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Cruces de límites: Algunas reflexiones sobre el rol de los historiadores alemanes en los debates públicos recientes sobre historia nazi 1 Chris Lorenz Como es bien sabido, la República Federal Alemana es famosa por su activa cultura intelectual y por la intensidad de sus debates en historia alemana en particular. En cierto sentido, la revuelta del pasado alemán reciente está reflejada en estos debates. Y si esta suposición básica es correcta, es de esperarse la centralidad del Tercer Reich en los debates sobre historia alemana. Sin embargo, enfatizar la centralidad del Tercer Reich no es definitivamente lo mismo que enfatizar la centralidad del Holocausto. En el siguiente artículo plantearé tres tesis sobre esta temática. Según mi primer tesis la centralidad aparente del Holocausto en la historia alemana en las décadas recientes es falaz, porque se han hecho referencias del Holocausto antes que investigaciones. El fenómeno más destacable en el debate histórico alemán del pasado reciente es la presencia del Holocausto por su ausencia, o, en otras palabras, su represión, sintomático de su cualidad traumática. Índices de esta represión son los fenómenos de “disociación” (Abspaltung) y de proyección, que pueden ser observadas en los debates públicos y en los debates profesionales de los historiadores, que alimentan los debates públicos. A pesar de que la represión nunca ha sido completa, como Helmut Dubiel y Jeffrey Herf han argumentado recientemente, ha sido la característica dominante del debate 1 Quisiera agradecer a Jeffrey Herf, Manfred Hettling, Stefan Berger, David Lindenfeld, Peter Schöttler, Sebastian Conrad, y Daniel Levy por sus comentarios críticos a una versión anterior de este artículo. Salvo que se aclare lo contrario, “Alemania” luego de 1945, se refiera a la República Federal Alemana (RFA); no entraré aquí en la compleja relación entre la RFA y la antigua República Democrática Alemana (RDA) frente al Holocausto, el cual no carece de importancia. 1

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Exposición Congreso Filosofía de la Historia Buenos aires 2000

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Cruces de frontera:

Cruces de lmites:

Algunas reflexiones sobre el rol de los historiadores alemanes

en los debates pblicos recientes sobre historia nazi

Chris Lorenz

Como es bien sabido, la Repblica Federal Alemana es famosa por su activa cultura intelectual y por la intensidad de sus debates en historia alemana en particular. En cierto sentido, la revuelta del pasado alemn reciente est reflejada en estos debates. Y si esta suposicin bsica es correcta, es de esperarse la centralidad del Tercer Reich en los debates sobre historia alemana. Sin embargo, enfatizar la centralidad del Tercer Reich no es definitivamente lo mismo que enfatizar la centralidad del Holocausto. En el siguiente artculo plantear tres tesis sobre esta temtica.

Segn mi primer tesis la centralidad aparente del Holocausto en la historia alemana en las dcadas recientes es falaz, porque se han hecho referencias del Holocausto antes que investigaciones. El fenmeno ms destacable en el debate histrico alemn del pasado reciente es la presencia del Holocausto por su ausencia, o, en otras palabras, su represin, sintomtico de su cualidad traumtica. ndices de esta represin son los fenmenos de disociacin (Abspaltung) y de proyeccin, que pueden ser observadas en los debates pblicos y en los debates profesionales de los historiadores, que alimentan los debates pblicos. A pesar de que la represin nunca ha sido completa, como Helmut Dubiel y Jeffrey Herf han argumentado recientemente, ha sido la caracterstica dominante del debate histrico de 1945 en adelante. Por lo tanto, puede ser tomada como una primera caracterizacin general.

Mi segunda tesis es que, aunque la represin del Holocausto en la historia alemana ha estado siempre presente, al mismo tiempo ha atravesado un proceso de cambio sustancial ligado primariamente al tiempo. Las formas especficas del Holocausto han sido influenciadas primariamente por la sucesin de generaciones, cuya influencia ha sido ms sustancial que la de las ideologas polticas y afiliaciones (definidas ampliamente, la izquierda contra la derecha). La tendencia general ha sufrido un desarrollo de una represin casi total entre 1945 y 1965 el perodo en el cual la generacin de los perpretadores tena todava un poder total a una forma parcial de represin ms tarde, en el perodo en que el poder fue transferido a los hijos de la generacin de los perpretadores. Sin embargo, slo luego que los nietos de la generacin de los perpretadores hicieran su aparicin en la escena histrica grosso modo a partir de 1990 esta represin parcial dio lugar a una actitud ms o menos abierta. Con todo, continan existiendo entre las generaciones ms viejas formas de represin. Tiene sentido, entonces, distinguir respecto de este punto tres perodos, correspondiendo a grandes rasgos con el dominio de estas tres generaciones: de 1945 a 1965; de 1965 a 1990; y de 1990 al presente.

Mi tercer tesis, luego, es que, en el debate sobre historia alemana, bajo la superficie, el Holocausto ha sido ligada a la catstrofe alemana; es decir, la prdida de un estado independiente y una nacin unificada para los alemanes luego de 1945, como consecuencia de su derrota militar. Ambas catstrofes, para as decirlo, han sido vistas por muchos historiadores alemanes especialmente aquellos con convicciones de derecha como fenmenos comparables, quedando cada uno en equilibrio y, en este sentido, compensando uno al otro. Desde esta perspectiva, entonces, ambos, judos y alemanes, tienen algo importante en comn, i.e. ser las vctimas principales de la Segunda Guerra Mundial.

A pesar de este vnculo subterrneo de las dos catstrofes tambin ha sido sujeto de un proceso de erosin a lo largo del tiempo, ha empero sobrevivido la unificacin de 1990. Este vnculo puede explicar el hecho destacable que la intensidad del debate sobre el holocausto se haya incrementado luego de la unificacin alemana y no decrecido, como haba sido supuesto por los observadores ms informados del escenario alemn. La explicacin podra ser que la catstrofe alemana fue anulada por la unificacin alemana, mientras que la catstrofe juda no.

El vnculo puede tambin explicar otro hecho destacable y ampliamente observado aunque no considerado : el que los historiadores conservadores en Alemania, que emprendieron feroces batallas en nombre de la nacin alemana en el Historikerstreit, hayan quedado fuera del debate Goldhagen. La explicacin para esto podra ser que la historia reciente misma se ha ocupado de su caso el estado y la nacin alemana . No hubo ms necesidad, por tanto, para los historiadores de defender el nacionalismo alemn contra sus crticos (post-nacionalistas) de la izquierda liberal del espectro poltico, como haba sido el caso en el Historikerstreit.

Voy a fundamentar mi posicin presentando un anlisis simplificado de cuatro debates pblicos en los cuales se han involucrado historiadores alemanes en los ltimos cincuenta aos. Me refiere al Historikerstreit de 1986-87; el debate Goldhagen de 1996-97; el debate de la la historia reciente misma Wehrmacht, que se ha venido desarrollando desde 1997; y el debate acerca del rol de los historiadores alemanes en el Nacional Socialismo, que comenz en 1998 y todava est en progreso. En mi anlisis, me focalizar en las conexiones fundamentales entre las preguntas y respuestas formuladas en estos debates.

Comenzar mi anlisis con el debate sobre el rol de los historiadores alemanes en el Nacional Socialismo. Este debate nos lleva directamente a la mdula del asunto; esto es, a los historiadores alemanes que son al mismo tiempo producto y productores de la historia alemana. Luego intentar descubrir los argumentos tpicos y los presupuestos utilizados por los historiadores alemanes luego de 1945, en la historiografa postblica alemana. Para ello, har una distincin entre el perodo postblico inmediato de 1945 y 1965, y el perodo de 1965 a 1990. Los cambios en la historiografa luego de 1990, sern tratados luego, cuando establezca algunas lneas conectando el Historikerstreit, el debate Golhagen y el debate de la Wehrmacht, conduciendo al escenario presente. Finalmente, intentar llegar a ciertas conclusiones.

1. El rol de los historiadores alemanes en la Alemania nazi

El primer debate pblico puede ser mejor introducido con la ayuda de dos citas. La primera es del historiador ingls E. H. Carr: Estudia al historiador antes de estudiar los hechos.. La cita de Carr sugiere correctamente una relacin ntima entre los contenidos de la historia y sus productores, los historiadores. La segunda cita es del socilogo alemn Wolf Lepenies, quien recientemente seal el carcter paradjico del debate actual sobre el rol de los historiadores en el Nacional Socialismo. Lepenies ha remarcado que, en comparacin con otras disciplinas, los historiadores alemanes descubrieron muy tarde que ellos tambin haban estado envueltos en el Nacional Socialismo. Podra ser el caso se pregunta Lepenis que la disciplina, que profesionalmente trata con la memoria y el recuerdo, sea tambin muy apta de olvidar y reprimir?

Siguiendo a Nietzsche, Lepenies justificadamente llama la atencin sobre el hecho de que todo recordar presupone olvidar, porque es imposible en principio recordar todo. Quien recuerda todo est condenado a un insomnio permanente, segn Nietzsche. En el caso del Holocausto, esta apreciacin es mucho ms importante porque, como Saul Friedlnder remarca, la historiografa del Holocausto todava est atrapada entre la imposibilidad de recordar y la imposibilidad de olvidar.. Por lo tanto, al analizar la historiografa, siempre debemos preguntarnos exactamente quin recuerda qu, y quin olvida qu, sin caer el la trampa de un reduccionismo sociolgico del conocimiento. Es por ello que la advertencia de Carr estudia los historiadores antes de estudiar los hechos es importante, incluso luego de que la muerte del autor haya sido proclamada abiertamente y que el potencial del anlisis-discurso haya sido reconocido.

El tema de olvidar, o la represin, es, entre los historiadores por supuesto, absolutamente crucial. Usualmente los historiadores profesionales justifican la existencia de su disciplina sealando que la historia es la salvaguarda institucional ms importante contra el olvido selectivo y contra la amnesia colectiva. Por lo tanto, el olvido o represin toca a la raison dtre oficial de la historia acadmica profesional. Para los historiadores alemanes profesionales este problema ha adquirido una urgencia agregada desde la unificacin de 1990, y desde que los historiadores de Alemania Occidental se han convertido en los jueces de sus colegas de la ex Alemania Oriental. Los historiadores alemanes, entonces, tienen una posicin en este debate sobre su rol en el Nacional Socialismo y su olvido subsecuente en este aspecto.

Ahora, de qu se trata exactamente este debate?

Este debate como tal se volvi pblico durante el ltimo Historikertag en 1998 en la forma de un panel, Historiker im Nationalsozialismus. El panel en s consita de varios historiadores (ms o menos) jvenes y marginales, tales como Peter Schttler, Gtz Aly, Michael Fahlbusch y Matthias Beer. Ellos y otros pocos ms, como Ingo Haar, Martin Krger y Roland Thimme han estudiado recientemente a los historiadores alemanes durante el Tercer Reich y ha dado resultados inciertos para la historia oficial y la imagen de la historiografa alemana.

