morfologia de la cabeza humana

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MORFOLOGÍA DE LA CABEZA HUMANA PARA EL GRADO DE ODONTOLOGÍA

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Patrocinado por Laboratorios Lacer

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Autores:Prof. Dr. Juan Antonio Suárez Quintanilla

Prof. Dr. Elvira Crespo VázquezProf. Dr. Antonio J. Crespo Abelleira

Prof. Dr. M. Angeles Rodriguez Cobos

Departamento de Ciencias MorfológicasUniversidad de Santiago de Compostela

MORFOLOGÍA DE LA CABEZA HUMANA

PARA EL GRADO DEODONTOLOGÍA

Patrocinado por Laboratorios Lacer

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A Mila.

La gente más feliz, no es la que tiene lo mejor de todo, si no la que hace lo mejor con lo que tiene

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ÍNDICE I - El origen. 1.1. Introducción. 11II - Estructura esquelética de la cabeza humana. 2.1. Introducción. 19 2.2. El cráneo en conjunto. 21 2.3. Frontal. 26 2.4. Etmoides. 28 2.5. Esfenoides. 30 2.6. Temporal. 33 2.7. Occipital 36 2.8. Parietal. 39 2.9. Vómer. 40 2.10. Maxilar superior. 41 2.11. Palatino. 47 2.12. Cornete inferior. 48 2.13. Huesos nasales. 49 2.14. Lagrimal. 50 2.15. Cigomático. 51 2.16. Maxilar inferior. 52 2.17. Fosas nasales. 56 2.18. Cavidad orbitaria. 57 2.19. Fosa subtemporal o cigomática. 58 2.20. Fosa pterigomaxilar. 59 2.21. Cara endocraneal de la base del cráneo. 60 2.22. Cara exocraneal de la base del cráneo. 62 2.23. Puntos, líneas y planos cefalométricos. 64III - Articulaciones de la cabeza y músculos de la masticación. 3.1. Introducción. 69 3.2. Morfología de la articulación temporomandibular. 71 3.3. Biomecánica de la articulación temporomandibular. 74IV - Músculos de la mímica. 4.1. Músculos de la mímica. 81V - Vascularización del sistema musculoesquelético de la cabeza. 5.1. Vascularización arterial. 87 5.2. Vascularización venosa. 90 5.3. Linfáticos. 91VI - Nervios craneales. 6.1. Nervios craneales. 95VII - Cavidad bucal. 7.1. Constitución anatómica. 106 7.2. Mucosa oral. 111 7.3. Glándulas salivales. 114 7.4. Morfología externa de los dientes. 117 7.5. Tejidos dentarios. 122VIII - Crecimiento del sistema estomatognático. 8.1. Crecimiento del sistema estomatognático. 126

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CAPÍTULO 1.

El origen

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1 – EL ORIGEN 11

1.1.Introducción

El conocimiento del origen y la evo-lución de la vida es obligatorio para cualquier estudiante o profesional de las ciencias de la salud. La existencia de cada uno de los seres humanos que habitamos la Tierra es debida a un conjunto de procesos increíbles que abarcan desde el origen del Uni-verso hasta el sofisticado proceso de evolución y selección que permite nuestro nacimiento. Al origen del Universo, las galaxias y la Tierra, se une una impresionante selección na-tural que ha permitido la evolución humana desde las formas animales más primitivas hasta el ser humano. Pero además, nuestra existencia se debe a la competencia de millones de células germinales de nuestros pa-dres que determinan el desarrollo de todos los tejidos, órganos y aparatos que forman nuestro cuerpo. Podemos entender la conjunción de fenómenos físicos, químicos, evolutivos y em-briológicos que determinan la forma-ción de un ser humano, pero es impo-sible comprender el porqué somos los únicos que podemos tener acceso al conocimiento de estos fenómenos en un Universo tan complejo y porqué este conocimiento se mueve entre las proporciones infinitamente macros-cópicas y microscópicas como si fué-semos una frase entre dos paréntesis, pero no conocemos el resto del texto.

En la segunda década del siglo XX, las investigaciones de Edwin P. Hub-ble (1889-1953) concluyeron que las

galaxias se estaban alejando entre sí, lo que dio pie a que los astrónomos determinasen, años más tarde, que el universo se formó con una gran explosión inicial denominada el Big Bang. Según la teoría del Big Bang, al principio toda la materia estaba con-centrada en un punto con gran canti-dad de energía y en el momento de la gran explosión, el universo comenzó a hacerse cada vez más grande y las partículas se unieron para formar átomos. Así, progresivamente el uni-verso se fue expandiendo formando nebulosas, galaxias, estrellas, plane-tas, satélites, cometas y asteroides. El proceso de expansión continúa en la actualidad y los investigadores pueden conocer la velocidad a la que se separan las galaxias, lo que les permite datar la edad del universo en 13.700 millones de años. Esta ci-fra es enorme si la comparamos con los 4.500 millones de años que tiene nuestro planeta, que para encuadrar-lo en el universo, diremos que per-tenece al sistema solar, que es una parte de una galaxia denominada la vía láctea, que a su vez pertenece a un sistema de galaxias denominadas grupo local.

Hace aproximadamente 4.500 mi-llones de años la Tierra se forma con los demás astros del Sistema Solar, originándose en ella los primeros mi-nerales y rocas que coinciden con los primeros fenómenos volcánicos que expulsan gases, formando el origen

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de la atmósfera y la hidrosfera. Casi mil millones de años después, apa-recen los primeros seres vivos con células procariotas (sin núcleo) que permiten la fotosíntesis y originan acúmulo de oxígeno en la atmósfe-ra. Casi otros mil millones de años tienen que transcurrir para que se formen las células eucariotas (con núcleo) y los seres pluricelulares. Hace 630 millones de años surgen los invertebrados macroscópicos y trescientos millones de años después comienza la formación de las prime-ras plantas terrestres. Con el paso del tiempo aparecen los primeros peces acorazados, los insectos, los anfibios, y los helechos forman bosques gigan-tes que dan origen al carbón. Des-pués de la formación de los reptiles (hace 65 millones de años) se produ-ce una extinción masiva que afecta al 95% de las especies (hace 1,8 mi-llones de años). Desde este momento hasta nuestros días, la evolución se divide en 5 períodos característicos que son el triásico, jurásico, cretáci-co, terciario y cuaternario. En el pe-ríodo triásico comienza la era de los reptiles o Mesozoico, y es cuando los dinosaurios y otros grandes reptiles comienzan a dominar la Tierra. En el período jurásico aparecen las pri-meras aves, los primeros mamíferos y las primeras plantas con flores. En el período cretácico es donde se produce un cambio climático extre-mo que origina la extinción de los dinosaurios dando lugar al período terciario. En el período terciario las plantas con flores, las aves y los ma-míferos predominan en nuestro pla-neta, evolucionando progresivamente

hasta que en el período cuaternario aparece la especie humana y la fauna y flora de la actualidad. Tradicional-mente, y debido a la complejidad que supone manejar cifras tan grandes en los períodos evolutivos, es conve-niente comparar la duración de todo el proceso desde el origen del univer-so hasta el origen del hombre con la duración de un año natural. Así, si el origen del universo se produjo un 1 de enero, el sistema solar no aparece hasta el 9 de septiembre, la Tierra se forma el 14 de septiembre y los pri-meros seres vivos aparecen el 30 de septiembre. El 17 de diciembre apa-recen los peces, el 22 de diciembre los anfibios, el 23 de diciembre los reptiles y el 30 de diciembre los ma-míferos. El ser humano aparece en la Tierra a las 10 de la noche del 31 de diciembre.

Desde el punto de vista del estudio de la morfología del ser humano se debe tener en cuenta que, por un lado se encuentra el desarrollo evolutivo desde las especies inferiores (desarro-llo filogenético) y por el otro el desa-rrollo embriológico del ser humano desde las células progenitoras de sus padres (desarrollo ontogénico). Para la comprensión de nuestra historia evo-lutiva es imprescindible conocer que existen 7 clases de animales: espon-jas, celentéreos, gusanos, moluscos, artrópodos, equinodermos y verte-brados; Los vertebrados se clasifican en dos tipos: peces y cuadrúpedos; Los cuadrúpedos, a su vez, se dividen en anfibios y amniotas; los amniotas pueden ser ovíparos (reptiles y aves) o vivíparos (mamíferos). Los mamí-feros se dividen en monotremas (por

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1 – EL ORIGEN 13

ejemplo el ornitorrinco, que a pesar de poner huevos, tiene muchas carac-terísticas propias de los mamíferos y por eso se encuadra en este orden) , los marsupiales (son animales como el canguro que no tiene placenta y después de parir sus crías las alojan en una bolsa denominada marsupio para terminar de desarrollarse) y los placentarios (a este grupo pertenecen el resto de los mamíferos). Los pla-centarios se dividen en insectívoros (como su nombre indica se alimentan prácticamente de insectos como es el caso de los topos o los erizos) , qui-rópteros (son los únicos mamíferos voladores como el murciélago) , roe-dores (son animales con dientes de crecimiento contínuo como por ejem-plo la rata o el hámster) , lagomorfos (en este grupo se incluyen los conejos y las liebres) , carnívoros (como los osos, los cánidos y los felinos) , cetá-ceos (son mamíferos marinos como la ballena y el delfín) , perisodáctilos (sus patas terminan con un número impar de pezuñas como los caballos y los rinocerontes) , artiodáctilos (sus patas terminan en número par de pe-zuñas como ocurre en las vacas, los cerdos y los camellos) y primates (a este grupo pertenecen los lémures, los monos, los antropoides y el ser humano). Los primates pueden ser lemúridos (monos de tamaño peque-ño o mediano con larga cola prensil) , calitríchidos (monos muy pequeños con larga cola no prensil) , cébidos (monos con extremidades largas y cola prensil) , cercopitécidos (monos con hocico largo) , hilobátidos (mo-nos de tamaño mediano, son cola y con brazos muy largos) y homínidos

(primates grandes sin cola como el gorila, chimpancé, orangután y ser humano).

El ser humano no es descendiente directo de los animales anteriores en su evolución filogenética, sino que ha tenido un antepasado común con ellos. Es decir, el hombre no deriva de los monos, sino que entre los monos y el hombre existieron antepasados comunes que por un lado evoluciona-ron a hombre y por el otro quedaron como una forma menos desarrollada como el chimpancé. Dentro de los homínidos se desarrolló en Africa una especie denominada Australopi-thecus con una estatura de metro y medio, que podían caminar erguidos, con un cerebro pequeño, mandíbulas grandes, que se alimentaban de fru-tos, semillas y raíces. El Australopi-thecus aumentó su tamaño cerebral, comenzó una dieta omnívora y cons-truyó herramientas de piedra muy rudimentarias, lo que le permitió transformarse en una especie más desarrollada denominada Homo Ha-bilis. El Homo Habilis se transformó en Homo Erectus en el momento en que dominó el fuego y fabricó he-rramientas más sofisticadas, lo que permitió una dieta más blanda que reducía el tubo digestivo (incluida la mandíbula y los dientes) y podía per-mitir un aumento de flujo vascular a la cabeza para mejorar la capacidad cerebral. Hace unos 150.000 años el Homo Erectus se transformó en Homo Neanderthalensis y su aspecto era muy parecido al ser humano ac-tual, ya que entre otras habilidades, existe constancia de que enterraba a sus muertos y podía dominar casi

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todas las zonas climáticas del plane-ta. Pero sin duda el viaje evolutivo alcanza su mayor sofisticación hace unos 100.000 años con la aparición del Homo Sapiens que por primera vez realiza manifestaciones artísticas de las que tenemos constancia en la actualidad.

El ser humano en su evolución fi-logenética es un vertebrado (tiene simetría bilateral y un esqueleto in-terno formado por hueso y cartílago que además forma una columna ver-tebral), amniota (a diferencia de los anfibios carece de una fase acuática en la que se respira por branquias), vivíparo (no pone huevos), primate, homínido y homo sapiens.

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1 – EL ORIGEN 15

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CAPÍTULO 2.

Estructura esquelética de la cabeza humana

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2 – ESTRUCTURA ESQUELÉTICA DE LA CABEZA HUMANA 19

El esqueleto humano se divide en dos partes: esqueleto axial y esqueleto apendicular. El esqueleto axial es el formado por los huesos de la cabeza el cuello y el tronco, mientras que el esqueleto apendicular está formado por los huesos de las extremidades superiores e inferiores. Todos los hue-sos del cuerpo humano se clasifican en cuatro tipos: largos, cortos, planos e irregulares. Los huesos de la cabeza humana se dividen en dos partes que son los huesos del neurocráneo y los huesos del esplacnocráneo. Los hue-sos del neurocráneo se encargan de proteger el encéfalo y los huesos del esplacnocráneo o huesos de la cara, se encargan de proteger las porciones del sistema respiratorio y digestivo de la cabeza. El neurocráneo está forma-do por dos huesos planos (parietales) y seis huesos irregulares (1 occipital, 1 esfenoides, 1 etmoides, 1 frontal y dos temporales). El esplacnocráneo o huesos de la cara están formado por catorce huesos, seis pares (maxilares superiores, malares o cigomáticos, pa-latinos, cornetes inferiores, nasales o huesos propios de la nariz, unguis o lagrimales) y dos impares (vómer y maxilar inferior o mandíbula). Excep-to los huesos propios de la nariz y el vómer que son planos, el resto de hue-sos de la cara son huesos irregulares.

Todos los tejidos del organismo se dividen en cuatro tipos que son: epi-telial, conjuntivo, muscular y nervio-so. Los huesos de la cabeza, como los

del resto del cuerpo, están formados por tejido óseo, que es la forma más característica de tejido conjuntivo. El tejido óseo está formado por células y material extracelular o matriz. Las células del hueso son osteoblastos, os-teoclastos y osteocitos. Los osteoblas-tos son pequeñas células formadoras de hueso que se encuentran en toda la superficie ósea y que sintetizan y secretan osteoide que es una parte de la sustancia fundamental. Las fibras de colágeno se alinean con el osteoide y sirven de armazón para el depósito de calcio y fosfato. Los osteocitos son osteoblastos maduros rodeados por una matriz situada en el interior de una laguna. Los osteoclastos se en-cargan de la erosión del hueso y son células gigantes multinucleadas que contienen numerosas mitocondrias y lisosomas. La matriz extracelular está formada por sales inorgánicas y matriz orgánica. Las sales inorgá-nicas son hidroxiapatita (cristales de calcio y fosfato) , finos cristales orientados para resistir el estrés me-cánico y otros minerales como sodio y magnesio. La matriz orgánica está compuesta por fibras colágenas y una sustancia fundamental (formada por proteínas y polisacáridos).

Desde el punto de vista estructural el hueso puede ser compacto o espon-joso (Fig 1). El hueso compacto está formado por unidades estructurales cilíndricas denominadas osteonas o sistemas de Havers que están co-

2.1.Introducción

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nectadas entre si por unos canales transversos denominados conductos de Volkmann. Cada osteona presenta cuatro tipos de estructuras: lamini-llas, lagunas, canalículos y conducto haversiano. Las laminillas son capas concéntricas y cilíndricas de matriz calcificada; las lagunas son pequeños espacios llenos de matriz que contie-nen los osteocitos; los canalículos son minúsculos canales que conectan las lagunas entre si; los conductos haver-sianos se extienden longitudinalmen-te a través del centro de cada osteona y contienen vasos sanguíneos y lin-fáticos. El hueso esponjoso está for-mado por trabéculas que presentan diminutos canalículos para el inter-cambio de nutrientes y productos de desecho por difusión. El tejido óseo está vascularizado por la médula ósea, pero en el hueso compacto exis-ten además vasos sanguíneos que pe-netran desde el periostio y conectan a través de los conductos de Volkmann con los canales de las osteonas (Fig 1).

Fig 1. Estructura histológica del hueso: 1) hueso compacto, 2) hueso esponjoso,

3) osteona, 4) conducto de Havers, 5) osteocito con canalículos. En la foto se observa el hueso

debajo de la mucosa.

 

 

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2.2.El cráneo en conjunto

Para entender la estructura de los huesos de la cabeza es imprescindi-ble localizar primero el hueso y lue-go apreciar sus detalles anatómicos. Para la localización de los huesos en la cabeza esquelética se utilizan las visiones en conjunto desde la parte anterior “norma frontal”, la cara late-ral “norma lateral”, la parte posterior “norma occipital”, la parte superior “calota craneal”, y la parte inferior “norma basal”. El cráneo visto desde la norma frontal (fig 2) está constitui-do por siete regiones anatomoclíni-cas: frontal, órbitas, la porción ósea lateral a la abertura nasal, la porción ósea anterior de la abertura nasal, re-gión maxilar superior, región malar y región maxilar inferior. En la norma frontal se pueden apreciar huesos y cavidades. Los huesos son el frontal, etmoides, huesos propios de la nariz, maxilar superior, malar o cigomático, cornete inferior y etmoides; las cavi-dades son las fosas nasales y las órbi-tas. Las fosas nasales están limitadas exteriormente por los huesos propios de la nariz y el maxilar superior, y en su interior se puede apreciar el cor-nete inferior formando parte de su pared lateral y el etmoides formando parte del tabique nasal; las órbitas están limitadas exteriormente por el frontal, el malar y el maxilar supe-rior, y en su interior se puede apreciar el hueso esfenoides. En la exploración clínica podemos palpar en la visión frontal de un paciente el hueso fron-

 

Fig 2. Huesos de la norma frontal del cráneo: 1) frontal, 2) esfenoides, 3) huesos propios de la

nariz, 4) maxilar superior, 5) maxilar inferior, 6) malar, 7) cornete inferior, 8) etmoides.

 

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tal, malar, propios de la nariz, maxi-lar superior y maxilar inferior.

En la norma lateral del cráneo (fig 3) podemos distinguir dos grandes regiones anatomoclínicas que son el neurocráneo o huesos de protección del encéfalo y el esplacnocráneo o huesos de la cara. Los huesos del neurocráneo que se observan en la norma lateral son el frontal, parietal, esfenoides, temporal y occipital; los huesos de la cara que se aprecian son el frontal, huesos nasales o propios de la nariz, lagrimal, etmoides (estos dos huesos se aprecian porque el borde la-teral de la órbita es más posterior que el medial y permite visualizar la pa-red medial de la misma donde están situados) , malar o cigomático, maxi-lar superior y maxilar inferior. En la norma lateral del cráneo se puede apreciar una fosa que se sitúa entre el hueso esfenoides, temporal y malar, denominada fosa temporal. Clínica-mente en la exploración lateral de un paciente podemos palpar los regiones superficiales de los huesos propios, el maxilar superior, el maxilar inferior, el malar, el frontal, el parietal, el tem-poral y el occipital.

En la norma occipital (fig 4) se dis-tingue la parte posterior del hueso occipital y su unión con los huesos parietales y temporales. La parte pos-terior de la cabeza ósea es palpable hasta donde comienza la inserción en el occipital de los músculos de la nuca.

En la norma superior o calota cra-neal (fig 5) se observa el hueso frontal, los parietales y el occipital y es palpa-ble en toda su superficie externa. En la norma inferior o base del cráneo podemos distinguir dos caras, la cara

exocraneal y la cara endocraneal. La cara exocraneal (fig 6) se divide en tres porciones denominadas anterior, media y posterior. La porción anterior se encuentra por delante de la línea bicigomática (entre la superficie más ancha del denominado arco cigomá-tico) , la porción media se encuentra entre la línea bicigomática y la línea bimastoidea (línea que pasa por las dos apófisis mastoides) y la porción posterior se encuentra por detrás de la línea bimastoidea. Por motivos docentes en la porción anterior de la cara exocraneal se incluye el comple-jo óseo del paladar. En la cara exo-craneal podemos observar el maxilar superior, palatino, vómer, esfenoides, temporal, malar y occipital.

La cara endocraneal de la base del cráneo (fig 7) presenta tres fosas que se corresponden con las estructuras cerebrales y cerebelosas que se sitúan sobre ellas. La fosa craneal anterior es donde se sitúa el lóbulo frontal del cerebro, la fosa craneal media corresponde al lóbulo temporal y la fosa craneal posterior corresponde al lóbulo occipital y al cerebelo. Los hue-sos que podemos visualizar en la cara endocraneal de la base del cráneo son el frontal, etmoides, esfenoides, tem-poral y occipital.

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2 – ESTRUCTURA ESQUELÉTICA DE LA CABEZA HUMANA 23

Fig 3. Huesos de la norma lateral del cráneo: 1) frontal, 2) parietal, 3) occipital, 4) temporal, 5) malar o cigomático, 6) esfenoides, 7) etmoides, 8) lagrimal, 9) maxilar superior, 10) maxilar

inferior, 11) huesos nasales.

 

Fig 4. Norma occipital del cráneo: 1) occipital, 2) temporal, 3) parietal.  

 

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Fig 5. Huesos de la norma superior del cráneo: 1) frontal, 2) parietal, 3) occipital.

Fig 6. Cara exocraneal de la base del cráneo: 1) maxilar superior, 2) palatino, 3) vómer, 4) malar, 5) esfenoides, 6) temporal, 7) occipital, 8) línea bicigomática, 9) línea bimastoidea.

 

 

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Fig 7. Cara endocraneal de la base del cráneo: 1) frontal, 2) etmoides, 3) esfenoides, 4) temporal, 5) occipital.

   

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2.3.Frontal

El hueso frontal (figs 8, 9, 10 y 11).es impar, simétrico, neumático y es el único hueso común al neurocráneo y esplacnocráneo. Presenta 3 caras (an-terior, posterior e inferior), 3 bordes (superior, anterior y posterior) y unas cavidades en su interior denomina-das senos frontales. La cara anterior presenta la sutura frontal media o metópica, la protuberancia frontal media o glabela, las protuberancias frontales laterales, los arcos ciliares o superciliares y la carilla temporal del frontal. La cara posterior presenta el canal del seno longitudinal superior, la cresta frontal, el agujero ciego, la escotadura etmoidal, las fosas fron-tales y las eminencias orbitarias. La cara inferior: es horizontal y forma parte de la cavidad orbitaria. El bor-de superior se articula con los parie-tales formando la sutura coronal. El borde anterior es la separación de las caras anterior e inferior y presenta la escotadura nasal, los arcos orbitarios y se articula con el unguis, el maxi-lar superior, los huesos propios de la nariz y el malar. El borde posterior se articula con el esfenoides.

