lucrecia piedrahita

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1 de 38 f 1 - Espacios sin espacio Encuentro de críticos e investigadores Centro Cultural de España en Montevideo dfdfsd

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Page 1: Lucrecia Piedrahita

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f 1 - Espacios sin espacio

Encuentro de críticos e investigadoresCentro Cultural de España en Montevideo dfdfsd

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f 2 El hombre es un ser nómada

f 3 Un intento por narrar el viaje de la mirada

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f 4 "Espacios con muchas voces. Y hasta espacios sin ninguna"

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Recoger lo que la imaginación acumula Lucrecia Piedrahíta

“Las imágenes al igual que los textos, requieren la labor de la lectura.” Mieke Bal. Teórica y crítica cultural.

“La imagen es lo que nos recuerda que no estamos solos en el mundo incluso si somos los

más fuertes”. Serge Daney. Crítico de cine

1999. Estudiar la ciudad. Recorrer la ciudad. “Según datos de organizaciones no

gubernamentales que trabajan en los asentamientos, cada día llegan a Medellín entre 10 y 15

familias y se diseminan –de acuerdo a declaraciones de Planeación Municipal de Medellín– en

todos los sectores donde hay barrios de invasión. Así, el Plan de Ordenamiento Territorial

clasificó, para 1999, 52 asentamientos en los que los desplazados por la violencia se cruzan con

las familias pobres residentes de antiguo que aprovechan la oportunidad para mezclarse con los

desplazados y recibir así el tratamiento de víctimas de la violencia.”.

1999 - 2009. En Colombia, la guerra por el territorio y la violencia ha dejado, en los últimos

cuarenta años, miles de colombianos deambulando por trochas, caminos y carreteras; cientos

de familias que, en caravana, se dirigen a las cabeceras municipales buscando un refugio y

queriendo mezclarse con la población para salvar sus vidas.

Documentar una historia de vida de las comunidades desplazadas en Colombia permite hilar un

relato de interpretaciones del trasiego de personas que buscan siempre otras orillas, otros

diques por donde moverse, planificar rutas diariamente en medio de hostilidades y entornos

inciertos para pertenecer a nuevas geografías. Miembros de una sociedad civil tratando de

buscar salidas para que se les respete las leyes. Son documentos visibles, textos visuales en

donde las imágenes como “factores pragmáticos de producción política de comportamientos y

subjetividad”1, actúan en nosotros como -sujetos de experiencias, sujetos de impresión-.

Estéticas Políticas. Memoria Decapitada, un formato investigativo que da cuenta de los múltiples

sentidos de la casa para el desplazado y una restitución de imágenes acumuladas en el

horizonte de la memoria. Historias contadas, materializadas, que se escuchan y se observan en

1 PUELLES, Romero Luis, Entre imágenes: experiencia estética y mundo versátil,, en Estudios Visuales, Cendeac, 2003; pp, 132.

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los asentamientos y que establecen correspondencias con una actitud estética y crítica de la

violencia y sus consecuencias. “Lo estético designa un modo de relación, un modo de estar en

relación cuyos términos son el mundo en sus apariencias y la subjetividad en sus afectos. Estar

en la actualidad es prioritariamente estar en relación estética con ella y, socialmente, con los

demás.” 2

Rozar los campos de la interpretación equivale a nombrar y a describir la imagen en sus efectos

visuales y textuales, la imagen que recuerda, se instala y se proyecta para ser en sí misma una

mediación comunicativa.

… En medio del drama del desplazado siempre habrá un espacio anclado, radicado, es la casa,

el espacio de todos los tiempos.

f 5 Un ejército de miserables que sólo poseen la ropa que llevan puesta

2 Ibidem. pp, 133.

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ESTÉTICAS POLÍTICAS. DESPLAZAMIENTO FORZADO EN COLOMBIA.