Segn la historia oficial de la profesin, los historiadores alemanes en el tercer Reich podran ser clasificados en tres categoras. La primera consistente en una pequea minora que cooperaron activamente con los nazis, como Walter Frank. La segunda categora consista de una minora incluso menor que se haba resistido abiertamente a los nazis y cuya mayora abandon la Alemania nazi. La tercer categora consista en la abrumadora mayora de historiadores alemanes, que ni colaboraron abiertamente con los nazis ni los resistieron abiertamente. Se acomodaron, como se suele decir, al rgimen nazi en un sentido prctico, mientras que mantenan la ideologa nazi a distancia por medio de una innere Emigration, manteniendo as su autonoma mental. Esta idea de una autonoma interna bajo el poder nazi fue elaborado en un contexto ms amplio por Martin Broszat, quien introdujo la nocin biolgica de Resistencia, sugiriendo una analoga entre los alemanes bajo el rgimen nazi y organismos que se defienden contra amenazas externas y extraas. La Resistenz indica la amplia zona gris entre la colaboracin total y la resistencia total.

Resumiendo, la historia oficial de la historiografa alemana durante el Tercer Reich se basaba en su propia historia: hubo tan poca colaboracin con los nazis como resistencia abierta; hubo mucho acomodarse y Resistenz. Y, como era de esperarse, la mayora de los historiadores que se volvieron prominentes en la Repblica Federal inmediatamente luego de la guerra y que luego dominaran la profesin y permaneceran en el poder hasta los setentas, fueron ubicados bajo el amplio encabezado de historiadores acomodados. De acuerdo a la historia oficial, la historiografa haba sido purgada de los pocos nazis que haba en sus lneas, y han continuado con sus tradiciones impolutas luego de 1945.

Pese al nacionalismo normal de origen conservador perteneca a estas tradiciones, ste no tena nada que ver con el tipo de nacionalismo anormal de los nazis, que acabaron en polticas radicales y asesinas. Esta imagen de nacionalistas normales y acomodaticios, en contraposicin con los nazis anormales y colaboradores fue tambin aplicada a la elite de los historiadores de la postguerra, como Theodor Schieder, Werner Conze y Karl Dietrich Erdmann, quienes se han vuelto figuras centrales en este nuevo debate.

Recientemente, en Alemania, nuevos historiadores como Aly y Schttler, hicieron bsicamente cuatro cosas que realzaron este nuevo debate: 1) Cuestionaron la evidencia de la supuesta Resistenz de algunos historiadores prominentes de la RFA, proponiendo de hecho nuevo materia que documentaba un apoyo activo y un involucramiento en las polticas nazis por parte de estos historiadores; 2) A la base de sus descubrimientos, cuestionaron los lmites entre los tipos normales de nacionalismo alemn y los anormales de los nazis; 3) Se preguntaron por qu tanta Resistenz entre los historiadores alemanes llev a tan poca Rsistance durante la guerra. Por qu, por ejemplo, no hubo ningn Marc Bloch en Alemania?; y 4) Por qu los ltimos alumnos de Schieder, Conze y Erdmann, que se convirtieron en profesores crticos de los setentas en adelante, se tragaron y reprodujeron las historias del tiempo de guerra de sus profesores? Para la actual elite de la RFA, sta es una pregunta verdaderamente odiosa.

Las imgenes oficiales de Theodor Schieder y Werner Conze fueron severamente atacadas por Gtz Aly en Frankfurt. Schieder y Conze han sido muy influyentes en la historiografa de la Repblica Federal como intelectuales y, a la vez, como lderes cientficos. Ms an, ellos han estado sucesivamente a la cabeza de los historiadores alemanes organizados entre 1967 y 1977. Muchos de los historiadores que se convirtieron en profesores en los setentas haban sido sus estudiantes y asistentes. Por lo que Conze y Schieder han estado diseando el panorama de la historiografa de postguerra de la RFA.

Como muchos de sus contemporneos, tras la guerra, ellos no han sido muy comunicativos acerca de sus actividades durante la guerra. Ahora Aly sostiene que ambos, Schieder y Conze, han tenido buenas razones por permanecer callados acerca de sus actividades en tiempo de guerra, porque ambos fueron miembros activos del partido nazi. Y, lo que es ms importante, Schieder estuvo aconsejando al rgimen nazi en su rea de especializacin; esto es, la historia tnica y demogrfica de Europa Oriental, y especialmente de Polonia. Durante 1939 y 1941, aconsej al rgimen nazi de resolver el problema de la sobrepoblacin en Europa Oriental. En el Polendenkschrift, descubierto por Karl-Heinz Roth, se recomend hacerlo reacomodando y removiendo los polos tnicos a fin de re-germanizar la mayor parte de Polonia (que tambin era una de las obsesiones de Himmler). Los polos deberan ser movidos aparentemente hacia el este y, a fin de tener lugar para ellos, se aconsejaba la remocin de los judos la Entjudung de las poblaciones y ciudades polacas. Aly sostienen que historiadores como Schieder crearon de este modo el discurso y programa cientfico en los cuales los anlisis demogrficos eran vinculados directamente al problema judo y a su solucin.

Esto, por su puesto, no implica que las subsecuentes polticas nazis de exterminio en Polonia puedan ser interpretadas como la implementacin de este programa demogrfico, pero, de acuerdo con Aly, este modo de pensar y hablar facilit y legitim los cursos de accin radicales y destructivos contra los judos y polacos. Aly, por lo tanto, ha caratulado a intelectuales como Schieder como Vordenker der Vernichtung, una cartula que desde entonces ha sido muy discutida.

Kocka, por ejemplo, ha criticado la aplicacin de esta cartula a Schieder sobre la base de que hay una diferencia fundamental entre aconsejar la remocin de grupos especficos y recomendar que ellos sean sistemticamente asesinados. Peter Schttler y Michael Fahlbusch sostienen que muchos otros historiadores alemanes conocidos tuvieron un rol prctico y legitimizador similar en las polticas nazis de expansin fuera de Polonia. Ambos tematizan las asociaciones de cerebros y grupos de investigacin (tambin llamados Volkdeutsche Forschungsgemeinschaften) que estaban ocupados resolviendo problemas tnicos a lo largo de toda Europa y legitimando la expansin territorial alemana por medios cientficos. Luego de la guerra, la mayor parte de estos especialistas continuaron sus carreras en la RFA. Estos equipos de investigacin tenan cientos de especialistas en todas las ciencias humanas, e, incluso ms significativo an, durante la guerra eran fuertemente subvencionadas por el rgimen nazi, mostrando su valor prctico para las polticas nazis.

Aunque no fue discutido en la conferencia de Frankfurt, parte de este ltimo debate es el rol de Karl Dieter Erdmann. Este historiador tambin ejerci una influencia considerable en la historiografa de la RFA durante los sesenta y setenta y fue la cabeza de los historiadores alemanes entre 1962 y 1967, i.e. justo antes que Schieder y Conze se hicieran cargo del puesto. Este tro, luego, ha encabezado la historiografa en la RFA durante quince aos entre 1962 y 1977. A diferencia de Schieder y Conze, Erdmann hizo pblica su situacin durante la poca de guerra luego de 1945. Alardeaba que sus manos no haban sido manchadas por el nazismo (aunque, por supuesto, l haba cumplido con su deber en la Wehrmacht, finalizando como mayor). Como prueba de su distancia ideolgica y mental del rgimen nazi, siempre sealaba que no haba hecho su carrera como historiador en el Tercer Reich, a diferencia de Schieder y Conze, que obtuvieron su primer cargo profesional en esa poca. De este modo, Erdmann haca una distincin entre l y la mayora de sus colegas acomodaticios y se ubicaba en algn lugar entre la Resistenz comn y la casi ausente Rsistance.

Hasta que dos jvenes historiadores, Martin Krger y Roland Thimme, investigaron la evidencia reciente, la historia de Erdmann haba sido ampliamente aceptada. Naturalmente que algunos de sus colegas crticos tuvieron en el pasado sus dudas sobre el modo destacable en que haba manejado la fuente crucial los diarios Riezler durante y tras la controversia Fischer, pero esta duda fue local antes que global. Krger y Thimme investigaron la correspondencia y los escritos no publicados que Erdmann haba elaborado en los aos del nacionalsocialismo y descubrieron algunas ideas y material bastante perturbante. Entre 1933 y 1945, Erdmann haba escrito sobre temas como sangre, raza, suelo y madre patria de un modo que apenas si poda distinguirse del discurso oficial nazi. Descubrieron, que pese a que en esa poca Erdmann no haba hecho carrera como historiador, no significaba en lo absoluto que no lo hubiera intentado seriamente. Incluso en abril de 1945 encontr palabras para adular al Fhrer. As, segn todas las apariencias, Erdmann haba lavado su pasado; el abismo entre su historia personal durante la guerra y el rgimen e ideologa nazi fue construido slo luego del hecho.

Si bien la prctica del lavado de la historia personal fue, naturalmente, bastante comn en los aos de postguerra, para la reputacin de los historiadores como historiadores profesionales dicho lavado es mortal. Constituye el pecado mortal de los historiadores profesionales. Resulta irnico que muchos historiadores alemanes hayan establecido exactamente esta posicin tras la guerra, identificando al rgimen nazi con el rgimen de las mentiras, propaganda y engao, mientras reclamaban la verdad para la historia acadmica real haciendo alusin a ellos mismos.

Este es un lmite que no puede ser traspasado sin socavar los basamentos y el ttulo de la historia como una disciplina cientfica. An aceptando que este tipo de lavado incluso si afecta a nuestro propio Doktorvater no sea probablemente fatal, constituye empero un serio problema para un historiador profesional. De modo que hay mucho en juego en este debate sobre el rol de los historiadores en el Nacional Socialismo para ambos, la generacin fundadora de la historia en la RFA y sus sucesores inmediatos. No es de sorprender, por lo tanto, que algunos estudiantes de Schieder, Conze y Erdmann especialmente, el ex alumno y asistente de Schieder Hans-Ulrich Wehler y los ex discpulos de Erdmann Eberhard Jcker y Agnes Blansdorf hayan salido rpidamente en defensa de sus padres intelectuales y hayan intentado de protegerlos de estos ataques. Ellos han sealado que las publicaciones que los incriminan de Schieder y Erdmann han sido producto de equipos colectivos, en el cual resulta difcil determinar las responsabilidades individuales. Ms an, en el caso de Erdmann, el libro que lo incrimina fue tambin reelaborado por su editor, volviendo muchos ms costoso atribuir la responsabilidad al autor individual. Estas defensas, empero, se encuentran a menudo al borde de la apologa, por lo que su xito hasta ahora ha sido dudoso.

Este debate ha conmocionado a la historiografa alemana, especialmente a travs de la vieja guardia de la crtica socio histrica, como Wehler, Hans y Wolfgan Mommsen y Kocka, quienes estaban acostumbrados a ser los crticos, no el objeto de crtica. Existe, por lo tanto, tambin un elemento de Schadenfreude y de ajustar viejas cuentas con antiguos oponentes en este nuevo debate.

