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0 La fotografía: mil y un relatos La fotografía: mil y un relatos Realización: Alumnado de 1º de Bachillerato del I.E.S. PEDRO CERRADA (UTEBO) Realización: Alumnado de 1º de Bachillerato del I.E.S. PEDRO CERRADA (UTEBO) COORDINACIÓN: JESÚS ÁNGEL SÁNCHEZ MORENO ORGANIZA: AYTO. DE UTEBO. AREA DE CULTURA Y CENTRO DE CULTURA M. MESONADA

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Trabajo elaborado como actividad de curso en el IES Pedro Cerrada con alumnado de 1º de Bachillerato

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La fotografía: mil y un relatosLa fotografía: mil y un relatos

Realización: Alumnado de 1º de Bachillerato del I.E.S. PEDRO CERRADA (UTEBO)

Realización: Alumnado de 1º de Bachillerato del I.E.S. PEDRO CERRADA (UTEBO)

COORDINACIÓN: JESÚS ÁNGEL SÁNCHEZ MORENO

ORGANIZA: AYTO. DE UTEBO. AREA DE CULTURAY CENTRO DE CULTURA M. MESONADA

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La fotografía: mil y un relatos, trata de acercar una serie de historias paralelas a la historia general que se cuenta en las grandes enciclopedias y libros de texto. Historias igual de importantes y trascendentales para las personas inmortalizadas en las fotografías que hoy se exponen y que pretenden ser objeto del recuerdo y por que no de la investigación y aclaración de los hechos que en ellas quedan reflejadas.A lo largo de nuestra vida fotografiamos y con ello inmortalizamos numerosos eventos, pasajes o lugares donde nos encontramos con el fin de recordarlos en un futuro con familiares y amigos. Esta necesidad de inmortalizar esos momentos era más palpable en décadas pasadas ya que la acción de fotografiar era más costosa y había que aprovechar grandes festejos o ceremonias cuando se encontraba el fotógrafo para obtener ese recuerdo. Es por ello que una fotografía o imagen como las que aparecen en esta muestra no sólo hay verla como una fotografía mas, sino que tras de si se encuentran numerosos relatos o referencias a la historia, nuestra historia.Sirva este trabajo de recopilación de información por parte de los alumnos de 1º de bachillerato de Humanidades y Ciencias Sociales del I. E. S. Pedro Cerrada de Utebo, como recuerdo a todas aquellas personas que con sus vivencias han contribuido a la realidad de un municipio como es Utebo y os animo a que participéis en este bonito proyecto de recopilación de imágenes que contribuyan a redactar la historia de nuestra localidad

Dolores Cuesta EscolanoConcejala de Cultura de Utebo

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Esta exposición ha sido realizada por:

Sandra Alonso, Erika Ariño, Isabel Burgos, Beatriz Hernández, Julia Montenegro, Jorge Uriel, María Marco, Diego Mendo, María Roldán, Inmaculada Pedrero, Cristina Ramos, Andrea Lasierra, Sandra Borraz, Eduardo Loscos, Berta Morón, Alvaro Muyo, Raquel Jaria, Sandra Rodríguez, Lucía Suárez, Carlos Parrilla, Natalia Trasobares, Laura Miguel, Ana Tiestos, Alexandra Cozmolici, Judith Figueroa, Sara García, Ignacio Berdejo, Aída Gascón, Alba Luna, Sandra Sánchez, Ana MªValenzuela, Diego Lamarca, Francisco José Dubón, Jesús Ángel Sánchez Moreno

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ESPACIO 1: La fotografía y sus secretos

ESPACIO 2: Mírame mirándote.

ESPACIO 3: Vidas vividas

ESPACIO 4: Ritos y acontecimientos

ESPACIO 5: Y en nuestro camino se cruzó la historia

“¿Cómo podremos vivir sin nuestras vidas?”

J. Steinbeck, Las uvas de la ira.

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acceso

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Prólogo1. y nuestros rostros, mi vida, breves como fotos (BERGER, J. Y nuestros rostros, mi vida, breves como fotos. Editorial H. Blume)

Es posible que al leer este verso de un poema de J. Berger pienses que no es la manera más adecuada de introducir un documento que pretende animaros a entender las fotografías como la puerta que da paso a mil y un relatos. Léelo con más calma y no caigas en la trampa de una interpretación simplona. Léelo y verás que es un buen pórtico para una hermosa tarea. Un rostro es breve, un breve espacio de intercomunicación; pero su brevedad no significa pobreza de contenido. En un rostro se acumula toda la vida vivida. El mismo Berger, en otra obra (Aquí nos vemos. Ed. Alfaguara), te lo aclara: su cara, en esta foto, es una cara habitada por muchas vidas. Por muchas vidas. Todas las que uno es al cabo de ese proceso que es su historia.

Otra cita. Edmond Jabés, en Y de repente un extranjero con un libro bajo el brazo, contaba que una vez una anciana estaba con su nieto viendo viejas fotos. En una de ellas aparecía la anciana muchos años antes. El niño le preguntó al ver esa foto de una mujer joven: ¿y ésta quién es? La abuela le respondió: soy yo cuando era joven. El niño miro la foto y luego a su abuela y dijo: ¿y qué ha sido de ella? Jabés señala lo interesante que es la pregunta del niño. Claro que lo es, porque en esa pregunta es donde se esconde el Ábrete Sésamo o el abracadabra que nos ha de dar paso a las mil y una historias que habitan toda

fotografía.Fotos para D.N.I.

Jesús Ángel Sánchez Moreno

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Una fotografía no es una simple reproducción de un instante de la vida de alguien. Si una fotografía fuera sólo eso tendría el mismo valor que nada. Una fotografía es otra manera de contar, como tituló Berger otro de sus libros, la vida vivida. Pero claro, las fotografías son silenciosas y para conseguir que nos dejen entrar en esa historia tenemos que saber ganárnoslas. Coge una foto y mírala, pero mírala de verdad. No te digo que le eches un vistazo, te digo que la mires, que te tomes tu tiempo, que la recorras como recorrerías un terreno en el que te han dicho que se esconde un tesoro. No tienes el plano. Está el terreno y su tesoro y tú tendrás que encontrar ese tesoro…, si quieres.

Deberás conseguir que la foto que tienes en tus manos confíe en ti, que te considere la persona adecuada para desvelarte ese secreto que ella guarda. Claro que a lo mejor no te interesan los secretos. Es posible que seas de esas personas, grises, bostezantes que son capaces de permanecer toda una tarde en una habitación en la que hay un gran baúl, viejo, muy viejo, cerrado, en un rincón de la estancia, y no sienten el menor deseo de abrirlo. Si eres así lo siento por ti. Tal vez aún tengas remedio, pero yo no puedo hacer nada.

2. Fotos.

Si algo caracteriza al mundo contemporáneo es su relación con las imágenes producidas por cámaras, todas esas cámaras que nos rodean: cámaras fotográficas, cinematográficas, de vídeo, de móvil… Hoy las fotos puede que sean algo banal. Hacemos demasiadas. Tantas que ya no le damos ningún valor al acto de tomar una fotografía. Hubo un tiempo en el que la mayoría de las personas no podían hacer fotos y si querían hacerse una tenían que acudir a algún profesional y pagar un dinero que siempre era demasiado como para permitirse visitar muchas veces al fotógrafo.

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Hay, o tal vez ya no, culturas que temen a una cámara porque creen que si les hacen una fotografía les roban el alma. A lo mejor te ríes al oír esto, pero al menos esas personas son capaces de creer que una fotografía es algo muy especial. El mundo contemporáneo se ha convertido en su imagen. Los grandes acontecimientos. Las personalidades públicas…, necesitan ser imagen para poder ser algo. Si no eres imagen en un telediario o fotografía impresa en un periódico o una revista, entonces no eres nadie, no existes. Es más, si no te pareces a la foto de tu DNI o del pasaporte puedes tener problemas con algunas autoridades. La foto no tiene que parecerse a ti. Tú tienes que ser tu foto. Fotos, imágenes. Parece que no podamos vivir sin ellas y sin embargo sabemos muy poco sobre lo que ellas significan. Una fotografía, y te lo dice una persona que ha tomado muchas en su vida, es algo más complejo que la mera reproducción de la realidad exterior. Una fotografía es el lugar de encuentro entre una mirada y eso que es mirado.

Mi tío el de Francia, 1953

Sin datos

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Presencias, incluso de lo ausente (por ejemplo el fotógrafo que nunca sale en la foto pero siempre está en ella); textos escritos con la vida de alguien porque una foto, como señalaban Berger y Mohr, es algo que no se reduce a lo que uno ve encerrado entre los márgenes que delimitan la foto; hay un antes y un después de eso que ahora ves. Hay un antes y un después porque la foto es vívida, aunque reproduzca la imagen de un muerto es algo vivo. En eso radica el secreto de las fotografías, eso que si no tienes prisa y te dejas abrazar por el susurro que emana de ellas te irá desvelando lo que aún no conoces. Historias. Érase una vez. Relatos. Una fotografía no vale más que mil palabras. Una fotografía susurra mil y una palabras para que tú te adentres en la vida de otro, de alguien que a lo mejor no conoces o no conociste o no conocerás, pero que al estar ahí, contigo en la dulce telaraña del relato, deja de ser lo desconocido.

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Solemos valorar a las personas que saben captar buenas fotos. Tal vez sea momento de valorar, también, a las personas que saben escuchar los relatos de las fotos.

3. Los álbumes.

Verdaderos museos de la mirada. Los álbumes familiares son algo interesante. Tal vez sean el auténtico libro de familia. Allí están todas las fotos que hemos sido siendo a lo largo de la vida. La historia de la familia y las historias de la familia. Pero también la historia de lugares, de espacios, de personas que una vez estuvieron presentes en nuestra historia para luego salir de ella. Los álbumes familiares son un tesoro que, normalmente, languidece en el fondo de un cajón. Algunos están muy ordenaditos y llenos de anotaciones. Otros son un verdadero follón, como un dédalo de callejuelas de una ciudad muy antigua. Dejar que se pierdan es silenciar tantas voces que quieren contarnos algo, que desean sorprendernos en un tiempo en el que es tan difícil sorprendernos. No sé si ya te habrá ocurrido, pero hay un momento que me gustaría que vivieras. Yo lo he vivido y sé que es un momento hermoso. Ése en el que descubres algo que no imaginabas o que nunca habías dado en pensar. Descubresalgo…

Abrir un álbum es como esa escena de la película Mary Poppins en la que la niñera y los niños se encuentran al deshollinador en la entrada de un parque. Hay unas pinturas trazadas con tiza en el suelo. El deshollinador convence a Mary para que los cuatro salten dentro de una de esas pinturas. Lo hacen y aparecen en un mundo otro. Eso es lo que puede ocurrirte, y ojala te ocurra, cuando abres un álbum. Saltar dentro para llegar a ese mundo otro y vivir en él por un ratito conociendo aquello que o no conociste o podrías estar a punto de olvidar. Ver a tus padres o a tus abuelos cuando tenían tu edad. Ver tu pueblo o tu ciudad cuando ni siquiera alguien sospechaba que llegaría un día a ser como es ahora. Verte a ti mismo o a ti misma en ese tiempo que es nuestro porque fuimos en él.

Retrato de estudio. Zaragoza años 60

Zaragoza, abril 194710

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Acercarte a historias tremendas: guerras, catástrofes…. Acercarte a momentos especiales: esas celebraciones familiares que permanecen invariables a lo largo del tiempo. Acercarte a vivencias que ahora nos cuesta imaginar: la de unas personas de este país que tenía que emigrar a otros países donde pasarían a ser los inmigrantes. Si una fotografía no te dice nada especial, antes de olvidarla vuelve a mirarla no vaya a ser que en esa esquinita que apenas se ve haya…

En los últimos tiempos nos hemos vuelto demasiado soberbios. Creemos que nada tiene sentido si no nos involucra directamente. No queremos que nos cuenten historias (pero vamos al cine para que nos las cuenten o leemos novelas para que nos las cuenten o vemos la tele para que nos las cuenten…) y sin embargo llega una serie de televisión (que a míno me parecía muy buena) y arrasa: ¡Cuéntame! Genial. Tenemos que esperar a que una actriz en el papel de una abuela que nunca existió nos cuente la historia que nuestra abuela o las fotos donde ella está podrían contarnos. Pero claro, siempre es más cómodo sentarte a ver una serie de televisión que ir al encuentro de algo que no sospechas que es cuando te pones a buscarlo. Bien. Ahora deberás elegir. Eres una persona que prefiere que otros le hablen del tesoro que han descubierto o eres de las que están dispuestas a emprender la búsqueda de ese tesoro. Tu eliges.

Soldados, 1936 o 1937. Podría ser Melilla.

Belchite, 1937

Sin datos

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Definir la fotografía es una tarea complicada porque lo que entendemos por fotografía está estrechamente relacionado con el uso que le damos. No debería ser así; las cosas no deberían ser por su utilidad o función sino que éstas deberían nacer de lo que las cosas son; pero esto es otra historia y no quiero aburrirte. Sólo te hablaré de tres definiciones de la fotografía en las que creo y de una en la que no creo. La primera es aquella que daba el fotógrafo húngaro Kèrtesz cuando decía que con sus fotografías pretendía dar sentido a lo que le rodeaba. Seguro que no somos conscientes de querer lo mismo cuando disparamos la cámara y el ojo mecánico parpadea, se abre para dejar entrar la luz y se cierra para detener el flujo luminoso; pero aunque no seamos conscientes de ello siempre que hacemos una foto en realidad pretendemos construir el sentido de algo: de un momento vivido, de una relación, de un acontecimiento, de nosotros mismos, o de ese nosotros que es la familia o los amigos.

La segunda es mía y ya la he avanzado antes: una fotografía no es la reproducción de una realidad que queda atrapada en la red mecánica de un proceso químico o digital. Toda fotografía reproduce algo, pero eso que reproduce es la mirada de quien se ha puesto al otro lado del visor y en un momento determinado hace que su dedo apriete el disparador y libere así todo el complejo proceso que acabará por hacer visible su mirada. Cuando veo una foto que yo he hecho lo que veo es mi mirada sobre… Algo casi mágico, ¿o no? Poder ver tu mirada o la mirada de otras personas es algo excepcional. Ligado a ésta segunda te diré lo que no es la foto. Una fotografía no es eso que el bueno de Fox Talbot, arrollado por el invento que tenía en sus manos, creía que era. Este inglés, el creador no reconocido oficialmente de la fotografía, decía que ésta era el lápiz de la naturaleza. Tremendo, ¿no crees? Según esto una fotografía nace de la propia acción de la realidad que proyectada como luz se plasma en una superficie sensible. Es curioso que uno de los inventores de la fotografía se olvidara de que detrás de toda fotografía hay una persona, profesional o aficionada, que mira por un visor y aprieta el disparador de la cámara. Sin esa persona la naturaleza, sea un árbol, un edificio o el presidente del gobierno, ya pueden esperar sentados. Nunca serán foto si no hay alguien, una persona, un sujeto, que las mire.

Y llegamos a la tercera de las definiciones posibles de la fotografía. Sin lugar a dudas es la que mejor casa para esta exposición, para los objetivos que nos hemos planteado con ella. La definición es de una fotógrafa excepcional, Diane Arbus, y no la entrecomillaré porque la voy a citar de memoria y creo que de tanto repetirla ya la he hecho un poco mía. Decía Diane Arbus que una fotografía es un secreto acerca de un secreto y que cuanto más te dice, menos sabes. Ya sé, parece un juego de palabras. Y puede que tenga algo de esto, pero soy de los que creo que los juegos suelen encerrar enseñanzas importantes (si eres de los que saben jugar) Un secreto acerca de un secreto que cuanto más te dice menos sabes. Piénsalo. Y si crees que no lo entiendes busca una foto, una a la que le tengas especial cariño y mírala. Recuerda, mirar significa tomarse tiempo, dejarse llevar, buscar las preguntas y no estar obsesionado por las respuestas. Mírala y luego vuelve a pensar en la frase de Diane Arbus. Si aún así no la entiendes, pasea despacito por la exposición y escucha los mil y un relatos que desde las paredes de la sala susurran esas fotos que, como decíamos al principio, parecen breves, tan breves como un rostro.

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Utebo, comulgantes en la Fundición. Hay imprecisión sobre la fecha. Estaría en un periodo entre 1935 y 1942

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La fotografía y sus secretos.

