mercurita la aprendiz de hada

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Las Las aventuras del hada Mercurita Mercurita la aprendíz de hada Por Antonio Pedro Grande Rey

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Esta es una mini aventura del hada Mercurita, la protagonista de mis relatos. PAra conocerlos ve a la página http://siguealgato.ya.st

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Page 1: Mercurita  la aprendiz  de hada

Las

Las aventuras del hada MercuritaMercurita la aprendíz de hada

Por Antonio Pedro Grande Rey

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Nuestra pequeña amiga es una aprendiz de hada que se llama Mercurita. Es muy inquieta y traviesa.

Pero también es buena estudiante y pone interés en aprender.

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Después de comer, Mercurita se aburre. Para matar el aburrimiento va a columpiarse. De pronto escucha unas risitas detrás de la tapia. Eran las alumnas mayores. Entonces, sonríe maléficamente. Acaba de tener una idea.

Coge un globo y lo llena de agua. Sus intenciones son evidentes. Aunque la tapia es un poco alta, no es obstáculo para alguien de agilidad felina como ella.

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Abajo, tres hadas adolescentes hablan de sus cosas. Mercurita que es una niña, las encuentra absurdas.“Esas muchachas solo dicen tonterías. Bueno, no importa. No hay nada mejor que un globo de agua para refrescarles las ideas y hacerles volver al presente ¡Je, je, je!”.

Una de las chicas subió a la tapia para ver quién había tirado el globo y encontró a Mercurita. muerta de risa.

“¿Te parece divertido, niñita? Como yo baje a por ti, te vas a enterar”.

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Un día, durante el recreo, Mercurita va al servicio y se cruza con el portero, Herdo. Este es un hombre arisco y serio, muy impopular, al que algunos llaman “lerdo” por sus modales, e incluso “cerdo”, por su miserable forma de vestir.

En el interior, descubre que el portero se ha dejado la escoba olvidada. Una vez más, tiene una idea.

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Con un papel de colores, Mercurita hace un cucurucho; y con sus poderes de hada, vuela con la escoba. Al pasar cerca de las mayores, les dice:“Eh mirad, me he vuelto una brujita”.Estas se ríen de su ocurrencia. No le guardan rencor por sus bromas anteriores.

Al que no le hace gracia es a Herdo. Mercurita ha roto sin querer la vieja escoba, mientras aterrizaba. Este coge un palo y sale detrás. Al verlo, las mayores se lo toman a mal y se enfadan.“Herdo ¿No pensará agredir a esa niña, verdad?” Este, no responde.

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Al ver la actitud de Herdo, se forma un tumulto. Las alumnas le gritan e insultan, pero no por ello deja de perseguir a Mercurita.

Por suerte, Fando Tesan, el administrador y profesor de Matemáticas pasa por allí, y se indigna al saber lo que ha ocurrido. No duda enplantarle cara al agresivo Herdo. Este, se tranquiliza, al verlo.

“Herdo, suelte ese palo y nos hará un gran favor. Mañana le entregaré el dineropara que se compre otra escoba. La anterior estaba vieja y ya era hora decambiarla. Y tú, niña, ve de inmediato a bañarte, no vayas a enfermar. Esa escoba estaba muy sucia.”Mercurita, avergonzada le da las gracias por defenderla y obedece.

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Mercurita está muy contenta. Una amiga de la clase de las chicas mayoresle dijo una vez que en su pueblo se aburren mucho durante las fiestas. Nuestra hada pensó que unos petarditos ruidosos era lo que necesitaban, yse puso con sus artes mágicas a hacer unos de su invención. Los hizo en undesván en desuso del colegio. Ella entra allí con frecuencia. Es su laboratorioparticular, y rodeada de trastos de todo tipo, realiza sus experimentos.

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En una cajita de lata ha guardadovarios de esos petardos a los queha bautizado como “kanguritos”,ya que en teoría deberían botarun par de veces, tras explotar. Pero tiene que probarlos para ver si han salido bien. Después de comer se aburre y no hay clases. Así que piensa que es el mejor momento para probarlos, sin que le llamen la atención.

Desde la ventana de su habitación, nuestra impaciente hada se asegura de que no pasa nadie en esos momentos, y lanza su primer kangurito, con éxito rotundo. Se entusiasma y lanza el 2º…y el 3º….. Y no lanza mil, porque solo ha hecho 15. Su entusiasmo juvenil le hace creer que no le van a llamar la atención.“Esto funciona. Los venderé en los pueblos y me ganaré unas moneditas con ellos.”

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Pero hace mal en ser tan entusiasta. El administrador al escuchar las explosiones, está a punto de perder los nervios.“¡Otra vez esa inquieta niña del demonio! ¿Es que no va a parar nunca?”Sin haberla visto, sabe muy bien que ha sido ella. Por lo tanto, grita sin dudar:“¡Mercurita! ¡Baja ahora mismo y deja de bombardearnos!”

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Los razonamientos de Mercurita no sonsuficientes para convencer a Fando de queno la castigue. “Aquí no se tiran petardos, tanto si hay clase por la tarde, como si no”. Dice éste.En castigo, le manda hacer unos ejercicioscomplicados. Para su sorpresa, ella los termina antes de lo previsto. Así que le manda más.“¡Esto no es justo, ya los he terminado!”“Claro, claro. Tu lo que quieres, es seguir haciendo travesuras. De aquí no sales hasta que se ponga el Sol.”

