los expertos de la corona. poder colonial y saber local en el alto peru de los siglos xvi y xvii

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RESUMEN A partir del análisis de tratados, manuales, relaciones y otros escritos redactados en los siglos XVI y XVII este artículo propone una reflexión sobre la categoría social de « experto » en minería en el Perú y en particular en Potosí y sobre la relación entre estos especialistas y el poder de la Corona. Cuatro ejes guían la reflexión: la rela- ción entre saber local y poder colonial, el papel jugado por los expertos en tanto passeurs, pero también como « conectadores » del mundo altoperuano con el resto del mundo, los mecanismos y modalidades de recolección del saber nativo por los expertos y finalmente la recepción en Europa de los escritos de estos especialistas y hombres de experiencia. PALABRAS CLAVE: Circulación del saber, minería histórica, Perú siglos XVI y XVII, Potosí, técnicas mineras. ABSTRACT Through the analysis of treatrises, manuals, reports and others papers writen in the XVIth and XVIIth centuries the purpose of this paper is to think about the social category of expert in colonial mining in Peru and in particu- larly in Potosi and to think about the relation between these specialists and the power of the Spanish Crown. Four ideas hold this paper: the relation between local knowledge and colonial power, the role play by these experts as passeurs and as people establishing connections between Peru and the rest of the world, the mechanisms and forms of native knowledge collection by the experts and finally the European reception of these specialists and experi- mented men texts. KEY WORDS: Historical mining, knowledge circulation, mining techniques, XVIth and XVIIth centuries Peru, Potosi. De Re Metallica, 13, 2009 pp. 83-94 © Sociedad Española para la Defensa del Patrimonio Geológico y Minero ISSN: 1577-9033 LOS «EXPERTOS» DE LA CORONA. PODER COLONIAL Y SABER LOCAL EN EL ALTO PERÚ DE LOS SIGLOS XVI Y XVII Carmen Salazar-Soler CNRS (Mascipo UMR 8168) EHESS, 54 Bd. Raspail 75006 París, Francia. [email protected] INTRODUCCIÓN Este artículo 1 se propone reflexionar sobre la catego- ría social de « experto » en el campo de la minería en el Alto Perú de los siglos XVI y XVII. ¿Quiénes son estos expertos o « prácticos, como también se les llama? Como veremos el abanico social es amplio, e incluye lo que hoy en día llamaríamos « ingenieros de minas », hombres de letras, funcionarios del imperio, veedores, miembros del clero o mineros en el sentido de los siglos que nos ocupan. Todos comparten el hecho de ser indi- viduos de « experiencia » y conocimiento en los asun- tos mineros locales, que ellos pusieron a disposición de la Corona muchas veces a través de Relaciones, Trata- dos, manuales o simples documentos que redactaron desde los Andes. Estos escritos, algunos impresos otros manuscritos, serán las fuentes que utilizaremos en nues- tro análisis. Nuestra reflexión se centrará en cuatro ejes. En pri- mer lugar, trataremos de mostrar cómo el saber recolec- tado por estos expertos está sometido a objetivos polí- ticos y sociales de la Corona. El propósito de estos expertos, es informar pero siempre con fines prácticos muy concretos y políticos. Unos investigan por encargo de las autoridades civiles o eclesiásticas locales, otros se dirigen a la Corona. Así crónicas, tratados y descrip- ciones son piezas que integran la maquinaria « planeta- ria », para emplear la terminología de S. Gruzinski (2004), de los intereses de la Monarquía. Un segundo aspecto que nos interesa resaltar es el papel jugado por los expertos en tanto passeurs, pero también como conectadores del mundo peruano con el resto del plane- ta. Por un lado estos expertos difunden, adaptan y vul- garizan el saber europeo en tierras peruanas. Por otro, estos hombres difunden también en el Viejo Mundo el saber recogido en las sociedades nativas o el que es De Re Metallica 13 julio–diciembre 2009 2ª época 83 1 Una versión preliminar de este trabajo fue expuesta en el VI Congreso Internacional de Etnohistoria Andina.

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  • RESUMEN

    A partir del anlisis de tratados, manuales, relaciones y otros escritos redactados en los siglos XVI y XVII esteartculo propone una reflexin sobre la categora social de experto en minera en el Per y en particular enPotos y sobre la relacin entre estos especialistas y el poder de la Corona. Cuatro ejes guan la reflexin: la rela-cin entre saber local y poder colonial, el papel jugado por los expertos en tanto passeurs, pero tambin como conectadores del mundo altoperuano con el resto del mundo, los mecanismos y modalidades de recoleccin delsaber nativo por los expertos y finalmente la recepcin en Europa de los escritos de estos especialistas y hombresde experiencia.

    PALABRAS CLAVE: Circulacin del saber, minera histrica, Per siglos XVI y XVII, Potos, tcnicas mineras.

    ABSTRACT

    Through the analysis of treatrises, manuals, reports and others papers writen in the XVIth and XVIIth centuriesthe purpose of this paper is to think about the social category of expert in colonial mining in Peru and in particu-larly in Potosi and to think about the relation between these specialists and the power of the Spanish Crown. Fourideas hold this paper: the relation between local knowledge and colonial power, the role play by these experts aspasseurs and as people establishing connections between Peru and the rest of the world, the mechanisms and formsof native knowledge collection by the experts and finally the European reception of these specialists and experi-mented men texts.

    KEY WORDS: Historical mining, knowledge circulation, mining techniques, XVIth and XVIIth centuries Peru, Potosi.

    De Re Metallica, 13, 2009 pp. 83-94 Sociedad Espaola para la Defensa del Patrimonio Geolgico y MineroISSN: 1577-9033

    LOS EXPERTOS DE LA CORONA. PODER COLONIAL Y SABER LOCAL EN EL ALTOPER DE LOS SIGLOS XVI Y XVII

    Carmen Salazar-Soler

    CNRS (Mascipo UMR 8168) EHESS, 54 Bd. Raspail 75006 Pars, [email protected]

    INTRODUCCIN

    Este artculo1 se propone reflexionar sobre la catego-ra social de experto en el campo de la minera enel Alto Per de los siglos XVI y XVII. Quines son estosexpertos o prcticos, como tambin se les llama?Como veremos el abanico social es amplio, e incluye loque hoy en da llamaramos ingenieros de minas ,hombres de letras, funcionarios del imperio, veedores,miembros del clero o mineros en el sentido de los siglosque nos ocupan. Todos comparten el hecho de ser indi-viduos de experiencia y conocimiento en los asun-tos mineros locales, que ellos pusieron a disposicin dela Corona muchas veces a travs de Relaciones, Trata-dos, manuales o simples documentos que redactarondesde los Andes. Estos escritos, algunos impresos otrosmanuscritos, sern las fuentes que utilizaremos en nues-tro anlisis.

    Nuestra reflexin se centrar en cuatro ejes. En pri-mer lugar, trataremos de mostrar cmo el saber recolec-tado por estos expertos est sometido a objetivos pol-ticos y sociales de la Corona. El propsito de estosexpertos, es informar pero siempre con fines prcticosmuy concretos y polticos. Unos investigan por encargode las autoridades civiles o eclesisticas locales, otrosse dirigen a la Corona. As crnicas, tratados y descrip-ciones son piezas que integran la maquinaria planeta-ria , para emplear la terminologa de S. Gruzinski(2004), de los intereses de la Monarqua. Un segundoaspecto que nos interesa resaltar es el papel jugado porlos expertos en tanto passeurs, pero tambin comoconectadores del mundo peruano con el resto del plane-ta. Por un lado estos expertos difunden, adaptan y vul-garizan el saber europeo en tierras peruanas. Por otro,estos hombres difunden tambin en el Viejo Mundo elsaber recogido en las sociedades nativas o el que es

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    1 Una versin preliminar de este trabajo fue expuesta en el VI Congreso Internacional de Etnohistoria Andina.

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    resultado de la experiencia colonial. El saber nativo esincorporado as por algunos de estos expertos en librosy tratados que luego circularn por el mundo entero,conectndolo por lo tanto al cuerpo occidental de cono-cimientos minero metalrgicos de los siglos XVI y XVII.