El hueso frontal se articula con 12 huesos: con los dos parietales, el et-moides, el esfenoides, los dos mala-res, los dos maxilares superiores, los dos huesos propios de la nariz y los dos lagrimales.

Fig 8. Hueso frontal en la norma frontal del cráneo. 1) sutura metópica, 2) eminencia frontal

lateral, 3) arco ciliar, 4) carilla temporal, 5) escotadura supraorbitaria, 6) sutura con el

malar, 7) sutura con el maxilar superior, 8) sutura con los huesos propios de la nariz, 9) sutura con

el esfenoides, 10) sutura con el parietal.

 

 

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Fig 9. Hueso frontal en la norma lateral del cráneo: 1) glabela, 2) carilla temporal, 3) arco ciliar, 4) eminencia frontal lateral, 5) sutura con el parietal, 6) sutura con el esfenoides, 7) sutura con el malar, 8) sutura con el

maxilar superior, 9) sutura con el etmoides, 10) sutura con el hueso nasal, 11) sutura con el lagrimal.

Fig 10. Hueso frontal en la cara endocraneal de la abase del cráneo: 1) cresta frontal, 2) agujero ciego, 3) seno frontal, 4) escotadura etmoidal, 5) fosas frontales, 6) eminencias orbitarias, 7) sutura con el esfenoides.

Fig 11. Estructuras del hueso frontal en la radiografía lateral: 1) cortical externa, 2) línea cutánea, 3) sutura nasofrontal, 4) cortical interna, 5) seno frontal.

 

 

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2.4.Etmoides

El hueso etmoides (figs 12, 13, 14, 15 y 16) es impar, medio, simétrico y neumático. Presenta una lámina ver-tical, una lámina horizontal, dos ma-sas laterales y unas cavidades deno-minadas senos etmoidales. La lámina vertical se divide en una porción su-perior denominada crista galli y una porción inferior que forma la parte superior del tabique de las fosas na-sales. La lámina horizontal presenta dos surcos para el nervio olfatorio y está agujereada por numerosos orifi-cios para las fibras de ese nervio (lá-mina cribosa). Las masas laterales se sitúan entre la órbita externamente y las fosas nasales internamente. Los senos o cavidades etmoidales se divi-den en tres grupos: anterior (presen-tan un conducto con forma de embu-do que termina en el seno frontal que se denomina infundibulum) , medio y posterior.

El etmoides se articula con trece huesos: por arriba con el frontal, por atrás con el esfenoides, por atrás y abajo con los palatinos, por delante con los huesos propios de la nariz, por fuera con los maxilares superio-res y los lagrimales, hacia abajo y en la línea media se articula con el vó-mer y los cornetes inferiores.

Fig 12. Etmoides individual 1) y en un corte coronal que pasa por el medio de la órbita 2) : 3) crista galli,

4) lámina horizontal, 5) masa lateral.

Fig 13. Etmoides en la visión de la cara endocraneal de la base del cráneo: 1) crista galli,

2) lámina horizontal, 3) sutura con el frontal, 4) sutura con el esfenoides.

 

 

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Fig 14. Hueso etmoides 1) en la norma lateral del cráneo: 2) sutura con el frontal, 3) sutura con el lagrimal, 4) sutura con el maxilar superior.

Fig 15. Hueso etmoides en una telerradiografía: 1) lámina horizontal, 2) sutura fronto-esfeno-etmoidal.

 

Fig 16. Lámina perpendicular del etmoides 1) en una ortopantomografía.

 

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El hueso esfenoides (figs 17, 18, 19, 20, 21 y 22) es impar, simétrico y neu-mático. Presenta un cuerpo, dos alas menores, dos alas mayores y cuatro apófisis pterigoides. El cuerpo pre-senta una cara superior (con el pro-ceso etmoidal, el jugum esfenoidal, el canal óptico, la silla turca y la lámina cuadrilátera) , una cara inferior (for-ma parte de las fosas nasales) , una cara anterior (también forman parte de las fosas nasales) , una cara pos-terior (se confunde con el occipital) y dos caras laterales (inicio de las alas mayores, las alas menores y en es-tas caras se encuentra el canal para el seno cavernoso). Las alas menores limitan en su origen el agujero óptico y forma las apófisis clinoides anterio-res. Las alas mayores presentan una cara externa (forma parte de la pared externa de la órbita, limita la hendi-dura esfenomaxilar, forma parte de la fosa temporal y constituye la pared superior de la fosa cigomática) , cara interna (se relaciona con el cerebro y está perforada por el agujero redon-do mayor para el nervio maxilar su-perior, el agujero oval para el nervio maxilar inferior, el agujero redondo menor para la arteria meningea me-dia, el agujero innominado de Arnold para el nervio petroso superficial me-nor y el agujero de Vesalio para una vena innominada) , borde interno (li-mita la hendidura esfenoidal y el agu-jero rasgado anterior) y borde externo (se articula con la escama del tempo-

ral, con el frontal y con el parietal). Las apófisis pterigoides son dos (una derecha y otra izquierda) y están for-madas por un ala interna (que se ori-gina en la cara inferior del cuerpo del esfenoides) y un ala externa (que se origina en las alas mayores). Las apó-fisis pterigoides limitan por detrás con la fosa pterigoidea y por delante con la fosa pterigomaxilar.

El esfenoides se articula por delante con el etmoides y el frontal, por los lados con los parietales y los tempo-rales, por delante y afuera con los ma-lares y por abajo con los palatinos y el vómer.

2.5.Esfenoides

Page 32: Morfologia de La Cabeza Humana

2 – ESTRUCTURA ESQUELÉTICA DE LA CABEZA HUMANA 31

Fig 18. Hueso esfenoides en la cara endocraneal de la base del cráneo: 1) proceso etmoidal,

2) jugum esfenoidal, 3) canal óptico, 4) silla turca, 5) lámina cuadrilátera, 6) ala menor, 7) apófisis

clinoides anterior, 8) ala mayor, 9) agujero redondo mayor, 10) agujero oval, 11) agujero redondo menor,

12) sutura con el frontal, 13) sutura con el parietal, 14) sutura con el temporal, 15) sutura con el occipital.

Fig 19. Visión anterior del esfenoides: 1) cuerpo, 2) alas menores, 3) alas mayores, 4) apófisis

pterigoides, 5) agujero redondo mayor, 6) conducto pterigoideo, 7) fisura orbitaria superior.

 

Fig 17. Hueso esfenoides visto desde su cara inferior: 1) cuerpo, 2) alas mayores, 3) apófisis

pterigoides medial, 4) apófisis pterigoides lateral, 5) agujero oval, 6) agujero redondo menor, 7) sutura

con el hueso palatino, 8) fisura orbitaria inferior, 9) sutura con el temporal, 10) sutura con el

occipital, 11) sutura con el vómer.

   

 

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Fig 22. Esfenoides en una telerradiografía: 1) cara superior del cuerpo, 2) yugo esfenoidal, 3) canal óptico, 4) agujero óptico, 5) tubérculo pituitario, 6) apófisis clinoides anteriores, 7) silla turca, 8) apófisis clinoides

posteriores, 9) lámina cuadrilátera, 10) seno esfenoidal, 11) cara inferior del cuerpo, 12) cara anterior del cuerpo, 13) cara endocraneal del ala mayor, 14) apófisis pterigoides, 15) espina de Civini, 16) fosa pterigomaxilar.

Fig 21. Apófisis pterigoides 1) en la silueta de una ortopantomografía.

Fig 20. Hueso esfenoides en la norma lateral del cráneo: 1) ala mayor, 2) apófisis pterigoides.

 

 

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2 – ESTRUCTURA ESQUELÉTICA DE LA CABEZA HUMANA 33

El hueso temporal (figs 23, 24, 25, 26 y 27) se compone de tres porciones mor-fológicamente diferentes (porción es-camosa, petrotimpánica y mastoidea) y dos apófisis (estiloides y cigomáti-ca). La porción escamosa es plana, se encuentra por fuera de la cara lateral del lóbulo temporal del cerebro, tiene una cresta rugosa para la inserción del músculo temporal, el cóndilo y la cavi-dad glenoidea (atravesada por la cisura de Glasser) para la articulación con el cóndilo de la mandíbula. La porción petrotimpánica tiene forma de pirá-mide cuadrangular con cuatro caras (anterosuperior, posterosuperior, an-terionferior y posteroinferior) , cuatro bordes (anterior, posterior, superior e inferior) , una base y un vértice. La cara anterosuperior presenta la emi-nencia arcuata, el hiato de Falopio, hia-to de los nervios petrosos, la fosita del ganglio de Gasser y el techo del tímpa-no o tegmen tympani. La cara postero-superior presenta el conducto auditivo interno. La cara anteroinferior está for-mada por una lámina que constituye la pared anterior del conducto audi-tivo externo. La cara posteroinferior presenta el agujero estilomastoideo, la apófisis estiloides (donde se inserta el ramillete de Riolano formado por los músculos estilogloso, estilohioideo, es-tilofaríngeo y los ligamentos estilohioi-deo y estilomaxilar) , la fosa yugular y el orificio inferior del conducto carotí-deo. La porción mastoidea está situada detrás del conducto auditivo externo y

termina por su porción inferior en la apófisis mastoides. La apófisis cigomá-tica se une con la apófisis temporal del hueso cigomático para formar el arco cigomático.

El temporal se articula por arriba con el parietal, por detrás con el oc-cipital, por delante y por dentro con el esfenoides, por delante y por fue-ra con el malar y por debajo con el maxilar inferior.

Fig 23. Hueso temporal en la norma lateral del cráneo: 1) porción escamosa, 2) porción

petrotimpánica, 3) porción mastoidea, 4) apófisis estiloides, 5) apófisis cigomática.

 

2.6.Temporal

 

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Fig 24. Hueso temporal en la cara exocraneal de la base del cráneo: 1) apófisis mastoides, 2) conducto auditivo externo, 3) agujero estilomastoideo, 4) apófisis estiloides, 5) conducto carotídeo, 6) agujero yugular, 7) agujero mastoideo, 8) cavidad glenoidea, 9) cóndilo del temporal, 10) agujero rasgado anterior, 11) apófisis cigomática.

Fig 25. Hueso temporal en la cara endocraneal de la base del cráneo: 1) cara anterosuperior de la porción petrotimpánica, 2) cara posterosuperior de la porción petrotimpánica, 3) conducto auditivo interno, 4) sutura con las alas mayores del esfenoides, 5) sutura con el occipital, 6) agujero rasgado anterior,

7) agujero rasgado posterior.

 

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2 – ESTRUCTURA ESQUELÉTICA DE LA CABEZA HUMANA 35

Fig 26. Estructuras del hueso temporal en el perfil de la radiografía lateral: 1) cara anterosuperior del peñasco, 2) cara posterosuperior del peñasco, 3) conducto auditivo interno, 4) condvucto auditivo

externo, 5) cóndilo, 6) cavidad glenoidea, 7) apófisis mastoides, 8) apófisis estiloides.

 

Fig 27. Estructuras del hueso temporal en una ortopantomografía: 1) cavidad glenoidea, 2) cóndilo del temporal, 3) apófisis cigomática.

 

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2.7.Occipital

El hueso occipital (figs 28, 29, 30, 31 y 32) es impar, medio y simétrico. Pre-senta: el agujero occipital, las masas laterales, la porción basilar, la concha y cuatro bordes (dos superiores para articularse con los parietales y dos in-feriores para articularse con el peñas-co y la mastoides). El agujero occipital es de forma ovalada y da paso al bulbo raquídeo, las arterias vertebrales y los nervios espinales. Las masas laterales en su cara endocraneal presentan el orificio interno del conducto condíleo anterior para el nervio hipogloso ma-yor y el canal para el seno lateral; en su cara exocraneal presenta los cóndilos del occipital con los orificios condíleos en su parte anterior y el agujero condí-leo posterior por detrás. La porción ba-silar es cuadrilátera y anterior. Su cara exocraneal presenta el tubérculo fa-ríngeo y su cara endocraneal forma el canal basilar. La concha o escama es la parte más posterior del hueso. Su cara exocraneal presenta la protuberancia occipital externa, la cresta occipital ex-terna, las curvas occipitales superiores y las líneas occipitales inferiores. La cara endocraneal presenta la protube-rancia occipital interna, el canal del seno longitudinal superior, la cresta para la inserción de la hoz del cerebelo y los surcos para el seno lateral.

El hueso occipital se articula con el esfenoides por delante, con los dos parietales por arriba, con los dos tem-porales lateralmente y con el atlas por debajo.

Fig 28. Hueso occipital en la norma lateral del cráneo: 1) porción escamosa, 2) sutura con el

parietal, 3) sutura con el temporal.

   

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2 – ESTRUCTURA ESQUELÉTICA DE LA CABEZA HUMANA 37

 

Fig 30. Hueso occipital en la cara endocraneal de la base del cráneo: 1) porción basilar, 2) porción lateral, 3) porción escamosa, 4) foramen magnum, 5) protuberancia occipital interna, 6) canal del seno lateral.

 

Fig 29. Occipital en la cara exocraneal de la base del cráneo: 1) porción basilar, 2) porción lateral, 3) escama, 4) foramen magnum, 5) cóndilo, 6) agujero condíleo posterior, 7) protuberancia occipital externa, 8) cresta

occipital externa, 9) curva occipital superior, 10) línea occipital inferior, 11) tubérculo faríngeo.

Fig 31. Hueso occipital en la norma posterior del cráneo: 1) porción escamosa, 2) sutura con el parietal, 3) sutura con el temporal.

 

 

 

 

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Fig 32. Estructuras del occipital en el perfil de la radiografía lateral: 1) porción basilar, 2) cóndilo.

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Page 40: Morfologia de La Cabeza Humana

2 – ESTRUCTURA ESQUELÉTICA DE LA CABEZA HUMANA 39

2.8.Parietal

El hueso parietal (fig 33) es par, pla-no y rectangular. Presenta: una cara externa o exocraneal, cara interna o endocraneal, cuatro bordes (ante-rior, posterior, superior e inferior) y cuatro ángulos (anterosuperior, an-teroinferior, posterosuperior y poste-roinferior). El parietal se articula por delante con el frontal, por detrás con el occipital, por arriba con el parietal del lado opuesto y por abajo con el temporal y el esfenoides.

Fig 33. Hueso parietal en la norma lateral del cráneo: 1) sutura con el frontal, 2) sutura con

las alas mayores del esfenoides, 3) sutura con el temporal, 4) sutura con el occipital.

   

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2.9.Vómer

El vómer (figs 34 y 35) es un hueso impar, delgado y vertical que está si-tuado en la porción posteroinferior de las fosas nasales. Presenta dos ca-ras laterales y cuatro bordes. Caras laterales: Son planas y forman parte del tabique de las fosas nasales. Bor-de anterior: se articula con la lámina perpendicular del etmoides y el car-tílago del tabique. Borde posterior: es el límite de las coanas u orificios posteriores de las fosas nasales. Bor-de superior: se articula con la cresta de la cara inferior del cuerpo del esfe-noides formando el conducto esfeno-vomeriano medio. Borde inferior: se articula con las apófisis palatinas de los maxilares superiores y las porcio-nes horizontales de los palatinos.

El vómer se articula por arriba y atrás con el esfenoides, por arriba y delante con la lámina perpendicular del etmoides, por abajo y atrás con los dos palatinos, y por abajo y adelante con los dos maxilares superiores.

Fig 34. Hueso vómer en la cara exocraneal de la base del cráneo: 1) vómer, 2) orificio posterior de la

fosa nasal, 3) cuerpo del esfenoides.

 

Fig 35. Hueso vómer en el tabique de las fosas nasales: 1) borde anterior, 2) borde superior, 3)

borde posterior, 4) borde inferior.

 

 

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Page 42: Morfologia de La Cabeza Humana

2 – ESTRUCTURA ESQUELÉTICA DE LA CABEZA HUMANA 41

El hueso maxilar superior (figs 36, 37, 38, 39, 40, 41, 42 y 43) consta de un cuerpo central y de cuatro prolonga-ciones. La prolongación frontal o apó-fisis ascendente se dirige hacia arri-ba para articularse con el frontal, la cigomática o malar alarga el ángulo lateral del cuerpo para unirse con el hueso pómulo o malar, la palatina o lámina horizontal se articula con la del lado opuesto para formar la parte principal de la bóveda del paladar, fi-nalmente la prolongación alveolar se dirige hacia abajo y alberga las raíces de los dientes superiores.

El cuerpo del maxilar forma una pirámide triangular irregular, cuya base está orientada hacia la fosa nasal y se denomina cara nasal. De las tres caras laterales de la pirámide, la cara orbitaria forma la parte más extensa del suelo de la órbita, la segunda cara mira hacia el rostro y se denomina cara malar, la tercera forma parte de la pared de la fosa cigomática y se de-nomina cara infratemporal.

La cara nasal o base del cuerpo del maxilar está ocupada en gran parte por la abertura irregular del seno maxilar. Por detrás de este orificio queda una franja ósea, estrecha y ás-pera, donde se adosa la laminilla ver-tical del hueso palatino. Comenzando hacia la mitad de su borde posterior, se extiende sobre esta franja en direc-ción hacia delante y abajo un surco poco profundo, denominado surco pterigomaxilar, que va a terminar en

el ángulo formado por el borde poste-rior de la lámina horizontal y la pared interna del cuerpo del maxilar. Hacia arriba, la superficie viene a parar al ángulo de confluencia de las tres ca-ras orbitaria, infratemporal y nasal, pequeña superficie triangular que se superpone a la apófisis orbitaria del palatino y que recibe el nombre de triángulo palatino. El borde superior de la cara nasal presenta en su parte posterior varias fositas más o menos profundas, las celdillas maxilares, que uniéndose al etmoides comple-tan las celdillas etmoidales inferiores. Más hacia delante e invadiendo la zona del hiato maxilar, encontramos la zona que se articula con el hueso lagrimal. En esta parte hay un surco muy profundo que dirigido vertical-mente se continúa con la porción lisa y ligeramente cóncava de la pared nasal situada por delante del orificio o hiato del seno maxilar. Este surco, denominado canal lacrimonasal, está limitado hacia delante por la prolon-gación del borde posterior de la apó-fisis ascendente, y hacia atrás por una laminilla ósea denominada lúnula la-crimal que se levanta en el borde an-terior del hiato maxilar. La cara nasal termina en el borde afilado y cónca-vo que circunscribe la abertura nasal ósea denominada abertura piriforme. Desde el extremo inferior del canal lacrimonasal y en dirección horizon-tal hacia delante, cruza la cara nasal en su porción más anterior una línea

2.10.Maxilar superior

Page 43: Morfologia de La Cabeza Humana

42

áspera denominada cresta conchal, que sirve para la articulación con el hueso cornete inferior.

La superficie orbitaria es casi plana, ligeramente inclinada hacia fuera, lisa y triangular. Su límite nasal está re-presentado por un borde afilado que, por su parte anterior, se une con el hueso lacrimal, y por su parte poste-rior se une con la lámina papirácea del etmoides. El ángulo posterior se continúa con el triángulo palatino. El borde anterior de la superficie orbi-taria representa el límite con la cara anterior o malar, es liso, está engro-sado en su parte interna para formar parte del borde inferior de la órbita y en su porción externa es áspero para articularse con el hueso malar. El bor-de posterior de la superficie orbitaria, separa las caras orbitaria e infratem-poral, constituye el contorno inferior de la hendidura esfenomaxilar, en su extremo lateral se levanta una espina ósea denominada cigomática, hacia la mitad de este borde comienza el surco infraorbitario. La dirección del surco infraorbitario es casi sagital y a partir de su extremo posterior, el bor-de externo de este surco, forma una lengüeta que desde fuera se inclina con forma abovedada sobre el surco. En la parte media de la cara orbitaria el surco infraorbitario forma un con-ducto completo denominado surco infraorbitario. A medida que el surco infraorbitario se aproxima al agujero infraorbitario, se desvía hacia la nariz formando un eje que se dirige hacia abajo, adelante y adentro. Si prolonga-mos los ejes de los dos conductos in-fraorbitarios convergen en un punto situado a uno o dos centímetros por

delante de los incisivos centrales su-periores.

La cara anterior o malar se extiende desde la abertura nasal anterior hasta la cresta cigomática alveolar. El con-torno de la abertura nasal tiene bor-des afilados y forma casi la mitad del perímetro de un corazón de naipes con la punta dirigida hacia arriba. En el extremo anteroinferior del contor-no, el hueso se prolonga en una es-pina ósea muy prominente, que con la del lado opuesto forma la espina nasal anterior. La parte externa de la cara externa del maxilar superior, continuada sin límites precisos con la apófisis cigomática izquierda, se deprime para formar la fosa canina, de profundidad variable y que por su extremo superointerno presenta el agujero infraorbitario. El agujero in-fraorbitario es desigual y se sitúa, por término medio, a 8mm por debajo del sitio en que la parte lisa del borde inferior de la órbita se continúa con la superficie sutural destinada al malar.

Por abajo, la cara anterior se prolon-ga sin límite claro en la superficie ex-terna de la prolongación alveolar. La separación del lado de la cara infra-temporal es, por el contrario, siempre precisa, debido a la cresta cigomati-coalveolar. Esta cresta es roma, el hue-so se espesa de forma pronunciada y de ella sale la arista inferoexterna de la apófisis cigomática que forma un arco cóncavo hacia abajo y afuera que termina en el alveolo del primer mo-lar superior.

La cara posterior se denomina in-fratemporal porque forma parte del límite anterior de la fosa infratempo-ral. Una franja estrecha, situada junto

Page 44: Morfologia de La Cabeza Humana

2 – ESTRUCTURA ESQUELÉTICA DE LA CABEZA HUMANA 43

al borde que separa la cara posterior de la nasal, forma parte de las pare-des de la fosa pterigomaxilar. Toda la cara posterior es convexa hacia atrás y cerca de su parte media presenta dos o tres orificios conocidos como aguje-ros dentarios posteriores y destinados al paso de los nervios dentarios pos-teriores. Por abajo, la cara posterior se continúa con el extremo posterior de la prolongación alveolar superior, y por fuera se continúa con la cara cón-cava de la apófisis cigomática.

