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EL RACISMO EN LA HISTORIA DEL PERÚ: UNA INTERPRETACION PSICONALÍTICA DE SU PRESENCIA EN NUESTRA SOCIEDAD Víctor Montero Cam INTRODUCCIÓN Hay sentimientos humanos universales como el amor y el odio, estados de ánimo siempre presentes en nuestra vida como la alegría, la tristeza, la ira o la melancolía. Acaso el sentimiento de valoración hacia una persona en función a sus características étnicas y físicas no sea la mejor manera de aproximarnos a alguien. Pero, ¿quién no ha vivido alguna vez una situación de racismo, sea como agresor o como víctima del mismo? Tal vez sea cierto que así como los sentimientos y los estados de ánimos mencionados al inicio, el racismo sea un componente que ha estado presente siempre en las sociedades, desde los tiempos más remotos, como un criterio para estimar, valorar o apreciar las diferencias. Adelantábamos que tal vez no sea el mejor criterio pero su presencia parece filtrarse de manera más o menos consciente en nuestra manera de establecer un contacto físico con una persona o con grupo de ellas. En el presente ensayo se aborda el tema del racismo en el Perú desde un punto de vista histórico. Sin embargo, se hará una lectura fundamentalmente psicoanalítica que sigue de cerca los planteamientos de Jorge Bruce, entre otros

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Ensayo sobre el racismo en la historia del Perú desde una perspectiva psicoanalítica

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Page 1: Montero Víctor - El Racismo en La Historia Del Perú

EL RACISMO EN LA HISTORIA DEL PERÚ: UNA INTERPRETACION PSICONALÍTICA DE SU PRESENCIA

EN NUESTRA SOCIEDAD

 Víctor Montero Cam

INTRODUCCIÓN      

            Hay sentimientos humanos universales como el amor y el odio, estados de ánimo siempre presentes en nuestra vida como la alegría, la tristeza, la ira o la melancolía. Acaso el sentimiento de valoración hacia una persona en función a sus características étnicas y físicas no sea la mejor manera de aproximarnos a alguien. Pero, ¿quién no ha vivido alguna vez una situación de racismo, sea como agresor o como víctima del mismo? Tal vez sea cierto que así como los sentimientos y los estados de ánimos mencionados al inicio, el racismo sea un componente que ha estado presente siempre en las sociedades, desde los tiempos más remotos, como un criterio para estimar, valorar o apreciar las diferencias. Adelantábamos que tal vez no sea el mejor criterio pero su presencia parece filtrarse de manera más o menos consciente en nuestra manera de establecer un contacto físico con una persona o con grupo de ellas.

            En el presente ensayo se aborda el tema del racismo en el Perú desde un punto de vista histórico. Sin embargo, se hará una lectura fundamentalmente psicoanalítica que sigue de cerca los planteamientos de Jorge Bruce, entre otros autores. Siendo 1535, año de la conquista del Perú por parte de los españoles,  un hito para la comprensión de nuestra identidad y de nuestros posteriores problemas sociales y culturales, nos referiremos luego a tres momentos importantes en una breve historia del racismo en el Perú: la Colonia, la República y la época contemporánea. En ésta última, por razones de espacio, sólo nos detendremos a analizar las características que desempeña el racismo en el ámbito estatal y, finalmente, desarrollaremos  el impacto que puede tener el racismo en la organización empresarial.

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1. Concepto de Racismo

Se puede comprender el racismo como un fenómeno social, signado por una lógica de la dominación, que aparece en las relaciones interpersonales o intersubjetivas entre los miembros de una colectividad. Implica un comportamiento, sentimiento o actitud basado en la exacerbación del sentido racial de un grupo étnico. Esta situación suele manifestarse como el predominio de un grupo con respecto a otro al que se le considera subordinado o inferior.  El racismo constituye un caso frecuente de discriminación basado generalmente en aspectos inesenciales de la persona humana como pueden ser la valoración de ciertos rasgos físicos de su apariencia exterior tales como color de piel, color de ojos y de cabello, entre otros.

