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Los otros legionarios: aproximación a la estructura de la legión romana

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En los comienzos del ejército popular romano se combatía en pequeñas unidades guiadas por la voz o las señales de su jefe. Con el paso del tiempo estas unidades crecieron, lo que unido a la cada vez mayor complejidad de las maniobras a realizar hizo que muy a menudo los combatientes más alejados no oyeran las voces del jefe o viera las señales que éste hacía con la mano.

Una primera respuesta a este problema fue la aparición de adornos de pluma en los cascos de los oficiales, para que los soldados pudieran distinguirles en la distancia e interpretar sus movimientos y dirección como órdenes. Sin embargo este sistema dio lugar a numerosas confusiones por lo que más adelante pareció el signifer, que acompañaba siempre al jefe para transmitir sus órdenes a los demás. Este soldado portaba una larga pica - hasta- que en su extremo superior llevaba atado un manojo de paja o - manipulo - , y que al moverla rítmicamente u orientarla hacia un lado u otro servía para indicar a las tropas la acción que debían realizar. Posteriormente, cuando las mejoras económicas lo permitieron, el manipulo fue sustituido por una representación en metal de la mano del oficial rodeada, para facilitar su visión y enaltecer su imperium, por una corona de laurel del mismo material.

Asimismo, para complementar las señales ópticas realizadas por el signifer se creó la figura del cornicen, que portaba un instrumento musical llamado trompa mediante el que se emitían distintas señales acústicas que eran entendidas por las tropas como órdenes.

Con el paso del tiempo el - signum , además de servir para transmitir las ordenes, comenzó a convertirse en la representación simbólica de la unidad y el ejercito; todo

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ello en un Estado como el romano, en el que el ciudadano era a la vez soldado y, por tanto existía una estrecha relación entre lo civil y lo militar.

La enseña era la representación del honor inviolable y servía para elevar la categoría militar y social del individuo que la portaba. Este individuo era el - Signifer.

La persona que ostentaba este cargo era elegida por el jefe de la unidad, el centurión, quien escogía a un hombre de su confianza que supiera interpretar y transmitir sus

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órdenes en el fragor de la batalla. Además, no sólo tenía que ser físicamente capaz de sostener y mover la pesada pica, sino que también tenía que defenderla, ya que no podía dejar que cayera en manos del enemigo.

El continuo estado de guerra servía para seleccionar a los mejores, que eran elegidos por sus compañeros y presentados al centurión para que éste escogiera al hombre más adecuado para el cargo. Lo mismo sucedía con el cornicen, el tessarius y el optio.

Pero aparte de ser fuerte, alto y valiente, el signifer tenía que ser un hombre comedido y de reconocida honradez, ya que a partir de la creación del Ejército profesional los portadores de las enseñas se convirtieron en responsables de la caja legionaria oficial - destinada a los gastos de la

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unidad y la paga de la tropa - y de la que guardaba los ahorros los legionario y sus planes de pensiones.

Estas características que debía reunir todo signifer fueron las que sirvieron para convertir al signum en símbolo de honor y signo de identidad de la unidad. Por lo demás, el asta del signum era como un altar en el que se exhibían las condecoraciones que habían sido concedidas a la unidad, unas condecoraciones que como consecuencia del expansionismo militar romano proliferaron cada vez con mayor frecuencia.

Se han localizado numerosas lápidas funerarias de signifer. En ellas se reflejan sus hechos de armas y la estima de sus jefes y compañeros. Curiosamente en su mayoría corresponden a Signifer hispanos. Entre ellas podemos citar a uno que sirvió en la legio IX Hispana, el cual ante la negativa de sus camaradas a desembarcar en las costas de Britania, lanzó su signum a la playa obligándoles a poner pie en tierra para defenderlo, pues lo peor que podía sucederle a una legión era que sus enseñas cayeran en manos del enemigo. Esto se consideraba un acto de cobardía que se castigaba repudiando o diezmando la legión.