Los agujeros dentarios posteriores se continúan con finos conductos que surcan hacia delante y abajo la pared externa del seno maxilar. El conducto más anterior se anastomosa con una rama de los conductillos dentarios superoanteriores. Los conductos den-tarios salen del conducto infraorbita-rio a 6-10 mm por detrás del agujero infraorbitario. El conducto infraorbi-tario sobresale por su parte anterior en la cavidad del seno maxilar, donde forma casi siempre una prominencia.

La apófisis cigomática es la pro-longación hacia fuera de la pirámide representada por el cuerpo del maxi-lar. Su cara superior, orientada ha-cia fuera, está transformada en una zona triangular y áspera destinada a su unión con el hueso malar. La cara anterior es la prolongación del cuerpo del maxilar superior, la cara posterior es cóncava y delimita la fosa infra-temporal.

La apófisis ascendente es una lá-mina ósea orientada casi sagitalmen-te en el adulto. Su borde anterior es continuación de la abertura nasal an-terior y su borde posterior comienza en el ángulo de confluencia entre los

bordes anterior e interno de la cara orbitaria del maxilar. La cara exter-na continúa la superficie anterior del maxilar y la cara interna prolonga la superficie nasal. El borde anterior está acodado en ángulo obtuso y en su parte superior se une con el hue-so nasal. El borde superior es corto, grueso y limita con el hueso frontal. El borde posterior se divide inferior-mente en dos ramas entre las que co-mienza el canal lacrimonasal. Hacia la mitad de la cara interna de la apó-fisis ascendente encontramos una as-pereza denominada cresta etmoidal, donde se apoya el extremo anterior del cornete nasal medio.

La apófisis alveolar sale de la par-te inferior del cuerpo del maxilar y consta de dos delgadas láminas ar-queadas de hueso que, por detrás del último molar, forman un tubérculo de superficie áspera. La prominencia más saliente de todas las láminas ex-ternas de la apófisis alveolar es la del canino.

La apófisis palatina se origina en la cara interna del maxilar, en el límite entre el cuerpo y la apófisis alveolar, formando una lámina ósea horizon-tal que se une en la línea media a la del lado opuesto. En sentido antero-posterior es más corta que el cuerpo del maxilar y termina por detrás en un borde áspero que se suelda con la lámina horizontal del palatino. En el sitio donde el borde posterior de la apófisis palatina se confunde con el cuerpo del hueso, el surco pterigo-maxilar termina en una pequeña es-cotadura que, al unirse con el hueso palatino, forma el agujero palatino posterior. A partir de este agujero, se

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44

extiende por la cara cóncava de la apó-fisis palatina, un surco que desapare-ce en la región de los premolares y que se denomina surco palatino. Por el surco palatino pasa el nervio pala-tino posterior y los vasos palatinos superiores. La cara nasal de la apófi-sis palatina es lisa y la cara palatina es rugosa. El hueso de la cara nasal se engruesa anteriormente y termina en una cresta aguda, denominada cresta nasal, que se prolonga anteriormente con la espina nasal anterior. Entre las dos crestas nasales de los maxilares comienza el conducto palatino ante-rior, dirigido oblicuamente hacia de-lante y que termina en el borde infe-rior de la sutura intermaxilar.

El maxilar superior se articula con el frontal, el etmoides, el maxilar su-perior del lado opuesto, el malar, el unguis, el nasal, el vómer, el cornete inferior y el palatino.

Las raíces dentarias del maxilar su-perior entran en relación por sus ápi-ces con la fosa nasal, el seno maxilar y la zona esponjosa correspondiente al inicio de la apófisis palatina. En general, las raíces de los incisivos se relacionan con el suelo de las fosas nasales, el canino se relaciona con el pilar óseo que lleva su nombre y los premolares y molares se relacionan con el seno maxilar.

Fig 36. Maxilar superior en la norma frontal del cráneo: 1) cuerpo, 2) apófisis malar, 3) apófisis

ascendente, 4) apófisis alveolar.

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2 – ESTRUCTURA ESQUELÉTICA DE LA CABEZA HUMANA 45

Fig 37. Maxilar superior en la norma lateral del cráneo: 1) cuerpo, 2) apófisis ascendente, 3) apófisis cigomática, 4) apófisis alveolar.

Fig 38. Maxilar superior en la visión inferior del cráneo: 1) apófisis palatina, 2) apófisis alveolar con los dientes.

Fig 39. Cara externa del maxilar superior: 1) apófisis cigomática, 2) orificios alveolares, 3) canal infraorbitario, 4) borde infraorbitario, 5) escotadura

lagrimal, 6) apófisis ascendente, 7) orificio infraorbitario, 8) fosa canina, 9) eminencia canina,

10) fosa mirtiforme, 11) espina nasal anterior.

Fig 40. Cara interna del maxilar superior: 1) conducto nasopalatino, 2) espina nasal anterior,

3) cresta del cornete inferior, 4) cresta etmoidal, 5) apófisis ascendente, 6) entrada del seno maxilar,

7) surco palatino mayor, 8) apófisis palatina.

 

 

   

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Fig 41. Estructuras del maxilar superior en una ortopantomografía: 1) agujero infraorbitario, 2) espina nasal anterior, 3) seno maxilar, 4) apófisis palatina, 5) apófisis alveolar con los dientes.

Fig 42. Estructuras del maxilar superior en una radiografía lateral: 1) apófisis palatina, 2) espina nasal anterior, 3) apófisis cigomática.

Fig 43. Topografía alveolar en cortes axiales maxilares de los incisivos A) con el conducto nasopalatino 1) entre ellos, los incisivos laterales B) y su relación con la fosa nasal 2) , del canino C) , de los premolares D) y de los molares E) con su relación con el seno maxilar 3). En las fotografías se observa un corte a nivel

del conducto nasopalatino A) y un corte a nivel del seno maxilar C).

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CB

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A

A C

B C

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2 – ESTRUCTURA ESQUELÉTICA DE LA CABEZA HUMANA 47

2.11.Palatino

El hueso palatino (figs 44 y 45) es par, simétrico y está situado por de-trás del maxilar superior. Está cons-tituido por una lámina vertical, una lámina horizontal, y tres apófisis. La lámina vertical tiene una cara exter-na y una cara interna. En la cara ex-terna presenta una porción sinusal, una porción maxilar, una porción interpterigomaxilar y una porción pterigoidea. Su cara interna presenta las crestas turbinales para articularse con los cornetes inferior y medio. La lámina horizontal dividen junto con las del palatino del lado opuesto su-periormente las fosas nasales e infe-riormente la bóveda palatina. Las tres apófisis del palatino se denominan orbitaria, esfenoidal y piramidal.

El palatino se articula con el pala-tino del lado opuesto, el maxilar su-perior, el esfenoides, el etmoides, el cornete inferior y el vómer.

Fig 44. Hueso palatino en la cara exocraneal de la base del cráneo: 1) lámina horizontal, 2) espina

nasal posterior, 3) agujero palatino mayor, 4) agujero palatino menor.

Fig 45. Hueso palatino: 1) cara interna de la lámina vertical, 2) cara externa de la lámina vertical,

3) lámina horizontal, 4) apófisis orbitaria, 5) apófisis esfenoidal, 6) apófisis piramidal.

   

   

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2.12.Cornete inferior

El cornete inferior (fig 46) es un hue-so par, de forma curvada, que se une al maxilar superior por su borde su-perior. Su cara interna mira a las fo-sas nasales y su cara externa limita el meato inferior.

El cornete inferior se articula por arriba con el etmoides y el maxilar superior, por delante con el unguis y por detrás con el palatino.

 

Fig 46. Cornete inferior 1) en la pared lateral de las fosas nasales.

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Page 50: Morfologia de La Cabeza Humana

2 – ESTRUCTURA ESQUELÉTICA DE LA CABEZA HUMANA 49

2.13.Huesos nasales

Los huesos nasales o huesos propios de la nariz (figs 47 y 48) son dos y tienen forma de lámina cuadrilátera. Presentan dos caras y cuatro bordes. La cara interna forma parte de las fo-sas nasales y la cara externa se rela-ciona con la piel del ángulo nasofron-tal. El borde interno se articula con el borde interno del otro hueso nasal, el borde externo se articula con la apó-fisis ascendente del maxilar superior, el borde superior se articula con la es-cotadura nasal del frontal y el borde inferior se une al cartílago del ala de la nariz.

Los huesos nasales se articulan con el hueso nasal del lado opuesto, con la rama ascendente del maxilar supe-rior, con el frontal y con el etmoides.

Fig 47. Huesos nasales 1) en la norma frontal del cráneo.

Fig 48. Huesos nasales 1) en el perfil de la radiografía lateral.

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Page 51: Morfologia de La Cabeza Humana

50

2.14.Lagrimal

El hueso lagrimal o unguis (fig 49) es un hueso par que está situado por detrás de la apófisis ascendente del maxilar superior y que forma parte de la cara interna de la órbita.

El unguis se articula por arriba con el frontal, por atrás con el etmoides, por delante con el maxilar superior y por abajo con el cornete inferior.

 

Fig 49. Hueso lagrimal 1) en la norma lateral del cráneo.

 

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Page 52: Morfologia de La Cabeza Humana

2 – ESTRUCTURA ESQUELÉTICA DE LA CABEZA HUMANA 51

2.15.Cigomático

El hueso cigomático o malar (fig 50) es un hueso par, con forma cuadri-látera y que está situado en la parte lateral y superior de la cara. Su cara externa presenta el orificio malar del conducto temporomalar y las inser-ciones de los músculos cigomáticos. Su cara interna se articula con la apófisis piramidal del maxilar supe-rior y está en relación con las fosas temporal y cigomática. Su borde pos-teroinferior da inserción al músculo masetero.

El hueso cigomático se articula por arriba con el frontal, por abajo y de-lante con el maxilar superior, por atrás con el temporal y por atrás y adentro con el ala mayor del esfenoides.

Fig 50. Hueso malar 1) en la norma lateral del cráneo.

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Page 53: Morfologia de La Cabeza Humana

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El maxilar inferior o mandíbula (figs 51, 52, 53, 54 y 55) consta de una por-ción gruesa y resistente denominada cuerpo y dos ramas laterales que salen del cuerpo en dirección ascendente. El cuerpo está incurvado con forma de herradura. Por su borde superior se continúa con la apófisis alveolar don-de se insertan las raíces de los dien-tes inferiores. Cada rama ascendente tiene en su extremidad superior una apófisis articular o cóndilo y una apó-fisis muscular o apófisis coronoides. La unión del borde inferior del cuerpo con cada una de las ramas se produce en el denominado ángulo mandibular.El cuerpo de la mandíbula presenta en su cara superficial la protuberancia mentoniana que tiene forma de pirá-mide triangular cuya base coincide con el borde inferior del hueso. A los lados de la protuberancia mentoniana se encuentran los tubérculos mento-nianos (uno derecho y otro izquierdo). Por encima y a los lados de la protu-berancia mentoniana se encuentra una fosa poco profunda denominada fosita mentoniana, que casi siempre presenta varios agujeritos para el paso de vasos y nervios muy finos.

A nivel del 1º o 2º premolar, se en-cuentra el agujero mentoniano, que es una abertura ósea por la que la rama más importante del nervio dentario (el nervio mentoniano) abandona el conducto dentario inferior. El conduc-to que desemboca en el agujero men-toniano viene de la profundidad del hueso siguiendo una dirección oblícua

hacia arriba y atrás, por este motivo el contorno del agujero mentoniano no es circular, ya que su borde anteroinfe-rior constituye un saliente afilado.

El borde alveolar no sigue en su cur-vatura exactamente la del cuerpo del maxilar, sino que en la porción poste-rior, el borde alveolar lleva una direc-ción casi sagital, mientras que el cuer-po lleva una dirección oblícua hacia atrás y afuera. De esta manera, el bor-de anterior de la rama ascendente del maxilar no se continúa con el extremo posterior del borde alveolar. El plega-miento entre la dirección de la rama ascendente y del borde alveolar forma una línea denominada línea oblícua externa. La línea oblícua externa se dirige hacia el borde inferior, borrán-dose a nivel del primer molar inferior. La superficie interna del maxilar infe-rior presenta en la zona del mentón y a los lados de la línea media, una fo-sita poco profunda denominada fosita digástrica porque sirve de inserción al músculo del mismo nombre. Por en-cima de la fosita digástrica, el hueso forma un pico óseo denominado apó-fisis geni donde se inserta el músculo geniogloso. La superficie interna del hueso está dividida en una zona ante-rosuperior y otra posteroinferior por una línea denominada milohioidea. La línea milohioidea es una cresta de dirección diagonal que cruza el cuerpo del hueso hacia delante y que presta in-serción al músculo milohioideo. La lí-nea milohioidea divide el hueso en dos fosas, una superior relacionada con la

2.16.Maxilar inferior

Page 54: Morfologia de La Cabeza Humana

2 – ESTRUCTURA ESQUELÉTICA DE LA CABEZA HUMANA 53

glándula sublingual y otra inferior re-lacionada con la glándula submaxilar.

En el ángulo de la mandíbula, en-contramos en las caras interna y externa sendas asperezas de origen muscular para la inserción de los músculos masetero (la externa) y pte-rigoideo interno (la interna). El cóndi-lo de la mandíbula es una formación cilíndrica irregular, cuyo eje longitu-dinal está dispuesto de manera que forma con el del lado opuesto un án-gulo de 150-165 grados hacia delante. En la superficie anterior del cuello del cóndilo, existe una depresión poco profunda denominada fosita pterigoi-dea que presta inserción a las fibras del músculo pterigoideo externo.

La apófisis coronoides es una pro-longación puntiaguda que en su parte posterior se relaciona con la escotadu-ra sigmoidea que la une con la rama condilar. En el lado interno de la apó-fisis coronoides y casi en su vértice, se inicia una cresta de origen muscu-lar para el músculo temporal, que se hace más pronunciada a medida que desciende. Esta cresta al llegar al ex-tremo posterior del reborde alveolar, se incurva hacia delante y se divide en dos ramas, continuadas con los labios interno y externo del reborde alveo-lar. Entre las dos ramas, se sitúa una pequeña zona triangular denominada trígono retromolar. Entre la cresta tem-poral y el borde anterior de la apófisis coronoides se forma una fosa denomi-nada retromolar. Entre el cóndilo y el borde anterior del conducto dentario existe una cresta denominada cresta del cuello mandibular.

En el punto medio de la superfi-cie interna de la rama ascendente se

encuentra el orificio de entrada del conducto dentario inferior. El orifi-cio está limitado anteriormente por un borde agudo en forma de pico óseo denominado espina de Spix o língula. En la parte posteroinferior del conducto dentario, comienza un surco estrecho y pronunciado deno-minado surco milohioideo. El surco milohioideo, que aloja al nervio del mismo nombre, se dirige hacia abajo y adelante hasta cerca de la extremi-dad superior de la línea milohioidea.

El conducto dentario comienza en el orificio dentario inferior y en su tra-yecto se dirige primero hacia delante y abajo y luego horizontalmente has-ta llegar a la región premolar. Aquí se divide en dos ramas, la más delgada continúa hasta el ápice de los dien-tes incisivos y caninos formando el conducto incisivo, y la más gruesa se dirige hacia atrás, arriba y afuera for-mando el conducto mentoniano. Las láminas óseas que forman la pared in-terna y externa de la apófisis alveolar de la mandíbula son más compactas que las del maxilar superior. A nivel de los incisivos y caninos la compacta interna y externa suele estar fusiona-da con la pared interna y externa de la apófisis alveolar. En los premolares el alveolo está desplazado hacia la pared externa, por lo que esta pared es más débil que la lingual. En los molares el alveolo está desplazado hacia la pared interna, lo que significa que la pared más débil es la lingual. A nivel de los premolares siempre debemos tener en cuenta la ramificación del conducto dentario por el conducto mentoniano y a nivel de los molares, los ápices se relacionan con el conducto dentario.

Page 55: Morfologia de La Cabeza Humana

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Fig 51. Cara lateral de la mandíbula: 1) cóndilo, 2) escotadura sigmoidea, 3) apófisis coronoides, 4) mentón, 5) apófisis alveolar, 6) línea oblícua externa, 7) agujero mentoniano.

Fig 52. Cara interna de la mandíbula: 1) cresta temporal, 2) trígono retromolar, 3) línea milohioidea, 4) fosa sublingual, 5) fosa submaxilar, 6) fosa digástrica, 7) apófisis geni, 8) surco milohioideo, 9) espina de Spix,

10) orificio del conducto dentario.

 

Fig 53. Estructuras del maxilar inferior en una ortopantomografía: 1) cóndilo, 2) apófisis coronoides, 3) línea oblícua, 4) conducto dentario, 5) agujero mentoniano, 6) hueso compacto del borde inferior del

cuerpo de la mandíbula.

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2 – ESTRUCTURA ESQUELÉTICA DE LA CABEZA HUMANA 55

Fig 54. Estructuras del maxilar inferior en la telarradiografía: 1) sínfisis mandibular, 2) rama ascendente, 3) conducto dentario, 4) cóndilo, 5) apófisis coronoides, 6) escotadura sigmoidea.

Fig 55. Topografía alveolar en cortes axiales mandibulares de los incisivos A) , los premolares B) con el conducto mentoniano 1) , de los molares C) con el conducto dentario 2) y estructura interna del conducto

dentario en el trayecto mandibular D). En las fotografías se observa un corte a nivel de la sínfisis mandibular A) , otro que pasa por la salida del agujero mentoniano B) y otro que pasa por la zona molar donde se

encuentra el conducto dentario inferior C).

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Cada una de las fosas nasales (figs 56 y 57) está constituida por cuatro paredes (interna, externa, superior e inferior) y dos orificios (anterior y posterior). La pared interna o tabique está formada por el vómer y la lámina perpendi-cular del etmoides. La pared externa está formada por el maxilar superior, el unguis, el etmoides, el cornete infe-rior, el palatino y las apófisis pterigoi-des. La pared superior la forman los huesos nasales, la lámina cribosa del etmoides y el cuerpo del esfenoides. La pared inferior está formada por la apófisis palatina del maxilar superior y apófisis horizontal del palatino que constituyen la bóveda palatina. Los orificios anteriores están circunscritos por los dos maxilares superiores y los dos nasales. Los orificios posteriores o coanas están circunscritos por el cuer-po del esfenoides, el ala interna de las apófisis pterigoides, borde posterior de las apófisis horizontal del palatino y el borde posterior del vómer.

En las fosas nasales desembocan las cavidades aéreas de los huesos veci-nos, es decir los senos maxilares, fron-tales, esfenoidales y etmoidales, por eso reciben el nombre de senos pa-ranasales. Es de especial interés para el odontólogo el seno maxilar que presenta una forma triangular con la base situada hacia las fosas nasales y el vértice hacia el hueso malar. Este seno está cerrado por una mucosa que presenta una estructura histológica si-milar a la de las fosas nasales. Sin em-

bargo, una de las características más importantes para odontología es que el seno maxilar no presenta periostio y es el epitelio el que realiza las funcio-nes de reparación ante posibles perfo-raciones accidentales en las técnicas de colocación de implantes.

2.17.Fosas nasales

Fig 56. Pared medial o tabique de las fosas nasales: 1) etmoides, 2) vómer, 3) esfenoides, 4) frontal,

5) cartílago, 6) maxilar superior.

Fig 57. Pared lateral de las fosas nasales: 1) maxilar superior, 2) etmoides, 3) cornete inferior, 4) palatino,

5) esfenoides, 6) lagrimal, 7) apófisis pterigoides.

 

 

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2 – ESTRUCTURA ESQUELÉTICA DE LA CABEZA HUMANA 57

2.18.Cavidad orbitaria

La cavidad orbitaria (fig 58) tiene for-ma de pirámide cuadrangular con un vértice, una base y cuatro paredes. El vértice corresponde al conducto ópti-co, la hendidura esfenoidal y la hen-didura esfenomaxilar, mientras que la base está formada por los huesos malar, frontal y maxilar superior. Las paredes son interna, externa, supe-rior e inferior. La pared interna está formada por la apófisis ascendente del maxilar superior, unguis, etmoi-des y cuerpo del esfenoides. La pared externa la forma el malar, la porción orbitaria del frontal y la cara orbitaria de las alas mayores del esfenoides. La pared inferior la forman la apófisis orbitaria del malar, la cara superior de la apófisis orbitaria del maxilar superior y la apófisis orbitaria del palatino. La pared superior está for-mada por la cavidad orbitaria del frontal y la cara inferior de las alas menores del esfenoides. En la hendi-dura esfenoidal se inserta el tendón de los músculos rectos del ojo que al confluir forman el anillo de Zinn. Por dentro del anillo de Zinn pasan los nervios motor ocular común, motor ocular externo, nasal y la vena oftál-mica, mientras que por fuera del ani-llo pasan los nervios lagrimal, frontal y patético.

Fig 58. Cavidad orbitaria: 1) conducto óptico, 2) hendidura esfenoidal o fisura orbitaria superior,

3) hendidura esfenomaxilar o fisura orbitaria inferior, 4) malar, 5) frontal, 6) maxilar superior,

7) ala menor del esfenoides, 8) ala mayor del esfenoides, 9) etmoides, 10) lagrimal.

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Page 59: Morfologia de La Cabeza Humana

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2.19.Fosa subtemporal o cigomática

La fosa cigomática (fig 59) es una hendidura que presenta tres paredes óseas. La pared anterior está formada por la tuberosidad del maxilar supe-rior, la pared superior la forman el ala mayor del esfenoides y el temporal, y la pared medial la forman la cara ex-terna de las apófisis pterigoides.

Fig 59. Fosa cigomática: 1) tuberosidad del maxilar superior, 2) ala mayor del esfenoides, 3) apófisis

pterigoides, 4) temporal.

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Page 60: Morfologia de La Cabeza Humana

2 – ESTRUCTURA ESQUELÉTICA DE LA CABEZA HUMANA 59

2.20.Fosa pterigomaxilar

La fosa pterigomaxilar (fig 60) con-siste en una fina hendidura entre el margen anterior de la apófisis pteri-goides y el borde posterior del maxi-lar superior. La fosa pterigomaxilar se continúa medialmente con la fosa pterigopalatina y en el fondo presen-ta el orificio esfenopalatino.

Fig 60. Fosa pterigomaxilar: 1) apófisis pterigoides, 2) tuberosidad del maxilar superior.

 

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Page 61: Morfologia de La Cabeza Humana

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Presenta un compartimento anterior o fosa craneal anterior, uno medio o fosa craneal media y otro posterior o fosa craneal posterior (fig 61).

