momentos fundacionales de la iglesia

Momentos fundacionales de la IglesiaFUNDAMENTO DE LA IGLESIA CATÓLICA

Por el P. Jorge Luis Zarazúa Campa, fmap

Coyuntura actual

Debemos responder a objeciones de los grupos proselitistasLa Iglesia que fundó Cristo se terminó

(Apostasía). De hecho, cada grupo se considera la

restauración de la Iglesia primitiva.

Coyuntura actual

Pero también debemos responder a objeciones de una teología marcada por el mal uso del método histórico-crítico:Cristo no fundó ninguna Iglesia. Son textos

pos pascuales, que no proceden del Jesús histórico, sino del Cristo de la fe. Una respuesta se encuentra en los libros “Jesús de Nazaret” y “La Iglesia. Comunidad siempre en camino”, de Joseph Ratzinger-Benedicto XVI.

La verdadera Iglesia de Cristo

Cristo fundó una sola Iglesia hace casi dos mil años.

1. Mt 16, 18a. Es la esposa de Cristo (Ef 5, 22-30). Es el Cuerpo de Cristo (Ef 1, 22-23).

La Iglesia que fundó Cristo durará hasta el fin del mundo: Mt 28, 20.

Los poderes del Infierno jamás podrán vencerla: Mt 16, 18b.


Jesús es el hombre sabio, que ha edificado su casa (su Iglesia) sobre la piedra, sobre la roca (Kefas: Jn 1, 42; Mt 16, 18).

Podrán venir las lluvias y las tormentas, pero la Casa no se cae, porque está edificada sobre la Roca (Kefas) ). (Cfr Mt 7, 24-27; Lc 6, 46-49).


La Iglesia que fundó Cristo es la Iglesia Católica.

1.Es la única que viene desde el tiempo de Cristo: Cfr. Lista de los Papas.

2.Es pilar y fundamento de la verdad: 1Tim 3, 15.

3.Es la plenitud de Cristo: Ef 1, 22-23.


1.El Espíritu Santo la conduce a la verdad completa: Jn 14, 16; 16, 13.

2.Los demás grupos empezaron mucho tiempo después.

a)Ortodoxos: 1054, con el Patriarca de Constantinopla (1043-1058), Miguel I Cerulario (1000-1059 d. C.).

b)Protestantismo: 1521, con el sacerdote agustino fray Martín Lutero (1483-1546).

Dominus Iesus, 16

«Los fieles están obligados a profesar que existe una continuidad histórica —radicada en la sucesión apostólica— entre la Iglesia fundada por Cristo y la Iglesia católica: «Esta es la única Iglesia de Cristo [...] que nuestro Salvador confió después de su resurrección a Pedro para que la apacentara (Jn 21,17), confiándole a él y a los demás Apóstoles su difusión y gobierno (cf. Mt 28,18ss.), y la erigió para siempre como «columna y fundamento de la verdad» (1 Tm 3,15)».

Dominus Iesus, 16

Esta Iglesia, constituida y ordenada en este mundo como una sociedad, subsiste [subsistit in] en la Iglesia católica, gobernada por el sucesor de Pedro y por los Obispos en comunión con él». (Dominus Iesus, 16).

Ekklesia, Qahal Yahvéh

Qahal Yahvéh (Asamblea de Yahvé) en el Antiguo Israel: Ex 19, 5-11; 24, 8; Jos 24, 1; Neh 8, 1-3. Pertenecían todos: hombres, ancianos, mujeres, niños. Es una Asamblea cultual que se reúne para escuchar a Dios y darle asentimiento.

Ekklesia (Asamblea) en el mundo griego. Sólo los hombres libres, con derecho a voto. No mujeres, niños ni esclavos. Es más de tipo político. (Hch 19,32.39.40; Si 23,24; Sal 7, 8) (Ekkalein: convocar).

Ekklesia, Qahal Yahvéh

Ekklesia en las primeras comunidades cristianas. Ambiente:

Religión estatal en el Imperio romano y culto familiar, que no llenaban el corazón; dioses antropomorfos, cuya existencia se cuestiona desde la filosofía; noción de un dios único en la filosofía clásica, pero al que no se le puede rezar (motor inmóvil).