Hasta aquí una definición general de racismo. Pero en el caso del Perú la discriminación racial se ha dado con matices propios y complejos que conviene tener presente para comprender la manera como este fenómeno ha tamizado los distintos vínculos sociales que hemos ido formando y que han ido configurando nuestras identidades personales y sociales. Además, hay que tener en cuenta, como señala Gonzalo Portocarrero (2006), que “el imaginario peruano está lejos de haber sido descolonializado”. (BRUCE 2007: 42)

Hay que precisar también que el racismo no es un fenómeno social homogéneo. No existe solo uno sino diversas variedades de racismo: el racismo de los blancos a los indios, mestizos, negros y asiáticos, el de los indios hacia los mulatos, chinos o negros. Y por supuesto, fuera del territorio nacional también el racismo de los extranjeros a los así denominados pitucos peruanos. Es decir, el racismo de unos que se siente altivamente superiores a otros considerados inferiores y subordinados.

Se trata de un modelo de comportamiento de una mayoría que comparte un modelo discriminador que se configura en un racismo

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multidireccional. “Los peruanos –sostiene Bruce- siempre somos el cholo de alguien, de lo cual no se exceptúan ni quienes ocupan los lugares más elevados de la pirámide social (no bien cruzan las fronteras nacionales”. (BRUCE 2007: 53)

Caracterizando la compleja peculiaridad del fenómeno racista en la sociedad peruana, Vargas Llosa ha sostenido que:

 “blanco y cholo son términos que quieren decir más cosas que raza o etnia: ellos sitúan a la persona social y económicamente, y estos factores son muchas veces los determinantes de la clasificación. Esta es flexible y cambiante, supeditada a las circunstancias y a los vaivenes de los destinos particulares. Siempre se es blanco o cholo de alguien (énfasis propio), porque siempre se está mejor o peor situado que otros, o se es más o menos pobre o importante, o de rasgos más o menos occidentales o mestizos o indios o africanos o asiáticos que otros, y toda esa selvática nomenclatura que decide buena parte de los destinos individuales se mantiene gracias a una efervescente construcción de prejuicios y sentimientos –desdén, desprecio, envidia, rencor, admiración, emulación- que es, muchas veces por debajo de las ideologías, valores y desvalores, la explicación profunda de los conflictos y frustraciones de la vida peruana (VARGAS LLOSA 1993: 11-12)

El racismo en la sociedad peruana ha sido interpretado de maneras diferentes. Así, para el historiador Nelson Manrique (1999: 26) el racismo opera fundamentalmente en la intersubjetividad social, surgido a partir de un desfase entre los cambios en las subjetividades y los cambios sociales objetivos. La aparición de este desfase sería la fuente potencial de cualquier conflicto social, tal como, por ejemplo, los que hemos presenciado en los últimos años, como el caso de Bagua. Este habría permitido el mantenimiento del orden estamental en el Perú que excluye la movilidad social. (MANRIQUE 1999: 177) Es decir, el racismo opera como un “mecanismo fundamental de control” (BRUCE 2007: 28). Para

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Manrique, a pesar de que se hicieron cambios en las estructuras económicas, políticas y sociales durante el Gobierno Militar del General Velasco Alvarado, estos cambios no se dieron al nivel de las mentalidades las cuales, según él, siguieron estancadas.

Por el contrario, discrepando con Max Hernández, Martín Tanaka considera que sí tuvo lugar un cambio notable en las mentalidades  y que, sólo gracias a este cambio interior, subjetivo, se produjeron los cambios económicos y sociales. Según Tanaka (2007): “Desde mediados del siglo pasado, los peruanos comenzaron a rebelarse en contra de las concepciones racistas y de las prácticas discriminadoras”.

Según el escritor y crítico literario Mario Vargas Llosa, el racismo es considerado “la enfermedad nacional por antonomasia, aquella que infesta todos los estratos y familias del país y en todos deja un relente (1) que envenena la vida de los peruanos: el resentimiento y los complejos sociales”. (VARGAS LLOSA 1993: 11, en BRUCE 2007: 28)

Finalmente, de acuerdo con el psicoanalista Jorge Bruce (2007: 29) el racismo constituye la variante más dolorosa y agravante de la exclusión social y perpetúa el statu quo con respecto a la distribución de bienes entre las clases sociales. De esta manera, se asociaría la pertenencia a una cierto grupo étnico con una superioridad económica. La naturalización o legitimidad de esta concepción racista permitiría, pues, justificar en la práctica una desigualdad económica en el acceso a oportunidades de empleo y, por ende, a la distribución de bienes y servicios en general. El racismo surgiría cuando se presenta una contradicción entre, por un lado, el discurso oficial y legal, y, por otro lado, las prácticas de la vida cotidiana. (BRUCE 2007: 39)

Para Bruce, el racismo lleva consigo un entrampamiento clave entre los sentimientos de “resentimiento” y “remordimiento”, el resentimiento del discriminado y el remordimiento del discriminador.