Compartimiento anterior de la cara endocraneal: Los límites son el hueso frontal por delante y el borde poste-rior de las alas menores del esfenoides por detrás. Contiene la cresta frontal, el agujero ciego, la apófisis crista galli, el canal óptico, los canales olfatorios, la hendidura etmoidal, los agujeros etmoidales, los orificios olfatorios, los conductos orbitarios internos, el agu-jero óptico y las eminencias orbitarias.

Compartimento medio de la cara endocraneal: Los límites son el bor-de posterior de las alas menores del esfenoides y el borde superior de los peñascos del temporal y la lámina cuadrilátera del esfenoides. Contiene la fosa pituitaria con las apófisis cli-noides, las alas mayores del esfenoi-des, la cara anterosuperior del peñas-co, la hendidura esfenoidal, el agujero redondo mayor, el agujero oval, el agujero redondo menor, el agujero de Vesalio, el agujero de Arnold, el agujero rasgado anterior, el orificio interno del conducto carotídeo, los hiatos de Falopio e hiatos accesorios y la eminencia arcuata.

Compartimento posterior de la cara endocraneal: Los límites son el borde superior de los peñascos y el occipi-tal. Contiene el canal basilar, el aguje-ro occipital, la cresta occipital interna,

la protuberancia occipital interna, las fosas cerebelosas, las fosas cerebrales, el canal para el seno lateral, los senos petrosos superior e inferior, el aguje-ro rasgado posterior, los orificios de los conductos auditivos internos, los orificios condíleos, los orificios del acueducto del vestíbulo y los orificios mastoideos.

2.21.Cara endocraneal de la base del cráneo

Page 62: Morfologia de La Cabeza Humana

2 – ESTRUCTURA ESQUELÉTICA DE LA CABEZA HUMANA 61

Fig 61. Cara endocraneal de la base del cráneo: 1) cara posterior del frontal, 2) agujero ciego, 3) conducto etmoidal anterior, 4) conducto etmoidal posterior, 5) etmoides, 6) yugum esfenoidal, 7) ala menor del

esfenoides, 8) conducto óptico, 9) agujero redondo mayor, 10) agujero oval, 11) agujero redondo menor, 12) ala mayor del esfenoides, 13) agujero rasgado anterior, 14) fosa pituitaria, 15) cara anterosuperior del

peñasco del temporal, 16) cara posterosuperior del peñasco, 17) conducto auditivo interno, 18) porción basilar del occipital, 19) porción lateral del occipital, 20) fosa cerebral, 21) foramen magnum, 22) agujero

rasgado posterior, 23) canal del seno lateral, 24) conducto del hipogloso, 25) fosa cerebelosa.

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2.22.Cara exocraneal de la base del cráneo

Presenta igualmente un comparti-mento anterior, uno medio y uno pos-terior (fig 62).

Compartimento anterior de la cara exocraneal: El límite se sitúa en la lí-nea bicigomática. Contiene la espina nasal del frontal, la lámina perpendi-cular del etmoides, la lámina horizon-tal del etmoides con sus orificios, la cresta esfenoidal inferior y el aguje-ro redondo mayor por delante de las apófisis pterigoides.

Compartimento medio de la cara exocraneal: El límite se sitúa entre la línea bicigomática y la línea bimas-toidea. Contiene la porción basilar del occipital, el conducto auditivo externo, la cavidad glenoidea, el agu-jero redondo menor, el agujero oval, los orificios de Arnold y de Vesalio, la fosa pterigoidea, el agujero estilo-mastoideo, el agujero rasgado pos-terior, el agujero rasgado anterior, el agujero condíleo anterior y el agujero vidiano. Compartimento posterior de la cara exocraneal: Está limitado an-teriormente por la línea bimastoidea. Contiene todos los elementos de la cara exocraneal del occipital que no está en el compartimento medio.

Page 64: Morfologia de La Cabeza Humana

2 – ESTRUCTURA ESQUELÉTICA DE LA CABEZA HUMANA 63

Fig 62. Cara exocraneal de la base del cráneo: 1) apófisis palatina del maxilar superior, 2) porción horizontal del palatino, 3) malar, 4) agujero palatino mayor, 5) agujero palatino menor, 6) vómer, 7) orificio posterior de

la fosa nasal, 8) apófisis pterigoides medial, 9) apófisis pterigoides lateral, 10) ala mayor del esfenoides, 11) fisura orbitaria inferior, 12) agujero oval, 13) agujero redondo menor, 14) porción basilar del occipital, 15) tubérculo faríngeo, 16) agujero rasgado anterior, 17) agujero carotídeo, 18) agujero rasgado posterior,

19) cóndilo del occipital, 20) cavidad glenoidea del temporal, 21) apófisis estiloides, 22) agujero estilomastoideo, 23) apófisis mastoides, 24) conducto auditivo externo, 25) cóndilo del temporal,

26) foramen magnum, 27) agujero mastoideo, 28) conducto condíleo posterior, 29) cresta occipital externa, 30) protuberancia occipital externa, 31) línea nucal inferior, 32) línea nucal superior.

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Page 65: Morfologia de La Cabeza Humana

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Los puntos cefalomátricos (fig 63) son imprescindibles para diagnosticar la necesidad de tratamientos ortodónci-cos y para el estudio del crecimiento craneofacial.

S (sella) : situado en el centro de la silla turca del hueso esfenoides.N (nasión) : punto más anterior de la sutura frontonasal.A: punto más profundo de la concavi-dad anterior del maxilar.B: punto más profundo de la concavidad anterior de la mandíbula.Pg (pogonio) : punto más anterior de la mandíbula, a nivel del plano sagital medio de la sínfisis.Go (gonión) : punto más inferior, poste-rior y externo del ángulo mandibular. Es el punto que se localiza en el vértice del ángulo que forma la intersección de las dos tangentes a los bordes poaterior e inferior de la mandíbula.Gn (gnatión) : punto más anteroinfe-rior de la mandíbula, a nivel del plano sagital medio de la sínfisis.L: situado en el punto donde la perpen-dicular trazada desde el pogonio corta la línea SN.E: situado en el punto donde la per-pendicular trazada desde el borde más distal del cóndilo mandibular corta la línea SN.D: situado en el punto medio de la sín-fisis mandibular.Ba (basión) : punto más anterior e in-ferior del agujero occipital.

Po (porión) : punto más superior del conducto auditivo externo.Or (suborbitario) : punto más inferior del reborde externo de la cavidad or-bitaria.Ena (espina nasal anterior) : punto más anterior del hueso maxilar en su vértice superior.Me (mentón) : punto más inferior de la sínfisis mandibular.Ag (antegonial) : punto más posterior de la escotadura antegonial.Pt (pterigoideo) : punto más superior del agujero redondo mayor, localizado a nivel del punto más posterior y supe-rior de la fosa pterigomaxilar.Pm (suprapogonio) : punto localizado en la convergencia de la lámina cortical externa con la interna del mentón óseo, a nivel del plano sagital medio de la sínfisis mandibular.Xi (centroide mandibular) : punto lo-calizado en el centro geométrico de la rama mandibular.Dc (condilar) : punto medio del cóndi-lo mandibular, a nivel del plano baso-craneal.En: punto más anterior de la promi-nencia de la nariz trazao sobre el perfil blando.Dt: punto más anterior de la pro mi-nencia de la barbilla, trazado sobre el perfil blando.FH (plano de Frankfurt) : formado por la unión de los puntos porión y subor-bitario.Ba-Na (plano basocraneal) : formado

2.23.Puntos, líneas y planos cefalométricos

Page 66: Morfologia de La Cabeza Humana

2 – ESTRUCTURA ESQUELÉTICA DE LA CABEZA HUMANA 65

por la unión de los puntos basión y nasión.Pt-Gn (eje facial) : formado por los puntos pterigoideo y gnatión.VPt (vertical pterigoidea) : es la per-pendicular al plano de Frankfurt que pasa por el punto más posterior de la fosa pterigomaxilar.Na-Pg (plano facial) : es el formado por la unión de los puntos nasión y pogonio.Me-Ag (plano mandibular) : es el for-mado por la unión de los puntos men-tón y antegonial.A-Pg (plano dentario) : es el formado por la unión de los puntos A y pogonio.Dc-Xi (eje condilar) : es el formado por la unión del punto condilar y el centroi-de mandibular.Xi-Pm (eje del cuerpo mandibular) : es el formado por la unión del punto centroi-de mandibular y suprapogonio.En-Dt (plano estético) : es el formado por la unión del punto más prominen-te de la nariz con el más prominente de la barbilla.CC: punto localizado en la intersección del plano basocraneal con el eje facial.CF: punto localizado en la intersección del plano de Frankfurt con la vertical pterigoidea.

 

Fig 63. Puntos anatomoclínicos en una telerradiografía: sella S), nasión N), punto A) maxilar,

punto B mandibular, pogonio Pg), gonión Go), gnatión Gn), punto L, punto E, punto D) mandibular,

basión Ba), porión Po), suborbitario Or), espina nasal anterior Ena), mentón Me), antegonial Ag),

pterigoideo Pt), suprapogonio Pm), centroide mandibular Xi), condilar Dc), punto En) del perfil,

punto Dt) del perfil.

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CAPÍTULO 3.

Articulaciones de la cabeza y músculos

de la masticaciónCoautores: Pablo Baltar Martínez de la Riva

y Andrea Garrido Castro

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3 – ARTICULACIONES DE LA CABEZA Y MÚSCULOS DE LA MASTICACIÓN 69

Los tejidos del cuerpo se dividen en epitelial, conjuntivo, muscular y nervioso. Dentro del tejido conjunti-vo podemos encontrar cuatro tipos: fibroso, óseo, cartílago y sangre. El tejido conjuntivo fibroso se clasifica en laxo, adiposo, reticular y denso. El cartílago se divide en hialino, fibro-cartílago y elástico. Los dos tejidos que intervienen en las articulaciones son el tejido fibroso denso que cons-tituyen la cápsula articular y los li-gamentos; y el cartílago hialino que tapizan las superficies articulares.

Las articulaciones del cuerpo se dividen en tres tipos: fibrosas, car-tilaginosas y sinoviales. En las arti-culaciones fibrosas o sinartrosis, las superficies articulares de los huesos que las forman encajan íntimamente entre sí. En las articulaciones cartila-ginosas o anfiartrosis, los huesos se mantienen unidos por cartílago hia-lino o por fibrocartílago. Las articu-laciones sinoviales o diartrosis son de libre movimiento y están consti-tuidas por una cápsula articular que es una prolongación en forma de manguito del periostio de cada uno de los huesos, una membrana sino-vial que recubre la superficie interna de la cápsula y que segrega líquido sinovial de lubrificación, el cartílago articular hialino que recubre las su-perficies articulares de los huesos, una cavidad articular que permite el libre movimiento de las estructuras óseas, un menisco o disco articular

que consiste en una almohadilla de fibrocartílago que favorece la adap-tación de las superficies articulares, unos ligamentos que refuerzan la cápsula articular y que están forma-dos por tejido fibroso denso y unas bosas articulares sinoviales que están presentes en algunas articulaciones y que se encargan de facilitar el movi-miento articular.

Las sinartrosis prácticamente no tienen movimiento, las anfiartrosis presentan muy poco movimiento y las diatrosis son las que tienen mayor libertad de movimiento. Las articula-ciones fibrosas o sinartrosis pueden ser de tres clases: sindesmosis, sutu-ras y gonfosis. En las sindesmosis los huesos están conectados por bandas fibrosas, en las suturas los huesos se unen entre sí gracias a unas proyec-ciones dentadas que los unen íntima-mente y la gonfosis es la articulación de los dientes con el hueso de los maxilares. Las articulaciones cartila-ginosas o anfiartrosis se dividen en sincondrosis y sínfisis. En las sin-condrosis las superficies articulares tienen cartílago hialino entre los hue-sos y en la sínfisis se interpone entre las superficies óseas una almohadi-lla de fibrocartílago que conecta los huesos. Las articulaciones sinoviales se dividen en uniaxiales, biaxiales y multiaxiales según puedan reali-zar el movimiento sobre uno, dos o más ejes. Las uniaxiales pueden ser en bisagra o en pivote, las biaxiales

3.1.Introducción

Page 71: Morfologia de La Cabeza Humana

70

pueden ser en silla de montar y con-díleas, las multiaxiales pueden ser es-féricas y planas.

En la cabeza nos encontramos tres tipos de articulaciones. Por un lado se establecen las articulaciones de los hue-sos de la cabeza entre sí que son suturas (sinartrosis) ; en segundo lugar, tene-mos las articulaciones de los dientes en las cavidades de las apófisis alveolares de los maxilares, que corresponden al tipo de las gonfosis (sinartrosis) ; y en tercer lugar tenemos la articulación en-tre la mandíbula y el temporal o articu-lación temporomandibular que es una condílea (diartrosis).

Page 72: Morfologia de La Cabeza Humana

3 – ARTICULACIONES DE LA CABEZA Y MÚSCULOS DE LA MASTICACIÓN 71

La articulación temporomandibular (figs 64 y 65) es una de las articula-ciones más complejas del organismo. Es la única articulación móvil de la cabeza y presenta modificaciones tanto ontogénicas como filogenéticas fruto del resultado adaptativo del or-ganismo a los movimientos de masti-cación, deglución y fonación. En rea-lidad, aunque desde el punto de vista morfológico es una condílea (diartro-sis biaxial) , desde el punto de vista funcional es una diartrosis multiaxial esférica porque presenta movimien-tos en tres ejes del espacio como ya veremos en la biomecánica.

Las superficies articulares son la superficie articular del temporal, el cóndilo de la mandíbula y un disco articular intermedio. Las superficies articulares presentan tres capas: una superficial de tejido conjuntivo fi-broso, una intermedia de tejido me-senquimatoso indiferenciado y una profunda cartilaginosa. Si aumenta la presión en el cartílago, las células me-senquimatosas de la capa intermedia se transforman en fibroblastos y lue-go en precondrocitos, lo que origina un engrosamiento del cartílago.

La superficie articular del tempo-ral está recubierta por tejido conjun-tivo fibroso denso más resistente al desgaste del envejecimiento y con más capacidad de reparación que el cartílago hialino. Se extiende desde

la fisura timpanoescamosa hasta el borde anterior del tubérculo articular del temporal. Presenta una parte pos-terior cóncava denominada cavidad glenoidea y una parte anterior con-vexa o cóndilo del temporal. En los recién nacidos y durante la lactancia, la superficie temporal es plana o li-geramente cóncava. Durante la erup-ción de los dientes, se desarrolla la eminencia articular y la cavidad gle-noidea. En los individuos edéntulos se producen cambios degenerativos, el tubérculo articular pierde altura y la cavidad glenoidea se aplana.

El cóndilo de la mandíbula está recubierta por tejido conjuntivo fi-broso denso igual que la superficie temporal. La prolongación de sus ejes mayores se une justo por delante del agujero occipital y la prolongación de sus ejes menores se sitúa justo por de-lante de la sínfisis mentoniana.

El disco articular está formado por un tejido conjuntivo fibroso denso desprovisto de vasos y nervios. En el plano sagital se divide en tres regio-nes que de delante hacia atrás son el borde anterior, la zona intermedia y el borde posterior (más grueso que el anterior). Sus dos extremidades la-teral y medial se fijan por fascículos fibrosos en las extremidades corres-pondientes del tubérculo del tempo-ral y del cuello del cóndilo. Divide la articulación en cuatro compartimien-

3.2.Morfología de la articulación temporomandibular

Page 73: Morfologia de La Cabeza Humana

72

tos: menisco temporal, menisco con-dilar, lateral y medial. Por detrás del disco se sitúa la lámina retrodiscal su-perior elástica y la lámina retrodiscal inferior colágena, entre las cuales se sitúa el espacio retrodiscal vascular. Por delante presenta inserciones en la cápsula formando el freno meniscal anterior. El disco en los movimientos de apertura y cierre debe deslizarse con la superficie condilar de la man-díbula. Cuando por desgaste del mis-mo la superficie del disco se desplaza a diferente velocidad que la superficie condilar se origina el chasquido arti-cular.

Los medios de unión de la articula-ción temporomandibular son la cáp-sula y los ligamentos. La cápsula se inserta en la fisura temporoescamosa o de Glaser, en el tubérculo cigomáti-co, en la espina del hueso esfenoidal y en el cuello del cóndilo. La cápsula presenta una capa interna, profunda o sinovial denominada estrato nu-tritivo, que contribuye a formar el líquido sinovial; una capa interme-dia denominada estrato subsinovial o reactivo que presenta gran riqueza de redes capilares y linfáticas; y por último una capa externa o fibroneu-ral que es una zona fibrosa donde se encuentran los receptores y las termi-naciones nerviosas.

Los ligamentos de la articulación se dividen en dos tipos: intrínsecos (en contacto con la cápsula) y ex-trínsecos (separados de la cápsula). Los ligamentos intrínsecos son el la-teral interno y el lateral externo que refuerzan la cápsula a cada lado del cóndilo. El ligamento lateral externo limita la rotación del cóndilo cuando

la apertura bucal llega a 20-25 mm para proteger las estructuras vitales retrocondíleas. Esta característica sólo se encuentra en el ser humano, ya que el prognatismo mandibular de nuestros antepasados y la posición inclinada hacia delante de la zona toracocervicocraneal permitía que el espacio entre la rama ascendente de la mandíbula y la porción mastoidea fuera superior para el paso de gran-des vasos desde el cuello.

Los ligamentos extrínsecos son el esfenomandibular, estilomandibular y pterigomaxilar. El ligamento esfe-nomandibular se extiende desde la espina del esfenoides hasta la língula (espina de Spix) de la mandíbula y corresponde a la parte posterior de la aponeurosis interpterigoidea. El liga-mento estilomandibular se extiende desde el vértice de la apófisis estiloi-des al borde posterior de la rama de la mandíbula. El ligamento pterigo-maxilar se extiende desde el ala me-dial de la apófisis pterigoides hasta la parte posterior del borde alveolar de la mandíbula. Este último ligamento se denomina rafe pterigomandibular y separa el músculo buccinador del constrictor superior de la faringe.

La sinovial de la articulación tem-poromandibular está dividida en dos cavidades separadas por el disco articular. Las cavidades se denomi-nan menisco-temporal y menisco-mandibular.

Las estructuras que se relacionan con la articulación temporomandibu-lar tienen mucha importancia clínica, ya que existen muchos síntomas arti-culares que se refieren a estructuras vecinas. Lateralmente la articulación

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3 – ARTICULACIONES DE LA CABEZA Y MÚSCULOS DE LA MASTICACIÓN 73

es superficial y está separada de la piel por un tejido subcutáneo laxo por el que pasa la arteria facial transversa de la cara y los ramos temporales y cigomáticos del nervio facial. Poste-riormente se relaciona con el conduc-to auditivo óseo y cartilaginoso y la glándula parótida. Anteriormente se relaciona con los músculos masetero y pterigoideo externo y la escotadura sigmoidea de la mandíbula por la que pasan los vasos y nervio maseterinos. Medialmente se relaciona con los ner-vios dentario inferior y lingual, cuer-da del tímpano que se une a este últi-mo, nervio aurículotemporal, arteria maxilar interna y un rico plexo veno-so periarticular. Por último superior-mente, a través del hueso temporal, entra en relación con la fosa media de la base del cráneo.

La articulación temporomandibu-lar está vascularizada por las arterias y venas temporal superficial y maxi-lar interna. Su inervación procede de los nervios aurículotemporal, tempo-ral profundo y del maseterino, que son todos ellos ramas del nervio tri-gémino.

Fig 64. Articulación temporomandibular: 1) superficie temporal. 2) superficie condilar, 3)

disco articular, 4) sinovial disco temporal, 5) sinovial disco condilar, 6) freno meniscal anterior, 7) freno

meniscal posterior, 8) espacio retrovascular.

Fig 65. Medios de unión de la articulación temporomandibular: 1) cápsula, 2) ligamento lateral

externo, 3) ligamento lateral interno, 4) ligamento estilo-mandibular, 5) ligamento espino-mandibular.

 

 

 

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Con respecto a la biomecánica de la articulación temporomandibular (figs 66 y 67) , debemos considerar por un lado los músculos que intervienen en la articulación y por el otro los movimientos articulares. Los mús-culos que intervienen en la articula-ción son los denominados músculos de la masticación que se dividen en principales (temporal, masetero, pteri-goideo medial y pterigoideo lateral) y accesorios (digástrico, milohioideo y genihioideo). La unidad estructural y funcional de los músculos es la célula muscular estriada esquelética o rab-domiocito, que se agrupa en haces de disposición paralela, constituyendo fascículos y el conjunto de fascículos forma el músculo. Envolviendo peri-féricamente la totalidad del músculo se halla una túnica conjuntiva deno-minada epimisio, de la que parten ta-biques que se introducen en el múscu-lo y rodean a cada fascículo. El tejido conjuntivo que rodea cada fascículo se denomina perimisio, y de éste surgen nuevas expansiones que rodean cada célula, constituyendo el endomisio. La célula muscular estriada esquelética presenta una membrana plasmática o sarcoplasma que contiene un mate-rial proteico contráctil que constituye los miofilamentos que se agrupan en miofibrillas. Los miofilamentos pue-den ser gruesos (compuestos de mio-sina) o finos (compuestos de actina).

El músculo temporal tiene forma de abanico. Sus inserciones superio-res son la fosa temporal, línea tempo-ral inferior, arco cigomático, y fascia temporal. El cuerpo muscular está formado por fascículos anteriores o verticales, medios u oblicuos y pos-teriores u horizontales. Todos los fas-cículos se concentran en un tendón anteroinferior. Su inserción inferior se produce en el proceso coronoideo de la mandíbula.

El músculo masetero se inserta su-periormente en el borde inferior y la cara lateral del proceso cigomático. Su cuerpo muscular es cuadrilátero, espeso y oblicuo hacia abajo y atrás. Está formado por dos porciones o vientres: la superficial la forman fi-bras con un trayecto descendente y ligeramente hacia atrás; mientras que la porción profunda consiste en fibras que transcurren en una direc-ción vertical. El músculo masetero se inserta inferiormente en la cara late-ral del ángulo y rama ascendente de la mandíbula.

El músculo pterigoideo medial o in-terno se inserta superiormente en la fosa pterigoidea y apófisis piramidal del palatino. Su cuerpo muscular es cuadrilátero, espeso y oblícuo hacia abajo, lateralmente y atrás. Sus inser-ciones inferiores son la cara medial del ángulo y rama de la mandíbula.