Otro signifer hispano fue Lucio Elio Flaco, de la legio II Augusta, en época de Octavio. Su estela funeraria se encuentra en Chaves ( Portugal ). Por último citar a Lucio Pompeyo, que sirvió en la Guardia Pretoriana y en cuyo monumento funerario, levantado en Rua de Valdeorras ( Orense ) puede leerse lo siguiente:

" A Lucio Pompeyo Reburro Fabro, hijo de Lucio, de la tribu Pomptina, gigurro natural de Calubriga,

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experimentado en la VII Pretoria, beneficiario del Tribuno, tessario en la centuria, optio en la centuria, signifer en la centuria, procurador del fisco, corniculario del tribuno, llamado del emperador ... "

Así pues, el cargo de signifer representaba honores en la vida militar. Pero no sólo eso, también servía de proyección de futuro cuando quienes habían desempeñado dicho cargo pasaban, una vez licenciados, a ocupar puestos en el organigrama civil del Imperio.

De la importancia del Signifer también nos da idea la iconografía romana, que los sitúa en la columna de Trajano o de Marco Aurelio y en diversos arcos de triunfo desfilando inmediatamente detrás del mando y anteponiéndose al paso de las tropas que marchan en formación cerrada, por tanto ocupando un lugar de honor en la formación.

En Época Republicana, durante las Guerras Púnicas, y con el sistema manipular, éste tenía un Centurión y un Optio ( oficial principal y oficial auxiliar ), y también había varios suboficiales entre los que se encontraba el Signifer, que actuaba como lugarteniente del centurión y que, al igual que sucede con el alférez de nuestros Tercios, portaba la enseña de la unidad, la cual también representaba al Senado y al Pueblo de Roma, transmisores de órdenes y sustitutos provisionales del Centurión.

En el momento de la creación del Ejército profesional y variar la composición de la legión del manipulo a la cohorte el Signifer se rodeó de una parafernalia y simbología que recargaron aún más su imagen.

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A fines del s. I con el expansionismo Flavio y Antonino, la estrucutración militar no varió respecto a la época anterior. Se consolidaron los empleos militares, que en la infantería legionaria eran los siguientes:

� legionarios: milites e inmunes. � suboficiales designados: tessarius, cornicen, optio y

signifer. � oficiales: centurión.

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En ésta época, dos de las varias categorías de signifer que existían: - Aquilifer o portador del águila legionaria -Imago o portador de la imagen del Emperador, adquirieron el empleo de oficiales auxiliares designados.

Sus puestos eran normalmente ocupados por centuriones que reunían las características adecuadas para desempeñar cargos de prefecto o superior categoría, pero que no podían acceder a otros puestos más elevados dentro de la legión debido a su extracto social o su excesiva juventud.

En cada legión había los siguientes emblemas:

- el Aquila, una por legión, era la máxima enseña ( desde reforma de Mario que de los 5 animales que portaba la

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legión se redujo al águila - toro, lobo, jabalí,etc.) La portaba el Aquilifer, el primero de entre los signifer.

- el Imago o imaginifer era el encargado de llevar la imagen que representaba el Emperador y que había también sólo una por legión. Esta enseña solía acompañar al aquila, siendo su portador el signifer más importante despúes del aquilifer.

- les seguían los 59 signifer de cada una de las centurias que componían la legión, distinguiéndose entre ellos dos clases, según fuese de la Primera centuria de cada cohorte o de las cinco centurias restantes.

- las fuerzas auxiliares tenían una unidad de 300 jinetes que disponían de un - signum único, además de un - vexilio para cada una de las turmas, 10 en total.

En el Castrum o campamento base y en los campamentos de circunstancias estas enseñas se guardaban en un anejo al edificio o tienda del Cónsul o Legatus al mando de la Legión.

Únicamente se sacaban para participar en actos, revistas o para desplazarse al combate. En la habitación de honores de los campamentos estables se fijaban a unas barras horizontales situadas en las dos paredes laterales de la sala, flanqueando el pasillo que conducía a un altar que se hallaba en la pared contraria a la puerta, donde se encontraba el altar votivo con la efigie del Emperador y las figuras de los dioses particulares de la Legión. Estas imágenes estaban acompañadas por diversos regalos u ofrendas y por las condecoraciones que había recibido la unidad.

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VESTUARIO, EQUIPO Y ARMAMENTO DE LOS SIGNIFER

Nos vamos a situar en el s. II d. C. en la era de los Antoninos.

- LA ENSEÑA O SIGNUM.