Estudio fotográfico de Benito. Años 70 Un pueblo de Sevilla. Años

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Dos fotografías vinculadas entre sí. Un cuarto oscuro. Ese espacio mágico donde las miradas se convierten en fotos. Y un hombre. La fotografía de un hombre que casi con toda seguridad sería una de esas imágenes que apenas nos merecen una mirada, ni tan siquiera un vistazo. Pero…

Hay personas, la mayoría, que cuando hablan de la fotografía como documento piensan en ella como una afirmación, una prueba o demostración. Y sin embargo toda fotografía se dirige a nosotros susurrándonos una pregunta. Tal vez si encuentras la pregunta adecuada podrás aproximarte al secreto de esa fotografía en la que un hombre parece no despertar demasiado interés en nosotros. Al final del recorrido de la exposición podrás conocer ese secreto.

En la primera fotografía de la historia no había ningún ser humano; pero enseguida las fotos se convirtieron en un lugar donde, decían, residía el recuerdo. Recuérdame, recuérdanos.

En la fotografía aparece mi bisabuela, la mujer que está sentada en la silla, junto a una prima suya.Están en el estudio de un fotógrafo. Mi bisabuela lleva un ramo de flores de adorno. La otra mujer está de pie al lado suyo, apoyada con un brazo sobre la silla. Ambas van vestidas con una camisa de manga larga con el cuello en pico, que deja ver la camiseta interior. En la parte izquierda de la camisa llevan un broche y un ramillete de flores. La falda larga hasta los tobillos, medias oscuras y zapatos negros, con un poquito de tacón. Las dos tienen el pelo recogido con un moño, recuerdo que mi bisabuela tenía el pelo muy largo, siempre recogido con una trenza con la que se hacía un moño, y los pendientes bastante largos. En la parte superior derecha al fondo, aparecen, montadas, las imágenes de dos jóvenes soldados. Van vestidos con traje y gorra militar. El traje es oscuro, con grandes botones y hombreras; cuello alto redondo con un número en el lado izquierdo (indicando el regimiento al que pertenecían). Todos miran fijamente hacia adelante pero no a la cámara, de forma que su mirada se dirige a otro objetivo. Es una fotografía postal, de recuerdo.

Los dos jóvenes eran soldados que habían vivido como huéspedes en sus casas durante un periodo de la guerra civil. El ejército se había distribuido por diferentes zonas y los soldados eran acogidos por los ciudadanos del pueblo. Como recuerdo de estos huéspedes, la familia que les había acogido hacían estos montajes

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Hubo un tiempo en que la memoria se tejía con voces; luego éstas fueron sustituidas por palabras escritas; finalmente las imágenes surgidas de la fotografía, de la cinematografía o del vídeo pasaron en las sociedades modernas a ser uno de los materiales, tal vez el principal, del que está construido el recuerdo. Foto y postal. Foto hecha de fotos. Recipiente para la memoria familiar; para ese nosotros, sujeto colectivo primero, que es la familia. Fíjate bien en la foto. Cinco fotos para componer una memoria. Y en su dorso… Casi nunca miramos el dorso de las fotos cuando allí, en esa cara oculta, podemos encontrar pistas, señales que empiezan a dar forma a ese sendero que nos adentra en el relato, en la historia. Recuerda: para escuchar los relatos de las fotos hay que saber mirarlas, cara y envés, detalles; mirar implica tomarse tiempo, sin prisas, hasta dar con la pregunta que hará de la fotografía un documento y no una simple ilustración; la depositaria de una mirada que construye relatos y no un espectáculo para la nostalgia. La nostalgia, algo que muchos pretenden ligar con la fotografía, es un sentimiento humano, pero ten cuidado porque como recuerda Benjamín Prado (Mala gente que camina), “la nostalgia es un monstruo de tres letras que devora la razón”

REUNION FAMILIAR. Después de la Guerra Civil, Extremadura. El hombre que aparece en la parte de arriba (la tercera foto empezando por la izquierda), se fue a América antes de la guerra. La familia que se quedó en España se hizo la foto de grupo y

colocaron las fotos de arriba como montaje. Esta postal se la mandaron para que tuviera un recuerdo de su familia.

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Hay pocas fotografías que no encierren su relato, su secreto, y muchas veces aquellas fotos que parecen sosas, insignificantes, acaban revelándote cosas que te ayudan a comprender otras cosas. Por ejemplo esta foto de aquí. ¿A que parece carecer de importancia?

Emigrantes españoles en Alemania, años 60

Estos eran los primeros días de estancia en Ahlen (Alemania). 1963. En cuanto llegaron empezaron el colegio, pronto aprendieron el alemán y no tuvieron ningún tipo de rechazo.

En esta foto de los años 60 del siglo XX aparecen dos niños realizando tareas de clase que en Alemania eran normales y que aquí en España ni antes ni ahora han sido normales para chicos. La imagen esta realizada en un pueblo alemán llamado Ahlen, donde la familia tuvo que emigrar por necesidades económicas y trabajo. Estos niños pronto aprendieron alemán en el colegio. Unas de las actividades que realizaban era ésta, las labores tanto en chicos como en chicas, aunque esto mas que nada se empleaba para hacer regalos, sobre todo en navidad. Todo esto se llevaba a cabo porque allí se valoraba más un regalo hecho por la misma persona que si este fuera comprado. Estos valores se inculcaban en el colegio donde la educación era bastante diferente que como era en España.

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También es cierto que en ocasiones una foto, incluso si miramos su dorso, nos lleva a preguntas cuya respuesta no es fácil encontrar. En ocasiones, como decía D. Arbus, cuanto más te dice la foto, menos sabes; pero puede que esa fotografía ya haya cumplido con su cometido y a partir de ese momento nazca en quien la ha encontrado y mirado el deseo de saber más y más. Así nacen los buenos relatos, las historias de vida.

Un pueblo de Salamanca. Años 30

Esta foto esta hecha en la calle Las Eras en torno al año 1966. En ella se puede ver un coche y alrededor de este están los vecinos de esa zona. En el reverso de la fotografía esta escrito lo siguiente: “Sorteo 29 de abril 1966 fui agraciado con 10.000 Pts. Recibidas el día 2 de mayo de 1966”. No sabemos seguro si la finalidad de la foto era mostrar el coche que posiblemente se había comprado con el dinero del premio. Lo que parece evidente es que el coche es el protagonista de una foto en cuyo reverso se puede ver el sello de un fotógrafo profesional. ¿Vino él a hacer la foto o tan sólo el sello lo puso a los positivos que reveló? Una calle, un coche, un texto, una historia incompleta.

No hemos cesado de mirar esta foto. Todo son preguntas y no ha habido manera, por ahora, de encontrar respuestas. ¿Dónde están? ¿Tal vez unos parientes visitan a una persona que está enferma? ¿Por qué sobre la mujer que estásentada y vestida de una manera distinta a los otros personajes de la foto hay una x hecha a bolígrafo? ¿Qué quería decir ese signo que no puede ser casual?

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Mira esta foto. No es lo que parece. Siempre nos han dicho que no nos fiemos de las apariencias, y algunos dicen que por eso no hay que fiarse de una foto, porque para ellos es tan sólo una apariencia. Pero toda foto tiene su trastienda, su historia, su relato,… su secreto. Toda fotografía va más allá de ser mera representación simplona de una realidad que ha sido atrapada y detenida en el tiempo.

Epila, durante el franquismo. Con pocos años de vida esta niña muere por “poliomielitis”. El virus de la polio se multiplica en el sistema nervioso central y provoca una parálisis severa causando deformaciones de los miembros como bien se puede apreciar en el pie de la pequeña. Se murió sin que nadie se diera cuenta. Estas enfermedades suelen aparecer en países subdesarrollados, situación que era la propia de la España franquista, al menos hasta los años 70.

Un error muy común es pensar que la fotografía es algo que realiza una cámara; pero nos olvidamos que una cámara, una máquina, sólo hace aquello que una persona quiere que haga. Detrás de la cámara siempre hay alguien, mirando por el visor (encuadrando, seleccionando lo que ha de ser visto), apretando el disparador. Vemos lo que esa persona quiere que veamos. Vemos lo que esa persona ha mirado. Vemos, miramos, la mirada de esa persona que en esta foto es una sombra.

Utebo, calle Las Fuentes entre 1965-1970

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Vidas vividas. Relatos. Las voces de las fotografías están esperando a quien desee rescatarlas del silencio de los álbumes. No hay vida humana que sea insignificante.

Almoracid de la Cuba (Zaragoza) 1963

Los miembros de la familia están posando para un fotógrafo que pasó por el pueblo, algunos tienen unas posiciones muy rígidas y otros están mirando hacia otro lado, distraídos. Es la primera fotografía que se hicieron. Está hecha en 1963, y ellos no habían salido nunca del pueblo y menos habían posado para un fotógrafo. El padre había estado casado una primera vez y había tenido una hija con su esposa pero ésta murió y él se volvió a casar y tuvo cuatro hijos más en su segundo matrimonio.

Vivían en Almoracid de la Cuba, un pueblo al sur de la provincia de Zaragoza, casi pasando a Teruel, un pueblo pequeño donde se vivía del campo y los niños tenían muy pocas posibilidades de salir adelante y de tener un futuro, por lo que los padres enviaron a sus tres hijos mayores a diferentes sitios a trabajar. La hija mayor trabajaba limpiando, el hijo mayor se fue a Zaragoza a estudiar a un colegio de curas en el que trabajaba en las cocinas a cambio de su educación, la otra hija se fue a trabajar y a estudiar en el colegio de Caspe. Su cuarto hijo pasó cuatro años, de los ocho a los doce, en Barcelona en un hospital por un problema en la espalda del que lo hubieron que operar. Cuando el niño volvió al pueblo sus padres se dieron cuenta de que la vida de sus hijos sería mejor si se iban a vivir a Zaragoza, y así empezaron una nueva vida en la ciudad.

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Una foto.Tantas historias. Tal vez la primera de esas historias es la que acompañó al momento en el que esta fotografía se cruzó en mi camino.

Utebo, 1933. Una fiesta republicana según costa en el dorso de la foto. Huellas de sentido para quien quiera reconstruir la historia, las historias que encierra esta foto. Banderas y periódicos que las personas que posan muestran, orgullosas, a la cámara. Cuando se amplia suficientemente la fotografía las cabeceras de esos periódicos se hacen legibles: Tierra y Libertad, El Libertario. Un grupo, pues, de anarquistas a pocos años que estallara la Guerra Civil. Y así, la fotografía pierde su valor anecdótico y gana en su dimensión histórica, no tanto por lo que afirma sino por la pregunta que nos podemos hacer, una de muchas: ¿qué fue de estas personas a partir del 18 de julio de 1936? Una foto merece la pena cuando se presenta no como prueba sino como pregunta.

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Alguien dijo: nada humano me es ajeno. Bien podríamos aplicar esto a la fotografía que desde su aparición en los años 30 del siglo XIX empezó a transformar el mundo en algunos de sus aspectos. Por ejemplo, lafotografía, se dice, democratizó el retrato. En el mundo anterior a la irrupción de este invento el retrato estaba ligado a la distinción social haciendo visibles a las élites y confinando a la mayoría de la población a la más absoluta invisibilidad, a la exclusión. La fotografía puso rostro al género humano. Los otros, los excluidos, poco a poco fueron entrando en el universo de lo visible. Estaban allí. Se mostraban. Eran vistos. Existían desde el punto de vista social. Es posible ligar este aspecto con otros como la aparición de la conciencia de clase y el sentimiento de que era preciso luchar por construir una sociedad más justa.

Una fotografía es un lugar de encuentro. Si la entiendes así podrás disfrutarla mejor. Es el lugar de encuentro entre diferentes miradas: la mirada del fotógrafo; la mirada de quien está siendo fotografiado; la mirada de quien se apropia de la foto para darle un uso determinado; la mirada de quienes contemplan esa foto. Como puedes imaginar, un lugar de encuentro de estas características es todo menos algo simple, sencillo, obvio. Limitarnos a describir una foto es mostrar o nuestra incapacidad o nuestra absoluta falta de interés por desentrañar ese encuentro. ¿De verdad hay alguien que no pueda sentir deseo al mirar al alguien que nos mira desde un ayer que está aquí y ahora?

Zaragoza, 1930

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En ocasiones, en las fotos, las ausencias son tanto o más significativas que las presencias.

Zaragoza, 1937

Esta foto, tomada el 1 de junio de 1937, segundo año de la Guerra Civil española, aparece una familia. La madre, situada en el centro, Josefa Estella, aparece rodeada con sus hijos. Comenzando por la izquierda, Luís, nacido en 1929, era uno de sus hijos menores, que falleció en el año 1948, tras caer en una acequia y no quitarse la ropa en pleno invierno. Falleció a causa de una pulmonía. A su lado aparece Carmen, que nació en 1926. Tuvo un novio desde pequeña, al que el mismo día en el que había obtenido su licencia, con ella en el bolsillo, le pegaron un tiro y murió. Su hija mayor que aparece detrás de Josefa, nació en 1914 y era modista. Es la única de todos sus hijos que aún vive. Su otra hija, Ana, era dependienta. Murió muy joven a causa de un golpe en el pecho con el que tuvo un vómito de sangre pero calló, y se cree esto fue el desencadenante de la enfermedad que pocos años después le cobrase la vida, tuberculosis. Para finalizar, encontramos a Enrique que nació en 1933 y trabajaba como representante. La ausencia del padre masculina en esta foto no es a causa de que hubiese fallecido, porque en el año de la fotografía aun vivía. Falleció años después. Una guerra, un hombre ausente en la foto de familia. Sabemos que el hombre estaba vivo. Podemos formular una conjetura razonable sobre algo más: qué estaba viviendo ese hombre que no está en la foto en ese primero de junio de 1937.

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Foto de estudio. Finales del XIX o principios del XX

El estudio. El fondo. La escenificación. Hay quien dice que en todas las fotografías, en todas, hay escenificación. Cuando uno sabe que la cámara va a por él, entonces se prepara, adopta una pose determinada. En las fotografías de estudio la pose es aún menos natural porque es el fotógrafo el que la impone. Este hombre se hizo esta foto que, casi con total seguridad, era la primera de su vida. El fotógrafo le ha indicado la pose, pero él está tenso, rígido, vestido para la ocasión. ¿Qué pasaría por su cabeza entonces? En ocasiones las fotografía nos pone delante de documentos que se remiten tan sólo, ¿tan sólo?, a la pregunta por los cambios en las mentalidades que introdujo este invento. De entrada cabe decir que al hacerse un retrato, privilegio exclusivo de los poderosos en momentos anteriores de la historia, esta persona declaró su existencia como sujeto histórico.

Esta foto esta realizada hacia 1930 durante el periodo que estuvo haciendo la mili con los regulares en Jaca. Tuvo que venir a España desde Argentina donde residía en esa época, debido a que al nacer en este país se le obligaba a hacerla aquí. Murió en 1931, ya que era alérgico a una de las muchas inyecciones que se les ponían en al mili para defenderse de las enfermedades; a causa de que en aquel entonces la medicina no estaba lo suficientemente desarrollada y por lo tanto no podían conocer sus alergias.

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Retratos. Alguien que mira a la cámara detrás de la que hay alguien mirando. Retratos, individuales y colectivos, con distintas finalidades, realizados por un profesional o por cualquier persona armada de una cámara. La inmensa mayoría de las personas que han vivido y vivimos en los tiempos de las sociedades modernas mantenemos una relación muy intensa con la fotografía. Autores, sujetos fotografiados, consumidores… De alguna manera nuestra historia es en las fotos.