El músculo pterigoideo lateral o

3.3.Biomecánica de la articulación temporomandibular

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3 – ARTICULACIONES DE LA CABEZA Y MÚSCULOS DE LA MASTICACIÓN 75

Fig 66. Músculos de la masticación: 1) temporal, 2) masetero, 3) pterigoideo lateral, 4) pterigoideo medial.

Fig 67. Músculos de la masticación en un corte coronal: 1) temporal, 2) masetero, 3) pterigoideo lateral, 4) pterigoideo medial, 5) línea de inserción del milohioideo, 6) apófisis geni para la inserción del

genihioideo, 7) fosita de inserción del digástrico.

 

 

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externo está formado por dos porcio-nes, una superior y otra inferior, y en conjunto presenta unas inserciones anteromediales y otras posterolatera-les. Las inserciones anteromediales son el ala mayor del esfenoides y la cara lateral del proceso pterigoideo. Las inserciones posterolaterales son el cuello de la mandíbula y la cápsula y disco de la articulación temporo-mandibular.

El músculo digástrico presenta dos porciones o vientres (anterior y poste-rior). El vientre posterior se inserta en la cara medial de la apófisis mastoi-des (ranura digástrica) y atraviesa el tendón intermedio del hueso hioides para continuarse con el vientre ante-rior del digástrico. El vientre anterior se inserta en la cara inferior de la sín-fisis mandibular (fosita digástrica).

El músculo milohioideo se inserta en la línea oblícua de la mandíbula, hueso hioides y rafe medio entre los dos milohioideos. Presenta fibras an-teriores que van del hueso al rafe me-dio y fibras posteriores que unen la mandíbula al hueso hioides.

El músculo genihioideo está situa-do por encima del milohioideo y se inserta en las apófisis geni de la man-díbula y en la parte media de la cara anterior del hueso hioides.

La articulación temporomandibu-lar presenta cuatro tipos de movi-mientos: Movimiento anteroposterior (típico de los roedores) , movimien-to de descenso y ascenso en un eje transversal (típica de carnívoros) , movimiento lateromedial (típico de herbívoros) y movimiento de rota-ción (típico de omnívoros). Para efec-tuar estos movimientos dividimos

los grupos musculares en elevadores (temporal, masetero y pterigoideo medial) , depresores (vientre anterior del digástrico y accesoriamente el mi-lohioideo, genihioideo, proyectores hacia delante (temporal, masetero y pterigoideos laterales, proyectores ha-cia atrás (digástrico, fibras posterio-res del temporal y fibras profundas del masetero) y músculos de laterali-dad o diducción (pterigoideo interno contralateral y pterigoideo lateral con-tralateral).

Para entender el movimiento de la articulación temporomandibular de-bemos partir de la denominada posi-ción articular funcional óptima que es la que sitúa los cóndilos mandibu-lares en su posición más superoante-rior, por la acción de los músculos ele-vadores y porque la cara posterior de la superficie articular de la fosa man-dibular es bastante delgada y no pa-rece estar destinada a soportar fuer-zas importantes. En el movimiento de apertura bucal inicial se produce una rotación del cóndilo mandibular a través de un eje horizontal , al con-tinuar la apertura, el cóndilo mandi-bular y el disco articular se deslizan hacia delante . En el movimiento de cierre se origina el movimiento con-trario, primero se desliza el cóndilo mandibular y el disco hacia atrás y luego se produce una rotación poste-rior del cóndilo de la mandíbula. En el movimiento de protrusión el cón-dilo y el disco se deslizan hacia de-lante y en el de retrusión hacia atrás. En los movimientos de lateralidad derecha, el cóndilo derecho rota so-bre un eje vertical, mientras que el cóndilo y el disco izquierdo se desli-

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3 – ARTICULACIONES DE LA CABEZA Y MÚSCULOS DE LA MASTICACIÓN 77

za hacia delante. Desde esta posición para regresar a céntrica se realiza el movimiento contrario. En los movi-mientos de lateralidad izquierda, el cóndilo izquierdo es el que rota sobre un eje vertical y el derecho es el que se desliza hacia delante.

Es imprescindible para el odontólo-go conocer algunos términos clínicos del funcionamiento de la articula-ción temporomandibular tales como diagrama de Posselt, relación céntri-ca, máxima intercuspidación, lado de trabajo, lado de balanceo, protección canina, protección de grupo y movi-miento de Bennett. El diagrama de Posselt es el dibujo que realizan los movimientos de la articulación en el plano sagital, la relación céntrica es la más retrusiva del maxilar inferior sin producir presión en los tejidos retroarticulares, la máxima intercus-pidación es la oclusión que realiza el paciente activando los músculos de la masticación con el contacto mayor de dientes posibles, el lado de trabajo es el que ocluye voluntariamente el pa-ciente, el lado de balanceo es el lado contrario al de trabajo, la protección canina es la que realizan las superfi-cies palatinas de los dientes caninos superiores, la protección de grupo es la que realizan las superficies oclusa-les de los molares y el movimiento de Bennett es el que realiza el cóndilo la-teralmente en el lado de trabajo.

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CAPÍTULO 4.

Músculos de la mímica

Coautores: Andrea Garrido Castro y Carlos Escudero Morandeira

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 Fig 68. Músculos de la mímica: 1) occipitofrontal, 2) orbicular de los párpados, 3) superciliar,

4) piramidal, 5) transverso de la nariz, 6) dilatador de la nariz, 7) mirtiforme, 8) canino, 9) buccinador, 10) cuadrado de la barba, 11) borla del mentón, 12) elevador común del ala de la

nariz y del labio superior, 13) elevador propio del labio superior, 14) cigomáticos mayor y menor, 15) risorio de Santorini, 16) triangular de los labios, 17) cutáneo del cuello, 18) orbicular de los labios.

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4 – MÚSCULOS DE LA MÍMICA 81

Todos los músculos de la mímica o de la expresión facial (fig 68) actúan gracias a la inervación del nervio fa-cial y nos permiten realizar los gestos de manera voluntaria o involuntaria, de hecho la expresión de los múscu-los se utiliza para conocer si la con-tracción se acompaña de la voluntad del paciente de forma fingida o si se produce de manera involuntaria con naturalidad. De manera involuntaria podemos asociar la contracción mus-cular a los gestos de preocupación, pensamiento forzado, alegría, insa-tisfacción, decisión, satisfacción, son-risa, acción, autovaloración, tristeza, consistencia e indecisión. En todos los músculos de la expresión descri-biremos sus inserciones, relaciones, acciones y su significado gesticular. Los músculos de la mímica son: occi-pitofrontal, orbicular de los párpados, superciliar, piramidal, auriculares, transverso de la nariz, dilatador del ala de la nariz, mirtiforme, canino, buccinador, cuadrado de la barba, borla del mentón, elevador común del ala de la nariz y el labio superior, elevador propio del labio superior, cigomáticos mayor y menor, risorio de Santorini, triangular de los labios, cutáneo del cuello, compresor de los labios y orbicular de los labios.

El músculo occipitofrontal se inser-ta en la línea curva occipital superior, aponeurosis epicraneal y cara profun-da de la piel de la región interciliar y superciliar; está cubierto por la piel;

eleva la piel de las cejas y pone tensa la aponeurosis epicraneal.

El músculo orbicular de los párpa-dos presentan dos porciones de inser-ción, una palpebral y otra orbitaria. La porción palpebral se inserta en los labios del conducto lagrimonasal y en la parte externa de los párpados y liga-mento palpebral externo. La porción orbitaria se inserta en la región nasal del frontal, la apófisis ascendente del maxilar superior, fibras de la porción palpebral y la cara profunda de la piel de la región externa de los párpados. Su acción es la oclusión del orificio palpebral llevando la lágrima hacia los puntos lagrimales. La contracción del ángulo externo del orbicular ex-presa el gesto de preocupación.

El músculo superciliar se inserta en el arco superciliar y la piel del en-trecejo. Cubre al frontal y a la arteria supraorbitaria. Dirige hacia abajo y hacia dentro la piel de las cejas. La contracción del músculo superciliar expresa el gesto de pensamiento for-zado.

El músculo piramidal se inserta en los huesos nasales, cartílagos de la na-riz y músculo frontal. Forma pliegues transversales en la piel de la región.

Los músculos auriculares son tres músculos de los cuales el anterior se inserta en la aponeurosis epicraneal y borde anterior de la concha, el su-perior se inserta en la aponeurosis epicraneal y en la fosita del antehé-lix, el posterior se inserta en la apó-

4.Músculos de la mímica

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fisis mastoides y en la convexidad de la concha del pabellón auricular. No presentan actividad ya que son rudi-mentarios.

El músculo transverso de la nariz se inserta en el dorso de la nariz y cara profunda de la piel. Dirige el ala de la nariz hacia arriba y adelante. La contracción de este músculo origina un semblante de aspecto alegre y di-vertido.

El músculo dilatador del ala de la nariz se inserta en el maxilar supe-rior junto al orificio anterior de las fo-sas nasales terminando subcutánea-mente. Dilata las aberturas nasales.

El músculo mirtiforme se inserta en la fosa mirtiforme y la piel de las fosas nasales. Disminuye el diámetro de los orificios nasales.

El músculo canino se inserta en la fosa canina y la piel de la comisura de los labios. Atrae hacia arriba y aden-tro la comisura de los labios.

El músculo buccinador se inser-ta en el ligamento pterigomaxilar, borde alveolar de los maxilares y la comisura bucal. Está cubierto pro-fundamente por la mucosa bucal y superficialmente está cubierto por la rama ascendente del maxilar inferior, el masetero, el conducto de Stenon, el nervio bucal, la arteria facial, la vena facial y las ramas del nervio facial. Sus acciones son soplar, silvar y tirar hacia atrás de la comisura labial. La contracción bilateral de este músculo origina el gesto de satisfacción.

El músculo cuadrado de la barba se inserta en la porción anterior de la lí-nea oblicua externa de la mandíbula y la piel del labio inferior. Dirige ha-cia abajo y afuera el labio inferior. Su

contracción bilateral origina el gesto de consistencia.

El músculo borla del mentón se in-serta en las eminencias del canino y de los incisivos y la piel del mentón. Eleva la piel de la región mentoniana. Su contracción origina el gesto de in-decisión.

El músculo elevador común del ala de la nariz y del labio superior se inserta en la apófisis ascendente del maxilar inferior, el borde posterior del ala de la nariz y la cara profunda de la piel del labio superior. Eleva el ala de la nariz y el labio superior. La contracción bilateral de este músculo origina el gesto de insatisfacción.

El músculo elevador propio del la-bio superior se inserta en el reborde orbitario y la piel del labio superior. Eleva el labio superior. Su contrac-ción bilateral origina el gesto de sen-sación de autovaloración.

Los músculos cigomáticos mayor y menor se insertan en el hueso malar y la piel del labio superior. Dirige ha-cia arriba y afuera el labio superior. La contracción de los sigomáticos ori-gina el gesto de sonrisa.

El músculo risorio de Santorini se inserta en la aponeurosis maseterina y la piel de la comisura de los labios. Cubre la parótida, el masetero y el buccinador y su cara superficial es subcutánea. Tira hacia fuera y atrás la comisura de los labios. La acción bilateral de este músculo origina el gesto de acción.

El músculo triangular de los labios se inserta en la línea oblicua externa del maxilar inferior y la piel de la co-misura labial. Se relaciona con la ar-teria facial. Dirige la comisura hacia

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4 – MÚSCULOS DE LA MÍMICA 83

abajo y adentro dando una expresión de tristeza.

El músculo cutáneo del cuello se inserta en el mentón, la línea oblicua externa del maxilar inferior, la piel de la mejilla y la piel que cubre la cin-tura escapular. Cubre la aponeurosis del cuello, el esternocleidomastoideo, el deltoides, el omohioideo, el masete-ro, la vena yugular externa y el plexo cervical. Desciende la piel del mentón y la comisura labial expresando dolor y sufrimiento.

El músculo compresor de los labios está formado por diversos haces mus-culares que rodean el orificio bucal y que están muy desarrollados en los lactantes para la succión.

El músculo orbicular de los labios se inserta en la cara profunda de la piel y de la mucosa labial, fosa mirtiforme, eminencia del canino inferior y piel de la comisura. A este músculo se le añaden unas fibras extrínsecas de las prolongaciones de los músculos trian-gular de los labios, buccinador y ca-nino. El músculo orbicular determina la oclusión de la boca. Su contracción origina el gesto de decisión.

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CAPÍTULO 5.

Vascularización del sistema

musculoesquelético de la cabeza

Coautores: Andrés Blanco García-Granero y Carlos Escudero Morandeira.

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 Fig 72. Ramas de la arteria facial: 1) palatina

ascendente, 2) tonsilar, 3) submentoniana, 4) labiales inferiores, 5) labiales superiores,

6) angular.

Fig 73. Ramas de la arteria faríngea ascendente: 1) faríngeas, 2) timpánica

inferior, 3) meníngea posterior.

 

 

 

 Fig 69. Sistema carotídeo: 1) carótida común,

2) carótida interna, 3) carótida externa, 4) tiroidea superior, 5) lingual, 6) facial, 7) faríngea

ascendente, 8) occipital, 9) auricular posterior, 10) maxilar interna, 11) temporal superficial.

Fig 70. Ramas de la arteria tiroidea superior:

1) laríngea inferior, 2) tiroidea externa, 3) tiroidea interna,

4) tiroidea posterior, 5) esternocleidomastoidea,

6) laríngea superior, 7) subhioidea.

Fig 71. Ramas de la arteria lingual: 1) suprahioidea,

2) dorsal de la lengua,

3) sublingual, 4) ranina.

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5 – VASCULARIZACIÓN DEL SISTEMA MUSCULOESQUELÉTICO DE LA CABEZA 87

La vascularización arterial de la ca-beza procede de las carótidas primiti-vas. La carótida primitiva derecha es la segunda terminal del tronco bra-quiocefálico, en el cual se origina. La carótida primitiva izquierda nace del cayado de la aorta, presentando más relaciones torácicas que su homólo-ga. Las arterias carótidas primitivas no tienen colaterales y presentan dos terminales que son la arteria carótida externa y la carótida interna.

La arteria carótida interna en su origen, se encuentra situada en la celda carotídea, es más externa que la carótida externa y pasa por el área del triángulo de Farabeuf. Asciende por la celda retroestiloidea, hacién-dose interna, forma la horquilla de las carótidas, penetra en el conducto carotídeo, excavado en el peñascoo, y se coloca en la base endocraneal, penetra en el seno cavernoso y junto con ella entra el nervio motor ocular externo; en el espesor de la pared de este seno están incluidos los nervios motor ocular común, patético y of-tálmico; al salir del seno a nivel de la apófisis clinoides anterior, atraviesa la duramadre y la aracnoides, cruza el nervio óptico, y en la cara inferior del cerebro da las cuatro terminales que son: cerebral anterior, cerebral media, coroidea y comunicante pos-terior. La carótida interna da como colaterales la carotidotimpánica y la oftálmica.

La arteria carótida externa continúa a la carótida primitiva en el momen-to de sobrepasar el cartílago tiroides, relacionándose con los elementos de la celda carotídea; a este nivel, la vena yugular interna recibe el tronco venoso tiro-linguo-faringo-facial, es-tando cruzados, vena y colateral, por el nervio hipogloso mayor, quedando dibujado el llamado triángulo de Fa-rabeuf (la yugular es externa; el hipo-gloso, superior; la colateral, interna e inferior) ; en el área de este triángulo se encuentra la carótida interna y la externa, esta última dando aquí sus colaterales. A medida que ascienden ambas carótidas, se separan, forman-do la horquilla de las carótidas. Los músculos estíleos, a medida que se separan, forman la horquilla de los estíleos. Ambas horquillas tienen una rama abarcada en el ángulo de la otra. La carótida externa se encuen-tra entre el músculo estilohioideo por fuera y el estilofaríngeo por dentro; éste, a su vez, se encuentra entre las dos carótidas. Finalmente, penetra en la celda de la glándula parótida, lle-gando hasta el cóndilo del maxilar inferior, donde termina. La carótida externa presenta colaterales y termi-nales (fig 69). Las colaterales son la tiroidea superior, lingual, facial, fa-ríngea inferior, occipital y auricular posterior. Las ramas terminales de la carótida externa son la temporal su-perficial y la maxilar interna.

5.1.Vascularización arterial

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La arteria tiroidea superior (fig 70) se dirige, adelante y adentro, por en-cima del hioides y termina en la glán-dula tiroidea por tres ramas (interna, externa y posterior). Suministra una esternocleidomastoideamastoidea para ese músculo; dos laríngeas, a esta víscera, y un ramo subhioideo a los músculos vecinos.

La arteria lingual (fig 71) se dirige hacia dentro y forma una porción retrohioidea, otra hioidea y otra lin-gual, atravesando el área de los trián-gulos de Pirogoff (nervio hipogloso mayor, arriba; borde posterior del milohioideo, delante; borde superior del tendón intermedio del digástrico, abajo) y de Beclard (borde inferior del tendón intermedio del digástrico, de-lante; asta mayor del hioides, debajo; músculo hiogloso, detrás). Suminis-tra un ramo suprahioideo y un ramo dorsal de la lengua, como colaterales, y como terminales, la arteria sublin-gual para el mentón, frenillo e incisi-vos, y la arteria ranina para los mús-culos linguales.

La arteria facial (fig 72) en su ori-gen, pasa por debajo del vientre pos-terior del digástrico, se sitúa en la re-gión submaxilar, contornea el borde inferior del maxilar inferior, pasa a la cara, asciende por el surco nasogenia-no y termina en el ángulo interno del ojo, formando la angular. Como cola-terales desprende la palatina ascen-dente, la tonsilar, submentoniana, la-biales inferiores y labiales superiores.

La arteria faríngea ascendente (fig 73) asciende por la celda retroestioloi-dea y penetra en el cráneo, terminan-do por la meníngea posterior. Sumi-nistra ramas a la pared de la faringe,

a la cavidad del tímpano y a las me-nínges.

La arteria occipital (fig 74) se dirige hacia la mastoides, cruza a los mús-culos complexos, perfora el trapecio y se hace superficial, terminando por una rama interna y otra externa, para el músculo occipital y los tegumentos de la región. Suministra colaterales al músculo esternocleidomastoideo y a los músculos vecinos, una arteria es-tilomastoidea y una meníngea.

La arteria auricular posterior (fig 74) se dirige a la región parotídea y se coloca por detrás del pabellón de la oreja, dando una terminal anterior y otra posterior para la región. Da co-laterales a la parótida.

La arteria temporal superficial (fig 75) desde el cuello del cóndilo del maxilar inferior se dirige afuera, con-torneando el conducto auditivo exter-no, hasta el arco cigomático, donde termina por una rama anterior y otra posterior, que se distribuyen por la región. Da como colaterales: la trans-versa de la cara, que sigue el arco ci-gomático y termina en el buccinador; la cigomático-orbitaria para el orbicu-lar y los párpados; frontal y parietal.

La arteria maxilar interna (fig 76) se origina en la celda parotídea, atra-viesa el ojal retrocondíleo de Juvara, penetra en la celda pterigomaxilar, cruza por encima o entre los haces del pterigoideo externo, llega a la fosa pterigomaxilar y, apoyándose en el maxilar superior, penetra por el agujero esfenopalatino, donde termi-na con este nombre, y da una rama nasopalatina interna para las fosas nasales y una rama externa para la pared externa de dichas fosas. En su

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5 – VASCULARIZACIÓN DEL SISTEMA MUSCULOESQUELÉTICO DE LA CABEZA 89

recorrido la arteria maxilar interna tiene tres porciones que son mandi-bular, pterigoidea y pterigopalatina. En la porción mandibular suministra las ramas alveolar inferior, meníngea media, auricular profunda y timpáni-ca anterior. En la porción pterigoidea da las ramas maseterina, temporales profundas, pterigoideas y bucal. En la porción pterigopalatina suministra las arterias alveolar posterosuperior, infraorbitaria, palatina descendente y esfenopalatina. La arteria palatina descendente se divide en palatina mayor y menor. La esfenopalatina se divide en nasales posteriores laterales y mediales.

Fig 76. Ramas de la arteria maxilar interna: 1) alveolar inferior, 2) meníngea media, 3) auricular

profunda, 4) timpánica anterior, 5) maseterina, 6) temporales profundas, 7) pterigoideas, 8) bucal,

9) alveolar posterosuperior, 10) infraorbitaria, 11) palatina descendente, 12) esfenopalatina.

 

Fig 74. Arteria auricular posterior 1) y occipital 2).Fig 75. Ramas de la arteria temporal superficial: 1) transversa de la cara, 2) cigomático-orbitaria,

3) frontal, 4) parietal.

   

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La vascularización venosa de la cabe-za (fig 77) se recoge por las venas yu-gular interna, externa y anterior.

La vena yugular interna es el con-ducto que recoge la sangre venosa de la cavidad craneal, de la órbita y gran parte de la cara, continuan-do a los senos craneales, que son su origen. Atraviesa el agujero rasgado posterior, junto con los nervios glo-sofaríngeo, neumogástrico y espinal; ocupa la fosa yugular del peñasco, desciende por las celdas retroestiloi-dea y carotídea, formando parte del paquete vasculonervioso del cuello (carótida, yugular, neumogástrico) , terminando en la vena subclavia, jun-to con la que forma el tronco venoso braquiocefálico. Las colaterales de la yugular interna son: a) Vena facial: se origina en el ángulo interno del ojo y atraviesa superficialmente la cara, circulando por fuera de la arteria; desemboca en la yugular, a veces por un tronco común con la faríngea o la lingual (tronco tirolinguofaringofa-cial de Farabeuf). Recoge a su vez las venas frontales del ala de la nariz, el tronco venoso del plexo alveolar, las coronarias, las bucales, las maseteri-nas, las submentales, las submaxila-res y las palatinas inferiores; b) Ve-nas linguales: se forman tres grupos (profundas, dorsales y raninas) que a nivel del músculo hiogloso se reúnen en un tronco común que termina en la yugular; c) Vena tiroidea superior:

se origina en el lóbulo lateral del ti-roides, cruza la arteria carótida pri-mitiva y desemboca en la yugular; d) Vena faríngea: sigue a la arteria del mismo nombre, y e) Vena tiroidea media: sigue a la arteria del mismo nombre.

