en sus brazos. —Pero no todo

el mundo puede ver más allá de toda tu homosexualidad al hombre

que hay debajo. Tú tienes el corazón más grande en el mundo, y sé

que en este momento está roto en dos. Pero es mejor. Habrá alguien

por ahí para ti. Ya lo veras.

—No quiero hacer esto más. Duele demasiado. ¿Cómo pudo

hacerme esto a mí?. Yo no pedí esto. Yo no lo perseguí. Él es el que

me invitó a salir. Oh cielos, Dino ¿Por qué me iba a hacer esto a mí?.

Yo nunca le hice nada a él. —Sollozó Julian.

—Ya lo sé, cariño, lo sé. Tenemos que estar mal, Julian. Tal vez

tiene alguna otra razón para no estar contigo. —Dijo Dino mientras

palmeaba a Julian en el hombro.



—No, yo no creo equivocarme, todo lo que dijo Joseph tiene

sentido. Nunca me toca o me besa a menos que estemos en público.

Él básicamente no quiere tener nada que ver conmigo a menos que

otras personas puedan verlo hacerlo. Casi nunca estamos solos. Y si

lo estamos él apenas puede soportar estar cerca de mí. No, tú no estás

mal.

Dino sostenía a Julian en sus brazos mientras él lloraba por su

corazón roto cuando el teléfono sonó. Joseph se acercó y lo descolgó. —

¿Hola?. —Miró con alarma rápidamente a Julian. Puso su mano sobre

el teléfono, mientras susurraba. —Es Darius. Quiere hablar contigo.

Julian negó con la cabeza.

—Lo siento, Darius, él no puede atender el teléfono en este

momento. ¿Puedo darle un mensaje?.

Joseph asistió con la cabeza un par de veces antes de mirar hacia

Julian.

—Él dice que si tu no vienes a contestar el teléfono, va a venir.

—Bien. —Gruñó Julian mientras agarraba el teléfono que tenia

Joseph. —Yo te dije anoche que ya habíamos terminado, Darius, y lo

decía en serio. No estoy dispuesto a jugar este juego contigo, quiero

que dejes de llamarme y te mantengas alejado, si vienes a mi

apartamento, voy a llamar a la policía.

Julian colgó el teléfono y volvió a mirar a sus tres amigos

conmocionados. —Bueno eso es lo que tenía que hacer, ¿No les

parece?. —Antes de que pudieran responderle, Julian empezó a llorar

otra vez. Los tres amigos se pusieron en pie y lo abrazaron. La vida es

justa solo a veces.

Cuando Julian finalmente se calmó, se sentía en un sueño de

nuevo, cada uno con un vaso de vino. Dino le dio a Julian una larga



mirada. —¿Julian, estás seguro de que esto es lo que quieres hacer?

¿Has intentado hablar con Darius acerca de esto?.

—Estoy seguro. Si solo fuera el sexo, yo podría vivir sin él.

Infiernos, me pasé todo el año pasado sin sexo. No sería nada nuevo.

Pero es más que eso. No puedo vivir con la actitud caliente y fría

nunca más.

—¿La actitud caliente y fría?. —Dino le preguntó.

—Un minuto es todo amor y abrazos, y al siguiente no puede

estar lo suficientemente lejos de mi. Y Joseph tiene razón, ahora que

lo pienso un poco más. Probablemente es heterosexual. —Julian agitó

la mano en el aire. —Como he dicho antes, la única vez que es

cariñoso conmigo es cuando estamos en público, donde la gente nos

puede ver. Entonces él prácticamente esta por todas partes en mi.

Cuando estamos solos, él solo puede sostener mi mano.

Simplemente no puede hacer más.

—Julian, ¿por qué no le das unos días y piensas en ello antes de

que rompas con él?. —Dino preguntó. —Tú has estado tan feliz estas

últimas semanas, más feliz de lo que te he visto en años. Tomate tu

tiempo. Y piensa en esto.

—No, si pienso en ello, voy a ceder. —Julian negó con la cabeza.

—Necesito terminar con esto ahora.

—Cariño, nunca vas a encontrar otro novio como Darius. —

Agregó Dino. —Tomate tu tiempo antes de tomar esa gran decisión.

—No, tienes razón, yo nunca voy a encontrar otro novio como

Darius. Ya he terminado de buscar. Prefiero estar solo por el resto de

mi vida a pasar por esto otra vez.

Julian miró a los tres chicos que habían sido sus mejores amigos

en los últimos diez años. —¿Qué es lo que tengo, para atraer solo a esa



clase de chicos? Tengo estúpido tatuado en la frente ¿o algo así?.

Parece que los llamo como a moscas. Cada vez que me doy la vuelta.

Algún otro tipo está listo para tomar las riendas de mi vida y

tratarme como una mierda. ¿Qué es?.

—Cariño, me gustaría tener algo que decirte, pero no lo tengo.

—Dino se rió entre dientes cuando llegó por el helado. —Supongo que

tu radar está roto.

—¿Mi radar?.

—Si, ya sabes, el instinto que te ayuda a elegir potenciales

parejas. Todos tenemos uno. Supongo que el tuyo está roto.

—¿Mi radar está roto?. Mi radar está roto… esta es la maldita

cosa más divertida que he escuchado nunca. Mi radar se rompió. —

Julian empezó a reírse histéricamente.

Dino acabó viendo con tristeza como la risa de Julian se convirtió

en llanto y gritos hasta que se quedó dormido, luego lo metió en la

cama. Cuando Dino apagó las luces y cerró la puerta detrás de él. Dio

una silenciosa oración para que Julian pudiera reparar su radar.

***********************************

Darius se quedó mirando el teléfono en la mano con

incredulidad. No podía creer lo que Julian le acababa de decir, no

quería verlo nunca más y le había colgado el teléfono. ¿Qué demonios

había sucedido desde que lo había dejado ayer por la noche?.

Él sabía que Julian estaba molesto de que no habían pasado

juntos la pasada noche, pero no había pensado que fuera tan malo. ¿No

habían hecho diferencia las flores?. Darius había querido decir que lo

sentía cuando escribió sus sentimientos. En realidad lo sentía.



Él no le haría daño a Julian por nada del mundo. Él lo quería.

Darius se sentó de pronto. Vaya, ¿él lo amaba? ¿Cuándo había

pasado?. Él sabía que se preocupaba por Julian. Él haría cualquier cosa

por él. ¿Pero cuando había ido y se había enamorado de él?.

Mientras más lo pensaba, se dio cuenta que había estado

enamorado de Julian todo el tiempo. Julian era todo lo que había

querido siempre en una pareja.

Este descubrimiento hizo toda la diferencia del mundo. No podía

perder a Julian ahora. Julian era su mundo. Tenía que encontrar una

manera de regresar con él. Tenía que haber alguna manera de que

pudieran estar juntos. Él solo tenía que encontrar la manera de

ganárselo de nuevo.



Capitulo Cinco

Julian tenía un plan. Estaba cansado de ser elegido por idiotas, no

pensaba salir de nuevo, no tenía sentido ser escandaloso y

extravagante más. Solo parecía empeorar la situación más.

Paso los siguientes dos días haciéndose normal. Se quito sus

pendientes, un pendiente de ombligo, y pendiente de pezones. Se tiñó

el pelo de nuevo a su color natural, marrón claro. Se quitó todo el

esmalte de uñas, se quitó los lentes de contacto y se puso las gafas.

Tiró todo su maquillaje a la basura. Buscó incluso a través de su

armario y tiro cualquier cosa que pudiera ser visto como gay.

Luego empezó por su apartamento, deshaciéndose de todo lo

que gritaba, estilo de vida alternativo. Él nunca iba a pasar por esto otra

vez, incluso si eso significaba que iba a estar solo por el resto de su

vida.

Cuando él se miró en el espejo, se dio cuenta de que le tomaría

un tiempo para acostumbrarse a su nuevo look. No había parecido tan

normal desde que descubrió que era gay. No parecía tener ninguna

luz, sin vivacidad, en su apariencia. Él se veía aburrido.

Y esa era la forma en que lo quería. Nunca nadie volvería a

hacerle daño por la forma que tenía su aspecto. Pero la forma en que se

veía solo era parte de eso. No podía salir a clubes nunca más. No podía

coquetear mas con hombres guapos, incluso no podía bailar mas.

Esa parte de su vida había terminado. Darius lo había elegido por

la forma en que se veía y actuaba. Para que no volviera a suceder, él

tenía que cambiar todo eso. Porque el dolor era demasiado como para

volver a intentarlo.



Lo último que hizo fue recoger todos los regalitos que Darius le

había dado y los puso en una caja para que Dino fuera a entregárselos.

Él no quería tener nada de lo que Darius le había dado. No significaba

nada para Darius, solo demostraba que podía comprar a un hombre

gay.

Julian sintió caer lentamente una lágrima por su mejilla cuando

se retiró el pequeño anillo de diamantes de su dedo. Había significado

mucho para él cuando Darius se lo había dado. Lo bueno es que no era

un anillo de compromiso, eso lo hacía sentir mejor. Julian sonrió al

recordar lo feliz que se había sentido esa noche. Pero su sonrisa se

convirtió rápidamente en algo sombrío cuando el recordó lo que había

sucedido después.

No. Esa parte de su vida había terminado. Y por mucho que

quisiera mantener el anillo, las promesas que se imaginó que iban con

él ya se habían acabado eso… se lo había imaginado. Era mejor para

todos, si hacía un corte limpio de todas las cosas y le regresaba todo a

Darius.

***********************************

Cuando Dino fue a recoger la caja de regalos, apenas podía

reconocer a Julian. Estaba tan enojado con Darius por destruir por

completo a una criatura perfecta como Julian que estuvo a punto de

explotar. Tomó la caja de Julian, prometiendo entregársela a Darius.

Oh chico, ¡Cuando se la entregara a Darius! Dino iba a pasar por

encima de la barra. Cogió la caja del asiento delantero y salió de su

coche y entró en el bar. Tim el portero, de inmediato se reunió con él en

la puerta. Dino pidió ver a Darius, Tim le mostró con una mano una

pequeña zona de espera en el piso de arriba.



Después de unos momentos, la puerta del despacho se abrió y

Darius salió. Dino se puso de pie y rápidamente le entregó la caja a

Darius.

—Espero que estés muy feliz. Tuviste algo que era hermoso y

puro y lo destruiste. Uno de estos días, Darius, tú tendrás tu

merecido. Y cuando lo tengas, espero tener asientos de primera fila.

Darius miró la caja llena de todos los regalos que le había dado a

Julian en las últimas semanas estaban todos juntos. Su cara se llenó de

confusión.

—¿De qué estás hablando, Dino? ¿Qué pasa con esto?. —

Preguntó, mientras señalaba la caja en sus manos.

—Como que no lo sabes. Deja de fingir. Julian sabe lo que has

hecho. Yo no puedo creer que lo trataras de esa manera. Supongo que

esto solo demuestra que aún cuando el envase se ve hermoso el

regalo puede apestar.

Dino dio un paso hacia la puerta, volviéndose hacia Darius con

un rastro de odio en la mirada. —Sabes, todo lo que él quería era

amar y ser amado. Honestamente pensé que eras su alma gemela. Él

te habría dado todo lo que tenia para dar, él se hubiera dedicado a ti

por el resto de su vida. Él te ha amado más de lo que nadie te ha

amado. Me compadezco de ti, Darius Alexander. Tenías algo tan

precioso en las manos y lo lanzaste lejos.

***********************************

Darius se quedó allí y vio a Dino salir por la puerta. ¿Qué acaba

de pasar? ¿Y por qué Julian le había devuelto todos sus regalos? ¿Y por

qué Dino decía que había destruido a Julian? ¿De qué manera?.



Darius puso la caja en su oficina y corrió a su coche. Un millón de

diferentes pensamientos fluían en su cabeza mientras trataba de

averiguar lo que había ocurrido entre esa noche y el día de hoy.

Él sabía que Julian estaba molesto de que no se quedara a pasar

la noche con él, pero no veía razón para poner fin a su relación.

Pensaba que había estado haciendo feliz a Julian.

¿No le había mostrado él lo mucho que le importaba?. Él había

presentado a Julian como su novio a todos sus amigos y conocidos, lo

había colmado de regalos, le compró rosas, asumió él incorrectamente.

¿Qué más podría haber hecho?.

¿Era el sexo tan importante para Julian? Si lo necesitaba tanto,

quizás no tenía otra opción. Tenía que haber una manera de que

pudiera resolver esto. No podía perder a Julian.

Entró en el camino de la entrada de la casa de Julian, Darius salió

de su coche y se apresuró a la puerta principal. Golpeó con fuerza. Él

se sorprendió cuando un hombre de pelo castaño con gafas abrió la

puerta. Le llevó un momento darse cuenta de que era Julian, su Julian.

Parecía tan diferente, ese no era Julian.

—¿Julian?.

—¿Qué quieres, Darius?.

—¿Qué está pasando, Julian? ¿Qué te has hecho? Y ¿Por qué

Dino ha ido a regresarme mis regalos?.

—Yo había pensado que era obvio, incluso para ti. No quiero

verte nunca más. Te lo dije por teléfono. Así que, desparece.

Julian intentó cerrar la puerta, pero Darius era mucho más

grande y más fuerte.



Darius abrió la puerta y se empujó al interior. Julian dio varios

pasos al otro lado de la sala de estar, y miró para arriba a Darius.

—¡Quiero que te vayas, Darius, ahora!.

—No. Yo no me voy hasta que resolvamos esto.

—No tenemos nada que resolver, Darius. Yo no estoy dispuesto

a ser más tu chico trofeo. Se acabo. ¡Vete, Darius!.

—No. No entiendo lo molesto que estas como para terminar

conmigo, es porque no pasé la noche contigo. He pensado mucho

sobre esto, y creo que he llegado a una solución funcional para los

dos. Ahora, solo escúchame, Julian. —Dijo cuando Julian iba a

interrumpirlo a él.

***********************************

Julian cruzó los brazos sobre el pecho y esperó a que Darius

hablara. Esto tenía que ser bueno.

—Mientras que me des la misma atención y tú seas total y

abiertamente franco y honesto conmigo, estoy dispuesto a compartir,

pero solo para la parte sexual de las cosas. Si no hay más que eso, así,

simplemente no funcionaria. Tienes que decirme cada vez que estés

con alguien. De hecho yo preferiría que tu solo encontraras una

persona para eso. De esa manera…

Julian no escuchó el resto de las palabras de Darius. Él no creía

que Darius podría hacerle más daño del que ya le había hecho. Había

pensado mal. Julian no podía recordar sentirse tas despreciado, tan

indeseable, sin amor, ni siquiera cuando él había salido del armario y

su familia lo había repudiado. Darius estaba dispuesto a compartirlo

con otra persona, tener a alguien más que hiciera el amor con él, para

que él no tuviera que hacerlo.



—Darius… —Julian comenzó.

—Bebé, sé que esto puede funcionar. —Darius dijo. Cruzó la

sala y agarró por los brazos a Julian. —Yo no quiero compartirte con

nadie. De hecho, la sola idea de que alguien te toque me hace mal.

Sin embargo si es algo sin lo que no puedes vivir, voy a encontrar

una manera de hacerle frente a esto.

Julian ya no tenía ninguna palabra más para decir. Solo podía

agradecer que no estuviera llorando. No quería que Darius lo viera

llorar. Eso sería un final tan indigno. Pero, gratamente, no parecía

haber ninguna lágrima saliendo.

—Lo que tu digas, Darius. —Dijo por fin en voz baja.

—Bueno, ¿Estás de acuerdo?. —Darius le preguntó. Parecía

sorprendido por la respuesta de Julian, ¿Pero no era eso lo que quería?.

—Estoy muy cansado, Darius. Tal vez podríamos terminar esta

discusión mas tarde. Me gustaría dormir un poco ahora.

—Oh si, seguro, Julian. Tal vez mas tarde podemos cenar o

algo. —Darius dijo. Dejó caer los brazos de Julian y caminó hacia la

puerta.

Julian siguió a Darius hasta la puerta principal.

—¿Por qué no me llamas cuando te despiertes?. —Preguntó

Darius, rápidamente dándole a Julian otro de sus famosos castos besos

en los labios.

—Si, voy a hacer eso.

—¿Vas a estar bien, bebé?.

Julian le dio una pequeña sonrisa. —Si, creo que lo estaré. Solo

necesito dormir. Todo estará mejor una vez que duerma un poco.



—Está bien, pero no te olvides de llamarme, ¿De acuerdo?.

—No se me olvidará. Adiós, Darius.

Darius salió por la puerta, volviéndose atrás cuando Julian lo

llamó.

—Darius, te amo.

—Lo sé, bebé. —Respondió Darius con una amplia sonrisa.

Julian esperó a que Darius le dijera algo mas, que le dijera que

también lo amaba, pero no dijo nada que pudiera salvar su relación.

Sin embargo, Darius solo se dio la vuelta y se alejó. La cabeza de Julian

cayó hacia su pecho mientras sollozaba en voz baja, cerró la puerta

detrás de él. Lo había intentado, un último intento desesperado, por

que Darius lo amara. Se había expuesto, había dejado todo. Y eso no le

importó a Darius.

Julian silenciosamente lavó sus platos, los secó y los puso en su

lugar. Sacudió la sala de estar, limpió el cuarto de baño y se aseguró de

que todo estaba en perfecto orden. Incluso le dio de beber a sus

plantas.

Finalmente. Julian llenó una pequeña maleta y la dejó al lado del

sofá. Le escribió una carta a Darius y la dejó sobre la mesa del

comedor, sabía que Dino se la haría llegar a él. Por último, cerró la

puerta y a continuación fue y tomó una ducha rápida.

Después de secarse, se vistió con su pijama favorita y se metió a

la cama. Abrió la mesita de noche y sacó un bote con pastillas para

dormir de prescripción. Se quedó mirando la botella durante mucho

tiempo antes de abrirla. Se tragó cuatro de las píldoras con un vaso de

agua.



Una vez hecho esto, se abrazó por debajo de las mantas y se

acomodó. Cogió el teléfono y llamó a Dino.

—Tienes a Dino, habla si lo deseas.

—Hola, Dino, es Julian.

—Hola, cariño. ¿Qué pasa?. —Dino preguntó.

—Te agradecería si no le comentas nada de esto a Darius.

—Claro, no hay problema Cariño. Lo sabes, haría cualquier

cosa por ti.

—Lo sé, Dino y te doy las gracias por eso. Tú has sido un

verdadero amigo y no te puedo decir lo mucho que ha significado

para mí.

—Ah, cuando quieras, Julian. ¿Estás bien?.

—Si estoy bien ahora. Mira, me estoy preparando para ir a

dormir, solo cuídate y recuerda que te amo. Diles a Joseph y a

Andrew que los quiero mucho, ¿De acuerdo?.

—Julian, ¿Qué está mal?.

—Nada está mal Dino. Darius vino y me explicó todas las cosas

a mí. Ahora lo entiendo todo. Él tiene esta gran idea de cómo puede

resolver todo. Incluso me dio otro beso. Dijo que podíamos salir y

podíamos hacer algo esta noche. Yo estoy muy cansado, Dino. Me

voy ahora.

—Julian…

—Adiós Dino.

***********************************



—¿Julian? ¡Julian!. —Dino gritó en el teléfono, pero Julian ya

había colgado. Rápidamente marcó el número de Julian, pero el

teléfono solo sonó y sonó. Rápidamente cogió las llaves del coche

mientras corría hacia fuera a la puerta, marcó el número de teléfono de

Joseph a su paso.

Cuando Joseph respondió, él le gritó que fuera al apartamento de

Julian tan pronto como pudiera y que llamara a Andrew también.

Luego marcó el número del bar de Darius y pido hablar con él.

Ni siquiera esperó a que Darius lo saludara cuando él estuvo en

la línea. —No sé qué demonios le dijiste a Julian, pero si le pasa algo

por tu culpa, voy a hacer de mi vida una misión y te voy a cazar y a

despellejarte vivo.

—¿Qué? ¿De qué estás hablando? ¿Qué ha pasado con Julian?

Estaba bien cuando lo dejé no hace ni una hora.

—¿Lo estaba? ¿En serio? ¿O es que él te dijo lo que él pensó

que tú querías oir? ¿Qué fue exactamente lo que le dijiste de todos

modos?.

—Creo que eso es entre Julian y yo.

—No más, ya no lo es. Dime, Darius, ahora.

—Realmente, preferiría no hacerlo, Dino es…

—Mira no me importa lo que piensas, quiero saber exactamente

lo que le dijiste a Julian esta tarde y quiero saberlo ahora, estaba

molesto, y obviamente es por lo mismo.

—No sé por qué estaría molesto por eso. Él está de acuerdo con

eso.

—Darius. —Gruñó Dino.



—Oh, está bien. Le dije que ya que al parecer el sexo es tan

importante para él, yo estaría dispuesto a encontrarle a alguien que,

bueno, alguien con el que podría hacerlo, siempre y cuando todo lo

que hiciera me lo dijera.

Dino no dijo nada de inmediato. Estaba demasiado enojado, y él

tenía que concentrarse en conducir. Sabía que tenía que llegar al

apartamento de Julian tan rápido como pudiera. —Tu estúpido hijo de

puta. —Gruñó en el teléfono antes de colgar.

Dino se estacionó en el lugar del apartamento de Julian y salió

del coche. Vio a Joseph y a Andrew corriendo hacia arriba detrás de él.

Los tres corrían a casa de Julian. La puerta estaba cerrada, pero Dino

tenía una llave. Abrió la puerta, y se precipitaron al interior,

empezaron a gritarle a Julian mientras lo buscaban.

Dino casi gritó cuando llegó a la habitación y vio a Julian

tumbado en la cama, sin moverse, con una foto de Julian y Darius

apretada en su mano. Rápidamente notó el bote de píldoras en la

mesita de noche. Dino no se dio cuenta de que había lágrimas en su

cara mientras recogía a Julian y lo llevó al baño.

Andrew llamó a los paramédicos en la sala de estar mientras

Joseph ayudaba a Dino a darle una ducha de agua fría a Julian. Dino se

sentó en el suelo junto a la bañera. Golpeando suavemente a Julian en

la cara, tratando de que volviera en sí.

Parecía pasar una eternidad antes de que los paramédicos

llegaran y lo tomaran al fin. Pero en menos de diez minutos, habían

conectado a Julian al oxigeno y se lo habían llevado a la ambulancia.

Cuando Dino los siguió, vio a Darius ir hacia arriba. Joseph y

Andrew no lo pudieron frenar a tiempo mientras corría hacia Darius y

comenzaba a golpearlo y a gritarle. Joseph y Andrew lo tomaron fuerte

y lo separaron de Darius.



—Tú hiciste esto, tú y tus estúpidas ideas. —Dino le gritó a

Darius. —¿Por qué simplemente no te podía gustar la forma en que

era? Él no quería nada de ti solo tu amor.

—Yo lo amo a él.

—Excelente forma de demostrarlo, Darius. En primer lugar te

niegas a estar con él. Haciéndolo sentir más inferior que la suciedad.

¿Luego le dices que estas dispuesto a compartirlo, para que vaya con

otra persona a tener relaciones sexuales? Si no lo querías a él,

entonces, ¿por qué infiernos vienes a buscarlo?. Él estaba bien hasta

que viniste.

Dino miró a Darius de arriba abajo con una mirada llena de odio.

—Tal vez esté mejor muerto que contigo.

—¿Muerto?. —Darius gritó. Y su rostro palideció. —¿De qué

estás hablando? ¿Qué paso? ¿Por qué la ambulancia esta aquí? ¿Qué

fue lo que hice, qué le sucede a Julian?.

—Si, lo hiciste. Espero que estés contento con lo que le hiciste a

él. Yo espero que un día de estos te enamores de alguien que no te

quiera y que te trate como una mierda. Y espero que vivas una larga,

larga vida y que cargues con lo que le hiciste a Julian.

—Dino yo…

—Será mejor que él viva, Darius, porque si él no…

—¿Qué diablos pasó?. —Finalmente Darius gritó.

Dino se apartó de Joseph y Andrew, y dio un paso hacia Darius.

Se inclinó hasta que sus narices casi se tocaban. Su voz estaba llena de

odio y rabia cuando respondió.

—Julian no podía soportarlo más, el saber que nunca podrías

amarlo como él te ama. No podía soportar sentirse rechazado por que



ni siquiera podías tocarlo, que preferías que él estuviera con alguien

mas, para no tener que tocarlo. Que lo único que él era para ti era un

símbolo del hombre gay para lucirlo en tu club. Así que tomó

pastillas para dormir.

***********************************

Darius solo se limitó a mirarlo, las palabras no tenían sentido

para él. No, lo que Dino dijo tenía que significar algo más. No había

manera de que él viviera sin su vibrante Julian, se había tomado un

bote de píldoras. Él era su luz, su mañana con sol. Él era la vida misma.

—Así es, Darius, gracias a ti, el dulce y hermoso Julian intentó

suicidarse. Si vive, me aseguraré de que nunca vuelvas a su lado otra

vez. Tú no vas a verlo, hablar con él, o incluso lo llamaras nunca más.

Pero si él muere, si muere, Darius, te juro que hare de tu vida un

infierno.

Darius se quedó allí en estado total de Shock, Dino se volvió y se

acercó a la ambulancia y se subió adentro. Él vio subir a Joseph y a

Andrew en su coche y seguir a la ambulancia. Él no podía pensar.

Darius vio las luces traseras de la ambulancia desvanecerse en la

distancia antes de que comenzara a caminar hacia el apartamento de

Julian. La puerta estaba abierta. Darius entró lentamente en el

apartamento de Julian y miró a su alrededor, sintiéndose mareado y

desconectado.

En el dormitorio se encontró con una fotografía arrugada de él y

Julian en el colchón. Se sentó a un lado de la cama, manteniendo la

fotografía en sus manos. Frotó suavemente sobre la cara de Julian, la

cara del amor de su vida. El rostro que lo miraba con tanto amor, le

trajo lágrimas a sus ojos.



Lo había tenido todo en la palma de su mano, y lo había perdido.

Él no lo había visto antes, tal vez no había querido verlo, pero Julian lo

amaba a él. Todo estaba allí mismo, en la mirada de Julian para que

cualquiera pudiera verlo. Y él se lo había perdido.

¿Por qué, por qué tenía miedo de amar a Julian? ¿Por qué tenía

miedo de que su tamaño y su fuerza le hicieran daño a Julian? ¿O era

porque tenía miedo de que su corazón le doliera por Julian, su dulce, y

hermoso Julian?. Él era un idiota, se merecía todo lo que Dino le había

dicho.

Mirando hacia arriba, vio el bote de píldoras sobre la mesa de

noche junto a un vaso con agua. Simplemente no podía creer que Julian

tratara de suicidarse. Simplemente no tenía sentido. Metiéndose la

fotografía en su bolsillo del pecho, salió del dormitorio y entró en la

cocina.

Su corazón se apretó cuando vio el ramo de rosas rojas que había

comprado para Julian en el bote de la basura. En la mesa del comedor,

fue donde encontró una carta dirigida a él. Sus manos temblaban

mientras abría el sobre y sacaba la nota de Julian.

Para mi Darius:

En el momento que recibas esta carta me abre ido. No importa lo que

Dino diga, no es tu culpa. Tomé la decisión de irme por mi cuenta. Acabo de

darme cuenta que ya no puedo seguir tratando tan duramente. Simplemente

no vale la pena. No podía ser lo que mi familia quería que yo fuera y no puedo

ser lo que quieres que sea.

Pensé por un momento que podía. Por ti, lo intenté. Realmente lo hice.

Yo habría hecho cualquier cosa para estar contigo. Incluso consideré tener un

amante como tú querías. Pero simplemente no funcionaría. No quiero estar

con nadie más que no seas tú, y tú… tú no me quieres de esa manera.



Y eso está bien. No podemos elegir a quien amamos. Por cierto eso

demuestra esto.

Yo no quiero estar nunca más aquí. Me duele mucho saber, que, a los

ojos de la gente que quiero, nunca seré lo suficientemente bueno. Pensé que

podía cambiar para hacer feliz a la gente, pero luego me di cuenta de que ya no

sería yo.

Yo siempre te amaré, Darius. En el poco tiempo que estuvimos juntos,

me diste más alegría de la que he conocido en este mundo. Espero que

encuentres lo que estas buscando algún día. Como Dino dice, hay un

compañero de alma allá afuera para cada uno de nosotros. Sé que encontré el

mío en ti. Supongo que no siempre puede ir en ambos sentidos. Tal vez si yo

no estoy más, puedas encontrar tu alma gemela. Espero que encuentres la

felicidad, Darius.

Te amare por siempre. Julian.

Darius se quedó mirando el papel manchado de lágrimas en sus

manos, sabiendo que estas fueron las últimas palabras que Julian había

escrito. Sabía que, a pesar de lo que Julian había dicho en la carta, él era

responsable de esto. Él solo quería tanto a Julian que había hecho todo

dentro de su poder para tenerlo, a pesar de cómo Julian se había

sentido.

Si Julian moría a causa de esto, Darius sabía que pronto lo

seguiría. No tenía sentido vivir en un mundo sin Julian.

Darius cuidadosamente dobló la carta y la puso al lado de la

fotografía en su bolsillo de la camisa antes de salir de la cocina y salir

por la puerta principal. Cerró la puerta detrás de él, salió hacia el

hospital. Tenía que saber si Julian estaba bien.

Veinte minutos más tarde entró en la sala de emergencias del

hospital. Podía ver a Joseph y a Andrew sentados juntos en la sala de



espera. No había rastros de Dino. Darius pensó que debía de estar con

Julian.

Caminó hasta la estación de enfermeras, y preguntó por la

habitación de Julian. La enfermera le preguntó si era familiar, y por un

breve momento, Darius no supo qué decir. Entonces él contestó que

era el compañero de Julian, su novio.

También proporcionó una tarjeta de crédito y dijo que todas las

facturas médicas debían ser enviadas a él. Quería el mejor cuidado

para Julian. Sin importar el costo. Julian merecía el mejor cuidado que

el dinero podía comprar.

La enfermera sonrió mientras cogía el teléfono y llamó de nuevo

a la sala de emergencia antes de agitar su mano hacia las puertas de

seguridad. Otra enfermera lo encontró en el otro lado y lo acompañó a

la habitación de Julian.

Ella le explicó que habían lavado el estomago de Julian y se le

estaba dando tratamiento para una sobredosis de pastillas para dormir.

Pero por el momento ya estaba mejor. En las siguientes veinticuatro

horas ellos sabrían más.

El psicólogo del hospital había sido llamado y se reuniría con

Julian en cuanto él se despertara, ya que se consideraba como un

intento de suicidio por parte del hospital. Estaba segura de que a él le

gustaría reunirse con Darius también.

El pecho de Darius se tensó cuando se detuvieron delante de la

puerta de la habitación de Julian. Él respiró hondo y abrió la puerta y

caminó dentro. Ahogó un sollozo dentro de su pecho cuando vio a

Julian tirado en la cama, conectado a una intravenosa y a un monitor

cardiaco.



Se veía tan frágil, tan delicado. Su cara estaba tan pálida, casi tan

blanca como las hojas que tenía guardadas en su bolsillo. Darius acercó

una silla y se sentó junto a la cama, tomando la pequeña mano de

Julian en la suya. Frotó con el pulgar la pálida piel de los dedos de

Julian.

Se inclinó y apoyó la cabeza contra la mano de Julian y lloró en

silencio, moviendo los hombros. Él había hecho esto. Él había tomado a

este hombre brillante, hermoso y lo había llevado a intentar suicidarse.



Capitulo Seis

—¿Qué demonios estás haciendo aquí Darius?. —Dino susurró

duramente cuando él entró en la habitación y lo vio sentado al lado de

Julian. —¿No has hecho suficiente? ¿Preocupado de que él pudiera

culparte? ¿Tratando de terminar el trabajo?.

Darius levantó la cara manchada de lagrimas, cuando Dino lo vio

inhalo profundamente ante el dolor devastador que vio. —Por favor,

Dino, yo solo quería saber que él está bien. Entonces voy a dejarlo,

no lo voy a llamar o a venir a verlo. Nunca haré contacto con él de

nuevo, te lo prometo. Voy a hacer lo que quieras que haga. Sólo

necesito saber que, que él está vivo.

Dino se quedó en silencio mientras caminaba el último par de

pasos en la habitación y se sentó frente a Darius. Para alguien que no le

importaba, Darius se veía un poco roto por esto. Esto no tenía sentido.

—¿Por qué lo hiciste, Darius? ¿Por qué le dijiste a Julian que buscara

un amante?. Tu sabias que te amaba, que quería estar contigo. ¿Cómo

podrías incluso considerar la posibilidad de una tercera persona en

su relación si te encanta como es él, como dices que lo haces?.

—Yo tengo miedo de lastimar a Julian. —Darius murmuró.

—¿Qué?.

—Tengo miedo de lastimar a Julian.

Dino se burló. —¿No crees que ya es muy tarde para eso? Él

trató de matarse. Darius. ¿Qué tiene que hacer para convencerte de

que esta dañado? ¿Morir?.

—Tu no me entendiste.

—Entonces explícamelo, Dime que tienes una buena razón por

la cual estamos sentados en esta sala. —Dino exigió.



—No quiero hacerle daño a Julian.

—Si, si, tu ya me dijiste eso, inténtalo de nuevo.

—¿No lo entiendes, Dino? Mírame. —Susurró en voz alta

mientras se puso de pie. —¿Ves cuán grande soy? ¿Qué crees que le

sucedería a Julian si perdiera el control cuando estuviera con él?

¿Sabes cuánto daño le puedo hacer? Bueno, yo sí. Lo he visto con mis

propios ojos, Dino, con mi primer amante. Le hice daño. ¡Yo!. El

hecho de que perdiera el control durante el sexo. Y no me quiero ni

la mitad de lo que quiero a Julian.

Dino de repente vio una cara totalmente diferente de Darius.

Julian había estado mal. Todos ellos habían estado mal. Darius no se

negaba a Julian porque él solamente quisiera un trofeo. Él se le estaba

negando porque realmente pensaba que le haría daño físicamente a

Julian.

—Es por eso que te negabas a estar a solas con él. Tu no confías

en ti estando con él. —Dijo.

—Míralo, Dino. —Darius susurró mientras agitaba su mano

hacia el cuerpo dormido de Julian. —Es la cosa más hermosa que he

visto. Su pelo, su cara, sus hermosos he infantiles ojos azules.

Incluso amo su maquillaje, la forma en que viste, y toda su conducta

escandalosa. Es tan perfecto y está envuelto en un pequeño envase,

delicado, pequeño envase.

—Mido un metro noventa y peso ciento veinte kilos, Julian

mide un metro sesenta y cinco y pesa sesenta y ocho kilos, soy

veinticinco cinco centímetros más alto que él y cincuenta kilos más

pesado. —Darius se inclinó y colocó la palma de su mano en contra de

la de Julian. —Mira la diferencia incluso en nuestras manos. Tú

podrías meter las dos manos de Julian en una mía. ¿Qué crees que



sucedería si pierdo el control, si me pongo demasiado rudo? ¡Qué tal

si soy malo! ¿Crees que no le haría daño?.

—Darius, tu nunca le harías ese tipo de daño a Julian.

—¿Estás seguro de eso, Dino?. —Darius preguntó mientras

miraba a Dino. —Porque yo no quiero. He estado en esta situación

antes, ¿Recuerdas?. Vi lo que le hice a mi primer amante. Nunca

dejaré que otro amante sufra eso, cueste lo que cueste, no importa lo

que tenga que hacer para prevenirlo. Y si eso quiere decir que Julian

debe encontrar el placer en otra parte, bien, entonces eso es lo que

tenemos que hacer. No me gusta la idea. De hecho, la odio. Yo no

quiero que nadie toque lo que es mío. Sin embargo si es lo que él

necesita, voy a tratar con ello.

Dino se puso de pie y se acercó al lado de Darius. —Darius, todo

lo que Julian necesita saber es que lo amas. El sexo no le importa.

Ante la mirada severa de Darius, dejó escapar una pequeña risa

ahogada. —Está bien, si le importa, pero no lo suficiente como para

darse por vencido contigo y dejarte. Él sería feliz simplemente

sabiendo que lo amas. Eso es todo lo que quiere. Dios mío, Darius, él

cree que tu no lo quieres, que lo encuentras feo y repugnante. Él en

realidad piensa que eres heterosexual y que lo has utilizado solo

para promover tu club. El dueño de un club gay con un novio gay es

mucho mejor que un propietario heterosexual de un club gay.

—¿Qué? Eso es ridículo. Yo lo adoro. ¿No se lo he demostrado?,

lo llevé a los mejores restaurantes. Se lo presenté a todos los que

conozco como mi novio. Le compré regalos para demostrarle mi

afecto. Incluso le envié rosas.

—De eso se trata. Tú le mandaste rosas. Tu nunca has pasado

tiempo con él, tiempo real, para llegar a conocerlo. Si tú lo hubieras

hecho, sabrías que odia las rosas. Piensa en lo que has dicho, Darius.



Lo llevaste fuera, lo mostraste, y le compraste cosas. ¿Pero te tomaste

el tiempo suficiente para aprender algo de él? ¿Alguna vez pasaste

algún momento en privado con él? ¿Alguna vez solo se abrazaron en

el sofá? ¿O es que simplemente lo dejabas todas las noches en su

puerta con un besito en la mejilla?.

Darius de repente volvió a sentarse en su silla. Dino podía ver la

confusión en su rostro. Sus ojos estaban llenos de dolor y de

incertidumbre cuando él miró a Dino.

—¿Cómo puedo… como puedo hacer esto mejor? ¿Cómo puedo

solucionar esto? No puedo soportar verlo así. Él hizo esto debido a

mí, debido a todo lo que hice. ¿Sabes que me dejó una carta

explicándome por qué hizo todo esto?.

Darius sacó la carta del bolsillo y se la entregó a Dino para que la

leyera. Dino estaba llorando junto a Darius en el momento que le

entregó la carta de nuevo. Darius cuidadosamente dobló la carta de

nuevo y la puso en su bolsillo.

—Por mucho que lo amo, no puedo hacer esto con él. Necesita

una oportunidad de encontrar a alguien que lo pueda amar sin

miedo a hacerle daño. —Darius tomó la mano de Julian y la sostuvo

entre las suyas.

—¿No lo amas?. —Dino preguntó, en silencio, mentalmente

cruzó los dedos por Julian y Darius.

—Con cada respiración de mi cuerpo. Pero no puedo darle lo

que necesita. No puedo estar con él, como él quiere. No le haré daño.

Lo quiero tanto, Dino. Cada vez que me sonríe o ve a mi dirección

me excita. —La cara de Darius hizo una mueca como si tuviera dolor.

—¿Tú crees que no es duro para mi salir cada noche, cuando todo lo

que quiero es abrazarlo y hacer el amor con él? ¿Qué crees que



sucedería si sedo a mis deseos? Él podría terminar regresando aquí

otra vez.

—Darius, creo que es bastante obvio que él no quiere vivir sin

ti. Cuando él se despierte, y él se despertará, ¿Quién lo cuidará de

intentar esto otra vez?. Tienes que darle una razón para querer vivir,

y creo que lo único que lo hará eres tú, si él sabe que lo amas.

—No sé qué hacer, Dino. —Darius susurró contra la mano de

Julian. —Yo no sé qué hacer.

—Si lo amas como dices que lo haces, entonces lo único que

puedes hacer es demostrárselo a él. Él te necesita. Y no me importa

que digas que tienes miedo de hacerle daño. Nos ocuparemos de eso

mas tarde. En este momento, tenemos que concentrarnos en que

Julian mejore y salga del hospital.

—Dino…

—Cállate de una puta vez, Darius. Julian piensa que lo odias,

que lo encuentras repugnante. Él piensa que ni siquiera puedes

soportar estar a solas en la misma habitación con él. Ya te has

equivocado en esta relación lo suficiente. Ahora es momento de

escucharme, porque es obvio que no tienes ni una puta idea.

—Pero nunca he… yo no… es que… —Darius balbuceó.

—Darius…

Darius dejó caer la cabeza de nuevo. —Por favor, dime qué

hacer.

—Bueno, lo primero que vamos a hacer es salir a comprarle el

mayor ramo de flores silvestres que se pueda encontrar.

—¿Flores silvestres?.



—Te lo dije, Julian odia las rosas. Pero él ama las flores

silvestres. Si te hubieras tomado realmente el tiempo para llegar a

conocerlo, lo sabrías.

—¿Qué mas debo saber?.

—Julian ama abrazar. No importa si es en un coche, en el sofá,

en la cama, o donde sea. Él solo quiere que lo abracen. Es un tipo que

toma en cuenta los sentimientos de las personas. Eso le da

tranquilidad. Ama cuando alguien le dice que se preocupa por él.

—Así que todo este tiempo en que he estado tratando de

mantenerlo a distancia, de hecho, he estado diciéndole que no me

preocupo por él.