Múltiples son las causas del desplazamiento forzado y, por lo tanto, múltiples son las

perspectivas desde las cuales puede ser aprehendido como objeto de estudio. A las variables

económicas, sociales, políticas o geográficas, se suman aquellas más particulares –no por eso

menos importantes– de las realidades concretas, de las historias individuales, de los hombres,

mujeres y niños que padecen el desarraigo.

Al primer grupo de variables pertenecen los estudios sobre el desplazamiento adelantados por

diversos actores sociales –tales como los medios de comunicación, las ONG, la iglesia, el estado

y las universidades–, que con instrumentos propios de la metodología científica, pretenden dar

cuenta de la lógica de la guerra (cómo actúan los actores armados, qué ocurre con la sociedad

civil en medio del conflicto, las disputas por el poder y por el territorio, entre otros) y de sus

consecuencias, entre las cuales el desplazado es una cifra más, un problema más, un

“desarraigado” que por su condición amenaza el orden antiguo de la ciudad a la que no sabe

cómo pertenecer.

El segundo grupo de variables permite realizar una lectura diferente del desplazamiento:

aquella que se sirve de los conceptos propios de la estética, la etnografía y la teoría

comunicacional para describir la relación que los desplazados “re-inventan” con el espacio;

analizar la re-identificación de los individuos con sus lugares (sujeto-objeto); y las re-

significaciones de las relaciones sociales (sujeto-sujeto). Dicho de otra manera: el desplazado,

ese hecho singular que se repite una y mil veces cada día, tiene innumerables relatos; su

historia es la de un drama personal, íntimo, que reclama ser narrado y que no excluye el deseo

de re-habitar la ciudad a la que llegan. Deseo que llena de esperanzas el presente de las

comunidades desplazadas; que se vuelve forma, imaginario; que dota de sentido y adquiere

corporalidad.

El problema de los desplazamientos forzados en Colombia, producto del conflicto que vive el

país desde hace más de cuarenta años, es el objeto de esta escritura. Escritura que es un

tanteo estéticopolítico en torno a dos asentamientos –ambos en Medellín– de comunidades

desplazadas: el asentamiento Jardín – Oasis, situado en la zona de Manrique, y el asentamiento

del Picacho, situado en los límites con el municipio de Bello y destruido por un incendio en el

año 2002.

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f 6 Estrategias de resistencia y de pertenencia

f 7 "Habitado por el viento"

Condenado a la errancia, la única salida del desplazado parece estar en la capacidad que tenga

para comenzar otra vida en un nuevo sitio. Y, en el caso particular de Colombia, la ciudad es

para la gran mayoría de estos “nuevos nómadas” ese territorio desconocido por conquistar.

Territorio que, etnográficamente, significa La Casa, La Ciudad y El Entorno.

Este trabajo es un intento por narrar el viaje de la mirada en su recorrido íntimo por esos

“espacios sin espacio” creados bajo la premura del tiempo.

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f 8 Cargan los rincones de las casas que han abandonado

CONTEXTO

En Colombia, la guerra por el territorio y la violencia ha dejado, en los últimos cuarenta años,

millones de colombianos deambulando por trochas, caminos y carreteras; cientos de familias

que, en caravana, se dirigen a las cabeceras municipales buscando un refugio y queriendo

mezclarse con la población para salvar sus vidas, constituyen un ejército de miserables que sólo

poseen la ropa que llevan puesta...

En el mundo y para el año 2004, el número total de personas desplazadas dentro de sus países,

a causa de un conflicto o por la vulneración de sus derechos humanos, era alrededor de 25

millones3. En ese mismo año, Colombia se posicionaba como el tercer país con el mayor número

de personas desplazadas. En junio de 2007, durante la conmemoración del Día Mundial de los

Refugiados, la Oficina del Alto Comisionado para los Refugiados de la ONU (ACNUR) informó que

3 de los 13 millones de desarraigados internos a los que atendió en 2006 en todo el mundo

eran colombianos. Esta cifra, que equivale al 23 por ciento del total, elevó al país al indeseable

primer lugar en número de desplazados atendidos por esa agencia de la ONU. Los resultados

señalan también que la población más vulnerable en Colombia, la más expuesta a los atropellos

de una guerra que silenciosamente va arrancando las esperanzas de vida está constituida por

niños y mujeres: alrededor del 65% de la población afectada.