Esta nuevo acercamiento, empero, no da a entender que todos los historiadores sociales alemanes ahora aparezcan como habiendo estado inmiscuidos con el nazismo (como a veces se sugiere), pero que los lmites entre una historia social crtica y una historia conservadora van a tener que ser repensados, as como los lmites entre la historia normal y nazi. Por consiguiente, no slo estn en juego los aos faltantes de guerra en la biografa de los principales historiadores de la RFA de postguerra, sino tambin el vnculo faltante en la historiografa de la RFA de postguerra entre la kampfende Geschichtswissenschaft (la Volksgeschichte) de la era nazi y la historia objetiva de postguerra. Las lneas que solan establecerse en esta rea no estn al nivel de un escrutinio crtico, como se ha vuelto claro en la actualidad. Esta conclusin est tambin respaldada por otros anlisis recientes, que cubren la totalidad de la profesin histrica e incluso- las Geistenwissenschaften cercanas. Estos incluyen el libro de Ursula Wollf sobre historiadores alemanes en el tercer Reich y el estudio de Frank Hausmann sobre el Kriegseinsatz der Geisteswissenschaften.

Durante los acalorados debates de esta conferencia, se volvio bastante claro que la historia oficial de la historiografa de la RFA debera ser reescrita. Ahora que ha sido documentado el pasado nazi de tres figuras de la RFA Schieder, Conze y Erdmann -, no se puede sostener ms que la influencia de la ideologa nazi en los historiadores alemanes se restringi a una pequea franja de lunticos, mientras que la mayora permaneci resistant.

Hans Mommsen dio con el clavo cuando critic a aquellos colegas que intentaron controlar el dao para la profesin con los argumentos usuales que la mayora de los hechos haban sido conocidos durante mucho tiempo (dadas las conocidas confesiones de historiadores como Heimpel y Aubin). Por lo tanto, la historia oficial de la historiografa alemana permanecera bsicamente la misma, pese, claro est, a que algunos acentos cambiaran, como uno esperara en una ciencia normal. Quizs la distancia entre los historiadores individuales y el rgimen nazi fue menor de lo que se presuma hasta ahora, pero, naturalmente, es imposible generalizar a partir de un puado de casos individuales. El juicio debe ser diferido hasta que se realice ms investigacin concienzuda, porque los periodistas como Aly confian en assoziative Kollagetechnik (Christoph Dipper). Contra este mecanismo de defensa profesional, y refirindose a Theodor Schieder y Werner Conze, Hans Mommsen responde: esto no es una proximidad al Nacional Socialismo, esto es el Nacional Socialismo..

Este contacto directo y personal con el nazismo de historiadores de RFA que lideraron la profesin hasta los aos setenta, y que ahora ha sido descubierto, ayuda a explicar por qu el Holocausto fue olvidado y apenas estuvo en la agenda de investigacin. Como Dieter Pohl recientemente seal, la investigacin del holocausto en Alemania qued para sus sobrevivientes. Y es igualmente significativo observar, como lo hizo Alf Ldtke recientemente, que los testimonios de sobrevivientes en los finales de los cuarenta y cincuenta eran dejados de lado por los historiadores alemane por emocionales y carentes de distanciamiento y, por consiguiente, como no objetivos.

Esta inhabilitacin de las perspectivas de las vctimas del Holocausto como no cientficas y subjetivas es ciertamente un sntoma de la fase de represin casi total. Sin embargo, demostr ser duradera, como lo ilustra la discusin entre Martin Broszat y Saul Friedlnder en 1988. El argumento de Broszat, como seal Friedlnder, sugera una relacin directa entre perspectivas judas sobre el Holocausto y el recuerdo mtico, dando a entender al mismo tiempo que las perspectivas alemans llevan a resultados ms cientfico. Notablemente, en este contexto, cuando los alemanes aparecan como vctimas delante de los propios historiadores alemanes como fue el caso del proyecto multi-volumen de Dokumentation der Vertreibung aus Deutschen Ost-Mitteleuropa su subjetividad no fue considerada como un impedimento serio de la objetividad. A lo largo del tiempo, empero, los historiadores alemanes empezaron a percibir el judo otro, aunque en un principio slo bajo la guisa de sus compaeros compatriotas.

2. El alemn y las catstrofes judas. Primera Parte (1945 - 1965)

La mayora de los historiadores alemanes de la RFA de la generacin fundadora, como Gerhard Ritter y Friedrich Meinecke, dedicaron gran parte de sus energas durante los primeros veinte aos despus de 1945, en rescatar la historia alemana moderna de la catstrofe nazi, as como la mayora de los historiadores alemanes haba intentado rescatar la historia alemana del Tratado de Versailles despus del Primera Guerra Mundial. Sostenan que tanto la legitimidad y la normalidad del estado y nacin alemana desde 1871 eran sus preocupaciones historiogrficas fundamentales, incluso cuando ellos aparecan como estando a favor de las perspectivas supra-nacionales y estructuras, como Europa, el Abendland cristiano o, ms tarde, el Oeste libre, democrtico. La catstrofe nazi, como ellos la entendieron, bsicamente signific la derrota militar alemana y sus consecuencias; es decir, la prdida de la independencia de Alemania, su particin, y la prdida de territorios en Europa Oriental y, por lo tanto, no el Holocausto. Por consiguiente, en historiografa alemana, enfrentarse con esta catstrofe, se redujo la bsqueda de la nacin perdida die Suche nach der verlorenen Nacin, como Sebastian Conrad acertadamente lo expres.

Sintomtico de estas discusiones fueron las discusiones que los historiadores de la post-guerra rpidamente plantearon sobre el padre del estado-nacin alemn, Otto von Bismarck. De muchas formas, historiadores como Gerhard Ritter, Hans Rothfells y Ludwig Dehio intentaron recientemente ajustar la historia alemana al patrn de Europa en general o de la historia del mundo. De este modo, estaban normalizando a Alemania y salvando a Bismark y a su creacin de la amplia (Aliada) crtica sobre la militarizacin que concluy en dos guerras mundiales en un perodo de tres dcadas. El uso liberal de categoras como Katastrophe (Meinecke), Schicksal y Dmonie der Macht (Ritter), o el uso de metforas volcnicas para polticas (Dehio), implicaban sistemticamente poner entre parntesis toda cuestin sobre la responsabilidad alemana. El recurso a Strukturen annimas (Schieder/Conze), supuestamente caractersticas de las sociedades de masas modernas en general, tienen el mismo efecto (como ms tarde el recurso al capitalismo annimo y la modernidad abstracta). En el discurso historiogrfico alemn dominante, centrado en el estado-nacin, los judos quedaron en consecuencia practicamente sin voz por casi dos dcadas luego de 1945.

El libro de Friedrich Meinecke, Die deutsche Katastrophe, publicado en 1946, representa un claro ejemplo de la visin catastrfica alemana. Bsicamente Meinecke present una apologa del largo del libro del Geist alemn y la nacin, la cual haba sufrido tanto por Hitler y el rgimen nazi. Tema la identificacin de Alemania con el nazismo por los victoriosos aliados y sus consecuencias. Por lo tanto, enfatizaba el carcter casi completamente no germano del nazismo, ilustrado vvidamente por el cruel destino que Hitler otorg a Alemania y los alemanes, que ahora enfrentaban la aniquilacin total en el este. Compensando esta catstrofe inminente, intenta hacer recordar a los aliados occidentales la contribucin indispensable de Alemania a la cultura europea, sin mencionar la contribucin alemana al valor bsico de Abendland, de la diversidad en la unidad. En ciertos momentos Meinecke incluso sugiere que los aliados han vencido a los enemigos en comn de la cultura europea y slo terminaron con un trabajo con el que los alemanes mismos ya estaban ocupados.

Meinecke dedica mucha de su energa esquematizando las catstrofes recientes e inminentes que estaban amenazando a los alemanes. Los nazis, que haban tenido xtio en engaar a las masas de Alemania por un breve perodo, se metieron en una guerra estpidamente planeada, que llev a la Katastrophe von Stalingrad y al Mythos vom Endsiege noch einige Wochen vor der Endkatastrophe. Meinecke le da a los militares, que llevaron a cabo el atentado a Hitler en 1944, el crdito heroico de intentar salvar a Alemania de der grten Katastrophe seiner Geschichte. Viele Stdte aber wren unzerstrt, viele Tausende von Menschenleben bewahrt geblieben; simplemente si el atentado a la vida de Hitler hubiera tenido xito. La catstrofe juda, que haba sido prcticamente completada por 1944, est totalmente ausente del libro de Meinecke. Pese a que Meinecke inmediatamente rechaza un pensamiento racial y antisemita, su tratamiento del destino de los judos en Alemania, tratados como una colectividad con inclinaciones colectivas, es algo ambivalente.

Lo mismo se aplica para el discurso poltico alemn, an cuando Herf haya sealado correctamente la existencia de una tradicin minoritaria en este punto que fue explcita sobre los judos y su destino. En este contexto es sintomtico, empero, el hecho de que, cuando el destino de los judos alemanes fue llevado a la cmara, fueron tratados por lo general como (ex) miembros de la nacin alemana y no como judos.

El estado y la nacin alemanas permanecieron como el marco de referencia fundamental para la historiografa y poltica de las dos alemanias luego de 1945, como tambin lo haba sido antes de 1945. Esto no significa que la investigacin sobre el Holocausto estuviera completamente ausente en Alemania durante los primeros aos despus de la guerra, sino, ms bien, que era raro. As, en la prctica historiogrfica, la referencia usual al Holocausto en la Alemania de postguerra como crmenes indecibles, cometidos en el nombre de Alemania bsicamente significa silencio sobre los perpretadores alemanes y sus vctimas judas y mucho escrito sobre la normalidad en Alemania.

El discurso historiogrfico y poltico, entre 1945 y 1965, estaban caracterizados por una represin fundamental con relacin al Holocausto, que se manifestaba por medio de tres mecanismos. El primer mecanismo en este caso es la disociacin, o Abspaltung, por el cual la culpa y responsabilidad de los crmenes indecibles fue transferida completamente a Hitler, la elite nazi y las SS. El liderazgo poltico fue disociado de la nacin alemana. En esta operacin interpretativa result crucial tambin que la Wehrmacht, consistente de alrededor de veinte millones de alemanes, fuera disociada del rgimen nazi. Ambos la nacin alemana y la Wehrmacht fueron representadas como siendo guiadas engaosamente al abismo (Abgrund) sangriento por un demonio austraco o un nuevo Genghis Khan (Ritter) y su grupo criminal. As, la disociasin llev al reclamo del estatus de vctimas por parte de los alemanes y dependi de estos pasos interpretativos. Y como Hitler y los pocos asociados directos haban muerto o juzgados luego de 1945, fue justicia y el final de todo. Y como los alemanes culpables haban muerto o sido sentenciados, el resto de los alemanes no eran culpables por implicacin. Las masas, aunque frecuentemente considerada por historiadores como Ritter y Meinecke como la fuente de la mayora de los males modernos, como la dictadura totalitaria, no fueron transformados en objeto de una investigacin histrica. No sera sino hasta los ochenta con el advenimiento de la historia de las mentalidades y de la Alltagsgeschichte que la mirada histrica fue bajada y que la vida y el mundo de las masas entraron en el foco historiogrfico (y no slo en Alemania).