Poco después, Mercurita en sus ratos libres se puso a hacer pompas de vivos y variadoscolores que causaban admiración. Pero Fandono creía que fuera a eso durar mucho. Ella misma se lo confirmó:“Yo no renuncio a lanzar mis kanguritos. Son algo ruidosos pero los lanzo solo para divertirme y no hago daño a nadie”.“No, nada de kanguritos. Sigue con tus pompasque están prohibidos. Cuando haya fiesta en el pueblo, úsalos o véndelos, pero aquí, no.”

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Su profesora de lengua e historia de lamagia que además era su tutora, sellamaba Jantia. Era la que mejor se llevaba con Mercurita y la única queadmitía abiertamente, que le hacíangracia sus bromas. Tenía fama de ser dura Y siniestra.“Qué cosas tienes, Mercu. Fando me dijo lo de los kanguritos y le pregunté si tepermitiría usarlos en el futuro, pero merespondió que no. Lo siento”.“Gracias, Jantia. Creo que esperaré a lasfiestas para usarlos. Ya falta menos”

Ese día tocaba leer. Al final de la clasellamó a tres alumnas que eran muytímidas y leían con poca soltura.Eran Anasti, Poly y Cleo. Les dijo quea partir de ese día, tendrían clases delectura todas las tardes en la vieja biblioteca. Ellas protestaron, pero fueen vano. Mercurita que se había disgustadorecientemente con Poly, se echó a reír.

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“Por ser hoy vuestro primer día, os dejoque escojáis lo que vais a leer. Bajadlosa la biblioteca en un momento, y luego no tendréis que subir a buscarlos”. Dijo Jantia, mostrándoles la estantería.

Mercurita no puede evitar burlarse de suCompañera, y le dice:“Adios, burrita”.Jantia sonríe sin llamarle la atencióna Mercurita, pese a que ha oído comoinsultó a su compañera.

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Esa tarde, Mercurita se tumba a la sombra de unos árboles de un bosque cercano a la escuela de hadas.“Tengo la boca seca como un estropajo,de hacer pompas. Y Fando dice que la prohibición de los petardos no es cosa suya, sino de una norma de hace más de 20 años ¡Vaya fastidio! No se si debería preguntarle a la directora, pero esa es más rigurosa que él.”

Un murmullo llama su atención. Son las 3 niñas que tienen que ir a la vieja biblioteca a leer con Jantia.“¡Bah qué agobio tener clases de lectura ahora, con lo bien que se está jugando!” Protesta Anasti.”“Ir a clase por la tarde es agobiante,pero a éstas chicas, les hace falta”. Aprovecharé para hacer rabiar a esa tonta de Poly ¡Je, je, je!Piensa Mercurita.

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“Hola, burritas ¿Ya vais de camino a las clases para aprender a rebuznar? Siqueréis, os enseño yo”. Dijo, mientrasse ponía a trotar alegremente, altiempo que rebuznaba.“Ji ja, ji ja, ji ja. Somos tres burritas que queremos rebuznar”. Dice, canturreandouna canción improvisada.

“Solo nos faltaba la pesada ésta”. Dicela peliroja Anasti, malhumorada.“Oye, déjanos en paz ¿Vale?”. Exclama,Cleo con enfado.Pero Mercurita, va a lo suyo, sin dejarde trotar, y rebuznar alrededor de ellas.“Poly ¿Te enseño a rebuznar?”Esta no contesta, pero se nota que estáirritada. Ninguna ve al omnipresente Fando, que observa la escena con atención.

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“Ya me extrañaba a mí, que notuvieras alguna travesura en mente ¿Te parece bien burlartede tus compañeras?” Dijo Fandomuy serio.“¡Eh! Yo no me burlo de nadie. Solo estoy jugando. Lo que pasa,es que eres muy pesimista, ytodo te parece malo”.“¿Pesimista yo? Anda, sígueme”.

Fando explica a Jantia la situación. Piensaque si castiga haciendo asistir a Mercuritaa las clases de lectura por las tardes, aprenderá a apreciar a sus compañeras. De todas formas se aburre y ya hacometido varias gamberradas, por lo quele sentará bien estar ocupada en algo. Eso, a menos que la profesora tenga algún inconveniente.“Huy que va, no hay problema. Siéntate”.Esta toma asiento con seriedad, mientrassus compañeras aguantan la risita.

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Al principio va de mala gana y tiene quesoportar las burlas de Poly, perono tarda en acostumbrarse, y acabaaficionándose a la lectura. De camino sereconcilia con su amiga.

Poly es la compañera con la que se lleva mejor. AunqueMercurita tiene más amigas,éstas no superan a Poly en amistad y confianza. La rubia, además de sus poderes de hada,tiene una gran intuición.

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Mercurita aprovecha para citar en la biblioteca a los profesores para consultarsus dudas con ellos. Después de todo, no cree que a Jantia le importe, ya que la cuestión es que las niñas sean más participativas. Fando está encantadode ayudar. Pero la intuitiva Poly, cree que a Jantia no le gusta que se hagan consultas escolares en la clase de lectura, pero lo disimula.