Ekklesia, Qahal YHWH

Prosélitos, temerosos de Dios (timoratos, que adoran a Dios). En el mundo judío, se trata de personas no judías que simpatizaban con el judaísmo y a quienes les estaba permitido participar en la sinagoga y acudir al Templo, aunque sólo al Atrio de los gentiles (Hch 21, 28-29). De ellos se habla ya en Mt 23, 5 y Jn 12, 20.

Ekklesia, Qahal YHWH

Hch 2, 11: judíos y prosélitos; Hch 6, 5: Nicolás, prosélito de Antioquía; Hch 8, 27: el etíope, funcionario de la reina de Etiopía; Hch 10, 2: Cornelio y su familia; Hch 16, 14: Lidia y su familia.

La Iglesia admite a todos, aún a los paganos y a las mujeres (Gál 3, 28), a los niños (Hch 2, 39; Gal 3, 27) y a los esclavos (Gál 3, 28; Flm 11-16; Ef 6, 5) El bautismo, a diferencia de la circuncisión, se administra a todos, para integrarlos el pueblo de Dios, la Iglesia (Hch 16, 15: Lidia).

Momentos fundacionales de la Iglesia

No se puede concebir al Mesías sin su pueblo, la Iglesia. El proyecto del Mesías consiste en reunir al nuevo pueblo de Dios:

Cuando terminaron de hablar, Santiago dijo: Hermanos, óiganme: Simón nos ha contado cómo Dios favoreció por primera vez a los no judíos, escogiendo también de entre ellos un pueblo para sí mismo. Esto está de acuerdo con lo que escribieron los profetas, como dice en la Escritura:


“Después de esto volveré y reconstruiré la choza de David*; reconstruiré sus ruinas y la volveré a levantar, para que los demás busquen al Señor junto con todas las naciones que han sido consagradas a mi nombre. El Señor, que dio a conocer estas cosas desde tiempos antiguos, ha dado su palabra (Hch 15, 13-18) (Cfr. Am 9, 11-12; Is 45, 21). * En el sentido de restaurar el reinado de la casa o dinastía de David.


1. El inicio de la predicación del Evangelio (Mc 1, 14-15; Mc 16, 15; Mt 28, 18-20).

2. El llamado de los primeros discípulos (Mc 1, 16-17; Mt 4, 18-19; Lc 5, 10-11).

3. La oración del Padre nuestro (Mt 6, 9-13; Lc 11, 1-3; cfr. Dt 6, 4).

4. La institución de los Doce (Mc 3, 13-15; Hch 1, 15-26; Mt 19, 28; Lc 22, 28-30; Ap 21, 14; Ef 2, 20).


5. El primado de Pedro (Mt 10, 2; Mt 16, 18-19; Is, 22, 22; Lc 22, 31-32; Jn 21, 15-17).

6. La Última Cena (Mt 26, 26-29; Mc 14, 22-25; Lc 22, 14-20).


7. La Crucifixión de Jesús (Jn 19, 34; Gn 2, 21-24).

8. El día de Pentecostés (Hch 1—2.4):inicia la Iglesia una (Hch 4, 32), santa (Hch 2,4; Hch 1, 14), católica (Hch 2, 5-11) y apostólica (Hch 2, 14.42; Hch 1, 13, bajo la guía de Pedro y los Apóstoles), con la presencia cercana de María, la madre del Señor (Hch 1, 14) y misionera, insertando por el Bautismo a los nuevos miembros de la Iglesia. Una Iglesia misionera, una Iglesia que evangeliza.

1er. Momento fundacional

El inicio de la predicación del Evangelio

(Mc 1, 14-15; Mc 16, 15; Mt 28, 18-20). Después del arresto de Juan, Jesús se fue a

Galilea, proclamando la buena noticia de Dios. Decía: -El plazo se ha cumplido. El reino de Dios está llegando. Conviértanse y crean en el Evangelio (Mc 1, 14-15).