El segundo mecanismo es la proyeccin. Este mecanismo opera en los frecuentes repudios de la Kollektivschuldthese. El hecho destacable sobre estos repudios es que en este caso los alemanes se defendan contra una acusacin que nadie haba formulado. Esta acusacin, por lo tanto, fue el producto obsesivo de la imaginacin de los defensores. El mismo mecanismo opera cuando la responsabilidad del Holocausto es proyectada sobre otros como los comunistas, los judos mismos o la Unin Sovitica. Tradicionalmente, este tipo de argumento ha sido presentado en la forma de algn Prventivkriegthese.

El tercer mecanismo es la relativizacin por Aufrechnung. Este mecanismo se reduce a balancear el sufrimiento de los alemanes con el sufrimiento infringido por los alemanes hacia otros. Por supuesto que no se hace la pregunta por el orden temporal, y por lo tanto, el extensivo proyecto de investigacin concerniente a la expulsin de los alemanes de Europa Oriental en 1944-45 no necesit de ninguna moral legitimadora frente al Holocausto.

Estos tres mecanismos de represin pueden ser observados en la historiografa alemana y el los debates pblicos sobre el pasado nazi incluso en el presente, aunque, a lo largo del tiempo, en un grado decreciente. La fijacin destacable sobre la nacin y estado alemn todava persiste en la actualidad. Este hecho tambin es aplicable en la famosa Gesellschaftsgeschichte de Bielefeld y Berln, como recientemente lo ha sealado Paul Nolte, ya que la Gesellschaft implicada en la Gesellschaftgeschichte no fue otra que la nacin estado tradicional.

Hasta los setenta, la catstrofe alemana fue concebida por la mayora de los historiadores alemanes como mucho ms importante que la catstrofe juda. La autocompasin, fue el sentimiento historiogrfico dominante, no la compasin por los otros. La nacin alemana y su Wehrmacht pudieron a veces ser presentadas como las primeras vctimas de los nazis, quienes atravesaron por una experiencia terrible a causa del Holocausto. En casos menos extremos, la jerarqua de las vctimas fue ocultada ms sutilmente, ampliando la categora de las vctimas de tal modo que incluyera a aquellos que murieron mientras estaban haciendo el servicio en la Wehrmacht y la SS. El libro de Andreas Hillgruber Zweierlei Untergang. Die Zerschlagung des Deutschen Reiches und das Ende des europischen Judentums, publicado en 1987, codifica esta visin en una forma pura. Hillgruber, conocido como un acadmico serio antes del Historikerstreit, en Zweierlei Untergang yuxtapone simplemente los destinos catastrficos de la poblacin alemana durante la guerra (incluyendo la Wehrmacht) y aquellos de los judos en captulos separados. El autor no establece ninguna conexin directa entre ambos (desatando la infame Historikerstreit), mientras elevaba a la prdida de los territorios alemanes de Europa Oriental como die wohl gravierendste Kriegsfolge. La cuestin de la vctimidad de los alemanes y sus militares, slo fue debatida seriamente por los historiadores alemanes en los noventas.

2. Las catstrofes judas y alemanas, Segunda parte (1965 1990)

De los sesenta en adelante, y de un modo acelerado en la era de Willy Brandt, desarrollos complejos y fundamentales comenzaron a cambiar el panorama historiogrfico alemn. Esto alterara fundamentalmente los lugares de las catstrofes judas y alemanas. En este marco, unos pocos comentarios deben bastar.

Primero y ante todo, el comienzo de los sesenta hubo un recambio generacional. Ahora que la generacin nacida alrededor de 1930, con ninguna implicacin activa con el rgimen nazi, haca carrera, fue posible hacer frente al Reich nazi por primera vez y acabar con su represin casi completa. Lenta pero seguramente, poco a poco los alemanes terminaron por aceptar una responsabilidad alemana general y abstracta por los crmenes nazis y sus consecuencias. Generalmente, empero, evadan la pregunta por los perpretadores concretos salvo por aquellos juzgados, cuya complicidad en asesinatos en masa poda ser encuadrada en trminos jurdicos (tales como guardias de campo, etc.). En estos juicios, la atencin que anteriormente se le daba a las vctimas alemanas del sistema KZ se traslad a los perpretadores alemanes, pero las perspectivas de las vctimas no alemanas todava eran ampliamente dejadas de lado. La historiografa alemana comparta este cambio de perspectiva judicial, porque estaba directamente vinculado con el proceso jurdico (en la forma de reportes tcnicos, etc.). Consecuentemente la perspectiva de la vctima estaba ausente de la historiografa alemana de la poca.

Era tpico de la historiografa de la RFA, tratar al Holocausto bsicamente como una suerte de fondo al Tercer Reich, como un punto implcito de referencia y no como la caracterstica central y fundamental de este sistema. En su intercambio con Saul Friedlnder, Martin Broszat justificara ms tarde la excentricidad fundamental del Holocausto en la historia alemana y en la historiografa con un recurso objetivo al mtodo histrico: como la mayora de los alemanes no estaban al tanto del Holocausto durante la guerra, los historiadores profesionales no podan transformar el Holocausto en un evento central y en una caracterstica central de la Alemania nazi luego del hecho. Ms all de un pequeo grupo de especialistas, el Holocausto fue as tratado como un fenmeno indecible y abstracto, el cual fue identificado pero no investigado y analizado. Este fenmeno llamativo, que me gustara denominarlo presencia por la ausencia, puede ser ilustrado en dos mbitos de la historiografa alemana moderna: en la discusin Sonderweg; y en el debate sobre la estructura del estado nazi entre los as llamados intencionalistas y estructuralistas.

Para los ltimos desarrollos en la historiografa en Alemania fue crucial, por supuesto la controversia Fischer de 1961-62, denominada as por su iniciador, Fritz Fischer, quien comenz el debate con su libro Griff nach der Weltmacht. Die Kriegszielpolitik des kaiserlichen Deutschland 1914/18. Retrospectivamente, uno de las caractersticas ms interesantes de este debate es que, aunque el tema del debate fueron los objetivos blicos de la Alemania Imperial, su tema real pero oculto fue la tesis implcita de Fischer de que los objetivos blicos de la Alemania Imperial fueron continuos con los objetivos blicos de la Alemania nazi. As, de hecho, las polticas del tiempo de guerra de la Alemania nazi fueron puestos en la agenda por Fischer al discutir las polticas de la Alemania Imperial. Retrospectivamente, por lo tanto, el debate puede ser decodificado como una suerte de reflejo, en el cual la Alemania Imperial y la Primera Guerra Mundial toman el lugar historiogrfico de la Alemania nazi y la Segunda Guerra Mundial.

Esta llamativa transferencia de la Alemania nazi a la Alemania Imperial puede explicar, primero, por qu los historiadores acadmicos alemanes han estado investigando y discutiendo primariamente sobre Bismarck en lugar de Hitler a la luz de Auschwitz desde los sesenta a los noventa. Y, luego, en segundo lugar, explica por qu los historiadores alemanes dedican la mayor parte de su energa establecido el presumible largo camino a Auschwitz antes de 1918, en lugar de Auschwitz mismo. Esta transferencia de energa historiogrfica del Nacional Socialismo al proto-facismo ha provado una caracterstica perdurable del debate sobre el as llamado Sonderweg de la historia moderna alemana (esto es, la idea que la historia moderna alemana tom un giro particularmente desgraciado hasta 1945. En este contexto es significativo que los ms famosos defensores de la visin (crtica) del Sonderweg, Hans-Ulrich Wehler y Jrgen Kocka, hasta ahora, hayan slo escrito estudios sobre la prehistoria de la Alemania nazi y no sobre la historia nazi misma.

Esta ausencia virtual del Tercer Reich y el Holocausto en la investigacin actual de la escuela crtica de Sonderweg es de lo ms llamativa por su crtica a los acercamientos marxistas. Su crtica a los acercamientos marxistas se reduce al argumento que la reduccin marxista tpica del Nacional Socialismo al capitalismo reprime las caractersticas raciales y genocidas especficas del rgimen nazi. As, los marxistas de todas las lneas, y en particular aquellos marxistas que fueron crticos a la visin Sonderweg, tales como Geoff Eley, fueron criticados por su ceguera a Auschwitz, que fue supuestamente central para la interpretacin Sonderweg.

El segundo dominio de la historiografa alemana moderna, donde uno puede observar una transferencia similar de Auschwitz, es el debate sobre la estructura del estado nazi entre los as llamados intencionalistas y estructuralistas. Los historiadores intencionalistas, como Andreas Hillgruber y Klaus Hildebrand, intentaron explicar el modo de operar del estado nazi primariamente sobre la base de las intenciones de los jerarcas nazis en general y de Hitler en particular. El esquema explicativo bsico del intencionalismo es simple: como las intenciones de la elite nazi eran asesinas, la prctica nazi era asesina con el Holocausto como resultado. Por el contrario, los historiadores estructuralistas, como Martin Broszat y Hans Mommsen, intentaron explicar el funcionamiento del estado nazi primariamente sobre la base de la estructura especfica del estado nazi, por lo tanto llevando la complicidad a las Funktionseliten alemanas al Holocausto, aunque por implicacin. De acuerdo a los historiadores estructuralistas, los asesinatos masivos por los nazis no fueron planeados mucho tiempo antes, sino que fueron ms bien el resultado de procesos no intencionados de radicalizacin acumulativa durante la guerra. Esta radicalizacin acumulativa fue una consecuencia no intencionada de la doble estructura del estado nazi, en el cual una estructura de organizaciones y personas originarias del partido nazi fue ligada a la estructura estatal existente. Siendo no intencionado, este proceso, paradjicamente, implica una culpa no culpable de los alemanes envueltos.

Ahora, lo que es llamativo de ambas interpretaciones, intencionalista y estructuralista, es que paradjicamente, el Holocausto real la prctica del asesinato en masa queda parcialmente fuera del panorama. Ambos esquemas explicativos, de hecho, se concentran en las condiciones y los mecanismos ideolgicos e institucionales que hacen posible al Holocausto, en lugar de concentrarse en el Holocausto real. Como lo observa Ulrich Herbert: La atencin al asesinato en masa mismo, de los perpretadores directos y sus vctimas fue visto como algo no valioso de tratamiento acadmico e incluso como voyeurstico (como Hans Mommsen lo ha caracterizado..

En ambas interpretaciones intencionalista y estructuralista, los ejecutores reales del Holocausto ms all de las SS y del SD los hombres que apretaron el gatillo estaban ausentes. Esta omisin pas bastante desapercibida hasta que Christopher Browning y Daniel Goldhagen vinieron de los Estados Unidos en 1992 y 1996 con sus libros Ordinary Men y Hitlers Willing Executioners, respectivamente.