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“Bueno Poly, admito que al principio me costaba trabajo ir a las clases de lectura, pero ya me está gustando. Además me gusta ayudaros”.Pero ésta, no era tan optimista como su amiga.“Ojalá fuera siempre así, pero ya verás como Jantia lo estropeará todo”.“No te entiendo. Explícate mejor”.“Acuérdate de que esas clases, eran para nosotras 3, pero Fando te castigó. Eso le ha fastidiado los planes a Jantia. Ella es una de las peores personas con la que te puedes tropezar. No comprendo como no os habéis dado cuenta”.“Poly, no digas tonterías. Veo que la primavera te ha sentado mal”. Dice burlona, Mercurita.

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“Mercu, tienes mucha energía peromuy mala intuición ¿No ves la maldadque tiene? A Cleo y a Anasti les hace muy poca gracia los reproches de Jantia, cuando dice:“Aprended de Mercurita, ella sí que leebien”. Te está utilizando para ponernosde mal humor, pero yo te aprecio”. “Sí, debo mejorar mi diplomacia conesas dos chiquillas. Pero con Jantia estás equivocada. Es buena persona”.

Al día siguiente, Jantia dejacaer unos libros en la mesa,mientras dice algo seria:“Señoritas, ésta semana leshe dejado leer lo que han querido. Ahora os toca leerotro tipo de literatura.”“¡Eh! Si es Edgar Alan Poe,qué interesante. ExclamóMercurita con entusiasmo, sin fijarse en la cara de desaprobación de sus compañeras.

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Durante la semana, las 3 niñas, leen contorpeza y temor los libros que les da Jantia,que se burla de ellas.“Vaya, queridas mías. Os veo muy torpes.Como de costumbre Mercurita es la que lee mejor”.

Esta quiere decir algo para no quedar enmal lugar, pero no se le ocurre nada.

Mercurita está preocupada. Teme estarquedando como la “niña bonita” por culpa de las felicitaciones de Jantia. Entonces, se da cuenta de que no es laúnica que no puede conciliar el sueño.Cleo está dando vueltas en la cama, sin poder dormir.

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“Cleo ¿Te pasa algo?”.“Mercu…no sé si debo…”.“Espera, aquí no. Podríamos despertar aalguien. Vamos a la sala de espera”.

“Bueno, Mercu. No te vayas a reir de mí,pero esos libros de terror que tanto tegustan, a mí me dan miedo y no me dejan dormir”.“Por Dios, Cleo, te comprendo, pero¿Porqué no se lo explicas a Jantia?”.“Eh bueno…no se. No me atrevo”.Mercurita sabe que Cleo es muy tímida.“Bien, no te preocupes, se lo diré yo”.“Muchas gracias, me harás un gran favor”.

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“Hola, os he escuchado, y como tampoco puedo dormir, me he unido a vosotras. Si note importa, dile que a mí tampoco me gusta el terror. Cada sombra me parece un gatonegro o el cuervo de las historias que leemosy no lo puedo soportar.”“Y que lo digas, Poly, yo también veo figurasextrañas en la oscuridad”. Dice Cleo.

“Creo que falto yo, y como me pasalo mismo que a ellas, pues…eso”.“No se hable más. Le diré que no nos gusta a ninguna, para que nohaya dudas ni problemas”.“Sí, eso es lo mejor”. Dice Cleo.

En esa reunión, que dura desde las 3 y 12 de la mañana y termina a las4 y 41, las 4 amigas, están más unidas que nunca.

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“Mercu, ten mucho cuidado. Si Jantia es el tipo de persona que creo que es, selo tomará bastante mal”.“Poly, no seas así. Jantia por algún error, nos está dando materia equivocada. Creo que es su primer año. Es una profesora novata”.“Pués yo sigo pensando que si no es una bruja, es una mala persona. Hasta se ríe cuando nos nota asustadas, y eso no es digno de una profesora”.“Si fuera una bruja, la echarían. Aquí no las admiten”. Dice Cleo.

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Antes que nada, Mercurita le pregunta a Jantia si ya han terminado de leer libros deterror.“No, que va. Aún queda mucho por leer”.“Pensé que cada semana, era una temáticadiferente”.“Pués te equivocas”.“Entonces, aprovecho para decirte, que aninguna de las 4, nos gusta el terror”.

La profesora mira con enfado a su alumna.“¿Esto a qué viene? Vosotras sois hadasy por tanto debéis acostumbraros a tratar con dragones, duendes demonios y todo tipo de seres. Cuanto más terrorleáis, más preparadas estaréis”.“Creo que te has informado mal. Preguntaa la directora. Ni siquiera las mayorestienen literatura de terror entre sus temas a estudiar”.

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“¿Pretendes decirme lo que debo de enseñaros, y lo que no? Siéntate, yque quede claro. Lo que aquí se da, aquí se queda, y me da igual lo que hagan las demás alumnas ¿Lo habéis entendido o queréis que lo repita?”

Mercurita acaba de descubrir, muy a su pesar, que Poly lleva razón. Ahoraentiende porqué Jantia la admiraba. Tal vez al ser una niña traviesa, imaginaba que era tan siniestra como ella. Pero al defender a sus amigas le ha demostrado lo equivocada que está. No es lo mismo hacer travesuras para promocionarse, que para hacer sufrir a los demás. Mercurita se siente como una hermana mayor, y defenderá a sus amigas, a capa y espada.