3 UNICEF. La niñez colombiana en cifras. París: UNICEF, s.f. pp.52-57.

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f 9 La memoria decapitada

Ilustración 1 Desplazamiento en el mundo. Fuente: Le Monde Diplomatique 2001

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Ilustración 2 Identificación de zonas de asentamiento en Medellín

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Ilustración 3 Migración interdepartamental según cambios de residencia durante los últimos 5 años.

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ITINERARIOS URBANOS Y ESTRATEGIAS DE REPRESENTACIÓN

En Colombia las ciudades, particularmente las principales capitales, son los puntos más

concurridos por las personas que, agobiadas por la guerra, emprenden el éxodo. La arquitectura

que se levanta en las zonas periféricas de Medellín concentra la mayor parte de asentamientos

de desplazados. Un nuevo tejido se adhiere a la topografía, difícil y escarpada, de las zonas

altas (nororientales y noroccidentales) de la ciudad. Es una improvisada arquitectura que se

aferra al terreno de una superficie sin límites para contener una neo-grafía.

Esta neo-grafía lleva implícita una carga conceptual que la vincula al estadio de la imagen

dotada de múltiples puntos de vista políticos para hacer visible -otros objetos y otros textos

visuales- que se insertan en la recepción pública y redefinen las Estéticas Políticas y sus fines:

“la capacidad de dotar a la imagen producida de un "sentido otro", potencialmente político por

ser capaz justamente de desenmascarar el orden de relaciones que estructura "lo real". La

potencia político-subversiva de -(la neo-grafía entendida como la imagen)- (la fotografía) se

expresa justamente entonces como la eficacia de su inconsciente óptico: él es capaz de poner

de manifiesto todo aquello que una economía interesada de la representación pretende

mantener oculto, forcluso.” (J. L. Brea. El inconsciente óptico y el segundo obturador.)

En la deconstrucción del concepto de estética política, la política, entendida como esa

construcción de lo público y el escenario para la vida social, nos lleva necesariamente a

cuestionarnos críticamente la actualidad, a reflexionar por los hechos, a –referenciar las –artes

de hacer- o las tácticas que el ciudadano opera sobre su medio ambiente para vivir su realidad

de manera significativa- (M. de Certeau). De ahí que al vincular la estética y la política dentro

del marco de la contemporaneidad nos lleve a cuestionarnos: “Cómo se nos hace sentir?. Y en

esos desplazamientos del concepto de la estética anclada ya en el siglo XXI “la preocupación es

pensar en las implicaciones éticas de lo que vemos, miramos, de lo que construimos: -Cómo lo

estético incide en las determinaciones éticas y de conformación de la subjetividad- para

cuestionarnos – -¿Cómo se nos constituye políticamente?- . Y esta pregunta se ancla no ya en

el mundo del arte sino en el mundo de las imágenes, es decir, en el mundo mismo. (Luis

Puelles. Entre imágenes: experiencia estética y mundo versátil)

En Medellín y en los asentamientos de los desplazados surge un paisaje de visión

caleidoscópica, múltiple, fracturada y expansible que se integra o, más bien, hace parte de lo

urbano. La cartografía es mutable y sirve de contexto para describir la ciudad como una

conjunción de espacios cerrados, abiertos, inconclusos, insinuados, de ambientes presentes en

la memoria, de lugares de paso, de interiores brutales; todos ellos elementos que definen la

comunicabilidad de lo urbano.