La vena yugular externa recoge la sangre de las paredes craneales de la cara y de la región posterior y lateral del cuello. Se origina en el maxilar inferior por la fusión de las venas maxilar interna y temporal superfi-cial, desciende atravesando la región parotídea, pasa por encima del ester-nocleidomastoideo, envuelta por la aponeurosis cervical superficial, y en la región supraclavicular se hace pro-funda, hasta terminar en la subclavia. Las colaterales de la vena yugular externa son: occipitales, auriculares posteriores, cervicales y escapulares.

La vena yugular anterior es superfi-cial. Recoge la sangre de las regiones anteriores del cuello. Se origina en la región suprahioidea por la reunión de numerosas venas submentales super-ficiales, desciende algo por fuera de la línea media y en el espacio supraes-ternal se acoda penetrando a través de la aponeurosis hasta desembocar en la subclavia, donde termina. Tiene colaterales de los músculos vecinos y de los tegumentos.

5.2.Vascularización venosa

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5 – VASCULARIZACIÓN DEL SISTEMA MUSCULOESQUELÉTICO DE LA CABEZA 91

5.3.Linfáticos

Los ganglios linfáticos de la cabeza (fig 78) se distribuyen en tres grupos: círculo ganglionar pericervical, for-mado por los grupos suprahioideo, submaxilar, parotídeo, mastoideo y suboccipital; grupo cervical lateral o carotídeo; y grupo cervical yuxtavis-ceral: formado por los grupos retrofa-ríngeos, prelaríngeos, pretraqueales y ganglios del nervio recurrente. To-dos los vasos linfáticos de la cabeza y del cuello son aferentes de los gru-pos ganglionares laterales profundos (grupo carotídeo). De éstos parten eferentes que forman el tronco yugu-lar que desemboca a la izquierda en el conducto torácico y a la derecha en la confluencia de las venas yugular interna y subclavia derecha.

 

Fig 78. Grupos de ganglios linfáticos de la cabeza: 1) suprahioideo, 2) submaxilar, 3) parotídeo,

4) mastoideo, 5) suboccipital.

Fig 77. Venas de la cabeza: 1) facial, 2) lingual, 3) tiroidea superior, 4) faríngea, 5) tiroidea media,

6) maxilar interna, 7) temporal superficial, 8) occipital, 9) auricular posterior, 10) cervicales,

11) escapular, 12) yugular interna, 13) yugular externa, 14) yugular anterior.

 

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CAPÍTULO 6.

Nervios cranealesCoautores: Carlos Escudero Morandeira,

Andrea Garrido Castro y Andrés Blanco García-Granero.

Page 95: Morfologia de La Cabeza Humana

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Page 96: Morfologia de La Cabeza Humana

6 – NERVIOS CRANEALES 95

El sistema nervioso se divide en sis-tema nervioso central y sistema ner-vioso periférico. El sistema nervioso central está formado por el encéfalo y el tronco encefálico, mientras que el sistema nervioso periférico está constituido por los nervios craneales, espinales y sus ganglios asociados. Los nervios craneales son los que salen del sistema nervioso central atravesando los orificios de la base del cráneo y su conocimiento es im-prescindible para el ejercicio de la profesión odontológica. Los nervios craneales son doce pares que se de-nominan olfatorio, óptico, motor ocu-lar común, patético, trigémino, motor ocular externo, facial, estato-acústico, glosofaríngeo, neumogástrico o vago, espinal e hipogloso mayor. Estos pa-res craneales pueden ser sensitivos, motores o mixtos. Los sensitivos son son los nervios olfatorio, óptico y estato-acústico y conducen estímulos desde los receptores periféricos hacia el sistema nervioso central (aferentes) ; los motores son los nervios motor ocular común, patético, motor ocular externo, espinal e hipogloso mayor y conducen impulsos desde el sistema nervioso central hacia terminaciones motoras de músculos (eferentes) ; y los mixtos son los nervios trigémino, facial, glosofaríngeo y neumogástrico o vago y conducen impulsos aferen-tes y eferentes.

El primer par craneal es el nervio olfatorio (sensitivo) (fig 79). Las célu-

las olfatorias forman la zona olfatoria de la mucosa nasal y actúan como cuerpos receptores que inician sus impulsos asociados con el sentido del olfato. Prolongaciones centrales de estas células se extienden a través del techo de la cavidad nasal forman-do una serie de filetes olfatorios que atraviesan la lámina cribosa, des-cansando el bulbo olfatorio sobre la lámina cribosa. Los filetes olfatorios hacen sinapsis con la segunda neuro-na en el bulbo olfatorio, que es el ex-tremo periférico dilatado de la cintilla olfatoria del encéfalo. Las fibras de la cintilla olfatoria llevan los impulsos sensitivos especiales hacia atrás por una estría lateral y otra medial, a la punta del lóbulo temporal donde se localizan áreas corticales y a la vía olfatoria del lado contralateral, en las cuales se perciben las sensaciones del olfato.

El segundo par craneal es el nervio óptico (sensitivo) (fig 80). El nervio óptico es otra cintilla del encéfalo que cursa periféricamente como nervio. La retina del ojo contiene cuerpos ce-lulares de la primera neurona cuyas prolongaciones periféricas actúan como receptores de la luz. Las prolon-gaciones centrales forman el nervio óptico que pasa a través del agujero óptico. Los dos nervios ópticos se cru-zan parcialmente en el quiasma óp-tico. Las fibras sensitivas especiales de un nervio óptico representan las mitades nasal y temporal del campo

6. Nervios craneales

Page 97: Morfologia de La Cabeza Humana

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Fig 81. Nervios oculomotores: 1) nervio motor ocular común, 2) nervio patético, 3) nervio motor

ocular externo.

Fig 82. Nervio trigémino: 1) núcleo sensitivo, 2) núcleo motor, 3) ganglio de Gasser, 4) nervio oftálmico, 5) nervio maxilar superior, 6) nervio

maxilar inferior, 7) nervio meníngeo, 8) nervio nasal, 9) nervio frontal, 10) nervio lagrimal, 11) ganglio

ciliar, 12) nervio en conducto infraorbitario, 13) nervio en fosa pterigomaxilar, 14) ramos

dentarios superiores posteriores, 15) ramas del agujero infraorbitario, 16) ramas colaterales del nervio mandibular, 17) nervio lingual, 18) nervio

auriculotemporal, 19) nervio dentario inferior.

 

 

 

Fig 79. Nervio olfatorio: 1) epitelio olfatorio, 2) bulbo olfatorio, 3) cintilla olfatoria, 4) estría

medial, 5) estría lateral.

 

Fig 80. Nervio óptico: 1) retina, 2) nervio óptico, 3) quiasma óptico, 4) cintilla óptica, 5) cuerpo

geniculado, 6) tubérculos cuadrigéminos, 7) corteza occipital.

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6 – NERVIOS CRANEALES 97

visual de un individuo. En el quias-ma óptico las fibras del lado nasal de cada retina se cruzan al lado opuesto mientras que las fibras del lado ex-terno se continúan en el mismo lado. Las fibras externas del mismo lado y las fibras nasales del lado opuesto for-man posteriormente la cintilla óptica. La cintilla óptica lleva tres tipos de fibras que son las visuales, las de los reflejos pupilares y las relacionadas con los movimientos oculares. Las fibras visuales van al cuerpo geni-culado externo y posteriormente a la corteza del lóbulo occipital. Las fibras relacionadas con los reflejos pupila-res pasan hacia el mesencéfalo y co-nectan con los núcleos del tercer par craneal, por medio del cual se condu-cen impulsos reflejos al músculo liso que controla el tamaño de la pupila. Las fibras relacionadas con los movi-mientos oculares reflejos entran en los tubérculos cuadrigéminos ante-riores del mesencéfalo y de ahí van a la médula espinal cervical para hacer sinapsis en el asta anterior alrededor de las células de los nervios para los músculos suboccipitales y cervicales, mientras que otras fibras ascienden hacia los núcleos del tercer, cuarto y sexto par craneal para proporcionar movimientos reflejos de los ojos de manera que puedan seguir un objeto en movimiento.

El tercer par craneal es el nervio motor ocular común (motor) (fig 81). Es el nervio principal para los movi-mientos del ojo. Sus fibras pasan ha-cia delante y dejan el cráneo a través de la hendidura esfenoidal. Presenta fibras motoras especiales para los músculos extrínsecos del ojo, fibras

parasimpáticas para los músculos que controlan la pupila y el cristalino y hacen sinapsis con el ganglio para-simpático del ojo o ganglio oftálmico o ciliar y fibras simpáticas del plexo nervioso carotídeo.

El cuarto par craneal es el nervio patético (motor) (fig 81) que entra en la órbita a través de la hendidura es-fenoidal y lleva fibras motoras para el músculo oblícuo mayor del ojo.

El sexto par craneal es el nervio motor ocular externo (motor) (fig 81) que inerva la musculatura extrínseca del ojo y entra en la órbita por la hen-didura esfenoidal para distribuirse en el músculo recto externo del ojo. Este nervio lleva fibras motoras para esos músculos y fibras simpáticas posgan-glionares.

El quinto par craneal es el nervio trigémino (mixto) (fig 82). Es un ner-vio que lleva fibras sensitivas genera-les para la piel, los dientes y las muco-sas de la cabeza y fibras motoras para los músculos de la masticación. Sale de la protuberancia y se dirige hacia la fosa craneal media. La raíz sensi-tiva se dilata y excava la pared del seno cavernoso formando el ganglio de Gasser que contiene los cuerpos celulares de las fibras de la raíz sensi-tiva. La raíz motora no pasa a través del ganglio pero se adosa a él después de lo cual forma tres ramas que son el nervio oftálmico, el nervio maxilar superior y el nervio maxilar inferior.

El nervio oftálmico entra en la ór-bita a través de la hendidura esfenoi-dal llevando impulsos sensitivos del globo ocular, el saco conjuntival que reviste los párpados, la piel de la mi-tad anterior del cuero cabelludo, la

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piel de la frente, la piel del párpado superior, la mucosa nasal y los senos frontales inervando la glándula la-grimal. El nervio oftálmico presenta ramas colaterales y ramas terminales, las ramas colaterales son ramos me-níngeos, nervio recurrente de Arnold y ramas que se anastomosan con los nervios oculomotores; las ramas ter-minales son nasal, frontal y lagrimal. El ganglio relacionado con la rama oftálmica es el ganglio oftálmico o ciliar que presenta fibras aferentes y eferentes. Las fibras aferentes del ganglio oftálmico son la raíz motora del músculo oblícuo menor del ojo, la raíz sensitiva del nervio nasal y la raíz simpática del plexo caverno-so pericarotídeo. Las fibras eferentes son los nervios ciliares cortos.

El nervio maxilar superior pasa a través del agujero redondo mayor ha-cia la fosa pterigopalatina desde don-de pasa hacia la órbita a través del canal suborbitario, terminando en el agujero suborbitario. Por esta rama llegan impulsos sensitivos de los dientes, encías, senos maxilares, mu-cosa del paladar, piel de la cara y piel del labio superior. El nervio maxilar superior da ramas colaterales y ter-minales, las ramas colaterales son las ramas orbitaria, esfenopalatina y den-tales superiores, mientras que las ra-mas terminales son palpebrales, na-sales y labiales superiores. El ganglio relacionado con la rama maxilar su-perior es el ganglio esfenopalatino o de Meckel que presenta como aferen-te el nervio vidiano y como eferente ramas del nervio esfenopalatino.

El nervio maxilar inferior pasa a través del agujero oval hacia la fosa

cigomática o infratemporal. Las ra-mas sensitivas llevan impulsos de la parte retroauricular del cuero cabellu-do, dientes, encías, piel de la barbilla, parte inferior de la cara, labio inferior, mucosa de la cavidad bucal, y dos ter-cios anteriores de la lengua. La raíz motora del nervio maxilar inferior inerva los músculos de la mastica-ción, el vientre anterior del músculo digástrico y el músculo milohioideo. Las fibras sensitivas para los boto-nes gustativos de los dos tercios an-teriores de la lengua provienen de la rama lingual. Las fibras gustativas salen en la cuerda del tímpano que es una rama del séptimo par craneal. El ganglio ótico está asociado al nervio maxilar inferior en la fosa cigomática y contiene los cuerpos celulares de la segunda neurona para la inervación parasimpática de la glándula paróti-da. Las ramas del nervio maxilar in-ferior se dividen en colaterales, tron-co anterior y tronco posterior. Las rama colateral es el nervio meníngeo recurrente; las ramas del tronco ante-rior son el temporal profundo medio, temporomaseterino y temporobucal; y las ramas del tronco posterior son el aurículotemporal, dentario inferior y lingual. El ganglio ótico presenta aferentes y eferentes. Las aferentes del ganglio ótico son una raíz motora del nervio petroso superficial menor, una raíz sensitiva del nervio petroso profundo menor y una rama simpáti-ca de la arteria meníngea media. Las eferentes del ganglio ótico son ner-vios del músculo pterigoideo interno, del músculo periestafilino externo, del músculo del martillo, de la paróti-da y de la caja timpánica.

Page 100: Morfologia de La Cabeza Humana

6 – NERVIOS CRANEALES 99

El séptimo par craneal es el nervio facial (mixto) (fig 83) que es el nervio de la expresión facial. Sale del tronco del encéfalo junto con el octavo par craneal. Ambos nervios entran en el peñasco del temporal a través del conducto auditivo interno. El nervio facial se curva por encima del oído interno a través del acueducto de Fa-lopio. El ganglio geniculado o del fa-cial se localiza en el nervio al tomar éste bruscamente dirección inferior y posterior por detrás del oído medio. El nervio sale hacia la cara a través del agujero estilomastoideo, dando varias ramas periféricas entre los lóbulos de la glándula parótida. Las ramas terminales motoras salen entre la glándula parótida formando dos troncos que son el temporofacial y el cervicofacial, que a su vez terminan en ramas temporal, cigomática, bu-cal, mandibular, cervical, occipital y ramas para el músculo estilohioideo y el digástrico. Este nervio lleva tres tipos de fibras, motoras que inervan los músculos de la expresión facial y el cuero cabelludo; sensitivas de los botones gustativos de los dos tercios anteriores de la lengua y fibras gusta-tivas; y fibras parasimpáticas para la glándula lagrimal y la mucosa nasal que tienen cuerpos celulares secun-darios en el ganglio geniculado. Las fibras postganglionares cursan en el nervio petroso superficial mayor ha-cia el agujero rasgado medio en un surco del hueso temporal donde se le une el nervio petroso profundo ma-yor para formar el nervio vidiano. La cuerda del tímpano sale del ganglio geniculado y se une a la rama lingual del nervio maxilar inferior, rama del

trigémino para llegar a la lengua y es en esta vía donde se encuentran las fibras gustativas.

El octavo par craneal es el nervio estatoacústico o vestibulococlear (sensitivo) (fig 84) y consta de dos nervios que son el coclear y el vesti-bular. El nervio coclear presenta su origen real en el caracol y el ganglio de Corti y termina en los núcleos del auditivo situados en el ángulo lateral del cuarto ventrículo. El nervio ves-tibular recoge las impresiones trans-mitidas por los conductos semicircu-lares y termina en unos núcleos que proceden de la base de las astas poste-riores y están situados por dentro del nervio coclear. El origen aparente de los dos nervios es el surco bulbopro-tuberancial. El nervio coclear termi-na en el ganglio de Corti del que nace un plexo nervioso que termina en el órgano de Corti. El nervio vestibular termina en el ganglio de Scarpa del que salen ramos para el utrículo, el sáculo y los conductos semicirculares.

El noveno par es el nervio gloso-faríngeo (mixto) (fig 85) y está ínti-mamente relacionado con los pares décimo y undécimo. El glosofaríngeo es un nervio predominantemente sensitivo que lleva fibras aferentes de la lengua y la faringe, derivando su nombre de estas zonas. El nervio des-ciende hacia el agujero rasgado pos-terior con los pares craneales décimo y undécimo. En su curso forma dos ganglios, el superior o yugular y el inferior o petroso que contienen los cuerpos celulares de las fibras sen-sitivas. El nervio desciende hacia el cuello llevando cinco tipos de fibras: fibras sensitivas especiales de los bo-

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Fig 84. Nervio vestíbulococlear: 1) sección del bulbo raquídeo, 2) nervio coclear, 3) nervio

vestibular, 4) ganglio de Corti, 5) ganglio de Scarpa, 6) sáculo, 7) utrículo, 8) conductos semicirculares.

 

Fig 83. Nervio facial: 1) núcleos del facial, 2) nervio facial con nervio intermediario, 3) ganglio

geniculado, 4) nervio petroso mayor, 5) nervio del músculo estapedio, 6) cuerda del tímpano, 7) rama

para los músculos auriculares, 8) rama occipital, 9) rama para los músculos digástrico y estilohioideo,

10) rama temporal, 11) rama cigomática, 12) rama bucal, 13) rama mandibular, 14) rama cervical.

 

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tones gustativos del tercio posterior de la lengua; fibras sensitivas genera-les de la mucosa de la amígdala y fa-ringe; fibras motoras especiales para el músculo estilofaríngeo; fibras para-simpáticas que van al oído medio por medio de la rama timpánica y el ner-vio petroso superficial menor y que llevan impulsos secretores para las glándulas mucosas del oído medio, las células mastoideas y la glándula parótida; y un grupo de fibras que se denomina rama para el seno caro-tídeo, que está situado en la bifurca-ción de la arteria carótida primitiva y que pasan desde ahí hacia los centros circulatorios del bulbo raquídeo.

El décimo par craneal es el nervio neumogástrico o vago (mixto) (fig 86). Se denomina también neumo-gástrico porque inerva los órganos torácicos y del tubo gastrointestinal. Este nervio desciende a través del agujero rasgado posterior presentan-do dos ganglios, uno superior o yu-gular y otro inferior o nudoso que contienen los cuerpos celulares de las fibras sensitivas del nervio vago. El nervio vago entra en la vaina ca-rotídea con la vena yugular interna y la arteria carótida interna. Después de dar ramas en el cuello desciende hacia el tórax. El nervio vago derecho origina el nervio laríngeo inferior o recurrente derecho que asciende de nuevo hacia el cuello alrededor de la arteria subclavia derecha. El nervio vago izquierdo origina el nervio la-ríngeo inferior o recurrente izquierdo que rodea por debajo el cayado de la aorta para ascender de nuevo hacia el cuello. En el mediastino cada nervio vago forma un plexo pulmonar del

cual pasan ramas hacia los pulmo-nes. El nervio vago se compone de cinco tipos de fibras: fibras motoras especiales para los músculos de la la-ringe; fibras motoras especiales para los músculos del paladar blando y la faringe; fibras sensitivas de la mu-cosa de la faringe, laringe, esófago, bronquios, pulmones y vísceras ab-dominales; fibras sensitivas especia-les para unos pocos botones gustati-vos de la faringe y la laringe; y fibras parasimpáticas que pasan al músculo liso y a las glándulas de las vísceras torácicas y los órganos abdominales.

El decimoprimero par craneal es el nervio espinal (motor) (fig 87) que se compone de una porción medular y otra porción bulbar. La porción me-dular asciende de la médula espinal cervical para unirse a la porción bul-bar, cuyas fibras emergen del bulbo raquídeo por debajo del nervio vago. Ambas partes van hacia el agujero rasgado posterior. La porción bulbar se une al nervio vago agregándole fi-bras motoras especiales para los mús-culos del paladar blando y la faringe. La porción medular desciende hacia el cuello llevando fibras motoras ge-nerales para los músculos trapecio y esternocleidomastoideo.

El decimosegundo par craneal es el nervio hipogloso mayor (motor) (fig 88). Es un nervio motor para los mús-culos de la lengua que sale del bulbo raquídeo y desciende a través del con-ducto condíleo anterior. El nervio hi-pogloso se desvía lateralmente hacia abajo, uniéndosele fibras de nervios cervicales destinadas al asa del ner-vio hipogloso antes de pasar hacia la lengua.

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Fig 87. Nervio espinal: 1) porción bulbar, 2) porción medular, 3) rama para el músculo

esternocleidomastoideo, 4) rama para el músculo trapecio.

Fig 88. Nervio hipogloso mayor: 1) conducto del hipogloso, 2) ramas para los músculos de la lengua.

 

 

Fig 85. Nervio glosofaríngeo: 1) ganglio superior, 2) ganglio inferior, 3) nervio timpánico de

Jacobson, 4) rama para el tercio posterior de la lengua, 5) rama para la amígdala y la faringe,

6) rama para el músculo estilofaríngeo.

 

Fig 86. Nervio neumogástrico o vago: 1) ganglio superior, 2) ganglio inferior,

3) ramas faríngeas, 4) ramas laríngeas, 5) ramas torácicas, 6) ramas abdominales.

 

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CAPÍTULO 7.

Cavidad bucalCoautores: Pablo Baltar Martínez de la Riva

y Andrés Blanco García-Granero.

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La boca es una cavidad irregular, situada en el macizo facial inferior, entre las fosas nasales y la región suprahioidea. Es la primera porción del aparato digestivo, inmersa en el aparato masticador, con funciones como cortar, triturar los alimentos y formar ayudada por las glándulas sa-livares el bolo alimenticio; además, es parte integrante del aparato fonador, del que es el órgano resonador, inter-viniendo de un modo fundamental en la modulación de la voz y la arti-culación de la palabra. Está delimita-da anteriormente por la hendidura labial y posteriormente por el istmo de las fauces. Tiene forma de herra-dura abierta hacia atrás. La cavidad bucal está dividida, por los arcos al-veolodentarios, en una zona externa, que denominamos vestíbulo bucal o pasillo de Tomes y una zona interna, denominada cavidad bucal propia-mente dicha. El vestíbulo bucal está limitado externamente por labios y mejillas e internamente por las arca-das dentarias. La cavidad bucal pro-piamente dicha comienza a nivel de las arcadas dentarias y termina a ni-vel del istmo de las fauces. El vestíbu-lo bucal o pasillo de Tomes forma la porción externa de la boca. Tiene for-ma de herradura y está limitado por una pared interna, constituida por la superficie externa de los arcos den-tarios, y una pared externa, formada por los labios y las mejillas. Los labios

son dos repliegues músculo-membra-nosos separados por la hendidura bu-cal, que constituyen la parte anterior de la boca. Lateralmente a los labios, la pared externa está formada por las mejillas, que también son formacio-nes músculo-membranosas.