Vayan por todo el mundo y prediquen el Evangelio a toda creatura (Mc 16, 15).


El inicio de la predicación del Evangelio

(Mc 1, 14-15; Mc 16, 15; Mt 28, 18-20). Vayan y hagan que todos los pueblos sean mis

discípulos. Bautícenlos, en el nombre del Padre y de] Hijo y del Espíritu Santo, y enséñenles a cumplir todo lo que yo les he encomendado. Yo estoy con ustedes todos los días hasta que se termine este mundo. (Mt 28, 18‑20).

La proclamación del Evangelio debe alcanzar a todo el mundo e implica formar discípulos, que constituyen la Iglesia.

2do. Momento fundacional

El llamado de los primeros discípulos

(Mc 1, 16-18; Mt 4, 18-20; Lc 5, 10-11; Jn 1, 35-51). Pasando Jesús junto al lago de Galilea, vio a Simón y a su

hermano Andrés que estaban echando las redes en el lago, pues eran pescadores. Jesús les dijo: - Vengan conmigo y los haré pescadores de hombres. Ellos dejaron inmediatamente las redes y lo siguieron (Mc 1, 16-18).

Paseando junto al lago de Galilea, vio a dos hermanos: Simón, llamado Pedro, y su hermano Andrés, que estaban echando la red en el lago, pues eran pescadores. Les dijo: Vengan conmigo y los haré pescadores de hombres. Ellos dejando inmediatamente las redes, lo siguieron (Mt 4, 18-20).

2do. Momento fundacional

El llamado de los primeros discípulos

(Mc 1, 16-18; Mt 4, 18-20; Lc 5, 10-11; Jn 1, 35-51). Jesús dijo a Simón: No temas, desde ahora serás

pescador de hombres. Y después de arrimar las barcas a tierra, dejaron todo y lo siguieron. (Lc 5, 10b-11)

Jn 1, 35-51 muestra el deseo de Jesús de formar una comunidad de discípulos: “Vengan y lo verán”. Hacerlos pescadores de hombres es hacerlos misioneros.


La oración del Padre nuestro (Mt 6, 9-13; Lc 11, 1-4; cfr. Dt 6, 4). Ustedes, pues, recen así: Padre nuestro, que

estás en el Cielo, santificado sea tu Nombre, venga tu Reino, hágase tu voluntad así en la tierra como en el Cielo. Danos hoy el pan que nos corresponde; y perdona nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores; y no nos dejes caer en la tentación, sino líbranos del Maligno.(Mt 6, 9-13).


La oración del Padre nuestro (Mt 6, 9-13; Lc 11, 1-4; cfr. Dt 6, 4). Un día, Jesús estaba orando en cierto lugar, y cuando

terminó, uno de sus discípulos le dijo: «Señor, enséñanos a orar, así como Juan enseñó a sus discípulos». El les dijo entonces: «Cuando oren, digan: Padre, santificado sea tu Nombre, que venga tu Reino, danos cada día nuestro pan cotidiano; perdona nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a aquellos que nos ofenden; y no nos dejes caer en la tentación». (Lc 11, 1-4).

Escucha, Israel: Yavé, nuestro Dios, es Yavé-único. Y tú amarás a Yavé, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas. (Dt 6, 4-5)

4to. Momento fundacional

La institución de los Doce

(Mc 3, 13-15; Hch 1, 15-26; Mt 19, 28; Lc 22, 28-30; Ap 21, 14). Entonces Jesús subió al cerro y llamó a los que

Él quiso, y vinieron a Él. Así constituyó a los Doce, para que estuvieran con Él y para enviarlos a predicar, dándoles poder para echar a los demonios. (Mc 3, 13-15).

La elección cayó sobre Matías, el cual entró a formar parte del grupo de los once apóstoles (Hch 1, 26).