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Una mirada etnográfica descubre nuevos sistemas de construcción para la mirada, y sugiere

otros planteamientos en la relación público/privado. En estos ambientes, en efecto, se

desarrolla una atmósfera nueva que exige otras lecturas y propone problemas que conciernen a

la representación visual: la “nueva escritura” que se descifra en esos espacios contenedores y,

a su vez, contenidos, traza líneas de sensaciones y de histerias, de gritos, luchas y

acoplamientos. Es la lectura de un mapa de pasiones en donde se visualiza formas que narran

la violencia a través de símbolos, signos, metáforas y relaciones. En el asentamiento se

encuentran fragmentos de objetos mutilados que señalan los recuerdos, que aluden al paso del

tiempo y que transmiten memoria. Los límites desaparecen, las formas se multiplican y se

combinan las imágenes para otorgar significado al sentido del lugar.

f 10 Una arquitectura inacabada

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f 11 El cuerpo, monólogo de una tragedia

f 12 Un país que compartimenta su biografía

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f 13 Se construye la historia colectiva

f 14 Parece ser un cielo de espejos

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f 15 Deambulando por trochas, caminos y carreteras

f 16 Un espacio de control

f 17 Textos visuales

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f 17.A. Al borde de la montaña

f 18 Autobiografía

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f 19 La estética del desarraigo

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19 de 38 ARQUEOLOGÍA DE UN PAISAJE PERDIDO

f 20 Formas de territorialidad

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f 21 Cuerpos silenciosos

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El camino que va desde las avenidas de la ciudad hasta las casas de los desplazados está

marcado: el trabajo cotidiano de supervivencia ha construido nuevos significados al exigir

combinar objetos y materiales en asociaciones aparentemente imposibles: el esqueleto de un

perro se ha convertido en las piezas de juego para los niños de la montaña; en la quebrada, un

sillón abandonado, el ojo rayado de una muñeca, las hojas dispersas de un libro; un martillo

golpea con fuerza las letras de un abecedario inventado… Imágenes de lugares devastados y de

memorias decapitadas, ensambladas con pedazos de madera, bañadas de tierra y de basuras;

Imágenes de violencia, de muerte, de crónicas políticas; objetos mutilados, quemados,

recuperados, unidos, que recuerdan y son vida, juego, reunión. Imágenes y objetos arrancados

de su silencio.

f 22 El ojo rayado de una muñeca

En la antropología simbólica o semántica, el paisaje se vincula al mundo de los valores estéticos,

puesto que habla de orden, lógica interna de la composición y armonía. En los procesos de

interpretación de las comunidades desplazadas, es posible subrayar la expansión del campo

estético de un paisaje re-construido, re-creado por las colectividades vulneradas. Paisajes que, al

resemantizar los objetos, traspolar los significados, subvertir las relaciones entre lo público y lo

privado, adquieren una valoración urbano-rural e imprimen a esta nueva concepción estética una

relación con el entorno, no solamente visual sino de expresión y comunicación.

Las imágenes que se producen en estos espacios, reflejo de la barbarie, portan una identidad

subjetiva que las reconduce hacia una narrativa de historias y silencios: en la fragilidad de las

paredes, es posible reflexionar sobre el “objeto estético u objeto estetizado” que, por su

comunicabilidad, comporta un sentido. En la resignificación de los objetos, muchos de desecho, se

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22 de 38 forman imágenes desmembradas que nos hablan de una estética de lo oculto. Imágenes

radicalmente fuertes en las que la posibilidad de asociación entre un grupo de muñecas mutiladas,

atadas con un retazo de toalla curtida por el polvo y la tierra, y los fardos funerarios –objetos

construidos por los indios en los que colocaban a sus muertos y luego colgaban del techo de sus

casas hasta por dos años– es referente del miedo, de la huida. Podría decirse que son objetos-

retratos.

f 23 Fardos funerarios. Objetos retratos

f 24 Soñar el espacio que falta

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f 25 Las propiedades quiméricas

El cruce de identidades, las relaciones entre el espacio habitado y habitacional, las conexiones

entre el hombre y el territorio, el anclaje de la imagen y las percepciones para entender el mundo

redefinen la geopolítica contemporánea que estructura sus relaciones simbólicas y sus imaginarios

visuales en medio de flujos cambiantes. Del sentido del espacio, a las relaciones entre el hombre

y su entorno, de la expresión de las prácticas culturales al tránsito de los actos visuales y por ellos

y entre ellos la imagen como una relación, como un desvío, como un dispositivo ético/político.