    Estos expertos son investigadores de terreno; en estesentido todos insisten sobre su experiencia como la basede sus escritos y contribuciones. Explorar esta experien-cia, y en particular la manera cmo los expertos reco-gieron el saber nativo, constituye otra de nuestras pre-ocupaciones centrales. Nos interesaremos as por lamanera cmo recogen la informacin en el terreno, porquines son sus informantes privilegiados. Finalmenteabordaremos los problemas de recepcin de los escritosde estos expertos. Nos preocuparemos tanto por el pesoque tuvieron sus informes, relaciones, tratados o pare-ceres en la toma de decisiones de las autoridades pol-ticas de la sociedad colonial; como por la acogida y difu-sin que tuvieron en el mundo occidental sus obras,muchas veces cargadas de conocimientos locales. Estoltimo implica reflexionar igualmente, sobre el estatusy el lugar del saber nativo o local en el conjunto deconocimientos occidentales que circularon en la poca.

    Antes de entrar en la materia, recordemos que elCerro Rico de Potos empieza a ser explotado por losespaoles en 1545. Desde esa fecha hasta comienzos delsiglo XVIII podemos distinguir cuatro periodos en la pro-duccin de Potos. El primero, de una duracin aproxi-mada de cinco aos (1545-1550), est marcado por unaaumentacin muy rpida del tonelaje. El mineral, extra-do de las partes ms ricas de la superficie, poda serconcentrado manualmente o fundido segn los procedi-mientos de la poca incaica. En 1550 la produccinsobrepasa las 80 toneladas de plata metal. El agota-miento progresivo de los minerales ms ricos genera unasegunda etapa, de unos veinte aos durante los cualeslos volmenes producidos disminuyen. En 1570, son infe-riores a las 30 toneladas. El tercer periodo de aproxi-madamente 15 aos es la edad de oro de Potos. Seinicia entre 1571 y 1575 y concuerda con la introduccinde dos innovaciones, una tcnica y la otra concernientea la organizacin del trabajo. La primera consiste en laintroduccin y la aplicacin del mtodo de amalgama-cin, llamado de patio, puesto en marcha por Bartolo-m Medina, en 1555, en Nueva Espaa. Este mtodotiene como ventaja de permitir el tratamiento de mine-rales ms pobres en plata y de mineraloga ms comple-ja. La segunda innovacin es la imposicin a los indiosdel sistema de trabajo obligatorio, la mita. El resultadoes que entre 1572 y 1585, la produccin anual de laplata metal se ve multiplicada por 7 u 8, y luego se esta-biliza durante unos 30 aos. El rcord anual es alcanza-do en 1592 con 220 toneladas de mineral. Finalmente, apartir de 1615 hasta inicios del siglo XVIII, el tonelajeproducido tiende a bajar, con excepcin de ciertasaumentaciones efmeras. Hacia 1710-1730, la produc-cin cae y llega a nivel de aquellas de los aos 1570(Bakewell, 1989).

    LOS INGENIEROS DEL REINO: NICOLS DEBENINO

    Para medir la importancia de estos expertos y su rela-cin con el poder, basta recordar cmo el virrey Toledorecurri a ellos desde el inicio de su gobierno. Apenaslleg el dicho virrey al Cerro Rico, durante su VisitaGeneral en 1572, solicit a Rodrigo de La Fuente paraque averiguase el asunto de la peticin hecha por el hijodel nativo descubridor del yacimiento para que se lereconociera el hecho. Esta no sera la nica vez que elvirrey recurriese a los servicios de un experto; durantetodo su gobierno no ces de hacerlo, sobre todo cuandohubo que integrar la mano de obra nativa en una econo-ma colonial fundada sobre la extraccin de la plata. Losconocimientos sobre el mundo nativo en general, mine-ro en particular, adquiridos gracias a los expertos sirvie-ron para consolidar uno de los eslabones esenciales dela dominacin espaola y adaptar las poblaciones a lasnecesidades del Imperio. Fue tambin Toledo quienincentiv al ingeniero florentino Nicols de Benino aredactar en 1573 una descripcin geolgica y social delCerro.

    Como sabemos, durante los primeros aos de explo-tacin del Cerro Rico, la produccin estuvo en manos delos indios varas y hasta la introduccin de la amalgama-cin en los aos 1570, los espaoles retomaron tcnicasprehispnicas. Respecto a las tcnicas extractivas, tene-mos conocimiento que hasta el segundo tercio del sigloXVII, diferan poco de las tcnicas incaicas, a excepcinde dos innovaciones: el reemplazo de herramientas conpuntas de bronce o cobre por instrumentos con puntasde acero. En segundo lugar, la construccin de socavo-nes que interceptaban desde la cima del Cerro los filo-nes a niveles ms profundos y facilitaban la extraccin,el drenaje y la ventilacin.

    El primer socavn fue obra del citado Nicols de Beni-no, miembro de la familia de los Medicis quien lleg aPotos hacia 1550, al final del primer boom de la produc-cin y empez una carrera bastante agitada de minero(Benino, 1573). Conocemos poco de su vida, sabemossolamente que abandon su ciudad natal hacia 1550 yentr al servicio de la Corona espaola. Fue el primerminero en proyectar y realizar la perforacin del primersocavn de Potos, obra que inici en 1556, tan sloonce aos despus del descubrimiento de los yacimien-tos. La iniciativa de perforar este socavn respondi a lanecesidad de acceder a niveles ms profundos en bs-queda de minerales ms ricos, en la fase en que la pro-duccin del Cerro Rico empez a decaer. Los trabajosemprendidos por Benino tenan como mira interceptarla veta Rica, una de las principales y primeras vetas dePotos, muy conocida y de gran riqueza en la superficie.Para la construccin del dicho socavn, Benino formuna compaa con doce mineros propietarios de minasvecinas aledaas a la suya. La Corona concedi a la com-paa de Benino diecisis mitayos para los trabajos deperforacin del socavn (Capoche [1585] 1959)2.

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    2 Los aspectos tcnicos de la construccin de este primer socavn han sido analizados en un estudio anterior: Salazar-Soler (2004).

  • El tnel de Benino atravesaba el Cerro Rico de este aoeste en bsqueda de las vetas que corran de norte asur. La construccin de esta galera demand muchoesfuerzo y trabajo; fue realizada con ayuda de barretasa causa de la roca y porque solamente dos barreterospodan trabajar juntos cavndola reemplazndose da ynoche. De hecho, la perforacin del tnel tom mstiempo del previsto por Benino. No menos de veintinue-ve aos de obras, con algunas interrupciones, fueronnecesarios para construir la galera de 210 metros delongitud (250 varas). La dureza imprevista de la roca yla seccin importante, muy ambiciosa para la poca, dela galera (ocho pies de longitud por ocho pies de alto)explicaran esta demora.

    Los trabajos emprendidos por Benino eran represen-tativos de los que se practicaban en Europa en la poca?La comparacin con los trabajos de perforacin de lasgaleras de las minas argentferas de Nueuenberg (Sain-te-Marie-aux-Mines, Rin Alto, Francia) en el siglo XVIestudiadas por B. Ancel (1992), obras de minera con-temporneas de las de Potos pues fueron realizadasentre 1549 y 1580, permiten responder afirmativamen-te, con la excepcin de la dimensin de la seccin de lagalera, que como dijramos era muy ambiciosa para lapoca. Es en este sentido que podemos sugerir que Beni-no tuvo un papel de passeur al introducir tcnicas euro-peas a las minas andinas.

    La iniciativa de Benino fue acogida favorablementepor la comunidad de mineros y tuvo emulaciones, dadoque las galeras horizontales permitan trabajar en pro-fundidad con menor riesgo. Hacia 1585, se estaban con-cluyendo otros ochos socavones, prcticamente almismo tiempo que el de Benino, y siete estaban encurso de perforacin (Capoche, 1959: 107).