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“Mercu, gracias por intentarlo, pero es inútil. Dice Cleo”.“¿Me vais a dejar tirada tan pronto?” Dice ésta, decepcionada.“¡Eh, tú sabes que conmigo puedes contar!” Dice Poly.“Está bien, cuenta con nosotras. Suspira Cleo”.

Al día siguiente, Mercurita se pone a buscarle las cosquillas a la profesora para hacerle perder tiempo y desmoralizarla.“Hemos decidido no leer tus historias de terror, ya que no forman parte de nuestro aprendizaje. Danos otra cosa o nos vamos”. Jantia se enfada, e intenta agredirla.“¡No me toques!” Grita Mercurita a toda voz, mientras corretea por la biblioteca para no ser golpeada.

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Fando escucha los gritos, y entra justo a tiempo para evitar que Mercurita sea agredida por Jantia.“¿Algún problema con las niñas?”“Sí, me quería pegar porque no quiero leer libros de terror”.“Tú si que estás hecha una brujita”. Dice Fando con burla. Evidentemente, no cree a Mercurita, y no hay ningún libro en la mesa, en ese momento. La profesora, de inmediato lo lleva aparte y le dice en voz baja:“Disculpa éste jaleo. Tengo problemas familiares y estoy muy inquieta. Y con Mercurita,es difícil no perder la paciencia.”“Claro, lo comprendo. Pero por favor, contrólate”. Dice Fando en voz baja.Jantia cree que sus planes saldrán mal, si no aparta a Mercurita de las otras.

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Esa nefasta tarde, Jantia se deja la ventanaabierta de la vieja biblioteca. Mercurita se da cuenta y tiene una idea. Entrará dentro y se llevará los libros de terror al desván. Por ello espera a que oscurezca, y le pide ayuda a Poly. Ella accede pero está asustada. “Dijiste que podía confiar en ti ¿Verdad?”.“Sí, pero no esperaba participar en un robonocturno”.“Hay que hacerlo, tú lo sabes.”

Mercurita deja el saco encimade la mesa y entra con sigilo,mientras Poly se asegura de que no viene nadie. Es la horade la cena y se supone que están todos en el comedor. Se lleva los libros de Jantia, que están aparte y deja los otros. Son 14.Algunos no caben en el saco, ylos deben llevar en las manos.“¡Listo! Muerto el perro se acabóla rabia. No hay libros, no hay terror”. “Algo me dice, que esto no va a quedar así. Dijo Poly”.“Puede ser, pero al menos le servirá de lección.”

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Cuando Jantia vió vacío el mueble donde tenía sus libros, se puso histérica.Mercurita le dijo en tono de burla:“A lo mejor Herdo al hacer limpieza, losha tirado. Está loco y es normal que hagacosas así. O tal vez se los llevó Fando alencontrarlos inadecuados para nosotras”.

La creyera o no, la profesora salióprecipitadamente y sin decir nada.“¿A donde va esa loca? Mirad, está hablando con Herdo. Con lo gruñón que es, la va a mandar lejos”.Dijo Cleo.“Pués si busca en el desván, los encontrará. Es facilito”. Dijo Poly.“Eso, depende. Si llevas mucho enesta escuela, será el primer sitio que busques. Pero si llevas poco, como ella, no”. Dijo Mercurita.El tiempo pasó y Jantia no volvía.Las 4 haditas se pusieron a charlar.

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Fando al escuchar la charla, fue a ver.“¿Y vuestra profesora?”“Ha salido precipitadamente. Creo que se leHa perdido algo”. Dijo Mercurita, burlona.“Bueno, ya vendrá. Vosotras seguid leyendo.Cuando sea la hora, os marcháis”.“¿Sabes una cosa? Ya estamos hartas de queJantia nos haga leer libros de terror”.“¿Otra vez con eso, Mercu? Voy a mirar si escierto lo que me dices”.

Fando se puso a buscar en la librería para ver si encontraba algún libro macabro pero por desgracia, Mercurita se los llevó todos. Lamentó no haber dejadoalguno. Eso demostraría oalertaría a Fando de los librosque la siniestra profesora leshacía leer. No dijo que los había escondido, por miedo a que la expulsaran por robar.“¡Muy graciosa! Ninguno de éstoses de terror”. Dijo, dándole una palmadita en el hombro.Fando creyó que había sido unabroma de la traviesa hada.

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Mercurita no puede evitar la tentaciónde ir al desván. Los libros siguen en el saco. Aprovecha para echar un vistazoa 5 de ellos, que no son de terror.“Parecen de magia negra. Creo que melos voy a quedar como compensaciónpor todo lo que estamos sufriendo. Talvez aprenda algo de ellos. Lo que me pregunto es si nos pondrá a leer librosde otra clase, o traerá otros de terror.”

Tal y como la intuitiva Poly imaginó, Jantia trajo un objeto, que no les iba a ser de su agrado. Muy enigmáticamente, sacó un tablero de ouija y dijo con tono maléfico:“Como no tenemos libros daremos otro tipo de clase.Invocaremos a los seres delMás Allá, a través de la ouija.”Esas palabras, llenaron detemor a nuestras pequeñashadas.