El poder de las imágenes, de las percepciones y de las representaciones es elemento fundamental

de la geopolítica. La imagen es una frontera móvil y mutante y es un factor determinante de la

producción simbólica y de las prácticas políticas, sociales y culturales. Por las imágenes y sus

fisuras y escondites es posible re-pensar el mundo y proyectar los sentidos del espacio.

En los tránsitos de la representación ésta deviene imagen. En términos contundentes Serge

Tisseron distingue entre “representaciones” e “imágenes” aduciendo que la representación es “un

contenido sin cuerpo”, en cambio la imagen es una relación, es motriz, es socializante. Podría

argumentarse que -la representación es planimétrica, la imagen posee un espesor sensorial y un

contenido que funciona como cohesionador-.

Si trasladamos estos esquemas a la geopolítica de la imagen es necesario referenciar los

conceptos que sobre la imagen han desarrollado algunos críticos y teóricos que ayudan a

conceptuar desde este campo. Serge Daney, crítico de cine distingue entre lo visual, la imagen y

las visibilidades. Entiende lo visual como lo óptico, nos conduce en términos de verificación óptica

de cualquier procedimiento de poder (técnico, político, publicitario o poder militar).

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24 de 38 Para Daney lo visual no tiene contracampo, no admite añadidos. Lo visual que predomina en la

televisión, no remite a otro, sólo a si mismo, su esencia es la tautología. La imagen, en cambio,

testimonia una alteridad. La imagen tiene lugar siempre en la frontera de dos campos de fuerza. Y

las visibilidades no son más que imágenes sin significación.

Por su parte el director de cine francés Jean Luc Godard diferencia entre lo visual y lo visible y

destaca que es en el lugar de lo visible donde se asienta la imagen. Y para Ranciere la imagen es

siempre una relación, un desvío. Significa y muestra a la vez, es plural… “En la imagen siempre

hay una desviación entre lo que muestra y lo que significa (…) una imagen no es un icono que

está ahí, un dato visual, una unidad visual. No es un cuadro ni un plano (…) la imagen es siempre

una relación, un desvío, una separación entre una función de significación y una función de

mostración, pero también una separación entre dos imágenes, entre la mostrada y otras que

serían posibles. La imagen siempre es plural. La vida de las imágenes se hace con otras imágenes

(…) Una imagen está muerta si está dada y se interrumpe. La imagen es siempre un intervalo o

una expansión. Metamorfosis, desestabilización, trasformación. 4

Todo esto constituye lenguajes, formas de participación, estrategias de consenso y disenso,

espacios de opinión pública que se asientan en la construcción del imaginario y que permiten

levantar cartografías para identificar territorios en donde tenga cabida un contramapa de la

geopolítica a partir de las micropolíticas que rehacen, cotidianamente, las comunidades

desplazadas de sus territorios, hasta el tránsito de la imaginación, entendida esta última, en

términos de Hannah Arendt, como la facultad de hacer presente aquello que está ausente. Tanto

Arendt como Kant plantean una interpretación de la imaginación como facultad política, es decir,

la imaginación es el puente entre la estética y la ética. (…) la imaginación es la facultad de tener

intuiciones sin la presencia del objeto”. Es productiva cuando se trata de la artística. Es “la

condición de la memoria”. Por lo tanto referenciarla temporal y espacialmente es otorgarle sus

múltiples sentidos y materializarla como facultad que tiene de dar cuerpo a lo que está ausente,

por ello la Geoimaginación es el aporte a estos mecanismos de análisis antropológicos,

etnográficos, éticos, estéticos y políticos para llegar a un mapa interpretativo de las comunidades

implicadas.