Los labios (fig 89) van a constituir la pared anterior de la boca median-te unas formaciones músculo-mem-branosa, móviles y de consistencia blanda que rodean el orificio bucal. Podemos dividir morfológicamente, a los labios, en una cara anterior, una cara posterior, un borde adherente, un borde libre, dos comisuras y un orificio anterior. La cara anterior es cutánea y en ella distinguimos la por-ción del labio superior, la porción de la comisura labial o ángulo de la boca y la porción del labio inferior. En la porción del labio superior, en la línea media, presenta un surco subnasal o philtrum que comienza en la zona del subtabique nasal y termina en el tu-bérculo labial superior del borde libre del labio superior. Lateralmente está limitado por los surcos naso-labiales derecho e izquierdo, que descienden oblicuamente de las alas de la nariz hasta las comisuras labiales. La por-ción de la comisura labial o ángulo de la boca es la unión de los dos labios superior e inferior por sus extremos derecho e izquierdo que se dispone a la altura del canino o el primer pre-molar superior. La porción del labio

7.1.Constitución anatómica

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7 – CAVIDAD BUCAL 107

inferior presenta una fosita media con abundantes folículos pilosos, por debajo de esta fosa se encuen-tra el mentón. El labio inferior está separado del mentón por el surco mento-labial. La cara posterior de los labios es mucosa, presenta un aspecto liso y es de coloración rosácea. Esta cara posterior esta en relación con la cara anterior de la arcada denta-ria y de la encía. Esta cara forma la pared externa del vestíbulo bucal. El borde adherente de los labios es el límite periférico de los labios. En el labio superior este borde adherente lo conforman todo lo que se encuentra entre el subtabique nasal, los surcos naso-labiales y el borde libre del labio superior. En el labio inferior el borde adherente está limitado por el surco mento-labial, el mentón y el borde li-bre del labio inferior. En la cara poste-rior del labio, el borde adherente está marcado por el surco gíngivo-labial, que se interrumpe en la línea medial por el frenillo labial (pliegue mucoso sagital). El borde libre o rojo de los la-bios es diferente en su cara anterior y posterior. En la cara anterior el borde libre lo conforma una línea que lo se-para de la piel. En la cara posterior el borde libre se confunde con la muco-sa. Está cubierto por mucosa carente de glándulas sudoríparas y sebáceas pero ricamente vascularizada y con numerosas terminaciones nerviosas. Las comisuras labiales es el punto donde se unen lateralmente el labio superior y el inferior. Existen dos co-misuras una derecha y otra izquierda, dispuestas simétricamente con rela-ción a la línea media. Al unirse entre sí en las comisuras, los dos labios cir-

cunscriben un orificio, denominado orifício bucal. Este orificio, vía de in-troducción de alimentos, se abre y se cierra. El orificio abierto es irregular-mente circular, más alto que ancho, y permite la visión y palpación de la cavidad bucal. El orificio cerrado no es más que una hendidura transver-sal que la denominamos hendidura bucal, que va de una comisura a otra y corresponde exactamente a la línea de contacto de ambos labios.

Las mejillas constituyen las paredes laterales de la cavidad bucal y presen-tan un epitelio plano poliestratificado con glándulas salivares unicelulares, denominadas labiales y bucales. La piel que conforma las mejillas excede los límites de la boca, pues se extien-de desde los límites inferiores de la órbita al borde inferior de la mandí-bula. Las mejillas externamente es-tán separadas de la nariz y los labios por dos surcos oblicuos hacia abajo y afuera, denominados respectivamen-te nasogeniano y labiogeniano.

La cavidad bucal propiamente di-cha es la porción interna de la boca delimitada por fuera y adelante por los arcos dentarios, comunicando por su porción posterior (istmo de las fau-ces) con la faringe. Por la forma que presenta, aparte de los límites reseña-dos, distinguimos en ella la bóveda, el suelo bucal, la lengua, los dientes y las glándulas salivales.

La bóveda palatina (fig 90) forma la pared superior de la cavidad bu-cal. En ella podemos distinguir dos partes diferentes, el paladar duro o bóveda palatina, que ocupa los dos tercios anteriores, y el paladar blando o velo del paladar, que ocupa el 1/3

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Fig 89. Cavidad bucal: 1) labio superior, 2) philtrum, 3) surco labiogeniano, 4) bóveda

palatina, 5) dorsa de la lengua, 6) úvula, 7) arcada dentaria superior, 8) arcada dentaria inferior,

9) frenillo labial superior, 10) frenillo labial inferior, 11) surco labiomentoniano.

 

Fig 90. Bóveda palatina: 1) papila interincisiva, 2) mucosa con pliegues transversos, 3) estructura

ósea, 4) glándulas palatinas, 5) arteria y nervio palatino mayor, 6) agujero palatino menor.

 

Fig 91. Músculos extrínsecos de la lengua: 1) lengua, 2) músculo glosoestafilino, 3) músculo

estilogloso, 4) músculo hiogloso, 5) músculo geniogloso, 6) paladar, 7) hioides, 8) apófisis

estiloides, 9) mandíbula.

 

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posterior, formando el límite supe-rior del istmo de las fauces. El pala-dar duro, además de la mucosa que lo cubre, está constituido por unas láminas óseas que son la apófisis pa-latina del maxilar superior y la por-ción horizontal del palatino, que se disponen separando a esta cavidad de las fosas nasales. La constitución por capas del paladar duro sería de superficial a profunda: la mucosa que forma los pliegues palatinos trans-versos; la glandular donde se sitúan las glándulas palatinas; la vascular donde se sitúan los vasos y nervios palatinos menores (que salen por el orificio palatino menor) , los vasos y nervios palatinos mayores (que salen por el orificio palatino mayor) y los vasos nasopalatinos (que salen por el orificio palatino anterior donde se forma la papila incisiva) ; y una capa profunda formada por las apófisis palatinas del maxilar superior y las láminas horizontales del palatino. El paladar blando está dispuesto a continuación del paladar duro, en-tre éste y el istmo de las fauces, es la porción móvil de la bóveda. Su es-tructura es básicamente muscular, y actúa de una forma fundamental en la fonación y la deglución, así como en su acción esfinteriana de cierre del istmo de las fauces. En la estructura morfológica del itsmo de las fauces distinguimos una prolongación cen-tral, la úvula, de la que parten late-ralmente dos prolongaciones promi-nentes hacia cada lado: los pilares del velo. En cada lado, se distingue un pilar anterior y otro posterior. En-tre los pilares del velo del paladar, se dispone una depresión en la que se

encuentran las amígdalas palatinas derecha e izquierda, acúmulos linfoi-deos pertenecientes al anillo linfático de Waldeyer. El velo del paladar está cubierto por la mucosa bucal. Entre ésta y la estructura muscular, se dis-ponen glándulas salivales palatinas. Los músculos que conforman el velo se denominan estafilinos y son: pe-riestafilino externo, periestafilino interno, glosoestafilino, faringoesta-filino y palatoestafilino.

El suelo de la boca separa la cavi-dad bucal de la región suprahioidea. Es un auténtico diafragma muscular, constituido fundamentalmente por el músculo milohioideo. Sus fibras mus-culares se abren en abanico desde su origen en el cuerpo del hueso hioides para terminar en la línea oblicua in-terna de la mandíbula, contactando las fibras de los milohioideos de cada lado en la línea media. Sobre los mi-lohiodeos, se disponen dos bandas musculares, los músculos genihioi-deos, que desde el cuerpo del hueso hioides alcanzan las apófisis geni in-feriores en la cara interna del cuerpo de la mandíbula.

La lengua (fig 91) es un órgano emi-nentemente muscular cubierto por mucosa entre la que se disponen las papilas linguales, receptores del sen-tido del gusto. Ocupa la mayor parte del espacio de la cavidad bucal y repo-sa en el suelo de la misma, adaptando su forma al contorno de los arcos den-tarios. Es un órgano que aparte de su función gustativa, interviene, por su estructura muscular, en otros proce-sos como la deglución, masticación y fonador siendo un elemento impor-tante en el sistema resonador para la

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110

correcta articulación de los sonidos. La lengua se origina, por su parte posterior, en el hueso hioides para di-rigirse en un primer tramo hacia arri-ba y posteriormente horizontalmente hacia adelante. Así alcanza la porción más anterior de la cavidad bucal, es-trechándose en este punto formando el vértice lingual o “ápex lingual”. En su origen posterior la mucosa que la recubre se refleja sobre la epiglotis, formando los repliegues glosoepigló-ticos, uno medio y dos laterales, que forman entre ellos unas depresiones denominadas valléculas glosoepigló-ticas. Por su disposición en la cavidad bucal desde su origen hioideo pode-mos dividirla en dos porciones para su estudio morfológico: base o raíz lingual y dorso lingual. Em La lengua distinguimos dos grupos musculares, músculos intrínsecos y extrínsecos; los primeros se disponen formando parte de la estructura lingual y son los responsables de modificar su for-ma; los segundos se originan en zo-nas fuera de la lengua, terminando por formar parte de la misma, siendo los responsables de los movimientos linguales. Los músculos intrínsecos se clasifican atendiendo a la direc-ción que llevan sus fibras en el inte-rior de la lengua y los dividimos en longitudinales, verticales y transver-sales. Los músculos extrínsecos son pares, simétricos y son geniogloso, hiogloso, estilogloso y glosoestafili-no. El músculo geniogloso se inserta en las apófisis geni superiores, hueso hioides, mucosa lingual y vértice de la lengua; sus fibras superiores diri-gen la lengua hacia arriba y adelan-te, mientras que sus fibras inferiores

dirigen la lengua hacia abajo y atrás. El músculo hiogloso se inserta en el septum lingual, en el cuerpo del hioi-des y en el asta mayor, dejando entre ambas inserciones del hioides un hia-to por el que pasa la arteria lingual; se encarga de descender y retraer la lengua y está inervado por el nervio hipogloso mayor. El músculo estilo-gloso se inserta en la apófisis estiloi-des, el septum lingual y en el borde de la lengua; se encarga de aplicar la lengua contra el velo del paladar y está inervado por el nervio hipoglo-so mayor, por los ramos linguales del nervio facial y por el nervio glosofa-ríngeo. El músculo glosoestafilino se inserta en la cara inferior de la apo-neurosis palatina, borde de la lengua y septum lingual formando el pilar anterior del velo del paladar; al con-traerse cierra el istmo de las fauces, desciende el velo del paladar, eleva la lengua y acerca los pilares a la línea media; está inervado por la rama lin-gual del nervio facial y la rama moto-ra del nervio palatino posterior que es rama del nervio maxilar superior.

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7 – CAVIDAD BUCAL 111

La mucosa bucal (figs 92, 93 y 94) está formada histológicamente por varias capas que de superficie a profundi-dad que son: un epitelio escamoso estratificado formado por células uni-das por desmosomas; una membrana basal que se une al epitelio por hemi-desmosomas y al tejido conjuntivo subyacente por fibras de anclaje; una lámina propia que está constituida por una zona reticular y otra papilar; y una submucosa. El epitelio que cu-bre la mucosa oral está formado por cuatro tipos de capas celulares que de superficie a profundidad son: cór-neo, por el aspecto aplanado de sus células y picnótico de sus núcleos; granuloso porque sus células presen-tan abundancia de gránulos de que-ratohialina; intermedio o espinoso, con células ovales y un poco aplana-das que en su morfología presentan unas proyecciones externas similares a espinas; y estrato basal con células cúbicas que se unen a la membrana basal por medio de hemidesmoso-mas. Topográficamente la mucosa puede ser de revestimiento, mastica-toria y especializada. La mucosa de revestimiento es blanda, flexible, no queratinizada y es la que constituye el suelo de la boca, cara ventral de la lengua, las mejillas, los labios y el pa-ladar blando. La mucosa masticatoria es queratinizada y es la que cubre el paladar duro, las crestas alveolares y las encías. La mucosa especializada es la que recubre el dorso de la lengua.

En la mucosa masticatoria debemos comentar la estructura especial de la encía (fig 93). La encía está formada por dos zonas diferentes que son la encía libre y la adherida o insertada. La encía libre es la que está situada hacia la corona de los dientes por en-cima del hueso alveolar y presenta dos zonas; una es la encía vestibular y palatina o lingual que está formada por crestas papilares queratinizadas que se adaptan a la morfología den-taria; y otra es la encía interdental o col, formada por mucosa no quera-tinizada. El epitelio de la encía libre que une la mucosa con el diente se denomina epitelio de unión y está situado en el fondo de saco gingivo-dentario. La encía insertada se extien-de desde la encía libre hasta la línea mucogingival. Sin embargo no pode-mos confundir encía con periodonto, ya que el periodonto es el complejo que incluye la encía libre, insertada, la línea mucogingival, la mucosa oral, el hueso alveolar, cemento dentario y ligamento periodontal, pero desde el vértice de la encía hasta donde termi-na el ápice dentario.

La mucosa del dorso de la lengua presenta unas estructuras epiteliales especializadas denominadas papilas linguales (fig 94). Topográficamente las papilas del vértice de la lengua presentan receptores del sabor dulce, las de los bordes laterales del tercio anterior tienen receptores del sabor salado, los receptores del sabor áci-

7.2.Mucosa oral

Page 113: Morfologia de La Cabeza Humana

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Fig 92. Estructura de la mucosa oral: 1) desmosoma de unión de las células, 2) estrato

superficial o córneo, 3) estrato granuloso, 4) estrato espinoso, 5) estrato basal, 6) membrana basal, 7) tejido

conectivo, 8) fibras colágenas, 9) fibras elásticas.

Fig 93. Estructura de la encía: 1) epitelio de unión interproximal, 2) encía libre, 3) encía insertada

supracrestal, 4) encía insertada crestal, 5) encía libre vestibular, 6) encía insertada vestibular,

7) mucosa alveolar.

 

 

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Fig 94. Estructura de la mucosa del dorso de la lengua: 1) papilas foliadas, 2) ”V” lingual de

papilas caliciformes, 3) papila caliciforme, 4) papila fungiforme, 5) papila filiforme, 6) botón gustativo.

 

do están situados en las papilas de los bordes laterales de los dos tercios posteriores de la lengua y el sabor amargo es recibido por los receptores del centro del tercio posterior y pala-dar blando. No debemos confundir papila gustativa con botón o recep-tor gustativo. Los botones gustativos son receptores situados en el epitelio de las papilas gustativas. Las papilas gustativas pueden ser de cuatro tipos: filiformes (extensiones queratiniza-das de células epiteliales de la super-ficie) , fungiformes (tienen forma de seta y presentan un epitelio delgado no queratinizado) , caliciformes o cir-cunvalladas (situadas en la parte pos-terior del dorso de la lengua forman-do una V visible macroscópicamente) y foliadas (son surcos o ranuras con botones gustativos en la parte lateral y posterior de la lengua).

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Las glándulas salivales (figs 95 y 96) vierten su contenido (saliva) en el in-terior de la cavidad bucal. Por el tipo de secreción que producen se dividen en glándulas serosas, mucosas y mix-tas. Por su tamaño, las agrupamos en glándulas unicelulares o menores y glándula pluricelulares o mayores. Las glándulas unicelulares se dispo-nen inmersas en toda la mucosa que recubre a la boca. Por su situación, podemos distinguir glándulas labia-les, bucales, palatinas y linguales, drenando todas ellas por pequeños conductos independientes, que atra-viesan la mucosa tanto del vestíbulo como de la cavidad bucal. Las glándu-las mayores se forman por la reunión de varios racimos glandulares que confluyen en un conducto excretor común, responsable de llevar la sali-va al interior de la cavidad bucal. La situación morfológica de estos raci-mos glandulares ya no está en su to-talidad en el interior de la boca, como ocurría con las glándulas unicelula-res. En la mayor parte de los casos, como estudiaremos, se disponen en zonas próximas pero ajenas a la boca. Diferenciamos tres pares de grandes glándulas salivares mayores: sublin-gual, submaxilar y parótida.

Las glándulas mayores están for-madas por una estructura histológica básica denominada ácino glandular. Los ácinos glandulares pueden ser mucosos y seromucosos. Las células mucosas están constituidas por un

núcleo basal aplanado y vesículas secretoras que vierten su contenido rico en agua, glucoproteínas, sialo-mucinas y sulfomucinas, en una zona celular denominada zónula oclusiva. Las células seromucosas son ricas en aguas, sales minerales, alfa-amilasa, lipasa y peroxidasa y presentan un núcleo esférico y gránulos secretorios que se eliminan por las microvellosi-dades apicales de la célula. Sobre la estructura externa del ácino se sitúan células mioepiteliales que se encar-gan de contraer el conjunto celular para facilitar la expulsión del conteni-do glandular. Los ácinos están conec-tados por los conductos intercalados que se unen para formar los conduc-tos intralobulares dónde se reabsorbe soido y se incorpora inmunoglobu-linas, lisozima, calicreína y potasio. Los conductos intralobulares se unen para formar los conductos interlobu-lares de la glándula.

La glándula sublingual se dispone en el suelo bucal o región sublingual, cubierta por arriba por la mucosa del suelo de la boca y descansando por encima el músculo milohioideo. La-teralmente, se relaciona con la parte anterior de la superficie interna del cuerpo de la mandíbula, por enci-ma de la línea oblicua interna. Me-dialmente, está separada de la otra glándula sublingual por los músculos geniogloso y geniohioideo. Sus se-creciónes confluyen en un conducto común conocido como de “Rivinus o

7.3.Glándulas salivales

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7 – CAVIDAD BUCAL 115

Bartolini”, que atraviesa la mucosa de la cavidad bucal por debajo de la im-plantación del incisivo inferior.

La glándula submaxilar está situa-da en su mayor parte en la región su-prahioidea. Una pequeña porción de la misma bordea el límite posterior del músculo milohioideo, disponién-dose en la parte posterior de la cavi-dad bucal por detrás de la glándula sublingual. La porción suprahioidea de la glándula se dispone en el inte-rior de un compartimento fibroso que por fuera la separa del ángulo interno de la mandíbula, del músculo milohioideo por arriba y del músculo hiogloso por dentro y atrás. Su con-ducto de drenaje se conoce como el “conducto de Wharton”. Éste se for-ma por la confluencia de pequeños conductillos dispuestos en el interior de la glándula; se dirige hacia arriba y adelante apoyado sobre el músculo milohioideo, hasta que se encuentra con la glándula sublingual con la que se relaciona; termina atravesando la mucosa bucal, a ambos lados del fre-nillo lingual.

La glándula parótida es la de mayor desarrollo de las glándulas salivares. Se sitúa por debajo del conducto audi-tivo externo, entre la porción vertical de la mandíbula por delante y las apó-fisis mastoides y estiloides por detrás. Se dispone en el espacio pre-estíleo ocupando el compartimento parotí-deo, rodeada por un tejido fibroso que forma la celda parotídea. Se relaciona con la aleta faríngea, prolongación de la aponeurosis faríngea, que envuelve a los músculos estíleos y delimita los espacios pre-estíleo, donde se dispo-ne la glándula acompañada del ner-

Fig 95. Estructura histológica de las glándulas salivares mayores: 1) ácino seromucoso, 2) ácino

seroso, 3) mioepiteliocito, 4) conducto intercalado, 5) conducto intralobular.

Fig 96. Estructuras relacionadas con las glándulas salivares: 1) glándula parótida, 2) glándula

submaxilar, 3) glándula sublingual, 4) músculo masetero, 5) conducto parotídeo, 6) músculo

buccinador, 7) músculo milohioideo, 8) músculo digástrico, 9) vasos sublinguales, 10) conducto

submandibular, 11) nervio lingual y ganglio submandibular, 12) ramas del nervio facial.

 

 

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vio maxilar inferior y la arteria maxi-lar interna, y el espacio retro-estíleo, dispuesto por detrás de la glándula y por el que transita el paquete vascu-lonervioso del cuello (formado por la arteria carótida interna, la vena yugu-lar interna y el nervio neumogástri-co) ; por este espacio pasan además los nervios glosofaríngeo, espinal e hipogloso. El límite inferior del com-partimento parotídeo está delimitado por la cintilla maxilar, que se dirige desde el músculo esternocleidomas-toideo hasta el ángulo mandibular. La glándula parótida engloba en su interior el nervio facial, que separa el lóbulo profundo del superficial de la glándula. Este nervio se ramifica en su interior. Además, es atravesada por la arteria carótida externa, que en el interior de la glándula da sus dos ramas terminales, la arteria temporal superficial y la arteria maxilar inter-na. La vena yugular externa también atraviesa la glándula, presentando un comportamiento similar a la arteria. El conducto de drenaje es el “conduc-to de Stenon”, que, por la confluencia de pequeños conductillos dispuestos en los lóbulos de la glándula, emer-ge de su interior por la porción más anterior de ésta. Se dispone por enci-ma del músculo masetero, hasta en-contrar al músculo bucinador al que perfora, para así alcanzar el interior de la cavidad bucal, atravesando su mucosa a nivel de la implantación del 2º molar superior.

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7 – CAVIDAD BUCAL 117

Los dientes (figs 97 y 98) están for-mados por dos zonas topográficas y cuatro tejidos. Las zonas topográficas se denominan corona y raíz. La co-rona es la estructura del diente que está fuera del alveolo hacia el espacio de oclusión y presenta como tejidos esmalte externamente, dentina como capa intermedia y pulpa como tejido interno. La raíz es la zona del diente que está en el interior del alveolo y presenta como tejidos cemento en la capa más externa, dentina en la capa media y pulpa en la capa interna.

La primera dentición humana está formada por 20 dientes, 5 en cada cuadrante. Los tipos de dientes de cada cuadrante son un incisivo cen-tral, uno lateral, un canino y dos mo-lares. Según el cuadrante que ocupen se denominan de 51 a 55 los del pri-mer cuadrante, de 61 a 65 los del se-gundo cuadrante, de 71 a 75 los del tercer cuadrante y de 81 a 85 los del cuarto cuadrante.

La segunda dentición humana o dentición definitiva está formada por 32 dientes, 8 en cada cuadrante. Los tipos de dientes de cada cuadrante son un incisivo central, uno lateral, un canino, dos premolares y dos mo-lares. Según el cuadrante que ocupen denominan de 11 a 18 los del primer cuadrante, de 21 a 28 los del segundo, 31 a 38 los del tercero y de 41 a 48 los del cuarto.