TATARABUELALa mujer que aparece en la fotografía es mi tatarabuela, en la foto tenía unos sesenta y cinco años. Estásentada en la puerta de su casa, vivía en una torre que en la actualidad es el Polígono la Casaza (por detrás del Cocedero de Marisco). Tuvo siete hijos y se quedó viuda muy joven, por ello siempre vestía de negro. Al quedarse viuda tenía aún tres hijos en casa. Trabajaron toda la vida en el campo y cuidando ganado, pero ella permanecía mucho tiempo en casa ya que tenía que cuidar de sus hijos. Cuando todos se fueron de casa, para no quedarse sola, se fue a vivir con una de sus hijas, y allí es donde murió hace setenta años. Se hizo la foto para que sus hijos tuvieran un recuerdo y es la única foto que se hizo en su vida. En España en el año 1.933-1.936 es el llamado Bienio Negro dominado por la CEDA (Confederación Española de Derechas Autónomas). Después de éste periodo, en 1.936 la Guerra Civil con el triunfo de las fuerzas nacionales

Utebo, años 20 siglo XX

EL BAUTIZO DE MI MADRE

Esta foto es la única del bautizo de mi madre. En esta foto aparecen tres generaciones, mi abuela (la persona adulta que se encuentra de pie), mi bisabuela (la anciana sentada en la silla) y mi madre (la niña pequeña, en brazos de mi bisabuela, es decir, su abuela). El resto de personas son primos de mi madre y hermanos (la segunda niña empezando por la izquierda y el segundo niño empezando por la derecha). Esta foto consta del año 1962 en un cortijo de La Carlota (Córdoba). Linares, 1971. Foto para

carné de familia numerosa

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Las fotografías pueden ser, en ocasiones, espacios de conflicto donde los intereses de una persona pueden ser transformados en otra cosas totalmente opuesta debido a miradas que no son capaces de escapar de los prejuicios. Una foto es, pues, un buen documento para analizar la mirada prejuiciosa de una sociedad concreta.

Esta es la foto de mi abuela en el año 1936. Aparenta más años de los que en realidad tenía ya que era menor de edad. Parece que en aquella época crecían demasiado rápido o quizás les hacían crecer demasiado rápido. Esta foto iba a ser enviada a su novio que estaba combatiendo en la guerra civil. En ella parece una mujer de clase alta, pero lo cierto es que no es así, lo que lleva se lo dejó el fotógrafo, el mismo que, una vez hecha la foto, la retocó pintándole los labios y perfilándole los ojos(como vemos no es necesario un ordenador para retocar una foto). Pero no siempre sentaban bien ya que la mentalidad machista de esa época fue lo que lo provocó a su novio el enfado con ella, ya que creía que ella iba asípor la calle, como una fulana.En la foto, aparecen lo que se suponen eran palabras de amor, para desatar en su novio el gozo de sentirse amado,aunque fuera a distancia.

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Fotografías con firma. Coyne, un nombre mítico en la historia de la fotografía en Aragón. Coyne, fotografía y cinematografía. Fotos con firma. Estudios. Fondos, algunos neutros, otros intentando reproducir un exterior. Poses. Fotografías que no eran baratas y, por lo tanto, salvo en el caso de las personas acomodadas, fotografías excepcionales. Un acontecimiento en sí mismo que hoy, es posible, haya perdido gran parte del halo mágico que tuvo entonces, cuando la fotografía era algo conocido, pero no tan cotidiano y simple como ahora. Entonces, en ese tiempo, los teléfonos ni eran móviles ni eran cámaras de fotos.

Dos encargos. Dos estudios. Dos mujeres y dos puestas en escena muy diferentes. La primera de las mujeres, la más anciana, posa rígida; la segunda adopta un aire más desenvuelto La primera de las fotografías nos remite a un entorno social más humilde que el de la segunda fotografía, y no sólo por la forma de vestir de las dos mujeres por los elementos escenográficos que las encuadran (nada es al azar en una foto profesional hecha en estudio), también por la importancia del establecimiento. De la Nueva Sevillana no sé nada más que lo que pone en su dorso. De Coyne sí, al parecer era uno de los fotógrafos de más prestigio de Zaragoza. Alguien que no sólo se dedicaba a la fotografía sino también a la cinematografía. Todo un especialista. Cuando se habla del papel democratizador de la fotografía al permitir que muchas personas que jamás habrían poseído un retrato suyo pudieran tenerlo, no habría que dejar de analizar estos otros detalles que constituyen símbolos de poder social o, al menos, de apariencia de poseer un cierto nivel económico superior a la mayoría. Que te fotografíe Coyne puede ser considerado un símbolo de estatus social. Esta foto está datada a finales del XIX principios del XX

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Hubo un tiempo en el que uno podía hacerse una foto en un estudio y convertirla en tarjeta postal (ya ves, el mundo de la fotografía digital tampoco es que haya inventado casi nada; todo estaba ya inventado, el mundo digital lo ha hecho más accesible, ha domesticado aspectos que antes sólo podían hacerse en estudio). El gesto de la foto y las palabras del dorso. Letra elegante. Cuando la caligrafía existía y escribir tenía algo de expresión estética. Una foto, como la luna, es también su cara oculta. En ocasiones es en lo que está escrito al dorso donde surge la pregunta: “os quiere de todo corazón por si no nos vemos más, adiós”. Faltas de ortografía, letra cuidada, gesto elegante en la pose ante la cámara, pero a mí lo que más me llama la atención es esa carga de sentimiento en la que sospecho alguna trastienda. Lo que tira de mí es esa despedida enigmática.

Volveremos a encontrarnos en esta exposición a esta persona nacida en 1906 y que aquí viste uniforme militar. Llama la atención la calidad de la letra. Una caligrafía preciosa en un texto repleto de faltas de ortografía, lógicas en una persona que apenas había podido ir a la escuela.

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Zaragoza. Años 20 del siglo XX.

Dicen que es de 1951, pero hay algo en la vestimenta del militar y en el estilo de la foto que podría remitirnos a algunos años antes. Lo que sísabemos seguro es que era una persona que estaba haciendo la mili en la Academia General Militar de Zaragoza. y se hizo esta foto para mandársela a su novia. La puesta en escena es de lo más curiosa.

El fotógrafo de la guarnición. Así se anuncia en el dorso de la tarjeta postal el establecimiento que realizó esta toma. Nos llama la atención el nombre de la calle en donde se encuentra el establecimiento: c/ Solidaridad Nacional. Hemos buscado en Internet en el Centro de Historia de Zaragoza y no hemos podido hallar dato alguno que nos acerque a una fecha más exacta y a una ubicación concreta hoy,

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Epila, 1930. Recién terminada la dictadura del general Miguel Primo de Ribera y en puertas de la II República ésta boda no se celebró de la forma cómo se hubiera querido ya que la situación de España era difícil y la gente no tenía una economía estable. Se ve en el traje de ella…no es un traje de novia típico, cierto que ambos visten con ropa elegante, pero no con los vestidos que se identifican con las bodas.

Dos fotos. Una misma persona, vestida de calle en una (hecha como tarjeta postal para remitirla a la familia) y con ropa que evoca a algo militar en la segunda. Ambas en Madrid y en una fecha muy especial, el año del comienzo de la Guerra Civil. La persona fotografiada era Guardia de Asalto, es decir, un policía de la IIª República.

Madrid, 1936 Madrid. 193630

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La fotografía está tomada en La Almolda. Año 1936 o 1937. Puede que la captara un fotógrafo ambulante que iba por los pueblos con su cámara y fondos para situar a las personas. En este caso parece que el fondo corresponde con la ciudad de Zaragoza. De ser así tendríamos algo muy curioso: dos jóvenes que consiguen fotografiarse con el fondo de Zaragoza sin salir de su pueblo. No se ha podido averiguar la fecha en laque fue realizada la fotografía.

El tiempo en la fotografía es sus cicatrices. Rotas, rasgadas, dobladas. Cicatrices de una historia que en ocasiones se maquillan y en otras, como aquí, se muestran. No hemos podido encontrar datos sobre este retrato de estudio de un soldado. Pose para ser mirado o admirado. En todo caso una de las muchas fotografías que nos remiten más al valor que se le concedía a una foto como portadora de un significado socialmente comunicable.

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El hombre que aparece en ella es hermano de mi bisabuela. Va vestido de calle, aunque parezca un uniforme militar. Éste hombre se casó y no tuvo hijos, pero crió a una sobrina como hija. Mientras estuvo en activo tenía una carbonería y trabajaba él solo, repartía carbón con un carro por las casas. Vivió en el Barrio Molino, hoy la Avda. Navarra, en la casa que ahora está pintada de azul, enfrente de Bensiflor. Murió a los ochenta y dos años de muerte natural. La foto se la hizo para que su familia tuviera un recuerdo, desconozco porque la hizo tan pequeña, ya que lo normal era hacerlas en tamaños más grandes. En la actualidad han inaugurado el Centro Cultural El Molino, enfrente de la casa donde vivía este hombre, por lo que se ve la clara relación entre el nombre de éste Centro Cultural con el nombre que tenía antes esa avenida, barrio El Molino. Zaragoza, 1.940.

Zaragoza 1926. Retrato de estudio.Un año difícil. Miras la fotografía y no te imaginas que ese mismo año iba a empezar el horror.

Zaragoza, 1.936.

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Dos fotos, tanta vida.

19631946

La persona que aparece en estas fotografías es la tía de mi padre; en una de las fotos aparece en un estudio fotográfico de Zaragoza en 1946. En la foto tiene unos veinte años y está posando con una sonrisa porque se la iba a dedicar a su novio Paco, con el que se pensaba casar meses después. Va muy arreglada y con vestido y mantilla negra porque su padre había muerto hacía poco. Pero esta es la última foto de estudio que se hizo mi tía porque antes de casarse con su novio, sintió que Dios la necesitaba e ingresó en un convento de clausura, dejando a su novio cuatro meses antes de casarse. A Paco, este suceso le produjo tanta tristeza que entró en una profunda depresión. La segunda foto es de mi tía con sus compañeras de clausura en el convento de la puerta del Carmen alrededor de 1990. Allí estuvo muchos años hasta que decidió renunciar, y tuvo que ponerse en contacto con el Obispo de Zaragoza y con el Vaticano para que le dieran permiso para abandonar la congregación. Y una vez le dieron permiso se fue con una compañera en la misma situación a una iglesia de Teruel.

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Miradas familiares.

Linares, años 60 del XXTorrecilla de Alcañiz, Teruel, 1958

Fotografía tomada por uno de esos fotógrafos que deambulaban por parques y otras zonas públicas ofreciendo su trabajo a las personas que pasaban por allí. Cada vez quedan menos fotógrafos de este tipo. Señal de que la fotografía se ha afianzado sólidamente en el seno de la gente.

Esta foto fue realizada en la provincia de Ciudad Real, en una ciudad llamada Valdepeñas que es famosa por los vinos y la plantación de viñas que hay allí. La fotografía fue hecha en la época de los años 50, concretamente en 1957. En la imagen aparece mi padre, a la derecha de la fotografía, su hermana Victoria en el centro de la imagen, y su hermana melliza a la izquierda de la fotografía. Está ultima enfermó al poco tiempo de nacer y nada se pudo hacer por su vida, murió. Por este hecho puede que esta fotografía tenga un determinado valor sentimental para la familia. Finales de los 50, todavía era un tiempo difícil en España.

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Torres de Berrellén (Zaragoza). 1957

Foto realizada en el verano de 1957. Al fondo se ve a una mujer lavando en el lavadero del pueblo. Los lavaderos públicos eran lugares que abundaban en los pueblos, más que en las ciudades, y allí se reunían las mujeres del pueblo para lavar los ropajes o los platos. Hacía, también, la función de lugar de encuentro donde las mujeres hablaban y se contaban sus cosas.

En esta fotografía aparecen una cuadrilla de amigos con sus parejas e hijos y algunos con otros familiares como sobrinos o primos. Están en la pradera de un monte celebrando un día festivo. Es del año 1948 aproximadamente. Un tiempo difícil en una España que aún sufría la posguerra.

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MI FAMILIA CON MI TIA EXILIADA A FRANCIA

Esta fotografía esta hecha en Las cañadas de San Gil, una aldea perteneciente a La Carlota y situada en la “frontera” entre Córdoba y Sevilla. Es la única foto en la que aparecen mis bisabuelos, los padres de mi abuelo y una cuñada de mi abuelo, situada a la derecha, que junto con su marido (hermano de mi abuelo) tuvieron que exiliarse. Mi tía “la francesa”, como se la conoce en mi familia, durante el régimen de la dictadura de Franco venía con mucha cautela y cuidado e ilegalmente solo para ver a su familia y poco tiempo ya que había mucho peligro. Por el contrario el hermano de mi abuelo, no podía venir, por que él se escapó cuando iba a ser fusilado. Mi abuelo que también sale en la fotografía (el señor del fondo que estáfumando) se sabe también que en la guerra lo atravesó una bala por un costado y que cuando ya había llegado a Utebo, participóen la construcción del ayuntamiento. El resto de personas son gente allegada y con una convivencia diaria. Se ha tomado la foto en el patio interior de una de las casa de esa aldea y la foto puede que tenga aproximadamente 48 años, es decir mas o menos en el año 1952.

HISTORIAS LIGADAS A LA FOTOEl exilio

Eran principios del año 1936 cuando estalló la guerra civil en España. Al hermano de mi abuelo, que era republicano, lo cogieron al principio, nada mas empezar la guerra, por el chivatazo de un gran amigo suyo que se había pasado al bando nacional. Una vez encarcelado y acosado junto con otros de sus amigos republicanos, les dijeron e intuían que al día siguiente les iban a fusilar. No se sabe si por lastima o porque su amigo había recordado todo lo que habían vivido juntos, a la madrugada de la noche anterior al fusilamiento lo dejó huir a él y a varios amigos más e inmediatamente se fueron hacia al norte, sitio por el que intentaron parar al frente. Se sabe que estuvo luchando y se involucró en las guerrillas aragonesas que se produjeron. Un día, al ver que el frente se les estaba “echando encima” y al ver que todos sus compañeros morían uno detrás de otro, huyó por los Pirineos. Ya casi estaba dado por desaparecido cuando la familia recibió noticias de él (no se sabe el medio). Él se encontraba en una granja de Andorra donde trabajaba a cambio de alojamiento y comida. Hasta que no pagó la deuda no se fue a París. Al comienzo de la 2ª Guerra Mundial (y haber encontrado familia y rehacer su vida) viajaron hasta Córcega y vivieron allí.

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El tiempo pasa. Los años que pueden separar a dos fotos se pueden apreciar en algunos detalles, pero en lo esencial hay fotografías en las que más que apreciar el cambio lo que podemos analizar es la permanencia. Rutinas o ritos.

Zaragoza. 1933-1934 Haciendo la mili. Madrid 1952 Sin datos

1973. Jaca. Mi padre estaba realizando la mili con el ejército de montaña. Como se puede apreciar es una foto de estudio en el cual estaba posando con el uniforme militar. Esta foto fue hecha pocos años antes de que muriera el General Franco. Cuando el régimen franquista acabó, mi padre decidió abandonar el ejército. Poco tiempo después de salir éste encontró un trabajo en Utebo en el cual todavía sigue en él. Con este nuevo trabajo, mis padres se trasladaron de Soria a Zaragoza dejando a toda la familia e iniciar una nueva aventura.

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En el viaje de novios

1981.Garrapinillos 1959

1918, Peralta de Alcofea (Huesca)Son tres hermanos que un día iban por la calle y se encontraron a un fotógrafo y decidieron hacerse la foto, pero no sé nada mas. Por su forma de posar tan rígidos y vestirse con sus mejores ropas parece que es la primera vez que se hacían una foto. El gesto de su cara es como si de la cámara fuera a salir algo y se los fuera a comer. Esta es la única foto que tienen los tres juntos y mi abuela le tiene un cariño muy especial porque son sus hermanos de pequeños y ahora alguno de ellos ya no estáaquí. Epila. Retrato de estudio

1952El sastre. Años 30 del siglo XX

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Cuando miro esta fotografía, pero no sólo ésta, pienso en ese hermoso libro de James Agee con fotografías de Walker Evans sobre la vida del campesinado del sur de los EE.UU durante los efectos de la depresión de 1929. Agee y Evans titularon su libro Elogiemos ahora a hombres famosos. La fotografía permitió, entre otras cosas, que las llamadas personas corrientes, o sea, tú y yo sin ir más lejos, pudieran mostrar el orgullo de ser. No sé si es totalmente correcto hablar del efecto democratizador de la fotografía, pero sin duda alguna gracias a ella podemos elogiar a las personas famosas, héroes y heroínas de historias no escritas. Las calles no llevarán sus nombres, pero ahí los tienes, rebelándose contra las tinieblas, contra el olvido. No es que fueran, son. Aquí están.