Así entonces la imagen se entiende como un ensayo visual de las prácticas, acciones y actos que

permite analizar el orden mundial y sus producciones y en este caso, haciendo una apuesta desde

el concepto de las micropolíticas a la geoimaginación para ir más allá del significado de reparto

espacial del poder y de situaciones de subordinación política, económica y cultural.

4 BERNÁRDEZ SANCHÍS, Carmen et al. Imágenes de la violencia en el arte contemporáneo. Madrid: Valeriano Bozal Editor, 2005.

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25 de 38 De las micropolíticas a la geoimaginación como rutas necesarias para definir un nuevo orden

mundial.

f 26

Estudio sobre la casa. Un acercamiento etnográfico

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f 27 Estudio sobre la casa. Un acercamiento etnográfico

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f 28 Estudio sobre la casa. Un acercamiento etnográfico

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f 29 Estudio sobre la casa. Un acercamiento etnográfico

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f 30 Topografía base asentamiento Jardín Oasis, Manrique Oriental. Medellín

f 31 Topografía base asentamiento Jardín Oasis, Manrique Oriental. Medellín. 1999

f 32 Topografía base asentamiento Jardín Oasis, Manrique Oriental. Medellín. 2009

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f 33 Topografía base asentamiento Picacho. Medellín,

f 34 Topografía base asentamiento Picacho. Medellín, límites con el municipio de Bello, Antioquia.

1999.

En el año 2002 fue incendiado

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f 35 Cartografía de Medellín. Asentamientos de desplazados. 1999-2009

f 36 Asentamiento Picacho, 1999. Límites entre Medellín y Bello, Antioquia

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f 37 Asentamiento Picacho, 1999. Medellín

f 38 Asentamiento Picacho, 1999. Medellín

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f 39 Asentamiento Jardín-Oasis. Detalle, 1999. Medellín

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UN TEXTO PARA UN NUEVO PALIMPSESTO

En la oscuridad añeja está la imagen del asentamiento como una trama medieval: callejones

estrechos y calles sin salida se combinan con materiales como plástico, cartón, papel, ladrillo,

piedra o madera. Ondean los muros de las casas arrodilladas en el polvo5. El movimiento produce

sonidos, los niños corren, se ríen, lloran. Una niña sentada a la puerta de su casa tritura un

pedazo de ladrillo con la ayuda de las piedras del camino como herramienta. El color terracota

que logra del polvo de ladrillo es el maquillaje para su muñeca. Con paciencia, lo humedece y

prepara en su mano, luego aplica con delicadeza el rubor en las mejillas del juguete y lo pone al

sol para que se fije. Es el ritual de un juego de niños para lograr una máscara, un nuevo rostro y

un traje diferente para su único juguete.

El desplazamiento es una ruptura profunda en las lógicas de la vida. Aprehender su historia es

levantar una imagen como disposición al caos, re-elaboración del mundo interior, re-construcción

de las ruinas de la morada del hombre; es reflexionar sobre la contemporaneidad como presencia

ambigua, efímera y cambiante, en la que la conjugación de tiempo y espacio comunica y define la

imagen; imagen dislocada de los individuos desarraigados que en busca de significación

reinventan los códigos; es realizar una ardua labor de catarsis que recupere para el desplazado

los múltiples sentidos –antropológicos, sociológicos, escénicos y estéticos– del habitar la tierra

después del paraíso y antes de la expulsión.

5 La expresión es de Octavio Paz.

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f 40 Sobre Nómada. Interpretación del artista Hernán Marín. 2009

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36 de 38 BIBLIOGRAFÍA

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CRÉDITOS.

La Memoria Decapitada. Estéticas Políticas. Desplazamiento Forzado en Colombia. Investigación / Proyecto / Curaduría. Lucrecia Piedrahita Orrego

Producción: Lia M. Londoño. Fotografía: Juan Fernando Ospina, Lucrecia Piedrahita, Clara I. Duque. Dibujo arquitectónico: Arq. Juan David Mesa. Cartografía digital. Arq. María Isabel González (F. 35). Maquetas de terreno: Arq. Santiago López

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