    Cul fue el radio de influencia de Benino? En otraspalabras, Tuvo emulaciones fuera de Potos? Si nos tras-ladamos a Huancavelica, la mina de donde provena elmercurio para la amalgamacin, encontramos en los pri-meros decenios del siglo XVII huellas de la construccinde un socavn. A inicios de ese siglo, los yacimientos deHuancavelica se vieron confrontados a la imposibilidadde continuar los trabajos subterrneos, pues en la gale-ra principal haban problemas graves de aeracin: grannmero de indios haban muerto asfixiados. Se propusotres soluciones: continuar con los trabajos de explota-cin pero esta vez a cielo abierto, la construccin de

    dos pozos de aeracin y finalmente la perforacin de unsocavn. Despus de haber puesto en marcha la prime-ra solucin y haber comprobado su inviabilidad, se deci-di en 1605 poner en funcionamiento las otras dos pro-posiciones3. La primera de ellas, es decir, la cons-truccin de dos pozos de aeracin, fue propuesta por eloidor Arias de Ugarte, ex-gobernador de Potos, quiendeclar que sus conocimientos en materia mineralgicano tenan otro fundamento que la lectura de Jorge Agri-cola y su experiencia en Potos. Un ao ms tarde se ini-ci la construccin del socavn, iniciativa de Pedro Ozo-res de Ulloa y Lemos, espaol, antiguo corregidor dePotos, para quien la clave de todos los problemas resi-da en la construccin de un socavn a la manera de losdoce que existan ya en Potos (Lohmann Villena, 1999:196)4.

    Como en el caso de Benino, las obras tomaron mstiempo del previsto y despus de una serie de peripeciasse concluy el socavn la noche del Lunes santo de1642. Como en el caso de Potos, la dureza de la rocafue uno de los obstculos que se tuvo que enfrentar.Otro fue la rectificacin de la direccin del tnel (Loh-mann Villena, 1999: 210 y 216).

    Ozores de Ulloa comparte una serie de rasgos conBenino. Como ste, se trataba de un antiguo residentede Potos, presente en esta ciudad desde 1585, y propie-tario de varios ingenios. Fue tambin el autor de unaRelacin sobre Potos redactada en 1598. Dio muestrasde sus conocimientos de tcnicas mineras al dirigir lasobras de reparacin de las minas de Potos luego de underrumbe (Lohmann Villena, 1999: 192-193)5.

    Si Ozores de Ulloa fue el autor de la iniciativa de laconstruccin del socavn, debemos mencionar para lasobras la participacin algunos aos despus y a pedidodel oidor Solrzano y Pereira, del Cosmgrafo Mayor delPer, Francisco de Quirs. En tanto cosmgrafo, Quirsdeba trazar o corregir la direccin del socavn, distri-buir y ensear a los trabajadores a usar los instrumen-tos para medir. Este aplic en los Andes los conocimien-tos bsicos de la geometra subterrnea de la poca(Sala Catal, 1994: 233-234. Biblioteca Nacional deMadrid (BNM), Mss. 3041, fols. 494-497). Aos despus,hacia 1635, se cre un nuevo puesto: Obrero Mayor delsocavn, que recay en la persona de Juan de Bielsa.

    Pionero en la introduccin de nuevas estrategias deextraccin en Potos, Benino es tambin el autor de una

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    3 Sobre la construccin de este socavn y sobre la polmica entre las tres propuestas consultar: Lohmann Villena (1999), caps. Xy XI. Acerca de la construccin de los pozos de aereacin y del socavn ver tambin Sala Catal (1994), cap.: Lima ante su labe-rinto: alarifes y maestros de arquitectura comienzan a intervenir en la mina de cinabrio de Huancavelica. Se fracasa y se pideayuda a la metrpoli y cap.: Las dificultades para abrir un gran socavn airador alteral. Interviene el primer Cosmgrafo Mayordel Virreinato. Mitayos y limeos celebran el final de la obra. Consultar para el proyecto original de Osores: Archivo Generalde Indias (AGI), Lima 35.Segn Sala Catal los trabajos de construccin del socavn comenzaron en 1617.

    4 Ver tambin para la iconografa del socavn: AGI, Patronato, 239, ramo 38, V, figuras III y IV.5 Ya Lohmann Villena (1999) ha trazado la interesante biografa de este personaje, sealando que naci en Portillo (Valladolid)

    en 1554, del linaje de los condes de Monterrey, crise en la casa de los Condes de Benavente, de donde pas a servir en Italia.Luego lo encontramos en Lepanto luchando contre el enemigo, en una expedicin de auxilio en Malta, combatiendo en Nava-rino, en la toma de Tnez en 1573; cay prisionero en La Goleta y permaneci prisionero en Argel. Sabemos que pas al Peren 1584, fue corregidor de Potos y entre las muchas cosas que hizo en favor de la minera, estuvo la proteccin a los herma-nos Corso, inventores de un mtodo de beneficio.

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    descripcin tcnica del Cerro Rico, la Relacin muy par-ticular del Cerro y minas de Potos y de su calidad ylabores, por Nicols del Benino (1573). Esta Relacin,redactada a pedido del virrey Toledo, es una historia deldescubrimiento de los yacimientos y una descripcindetallada de las vetas, su riqueza y formas de explota-cin. Al final de la Relacin, Benino expone brevemen-te las diferentes teoras sobre la formacin de las vetasy da su interpretacin para el Cerro Rico. A travs delanlisis de esta ltima parte de la Relacin podemosabordar otro aspecto de la transmisin de conocimien-tos mineralgicos en las minas andinas: la circulacin deideas concernientes a la generacin de las vetas. Esasideas, algunas de las cuales remontan a la Antigedad yotras a la Edad Media europea, constituyen un bagajeque los mineros como Benino difundieron a travs de susobras.

    MINEROS Y DUEOS DE INGENIOS: LUISCAPOCHE

    Entre los espaoles que redactaron relaciones con elpropsito de guiar las decisiones de las autoridades,tenemos al famoso Lus Capoche, dueo de un ingenioen Potos, autor de una historia del descubrimiento delCerro y de una descripcin socio-econmica del asiento,que la dedicara al virrey Hernando de Torres y Portugal,conde del Villar.

    Capoche fue probablemente sevillano, y al parecersirvi a los tercios espaoles fuera de la Pennsula. EnPotos fue dueo de minas e ingenios; as sabemos quecuando escriba su relacin y poco antes de la visita deToledo en 1572 posea dos ingenios.

    Capoche, en la dedicatoria al virrey explica que suintencin principal al escribir la Relacin fue facilitar lacomprensin de los asuntos del Cerro y sus dificultades.Considera que debe hacerlo pues es conciente que losproblemas del Cerro son complejos para el virrey quedebe solucionarlos y que ste solo podra tener unainformacin adecuada si una persona con experienciacomo l se los presentase (Hanke, 1959). La Relacinest pues compuesta para informacin del conde delVillar, que en ese momento estaba haciendo la travesade Espaa al Per.

    El virrey por su parte haba sido informado antes desalir de Espaa sobre las complicadas relaciones socia-les y los problemas econmicos de Potos y por ellohaba comisionado a don Pedro de Crdova Mesa paraque averiguase la situacin, de manera que al llegar alPer l pudiese disponer de un informe de primeramano. Crdova Mesa fue a Potos, conoci a Capoche,obtuvo gracias a ste el acceso a documentos oficiales ylo estimul a escribir la Relacin (Hanke, 1959).

    De otro lado los vecinos de Potos preparaban para elnuevo virrey un informe por intermedio de sus procura-dores y Capoche saba que stos iban a pintar un som-bro cuadro sobre el ruinoso estado de la minera, comoargumento para obtener precios menores para el azoguey asignaciones mayores de indios. Frente a ello Capoche

    se esfuerza para dar una pintura real de la situacindel Cerro.

    La Relacin de Capoche es de una riqueza inconmen-surable y aborda varios aspectos. En lo que se refiere alos aspectos tcnicos, Capoche ofrece una descripcindetallada de los mismos y l es uno de los primeros endescribir en detalle el proceso de amalgamacin. Y sibien no considera en mucho las tcnicas indgenas, pro-vee sin embargo una detallada descripcin de las formasantiguas de trabajar las minas y de beneficiar los mine-rales en las guairas.

    Fue un gran defensor de los socavones y al pareceruno de los principales propsitos de la Relacin fue sudefensa. Segn Capoche, las dichas galeras representa-ban la solucin ms eficaz para facilitar la saca delmetal a la superficie, as como para desaguar las minasinundadas. En este sentido, encontramos en su Relacinuna lista completa de los socavones, con informacinminuciosa sobre su condicin presente, la distanciaalcanzada en el interior del Cerro, el nmero de indiosnecesarios para proseguirlos y limpiarlos y el nmero delos mitayos asignados (Hanke, 1959).