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El primero proviene de la envidia (vinculada a la desigualdad) que es una manifestación de la llamada “pulsión de muerte” psicoanalítica y el segundo se encuentra anclado a la culpa inconsciente y su consecuente necesidad de castigo. La expresión “resentido social” es de uso común en la sociedad peruana; su sentido es multívoco pero se utiliza por lo general para designar a aquel que por razones ligadas a  su pasado o a su procedencia no ha logrado resolverse como individuo en la sociedad: “…el resentido, el agraviado, es quien fija su tiempo, inmovilizándolo en el periodo traumático, repitiéndolo incesantemente, sin poder acceder al tiempo de la elaboración del duelo, única manera de trascender el tiempo del dolor y la furia narcisistas…”. (BRUCE 2007: 31)

Por otra parte, una encuesta a nivel nacional efectuada por la ONG Demus, sobre discriminación social en el Perú, y publicada en el 2005 arrojó como resultado que la mayoría de peruanos perciben el origen étnico o la identidad cultural como determinantes de la generación de distancias sociales. (BRUCE 2007: 26). Ahora bien, es posible concebir el racismo desde dos tipos de perspectivas: la perspectiva histórico-sociológica y la perspectiva psicoanalítica.

1.1. Perspectiva histórico-sociológica

Esta mirada del racismo es la que nos permite comprender que las causas de este fenómeno se encontrarían en los orígenes de nuestra fundación como nación.  Es decir, es posible remontar el racismo a los tiempos de la colonia y el virreinato peruano cuando las distintas clases sociales marcaban ya sus distancias por razones de su pertenencia a una determinada clase social: criollos, mestizos, indios, cholos, zambos, mulatos, negros.

1.2. Perspectiva psicoanalítica

Esta lectura nos permite comprender el racismo como un fenómeno originado en una interpretación subjetiva, del mundo interior de los individuos. Es en la mente de cada peruano donde habría que

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buscar una causa profunda a nuestros comportamientos racistas. Explicando las estructuras mentales, Max Hernández (2000) ha señalado que son “formas de interpretar y comprender el mundo y la vida”, que son difíciles de cambiar una vez que se han cristalizado a través de largos periodos de tiempo.  Estas estructuras se hallan impregnadas de concepciones míticas, contenidos religiosos y referencias ideológicas. “Tales estructuras –sostiene Hernández- tienen profundas raíces inconscientes”.

Es decir, según la interpretación psicoanalítica, el racismo formaría parte de la mentalidad que hemos internalizado cada uno de los peruanos y que determina en gran medida la forma en que nos relacionamos unos con otros diariamente en sociedad. El psicoanalista Bruce nos ofrece una mirada sugerente de esta perspectiva. Él sostiene que este fenómeno impregna profundamente los diversos aspectos de nuestra vida social. En su opinión, el racismo no sería un fenómeno más entre otros, sino un problema que se comprende a partir de la aceptación de una ideología racista que anida en nuestro inconsciente colectivo.

Asimismo, Bruce considera sintomático que incluso este problema, pese a su importancia, haya sido escasamente estudiado por otros psicoanalistas peruanos en forma profunda y sistemática. Sostiene que el racismo ha creado su propia estrategia de invisibilización, ya que se habría naturalizado en nuestros comportamientos más habituales.

2. Breve historia del racismo en el Perú

Desafortunadamente cabe constatar que el racismo ha tenido una presencia constante en nuestra historia. Sus orígenes se remontan a la fundación de nuestra sociedad y recorren sus transformaciones sucesivas. Debido a su condición de substrato, de capa de significación latente y sedimentada, de una especie de magma volcánico de nuestra geología profunda, por decirlo de alguna

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manera, el racismo ha podido atravesar e impregnar, cual plaga viral, las etapas colonial y republicana de nuestra historia.

Se ha llegado a adaptar de manera muy plástica a las mentalidades hegemónicas en cada uno de esos periodos hasta llegar a nuestro presente (BRUCE 2007: 27). Una de las formas en que se ha adaptado con increíble plasticidad, pero conservando su núcleo duro de violencia y exclusión queda demostrado en las distintas denominaciones que ha ido adoptando a lo largo del tiempo.