(Mc 3, 13-15; Hch 1, 15-26; Mt 19, 28; Lc 22, 28-30; Ap 21, 14). Jesús les contesto: Les aseguro que ustedes,

los que me han seguido, cuando todo se haga nuevo, y el Hijo del hombre se siente en su trono de gloria, se sentarán también en doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel. (Mt 19, 28)



(Mc 3, 13-15; Hch 1, 15-26; Mt 19, 28; Lc 22, 28-30; Ap 21, 14; Ef 2, 20). Ustedes son los que han perseverado conmigo

en mis pruebas. Y yo les confiero la dignidad real que mi Padre dispuso para mí, para que coman y beban en mi mesa cuando yo reine, y se sienten en tronos para juzgar a las doce tribus de Israel. (Lc 22, 28-30).



(Mc 3, 13-15; Hch 1, 15-26; Mt 19, 28; Lc 22, 28-30; Ap 21, 14; Ef 2, 20). La muralla de la ciudad tenía doce pilares en

los que estaban grabados los doce nombres de los doce apóstoles del Cordero (Ap 21, 14).

Edificados sobre el cimiento de apóstoles y profetas siendo el mismo Cristo Jesús la piedra fundamental (Ef 2, 20).


El primado de Pedro

(Mt 10, 2; Mt 16, 18-19; Is, 22, 22; Lc 22, 31-32; Jn 21, 15-17). Los nombres de los doce apóstoles son: primero

Simón, llamado Pedro (Mt 10, 2). Y ahora yo te digo: Tú eres Pedro, o sea Piedra, y

sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y los poderes del infierno no la podrán vencer. Yo te daré las llaves del Reino de los Cielos: todo lo que ates en la tierra será atado en el cielo, lo que desates en la tierra será desatado en los cielos. (Mt 16, 18‑19)


El primado de Pedro

(Mt 10, 2; Mt 16, 18-19; Is, 22, 22; Lc 22, 31-32; Jn 21, 15-17).

Pondré en sus manos las llaves del palacio de David: cuando abra, nadie podrá cerrar; cuando cierre, nadie podrá abrir. (Is 22, 22; cfr. Gn 41, 39-44).

Y dijo a José: «Puesto que Dios te ha hecho saber todo esto, no hay hombre más inteligente ni sabio que tú. Tú estarás al frente de toda mi casa, y todo mi pueblo obedecerá tus órdenes. Solamente yo estaré por encima de ti.» Faraón dijo a José: «Mira, te he puesto al frente de todo el país de Egipto.» (Gn 41, 39-44).


El primado de Pedro

(Mt 10, 2; Mt 16, 18-19; Is, 22, 22; Lc 22, 31-32; Jn 21, 15-17).

Y quitándose el anillo de su dedo, lo puso en el dedo de José; lo hizo vestir con ropas de lino fino y le puso un collar de oro en el cuello. Luego lo hizo subir a la segunda carroza del palacio e iban gritando delante de él: «¡Abran camino!» Así quedó José al frente de todo el país de Egipto. Dijo Faraón a José: «¡Yo soy Faraón! Sin tu consentimiento, nadie moverá mano o pie en Egipto.» (Gn 41, 39-44).


El primado de Pedro

(Mt 10, 2; Mt 16, 18-19; Is, 22, 22; Lc 22, 31-32; Jn 21, 15-17). Simón, Simón, mira que Satanás ha pedido

permiso para sacudirlos a ustedes como se hace con el trigo; pero yo he rogado por ti para que tu fe no se venga abajo. Tú, entonces, cuando hayas vuelto, tendrás que fortalecer a tus hermanos. (Lc 22, 31‑32)


El primado de Pedro

(Mt 10, 2; Mt 16, 18-19; Is, 22, 22; Lc 22, 31-32; Jn 21, 15-17). Después que comieron, Jesús dijo a Simón Pedro: Simón, hijo

de Juan, ¿me amas más que éstos? Este contestó: Sí, Señor, tú sabes que te quiero. Jesús dijo: Apacienta mis corderos. Y le preguntó por segunda vez: Simón, hijo de Juan, ¿me amas? Pedro volvió a contestar: Sí, Señor, tú sabes que te quiero. Jesús le dijo: Cuida mis ovejas. Insistió Jesús por tercera vez: Simón Pedro, hijo de Juan, ¿me quieres? Pedro se puso triste al ver que Jesús le preguntaba por tercera vez si lo quería. Le contestó: Señor, tú sabes todo, tú sabes que te quiero. Entonces Jesús le dijo: Apacienta mis ovejas. (Jn 21, 15‑17)