    Pero Capoche no se preocupa solamente de los aspec-tos tcnicos de la minera sino que aborda temas socia-les de vital importancia, tales como: el trabajo de losindios en las minas e ingenios, el trato que se les daba,el sistema de la mita y tiene una importante descrip-cin, que no est libre de cidas crticas, sobre los min-gas, la mano de obra voluntaria que acuda a trabajaral Cerro Rico.

    Segn L. Hanke (1959), Capoche brinda cifras exac-tas, que revelan ideas y hbitos de ingeniero : elcerro mide 8652 de circunferencia. Dista 430 leguas deBuenos Aires por buen camino . Hubo tiempo enque 6497 guairas a la vez ardan en la noche sobre lasladeras del cerro (), Hacia 1574, cuando el azoguese emple por primera vez, se haban producido 76 000000 de pesos de plata, y desde entonces hasta el da deSan Juan de 1585 otros 34715.215.

    Adems de su experiencia personal Capoche tratcon personas que estuvieron presentes en el descubri-miento de Potos, o poco despus, y aprovech docu-mentos, que debieron de ser confidenciales, sobre pro-piedad y produccin mineras. La informacin exacta queencontramos en su Relacin sobre vetas, ingenios, soca-vones, tneles y catas indica que Capoche debi detener acceso a relaciones y otros documentos oficialessobre Potos.

    Qu influencia tuvo la Relacin sobre la poltica yobra del nuevo virrey?

    Sabemos que a su llegada el virrey nombr a PedroCrdova Mesa como visitador en Potos. Como acto pre-vio a su actuacin, ste junt a algunos de los ms pres-tigiosos telogos del Per, a fin de abordar los proble-mas relativos al tratamiento de los indios, y reuni tam-bin personas muy experimentadas para que discutiesenen su presencia todos los documentos y proposicionessobre Potos. Muchas de las recomendaciones hechas poreste ltimo grupo- que incluy al jesuita Acosta- seencuentran en la Relacin: el mantenimiento de los

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  • socavones recibi apoyo vigoroso, como lo peda Capo-che, as como la confirmacin del derecho del rescatede plata a los indios, la conservacin del oficio de pro-tector de naturales, la reduccin del precio del azoguey el estmulo al beneficio de los metales en guairas deindios. Crdova Mesa deba ejecutar stas y otras refor-mas. Finalmente Crdova Mesa se excus de ir a Potos(Hanke, 1959).

    Tenemos conocimiento asimismo que Juan Lpez deCepeda, presidente de la Audiencia de La Plata, tuvouna copia completa del documento.

    El padre Acosta, que residi en Potos por uno o dosaos y form parte de la junta convocada por el condedel Villar, utiliza en su Historia natural y moral muchosde los datos y de la informacin contenida en la Rela-cin. Veamos a travs de la descripcin que hace Acos-ta de la amalgamacin, estudiada por M. Mustapha(1989: 300-303), cmo Acosta va a utilizar la Relacinde Luis Capoche, para hacer su descripcin. Toma pres-tado de Capoche una serie de datos: cifras, vocabulariotcnico, descripcin de instrumentos; pero los va ainsertar en un texto denso y sinttico. A los prstamoshechos a esta Relacin, va a adjuntar sus recuerdos osus experiencias personales. Es decir que Acosta, va arecurrir a un informante de primer orden, en el afn dedar a sus lectores indicaciones tcnicas precisas yexhaustivas que le parecen necesarias - y que probable-mente no pudo recoger en su visita de carcter misione-ro- pero va a recomponer su relato a la luz de recuerdosy observaciones personales (Mustapha, 1989: 303). Porqu escoger a Capoche y no a otros expertos? Podemoshacernos esta pregunta cuando pensamos que existanotras relaciones, como las propuestas elaboradas por loshermanos Corzo, sobre el mtodo de la amalgamacin.Compartimos con M. Moustapha la idea que Capoche adiferencia de otros autores de textos tcnicos tiene con-ciencia de dirigirse a un pblico tambin profano; as apesar de siempre buscar lo exhaustivo, se aplica a expli-car todos los detalles particulares o tcnicos y a orde-narlos en una exposicin clara y accesible. En el ejem-plo que nos ocupa, busca dar una descripcin lineal delas diferentes fases del tratamiento, precisa cada unode los propsitos de las operaciones sucesivas, explicalos trminos empleados, cifra las dosis utilizadas, elnombre de la plata obtenida, las tasas de produccinetc. A pesar de lo exhaustivo y de su precisin, Capochese deja llevar por precisiones anecdticas y pasa a vecestambin de la evocacin tcnica a las implicancias deorden econmico y social.

    Acosta (1940, LIV, cap. 12: 163) se informa del textode Capoche para elaborar a su vez un escrito que tienedos caractersticas diferentes: es ms general, peroimplica una reflexin o la idea de una ley general. Estoes lo que podemos comentar al comparar los textos deCapoche y de Acosta sobre las dosis de mercurio que serequiere segn el tipo de mineral; mientras que Capo-che detalla las dosis, Acosta evita hacerlo subrayando elcarcter emprico de la dosificacin y al mismo tiempoextrae leyes generales.

    Pero Acosta no fue el nico cronista en tomar datos

    de Capoche, encontramos en la Historia general de loshechos de los castellanos en las islas y tierra firme delmar Ocano (1601-1615) del cronista oficial Antonio deHerrera sentencias que Capoche redact en su Relacin.Antonio de Len Pinelo recaud tambin documentossobre Potos incluyendo a la Relacin para su historia dela Villa y cita a Capoche como una de sus autoridades ensu Paraso en el Nuevo Mundo.

    LOS OJOS Y ODOS DE LA CORONA: EL VEEDORGARCA DE LLANOS

    Es igualmente ilustrador el caso de Garca de Llanos,veedor del Cerro Rico y autor del primer diccionariominero [1609], quien cont con el apoyo e incentivo delvirrey Marqus de Montesclaros en la relacin queredactara sobre el Cerro. Cabe recordar las palabras deMontesclaros sobre Llanos: persona experta en eldicho ministerio /de minas/.

    En realidad toda la carrera de Garca de Llanos haceincidencia en su calidad de experto y de asesor para laminera. Sabemos que ste fue minero en Potos (1599-1604); veedor de las minas del mismo sitio (1604-1608);asesor tcnico en la visita a Oruro (1608); autor de laRelacin a Oruro (1608), del Cuaderno de venta deindios (1609 ?), de la Relacin del Cerro de Potos (1610)y del Diccionario minero (1611). Fue nombrado veedordel Cerro en 1604 y permaneci en el cargo 4 aos.Luego se retir por falta de pago del salario.

    La correspondencia entre el virrey y el alcalde mayorde minas a propsito del nombramiento del cargo deveedor echa luces sobre lo que se consideraba un exper-to en minera y sobre este cargo. En enero de 1604 elvirrey del Per escriba al alcalde mayor de minas dePotos: Entendido he que tenis poca ayuda en los vee-dores del Cerro, y yo no pretendo eso sino que tengistoda la que conviene y es menester; e porque se mehace relacin que algunos de ellos son de poco prove-cho, o por no entenderlo o por estar impedidos para loque pide el beneficio, os encargo que busquis las per-sonas que mas entienderen de esa arte y ms giles seanpara asistir en el Cerro y entrar y salir en las minas, ylos nombraris luego por veedores despidiendo a los queno fueren a propsito de los que ahora sirven, y me avi-saris luego para que se le enven ttulos (ANB, Manus-crito, Carta, 1604, f146v).

    Contest el alcalde mayor: En virtud del poder ycomisin del seor visorrey, desped y quit de los ofi-cios y cargo de veedor del Cerro y minas () ; y, porsatisfaccin y confianza que tengo de la persona y bue-nas partes de Garca de Llanos y ser como es minero enel Cerro y suficiente, gil y de edad cual conviene paraasistir en l, entrar y salir en las minas, ver y visitar laslabores amparar y favorecer los indios que en l traba-jan y otras causas y consideraciones justas, le nombre yelijo y sealo por veedor del cerro y minas de esta VillaImperial de Potos (ibid.).