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Como era de esperar, Mercurita protestó.“No nos gusta leer libros de terror y piensas que nos va a gustar participar en una sesión de espiritismo…Tú no estás buena del coco.”“¡Fuera! Puedes irte. Estas clases no sonpara ti. Ya he hablado con Fando y me ha dicho que te eche si lo veo necesario.En realidad, eres un estorbo. Eres comoun simple e inservible adorno.”Mercurita, se dirigió a la puerta, a punto de romper a llorar. Entonces, Poly dijoconmovida:“Si ella es un inservible adorno, yo lo soy también. Me largo con mi amiga.”

Cleo y Anasti también están indignadas, y no leshace gracia quedarse con Jantia. Así que se unena sus compañeras. La profesora comprende queha sido demasiado brusca y las llama.“De acuerdo, podéis iros, pero el lunes os quieropreparadas para hacer espiritismo, sin excusas. Hoy es viernes. Así que tenéis tiempo de sobra para mentalizaros. Mercurita, espera. Quiero hablar contigo a solas.”

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Lo que Mercurita escuchó, no fue sano parasus oídos. Poly tenía dotes de adivina.Parecía confirmarse que Jantia era mala. “Escúchame, niña estúpida. Me he llevadouna gran decepción contigo. Creí que erasotra clase de persona pero veo que noeres distinta a las demás. Bueno, pues a la próxima travesura, daré un informe para que te expulsen y probablemente te llevarán a un internado común. Así quede hada prometedora, acabarás en un durocolegio, donde serás una más, y te enseñarán a comportarte. Cuando lleves un parde meses sin practicar la magia, perderás tuspoderes de hada Dijo Jantia, siniestramente.

Poly quiso saber lo que le dijo Jantia. “Esta vez, me la juego. Esa loca quiereexpulsarme y llevo las de perder”. Dijo llorando de rabia e impotencia”.“Pero habrá algo que podamos hacer ¿Enserio no se te ocurre nada?”“¡Por Dios Poly ¿Qué quieres que haga?”“Al menos, deberíamos ir a la directora”.“¡Bah! No nos va a hacer ni caso”. “Vamos a decírselo y saldremos de dudas”.

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Pero la entrevista con la directora fueinterpretada como una burla. Estase reía de los problemas de nuestrashaditas.“¿Libros de terror? Claro, claro. Me imagino que por la tarde se estámejor jugando que leyendo. Y lo de la ouija, eso sí que tiene gracia. Lahabrá traído como un objeto de muestra de su asignatura. Mira que sois malpensadas ¿Eh?

Ahora, háblame de ti. He oído que eres muy traviesa y te castigaron portirar petardos. Fando fue bueno, y me convenció de que no te expulsara. Tengo entendido que has hecho más, para usarlos en las próximas fiestas.Pronto me los enseñarás para asegurarme de que no corremos peligro.También le rompiste la escoba a Herdoy te gusta hacer guerrillas con globos deagua. Es un milagro que sigas aquí. Nosé como tienes valor de quejarte.” DijoCasia, la directora.

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“Tenías razón, Mercu. Hemos perdidoel tiempo, tontamente”.“No creas, Poly. La loca de Jantia Y la boba de Casia me han convencidode que un internado no puede ser peor que esta escuela”.“Parece que vamos a tener que seguiraguantando las locuras de Jantia.”“Se me acaba de ocurrir algo. Esarriesgado, pero tal vez valga la pena. Vamos al desván”.

Creo que todas conocéis ya mis kanguritos.Solo los usé un día, y fue suficiente para que los conociera todo el colegio. Mi ideaestá basada en ellos. En cuanto Jantia tenga todos los preparativos encima de la mesa, lanzo uno o dos y el estampido hará el resto. Se llenará la biblioteca de gente y verán las “instructivas” clases que nos da esa loca. No hayque darle tiempo a que tire las cosas por la ventana.Eso crearía dudas sobre si pertenecen a Jantia o no.Hasta se perderían si cayeran al bosque.Tiene que ser “in fraganti.”

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“¡Mercu! ¡Dios, te has vuelto loca! Si hacemos eso que dices, prontoestaremos en la calle…Al menos tú”.Dijo Cleo.“Asumo ese riesgo. Casi lo doy porhecho, pero estarás de acuerdo enque esto no puede seguir así. Nose os olvide escribirme, si llegarana expulsarme. Os echaré mucho demenos.”

“¡Ella tiene razón! A Casia lehemos dicho la verdad, y se hareído en nuestras caras. Yo noestoy dispuesta a dar una sola clase más con Jantia. Dame unKangurito, Mercu.” “Toma, Anasti. Debo añadir quesería conveniente que tú y Cleo,aviséis a los maestros, mientrasPoly y yo sujetamos a Jantia paraque no tire las cosas.No tardéis mucho, que ella esmás fuerte que nosotras.” “Conforme.” Dijo Cleo.

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De noche Mercurita no puede conciliar elsueño, pero lo disimula para no despertara sus compañeras. Mira con detalle a sualrededor. Tal vez la expulsen y sea una de sus últimas noches en la escuela. Es lamadrugada del sábado, y hasta el lunes no tienen clase. Quiere que sus amigas nopiensen en ese día, y pasar un inolvidablefin de semana. Así que se pone a darlevueltas a la cabeza una y otra vez paraplanear algo y pasárselo bien.