—Sí, más o menos. La familia de Julian, bueno pues ellos

trataban de cambiarlo, y sus padres, e incluso sus hermanos, nunca

tuvieron tiempo para él. No le hicieron caso, básicamente, la mayor

parte de su vida. Por lo menos hasta que salió del armario. Luego

solo lo repudiaron. Le dieron una patada en el culo el mismo día.

Eso fue hace diez años. Él no ha tenido ningún contacto con ellos

desde entonces.

—¿Cómo pudieron hacerle eso?.

—Darius, es básicamente lo que has hecho con él.

—No, no lo es. Lo que hice no tiene nada que ver con eso. Yo

amo a Julian. ¡Nunca le haría eso a él!. —Darius dijo en voz alta.

—¿Ah, sí? ¿No lo quieres solo en tus propios términos?.

Tomaste todas las decisiones que le incumbían, sin explicarle nada.

No tiene ni idea de por qué no haces el amor con él. Solo sabe que no

lo harás. —Dino agitó la mano hacia Darius. —Para colmo, tu quieres

para que esté cómodo con tu estilo de vida y él satisfaga sus

necesidades sexuales, con alguien más, con alguien a quien no ama,



solo para que tú puedas sentirte mejor ¿Cómo es eso diferente a lo

que su familia le ha hecho?.

—Simplemente no lo es. —Darius insistió.

—No, Darius, lo es. Todos ustedes solo quieren a Julian para

cumplir con sus deseos y necesidades. Ninguno de ustedes ha

pensado en lo que él quiere o lo que necesita. Tú acabaste tomando

todo lo que querías de él hasta que ya no tuvo ningún uso para ti. Y

luego lo desechaste.

—Yo nunca lo deseché.

—No, es cierto, Darius. Tú intentaste que tuviera relaciones

sexuales con un desconocido, para no tener que tocarlo. Que se

supone que te pone en una categoría completamente distinta a la de

su familia.

Dino vio como la cara de Darius se ponía un poco roja de

vergüenza mientras dejaba caer la cabeza de nuevo. Él estaba tan

silencioso que Dino comenzó a preocuparse hasta que levantó la cara y

Dino vio las lágrimas cayendo.

—Creo que es mejor que me vaya. —Dijo Darius, mientras se

ponía de pie y caminaba hacia la puerta.

—Si sales por esa puerta, Darius, te juro que seguiré adelante

con mi promesa. Me aseguraré de que no tengas ningún contacto con

Julian otra vez. No lo verás de nuevo, no hablaras con él por teléfono,

nada de nada.

—¿No sería mejor para él?. —Darius gritó mientras se volvía

hacia Dino —Ciertamente no le he estado haciendo ningún bien

permaneciendo con él. Si yo me voy, tal vez pueda encontrar algo de

felicidad.



—Maldita sea, Darius, puedes ser tan idiota. —Dino se puso de

pie y se acercó a Darius. Cogió la carta de su bolsillo y la mantuvo

abierta para Darius, —¿Qué dice aquí?. Léelo.

Darius tomó la carta que Dino le ofrecía y empezó a leer sobre la

línea señalada.

Yo siempre te amaré, Darius. En el poco tiempo que estuvimos juntos,

me diste más alegría de la que he conocido en este mundo. Espero que

encuentres lo que estas buscando algún día. Como Dino dice, hay un

compañero de alma allá afuera para cada uno de nosotros. Sé que encontré el

mío en ti.

—¿No lo entiendes, Darius? tu lo hace feliz, más feliz de lo que

nunca ha sido. Tú traes alegría a su vida, alegría, Darius. Lo escribió

allí mismo. En el poco tiempo que estuvimos juntos, me diste más alegría de

la que he conocido en este mundo. ¿Qué crees que él estaba tratando de

decirte? Tú eres su alma gemela, hombre. Él te ama a ti. Él te necesita.

Tal vez eres todo lo que él necesita.

—Yo lo necesito, Dino. Nunca he conocido a nadie como él. Es

que él es, tan, pero tan, tan condenadamente perfecto. Todo en él es

perfecto.

—¿Incluso su esmalte de uñas?. —Dino se rio entre dientes. Él

casi se echó a reír por la mirada soñadora que Darius le dio.

—Oh sí, tengo toda una caja llena de diferentes colores en mi

oficina. Cada color que pude encontrar. ¿Me gustaría poder pintar

también las uñas de sus pies?. Quiero conseguirle algunos stickers

de pequeños diamantes para que los ponga en ellos. Has visto alguna

vez algo tan sexy como sus dedos. —Darius imaginaba todo eso

mientras hablaba.

Dino le dio a Darius unas palmaditas en la espalda. —Está bien,

es demasiada información, cariño. Pero me alegro que te guste su



esmalte de uñas, ¿sabías que nunca se lo mencionaste a Julian? ¿O

que querías pintar las uñas de sus pies para él?. Estoy seguro de que

él lo disfrutaría. De hecho, ¿Por qué no vas a buscar algunos esmaltes

de uñas ahora y pintas sus uñas por él?. Yo se que él no tiene

ninguno ahora y estoy seguro de que él apreciaría tener algunos.

—¿Cuál es su color favorito de esmalte de uñas?.

—Ese sería el verde neón. No me preguntes por qué, pero lo es.

—¿Crees que tengan alguno abajo, en la tienda de regalos?.

—Si no, hay una farmacia que funciona toda la noche al cruzar

la calle. Ahí probablemente tengan. Aparte de esto, tú necesitas tener

suerte. No uso esmalte de uñas, así que no tengo ni idea de dónde

puedes conseguirlo.

—Bueno, voy a correr por todas las calles y ver si alguien lo

tiene. Llámame si se despierta, ¿De acuerdo? Y no lo dejes solo. No

quiero que se despierte sin saber que alguien está a su lado.

—Te lo prometo. Me quedaré aquí hasta que vuelvas. Ahora

bien, ponte en marcha. Tienes un montón de uñas que pintar. Y no te

olvides de las flores.

Dino sonrió cuando el gran hombre prácticamente salió

corriendo de la habitación y por el pasillo. ¿Quién pensaría que a un

gran macho dominante le gustaría el esmalte de uñas?. Al parecer,

todavía había algunas sorpresas en el mundo que le quedaban por

descubrir.

Él solo esperaba estar haciendo las cosas bien con respecto a

Julian. Dino realmente sentía que Julian y Darius pertenecían el uno al

otro ahora que sabía el problema que había entre ellos. Si los dos

hablaban el uno con el otro, serian capaces de trabajar y salir adelante.



En lugar, de andar en puntitas alrededor del otro, con miedo de

herir los sentimientos del otro, eso no los estaban llevando a ninguna

parte. Dino tomó una decisión en ese momento y supo lo que tenía que

hacer, él los encerraría juntos a los dos en una habitación hasta que

resolvieran sus problemas.

Esto podría hacer que perdiera a un amigo, pero de algún modo

él no lo creía. Una vez que Julian supiera cual era el problema entre

Darius y él, lo entendería. Dino apostaría su vida a ello. Él solo

esperaba que no se apostara la vida de Julian.

Se dirigió al otro lado de la habitación y se sentó junto a Julian.

Él tomó la mano pequeña de Julian entre las suyas. Su mirada

preocupada viajó hasta su cuerpo de aspecto frágil y la cara pálida.

—Espero estar haciendo lo correcto, cariño. Realmente creo que

le perteneces a Darius.

Dino quería que Julian se despertara para que pudieran hablar de

la situación antes de que Darius regresara a la habitación. Si, él se

equivocara sobre los sentimientos de Julian, él nunca se lo perdonaría.

Estaba tan absorto en sus pensamientos que casi se cayó de la

silla por la sorpresa, cuando Darius llegó disparado de nuevo al cuarto,

con un gran ramo de flores en una mano, y una pequeña bolsa en la

otra. Él parecía muy satisfecho consigo mismo.

—He encontrado algunos. Esa pequeña tienda que está en la

calle tiene una gran selección de esmaltes de uñas. Voy a tener que

llevar a Julian allí cuando… cuando regrese a casa.

Dino sonrió. —Va a estar bien, Darius. Simplemente dale un

poco de tiempo.

Darius asintió con la cabeza. —Bueno yo puedo hacer eso. —

Puso las flores en la mesita de noche y vació la pequeña bolsa en la



cama. Varias botellas de verde cayeron, todos los tonos de verde que

Dino podía imaginar.

—¿Cuál crees que le guste más?.

Dino cuidadosamente miró a través de la pequeña pila de

esmaltes de uñas antes de recoger una y se la entrego a Darius. —Este,

creo. Es sin duda el más escandaloso.

—Genial. —Dijo mientras abría la botella. Miró la pequeña

botella, y luego la mano de Julian, luego de vuelta a la botella. Por

último miro hacia Dino, con el rostro completamente confundido.

—¿Tienes una idea de cómo se hace esto?.



Capitulo Siete

Julian abrió lentamente sus ojos y miró a su alrededor. Él no

estaba en su dormitorio. Sus paredes eran de color verde salvia. Estas

paredes eran blancas, blanco aburrido, si le preguntaban a Julian. ¿En

dónde diablos estaba?.

Julian trató de levantar las manos para limpiarse los ojos, pero

solo podía levantar una mano. Mirando hacia abajo, vio que la otra

mano estaba atrapada por Darius. ¿Qué estaba haciendo aquí?. Antes

de abrir la boca y decir algo, se dio cuenta del esmalte de uñas verde

neón en las uñas de sus manos. Era el peor trabajo de pintura de uñas

que jamás había visto.

Entonces se dio cuenta de la botella de esmalte de uñas verde

neón que tenia Darius en la mano, y tenía una mano manchada con

esmalte de uñas. Si él no lo supiera, podría pensar que Darius había

tratado de pintar sus uñas. Pero eso no tenía sentido. ¿Por qué Darius

pintaría sus uñas?.

Cuando trató de jalar su mano lejos del agarre de Darius, Darius

rápidamente dejo caer la botella de esmalte de uñas en la cama y alzó

su mano y la puso sobre su abdomen para acariciarlo suavemente.

—Shhh, bebé, está bien. Todo está bien. —Darius le murmuró en

voz baja sin ni siquiera abrir los ojos. Él solo puso la cabeza sobre la

cadera de Julian al lado de su mano.

Julian se inclinó y con la mano libre recorrió los rizos suaves y

oscuros de Darius. Se veía tan cansado. Tenía bolsas debajo de sus ojos.

Ni siquiera tenía puesto su chaqueta del traje o su corbata. Las mangas

de su arrugada camisa blanca estaban enrolladlas y tenía desabrochado

los botones. Julian no recordaba haber visto alguna vez a Darius nada

más que mostrando lo mejor de sí. Casi parecía humano.



—Me alegra ver que estás despierto. —Dijo una tranquila voz en

la puerta. Julian alzó la vista para ver a Dino caminar hacia él. Él

parecía tan cansado como Darius se veía. Dino caminó hasta el otro

lado de la cama donde Darius estaba y se inclinó para darle un beso a

Julian en la frente.

Julian lo miró, perplejo. —¿Dónde estoy? ¿Qué está pasando? ¿Y

por qué esta Darius aquí?.

Dino acercó una silla y se sentó. —Estas en el hospital.

—¿En el hospital? ¿Por qué estoy en el hospital? —Julian casi

gritó.

—Shhh, no queremos despertar al gran chico. Esta es la primera

vez que duerme desde que te trajeron aquí anoche.

—¿Por qué estoy en el hospital? ¿Qué paso? —Julian preguntó

en voz baja esta vez.

—Julian, te tuvieron que hacer un lavado de estomago debido a

una sobredosis de píldoras para dormir. —Dino se pasó una mano

por el pelo se veía frustrado. —Cariño, ¿por qué lo hiciste?. Podrías

haber hablado conmigo, o Joseph o Andrew. No tenías por qué tratar

de suicidarte. Tú sabes que siempre estaré allí para ti. Y nada puede

ser tan malo como piensas que es.

—¿Suicidarme? ¿Pastillas para dormir? ¿Estás loco?. No traté de

suicidarme. ¿Sobre qué demonios estás hablando?. —Esta vez, Julian

le gritó.

—Cariño te tomaste un montón de pastillas para dormir —Dijo

Dino solamente.

—Me tomé cuatro, cuatro pastillas para dormir. Eso es todo. Yo

nunca trataría de suicidarme.



—Entonces, ¿Qué era lo de la carta de suicidio que le dejaste a

Darius?.

—No era una carta de suicidio. Era una carta de despedida. Me

iba. Yo tenía mis maletas listas. Están en la sala de estar al lado del

sofá. Ve a ver si no me crees. Mi bolso esta justo al lado del sofá.

—Si tu no tomaste un montón de pastillas para dormir, ¿por

qué no podíamos despertarte?. Tuvieron que lavarte el estomago,

Julian. Te conectaron hasta a una intravenosa. Ellos no hacen eso por

dos pastillas para dormir. —Dino dijo con severidad.

—Lo hacen cuando tienes mi tolerancia para las drogas. —Se

quejó con Dino.

Él inclinó la cabeza hacia un lado, con una perpleja expresión en

su rostro mientras miraba a Julian. —¿Qué quieres decir?.

Julian rodó los ojos. —Tengo casi cero tolerancia para las

drogas. Una aspirina y estoy chiflado. ¿Por qué crees que nunca me

meto drogas de la calle?. Sería un desastre si estuviera con alguien

que usa drogas. Sé que es más de lo que se suponía yo podía tomar,

pero estaba muy pero muy cansado, y yo solo quería olvidar por un

rato. Solo quería dormir. Así que tomé cuatro pastillas para dormir

en lugar de la cantidad prescrita.

—¿Cuál es la cantidad prescrita?.

Julian podía sentir su cara ponerse roja cuando bajó la vista a la

colcha. —Una —él murmuró.

—¿Qué?.

—Una pastilla, ¿bien? Se supone que no debo tomar más de

una pastilla. —Él miro a Dino.



—¿Así que tuviste una sobredosis, pero por accidente?. Oh

hombre, Julian, no tienes ni la menor idea. Cuando pensé que habías

tratado de suicidarte, cuando te encontré y no respondías, así,

simplemente no tienes ni la menor idea de lo que se siente. Nunca

pero nunca vuelvas a tomar más de lo que está prescrito de nuevo.

¿Me oyes? —Dino empezó a gritar. —Si alguna vez encuentro que

estas haciendo algo tan estúpido de nuevo, que el cielo te ayude,

Julian…

—Lo siento mucho, Dino. No tenía ni idea de que esto iba a

pasar. Yo solo pensé en dormir por un rato. —En ese momento Darius

movió la cabeza un poco. Julian miró rápidamente hacia el lugar y de

vuelta hasta Dino. —Eso aún no explica por qué él está aquí.

—Todo a su tiempo, querido, todo a su debido tiempo.

Dino extendió la mano y sacudió suavemente el hombro de

Darius. —Darius despierta. Darius, Julian está despierto.

La cabeza de Darius al instante se paró, con los ojos muy abiertos

para ver a Julian antes de que él se pusiera de pie y se inclinara sobre

él. Sus manos recorrieron el pelo de Julian, por su cara, sobre sus

brazos. Parecía estar tratando de tocar cada parte de él.

—Julian. —Susurró con voz ronca. —Oh, bebé, ¿Cómo te

sientes? ¿Tienes algún dolor? ¿Necesitas algo? ¿Tienes sed? Iré por

la enfermera. Yo ya vuelvo. No te vuelvas a Dormir.

Se inclinó y besó a Julian en la frente, la mejilla y sus labios. Él le

sonrió a Julian antes de que se volviera y saliera corriendo por la

puerta en busca de una enfermera.

Julian miró a Dino con confusión. —¿Que fue todo eso?.

Dino se rió entre dientes. —Ese hombre está loco por ti.

—Si claro, es por eso que apenas y se atreve a tocarme.



—No lo entiendes ahora, pero lo harás. —Dino se sentó en el

borde de la cama y agarró la mano de Julian, sosteniéndola en alto para

que la pudiera ver. —¿Quién piensas que te pintó las uñas?.

—¿Darius pintó mis uñas?. —Julian levantó las manos y las giró

solo un poco, miro el esmalte extravagante de uñas neón que cubría

sus uñas y un poco de sus dedos también.

—Y las uñas de tus pies. Sin embargo él hizo un mucho mejor

trabajo en las uñas de los pies. Tú movías las manos cuando trataba

de pitarte las uñas. Creo que tiene más esmalte de uñas sobre él, que

lo que tienes tu en las uñas.

—¿Por qué iba a pintarme las uñas?.

—Porque él te ama, tal y como eres, esmalte de uñas

extravagante y todo lo demás.

—Si él me ama tanto, ¿Por qué quiere que encuentre un

amante? ¿Por qué no pasa algo de tiempo a solas conmigo? Tú me

dijiste la otra noche. Que él solo me utilizaba para darle publicidad a

su club gay.

—Me equivoqué Julian. Tanto que no puedo ni siquiera

comenzar a decirte lo equivocado que estaba. Estábamos todos mal,

muy, muy mal. Julian, bueno, él… él te ama, Julian. Él te necesita,

probablemente más de lo que tú lo necesitas a él. Quiero que le des

la oportunidad de explicarte. Toda esa situación, no es lo que

piensas.

—Entonces, ¿Qué es?.

Dino negó con la cabeza. —Eso es algo que él tiene que

explicarte. Solo dale una oportunidad, ¿De acuerdo?.

—No sé, Dino. Yo no creo que pueda pasar por eso otra vez.

Duele demasiado. Lo amo, pero…



Julian dejó de hablar cuando la puerta se abrió y Darius se

apresuró a entrar seguido por una enfermera. Rápidamente se acercó y

empezó a examinar a Julian, tomándole el pulso y su presión arterial.

Entonces ella sacó su intravenosa.

—¿Cómo se siente, Sr Sinclair? ¿Tiene algún dolor?.

—No, mi garganta está un poco irritada, pero nada que no

pueda manejar.

—Eso es bueno. Voy a dejar que él medico sepa que ya está

despierto, y él va a pasar a verlo.

—¿Puede darme un poco de agua?.

—Te voy a conseguir algunos pedazos de hielo, por ahora. Una

vez que el médico te vea, estoy segura de que puedes tomar algo más.

¿Qué te parece?.

Julian asintió con la cabeza. —Gracias.

La enfermera le sonrió a Julian y salió de la habitación para

buscarle algunos trozos de hielo. Dino miró a Julian y luego a Darius,

Darius fue y se colocó junto a Julian, de nuevo tomó su mano, y le pasó

el pulgar frotando la suave piel.

—Voy a buscar los trozos de hielo de los que habló la

enfermera. Enseguida vuelvo.

Darius ni siquiera apartó la mirada de Julian cuando le respondió

a Dino.

—Tomate todo el tiempo que necesites. —Se sentó en la silla

junto a la cama. Su mirada estaba ansiosa mientras miraba a Julian.

—No traté de matarme, Darius. Si tome más pastillas de las que

debía para dormir, pero fue un accidente.



—Julian… Darius comenzó antes de enterrar su cara en el

estomago de Julian. Julian podía sentir las lagrimas empapando

atreves del material fino de su bata de hospital. Cuando los hombros

de Darius comenzaron a temblar, Julian se agachó y acarició

suavemente la cabeza, pasando los dedos a través del pelo de Darius.

—Darius… —Le susurró en voz baja.

Cuando Darius levantó la cabeza para mirarlo, el aliento de

Julian se quedó atorado en su garganta al ver la expresión de pura

angustia en su rostro. Tenía los ojos atormentados, las lágrimas corrían

por sus mejillas. Julian apenas podía distinguir las palabras que

murmuraba.

—Lo siento, bebé. No fue mi intención hacerte daño. Haría lo

que fuera para que se te olvidara. Por favor, por favor, perdóname.

Me voy a quedar en tu apartamento hasta que me eches. Voy a

abrazarte en el sofá. Diablos, te voy a comprar todos los colores de

esmaltes de uñas, que pueda encontrar. Voy a hacer lo que quieras.

Solo por favor, por favor no me dejes de nuevo.

—¿Por qué, Darius? ¿Qué es diferente ahora? ¿Me vas a

empezar a tocar, a estar conmigo? ¿Qué se supone que el nuevo

amante que debo encontrar va a decir al respecto? ¿No será un poco

incomodo con los dos en mi cama?.

Darius soltó la mano de Julian y se puso de pie para caminar

hacia adelante y hacia tras de un lado y otro, de la cama. Él se detuvo y

miró a Julian varias veces, como si quisiera decir algo, solo para

empezar a caminar de nuevo.

—Maldita sea, Darius, escúpelo. —Julian no podía soportar la

espera.



Darius detuvo sus pasos y se movió incomodo, para luego

dirigirse al otro lado de la cama de Julian. Estaba totalmente

sorprendido por el feroz aspecto que poseía el rostro de Darius cuando

gruñó hacia él.

—No quiero que busques un amante. Nunca quise que

buscaras un amante. Odio la idea de que alguien más que yo te

toque. Eres mío, maldita sea, y nadie debe tener el privilegio de

tocarte, solo yo.

—Bien esto se me va a hacer un infierno eterno, muchas gracias,

ya que tú no quieres tener nada que ver conmigo. —Julian gruñó de

nuevo.

Darius se inclinó por lo que su cara estaba muy cerca de Julian,

sus narices casi se tocaban. —No tienes idea de las cosas que quiero

hacer contigo.

Darius tomó por los hombros a Julian y lo levantó de la cama.

Sus cuerpos se apretaron, pecho con pecho, cuando Darius tomó

fuertemente los labios de Julian. Fue duro, exigente, un beso necesitado

y totalmente diferente a todo lo que Julian había experimentado en

toda su vida. Darius poseía totalmente a Julian, su lengua lo exploraba

y sus labios eran insistentes.

Justo cuando Julian empezó a moverse en el beso, el agarre de

Darius se aflojó y Julian fue empujado hacia abajo nuevamente sobre la

cama. —¡Reza porque nunca lo averigües!.

Julian se acercó a Darius otra vez, pero él solo dio la vuelta y

salió de la habitación. Julian alzó la mano para pasarla suavemente

sobre sus labios asolados. Entonces ¿Por qué no le gustaba besar así a

Darius más a menudo?.



Por supuesto, ahora estaba tan caliente que no creía que la tienda

de campaña en su bata de hospital, bajara alguna vez de nuevo. La

historia con Darius le dijo que tendría que hacerse cargo de este

problema por su cuenta, como usualmente lo hacía.

Julian retiró las sabanas y se arrastró sobre la cama. Se puso de

pie, allí un momento mientras sus piernas se ajustaban antes de

dirigirse al cuarto de baño. Dio vueltas en la ducha antes de dejar caer

su bata de hospital al suelo y entrar.

Se lavó el pelo, enjabonó su cuerpo, y se enjuagó, solo se quedó

bajo el agua fría para ver si podía calmarse un poco, trató de apartar

de su mente el increíble beso que Darius le había dado.

Pero no funcionaba. En todo caso, era cada vez más difícil para él

cada momento. Julian enjabonó su mano, agarró su polla y comenzó a

acariciarse a sí mismo. Mientras más pensaba en Darius, mas fuerte se

acariciaba.

Justo cuando pensó que podría llegar a alguna parte, de repente

se dio cuenta de que estaba de pie en la ducha de un hospital

masturbándose por un beso que le había dado el hombre al que amaba

más que a la vida misma, un hombre que no hacía nada al respecto.

La mano de Julian dejó su polla dura, mientras poco a poco se

hundía en el piso debajo de la ducha fría. Él envolvió sus brazos

alrededor de sus piernas y enterró su cabeza en sus rodillas y lloró.

Todo parecía tan inútil. Era como un círculo vicioso. Julian

deseaba a Darius. Pero Darius no deseaba a Julian. Julian decidía

abandonar a Darius. Y por último, Darius tenía que hacer algo para

atraer de nuevo a Julian. Y entonces todo el ciclo comenzaba de nuevo.

Huir como un ladrón en la noche se veía como la mejor opción.

Tal vez solo debía continuar con sus planes, moverse, poner distancia y



dejar a Darius y su corazón frio e intocable. Dejarlo todo atrás. Pero

¿Cómo iba a dejar a Darius cuando lo necesitaba tanto?.

Julian estaba tan envuelto en sus profundos pensamientos que no

oyó la puerta del cuarto abrirse o Darius llamarlo desesperadamente

por su nombre. Ni su loca carrera al baño y el grito de angustia cuando

vio a Julian acurrucado en la ducha.

Julian gritó cuando los fuertes brazos de Darius lo agarraron y él

lo acunó contra su enorme pecho. Darius lo levanto del suelo de la

ducha y rápidamente comenzó a secarlo con una toalla.

—Bebé, ¿en qué estabas pensando? El agua esta helada.

Julian trató de liberarse del agarre fuerte antes de que Darius

descubriera su erección. Simplemente sería demasiado vergonzoso.

Pero la suerte no estaba con él. Darius lo sentó en el asiento del

inodoro y se arrodillo ante él, secándole los pies, luego las pantorrillas,

los muslos. Julian sintió tensarse de repente el cuerpo de Darius.

—¿Julian?. —Darius le llamó, a continuación lamió sus labios

mientras miraba la erección de Julian por un largo tiempo, antes de

levantar los ojos para mirarlo a él.

Julian inclinó la cabeza, sintiéndose totalmente avergonzado.

Rápidamente agarró la toalla que tenía Darius y se cubrió.

Darius se acercó y agarró la barbilla de Julian, levantando

suavemente su cara con su mano. Julian intentó resistirse, pero

finalmente levantó la cabeza ante la insistencia de Darius.

Julian pensó que Darius iba a decir algo, pero no lo hizo. Él solo

tiró la toalla fuera de su regazo, se inclinó y envolvió con rapidez su

polla con su boca y la chupó con fiereza. Moviendo la lengua por la

ranura de la parte superior. Le pasó duro la lengua como si fuera un



cono de helado, prestando especial atención a la parte inferior sensible

de la palpitante erección de Julian.

La experta manipulación de Darius rápidamente tenían el cuerpo

de Julian temblando, sus gemidos eran más y más fuertes cuando

agarró el pelo de Darius en sus manos, sus caderas comenzaron a

empujar hacia arriba. Darius succionó, tragó y lamió hasta que provocó

un gemido profundo en Julian que anunciaba su liberación. Tragando

la polla hasta la raíz, Darius tragó con avidez cada gota que Julian tenía

para darle. Después de un momento Darius liberó la polla de Julian de

su boca, Julian envolvió sus brazos alrededor del cuello de Darius y se

inclino para besarlo. Este fue otro beso que hacía temblar la tierra. Fue

duro, húmedo y tan exigente, solo tan maravilloso como el último

beso.

Cuando Julian oyó gemir a Darius, supo que necesitaba estar más

cerca de él. Necesitaba sentir todo el cuerpo de Darius pegado a su

propio cuerpo. Deslizando la tapa del inodoro, Julian se sentó a

horcajadas sobre los muslos de Darius, y una pierna a cada lado de él.

Sus manos envolvían el pelo de Darius sosteniéndolo en su lugar.

Julian podía sentir la polla dura de Darius presionando contra su

cuerpo donde estaba sentado a horcajadas. Podía sentirla palpitando

contra sus bolas. Usando sus propias piernas, comenzó a empujarse

más y más fuerte en contra de Darius, arriba y abajo, restregándose

contra él.

De pronto, Darius arqueó su cabeza hacia atrás, rugiendo el

nombre de Julian. Julian sintió la humedad de la liberación de Darius a

través de sus pantalones. La rigidez del apretado cuerpo de Darius se

prolongó durante varios minutos hasta que Julian oyó un ruido fuerte.

Dio un salto, sorprendido cuando miró y vió que Darius había

arrancado uno de los barrotes de metal pegados a la pared que estaban



a cada lado del inodoro. No se había dado cuenta de que Darius se

había estado sosteniendo de allí. Una mirada hacia el otro lado de

Darius le mostró que todavía se sostenía de uno. Afortunadamente no

se rompió.

Julian miró a Darius con sorpresa, solo para encontrarlo con la

cabeza colgada hacia su pecho y la cara roja de vergüenza. Julian aún

tenía las manos en el cabello de Darius, las retiró hasta que Darius

levantó la cabeza.

—Te amo, Darius. —Le susurró mientras se inclinaba y le dio un

suave beso a Darius. Darius sintió por un momento sorpresa antes de

que él aceptara el beso, y le devolviera el beso. Julian sintió su

resistencia cuando el beso finalmente terminó momentos más tarde.

***********************************

Darius estaba reacio para encontrar la mirada fija de Julian. ¿Y si

lo rechazaba Julian? ¿Qué pasaba si le tenía miedo?. Darius no creía

poder seguir viviendo, si veía miedo en los ojos de Julian. Reuniendo

hasta el último pedacito de valor que pudo, levantó los parpados y

miró hacia abajo al rostro amado de Julian.

—¿No estás molesto conmigo?. —Murmuró en voz baja.

—¿Molesto contigo? ¿Por qué me molestaría contigo? ¡Eso fue

caliente! Solo desearía que lo hubieras hecho antes.

Darius miró con desconcierto a Julian. Él sabía que Julian había

visto la barra de metal que había arrancado de la pared. ¿No tenía

miedo ahora?. Darius levantó la barra de metal para que Julian la viera.

—¿A causa de esto?.

—¿Estas bromeando?. Esa fue la mejor parte, bueno, tal vez la

segunda mejor parte.



—¿Cuál fue la mejor primer parte?. —Darius le preguntó, de

repente desesperado por saber, pero teniendo miedo de la respuesta.

—Fue esta. —Julian se inclinó demandando los hinchados labios

de su amante otra vez. —Y esta también. —Julian empezó a dejar un

rastro de besos por la mejilla de Darius hasta su mandíbula, por debajo

de su cuello. —Y esta. —Besó la parte inferior de la garganta de Darius

antes de morderle en la barbilla.

—Pero esto, esto fue sin duda la mejor parte, esto. —Dijo Julian

en voz baja. Trazando el hinchado labio inferior de Darius con el

pulgar. El aliento de Darius se quedó atrapado en la garganta al ver el

amor brillar en los ojos de Julian por él.

—J…Julian…Yo… —Darius tragó audiblemente por las

emociones brillando en los hermosos ojos azules de Julian. La barra de

metal resonó muy alto, cuando cayó al suelo, y los brazos de Darius de

repente se envolvieron alrededor de Julian. Oyó como Julian dejó

escapar un pequeño gemido por la sorpresa cuando lo levantó y lo

abrazo más cerca, su cabeza presionaba con fuerza entre el cuello

húmedo de Julian y su hombro.

Darius estaba abrumado por la emoción. No podía creer que no

solo Julian no tenía miedo de él, había despertado por su gran reacción

de amor. ¿Julian pensaba que era caliente?.

***********************************

Julian por el contrario, se sorprendió al encontrar al gran hombre

abrazándolo tan fuerte, para él era todo lo que valía la pena. Él todavía

no podía determinar exactamente lo que había sucedido. Darius

parecía querer tener intimidad con él, pero era casi como si él tuviera

miedo de tenerla. Pero eso no tenía sentido.



Darius era enorme. ¿Qué le hacía tener miedo? Julian ciertamente

no podría ganarle en una pelea, equitativa o no. Julian no podría

dominarlo. No podría dominar al gran hombre a no ser que Darius se

lo permitiera. Él era mucho más pequeño que Darius, apenas le llegaba

a los pezones cuando estaba de pie en puntillas.

—Darius. —Muy bien, cómo le preguntabas a un enorme macho

alfa, ¿si tenía miedo de una pequeña jeringa, qué pasaría si perdía la

cabeza por culpa tuya?, no había ninguna manera delicada para

hacerlo.

Antes de que Julian pudiera decir nada más, la puerta del baño se

abrió, y Dino entró, riendo entre dientes cuando los vio sentados en el

suelo. Darius rápidamente cogió la toalla olvidada y envolvió el cuerpo

de Julian para ocultar su desnudez.

—Puede que desees que vuelva él a la cama Darius. El medico

viene para acá, y yo no creo que él pueda entender tu, eh,

comportamiento con los pacientes.

Julian se volvió de tres tonos de rojo cuando enterró su rostro en

el cuello de Darius. Darius solo dejó escapar un risita andes de llegar

para ayudar a Julian a ponerse de nuevo la bata de hospital. Una vez

que todas las partes y piezas de Julian estaban lo suficientemente

cubiertas, Darius lo tomó en brazos y lo sacó del cuarto de baño.

Él acababa de colocarlo en la cama y acomodar las sabanas sobre

Julian, cuando el médico entró. Dio un pequeño paso hacia la cabecera

de la cama de Julian, negándose a renunciar a la mano de Julian. El

médico miró y vio sus manos juntas y después dio una leve mirada a

su expediente.

—Hola, señor Sinclair, soy el Dr. Dennis. ¿Cómo se siente hoy?

¿Tiene dolor en la garganta o en el estomago?. —Preguntó sin

siquiera mirar a Julian.



—Mi garganta tiene un poco de dolor, pero aparte de eso me

siento bien.

—Eso es bueno. —Miró a Darius y a Dino brevemente. —Salgan,

por favor. Tengo que examinar a mi paciente.

Dino comenzó a caminar hacia la puerta, pero Darius no se

movía. Miró al doctor directamente a la cara y se mantuvo firme. —No.

—Él simplemente dijo, cruzando los brazos sobre su gran pecho.

—El Sr. Sinclair es mi paciente, ¿Señor…? —El doctor comenzó

severamente.

—Alexander, Darius Alexander, y yo no me voy.

—Ahora, mire….

—No, mire usted. Doctor. Julian es mi pareja, y yo no lo voy a

dejar solo ni por un segundo. —Darius dejó caer los brazos hacia

abajo a sus lados y se puso a su altura, dando un paso amenazador

hacia el médico. —Usted puede tratar con ello o irse al infierno

cuando salga de esta habitación.

El médico dio unos pasos hacia la puerta mientras miraba a

Darius. Julian casi se echó a reír. La mirada en el rostro del médico era

mitad miedo, y mitad incredulidad por lo que Darius se había atrevido

a decirle, a un médico, qué era lo que iba a hacer.

—Bueno, yo nunca…

—No cabe duda, pero tal vez debería intentarlo alguna vez. Se

siente mucho mejor que el palo que es obvio tiene encajado allí. —

Darius tenía una sonrisa satisfecha de sí mismo en el rostro cuando el

médico con la cara roja salió corriendo de la habitación. Él sacó su

teléfono celular de su bolsillo cuando se volvió de nuevo para ver la

cara de Julian.



—Darius, no se debe hacer eso. Él es un medico. Él… —

Comenzó Julian.

—¿Es tu medico? ¿Tu médico de cabecera o simplemente es un

médico disponible?. —Darius preguntó.

—Creo que él es un médico disponible. Yo casi nunca me

enfermo. No tengo un médico de cabecera.

—Bueno, vas a tener uno ahora. —Darius escuchó por un

momento a alguien cuando se puso al teléfono. —Hola, Miles, es

Darius, estoy en el Hospital Cathedral Park. Mi pareja está en la

habitación 224. ¿Puedes venir aquí y supervisar su caso?. El Dr.

Dennis estuvo aquí, y él es un verdadero dolor en ele culo. No, yo no

lo amenacé, mucho. Él era muy condescendiente sobre nuestra

relación. No quería que me quedara en la habitación. No, no, eso está

bien. Bueno, te veré cuando llegues aquí. Gracias, Miles.

Julian observó con asombro como Darius cerró su teléfono y lo

deslizó en el bolsillo. Caminó los pocos pasos hacia Julian y se inclinó

para darle un beso en los labios. —No te preocupes, todo está

arreglado, bebé. Miles estará aquí pronto, y tu nunca tendrás que

lidiar con el Dr. Dennis otra vez.

—Darius, uno no puede cambiar de médico solo porque no te

gusta él. Eso no se hace.

—¡Mírame!. —Gruñó.

—Darius…

Julian se detuvo cuando Dino entró riéndose. —No sé lo que le

dijiste que le harías al buen doctor, pero fue y reunió a las tropas y

vienen en camino hacia aquí.



Darius tenía una sonrisa en su rostro mientras se acercaba a la

puerta y se recostó contra ella, bloqueando la puerta. —Miles debe

llegar aquí en unos momentos.

—¿Miles?.

Julian rodó sus ojos. —Darius ha decidido que no le gusta el

Dr. Denis, así que me ordenó un nuevo medico. Miles algo.

Dino elevó las cejas cuando miró a Darius. –¿Tu ordenaste un

nuevo medico? No estoy seguro de que puedas hacer eso, Darius.

—Eso fue lo que le dije.

—¡Mírenme! —Darius respondió de nuevo, sus ojos chispeando

ferozmente.

—Tu ya dijiste eso. —Julian agregó mientras levantaba las

manos en el aire.

Julian saltó al oír golpes en la puerta. El cuerpo de Darius se

movió un poco cuando alguien trato de empujar la puerta y abrirla.

Darius gruñó, pero solo se apoyó de nuevo, manteniendo la puerta

cerrada.



Capitulo Ocho

Un rato después el teléfono celular de Darius sonó. Julian

observó a Darius sacarlo y abrirlo. Habló brevemente con la persona al

otro lado de la línea, luego lo cerró y lo deslizó en su bolsillo. Darius le

sonrió a Julian cuando se apartó de su posición bloqueando la puerta y

se acercó junto a él, agarrándole la mano una vez más.

Dino se acomodó en una silla, levantando una ceja y dándole una

mirada curiosa a Darius. Darius le devolvió la mirada con una sonrisa

petulante cuando la puerta se abrió y entró un hombre bajito de pelo

castaño con gafas.

—Bueno, Darius, veo que todavía propagas la luz del sol a

donde quiera que vas. El Dr. Dennis en estos momentos está

haciendo su mejor esfuerzo para que te detengan por asalto y acoso

sexual. ¿Me has hablado para que te saque de esta situación?.

—Darius no le hizo nada al Dr. Dennis, y si el médico dice que

lo hizo, él está mintiendo —Rápidamente dijo Julian, repentinamente

enfadado de que el médico tratara de mandar detenido a su Darius.

Bien él sabía que Darius había sido grosero.

Miles miró al pequeño hombre acostado en la cama, se veía algo

de curiosidad en su rostro. —Tú debes ser mi nuevo paciente. Soy el

Dr. Miles O´Bannon. Es un placer conocer a alguien que defienda a

este gran estirado. —Julian estrechó la mano que Miles le tendió.

Miles miró a Darius y a Dino y asintió con la cabeza hacia la

puerta. —Tengo que hablar con Julian a solas por unos momentos,

por lo que sí podrían salir, se los agradecería.



Cuando ambos Darius y Dino se volvieron para irse, Julian se

mofó de él y señaló a Miles, —¿Qué? ¿Está bien que me dejes solo con

él pero no con el Dr. Dennis?

Darius abrió la puerta para que pasara Dino mientras miraba por

encima de su hombro a Julian, dándole un pequeño guiño. —Miles

sabe lo que le pasara a él, si toca lo que me pertenece. —Se volvió y

salió, dejando a Julian con la boca abierta.

—Interesante personaje, nuestro Darius. —Miles se rió entre

dientes mientras caminaba y se sentaba junto a la cama de Julian. —

Nunca lo había visto tan posesivo, ni de cerca. Así que, jovencito,

quiero que me digas ¿por qué son necesarios mis servicios? Para mi

te ves muy saludable.

Julian giró los ojos de nuevo. —Oh, santo cielo, no traté de

suicidarme. Yo solo tomé cuatro pastillas para dormir, cuatro. Tengo

una horrible cero tolerancias a las drogas. ¡Demándeme!

—¿Estas pastillas para dormir te las dieron con receta o son de

venta libre?

—Prescritas. Tengo insomnio crónico. Yo no las uso muy a

menudo, solo cuando realmente no puedo dormir. Se supone que

solo debo tomar una píldora, pero realmente no podía dormir, así

que me tomé cuatro.

—Ah, ¿Y por qué no podías dormir? ¿Qué está pasando que

estas teniendo dificultades para dormir?

—Darius.

Miles se rió entre dientes ligeramente. —Si, bueno, veo lo que

puede causar que no estés durmiendo algunas noches. ¿Puedo

considerar que tu insomnio se ha resuelto?



—Sí y no. Tenemos mucho por trabajar, pero no voy a tomar

pastillas para dormir nunca más. No puedo creer que las personas

pensaran que estaba tratando de suicidarme. Me lavaron el estomago

y todo.

—Bueno, Julian, es que no respondías cuando te trajeron aquí.

—¡Duh! Me tomé cuatro pastillas para dormir. Yo estaba

dormido. —Julian rodó sus ojos mientras cruzaba los brazos sobre el

pecho.

—Bien, bien, tengo la idea. Pero tú tienes que entender algo

aquí, Julian. Tu tomaste pastillas para dormir, una dosis lo

suficientemente alta como para noquearte. Te trajeron aquí porque

no respondías. Tuvieron que lavarte el estomago y administrarte

líquidos. Tú has estado dormido por más de veinticuatro horas. Creo

que tenían derecho a estar preocupados. ¿No?