Sin datos

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Los álbumes familiares, verdaderos espacios de las historias. Miradas a tiempos y a lugares que desde las páginas de los álbumes invitan a la interpretación. En los álbumes, personas concretas nos miran desde su historia. Pero en los álbumes también hay un lugar para las vidas vividas. Eduardo Galeano en La canción de nosotros se pregunta: “¿No volverán a juntarse nunca los pedazos que nos hicieron posibles?”. Y cuando nos adentramos con el deseo de conocer como brújula en esos laberintos de la mirada que son los álbumes familiares, esos pedazos que nos hicieron posibles emergen como vidas vividas…, ¿o habría que decir vívidas?.

1959 Mujeres en la España del nacional-catolicismo

Las mujeres que aparecen en la foto son trabajadoras de una fabrica de mantas que fueron llevadas en el años 1959 a una excursión religiosa, de estos tipos de viajes se hacían bastantes entre las trabajadoras de una misma fábrica a centros religiosos ya que esto estaba muy bien visto y las empresas colaboraban económicamente con algún donativo. Muchas mujeres llevan mantillas ya que en muchas ocasiones la mujeres solo podían entrar a estos lugares con la cabeza cubierta. Otro detalle es que todas las mujeres vestían del mismo estilo con la chaqueta y la falda larga por debajo de la rodilla, en la foto se aprecia que todas las faldas son de la misma medida. Se puede decir que la vida de estas mujeres era un camino marcado.

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Y a veces todo parece, a simple vista, una puesta en escena, y sin embargo en ese conjunto de elementos formado por la joven, la máquina de coser Alfa, los paquetes de tabaco, la pared desconchada emerge la vida y sus trabajos. ¿Un taller o el trabajo a domicilio?, ¿economía sumergida? … La vida en sus trabajos.

1972. Bordaba mantones de Manila en un pueblo de Sevilla, como en aquellos entonces no había tráfico se sacaban las máquinas de coser a la calle y se juntaban varias vecinas a bordar también.

Montando torretas. 1959

Julio Herraiz Calleja, nació en Cuenca en el año 1906. Su infancia fue dura. Sus padres fallecieron a causa de una epidemia cuando solo contaba con 2 años. Era el pequeño de cinco hermanos y tras fallecer sus padres los más pequeños fueron llevados a un orfanato. A temprana edad tuvo que comenzar a trabajar. En esta fotografía, concretamente, con unos 40 años aparece de camarero en el hotel Oriente. Se casó y tuvo cuatro hijos.

1952. Trabajando en una pescadería de la c/ Azoque. Zaragoza. El de la

derecha es el hijo de Julio Herraiz Calleja

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Concurso de tractores. Epila. Años 60 del XX

Cunado un tractor todavía era un bien de lujo para la mayoría de los agricultores y, por lo tanto, estas exhibiciones tenían el valor añadido de poder mostrar a todos esas máquinas que, seguro, al caer la noche soñaban poseer. Símbolo de modernidad en una España que todavía vivía anclada en el retraso económico y social en el que le había sumido la Guerra Civil.

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VIDAS VIVIDAS. TIEMPO DE FIESTAS

La fiesta. Tiempo que en los pueblos tenía, quizás, un significado más especial que en las ciudades. Uno mira esta foto y descubre ese sentimiento de estar en un momento del año en el que la rutina deja paso a las sonrisas, a las voces vivas…Foto de la actual Pza. Costa del Casco Viejo donde estaba

situada la plaza de toros de aquella época. Años 60.

Esta plaza, que todavía existe hoy aunque cambiada, hacía las veces de plaza de toros de Utebo hecha por tableros y por remolques. Hoy esto ya no es así y es uno de los muchos aspectos que han cambiado en Utebo y que las fotos nos permiten reconstruir.

Utebo. Encierro durante las fiestas. Años 60 del XX

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Las dos fotos están relacionadas ya que en ellas aparece mi abuelo en las fiestas de Utebo. En la primera tiene unos 18 años (1.950) y en la segunda 19 (1.951).

Empiezo con la que ves a la izquierda. Como ya he dicho antes, aparece mi abuelo, es el segundo empezando por la izquierda. Todos son los de la comisión de fiestas (ser de la comisión era voluntario), se dedicaban a recoger dinero casa por casa para preparar las fiestas. Les solían dar a voluntad: de cinco a veinticinco pesetas (como máximo). Engañaban a las mujeres de la calle las Fuentes ya que como ellas les decían que no podían darles dinero, mi abuelo les decía que si no pagaban no pasarían por allí las vacas; entonces ellas caían en la trampa y pagaban, y luego no había vacas allí porque no alcanzaba el dinero para alargar tanto el recorrido. Ese año recaudaron 8.500 pesetas; ese dinero se repartió en tres días de vacas, que costaron 4.500 pesetas; y lo demás fue para fuegos artificiales y cucañas (piñatas). Como no les llegaba el dinero tuvieron que rifar una bicicleta para poder terminar de pagar las fiestas. La foto se corresponde con un desfile del pregón, los que aparecen por detrás con uniforme son los músicos de la charanga.

En la fotografía de color amarillento, aparece mi abuelo con sus amigos en la puerta de su peña, que estaba situada en la calle que va hacia la Iglesia (en el casco viejo). El pañuelo que llevaban en el cuello lo hizo traer mi abuelo de Navarra, y lo llevaban todos los que eran de esa peña. La ropa que llevan todos (camisa blanca y pantalones) lo llevaban siempre para fiestas pero no era ningún tipo de uniforme. En el momento de la foto están bebiendo vino y el de la guitarra tocaba para animar. El niño que aparece a la derecha con un palo en la mano se coló en la foto, pero no era de la peña.

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Tradiciones. Algunas perdidas, olvidadas. Otras que se mantienen. Podemos identificar fácilmente algunas de esas tradiciones, otras no sabemos qué significan. Los que cultivan la nostalgia, quienes confunden memoria con nostalgia, se dan por satisfechos cuando esos juegos de antaño se recuperan; pero si no nos preguntamos por su significado social su recuperación siempre será incompleta.

Garrapinillos. Años 60 del XX. Juegos Tradicionales

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Y en muchas ocasiones al profundizar en las vidas vividas que aparecen en las fotos nos topamos con relatos que encajarían perfectamente como trama de una novela; sólo que en este caso los personajes son personas.

Madrid, 1934

La fotografía es del año 1.934. La niña que aparece en ella es mi abuela a la edad de tres años, la mujer mayor es su abuela que vestía de negro porque en esos años las ancianas vestían así, la típica vestimenta (al igual que la de la fotografía) estaba formada por saya, que era la falda; chambra, la camisa, una toquilla y un pañuelo en la cabeza, todo ello de color negro. El hombre joven que aparece al lado de la niña es su tío.

Mi abuela estuvo en Madrid (que es donde está hecha la foto) durante siete meses. Allí vivió con sus tíos y su abuela, esto ocurrió así porque sus tíos se casaron en Zaragoza y se fueron a vivir a Madrid, y los padres de mi abuela permitieron que se la llevaran hasta que naciera su primer hijo para que no se sintieran solos. Puede parecer extraño, pero éste hábito antes se hacía mucho y le tocó a mi abuela por ser la más pequeña de cuatro hermanos. A los siete meses de estar allí su tía se quedó en estado y pudo volver a Zaragoza con su abuela, pero al llegar a su casa le costó un tiempo integrarse, ya que se le pegó el acento madrileño (normal en una niña tan pequeña) y estaba acostumbrada a ver a sus tíos como sus padres.

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Vidas vividas. La memoria es selectiva y a veces olvida y en otras ocasiones deforma lo vivido. Los adultos siempre critican a los jóvenes y les dotan de unos rasgos, unas características, unas formas de actuar que, dicen, son radicalmente nuevas. Pero en los viejos álbumes podemos ver que la juventud, como grupo social, porque lo es, es una construcción de su tiempo y por lo tanto cada época tiene sus jóvenes, pero sin que esto signifique que no haya rasgos en el comportamiento de los jóvenes similares en todas las épocas. Fiestas. Jóvenes. En los gestos, en las actitudes que pueblan estas fotos hay algo que es posible reconocer como actual, como propio de las personas que hoy tienen la misma edad que estos que están aquí tenían cuando pasaron a ser una fotografía. Cambio y permanencia. Hubo un tiempo en el que también fuimos jóvenes.

Vidas vividas. Mira estas fotos y seguro, seguro que escucharás el bullicio, la alegría, los ruidos, las voces, esa canción desafinada… Mil y un relatos

Utebo. Peña Los Ángeles. Años 70

Esta fotografía fue realizada sobre los años 70, en ella aparece un grupo de amigos y de amigas de edades alrededor de los 15 años en una fiesta en un pueblo llamado Arenas de San Juan (Ciudad Real).

Noche Vieja. Epila 1961. Estaban celebrando la Noche Vieja entre compañeros de trabajo. Esta foto está hecha tras haberles echado de un casino de caciques (ricos), les echaron por ser pobres obreros pero ya se ve que ellos estaban muy contentos por ser lo que eran, humildes trabajadores que se tenían que ganar la vida para mantener a su familia.

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Vidas vividas. Llegar a un análisis de la sociedad a través, por ejemplo, de sus juguetes, de los juegos. Comprender a esas personas que son los niños, los adolescentes desde esa ilusión que les hace ser artífices de relatos maravillosos. Ilusionistas. Luego las personas crecen y pierden esa capacidad. ¿Por qué ocurre esto? ¿Estará unido el descrédito de las utopías a este aterrizaje forzoso en una realidad en la que nos dictan cómo deben de ser las cosas? Por otro lado los juguetes y los juegos son un reflejo muy interesante de la mentalidad de una época.

Esta foto esta hecha por un fotógrafo en los carnavales de 1970 en el patio de su casa. En ésta foto salen el padre de los dos niños, que es mi tío abuelo, y los dos pequeños que son mis tíos, primos de mi madre. Los pequeños salen estrenando el disfraz. Podemos apreciar como se divertían los niños de esa época. En esa época estaba de moda el cine de vaqueros y los niños se disfrazaban y jugaban a eso. Cómo me dijo mi tío “en esa época sólo había en la televisión películas de vaqueros”.

Venta del Olivar 1972

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H. Cotter, en el New York Times, decía que “Las historias se pierden. Así es la vida. Entonces, en el momento idóneo, se encuentran.” Tanta vida en esas viejas fotos. Abres un álbum y algo se agita, son las historias perdidas que sueñan con poder volver a ser relato. Y es tan fácil. Abres el álbum y hablas con estas personas que aparecen aquí; entonces la historia vuelve en forma de relato y sale a nuestro encuentro. Historias orales, historias visuales, una intersección fructífera. Buscar ese momento es propiciar la ocasión de que ocurra y no nos faltan situaciones en las que volver a las historias que se pierden en el silencio.

Utebo, años 50.

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Pierre Bourdieu, en Un arte medio, analiza la práctica, o mejor, la relación que con la fotográfica mantenemos las personas corrientes; ninguna familia sin su álbum, ninguna familia sin una serie de fotos que nunca han de faltar en álbum alguno. Esas fotos que siguen perteneciendo a la esfera privada (son de la familia y están hechas para permanecer dentro del ámbito doméstico), pero que se convierten en documentos públicos, testimonios públicos de una serie de momentos muy especiales, momentos estelares que toda familia normal ha de vivir. Ceremonias y rituales. Lo público en lo privado. Lo grupal en lo particular. La BBC familiar: bodas, bautizo y comuniones. Esas fotos por las que se está dispuesto a pagar cantidades muy elevadas de dinero, porque hay que mostrarlas. Otras fotos pueden desaparecer, olvidarse, perderse,… pero el repertorio que alude a esos rituales sociales no puede extraviarse. Es la historia oficial de la familia. Aquello que se hace para ser mostrado a otros. Señala Bourdieu “que la práctica fotográfica existe -y subsiste- en la mayoría de los casos, por su función familiar, como pueda ser solemnizar y eternizar los grandes momentos de la vida de la familia, y reforzar, en suma, la integración del grupo reafirmando el sentimiento que tiene de símismo y de su unidad”. Un álbum de fotos es, de alguna manera, el D.N.I de una familia en cuanto que grupo social estable(cido). No es casual que de todas las fotografías recogidas para esta exposición el mayor número pertenezcan a momentos rituales, a ceremonias sociales.

Zaragoza. Sin fecha50

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Ritos: de la vida y de la muerte. La fotografía está presente en los dos ritos naturales de la vida de una persona. Nacer. Morir. Tal vez esto segundo pueda llamarte la atención por poco habitual, pero hubo un tiempo en el que la fotografía era convocada a las ceremonias del adiós.

Zaragoza. 1962. Foto realizada para mandársela a los abuelos y tíos que residían en Melilla. Y el dorso de la foto es inseparable de la intención. Eduardito ya sabe escribir.

Las personas que aparecen en esta foto son los familiares de la persona que esta enferma en el hospital a punto de fallecer. Esto a primera vista puede sorprender porque actualmente no estamos acostumbrados a este tipo de fotos, pero en esa época tal vez fuera normal tomar este tipo de fotos como una especie de último recuerdo o de despedida de la persona que iba a morir. La foto fue hecha, aproximadamente, en el año 1956.

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Ceremonias. Las bodas. Fotografías tópicas. Lugares comunes en el álbum familiar y fuera de él (esas fotos de boda enmarcadas y expuestas en el salón, espacio público de los domicilios). ¿Qué importancia pueden tener estas fotos tan excesivamente típicas? Mira bien los ejemplos que recogemos en la exposición. ¿De verdad hay dos fotos de boda que sean iguales entre sí? Fíjate bien en los detalles. Escucha las preguntas que surgen de ellos. Busca respuestas y seguro que conocerás algo más de la historia concreta de esa familia, de esas personas y, sobre todo, de la historia de un tiempo y de un país.

Sin datos

Barcelona 1951. La foto fue realizada en estudio para mandársela a un familiar que no pudo asistir.

Zaragoza, 1958

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Entre los objetivos que nos hemos planteado con esta exposición está el hacernos conscientes de que casi ninguna fotografía está de más. No hay fotografías inocentes pues en todas ellas encontramos huellas de algo que no sabemos qué es, pero que aparece como horizonte posible para nuestro deseo de conocer. Jhon Berger, en Aquí nos vemos, dice algo que sin duda alguna debemos aplicar a la fotografía: “Lo que pierde el olvido y lo que la memoria transforma”.Pensar históricamente, intentar elaborar la interpretación o construir el sentido de lo sucedido, es una labor compleja que en parte puede explicarse con esa frase de Berger. Tenemos que rescatar todo eso que pierde el olvido, pero debemos restituir, desmaquillar todo aquello que la memoria reescribe, mitificando o poniéndose al servicio de una justificación. La historia no debe justificar; ha de interpretar, éste es su cometido, nada fácil, pero totalmente diferente del que muchas personas pretenden.

Zaragoza 1947Zaragoza 1947

Bodas. Celebraciones. Otro de los acontecimientos tipicos de las historias familiares.. En el banquete, al fondo, la anciana vestida con la cabeza cubierta. Sí, al parecer hubo un tiempo en el que en España las mujeres, sobre todo las ancianas, vestían de esta manera incluso en los días especiales. Y en la celebración me hace gracia la composición: dos bodas a la vez. Si ves la foto de golpe lo primero que tesugiere es bodas mellizas. Y preguntas: por ejemplo la vestimenta de ellas; ya no es que vistan de calle y no con el tipico traje de novia; visten de oscuro cuando todo el mundo sabe que ese color en ocasiones como una boda sólo se dedicaba al luto.

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Rituales religiosos en una sociedad, como la española de los momentos captados por las fotos, en la que la iglesiatrascendía la dimensión privada para situarse con poder en el centro del juego social. Rituales iniciáticos.

1960. Una niña de 7 años sosteniendo a la estatua del niño Jesús. Esta hecha en la capilla de su pueblo (Utebo), lo extraño de la foto es que la niña no viste arreglada como era de esperar cuando se iba a la iglesia y es que había ido allí con el colegio. Este día habían planeado con la escuela una excursión donde se harían fotos y estaban todos muy ilusionados porque de normal no se hacían fotos. La cara de la niña muestra inseguridad, no sabía si sonreír, estar seria o como ponerse.A este acontecimiento asistieron varios padres acompañando a sus hijos ya que era la primera vez que se hacían una foto en su vida. Esta foto fue algo importante para la niña, los siguientes días tras la realización de la foto no paró de hablar de ese día, y es algo que hoy en día todavía recuerda.