Al día siguiente se sentaron pensativas enel patio. El lunes lo tenían muy presente ensus cabezas. Entonces vino Herdo, que consus bruscos modales asustó a Anasti.“¡Niña! A ver si dejas de tirar cáscaras de pipas ¿No ves que estoy barriendo?”“Perdona, creí que al ser sábado no teníasque barrer.”“¡Pues sí! ¡Hala, fuera de aquí! ¡Levantad los Culos, que tengo que trabajar!”A las haditas no les gustó esa grosera forma de pedirles que se fueran.

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“Herdo ¡Qué asco! Esta sucia escoba, deberíaestar en la basura ¿No te dio Fando dinero paraque te compraras otra?” Dijo Cleo.Este, avergonzado, intentó mentir.“Eh…si, claro, pero esta es nueva. Lo que pasaes que la uso diariamente y se ensucia conRapidez. Fando no me va a pagar una escobatodos los días”.Sus palabras no engañaron a nuestras haditasque se echaron a reír de su absurda mentira.

“Cleo, lo que pasa es que Herdo es muysentimental y no quiere separarse de subonita escoba. Además, es un manitas. Mira que maña se ha dado para remendarla y la preciosa tela que le ha puesto para taparel remiendo. El muy pillo seguro que se hagastado el dinero que le dio Fando en unosvasitos de vino ¿A que sí? ¡Bien hecho! ¡No te prives de disfrutar de la vida, Herdo!”“¡Eh, sin ofender o te doy dos tortas, quete tengo ganas!”

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Fando no rompió su costumbre y llegó a lo justo para evitar otro incidente.“Desde luego hijas mías, no paráis. Andadescansad un poco y aprovechad que esSábado para relajaros.”“El empezó con sus malos modales y se enfadó conmigo por decirle la verdad.” “Dejad a Herdo trabajar y salid al pueblo a dar una vuelta. Tomad, os doy para que compréis un bocadillo cada una.”“Gracias. Oye ¿No le das nada a Herdo para que se tome una copita…o dos? El pobre, está muy cansado de trabajar, y eso que empezó hace 2 minutos.”“¡Mercu! Herdo tiene su sueldo, y tú la lengua muy sucia ¡Luego te quejas de que te castigamos!”

El fin de semana salió mejor de lo que esperaban. En un parque encontraron avarias amigas y se unieron al grupo.También quedaron para ir al siguientedía, de excursión por el campo.Lo pasaron en grande.

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Pero el temido lunes llegó, sin que nada fuera capaz de impedirlo. Muy seria entró Jantia en la vieja biblioteca, y tras cerrar la puerta con llave, llamó a sus alumnas para que se sentaran cerca de ella.“Primero haremos espiritismo. Luego probaremos la ouija.”

Mercurita estaba nerviosa como todas. Ninguna contaba con que Jantia cerraría la puerta conllave. Eso haría que el plan fuera aún másdifícil de ejecutar. Las tristesmiradas de sus compañerasle hizo pensar que se echabanatrás.

“¡Ja, ja, ja! Vaya caritas demiedo tenéis. Como se notaque es vuestra primera sesión de espiritismo.”

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A Anasti los nervios le juegan una mala pasada. Le parece haber vistouna sombra en un rincón, y grita. Almismo tiempo, intenta levantarse ytira la vela, dejando la habitación aoscuras. Jantia, la insulta.“¡Estúpida niña, mira lo que has hecho! ¡Siempre igual. No sirvespara nada! ¡Eres una inútil!”

Mercurita se levanta, ofendida. No soportaescuchar a Jantia insultar a su amiga. Así que antes de que encienda una cerilla coge unkangurito y se dispone a lanzarlo contra elrincón que la asustada Anasti, señaló.Es el mejor momento para poner en prácticaEl plan. Poly, al notar que Mercurita se halevantado, se pone en guardia.

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Mercurita lanza el kangurito al rincón,que rebota cerca de la mesa, y explotapor 2ª vez. Eso es suficiente paraasustar a Jantia pero no basta para quelo escuchen ni vean con claridad en elexterior. Por temor a darle a alguien nolo lanzó junto a la ventana principal quehabría sido más efectivo.

Anasti y Cleo, se tapan las caras, tanto paraprotegerlas de las explosiones como paraocultar sus temores. Tal y como planearonse dirigen a la puerta a pedir ayuda. Pero al estar cerrada con llave, deben limitarse agritar y patalear. Poly se coloca cerca de Mercurita, a la expectativa. Jantia abre unade las persianas para averiguar lo que estápasando.

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En la semioscuridad, Jantia ve donde estáMercurita. Tras el susto, viene la razón.“¡Miserable sinvergüenza! ¡Has sido tú!¿Verdad? Esta bromita, no te la perdono.Ve preparando las maletas para marcharte de aquí.”Sin embargo, el insistente ruido de Cleo yAnasti le hace ver que lo sucedido es algomás grave que una broma de mal gusto. Esoinquieta a Jantia.“¡Vosotras! ¡Parad! ¿Qué estáis haciendo? ¿A qué jugáis?”“¡No le hagáis caso. Seguid!” Dice Mercurita.