—Supongo —Julian respondió con voz baja mientras llevaba las

manos hacia abajo y empezó a jugar nerviosamente con el borde de la

manta. —Yo no tenía la intención de molestar a nadie. Darius y yo

habíamos tenido esa gran discusión, y yo me sentía tan cansado.

Todo lo que yo quería hacer era dormir un poco.

—Yo entiendo eso. Pero no podemos arriesgar tu salud,

permitiendo que esto suceda más. —Miles se puso en pie y dio unas

palmaditas en la mano de Julian. —No vuelva a tomar más de la

cantidad prescrita. ¿Entiendes?.

Julian asintió con la cabeza, sintiéndose aún más avergonzado

por haber causado tanto alboroto. Él levanto la vista tímidamente hacia

Miles. —¿Puedo ir a casa ahora?

—Creo que podemos arreglar eso. Voy a poner todos tus

documentos en regla y te puedes ir. Voy a avisarle al gran hombre



que te puedes ir. —Miles miró su reloj. —En unos treinta minutos,

¿De acuerdo?.

Julian asintió con impaciencia. —Gracias, Doc.

—No hay problema, Julian. Y escucha, no dejes que Darius te

aleje de él. Él puede ser arrogante y egoísta la mayoría de las veces,

pero realmente tiene un corazón de oro. Y por lo que he visto, él

quiere darte su corazón a ti.

***********************************

Veinte minutos más tarde, un Darius muy aliviado, empujaba en

una silla de ruedas a Julian por las puertas del Cathedral Park Hospital

y lo subió en una agradable limusina negro brillante. Tan pronto como

Darius se subió detrás de Julian, lo alzó y lo subió a su regazo,

empujando la cabeza de Julian hacia abajo sobre su pecho.

Dino subió detrás de ellos y cerró la puerta antes de sentarse en

el asiento frente a ellos. Darius escuchó la risa de Dino mientras

luchaba con Julian. Julian trataba de bajarse del regazo de Darius, y

Darius hacia todo lo posible para defender su derecho de sentar a

Julian donde él quisiera.

—Julian, deja de luchar. —Dino le dijo. —Estas bien, donde

estas. Solo siéntate y relájate. Darius va a cuidar bien de ti.

Julian fulminó con la mirada a Dino, pero se acomodó en el

pecho de Darius de todos modos. —¡Bien! —Cruzó los brazos sobre el

pecho y levantó la barbilla en señal de protesta, eso hizo que Dino se

riera de nuevo.

Viajaron en silencio durante un rato hasta que Darius se dio

cuenta de que Julian se había vuelto a dormir. Darius deslizó a Julian



más en sus brazos y lo acomodó un poco más, envolviendo los brazos

alrededor de él.

Julian murmuró un poco, pero enterró su cabeza contra Darius,

deslizando su mano a lo largo del pecho de Darius, dejándola sobre su

corazón. Darius lo miro unos instantes antes de mirar a Dino.

—¿Por qué hace eso?

—¿Hacer qué? —Dino preguntó.

—Siempre hace exactamente lo que le dices que haga. Yo

siempre tengo que suplicarle o engatusarlo para conseguir que haga

lo que quiero, pero tú le dices algo una sola vez y lo hace. ¿Por qué?.

Darius vio a Dino desviar la mirada hacia la ventana del coche

por un minuto antes de mirar de nuevo hacia Darius. —¿Sabes algo

acerca de cómo salió del closet Julian?.

Cuando Darius negó con la cabeza, Dino continúo. —Julian

descubrió que era gay cuando cumplió los dieciséis años. La relación

que tenía con su familia nunca fue cercana, pero el día que les dijo

que era gay, ellos realmente se llevaron el premio. Ellos lo arrojaron

fuera de su casa. Sin dinero, ni comida, ni a donde ir.

Darius miró el bulto que tenía en sus brazos. —Cielos, ¡eso es

horrible! —Recordó como había sido cuando se lo dijo a su madre.

Ella había estado un poco decepcionada, pero había aceptado su

elección con amor y comprensión.

—Si, algo así. De todos modos, después de haber vagado por

las calles, con hambre y frio, durante unos días, fue que finalmente

tuvo la brillante idea de conseguirse a un papi rico. Él entro en el bar

en el que yo estaba, golpeando a todos los chicos de allí.

Básicamente, él estaba solo buscando un techo sobre su cabeza y una



comida caliente. Y al primer chico al que le hizo la proposición fue a

mí.

Darius alzó las cejas con sorpresa. —¿Tu?.

Dino cruzó los brazos sobre su pecho mientras el asentía con la

cabeza. —Si, tengo que decirte, que pensé en aceptar su propuesta. Él

era muy hermoso, incluso entonces. Pero yo con solo mirarlo supe

que en realidad él no quería un amante. Él solo necesitaba un amigo.

Así que, me lo llevé, le di un lugar donde vivir, un techo sobre su

cabeza, comida para su estomago. Yo le hice terminar la escuela

secundaria, y luego lo ayudé a ingresar a la universidad. El resto es

historia. Hemos sido amigos desde entonces.

—Así que, ustedes nuca….

—No, nunca hemos tenido sexo. De eso no se trata nuestra

relación. Es por eso que él confía en mí. Nunca he tomado nada de él

para intentar hacerlo cambiar. Yo solo lo acepté como él es, con su

locura y todo lo demás.

Darius se inclinó y frotó su mejilla con suavidad en la parte

superior de la cabeza de Julian. —Creo que tengo mucho trabajo por

delante. Quiero que confíe en mí como confía en ti.

—Entonces no le mientas. Dile la verdad. Dile por qué tienes

tanto miedo de intimar con él. Él lo va a entender, Darius. Justo

ahora él está confundido. Todo lo que sabe es que no lo quieres.

Explícale las cosas a él, y te apuesto que ganarás algo de esa

confianza.

—No, se, Dino. Todo parece tan simple. Él es tan joven, con

sangre caliente, es un hombre magnifico. ¿Por qué diablos iba a

querer estar con un viejo – chapado – a - la – antigua – como – yo?.



—A veces lo sencillo es mejor. Solo cuéntaselo. Dale la

oportunidad de que decida lo que quiera. Creo que se lo debes, por

lo menos.

—Si, supongo.

—No supongas al respecto, Darius. —Dino respondió. Él se rio

un poco.

—Te sorprenderás de lo que la verdad puedes conseguir.

Demasiado pronto se detuvieron fuera de un gran edificio de

apartamentos no muy lejos del Club de Darius. Un portero se acercó

rápidamente y abrió la puerta, permitiendo a Darius salir con su

precioso paquete aún dormido en sus brazos.

—Gracias, Jeremy.

—¿Cómo está hoy, Sr. Alexander?.

—Estoy bien, gracias por preguntar. ¿Cómo está tu esposa y

esos hermosos hijos que tienes? ¿Escuché que pronto el número

cinco llegara?.

—Oh, si Sr. Alexander. Janet se pondrá de parto cualquier día

de estos. No podemos esperar. Tenemos la esperanza de que sea

niño. Me siento un poco superado con una esposa y cuatro niñas en

casa. Hasta el gato es hembra.

—Pero estoy seguro de que no cambiarías a ninguna de ellas.

El portero se rió entre dientes. —No. A ninguna.

Una vez que Dino había salido del auto, Jeremy se acercó y abrió

la puerta principal del edificio. Dino y Darius entraron a través de la

puerta, Darius se detuvo y dio la vuelta hacia el portero de repente.



—¡Oh, Jeremy, él es Dino Marcelli! —él dijo, indicando a Dino.

—Y esta hermosa criatura es Julian Sinclair. Ambos tienen total

acceso al penthouse, en cualquier momento del día o de la noche,

junto con sus amigos Joseph y Andrew, ¿Eh?.

Darius miró rápidamente a Dino por más información.

—Joseph Patron y Andrew Gordon.

Jeremy asintió con la cabeza. —Muy bien, Sr. Alexander. —

Jeremy rápidamente pulso el botón del ascensor y digitó el código para

el penthouse. Darius y Dino entraron en el ascensor y se dirigieron

hasta el penthouse en el decimo piso. La puerta del ascensor se abrió

en un gran vestíbulo.

Era un piso muy bonito. Artísticamente decorado con muebles de

cuero negro, la sala de estar fácilmente podría estar en la parte

delantera de las páginas de cualquier revista de diseño. Había ventanas

del piso al techo a lo largo de los dos lados del salón. Desde allí Dino

podía ver las cercanías del rio y la zona del centro de la ciudad. Una

tortuosa y larga escalera estaba a un lado de la entrada de la sala de

estar.

Mas allá de la sala había un comedor formal que fácilmente

podría dar sede a por lo menos doce personas. Este también estaba

decorado en negro y vidrio. La cocina era enorme, casi tan grande

como todo el apartamento de Julian. La cocina era el sueño de

cualquier Chef, con todas las comodidades imaginables para una

cocina.

—Lo voy a llevar a la cama. —Darius dijo.

—Uno pensaría que alguien que ya ha dormido durante

veinticuatro horas no tendría la necesidad de dormir más. —Dino

Respondió.



—Miles dijo que podría dormir un poco más.

Dino asintió con la cabeza. —Voy a esperar aquí.

Darius llevó a Julian por las escaleras y a su dormitorio. Él jalo

las cobijas y cuidadosamente acomodó a Julian sobre la cama. Se veía

tan bien allí, durmiendo plácidamente en la cama de Darius. Darius

solo esperaba poder mantener a Julian allí.

Darius podía oír a Dino riendo entre dientes mientras se dirigía

hacia abajo e iba directamente hacia el bar. Rápidamente se sirvió una

pequeña bebida y se tragó todo el contenido antes de ver a Dino.

—¿Qué?.

Dino se rio un poco más fuerte. —Me encanta tu condominio, es

muy chic. Apuesto a que podrías incluir este lugar en una revista de

diseño.

Darius miró a su alrededor, encogiéndose de hombros. —

Supongo. Contraté a alguien para que lo decorara. No me importa

mucho. Solo es un lugar.

—Te das cuenta de que Julian odiará este lugar, ¿no?.

Darius miró a su alrededor otra vez, con las cejas juntas por la

confusión. —¿Por qué? ¿Qué tiene de malo?. El decorador me aseguró

que estaba muy in.

—Oh, estoy seguro de eso. Pero todo es tan blanco y negro.

Julian es todo sobre color y comodidad. Este lugar le dejará los pelos

de punta.

—Él puede decorarlo como él quiera. Siempre y cuando esté

feliz, puede hacer lo que quiera con el maldito lugar.

—¿En serio? ¿Me dejarás redecorar tu apartamento?. —Dijo una

voz soñolienta desde la escalera.



Dos cabezas se volvieron hacia las escaleras. Uno sonreía por la

mirada de sorpresa en el rostro de Julian. El otro se suavizó con

adoración mientras Julian caminaba más allá en la sala.

—Bebé, este lugar en tan tuyo como mío. Tú puedes hacer

cualquier cosa que desees, siempre y cuando estés feliz. Infiernos, la

verdad es que no me gusta, voy a comprarnos una casa en otro lugar.

Tu solo di las palabras y yo voy por mi chequera.

—Darius… —Julian comenzó.

Antes de que pudiera decir algo más, hubo un zumbido en el

teléfono de la casa. Darius se acercó y lo descolgó. Habló brevemente

con la persona en el otro extremo antes de colgar, y luego caminó hacia

el ascensor.

Julian lo vio irse, frunciendo ligeramente el ceño en su cara.

Volvió a mirar a Dino. —¿Quiere que me quede aquí? ¿Qué está

pasando?.

Dino simplemente se encogió de hombros. —No tengo ni idea.

Sin embargo, me parece que el gran hombre te va a pedir que vivas

con él.

—Oh, yo no lo creo. Una mamada no hace una relación. No me

importa lo bueno que sea, no estoy jugando a este jugo caliente y frio

con Darius. Y no voy a jugar a la casita con él hasta que se dé cuenta

de lo que quiere.

—Julian, es necesario…

—Julian no tienes que hacer lo que no quieras hacer, y eso

incluye escucharme. —Darius dijo mientras se paraba en la entrada

con otro hombre. —Yo espero que él me dé algún tiempo para

explicarte todo, pero si él no lo hace, es tu elección.



***********************************

Julian miró a Darius con completa sorpresa. ¿De dónde había

salido eso? Darius por lo general insistía en que se hicieran las cosas a

su manera, ¿pero de pronto estaba dejando que Julian tomara sus

decisiones?.

—Por favor, acompáñame a la sala de estar, Julian. —Darius dijo

—Esto te concierne a ti.

Julian miró a Dino, en silencio preguntándole lo que estaba

pasando. Dino simplemente se encogió de hombros mientras caminaba

más allá de la sala de estar para sentarse. No parecía no tener ni la

menor idea.

Darius esperó hasta que todos estuvieron sentados, Dino y el

extraño en un sofá, Julian sentado en una silla solo, y Darius de pie

junto a él. Darius se agachó y lo levantó, sentándose él en la silla, y

colocando a Julian abrazado en su regazo.

—Darius —chilló Julian.

—Él es Alan Simpson, mi abogado. Alan, él es Julian Sinclair y

Dino Marcelli. Llame a Alan desde el hospital y lo cite aquí hoy,

porque quiero demostrarte que quiero una relación a largo plazo

contigo. Ninguna mierda de volar por una noche.

—¿Sr. Alexander está seguro de esto?. Como su abogado, creo

firmemente que no debo apoyar, el curso de esta acción. —Alan dijo

en voz baja.

—Nunca había estado más seguro de algo en toda mi vida,

Alan. Planeo… tengo la esperanza, de todos modos, de que Julian

estará en mi vida por un muy largo tiempo. Si se trata de una forma

en la que pueda aliviar su mente, lo haré. El resto… el resto depende

de nosotros.



Julian miró a Darius y al renuente abogado. Él no entendía lo que

estaba pasando. Pero era evidente que Alan Simpson no estaba

contento con lo que Darius estaba diciendo que iba a hacer.

—Muy bien. Sr Sinclair —comenzó cuando abrió su maletín y

sacó una pila de papeles. —Por petición del Sr. Alexander, tengo que

transferirle el cincuenta por ciento de todas sus propiedades, de sus

participaciones e intereses de negocios a su nombre. Su nombre

también ha sido añadido a todas las cuentas bancarias del Sr.

Alexander.

La boca de Julian estaba abierta cuando el abogado le entregó un

papel después otro papel con su nombre en él. ¿Darius había hecho

qué?.

—Además, esta es una copia del testamento del Sr. Alexander.

Si hay algo que le suceda, la mayor parte de sus propiedades, menos

unas pocas estipuladas para ciertas personas, en general usted es su

heredero. Por último, este papel trata sobre un acuerdo firmado por

el Sr. Alexander que indica que si decide interrumpir su relación con

el Sr. Alexander sea la razón que sea, y en cualquier momento, usted

seguirá manteniendo el cincuenta por ciento de interés de todo y

cada uno de los negocios futuros y presentes del Sr Alexander.

Julian miró al abogado. —¿Tiene alguna pregunta, Sr. Sinclair?.

Julian miró los papeles en sus manos, con asombro escrito por

todos lados en su rostro. Arrojó los papeles sobre la mesa y saltó del

regazo de Darius. Empezó a dar vueltas por la habitación, con las

manos en las caderas.

De repente se dio la vuelta con el ceño fruncido hacia el sereno

rostro de Darius. —¿Estás loco? No quiero tu dinero. Nunca he

querido tu dinero. Me importa poco si eres tan pobre como una



iglesia con ratones. Solo te quiero a ti. Cambia todo de nuevo,

Darius.

El abogado sonrió sarcásticamente cuando se puso de pie y

comenzó rápidamente a recoger los documentos que Julian había

arrojado sobre la mesa, y los regresó a su maletín.

—Siéntate, Alan. No vas a ninguna parte. —Darius dijo sin

mirar a su abogado. Se puso en pie y caminó los pocos metros que lo

separaban de Julian, llegando a su lado tomándolo con sus manos. Se

abrazo a Julian por varios minutos, antes de tómarle la mano y sacarlo

de la sala de estar.

Mirando hacia atrás a Dino, dijo —Dino, no lo dejes salir. No he

terminado con él. Llama a Joseph y a Andrew si es necesario.

Estaremos de vuelta después de… después de discutir algunas cosas.

Dino asintió con la cabeza mientras tomaba el teléfono. —Solo

dile la verdad Darius. Él lo entenderá.

Darius asintió, mientras empujaba a Julian por los escalones de la

sala de estar y llevándolo por el pasillo hacia las escaleras que

conducían a su dormitorio. Arrastró a Julian a la habitación y cerró la

puerta con llave.

Julian caminó por la habitación antes de darse la vuelta para

fulminar con la mirada a Darius. Se sorprendió un poco de la agitación

que podía ver en el rostro de Darius, mientras Darius comenzó a

caminar de un lado a otro a través del cuarto.

—Darius, tú no puedes comprarme. —Julian susurró,

envolviendo sus brazos a su alrededor, de repente sintió mucho frio. —

Tu dinero no significa nada para mí.

—Yo lo sé, Julian. No es por eso que lo hice. Lo hice para que

sepas de que lo que dije sobre esta relación es enserio. Te quiero en



mi vida de forma permanente, y haré cualquier cosa que esté en mi

poder para atarte a mí.

—Darius…

—Julian, tienes que escucharme, por favor. Dino dice que tengo

que ser honesto contigo, pero es difícil para mí. Yo tengo miedo.

—¿De qué? —Julian le preguntó con curiosidad. Darius se veía

tan ansioso, mientras se retorcía las manos.

Darius dio un solo paso para llegar a Julian y cayó de rodillas,

envolviendo sus brazos alrededor de él, con la cabeza hundida en el

pecho de Julian. Julian no tuvo más remedio que aferrarse a Darius o si

no se caería.

—Darius —intentó de nuevo.

—¿Qué pasa si tú me odias? ¿O si me temes? No creo poder

vivir si yo veo miedo en tus ojos, Julian. No quiero perderte.

—Darius, ¿Qué está pasando?. Esto es obviamente algo más

que tu dinero.

—¡Oh, esto no tiene nada que ver con mi dinero. Se trata de

nosotros, acerca del por qué te sugerí que encontraras a un amante.

—Julian empujó lejos a Darius y dio un par de pasos hacia atrás. ¡Oh,

eso…!

Darius se sentó sobre sus rodillas, con las manos apoyadas en los

muslos. —Por favor, déjame explicarte y cuando te diga lo que he

hecho, si todavía quieres irte, no te detendré. Incluso puedes llevarte

el dinero. No estaba bromeando sobre eso, Julian.

Julian se sentó en el borde de la cama, con los hombros

ligeramente caídos. —Bien. Di lo que tengas que decir. —¿Había



realmente una explicación para el comportamiento de Darius? ¿Podría

explicar en realidad la distancia que había puesto entre ellos?.

Darius miró hacia abajo a sus manos cuando él las torció

alrededor de su regazo. Tomó varias respiraciones profundas antes de

darle una mirada a Julian. Había lágrimas en sus ojos mientras miraba

a Julian.

—Me di cuenta de que era gay a una edad muy temprana.

También descubrí muy pronto que prefería a hombres más pequeños

que yo, mucho más pequeños. Mi primer amante era un hombre

llamado Brian. Los dos éramos jóvenes y estúpidos pero estábamos

muy dispuestos a probar cosas. No estoy seguro si fue nuestra falta

de experiencia o simplemente estupidez, pero una cosa llevó a otra y

tuvimos relaciones sexuales. No terminó bien.

—¿Qué paso? —Julian preguntó en voz baja, temeroso de la

respuesta.

—Brian no era un hombre grande, no como yo, pero él era más

grande que tu cerca de 15 centímetros. En algún momento de nuestra

pequeña experiencia, Brian se lesionó. Por desgracia, yo no lo supe

hasta el día siguiente cuando la policía se presentó en mi puerta por

haberlo herido. Como ya te he dicho, yo no sé si fue por nuestra

inexperiencia o por mi tamaño o qué. Todo lo que sé es que una

semana más tarde, cuando finalmente fui capaz de colarme en su

cuarto, él estaba cubierto de hematomas. Ni siquiera recuerdo

haberle hecho daño. Supongo que terminé perdiendo el control.

—Darius, no hay forma de que pudieras…

—Por favor, Julian, deja que termine. Esto es bastante difícil de

decir.

Julian cerró la boca y asintió con la cabeza.



—Sus padres querían que yo fuera acusado por asalto sexual, si

no fuera porque el sexo fue consensual, y los dos éramos menores de

edad, la policía no presentó acusaciones contra mí. Mi madre nos

llevó fuera del estado un par de semanas después y nunca vi a Brian

de nuevo. De eso ya ha pasado casi veinte años.

Él volvió a respirar profundo antes de continuar. —Desde

entonces, he hecho todo lo que está a mi alcance para asegurarme de

mantenerme alejado de los hombres pequeños, hasta que tu llegaste.

—Él soltó una pequeña risa. —Tú fuiste una sorpresa. Una mirada

sobre ti y supe que estaba perdido. Yo te quiero tanto que estoy

dispuesto a hacer cualquier cosa, incluso si eso significa nuca tener

nada físico.

Julian se deslizó de la cama y se arrodilló ante Darius, tomando

sus manos entre las suyas. —Darius, tu nunca me harías daño. No me

preguntes como lo sé, pero estoy seguro de esto.

—Pero de eso se trata, Julian. No sé eso. Mira lo que ocurrió

cuando estábamos en el cuarto de baño en el hospital. Arranqué la

maldita barra de metal de la pared, solo porque entraste en mis

pantalones. ¿Qué crees que pasara si realmente perdiera el control?

no puedo tomar esa responsabilidad contigo.

—Darius, todo esto realmente se reduce a una simple pregunta.

¿Tú me deseas? —Julian preguntó.

Darius cerró los ojos, su cabeza volvió a caer cuando el gimió. —

¡Cielos, si!, te deseo tanto que estoy enloqueciendome. —Abrió los

ojos e inclinó su cabeza hacia adelante para mirar a Julia, sus ojos se

llenaron de mucha hambre, el aire en el pecho de Julian se quedó

atascado. —Te he deseado desde el primer momento en que te vi.

Pero yo no puedo tenerte. Yo no quiero correr el riesgo de hacerte

daño.



Julian rápidamente se puso de pée. El simple pensamiento de que

Julian lo rechazara, hizo que Darius gimiera. Julian le sonrió, cuando él

se inclinó para darle un pequeño beso. —Quédate aquí. Ya regreso.

Voy a demostrarte que podemos estar juntos y que tu nunca me

harías daño.

—Julian… —Darius comenzó cuando Julian se dirigió hacia la

puerta.

—No te preocupes, Darius. Tu solo déjame encargarme de todo.



Capitulo Nueve

—Esposas, necesito esposas.

Dino se volvió bruscamente cuando la voz ansiosa de Julian flotó

en la habitación. Vio a Julian prácticamente corriendo por las escaleras

hacia la sala de estar. Su rostro era todo sonrisas, pero Dino podía ver

la frustración por debajo de la superficie.

—¿Tú necesitas qué? —Andrew preguntó, él y Joseph habían

llegado unos minutos antes. Dino había estado informándoles de todo

lo que había estado ocurriendo cuando Julian había llegado corriendo

por las escaleras.

—Necesito esposas, por lo menos dos pares, preferiblemente

cuatro. Tengo dos en mi casa. ¿Alguien más tiene?.

—Uh, tengo un par. —Joseph agregó. —¿Qué es exactamente lo

que vas a hacer con ellas?.

Julian vaciló. —Tú no quieres saber. Solo piensa que las

necesito. ¿Puede alguien ir a mi casa y conseguirlas, y luego, ir a casa

Joseph por las suyas?.

—Creo que yo puedo —Joseph respondió. Poniéndose un poco

rojo. —Yo, al menos, sé donde están las mías, pero ¿Dónde guardas

las tuyas?.

—Están en una de esas cajas de mimbre azul en el estante, al

lado de la televisión. Fueron un regalo de broma de las niñas del

trabajo el año pasado. Nunca pensé que tendría la oportunidad de

utilizarlas. Ahora ve y hazlo rápido. Tengo poco tiempo.

***********************************



Julian le entregó su llave a Joseph y lo vio apurado en la puerta

antes de volver para hacer frente a los tres hombres que salieron de la

habitación. Él sintió que se le enrojecían las mejillas de nuevo, con la

sonrisa en la cara de Dino.

—¡Oh, Cállate. Esto es todo culpa tuya!.

—¿Mi culpa? ¿Cómo puede ser mi culpa?.

—Ah, como si no estuvieras planteándolo todo el tiempo. Tu

sabias lo que sucedería cuando Darius me dijera la verdad.

Dino sonrió. —Tuve una vaga idea.

—Es posible que quieras llamar a Dillon y decirle que

disponga para ustedes la mesa del propietario del club. Si tengo algo

que decir al respecto, esto va a tomar un buen tiempo. He estado

esperando durante semanas para conseguir que el hombre entre en

mi cama, y ahora que lo tengo lo deseo mas. Y no pienso dejarlo salir

de aquí muy pronto que digamos.

—¿Seguro que no quieres que me quede, tal vez solo por un

ratito? —Dino preguntó.

—Infiernos, no. Hay algunas cosas que una persona tiene que

hacer sin una audiencia. Hablando de eso, Sr. Simpson, se puede ir.

Darius se comunicará con usted mañana, si él necesita cualquier cosa

de usted.

—Lo siento, Sr. Sinclair, yo trabajo para el Sr. Alexander, no

para usted. Él me dijo que lo esperara aquí, y eso es lo que voy a

hacer. —Él dijo mientras agarraba los bordes de su traje y se los

juntaba.

—Actualmente, Sr. Simpson, de acuerdo con los papeles que

usted trajo, ahora trabaja para mí. Y si usted tiene algún problema

con eso, puede tratarlo hasta mañana con el Sr. Alexander.



—Él puede tratarlo conmigo ahora. —La voz de Darius, se

escuchó desde la parte superior de las escaleras. —Sr. Simpson, ¿Tiene

algún problema con Julian? ¿Algo que te gustaría compartir con el

resto de nosotros?.

—Sr Alexander, realmente no quiero faltarle al respeto. Pero

yo…

—Pero a mi me parece que eso mismo es lo que está haciendo.

—Andrew agregó en voz baja. Recibiendo una mueca hostil del

balbuceante abogado.

Darius caminó el resto de la escalera y por la sala hasta que se

puso de pie al lado de Julian, y él envolvió su brazo sobre los hombros

de Julian.

—Estoy esperando, Sr. Simpson.

—Pido disculpas si le he ofendido, Sr. Alexander. Esa no fue mi

intención.

—Bueno, me siento ofendido. ¿Qué parte de que Julian es mi

socio en todo, no has entendido? —Darius frunció el ceño ante el Sr.

Simpson. —¿Pensaste que era una broma?.

—No, en absoluto. Yo no entiendo por qué usted tiene que

poner su nombre en todo, sin ningún tipo de acuerdo firmado entre

ustedes. No es que él vaya a quedarse por mucho tiempo. Los de su

especie nunca lo hacen. Él solo va a tomar su dinero y huír. ¿Y luego

a dónde lo va a encontrar?.

Darius no dijo una palabra, pero Julian podría decir por la

rigidez en todo su cuerpo que estaba enojado. Él camino hacia el

teléfono y marcó un número.

—Robert, soy Darius. Tengo al Joven Alan Simpson aquí en mi

casa. Le pedí que me elaborara unos documentos con respecto a mi



pareja, Julian. Si, él es el que te mencioné. Al parecer, Alan está

preocupado de que Julian se vaya con mi dinero y él… sí, claro. Él

está aquí mismo.

Darius se volvió y le tendió el teléfono al abogado. —Alan, al Sr.

Thyne le gustaría hablar contigo.

Alan Simpson parecía enojado, pero algo contrito al tomar el

teléfono que Darius le ofrecía. Julian no pensó que se arrepintiera de

haber expresado su opinión por lo cual su jefe lo estaba regañando.

Podía escuchar al Sr. Thyne gritándole a través del teléfono.

—¿Eres estúpido?. Sabía que nunca debí haberte dejado

manejar esto. Darius Alexander tiene una de las mayores cuentas de

esta firma. Si él decide que quiere dejarle todos los ahorros de su

vida a una oveja, lo haces con una sonrisa en tu cara. ¿Me estas

entendiendo?.

—Pero… —Alan tartamudeaba.

—No hay peros que valgan, Alan. Te disculparás con el Sr.

Alexander y su pareja, y entonces tú traerás de vuelta tu culo aquí a

la oficina. Tú y yo tenemos que tener una pequeña discusión sobre

quién es el que maneja esta empresa.

—Como su abogado es mi deber asegurarme de que los

charlatanes no se llevarán todo por lo que ha trabajado. Este hombre

quiere darle la mitad de todos sus bienes…

—Yo no terminaría esa frase, si yo fuera usted, Sr. Simpson. —

Darius gruñó cuando él se acercó y tomó el teléfono del nervioso

abogado.

—Robert, retira inmediatamente al Sr. Simpson de mi cuenta.

Si él vuelve siquiera a respirar en mi dirección, consideraré mover mi

cuenta a otra firma de abogados. No, nunca me ha dado la impresión



de que tú tengas problemas con mi estilo de vida. Esa es una de las

razones por la cual tu empresa ha manejado mi negocio todos estos

años. Pero yo no aguanto a nadie que insulte o ataque el carácter de

Julian. Es, sin duda, uno de los mejores hombres que he conocido.

Darius asintió con la cabeza unas cuantas veces más antes de

sonreírle a Julian.

—Muy bien, Robert. Y por favor no se te olvide recordarle al Sr.

Simpson que no solo firmó un contrato en virtud de la

confidencialidad entre abogado y cliente, si no que también firmó un

acuerdo de confidencialidad antes de que él tomara mi cuenta. Si él

le dice algo a alguien, voy a demandarlo por tanto dinero que sus

nietos tendrán que pagar su deuda. Si te espero a las diez de la

mañana. Gracias, Robert.

Julian se sorprendió por el brillo salvaje en los ojos de Darius

mientras colgaba el teléfono y se volvía hacia el abogado. —Sr.

Simpson, está usted despedido. Por favor devuélvame mis papeles y

salga de mi casa. Si alguna vez te veo en mi propiedad otra vez o

dentro de cien metros alrededor de mi o del Sr. Sinclair, voy a hacer

que te arresten.

—Usted no puede hacer esto. Solo estaba cuidando sus mejores

intereses. Usted vale millones y millones de dólares. No puede tirar

todo por la borda por un poco de… un poco de…

Darius tomó al abogado tartamudo por la corbata, levantándolo

varias pulgadas del suelo. —Puedo hacer lo que quiera. Es mi dinero.

Yo lo hice, hasta el último centavo de él. Si quiero que mi pareja lo

tenga, eso es asunto mío y no suyo. ¿Me he expresado con claridad,

Sr. Simpson?.

Darius gruñó la última palabra mientras escoltaba al pequeño

hombre al ascensor. Julian los siguió, riendo entre dientes cuando



Darius lanzó al hombre a través de las puertas abiertas y agarró su

maletín, abriéndolo y sacando su archivo antes de tirarlo detrás de él.

—Buen día, Sr. Simpson —dijo al golpear el botón de bajada

para el ascensor. Se limpió las manos en un gesto de qué – bien – que –

se – va y volvió a sonreírle a Julian.

Julian se rió mientras le aplaudía. —Así se hace, Sr. Alexander.

Estoy bastante seguro de que lo asustaste tanto que perdió diez años

de su vida. ¿No te gusta comer niños también, verdad?

Darius tuvo la gracia de ponerse rojo mientras caminaba y

tomaba a Julian en brazos. Julian se rió cuando Darius se inclinó y

mordisqueó su garganta.

—Lo único que quiero es comerte. —Darius dijo.

—¿Qué me perdí? —Preguntó Joseph desde la entrada. En su

mano llevaba una pequeña bolsa, que le entregó a Julian con un guiño.

—Darius está tratando de asustar a la ayuda. Nada nuevo. Así

que, ¿todos listos para ir al club?. Dillon preparó una mesa. —Dino se

echo a reír.

Joseph y Andrew asintieron con la cabeza y se dirigieron hacia la

puerta. Dino le dio una larga mirada a Julian. —¿Estás seguro de esto,

Cariño?.

Julian de inmediato asintió con la cabeza. —Si, estoy seguro. Te

llamaré más tarde, ¿De acuerdo?

Dino asintió. —Asegúrate de que lo haga. Darius. —Dino le dio

una larga mirada también. —Esta es tu oportunidad. No lo arruines.

Darius asintió y vio como los tres caminaban dentro del ascensor,

y a continuación, las puertas se cerraban. Al volver la cabeza para



mirar hacia abajo al hombre pequeño entre sus brazos, levantó una ceja

hacia él. —¿Ahora qué?.

Julian comenzó a reír. —Vamos arriba, muchachote, tengo

planes para ti. —Levantó la pequeña bolsa marrón entre sus manos y

la sacudió, los objetos en el interior sonaron juntos. Darius levantó una

ceja, pero no dijo nada y subió hacia la recamara de todos modos.

Una vez dentro del dormitorio, Darius dejó que las piernas de

Julian se deslizaran hacia abajo hasta que estuvo de pie sobre sus

piernas. Julian rápidamente agarró una toalla del baño y la puso a un

lado de la cama.

Miró a Darius, y le dio unas palmaditas en el pecho. —¿Confías

en mi?.

—Por supuesto —respondió Darius libremente.

—Entonces quiero que te quites toda la ropa y te acuestes en la

cama.

Darius se quedó con la mandíbula abierta. —Tú me quieres,

¿Cómo?.

—Ya me has oído.

—Julian, tu sabes que yo no puedo hacer eso. ¿Qué pasa si

pierdo el control y te lastimo? Podría…

—Darius, cariño, todo va a estar bien. Confía en mí. Yo sé lo

que estoy haciendo.

Él solo negaba con la cabeza.

—¿Por favor? —Julian susurró. Sabía que había llegado a la

última resistencia de Darius, cuando este dejó caer su cabeza sobre el



pecho y tomó varias respiraciones profundas. Después de un momento

levantó los ojos y miró a Julian.

—¿Estás seguro Julian?

—Solo confía en mí, Darius. Te prometo que todo va a salir

bien. Ahora haz lo que te dije que hicieras.

Julian observó con interés como Darius se acercó a la cama y

comenzó a quitarse la ropa. ¡Mierda, esto iba a ser bueno! Ver a Darius

quitarse la ropa, incluso desde donde él estaba situado detrás de él, era

fabuloso. Realmente era un hombre magnifico.

Cuando Darius se bajó los pantalones y cayeron al suelo, Julian

pensó que podría dejar de respirar. Tenía el culo más perfecto que

jamás hubiera visto, dos globos redondos rogando por ser besados.

¡Yumi! Él no podía esperar.

Julian observó que Darius le lanzó una mirada nerviosa por

encima de su hombro, y se sonrojaba. Él rápidamente se subió a la

cama y se acostó sobre su espalda, su polla dura salto libre.

Julian sonrió mientras caminaba hacia la cama, con la pequeña

bolsa de papel entre sus manos. Él subió a la cama y abrió la bolsa.

Sacando una esposa, la abrió con los dedos delante de la cara de

Darius.

—Dame tus brazos.

Darius de repente vio como Julian le tomaba las manos,

enganchando las esposas en sus muñecas, a continuación, se arrastro

sobre la cama para abrochar cada extremo de las esposas a un poste de

la cama.

Una vez que los brazos de Darius fueron asegurados por encima

de su cabeza, se movió hacia abajo con las esposas a sus pies



enganchándolas a los postes inferiores de la cama. Una vez que todo

estuvo hecho, se puso en pie a un lado de la cama y miró su trabajo.

Darius estaba extendido sobre la cama, con una pierna esposada

a cada una de las esquinas de los postes de la cama. Lo mejor era que

estaba desnudo. Bueno, tal vez esa no era la mejor parte, pensó Julian, era

la dura polla de Darius que sobresalía de su ingle.

—¿Puedes liberarte? —Julian le dijo. Darius sacudió cada

extremidad varias veces antes de negar con la cabeza. —Bien. Ahora es

mi turno de mostrarte lo bien que se siente estar juntos.

Julian se subió a la cama, pasando una pierna sobre Darius para

quedar cabalgándolo sobre el estomago. Podía sentir la polla dura de

Darius empujando contra las mejillas de su culo. Arrastrándose hasta

el pecho de Darius, sacó la lengua y lamió lentamente a lo largo de su

mandíbula.

Besó y mordisqueó todo el camino desde la barbilla de Darius

hasta su boca, prestando especial atención a sus labios. Julian jugó el

juego de las escondidillas con la lengua de Darius, que insistía en

tocarlo, luego él se echaba atrás, mientras la lengua de Darius lo

perseguía hasta que él temblaba.

—Julian. —Susurró.

—Si, ¿Darius? ¿Qué quieres, cariño? Dime —Julian susurró

contra los labios de Darius.

—Por favor, bebé, necesito que te desnudes, quiero sentirte

contra mí.

Julian se sentó de repente, mientras sus dedos iban por los

botones de su camisa. —Todo lo que tenías que hacer era preguntar.



Podía sentir los ojos de Darius en él mientras lentamente se

desabrochaba la camisa y se la quitaba. Julian de repente se puso en pie

aún a horcajadas entre su cuerpo y bajo el cinturón de sus pantalones.

Cuando Julian tenía la cintura de sus pantalones hacia abajo,

justo por encima del área de su ingle le hizo un gesto con el dedo a

Darius. —Uh- uh. Cierra los ojos, no hagas trampa.

Julian se rió cuando Darius rápidamente cerró los ojos. Sabía que

Darius podía escuchar todo lo que hacía. Levanto una pierna luego la

otra, tirando sus pantalones hacia el suelo. Finalmente Julian se puso

sobre Darius totalmente desnudo.

—Está bien, puedes abrir los ojos.

—¡Joder! —Darius dijo en voz baja.

***********************************

Julian bajó poco a poco su cuerpo sobre Darius, ambos gemían

cuando sus cuerpos se reunieron, piel con piel, por primera vez. —Oh

sí, esto es bueno. —Julian susurró mientras lentamente se restregaba

contra Darius.

—Julian, bebé, necesito… —Darius declaró, levantando la

cabeza hacia arriba de la cama.

Julian se inclinó sobre Darius, el peso de su cuerpo descansando

en los brazos. Poco a poco bajó su cuerpo hasta que su pezón se

presiono en contra de la boca de Darius. Darius sacó la lengua y lamió

el apretado pezón manipulando con la lengua el piercing de plata.

Julian gruñó, los brazos le temblanban por la necesidad. Cuando

Darius movió la cabeza y tomó el otro pezón en la boca, era más de lo

que podía soportar. Agarró a Darius por el pelo, y levantando su



cuerpo fuera de él, se deslizó hacia abajo hasta que sus labios se

encontraron.

Era áspero, un beso salvaje, lleno de anhelo y de necesitad. —Te

necesito. —Darius murmuró contra los labios de Julian. Sus caderas se

elevaron, para moler su polla contra el culo de Julian.

Julian levantó la cabeza y le sonrió a Darius. —Tu puedes

tenerme. —Llegando a un lado de la cama, agarró la bolsa de papel

color marrón de nuevo, sacando una botella nueva de lubricante. Él se

levanto. —Un regalo de Joseph.

Cuando Julian abrió la botella, vertió un poco de lubricante sobre

sus dedos, y Darius tragó saliva. —Recuérdame comprarle un nuevo

auto.

Julian dejó caer la botella sobre la cama, riendo delante del rostro

serio de Darius. —¿Quieres ver cómo me preparo?

—¡Oh, infiernos, si! —Siseó Darius.

Julian se dio la vuelta hasta que cabalgó de nuevo el cuerpo de

Darius. Con la pulsante y dura polla de Darius frente a él, Julian no

pudo contenerse. Se inclinó y movió su lengua a través de la superficie

de la cabeza, lamiendo la pequeña gota brillante de líquido pre

eyaculatorio.

Para no quedarse fuera, Darius levantó la cabeza y pasó su

lengua por el apretado orificio fruncido de Julian. El cuerpo de Julian

se estremeció varias veces. Como respuesta, él bajó su boca

completamente sobre la polla de Darius, chupándolo, lamiéndolo con

su lengua. Repitió esta operación varias veces hasta que tuvo a Darius

retorciéndose y gimiendo para que parara.

—Julian, por favor, Voy a correrme, bebé. ¡Tienes que parar!



Julian levantó la cabeza y le sonrió a Darius por encima de su

hombro mientras que alzaba un dedo y poco a poco se lo metía en su

deseoso agujero. Podía ver los ojos de Darius agrandarse mientras él

movía su dedo y de forma rápida añadió un segundo dedo.

—Maldita sea, eso es hermoso, bebé. ¿Se siente bien?