Por lo tanto, estamos enfrentados con una paradoja aparente que el Holocausto parece estar ausente de muchos estudios de historiadores alemanes sobre el Tercer Reich porque han transferido sus energas de la investigacin del Holocausto mismo a sus condiciones ideolgicas e institucionales. Por supuesto que estos estudios de la estructura del estado nazi, incluidos The German Dictatorship de Karl-Dieter Bracher y Anatomy of the SS-State de Helmut Krausnick han mejorado inmensamente la comprensin histrica de la Alemania nazi. Sin embargo, la principal pregunta no fue exactamente quin hizo qu y cundo a los judos en Europa entre 1933 y 1945? o quin sufri qu destino, dnde y cundo en las manos de los alemanes y sus aliados? sino cmo ESTO fue posible?. Este ESTO fue ampliamente dado por hecho. Por lo que, de nuevo, en la historiografa alemana observamos la presencia del Holocausto por su ausencia, incluso entre aquellos historiadores que estaban tratando sobre si hubo un Fhrerbefehl por el Holocausto o no.

El salto generacional de los perpretatores la generacin de Schieder, Conze, Erdmann, nacida entre 1900 y 1910 a la generacin de sus hijos los Mommsens, Broszat, Wehler, etc. entre 1930 y 1940 aparentemente no ha sido suficiente para dar lugar a un cambio fundamental al respecto. Aunque los historiadores de esta ltima generacin s pusieron al Tercer Reich en la agenda histrica, y algunos historiadores llevaron a cabo extensas investigaciones sobre l, evitaron investigar sobre la ejecucin real del Holocausto ms all de las SS y SD. Paradjico como puede parecer, todas las discusiones de los aos setenta sobre el fascismo casi detuvieron toda investigacin emprica sobre el fascismo. Esto de hecho le da cierta credibilidad a la idea de Herbert de la segunda represin del pasado nazi bajo el disfraz de una discusin permanente.

Slo esta omisin explica por qu el xito de Hitlers Willing Executioners de Goldhagen podra ser experimentado por los historiadores alemanes a la vez como un sobresalto y un fracaso; y slo esta omisin explica el hecho llamativo que el pblico intelectual como Habermas y Reemtsma hayan dado la bienvenida al efecto del infame libro de Golhagen al debate en Alemania, mientras permanecan en silencio acerca de sus cualidades acadmicas. Quizs la explicacin acerca de esta omisin debe ser buscado en la circunstancia de que la mayora de los historiadores de la RFA de esta primer generacin postblica no eran todava capaces de enfrentar los hechos horrendos de su generacin anterior. La comprensible evasin de la confrontacin directa con el horror masivo infligido por parientes directos das Nichtdurchhaltenknnen y das Nichtertragenknnen, que fue mencionada en muchas entrevistas por varios que pertenecen a esta generacin puede explicar la evasin del Holocausto y la tendencia hacia su abstraccin en la historiografa.

Dubiel sugiera una aplicacin de esta ndole. En su opinin, la culpa colectiva de Alemania era simplemente demasiado grande para aceptarla luego de la guerra. Y dado que los alemanes no eran capaces de aceptar la culpa y responsabilidad del Holocausto, fueron incapaces de interpretar la historia nazi como suya. En lugar de hacerse cargo de la historia nazi como su-historia-alemana, buscaron refugio en las Ersatzidentitten, en identificaciones tanto con sus vctimas como con sus vencedores. Esto es lo que signific el anti-totalitarismo en la RFA y el anti-fascismo en la RDA por un perodo de ms de cuatro dcadas. Como lo seala Dubiel, la interpretacin del Nacional Socialismo como una forma de totalitarismo permite a los alemanes tanto distanciar la RFA del perodo nazi como compensar su pasado nazi con una guerra a la otra forma de dictadura totalitaria, es decir, el comunismo, lado a lado con los victoriosos Estados Unidos. Parte de esta interpretacin fue tambin la leyenda que la democracia de Weimar haba sido trastocada por una alianza entre fascistas marrones y rojos, ofuscando y exonerando de este modo el rol histrico de las elites alemanas como las que llevaron a Hitler al poder poltico. Una historia similar fue darrollada para el antifascismo en la RDA, que permita a los alemanes en el este tomar distancia de su pasado e identificarse con los otros vencedores, la Unin Sovitica.

Dubiel, con todo, no explora la interpretacin ms cnica del mismo juego de hechos, como la posibilidad que muchos alemanes rechazaron la culpa por el Holocausto porque simplemente no sienten culpa, o porque todava consideran a sus acciones de algn modo legtimas. En este caso, aquellos alemanes deberan haber adoptado nuevas identidades individuales y colectivas simplemente por razones jurdicas y estratgicas. Dubiel no considera esta interpretacin cnica (o austraca), porque ha limitado sus investigaciones a los debates parlamentarios, esto es, pblicos. Y los argumentos postconvencionales y postnacionales son, naturalmente, ms propensos a ser utilizados en el Bundestag que en el Stammtisch. Desde esta perspectiva, alemanes con la mentalidad de Hans Schneider/Hans Schwerte, quienes por un largo tiempo no mostraron compasin o arrepentimiento, entran en el panorama de la Alemania de postguerra.

Un ltimo factor para la omisin del Holocausto en la historiografa de la RFA puede ser la circunstancia que la mayora de los historiadores de esta generacin vieron la legitimizacin de la RFA como su proyecto de vida, como Paul Nolte lo ha sugerido recientemente. Por lo tanto los mitos fundacionales de la temprana RFA, especialmente el mito de la saubere Wehrmacht, fueron enfriados por la mayora de ellos hasta que apareci la siguiente generacin de historiadores, es decir, de los ochentas en adelante.

3. Los debates pblicos y los historiadores alemanes (1986 a la actualidad)

Cuando pasamos de la historiografa acadmica a los grandes debates pblicos sobre el Tercer Reich de los ochenta en adelante, observamos que, a primera vista, el tab pblico de discutir el Holocausto va desapareciendo. El nmero de debates pblicos acerca del Holocausto han ido aumentando a medida que pasa el tiempo, y, en este sentido, los ochenta han hecho la diferencia con relacin al perodo anterior. Fue entonces cuando la segunda generacin de postguerra hizo su aparicin en la esfera pblica y en la historiografa.

Un verdadero discurso pblico sobre el Holocausto emergi en Alemania de los ochenta, en la cual la identidad alemana a veces hasta se reformulaba en la de la nacin Holocausto, mereciendo una existencia dividida en dos estados como un tipo de castigo por el Holocausto. Como muchos judos, dentro y fuera de Israel, tambin han redefinido de manera progresiva su identidad con relacin al Holocausto, en este contexto Dan Diner ha acuado la simbiosis negativa entre alemanes y judos. En el mismo perodo la catstrofe alemana retrocedi al fondo como resultado del xito econmico de la RFA y de la exitosa Ostpolitik, que llev al reconocimiento de facto de la RDA. Un nmero de alemanes constantemente en merma seguan aorando a la Silesia.

Y luego, de repente, apareci el cataclismo poltico de 1989, que cambi las coordenadas de la era de postguerra de un modo hasta entonces inimaginable. Luego de la inesperada unificacin de los dos estados alemanes en 1990, una de las dos catstrofes la alemana desapareci sorpresivamente: el Schlusstrich sobre el pasado nazi que haba sido solicitado reiteradamente, aparece de repetende como un regalo de la historia misma. La unificacin efectu un cambio fundamental en las coordenadas del debate pblico alemn. Ahora que los dos estados y naciones alemanes haban sido unidos, ambos, estado y nacin, dejaron de ser el problema fundamental que haba preocupado a la mayora de los historiadores desde 1945 salvo algunos pocos radicales de derecha, quienes continuaron aorando un Machtstaat alemn autoconsciente. Consecuentemente, la carga de historia nazi luego de 1990 consisti de solo una catstrofe, es decir, la juda.

Esta circunstancia puede explicar por qu, luego de 1990, la confrontacin alemana con el legado nazi se haya incrementado en lugar de decrecido. Fue completamente inesperado ver a la Repblica Alemana unificada tropezando de un debate sobre el Holocausto a otro. Los debates de Goldhagen, Walser, Bubis y Peter Sloterdijk, combinados con el Mahnmaldebatte y el debate Wehrmacht, casi se han encimado uno sobre el otro, sin mencionar las discusiones sobre el oro nazi, las polticas de seguros de vida y la compensacin de labores forzadas y de esclavos. As el efecto paradjico que parece ser la solucin final al problema alemn desde 1990, es que la solucin final del problema judo nazi se ha vuelto mucho ms cercano al presente alemn que en cualquier otra oportunidad desde 1945. Uno est tentado a interpretar este fenmeno destacable como el regreso de lo reprimido.

Los tres grandes debates desde 1990 parecen apoyar esta concepcin de una distancia decreciente del pasado nazi y, al mismo tiempo, una creciente apertura por parte de los historiadores alemanes de confrontar el Holocausto. El Historikerstreit de 1986-87 puede ser visto como el ltimo intento masivo de la fraccin conservadora dentro de la historiografa alemana bajo el viejo rgimen de poner al Holocausto a distancia. Como es sabido, intentaron hacerlo llevando al Holocausto al terreno de los estudios genocidas comparativos y proyectando la responsabilidad del Holocausto a la Unin Sovitica, dando testimonio de los viejos mecanismos de rechazo y proyeccin. Y, como es sabido, este intento tambin fall.

El debate Goldhagen, una dcada ms tarde, puede ser visto como un tipo de reaccin tarda a la cuestin crucial que no haba sido preguntada en el Historikerstreit: la pregunta de quin hizo ESTO? el Holocausto fuera de la SA y SS?. Aunque, en el Historikerstreit, toda la energa haba sido dedicada a debatir la singularidad del Holocausto, los perpretadores del Holocausto fueron dejados fuera de discusin. Por lo tanto, en el contexto del debate pblico alemn, Goldhagen se hizo la pregunta crucial, a saber: quin hizo ESTO? el Holocausto fuera de la SA y SS?. Ahora, por supuesto, la respuesta de Goldhagen: Los alemanes comunes LO hicieron, porque los alemanes nacen antisemitas era muy simplista y, por lo tanto, muy equivocada. Con todo, el debate siguiente sobre esta respuesta muy equivocada volvi perfectamente claro que los historiadores alemanes no haban invertido mucho tiempo buscando las repuestas correctas, simplemente porque slo muy pocos se hicieron esa pregunta. Las unidades policacas sobre las que Goldhagen hizo sus investigaciones apenas si haban sido investigadas antes, y lo mismo vale para las marchas de muerte de Goldhagen. Y el involucramiento de la presumiblemente normal y profesional Wehrmacht en el Holocausto ha sido, como lo observ recientemente Omer Bartov, retenida en sus categora de tab absoluto.

El reciente debate sobre la Wehrmacht ms o menos confirma este panorama aunque la compaa de los historiadores alemanes se ha vuelto ms compleja entre tanto. Desde los ochenta y especialmente bajo la influencia de la historia de las mentalidades y de la Alltagsgeschichte, un nmero creciente de historiadores alemanes han incluido ms categoras de vctimas nazis en el panorama, tales como los fsica y mentalmente incapaces, Sinta y Roma, prisioneros soviticos de guerra, homosexuales, labores forzadas y Asoziale. Y el Militrgeschichtliches Forschungsamt, bajo la gua de Mandfred Msserschmidt, ha producido valiosos volmens sobre las relaciones ntimas entre la Wehrmacht y el rgimen nazi.