Morfología de los incisivos defi-

nitivos: Las coronas de los incisivos son de forma triangular, más largas en sentido incisogingival que mesio-distal, sus raíces son únicas y se es-trechan de la línea cervical al ápice, siendo más anchas en sentido vesti-bulolingual que mesiodistal. Los con-tornos linguales tienen una fosa lin-gual cóncava y un cíngulo convexo. El incisivo central maxilar superior es más cuadrado que el lateral. Los incisivos centrales mandibulares son más simétricos que los laterales. Las fosas linguales de los incisivos maxi-lares son más pronunciadas que la de los mandibulares.

Morfología de los caninos defini-tivos: Los caninos definitivos tienen coronas pentagonales y son más an-chas en sentido vestibulolingual que mesiodistal. Los caninos mandibu-lares son más estrechos mesiodistal-menteque los maxilares superiores y la cúspide es más aguda en los maxi-lares superiores.

Morfología de los premolares de-finitivos: Los premolares definitivos presentan dos cúspides, sus coronas son rectangulares desde oclusal y son más anchos en sentido vestibulolin-gual y mesiodistal que los dientes an-teriores. El contorno de los premola-res mandibulares en visión proximal es romboide y el de los maxilares su-periores es trapezoide. Los premola-res mandibulares son más cuadrados vistos desde oclusal que los maxila-

7.4.Morfología externa de los dientes

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res, que son más rectangulares. Las cúspides vestibulares de los prime-ros premolares maxilares son más puntiagudas que las de los segundos premolares maxilares. Los primeros premolares maxilares presentan, con mayor frecuencia, una raíz dividida (vestibular y lingual) , mientras que los segundos premolares maxilares presentan una raíz única. Las cús-pides vestibulares de los primeros premolares mandibulares son más puntiagudas que las de los segundos premolares mandibulares.

Morfología de los molares defini-tivos: Los molares maxilares tienen tres raíces (mesiovestibular, distoves-tibular y palatina) de tamaño consi-derable, cuya longitud es casi el doble que la de la corona. Los molares man-dibulares tienen dos raíces denomi-nadas mesial y distal. Las coronas de los molares son más anchas en sen-tido mesiodistal que cervicooclusal. Los segundos molares mandibulares presentan cuatro cúspides, mientras que los primeros presentan cinco cúspides. Las raíces de los primeros molares mandibulares son más diver-gentes que las de los segundos mola-res. Los primeros molares maxilares superiores presentan a menudo una quinta cúspide muy llamativa deno-minada tubérculo de Carabelli. Las raíces de los primeros molares mandi-bulares están más separadas que la de los segundos molares mandibulares.

Morfología de los dientes tempo-rales: las coronas de los dientes tem-porales anteriores tienen un abulta-miento vestibulolingual en su tercio cervical, sus raíces son más largas en relación con la longitud de su corona

que la de los dientes permanentes an-teriores. Las coronas de los molares temporales son más anchas mesio-distalmente y más cortas cervicoo-clusalmente. Los primeros molares temporales son más pequeños que los segundos molares.

La cronología de la dentición hu-mana es muy variable dependiendo de la raza, sexo y características in-dividuales de madurez corporal. Por eso, lo más adecuado es describir una cronología de máximos, es decir, los tiempos de erupción dentaria en un paciente un poco tardío. Es impres-cindible que el clínico conozca la cronología de la erupción dentaria, pero es más importante que vigile la simetría de la erupción y el número de dientes para valorar agenesias (au-sencias congénitas). Por ejemplo, es más patológico que un paciente tenga totalmente erupcionado un diente y no erupcione su simétrico a que se retrase un año la erupción dentaria de los dos dientes de forma simétrica. En el momento del nacimiento está totalmente formada la corona del in-cisivo central de la primera dentición y en formación se encuentran las coronas de todos los demás dientes de la primera dentición y comienza a formarse la corona del primer mo-lar definitivo. A los seis meses las coronas dentarias de todos los inci-sivos de la primera dentición están totalmente formadas. A los 9 meses han erupcionado los incisivos de la primera dentición y se encuentran totalmente formadas las coronas de los caninos y los primeros molares de la primera dentición. Al año comien-za a formarse la corona del incisivo

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7 – CAVIDAD BUCAL 119

central de la dentición definitiva y se completa la formación de la corona del segundo molar de la dentición de-finitiva. A los dos años se comienza a formar la corona de los incisivos late-rales de la dentición definitiva y erp-cionan todos los dientes de la primera dentición. A los 3 años se comienza a formar la corona de los caninos de la dentición definitiva, a los 4 años se comienza a formar las coronas de los premolares de la dentición definitiva. A los 5 años se comienza a formar la corona de los segundos molares definitivos. A los 6 años erupciona el primer molar definitivo, a los 8 años erupciona el incisivo central y comienza a formarse la corona de los terceros molares definitivos. A los 9 años erupcionan los incisivos laterales, a los 11 años erupciona el primer premolar definitivo, a los 12 años erupciona el segundo premolar definitivo, a los 13 años erupciona el canino definitivo y el segundo molar definitivo. Por último a partir de los 16 años, erupcionan las muelas del juicio o terceros molares.

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Fig 97. Hemiarcadas dentarias superior derecha de dientes definitivos (de 11 a 18) , inferior derecha de dientes definitivos (de 41 a 48) , superior derecha

de dientes de leche (51 a 55) e inferior derecha de dientes de leche (81 a 85).

 

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7 – CAVIDAD BUCAL 121

Fig 98. Erupción dentaria tardía de Sicher y Tandler: 1) nacimiento, 2) nueve meses, 3) dos años, 4) cuatro años, 5) nueve años, 6) doce años.

 

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El esmalte (figs 99 y 100) es el tejido biológico más duro del organismo y está compuesto por prismas entrelaza-dos que a su vez están compuestos de cristales de hidroxiapatita. El esmalte está compuesto por un 96% de mine-ral de hidroxiapatita y un 4% de agua y sustancia orgánica entre la que es de destacar la proteína denominada ena-melina. La formación de los prismas se produce cuando grupos de amelo-blastos migran desde la unión amelo-dentinaria hacia la periferia del diente en formación. Esta migración no es lineal, sino que se produce de manera ondulante. En los ápices de las cúspi-des, estas ondulaciones se exageran formando el esmalte nudoso. El esmal-te observado bajo luz incidente apare-ce como un conjunto de bandas claras y oscuras formadas por la diferente disposición de los grupos de prismas. Estas bandas se denominan de Hun-ter-Schereger. Los depósitos de los pris-mas del esmalte se producen por capas de aposición, formándose una líneas incrementales denominadas estrías de Retzius. En la superficie las estrías se observan como pequeñas ondulacio-nes denominadas periquimatías. En la unión amelodentinaria podemos observar dos estructuras característi-cas que son: los husos y los penachos. Los husos son terminaciones de los tú-bulos dentinarios en el esmalte y los penachos son zonas hipocalcificadas causadas por la incurvación de grupos adyacentes de prismas.

La dentina (figs 99 y 100) está com-puesta por un 70% de cristales inor-gánicos de hidroxiapatita, un 20% de fibras orgánicas de colágeno con pe-queñas cantidades de otras proteínas y un 10% de agua. La dentina está formada por túbulos que han sido depositados incrementalmente por unas células odontoblásticas situadas en el límite dentino-pulpar. Desde la capa de odontoblastos hacia el esmal-te nos encontramos la predentina, la dentina intertubular, dentina peritu-bular, dentina interglobular y dentina del manto. Desde el punto de vista funcional podemos dividir la dentina en tres tipos: primaria, secundaria y terciaria. La dentina primaria es la que se forma inicialmente hasta que los dientes entran en función de oclu-sión, la dentina secundaria es la que se forma a partir de que el diente rea-liza la actividad oclusal y la terciaria o reparativa es la que se forma para reparar algún defecto o trauma den-tinario.

La pulpa dentaria es el tejido conec-tivo blando localizado en la porción central de cada diente. Está consti-tuída por una zona central y otra pe-riférica. La zona central de la pulpa está compuesta de grandes arterias, venas y troncos nerviosos rodeados por fibroblastos y fibras colágenas in-cluídas en una matriz intercelular. La zona periférica está compuesta por una zona odontogénica donde se en-cuentran los odontoblastos, una zona

7.5.Tejidos dentarios

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7 – CAVIDAD BUCAL 123

libre de células denominada zona de Weil o capa basal de Weil, y una zona rica en células donde se encuentra un plexo nervioso denominado de Ras-chkow.

El cemento que cubre las raíces den-tarias está constituido en dos tipos: el cemento intermedio y el cemento ce-lular-acelular. El cemento intermedio está compuesto fundamentalmente por la proteína enamelina y por co-lágeno. El cemento celular-acelular debe su nombre a que se forma de manera incremental, formándose progresivamente una capa celular y otra acelular. Las células del cemen-to o cementoblastos se diferencian a partir de los fibroblastos del ligamen-to periodontal. El ligamento perio-dontal es un tejido conectivo fibroso compuesto por células (fibroblastos, osteoblastos, cementoblastos, macró-fagos y osteoclastos) y sustancia inter-celular (formada por fibras colágenas y sustancia fundamental con proteí-nas y polisacáridos).

Fig 99. Estructura del diente humano: 1) husos del esmalte, 2) penachos del esmalte, 3) estrías de

Retzius, 4) bandas de Hunter-Schereger, 5) líneas incrementales de la dentina, 6) capa de

odontoblastos, 7) túbulos dentinarios, 8) plexo de Raschkow, 9) zona central de la pulpa, 10) cemento.

Fig 100. Estructura microscópica del esmalte y la dentina: 1) prismas del esmalte con los cristales

de hidroxiapatita, 2) dentina del manto en la unión amelodentinaria, 3) dentina interglobular, 4) dentina

intertubular, 5) dentina peritubular, 6) túbulo secundario, 7) predentina, 8) odontoblasto,

9) terminación nerviosa, 10) plexo de Raschkow.

 

 

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CAPÍTULO 8.

Crecimiento del sistema

estomatognático.Coautores: Andrea Garrido Castro y Pablo Baltar Martínez de la Riva.

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126

Para entender el crecimiento prena-tal de las estructuras craneomaxilo-faciales es imprescindible hacer una referencia somera sobre el inicio de la formación del embrión. Con cada ci-clo ovárico, en el ovario crecen varios folículos primarios, pero solamente uno alcanza la madurez total y es expulsado del ovario hacia la trom-pa uterina. Al mismo tiempo que el ovocito avanza por la trompa, los es-permatozoides van a su encuentro y cuando se encuentran, los espermato-zoides rodean el ovocito para que se produzca la fecundación. Tan pronto como el espermatozoide penetra en el ovocito, este completa la segunda di-visión meiótica y forma el pronúcleo femenino, por otro lado la zona pe-lúcida que rodea al ovocito se vuelve impenetrable para otros espermato-zoides y la cabeza del espermatozoi-de se separa de la cola, aumenta de tamaño y forma el pronúcleo mas-culino. A partir de este momento, se produce la segmentación que es una serie de divisiones mitóticas que pro-voca un aumento del número de cé-lulas, denominadas blastómeras, que se hacen más pequeñas a medida que aumentan el número de divisiones. Cuando se han realizado tres divi-siones comienza el proceso de com-pactación en el que se forma un con-junto de células que se distribuye en una capa interna y otra externa. En

el momento que se dividen en dieci-seis células se denomina mórula que llega a la cavidad uterina y comienza a formarse una cavidad (fig 101). En este momento la masa celular con la cavidad se denomina blastocisto que presenta una masa celular interna o embrioblasto y una capa celular externa o trofoblasto. Al comenzar la segunda semana de desarrollo, el trofoblasto se diferencia en una capa denominada citotrofoblasto y una capa celular externa que provoca la erosión de los tejidos maternos deno-minada sincitiotrofoblasto. La masa celular interna o embrioblasto se dife-rencia a su vez en dos capas celulares denominadas epiblasto e hipoblas-to que forman el denominado disco germinativo bilaminar. En la tercera semana del desarrollo se produce la gastrulación que comienza con la for-mación de una línea primitiva que, en su extremo cefálico, presenta el nódulo primitivo. A partir de la línea y el nódulo primitivo, las células epi-blásticas se invaginan hacia el inte-rior para formar tres capas celulares denominadas ectodermo, mesoder-mo y endodermo, formando lo que se conoce como disco germinativo tri-laminar. Del endodermo se originan las siguientes estructuras corporales: epitelio de revestimiento del tubo di-gestivo (excepto la cavidad bucal y el canal anal) y el epitelio de sus glán-

8. Crecimiento del sistema estomatognático

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8 –CRECIMIENTO DEL SISTEMA ESTOMATOGNÁTICO 127

dulas; el epitelio de revestimiento de la vejiga urinaria, la vesícula biliar y el hígado; el epitelio de revestimiento de la faringe, trompa auditiva, amíg-dalas, laringe, tráquea, bronquios y pulmones; el epitelio de las glándu-las tiroides, paratiroides, páncreas y timo; y el epitelio de revestimiento de la próstata, glándulas bulbouretrales, vagina, uretra y sus glándulas aso-ciadas. Del mesodermo se originan: todo el tejido muscular cardíaco, es-quelético y la mayor parte del tejido muscular liso; el cartílago, hueso y otros tejidos conjuntivos; sangre, mé-dula ósea roja y tejido linfoide; der-mis; túnica fibrosa y túnica vascular del ojo; oído medio; mesotelio torá-cico, abdominal y pelviano; epitelio de los riñones y uréteres; epitelio de la corteza suprarrenal; y el epitelio de la gónadas y conductos genitales. Del ectodermo se origina todo el te-jido nervioso; epidermis; folículos pilosos, músculo erector del pelo, epitelio de las glándulas cutáneas y glándulas mamarias; cristalino, cór-nea y músculos intrínsecos del ojo; oído externo e interno; neuroepitelio de los órganos sensitivos; epitelio de las cavidades bucal y nasal, senos pa-ranasales, glándulas salivales y canal anal; y epitelio de la glándula pineal, hipófisis y médula suprarrenal.

El sistema esquelético se desarrolla a partir del mesénquima, que deriva de la hoja germinativa mesodérmica y de la cresta neural. Algunos huesos, como los huesos planos del cráneo, experimentan un proceso de osifica-ción membranosa porque las células mesenquimáticas se transforman di-rectamente en células formadoras de

hueso u osteoblastos. En otros huesos el mesénquima se condensa y forma un molde de cartílago hialino donde aparecen centros de osificación, for-mándose la osificación endocondral. El neurocráneo tiene una porción membranosa que forma la bóveda craneal y una porción cartilaginosa que forma la base del cráneo. Duran-te la cuarta semana del desarrollo, la cabeza y el cuello del embrión presen-ta un aspecto típico por la formación de los arcos faríngeos o branquiales. Los arcos branquiales son seis barras de tejido mesenquimático separadas entre sí por bolsas y hendiduras fa-ríngeas (fig 102). El primer arco bran-quial está compuesto por el proceso maxilar, el proceso mandibular (que contiene el cartílago de Meckel, cuya degeneración formará el yunque y el martillo) , los músculos de la masti-cación y la rama mandibular del tri-gémino. El segundo arco branquial contiene el cartílago de Reichert y da origen al estribo, la apófisis esti-loides, ligamento estilohioideo, parte del hueso hioides, los músculos de la expresión facial y el nervio facial. El tercer arco branquial forma parte del hueso hioides, los músculos esti-lofaríngeos y el nervio glosofaríngeo. Los arcos cuarto, quinto y sexto se fusionan para formar los cartílagos de la laringe y su nervio principal es el nervio vago. El endodermo de las bolsas faríngeas origina algunas glándulas endocrinas y parte del oído medio. Las bolsas faríngeas se nume-ran desde la primera hasta la quinta desde craneal a caudal. La cavidad del oído medio y la trompa de Eus-taquio deriva de la primera bolsa, el

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128

estroma de la amígdala palatina de-riva de la segunda, las glándulas pa-ratiroides inferiores y el timo derivan de la tercera bolsa y las glándulas paratiroides superiores y el cuerpo últimobranquial derivan de la cuarta y quinta bolsa. En la cuarta semana también se desarrolla la lengua a par-tir de dos protuberancias laterales y un tubérculo impar situado en el pri-mer arco faríngeo. Las prominencias maxilares, mandibulares y frontona-sal son las primeras que aparecen en la región facial. El labio superior se forma por la fusión de los dos pro-cesos maxilares y los dos procesos nasales mediales, el segmento inter-maxilar proviene de la fusión en la línea media de los dos procesos na-sales mediales, la nariz deriva de la prominencia frontonasal y los proce-sos nasales mediales. La fusión de las crestas palatinas, formadas a partir de los procesos maxilares, originan el paladar duro y blando.

A la sexta semana del desarrollo embriológico la capa basal del re-vestimiento epitelial de la cavidad bucal forma la lámina dental que ori-gina varios esbozos dentarios o bro-tes dentarios (fig 103). La superficie profunda de los brotes dentarios se invagina y forman los capuchones o caperuzas dentarias. La caperuza dentaria está formada por un epite-lio dental interno, un epitelio dental externo y un tejido intermedio laxo denominado retículo estrellado. En la invaginación de la caperuza se forma la papila dental. La caperuza dental crece, se independiza de la lámina dental y adquiere forma de campana. Entonces las células del epitelio den-

tal interno forman progresivamente dentina (odontoblastos) , las células del epitelio dental externo forman es-malte (ameloblastos) y las células de la papila forman la pulpa dentaria. A medida que las capas dentarias pene-tran en el mesénquima forman una vaina que constituirá la futura raíz del diente con cemento y ligamento periodontal.

En el recién nacido, los huesos que forman el macizo craneofacial están separados y posteriormente con el crecimiento se fusionan. En la base del cráneo, el esfenoides está dividi-do en una parte central que va a for-mar el cuerpo y las alas menores y dos partes laterales que forman las alas mayores y la apófisis pterigoides. El occipital está dividido en una par-te condilar y otra escamosa. El hueso temporal se divide en una zona de origen cartilaginoso que es la por-ción petromastoidea y una segunda porción de origen membranoso que forma la escama. El hueso frontal y la mandíbula están divididos en dos partes, una derecha y otra izquier-da. El neurocráneo experimenta un rápido crecimiento originado por la expansión cerebral, mientras que el esplacnocráneo presenta un creci-miento mucho más tardío. Este he-cho origina que en el niño pequeño las dimensiones del neurocráneo son mucho mayores que las del esplacno-cráneo.

En el crecimiento craneofacial exis-te un crecimiento cartilaginoso, uno sutural y uno peri y endostal. El cre-cimiento cartilaginoso se localiza en la base del cráneo, el tabique nasal y el cóndilo mandibular; el crecimiento

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8 –CRECIMIENTO DEL SISTEMA ESTOMATOGNÁTICO 129

sutural se produce en las suturas que unen los huesos del neurocráneo; y el crecimiento periostal y endostal au-menta el tamaño tridimensional de la cabeza por la aposición ósea superfi-cial y el remodelamiento interno de cada uno de los huesos.

El crecimiento por aposición ósea de la tuberosidad del maxilar supe-rior, desplaza este hueso hacia delan-te. Se produce una reabsorción del borde anterior de la rama ascendente de la mandíbula originando un au-mento de la longitud del cuerpo de la mandíbula imprescindible para la erupción de los molares. Al mismo tiempo, se produce una aposición ósea en el borde posterior de la rama ascendente mandibular, mantenién-dose la anchura anteroposterior de la rama. Todo esto se produce al mismo tiempo que el cóndilo mandibular crece y hace que la mandíbula avance hacia delante y abajo. La fosa craneal media crece y desplaza hacia delan-te las estructuras óseas fronto-naso-maxilares. La fosa craneal anterior también crece por aposición ósea de la cara exocraneal y reabsorción de la endocraneal igualándose la longi-tud anteroposterior de la fosa craneal media con la del complejo maxilar superior. Se produce un descenso del complejo naso-maxilar por remode-lamiento interno del maxilar supe-rior y por la actividad proliferativa de las suturas maxilares. Por último el remodelamiento de la mandíbula, la erupción de los dientes y el creci-miento progresivo del cóndilo, origi-nan el crecimiento vertical de la man-díbula acompañado de forma más tardía con una aposición ósea de la

prominencia mentoniana.La erupción de los dientes en la

cavidad bucal es un proceso que ori-gina el crecimiento de las apófisis alveolares de los maxilares. La erup-ción de los dientes está formada por siete etapas que siguen el mecanismo siguiente: en primer lugar, la coro-na del diente formado se aproxima al epitelio bucal; en segundo lugar, la cutícula del epitelio reducido del esmalte se une con el epitelio bucal; en tercer lugar, se fusiona el epitelio reducido del esmalte con el epitelio bucal; en cuarto lugar, se adelgazan los epitelios fusionados; en quinto lugar, se rompe el epitelio bucal; en sexto lugar el diente está erupcionado en la cavidad bucal pero sin contacto con el diente antagonista; en séptimo y último lugar, el diente contacta con el antagonista.

Page 131: Morfologia de La Cabeza Humana

130

 

Fig 101. Primeras fases del desarrollo embrionario: 1) folículo ovárico, 2) fecundación,

3) fase de división bicelular, 4) fase de mórula, 5) fase de blastocisto, 6) disco germinativo

bilaminar, 7) nódulo primitivo, 8) línea primitiva, 9) ectodermo, 10) mesodermo, 11) endodermo.

Fig 102. Desarrollo prenatal del sistema estomatognático: 1) estomodeo, 2) arcos

branquiales, 3) bolsas faríngeas, 4) tubérculo impar, 5) prominencia lingual lateral, 6) cuerpo de

la lengua, 7) proceso maxilar, 8) proceso nasal, 9) ojo, 10) cresta palatina, 11) hueso frontal,

12) hueso parietal, 13) mandíbula con cartílago de Meckel, 14) hueso temporal.

 

Fig 103. Desarrollo del diente: 1) esbozo dentario, 2) estadío de caperuza dentaria, 3) odontoblastos

en el estadío de campana, 4) retículo estrellado, 5) ameloblastos, 6) formación de la vaina radicular.

 

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8 –CRECIMIENTO DEL SISTEMA ESTOMATOGNÁTICO 131

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CAPÍTULO 9.

Bibliografia

Page 135: Morfologia de La Cabeza Humana

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