Julian cerró los ojos mientras asentía. —Oh, Sí. Pero me voy a

sentir mucho mejor cuando tú hagas esto. —Julian abrió los ojos y vio

como los ojos de Darius casi se le salían cuando añadió un tercer dedo

y los movió en repetidas ocasiones a su alrededor, hasta que sintió que

estaba listo. Rápidamente agregó un poco mas de lubricante en su

mano y acaricio la polla que tenía delante de él.

Julian se limpió la mano con la toalla que tenía cerca y

rápidamente se dio la vuelta, hasta que tuvo a Darius de nuevo frente a

él. Podía ver el miedo en sus ojos.

—¿Estás listo para mi, bebé?

Darius tragó saliva y asintió con la cabeza. Levantó la vista hacia

Julian, con los ojos suplicantes. —Por favor, no dejes que te lastime,

Julian.

—Tú no vas a hacerme daño, Darius. Te lo prometo. Solo

siente.

Julian tomó la erección de Darius y la puso contra sí mismo.

Mirando directamente a los ojos de Darius, despacio se dejó caer hacia

abajo, poco a poco. No fue fácil. Darius era del tamaño proporcional a

su cuerpo, incluso aquí. Julian se dio cuenta de que debió haber

utilizado cuatro o quizás cinco dedos. Julian y Darius gimieron cuando

finalmente estuvieron juntos.

Julian lentamente comenzó a mover sus caderas contra Darius,

sintiendo como entraba y salía de él. Nunca se había sentido tan lleno



antes. Darius tocaba cada centímetro de su interior, la cabeza de su

polla golpeaba su dulce punto con cada golpe que daba.

Julian comenzó a empujar sus caderas hacia arriba y hacia abajo,

más y más rápido. Darius jaló las esposas hacia abajo. —Bebé, mis

manos, necesito mis manos libres, tengo que tocarte.

—No las necesitamos. —Julian murmuró con dureza, su

respiración era entrecortada.

—Pero tu…

—No las necesitamos. Oh mierda, ¡Darius! —Julian echó hacia

atrás su cabeza, los músculos de su cuello se tensaron y todo su cuerpo

se puso rígido. Su cuerpo se sacudió cuando su polla entró en erupción

disparando su semen a través de los dos.

Darius un segundo después arqueó su cuerpo y rugió su placer.

Todo el cuerpo de Darius temblaba debajo de Julian cuando se

estremeció duro dentro de él.

Sus respiraciones eran pesadas, era lo único que se escuchaba

aparte del silencio del lugar, mientras Julian se acomodaba en el pecho

de Darius. Ninguna palabra fue pronunciada. No eran necesarias.

Finalmente Darius levantó la cabeza y le dio un ligero beso a

Julian en la cabeza. —Bebé, saca la llave y abre las esposas. Tengo

que abrazarte.

Julian alzó los ojos hacia Darius. —¿Llave? ¿Cuál llave?.



Capitulo Diez

Julian se quedo mirandó la pequeña llave plateada atada

alrededor de una botella con agua, que Dillon había puesto enfrente de

él. Él desató la pequeña cuerda y sostuvo la llave ante Dino y Dillon.

—Muy bien, chicos, ya casi ha pasado una semana. Esto está

empezando a hacerse viejo.

—Cariño, nosotros solo queríamos asegurarnos de que estas

preparado. Mejor prevenir que lamentar. —Dino se echo a reír.

—¿No has oído hablar de sexo seguro? —Dillon agregó,

haciendo que Dino lo empujara, ya que ambos se desplomaron contra

la barra con una risa histérica.

Julian rodó los ojos ante sus risas ya casi había pasado una

semana desde que Julian había esposado a Darius a su cama y habían

hecho el amor y se le olvidaron las llaves para abrir las malditas

esposas. Dino y Dillon se seguían riendo de eso.

No habían dejado de reír desde el minuto en que Julian les había

llamado por teléfono y les pidió llevar la llave. Incluso después de

aparecer en el condómino de Darius, ellos se habían negado a dar a

Julian las llaves, en cambio corrieron por delante de él al dormitorio,

encontrando a un sumamente avergonzado Darius, delante de ellos.

Desde entonces habían hecho todo lo que había estado a su

alcance para recordarle a Julian, que había estado tan concentrado en

hacer el amor con Darius, que se había olvidado de pedir las llaves

para las esposas. Casi cada vez que Julian se daba la vuelta, le salían

llaves por todos lados.

Ahora tenía una caja llena de ellas en cada forma y tamaño. Al

principio era un poco incomodo, pero ahora estaba terriblemente



avergonzado de haber olvidado la llave, fue por eso que había

comenzado a guardar las llaves. En primer lugar, porque nunca

tendría que pasar de nuevo por eso y en segundo lugar, porque

realmente era gracioso.

Julian deslizó la llave en su bolsillo y tomó un rápido trago de su

agua, mirando a Dino y Dillon todo el tiempo. Puso su agua de nuevo

en la barra, y les enseño la lengua a ellos. —Voy a ir a bailar.

Eso hizo que Dino y Dillon tuvieran otro ataque de risa. Julian se

limitó a negar con la cabeza, cuando salió a la pista de baile y empezó a

bailar. A medida que iba girando alrededor de la pista, su mirada iba

al gran espejo de un solo sentido en el segundo piso con vista a la

barra.

Sabiendo que Darius lo miraba, Julian meneó un poco más sus

caderas, con una pequeña oscilación en su paso. A Darius le encantaba

mirar a Julian bailar. Decía que era como verlo tener relaciones

sexuales en la pista de baile. Pero ahora, Julian solo bailaba para

Darius.

Julian ahora sabia que le pertenecía a Darius tanto como Darius

le pertenecía a él. Desde aquella noche hacia casi una semana, ellos lo

habían hecho casi como conejos. Cada vez había sido maravilloso,

aunque Julian tenía que convencer a Darius de hacer el amor pero sin

las esposas.

Hacer el amor con Darius era la cosa más maravillosa que

hubiera experimentado alguna vez. Y él no tenía ninguna duda de que

pronto estarían haciéndolo sin esposas. Ambos habían usado una serie

de medios para aliviar la tensión del otro, sin las complicadas

restricciones. Solo era que Darius aún se asustaba lo suficiente como

para insistir en estar inmovilizado.



Julian pasó sus manos por sus caderas y el pecho, y sus ojos

nunca dejaron el vidrio donde sabía que Darius lo miraba. Le sopló a

Darius un besito y con la boca le susurró las palabras ―Te amo‖ antes

de poner distancia y bailar más cerca a la multitud. Él sonrió mientras

bailaba alrededor de la pista pensando en todos los momentos

maravillosos que aún estaban por venir teniendo a Darius en su vida.

Unos brazos fuertes y gruesos de repente levantaron en el aire a

Julian causando un inesperado grito de miedo antes de darse cuenta

de que era Darius. Él soltó una risa alegre cuando cubrió sus brazos

alrededor de su gran amante y dejó caer besos en toda su cara.

Darius llevó a Julian contra su pecho apretandolo olvidando a la

multitud de personas que los rodeaban. Eran solo dos personas entre la

multitud y lo único que le importaba era el pequeño hombre entre sus

brazos.

—No es bueno jugar con fuego, ángel. Puedes quemarte.

Julian de limitó a sonreírle a Darius. Pasó su mano por la cara de

Darius antes de inclinarse y darle un beso. —¿Me lo prometes? —

Susurró.

Tuvo la súbita necesidad de soltar un grito primitivo mientras

observaba los ojos de Darius oscurecerse y sentía ponerse en tensión su

cuerpo. Mirar a su amante excitarse era casi tan bueno como hacer el

amor, casi.

—¿Sabes lo hermoso que eres para mí?, —preguntó Darius.

Julian buscó en su bolsillo y sacó una llave, colocándola frente a

la cara de Darius. —¿me muestras? —Julian no creía que fuera posible,

pero los ojos de Darius se ensombrecieron aun más, y se volvió

bruscamente, llevándose a Julian de la pista de baile hacia las escaleras

que conducían a su oficina.



Iba subiendo de dos escalones a la vez, mientras llevaba a Julian

hasta su oficina, cerrándo y bloqueando la puerta detrás de él.

Rápidamente llevó a Julian al sofá de cuero negro que estaba contra

una pared, sentándose en él, tumbó a Julian para sentarlo a horcajadas

sobre sus piernas.

Julian de inmediato se acercó y hundió las manos en el pelo de

Darius, tirando de su cabeza frenéticamente, dándole besos

necesitados, mientras las manos de Darius comenzaron a trabajar en

los botones de su camisa. Julian se frotó contra Darius como un gato,

casi ronroneando.

—Te necesito, Darius, te necesito ahora. —Gimió cuando Darius

lo levantó lo suficiente y sus labios mordieron un pezón de Julian y

tiraron suavemente del piercing. Su mano cayó del pelo de Darius

hasta los botones de su pantalón negro.

Tenía los pantalones de Darius desabrochados y en cuestión de

segundos su polla dura en una de sus manos. Acariciando la longitud

sólida de su amante, disfrutando la sensación de la carne dura, sedosa

entre su mano. Darius estaba largo y duro, gotas de líquido pre-

eyaculatorio goteaban de él.

Darius dejó caer la cabeza sobre el respaldo del sofá, saboreando

la sensación de las caricias de Julian. Levantó la cabeza, llegó a los

botones de los pantalones de Julian. —Fuera, bebé, quítatelos. —Le

dijo mientras tiraba de los pantalones de Julian.

Julian se sacó los zapatos, y moviéndose hasta que se sacó los

pantalones por las piernas, luego se acomodo una vez más sobre el

regazo de Darius, frotando sus pollas duras juntas para el disfrute de

los dos.

—Lubricante, no tengo ninguno…



—No lo necesitamos. —Julian sonrió.

—No quiero hacerte daño, ángel, —Darius susurró.

Julian tomó la mano de Darius y la llevó atrás para que sintiera el

tapón anal presionando entre las mejillas de su culo. Darius inhalo

profundamente, cuando Julian se rió. —Te dije que no necesitábamos.

—Oh mierda, ¿has tenido esto toda la noche?.

Julian asintió con la cabeza con impaciencia, gimiendo cuando

Darius tomo el tapón anal y tiró de él varias veces, empujándolo hacia

adentro y hacia fuera rápidamente. ¡Maldita sea, que bien se sentía!

—Oh si, quería estar listo para ti.

—Esposas, —gruñó Darius mientras sacaba el tapón anal hacia

afuera y lo dejaba caer en el sofá junto a él, empujando el cuerpo de

Julian de encima de él. —Necesitamos las esposas. ¿Dónde están? —

sus manos se inclinaron y comenzó a buscar las esposas.

La sonrisa de Julian era traviesa cuando agarró la polla de Darius

y la puso en contra de su entrada, deslizándolo en su interior antes de

que Darius pudiera protestar. Las manos de Darius al instante

agarraron las caderas de Julian, sosteniéndolo en su lugar cuando su

aliento silbó fuera de sus pulmones.

—Julian, no podemos, oh, cielos, —gimiendo cuando Julian

comenzó a moverse, rodando sus caderas tanto contra Darius haciendo

que se hinchara más. El placer era exquisito. Poco a poco, comenzó su

propio empuje, hundiéndose dentro y fuera de la apretada vaina de

Julian.

Todo el cuerpo de Julian tembló cuando Darius tomó el mando

mientras hacían el amor y olvidó las esposas. Cada empuje dentro de



Julian casi lo levantaba en el aire. Las manos que sujetaban sus caderas

lo mantenían en su lugar.

Julian gimió cuando Darius empujó contra su punto feliz de

nuevo y otra vez, gritando su nombre. Sabía por el ajuste de las manos

de Darius que estaba a punto de la liberación. Él quería que fuera tan

sorprendente como su propio clímax en crecimiento.

Cuando el cuerpo de Julian comenzó a temblar con su inminente

liberación, Darius se inclino hacia delante y mordió su cuello. Julian

sabía que Darius estaba dejando su huella en él, poniendo su reclamo

de propiedad a la vista de todos.

Las manos de Julian se cerraron sobre los hombros de Darius, su

cabeza se hizo hacia atrás, mientras gritaba el nombre de Darius. Todo

su cuerpo se puso rígido cuando los músculos internos se contrajeron

contra la palpitante polla de Darius.

De pronto, Darius gritó. Julian podía sentir sus uñas clavándose

en la carne blanda de sus caderas mientras se arqueaba y empujaba

adentro. Darius rugió lo suficientemente fuerte para sacudir las

ventanas mientras se unía a Julian en el éxtasis, llenándolo con todo lo

que tenía que dar.

Darius envolvió sus agitados bazos en torno a Julian, ya que él se

derrumbó sobre su pecho, su respiración era áspera. Le tomó varios

minutos al hombre para moverse. Por último, Julian puso una mano en

el pecho de Darius para sostenerse y jalar sus pantalones.

Metió la mano en su bolsillo y sacó algo. Sentándose, le sonrió a

Darius. Su sonrisa creció mientras sostenía el pequeño objeto entre las

manos de Darius. —Creo que esto es tuyo, amor.



Darius miro el pequeño objeto de latón en la mano Julian,

confundido. Su mandíbula se abrió de asombro al mirar de nuevo la

cara presumida de Julian. —Tu…estas… ¿No estás herido?

—Yo estoy bien Darius. No tengo ni un rasguño.

—Pero… tu…nosotros no…

Julian se inclinó y besó la nariz de Darius. —No, nosotros no y

no, no me hiciste daño. Estoy bien, genial, de hecho. Me siento de

maravilla y te lo debo a ti. —Le susurró esto último mientras movía

sus caderas sobre Darius ya que aún estaba enterrado en su interior.

Darius alzó a Julian de él. Julian podía sentir el corazón de Darius

golpeando en su pecho. De repente, se echo a reír.

Julian se rio de la exuberancia de su amante. Él sabía que era

cuestión de tiempo antes de que Darius hiciera lo que él ya sabía.

Darius nunca le haría daño. Él lo haría, volverse loco, pero nunca le

haría daño. Él simplemente no le haría daño a alguien que le

importara.

Había comenzado a preguntarse la semana pasada si Darius

realmente podría hacerle daño a alguien. Después de haber hecho el

amor, había ido a Dillon y le había preguntado por Brian. Dillon fue

casi tan hermético como Darius a lo relativo a la situación.

Su siguiente opción fue contactar con la madre de Darius y

preguntarle acerca de eso. No sabía por qué sentía la necesidad de

saber. No podía decirlo. Pero algo dentro de él le decía que había algo

raro en toda la situación. Él no podía poner el dedo en la llaga.

Darius lo levantó y lo sacó de sus profundos pensamientos.

Darius se inclinó y agarró los pantalones de Julian y se detuvo antes de

agarrar una toalla y limpiarlos a ellos.



Una vez que los dos estaban vestidos, Darius acercó a Julian

hacia su escritorio. Se sentó en su sillón de cuero negro y acomodó a

Julian sobre su regazo. Él se acercó y sacó una pequeña bolsa del cajón

de su escritorio y se la dio a Julian.

—Tengo algo para ti.

—Darius, yo no te quiero para que me compres cosas. Ya me

has dado suficiente.

—Ah, pero yo solo estoy devolviendo esto a su legitimo

propietario, ángel. —Darius abrió la pequeña bolsa y agarrándola

vertió el pequeño objeto dentro de su palma de la mano.

—Esto te pertenece a ti, bebe, y yo solo quiero regresártelo.

Darius levantó el pequeño anillo y lo empujó de nuevo en el dedo de

Julian antes de traer las manos de Julian hasta sus labios, y poner un

pequeño beso en la D y J que formaban los diamantes. —Aquí es

donde pertenece.

—Darius, yo pensé que nunca lo vería otra vez. —Julian susurró

mientras sostenía su mano, mirando el pequeño anillo en su dedo. Se

había sentido perdido sin él. ¿Quién se iba a imaginar que una cosa tan

pequeña podría llegar a significar tanto para él?

Julian estaba tan concentrado en el anillo en su dedo que estuvo a

punto de saltar de su piel cuando el teléfono sobre el escritorio de

Darius sonó. Darius se rió cuando él envolvió su brazo alrededor de

Julian para sostenerlo y alcanzar el teléfono con el otro.

—Darius. Está bien, correcto voy para abajo. —Darius colgó el

teléfono y levantó a Julian sobre sus pies antes de hacer lo mismo. —

Ellos me necesitan abajo, bebé.

Darius le dio una nalgada a Julian en el culo mientras él lo

empujaba hacia la puerta. —¿Por qué no vas hacia abajo y bailas un



poco, mientras yo arreglo esto? Solo debe tomarme algunos minutos,

y luego podemos ir a conseguir algo para comer.

Le dio un rápido beso a Julian cuando llegaron a la parte inferior

de las escaleras. —Ve a divertirte, bebé.

Julian sonrió estaba aturdido mientras caminaba hacia la pista de

baile y comenzó a bailar. Alguien comenzó a bailar detrás de él. Julian

realmente no estaba interesado en saber quién era. Sus ojos estaban

puestos en Darius mientras hablaba brevemente con Dillon, y a

continuación, uno de los gorilas de la puerta principal.

No fue hasta que el hombre detrás de él comenzó a mecer sus

caderas sugestivamente en su contra que Julian realmente se percató

de que estaba allí. Julian dio un paso hacia adelante, pero el hombre lo

siguió decidido, atrayendo a Julian contra su cuerpo y sus caderas.

—¡Amigo!, —exclamó mientras empezaba a dar la vuelta. —

Atrás aaaa. ¿Johnny? ¿Qué estás haciendo aquí? —Julian estaba tan

sorprendido al ver a su ex novio de pie detrás de él, que por un

momento, no se movió.

—Te perdiste, nené. Pensaba que podríamos, ya sabes, conectar

de nuevo. —Las intenciones de Johnny eran demasiado claras cuando

él presiono su creciente erección contra Julian. Julian vio un ligero

movimiento detrás de él y miro para ver a otros tres hombres de pie a

su lado, mirándolo como un pedazo de carne fresca.

—Ya veo que traes a tus amigos contigo. —Julian respondió con

amargura, mientras trataba de quitarse las manos de Johnny de la

cintura. Johnny era como un pulpo. Sus manos estaban en todas partes.

Julian tomaba una mano solo para tener que luchar contra la otra

mano.

—¿Quieres parar?, —dijo Julian con vehemencia.



—Oh, vamos, nene, sabes que me extrañaste. Yo solo quiero

pasar un rato contigo. Todos lo queremos. —Él se rio cuando sus tres

amigos se unieron a él, en torno a Julian con eficacia en la pista de

baile, haciendo un circulo entre todos ellos.

—No, Johnny, quiero que saques tus manos de encima de mí.

—Julian empezó a sentir claustrofobia y amenazado cuando los cuatro

hombres empezaron a acercarse más a él, bloqueando la vista de Julian

de cualquier persona en la pista de baile. Los cuatro hombres eran

mucho más grandes que Julian.

—No seas así, Jules. —Johnny sonrió. Julian sintió de pronto

como sus brazos eran jalados hacia atrás de él, mientras Johnny cogía

el botón de sus pantalones. —Solo queremos tener un poco de

diversión.

—Mi nombre no es Jules. Es Julian. Y no quiero tener ninguna

diversión contigo. ¡Saca tus manos de mí! —Julian sabía que estaba

próximo a la histeria, pero no podía evitarlo. La última vez que había

visto a Johnny, lo estaba golpeando como a la mierda, porque no quiso

―Jugar‖ con Johnny y sus amigos.

Julian empezó a luchar y abrió la boca para gritar cuando unas

manos fuertes levantaron a Johnny de en medio y lo arrojaron a través

de la habitación como si no pesara nada. Los otros tres hombres

rápidamente fueron tratados de la misma manera, y Julian de repente

estaba envuelto en brazos fuertes y amorosos.

—Julian, bebé, ¿estás bien? ¿Te hicieron daño? —exclamó la

voz ansiosa de Darius. Sus manos se movieron rápidamente de los

brazos de Julian hacia sus piernas. Al no encontrar lesiones visibles, lo

envolvió con sus fuertes brazos y lo abrazó. —Oh, cielos, bebé,

cuando Dillon me dijo que alguien te estaba molestando y después

te vi rodeado por los hombres, Oh cielos, Julian, pensé que iba a



volverme loco. —Darius comenzó a dejar caer besos por todo el pelo y

la cara de Julian.

Julian se acurrucó en el apretado abrazo de Darius, sintiéndose

seguro y protegido. —Estoy bien.

—¿Qué paso? —Darius le preguntó.

—Te diré lo que paso. —Gritó una voz a varios pies de ellos. —

Jules y yo estábamos renovando nuestra amistad cuando tu

interferiste.

Julian rápidamente volvió la cabeza mientras miraba a Darius. —

Eso no es verdad, lo juro. Les dije que me dejaran en paz.

—Oh, por favor, Jules, eso no es lo que dijiste la última vez que

nos viste a nosotros cuatro. Lo querías entonces y que sepa que lo

quieres ahora.

Julian comenzó a protestar cuando Darius levantó la mano para

pedirle silencio.

—Vamos a aprovechar y a subir a donde podamos tener algo

más de privacidad, si no les importa, señores.

Julian no sabía qué pensar, cuando Darius lo agarró por el brazo

y comenzó a escoltarlo por las escaleras. Cuatro porteros muy grandes

escoltaban a Johnny y a sus amigos detrás de él.

***********************************

Cuando llegaron arriba, Darius le señaló una silla al fondo en la

pared, para que Julian se sentara. —¡Siéntate! —él le ordenó. Observó

a Johnny y a sus amigos entrar y señalar el sofá antes de sentarse en su

propia silla.



Él juntó las manos y se recostó en su silla, con cuidado mirando

con severidad a cada persona en la sala. Después de varios largos

momentos, dejó caer sus manos en su regazo y miró a Johnny.

—¿Tu nombre es?

—Jonathan Murphy tercero, —dijo Johnny, con un tono muy

arrogante en su voz.

Darius miró a Johnny por unos momentos antes de asentir con la

cabeza. —¿Jonathan Murphy tercero? ¿Tu padre es Jonathan Murphy,

del CEO de industrias Murphy? —Johnny asintió con la cabeza y una

sonrisa sarcástica. —¿Supongo que ha oído hablar de mi padre?

Darius asintió —Si, definitivamente he oído hablar de tu padre

—él miró a los otros tres hombres junto a Johnny.

—¿Y ellos son?

—Mis amigos —Johnny respondió. Su confianza y egocéntrica

manera de ser crecía, ahora que Darius sabía quién era su padre.

Industrias Murphy era un negocio multimillonario.

Darius volvió a asentir. Todavía no había mirado a Julian. —Sr.

Murphy, ¿Podrías decirme qué fue lo que ocurrió en la pista de baile

de mi club?

Johnny asintió con entusiasmo. —Es muy simple. Jules es mi…

viejo amigo. Tuvimos un pequeño malentendido, no hace mucho, y

él…

—Eso no es cierto. Estas mintiendo, —comenzó Julian solo para

conseguir una mirada feroz de Darius.

—¡Siéntate! —Darius le gritó a Julian. —No te he pedido una

explicación. —Él miro a Johnny y su tono de voz tuvo mucho más

diplomacia. —Ahora, ¿qué me decías, Sr. Murphy?



Johnny le sonrió más a Julian. —Como te decía antes de que yo

fuera groseramente interrumpido, Jules aquí está un poco molesto

conmigo. Tú sabes cómo es. Él cree que puede hacer lo que quiera.

Algunas veces, tengo que demostrarle quien está realmente a cargo.

—Sí, por supuesto, tú de repente lo reprendes, para recordarle

su lugar, por así decirlo. ¿Correcto? ¿Y eso ha pasado esta noche?

—Oh, no, eso fue hace unos meses. Como he dicho, hemos

tenido un malentendido. Jules olvidó dónde estaba su lugar, como

dijiste. Por lo tanto yo tuve que recordárselo. Él estaba un poco

molesto conmigo. Él me necesita más de lo que yo lo necesito. Así

que me fui a Europa de vacaciones por un tiempo. Cuando llegué a

su casa la semana pasada, me encontré con que él se había ido y

estaba jugando en otro lugar. Mis amigos y yo simplemente llegamos

esta noche para reclamar lo que es mío.

—Entonces, ¿Cómo exactamente se inició el desacuerdo en mi

pista de baile?

—Es muy simple. Jules me pertenece y tiene que hacer lo que

yo le digo. Durante el tiempo que me he ido, parece que se le ha

olvidado esa pequeña regla. Mis amigos y yo solo íbamos a

divertirnos un poco con él, recordándole a quien le pertenece.

Darius asintió con la cabeza varias veces como si entendiera muy

bien lo que Johnny le decía. —Tú has dicho que él estaba jugando

alrededor. ¿Aquí? ¿En mi bar?

—Si. —Johnny le dio una mirada reprobatoria a Julian. —Parece

que encontró a alguien con quien jugar, mientras yo estaba de

vacaciones sin pedir mi permiso. Tú tienes que entender, que puse

un montón de tiempo y energía en él.

—Eso le debió tomar mucha dedicación, Sr. Murphy.



—Bueno, sí. Sí. Me alegro de que lo entiendas.

—¿Y tú dices que te pertenece? ¿Qué ha estado jugando a tus

espaldas? —la irritación era clara para todo el mundo que viera la cara

de Darius.

—Si, por supuesto. Él ha sido mío desde hace más de un año.

Me enteré a través de unos amigos que él ha estado jugando con

alguien aquí en el club, regularmente. Es por eso que vine aquí esta

noche.

—¿Sabes quién es él y que tan regular es?

—No, pero sospecho que es su amigo, Dino. Nunca me gustó

ese tipo. Dijo que no tenía ningún interés en Jules, pero he visto la

manera en que él lo mira. Él siempre lo quiso. Y en el momento en

que le di la espalda él…

Darius se levantó de su asiento y se dirigió a su bar y se sirvió

una copa. Se volvió brevemente a los hombres en el sofá.

—¿Quieren algo señores? ¿Una bebida? ¿Una copa de vino?

—Si, una bebida estaría muy bien, —Johnny dijo mientras su

sonrisa se hacía mas y mas grande. Darius sirvió cuatro tragos más y

se los dio a Johnny y a sus amigos antes de volver a sentarse en el

borde de su escritorio, con los brazos cruzados sobre su pecho.

—Por lo tanto, solo para ver si lo entiendo todo, este joven,

Jules, como lo llamas, ¿Es tu…?

—Jules es mi juguete.

—Juguete, entonces hace varios meses tuviste que recordarle

quien estaba a cargo. Después te fuiste de vacaciones. Cuando

regresaste, te dijo un amigo que estaba aquí en mi club perdiendo el

tiempo con otra persona. Tú y tus amigos llegaron aquí esta noche



para recuperar lo que has dicho es de tu propiedad y para divertirse

un poco con él, renovar su amistad, por así decirlo. ¿Es esto correcto?

—Sí, yo diría que eso lo resume todo. No tenía intención de

causar una escena en su establecimiento, sin embargo. Jules no

quería cooperar. Él puede ser un poco testarudo a veces, pero esa es

una de las cosas que me gusta de él. No es divertido jugar con

alguien que simplemente se queda allí. —Johnny miró de reojo a

Julian. —Es mucho más divertido cuando protesta un poco. Jules

puede ser muy divertido.

Darius sirvió a los hombres otra copa y fue a sentarse detrás de

su escritorio de nuevo. Cruzó las manos y los miró brevemente —Tú

entiendes que no están permitidas las alteraciones, ¿como está en mi

club? Tengo un club limpio. Para aquellos con gustos más

exigentes… tenemos un salón VIP.

—Si, por supuesto, y me disculpo por ello. Nunca tuve la

intención de romper las reglas de su club. Sin embargo, si hubiera

sabido que había una sala VIP, bien…

—No, por supuesto que no. —Darius miró a Johnny. —La sala

VIP solo la pueden disfrutar unos cuantos invitados seleccionados,

¿entiendes? Yo tendría que comprobar algunas cosas antes de que

pudiéramos hablar de la sala VIP contigo.

—Por supuesto, lo entiendo perfectamente. —Johnny respondió.

Sacó del bolsillo una tarjeta de presentación, y se la entrego a Darius.

Darius tomó la tarjeta y la miró antes de asentir con la cabeza

otra vez. —Esto solo durara un momento. —Dijo mientras tomaba el

teléfono de su escritorio y marcaba el número de la tarjeta de

presentación.

—El Sr. Murphy, por favor. Darius Alexander. Si, lo espero.



Julian contuvo el aliento, cuando todos escuchaban con atención

a Darius. —Jonathan, Darius Alexander aquí. Sí, sí, estoy bien. Tu

hijo Jonathan entró en mi club esta noche, y hubo un pequeño

disturbio. No, no, por supuesto que no llamé a la policía. Creo que

esto podemos manejarlo entre nosotros.

***********************************

Por el rabillo del ojo, Julian vio la sonrisa maliciosa que cruzó el

rostro de Johnny. Desde donde estaba sentado, él sabía que Darius

también lo vio. La rigidez en su postura le dijo que Darius no era un

hombre feliz.

—Me tomó un poco de tiempo averiguar qué es lo que había

pasado, pero es esto. Hace varios meses tu hijo tuvo un

enfrentamiento con er, su juguete, creo que lo llamó así. Sí un Julian

Sinclair. ¿Oh tú has oído hablar de él? Entonces sabes de lo que estoy

hablando, bueno. Creo entender que tu hijo se sintió con la

necesidad de enseñar a su juguete una lección de modales en ese

momento. Por lo tanto, ¿conoces sobre este incidente también?

¿Aquel en el que el señor Sinclair acabó en el hospital? Bien, bien.

Como sea, esta noche, Johnny y tres de sus amigos vinieron a mi

club, porque él había oído que Julian Sinclair estaba pasando el rato

aquí con uno de mis clientes habituales y que él quería recuperar lo

que siente que es de su propiedad.

Darius se detuvo y asintió con la cabeza varias veces. —

Jonathan, espera voy a poner el altavoz. Quiero que todos puedan

escuchar con claridad lo que tienes que decir sobre esta pequeña

situación. —Darius se acercó y apretó un botón en el teléfono y colgó

el auricular que tenía en la mano.

Julian podría haberse caído de la silla si no hubiera estado

agarrándose a los bordes cuando Darius torció su dedo hacia él. Julian



se levantó y caminó por el suelo a su lado. Estaba tan tenso que casi

grita cuando el brazo de Darius se envolvió alrededor de él y lo sentó

en su regazo.

—En primer lugar, Jonathan, quiero explicarte los numerosos

problemas que he tenido con esta situación. Quiero que entiendas

perfectamente a lo que te atienes. Julian Sinclair es mi socio, en mi

vida y en mi negocio, y ha sido así durante bastante tiempo. Por lo

tanto, si tu hijo continúa hostigando a mi pareja en cualquier forma,

me veré obligado a retirar todos los préstamos personales que

tenemos con ustedes, así como a cancelar todos los contratos que

tenemos con las industrias Murphy.

Julian podía ver explotando las cabezas del Señor y el joven

Murphy, desde donde había enterrado la cabeza en el cuello de Darius.

Darius a su vez, le frotaba la espalda para tranquilizarlo.

—Pero, pero, Darius, en total son millones de dólares, solo en

préstamos personales. ¿Cómo sería posible juntar esa cantidad de

dinero? Sería la quiebra para mí.

—Entonces, Jonathan, te sugiero que le pongas una correa a tu

hijo. —Darius metió la mano en el cajón de su escritorio y sacó un

archivo que abrió. —¿Quieres una lista de las lesiones que tu hijo le

infringió al Sr. Sinclair hace varios meses? ¿Qué tal empezar con los

moretones? ¿O tal vez te gustaría conocer el número de puntos que le

dieron al Sr. Sinclair para cerrarle las heridas?

—Ahora, espera un minuto, maldita sea…. —Johnny empezó a

decir mientras empezaba a ponerse de pie.

—Cállate de una puta vez, Johnny. Ya me has metido en

suficientes problemas con tus pequeñas travesuras. —El señor

Murphy gritaba a través del teléfono.



Julian levantó la cabeza y miró con algo de diversión como

Johnny se hundió en el sofá. Parecía que Johnny finalmente se había

topado con alguien al que no podía intimidar.

—Jonathan, quiero que entiendas que me gusta hacer negocios

contigo. Siempre has sido un hombre honesto, y no veo ningún fallo

en tu persona, ni en industrias Murphy. Tu hijo, sin embargo, no

merece la misma estima. Ha demostrado ser un intimidador y un

matón. Él siente que puede hacerle lo que quiera a quien él desee.

En este caso a mi Julian.

—Ahora, Darius, mi hijo es mayor de dieciocho años. No tengo

control sobre sus acciones, y como tal…

—No es cierto, Jonathan, tú tienes control sobre sus acciones. O

debería decir, sobre sus finanzas. ¿Alguna vez has pensado en

hacerlo trabajar para ganar el dinero como el resto de nosotros? ¿No

es eso lo que tu hiciste? Si mal no recuerdo, tu comenzaste con nada,

y has hecho de industrias Murphy lo que es hoy en día con tu propio

trabajo duro. Nada te fue dado. Eso te ha convertido en un hombre al

cual respetar, por muchas personas, incluido yo mismo.

—Yo, uh, gracias, Darius. —Jonathan sonaba un poco

confundido por el elogio de Darius.

—Junior aquí, sin embargo. Ha tenido todo lo que ha querido,

hasta el punto donde cree que se merece todo lo que quiera, Julian

incluido. ¿Ha tenido alguna vez un trabajo, o solo le proporcionas el

dinero cada vez que lo quiere? ¿Ha trabajado alguna vez por

cualquier cosa?

—Bueno, no, pero él es mi hijo. Yo nunca he querido que él

tenga que escatimar, como hice con su madre durante tantos años. Yo

quería que él tuviera las oportunidades que nunca tuve. ¿Sin duda lo

puedes entender?



Darius asintió con la cabeza en comprensión. —En realidad yo lo

hago. Es por eso que tengo una propuesta para ti. Creo que será

beneficiosa para ti y para Junior.

—¿Qué es exactamente lo que tienes en mente? —Jonathan

padre de pronto parecía muy interesado en lo que Darius planeaba.

Julian se preguntaba qué haría Darius, pero mantuvo la boca cerrada.

Ahora no era tiempo de decir nada.

—Tu hijo no tiene ningún concepto sobre el trabajo duro, tiene

que aprender a pagar sus propias facturas o incluso aprender a tratar

a la gente con respeto y decencia. Te sugiero una pequeña

experiencia de vida. Así que, aquí está mi sugerencia. Córtale el

apoyo financiero, en este momento. Cancela sus tarjetas de crédito,

cierra sus cuentas, todo. En cambio, voy a ofrecerle a Junior un

trabajo y un lugar para vivir. Él tendrá que pagar el alquiler, por

supuesto, así como los impuestos de ley como todas las personas que

trabajan tienen que pagar. Si, después de digamos, seis meses, se

produce una mejora en su comportamiento, tú puedes comenzar a

proveerlo de nuevo. Si no la hay, actuaremos juntos.

—Padre, no puedes hacer esto. No lo escuches, —gritó Johnny.

Julian sabía que en el momento en que Johnny no pudiera proveer

beneficios financieros a sus amigos, ellos lo dejarían caer como una

roca caliente.

—¿Cómo se siente Julian al respecto?, —Preguntó Jonathan

padre.

—Esa es una muy buena pregunta. Gracias por preguntar. —

Darius le dio unas palmaditas a Julian en la espalda cuando lo miro. —

¿Cómo te sientes acerca de esto, bebé? ¿Crees que Junior se pueda

reformar?



Julian levantó la cabeza para mirar por encima a Johnny. Él

estuvo un poco sorprendido por lo que vio. Johnny estaba sentado en

el sofá con los brazos cruzados, los labios casi salidos mientras hacia

un mohín. Parecía un niño pequeño haciendo una rabieta, totalmente

inofensivo.

—¿Se me permite hacer una sugerencia? —Julian preguntó en

voz baja. Darius asintió con la cabeza, sin dejar de frotarle la espalda

para tranquilizarlo. —Johnny no es un mal tipo, en realidad, o nunca

me hubiera ido con él. Solo que él no entiende que el mundo no gira

a su alrededor. Pero más que eso, no creo que él piense que alguien

quiera ser su amigo si no dispone de su dinero, Sr. Murphy. No

entiende que la amistad, la verdadera amistad, se da sin una cadena

atada.

—No sabes de lo que estás hablando, tu pequeño… —Johnny

comenzó a gritar, solo para ser interrumpido por la mirada feroz de

Darius.

—¿En verdad quieres terminar esa declaración, Junior? —Julian

se inclinó y le susurró al oído a Darius por algunos momentos.

Cuando Darius asintió con la cabeza, Julian se enderezó. Darius miró a

la cara a Johnny con una sonrisa en su rostro.

—Propongo que el trabajo de Johnny sea aquí en el club. Él

comenzara como un lavaplatos y él ira subiendo justo como todos

los demás. Para sus necesidades, estoy seguro que podemos arreglar

algo para adaptar a sus necesidades. Eso sí, hablo de necesidades, no

de deseos.

—Johnny tienes que aprender cómo tratar a la gente con

respeto. También tienes que aprender que el dinero no lo compra

todo. Sin duda, no compra ni respeto o amigos. Estos tienen que

ganarse. ¿Esto tiene sentido? —agregó Julian.



Jonathan padre rió en el teléfono. —Bastante, de una extraña

manera, pero lo tiene. Muy bien, Darius y Julian, por supuesto, estoy

de acuerdo con este plan. Yo tengo fe en que Jonathan puede ser una

buena persona. Él era un maravilloso niño y no inició con este

comportamiento sino hasta hace un par de años. Su madre y yo

queremos tener contacto con el todavía, ¿lo entienden?

—Y así es como debe ser. Te sugiero que cenen todos los

domingos por la noche en nuestro lugar. ¿Qué te parece? Incluso

puede que le enseñe a cocinar.

—Maravilloso, entonces nos vemos el domingo. Jonathan,

espero que hagas todo lo que el señor Alexander te diga que hagas.

Si no lo haces cortaremos totalmente el suministro. ¿He sido claro?

Johnny se volvió por donde había estado caminando para mirar a

Darius y a Julian, el odio en sus ojos los hacían parecer vidriosos. —Yo

no necesito de ti o de tu dinero. Tengo amigos que me cuidaran. Tú

bien puedes irte a la mierda.

Darius le dio una mirada divertida a los otros tres hombres

sentado en el sofá. —Señores, ustedes tienen que tomar una decisión.

Ustedes pueden tomar a Junior con ustedes y cuidar de él, sabiendo

que ya no tendrá el dinero de su padre, o ustedes pueden dejarlo ir.

Esa decisión es suya.

—Amigo, estas por tu cuenta. —La mandíbula de Johnny se

quedó boquiabierta cuando sus tres amigos se pusieron de pie y

salieron corriendo por la puerta. La lucha parecía perdida para Johnny

en ese punto. Julian sabía que el golpe que sufría su confianza debía

ser bastante fuerte, saber que tus amigos solo eran tus ―amigos‖ por el

dinero de tu padre y no por ti. Johnny se acerco al sofá y se hundió en

él, con las manos en su pelo.



—Bueno, la elección ahora es tuya, Junior. ¿Estás de acuerdo

con nuestros términos o no? Puedes salir por esa puerta ahora

mismo, si lo deseas, y no te detendré. Pero si te quedas, seguirás las

reglas que te he impuesto y tu trabajaras.

Johnny asintió con la cabeza tristemente. —Bien, como sea.

—Me voy ahora, Darius. Por favor, ten mucho cuidado con mi

hijo. Y Julian siento en verdad cualquier daño que mi hijo te hubiera

hecho. Sé que debería haberlo detenido antes, pero yo no sabía

cómo.

—Lo entiendo, Sr. Murphy, y yo lo perdono. Esperemos que

con el tiempo, sea capaz de perdonar a Johnny también.

—Pórtate bien, Jonathan. Sé el hombre que sé que puedes ser.

Tu madre y yo te veremos el domingo. —El teléfono se cortó cuando

Jonathan Murphy colgó, dejando a su hijo en manos de Darius. Esto

casi parecía decepcionante. El silencio era ensordecedor.

—Ahora, Junior, mis condiciones. Comenzaras a trabajar

mañana. Te daré el tiempo suficiente para recoger tus pertenencias y

mudarte a un apartamento de nuestra elección. Dillon, el barman, te

dará tu horario de trabajo. No vas a llegar tarde, ¿Entendido?

Johnny asintió.

—Yo espero que llegues a tiempo todos los días y que hagas tu

trabajo con tu mejor habilidad. No recibirás ningún favor especial,

Junior. Lo más importante que debes recordar es que Julian es mío.

Tú no lo tocas. Tú no vas a ser grosero con él o le vas a faltar al

respeto. Sí, me llego a enterar en algún momento de que tú rompiste

estas reglas, no tener el dinero de tu padre será la menor de tus

preocupaciones. ¿He sido perfectamente claro?.

Con lo hombros caídos un poco, él asintió con la cabeza.