Significativamente, empero, el debate de la Wehrmacht an comparte varias caractersticas con el Historikerstreit y el debate Goldhagen: fueron iniciados fuera de la historiografa alemana y confrontados con una oposicin masiva desde dentro de esta profesin. El debate de la Wehrmacht, como es conocido, se refiere a una exhibicin fotogrfica organizada por el Hamburg Institut fr Sozialforschung, documentando el involucramiento de unidades de la Wehrmacht en el asesinato de civiles en Europa Oriental, judos entre ellos. El nombre de la exhibicin es Vernichtungskrieg. Die Verbrechen der Wehrmacht in Osteuropa 1941-1944. De hecho, este debate puede ser interpretado como una secuencia directa del debate Goldhagen porque la exhibicin provee una respuesta clara a la pregunta de Goldhagen: quin hizo ESTO? el Holocausto fuera de la SA y SS?.

La respuesta de la exhibicin de la Wehrmacht a esta pregunta es tan simple como lcida: ante todo militares alemanes, que estaban en la escena del crimen en el momento del crimen; con otras palabras, ante todo, miembros de la Wehrmacht alemana.. Dado el hecho de que durante la guerra alrededor de veinte millones de alemanes hicieron su servicio en la Wehrmacht, y dado el hecho que la disociacin de la limpia Wehrmacht de las sucias SS haba sido un mito de postguerra de la generacin de los perpretadores, esta exhibicin golpe una parte muy sensible de la imagen propia de la Alemania de postguerra. Lo mismo vale para la inclusin explcita de los militares que planearon el atentado fallido contra Hitler en 1944 en la sucia Wehrmacht presentados tradicionalmente como representando la otra Alemania por su conocimiento temprano de los asesinatos masivos de judos y otros civiles detrs de la frontera oriental.

Recientemente, aquellos que se resistieron y criticaron la exhibicin tuvieron su pequea victoria porque alrededor de diez fotos de un total de ochocientas haban sido probablemente mal interpretadas. Dos artculos por Bogdan Musial y Krisztian Ungvary, criticando la exhibicin, han iluminado una nueva fase en la discusin, llevando al cierre temporario de la exhibicin por parte del organizador, el Institut fr Sozialforschung a fin de recensar todo el material exhibido. Algunas fotos no muestran militares de la Wehrmacht, sino sus aliados fineses y hngaros, y, ms importantly, algunas fotos muestran a civiles asesinados por la polica secreta sovitica durante su retirada del rpido avance del ejrcito alemn.

An queda por censar cuntas fotos son dudosas, pero ms significativo por el momento son las reacciones de varios historiadores a unos pocos errores comprobados. Fueron utilizadas por prominentes historiadores como Michael Strmer, Horst Mller, director del Institut fr Zeitgeschichte en Munich, Rolf-Dieter Mller del Militrgeschichtliches Forschungsamt, and Lothar Gall, ex director del Verein der Historiker Deutschlands, para apoyar la conclusin que la exhibicin era esencialmente una farsa amateur y solicitar su cierre final.

Desde mi punto de vista, estas reacciones de eminentes especialistas en historia contempornea y militar revela nuevamente el mecanismo de transferencia en accin. En lugar de discutir el papel real de la Wehrmacht en el Holocausto sobre la base de evidencia slida y asequible, se evita este debate y lo transfiere a unas diez fotos equivocadas que documentan el involucramiento menor de los militares fineses y hngaros y las muertes por mano de la polica secreta sovitica. Y, significativamente, nadie se hace la pregunta de cmo terminaron las tropas fineses y hngaras en el corazn de Rusia aunque la respuesta es bastante obvia. Implcita o explcitamente, el mensaje parece ser, de nuevo, que, aunque unos pocos militares de la Wehrmacht puedan haber estado involucrados en negocios sucios, el rol exacto de la Wehrmacht frente a la poblacin civil en la Europa Oriental ocupada no precisa de ninguna investigacin

Precisamente por este motivo, el artculo de Reinhart Koselleck Die Diskontinuitt der Erinnerung, hecho ms lea a este fuego. Este famoso historiador de Bielefeld present una perspectiva de veterano sobre la Segunda Guerra Mundial, mientras reproduca los clichs sobre la ignorancia de la saubere Wehrmacht sobre lo que estaba ocurriendo a sus espaldas. El Todesfurcht de los soldados alemanes al Ejrcito Rojo, la ausencia total de algn conocimiento por parte de los soldados alemanes con relacin a los campos de muerte y el Holocausto, los grandes nmeros de vctimas civiles alemanas por los bombardeos aliados, la expulsin y la violacin masiva, la imposibilidad de comprender el Holocausto e incluso la exoneracin jurdico formal de los asesinos de la SS todo aparece ampliamente en la historia de guerra de Koselleck. Y todo esto sin mucha empata hacia las vctimas de los alemanes y del otro lado de la frontera. Sintomticamente, la historia de guerra de Koselleck no comienza en junio de 1941, sino en mayo de 1945.

En sntesis, como en el debate Goldhagen, el debate de la Wehrmacht document le constante olvido de una parte de los historiadores alemanes. El hecho es que la investigacin sobre los perpretadores reales del Holocausto fuera de las SS y SD por muchos de los especialistas oficiales de historia militar de la Segunda Guerra Mundial. Como observa Bartov, los ocho volmenes de Das Deutsche Reich und der Zweiten Weltkrieg, publicado por el Militrgeschichtliches Forschungsamt, no contienen ni un captulo acerca del involucramiento de la Wehrmacht en el asesinato de judos. Lo mismo vale para ms de tres millones de prisioneros de guerra soviticos que fueron asesinados de un modo u otro por la Wehrmacht.

Si las apariencias no nos engaan, empero, los tiempos han ido cambiando desde 1990. Una generacin ms joven de historiadores alemanes, representados por historiadores como Christian Gerlach, Ulrich Herbert, Dieter Pohl y Thomas Sandkhler, ha comenzado a llenar esta mancha negra en el mapa con estudios detallados sobre las polticas de ocupacin alemanas en Europa Oriental y para integrar las polticas de exterminio, incluyendo el Holocausto, en este panorama. Como Gtz Aly, quien tambin desarrolla este nuevo acercamiento integrado, enfatizan el entretejido entre las operaciones de guerra, la explotacin econmica inhumana de los territorios ocupados a fin de alimentar y suministrar al ejercito alemn y la poltica de exterminio hacia los comedores intiles combinado con la fantasa poltica con relacin a la limpieza racial y el Oriente dominado por Alemania. Estos comedores intiles no slo eran judos, sino tambin el sesenta por ciento de los prisioneros de guerra soviticos, gran nmero de la poblacin civil rusa en la Rusia Blanca alrededor del veinte por ciento de la poblacin total fue asesinada de un modo u otro los minusvlidos, y muchos otros grupos de personas. Estos estudios han revelado una colaboracin cercana de todas las instituciones alemanas involucradas militares y civiles, tambin con relacin al Holocausto y muestran una perturbante cantidad de iniciativas en todos los niveles de decisin.

Otros historiadores ms jvenes, como Klaus Latzel y Ulrike Jureit, inspirados por la historia de las mentalidades y la Alltaggeschichte, han estado trabajando en la reconstruccin de la experiencia y la cosmovisin de la generacin de la Wehrmacht, usando sus cartas como fuente primaria. De este modo, estn intentando de rastrear, entre otras cosas, la influencia de la ideologa nazi en los alemanes comunes y liberar a las reconstrucciones de la guerra de las perspectivas de los veteranos ex post (incluyendo cartas falsas) y sus memorias ritualizadas, que han dominado la historia militar de la Segunda Guerra Mundial por dcadas. De este modo estn intentando ir ms all de la tradicional autoestilizacin de los alemanes como las primeras vctimas del nazismo, retrocediendo al perodo mismo de la guerra. El inters reciente en la historia de los desertores muestra el mismo inters de intentar alejarse de los clichs tradicionales y de cartografiar la zona gris entre perpretadores y vctimas. De este modo, al final, ha habido una considerable ampliacin de perspectivas en la reciente historiografa alemana sobre el Holocausto. Con todo, la splica de Omer Bartov por una integracin completa de las perspectivas de los perpretadores y las vctimas todava parece algo alejado.

4. Conclusin:

Se puede sacar alguna conclusin de este breve anlisis? Bueno, mi conclusin est vinculada con mi anlisis, por lo que lo mejor que puedo hacer es resumir mis tres tesis. De acuerdo a la primer tesis, el Holocausto ha estado presente por su ausencia en los debates sobre historia alemana, es decir, por su represin. La centralidad del Tercer Reich en estos debates no ha implicado la centralidad del Holocausto. El problema del foco central de la historiografa del Holocausto y de la integracin de las voces de los perpretadores y las vctimas, por lo tanto, todava debe ser resuelto. Incluso al comienzo del siglo veintiuno, el Holocauto en la historia alemana todava aparece siendo enfrentada con enredo de no ser capaces de recordar totalmente y no ser capaces de olvidar totalmente. Los ms recientes casos estudiados, la discusin de la Wehrmacht y el debate sobre el rol de los historiadores alemanes en el nacional socialismo, lo testimonian.

De acuerdo a la segunda tesis, la represin del Holocausto ha estado sujeta a un proceso de cambio sustancial, ligado con la sucesin de generaciones. Este cambio ha erocionado gradualmente el tab y el silencio y, entre tanto, dio lugar a una apertura considerable hacia el Tercer Reich y a una impresionante cantidad de investigacin. La disociacin y la proyeccin estn desapareciendo como mecanismos de represin en la historiografa acadmica seria, dando lugar a nuevas investigaciones en las que la pregunta quin hizo ESTO? no se evade ms sino que es confrontada directamente. Ni las metforas naturalistas de catstrofes, ni los esquemas hitlerianos ni las estructuras annimas cargan ms con la explicacin en la historiografa de la segunda generacin de postguerra de historiadores alemanes. Con todo, incluso ahora, muchos nietos de la generacin de los perpretadores an tienen grandes problemas al enfrentar el Holocausto, como est testimoniado en la mayora de los debates pblicos recientes.

De acuerdo a la tercera tesis, el vnculo entre el Holocausto y la catstrofe alemana presente especialmente en la historiografa de derecha, puede explicar el hecho destacable que el Holocausto se ha vuelto ms presente en la Alemania unificada que antes. Desde la desaparicin del contrapeso de Alemania al Holocausto esto es, su propia catstrofe el Holocausto ha sido desencadenado en el debate pblico, para as decirlo.