    Segn Gunnar Mendoza (1983) el veedor era el fun-cionario oficial que deba asistir permanentemente den-

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    tro y fuera de la mina haciendo que el trabajo se desen-volviese en condiciones materiales y funcionales idne-as para asegurar los mejores resultados. De acuerdo conlas ordenanzas y provisiones legales, las atribuciones delveedor eran las siguientes: Mirar y visitar las labores deda y de noche; ver que se hagan en la mina los repa-ros necesarios; hacer que se limpien los caminos delas minas e labores para que los indios puedan salir conmenos trabajo y ms descanso en las cargas que sacande metal; tener gran cuidado que los indios que tra-bajaren no sean puestos en riesgo; habiendo encerra-miento (hundimiento) en la mina, tener cuidado y dili-gencia en sacar los indios y quitarlos de riesgo; que alos indios no se les haga doblar en el trabajo y labores;que no sean azotados ni maltratados; que se lespaguen sus jornales enteramente en sus manos; quesuban a trabajar, entren y salgan del trabajo como semanda por ordenanzas; obtener todo lo demas queconvenga al bien y conservacin de los indios, labores yminas y es su cargo.

    En el caso del minero el mismo trmino da cuenta desu calidad de experto. Segn G. Mendoza (1983) el tr-mino era entendido como mayordomo de mina. El mine-ro era el tcnico del proceso de extraccin del mineralen la mina, a diferencia del beneficiador que era el tc-nico metalrgico en el Ingenio. As por ejemplo el virreyde Montesclaros dice acerca de los mineros: vasalloslos mas fructuosos que su majestad tiene en estos rei-nos, cuya conservacin merece el principal cuidado delbuen gobernador6 .

    Segn G. Mendoza, tcnicamente los mineros y losveedores equivaldran a los actuales ingenieros de minasen los sectores privado y pblico respectivamente.

    Tal es la conciencia de Llanos de su calidad de exper-to que se permite incluso criticar al virrey Francisco deToledo y a sus ordenanzas: De parte de las mismasordenanzas, se peca en que las ms de ellas (y principal-mente las del seor virrey don Francisco de Toledo)estn con menos claridad de la necesaria y menos biendicho lo que disponen y con menos propiedad de la quese requiere; y fue sin duda la causa de eso que despusde haberse comunicado y resuelto los puntos esencialesque convena determinar con personas inteligentes deminas (conforme a lo poco que entonces se saba) secometi el ordenarlas y ponerlas en estilo a hombres dequienes se tena satisfaccin, o por ventura lo hizo elmismo virrey. Mas como quiera que fuese, el estilo y len-guaje de ellas es de persona que no saba de minas, ycomo no estaba de raz en los casos, dificultades y almade las cosas, no las orden y dispuso en lo esencial tanbien como era menester; y en la propiedad de las pala-bras falt de manera que abri puerta a que se puedanaplicar a diferentes propsitos, y algunas dej asimismotan confusas que los ignorantes las alaban y los que

    saben no la entienden. Para prueba de lo cual basta laordenanza 8, del ttulo 1 De los descubridores, y tam-bin lo que sucedi en Potos con cierta provisin tocan-te al Cerro, del seor conde de Monterrey, que no hubopersona que la entendiese hasta que el corregidor mepropuso la dificultad, cuyo intento declar por haberdado el punto7.

    Garca de Llanos no fue el nico veedor a quien unvirrey le pidi asesora y requiri sus servicios. Sabemosque don Lus de Velasco llam a Lima a Bartolom Lpezde Mayorga que era como Llanos, veedor de Potos y degran experiencia y competencia para informarse de loque convena hacer para el aumento y perpetuidad delas cosas del Cerro de Potos y ordenanzas que se hicie-ron y () que hoy tanto se guardan; y en su condicinde consultor y asesor del virrey, el veedor qued asis-tiendo en esta ciudad (Lima) muchos meses (1589-1599).

    Sobre Lpez de Mayorga sabemos que fue minero dePotos durante por lo menos 23 aos y asisti en lasvisitas generales que se han hecho de las dichas minasde 17 aos a esta parte por acompaado de los corregi-dores y personas a quien los virreyes las han cometido.Y que () por ser notoria la experiencia y habilidad deldicho Bartolom Lpez para remediar los daos quecada da sucedan, reparar y asegurar las labores y per-petuar las minas, fue nombrado por veedor (). Y por sehaber derrumbado las minas de la Veta Rica donde lla-man la Muiza, Pancorvo, Chayantas y Santa Catalina,que eran las de menor riqueza del Cerro, y dejando delabrarlas por el mucho riesgo que tenan por orden ytraza del dicho Bartolom Lpez y con mucho trabajosuyo se aseguraron y repararon de manera que se hanlabrado y labran, de que ha resultado haber sacado deellas gran suma de plata por ser hoy las ms ricas delCerro. Y en todas las dems vetas ha hecho otros adere-zos y reparos, de suerte que por su industria y muchotrabajo han cesado la mayor parte de las muertes y des-gracias que cada da haba en las minas; y en diferentestiempos y ocasiones parece haber sacado y desenterra-do de las dichas minas ms de 10.000 indios que estabansin esperanza de poderlos sacar poniendo a mucho ries-go su vida, () hallndose presentes muchas veces a verlo susodicho el licenciado Lopidana, oidor de estaAudiencia (de Charcas) y corregidor que ha sido y depresente es en la dicha Villa (ANB Audiencia 1598, f259-59v) (Mendoza, 1983, nota 70, LIV).

    Su hijo Diego Lpez Mayorga, fue tambin un recono-cido experto en minas: sali tan gran minero como supadre por haberse criado desde criatura en el Cerro, ental manera que teniendo a su cargo las ms gruesaslabores de l en que ganaba ms de 4000 pesos corrien-tes, el seor marqus de Montesclaros, teniendo noticiade cun necesaria era la persona de este suplicante para

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    6 Mendoza y Luna (Marqus de Montesclaros), don Juan de Relacin del estado de gobierno de estos reinos que hace el Excmo.Seor don Juan de Mendoza y Luna, Marqus de Montesclaros, al Excmo. Seor Prncipe de Esquilache su sucesor, P. Fuentes,1859: 36.

    7 El original de esta Relacin se encuentra en el Archivo del Duque del Infantado, Madrid. El Archivo Nacional de Bolivia poseeuna fotocopia.

  • las cosas del Cerro, le hizo veedor de l, de maneraque todas las cosas particulares e importantes alaumento del Cerro y aprovechamiento de los que en ltrabajan, y en el de Guariguari y otros de esta comarca,siempre se le cometa a l como persona tan entendi-da en los reparos y aumento de las minas.

    En 1616 Lpez de Mayorga pidi al virrey prncipe deEsquilache se le haga merced de darle ttulo de veedormayor con algn acrecentamiento de salario en recom-pensa del real servicio y bien general de los mineralese interesados en las labores del Cerro de Potos, que nohay cosa que ms necesidad tenga que de ser tratado ymirado por personas prcticas y de conocimiento enlas cosas de l. Pero se le hizo simplemente veedorcon el mismo salario de 1000 pesos (ANB, Ttulo 1616, f.261) (Mendoza, 1983, nota 70, LIV).

    El marqus de Monstesclaros tuvo otros asesores oconsultores como por ejemplo para asuntos de hacien-da; tal fue el caso de Francisco Lpez de Caravantes,contador del Tribunal de cuentas de Lima- tribunal fun-dado por el propio marqus- quien le prepar unavaliosa y detallada Relacin de las provincias que tieneall el gobierno del Per, los oficios que en l se prove-en y la hacienda que all tiene su Majestad (Mendoza,1983). Al parecer este fue el primero de varios informesque este funcionario compil para sucesivos virreyes.

    Como podemos apreciar el virrey de Montesclarosrecurre en varias ocasiones a estos asesores expertos enlas materias de su inters. A este propsito L. Hanke(1959) dice: este virrey () parece tener un talentoespecial para inspirar la recoleccin de documentacinadministrativa que queda como historia bsica paracomprender el Per durante su gobierno. Pocos virreyesordenaron ms inspecciones, informes y visitas.

    Retornemos a Garca de Llanos. Sabemos que fueautor de una Relacin sobre Oruro, hasta hoy no locali-zada. El dice que particip en la ltima visita del dichoasiento que se cometi al seor don Diego de Portugalfuturo presidente de la Audiencia de Charcas. No diceGarca de Llanos en que condicin particip de la visitapero G. Mendoza (1983), su estudioso, dice que es lcitosuponer que lo hizo como asesor tcnico.

    La produccin de esta Relacin de Oruro est enmar-cada dentro de un contexto de luchas de poder regionalque ilustran claramente la relacin de estos expertoscon el poder.