—Muy bien, ahora baja las escaleras y nos esperas en el bar. Y

recuerda, Junior, en cualquier momento tú tienes la opción de parar

esto. Todo lo que tienes que hacer es irte. Sin embargo, si lo haces,

serás separado de tu padre. Y si él no lo hace, lo haré yo. Si tú no

crees que pueda, llama a tu padre y pídele que te diga la cifra exacta

de dinero que me debe. No solo me mantengo al tanto de su dinero,

pero puedo arruinarlo financieramente. No voy a dudar en hacerlo si

te vas antes de que pasen los seis meses, o si no haces tu trabajo lo

mejor que puedas y lo más importante, si Julian es dañado de alguna

manera. ¿Me he dado a entender?.

Johnny apretó los labios con rabia, pero asintió con la cabeza de

todos modos y salió por la puerta.

Tan pronto como la puerta se cerró, Darius se volvió a mirar

hacia abajo a Julian.

—¿Seguro que estas bien con esto, ángel? Yo no quiero que

estés incomodo o con miedo.

—No, voy a estar bien. Johnny en realidad es un buen chico. Él

simplemente no ha aprendido que uno no tiene que comprar a la

gente para conseguir gustarle. Realmente él no era así, hasta que

conecto con sus amigos se convirtió en un cabrón.

—Bebé, él te hizo daño a ti…

—Si, lo hizo. Pero realmente no creo que él lo hubiera hecho si

sus amigos no hubieran estado allí. Quiero decir, cuando estábamos

solos, él no era así. Solo se comportaba así cuando ellos estaban

cerca. Él era amable cuando comenzamos todo. Quería compartirme y

yo le dije que no. Así fue como terminé siendo golpeado.

—Hmmm, tal vez tenerlo aquí no sea tan buena idea.



—No, si lo es. Él tiene que ver que dos personas pueden tener

una relación amorosa honesta sin perjudicar a los demás o comprar

al otro. Nuestra relación no es sobre el poder. Se trata de cuidar. Él

necesita ver eso. Es por eso que te sugerí que trabajara aquí, con

nosotros. Pero no te preocupes a la primera señal de problemas, lo

sabrás. No soy estúpido.

Darius se echó a reír mientras abrazaba a Julian mas cerca. —No,

no lo eres, ángel. Tú no eres estúpido de ninguna forma. Me elegiste,

¿No?

Julian echó hacia atrás la cabeza, riendo. —Sí que lo hice. Y no es

una mala decisión por mi parte, diría yo. Tú tienes tus… usos.

—¿Ah, sí? ¿Cómo cuales?.

Julian sonrió mientras miraba a Darius. —Cierra la puerta y te

los voy a mostrar.

***********************************

Darius se levantó rápidamente y fue a cerrar la puerta. Se quedó

inmóvil en su lugar cuando se dio la vuelta, y su lengua estuvo a punto

de caerse fuera de su boca al ver delante de él. Julian estaba sin

pantalones, arrodillado en su escritorio, con el culo al aire.

—Mierda, Julian, estas tratando de matarme. —Gruñó al cruzar

el piso y ponerse detrás de él, con sus grandes manos moviéndose para

cubrir el culo de Julian. Sus ojos casi se cruzan cuando separó sus

mejillas, y vio que estaba lubricado y listo para él.

—Julian —gimió cuando sintió como su polla se endureció a

través de su cremallera. Rápidamente se agachó para desabrocharse los

pantalones y empujarlos fuera de su camino, agarrando su polla y

empujándola contra la estrecha entrada de Julian.



A medida que lentamente se hundía en Julian, podía oírlo gritar.

—¿Qué, bebé?.

—Más fuerte. Lo necesito duro esta noche, —demandó Julian.

Darius se quedó mirando a Julian por un momento, y luego lo agarró

por las caderas. —¿Tu me dirás si soy demasiado brusco?.

—¡Darius! —Julian exclamó, empujandose hacia atrás contra él.

—¡Ahora, maldita sea!.

—Si, señor. —Darius se echó a reír. Julian realmente podía estar

al mando cuando quería. En realidad, era un poco excitante para

alguien como Darius, que estaba acostumbrado a estar a cargo

siempre.

Consiguiendo un buen agarre de las caderas de Julian, Darius no

perdió el tiempo con empujes suaves, embestía contra él, y luego se

retiraba con la misma rapidez. Él comenzó con un ritmo rápido que lo

acercó al orgasmo en unos instantes.

—Julian, bebé, me voy a… —se estremeció.

—No sin mí, no puedes. —Julian se rió cuando llegó hasta su

polla y comenzó rápidamente a acariciarla.

—! Mierda ¡ —Darius gruñó rápidamente cuando volteó a Julian

sobre su espalda. Tenía que ver esto. Sus ojos inmediatamente bajaron

hacia donde Julian tenía agarrada su polla, observando los

movimientos rápidos de su mano. Ver jugar a Julian consigo mismo

era casi tan bueno como hacerlo él mismo.

Sus ojos no se movieron de la mano de Julian mientras empujaba

hacia él. Podía sentir sus bolas más cerca de su cuerpo. Sabía que haría

erupción en solo unos minutos. —Julian —gimió. —Ahora, bebé.



Darius miraba con fascinación, como la cabeza de Julian, cayó al

instante hacia atrás mientras gritaba, cuando la crema nacarada de

color blanco fluía de la cabeza de su polla para cubrir su mano, su

estomago y el abdomen de Darius.

El dulce aroma de la liberación de Julian le llegó, enviándolo

inmediatamente a su propio orgasmo, gritando, hundiéndose en Julian

para por fin dejarse ir. A medida que su cabeza cayó sobre sus

hombros, el podía sentir su pulsante polla con cada chorro que

desembocaba en su amor.

Cuando Darius se movió para dejar caer su cuerpo hacía abajo

sobre Julian, dejando pequeños besos en su cara, escuchó reír a Julian.

—¡Bueno, supongo que te los mostré!, —Dijo Julian.



Capitulo Once

Julian hizo rodar sus ojos, mientras hacia todo lo posible para no

reírse cuando Johnny dejó caer otra cazuela de cristal al suelo. Esa era

la tercera solo hoy. A este paso, Darius no tendría ningún plato al final

de la semana.

Dillon se estaba volviendo loco con Johnny, y casi perdía la

cabeza. Johnny solo había estado trabajando en el club por un par de

semanas, y ya se le habían caído más platos de los que Dillon podría

recordar haber dejado caer en toda su vida.

—Johnny —gruñó mientras se dirigía a la cocina. Julian no pudo

evitarlo. Se echo a reír al ver la expresión de rabia en la cara de Dillon.

Dillon había apoyado totalmente el plan de Darius para reformar a

Johnny, pero cuanto más tiempo dedicaba a tratar de enseñarle a ser

un lavavajillas, mas se veía como si quisiera estrangular a Johnny.

Darius no lo hacía mucho mejor. Johnny se había comportado

hosco y le faltaba al respeto desde que había comenzado a trabajar en

el club. Darius tuvo que llevarlo a un lado varias veces y recordarle las

normas concernientes a Julian. Él no había hecho ningún movimiento

hacia Julian, hasta donde Darius podía ver, pero Julian lo había

mantenido informado de cualquier movimiento que Johnny había

hecho y que él había sentido inquietante.

Julian estaba empezando a preguntarse si el que estuviera él aquí

era una buena idea. Si Dillon no lo estrangulaba antes del final de la

semana, Darius podría.

—Oye, bebé, ¿estás listo para irnos? —preguntó Darius cuando

se acercó a la barra para unirse a Julian. Se volvió hacia Darius,

levantando el rostro para un beso.



—Si, más o menos. Solamente he estado escuchando a Johnny

quejarse porque lo pusiste en una casa para pobres.

—¿Que ha estado haciendo?

Antes de que Julian pudiera contestar, se oyó otro accidente

proveniente del cuarto de atrás. Darius movió la cabeza. —No importa

no quiero saber. Hey, ¿Dillon? —gritó de nuevo hacia la cocina. —

Cada uno de los platos se cobrara del pago de Johnny, ¿me oyes?

—Si, te escuché —fue la respuesta exasperada de Dillon. —Él

tendrá suerte si obtiene un pago a este ritmo.

Julian se rio cuando se levanto y tomó la mano de Darius. —

Vámonos, dejemos manejar esto a Dillon. Tenemos una cita con el

sofá y un cuenco de palomitas de maíz.

—Mmmm, palomitas de maíz, ¿eh? ¿Película esta noche? ¿Qué

es lo que deseas ver? —preguntó Darius mientras caminaba con Julian

fuera del club. —¿Comedia? ¿Romance? ¿Acción? ¿O qué?

—Puedes ver lo que quieras. Mi plan es estar acurrucado con

este tipo realmente hermoso que conozco. Dudo que ni siquiera

tenga tiempo para ver la película. —Julian respondió con descaro

mientras subía en la limusina.

—¿Ah, sí? ¿Alguien que yo conozca? ¿Debería estar celoso? —

Darius preguntó mientras subía al lado de Julian.

—Oh, definitivamente, es totalmente caliente. Uno de los

hombres más guapos que he visto alguna vez. Yo lo estaría en una

fracción de segundo.

—¿En serio? —Darius gruñó mientras tomaba a Julian en brazos.

—¿Y qué harías con él si lo tuvieras?



Julian se rió mientras se deslizó hacia abajo y se arrodilló en el

piso del coche. —Hmmm, deja que te enseñe. ¿Tal vez tu puedas

decirme si él disfrutaría de esto?

El aliento de Darius fue duro por un momento, Julian le abrió el

pantalón y tomó la polla dura en sus manos. —Oh, sí, bebé,

muéstrame. —Se quejó Darius cuando Julian se inclinó y comenzó a

lamerlo.

Julian pasó la lengua por la parte superior, capturando con la

lengua las gotas de líquido pre-eyaculatorio antes de lamerle la cabeza.

Le pasó la boca alrededor de la cabeza en forma de hongo, raspando

ligeramente con los dientes los lados, antes de tragar la mayor cantidad

que podía de la larga longitud de Darius.

Le dio un suave masaje al delicado saco de Darius, rodando los

globos gemelos suavemente entre sus dedos mientras prodigaba su

palpitante polla. Él deslizo la lengua por la ranura en la parte superior

y fue recompensado con un gemido de Darius y el ajuste de sus manos

en el cabello de Julian.

Se tragó la longitud de Darius hasta que su nariz se topó con sus

rizos. Lo chupó, lamió y tragó hasta que todo el cuerpo de Darius se

puso rígido y gritó su liberación.

—¡Oh mierda, Julian!

Julian tragó toda la dulce crema que Darius tenía que ofrecerle,

continúo prodigando con su lengua hasta que se cansó.

Julian rápidamente limpió a Darius antes de ponerle de nuevo

los pantalones y pasando rápidamente por encima de él. Se subió y se

sentó al lado del palpitante cuerpo de Darius y le sonrió. —Entonces,

¿crees que mi cita me aprobará?



—Infiernos, si. —Darius subió a Julian encima de él. —Y si

alguna vez se lo muestras a alguien que no sea yo, probablemente

voy a terminar en la cárcel por asesinato.

Julian se rió en el pecho de Darius. —Nunca va a suceder, tipo

grande.

—Así que, ¿has decidido lo que vamos a ver? —Darius

preguntó mientras envolvía sus brazos en Julian. —Hmmm, bueno,

estaba pensando que podríamos llamar a Joseph y a Andrew, y ver si

querían venir, tal vez también a Dino y Dillon. Nosotros podríamos

ordenar una pizza, un par de botellas de vino y en general babear

uno encima del otro.

—Suena como un plan para mí. Voy a llamar a Dino y Dillon;

tu llama a Joseph y a Andrew.

Julian asintió con la cabeza y sacó su teléfono celular mientras

Darius hacia lo mismo. Ambos estuvieron al teléfono por un breve

instante, el tiempo suficiente para llegar a su apartamento. Julian colgó

el teléfono y llegó a la puerta justo cuando Darius colgó.

—Joseph y Andrew están en camino. Ellos van a traer un poco

de comida china. Estarán aquí en unos treinta minutos. ¿Has hablado

con Dino y Dillon?

Darius asintió —Sip. Dino va a traer el vino. Me preguntó si

podía traer a un amigo.

—¿Un amigo? Hmmm, eso es raro. ¿Te dio un nombre?. —

Julian preguntó con curiosidad.

—Nop solo me preguntó si podía traer a un amigo. Dillon ya

está en camino. Él va a traer a Johnny. ¿Eso es un problema?



—No, supongo que está bien. La única manera en la que él va a

aprender a tener verdaderos amigos es verlo por sí mismo. Tal vez

una velada con nosotros no sea tan mala idea.

—Bien, pero solo si estás bien con eso. Si tu estas incomodo en

cualquier momento, tu solo dices la palabra y él estará fuera de aquí.

Julian apretó el botón para el penthouse y escribió el código de

seguridad. El trayecto hasta la planta superior se terminó en un

momento. Tan pronto como estuvieron en el interior, él sintió a Darius

darle una palmadita en el culo.

—Ve a ponerte ropa cómoda, bebé. Yo voy a ordenar la pizza.

Julian asintió con la cabeza y se apresuró a subir a cambiarse.

Unos minutos más tarde, Darius pasó por el pasillo llevando un

montón de almohadas y mantas. Darius hizo una breve pausa. Julian

podía sentir los ojos de Darius sobre él.

—Aunque a mí me gusta esa ropa, ángel, desnudo estarías

mejor. Pero supongo que no podríamos estar con nuestros amigos

entonces. Supongo que tendré que restringir mi diversión a un beso

ocasional y a acurrucarse.

Julian levantó las mantas que tenía en la mano y movió

seductoramente las cejas. —¿Quién dice que no podemos tener un

poco de diversión?

Darius se echó a reír cuando él entró en el dormitorio y se cambió

a su pijama de algodón.

Julian corrió escaleras abajo para prepararse para una noche de

cine. Él y sus amigos tenían unos cuantos rituales que realizaban

regularmente. Una de ellas era su famosa fiesta de pijamas, cuando

uno de sus muy unidos amigos del grupo estaba molesto. La otra era

una noche de cine.



Julian amaba mucho la noche de películas. Era la excusa perfecta

para acurrucarse cerca de Darius. Todos ellos se vestían con sus

pijamas, ordenaban toneladas de comida y unas cuantas botellas de

vino y se amontonaban en la sala, sobre anchas almohadas y mantas.

Julian estaba poniendo las almohadas contra una de las paredes,

creando un asiento cuando escuchó que Darius bajaba. Ya había

dispersado por la habitación otras de las cosas que había traído de

arriba para sus amigos.

—¿Te unes a mi? —Julian murmuró, lamiéndose los labios. Él se

puso al borde de la manta y Darius lo invitaba a abrazarlo. Julian podía

ver el deseo como respuesta en Darius, y sus ojos ensombrecerse hasta

ponerse de un color negro. El oscurecimiento de los ojos de Darius era

un regalo siempre.

Darius comenzó a dar un paso hacia Julian cuando el teléfono de

la casa sonó. Julian sonrió cuando Darius dejó caer la cabeza con pesar

a su pecho y fue a abrir, dejando a sus invitados entrar. Se apresuró a

regresar y se acomodó detrás de Julian, de espaldas a la pared y Julian

entre sus piernas, con su cabeza recostada en su pecho.

El ascensor sonó, anunciando la llegada de Andrew y Joseph.

Ellos llegaron y se acomodaron también, ambos vestidos con sus

propias pijamas. Joseph, era el más grande de los dos hombres, se

acomodó en el sofá, su amante de varios años, Andrew, abrazado a su

lado.

Apenas habían comenzado a charlar cuando el ascensor se

escuchó una vez más, esta vez admitió a Dino y su cita, también

vestidos con sus pijamas. Julian se rió cuando vio a Dino escoltar al Dr.

Miles O´Brannon en la sala de estar.

—Miles, me alegro de verte, aunque, tengo que decirte, que

creo que nunca te he visto vestido tan informal. —Darius le dijo.



Julian sintió reír a Darius detrás de él cuando Miles bajó la

cabeza, tornándose de varias tonalidades de rojo. Dino le dirigió una

mirada asesina.

—Se amable con mi cita, Darius —gruñó Dino.

—Si, Darius, se amable con su cita. Conoce cientos de formas

diferentes de matar sin dejar rastro. —Miles respondió cuando él

mismo se acomodó junto a Dino en otro montón de almohadas. Tan

malo como sus palabras eran, todavía se ruborizó cuando Dino pasó

un brazo alrededor de él.

—Hmmm, parece que a Dino le gusta Miles de cabecera. —

Darius se echo a reír tanto hasta que Dino y Miles le dieron una mirada

avergonzada.

Julian le dio un codazo en el estomago. —Hay que ser agradable,

Darius. —Él miró a Dino y Miles mientras ellos le daban una sonrisa

agradecida y después se volvió picara. —Por lo menos Dino

finalmente consiguió a alguien. —Terminó con una mirada malvada.

—Dino lo ha estado consiguiéndolo durante varias semanas. —

Dino respondió.

—Tu siempre estas tan centrado en Julian como para ver todo lo

que está a tu alrededor.

Dino arrojó una almohada hacia él, a través del cuarto mientras

Miles enterraba su rostro en el cabello de Dino. Darius pasó un brazo

alrededor de Julian para protegerse y todos en la sala se rieron.

La pizza llegó, y todo mundo se concentró, viendo la trilogía de

las películas que Joseph y Andrew, habían llevado con ellos. Todos

ellos estaban muy concentrados en la película cuando el ascensor sonó

y las puertas se abrieron para dar paso a Dillon y Johnny.



Dillon levantó una ceja cuando vio a Miles acurrucado con Dino

pero sonrió cuando Dino se encogió de hombros. Entró y encontró un

lugar vacio en el sofá y se sentó, agarrando un poco de pizza y se

acomodó de nuevo para ver la película.

***********************************

Johnny, por otro lado, miró a las tres parejas enroscadas juntas en

la sala de estar con cierta perplejidad. Aunque había salido con varios

hombres homosexuales en los últimos años, incluyendo a Julian, nunca

había estado por algo más que sexo.

Eso no quería decir que él no hubiera estado con ninguna mujer

tampoco. Pero él solo no podía entender por qué estaban abrazados

juntos viendo películas, cuando podrían estar teniendo relaciones

sexuales. ¿Cuál era el punto? ¿Era como comprar la cena y una película

esperando tener suerte con una chica?

Sobre todo tenía curiosidad por Julian y Darius. Julian estaba

acurrucado entre las piernas de Darius, con su cabeza descansando

sobre el pecho de Darius con los brazos envuelto alrededor de él. Él

podía ver el brazo de Darius moviéndose distraídamente cuando

acariciaba el abdomen de Julian. De vez en cuando Darius se inclinaba

hacia abajo y besaba o mordisqueaba un lado del cuello de Julian

mientras Julian se estiraba hacia arriba, dándole besos al cuello o la

barbilla de Darius. Ninguno de ellos parecía particularmente excitado,

así que ¿por qué hacerlo? ¿Qué ganaban con todas estas cosas de

chicas? Simplemente no tenía sentido para él.

Julian le echó un vistazo, sintiendo los ojos de Johnny en él. —

¿No te vas a unir a nosotros, Johnny?

Johnny asintió con la cabeza, entrando en la sala y se sentó en el

suelo junto al sofá, todavía confuso. Julian nunca se había abrazado así



con él. No es que él, le hubiera dado la oportunidad a Julian, pero sin

embargo, podría haber sido agradable haber recibido un poco de esa

adoración que se miraba en él y le otorgaba a Darius.

Simplemente no lo entendía y no entendía por qué de pronto

sentía como si lo necesitara.

***********************************

Julian estaba sentado en el regazo de Darius dándole de comer

bocados de frutas, riendo, cuando Johnny entró en la sala de

empleados, varios días después. Se sirvió una taza de café y se recostó

contra el mostrador cuando tomó su primer sorbo de café.

Los miró a los dos por un momento sobre el borde de su tasa.

Julian parecía tan feliz y despreocupado. Nunca lo había visto como

estaba ahora como en su elemento. De hecho, por lo general era

bastante tranquilo y hosco.

¿Por qué Julian estaba tan diferente? ¿Qué tenía que hacer para

que alguien como Julian lo mirara a él como miraba a Darius? Johnny

sabía que tenían una vida sexual muy activa. Julian era muy ruidoso.

Johnny lo había oído en la oficina varias veces. Él ni siquiera podía

llevar la cuenta del número de sesiones que había escuchado dentro.

Parecía como si ellos dos no pudieran estar juntos en la misma

habitación por más de cinco minutos sin estar uno sobre el otro.

Johnny nunca lo había experimentado, en ninguna de las relaciones en

las que había estado, incluso cuando estaba con Julian.

Vio como Darius miraba hacia él como si hubiera matado a su

cachorrito antes de darle un pequeño beso a Julian, poniéndolo sobre

sus pies y saliendo de la habitación. Julian recogió los platos y los llevó

al fregadero para enjuagarlos antes de ponerlos en el lavavajillas.



—No le gusto mucho, ¿verdad?. —Johnny preguntó, sin levantar

la cabeza de su tasa.

Julian se encogió de hombros, sin levantar la vista. —En realidad

no.

Johnny pensó durante unos momentos antes de preguntar. —No

me ve como un… como una especia de rival, ¿verdad?

Julian se echo a reír. —No.

Johnny ladeó la cabeza hacia un lado, mirando con curiosidad a

Julian. —¿Por qué no? Tu y yo estuvimos juntos por varios meses.

—Johnny a pesar de todo lo que puedas haber pensado, nunca

has sido detallista. Para ti yo era un juguete sexual. Nunca tuvimos

una relación. Lo que tengo con Darius es una relación.

Definitivamente hay una diferencia.

—¿Es por eso que es tan diferente con él?

—¿Qué quieres decir? —preguntó Julian.

—La forma en que estas con él, nunca fue de esa manera

conmigo. ¿Por qué no?.

Julian se encogió de hombros de nuevo. —Es muy sencillo. Yo

amo a Darius. Y a ti nunca te ame.

—¿Qué hace que sientas amor por él? —Johnny se burló un

poco molesto con la facilidad con que Julian dijo que no lo quería.

—Él hace toda la diferencia del mundo. Él me hace sentir bien,

cuidado, protegido. Tú nunca lo hiciste. Tu solo querías lo que

podrías obtener de mi, y cuando yo ya no era de ninguna utilidad

para ti, así, que tu y yo sabemos lo que ocurrió entonces.



—Si, por eso, nunca te dije cuanto sentía lo que te hice. Nunca

quise que sucediera. Es solo que se me fue un poco de las manos, y

antes de darme cuenta, también, resultaste herido. —Levantó la

cabeza para mirar a Julian. —Lo siento, Jules.

—Lo sé, Johnny. Me llevó un tiempo comprender que no lo

decías en serio. Me tomó más tiempo poder perdonarte. Pero, yo, te

perdoné, yo entiendo. Tú no eres un mal tipo. Creo que algún día

realmente podrás tener una oportunidad con alguien. Sin embargo,

tú tienes un montón que crecer antes de llegar a ese punto.

Johnny asintió con la cabeza, aliviado de que Julian estaba

dispuesto a perdonarlo tan fácilmente. De hecho, eso lo hizo sentir un

poco incomodo la facilidad con la que Julian lo perdonó. No sabía si

podría perdonar tan fácilmente a alguien, si le hubiera hecho lo que él

le hizo a Julian.

Sin embargo, Johnny estaba confundido por las palabras de

Julian. —Julian no entiendo nada de esto.

—Yo sé que no, Johnny. Es por eso que Darius sugirió todo esto

en primer lugar. No tienes idea de lo que es una buena relación entre

dos personas. Y es necesario que lo veas, lo experimentes, para

comprenderlo mejor.

Johnny dejó la tasa sobre el mostrador y cruzó los brazos sobre su

pecho mientras miraba a Julian. —¿Por lo tanto, tú estás diciendo que

si veo a Darius y a ti juntos, pronto tendré una epifanía de vida, del

amor y del universo? Si, comprendo, Julian.

—Eso es exactamente lo que estoy diciendo, Johnny. Ya que has

llegado a la conclusión de que las cosas son diferentes entre Darius y

yo de lo que fueron entre tú y yo. Ese es el primer paso, admitir que

hay un problema.



—Oh, por favor. No hay nada malo con la manera en la que

vivo mi vida.

—¿En serio? ¿Entonces me golpeabas porque yo no podía

defenderme y porque para tus supuestos amigos estaba bien? ¿Los

amigos que te abandonaron en la primera señal de problemas? ¿Y tú

puedes vivir tu vida de esa manera? Si eso es cierto, vete. Nadie te lo

impide.

Johnny murmuró algo entre dientes. Julian se acercó un poco más

cerca, poniéndose una mano en la oreja. —¿Qué fue eso? No pude

oírte.

—¡Te dije que no puedo irme! —Johnny gritó.

Segundos después, Darius entró por la puerta mirándolo

maliciosamente y amenazándolo. —¿Está todo bien, bebé? —le

preguntó, mirando mas a Johnny.

—Si, todo está bien. Johnny y yo estábamos teniendo una

pequeña discusión. Nada de qué preocuparse. —Julian le dio a Darius

una sonrisa. Darius asintió y salió de la habitación de nuevo.

Julian sonrió mientras veía a Darius salir de la habitación antes

de girarse de nuevo hacia Johnny. —De eso es de lo que se trata el

amor, Johnny. Preocuparte de que el que te importa esté bien. Se

apoyó contra el mostrador.

—Te voy a decir una cosa Johnny. Voy a hacer un trato. Tú

puedes permanecer aquí y seguir aprendiendo, conociendo lo que es

tener una relación con amor, o, si realmente lo quieres, puedo llamar

a tu padre en este momento y decirle que todo está terminado, y que

tú puedes volver a tu vida de antes. Tú decides.

—¿Tu harías eso? Llamar a mi padre y decirle que todo el

asunto ha terminado ¿Por qué?



—Porque si tu realmente no quieres aprender nada, no lo harás.

No tiene sentido que te quedes aquí. Sin embargo, creo que hay

esperanza para ti.

—Si, tu y mi padre. ¿De todos modos qué es lo que esperan

ustedes dos? ¿Por qué crees que puedo ser salvado? ¿Por qué te

parece que hay algo mal en mi en primer lugar?

—Porque no eres feliz, Johnny. Tu vives tu vida de un

momento al siguiente, quedando con cualquier idiota que tú creas

que puedes comprar. Eso no es vivir.

—¿Quién dice que no soy feliz? —Johnny dijo hostilmente.

La risa de Julian fue ligeramente amarga. —Sabes que, tienes

razón. Estoy seguro de que estas muy contento con tu vida tal y como

es. Voy a ir a llamar a tu padre y decirle que todo esto está finalizado.

Tu solo tienes que buscar de nuevo a tus amigos y follar un culo sin

nombre. Espero que seas muy feliz.

—Espera, ¿por favor? —Johnny bajó la cabeza, con los puños

fuertemente apretados a los costados. —No llames a mi padre. Yo me

quedo. Se sentía derrotado, triste. Él no entendía exactamente lo que

Julian quería que aprendiera, pero Julian había estado en lo correcto. Él

no era feliz, y no lo había sido en un muy largo tiempo.

Julian se acercó y tomó una de sus manos, dándole un pequeño

apretón. —Vas a estar bien, Johnny. Esta es la decisión correcta. Tu

mereces tener amor en tu vida, pero tú tienes que saber cómo dar

amor antes de que puedas conseguirlo.

—Tú haces que todo suene muy simple, Jules —Johnny dijo

mientras levantaba los ojos para mirar a Julian. —¿Cómo puede ser?

¿Cómo el estar cerca de ti y de Darius va a cambiar algo? ¿Y por qué

estas tan concentrado en salvar mi culo, después de lo que te hice?



—Estoy bastante seguro de que puedo responder a eso. —

Respondió una voz profunda detrás de ellos. Johnny se dio la vuelta

para ver a Darius en la puerta. Julian le dio una sonrisa amorosa, y

Johnny un gesto de ansiedad.

Darius se adelantó para envolver sus brazos alrededor de Julian,

que se echó hacia atrás en sus brazos. La sonrisa en el rostro de Julian

fue de satisfacción total cuando inclinó la cabeza hacia atrás al pecho

de Darius.

—Julian obviamente, vio algo en ti, que cree que puede ser

salvado. No sé qué, pero yo creo en él. Si él dice que está ahí, está

ahí. Solo tienes que ir por él, Johnny. —Darius se rió. —Cuando tiene

estas pequeñas ideas en su cabeza, lo mejor es solo hacerlo y no

luchar contra eso. De lo contrario terminaras con un dolor de cabeza

infernal.

—Bueno, ¿Y ahora qué? —Preguntó Johnny.

—Simplemente sigue como hasta ahora. Si tú tienes alguna

pregunta, hazla. Aparte de eso, observa a los demás a tu alrededor.

Piensa en lo que quieres en una relación, y mira a la gente a tu

alrededor para ver si lo tienen. Y si lo tienen ¿Por qué? Y si no lo

tienen, ¿Por qué no?

—Tu me has dado algunas cosas en qué pensar, eso es seguro.

—Johnny dijo mientras enjuagaba la tasa. Él comenzó a caminar fuera

de la habitación, cuando paró al llegar a la puerta. Sin volver la cabeza

dijo —Gracias.

La sonrisa de Julian era divertida mientras miraba a Darius. —

¿Ves? Te dije que había esperanza.

Darius se inclinó para besar a Julian. —Si lo hiciste, bebé.



Capitulo Doce

Julian estaba nervioso mientras esperaba a que el teléfono de

seguridad del lobby sonara. En cualquier momento Jeremy le llamaría

para decirle que tenía compañía. Julian podía sentir las mariposas en

su estomago y se ponía peor a medida que los segundos pasaban.

Lo había hecho. Le había tomado tiempo e investigación y solo

un poco de secreta manipulación por su parte. Pero lo hizo. Julian

había rastreado al primer amante de Darius, Brian, y se puso de

acuerdo con él para que fuera a ver a Darius y le dijera la verdad

acerca de lo que había pasado hacia tanto tiempo.

Al principio, Julian había tenido dudas hasta que habló con Brian

y encontró lo que ya sabía. Darius no le había hecho daño a Brian. De

hecho, el padre de Brian lo había herido cuando se había enterado de

que Brian estaba involucrado en una relación homosexual con Darius.

Darius no le había hecho nada.

Julian sintió que Darius tenía que saber eso. Aunque estaba

seguro de que para Darius sería un shock, por que él había vivido

durante tantos años pensando que era capaz de hacer ese tipo de daño

a alguien, pero él no lo era. Él necesitaba saber la verdad.

El timbre del teléfono hizo saltar a Julian. Lo alcanzó

rápidamente y respondió, diciéndole a Jeremy que enviara a Brian

hacia arriba. Se puso de pie se dirigió a la puerta, torciéndose las

manos mientras esperaba que las puertas del ascensor se abrieran.

Cuando lo hicieron un hombre alto y delgado, de un metro con

setenta y ocho de altura salió. Él estaba vestido con un sencillo traje de

color azul, una camisa de vestir blanca y una corbata azul. Se veía bien,

pero conservador. Bueno, eso estaba bien. Julian no estaba aquí para

criticar su cuerpo.



Le tendió una mano. —hola, soy Julian. Gracias por venir.

Brian asintió con la cabeza, estrechando la mano de Julian

mientras miraba alrededor de la opulenta entrada. —Hola, soy Brian

Montgomery.

—¿Por qué no pasas y te sientas? Iré a buscar a Darius. ¿Tu

entiendes que él no sabe que estas aquí, o incluso que he contactado

contigo? —Julian le abrió camino hacia la sala de estar, haciendo un

gesto para que Brian tomara asiento.

—Si, me explicaste todo eso por teléfono. Tú tienes que saber,

si hubiera tenido alguna idea de que Darius pensaba que me había

herido, habría encontrado la manera de decirle la verdad. Pero por el

momento en que se me permitió salir, el ya se había mudado. No

tenía manera de comunicarme con él, y si te digo la verdad, no me

sentí seguro hasta que fui adulto y me alejé de casa.

—Si, yo te entiendo. Solo espero que entiendas por qué me

puse en contacto contigo. Darius realmente cree que él es capaz de

dañar a alguien. Él no lo es, pero, bueno, estoy seguro de que eso ya

lo sabes. Me ha tomado mucho tiempo para que crea que no me hará

daño. Él necesita saber la verdad para que pueda ponerle fin a todo

esto.

—Lo entiendo perfectamente. Como he dicho, si lo hubiera

sabido…

Julian asintió con la cabeza. —Ya vuelvo. Por favor, ponte

cómodo. —Julian se volvió y caminó por el pasillo hasta la oficina en

casa de Darius. Llamó a la puerta en silencio y luego entró. Darius

estaba ocupado trabajando en su computadora portátil, mirando hacia

arriba con una sonrisa cuando vio a Julian en la puerta. —Hola, bebé,

¿Se escuchó el ascensor?



Julian asintió mientras subía al regazo de Darius, envolviendo

sus brazos alrededor del cuello de Darius. Se inclinó y le robó un

rápido beso antes de mirar a Darius en serio.

—Si, tenemos compañía, un viejo amigo tuyo.

—¿Ah, sí? ¿Quién podrá ser? —Julian respiró hondo antes de

contestar. —Brian.

—¿Brian? ¿No conozco a ningún Brian? —Contestó confuso.

—Si, lo conoces. Brian Montgomery, tu primer amante. —Julian

respiró mientras esperaba la reacción de Darius.

Darius no dijo nada al principio. Parecía estar en estado de shock.

Sus labios se movieron varias veces como si quisiera decir algo, pero

nada salió.

—¿Darius? —Julian preguntó nervioso.

—¿Por qué? ¿Por qué esta aquí? —Susurró mientras ponía a

Julian sobre sus pies y él se ponía en pie, para dar vueltas por la

habitación. Se pasó una mano temblorosa por el pelo.

—Yo sabía que no eras capaz de hacerle daño a alguien

físicamente. Tú simplemente no puedes ser así. Hemos estado juntos

el tiempo suficiente para demostrártelo. Así que lo localice y…

—¿Tu lo localizaste? ¿Tú hiciste esto? ¿Por qué me haces esto,

Julian?

—Darius, por favor, solo escucha lo que tiene que decir. Tú no

le hiciste esas cosas. Tú no le hiciste daño.

—¿Qué quieres decir con que no le he hecho daño? ¡Vi lo que le

hice a él! —Darius gritó mientras caminaba por la habitación.

—No, tu no, Darius. —Dijo una voz tranquila desde la puerta.



La Cabeza de Darius se dio la vuelta para ver a Brian allí. Él tragó

saliva varias veces antes de hablar.

—Brian. —Murmuró en voz baja.

Julian pudo ver como la cabeza de Darius trabajaba, recordando

todos esos años. A pesar de que tenía miedo de que Darius se enojara

con él por interferir, sabía que esto era importante.

—Yo voy a ir a hacernos algo para comer. ¿Por qué los dos no se

sientan y hablan? Darius, Brian tiene que decir algunas cosas que tú

necesitas saber. Por favor, solo escúchalo. Te lo prometo, todo valdrá

la pena.

***********************************

Darius ni siquiera se dio cuenta cuando Julian se deslizó fuera de

la habitación, toda su atención estaba centrada en Brian.

—Hola, Darius. Es bueno verte después de todos estos años. —

Él miro a su alrededor la lujosa oficina con su mobiliario de madera y

sillas de cuero negro. —parece que lo has hecho bien por ti mismo.

Darius asintió, ausente. —Si, lo he hecho bien. ¿Y tú?

Brian asintió con la cabeza, sus rizos rubios rebotaron. —Lo he

hecho bien, supongo, por supuesto no tan bien como tú, pero lo he

hecho bien.

—¿Por qué estás aquí, Brian?

Brian miró a Darius, con una pequeña sonrisa con sus perfectos

dientes blancos. —Tu pequeño amigo me llamó. Dijo que todos estos

años habías estado convencido de que me habías lastimado.

—Lo hice.



—No. Tú no lo hiciste. Mi padre lo hizo. Pero te fuiste antes de

que yo pudiera decirle a tu madre que te alejara.

Darius de pronto se sentó en su silla, con la cabeza caída hacia

adelanté entre sus manos. —No me mientas Brian. Yo te vi. Sé que lo

hice.

Brian se acercó y se arrodilló a los pies de Darius. Él tomo la cara

de Darius entre sus manos. —Tú no me lastimaste. Darius. Te lo juro.

Mi padre me dio una paliza. Llegué a casa esa noche, cielos, estaba

volando en una nube. Yo te amaba tanto, y las cosas que habíamos

hecho juntos, eran maravillosas. Pero, cuando llegué a casa, mi padre

se enteró. Él me odiaba, y te odiaba a ti. Odiaba incluso todo lo que

daba a entender que era homosexual. Me dio una paliza, y luego

llamó a la policía y les dijo que lo habías hecho tú.

—Yo quiero creerte, Brian, Yo trato, pero… —Darius dijo.

—¿Por qué crees que no me dejaban salir de mi habitación? Él

sabía que me gustaría ir contigo si me escapaba. Él me mantuvo

encerrado hasta que te fuiste. Él me dijo que si alguna vez te decía la

verdad, te metería en la cárcel. Lo siento, Darius. Sabía que tenía que

haberte dicho algo, pero cuando tuve el valor, ya te habías mudado

lejos. Pensé que me odiarías por ser tan cobarde.

—Oh, cielos, no. Brian. Yo te amaba. Yo habría hecho cualquier

cosa por ti. Cuando pensé que te había herido… —Darius se paso una

mano por el pelo, al darse cuenta de que estaba temblando. —Mierda,

hombre, no sabes lo que fue. Hasta Julian, siempre pensé que le

haría daño a alguien al tener sexo. Como consecuencia de ello, mi

vida amorosa ha sido prácticamente inexistente, después de ti.

—¿En serio? Oh, Darius, lo siento tanto. Yo sabía que habría

tenido que haber dicho algo. Si hubiera sabido…



—Tu no podías saber. No es tu culpa. Tal vez debería haberme

esforzado más para verte. Si yo hubiera sabido lo que tu padre te

hizo…

Brian se levantó y se acercó a mirar por la ventana por varios

minutos antes de volver hacia Darius.

—Tal vez no sea culpa de nadie, excepto quizás de mi padre. Y

él hace mucho tiempo que se fue. Tú no me hiciste daño. Esa es la

verdad de las cosas. Yo creo igual que tu joven amigo, nunca podrías

lastimar a alguien que te importa. Tú simplemente no podrías.

Darius se quedó en silencio durante un buen rato mientras

pensaba en todo lo que había descubierto durante los últimos veinte

minutos. Todavía no lo podía creer. Él no le había hecho daño a Brian.

No podía creer por todo lo que pasó, el infierno que él vivió al pensar

que era capaz de dañar a la gente. Esto era increíble.

—Estábamos en algo entonces, ¿No es así? —Brian se rio entre

dientes.

La cabeza de Darius se alzó cuando él también comenzó a reír. —

Si, jóvenes, tontos, y llenos de esperma. Imagínate. Éramos

adolescentes.

—Háblame de tu pequeño amigo. Desde luego parece que se

preocupa por ti.

Darius sonrió al pensar en su amor. —¿Julian?, Sip, él es uno de

los buenos. Cómo acabó amándome, yo nunca lo sabré, pero seguiré

agradeciéndole a mi buena estrella hasta el día que me muera.

—Por lo tanto, ¿Esto es serio, entonces? —Brian preguntó

casualmente mientras se sentaba en el sofá.

—Si, mucho. Me comprometería con él mañana mismo si

pudiera. Pero él quiere que nos tomemos nuestro tiempo en la



relación. Los dos hemos sido heridos antes, y él quiere estar seguro

antes de dar ese paso. Pero él es algo bueno.

—Entonces me alegro por ti, Darius. Necesitas tener a alguien

especial en tu vida. —Brian sonrió con tristeza. —Eso no me hace

feliz, sin embargo.

—¿Por qué? —Darius preguntó con curiosidad.

Brian se encogió de hombros. —Yo no sé. Supongo que nunca

sabré lo que se me escapó. Siempre te he comparado con otros en mi

vida, y nadie te llega a la altura. Supongo que siempre he tenido esa

fantasía de que íbamos a volver a estar juntos algún día. El primer

amor y todo eso.

—Lo siento, Brian. No sé qué decir. Si pudiera cambiar las

cosas… pero Julian está en mi vida ahora.

—Oh, yo entiendo. ¿Quién no? No es tu culpa que yo todavía

esté llevando una vela para ti. Infiernos. Estoy seguro de que Julian

incluso puede comprender eso. Tú no eres muy fácil de olvidar.

Brian se pusó de pie, con una sonrisa en sus labios. —Sin

embargo, siempre podemos ser amigos. ¿Qué opinas tu? —Extendió

la mano hacia Darius.