El temor de ésta, es que Jantia logrellegar a la puerta, por lo que sería casiseguro que lograra desanimar a Cleo y aAnasti y todo el plan se vendría abajo. Un plan, que por cierto no está saliendo bien.Así que para ganar tiempo, ella y Poly se dedican a poner sillas para obstaculizar a Jantia. Esta intenta abrirse paso empujándolas.Ellas replican arrastrando las sillas contra la profesora.“¿Qué locura es ésta? ¿Os habéis vueltolocas las cuatro?” Dice, llena de ira.

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Viendo que no puede avanzar de frente, daun rodeo que coge desprevenida a Poly.Esta intenta obstaculizar a Jantia pero lecuesta trabajo hacerlo sola. “Oh Dios ¿Dónde se habrá metido Fando?”Piensa Poly.No es la única. Para bien o para mal, todaslo echan de menos.

Anasti recobra su valor y saca el kanguritoque le dio su amiga. Al ver que Mercuritapretende atacar a Jantia por la espalda, ledice:“¡No, Mercu. Quédate donde estás!”.Al oirla, Jantia se vuelve.

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Mercurita, hace caso a Anastiy se agacha, para facilitarle eldisparo. Esta arroja el kanguritocon todas sus fuerzas. Esta vez hay un solo impacto pero másviolento y deslumbrante que el anterior. Si no lo han oído desde fuera,es por pura fatalidad.“¡Bravo, Anasti. Así se hace!” Dice Mercurita.

En ésta ocasión hay suerte. Fando estácon la directora y la delegada del grupo12 para ultimar detalles sobre unaexcursión.“¡Mirad! Algo está pasando ahí dentro.Espero que no sea, lo que me estoyimaginando.” Dice la directora, en claraalusión a Mercurita.

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Al mirar, se fijan en el forcejeo que laprofesora mantiene con las haditas.“Esto parece serio ¿Llevas tu varita,Casia? Tal vez podamos necesitarla.”“Sí, Fando la llevo. Delegada, ven con nosotros.”

La directora exige que abran lapuerta. Cleo y Anasti dicen que no se puede. Entonces les pide que se aparten. Ahora, Jantia tiene prisa por tirar el tablero dela ouija por la ventana pero Polyy Mercurita le cortan y el paso yla sujetan las piernas.“Se acabó, bruja. Esta vez, no lovas a conseguir.” Dice Mercurita,con ira.

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Gracias a su vara mágica, ladirectora abre la puerta. Luegoordena que se enciendan las luces y pide una explicación.Jantia dice muy nerviosa quesus alumnas se pusieron a usar la ouija. Ella quiso evitarlo y se originó la disputa. Las cuatroNiñas dicen al unísono, a toda voz: “¡Mentira!”

“Así que según tú, nos dio por hacer la ouija, contigo dentro y la puerta cerrada con llave. Oye, eso suena absurdo ¿No?”Dice Mercurita.Al oírla, todas las miradas, apuntan aJantia, que baja la cabeza avergonzada.A la directora no le gusta dramatizar, ydice a la prodesora en tono tranquilo:“Usted no supo estar a la altura delas circunstancias y se ganó las irasde sus alumnas. Ahora, descanse 20minutos, relájese y luego vaya a vermea mi despacho”.

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Las niñas rompen a llorar. Titania la delegada,las consuela. Casia se fija en un arañazo queMercurita tiene en el cuello y le pide que vayaa la enfermería a que la curen, pero sin irsedemasiado lejos, ya que es muy probable quela mande a llamar.La más decepcionada es Cleo. No le gusta lacordialidad de la directora y teme que todo quede en una simple regañina a Jantia ¿Quéocurrirá luego? ¿Expulsarán a Mercurita?

Muy a su pesar, habla con Fando. Este le inspira más confianza.“Fando ¿Te acuerdas de los libros delos que te hablamos? Están en el desván. Los escondió Mercurita, peropor favor, no pienses que es una ladrona. No lo hizo para robarlos. Hayalgunos, que tienen el nombre deJantia, escrito. Son la prueba de que los trajo ella.”

“No te preocupes, Cleo. Anda, vamosal desván. Titania, acompáñanos”.

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Fando, lleva el saco con los libros a Casia. Hay 9. Los 5 restantes, los guardó Mercurita. Ellos no lo saben y creen que están todos. Casia le pide que se siente, y asi ojear los libros con mayor comodidad.“Mire, en éstos 3 está escrito el nombre de la profesora. La tinta no es reciente ni está escrita por niñas. Es una dedicatoria de algún ser querido, que al parecer se los regaló.”“Ya veo…Hmmm. Estos macabros libros no son los que yo escogería para enseñar a unas niñas. Las pobres pueden tener pesadillas. Y Mercurita ¿Por qué no nos dijo donde estaban? Anda, dile que venga.”

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A ésta le preguntan porqué no enseñó loslibros cuando se quejó de Jantia “¿Acasopensabas quedártelos?” Pregunta Casia.“Es que si te los daba, te creía capaz dedevolvérselos y seguir las clases con “normalidad”. Eso no les iba a hacer ninguna gracia a mis amigas. Y si pensaba quedármelos,bueno, tal vez. Después de todo, merecemosuna compensación por lo que hemos sufrido”.