Es un asta rematada por una contera o regatón metálico en su extremo inferior. Un poco más arriba hay un asidero para la mano izquierda y, por encima de éste, otro para la derecha que queda oculto por un tope de metal engastado con flecos. La parte del asta que queda por encima de este tope lleva hasta 6 discos metálicos ( puede que más ) que podían ser lisos o llevar grabadas frases alusivas a sucesos o campañas concretos, mientras que otras veces hacían

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referencia a dioses romanos o de otros pueblos. Sobre el disco superior hay un travesaño metálico en el que podía figurar o no el nombre de la unidad y del que cuelgan unas tiras de cuero con medallas conmemorativas de actos heroicos.

El extremo superior del asta termina en una corona triunfal que rodea una mano abierta, símbolo del mando o - imperium. Estas últimas siempre en metal dorado.

- VESTUARIO Y EQUIPO

La característica que mejor definía el vestuario de los signifer y de los músicos era una piel completa de oso o lobo que llevaban extendida cubriéndoles la cabeza y la espalda. Las patas delanteras del animal se anudaban sobre el pecho.

El casco, fabricado en hierro y con incrustaciones de bronce o cobre, es el típico de mediados del s. II d.C.

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La túnica suele representarse roja, con la que suele representarse el vestuario romano, aunque es muy probable que se empleara lana sin teñir.

Sobre la túnica suele armarse una - lorica squamata, que según las posibilidades económicas del portador podía estar realizada en bronce o latón. Este tipo de lorica no era muy habitual ( hamata o segmentata ) y probablemente el signifer la lleve por tratarse de un suboficial distinguido. Cingulum y caligae igual que el legionario raso.

La defensa consiste en una rodela de unos 60 cm. de diámetro, generalmente hecha con dos tablones semi-circulares unidos por su lado recto. La fortaleza del conjunto se potencia con unos travesaños encolados y un refuerzo exterior de chapa de madera. El borde exterior está cubierto por una placa de metal que ayuda a evitar el deterioro y facilita la construcción de la pieza. En el centro hay una abertura circular de unos 12 cm. de diámetro en la que se sitúa el asa o mango. Esta abertura queda exteriormente oculta por el - umbo, una pieza de metal dorado que se sujeta a la madera mediante cuatro remaches.

La rodela, para su transporte, dispone de una correa de cuero que se apoya en el hombro derecho y cruza el tórax hasta la cadera izquierda. Exteriormente está decorada con los colores y la heráldica de la gran unidad a la que pertenece el signifer. En la parte posterior solía figurar el nombre y cargo del propietario.

- LAS ARMAS

A diferencia de otros legionarios, el Signifer no usaba el pilum, solía llevar el gladius y el pugio.

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La vaina del gladius solía ser de estilo pompeyano, de cuero con embocadura cubierta por una doble cintura metálica, y que casi representa la cuarta parte del total de la vaina. El engarce con el cinturón se realiza por medio de unas argollas y correas colocadas en mitad de esta parte metálica, con lo que el pomo del gladius se sitúa en el interior de la flexura del hombro, una posición que no permite desenvainar con facilidad, pero si correr, moverse y manejar la enseña con soltura.

El pugio solía ir situada en el lado contrario de la espada, sujetada al cingulum con un pasador en forma de hebilla.

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EL OPTIO

Al principio una legión estaba compuesta por 30 manípulos. A su vez cada manípulo se componía de 2 centurias, en cada una de las cuales había un centurión -oficial- principal y otro auxiliar o designado.

Asimismo había otros suboficiales, como el signifer el cornicen o el tesserarius.

Con motivo de la creación del ejército profesional el manípulo se sustituyó por la cohorte, pasando la legión a estar compuesta por 10 cohortes con 6 centurias cada una, excepto la primera, que disponía de 6 centurias dobles.

Así, con el paso del tiempo las unidades que componían el Ejército ( que viene de exercitare o ejercitarse, entrenar) romano se hicieron más grandes y complejas. En tales circunstancias los centuriones ya no podían estar pendientes de lo que sucedía en su retaguardia, por lo que necesitaron la presencia de una persona en quien delegar parte de sus funciones.

Así surgió la figura del Optio.

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Cualquier ciudadano romano que ingresaba en una legión podía llegar a primus pilum , es decir a " primera lanza " o centurión jefe, aunque previamente debía pasar por la escala de suboficiales.

Los milites ( simple anotación ) eran el escalón más bajo dentro del ejercito romano. Al cabo de 2 años quienes demostraban poseer los conocimientos necesarios accedían a la categoría de inmunes.