Años 60 Haciendo de María, 1973

Distintos fotógrafos. Diferentes pegonas fotografiadas. Fechas que no coinciden… Distintas miradas, pero que pueden resumirse en una única mirada. Los ritos tienen esto, en muchos casos hacen evidente la uniformidad de las costumbres, de las obligaciones, la uniformidad de las sociedades en una época de sus historia.

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Para ver esta película, debedisponer de QuickTime™ y de

un descompresor .

Acontecimientos. En la vida de un país como España la religión marca con sus ritos las fechas señaladas en la vida de las personas.

Pasa el tiempo y, lógicamente, cambian las modas, los trajes, el aspecto…, pero sigue el rito. La rutina de los rituales.

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Una fotografía no es sólo lo que en ella se muestra, lo inmediatamente visible. Una fotografía adquiere su verdadera dimensión de documento cuando somos capaces, en su análisis, de ir más allá de los límites del marco y profundizamos en el contexto en el que fue tomada. Época, intencionalidad y uso por parte el que la ha tomado y por parte de los que son fotografiados… Uno de los mayores errores sobre las fotografías es considerarlas documentos simples; pero ninguna fotografía es simple. Ésta, por ejemplo, cobra fuerza cuando nos adentramos en el momento en el que fue tomada; pero también cuando averiguamos el lugar donde posaron las personas que aparecen en ella.

1937. En plena Guerra Civil hay un tiempo para las celebraciones religiosas. Utebo. Una localidad que está en la llamada zona nacional. Cuatro niñas y cuatro niños posan para la cámara. La foto ha sido realizada en la fundición. La fábrica de Utebo que era algo más que una fábrica. Su importancia se aprecia en la elección de ese lugar para tomar las fotos de los niños. Y esa niña vestida de negro. ¿Cómo no pensar en guerra, muerte, luto?

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Vírgenes y caballeros. Las fotografías de las Primeras Comuniones nos enfrentan a toda una puesta en escena en la que los trajes y sus símbolos pueden servir de argumento para una reflexión sobre las mentalidades de una época determinada. Por otra parte es preciso señalar aquí que en ocasiones una fotografía en sí misma parece decir poco; pero que si la unimos a una secuencia donde pueda relacionarse con otras, su valor se multiplica.

Primera Comunión. Baguena en 1.963. Llama la atención el traje que luce el niño con un símbolo en el pecho que bien podría ser la cruz de la Orden de Santiago. La mezcla de lo militar con lo religioso.

La foto muestra a una niña haciendo su primera comunión. La comunión se realizó el 26 de Mayo del año 1935 en Zaragoza. Viste un traje blanco con un velo del mismo color que le cubre la espalda.En la foto se puede ver un rosario colgado del brazo y la posición de las manos como si estuviera rezando, era la posición básica para estas fotos. Estaba calzada con unas sandalias muy sencillas queapenas se veían con el vestido. Parece un traje muy sencillo, pero en realidad estamos ante otra cosa. Estamos ante una puesta en escena, en el estudio del fotógrafo, de, posiblemente, la Virgen que se apareció en Fátima. La Virgen de Fátima ha sido una figura de gran valor simbólico para las mentalidades religiosas.

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Zaragoza, 1914. Tenía 11 años.Zaragoza 1938 Sin datos

Sin datos Sin datosSin datos58

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El rito se solemniza. A ello contribuye la escenografía (decorados, vestuario, ubicación de los personajes…) y también la misma fotografía que nace como algo más que un mero recuerdo o recordatorio; la fotografía, como señala Bourdieu en Un arte medio, aporta solemnidad al acto. Tan es así que ese mismo acto sin la foto que lo acompañe pierde peso simbólico. Una fotografía es una construcción. La persona que está al otro lado de la cámara dispone todo para que la fotografía que va a tomar responda a los intereses que la motivan. En esta fotografía, por ejemplo, no hay nada que haya sido dejado en manos del azar. Extraerle el sentido implica casi una labor forense; realizar la autopsia buscando el significado de los detalles.

Comunión de mi padre con un hecho peculiar que son todos chicos excepto dos niñas, que están arrodilladas. En la foto aparecen además de los comulgantes aparecen dos banderas que pone “Movimiento de jóvenes de

acción cristiana” y “Movimiento de jóvenes mujeres de acción cristiana”. Esta foto esta hecha en 1965 y la gente que hay detrás de todos los comulgantes son los catequistas, y el cura que los comulgó.

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Y muchos otros rituales donde la impronta de la religión sigue marcando el sentido del instante fotografiado. El niño y la niña en un Día de Ramos (véase la palma que porta el niño, pero también deberemos fijarnos en la elegancia del vestuario y en la disposición de los elemento del estudio para dar un tono noble al retrato). Romerías y procesiones. Y esas mantillas cubriendo la cabeza de las mujeres porque hubo un tiempo en el que la iglesia católica también imponía la necesidad de que las mujeres cubrieran más o menos el cabello. Como apunta Martine Joly en La interpretación de la imagen, en los análisis de las fotografías debemos ir más allá de lo que las fotos muestran para rastrear e interrogarnos por todo lo que pueden sugerir.

Año 1960 en Torres en una procesión con mantillas En esta foto es muy importante y destaca mucho las mantillas negras que las mujeres llevan en la cabeza. Esta foto gracias a ese signo se que se trata de una procesión en Torres. Además se ve a los niños con ropa también muy arreglada. El signo de que las mujeres llevaran la mantilla negra era muy tradicional en las procesiones de todos los pueblos de España. Esa mantilla también se representaba mucho cuando alguien se moría o mas a menudo se la solían poner las madrinas en las bodas de sus hijos. Es un signo que solo lo usa España y que incluso en la actualidad se siguen usando pero menos como por ejemplo en procesiones de Semana Santa o la tradición de la madrina de la boda. Junto con la mantilla solían ponerla la llamada “ropa de los domingos” que es la que usaban para ir a la misa y ponerse los domingos.

Pesquera de Duero. Años 70

Es la procesión de la Virgen de Rubialejos y la foto esta hecha exactamente en la ermita del pueblo.

Esta foto fue tomada en 1940, aproximadamente. Los protagonistas de la fotografía son Pablo y Pilar Estella, hermanos. Aquí aparecen en una foto de estudio posiblemente en un Domingo de Ramos, ya que el niño posee una palma en la mano derecha. Además, se observa que iban muy bien vestidos y antiguamente se decía “Domingo de ramos el que no estrena se le caen las manos”.Su familia tuvo que exiliarse por motivos políticos ese mismo año y marcharon a a Argentina.

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La escuela es una institución plenamente moderna. Ir a la escuela tuvo mucho de símbolo de distinción social. Pasar por la escuela era / es una especie de rito iniciático que poco a poco ha perdido, tal vez, su cariz más solemne para acabar anidando en las rutinas. Es lo que tienen los ritos que, tarde o temprano, se convierten en rutinas. Todavía hoy se hacen fotografías del alumnado, aunque casi siempre se limitan a los cursos terminales, para captar a esos chicos y chicas que están a punto de dejar de ser en esa escuela para convertirse en una especie de parte de su historia. Pero si comparamos cualquiera de esas fotos actuales con las que aquí se muestran observaremos que las diferencias son notables. En ocasiones es preciso, para ahondar en el valor de una foto, compararla con ese mismo tipo de fotos en la actualidad. En las diferencias que encontremos hallaremos huellas de sentido.

Cuando analizamos el papel social de la escuela, su evolución, sus problemas, casi siempre nos olvidamos de esas fotos que eran, como decíamos en el caso de las fotografías de Comunión, algo más que simples rememoraciones. Individualizados o en grupo allí están los alumnos y las alumnas. Los chicos con los chicos y las chicas con las chicas. Tiempos de separaciones y diferencias calificativas. Y sin embargo, mirando esas fotos uno puede sentir algo de lo que significaba la escuela (¿qué queda de ese significado ahora? ¿hacía dónde han derivado los cambios?; si quieres responder a estas preguntas puedes mirar las fotos que a continuación aparecen, pero no te olvides de despojarte de la nostalgia que, sin duda, te conducirá a conclusiones que naufragan solitas. No olvides que “el recorrido de los recuerdos es accidentado y peligroso: siempre dispuesto a traicionarte” (Luther Blissett)

Y casi siempre, detrás de el alumno o de la alumna, un mapa. Y el gesto compartido: los brazos sobre la mesa y fingiendo haber sido fotografiados en el momento de abrir un libro. ¿Qué mundo habría en esos libros?

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En la escuela, pasa el tiempo y el niño crece… Lo demás casi permanece igual.

El niño que aparece es mi abuelo, tiene unos seis años (primer grado), fue nada más entrar en la escuela. Éste carné era una especie de cartilla que te hacían al finalizar el curso. La foto se la hicieron en su clase, sentado. En cada grado estaban tres años. Mi abuelo recuerda que entrando a la escuela a la izquierda estaba primero, enfrente segundo y a la derecha tercer grado. Utebo, 1.938.

Esta foto está relacionada con la anterior, ya que se trata del mismo niño en otro grado diferente. Utebo, 1.941.

En la foto tiene nueve años (segundo grado), se la hizo un fotógrafo profesional como recuerdo de fin de curso, era costumbre hacerlas a todos iguales; sentados con un libro y el mapa de España detrás. A su clase sólo asistían y les enseñaban varones. La escuela estaba en las escuelas viejas, (un poco más adelante de la Cruz de los Caídos). Todos iban allí porque no había otra escuela. Por la mañana iban de 9.00 a 13.00 y comían en casa, por la tarde de 15.00 a 17.00. Escribían con pluma, tintero y lapiceros; llevaban cuadernos para perfeccionar la caligrafía. Tenían un profesor para todas las asignaturas, por lo tanto había tres profesores, uno para cada grado; cuando llegabas al tercer grado, salías y a trabajar, las chicas lo mismo. El que podía seguir estudiando tenía que ir a Zaragoza porque aquí no había. Mi abuelo no siguió estudiando porque tuvo que ayudar en casa (trabajando en el campo), ya que su padre estaba enfermo.

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COLEGIO santa ana 1969 Mi madre y sus compañeras de clase de 1969 aparecen en esta foto, tienen diez años y están en cuarto curso, en el colegio de las Anas, en el Coso de Zaragoza. Un colegio religioso, en el que, como en la mayoría de colegios de entonces, la educación se basaba en la disciplina y en la excelencia de los alumnos para mantener el prestigio de la institución. Por entonces las monjas a cargo de la institución ya escaseaban y por lo tanto no eran ellas las únicas que se encargaban de impartir las clases. Las clases únicamente eran mixtas en los cursos de infantil mientras que en los demás cursos solo admitían niñas. El edificio en el que se encontraba la escuela también contaba con la residencia de las monjas, comedor y un internado en el que se quedaban las niñas que iban a estudiar a la ciudad y no podían volver a sus casas todas las semanas. El colegio contaba con muchas niñas pero las instalaciones se quedaban pequeñas, y el material se reducía a los pupitres y las pizarras. Y el recreo era el patio de luces del edificio que en los meses de buen tiempo se trasladaba a la terraza.

Épila 1941, en pleno franquismo los colegios no eran mixtos sino que las niñas estudiaban en separadas de los niños. Además, las niñas no tenían la mismas formación que lo niños; la enseñanza de ellas estaba enfocada a la vida del hogar, artesanía e industrias domésticas; en resumen, para ser una buena ama de casa. Había hasta Enciclopedia solamente para chicas estableciendo diferencias en el conjunto de conocimientos de los programas escolares.

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El lugar de la fotografía es en Zaragoza en el año 1942. Una de las niñas es mi abuela y tenía diez años. El profesor de mi abuela (el de la derecha) les daba todas las asignaturas. El grupo se separaba en dos y la mitad tenía a un profesor y la otra mitad al otro. Llevaban un libro para cada asignatura. Mi abuela no se acuerda cuántas y qué asignaturas daba, pero de lo que si se acuerda perfectamente es de que el idioma extranjero era el francés (en vez del inglés). El instituto era privado y sólo de chicas, “Instituto Miguel Servet”, también cursaban religión obligatoria. El horario de las clases estaba partido, consistía en cuatro horas por la mañana (de 9:00 a 13:00) y dos horas por la tarde (de 15:00 a 17:00). No había comedores en el instituto por lo que comían en casa. Los pupitres eran de dos en dos y escribían con pluma y tintero. La fotografía está hecha por un fotógrafo profesional (por la pose de las niñas) y en la puerta de la clase. Mi abuela sólo cursó 1º de Bachillerato ya que nació su último hermano (el quinto) y tuvo que dejar los estudios para ponerse a trabajar y sacar a su familia adelante. Mi comparación con la realidad en esta foto está centrada principalmente en la forma de educación. A diferencia de las actuales clases mixtas, antes se separaban, cosa que veo totalmente absurda y pienso que era un gran signo de desigualdad. También me ha sorprendido que el segundo idioma fuera el francés, lo que significa que el inglés no estaba tan globalizado. Por último remarcar la obligación de tener que dejar de estudiar para ayudar económicamente, eso ahora no ocurre, todo el mundo puede seguir su futuro (estudiar y trabajar) y en la actualidad hay muchos más métodos y ayudas para sacar los estudios adelante, como las becas (por ejemplo). Yo pienso que mucha gente hubiera deseado seguir estudiando en esos tiempos, pero por circunstancias de la vida no lo consiguieron, por eso en mi opinión la educación es un lujo que antes no se permitía todo el mundo. Esta etapa en la vida de mi abuela ocurre mientras en España estáel franquismo (1939-1975), con el jefe de Estado Francisco Franco.

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Por parejas, pero sin mezclarse…

Mi abuelo y su hermano son los dos chicos que aparecen en esta foto. Mi abuelo tiene unos ocho años y es el año 1943. Esta foto fue hecha en las escuelas católicas que estaban situadas en la plaza de La Seo. Solo acudían chicos y estaban divididos en tres clases. En cada una había entre cuarenta y cinco y cincuenta alumnos que podían tener hasta tres edades diferentes. El año que les hicieron esta foto fue el último que estuvieron en este colegio. Luego se marcharon a Castellón de la Plana, a un colegio de monjas Carmelitas y cuando regresaron a Zaragoza entraron en el Grupo Escolar del Salvador,que admitía a niños que no tenían suficiente dinero parara pagarse una escuela.

Isabel y María Estella Conesa son las protagonistas de la siguiente foto. Nacieron en 1934 y 1936 consecutivamente, año de la II República y el comienzo de la Guerra Civil. Esta foto es del 1942, en la que aparecen en el colegio. Aproximadamente estarían en tercero o cuarto. De esta foto cabe destacar el libro que sostienen en sus manos, que como podemos observar se llama “Primeras lecturas”. ¿Cómo sería la escuela en esos años de posguerra?

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No es sólo el color lo que diferencia estas fotos. Fíjate en los pupitres o mesas y compara los elementos que aparecen allí. Dos épocas. Dos mentalidades. Las dos fotos representan al mismo niño, una en los 60 y la otra ya entrando en los 70.

Y en esta fotografía llama la atención la cabeza del negrito. Era una hucha para ayudar a las misiones. A veces decían a los niños que dieran dinero para bautizar a las personas de esos otros países que no eran católicas. Religión y escuela. Tan unidas en un país como España. También llama la atención aquí que no hay un mapa al fondo como en la de al lado o en otras fotos de colegio que hemos encontrado.

El color y el poster le dan un aire de modernidad; pero si nos fijamos bien el aspecto básico de esta foto es el mismo que en las otras que hemos visto hasta ahora. La escuela como rito. Y en el caso de los ritos ya sabemos que el tiempo pasa, pero lo esencial del ritual permanece. Hay cosas que cambian, pero lo más importante, eso que a lo mejor no se ve a primera vista, permanece.

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Me gustaría titularla El Premio…

Años 60. En la foto vemos a unos chicos que realizaron un trabajo en grupo que trataba de todo el proceso de nutrición. Los chicos tenían 10 años y estaban muy contentos ya que habían ganado el primer premio que consistía enuna fotografía para cada uno. La foto está hecha delante de la puerta de las chicas (se ve el rótulo de niñas) del colegio porque es donde había más espacio para realizarla. Esto nos habla de una educación separada por sexos.