“Me duele que pienses así, Mercu. Si loshubieras enseñado, te habría creído, y os habríais ahorrado el mal rato de la biblioteca.” Dijo Casia.“Pués yo estoy convencida, de que si no hubiéramos pasado ese mal rato, no me habrías hecho caso”.La respuesta, ofende a Casia, pero la sonrisa de Fando parece dar la razón aMercurita.“Por mucha razón que tengas, no te puedoperdonar que escondieras esos libros y nonos lo dijeras. Eso merece un castigo.”Dijo la directora.

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Tras Mercurita viene Jantia. La directora le enseña elsaco y la despide con frialdad.“Lamento tener que decirle que está despedida. Susmétodos no eran los adecuados para sus alumnas. Aquí tiene su sueldo. Le hemos descontado el cristalque se rompió por la explosión en la vieja biblioteca,ya que lo sucedido allí, fue por su culpa. En ese saco creo que hay varios libros suyos. Adios y suerte.”

Jantia no se puede creer que además de despedidale toque a ella pagar el cristal roto, y que al menos, Mercurita, no sea expulsada. Por ello, se enfada.

“¡Así que me despide ¿Eh? Mejor así! ¡Me voy de ésta sucia escuela de ladronas y delincuentes que se apoyan unas a otras pero no aprecian los esfuerzos de una profesora que solo piensa en el bien de sus ingratas alumnas!”

“¿A qué viene eso? Si no se le ocurre nada más sensato que decir, será mejorque sea tan amable de guardar silencioY marcharse cuanto antes.”Respondió la ofendida directora.

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Tras acabar la breve pero tormentosa reunión entre Jantia y la directora; llega Fando.“Veo que Jantia, se ha olvidado el saco. Y no me extraña. Se ha ido, echando chispas. Le parece injusto que ella tenga que pagar un cristal, que rompieron sus alumnas, y también que éstas no sean expulsadas por gamberrismo.”

“¡Bah! Esa mujer está loca. Se ha llevado los libros pero no el saco. Es su forma de demostrar que es una persona “honrada” ya que dice que no es suyo. En cuanto a los petardos le he explicado que en ésta ocasión se han usado, aún siendo peligrosos; no para hacer travesuras, sino como forma de protesta por su siniestra forma de dar las clases, por lo que está fuera de lugar expulsarlas por traviesas. Ella no lo ha entendido y por eso está enfadada. Peor para ella.”

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“Pues sí; la directora, me ha castigado. Duranteel verano no podré disfrutar de las actividades que disfrutan las internas, tales como excursiones visita al zoo, al parque de atracciones, etc. Debo ir a una ciudad a ayudar en lo que haga falta a una profesora que es sobrina de un barón y lo está sustituyendo, por enfermedad.Pero no creas que me lo tomo como un castigo. Al contrario, ya estoy harta de estar aquí metida,y un cambio de aires me sentará bien. Haré nuevos amigos allí. Y no estaré castigada mucho tiempo, porque está prohibido en esa ciudad tener a un niño trabajando, más de 6 horas.No me expulsa porque admite su error al no habernos hecho caso suficiente cuando la avisamos.”

“Lo que siento es que te castiguen por miculpa. Tal vez no debí mencionar los libros.”“Cleo, yo también dudo que Jantia hubierasido expulsada si no los hubieras enseñado.Hiciste lo correcto. Solo te pido, que los 5que me llevé, ni los menciones. Tienecosas que en la escuela, seguramente nonos van a enseñar y nos interesa saber.”“Te lo prometo, no diré ni pío.” Dice Cleo, felíz por la comprensión de su amiga.

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El tiempo pasó y Mercurita aprendió mucho, ayudó a sus amigas a estudiar,pasó de curso y se hizo mayor.Aquí la tenemos con su vestido de hada de color amarillo.

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“Chicas, estoy tan acostumbrada a estar al otro lado de la tapia, que me siento rara”. Dice Mercurita.“Ya, claro. Echas de menos tus globos de agua y tus kanguritos ¿Verdad?” Exclama Poly. Sus amigas, se echan a reir.

FIN

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Este relato gráfico está basado en los libros “Mercurita la aprendíz de hada” y “MercuritaY sus amigas” del autor Antonio Pedro Grande Rey.

Nota: Originalmente, Mercurita era un personaje más del libro “Los mundos de Kampelina”que escribí en el invierno del 2.009. Era un personaje secundario que debía sacar a la protagonista y sus amigos, de un aprieto, y luego seguir por su camino. Pero le dí unapersonalidad tan fuerte, y un entorno tan detallado, que me fue imposible dar la espalda a latraviesa hada, una vez cumplida con su misión. En consecuencia, he pensado mejor dedicarleun libro (o dos) a Mercurita, y luego tendré que empezar de nuevo con el de Kampelina.

Cuando a principio de los 90, leí “El hobbitt” y “El señor de los anillos” no me gustó que elautor se llevara al mago “Ghandalf” en los momentos claves. Ahora comprendo por qué lohizo.

La mayoría de los gráficos, están sacados del juego “Los sims 2”. El “skin” de Mercurita mecostó un poco decidirme, ya que los que traía el juego estaban muy vistos. Buscando uno para Cleo, en la página de descargas por internet, encontré uno que decía en inglés, pocomás o menos, y que me conmovió:

“Esta es mi hermana, que murió de leucemia a los 13 años. Por favor, juega con ella”.Y ese fue el que escogí para Cleo.