Lo que estamos presenciando en debates como el del rol de los historiadores en el Nacional Socialismo es, quizs, la ltima fase de la elaboracin del pasado nazi. Lo que distingue a esta fase de las anteriores no es slo el reconocimiento de que los perpretadores del Holocausto pertenecen a la generacin de nuestros propios padres y abuelos y condenarlos por eso, sino, al mismo tiempo, el deseo de comprenderlos. Luego de la total represin inicial del Holocausto luego de 1945, y la represin parcial durante los setentas, en la forma de una condena moral total a la totalidad de la generacin perpretadora, generalmente combinada con una forma ritual de identificacin con las vctimas nazis y su cultura de Betroffenheit, esta actitud ms o menos abierta es seguramente algo nuevo. Probablemente deberamos contemplar el hecho de que algunos de los historiadores alemanes ms jvenes han puesto recientemente el olvido de sus padres y abuelos intelectuales en la agenda desde esta perspectiva.

Por supuesto que se pueden sostener diagnsticos menos optimistas sobre el estado presente de la Repblica de Berln como fue hecho, por ejemplo, por Omer Bartov y Moshe Zuckermann porque existen todava fenmenos que apuntan en la direccin de una represin que contina, aunque en formas ms sutiles. El llamativo renacimiento del totalitarismo como el esquema interpretativos de ambas dictaduras alemanas y el celo igualmente destacable de igualar el pasado nazi y el pasado de la RDA, ambos con la necesidad de una Vergangenheitsbewltigung similar, es un caso a sealar. Lo mismo vale por la destacable recepcin de los diarios de Victor Klemperer, de la Lista de Schlinder de Spielberg o del Der Vorleser de Schlink, sin mencionar la preocupacin continua y excesiva con la Normalitt de Alemania y la referencia constante a la Alemania nazi durante los conflictos internacionales en los noventa (durante la Guerra del Golfo, por ejemplo, y recientemente en Kosovo = Auschwitz).

Sin embargo, la normalidad es, por supuesto, siempre una nocin relativa y cualquier juicio sobre los historiadores alemanes y su modo de tratar el Holocausto puede, por lo tanto, estar basado solamente en comparaciones sistemticas con los modos historiogrficos en que otras naciones han manejado su involucramiento en el Holocausto o en situaciones similares. Este proyecto apenas ha comenzado. En general, el registro historiogrfico alemn sobre este punto le es bastante favorable

En cualquier caso, tengo una sensacin muy fuerte que la Agenda de Frankfurt se incorporar a la historiografa alemana. Como lo sugiri Jrgen Kocka, probablemente es ms fcil matar a tu abuelo que matar a tu padre. Si eso es verdad, y por todas las apariencias lo es, el tiempo ayudado por una nueva generacin de historiadores alemanes nos lo dir.

Quisiera agradecer a Jeffrey Herf, Manfred Hettling, Stefan Berger, David Lindenfeld, Peter Schttler, Sebastian Conrad, y Daniel Levy por sus comentarios crticos a una versin anterior de este artculo. Salvo que se aclare lo contrario, Alemania luego de 1945, se refiera a la Repblica Federal Alemana (RFA); no entrar aqu en la compleja relacin entre la RFA y la antigua Repblica Democrtica Alemana (RDA) frente al Holocausto, el cual no carece de importancia.

Cf. los acercamientos historiogrficos de Dominick LaCapra y Saul Friedlnder; D. LaCapra, Representing the Holocaust, History, Theory, Trauma (Ithaca: 1994), esp. pp. 43-69 y 205, y S. Friedlnder, Memory, History and the Extermination of the Jews in Europe (Bloomington: 1993). Ver tambin Helmut Dubiel, Niemand ist frei von der Geschichte. Die nationalsozialistische Herrschaft in den Debatten des Deutschen Bundestages (Munich: 1999). Para los debates pblicos en Alemania, ver J. Herf, Divided Memory. The nazi Past in the Two Germanys (Massachusetts: 1997), y Legacies of Commemoration: German Debates on the Holocaust in the 1990s en The Dilemmas of Commemoration: German Debates on the Holocaust in the 1990s, un nmero especial de German Politics and Society, vol 17 (1999), pp. 3, 9-35. Para anlisis recientes del rol del Holocausto en la historiografa alemana, ver U. Herbert, Der Holocaust in der Geschichtsschreibung der Bundesrepublik Deutschland en U. Herbert y O. Groehler, eds., Zweierlei Bewltigung. Vier Beitrge ber den Umgang mit der NS-Vergangenheit in den beiden deutschen Staaten (Hamburg: 1992), pp. 67-87, y D. Pohl, Die Holocaust-Forschung und Golhagens Thesen en Vierteljahrshefte fr Zeitgeschichte, 45 (1997), 1, 1-49.

No voy a tratar aqu con la cuestin de si la izquierda alemana ha cambiado su actitud hacia la nacin y el nacionalismo. De acuerdo a la mayora de los observadores, los historiadores alemanes liberales e izquierdistas han abandonado silenciosamente la idea de un post-nacionalismo luego de la unificacin y retornado a alguna forma de nacionalismo tradicional. Ver St. Berger, The Search for Normality. National Identity and Historical Consciousness in Germany Since 1800 (Providence/Oxford:1997), pp. 198-230, y K. Jarausch, Normalisierung oder Re-Nationalisierung? Zur Umdeutung der deutschen Vergangenheit in Geschichte und Gesellschaft, 21 (1995), pp. 571-584. Para una visin muy crtica, ver tambin M. Zuckerman, Gedenken und Kulturindustrie. Ein Essay zur neuen deutschen Normalitt (Berlin:1999).

E. H. Carr, What is history? (Harmondsworth: 1961), p. 23.

Lepenies, citado en Zuckerman, Gedenken und Kulturindustrie, p. 34.

S. Friedlnder, History, Memory and the Extermination of the Jews in Europe (Bloomington: 1993), p. 2.

Pienso que Dan Diner es vctima de esta figura del reduccionismo del pensamiento cuando vincula los acercamientos internacionalistas y estructuralistas al Tercer Reich directamente con la afiliacin colectiva del historiador. Su tesis que los historiadores alemanes estn inclinados a enfocarse sobre las circunstancias del Holocausto, mientras los historiadores judos estn inclinados a enfocarse en los motivos detrs de l, debido a sus afiliaciones colectivas es problemtica, porque ambos acercamientos, el internacionalista y el estructuralista fueron desarrollados por historiadores alemanes. Ver su Guilt Discourse and Other Narratives. Epistemological Observations Regarding the Holocaust en G. Neeman Arad, ed., Passing into History: nazism and the Holocaust Beyond Memory. In Honor of Saul Friedlnder on His Sixty-Fifth Birthday (History & Memory), 9 (1997), no. , pp. 301-321, esp. pp. 308-309.

Las contribuciones originales a la seccin de Frankfurt fueron publicadas, junto con algunos comentarios nuevos, en W. Schulze y O-G. Oexle, eds., Deutsche Historiker im Nationalsozialismus (Frankfurt a. M: 1999). Una avalancha de comentarios sobre el panel fueron publicados en alemn y en peridicos y semanarios, como FAZ, Die Zeit, Frankfurter Rundschau, Tagesspiegel y NZZ. Ver tambin las entrevistas Fragen, die nicht gestellt wurden con prominentes historiadores alemanes sobre H-SozKult. Un anlisis (muy crtico) de este debate ha sido dado por Wulf Kansteiner en Mandarins in the Public Sphere: Vergangenheitsbewltigung and the Paradigm of Social History in the Ferderal Republic of Germany en Dilimmas of Commemoration, pp. 84-121. El panel en Frankfurt fue una secuela de una conferencia en Berln, llevada a cabo en junio de 1997, en el Arbeistelle fr Vergleichende Gesellschftsgeschichte, organizada por Jrgen Kocka, quien tambin fue el moderador en el panel de Frankfurt. A la luz de este debate subsecuente, resulta algo irnico que Aly haya podido escribir su Habil Endlsung. Volkerverschiebung und der Mord an den europischen Juden (Frankfurt a. M.: 1995) con la ayuda de Kocka.

Para la nueva imagen de la profesin historiogrfica alemana durante el perodo nazi, ver P. Schttler, ed., Geschichtsschreibung als Legitimationswissenschaft 1918-1945 (Frankfurt a.M.: 1997). Para la nueva imagen de las universidades alemanas durante el perodo nazi, ver H. Knig, et al. Eds. Vertuschte Vergangenheit. Der Fall Schwerte und der NS-Vergangenheit der deutschen Hochschulen (Munich: 1997). La imagen tradicional, oficial, de la profesin historiogrfica alemana ha sido documentada por infinidad de estudios historiogrficos escritos por prominentes historiadores alemanes desde 1945. Para un estudio crtico y anlisis de los estudios tradicionales, ver S. Conrad, Auf der Suche nach der verlorenen Nation. Geschichtsschribung in Westdeutschland und Japan 1945 1960 (Gttingen: 1999). Una excepcin temprana a la regla es el estudio de Karl Ferdinand Werners Die deutsche Historiographie unter Hittler en B. Faulenbach, ed. pp. 86-96, esp. p. 87: Die Professoren- und Lehrerschaft huldigte, was den nationalen Kern in der NS-Doktrin anging, seit langem verwandten Idealen, so dass sie in dieser Hinsicht nicht berzeugt zu werden brauchten..

Sobre Martin Broszat, ver mi artculo Has the Third Reich Become History? Martin Broszat as Historian and Pedagogue en Bulletin of the Arnold and Leona Finkler Institute of Holocaust Research, no. 8 (1998), xxvii-xiv.

G. Aly, Theodor Schieder. Werner Conze oder die Vorstufen der physischen Vernichtung in Schulze and Oexle, pp. 183-215.

J. Kocka, Zwischen Nationalsozialismus und Bundesrepublik. Ein Kommentar, en Schulze y Oexle, pp. 340-358.

P. Schttler, Von der rheinischen Landesgeschichte zur nazistischen Volkgeschichte oder die unhrbare Stimme des Blutes en Schulze y Oexle, pp. 89-114; M. Fahlbusch, Die Sdostdeutsche Forschungsgemeinschaft. Politische Beratung und NS-Volkstumpolitik en Schulze y Oexle, pp. 241-265.

M. Krger y R. Thimme, Die Geschichtsbilder des Historiker Karl Dietrich Erdmann. Vom Dritten Reich zur Bundesrepublik (Munich: 1996). Winfried Schulze escribi un prefacio para este libro.

Ver B. Ssemann, Die Tagebcher Kurt Riezlers. Untersuchungen zu ihrer Echheit und Edition en Historische Zeitschrift, 236 (1983), pp. 327-369).

Para una perspectiva de este tema, ver Conrad, Verlorene Nation, pp. 146-159, esp. p. 150: Die wissenschaftliche Form der Auseinandersetzung mit der Geschichte hatte, so lautete das Selbstverstndnis der Zunft, die Distanz zum Nationalsozialismus ermglicht, und auch nach 1945 versetzte sie den Historiker in die Lage, das allgemeine Geschichtsbewusstsein zu transzendieren. Un historiador con esta posicin fue Friedrich Meinecke, quien, en 1946, como muchos de sus colegas, afirm haber reconocido el verdadero carcter del nazismo todo el tiempo; ver Conrad, Verlorene Nation, p. 149: Wenn Friedrich Meinecke betonte: Es ist das geistige und politische Gegenlager zu Hitler, das....hier zu Worte kommt, dann war die Betonung der eigenen Immunitt gegenber der grossen Tuschung nicht nur eine moralische Rechtfertigung, sondern gleichzeitig eine epistemologische Operation, die historische Wahrheit erst mglich zu machen schien; y p. 214: Die Biographie wurde, wenn man so will, zur Epistemologie.