    Menos de un ao antes de esta visita a Oruro, Felipede Godoy, otro experto contemporneo de Llanos yautor de otra relacin ms breve de Potos ([1608]1912),cumpli una comisin supuestamente secreta del Licen-ciado Alonso Maldonado de Torres, -presidente de laAudiencia de Charcas-, fechada en Potos del 19 de sep-tiembre de 1607, para ir a Oruro y recolectar informa-cin sobre sus cerros, minas, vetas, indios de trabajo,azogue, ros para ingenios, materiales para minas, mine-ros diestros, poblacin de espaoles e indios, recursosde subsistencia locales y forneos, cuanta de los quin-tos pagados hasta la fecha (Mendoza, 1983).

    Godoy (1912) hizo la averiguacin entre octubre ydiciembre de 1607 y present un informe a la Audiencia

    de Charcas en 1608 remitiendo una copia al virrey mar-qus de Monstesclaros para que le constase con pun-tualidad las cosas de dichas minas.

    Esta comisin del presidente de la Audiencia de Char-cas a Godoy se produjo dentro del juego de tensiones eintereses entre el tribunal de Charcas por un lado, quienpretenda a toda costa asumir la totalidad de poderes desu distrito, y la Audiencia y el virrey del Per empecina-dos en no ceder. Incluso la fundacin de Oruro (el 1 denoviembre de 1606) puede ser considerada como un epi-sodio dentro del mismo juego: la Audiencia de Charcasdispuso esa fundacin para demostrar que era capaz deejercer el gobierno poltico ventajosamente para losintereses del Estado (si se considera que Oruro podasuperar a Potos). La Relacin de Godoy est claramen-te perfilada para favorecer el punto de vista sostenidopor la Audiencia de Charcas (Mendoza, 1983).

    La visita de Oruro comisionada por el Virrey a Portu-gal (con Llanos como asesor) tuvo el propsito de esta-blecer la verdad de los hechos. En consecuencia la rela-cin de Oruro de Llanos puede ser considerada como unacontraparte a la relacin de Godoy y es muy probableque fuese despachada al Consejo de Indias como fuedespachada la relacin de Godoy (1912).

    Garca de Llanos fue tambin autor de la Relacin delCerro de Potos (1610). La funcin bsica de este escri-to fue servir de fuente de consulta sobre los problemasde mano de obra en el Cerro Rico. Este papel de asesorde Llanos se hace evidente en los ttulos de los captu-los de la Relacin: Lo que se debe hacer en la minga delos indios, Lo que debe hacer el alcalde mayor deminas; Lo que en el ensaye se debe hacer, Cmo sedebe proceder en las causas de las minas. Es ms, elautor lo expresa con sus propias palabras: Por parecerdesea su excelencia (el virrey) acudir a negocio tanimportante (las ventas fraudulentas de indios en Potos)con el menor rigor que se pueda () determin hacersobre ello este nuevo advertimiento de cosas a este pro-psito sern de importancia, y a continuacin Garcade Llanos escribe todo un captulo de la Relacin sobreCmo se debe usar de los remedios dados en razn delas ventas de indios.

    El lazo entre Garca de Llanos y el virrey es tan estre-cho que al parecer su Relacin de Potos no fue escritaen una sola vez sino que Llanos fue produciendo adver-timientos (como l los llama) sobre puntos particularespropuestos por el marqus y stos coordinados, re-ela-borados y completados, formaron finalmente la Rela-cin.

    Hay un incidente con la Relacin que nos permitemedir la importancia que tena este tipo de escritostambin para el mundo eclesistico. Garca de Llanoscuenta cmo el jesuita Lus Valdivia le pidi un da pres-tado un borrador de la Relacin ofrecindole al mismotiempo llevarla a Espaa para entregarla al Consejo deIndias. Y contina diciendo que le otorg el prstamodel borrador por una noche , pero en ocho das nohubo medio de que la volviese . Por eso y por otrascosas Garca de Llanos dedujo que los jesuitas habantomado una copia del borrador (ellos son ms puntua-

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    les y cuidadosos en su negocio que en el ajeno), y noparecindole justo que fueran a hacerse seores deeste pequeo trabajo (), determin despacharla porotras personas al Consejo de Indias (Llanos, 1610: 52).

    Hay un hecho que llama la atencin y es que el envolo hace l mismo y no el virrey en tanto patrocinador delescrito. Una explicacin, dice Mendoza (1983), puedeencontrarse en el hecho que siendo la Relacin tan cr-tica, el virrey rehus comprometerse haciendo oficial-mente el envo.

    En lo que respecta a su Diccionario redactado en1611, Garca de Llanos subraya la necesidad de que elgobernante cuente con el asesoramiento debido enmateria de minas: Fuera muy gran gobierno de buenouna persona de inteligencia y satisfaccin cerca delprncipe por ser, como es, lo ms sustancial de esteReino la labor de las minas y cosa que no la entiendentodos (Llanos, 1611: 47).

    Cmo juzgar la influencia que tuvieron los escritosde Garca de Llanos sobre el poder virreinal? El estudiode la memoria del virrey de Montesclaros muestra hue-llas inconfundibles en ella de la Relacin y del Dicciona-rio de Garca de Llanos (Mendoza, 1983: XXII).

    En cuanto a los informantes de Garca de Llanos parala elaboracin de sus documentos podemos decir quesus fuentes fueron principalmente orales. Entre susinformantes encontramos: mineros, beneficiadores yveedores. En lo que se refiere al Diccionario y sobretodo a la terminologa nativa (ya hemos sealado enotros trabajos el peso del vocabulario nativo-quechua yaymar) sus informantes fueron los trabajadores califi-cados tanto en las minas como en ingenios, indios y mes-tizos, los indios ladinos, los indios pongos del Cerro lla-mados por Llanos tenientes de los veedores, y a quie-nes segn l los espaoles les hurtaban el ttulo demayordomos pnese este oficio en los ms diestros ybriosos para () mandar en la mina y hacer lo que con-viniere, as en el modo de labrar como de reparar, ayu-dndose en todo de los indios ms a propsito. Proba-blemente tuvo que recurrir tambin a los intrpretesque sabemos existieron en el Cerro.

    EL ARTE DE SER TRATADISTA: ALONSO BARBA

    Alonso Barba es un cura espaol residente en Potos yel autor del tratado de minera y metalurgia ms impor-tante de los Tiempos Modernos: el Arte de los metales(Madrid, 1640)8.

    Si bien su gran mrito consiste en haber propuesto unnuevo mtodo para ahorrar azogue en el proceso deamalgamacin: el mtodo de cazos y cocimiento, que elautor presenta en la segunda parte de la obra; resalte-mos otras de sus principales contribuciones a la mineray metalurgia mundiales. Empecemos destacando su sis-tema de clasificacin mineralgica y su inventario de losrecursos mineros del Alto Per. Merece tambin mencio-

    narse su descripcin del sistema de amalgamacin, puesno slo es muy completa sino que incluye la incorpora-cin de aditivos correctores al proceso e igualmente losremedios para evitar la prdida de azogue. Destaque-mos la modernidad de su insistencia en la necesidad dehacer ensayos y pruebas analticas de los mineralesantes de su tratamiento. Es digno de resaltar tambin,la recopilacin de los tipos de hornos y la introduccinde criterios y recomendaciones personales para su cons-truccin de acuerdo a su funcin, tipo de combustibledisponible, de fundentes, etc. Tambin son de utilidadla exposicin de sus experiencias personales sobre elmodo de fundir los minerales de oro y plata.

    El tratado de Alonso Barba es entonces una gran sn-tesis que desarrolla el arte de la metalurgia y que cons-tituye una obra de referencia. As cuando el ilustradoJorge Escobedo, nombrado por Carlos III como oidor dela Audiencia de Charcas en 1776, funda tres aos des-pus la Academia y Escuela Terico-prctica del Benefi-cio de los Metales en Potos (la primera escuela deminas) en sus ordenanzas propone al Arte de los Meta-les de Alonso Barba como libro de texto para adquirir losconocimientos tericos en los tres aos de formacin.

    Es considerado como el mejor libro de metalurgia delsiglo XVII, y el nico extenso tratado de la amalgama-cin de minerales argentferos, hasta los ltimos aosdel siglo XVIII; el nmero de ediciones que tuvo durantela poca y siglos despus tanto en castellano como enotras lenguas son prueba de ello.