Para llegar a suboficial, aunque se necesitaba cierta cultura, lo más importante era demostrar que se poseían determinados valores como la valentía y la sensatez, y haber probado fidelidad al centurión y a los compañeros. Eran los propios milites los que elegían a quienes según su criterio, reunían estas características, presentándolos a continuación al centurión para que éste, a su vez, eligiera a la persona que debía recibir el empleo de suboficial.

A la categoría de centurión u oficial se accedía automáticamente tras producirse una vacante. Para ello, se necesitaba haber sido elegido con anterioridad como -

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optio ad spem ordinis -, que era el suboficial seleccionado de entre los mejores por el primus pilum . (Un escalafón por méritos y capacidad determinado por el criterio del primus pilum a lo largo del tiempo, en espera de vacantes)

VESTUARIO Y ARMAMENTO

Los suboficiales en general vestían de forma muy parecida a la de los milites, aunque había determinados elementos que denotaban su categoría.

Elementos de un Optio a comienzos del s. II d.C.

Entre los elementos característicos del Optio estaba el bastón de mando que llevaba en las formaciones. Este bastón era de madera, medía alrededor de 1,50 mts., y tenía una contera de metal y, en el extremo superior un pomo de plata que simbolizaba el mando del suboficial.

El Optio también se distinguía porque en su casco lucía dos plumas y un plumero longitudinal, esto es, que

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atravesaba el casco de la parte posterior a la anterior. Esta disposición del plumero no era un capricho, sino que se llevaba así para que los milites localizarán rápidamente al optio.

No debemos olvidar que este suboficial solía situarse en el lado derecho de la última línea de la formación, en paralelo con sus hombres, por lo que cuando éstos giraban la cabeza hacía la derecha podían ver el plumero.

Lo mismo sucedía con los Centuriones, pero en su caso, al ir al frente de la formación, el plumero se llevaba transversalmente, con lo que las tropas podían divisarlo desde atrás sin excesivos problemas.

El casco de un optio es el típico del legionario del s. II d.C. ( casco modelo Weisenau o Niederbieber Alto Imperial presente aprox. desde el ppios. s. I a finales s. II o III ), si bien tiene un soporte para el plumero y dispone de refuerzos.

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La túnica de color crudo es muy parecida a la que usaban los legionarios. Sobre ella solían vestir una - toracata de lino sobrecubierta con planchas de cuero. Este protector del tórax se acompañaba de un faldellín de cuero con anchas tiras festoneadas.

Sobre la armadura de - lorica anillae ( la que sería, parece ser más común junto con la - lorica squamata ), a la altura del pecho suelen tener condecoraciones en forma de gargantilla ( los torque de tradición celta y adapatados en la mentalidad romana, que se ponían los celtas en el cuello, de ahí derivaron famosos apellidos o cognomen honoríficos como los Torcuatos, derivado de sus triunfos ante los celtas). También suelen portar pulseras de plata en los brazos, que como las gargantillas del pecho son condecoraciones al valor.

Al igual que la tropa, llevan escudos cuadrilongos o - scutum, lo que le obliga a portar el gladius en el lado derecho, al contrario que los centuriones que lo llevaban en el izquierdo.

La vaina del gladius solía estar ricamente ornada, otra característica que diferenciaba al optio de los soldados rasos. El pugio es el típico del momento y el equipo se completa con una bolsa para efectos personales. Las caligae son las mismas que usaban los milites.

EL CORNICEN

La mayor complejidad de las unidades en el sistema Legionar Alto Imperial tras la profesionalización de Mario y la complejidad y especialización que adquirió el Ejercito Romano, obligó a disponer de unas comunicaciones más

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ágiles y rápidas. Ya no bastaba con transmitir las órdenes mediante señales visuales, sino que también había que hacerlo a través de señales acústicas.

De esto último se encargaba el - cornicen, dentro de cuya categoría se distinguían varias clases, las cuales según el mando al que auxiliaban, utilizaban un instrumento distinto con el que emitían los sonidos que después eran interpretados como ordenes por las tropas.

El cornicen vestía igual que el signifer con la piel de lobo completa cubriéndole toda la espalda, anudándose las patas delanteras sobre el pecho. El Cornicen, su propia persona, al igual que el signifer, representaba el poder de Roma.

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El armamento es similar al de los demás suboficiales, no arma pilum ni scutum, sino gladius y pugio.