2.1. Racismo en la Colonia     

2.1.1. Contexto histórico social

La herencia colonial se basaba en la doctrina racista fundamentada en la existencia de dos repúblicas claramente diferenciadas: una república de indios (marginada, subordinada y explotada) y una república de españoles (hegemónica, dominante y gobernante). Sólo la segunda contaba con privilegios y gozaba de una ciudadanía plena de derechos. Durante la época colonial, se mantuvo presente el mito de la inferioridad biológica de los indios. A diferencia de los peninsulares y criollos, los indígenas eran: “brutos, ignorantes, ociosos, etc.”

Según Bruce, retomando una reflexión de Max Hernández sobre el concepto de narcisismo en Freud, habría sido la  “exacerbación de las grandes diferencias” lo que finalmente condujo a la independencia del Perú (HERNÁNDEZ 2000: 81). Por esa razón,  “la semejanza entre peninsulares y criollos los condujo por un canal erizado de desconfianza y temor hacia la obsesión por la diferencia”. (BRUCE 2007 52) Los indígenas, mulatos, zambos y mestizos representan aquella diferencia frente a los españoles y sus descendientes directos: los criollos o españoles nacidos en el Nuevo Mundo.

2.2. Racismo en la República      

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2.2.1 Contexto histórico social         

Durante el período conocido como la República Aristocrática, tal como lo ha mostrado Gonzalo Portocarrero (2007) se abandona la doctrina racista de la colonia, aquella de la república de españoles frente a la república de indios, que resultaba incompatible con un proyecto nacional. (BRUCE 2007: 26)

Sin embargo, dicha ideología siguió operativa como un “fundamento invisible”, pues solo se trató de un cambio más bien formal antes que real, razón por la cual Flores Galindo denominó a esta república, con provocativa frase, una “república sin ciudadanos”, ya que los miembros de las clases subordinadas carecían de derechos políticos que sólo pertenecían a una clase privilegiada. “Fundamento invisible” porque, como explica Bruce  (2007: 39-40) se trata  de “una ideología impresentable pero indispensable para el mantenimiento de un orden y una jerarquía con personas de  categorías diferenciadas”.

Emblemáticas resultan las muestras de racismo de dos intelectuales como Clemente Palma, hijo del tradicionalista Ricardo Palma,  a fines del siglo XIX y del pedagogo y filósofo Alejandro Deustua durante la primera mitad del siglo XX.

Así pues, en su tesis de bachiller (1897), publicada a los 25 años, Clemente Palma  refleja un racismo recalcitrante y afirma, en tono despectivo, que la indígena es:

“ (…) una raza embrutecida por la decrepitud, es por su innata condición inferior, y por los vicios de la embriaguez y lujuria, un factor inútil (…) Los elementos inútiles deben desaparecer y desaparecen. A medida que la civilización vaya internándose en la Sierra y las montañas, el elemento indígena puro irá desapareciendo, como sucede en Estados Unidos con los pieles rojas (…) Habría un medio para ayudar a la acción evolutiva de las razas: el medio empleado en Estados Unidos; pero ese medio es cruel, justificable en nombre del

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progreso, pero censurable en nombre de la filantropía y del respeto a la tradición, algo arraigados en el espíritu peruano: ese medio es la exterminación a cañonazos de esa raza inútil de ese desecho de raza”.

            Por su parte, el filósofo Alejandro O. Deustua se refiere en términos peyorativos tanto del indígena como del mestizo. Del primero afirmaba en 1937 que:

“El Perú debe su desgracia a esa raza indígena, que ha llegado, en su disolución psíquica, a obtener la rigidez biológica de los seres que han cerrado definitivamente su ciclo de evolución y que no han podido transmitir al mestizaje las virtudes propias de  razas en el periodo de su progreso. Es doloroso reconocer este hecho, pero es necesario reconocerlo […] El indio no es ni puede ser sino una máquina….”. (DEUSTUA 1937)

Y a contracorriente del pensamiento hegemónico de las élites de su época en la década de 1940, execraba del mestizaje en los siguientes términos:

“Engendrado por el indio en su período de disolución moral y por el español en su era de decandencia… (el mestizo) ha heredado los defectos de ambos y las virtudes de ninguno… Esta mezcla ha sido fatal para nuestra cultura nacional (… ) todo el progreso de la civilización ha sido insuficiente para purificar la conciencia peruana de la infección producida por los gérmenes en completa decadencia”. (Citado por FUENZALIDA 1975: 11-12 en CALLIRGOS  1993: 181)

2.3 Racismo en el Perú del siglo XXI

El racismo tal como se sigue de las reflexiones realizadas sobre la presencia de este fenómeno en épocas pasadas, aún sigue vigente y ejerciendo sus efectos perjudiciales en el Perú del siglo XXI. Por razones de espacio, sólo se desarrollarán dos aspectos del racismo

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en el mundo contemporáneo: el rol que desempeña el Estado en la lucha contra el racismo y la presencia del racismo en las organizaciones empresariales.

2.3.1 El rol del Estado en la lucha contra el racismo

El Estado, entendido como la organización social y política soberana que cuenta con el poder absoluto sobre un territorio, es la instancia encargada de velar por la seguridad y protección de todos sus integrantes. Por esa razón cualquier Estado debería incluir dentro de sus políticas públicas diversos mecanismos y estrategias orientados a reducir o minimizar los efectos nocivos del racismo.  Sobre todo cuando la historia nos ha enseñado que el racismo es un componente que ha estado presente, en mayor  o menor medida, en los distintos países, principalmente en aquellos donde las diferencias de valores y costumbres han dado lugar a diferencias que no han podido resolverse, desgraciadamente, por medios pacíficos.

Tanta importancia debe tener este tema para el Estado, pues sin ir muy lejos, todos recordamos las consecuencias nefastas que durante la Segunda Guerra Mundial provocó la actitud racista de Adolf Hitler en la Alemania nazi contra la población judía. Hitler hacía referencia en su obra Mi Lucha (1925) explícitamente a un Estado racista en los siguientes términos:

“El fin supremo del Estado racista debe ser el asegurar la conservación de los representantes de la raza primitiva, creadora de la civilización que hace la belleza y el valor de una humanidad superior.El Estado racista habrá cumplido su papel supremo de formador y educador cuando haya grabado en el corazón de lo juventud que le ha sido confiada el espíritu y el sentimiento de la raza. Es preciso que ni un solo muchacho o muchacha pueda dejar la escuela sin estar plenamente instruido de la pureza de la sangre y de la necesidad absoluta de mantenerla pura (…)El Reich alemán, como Estado, tiene que abarcar a todos los

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alemanes e imponerse la misión, no sólo de cohesionar y de conservar las reservas más preciadas de los elementos raciales originarios de este pueblo, sino también lo de conducirlos, lenta y firmemente, a una posición predominante (…)La existencia de tipos humanos inferiores ha sido siempre una condición previa esencial para la formación de civilizaciones superiores (…).La política exterior del Estado racista tiene que asegurar a la raza que abarca ese Estado los medios de subsistencia, estableciendo una relación natural, vital y sana, entre el aumento de su población y la extensión y la calidad del suelo que habita (…)Sólo un territorio suficientemente amplio puede garantizar a un pueblo la libertad de su vida (…).” (HITLER 1925)

            En general  el discurso sobre el Estado racista va en contra de los derechos humanos tal como son recogidos en la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948. Lesiona la dignidad y el respeto debido a las personas independientemente del grupo étnico al que pertenezcan. Pero son las frases “pureza de sangre” y  “existencia de tipos inferiores” las que resultan más expresivas en este contexto. Se contaron en millones las víctimas judías y de otras etnias y nacionalidades que cobró la insania hitleriana de declararle la guerra al mundo sobre la base de prejuicios racistas.

            Con respecto al Estado Peruano, podemos señalar que el racismo debería figurar entre los temas principales de la agenda política toda vez que desde el inicio de nuestra historia como nación la discriminación racial fue un componente que en lugar de cohesionar disgregó a los distintos grupos étnicos, dificultando la posibilidad de una nación unida bajo sólidos vínculos sociales. Hasta ahora, aunque sea difícil admitirlo en forma explícita, se perciben rezagos de este tipo de comportamiento, en nuestras interacciones cotidianas en diversos espacios.