La Última Cena

(Mt 26, 26-29; Mc 14, 22-25; Lc 22, 14-20). Mientras comían, Jesús tomó pan, pronunció la bendición, lo

partió y lo dio a sus discípulos, diciendo: «Tomen y coman; esto es mi cuerpo.» Después tomó una copa, dio gracias y se la pasó diciendo: «Beban todos de ella: esto es mi sangre, la sangre de la Alianza, que es derramada por muchos, para el perdón de sus pecados. Y les digo que desde ahora no volveré a beber del fruto de la vid, hasta el día en que lo beba nuevo con ustedes en el Reino de mi Padre.» . (Mt 26, 26-29)

6to. Momento fundacional (2)

La Última Cena

(Mt 26, 26-29; Mc 14, 22-25; Lc 22, 14-20). Durante la comida Jesús tomó pan, y después de

pronunciar la bendición, lo partió y se lo dio diciendo: «Tomen, esto es mi cuerpo.» Tomó luego una copa, y después de dar gracias, se la entregó y todos bebieron de ella. Y les dijo: «Esto es mi sangre, la sangre de la Alianza, que será derramada por muchos. En verdad les digo que no volveré a probar el fruto de la vid hasta el día en que lo beba nuevo en el Reino de Dios.». (Mc 14, 22-25)

6to. Momento fundacional (3)

La Última Cena

(Mt 26, 26-29; Mc 14, 22-25; Lc 22, 14-20). Llegada la hora, Jesús se puso a la mesa con los apóstoles y les

dijo: «Yo tenía gran deseo de comer esta Pascua con ustedes antes de padecer. Porque les digo que ya no la volveré a comer hasta que sea la nueva y perfecta Pascua en el Reino de Dios.» Jesús, aceptando una copa, dio gracias y les dijo: «Tomen esto y repártanlo entre ustedes, porque les aseguro que ya no volveré a beber del fruto de la vid hasta que llegue el Reino de Dios. Después tomó pan y, dando gracias, lo partió y se lo dio diciendo: «Esto es mi cuerpo, que es entregado por ustedes. (Hagan esto en memoria mía.» Hizo lo mismo con la copa después de cenar, diciendo: «Esta copa es la alianza nueva sellada con mi sangre, que es derramada por ustedes». (Lc 22, 14-20)

7mo. Momento fundacional

La Crucifixión de Jesús

(Jn 19, 34; Gn 2, 21-24). Uno de los soldados le atravesó el

costado con una lanza y, en seguida, broto del costado sangre y agua. (Jn 19, 34s.)

7mo. Momento fundacional

La Crucifixión de Jesús

(Jn 19, 34; Gn 2, 21-24). Entonces el Señor Dios hizo caer al hombre en un profundo

sueño, y mientras dormía le sacó una costilla y llenó el hueco con carne. Después, de la costilla que había sacado al hombre, el Señor Dios formó una mujer y se la presentó al hombre. Entonces éste exclamó: Ahora sí; ésta es hueso de mis huesos y carne de mi carne; por eso se llamará mujer, porque ha sido sacada del varón. Por esta razón deja el hombre a su padre y a su madre y se une a su mujer, y los dos se hacen uno solo (Gn 2, 21-24)

8vo. Momento fundacional

El día de Pentecostés (Hch 1—2 y 4): inicia su misión evangelizadora la Iglesia, que es una (Hch 4, 32), santa (Hch 2,4), católica (Hch 2, 5-11) y apostólica (Hch 2, 14.42; Hch 1, 13), bajo la guía de Pedro y sus Apóstoles con la presencia cercana de María, la madre del Señor (Hch 1, 14) y misionera, insertando por el Bautismo a los nuevos miembros de la Iglesia. Una Iglesia misionera, una Iglesia que evangeliza.

momentos fundacionales de la iglesia

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