Darius se echó a reír, cuando se puso en pie, haciendo caso omiso

de la mano de Brian para darle un abrazo. —Siempre podemos ser

amigos.

Brian abrazó de nuevo a Darius. Se echó a reír, cuando volvió a

mirar a Darius, tomando un par de pasos hacia atrás. —¿Tal vez

podamos ir por comida, hablar de viejos tiempos y de todo?

—Oh, Julian nos está haciendo de comer —Darius comenzó.



—¿Por favor? ¿Por los viejos tiempos? Realmente tenemos que

ponernos al día, solo nosotros dos. Me sentiré un poco incomodo

hablando sobre los viejos tiempos con Julian allí.

—No puedo dejar aquí solo a Julian.

—Si él es como dice que es, seguro aceptará, estoy seguro que

entenderá que dos viejos amigos quieren almorzar. Solo quiero

ponerme al día. Yo no te he visto en años, Darius. ¿Por favor? —Él

rogó.

—Supongo. Pero yo realmente quiero que conozcas a Julian. Él

es muy importante para mí.

—Yo lo entiendo Darius, y no tengo problema. Tal vez

podemos salir a cenar con Julian o algo así. En realidad tenemos

mucho en lo que ponernos al día, y yo no quiero hacer que Julian se

sienta como una tercera rueda. ¿No se sentirá fuera de lugar si

almuerza con uno de tus antiguos amantes y hablando sin parar

sobre su pasado?

—Si, supongo que haría que Julian se sintiera mal.

—Y no quiero hacer eso. Mira tú ve y habla con él, y yo

esperaré abajo. Tenemos que asegurarnos de que Julian no se sienta

molesto.

—Está bien, voy a ir a hablar con él. ¿Por qué no te limitas a

esperar aquí, hasta que esté de vuelta? —Darius dio la vuelta y salió

por la puerta, nunca vio la sonrisa fría y calculadora en el rostro de

Brian cuando él lo miró.

—Si, Darius, ve a decirle a Julian que no puede venir.

***********************************



Darius entró en la cocina, deteniéndose cuando él vio como

Julian trabajaba en los alimentos. Oh, esto no iba a ser fácil. Se acercó a él

y lo rodeo con sus brazos, cuidando de mantener su brazo fuera para

que Julian no se cortara. —Hey, bebé. —Julian murmuró mientras

giraba sus brazos sobre él. —Tú no estás enojado conmigo, ¿verdad?

Darius movió la cabeza. —No, ángel. Yo no estoy enojado. Yo

entiendo por qué lo hiciste. Y, de hecho, creo que te lo debo. Tenías

razón. Yo no hice eso. Nunca lastimé a Brian. Su padre lo hizo

porque odiaba a los homosexuales. Si hubiera sido yo, hubiera

lastimado a otras personas.

Julian le dio un rápido beso en los labios a Darius. —Mira, yo te

dije que no podías herir a nadie que te importara. Tu simplemente

no lo tienes dentro de ti. —Inclinó un poco la cabeza antes de darle

una pequeña mirada a Darius a través de sus pestañas. —Siento, haber

hecho todo esto a tus espaldas, aunque. Yo simplemente no conocía

otro modo de hacerlo. No querías hablar conmigo al respecto. Tu

hermano no quería hablar conmigo al respecto de esto. Demonios,

incluso tu madre no quería hablar conmigo acerca de Brian.

Finalmente, tuve que hacerlo a mi modo. ¿Espero que lo entiendas?

—Si, lo sé, bebé. Tal vez debería haberlo hablado contigo, pero

yo simplemente tuve miedo. Sé que ya había llegado al punto en que

lo negaba, pero siempre me lo preguntaría, ¿Sabes? Ahora que yo sé

la verdad, creo que podemos trabajar con ello.

—Eso espero, porque tengo algunos planes muy pervertidos

para ti. —Julian se rió.

Darius levantó a Julian para sentarlo en el mostrador, y pasar sus

pies entre sus piernas. —¿Oh, sí? ¿Y cuáles son esos planes? —gruñó.

—Bueno, la mayoría de ellos me involucran a mí, desnudo, por

lo general en algunas comprometedoras posiciones.



—Tu me tienes intrigado hasta este momento. —Darius se echó

a reír, cuando el raspó suavemente con los dientes el cuello de Julian,

lo que lo hizo gemir cuando su cabeza cayó hacia su espalda.

—Oh sí, eso es bueno, justo ahí.

Darius comenzó a lamer el cuello de Julian con su lengua cuando

escuchó la voz de Brian desde la otra habitación. —Hey Darius, ¿Estás

listo para irnos?

Dejo caer la cabeza hacia adelante. —¡Mierda!

—¿Qué? —Julian preguntó. —¿Qué pasa? ¿A dónde vas?

—Mmmm, bueno, Brian quiere llevarme a almorzar.

—Oh, bueno —Julian dijo mirando a su alrededor hacia la

comida que había estado preparando. —Creo que está bien. Solo me

llevará un momento poner las cosas en su lugar y listo.

Darius se ruborizó un poco. —Si, eso. Mira, la cosa es, Brian

solo quiere que vaya yo. Quiere hablar de los viejos tiempos y

ponerse al día sobre todo ahora. Él piensa que te sentirías como una

tercera rueda, si tu vienes.

—¿Una tercera rueda?

—Bueno, sí. Le dije lo mucho que significas para mi, y él solo

no quiere que te sientas mal si estamos hablando de los viejos

tiempos. Él quiere que seamos amigos, es solo un almuerzo, Julian.

—Creo que está bien. Eso sí, que no sea demasiado largo. Tú

sabes cómo te echo de menos cuando no estás aquí.

Darius le sonrío mientras le besaba la punta de la nariz a Julian.

—Promesa. Y no te preocupes. Brian quiere que salgamos a cenar

esta noche, para que puedas llegar a conocerlo mejor. ¿Eso está bien

para ti? No te importa llegar a conocerlo. ¿Verdad?



Julian sonrío. —No, claro que no. Siempre y cuando entienda

que tú me perteneces a mi.

—Por supuesto que él lo entiende, bebé. Le dije que eras mi

vida. No tienes por qué estar celoso, bebé. Tú me perteneces a mí,

tanto como yo te pertenezco a ti. Eso nunca va a cambiar.

—Muy bien. Ve a almorzar con Brian. Nos vemos de nuevo

aquí en un par de horas, y todos podemos salir a cenar. Tal vez mas

tarde podemos ir al club o algo así.

Darius besó a Julian una vez más antes de ponerlo sobre sus pies.

—Suena como un buen plan para mí.

—He tenido mejores planes. —Julian le susurró.

***********************************

Julian se quejó con él mismo mientras colocaba todos los

alimentos que había sacado de nuevo en la nevera. No tenía ningún

sentido hacer el almuerzo para los tres, cuando Darius y Brian habían

salido a comer fuera y él no había sido invitado. Él había perdido el

apetito.

No podía impedir el darles tiempo para revisar su pasado. Ellos

tenían una historia juntos. Pero aún así, se sintió excluido. Darius le

explicó las razones de Brian para que él se quedara en casa.

Lógicamente, tenía sentido. Habría sido una tercera rueda. Pero eso no

significaba que a él le gustara que lo dejaran solo en su casa.

Julian trató de enterrar al pequeño monstruo verde que estaba

asomando su fea cabeza, dándole dudas. Él era el compañero de

Darius ahora, no Brian. Estaba bien que ellos quisieran pasar tiempo

juntos. Eso no quería decir nada. ¿No?



Él cerró la nevera y salió de la cocina, sus pasos lo llevaron hacia

arriba a la habitación que compartía con Darius. Tal vez estaba

haciendo una gran cosa de la nada. Él había querido que Darius hiciera

las paces con su pasado. ¿Ahora quién tenía que recordarlo?

Si, él estaba creando problemas que en realidad no estaban allí.

Darius lo amaba a él, no a Brian. Él solo quería pasar tiempo con un

viejo amigo. Cuando llegaran a casa más tarde, todos se irían a cenar y

pasarían un buen rato.

Brian y Julian podrían llegar a conocerse el uno al otro, tal vez

incluso serian amigos, y Julian podía demostrarle a Brian que Darius le

pertenecía a él. Claro no era muy agradable pensar de esta manera, pero

algo en Brian se sentía mal.

Julian se rió cuando de repente se sentó en el borde de la cama. Él

podía ser la reina del drama. Era el primer hombre que caminaba en

sus vidas desde que se reconciliaron y de repente Julian se ponía muy

posesivo y estúpido. Esto era ridículo.

Con una pequeña carcajada, volvió a bajar a ver algo en la

televisión. Brian y Darius regresarían a casa muy pronto y luego todos

ellos podrían salir a cenar y a pasar un buen rato. Brian se iría a casa

después de eso, y Darius y Julian podrían pasar un tiempo juntos a

solas. Todo iba a estar bien. Él lo esperaba.

***********************************

Julian se despertó de repente, cuando escuchó un fuerte ruido

provenir de la entrada. Echó un vistazo rápido en el reloj, 3:30 am. Se

paso rápidamente una mano por el rostro. Él había estado dormido

durante horas. Darius se había ido hacia casi catorce horas, tiempo

suficiente para comer con Brian.



Al oír un ruido proveniente de la entrada de nuevo, se sentó en el

sofá. Podía oir risas. ¿Risas? Darius debía estar en casa, ¿pero riendo?

Nunca lo había oído reír en todo el tiempo que lo había conocido.

La luz de la sala de repente se encendió y un muy borracho

Darius tropezó, con Brian junto a él. Brian no parecía tan borracho

como Darius, pero estaba un poco inestable con sus pies. De hecho,

parecía bastante feliz consigo mismo.

—¿Darius?

—Oh, hola, bebé —Darius se echo a reír. —¿Me extrañaste? —

sus palabras se arrastraban, su ropa estaba arrugada, y apestaba a

alcohol. Brian lo sostenía con un brazo alrededor de él, con una gran

sonrisa de satisfacción en su rostro.

—Pensé que regresarías a casa hace horas. ¿No íbamos a ir a

cenar y luego mostrarle el club a Brian? Llamé a tu teléfono celular

varias veces, pero no respondiste. Yo estaba algo asustado, que te

pasara algo. —Julian dijo mientras se ponía en pie, y se envolvía con

los brazos su cuerpo frio.

—Esté bien, bebé, le mostré el club a Brian ya. A él le encantó,

y no puedo encontrar mi teléfono celular. Debe estar por aquí. —

Darius dijo cuando él comenzó a buscar por el suelo.

—Bueno, pensé que todos íbamos a ir.

—Oh, no seas así, bebé. Brian quería ver el lugar. —Darius dijo

mientras miraba a Julian con una amplia sonrisa de borracho en su

rostro.

—Si, Julian, Darius me contó todo sobre su maravilloso club, y

yo solo quería verlo. Parecía tan orgulloso del club y quería

mostrármelo todo a mí. Tú no estás molesto, ¿verdad?



—No, creo que no. Es un gran club. Darius realmente lo ama.

Estoy seguro de que solo quería mostrártelo. Aunque hubiera sido

bueno si pudieran haber llamado. He estado sentado aquí toda la

noche esperando que los dos regresaran a casa. Yo estaba

preocupado.

Justo en ese momento Darius se tropezó al dar dos pasos frente a

la sala. Julian corrió a cogerlo, y casi colapsa bajo su peso.

—Está bien, chico grande. Vamos a la cama. Yo creo que tuviste

suficiente por esta noche. —Julian comenzó a caminar con Darius en

dirección hacia las escaleras mirando hacia atrás brevemente a Brian.

—Hay un cuarto arriba para visitas en el que te puedes quedar si lo

deseas. No estoy seguro de que ninguno de los dos deba estar fuera

en este momento.

Brian asintió con la cabeza, después siguió a Darius y a Julian por

las escaleras. Julian movió la cabeza en dirección a la puerta de la

habitación de invitados mientras caminaba. —Nos vemos por la

mañana.

—Realmente lo siento, Julian. Supongo que no se me ocurrió

llamarte. —Brian dijo mientras abría la puerta de la habitación de

invitados y entraba.

—No tenías por qué recordar llamarme. —Julian murmuró muy

bajo. Se acercó con Darius a su dormitorio. No fue una tarea fácil,

tomando en cuenta que Darius estaba tan borracho como una cuba y

que era mucho más grande que él.

Ayudándole a llegar a la cama, dejó caer a Darius sobre la cama.

Él se agacho y comenzó a quitarle la ropa. Una vez más, no fue una

tarea fácil, Darius se encontraba en un estado de ánimo amoroso y

seguía tratando de quitarle la ropa a Julian y tomarlo.



—Darius, detente. No estás en condiciones de ponerte

juguetón. No puedo creer que estuvieras fuera toda la noche y no me

llamaras.

Julian estaba enojado. Se sentía un poco traicionado porque

Darius no le había llamado. Se suponía que deberían de haberle

mostrado a Brian el club juntos. En cambio, Julian había pasado la

noche observando el reloj, en espera de que Darius volviera a casa.

—Julian. —Darius se quejó mientras ponía sus brazos sobre

Julian. —Te echaba de menos, bebé.

Julian trató de apartarse de Darius cuando él le respondió

enojado. —Tu no me habrías extrañado si hubieras vuelto a casa

como prometiste que lo harías.

—Oh, ángel —Darius dijo mientras acercaba a Julian a su pecho.

—No seas así, bebé. Estoy en casa ahora, y te quiero.

—No, Darius. Estás borracho.

Darius de repente se dio la vuelta, sujetando a Julian debajo de él,

mientras sus manos lo acariciaban sobre sus ropas. —No estoy tan

borracho. Solo tomé un poquito, lo juro. Nunca estoy demasiado

borracho como para amar a mi bebé.

Julian gritó cuando Darius tomó la parte superior de su pijama y

la rasgó por la mitad. —No Darius. Detente.

Darius se inclinó y tomó el pezón de Julian haciéndole gritar de

dolor por lo fuerte que lo hacía. —Darius, detente. Eso duele. Vamos

déjame. No sabes lo que estás haciendo.

Cuando Darius comenzó a quitarle el pantalón del pijama, Julian

comenzó realmente a retorcerse. Él comenzó a empujar los hombros de



Darius y a tirar de su cabello. Darius solo le agarró por las muñecas y

las mantuvo en su cabeza.

Julian sintió las lágrimas en sus ojos, cuando le rogó a Darius que

parara. —Por favor, Darius, me duele.

Darius comenzó a besarlo con furia, mordiendo con sus dientes

los labios de Julian. Julian tiró con más fuerza de sus muñecas,

tratando de alejarse de la dura captura de Darius.

De repente, la cabeza de Darius cayó hacia adelante y lo soltó.

Julian contuvo el aliento mientras empujaba la cabeza de Darius hacia

arriba. Sus ojos estaban cerrados. Se había desmayado. Julian lo

empujó, moviéndolo hasta que fue capaz de salir de debajo de Darius.

Rápidamente se deslizo fuera de Darius y se sentó a un lado de la

cama. Se frotó las muñecas adoloridas mientras trataba de averiguar

qué hacer. Él ni siquiera estaba muy seguro de lo que había sucedido.

Darius nunca había intentado forzarlo antes. Julian no entendía esto.

Se puso de pie y camino hacia el cuarto de baño, haciendo una

mueca de dolor cuando vio las gotas de sangre en su labio. ¡Hinchado!

Él tenía el labio muy hinchado. Los moretones que tenía en sus

muñecas las podría ocultar con una camisa larga. ¿Pero su labio? No

había forma de ocultar eso.

Se lavó la cara antes de entrar de nuevo al dormitorio. Él

rápidamente cubrió a Darius antes de agarrar una camisa limpia y una

almohada y salió rumbo a la sala, abajo. No podía dormir en la misma

habitación con Darius hasta que tuvieran una seria conversación.

Al entrar en la oficina en casa de Darius, cogió la manta del

respaldo del sofá y se cubrió hasta que se acostó. Se acurrucó en la gran

manta, tratando de ponerse cómodo en el gran sofá de cuero negro.



Sintió las lágrimas en sus ojos mientras olía el perfume de Darius

en la manda. Lo echaba de menos.



Capitulo Trece

Julian abrió un ojo para ver la luz del sol que entraba por las

cortinas de la oficia en casa de Darius. Le dolía la cabeza, le dolía la

espalda, infiernos, sus parpados estaban lastimados. De pronto los

acontecimientos de la noche anterior se precipitaron de nuevo en su

cabeza.

Se miró las muñecas. Sip, grandes, magulladuras, de color

purpura brillante con la forma de los dedos de Darius envolvían

completamente alrededor de sus muñecas. Las iba a tener verdosas

durante varios días. Él se pregunto cómo se vería su labio.

Envolvió la manta completamente alrededor de su cuerpo, sus

muñecas ocultas entre los pliegues. Julian se dirigió fuera de la oficina

para buscar a Darius. Tenía que hablar seriamente sobre lo que había

pasado ayer por la noche.

La sala estaba vacía, al igual que la cocina. Caminó despacio

mientras subía las escaleras, y se dirigió hacia el dormitorio. Sus

hombros se cayeron cuando vio que también estaba vacía. ¿Dónde

estaba Darius? ¿Habría ido por el desayuno? ¿Fue al club? ¿En dónde

demonios estaba?

Julian dejó la manta sobre la cama y se dirigió al cuarto de baño.

Mirándose en el espejo del baño, vio que solo tenía un pequeño

hematoma en el labio, no estaba tan mal. Él lo cubriría con un poco de

maquillaje. Después de una ducha rápida, se vistió, asegurándose de

que las mangas de su camisa de mangas largas le cubrieran más allá de

sus muñecas.

Dobló la manta y la puso en la silla junto a la puerta, y luego la

colocó en la cama. Después de que lo hizo, Julian bajó las escaleras



para hacer un poco de café. Sentado a la mesa con su primera tasa,

tomó el teléfono y marcó al celular de Darius.

Después de varios tonos finalmente colgó. Al parecer, Darius no

iba a responder a su teléfono de nuevo. O tal vez Darius no le estaba

respondiendo a él. Julian estaba empezando a pensar que ponerse en

contacto con Brian había sido una de las peores ideas que había tenido.

Levantó el teléfono, y le marcó a Dino.

—Es Dino. Habla si lo deseas.

—Hola, Dino, ¿Estas ocupado?

—Bueno, si cuenta que hacer mi lavandería y limpiar mi

apartamento, es estar ocupado, entonces sí. ¿Por qué? ¿Qué tienes en

mente?

—Nada, solo pensé que tal vez podríamos ir a almorzar o algo

así.

—Claro, ¿Darius va a venir con nosotros?

—No, yo creo que él tiene algunas otras cosas que hacer hoy.

Pero no me siento bien como para estar en casa todo el día. Así que,

¿Qué dices? ¿Quieres almorzar conmigo?

—Oh, sí, claro, Julian. ¿Algo está mal? Suenas un poco

apagado.

—No, solo me siento un poco inquieto. Supongo que estoy

acostumbrado a ir a trabajar todos los días. Este trabajo de estar en

casa puede llegar a ser aburrido. Solo tengo que salir por un rato.

—Si, debe ser muy duro hacer todo ese trabajo agotador en la

comodidad de tu propia casa, vestido con tu pijama y tus pantuflas

de conejitos. —Dino se rio entre dientes.



Julian se rió mientras miraba hacia abajo sus pies cubiertos de

pelusa. —¿Cómo sabes que tengo puestas mis pantuflas de conejo?

—¡Por supuesto!, ¿Desde cuanto te pones otra cosa en tus pies,

mientras estas en casa?

Julian rio de nuevo. —Está bien, te veré en el centro de la ciudad

en la fuente, y podemos ir desde allí. ¿Suena bien?

—Suena muy bien. Nos vemos luego.

Julian colgó el teléfono y cogió el bloc de notas de la plataforma

del teléfono. Él escribió una pequeña nota a Darius y la puso en la

nevera. Él agarro su cartera y el teléfono celular, poniéndolos en una

pequeña bolsa antes de dirigirse hacia al ascensor.

Cuando las puertas se abrieron, Julian casi salta de su piel

cuando vio a Johnny salir. Sus manos fueron hacia su pecho mientras

saltaba, y su corazón latía con rapidez en su pecho.

—Joder, Johnny, me asustaste hasta la mierda. —Él lo miró de

arriba hacia abajo. —¿Qué estás haciendo aquí?

Johnny miró con nerviosismo hacia abajo a Julian sus ojos nunca

se encontraron. —Me preguntaba si podíamos hablar.

—Realmente no tengo tiempo ahora mismo. Me voy a reunir

con Dino para el almuerzo. —Julian le dio la vuelta a Johnny, solo

para ser detenido por una mano en el brazo.

—Por favor, esto es importante. —Tan pronto como Julian miró

la mano que le agarraba del brazo, Johnny la dejó caer, metiendo las

manos en los bolsillos.

Los hombros de Julian se desplomaron se dio la vuelta y se

dirigió hacia la sala de estar. Se sentó en una de las sillas de la sala y

miró a Johnny, sentarse en el sofá.



—¿Bueno? —le preguntó a Johnny cuando se sentó en silencio

por mucho tiempo.

Johnny levantó la cabeza para mirar a Julian, su mirada era

vacilante. —Mira, yo no sé cómo decir esto. Ni siquiera estoy seguro

de si debo decirte algo en absoluto. Quiero decir, ¿Qué se yo? Mis

bases de lo que es correcto o incorrecto esta patas arriba, pero…

—Johnny, ¡Suéltalo!

Johnny tomó una respiración larga y profunda. —Bien, yo estaba

en el club, trabajando, ayer por la noche, cuando Darius entró con

este tipo…

—Brian

—¿Lo conoces? —preguntó con sorpresa.

—Si, él es un viejo amigo de Darius.

—¡Mierda!

—¿Por qué? —Julian preguntó con suspicacia, con las manos

retorcidas nerviosamente sobre su regazo.

—Este tipo es una mala noticia, Julian. Yo lo conozco. Infierno.

He estado en fiestas con él. No sé de dónde Darius lo conoce, pero…

—¿Por qué me dices esto, Johnny? ¿Por qué te importa?

—Yo no sé. Supongo que no quiero que nada malo te suceda a

ti y a Darius. Este tipo, Brian, atrae los problemas donde quiera que

vaya. Él es un drogadicto, Julian. ¿Cómo crees que lo conozco? Él

ansía el dinero y el poder, y estoy seguro de que él ve a Darius como

el ganso de los huevos de oro. Si él puede causar problemas entre

ustedes dos, lo hará. ¡Tienes que ser cuidadoso!



Julian asintió con la cabeza tristemente. —Creo que ya ha

comenzado.

—¿Qué? ¿Qué paso?

—Nada en lo que pueda decir que él intervino, pero aún así…

—Julian se encogió de hombros.

—Si tú sientes que algo está mal, probablemente tengas razón.

¿Lo dices por la forma en la que él actuaba anoche en el club?

Incluso yo estaba apurado para prestarles atención.

Julian se frotó los ojos para que Johnny no viera las lágrimas que

se habían formado allí.

—Mira, Julian, esto probablemente no es nada. Estoy seguro de

que estoy exagerando. Probablemente solo se estaban familiarizando

de nuevo. Nada pasó. No se besaron ni nada. No es que Darius te

estuviera siendo infiel, ni nada. Solo estaba pasando un buen rato

con un viejo amigo. Estoy seguro de que no significa nada.

Julian dejó caer sus manos del regazo cuando escuchó el suspiro

de Johnny. Cuando levantó la vista vio a Johnny mirando sus muñecas.

Julian miró hacia abajo para ver que la manga de su camisa se había

levantado, mostrando sus heridas.

Julian rápidamente acomodó la manga hacia abajo. Podía sentir

su cara calentándose. Evitó los ojos de Johnny esperando que no le

dijera nada a nadie.

—Yo ya me voy, ¿bien? No te preocupes por nada de esto.

Estoy probablemente imaginando cosas. Ya sabes cómo puedo ser.

Johnny rápidamente se puso en pie y empezó a dirigirse hacia la

puerta, Julian lo siguió en silencio detrás de él. Ambos subieron al

ascensor, Johnny volvió a intentar aliviar las preocupaciones de Julian.



—Estoy seguro de que todo esto es un gran error, Julian.

Darius te ama. Él nunca haría nada que ensuciara eso.

—Si, es probable que todo sea un gran malentendido.

Al salir del ascensor se dirigieron a la puerta de entrada Johnny

se volvió hacia Julian otra vez. —¿Dónde está Darius de todos modos?

—No sé.

***********************************

Dino vio a Julian sentado en los escalones de la fuente y fue a

reunirse con él. Trató de mover sus dudas de su mente y disfrutar del

día con su mejor amigo, pero él sabía que algo estaba pasando. Julian

le sonrió mientras se sentaba junto a él.

—Hey, ¿Dónde te gustaría ir a comer? Donde quieras está bien

—Julian le dijo, mientras le sonreía a Dino. Pero Dino podía ver que

había sido forzada.

—Hmmm, muy esplendido, ¿Eh? —Dino se echó a reír. —

Bueno, en ese caso, ¿Qué te parece ir al Anritsu? Me han dicho que

sirven una limonada de fresa muy buena.

—Si, claro el Anritsu está bien. —Julian forzó una sonrisa en sus

labios cuando se puso de pie y comenzó a caminar varias cuadras hacia

el exclusivo restaurante. Su conversación era ligera mientras

caminaban.

Dino se dio cuenta de que Julian estaba molesto, pero al parecer

no estaba dispuesto a hablar de eso. Julian se lo diría cuando quisiera.

Hasta entonces, Dino solo tenía que esperar y estar allí para Julian

cuando lo necesitara.

Mientras caminaban por la esquina de la calle del Anritsu, Dino

levantó la vista y casi se tragó la lengua mientras miraba hacia el



restaurante. Miró rápidamente hacia abajo a Julian antes de pararlo y

tratar de convencerlo de ir en otra dirección.

—Oye, ¿Sabes qué? Cambié de opinión. Creo que prefiero ir a

un lugar un poco más discreto, tal vez una hamburguesa o algo así.

¿Qué dices?

—Uh, si, está bien, pero ¿Estás seguro? El Anritsu está aquí

cas…

Repentinamente Julian inhaló dolorosamente y Dino supo que su

pequeño amigo había visto lo mismo que él cuando llegaron a la

esquina. Darius y un hombre extraño estaban sentados en el lugar

favorito de Julian almorzando.

Que no era tan inusual. Darius a menudo traía a los clientes de

negocios al restaurante. Lo inusual era lo apretadas que Brian tenía las

manos de Darius y el beso que le estaba dando. Darius no parecía

estarse resistiendo en absoluto. De hecho, parecía estar participando,

con sus manos llegando a la mejilla de Brian y acariciándolo.

Dino volvió la cabeza bruscamente hacia Julian mientras

lloriqueaba, con sus ojos llenos de miseria absoluta. Rápidamente tiró a

Julian a su lado y dirigió de nuevo su cuerpo sin resistencia por el

camino por el que habían venido. Bueno se olvidarían del almuerzo,

tendrían que llegar a un lugar tranquilo y Julian le tenía que contar lo

que estaba pasando.

—Vamos, cariño, vamos a ir a mi casa. Tú pareces necesitar un

trago.

Julian ni siquiera movió la cabeza, solo siguió a Dino por la calle.

Él parecía estar en estado de shock. Dino no poda culparlo. Si hubiera

visto a su amante besando a otro hombre, probablemente habría estado

igual de miserable.



Le tomó menos de veinte minutos para llevar a Julian a su

apartamento y sentarlo en el sofá. Julian aún no decía nada. Se quedó

sentado allí, mirando el espacio. Dino decidió renunciar a la bebida y le

preparó un poco de té caliente a Julian en su lugar.

Los movimientos de Julian eran automáticos mientras tomaba el

té y comenzaba a sorberlo lentamente, pero Dino aún no creía que

tuviera conocimiento sobre las cosas a su alrededor. Él seguía mirando

hacia el espacio.

—¿Julian? —Dino preguntó en voz baja mientras se sentaba a su

lado. Envolvió con sus brazos a Julian, tirándolo hasta que descanso en

su pecho. —Todo va a estar bien, cariño. Estoy seguro de que hay una

buena razón para lo que vimos. Solo tienes que darle a Darius la

oportunidad de explicarte las cosas.

Dino solo lo sostenía mientras trataba de averiguar qué decirle.

En realidad no parecía haber ninguna palabra. ¿Cómo consolar a un

hombre que acababa de ver al amor de su vida besando a otro hombre?

Incluso si Darius tuviera una buena explicación, no estaba seguro

de que Julian pudiera conseguir entenderla.

Julian todavía no decía nada. Él estaba tranquilo, demasiado

tranquilo. Incluso no lloraba. Dino estaba empezando a sentirse

realmente preocupado cuando de pronto Julian se sentó, y se pasó una

mano por los ojos. Miró alrededor de la sala como si saliera de un

transe.

—Necesito irme. Darius va a estar pronto en casa, y tengo que

preparar la cena… —Julian se levantó y fue hacia la puerta. Dino

estaba confundido. Julian estaba actuando como si nada hubiera

pasado.

—Julian…



Julian se volvió hacia él, sonriendo. —Yo te llamaré después. Tal

vez podemos ir a almorzar después. —Y salió por la puerta, dejando a

Dino con la boca abierta y en estado de shock. ¿Qué había sucedido

aquí? Julian estaba actuando muy extraño.

Dino tomó el teléfono, él necesitaba hablar con Dillon y saber

quién era ese hombre extraño al que Darius había estado besando y

como enfrentar esto. Estaba muy preocupado de que esto no terminara

bien.

***********************************

Julian entró en el apartamento y se dirigió directamente a la

cocina para empezar a hacer la cena. Estaba seguro de que Darius

estaría en casa pronto, y Julian sabía que iba a tener hambre. Pero al

entrar en la cocina, vio a Brian de pie delante de la estufa, llena de ollas

mientras cocinaba.

Él miro hacia arriba cuando Julian entró, con una leve sonrisa en

su cara.

—Hola, Julian. ¿Te vas a unir a nosotros para cenar? Yo debí

haberte llamado. Solo hice suficiente para Darius y para mí.

—Oh. Yo creo que me prepararé algo entonces. ¿Dónde está

Darius?

—Oh, salió a buscar vino. Él deberá regresar en breve. ¿Hay

algo que te pueda preparar mientras tanto?

Julian lo miró fijamente, moviendo la cabeza lentamente. ¿Brian

se estaba ofreciendo a prepararle algo en su propia casa? ¿Qué tan

malo era eso? Brian parecía estar poniéndose tan cómodo. Julian estaba

comenzando a preguntarse cuanto tiempo pensaba quedarse aquí.



Sin decir nada, Julian se volvió y subió las escaleras hacia su

habitación. Se sorprendió al encontrar un montón de ropa doblada

sobre la cama recién hecha. ¿Darius había decidido de pronto empezar

a ser un loco de la limpieza? Por lo general, Julian hacia la mayoría de

las tarea del hogar. Darius era un desastre en la mayoría de esas tareas.

Julian puso la ropa en su lugar y miró a su alrededor. Tal vez una

noche romántica debería estar en marcha. Habían sido un par de días,

desde que habían tenido la oportunidad de estar juntos a solas, desde

que Brian se había presentado.

Julian sonrió para sí mismo cuando comenzó a ir por la

habitación pensando en lo que tenía que hacer para seducir a su amor.

Eso es justo lo que necesitaban, una noche romántica para renovar su

amor entre ellos, un poco de luz de velas, un baño de burbujas, algo de

música romántica, algún aroma terapéutico y romántico. Seria

simplemente perfecto.

Le llevó a Julian casi una hora tener todo listo. Pensó en darle

tiempo a Brian y a Darius para cenar antes de bajar las escaleras. Y

entonces tendría a Darius para sí por el resto de la noche.

Asegurándose de que estaba vestido adecuadamente, su pelo de

punta de la manera que a Darius le gustaba, su maquillaje y su esmalte

de uñas recién aplicado, Julian fue hacia la planta baja para reclamar a

su amante para una noche romántica para dos.

Podían oírse risas provenientes de la sala, mientras caminaba por

las escaleras. Mirando a la sala mientras caminaba, vio a Darius y a

Brian sentados en el sofá, sentados muy cerca si le preguntabas a

Julian.

Él caminó los últimos pasos hacia la sala para estar de pie justo

antes de que sus pasos se hicieran pesados. Sus manos estaban unidas



fuertemente justo en frente de él. Se aclaró la garganta para llamar la

atención de Darius.

—Darius, yo estaba esperando que tal vez podríamos pasar un

rato juntos. —Miró fijamente a Brian —Ahora.

Darius miró a Julian con sorpresa. —Uh, Brian y yo estamos a

punto de ver una película.

Julian miró más cerca a Darius. Parecía borracho otra vez como

había estado la noche anterior. Sus palabras eran un poco torpes al

hablar, sus ojos no estaban muy centrados, pero parecía estar bebiendo

gaseosa. Tal vez Julian veía cosas.

—Apenas si hemos pasado algo de tiempo juntos los últimos

dos días Darius. —Julian dijo. —Tengo muchas ganas de pasar algo

de tiempo contigo, solo nosotros dos.

—Podemos pasar tiempo juntos esta noche, después de la

película. ¿Por qué no te nos unes? Brian dijo que es muy buena.

Julian vio como Brian movía la mano por el muslo de Darius,

cerca de su ingle. Darius no hizo nada por moverla. Julian apretó los

labios justo cuando Brian empezó lentamente a frotar las manos hacia

atrás y hacia adelante en el mulso de Darius. ¿Por qué Darius permitía

esto?

—¡Darius! por favor, ¿Puedes venir conmigo arriba? Realmente

tenemos que hablar.

Brian se inclinó y le susurró algo al oído a Darius, causando que

Darius lo mirara con curiosidad antes de volver a mirar a Julian.

—Estoy pasando tiempo con Brian ahora, Julian. Podemos

hablar más tarde, después de la película.

—Pero, Darius.



—He dicho que no, Julian. No eres mi dueño. Ahora si no te

importa, Brian y yo vamos a ver esta película.

Julian vio con consternación como Darius le dio la espalda y se

sentó en el sofá, poniendo su brazo sobre el respaldo del sofá detrás de

la cabeza de Brian. Brian sonrió mientras inclinaba la cabeza hacia atrás

en el brazo de Darius, y con su mano siguió acariciando el muslo de

Darius.

—¡Darius tenemos que hablar, ahora mismo! —Dijo Julian con

firmeza.

Darius no le hizo caso y subió el volumen del televisor. Julian

lleno de rabia, se acercó y se paró delante de la televisión. Cruzó los

brazos sobre el pecho y los miró a ambos, a Darius y a Brian.

—Julian, estamos tratando de ver la película. ¿Podrías por favor

moverte? —Le preguntó Darius con los dientes apretados.

—No. Quiero que subas a hablar conmigo.

—No quiero hablar ahora, Julian.

—Yo no me muevo hasta que lo hagas —Julian miró a Brian. —

Tal vez es hora de que te vayas a casa, Brian.

—¡Julian! Brian es mi huésped. Tú no vas a ser grosero con él.

—Darius, se puso en pie, tambaleándose un poco cuando miró a Julian.

Brian se puso en pie, colocando una mano para aplacarlo sobre el

hombro de Darius.

—Tal vez debería irme, Darius. No quiero causarte problemas

con Julian. Si realmente no me quiere aquí…

Julian miró atónito por lo que salía de la boca de Brian. Estaba

haciendo parecer que todo esto era culpa de Julian.



—¿No quieres causar problemas entre nosotros? ¿Qué te parece

que has estado haciendo desde el momento en que llegaste aquí? Tu

solo has traído problemas desde que entraste por la puerta.

—¡Julian! ¿Cómo te atreves a hablarle a Brian de esa manera? Él

ha sido más que amistoso contigo. No puedo creer que tu estés

actuando de esta manera.

—¿Amistoso? —Julian gritó. —¿Estás tratando de engañarme?

Él ha hecho todo lo posible para mantenernos separados.

—Eso no es cierto, Julian. Él solo… —Darius comenzó.

—¿Solo qué, Darius? ¿Qué significa esto? ¿Me vas a negar que

te besó esta tarde? ¿Solo era un beso amistoso, entonces? Tal vez

deba darle a Dino ese tipo de pequeños besos.

Julian estaba tan enojado que casi no podía estar quieto mientras

gritaba a Darius por su traición a su relación.

—¿Te está siguiendo, Darius? ¿Te estaba acechando? Pensaba

que decías que Julian no era un tipo posesivo. Pensé que ustedes

cuidaban el uno del otro. ¿Él también te elige los amigos?

Julian estaba demasiado aturdido para hablar cuando Darius lo

miró. Brian hizo parecer como que Julian estaba acechando a Darius.

Ni siquiera se justificaba por el beso de Darius. Sus palabras, solo

sonaban como si Julian tratara de controlar la vida de Darius.

—Darius…

—¿Es cierto Julian? ¿Me estás siguiendo? Creí que confiabas en

mí, pensé que teníamos algo especial. Supongo que estaba

equivocado.



Darius sonaba tan triste. Tan derrotado, tan paranoico. Julian

comenzó realmente a preocuparse. —¿Qué… qué quieres decir?. —

Julian tartamudeo.

—Creo que tal vez tienes que irte, Julian.

—Tú… no quieres decir eso. No me puedes decir eso. —Julian

tendió su mano hacia Darius, tratando de aplacarlo.

—Julian. Yo no voy a tener a alguien en mi vida que trata de

controlarme. Pensé que éramos compañeros, en partes iguales. Pero

aparentemente estaba equivocado. No puedo amar a alguien así.

Solo tienes que llamar a Dillon, cuando tengas donde quedarte y

avísale donde estarás. Voy… voy a hacer los arreglos para que tus

cosas se te sean entregadas.

Julian vio las lágrimas resbalando por la cara de Darius. Caminó

hacia él, para consolarlo, solo que esta vez, Darius fue hacia Brian.

Brian envolvió con sus brazos a Darius, sonriendo hacia Julian sobre su

hombro.

Le dio una palmadita en la espalda a Darius mientras

murmuraba para él. —Shhh, todo está bien, amor. Tú acabas de dejar

todo esto. Está bien. Yo estoy aquí y nunca te voy a dejar.

Julian comenzó lentamente a retirarse de la sala, sus ojos nunca

dejaron la vista de Darius rodeado por los brazos de Brian y como

Brian le aseguraba una y otra vez que nunca lo dejaría, que iba a estar

allí para él.

¿Cómo habían terminado las cosas tan terriblemente mal? Brian

tenía a Darius, y Julian no tenía nada. Darius creía realmente en Brian,

y todas las mentiras que decía. Ni siquiera parecía sentirse culpable

por lo que hacía.



—Darius… —intentó una última vez. Esto no podía ser el final.

Ellos se amaban, ¿no? Darius no podía sobreponer la palabra de Brian

sobre la suya. Seguramente vería lo que Brian les estaba haciendo a

ellos.

—Julian, creo que será mejor que tú te vayas ya. Darius no

necesita esto ahora. —Brian sentó a Darius en el sofá y le dijo que vería

que Julian se fuera. Darius estaba demasiado alterado para hacer algo

más que mover la cabeza.

—Esta no es tu casa. ¡Tú no puedes decirme qué hacer! —Julian

le gritó —¡Yo no voy a dejarte hacer esto!

Brian tomó a Julian por los brazos, más o menos lo empujaba

hacia atrás hasta que Julian tropezó en la escalera, con su cabeza

golpeando con un crack en los escalones de mármol duro.

—¡Tienes que salir ahora! —Brian le gritó a Julian. —Darius no

quiere que regreses aquí nunca más. Tu le has hecho bastante daño.

Julian llevó su mano para sentir una gran herida en la parte

trasera de su cabeza dolorida, su mano tenía un poco de sangre.

—Darius. —Susurró, desesperadamente para ver si Darius

llegaba para protegerlo. Pero Darius se mantuvo dándole la espalda,

no lo veía en el suelo.

—Por favor vete, Julian. Yo quiero que te vayas y no vuelvas. —

Él murmuró dolorosamente mientras miraba los grandes ventanales

del condominio.

Brian tomó a Julian y lo puso en pie, empujándolo en dirección

de los ascensores. Sus manos eran ásperas mientras empujaba a Julian

en el ascensor y pulsaba el botón de abajo. Justo antes de que las

puertas se cerraran, se inclinó y le susurró a Julian.



—¡Él es mío ahora, pequeño rarito!

Julian aún estaba conmocionado cuando el ascensor llegó al piso

de abajo.

Jeremy se reunió con él en las puertas. Parecía decepcionado y

triste cuando escoltó a Julian hasta la puerta principal. Él le tendió la

mano. —Lo siento, Sr Sinclair, el Sr. Alexander me dijo que le

regresara la llave del departamento.

Julian negó con la cabeza mirando hacia abajo su pijama de

algodón fino. —Yo no la tengo. Está en el apartamento.

Jeremy asintió con la cabeza. —¿Quiere que le llame un taxi, Sr

Sinclair?

Julian le mostró su mano. —No tengo nada de dinero. Todo está

en el apartamento.