            Un caso no muy difícil de constatar con respecto a la discriminación racial, aunque por vía indirecta, es el relacionado con

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el prestigio y valoración que tienen las distintas lenguas en nuestro país. A pesar de que existe un porcentaje significativo de quechua hablantes a nivel nacional y una rica diversidad de lenguas y dialécticos amazónicos, el Perú tiene como lengua oficial el idioma español. Este hecho que aparentemente no es discriminatorio, sí resulta sospechoso porque, como todos sabemos, la lengua oficial, pública es la lengua en la cual se realizan las actividades más importantes de un país, es decir los asuntos jurídicos, políticos, económicos y sociales se resuelven en esta lengua. Y si los habitantes –con sus características étnicas- de una región no pueden separarse de sus lenguas, a riesgo de perder o sufrir un menoscabo de su identidad cultural, el privilegiar la lengua española y menospreciar otras lenguas, como el quechua y el aymara, por ejemplo, sí constituye un caso indirecto, encubierto de discriminación racial, es decir, de racismo con aquellas poblaciones que carecen de poder político oficial.

Es de celebrar, no obstante, que la promoción de las recientes políticas interculturales constituye un esfuerzo por compensar esta injusta situación. Empero, el camino por recorrer aún es muy grande, pues, como se ha mencionado, en realidad no todas las lenguas –es decir, no todos los compatriotas- tienen las mismas facilidades para comunicarse en el país.

El Estado no debería permitir manifestaciones directas, encubiertas o sutiles de racismo en las relaciones cotidianas de sus ciudadanos. El artículo primero de la Constitución Política del Perú de 1993 señala con claridad que la “defensa de la persona humana y el respeto de su dignidad son el fin supremo de la sociedad y del Estado”. La última frase hace explícita que la lucha por parte del Estado contra el racismo se justifica precisamente por la garantía que debe brindar contra cualquier abuso que atente contra el respeto debido a cualquier persona, independientemente del grupo étnico al que pertenece.

2.3.2 Rol de la empresa en la lucha contra el racismo

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Actualmente son las empresas, como unidades económicas de producción a pequeña, mediana y gran escala, las organizaciones que desempeñan un papel protagónico indiscutible en el mundo globalizado que vivimos. Las empresas, como sabemos, además de cumplir con su propósito de producir riqueza que será reinvertida en beneficio de la misma, tienen que cumplir con el servicio a la comunidad donde llevan a cabo sus operaciones.

Este objetivo social y de asistencia a la comunidad ha tomado la figura, en años recientes, de la así denominado “responsabilidad social corporativa”. Y resulta obvio decir que parte de la responsabilidad social de una empresa es evitar que los sentimientos y comportamientos racistas entre sus miembros perjudique la marcha adecuada de las actividades que desarrolla. Por eso las empresas deberían tener presente, por encima de todo, el respeto a la dignidad de la persona humana, tal como está señalado en documentos tan importantes como la Declaración Universal de los Derechos Humanos y, concretamente, en la Constitución Política del Perú de 1993.

A pesar de que no debería existir el racismo en las relaciones laborales de una empresa, también se presenta en ellas de distintas formas. Un breve artículo de John Casteele nos explica cómo puede aparecer el racismo en el lugar de trabajo que, obviamente, podría ser una empresa ya que un gran un número de peruanos trabajan en una, ya sea en algún puesto directivo o como empleados con una remuneración mensual.

El racismo en el lugar de trabajo puede tener la forma de comentarios inapropiados, calumnias raciales, o el trato injusto a empleados en lo que respecta a la cantidad de trabajo, las tarifas de pagos y las promociones. El racismo en el lugar de trabajo es inaceptable y si el empleador practica la contratación con injusticia o favoritismo, es ilegal bajo las reglas impulsadas por la Comisión de Oportunidades Igualitarias de los Estados Unidos (USEEOC) y también es una violación de los estándares para la discriminación

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racial contenida en el Título VII del Acta de los Derechos Civiles de 1964. Si tú eres una víctima de la discriminación racial o has presenciado algún acto de discriminación hacia aquéllos que trabajan contigo, no tengas miedo de actuar para que se pueda resolver de manera apropiada. (CASTEELE)

La reflexión y los consejos que da Casteele, aplicables directamente a los trabajadores estadounidenses, bien podría servirnos como referente para evaluar cómo se maneja este complejo tema en el Perú. ¿Se produce racismo en las empresas peruanas? ¿Qué formas adquiere? ¿Los empleadores muestran comportamientos racistas hacia sus empleados? ¿Qué mecanismos de protección legal existen para que los trabajadores puedan defenderse en caso de sufrir algún tipo de discriminación laboral? Resulta pertinente formular estas y similares preguntas en el contexto de nuestra realidad empresarial actual, sobre todo cuando sabemos que -lo aceptemos o no- la discriminación racial sigue siendo un componente que impregna muchas de nuestras relaciones sociales cotidianas.

CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES      

CONCLUSIONES

1. El racismo es un fenómeno social muy arraigado en la manera en que nos relacionamos unos a otros en sociedad y muchas veces es un sentimiento que se invisibiliza, se naturaliza, y por eso resulta difícil superar su negatividad.

2. Una característica distintiva del racismo es su plasticidad para adoptar distintas formas específicas para sobrevivir a lo largo de los siglos, manteniendo su núcleo duro bajo una lógica de la dominación.

3. Se puede estudiar el racismo desde una perspectiva histórica sociológica, pero también desde un enfoque psicoanalítico que pretende comprender el significado

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que tiene a nivel de nuestra mentalidad o, mejor dicho, en nuestro mundo interior inconsciente.

4. El racismo es un fenómeno complejo que ha concitado el interés de varios intelectuales peruanos. Existen múltiples interpretaciones que explican el rol que ha desempeñado en nuestra sociedad. Ha habido defensores del racismo como Clemente Palma y Alejandro Deustua, pero también críticos como el psicoanalista Jorge Bruce.

5. El racismo se presenta en distintas formas. No existe un solo tipo de racismo. En algún momento incluso las personas que han discriminado a otras, se convierten a su vez en víctimas del racismo de otras que se consideran, por otros motivos, superiores a éstas.

6. De acuerdo con Nelson Manrique el racismo permite un orden estamental, jerárquico que hace difícil la movilidad social entre las clases.

7. Martín Tanaka considera que en los últimos años se habría producido un cambio de mentalidad con respecto a la discriminación racial.

8. En la interpretación psicoanalítica de Bruce, el racismo sería un sentimiento que genera el resentimiento en los discriminados, pero el remordimiento en los discriminadores.

RECOMENDACIONES

1. Siguiendo la observación del psicoanalista Bruce, el fenómeno del racismo debería generar mayores estudios entre la comunidad psicoanalítica.

2. Considerando que el racismo es un fenómeno social complejo que incluye aspectos culturales y económicos, debería fomentarse por parte de las instituciones políticas y educativas investigaciones interdisciplinarias que permitan un conocimiento en mayor profundidad.

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3. El Estado y las autoridades políticas como representantes del mismo deberían asumir una actitud más clara y enérgica en la lucha contra los comportamientos racistas al interior de sus instituciones.

4. La empresa debería brindar charlas de capacitación a sus empleados a fin de brindar estrategias y técnicas para afrontar y denunciar casos de racismo que se produzcan en el centro de labores como resultado de las interacciones cotidianas entre los trabajadores.

  

BIBLIOGRAFÍA

BRUCE, J. (2007).  Nos habíamos choleado tanto: psicoanálisis y racismo. Lima: USMP.

CALLIRGOS, Juan (1993). “El racismo. La cuestión del otro (y de uno). Lima: DESCO.

CASTEELE, John. “Cómo manejar el racismo en el lugar de trabajo”. Traducido por Ehow Contributor. Tomado de:

http://www.ehowenespanol.com/manejar-racismo-lugar-como_26922/. Recuperado el 27 de septiembre de 2013, 08:16 am.

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HERNÁNDEZ, Max (2000). ¿Es otro el rostro del Perú? Identidad, diversidad y cambio. Lima: Apoyo-Agenda Perú.

HITLER, ADOLF. (1925) Mi lucha. Tomado de: http://www.claseshistoria.com/fascismos/%2Bhitlerestadoracista.htm. Recuperado el 27 de septiembre de 2013, 07:30 am

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MANRIQUE, Nelson (1999). La piel y la pluma: escritos sobre literatura, etnicidad y racismo. Lima: SUR, Casa de Estudios de Socialismo.

PORTOCARRERO, Gonzalo (2007). Racismo y mestizaje y otros ensayos. Lima: Fondo Editorial del Congreso de la República.