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TRADICIONES

ACONTECIMIENTOS

Pesquera de Duero (Valladolid). 1970

En la foto se ve la entrega a mi tío del título de un cursillo de agricultura. Es el párroco el que le entrega el título. Un dato curioso que puede reflejar el peso de la Iglesia católica en la vida española.

No tengo datos sobre fecha y lugar, pero síse aprecia una imagen ligada a una de las tradiciones del mundo rural. El animal, muerto, y la familia posando. No era sólo un trabajo, matar al cerdo, era algo más, algo importante que quedaba solemnizado por la fotografía.

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Historia con mayúscula o historia desde arriba: ese conjunto de acontecimientos que alguien ha seleccionado para ir dando forma a eso que es la memoria oficial de un colectivo social (Estado, Nación…). Nombres famosos. Guerras. Tratados… Se aprende en los manuales y casi siempre deja un cierto sabor a algo muerto, frío, distante. Parece, visto desde las personas corrientes como tú y como yo, que la historia es eso que hacen otras personas, seres elegidos para la gloria.

Pero frente a esa historia con mayúsculas esta otra historia, la historia como interpretación de las vidas vividas por todo un colectivo social del que todos formamos parte. La vida. Los relatos de vida. El gran relato del que todos somos protagonistas aunque, como en eltitulo de la película, sepamos que nadie hablará de nosotros cuando hayamos muerto. Nuestros nombres no estarán en los libros de texto (mejor, así no nos odiarán esos chicos y chicas forzados a memorizarnos), ni en las placas de las calles; no habrá estatuas nuestras en las plazas (tanto mejor, quién quiere pasar la eternidad como estercolero de palomas). Pero nada podrá negar que estuvimos vivos, que vivimos y que fuimos el futuro que se construye presente a presente.

En los álbumes familiares en ocasiones encontramos fotos que rescatan a la Historia de las memorias enciclopédicas oficiales convirtiendo su H inicial en nuestra h minúscula. Humanamente minúscula.

ZARAGOZA. Primeros momentos de la Guerra Civil española, aproximadamente en septiembre-octubre del 36. La imagen está tomada en el coso alto, mientras desfilaban milicias del ejército nacional.

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En ocasiones las fotografías nos ayudan a rescatar aquello que un olvido interesado (y todo olvido que no responda a una enfermedad es intencional) quiere que se borre para siempre de nuestro horizonte de análisis.

¿Qué pueden tener en común estas dos fotos?

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EMIGRANTES EN AUSTRALIA

Australia. Mi abuelo y cuatro compañeros suyos más fueron destinados allí a causa del trabajo. En esta época era muy habitual el marcharse a trabajar al extranjero o a otras regiones de tu propio país. Se fueron a trabajar a Australia porque en Asturias no había mucho trabajo. Trabajar en el extranjero supondría ganar más dinero para la familia ya que les enviaban el dinero desde aquel destino. ¿Deberíamos recordar hoy la España de la que nos hablan estas fotos?

EMIGRANTES EN ARGENTINA:

Eran una típica familia española que residía en Isuerre, un pueblo de Navarra, y tuvieron que emigrar a Argentina en las primeras décadas del siglo XX para conseguir un mejor nivel de vida. Por problemas económicos los hijos que tenían hubieron de quedarse a cargo de la familia en España. Mientras tanto ellos trabajaron con mucho esfuerzo durante unos años en la Pampa, la mujer cuidando una casa y el marido como agricultor. Tuvieron un hijo más, por eso esta foto fue realizada en un estudio y enviada posteriormente a España para que sus hermanos y el resto de la familia lo conocieran. Un tiempo después volvieron a España para regresar a Argentina con algunos de sus hijos, pero debido a que la mujer enfermó retornaron de nuevo a España ya que ella quería pasar sus últimos días de vida con toda su familia. Después de esto el marido y los hijos se quedaron en su pueblo hasta que empezó la Guerra Civil en la que dos de ellos murieron.

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Tiempo de destrucción

Momentos de calma en la Batalla de Belchite. Agosto 1937

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Son fotos del bando nacional durante la batalla de Belchite, en la Guerra Civil española (1936 - 1939). Esta batalla ocurrióentre el 24 de Agosto de 1937 y el 6 de septiembre de ese mismo año. Fue una de las más sangrientas de la guerra civil, en la que murieron personas de ambos bandos, personas de un mismo país con ideologías enfrentadas. Gentes, que en algunos casos, eran amigos, vecinos de un mismo pueblo, o miembros de una misma familia. En estas fotos se puede ver la actividad que hacía la tropa durante los tiempos de descanso, en la calma antes de la tempestad. En tres de estas fotos se pueden observar cruces señalando a determinadas personas que salen en ellas. Son personas caídas durante los combates, identidades anónimas que quedaran en el recuerdo de unos pocos, y el olvido de la mayoría.

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Podríamos haberlo citado en cualquier otro momento de este catálogo; pero hemos preferido a esperar a estas páginas concretas, a este quinto apartado, para afirmar con Serge Tisseron (El misterio de la cámara lúcida) que “toda fotografía está habitada por la experiencia de otro”. Una experiencia que al emerger desde nuestra mirada deja de ser tan sólo la experiencia de otro para ser una experiencia compartida. Les miramos. Nos hacemos preguntas. Queremos saber de sus vidas. Queremos conocer mejor nuestra vida desde la secuencia genealógica que la ha hecho posible.

MANOLO EN LA GUERRA CIVIL

Esa foto es del año 36, más o menos cuando estalló la Guerra Civil. Por el cinturón se sabe que estaba en el bando nacional por que tiene el símbolo falangista del yugo y las flechas. Esta persona es el tío de mi madre y el único hermano de 4. Esta foto tiene alrededor de 70 años y Manuel tenía entonces unos 20 años aproximadamente.Esta foto es la que hacen a los soldados cuando hacen el reclutamiento y esta hecha en un formato de postal porque también les podía servir para mandar cartas a sus familiares. Uno puede empezar por esta foto y a partir de ella intentar aproximarse a la vida de este hombre, a lo que vivió y cómo le afectaron esos hechos que para nosotros son sólo palabras en un libro de historia.

El instructor en tiempos de guerra. 1937.

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Rostros que sonríen en una España nublada. Sonrisas naturales y, quizás, sonrisas, algunas, forzadas. En las fotografías que han sido aportadas para este trabajo, y llegados al período de tiempo que abarca 1939-1975, llama la atención la ausencia de fotografías que testimonien el sentimiento de los vencidos. Lo peor que se puede decir de ese tiempo es que era un país de vencedores y vencidos. Un tiempo de silencio clamoroso porque los vencidos no tuvieron si quiera la oportunidad de poder contar su historia. ¿Dónde están esos relatos, esas fotografías en las que se pueda apreciar el sentimiento del superviviente derrotado? En el excelente libro de Alberto Méndez, Los girasoles ciegos, se dice “Eran los tiempos de lo incomprensible y nadie trataba de entender lo que ocurría”; tal vez porque la mayoría de quienes vivieron ese tiempo de silencio podrían haber pronunciado las palabras de uno de los personajes de esa obra: “Soy un fue, y un será, y un es cansado”. ¿Ha terminado ya ese tiempo de silencio? Dicen que sí, pero seguimos sin tener la voz de los vencidos.

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Mi abuelo pertenecía a un grupo de falangistas de Zaragoza, ya que estaban muy ligados con la iglesia y él siempre ha sido muy religioso. Tendría unos veinte años, y la foto es de los años cincuenta. En ella aparece con un grupo de falangistas de Zaragoza en Madrid en donde celebraron una concentración de todos los grupos de España para recordar la muerte de José Antonio Primo de Rivera, el líder de ese partido muerto durante la Guerra Civil.

Posguerra. La España del franquismo. Mujeres. Sacerdote. Delantales. ¿Quésignifican esos delantales?

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Fuegos de campamento en tiempos uniformados

Los años del franquismo. Talvez los 50 o tal vez los 60, o incluso los 70. Poco importa porque el significado sería el mismo. OJE. El régimen de Franco y la educación ideológica de la juventud en campamentos de verano que recuerdan más a un cuartel que a un lugar de vacaciones. Uniformes. Ahora todo parece demasiado lejano en el tiempo, pero no hace demasiado este país tenía el aspecto de un cuartel. Son fotos que hablan de la historia de este país y conviene que sean vistas, pero conviene sobre todo que aprendamos lo que ellas expresan, las vivencias de esos tiempos que algunos añoran y otros prefieren olvidar.

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Lo hemos dicho y lo volvemos a repetir, una imagen no vale más que mil palabras; pero sí es cierto que en torno a una imagen se puede estructurar el relato de un tiempo, interpretación y juicio crítico sobre una época. ¿Quépensaríamos ahora si los miembros de una corporación municipal, por sus uniformes, parecieran más un cuerpo de ejército que un grupo de personas que representan a los vecinos de una localidad?

El 31 de Octubre de 1974 los miembros del ayuntamiento de Barroca (alcalde, concejales y mi abuelo que era el secretario) visitaron a Franco en el Palacio del Pardo en Madrid, que era donde vivía Franco y donde recibía a sus visitantes. Tuvieron que ir vestidos de la misma forma todos con el traje de gala del ayuntamiento de Barroca, que era el uniforme del Movimiento (el único partido legal durante el franquismo) Saludaron todos a Franco con una reverencia como se ve en la foto y luego estuvieron charlando un rato con él. Como se aprecia en la vestimenta todos llevaban símbolo de la falange, el yugo y las flechas. Para el pueblo de Barroca fue un acontecimiento muy importante porque en ese momento Franco era el jefe de estado. La foto está tomada un año antes de la muerte de Franco y en ella se le ve ya muy deteriorado físicamente.

Cuando vi esta foto me sorprendí porque nunca me habían hablado de mi abuelo y de si mis abuelos eran de derechas o de izquierdas, y tampoco me habían dicho que mi abuelo hubiese visitado a Franco.

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Cuando se tomaron estas fotos no se pensaba en ellas como documentos que pudieran cartografiar la memoria de un país. Tal vez al mirarlas sólo veas las tópicas fotografías que se hacen a los niños, pero si las vuelves a mirar puede que encuentres vestigios que susurran un así eran las cosas entonces. Fuentes y cubos. Un coche y una baca que, si se correspondiera a los tiempos actuales, portaría skies en lugar de una maleta que no podemos imaginarnos sin la cuerda que es posible alguien haya anudado alrededor de ella para cerrarla mejor. Calles sin asfaltar o pésimamente asfaltadas. Imágenes que nos recuerdan a muchas que vemos hoy en la televisión cuando salen lugares subdesarrollados

Esta foto esta realizada en el año 1973 aparecen dos niñas las cuales tenían que acarrear con el agua de la fuente del pueblo a su casa que estaba a dos manzanas de distancia , esto era a causa de la sequía que había en aquella época. Aunque era duro, para ellas era toda una diversión ir a la fuente.

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De colonias olvidadas

A diferencia de otros muchos países de nuestro entorno, España parece haber querido borrar de la memoria los tiempos coloniales. Hoy, en el IES Pedro Cerrada hay varios alumnos y alumnas que proceden del Sahara. Son, para sus compañeros, personas llegadas de lejos, de un lugar del que la inmensa mayoría no conoce nada (salvo los tópicos resumidos en la palabra desierto) Y sin embargo en los álbumes familiares podemos encontrar fotografías que hace que ese desconocimiento de lo que es el Sahara sea especialmente anómalo y, sobre todos, significativo. ¿Por qué no queremos recordar que un día en el Sahara había españoles haciendo la mili? No debemos dejar pasar por alto un hecho muy importante: el olvido es una función de la memoria, no es lo contrario a la memoria, es algo que la memoria produce con una intencionalidad que es siempre síntoma de algo. Y ahora toca que demos vida a las preguntas.

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Haciendo la mili en el Sahara. Finales de los 60 y principios de los 70 del siglo XX. Las fotos tienen un aire festivo, pero la zona tenía sus conflictos, pues España era el país ocupante y tanto Marruecos como los saharauis querían echarnos de allí. El conflicto se agravó durante los 70. En el año 75 con España en una situación complicada por la inminente muerte de Franco se produjo una invasión marroquí, La marcha verde, que acabaría forzando a España a conceder la independencia al Sahara que pasó a ser ocupado por Marruecos en contra de los intereses de muchos saharahuis. Hoy hay un conflicto entre Marruecos y el Sahara en el que ha tenido que intervenir la ONU; pero España no está cumpliendo con el papel que le correspondía por haber sido la antigua potencia colonial.

Page 81: Mirando miradas

Y por supuesto todas esas fotos que sin pretenderlo se han convertido no tanto en el retrato de unas personas sino en la imagen de un pueblo, de una ciudad, de sus calles, de sus edificios, de lo que fueron y hoy ya no son, como esa Plaza de La Seo que se intuye detrás de la joven que posa. Una plaza en la que destacan unos hermosos árboles donde hoy no hay ni uno. O la plaza de Utebo, la Iglesia y un atisbo del mudéjar. Fotografías. También los lugares tienen memoria.

Dos plazas, desde el tiempo…

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Como hemos venido diciendo no hay ninguna fotografía que agote su significado en la simple descripción de lo que esa imagen contiene. Pero hay fotografías que además de significar están marcadas por la intencionalidad de quienes participaron en el acto fotográfico. Ésta es una de ellas. Nada en ella es casual. Todo ha sido pensado para expresar algo.

IDEOLOGÍA VISIBLE:

Épila, 1981. La persona que aparece en la foto era secretario de las Juventudes Comunistas de la zona. Le encantaba la fotografía y como muchos jóvenes de la época creía en la posibilidad de construir un mundo más justo y mejor. Años después abandonóel Partido Comunista para acercarse, como simpatizante, a las posiciones del PSOE.

Una fecha, 1981; un gesto, el puño cerrado y en alto; un cartel donde pone Guardia Civil. Tres elementos a los que podemos sumar la vestimenta del joven que nos habla de tiempo frío. 1981. ¿Se tomaría esta foto después del intento frustrado de golpe de estado protagonizado por el Tte. Coronel de la Guardia Civil Antonio Tejero?

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Toda fotografía es un documento histórico porque toda fotografía se produce, se construye, se toma en un momento determinado. Por lo tanto toda fotografía es un relato histórico escrito por alguien que mira a algo o a alguien en su historia.

Berger y Mohr en La fotografía, otra manera de contar, lo dejan bien claro. Si confundimos o reducimos toda fotografía a la condición de simple instantánea, es decir, un fragmento minúsculo de tiempo aislado y conservado gracias a los procedimientos fotográficos, entonces la fotografía deja de tener valor histórico y se convierte en una simple anécdota. Las anécdotas nunca son historia. Los autores que acabamos de citar afirman en ese libro que sólo si conseguimos situarnos ante una fotografía y superamos el marco que la delimita para ver en ella un ayer y un mañana estaremos en camino de encontrar el valor histórico de la imagen. Los significados de las fotos son algo muy complejo y nunca se pueden reconstruir adecuadamente si no somos capaces de ver el proceso, esa línea de tiempo que da valor a lo que estamos mirando. Toda fotografía tiene un pasado y se proyecta en un futuro; no puede quedarse en un presente congelado.

Hubo unANTES

Hubo unDESPUÉS

Hablemos de esta fotografía para que puedas entender mejor lo que queremos decirte.

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En esta foto se ven a unas jóvenes de Utebo antes del año 1976, ya que en ese año, el 24 de Junio,y al medio día, los depósitos de Butano explotaron ocasionando una catástrofe. En esta foto hay personas que murieron en esa explosión y otras que por 5 minutos se salvaron. En Utebo se les recuerda con un gran monumento en nombre de las 6 mujeres que murieron.