Jeremy asintió con la cabeza. Julian salió a la lluvia, envolviendo

sus brazos alrededor de su cuerpo para protegerse del frio y la

humedad.



Capitulo Catorce

Julian caminaba, sin saber a dónde iba, en realidad no le

importaba. Su mente estaba adormecida. Era como si estuviera en una

nube. Nada parecía real. Todo era tan increíble. Darius había

terminado con él a causa de Brian.

Tal vez él nunca había querido a Julian. Tal vez él siempre había

amado a Brian. Julian no podía pensar en ninguna otra razón para que

Darius creyera en la palabra de Brian sobre la suya. Julian aún estaba

conmocionado por el hecho de que Darius creyera ciegamente en las

mentiras de Brian.

No había estado siguiendo a Darius, ni acechándolo. No trataba

de controlar a Darius. Él había ido a comer con Dino. Pero ¿Con qué se

había encontrado? Con Brian besando a Darius.

¿Y por qué Darius parecía tan fuera de sí? Julian no creía que

Darius estuviera actuando de ese modo si Brian no hubiera estado

alrededor. Tal vez Darius estaba borracho otra vez.

Julian no entendía todo esto. Y, en este momento, no estaba

seguro de querer. Si Darius estaba dispuesto a creerle a Brian sobre él,

como para darle un beso, entonces tal vez realmente no tenia caso

mantener la relación. Tal vez estaba mejor sin Darius.

Parándose, se encontró frente al apartamento de Dino. De alguna

manera siempre parecía encontrar el camino a Dino cuando él estaba

en problemas. Su vida sería mucho más fácil si se preocupara por Dino

en vez de preocuparse por Darius. Por lo menos sabía que Dino se

preocupaba por él. Fue cuando empezó a preguntarse si Darius alguna

vez lo había hecho.



Golpeó suavemente a la puerta de Dino, mientras trataba de

formular las respuestas a las preguntas que estaba seguro Dino le haría

cuando lo viera. Eso era seguro. Al segundo Dino abrió la puerta y vio

a Julian de pie allí, temblando, empapado y en pijama, juró en voz alta,

tirando de Julian al apartamento, y comenzó a hacer preguntas.

—¡Julian! ¿Qué diablos pasó? ¿Estás bien? ¿Por qué estás afuera

bajo la lluvia en pijama? ¿Qué está pasando? ¿Dónde está Darius?

Dino rápidamente cogió una manta y la envolvió alrededor de lo

temblorosos hombros de Julian y lo empujó hacía abajo sobre el sofá.

Agarró una toalla y comenzó a secarle el pelo mojado a Julian mientras

seguía haciéndole preguntas.

Cuando Julian se estremeció, su mano se movió hacia arriba en la

cabeza, Dino vio la sangre en la cabeza de Julian.

—¿Qué diablos pasó? —Gruñó Dino.

Julian solo se encogió de hombros. —Realmente no quiero

hablar al respecto.

—Infiernos —Dino juró.

Julian se encogió un poco. Se dio cuenta por la postura de Dino

cuando salió de la sala que esta cabreado. Un momento después Dino

regresó con un botiquín de primeros auxilios.

Julian se sentó en silencio mientras Dino tocaba su cabeza,

gracias a que el corte no era suficientemente profundo no tenían que ir

al hospital. Finalmente, Dino habló.

—Quiero saber qué pasó, Julian. ¿Dónde está Darius? —Dino

exigió.

—Realmente no puedo decirlo. La última vez que lo vi, él

estaba acurrucado en los brazos de Brian, viendo una película. Por



supuesto, eso fue después de que me dijo que me fuera, que nunca

más quiere volver a verme.

—¿Qué? —Dino gritó. —¿Qué quieres decir con que estaba con

Brian? ¿Quién es Brian?

—El tipo con el que lo vimos besándose hoy. Supongo que

ahora son pareja.

Dino de repente se sentó junto a Julian. Abrió la boca varias

veces, pero no era capaz de formar una oración completa. Sabia como

se sentía.

Julian le dio una palmada en la mano. —Mira, solo necesito un

lugar para dormir esta noche y una muda de ropa para mañana. ¿Está

bien si me quedo aquí? —hizo un gesto hacia el sofá en el que estaban

sentados.

—Sip, seguro. Tú siempre eres bienvenido aquí. Tú lo sabes.

—Gracias.

—Julian, tal vez Darius no hablaba en serio. Si tu intentaras

hablar con él…

—No, eso es lo que empezó todo este lio en primer lugar. Yo

quería hablar con él. Sin embargo, él parecía estar demasiado

ocupado viendo una película con Brian.

—Bueno, ¿Y si hablara con él?

—No, no quiero que hagas eso. Esto se terminó, Dino.

Simplemente déjalo pasar. Darius ha dejado sus deseos más que

claros. Él no me quiere más. Y si te digo la verdad, estoy demasiado

cansado para seguir luchando. Yo solo quiero seguir adelante con mi

vida.



Julian se echó a reír amargamente por la mirada de preocupación

de Dino.

—No te preocupes. No estoy pensando en quitarme la vida.

Supongo que mis vendas finalmente se han caído. Darius no es el

hombre que pensaba que era, y yo no quiero tener nada que ver con

él. Él ya hizo su elección, y no soy yo.

—¿Qué vas a hacer?

—Bueno mañana voy a buscar un nuevo trabajo y un lugar para

vivir. Darius me dijo que le dijera a Dillon donde estoy, una vez que

esté instalado y él me enviará mis cosas. Después de eso, quiero

olvidarme de que Darius Alexander alguna vez existió.

—¿Estás seguro de que es eso lo que quieres hacer, Julian?

—No. —Julian se rio de nuevo. —Pero es lo que tengo que

hacer. Creo que Darius nunca me amó, no de la manera en que yo lo

amo. Es lo mejor. No puedo hacer que sea algo que no es. Y no puedo

seguir fingiendo. El señor maravilloso es una fantasía. Él en realidad

no existe.

—Si tu estas seguro de que es lo que quieres, Julian. Pero yo

estaría feliz de hablar con Darius por ti.

—No, el tiempo de hablar ha terminado. —Miró a Dino. —¿Te

importa que me quede aquí, hasta que encuentre un lugar? Tengo

algo de dinero ahorrado, así que no debería llevarme mucho tiempo.

—No, eso está bien. Quédate el tiempo que gustes. —Dino se

puso de pie y se dirigió a la puerta, tirando de su chaqueta. —Voy a ir

a buscar algo para comer. Tú quédate y descansa un poco. Estaré de

vuelta tan pronto como pueda.

***********************************



Dino vio como Julian se acurrucó en la manta que lo cubría y

cerró los ojos. Abrió la puerta y la cerró con cuidado poniéndole

seguro detrás de él antes de dirigirse hacia el condómino de Darius.

No había manera de que dejara que esto pasara, sin tratar de

hablar con Darius. Algo estaba realmente mal. Darius adoraba a Julian,

y Dino lo sabía. Habían pasado por demasiado para terminar de esta

manera.

Dino abrió la puerta del edificio de Darius y camino dentro. Él se

detuvo frente a la mesa de seguridad y le sonrió a Jeremy.

—Hola, Jeremy, tengo que hablar con el señor Alexander.

¿Puedes dejarme subir?

—Lo siento, Sr. Marcelli, pero el Sr. Alexander ha revocado su

entrada. La suya y la del Sr. Sinclair. Me dijo que no los dejara pasar,

y que si lo hacía, me despediría. No puedo perder mi trabajo, Sr.

Marcelli.

—No. Por supuesto que no. Entiendo. Bueno, ¿puedes decirle al

Sr. Alexander que estuve aquí, y por favor, pídele que me llame tan

pronto como sea posible?

—Seguro que si, Sr. Marcelli. Le voy a dar el mensaje en cuanto

lo vea. —Jeremy miró a su alrededor para ver si estaban solos antes de

mirar hacia Dino. —Sr. Marcelli, ¿Ha visto al señor Sinclair? Él se fue

de aquí hace un rato, sin dinero ni nada. Ni siquiera me dejó

llamarle un taxi. No se veía bien.

Dino asintió con la cabeza. —Si, está en mi casa. Él está bien.

Jeremy soltó un suspiro de alivio. —Oh, Bueno. Estaba

realmente preocupado por él. El Sr. Sinclair es una buena persona.

No sé lo que está pasando, pero le apuesto que tiene que ver con el



hombre que ha estado dando vueltas con el Sr. Alexander. Si usted

me pregunta, esas son malas noticias.

—¿Sabes cómo se llama? —Dino preguntó con curiosidad.

Jeremy miró la hoja de registro frente de él antes de mirar

vacilante de nuevo hacia Dino. —Yo no puedo hacer esto, pero

teniendo en cuenta que usted me lo está preguntando, su nombre es

Brian Montgomery.

Dino asintió con la cabeza. —Gracias, Jeremy. Te prometo que

no permitiré que nadie sepa de dónde saqué el nombre.

—Usted cuide bien del Sr. Sinclair.

Dino sonrió. —Lo haré, lo prometo.

Dino abandonó el edificio, aún más confuso de lo que había

estado antes. ¿Qué estaba pasando, y qué tenía que ver Brian

Montgomery?

***********************************

Julian respiró hondo cuando firmó con su nombre los

documentos delante de él. Este era un gran paso para ponerle fin a su

relación con Darius, pero sentía que era una decisión que tenía que

tomar. Sería la ruptura definitiva en su relación.

—¿Eso es todo, Sr. Thyne?

—Si, pero ¿Está seguro acerca de esto, Sr. Sinclair? Yo recuerdo

muy claramente que el Sr. Alexander quería que usted recibiera el

cincuenta por ciento de todo. Incluso firmó una declaración jurada

afirmando que si su relación terminaba, podia mantener los intereses

sobre sus negocios.



Julian asintió con la cabeza. —Si, yo lo recuerdo. Yo nunca

estuve interesado en su dinero y de todos modos. Ahora que ya no

estamos juntos, yo no lo quiero.

Sonrió más a Robert Thyne, abogado de Darius. —¿Ahora usted

se asegurará de que le devuelvan todo a Darius? ¿Mi nombre estará

totalmente fuera de esto? ¿Todo lo que compramos juntos, será suyo?

No quiero nada de eso. No quiero tener ni una sola conexión con él.

Robert Thyne asintió con la cabeza. —Si, Sr. Sinclair. Esto hace

que todos los derechos sean del Sr. Alexander, incluido la propiedad

de un bien que adquirieron juntos.

—¿Cuánto tiempo tomará para que él reciba estos papeles?

¿Puede usted hacer llegar el archivo hoy?

—Yo puedo presentar los documentos esta tarde, tan pronto

como el Sr Alexander los firme. ¿Sera suficiente?

Julian asintió con la cabeza, mirando hacia el anillo en su mano.

—Si está bien. —Julian sacó el pequeño anillo de su dedo. —Me

pregunto si puedo pedirle un último favor.

—Desde luego, lo que sea.

Julian le entregó a Robert el pequeño anillo de diamantes que

Darius le había dado. —¿Podría devolvérselo al Sr. Alexander, por

favor? Dígale que… dígale a él, infiernos, solo déselo a él. Estoy

seguro de que lo quiere de vuelta.

Robert tomó el anillo. —Me aseguraré de entregárselo, se lo

prometo. Sr. Sinclair.

Julian asintió con la cabeza, mirando el pequeño anillo en la

mano de Robert por última vez antes de darse vuelta y salir de la

oficina. Bueno, eso estaba listo.



Las últimas dos semanas habían sido muy productivas. Julian

rápidamente había encontrado un departamento, Dillon le había hecho

llegar sus pertenencias personales a él. Había unas cuantas cosas que

Julian le había regresado a Dillon para que le devolviera a Darius,

sentía que no le pertenecían. Pero aparte de eso, todo lo que poseía

estaba en tres cajas de cartón. Ni siquiera tenía muebles, teniendo en

cuenta que él se había mudado con Darius.

Él había encontrado un trabajo de mesero en un pub local en la

noche y los fines de semana. Él había recuperado también su empleo

en la tienda de ropa, y trabajaba durante el día. No era mucho, pero

pagaba las cuentas, por lo menos estaba demasiado ocupado para

pensar en el lio que era su vida.

Hoy había sido la ruptura definitiva con Darius. Había ido a la

oficina del Sr. Thyne y firmado regresándole todo a Darius. Él no

quería su dinero. Nunca lo había querido. Todo había sido idea de

Darius, y a pesar de que Darius le dijo que podía quedarse con el

dinero si se separaban, Julian no lo quería.

Además, él realmente no quería tener nada que le recordara a

Darius, ni siquiera su más preciada posesión, el anillo de pequeños

diamantes que Darius le había dado. Solo le recordaba el amor que

había encontrado y perdido. Si él iba a seguir adelante con su vida, no

necesitaba de ningún recuerdo.

***********************************

Darius suspiró profundamente cuando colgó el teléfono. Jeremy

había llamado desde abajo avisándole que Robert estaba abajo

pidiendo subir. ¡Genial! Justo lo que necesitaba, más gente diciéndole

de su error.

Sabía la razón por la que Robert estaba aquí. Él había dicho que

tenía algunos negocios de Julian para él. Brian sugirió que tal vez



Julian estaba tratando de conseguir más dinero de él, tal vez llevarlo a

juicio por manutención o algo así.

Brian parecia pensar que era la única razón por la que Julian

había estado con él, por su dinero. Darius no sabía si estaba en lo

cierto, pero le parecía gracioso que Julian se hubiera convertido de

repente en posesivo tan pronto como otro hombre había llegado a la

escena.

Darius nunca había visto a Julian perder el control. Brian tenía

razón sobre eso. Como había dicho Brian, Julian había empezado a

cuestionar cada uno de sus movimientos, por lo menos eso le parecía.

Además, si Julian quería decirle algo, ¿Por qué no trató de resolver las

cosas con él?

Solo le había reclamado y había salido corriendo. Claro que

Darius se enojó y él había dicho algunas cosas que no había querido

decir realmente, pero Julian no había discutido con él. Él recogió sus

cosas y se fue. Darius se había sorprendido cuando Brian le había

informado que Julian había limpiado su caja de seguridad, se había

llevado su dinero y varios relojes caros de Darius. Nunca había visto a

Julian como un ladrón.

Tal vez había visto a Julian como quería que fuera y no como

realmente era, como había dicho Brian. Pero tal vez había visto un

montón de gente como la quería ver, en vez de ver cómo eran en

realidad.

Desde su ruptura con Julian, todo el mundo le había dado la

espalda. Su hermano ya no hablaba con él a menos que tuviera que ver

con el bar. Dino se negaba a hablar con él en absoluto. Incluso Johnny

se negaba a hablar con él.

La única persona que parecía estar con él era Brian. Él estaba allí

cada vez que Darius comenzaba a llorar, lo reconfortaba. Él cocinaba la



cena, se aseguraba de que el apartamento estuviera limpio incluso

comenzó a ayudar a Darius en el club.

Él se estaba convirtiendo en un verdadero amigo. Darius sabía

que no era completamente como Julian, pero tal vez, por como él era, a

lo mejor no había algo para él y tenía que trabajar para tener algo con

Brian. En este punto parecía que solo estaba unido a Brian.

Todos los demás en su vida lo había dejado en la estancada. Solo

Brian estaba a su lado. Solo parecía preocuparse por él, lo cuidaba

¿Quién mas estaba allí para cuidar de él?

—Hey, amor, ¿pensando otra vez? —Brian dijo desde la puerta

de la oficina en su casa. Él le llevó una taza de té. Caminó a través de la

habitación y le pasó la taza a Darius. —Bebe esto. Y te sentirás mejor.

—Si, supongo. —Darius dijo, mientras tomaba la taza y bebía un

sorbo antes de colocarlo en el escritorio. —Mi abogado me llamó

desde abajo. Él necesita verme por unos papeles. Son solo unas pocas

cosas sobre Julian de nuevo.

—Lo siento, cariño. Me gustaría que estas personas

simplemente te dejaran en paz. Yo no veo por qué no entienden el

sufrimiento por el que estas pasando en este momento.

Darius se encogió de hombros. —Podría ser algo totalmente sin

relación con Julian, ya sabes. A lo mejor es un negocio.

—Supongo. —Brian caminó hacia atrás de Darius, con sus manos

masajeando suavemente sus hombros. —Tu trabajas muy duro. La

gente debería darte algún tiempo libre.

—Mmmm, que bien se siente.

—¿Quieres que hable con tu abogado? Tu simplemente puedes

subir las escaleras y tomar un largo baño en la bañera.



—No, tengo que ver lo que quiere. Además, yo no creo que tú

puedas hablar con él sobre esto. La confidencialidad cliente y todo

eso.

—Tú sabes, ya que él está aquí, tu puedes tomar nota sobre eso.

Entonces realmente te podría ayudar con todas estas cosas. Te daría

más tiempo para relajarte.

Darius ladeó la cabeza hacia un lado, mirando con curiosidad a

Brian. —¿Qué quieres decir?

—Bueno, es simple en realidad. Si tu firmas algo con tu

abogado diciéndole que puede hablar con migo, entonces yo podría

ayudarte más. Realmente siento que no me estoy ganando mi

sustento aquí. Si tuviera más autoridad podría trabajar para ti, podría

quitarte peso de tus hombros.

Darius se encogió de hombros. —No sé, Brian. Yo tendría que

pensar sobre eso.

Brian de repente dio un paso atrás, caminando por el borde de la

mesa mirando hacia abajo a Darius, con un ligero puchero en los

labios. —¿No confías en mi, Darius? Pensé que estábamos

construyendo algo aquí.

—Yo confió en ti, Brian. No estoy listo para ir a ese punto.

Supongo que solo necesito un poco más de tiempo. Lo de Julian es

demasiado reciente.

Brian cruzó sus brazos sobre su pecho, viéndose dolido hacia

Darius. —Tú realmente no confías en mi, ¿verdad? Son todas esas

cosas, que dijo Julian sobre mí, ¿no? Tú en realidad las crees. —Él

sollozó. —Realmente pensaba…

—Brian —Darius comenzó.



—No, no, está bien. Si ya confiaras en mí, por supuesto que no

debes firmar cualquier cosa. Solo espero que tu aprendas a confiar en

mí, para entender que me preocupo por ti.

Brian se volvió y salió de la habitación, con la cabeza inclinada

con tristeza. Darius suspiró cuando se fue. ¡Maldita sea ¡ ahora él había

herido los sentimientos de Brian. Él estaba bateando a mil. ¿Podría el

día ir peor?

Un golpe en la puerta de la oficina le dijo que sí. Darius se

levantó y se dirigió a la puerta, abriéndola para Robert. Hizo un gesto

para que Robert entrara, cerrando la puerta detrás de él antes de

caminar y sentarse de nuevo en su escritorio.

Se inclinó en su silla, cruzando las manos juntas cuando miró a

Robert.

—Entonces, ¿Qué es tan importante que has tenido que

interrumpir mi noche, Robert?

Robert abrió su maletín y sacó un archivo. Al abrirlo comenzó a

entregarle los documentos firmados a Darius. Su voz era dura y seria

cuando él le explicó lo que los papeles eran, Darius se sorprendió.

—El Sr. Sinclair vino a verme hoy. Él me pidió que escribiera

un documento para regresarte su cincuenta por ciento de intereses de

todos tus negocios. Él también ha firmado un documento donde te

regresa todos los intereses y las propiedades compradas

conjuntamente que hayan realizado durante su asociación

incluyendo muebles, ropa, obras de arte, etc. Los documentos se han

firmado y se presentaran antes los tribunales competentes tan pronto

como los firmes.

¶ —¿Qué es todo esto, Robert? ¿Qué quiere decir que me está

regresando todo? Pensé que ibas a venir aquí a decirme que me

estaba demandando por manutención.



Robert negó con la cabeza. —No Señor. El Sr. Sinclair me

aseguró que no quiere saber nada de eso, que él nunca estuvo

interesado en su dinero. Ha retirado su nombre de todas las cuentas

conjuntas. Tengo incluso aquí una lista de todas las compras que

hizo con las cuentas. Si todavía tiene dudas, el señor Sinclair dijo

que su hermano, Dillon se las devolvería en pocos días. Cualquier

dinero que no le pueda regresar a usted de inmediato será pagado en

dos cuotas al mes de cien dólares a pagar en la primera quincena de

cada mes hasta que haya pagado el importe total. Ha incluido dos

meses de alojamiento y comida, comidas y extras en la cantidad que

siente que le debe.

Sacó una pequeña bolsa y vació el contenido sobre el escritorio.

—También me pidió que le regresara esto. Dijo que era para

usted.

Darius se acercó y cogió el anillo de pequeños diamantes que le

había dado a Julian, no una, sino dos veces. Una vez más, estaba de

vuelta en sus manos. Él lo agarró firmemente entre sus manos al

recordar lo feliz que había sido en ambas ocasiones al haberle dado el

anillo a Julian.

¿Nunca lo iba a dejar el dolor? ¿Constantemente iba a recordar lo

mucho que amaba a Julian y lo poco que le importaba a Julian?

Robert colocó cuidadosamente un sobre blanco sobre la mesa. —

Esta es la primera entrega del Sr. Sinclair. La próxima será enviada a

usted el día quince.

Darius tomó el sobre y lo abrió. Efectivamente contenía un

brillante billete de cien dólares. Frotó con el pulgar el papel verde,

preguntándose si alguien más podría darle una sorpresa tan grande.

¿Julian le estaba pagando el dinero que había gastado en él? ¿Por qué?



—¿Por qué me está pagando de vuelta? Nunca se lo pedí. Yo

quería que gastara ese dinero en él. Nunca le pedí nada de él.

Robert se aclaró la garganta. —No lo sé exactamente, Sr.

Alexander. Pero tengo la impresión que no quiere nada de usted. Él

dijo que no quería ponerse en contacto con usted. Pero yo tengo que

decirle que parecía, sufrir un gran dolor, Sr. Alexander. Pensé que

iba a llorar cuando me entrego el anillo.

Darius se echó a reír. —Si, probablemente no quería renunciar a

un anillo de diamantes. Vale un montón de dinero.

—Oh, Sr Alexander, no creo que fuera eso. El Sr. Sinclair nunca

haría algo así. Se preocupaba mucho por usted.

—Seguro, por eso se robó tres relojes Rolex y tres mil dólares

en efectivo cuando se fue, porque se preocupaba demasiado por mí.

—Darius se echó a reír amargamente.

—Usted tiene que estar equivocado, Sr. Alexander. ¿Por qué

haría eso? Sobre todo cuando tenía millones de dólares en sus

manos. Con eso podía haberse mantenido. Incluso tengo un

documento firmado por usted que aseguraba que podía mantener

sus intereses si ustedes rompían. Él no tenía por qué regresarle todo.

—Yo no sé por qué, Robert, y francamente no me importa. Me

alegro que esté fuera de mi vida. Al menos así no tengo que volver a

verlo. Es posible que haya engañado a todos pero a mí no. Es un

estafador y un charlatan. Él me estaba usando como todo el mundo

trata de usarme.

—Sr. Alexander, ¡Seguramente usted no cree eso!

—¿Y por qué no lo creería? —Brian dijo desde la puerta. Él entró

y se sentó al borde de la mesa de Darius. Cogió los papeles que Robert

le había entregado a Darius y comenzó a leerlos. —Oh, es rico. ¿Él en



realidad firmó todo para regresártelo? No puedo creer el descaro de

ese hombre. Él está tratando de hacerte sentir pena por él, Darius.

—Eso no es cierto, Sr. Alexander. Usted sabe que el Sr. Sinclair

nunca haría algo así.

Brian se rio de nuevo. —Si, claro, ¿Qué sabe usted? No eres más

que un abogado. Usted no sabe el dolor que esa comadreja le ha

causado a Darius por todas las cosas que le ha hecho. ¿Cómo se

atreve a preguntarle a Darius por la decisión de sacar a Julian de su

vida? Eres igual que todos ellos, volviéndose en contra de él por el

pequeño raro. Hombre, por qué todos están ciegos.

—Sr. Alexander, no sé quién es este hombre, pero…

—Él es Brian Montgomery, mi nuevo socio de negocios.

—¿Su qué?

—Ya me ha oído. Brian es mi nuevo socio de negocios. Quiero

que redactes un poder notarial para que yo lo firme dándole derecho

a Brian para trabajar en mi nombre. Él ya me está ayudando.

—¿Está usted seguro Sr. Alexander?

—¿Está usted cuestionando esta decisión? ¿No fue así como

Alan Simpson fue retirado de manejar las cuentas de Darius? ¿Es

necesario que lo quite también Robert?

—No, estoy seguro de que Robert entiende lo que quiero. Él va

a escribir los documentos tal y como yo se lo diga o me iré con mi

cuenta a otra firma de abogados. ¿No es verdad, Robert?

Robert se puso de pie, y puso los papeles en su maletín. —Por

supuesto, señor. Se trata de su cuenta. Usted puede hacer lo que

quiera con ella.



Brian asintió con la cabeza mientras le entregaba los papeles a

Robert. —Muy bien. Voy a esperar esos papeles lo más pronto

posible, Robert. Cuanto más rápido lo hagas mejor. Darius tiene que

tener a alguien a su lado. Todo el mundo está en su contra.

Demonios, incluso su hermano no habla con él.

***********************************

Robert tomó esa información con mucho interés. ¿Dillon no

hablaba con su hermano? Eso era interesante. Darius y Dillon eran

socios en el negocio en muchas áreas. Tal vez podría hablar con él

sobre todo esto sin romper la clausula de confidencialidad del cliente.

—Muy bien, Sr. Alexander, Sr. Montgomery. Yo les mandaré

esos papeles lo antes posible. Buenas noches.

Robert salió disgustado al ver a Brian pavonearse con Darius

cuando salió de la habitación. No podía creer lo que estaba sucediendo.

Este Sr. Montgomery claramente estaba embaucando al Sr. Alexander.

Él solo no estaba seguro de qué hacer al respecto. No tenía ninguna

prueba concreta, sin embargo.

Esperaba que Dillon Alexander tuviera una respuesta. A Robert

realmente le gustaba el señor Alexander, y él no quería ver que nada le

pasara. Él había estado tan feliz cuando estaba con el Sr. Sinclair.

Parecía miserable sin él.

Tenía que haber una manera de solucionar este problema y

mostrarle al Sr. Alexander que él estaba mejor sin Brian Montgomery

en su vida.



Capitulo Quince

Julian puso una orden de bebidas en la bandeja y se dirigió hacia

una mesa. Él agarro un trapo y empezó a limpiar la mesa de un lado a

otro. Él estaba cansado, pero eso no era una sorpresa. Él había

empezado a trabajar en la tienda de ropa a las 8:00 de la mañana y eran

casi las 21:00 p.m. ahora. Él tenía otras cinco horas por delante antes de

salir del trabajo.

Quitó los platos de la mesa en la que estaba trabajando y

entonces se trasladó a otra mesa. Un destello capturó sus ojos, y se

dirigió a una mesa cercana, sacando su cuaderno para órdenes. —¿Qué

puedo hacer por ti esta noche?

El aliento de Julian quedó atrapado en su garganta cuando

levantó la cabeza para encontrarse a Dillon, Johnny y Dino en la mesa.

Todos tenían una sonrisa en su rostro, pero parecían nerviosos.

—Hey, Chicos, ¿Cómo les va? ¿Qué puedo hacer por ustedes?

—Él les preguntó regresándoles la sonrisa.

—Tenemos que hablar contigo, Julian. Es sobre Darius. Es

importante. —Dillon dijo mientras hacia un gesto a la silla frente de él.

—¿Por favor?

Julian negó con la cabeza. —No, yo no quiero hablar de Darius.

Él es mi pasado ahora. No quiero tener nada que ver con él.

—Julian —Dino comenzó. —Tienes que escuchar lo que Dillon

tiene que decir.

—¿Van a pedir algo o no? —Julian les preguntó.



—Maldita sea, Julian, si alguna vez te preocupaste por mi

hermano, es necesario que me escuches. Él está en problemas. —

Dillon exclamó.

Julian lo miró con recelo. —¿Qué tipo de problemas?

¿Darius estaba en problemas? ¿Qué, había caído borracho y no

podía levantarse? ¿O había estado besando a otros hombres extraños

además de Brian?

Dillon negó con la cabeza. —Mira, Julian, esto va a tomar más

que unos minutos para explicarte todo esto a ti. ¿Hay alguna manera

de que puedas tomarte el resto de la noche? Realmente es

importante.

Julian pensó por unos minutos, y luego a regañadientes asintió

con la cabeza. —Si, supongo. Pero si esto es un estúpido plan suyo

para lograr que Darius y yo estemos de nuevo juntos, lo pueden

olvidar.

Dino negó con la cabeza. —No, Julian no se trata de eso.

Nosotros entendemos que Darius jodió mucho su relación. No, esto

es algo más. Estamos muy preocupados por él. Mira, solo tienes que

ir a marcar tu hora de salida y vamos a volver a mi casa y hablar

sobre ello. Necesitamos tu ayuda.

—Está bien, siempre y cuando todos ustedes entiendan que las

cosas terminaron entre Darius y yo.

Dino asintió con la cabeza, cruzando los dedos debajo de la mesa.

Dino, Dillon y Johnny habían acordado todos, incluso antes de venir

aquí que tenían que hacer todo lo posible por conseguir que Darius y

Julian volvieran a estar juntos. Los dos estaban muy miserables el uno

sin el otro.

Pero primero tenían que sacar a Brian de la pintura.



***********************************

Darius no podía recordar alguna vez haber tenido el corazón

roto. Sus amigos lo habían abandonado. Ninguno le había regresado

las llamadas telefónicas, ni siquiera su hermano. Él incluso le había

pedido a Brian ir a verlos y enterarse qué era lo que estaba pasando.

Dillon le cerró de golpe la puerta en la cara a Brian después de decirle

que no quería tener nada que ver con Darius.

Simplemente no lo entendía. ¿Por qué todos se comportaban así?

Sentía que había perdido todo lo que era importante en su vida. Julian,

Dillon, Dino. Demonios, incluso perdió a Johnny. Pero no importaba

cuantas veces los llamara, no le devolvían la llamada.

Como Brian había tomado toda la carga de trabajo de sus

hombros, había pasado menos tiempo en el club. Apenas podía

recordar la última vez que había salido del condominio. Él hacia todo

por internet o por teléfono. Cualquier cosa que lo pudiera sacar del

condominio, Brian lo hacía por él.

Había estado tan cansado últimamente había sido difícil

concentrarse en cualquier cosa. Él solo quería dormir todo el tiempo.

Brian le hacia un té diario para que se lo tomara y lo ayudara a

relajarse y dormir. No sabía lo que haría sin Brian.

El sonido del ascensor lo sacó de sus profundos pensamientos.

Brian no llegaría a casa hasta dentro de algunas horas más, no hasta

que el club cerrara y los libros fueran atendidos. Eso significaba que no

estaría en casa hasta las cuatro o cinco de la mañana.

Por lo tanto ¿Quién sería? Darius tomó el té que Brian había

hecho para él antes de irse y salió al pasillo. Estaba tan sorprendido

cuando Dillon y Johnny salieron del ascensor que casi dejó caer su

taza.



—Dillon —susurró.

—Hola, Darius. ¿Me preguntaba si podría hablar contigo?

—Si, claro. Pasen. —Darius pasó la mano por su desordenado

cabello, y trató de buscar un look normal. Rápidamente se metió la

camisa en los pantalones y siguió a Dillon y a Johnny a la sala, y se

sentó frente a ellos.

—¿Cómo estás, Darius? —Dillon preguntó, sorprendido por lo

mal que veía a su hermano. No solo se veía triste, se veía mal

físicamente. Sus ojos estaban hundidos y rojos, parecía haber perdido

peso, y su aspecto era deplorable. Su madre se sorprendería.

—He estado mejor.

—Si, yo lo veo. ¿Qué te paso, Darius? ¿Por qué nos estas

evitando? Nunca vas al club. No regresas nuestras llamadas

telefónicas…

—¿No regreso sus llamadas telefónicas? Te he llamado varias

veces. Eres tu el que no regresa mis llamadas. Incluso envié a Brian a

tratar de saber qué era lo que estaba pasando. Y le cerraste la puerta

en la nariz. Si alguien evita a alguien, ese eres tú.

—Brian nunca vino a verme. No he visto a Brian desde hace tres

semanas que me despidió del club.

—¿Te despidió? ¿De qué demonios estás hablando? Nunca te

despediría. Te lo estas inventando.

—No, no lo estoy. Hace tres semanas, Brian entró en el Club y

despidió a varios de nosotros. A mí, Johnny, Tim, también a Rick.

Trajo personal nuevo. Dijo que lo habías aprobado y que si

regresábamos al local, nos sacarían a la fuerza.



—¿Por qué iba a hacer eso, Dillon? Tú me ayudaste a hacer lo

que es el club hoy. Tú eres mi mano derecha ahí abajo —Darius

estaba confuso.

—Ya no más. Y tengo que decirte, que el club apesta ahora. Yo

no iría allí ahora, ni aunque me pagaran. Desde que decidiste

convertirte en un recluso y que Brian se encarguara de todo, el lugar

se ha ido al hoyo. Ciertamente no es lo que solía ser.

—¿Cómo puede ser? Es un gran club. No he hecho ningún

cambio.

Dillon se inclinó hacia adelante al borde del sofá. —De eso se

trata Darius, Tú no realizaste ningún cambio, fue Brian. Lo ha hecho

su club. Él tiene bastante clientela también. Estoy bastante seguro

que la mayoría de ellos están en la parte superior de la lista del FBI

de los diez más buscados.

Darius tomó un largo sorbo de su té antes de responder. —Yo no

entiendo nada de esto, Dillon. ¿Qué paso?

—Brian pasó. —Dijo una voz tranquila detrás de Darius. Se dio

la vuelta rápidamente para ver a Julian, Dino y Robert de pie en la

puerta. Se quedó quieto por un rato, como si estuviera en shock, él

soltó su taza sobre el suelo, y se esparcieron cristales rotos por todo el

duro mármol.

—Julian —susurró, como si estuviera viendo un fantasma.

—Hola, Darius. Interesante lo que has hecho con el lugar.

¿Barrio bajo?

Darius miró a su alrededor el condominio, viendo a través de los

ojos de otra persona por primera vez. Lo hizo quedar mal. Cajas de

pizza y los platos estaban apilados por todas partes. Botellas medio

vacías de licor llenaban el centro de entretenimiento. Ropa cubría el



suelo. Se veía como uno de los barrios marginales. ¿Cuándo sucedió

esto, y por qué no lo había notado?

—Supongo que me he atrasado un poco en las labores de

limpieza.

—Si, supongo que sí —respondió Julian con rudeza. —pero,

supongo que si esto es lo que te gusta, tienes derecho a esto.

—Julian, no estamos aquí para comentar sobre el diseño

interior que Darius ha puesto. Sigue con el programa —Dillon le

recordó.

—¿Por qué estás aquí? —Darius preguntó con curiosidad,

cuando sus ojos regresaron a Julian. —Pensé que te había prohibido la

entrada al edificio.

Julian sonrió, pero no alcanzó sus ojos. Era una fría sonrisa y sin

misericordia. —Oh, tú lo hiciste. Pero verás, hay un pequeño

problema. El condominio es mío. Tú me lo traspasaste.

Darius balanceó su cabeza sobre sus hombros. —¿Qué? ¿Has

perdido tu mente?

—No, no, estoy tan cuerdo como siempre lo he estado. Pero eso

te lo tendrías que preguntar tú. ¿Cómo pudiste pensar en darle a

Brian el control de tu vida? ¿No sabes qué clase de hombre es? Es un

estafador, Darius. Él se aprovecha de la debilidad de las personas y

les roba su dinero.

—¿Al igual que tú me robaste cuando te fuiste? —Darius gritó.

—¿Quieres decir los tres mil dólares y los relojes Rolex? Lo mas

gracioso sobre los relojes, Darius, es que la persona que los robó fue

filmada vendiéndolos en una casa de empeño local, y ese no era yo.

¿Te gustaría ver quién los empeño, Darius?



Julian tomó un video que Robert le entregó y lo empujó hacia

adentro de la videograbadora, golpeando el botón de reproducción.

Darius vio en estado de shock, como el rostro de Brian aparecía en la

pantalla, él empeñó sus relojes Rolex, los mismos que dijo que Julian le

había robado.

—¿Qué… qué es lo que está pasando aquí? —susurró con

desesperación. Él miro por encima de su hombro a Dillon, sentía que

su mundo estaba temblando en lugar de su cuerpo. —¿Dillon?

Dillon le tendió la mano a Robert para que le diera el archivo que

estaba sacado de su maletín. Lo colocó sobre la mesa y empezó a

moverlo a través de ella, entregándole cada página a Darius a su paso.

—Brian Thomas Montgomery, también conocido como Brian

Thomas, también conocido como Thomas Montgomery, cuenta con

tres arrestos por fraude. Él cumplió su tiempo, por fraude,

allanamiento de morada, robo de identidad, y tráfico de drogas. Su

padre, que es su socio en los crímenes, está pagando de veinte años a

perpetua por homicidio.

—¿Su padre? Me dijo que su padre había muerto.

Dillon negó con la cabeza. —Nop. Parece que tanto como Brian

padre y Junior, hicieron un esquema para estafar a tipos millonarios.

Brian junior es el anzuelo, lograron que un anciano confíara en él,

consiguiendo un poder para él, luego, lentamente, robaron todo su

dinero. ¿Te suena familiar? Bien, he aquí el factor decisivo. Brian

padre parece que no pudo esperar a que el viejo estirara la pata, por

lo tanto lo mató. Junior hizo un acuerdo con el fiscal. Él solo estuvo

tres años por fraude porque testifico en contra de su padre.

—Eso no es… no es posible. Brian no me dio órdenes para

maniobrar mi dinero.



—¿En serio? —Agregó Julian. —Entonces dime algo, Darius.

¿Cómo Brian ha transferido más de tres millones de dólares de tu

dinero a su cuenta personal? ¿Qué te parece la forma en que ha

tomado el club? ¿Cómo puedes explicar eso?

—Brian es mi amigo. Él no me haría eso a mí. —Darius protestó

débilmente.

—Oh, él lo ha hecho, Darius, y algo más. Él está tratando de

quitarte todo lo que vale la pena. Él te está separando de todos tus

amigos y familiares, haciendo que renuncies a tu fortuna, y

haciéndote un borracho solitario.

—¡Yo no soy un borracho! —Gritó, poniéndose en pie,

balaceándose solo un poco.

—¿En serio, Darius? ¿Quieres entonces explicar los golpes que

le diste a Julian? —Johnny preguntó de pie para hacer frente a Darius,

con las manos apretadas en sus caderas.

—Johnny, ¡Cállate! —Julian gritó. —Eso no tiene nada que ver

con esta conversación.

—Tiene todo que ver con esta conversación. Darius está

tratando de decir que no es un borracho, pero tú y yo sabemos que él

estaba borracho la noche que fuiste herido y golpeado. Lo vi en el

bar con Brian, bebiendo como si no hubiera mañana. Vi los

moretones al día siguiente. Tú no puedes decirme que no lo hiciste.

—Johnny… —Julian dijo.

—¿Qué heridas? —Darius y Dino dijeron al mismo tiempo, a

medida que ambos se volvieron para mirar a Julian, que tenía la cara

roja por la vergüenza. Julian solo se encogió de hombros mientras

miraba a la nada.



—No importa, No importa. Vamos a dejarlo, ¿De acuerdo?

Tenemos otras cosas por hablar aquí.

—No, yo quiero saber de lo que Johnny está hablando. ¿Qué

contusiones, Julian? —Darius exigió, llegando delante de Julian.

Julian dejó escapar un profundo suspiro. —No fue nada, ¿De

acuerdo? Fue la primera noche, cuando saliste con Brian. Cuando tú

y Brian vinieron a casa, estaban bastante ebrios. Tu venías un poco

sobre excitado. Estoy seguro de que no lo decías en serio y realmente

no me hiciste mucho daño.

—¿Te hice daño? ¿Te dejé moretones? —Darius se quedó

horrorizado, cuando Julian solo le devolvió la mirada, sin decir nada.

Darius se sentó de repente en el sofá, con su cabeza cayendo en sus

manos.

—¿Hubo algún otro momento en el que te hiciera daño? —le

preguntó a través de sus dedos.

—¿Quieres decir, aparte de hacerme caso omiso, besar a otro

hombre cuando se suponía que estabas conmigo, creerle a Brian

sobre mí, negarte a hablar conmigo, pensar que te robé, pensar que

tu dinero significaba mas para mí de lo que nunca lo fue, o sacarme

de tu vida? No, no realmente.

Darius levantó la cabeza para ver como Julian, le tiraba dagas con

los ojos a él. —Tú tienes todas las respuestas, ¿no? ¿No crees que yo

salí herido con todo esto? Tú me dejaste. Ni siquiera trataste de

luchar por mí. Tu simplemente me abandonaste y te fuiste.