    El contexto de la publicacin de su libro nos permitesubrayar su calidad de experto. Si nos remontamos aalgunos aos antes de esta publicacin, cuando AlonsoBarba era cura de Yotala, y present al Presidente deCharcas un memorial, l mismo empieza poniendo enrelieve su antigua experiencia en la investigacin de losmetales, pues desde que lleg al Per, desde haca msde 30 aos: a entendido en varias experiencias delbeneficio de los metales, que con ellas, estudio y funda-mento de buena filosofa a alcanzado ya con grandesventajas (AGI Charcas, 149).

    Y quiere hacer partcipes a todos los que se dedicana la minera argentfera de los resultados de sus estudiosy conclusiones tcnicas. Concretamente ofrece unmtodo de beneficio de la plata sin prdida de azogue.Como recompensa pide a Lizarazu se le otorgue por elespacio de 30 aos el 1% de los quintos reales. Aparen-temente el Presidente de la Audiencia pas el pedido alvirrey quien se opuso a la medida por no estar seguro delos resultados. Alonso Barba enva otro memorial alvirrey en el cual asegura la eficiencia de su mtodo yadems seala que no es oneroso lo que solicita. Final-mente pide que se le otorgue solamente el 0.50%.

    En este caso podemos ver tambin la relacin estre-cha de un experto con un gobernante, representado porel Presidente de la Audiencia de Charcas, Juan de Liza-razu. Como sabemos dedica a l su obra y dice ( )este Potosi, como de plaa de armas, o Universidad la

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    8 Hemos dedicado varios trabajos al estudio de su obra y en particular de la primera parte de ella: Salazar-Soler (1997, 2005a yb, 2007).

  • mas famosa del mundo, y donde mas se necesita de laconferencia de materias semejantes (Arte, Dedicato-ria a D. Juan de Lizarazu). De igual manera cuando seenva ya el libro a Espaa para que la Corte diera suaprobacin, adems de la dedicatoria, Alonso Barbadestaca la preocupacin del Presidente de Charcas porel avance y perfeccionamiento de las tcnicas.

    Lizarazu por su parte en 1637 cuando dirige la obrade Alonso Barba al Consejo de Indias, la recomiendacomo: lo primero que en la materia se ha escrito y enparticularissimo bien destas Provincias (Arte, prime-ra pgina).

    Finalmente y a peticin de Lizarazu, los Diputadosdel Gremio de Azogueros de Potos emiten tambin sujuicio del Arte : Reconocemos en el modo de discurriren estas materias los muchos aos de atenta experien-cia que tiene en ellas, y de los daos que hemos expe-rimentado en las prdidas de azogue, y en no haversacado la ley a los Metales, vemos las causas, y susremedios sealados en tan concluyentes razones, queaunque muchos particulares no se han podido hasta oyexperimentar, por la brevedad del tiempo, no dudamosde su certidumbre mayormente interviniendo el crditodel Autor, en que ninguno de los que lo conocen pondren duda. (Arte, primera pgina).

    Pero es tambin en el contexto de su misin a Espa-a, al final de su vida (cuando Alonso Barba tendra alre-dedor de 80 aos) que volvemos a encontrar documen-tacin que da cuenta de su calidad de experto al servi-cio de la Corona.

    Recordemos el contexto en que se produce estamisin. La raz de sta la encontramos en la noticia deun minero del Condado de Niebla que descubre en Poto-s que unas piedras encontradas en su Villa resultabanser muy ricas y pide se confe la noticia a alguien de sutierra; esto llega a odos de Alonso Barba quien en 1649pide permiso para ir a Niebla. Al comienzo no se le da lalicencia pero luego ante el pedido de varias personas einstituciones en Charcas (azogueros de Potos, el cabil-do de la Villa, los dos cabildos de Chuquisaca y el Provi-sor del Arzobispado de la Plata), el Consejo de Indiasrecomienda a su Majestad hacerlo y ste decide drseloreconociendo en Alonso Barba la calidad de un experto( ) parece que con vuestra industria podris conse-guir muy gran veneficio labrando aquellos metales(AGI Charcas, 416, libro V, fols 147v-149V). Y le ordenaque vaya rpidamente desde el Per () en la primeraocasin y con la mayor brevedad que fuere posible sepueda esperar que mediante vuestra inteligencia ypractica de tantos aos se consiga el descubrimiento dela mina que deca (Ibid)9.

    Alonso Barba no va solo a Espaa sino que lo acompa-a el minero potosino Agustn Nez de Zamora, per-sona de los ms inteligentes de las Indias, en las mate-rias y beneficios de los metales segn las propias pala-bras del metalurgista (AGI, Charcas, 150, Memorial, N17). Tambin lo acompa, aunque ignoramos si lo trajoAlonso Barba, el capitn Juan de Figueroa, a quien nues-

    tro cura recomienda al Rey como grande beneficiadorde los (metales) de oro y plata por aogue (ibid, p.10).

    Al llegar a Espaa Alonso Barba tuvo entrevistas conlos miembros del Consejo de Indias. En ellas trat suspuntos de vistas sobre la situacin de la economa mine-ra tanto en Indias como en la Pennsula (Barnadas,1986).

    Segn los estudios realizados por Barnadas (1986:40), sabemos que Alonso Barba inform al Consejo sobrela existencia en Tucumn de un Pedro de Bohrquez quehaba entrado a vivir con los indios del lado de Jujuy,con peligro de que o los levantara contra los espaoleso se levantara l como seor absoluto de aquel territo-rio. El Rey escribi al Gobernador del Ro de La Platapara que investigue el caso (Barnadas, 1986: 40) (AGI,Buenos Aires 5, lib. II, De partes (1649-1672), fols. 107V-109).

    Las impresiones de lvaro Alonso Barba sobre lasituacin de la explotacin de minas en Espaa y la pol-tica a adoptar para superar la crisis, forman parte devarios Memoriales que escribi y envi impresos al Rey.Citemos unos prrafos de uno de ellos que dan cuentade este carcter de experto al servicio de su majestad:El conocimiento de las materias de metales que adqui-r en los Reynos del Pir, en muchos aos de atentasexperiencias, con particular aplicacin, y estudio, medio fundamento para discurrir, que en las minas antiguasde Espaa, y especialmente en las que estn en el Anda-luzia, el Rio de Niebla arriba, de que tuve muchas, ybien fundadas notizias, y en sus deshechos, y escorias desus fundiciones, y otros minerales y betas nueuas deaquellos parages, era muy probable hallar y aprouecharintereses de importancia, con que fuera V. Magestadservido. El deseo de que tambien en este Reyno selograssen algunos buenos efectos de mi inteligencia yvoluntad, en servicio de V. Magestad, y bien comun,como lo auia conseguido grandes en las Indias () ofre-cia mi persona, aunque me hallaua ya muy adelante enla edad () [Memorial de Alonso al Rey (1659) AGI,Charcas, 150]. Luego de esta introduccin hace el infor-me sobre las minas de Espaa que visit.

    Segn Barnadas (1986) prueba de la alta estima enque tenan el Rey y el Consejo de Indias a Alonso Barba,por su investigacin pero tambin por su labor difusorade nuevas tcnicas, es su nombramiento para la Chan-tra de La Plata en 1660, y que puede ser consideradocomo una recompensa por su labor. En el mismo senti-do, se puede interpretar la buena acogida que tuvo elMemorial de Alonso Barba para que se le siga abonandolas rentas de su Prebenda mientras no tome posesin delcargo de Chantre.

    Pero este reconocimiento a su calidad de expertopuede apreciarse tambin en las palabras del Rey queexplican por qu lo quiso retener en Espaa, a pesar queAlonso Barba daba por concluida su labor y peda auto-rizacin para regresar a Potos y el Consejo estaba con-forme: () para que tuviessen en Espaa maestros de

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    9 Ver sobre esta misin y en general sobre la vida de Alonso Barba el libro que J. Barnadas (1986) ha consagrado al autor.

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    Arte de los metales y enseassen el modo de su benefi-cio a los que tratassen de ello, y los sacassen de lasminas (AGI, Charcas 150, Memorial N3, p. 7).