El instrumento se denomina igual que su portador, cornicen. Para tocarlo se necesitan las dos manos, motivo por el que este suboficial, que en las formaciones se situaba siempre muy cerca del centurión y el signifer, no llevaba escudo, tampoco lo necesitaba, pues su cometido se limitaba prácticamente a tocar el instrumento.

El cornicen se fabricaba en tres tamaños. El más grande era asignado al Cuartel general de la Legión, asignado al Estado Mayor de Legado, Tribunos y Primus Pilum. El de tamaño medio era asignado a las Cohortes, Tribunos y Primer Centurión de la primera cohorte. En las Centurias y a razón de un instrumento por cada, eran los más pequeños y manejables.

EL TESSESARIUS

Las legiones necesitaban contar con unos especialistas que se encargaran de plasmar las órdenes por escrito, de controlar las necesidades del Ejercito o de reflejar los gastos en los libros de contabilidad.

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Surgieron así los escribientes, al frente de los cuales se situó al tessesarius, cuyo nombre proviene de la palabra latina tessera, que era una tablilla o teja de madera cubierta de cera en la que se escribía el santo y seña ordenado por el comandante. Esta tablilla la recibía y custodiaba el Tessesarius.

LOS INMUNES O ESPECIALISTAS

Además de los suboficiales, había soldados estos soldados, que estaban exentos de los trabajos más pesados, y que realizaban unas tareas concretas según su cualificación especifica. Esta cualificación les colocaba por encima de sus compañeros no sólo en lo que al trato se refería, sino en cuanto a la paga, que solía ser el doble que la del milites o soldado raso, pero inferior a la del optio. En lo que respecta al trato tenían la misma consideración que los suboficiales si bien carecían de mando.

Dentro de esta categoría se distinguían entre otros: o los escribientes, o los armeros, o los ordenanzas, o los carreteros o los sanitarios y o los guardias del cuartel general, equivalentes estos

últimos a la actual policía militar.

Con el tiempo los inmunes terminaron siendo integrados en unas centurias logísticas que dependían de la Primera Cohorte, motivo por el que ésta siempre, contaba, al menos sobre el papel, con el doble de efectivos que las restantes cohortes de la Legión.

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Escribientes

Junto al Tessesarius se encontraban los demás escribientes, quienes se ocupaban, entre otros asuntos del papeleo, de la contabilidad, de los suministros, del control de las tierras y de los negocios de la Legión.

Además, tanto el tessesarius como los escribientes a su cargo ejercían labores de notarios y registradores de la propiedad para con los soldados y sus familias.

Armeros

Es de sobra conocido que el arma más importante del legionario era el Pilum, el cual constaba de dos partes, una de madera y otra de metal unidas por pasadores, uno de ellos metálicos y el resto de madera. El pilum tenía la doble característica de ser a la vez un arma desechable y reutilizable. Cuando el pilum, tras ser lanzado impactaba contra su objetivo, los pasadores de madera se rompían inutilizando el arma. Sin embargo, después de la batalla los pilum se recogían y se reparaban sustituyendo los pasadores rotos por otros nuevos, con lo que el arma podía volver a ser empleada. De ésta y otras labores relacionadas con el armamento se ocupaban los armeros.

Sanitarios

Todas las Legiones disponían de un Hospital fijo en su cuartel base, y de un hospital de campaña que las acompañaba en todos sus desplazamientos. El Prefecto del campamento tenía entre sus atribuciones el mando logístico del primero de estos hospitales, el fijo, mientras que el mando técnico correspondía a un médico civil, que

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solía ser el médico particular del cónsul o legado y, habitualmente, de origen griego o un veterano de la legión. Por otro lado, en cada centuria existía un legionario capacitado para practicar los primeros auxilios, y que sin dejar de ser combatiente desempeñaba su labor durante o después de los combates.

A su vez, en el hospital del campamento había unos sanitarios con mayor nivel de cualificación. Estos sanitarios, procedentes de los milites, recibían distintos nombres según el papel que desempeñaban:

� optiones valetudinarii : enfermeros encargados del hospital

� qui aegris praesto sunt: literalmente, aquellos que ayudan a los pacientes

� seplasarius: los farmacéuticos � pequari : los veterinarios.

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Bibliografia: M.C. Bishop Equipamiento Militar Romano , Londres, Batsford 1993 P. Connolly, Las Legiones Romanas, Madrid . Anaya, 1989 Graham Sumner, Ejercito Romano, Brassey´s London 1997 Revistas varias especializadas de edición españolas F. Quesada Sanz