—¿Qué se supone que debía hacer, Darius? Brian estaba

colgado a ti, por todas partes y tú no hiciste nada. ¡Nada! Dejabas

que te tocara, y que te besara y no sé qué más. ¿Se suponía que yo

mirara a otro lado? ¿Ignorar todo lo que estaba pasando?



—Él solo estaba siendo amable, Julian. Eso no quería decir

nada.

—Tampoco esto. —La boca de Darius se quedó boquiabierta

cuando Julian se acercó a Johnny y lo envolvió con sus brazos a él,

pegando sus labios a él. Ese beso se prolongó durante unos treinta

segundos antes de que Julian diera un paso atrás, y un aturdido

Johnny volvió a caer en el sofá.

—Yo solo estaba siendo amable. —Julian sonrió al darse la

vuelta y salió de la sala, en dirección a los ascensores.

—Julian. —Dino lo detuvo. —No te vayas, por favor. Sé que tú

has sido herido por todo esto, pero necesitas mantenerte tranquilo.

Darius te necesita ahora.

Julian vio a Dino, con los ojos llenos de lágrimas. —No, él no me

necesita. Él no necesita a nadie. ¿Él me pidió que me quedara? ¿Qué

yo no traté de luchar por él? ¿Cuándo se suponía que iba a luchar por

él? ¿Cuándo Brian me tiró al suelo con tanta fuerza que me abrió la

cabeza? ¿O cuando le rogué que me ayudara, y él me dio la espalda y

me dijo que lo dejara y que no volviera nunca más? ¿O tal vez

cuando Brian me sacó al ascensor vestido con nada más que mi

pijama? Ni siquiera me dio tiempo de que me cambiara de ropa antes

de que Brian me echara por la puerta. —Julian lloraba. —¿Cuándo se

suponía que iba a luchar por él? ¿Cuándo?

—Julian, no sé qué decirte. Está jodido. La ha jodido por un

largo tiempo. No importa lo mucho que yo lo quiera, no puedo

arreglar esto. Solo tú y Darius pueden. Pero en este momento, te

necesitamos para ayudar a Darius. Tú sabes que tienes que estar aquí

y por qué. Por favor, haz esto. Entonces tú puedes irte, ¿bien?

Julian resopló un par de veces, limpiándose los ojos. —Muy bien.

Pero después me voy, y no quiero ver a ninguno de ustedes por un



tiempo. No puedo seguir haciéndole frente a esta montaña rusa.

¿Entendido?

Tan pronto como Dino asintió con la cabeza, Julian pasó por

delante de él y de nuevo entró a la sala. Alargó la mano hacia uno de

los pedazos de papel que Robert tenía en su mano.

—Darius, todo el mundo te ha explicado lo que Brian ha hecho,

y la clase de hombre que es. Tú has escuchado las evidencias. Tú

tienes una elección por hacer. Tú puedes tomar el control de tu vida o

te puedes quedar con Brian. Es tu elección. Y tienes que tomarla ya.

—Julian, mira, sobre lo que paso…

—Darius esto no es sobre tu y yo. Es sobre tú y Brian. Y

necesitas tomar una decisión.

—Dios, ¿no puedes siquiera dejarme pensar por un momento?

—¿Qué tienes que pensar? Él está tratando de alejarte de todos

los que se preocupan por ti. Él te está robando dinero. Ha convertido

tu club, tu orgullo y alegría, en un agujero de mierda. Él hizo todo lo

que pudo para que rompiéramos. ¿Qué mas necesaritas pensar? —

Julian le gritó.

—Solo tengo que pensarlo. Déjame pensar…

Julian negó con la cabeza. —Tú sabes que no tienes que

pensarlo. Tú una vez me acusaste de tratar de controlarte. Amigo, tú

no has visto nada.

Darius lo miró confundido, como Julian se inclinó y firmó dos

pedazos de papel antes de entregárselos de nuevo a Robert. El abogado

los revisó con cuidado antes de sacar una pequeña caja y notariarlos. Él

le entrego unos documento a Julian que los dobló y los puso en su

bolsillo.



—Dino, por favor, quédate aquí y ve que Darius se bañe.

Dillon, Johnny, tenemos que salir por un par de horas. Tenemos

algunos negocios en el club de los que tenemos que encargarnos.

Julian se volvió y se dirigió al ascensor, Dillon y Johnny lo

siguieron rápidamente. Robert cerró el maletín, asintió con la cabeza

hacia Dino y los siguió. Dino sonrió y miró a Darius.

—Necesitas un baño, amigo. ¿Por qué no vas arriba y te

limpias, mientras trato de limpiar un poco este lugar?

Darius miró a Dino, aturdido. —¿Qué ha pasado aquí?

—Es muy simple, Darius. Todo lo que tienes, todas las

inversiones, cada una de tus cuentas bancarias, cada pedazo de

propiedades y negocios, hasta tu ropa interior, todo le pertenece a

Julian ahora. Él va a arreglar tu vida, yo creo que no te lo mereces,

pero al parecer, él si lo cree. En este momento, él está en camino

hacia el club para borrar a Brian.

—¿Qué? ¿Cómo sucedió eso? yo pensaba que Julian me había

regresado todo de nuevo. ¿Cómo puede ser ahora dueño de todo?

—Porque, tu estúpido asno, has estado tan fuera de tu mente

con el alcohol, que nunca te paraste a mirar lo que firmabas. Robert

se preocupó después de que Brian hizo varias transferencias de

dinero, por lo que fue a ver a Dillon. ¿Te acuerdas de él, tu socio de

negocios? Dillon autorizó todo. Fue difícil convencer a Julian para

que estuviera de acuerdo con el plan, pero es el único que sabemos

que realmente no le importa tu dinero.

—Entonces, ¿Por qué más está haciendo esto, si no es por el

dinero?

Dino se echó a reír. —Cielos, tu puedes ser tan estúpido. Julian

está haciendo esto porque te ama. Aunque, no tengo ni idea por qué.



Dino comenzó a salir de la habitación, pero se detuvo para mirar

hacia atrás a Darius, con curiosidad en su rostro. —¿Tu sabias, que la

noche que le diste una patada para sacarlo, Julian apareció en mi casa

vestido nada más que con su pijama? No tenía una chaqueta ni nada,

solo la ropa que llevaba puesta. Y tuvo que caminar hasta mi casa

porque no tenía dinero. En el momento que llegó a la planta baja,

supo que le habías prohibido la entrada al edificio.

—Yo nunca le prohibí la entrada al edificio, al menos no esa

noche.

—Bueno, alguien lo hizo. Y si no fuiste tú, supongo que fue

Brian. Julian tuvo que caminar a mi casa bajo la lluvia. Estaba

empapado y congelándose casi en el momento en que llegó allí. Y

para colmo, estaba sangrando por un corte que tenía en la cabeza, por

que Brian lo había empujado. De eso es de lo que Julian hablaba

cuando dijo que te había pedido tu protección y tú le habías dado la

espalda.

—No lo sabía, Dino, lo juro. Le pedí a Julian que se fuera. Yo

nunca habría dejado que Brian le hiciera daño. Ni siquiera discutió.

Él solo…

—Si claro, si es lo que te tienes que decirte para poder ser capaz

de dormir en la noche, Darius.

—No, en serio, no habría dejado a Brian herir a Julian si lo

hubiera sabido.

—Brian ha estado haciendo sufrir a Julian desde el día que

llegó aquí, Darius. Julian trató de decírtelo, y lo echaste. Tú creíste en

todo lo que Brian te decía. Le diste un beso. ¿Cómo eso no le haría

daño?

Darius se limitó a negar con la cabeza, murmurando para sí

mismo mientras se dirigía a las escaleras. No podía creer lo que estaba



sucediendo. ¿Brian era un estafador? ¿Brian hirió a Julian? ¿Julian

ahora era propietario de todo?

Era demasiado para entender. ¿Cómo podía creer toda esta

mierda? Parecía que nadie le decía la verdad. Las personas que le

habían mentido, además, seguían mintiendo. Y las personas que no le

habían mentido no querían hablar con él. Estaba tan cansado de todo

esto.

Había escuchado todo lo que Julian le había dicho a Dino en la

entrada. ¿Brian lo había lanzado con solo su pijama? Le había dicho a

Darius que Julian había ido arriba a recoger sus cosas y se había ido.

Julian había tratado de hablar con él, pero no había querido escucharlo.

¿Por qué? Julian parecía ser el único que no le mentía.

Así que, ¿por qué él le había creído a Brian sobre Julian, el

hombre al que amaba? Julian era su alma gemela, su amor. Tendría

que haberle creído. Él debió haber visto lo que Brian hacía. ¿Por qué no

lo había hecho? ¿Qué estaba mal con él, por qué tan fácilmente él había

desestimado a Julian?

Tal vez Julian estaba mejor sin él. Al menos, si él estaba fuera de

su camino, no lastimaría más a Julian. Le parecía que todo lo que había

hecho desde que había entrado a la vida de Julian era hacerle daño.

Darius salió de la ducha y se secó. Mirándose en el espejo. Se veía

como mierda. Se rió cuando llegó a la crema de afeitar y a la navaja.

Ahora sabía por qué todos lo habían mirado de un modo extraño.

Había una barba de tres semanas creciendo en su rostro. Parecía un

hombre de la montaña.

Darius rápidamente se afeitó, se vistió con ropa limpia. Volvió al

dormitorio y cambió las sabanas de su cama. Entonces se incorporó en

la habitación, se había convertido en una pocilga. Por curiosidad se



dirigió a la habitación que Brian había estado usando. Estaba muy

limpia y ordenada, a diferencia del resto de la casa.

Darius curiosió por todos lados hasta que encontró un pequeño

maletín de documentos debajo del colchón. Curioso, lo abrió. En el

interior estaba el poder que había firmado para Brian, una pila de

documentos legales y declaraciones de numerosos bancos. También

tenía un libro negro y un cuaderno con muchas páginas con

anotaciones. Esto podría ser importante.

Cerró el maletín y lo metió de nuevo bajo el colchón,

manteniendo una pila de papeles en sus manos. Continuó con la

investigación cuando prendió la luz. Escondido en un cajón, encontró

una pequeña bolsa que contenía el anillo que Darius le había dado a

Julian, junto con uno de sus relojes Rolex que se suponía Julian había

robado. Por lo tanto después de todo Brian había estado mintiéndole.

Después de todas las revelaciones de esta noche, Darius estaba

seguro de que nadie podría sorprenderlo más. Pero estaba equivocado.

En otro cajón Darius encontró una pequeña bolsa con pastillas blancas.

Recordaba vagamente a Brian dándole una y diciéndole que le

ayudarían a dormir. Darius comenzó a preguntarse lo que eran en

realidad las pastillas.

—¡Darius! —Dino le gritó mientras corría por las escaleras.

Darius salió corriendo de la habitación de invitados, y casi choca con

Dino por su prisa.

—¿Qué? —gritó de nuevo. La cara de Dino estaba blanca como

una hoja. Darius sabía incluso antes de que le hubiera dicho nada que

algo malo había sucedido. Solo que no sabía qué tan malo era y no

estaba preparado para las palabras que Dino pronunció, que enviaron

su vida al infierno.

—Le han disparado a Julian.



Capitulo Dieciséis

Darius se quedó mirando la forma en que dormía un pálido

Julian tres días después y tuvo una sensación de deja vu. Recordaba

haberse encontrado en esta posición una vez antes, Julian inconsciente

en una cama de hospital, sabiendo que él era culpable, y sabiendo

también que él tendría que renunciar a Julian para mantenerlo a salvo.

Julian se había ido al club a sacar a Brian. Una fuerte discusión

había estallado cuando Julian le había dicho que tenía que irse. Que le

había proporcionado a los policías que lo acompañaban papeles que lo

respaldaban. Antes de que nadie pudiera detenerlo, Brian había

alcanzado un arma y le había disparado a Julian. La policía había

disparado a Brian, causándole la muerte al instante. No es que a Darius

le importara. Él solo esperaba que Brian estuviera ardiendo en el

infierno.

Darius no se había sorprendido cuando se enteró de que el

pequeño paquete de pastillas blancas que Brian le había estado dando

eran barbitúricos ilegales. Ellos se encargaban de mantener a Darius

drogado y paranoico. Habían trabajado mucho más en Darius, de lo

que Brian pensaba.

Darius había alejado a todo el mundo que le importaba. Su

negocio en el que había trabajado con tanto esfuerzo para construirlo

casi se había ido a pique, y Darius había perdido el amor de su vida,

todo por culpa de esas estúpidas pastillas.

El doctor había tratado de asegurarle a Darius que no tendría

efectos a largo plazo una vez que las píldoras salieran de su sistema,

pero Darius sabía que se equivocaba. Los efectos de las pastillas

estarían con él por el resto de su vida. Pero eso ya no importaba.



Todo lo que importaba ahora era el hombre herido tendido en la

cama ante él. En el momento en que Dino le había dicho que Julian

había recibido un disparo, todo se había vuelto tan claro para Darius.

Julian era su vida. Sin él, no era nada. Ningún dinero, reputación o

prestigio significaban nada para él si Julian no estaba allí para

compartirlo con él.

Después de mucho pensarlo, había tomado una decisión que

alteraría su vida. Sus maletas habían sido cerradas y subidas a su

nueva camioneta que estaba fuera en el estacionamiento. En la

pequeña mesa junto a él estaba una copia de los documentos que

Robert había presentado ese mismo día dándole todo a Julian. No lo

quería más. No significaba nada.

Todas las cuentas bancarias ahora llevaban el nombre de Julian y

solo su nombre. El nombre de Darius había sido eliminado. Lo mismo

se había hecho en todos los negocios de Darius, incluyendo El club, El

Anritsu y todo, con excepción de una nueva camioneta y veinticinco

mil dólares en efectivo, todo lo demás pertenecía a Julian.

Solo tenía una última cosa qué hacer antes de irse para siempre.

Sacó de su bolsillo una pequeña bolsa de terciopelo negro, la abrió y

vació el contenido en sus manos. Levantó el dedo de Julian, y empujó

el pequeño anillo de diamantes en el dedo, de nuevo en su sitio.

Ahora solo tenía que irse. Era más difícil de lo que pensaba,

sabiendo que nunca volvería a ver a Julian de nuevo. No estaba seguro

de a donde iría, pero estaba seguro de que no iba a volver. Julian

estaba aquí, y sabia que si estaba lo suficientemente cerca, no sería

capaz de mantenerse alejado de Julian.

Darius se levantó, se inclinó y colocó un pequeño beso en la

frente de Julian. Con una mano temblorosa alisó el pelo del hermoso

rostro de Julian.



—Te amo, ángel. Por favor, sé feliz. —Le susurró antes de

forzarse de una vez a caminar hacia la puerta. Agarró la manija

tratando de obligarse a abrirla. Era duro, tan duro, tuvo que tomar

varias respiraciones profundas antes de que pudiera tirar de la puerta

y abrirla.

—Si caminas por esa puerta, ¡No voy a ser responsable de mis

acciones! —Darius se dio la vuelta para ver a Julian acostado en la

cama, su bebé de ojos azules estaba mirándolo a él. —¡Julian! —

exclamó mientras prácticamente saltaba de nuevo hacia la cama, y

agarraba la mano de Julian entre las suyas. —¿Cómo te sientes?

¿Tienes algún tipo de dolor? ¿Debo llamar al doctor?

—¡Miles puede esperar! —exclamó y luego gimió cuando el

ejercicio había sido demasiado. —¡Mierda, eso duele!

Darius de inmediato se puso en pie. —¿Qué te duele?

—Todo —Julian gimió cuando él se aferró a su gran brazo

vendado.

Darius comenzó a alejaste para buscar al médico cuando la mano

de Julian tomó su brazo y lo detuvo en seco. —¡Tu no vas a ninguna

parte!

—Julian —Darius dijo mientras se volvía hacia él. —Bebé, voy a

buscar al doctor, por favor.

—No, no vas a ninguna parte. Ahora que tengo tu culo de

nuevo, vas a hacer exactamente lo que yo te diga que hagas de aquí

en adelante. ¿Me entiendes?

Darius se quedó mirando asombrado la severa cara de Julian, sus

cejas se elevaron casi hasta el nacimiento de su pelo por el tono

exigente de las palabras de Julian. Su pequeño de 1.65 de altura, le



estaba diciendo qué hacer, diciéndole que tenía el control. La situación

habría sido graciosa si no fuera tan seria.

Cuando vio el brillo de pequeñas lagrimas en la mirada

aprensiva de Julian, supo que estaba acabado. Julian le estaba

exigiendo que se quedara en su vida. Él haría lo que su pequeño

hombre herido dijera, sin hacer preguntas. —De acuerdo, Julian, lo

que tu digas. —Susurró con una sonrisa radiante.

—Eso es correcto. Yo estoy a cargo ahora, y que no se te olvide

—Julian dijo sin rodeos. Bostezó profundamente, sus parpados

comenzaron a cerrarse. Él agarro la mano de Darius, apretándola

suavemente. —Solo voy a tomar una siesta ahora. No vayas a

ninguna parte, ¿De acuerdo?

—Te lo prometo. Yo estaré aquí hasta que me digas otra cosa. —

Darius apretó la mano a su vez, la sonrisa en el rostro de Julian casi

aliviada, como si todos los problemas del mundo se hubieran quitado

de sus hombros.

Y en efecto, ellos se habían ido. De repente todo en su vida tuvo

sentido. Si Julian quería el control sobre Darius y podía quedarse en su

vida, que así fuera. Era un sacrificio que haría con mucho gusto.

Darius vio los parpados de Julian cerrarse lentamente, sujetando

fuertemente su pequeña mano. Sus ojos se concentraron en la subida y

bajada de su pecho, su mirada descansó en su respiración. Él estaba

sorprendido de que Julian quisiera tener algo con él después de todo lo

que había hecho. No tenía ningún sentido.

Él sabía que Julian era más indulgente de lo que nadie había sido

en su vida, pero esto sobrepasaba todo, incluso para él. Darius

realmente la había jodido. No tenía derecho a esperar que Julian lo

perdonara, él ni siquiera tenía esperanza de que lo hiciera.



—Deja de pensar tanto, Darius —Julian dijo sin abrir los ojos. —

Haces que me duela la cabeza.

Darius se echó a reír por la orden del pequeño dictador. —Si,

Julian. —Sin soltar la mano de Julian, Darius se acomodó en la silla

mientras esperaba que Julian tomara su pequeña siesta. En realidad no

le importaba cuando tiempo tenía que sentarse allí. Él no se iba a

mover hasta que Julian se despertara. Era así de simple.

Aún pálido y herido, Julian era digno de ver, mientras dormía.

Darius sentía que podía sentarse allí sobre la incómoda silla de plástico

para siempre, solo viendo como subía y bajaba su pecho, sabiendo que

eso significaba que estaba vivo.

La puerta se abrió de repente detrás de él, Darius se dio la vuelta

para mirar quien era y poniendo su cuerpo de manera protectora entre

Julian y quien entrara. Él asintió con la cabeza cuando vio a Miles

entrar en la habitación, con un portapapeles en la mano y volvió a

sentarse.

—Miles.

—Hola, Darius. —Le dijo. —Tenemos que dejar de reunirnos

así. Prefiero que sea en una noche de cine que en una habitación de

hospital, tenemos que parar a la muerte.

—Si, reunirnos en una habitación de hospital es una tradición

que sin duda me gustaría parar.

—Entonces, ¿Cómo se encuentra tu pequeño hombre hoy? —

Miles le preguntó mientras revisaba los signos vitales de Julian. Le

liberó la muñeca, rápidamente escribió algo en su tabla, luego sacó su

estetoscopio de alrededor de su cuello para escuchar el corazón de

Julian.



—Vivo. Eso es todo lo que me importa a mi. —Darius respondió

cuando él volvió a mirar el amado rostro de Julian. Cuando Julian

comenzó a moverse Darius se acercó y frotó sus nudillos por su suave

mejilla. —Mientras siga respirando, nada más importa. —Darius

murmuró en voz baja.

—Darius, puede ser tan bobo a veces. —Julian murmuró cuando

abrió los ojos y lo miraba. Estiró su brazo sano para tocar con la mano

un lado de la cara de Darius. —Pero es bueno saber que te importo.

Darius se inclinó a su toque, sus ojos oscuros se cerraron por la

exquisita sensación de sentir la carne Julian tocando la suya. —Me

importa, Julian. —Le susurró, sus ojos se llenaron de lágrimas, cuando

él los abrió. —Me importa mucho.

—Bien, porque yo no voy a dejarte escapar otra vez. —Darius se

echó a reír cuando llevó su mano sobre la mano de Julian que estaba en

su mejilla. —Eso está bien.

—Bien. —Miles dijo —Yo me voy. Julian si sigues

recuperándote cómo vas, voy a pensar en permitirte irte pasado

mañana a casa. Darius necesitas ir a dormir un poco, sin embargo

Julian. Tú necesitas descansar.

—¡Darius se queda!

—Lo siento, Julian, es contra la política del hospital. Él puede

volver durante las visitas…

—Si Julian dice que me quede, yo me quedo.

Miles podía ver que ni Julian ni Darius iban a ceder sobre ese

tema. —Está bien, supongo que podemos arreglarlo, pero solo si

Julian descansa. ¿Me entienden?



Tanto Darius como Julian asintieron con la cabeza con

impaciencia.

—Gracias Miles. Me aseguraré de dejarte una buena propina

cuando me vaya. —Julian dijo para diversión de Darius y el buen

doctor. Si Julian podía hacer bromas, estaba en el camino de la

recuperación.

—Está bien, Ustedes dos, regresaré a checarlos más tarde.

Darius no mantengas despierto a Julian por mucho tiempo. Él

realmente necesita descansar. Mientras más lo haga mas pronto se

podrá ir a casa.

—Yo te lo prometo Miles. Y muchas gracias.

Tanto Julian como Darius estuvieron en silencio por un largo

tiempo después de que Miles se fue, estaban concentrados en sus

profundos pensamientos. A pesar de que tenía los ojos cerrados,

Darius sabía que Julian no estaba dormido por la forma en que sus

manos temblaban sobre su estomago de vez en cuando.

—¿Julian? —Él preguntó en un susurro, con la cabeza inclinada.

Sus codos descansaron en sus rodillas, con las manos apretadas sobre

su regazo. —¿Por qué me dejas quedarme?

—Porque te amo.

—¿Qué? —Darius preguntó al tiempo que levantaba sus ojos

para encontrarse con los calmados ojos azul claro de Julian cerrados.

Apenas los abrió mientras él respondía a su pregunta, solo extendió su

mano para acariciar el brazo de Darius.

—Tu me amas y yo te amo. Eso es todo lo que cualquiera de

nosotros necesita saber, Darius, es lo que realmente importa.



—¿Cómo puedes amarme después de todas las cosas que te

hice? ¿Todas las cosas horribles que he dicho?

Julian abrió los ojos y miró a Darius. —Sobre todo lo que puedas

pensar, nunca he dejado de amarte, Darius. Así mismo no creo que

nunca dejarás de amarme, aunque nunca me lo dijeras en primer

lugar.

—Te he amado desde el primer momento en que te vi. Creí que

lo sabías.

—Nunca me lo dijiste —Julian lo regañó.

—Yo no soy muy bueno con las palabras, Julian. —Darius

inclinó la cabeza, retorciendo las manos juntas. —No encontraba

ninguna manera de poner mis sentimientos dentro de palabras. Nada

parecía adecuado, ¿sabes? Todo era tan abrumador.

—Pero tú me amas. —Era más una afirmación que una pregunta.

—Si —Darius susurró.

—Entonces Dilo. —Los ojos de Darius estaban húmedos cuando

miró a Julian. Estaban llenos de miedo y remordimiento. —Yo Te

Amo.

Julian sonrió, acariciando el brazo de Darius, cuando sus ojos se

cerraron otra vez. —Viste, no fue tan difícil, ¿Verdad?

Darius se echó a reír. —No, supongo que no.

—Acostúmbrate a decirlo, Darius. Espero escucharlo con

frecuencia. —Julian fue tan directo con sus palabras que Darius se

limitó a mirarlo en atónito silencio antes de gritarle.

—¿Eso es todo? ¿No vamos a hablar nada sobre lo que pasó?

¿Lo que pasó este último par de meses? ¿Acerca de lo que yo hice

contigo? ¿Sobre Brian?



Julian abrió los ojos para mirar a Darius. —Realmente preferiría

no oír ese nombre otra vez, si no te importa. En cuando al último par

de meses, ¿Qué podemos decir? Fuimos puestos a prueba, pero

pudimos salir bien. Los dos estamos vivos y todavía nos amamos.

Nada más importa.

—¿Cómo puedes decir eso? Bri… él te disparó.

—Pero estoy vivo. —Julian tomó la mano de Darius,

sosteniéndola con fuerza. —Darius, cuando me disparó y me subieron

en la ambulancia, lo único que quería era a tí. Nada mas importaba,

ni el tiempo, ni lo que pasó entre nosotros, ni siquiera lo que nos

hiciste. Nada era importante, solo tú. Yo quería, tus fuertes brazos

alrededor de mí, el latido de tu corazón debajo de mi oído, tu cuerpo

amándome. Eso es lo único que importa.

—Julian, no sé qué… —inclinó la cabeza brevemente, tragando

saliva, buscando apoyar lo que decía Julian. —No sé si yo pueda

cumplir eso.

—Si, puedes, y tú lo sabes, porque me niego a tenerte de

cualquier otra manera. Te lo dije antes, tengo tu culo sexi ahora, y no

voy a dejar que se vaya. Ahora cállate, Darius. Tengo que reposar

para que puedas llevarme a casa.

Darius miró con un poco de asombro cuando Julian le palmeó el

brazo de nuevo y cerró los ojos. No sabía qué decirle. Julian le devolvía

su razón de vivir y al decirle cual era el costo, Darius ya se lo había

dado a Julian, su corazón.

—Muy bien, ángel, descansa un poco para que pueda llevarte a

casa. Yo estaré aquí cuando despiertes.

—Yo sé que estarás. —Después de algunos momentos de

silencio, Julian apretó la mano de Darius de nuevo. —Estoy esperando

Darius.



—¿Por qué?

—Sabes lo que quiero.

Darius se echó a reír. —Te amo, Julian.

—No te preocupes, bebé, es más fácil con el tiempo.

Darius movió la cabeza, riendo. Julian iba a salirse con la suya

por las buenas o por las malas. Probablemente sería más fácil para él, si

simplemente hacíaa lo que Julian quería. Para ser un hombre tan

pequeño, Julian era el hombre más fuerte que Darius hubiera conocido.

—¿Darius?

—¿Si, Julian?

—Yo también te amo.



Capitulo Diecisiete

Julian miraba los de la mudanza que bajaban las últimas cajas,

por el gran ventanal de la nueva casa que Darius había construido para

ellos. Contaba con seis habitaciones, cuatro baños, una oficina que

ambos compartían, un comedor, una cocina que era el sueño de

cualquier cocinero, una sala de estar con una pantalla enorme de cine,

y una piscina cubierta. Era perfecta.

No podía creer que ya estuvieran instalándose. Había tomado

seis meses para planearla y construirla. De alguna manera Darius lo

había organizado para que se mudaran a su nueva casa en su

aniversario de un año. Era difícil de creer que había pasado tanto

tiempo ya.

Había habido muchos cambios en su vida desde que Julian había

sido balaceado. Dillon y Johnny compartían un apartamento ahora.

Recientemente ellos dormían juntos. Julian estaba feliz de que

estuvieran juntos, aunque no estaba muy seguro de cómo había

sucedido. Pero, parecía que Johnny quería hacer de todo para que

Dillon fuera feliz. Decía que esto lo hacía feliz.

Johnny necesitaba seguir trabajando en su reformación, pero

parecía estar en camino. Julian sospechaba que mucho de eso era por

Dillon. Johnny quería ser una mejor persona, una persona que pudiera

cuidar a Dillon. Julian no tenía ninguna duda de que eso llegaría con el

tiempo.

Incluso Dino y Miles seguían saliendo. Sin embargo, ellos

hablaban de algo más permanente. Dino parecía estar orgulloso del

hecho de que estaba saliendo con el director de Hospital Cathedral

Park, aunque Miles solo había estado en ese puesto por muy pocos

meses.



Dino había estado pasando cada vez más tiempo con Miles y su

familia, incluyendo a Brandon el sobrino de Miles, que le hizo el mejor

pastel de chocolate del mundo por lo que a Dino se refiere.

Darius había dejado de beber por completo, por temor a lastimar

a Julian aunque fuera un poco. No importaba cuantas veces Julian

había tratado de decirle que había sido un accidente, Darius se mostró

inflexible. Decía que el placer que recibía del amor de Julian era mucho

más importante que cualquier otra cosa que alguna vez hubiera

bebido. No había tenido una recaída desde entonces.

Después de saber que Brian había estado drogando a Darius,

había sentido alivio al saber que no habría efectos secundarios. Aún

así, eso explicaba el extraño comportamiento de Darius en ese

momento.

Después de que Julian fue dado de alta del hospital, Darius se

convirtió en el amo de casa perfecto. Él casi hacia todo, cocinaba,

limpiaba, negándose a tener una ama de casa que invadiera su

privacidad o para permitir que nadie más cuidara de Julian, excepto él.

Incluso había perfeccionado el arte de pintar las uñas.

Oh, él todavía estaba completamente involucrado en el negocio y

en el aspecto financiero de su vida, acompañando a Julian donde

quiera que iba. Con la tutela de Darius, Julian se estaba convirtiendo en

todo un exitoso hombre de negocios, tomó el control del club y lo

convirtió de nuevo en el mismo lugar que había sido antes de que

Brian lo destruyera.

Darius aún se negaba a tomar decisiones importantes sobre nada

que tuviera que ver con los negocios o las finanzas sin que Julian diera

su aprobación. Solo les dijo a todos que todo le pertenecía a Julian y

que él estaba a cargo. Parecía aliviado de dejarle el control a alguien

más.



Su vida sexual parecía ser el único lugar donde Darius dominaba.

No podía mantener sus manos fuera de Julian. No importaba lo que

Julian estuviera haciendo. Si Darius estaba en ese estado de ánimo,

cargaba a Julian y se lo llevaba. No es que Julian se estuviera quejando.

Darius era un amante insaciable, con una imaginación con la cual

rivalizar, incluyendo la suya.

Julian se rio al ver a Dino a través de la ventana, discutiendo con

Dillon y Johnny sobre algunas cajas que debían ser movidas. Miles

estaban junto a Dino solo moviendo la cabeza, riendo.

Él sonrió cuando sintió dos fuertes brazos que lo envolvieron,

apoyando la cabeza contra el enorme pecho detrás de él. —Mmmm, es

mejor que tengas cuidado, bebé. Tengo un muy grande, novio celoso.

—¿Ah, sí? Apuesto que soy mejor amante que él.

—¡Demuéstralo! —Julian se rio mientras se volvía para hacer

frente a ese hombre.

—¡Con mucho gusto! —Darius gruñó mientras cargaba a Julian

en sus brazos, y lo llevaba por la sala, las escaleras y el pasillo de su

dormitorio. Pateó la puerta cerrandola antes de dejar caer a Julian en

el centro de la cama.

Julian observó como Darius sacaba su camisa sobre su cabeza, y

luego comenzaba a desabrocharse los pantalones. Se quitó los zapatos

y empujó sus pantalones hacia abajo, tirándolos al suelo, antes de

ponerse enfrente de Julian con toda su gloriosa desnudez.

—¡Maldita sea! —Susurró Julian mientras lentamente se

humedecía los labios. —¡Tu eres tan malditamente caliente!

Julian comenzó a frotar su polla endurecida a través de sus

pantalones cuando vio a Darius agarrar una botella de lubricante del



bolsillo de sus pantalones y comenzar a trepar por la cama hacia él,

colocándose entre sus piernas.

—¿Por qué no me dejas hacer esto por ti? —Darius preguntó

mientras alcanzaba el botón y la cremallera de los pantalones de Julian,

desabrochando el botón y bajando la cremallera tan lentamente que

Julian pensó que podría gritar de frustración.

—Darius —le rogó. —Por favor…

—Todo a su tiempo, bebé, todo a su debido tiempo.

Darius sacó los pantalones de Julian por sus piernas y los dejó

caer en el suelo junto a la cama. Llegó a su camisa, arrancándole los

botones y quitándosela antes de dejarla caer al suelo junto a los

pantalones de Julian.

Había un brillo perverso en sus ojos mientras miraba hacia abajo,

al cuerpo desnudo debajo del suyo. Frotó una mano por todas partes

de Julian desde sus hombros hasta sus caderas, por lo que Julian se

retorcía debajo de él.

—Tan hermoso y sexy. ¿Qué he hecho yo para merecerte?

—No lo sé, ¿Pero podrías darte prisa? —Julian exigió cuando

Darius pasó un dedo por su pezón. —Oh cielos, sí, eso me gusta.

Julian arqueó su cuerpo hacia Darius. —Mas. Él rogó.

Darius se echó a reír mientras se deslizaba hasta situarse entre las

piernas de Julian. —Paciencia, bebé. Tu no debes apresurar estas

cosas.

Darius se acercó y le dio golpecitos con su lengua en la parte

superior de la polla de Julian. Las caderas de Julian saltaron tan

rápidamente de la cama que tenía que utilizar sus manos para

sujetarlo.



—Recuerda, bebé, paciencia. —Darius no le dio tiempo a Julian

para responder porque tomó la dura polla de Julian, tragándolo hasta

la raíz, su lengua acariciaba de un lado a otro las gruesas venas,

mientras movía la cabeza de arriba abajo.

Julian gimió y enterró las manos en el grueso pelo de Darius,

poniendo los ojos en blanco mientras movía hacia atrás su cabeza. —

Darius —susurró. —¡Mierda, no pares, por favor no pares!

Darius se acercó y abrió la botella de lubricante con una mano, y

chorreó el contenido en sus dedos. Moviendo su mano hacia abajo,

alrededor del culo de Julian, comenzando a acariciar suavemente entre

sus mejillas frotando repetidamente a lo largo de su agujero ansioso.

Julian soltó el pelo de Darius, subiendo rápidamente sus piernas

y colocandolas en su pecho, abriéndose ante la mirada hambrienta de

Darius.

—Mierda, eso es tan sexy, bebé. —Darius le susurró mientras

miraba hacia abajo a Julian. Darius acarició la pequeña roseta con el

dedo antes de hundirlo lentamente hasta el nudillo.

Julian gimió cuando Darius movió su dedo. Jalando su dedo

hasta dejarlo casi todo fuera, Darius añadió otro, empujando los dos

dedos, el corazón de Julian comenzó a latir más rápidamente.

Extendiendo su mano tiró de sus mejillas separándolas.

Julian sabía que su auto control muy pronto seria cosa del

pasado. Darius añadió un tercer dedo, inclinándose para lamer la base

del saco de Julian mientras bombeaba con sus dedos.

De repente, Darius se acomodó y se arrodilló entre sus piernas.

—¿Listo para mi, bebe? —Preguntó mientras él agarraba los muslos de

Julian empujándolos contra su pecho sosteniendo a Julian abierto.



—¡Oh mierda, si! —demandó Julian en voz alta. —Ahora,

Darius, te necesito ahora.

Darius impulsó lentamente su gruesa y dura polla

desapareciendo en Julian, poco a poco, hasta que sus bolas se apoyaron

en su culo.

—Cielos, fuiste hecho para mí. —Darius gimió cuando dejó caer

la cabeza en sus hombros y tomó una respiración profunda y suspiró.

—Darius… —Julian susurró.

Darius abrió sus ojos y miró hacia abajo a Julian. —Bien, bebé,

aguanta.

Julian gimió cuando Darius comenzó a mover sus caderas,

lentamente al principio pero fue aumentando la velocidad y la fuerza

de empuje hasta que golpeaba con fuerza a Julian.

Julian amaba cada momento de esto. Darius tocando su lugar

dulce con cada golpe. Los gritos de Julian aumentaron de volumen

hasta que gritaba. Esto era el paraíso.

—Tócate a ti mismo, bebé —Darius demandó. —Tengo tus

piernas.

Julian libreró sus piernas en las grandes manos de Darius,

alcanzando y agarrando su polla, frotándose las gotas de liquido pre

seminal en la parte superior antes de iniciar su impaciente juego,

tocándose igual de rápido que los golpes de Darius.

Abrió los ojos y miró los confiables ojos de Darius.

—Más fuerte. —Exigió, mirando como los ojos de Darius se

oscurecían y se volvían feroces por su necesidad. Sabía lo que Darius

quería, lo que él necesitaba, Julian se acercó y comenzó a jalar el aro de

plata en su pezón.



Él se quejó por la estimulación combinando entre jugar con su

pezón, acariciar su dolorida polla y los fuertes empujes de Darius. Fue

demasiado. Las caderas de Julian comenzaron a moverse para

encontrarse con el eje de Darius.

—Oh mierda, Darius, yo me voy a…. —los ojos de Julian se

cerraron y su cabeza rodó sobre sus hombros, su cuerpo se arqueó.

Chorros de semilla color blanco nacarado cubrieron su pecho. Los

músculos internos apretaron abajo, aprisionando a Darius.

Julian abrió los ojos y miró a Darius, justo a tiempo para ver los

músculos de su cuello tensarse. Su cabeza cayó hacia atrás, su cuerpo

se puso rígido mientras se vaciaba en Julian con gran estruendo.

Todo su cuerpo temblaba mientras empujaba en Julian una vez,

dos veces, antes de descender y reclinar la cabeza sobre el pecho de

Julian, sus brazos le temblaban, su respiración era rápida.

Julian llevó sus manos para recorrer el pelo de Darius, mientras

esperaba que recuperara su equilibrio.

Unos instantes después Darius levantó la cabeza y sonrió hacia

abajo a Julian. –¡Veamos si tu novio lo hace mejor!

La risa de Julian se convirtió rápidamente en un grito de

decepción cuando Darius se salió y se puso a un lado de la cama para

tomar un trapo y limpiarlos a los dos.

—Yo siempre odio esta parte. —Julian hizo un mohín.

—¿Cuál parte? —Darius preguntó mientras limpiaba a los dos

antes de dejar el trapo en el cesto cercano.

—La parte en donde tienes que salirte.

—Bueno, yo estoy un poco unido a mi verga, bebé. —Darius

respondió mientras se subía sobre la cama.



Julian se rio otra vez. —Yo también.

Darius se acostó de espaldas junto a Julian y lo jaló hacia su

pecho, envolviendo sus brazos a su alrededor. —Ya sabes, bebé, este

es nuestro primer aniversario.

—¿Si?

—Tu me prometiste decirme quién era el Sr. Maravilloso en

nuestro primer aniversario.

—¿Tu recuerdas eso? —Julian preguntó, sorprendido.

—Yo recuerdo todo lo concerniente a ti, bebé, ahora, deja de

cambiar el tema y cuéntame.

Julian se rio entre dientes, cuando él mismo se acomodaba en la

parte superior del pecho de Darius, con su barbilla apoyada en su

pecho, con la mirada fija en el hombre debajo de él.

—Bueno, después del fiasco de Johnny, Dino y yo estuvimos

hablando. Él sentía que era el momento de que yo encontrara un

novio nuevo, así que quería saber qué era lo que estaba buscando,

qué tipo de hombre yo quería en mi vida.

—¿Y qué le dijiste?

—Que quería a alguien alto, fuerte y varonil, sin ser un tipo

duro. Tenía que ser dulce, amable y cariñoso. Inteligente, pero no

grosero, y con humor. Pero lo más importante tenía que amarme a

mí.

—¿Cómo surgió el término ―Sr. Maravilloso‖ en esa

conversación?

—Simple. Le dije a Dino que todos esos rasgos eran lo que yo

creía harían a un hombre el mas maravillosos del mundo, y que si



alguna vez se reunieran en el Sr. Maravilloso, yo lo reconocería a

primera vista.

Julian dejó escapar un profundo suspiro. —Dino, por supuesto,

me recordó los errores del pasado. Por lo tanto, estuve de acuerdo en

darle al Sr. Maravilloso un año. Si todavía estábamos juntos después

de un año, y yo estaba todavía feliz, yo sabría que era la única

persona para mí y estaría con él para el resto de mi vida.

—¿Y tú lo estás? Siendo feliz, quiero decir.

Julian sonrió. —Todavía estoy aquí, ¿no?



Agradecimientos.

Gracias a todas las Diosas del Olimpo por permitirme

formar parte de su equipo.

Pero en especial a Zamorita que me deja participar en

su maravilloso blog permitiéndome compartir mi

amor por la lectura homoerotica.

Y apoyando mis locas ideas para los libros.

A todas las chicas y chicos que siguieron semana a

semana esta traducción, gracias por los mensajes que

me mandan, apoyando mi trabajo y opinando sobre las

traducciones que hago.

Sin ustedes no podría hacerlo, son lo máximo.

mr. wonderful stormy glenn …api.ning.com/.../mr.wonderful.pdf · sea lo que fuera, julián aún...

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