    Para finalizar este acpite permtasenos llamar laatencin sobre dos aspectos de la obra y del personajeque tratamos. El primero consiste en subrayar el papelde passeur, intermediario cultural y de conectadorque tuvo Alonso Barba. El segundo concierne la recolec-cin del saber local.

    En lo que concierne al primer aspecto, en trabajosanteriores ya hemos analizado la primera parte del Artemostrando cmo Alonso Barba presenta una serie deideas que circulaban en la poca sobre la gnesis de losmetales y de las minas, muchas de las cuales provenande la Antigedad o formaban parte del cuerpo alqumi-co o eran teoras elaboradas por autores modernos,introduciendo de esta manera en el Per todo un baga-je cultural occidental sobre la minera, cumpliendo unrol de passeur (Salazar-Soler 1997, 2005 a y b). Pero enesos mismos trabajos hemos sealado igualmente queAlonso Barba no slo introduce conocimientos mineral-gicos occidentales en los Andes sino que tambin, y estoconstituye su principal mrito, incorpora saber nativo alcorpus de conocimientos mineralgicos occidentales. Elejemplo ms significativo a este nivel lo constituye laincorporacin de una nomenclatura nativa a su sistemade clasificacin de los minerales. Incorpora as conoci-mientos nativos y los hace circular mundialmente a tra-vs de su obra. Es en este sentido que podemos referir-nos a Alonso Barba como un conectador del mundonativo peruano con el mundo occidental (Salazar-Soler,2005b).

    El segundo aspecto que queremos recalcar est nti-mamente relacionado con el anterior y tiene que vercon la faceta de hombre de campo de Alonso Barba.Sabemos que recorri el Altiplano peruano y sus minasrecolectando informacin. Alonso Barba combina suexperiencia no slo con informacin proveniente deautores clsicos, medievales o modernos, sino tambincon la experiencia de personas fidedignas y prcticas:las he odo de personas fidedignas, [...] y vista conparticular cuidado de personas muy practicas en estasmaterias. El tratadista alude frecuentemente a losMineros, quienes algunas veces aparecen citados enforma general: Aunque qualquier lugar en que losmetales se crian se llama veta, est ya introducido en elcomun uso de los Mineros llamar solamente assi laprofunda [...] (ibd.: lib. I, cap. XXV, 40). Otras vecesdistingue a los Mineros de Europa: Los rumbos, quelas vetas profundas corren han sido muy advertidosentre los Mineros de Europa, teniendolos por sealesciertas de su mayor, menor riqueza, y abundancia(ibd.: lib. I, cap. XXV, 40), de los Mineros de esteReyno: [...] y assi de los dems rumbos en los Laquis,que assi llaman los Mineros de este Reyno la divisio-nes, que se vn en las junturas de las peas, caxas delas Minas (ibd.: lib. I, cap.XXV, 40).

    Esta alusin frecuente a los Mineros de este Reynonos parece importante de subrayar, ya que es todo elconocimiento local altoperuano que est expresado de

    esta manera. Aunque sabemos que el trmino mineroen los siglos XVI y XVII no era sinnimo de trabajadorminero, sino que ms bien aluda a los seores de minasy que stos en buena parte eran Espaoles o criollos,pensamos que hay una parte del saber nativo que semanifiesta a travs de esta va: los trabajadores de losseores de minas eran mitayos nativos. Prueba de elloes que gran parte de lo que Alonso Barba acota comoinformacin de los Mineros de este Reyno se presentabajo trminos mineros nativos. Algunas veces el trata-dista presenta informacin que atribuye a los Minerossin especificar que se trata de los de este Reyno, sinembargo el contenido de ella dejan pensar que se tratade este grupo. Por ejemplo cuando aborda en el captu-lo XIII las diferencias que hay de Piedras, primero pre-senta la clasificacin digamos general: A cinco gnerospuede reducirse toda la diversidad que hay de piedras,estos son: piedras preciosas, mrmoles, pedernales, gui-jarros y ordinarias. Enseguida Alonso Barba acota: Perolos mineros para el conocimiento, y distincin de laspiedras sobre que se arman, o se crian los metales, tie-nen sus nombres, de que usan entre s ordinariamente(ibd.: lib. I, cap. XIII, 24), y enumera y explica los dife-rentes trminos locales, algunos de los cuales son enlengua nativa.

    El mundo nativo est igualmente presente a travsdel vocabulario sobre todo quechua que atraviesa todala obra. No se trata solamente de trminos mineros (cf.trminos locales para designar las piedras y los minera-les), sino tambin de palabras que designan instrumen-tos de guerra, accidentes geogrficos o topnimos. Ade-ms, Alonso Barba tiene el cuidado de precisarnos si setrata de un trmino de la lengua general o no; lo cualmuestra su conocimiento de la realidad alto peruana ynos confirma el papel jugado por las minas en la difusinde la lengua general, ya que la mayora de trminos per-tenecen a ella. Alonso Barba conoca el quechua y elaymar, tal como queda precisado en su Relacin demritos y servicios (AGI, Charcas 96, 1658).

    REFLEXIONES FINALES

    Qu tienen en comn todos estos individuos? Como hemos podido apreciar en las pginas anterio-

    res, pese a la diversidad social de estos expertos, elloscomparten una serie de rasgos entre los cuales destacael hecho que el saber que adquieren en el Per y lainterpretacin que hacen de los fenmenos naturales yde la sociedad colonial est sometida a objetivos polti-cos y en algunos casos religiosos.

    El saber de estos expertos es usado por el poder dediferentes maneras, a veces directamente para imple-mentar o implantar tal o cual medida, como en caso dela utilizacin de la Relacin de Capoche por la junta dejuristas y eclesisticos convocada en Potos por Toledo.Otras veces forma parte de una lucha de poderes por elcontrol de un territorio o regin como en el caso de laRelacin de Oruro de Llanos.

    Estos individuos poseedores de un conocimiento

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  • especfico y en el caso que hemos tratado, especializa-do (en minera), los portugueses los llamaban os prti-cos y los espaoles hombres expertos, todos trmi-nos que insisten sobre la experiencia. Y en efecto ycomo ya lo ha sealado Gruzinski (2004), la fuerza destos reside en la profundidad de sus experiencias decampo. Esta experiencia de campo es cotidiana como lomuestran todos los casos analizados. Esta ventaja ladeben nuestros autores a los contactos privilegiados quemantuvieron con el mundo en el que estaban inmersos.Estos contactos los tuvieron en primer lugar con losinformantes locales y los expertos nativos (los minerosde este reino). Sin estos informantes preciosos laempresa de recoleccin del saber no hubiera sido posi-ble. Tambin se informan a travs de los contactos conotros europeos establecidos en el lugar.

    Es ms, en los casos que hemos analizado se trata deuna experiencia de vida, es decir que no se limita al ofi-cio sino que traduce una experiencia de la sociedadcolonial, por ello es que los expertos son capaces de tra-tar los problemas tcnicos relacionados con la minerapero tambin dan su parecer sobre los problemas socia-les y econmicos que afectan la minera y pueden emi-tir opiniones y redactar informes muy bien fundadossobre los males que aquejan a la sociedad colonial en suconjunto. Es en este sentido, que estos escritos trans-cienden el inters cientfico y brindan informacin sobreel funcionamiento de toda una sociedad local.

    A travs de sus escritos asistimos tambin a un pro-ceso de captacin y de apropiacin del saber nativo; ysi bien, como lo dice Gruzinski (2004), muchas vecesgracias a estos autores el saber nativo fue rescatado delolvido, esto tambin form parte del proceso de coloni-zacin del saber.

    Estos expertos conectaron de una u otra manera a laPennsula con el Per. Todos los expertos inventan o des-arrollan maneras de ligar Europa y el virreinato que hanadoptado, estableciendo a travs de sus obras comuni-caciones entre dos o ms mundos.

    Algunos de ellos adaptaron o vulgarizaron el sabereuropeo en tierras americanas. Ellos participaron de latransferencia de conocimientos europeos hacia Amricapero tambin difundieron en el Viejo Mundo nuevo saberrecogido en la sociedad nativa americana o elaboraronun nuevo saber que era resultado de la experiencia colo-nial. Por ello, estas historias implican una descentraliza-cin del saber, y nos permiten constatar la existencia deuna pluralidad de centros de elaboracin del saber,muchos de los cuales se hallaron fuera de Europa.

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