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LA EXPLOSIÓN DEL BUTANO EN UTEBO

Este es el periódico dos días después de que uno de los camiones explotara cuando se dirigía cargado de gasolina a la central de butano de Utebo y se llevara la vida de una decena de jóvenes. El butano que era el nombre empresarial y como se conocía en Utebo, sufrió esta tragedia el día de San Juan (24 de junio) del año 1976, a las 2 menos cuarto de la tarde. Cuando el termómetro marcaba cerca de 40º C de calor y la gente estaba haciendo la comida, comiendo y por parte de las víctimas, yendo a trabajar a la Papelera (como dice la noticia) Se oyó un ruido atronador y un rato más tarde el ambiente de Utebo empezó a oler a quemado. Un olor que les dirigió la mirada hacia “el butano”. La mayoría de la gente se fue hacia el río, porque empezó a pasar la voz de que podía estallar toda la central y destruir el pueblo entero y parte de Zaragoza. La gente huyó lo más rápido posible y los vecinos que tenían coche iban y venían llevando a la gente que se movía con dificultad. Cuando llegaron las 8 de la tarde la gente volvía sus casas mientras los familiares de las víctimas eran avisadas de que habían perdido un hijo, un nieto, un sobrino… En la foto que hay en el periódico aparece Fina, la prima de mi madre y una de las fallecidas, y está en la fachada del butano paradójicamente el lugar donde unos días después moriría.Días después de la tragedia se hicieron manifestaciones multitudinarias y muchos protestaron hasta en el momento que enterraron a las víctimas. Los ciudadanos de Utebo no querían la central de butano allí, porque el pueblo se iba expandiendo y lo que eran antes las afueras del pueblo, quedaban englobadas por la expansión. De hecho, el lugar donde se encontraba el butano está ya en el propio pueblo (parque Europa). El butano se trasladó a un pueblo alejado de Utebo pero cercano a otra localidad que por fortuna no ha tenido ningún accidente parecido.Los familiares mas allegados a Fina, padres y hermanos se fueron a vivir otra vez a su pueblo natal o su antigua residencia, mas que nada porque no podían soportar vivir cerca del recuerdo de la tragedia que les arrebató a su hija o hermana y donde todo te hace recordar a esa persona y no te deja seguir con tu vida normal.

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“Y en la vida, el significado no es instantáneo. El significado se descubre en lo que conecta y no puede existir sin desarrollo. Sin una historia, sin un despliegue, no hay significado. Los hechos,la información, no constituyen significado en sí mismos (…) La certeza puede ser instantánea; la duda requiere duración; el significado nace de las dos. Un instante fotografiado sólo puede adquirir significado en la medida en que el espectador pueda leer en él una duración que se extiende más allá de sí mismo. Cuando encontramos una fotografía con significado, le estamos dando un pasado y un futuro.” (J. Berger y J. Mohr)

La historia que encierra la fotografía anterior no se agota en el significado de ese instante (un grupo de amigas posando para la cámara detrás de la cual habráotra amiga, o amigo). La explosión de los depósitos de Butano en Utebo y la catástrofe que supuso está en esta fotografía, como en tantos otros testimonios de aquellos amargos días. Pero también está la pregunta o preguntas que ese suceso desencadenó. ¿por qué?. Todos los por qué que entonces surgieron laten en esta fotografía cuando la contemplamos hoy. Es entonces cuando la fotografía deja de ser una instantánea y se convierte en interpretación histórica.

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La exposición termina, pero esperamos que no acabe. Y lo esperamos porque ahora toca volver a nuestras casas y saber que en ellas, en algunos rincones, más a la vista o más escondidas, habitan unas fotografías que esperan que, como en los cuentos infantiles de antaño, alguien venga a rescatarlas de ese sueño mortal que las reduce a olvido y silencio. Imágenes diversas, de tiempos distintos; pero todas ellas unidas por un mismo deseo: encontrar una mirada que desee dialogar con ellas, que se deje invitar a un viaje en pos de preguntas que le llevarán a respuestas que, a su vez, generaran nuevas preguntas.

Imágenes con sus cicatrices. El paso del tiempo y el el paso del olvido. Eloy Tizón en Parpadeos le hace decir a uno de sus personajes: “y seré único y no me diferenciaré de los demás, Seréuna foto”. En esa paradoja, ser único y no diferenciarse de los demás, reside el secreto que da vida a los mil y un relatos que son cada una de las fotos que hacemos, que nos han hecho o que otroshicieron de otras personas.

Aprender a mirar porque mirar no es lo mismo que ver. Mirar es un acto muy complejo que, aunque está ligado a la facultad de ver, no se reduce a un mecanismo automática de la sensación (pura fisiología, nervios, cerebro, ojos…) Y tal vez la primera lección de ese acto de mirar que tenemos que aprender es la siguiente: “Nuestra visión está en efecto marcada por la cultura y desgastada por la costumbre” (S. Tisseron)

No puedo creer que alguien que mire esta foto no se formule un buen número de preguntas. ¿No te pasa a ti?, pues mírala bien.

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En otro de sus libros, el ya mil veces citado J. Berger dice que mirar “consiste en sorprenderse continuamente”(Mirar) Perder la capacidad de asombrarse es empezar a morir. Una buena prueba para saber si todavía estamos vivos consiste precisamente en plantarse ante una serie de fotografías y estudiar nuestra reacción. Si pasamos por ellas como quien atraviesa en metro una ciudad de punta a punta entonces debemos preocuparnos por nuestra salud, aunque los últimos análisis de sangre que nos hayamos hecho digan lo contrario.

Foto de mi abuelo en la mili sobre los años 50Esta foto es una de las fotos típicas de la mili donde aparecen tres militares en el minibar del lugar donde realizaban la mili.También esto ha cambiado mucho ya que entonces, a los 18 años era obligatorio ir a hacer la mili y si no tenían una muy buena excusa o estabas enfermo muy grave pues la tenían que hacer. En cambio en la actualidad solo ya no tienes la obligación de hacerla. También en la actualidad las mujeres ya pueden ingresar en el ejército si quieren cosa que en esos años era imposible hacer porque en esa época el machismo era muy fuerte en España.

Las tres mujeres que aparecen son hermanas. La de la derecha es mi bisabuela. Las hermanas de ella vivían en Zaragoza, se puede apreciar por sus vestidos ya que van arregladas mientras que la otra va de campo y con un cesto de verdura en la mano. Fueron a la Torre París (en la actualidad detrás del Alcampo), donde mi bisabuela vivía, a visitarla y pasar el día con ella y su familia, se hicieron la foto para tener un recuerdo ya que aparecían las tres juntas y casi no se veían. La foto esta hecha en el huerto de la torre. Utebo, en la década de los 30.

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Repensar las fotografías. Modificar nuestra forma actual de situarnos ante ellas tomándolas por lo que no son. Una foto no es una mera prueba, ni es una confirmación, ni es una simple y directa ilustración. No es ni un cromo ni una postal. No es nostalgia. Una foto es… un enigma, algo que suscita preguntas.

“Toda foto es esa imagen rebelde y resplandeciente que permite interrogar a la vez el otro lado, el aquí y el ahora, el pasado y el presente, el ser y el devenir, la fijeza y el flujo, lo continuo y lo discontinuo… En consecuencia, toda foto es una huella enigmática que hace soñar y que suscita problemas, que fascina e inquieta…” (François Soulages, Estética de la fotografía)

Esta fotografía es del año 1955, aproximadamente. En ella aparecen dos hermanos, uno de ellos es mi abuelo. Esta foto se la hicieron para tener un recuerdo de ellos dos juntos.

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Años 60. Hospital de Barbastro. Trabajando como enfermero.

“Me gustaría ver su mirada para comprender” (Luther Blisset, Q) Esta frase resume todo lo que hemos intentado con esta exposición. Querer comprender. Esto es un deseo que no puede estar ausente del ser humano. Cuando ese deseo deja de palpitar en nosotros es que hemos empezado a perder nuestra condición de personas para acercarnos a la máquina o las cosas inanimadas. Querer comprender. Nosotros, habitantes de un tiempo que para otros sólo fue futuro, tenemos a nuestros alcance muchos medios de comprender a los otros, a los que son ahora y a los que fueron antes. Muchos medios para interpretar la vida, la nuestra que es semilla de un tiempo por venir; la nuestra que es lo que aconteció después de tiempos ya idos. Y uno de estos medios es la fotografía porque cuando miramos una fotografía estamos asomándonos a la mirada de otra persona. Aquí radica el secreto, el enigma de toda fotografía, ese enigma que se resuelve en mil y una historias. Las fotos que veo son la mirada de otras personas. Me asomo a sus ojos, a su mirada. Impresionante.

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Tener o no tener, ésa es la cuestión…

En la foto se encuentran mi abuelo y un amigo suyo apoyados en un coche. El vehículo no era suyo, porque la mayoría no podía permitírselo. Mucha gente tenía la costumbre de hacerse fotos con vehículos caros que estaban en la calle ya que estas fotos están hechas con la intención de que pensemos que era suyo. Por la vestimenta de los dos personajes de la foto deducimos que es un día festivo porque generalmente no iban vestidos así de diario. El coche está delante de la Iglesia. Seguramente sería un domingo en el que habría algún tipo de ceremonia porque no se solían ver vehículos así por el pueblo.

Examinándose del carné de conducir. Zaragoza 1973. Una foto de un momento excepcional. Ahora ya no es tan normal ver fotos de este tipo. Por otra parte, una foto en la que el coche, un Seat 600, cobra protagonismo. El coche de las clases medias bajas, de los que no podían costearse un lujoso Seat 1400, pero podían permitirse algo más que una Vespa. El Seat 600 se convirtió en el símbolo del desarrollismo, de esa España que parecía salir del pozo. Ahora nos puede hacer gracia que ese coche fuera símbolo de progreso, pero entonces lo era, tanto como para que hoy se haya convertido en mito.

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JULIA GARCÍA SERRANO

Épila, posando con una Puch Carabela de su nieto. A su nieto le apasionaba la fotografía y siempre estaba vistiendo a su abuela y su hermana para que posaran con diferentes cosas. Esta mujer nació en 1905 y tuvo tres hermanas y tres hermanos, su mote era “la morota”, su madre también lo era, y sus descendientes también se han llamado así. Siempre ha vivido en Épila menos dos o tres meses que vivió en El valle de las cinco millas, que era un pueblo colonizado por Franco. Tuvo tres hijos pero uno se murió en el parto ya que no había los medios que hay ahora y hubo complicaciones; éste se llamaba Mariano y sus otro dos hijos Esteban y Carmina. Tenía una ideología totalmente de izquierdas pero no se metía en nada ya que su marido pertenecía a Falange, pero porque le convencieron ya que así no tendría problemas y podría llevar jornal a casa. Julia, en las primeras elecciones libres votó al PC (Partido Comunista) con su yerno ya que tenían mucha afinidad ideológica. Cuando quedó viuda se fue a vivir con su hija Carmina y su yerno comunista. Su nieta siempre ha dicho que Julia tenía una mente más abierta que su hija Carmina, ya que su hija vivió la posguerra y tenía otra clase de mentalidad. Su nieta cuenta que ella era la que le escondía el paquete de tabaco en casa.

Esta foto está hecha en Pau (Francia) en el año 1952. El joven de la foto es mi tío Manuel. En esa época era muy típico hacerse una foto con una moto. ¿Símbolo de posición social? ¿Símbolo de estilo de vida joven?Utebo.1954. La moto era de su

novio y ella se fotografió subida a la moto

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Aquellos días que fueron un verano.Este es Antonio el quinto de 7 hermanos y aficionado a jugar al fútbol en la calle que era el único lugar que tenían para jugar todos los niños. Ese día fueron a visitar, en Sevilla, a su hermana mayor ya casada, detrás del niño aparece la familia reunida en la calle por el calor que hacia. Los zapatos no los llevaba para no estropeárselos y por lo que se ve ya debía estar acostumbrado a pisar el suelo. En el pie con el cual esta pegando la patada al balón justo en ese mismo momento se hizo un corte y tuvieron que llevarlo al hospital a coserle y vendarle el pie.

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Esta foto esta realizada en casa de la mujer. Ella estaba trabajando allí, porque eran 4 de familia, y el presupuesto en casa no era mucho. Su trabajo consistía en coser zapatos, mocasines exactamente, sin dejar de lado las labores del hogar. Estos mocasines eran para una fabrica denominada Delga. En ésta, trabajaban hombres y mujeres, los hombres estaban en la fábrica trabajando, realizando las diferentes partes del mocasín (como suelas, lengüetas) mientras que las mujeres se llevaban el trabajo a casa y los cosían después. El trabajo de coser un zapato para las mujeres consistía en pegarlos con Cemen (pegamento especial para los zapatos) y posteriormente los cosían.El precio por coser era escaso, mas o menos 250 Pts. Para ganar 300 pts tenían que trabajar durante todo el mes. El sueldo de los hombres era mucho mas elevado al de las mujeres. La paga de este sueldo era cuando entregaban los zapatos a la fábrica.Para coser los zapatos, la fábrica les hacia pagar el hilo que iban a utilizar para realizar el trabajo de éstos. El precio por el hilo era muy elevado, casi más de lo que cobraban, por lo que lo iban descontando poco a poco. La única ventaja que tenían de trabajar en esto era que si compraban los zapatos en la fábrica en la que trabajaban les hacían un precio especial.La foto está realizada por un compañero de trabajo de la mujer, en septiembre de 1968, fecha en la que aúnpermanecía el régimen de Franco, un año antes de que Franco nombrara sucesor a Juan Carlos (1969).

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Y las fotos de vacaciones. No pueden faltar en el álbum esas fotos que nos recuerdan en momentos especiales, sobre todo si somos niños y estamos descubriendo el mar.

Los dos niños que aparecen son mi abuelo y su hermana. Está hecha en la playa de la Concha de San Sebastián. Tendría unos nueve años y su hermana cinco. Fueron allí de vacaciones, en verano, y se quedaron en casa de unos amigos quince días. Solamente les acompañó su madre, ya que su padre se tuvo que quedar en Utebo trabajando. Mi abuelo aparece enfadado porque justo en el momento que tomaron la foto le vino una ola por detrás que le mojó toda la espalda. Se hizo la foto para tener un recuerdo ya que era la primera vez que iban a San Sebastián, 1.941.

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Al fondo se puede ver a todo el público observando el encuentro. Hay mucha gente con lo que podíamos estar hablando de un partido importante. En cuanto al terreno de juego es de tierra y con líneas "blancas" pintadas sobre el campo. La fotografía va dirigida a tres de los árbitros y a un jugador de cada equipo al comienzo del partido. La vestimenta de los jugadores era un uniforme simple con una camisa de deporte de manga larga, pantalones cortos, medias altas y zapatillas deportivas de fútbol. Los árbitros iban con un traje de camisa blanca con una chaqueta, pantalones cortos, medias y zapatos, todo ello negro. La ropa de los árbitros llama mucho la atención ya que ahora no van vestidos de esa manera. Mi abuelo, que aparece en la fotografía, es el joven de la derecha que lleva el banderín. Solían jugar en campos de tierra, aunque a menudo se hacían partidos en pistas de fútbol importantes o en césped.A mi abuelo le gustaba mucho el deporte y por eso, él y sus amigos decidieron formar un equipo fútbol. Era el equipo del pueblo, Caborana de Aller, y podemos apreciar toda la gran afición que tenía ya que es toda la que bordea el campo formada por los ciudadanos del pueblo y de otros de su alrededor que les apoyaban. Como el equipo estaba formado por grandes jugadores y era uno de los principales, fue poco a poco aumentando de categoría y, convirtiéndose en uno de los mejores de la zona. Este partido fue jugado en Cangas de Onís, un pueblo de Asturias muy conocido. Jugaban los chicos de éste pueblo contra los del pueblo de mi abuelo. Generalmente eran torneos que jugaban entre los pueblos más populares de la zona.

Asturias. Años 50.

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fotos

FOTOSF

O

T

O

S

TODAS Y CADA UNA, UNA MIRADA HUMANA SOBRE LO HUMANO

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Pero no olvidemos que las fotos son enigmas. Dos palabras en el dorso de una foto no dejan de provocarnos desde que las vimos. No encontramos explicación a la relación que pueda existir entre esa imagen y las palabras escritas detrás. Tal vez no tienen nada que ver con ella. Es posible que alguien las escribiera allí porque no tenía otro sitio a mano; pero esta explicación es menos convincente que admitir que no hemos podido forzar la entrada al relato que habita en la fotografía. Esto es algo que ocurre muy a menudo porque ha sido tal el abandono en el olvido de las fotografías que cuando se recuperan ya no queda nadie que recuerde con claridad algo, una mínima pista que nos pueda poner en camino de encontrar el sentido a esa imagen, a ese momento en devenir. Cuanto más tiempo pasen las fotos exiliadas de la voz que nos habla desde ellas, más difícil es llegar a sus relatos. En cada foto que ha enmudecido para siempre por nuestra imprudencia mueren mil y una historias que jamás serán contadas.

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“… no hay nada menos raro que la fotografía, puesto que existen cámaras baratas y de fácil manejo y que la inclinación (y no solamente la aptitud) a utilizarlas no es fruto de un aprendizaje ni de una educación determinada.”(Bourdieu, El arte medio) Tiene razón el autor francés. La fotografía es una de las cosas menos raras que existen en nuestra vida. Nadie se obliga a sí mismo a estudiar nada salvo, y como mucho, las instrucciones de la cámara. Una foto es algo cotidiano para nosotros. En este sentido podemos ver que la expresión de algunos de los rostros que pueblan esta exposición difiere de cualquiera de las expresiones que encontramos en las fotografías actuales. No es que sepamos más, simplemente hemos perdido esa especie de respeto reverencial ante las fotos que poseían esas personas que vivieron hace unos cuantos años, no demasiados. El acto fotográfico se ha tornado cada vez más un acto mecánico, deshumanizado porque apenas sabemos bien qué hacemos cuando estamos tomando una fotografía. Acumulamos fotografías que apenas miramos. Hacemos fotografías para el olvido. Una paradoja fatal. Tal vez es que ya no nos gusta escuchar relatos. Dicen que vivimos en la sociedad de la imagen, pero todo apunta a que estamos más del lado de los párpados que del lado de los ojos.

Garrapinillos. Durante las fiestas. Años 50.

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Y puede que os parezca una exageración si decimos que cuando uno se sitúa detrás de una cámara y selecciona (encuadra) un fragmento de vida y aprieta el disparador y ya está la foto, entonces esa persona actúa como un “testigo implicado” (Ignacio Ramonet, La golosina audiovisual) Testigos implicados. Cuántas veces lo somos sin saberlo. Vuelve a casa y mira todas esas fotos y piensa en que ellas son el testimonio de un testigo implicado.

Cormac McCarthy escribe, “Cada hombre reside temporalmente en su prójimo” (Meridiano de sangre) Es una expresión hermosa, aunque aluda a algo en lo que no solemos reparar. Al hacer una fotografía o al mirar la fotografía que alguien hizo se nos brinda la oportunidad de residir temporalmente en el prójimo ¿Cómo ser capaces de no darnos cuenta de lo que esto significa? ¿Cómo podemos ignorarlo?

Fotógrafo profesional desconocido. Mieres. Asturias. 1964La vestimenta consta de una boina, una camiseta de manga larga, un pantalón metido dentro de las botas de lluvia, todo ello negro, ya que el trabajar como minero era muy común. Probablemente la negrura de la ropa sea por el carbón del propio trabajo. Lleva colgada del cuello una linterna, ahora muy antigua, que les servía para estar por el interior de la mina. En cuanto a su cara, la lleva manchada de carbón también. Detrás de mi abuelo, que es el que posa para la foto, hay como una especie de pared blanca que habían elegido para crear la fotografía. Antiguamente no todo el mundo tenía una cámara ni todo el mundo sabía hacer fotos.

En la parte de Asturias, había antiguamente mucha zona minera. Muchos hombres que poseían este oficio se arriesgaban a perder la vida por derrumbamientos ya que era uno de los trabajos más peligrosos y menos lucrativos. Muchos de sus amigos trabajaban también con mi abuelo en la mina porque, aunque fuese un trabajo delicado y arriesgado, era lo más común en la zona asturiana. Este trabajo solía ser agotador y muy sucio ya que pasaban muchas horas bajo tierra y muchas veces no les pagaban lo suficiente. Estar en el interior de la mina suponía falta de oxígeno y respirar suciedad que se traducía en problemas pulmonares. De hecho, como consecuencia de este trabajo, mi abuelo posteriormente tuvo un cáncer de pulmón.

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¿Por qué se tomaron estas fotos? Al fin y al cabo parecen no remitir a nada interesante y pertenecen al tiempo anterior a la fotografía digital. Con una cámara digital uno puede hacer un millón de fotos que no merezcan la pena porque puede borrarlas y ya está; pero estas fotos son de la época en la que disparar una foto era gastar, consumir, agotar…Entonces las fotos tenían un precio. Cuando las contemplo pienso esto y me hago la misma pregunta: ¿por qué alguien decidió encuadrar y disparar la cámara en estos dos momentos que aparecen aquí? Esta pregunta ha estado presente desde el principio en nuestro trabajo. Ante cada fotografía nos la hemos hecho. Es la primera pregunta. Después vienen todas las demás.

Las fotografías familiares al dirigir la mirada a su entorno nos ofrecen retazos de visiones de esos hogares de no hace mucho tiempo. Y aunque no lo parezca, esta foto muestra un cumpleaños.

A esta peluqueria llevó la señora Salvadora a su hija y la pequeña se quedó todo el dia llorando hasta que volvieron. Su padre tomó esta foto de recuerdo y cada vez que la veía su hija se ponía a llorar. Esto era en los años setenta y las peluquerias no tenían grandes recursos.

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Estamos terminando ya, pero no nos olvidamos que al comienzo de esta exposición te mostrábamos una fotografía y decíamos que en ella residía un secreto muy extraño, una historia que parece mentira, una invención literaria o un cuento chino…, y sin embargo es real. Lo que vas a leer ahora es real, ocurrió una vez.

Este hombre puede parecer un hombre importante o cualquiera que quiere inmortalizar uno de sus momentos más felices. Pero no en este caso, solo hace falta fijarse en su rostro y su mirada. Nos situamos en pueblo de Sevilla en los años 70, este es Gerole, un vagabundo del pueblo que vivía en la calle de lo que le daban, alimentos y ropa. Se le conocía por su buena educación y lo buena persona que era, a pesar de que los chiquillos del pueblo fueran a asustarlo cuando estaba dormido.Un día, un habitante del pueblo llamado Benito, que era fotógrafo y barbero, entre otras cosas, e iba realizando su trabajo de pueblo en pueblo en bicicleta quiso hacerle una foto al vagabundo. Benito acogió a Gerole en su casa, lo afeito, le busco ropa. Le hizo esta foto.A los pocos días Gerole se tiró por un balcón, dando a entender que el era feliz como estaba y no como los demás querían. Bueno, no lo sé porque cuanto más me dice la foto, menos sé.

Todos tenemos una historia que contar a través de cualquier medio, es necesario recordarlas ya que es una de las cosas mas bellas que forman parte de nosotros, esta fotografía no es simplemente un periodo de tiempo parado, detrás tiene toda su historia y una vida que sucedió a lo largo del tiempo.Es necesario que historias, como ésta por ejemplo, sean recordadas, ya que si no morirán en el olvido y sin nada que decir.

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“Quizá se le atribuye demasiado valor a la memoria y no lo suficiente a la reflexión” (Susan Sontag, Ante el dolor de los demás)

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Con las palabras de Susan Sontag queremos cerrar este trabajo que empezó a realizarse en la clase de Historia del Mundo Contemporáneo de 1º de Bchto de Humanidades y de Ciencias Sociales del IES Pedro Cerrada, en octubre de 2005. Si hemos alcanzado los objetivos que perseguíamos no dudamos de que esto sólo es el inicio de un proceso que nos puede llevar a la creación de una fototeca donde todas las miradas que hemos sido siendo recuperen la voz y cuenten sus historias de vida. Como habrás comprobado muchas fotografías no fueron tomadas en Utebo sino en otros lugares; pero todas ellas han sido localizadas y analizadas por personas que estudiamos o residimos o trabajamos en Utebo. Esto no es casual, pues Utebo es una localidad que ha ido creciendo gracias a todas esas personas que a lo largo del tiempo han emigrado hasta aquí. Utebo y la inmigración. También podría haberse titulado así nuestro trabajo.

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“Nos hacemos fotos, no con objeto de recordar, sino para completarlas después con el resto de nuestras vidas”. A. Pérez Reverte, La reina del sur.

Una fotografía no es, no debe de ser, el territorio de la certeza absoluta. Hay personas que sostienen que las fotografías son documentos con valor histórico porque actúan como las pruebas que se aportan en un juicio; pero esto no esasí. La fotografía está más del lado de la duda que del lado de las certezas. La fotografía pregunta más que afirma y, desde luego, su valor no reside en que pueda servirnos para confirmar cualquier cosa. No hay que olvidar que la historia, como saber crítico, no es aquello que nos puede servir para fabricar coartadas o justificar pasados. Tampoco ha de servir la historia para construir mentiras que nos permitan afirmarnos en nuestras posiciones. La historia es un relato que se desarrolla a lomos de las preguntas que nos vamos haciendo para intentar construir una interpretación del mundo. En este sentido, si una fotografía es un documento histórico es porque el acto fotográfico, ese momento en el que los intereses de varias personas, a un lado y al otro de la cámara se cruzan, se produce en la historia, en un tiempo concreto, en un lugar concreto, con unas intenciones más o menos perfiladas. Si una fotografía tiene valor histórico es porque en su seno habitan mil y un relatos, vidas vividas que quedan como historia contada por una mirada que se ha posicionado, que se ha situado. Relatos de vidas vividas de esas personas que aparecen en las fotos o de esas otras que están detrás del visor y que miran.

En esta exposición hemos preferido atender sobre todo a este principio: nuestro deseo es que la muestra suscitara a quienes la han visitado muchas, muchísimas preguntas. Eso será señal de que hemos logrado crear el ambiente que propicie un diálogo entre cada fotografía y cada visitante.

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Después de haberlas mirado intensamente durante varios meses puedo afirmar que prácticamente de cada una de ellas se podría escribir un relato. Seguro que se nos dirá que hay bastantes sin fechar o sin datos que nos permitan una ubicación concreta en el tiempo y en la historia; pero es que no era esto lo que pretendíamos. No hemos querido hacer un estudio de una época o la historia visual de un lugar. Nuestro sueño ha sido que la mirada fuera el personaje, fuera la protagonista, como escribía Manuel Rivas. Todas las personas que están en esa fotos fueron y tal vez, ojala, hayan vuelto a ser en ese punto donde sus miradas en blanco y negro o en sepia o en colores envejecidos se han cruzado con nuestra mirada en technicolor.

Una vez leí que una viaje de mil leguas empieza con un paso. Este sería un primer paso que tan sólo sirve para intentar rescatar primero todas esas fotos que ya están condenadas y para, después, proceder de manera más sistemática a analizarlas y extraer de todas ellas esos relatos plurales, esasmiradas múltiples que abarcan lo personal y lo social, lo privado y lo público, que nos permiten ir hacia una historia que no sea el relato anecdotizado de los grandes acontecimientos llevados a cabo por grandes personajes. Todas y cada una de las personas que aquí han aparecido son grandes personajes porque, sencillamente, fueron o son personas y, como ya hemos insistido hasta la saciedad, todo lo humano es significativo y debe despertar nuestro interés, no puede sernos ajeno.

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Por otro lado no debemos olvidar que la muestra que aquí se expone nació y creció en un aula, en un instituto de secundaria, como una forma de afrontar la búsqueda de sentido a eso que para algunos sólo es una disciplina que hay que aprobar, pero que una vez aprobada puede olvidarse porque ya no sirve para nada más. Siempre he pesando que uno de los grandes problemas que detectamos en la escuela pero que sigue presente en otros campos de la vida de las gentes, es la muerte del deseo por conocer, la desvitalización de la curiosidad como motor y combustible del aprender. Tal vez sea porque nuestras miradas cada día están más apagadas. Vemos, vemos muchas cosas; pero apenas nos tomamos el tiempo para mirar y es la mirada la que pone en marcha la curiosidad y el deseo de profundizar en el conocimiento. Cuando miro una foto no puedo evitar implicarme en ella y, por lo tanto, empatizo con lo que ella nos muestra, vivo las mil y una vidas que puedo rastrear en ellas. En este sentido otra de las finalidades de la muestra, y como ha sido la que la ha hecho posible, habremos de calificarla como la más importante era la de contribuir a que los jóvenes recuperen la curiosidad por las vidas vívidas. Puedo afirmar que esto ya se ha logrado visto el entusiasmo que han puesto las alumnas y los alumnos en el proceso de búsqueda e interpretación. Ha sido un enorme placer ver sus rostros cuando descubrían en esas viejas fotos marcadas por cientos de cicatrices rastros de vidas que al ser descubiertas volvían del olvido. Lo deseable sería que esta iniciativa fuera tan sólo el principio de un trabajo mayor, más estructurado, más ambicioso en el que, seguro, muchos jóvenes pueden recuperar esa curiosidad que lejos de matar al gato le hace más sujeto, más dueño de su vida, más responsable.

Finalmente, y dedicado a quienes al terminar el recorrido se hayan podido sentir decepcionados porque no han encontrado una muestra de ilustraciones de Utebo en su historia. Sus calles, sus edificios…, todo eso que nos hace decir “¿te acuerdas?”. Nosotros no queremos hacer de la

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Memoria: una mercancía fácil de vender. Hay dos entornos que han sido las coordenadas últimas de este trabajo:

Primero, y referido a Utebo. En la exposición que acabamos de ver está escrito el sentido último de lo que es Utebo, un lugar que ha crecido merced a las diferentes corrientes migratorias que a lo largo del XIX y, sobre todo, el XX y lo que llevamos de XXI, se han producido. Nunca debemos olvidar que un pueblo, una ciudad no son sus edificios, singulares o no, sus calles o sus monumentos; una ciudad, una localidad es, fundamentalmente, la gente, las personas, que la hacen viva y si es así, en lo que podríamos llamar la memoria de Utebo hay retazos que hablan con acento andaluz o con imágenes que proceden de Extremadura o Castilla La Mancha, Rumania, Sahara, Perú…

Segundo, y referido a la educación de la mirada, una educación necesaria, radicalmente necesaria para poder ser en este mundo. Todos somos espectadores, pero convendría recordar que, como señala Martine Joly parafraseando a Goethe, “podríamos decir que hay tres clases de espectadores de imágenes: “La primera disfruta sin juzgar; la tercera juzga sin disfrutar y la del medio juzga disfrutando; ésta última, propiamente hablando recrea la obra (en este caso el sentido que hay en una fotografía)” Pues eso, queremos disfrutar con las imágenes pero sin renunciar a penetrar en ellas para lograr conocer mejor lo que somos.

Las tres fotografías que cierran este catálogo procede de Rumania. La memoria de las vidas vividas allí también deben ser oídas entre nosotros.

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“Si miras una cosa 999 veces, estás perfectamente a salvo; si la miras por milésima vez, corres el riesgo espantoso de verla por vez

primera” (Chesterton)

Y en la vida hay riesgos que merece la pena correr.

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LIBROS CITADOS.

BERGER, J y MOHR, J. Otra manera de contar.Editorial Mestizo. Murcia, 1997

BERGER, J. Mirar. Ed. Blume. Hermann Blume. Madrid. 1.980

BERGER, J. Aquí nos vemos. Editorial Alfaguara. Madrid. 2005

BERGER, J. Y nuestros rostro, mi vida, breves como fotos. Ed. Blume. Madrid. 1986

BOURDIEU, P. Un arte medio. Gustavo Gili. Barcelona. 2003

JOLY, M.. La interpretación de la imagen. Ed. Paidós. Barcelona. 2003

MÉNDEZ, A. Los girasoles ciegos. Ed. Anagrama. Barcelona. 2003

PRADO, B. Mala gente que camina. Ed. Alfaguara. Madrid. 2006

RAMONET, I. La golosina audiovisual. Debate. Madrid. 2000

SONTAG, S. Ante el dolor de los demás. Editorial Alfaguara. Madrid. 2003

SORLIN, P. El <<siglo>> de la imagen analógica. Biblioteca de la mirada. Editorial la marca. 2004

SOULAGES, P. Estética de la fotografía. Biblioteca de la mirada. Editorial la marca. Buenos Aires. 2005

TISSERON, S. El misterio de la cámara lúcida. Ediciones de la Universidad de Salamanca, Salamanca, 2000

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Queremos expresar nuestro agradecimiento a todas las personas que nos confiaron sus fotos y que nos abrieron su historia para que nosotros y nosotras pudiéramos conocer algo que desconocíamos. También queremos expresar nuestra gratitud al Centro Cultural M. Mesonada y al Área de Cultura del Ayto. de Utebo sin cuya colaboración lo que acabas de ver no lo habrías visto. Y muy especialmente al IES Pedro Cerrada y al A.P.A. de dicho centro que han contribuido para que este proyecto haya podido cobrar vida.

Utebo, mayo 2006

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