En el caso de Wehler, ver su Nationalsozialismus und Historiker, en Schulze and Oexle, pp. 306-340; para una crtica a la defensa de Wehler a Conze y Schieder, ver Zuckerman, Gedenken, pp. 33-61, y Gtz Aly, Stakkato der Vertreibung, Pizzikato der Entlastung, FAZ, February 3, 1999. En el caso de Jckel y Blansdorf, ver su discusin con Krger y Thimme en Karl Dietrich Erdmann und der Nationalsozialismus in Geschichte im Wissenschaft und Unterricht, 48 (1997), 4, pp. 220-240; GWU, 48 (1997), 7/8, pp. 462-478; y GWU, 48 (1997), 12, pp. 744-747.

El anlisis de Kansteiner sobre el debate est claramente teido de esta Schadenfreude. Y los defensores de la Alltagsgeschichte probablemente no han olvidado como fueron criticados por Wehler en los ochenta.

Ver Ingo Haar, Kmpfende Wissenschaft. Enstehung und Niedergang der vlkischen Geschichtswissenschaft im Wechsel der Systeme, en Schulze y Oexle, pp. 215-241.

Ver U. Wolff, Litteris et Patriae. Das Janusgesicht der Historie (Stuttgart: 1996); Fr. Hausmann, Der Kriegseinsatzder Deutschen Geisteswissenschaften im Zweiten Weltkrieg (1940-1945), en Schulze y Oexle, pp. 63-89.

Ver tambin su Der faustische Pakt der Ostforschung mit dem NS-Regime, in Schulze and Oexle, pp. 265-274. Para un anlisis concienzudo de la literatura reciente osbre historiadores alemanes en el Nacional Socialismo, ver tambin St. Berger, Nationalism and Historiography, en German History, 18 (2000), 2, pp. 239-259.

Pohl, Holocaustforschung, p. 3. Este patrn, sin embargo, fue tambin caracterstico de la historiografa de postguerra fuera de Alemania. Para el caso de Holanda, ver I. de Haan, The Construction of a National Trauma. The Memory of the Jews in the Netherlands, en The Netherlands Journal of Social Sciences, 34 (1998), 2, pp. 196-218.

A. Ldtke, 'Coming to Terms with the Past: Illusions of Remembering, Ways of Forgetting Nazism in West Germany, in Journal of Modern History, 65 (1993), p. 550. Con todo, esto tambin fue hecho por historiadores no alemanes.

Ver M. Broszat and S. Friedlnder, Um die Historisierung des Nationalsozialismus. Eine Briefwechsel, in Vierteljahrshefte zur Zeitgeschichte, 36 (1988), 2, pp. 346-347, 352-353. Cf. J. Rsen, The Logic of Historicization. Metahistorical Reflections on the Debate Between Friedlnder and Broszat, en Neeman Arad, ed., Passing into History, pp. 113-147.

Esto es defendido convincentemente por Sebastian Conrad, Verlorene Nation, esp. pp. 59-88, 133-159. Desde entonces, la bsqueda de la normalidad ha permanecido como una preocupacin fundamental para los historiadores alemanes, como lo sostiene Stefan Berger en su libro The Search for Normality.

Para el perodo temprano de postguerra, ver K. Kwiet, Die NS-Zeit in der westdeutschen Forschung 1945 1961, en E. Schulin, ed., Deutsche Geschichtswissenschaft nach dem Zweiten Weltkrieg (1945-1965) (Munich: 1989), pp. 191-199. He tratado con las estrategias explicativas de Ritter, Dehio y Schieder/Conze en De Sonderweg in de Duitse historiografie. Posities, problemen en discussies, en H. Belien and G-J. van Setten, Geschiedschrijving in de twintigste eeuw. Discussie zonder eind (Amsterdam: 1991), pp. 141-181. Para Conze y Schieder, ver sobre todo Jin-Sung Chun, Das Bild der Moderne in der Nachkriegszeit. Die westdeutsche Strukturgeschichte im Spannungsfeld von Modernittskritik und wissenschaftlicher Innovation 19481962 (Mnchen: 2000).

Kwiet, Die NS-Zeit in der westdeutschen Forschung, pp. 195-96: Die deutschen Historiker waren von jeher weder in der Lage noch willens gewesen, Bereiche der Judenverfolgung, des Antisemitismus und der deutsch-jdischen Geschichte in den Kanon der erforschungswrdigen Gegenstnde zu erheben. Die Auseinandersetzung mit der Judenfrage implizierte die Frage nach den eigenen Einstellungen und Verhaltensweisen..

Friedrich Meinecke, Die deutsche Katastrophe. Betrachtungen und Erinnerungen (Wiesbaden: 1946), p. 111, donde establece que die grenzdeutsch-kmpferische Form des Vlkischengar nicht einmal erwas spezifisch Deutsches no fue otra cosa que una caracterstica general de Osteuropa. Esta caracterstica llev a die Verhrtung und Verewigung der nationalen Feindschaften, bis es etwas gelingt den Gegener vllig zu vernichten - wie es uns jetzt im Ostraum droht. Se reconoce, empero, que este destino uns leider nicht schuldlos trifft.

Ver Die deutsche Katastrophe, p. 141, donde se refiere a los nazis como jenen Verbrecherklub, der das deutsche Volk zu umklammern und auszusaugen vermchte. Este grupo de criminales inclua a Hitler, porque Mit dem an der Spitze schmeien wir es, erobern wir uns Deutschland. Consecuentemente la lucha contra estos criminales era comn: So ging nun die Aufgabe, das Giftgewchs des Nationalsozialismus auszurotten, in die Hnde der Sieger ber. Das erschwerte sie seelisch fr uns, die wir bisher im stillen gehofft hatten, sie mit eigener Kraft zu lsen (p. 151).

Meinecke, Die deutsche Katastrophe, pp. 146-148.

Meinecke, Die deutsche Katastrophe, p. 29: Die Juden, die dazu neigen, eine ihnen einmal lchelnde Gunst der Konjunktur unbedacht zu genieen, hatten mancherlei Ansto erregt seit ihrer vollen Emanzipation. Sie haben viel beigetragen zu jener allmhlichen Entwertung und Diskreditierung der liberalen Gedankenwelt, die seit dem Ausgange des 19. Jahrhunderts eingetreten ist. Da sie neben dieser negativen und zersetzenden Wirkung auch recht viel Positives fr den Geist und das Wirtschaftsleben Deutschlands geleistet haben, wurde von den Massen derer, die die Schden des jdischen Wesens jetzt bekmpften, vergessen.

Ver Herf, Divided Memory.

Dubiel, Niemand ist frei von der Geschichte, p. 45.

Para un acercamiento de este perodo ver M. Broszat, Holocaust und die Geschichtswissenschaft, in idem, Nach Hitler. Der schwierige Umgang mit unserer Geschichte (Munich: 1988), pp. 102-119. Ulrich Herbert, Holocaust in der BRD, pp. 71-72, seala otro aspecto importante en la temprana historiografa alemana: incluso esos raros libros histricos que tratan directamente con los SS y los campos, como el de Eugen Kokons Der SS-Staat, tratan primariamente con campos de concentracin y no con campos de muerte. Ellos se concentran, por lo tanto, en categoras de vctimas distintas a los judos. Los prisioneros polticos alemanes fueron mucho ms importantes en la historiografa de postguerra temprana en ambos estados alemanes.

Conrad, Verlorene Nation, pp. 135, 160, y 215, justificablemente destaca que la represin (Verdrngung) ampliamente observada del pasado nazi por los historiadores alemanes slo se refiere a los modos selectivos en que lo tratan no de una clara evitacin del tema. Cf. Dubiel, Niemand ist frei von der Geschichte, p. 40, on the political debates: Die Selbstwahnehmung der Deutschen als Opfer und die Abwehr der Kollektivschuldthese bestimmen nahezu alle Reden, die im frhen Bundestag auf die Vorgeschichte der neuen Republik beziehen; and p. 275: Das Ergebnis dieser Rekonstruktion ist nicht eindeutig. Zum einen bleibt das Erstaunen, wie sehr es den Politikern, zumal in den ersten Jahrzehnten, unmglich war, in den ersten Person plural (Wir haben das getan) von dem Vlkermord zu sprechen, den Deutsche begangen hatten. Gleichwohl wre die pauschale Behauptung, die Generation der Nachkriegspolitiker htte die ihnen vorausgehende Epoche einfach verschwiegen, schlicht falsch.

Ac coincido con Dubiel, Niemand ist frei von der Geschichte, y no coincido con Ulrich Herbert, Der Holocaust in der deutschen Geschichtsschreibung, p. 68, quien sostiene que der Begriff Verdrngung eine unzureichende Zusammenfassung darstellt.. Naturalmente, es insuficiente, pero con Dubiel considero que es el concepto ms apto para el fenmeno en cuestin.

No supongo que la represin slo ocurri en Alemania; definitivamente no fue as. La mayor parte de los pases ocupados por los nazis tuvieron sus propias razones para permanecer callados con relacin al destino de sus ex ciudadanos judos.

Resulta llamativo que esta visin es incluso defendida por ex emigrantes, como Golo Mann. Ver su exitosa Deutsche Geschichte des 19. und 20 Jahrhunderts (Frankfurt a.M.: 1958), esp. pp. 863-867, para un difundido argumento hitleriano. De acuerdo a Mann, el Nacional Socialismo se redujo a la voluntad de poder de Hitler y, por lo tanto, desapareci con l: Eine Wille von furchtbarer Intensitt, der nur sich selber wollte und daher eins war mit zynischen Opportunismus dies war der Nationalsozialismus in seiner Spitze; und ohne ihn war er berhaupt nicht. Deshalb ist er im Nichts verschwunden, sobald H, tot war, und sahen die Leute sich verdutzt an, als erwachten sie aus langer Verzauberung (p. 865); Die Nazis lebten im Land wie fremde Eroberer (p. 866). La imagen del Tercer Reich de Mann es bsicamente similar a la de la obra de Meinecke Deutsche Katastrophe.

Con relacin al estatus de vctimas en la RFA, RDA y Austria, resulta interesante su comparacin. Austria y la RDA se contuvieron de la Vergangenheitsbewltigung hasta hace poco (esto es, alrededor de 1990): Austria, porque le fue garantizado su estatus de vctima nazi por los Aliados en 1943 (!); y la RDA porque la RFA fue el estado sucesor oficial (y jurdico) del Tercer Reich. La RDA, por lo tanto, poda identificarse completamente con la victoriosa Unin Sovitica retrospectivamente. Para Austria, ver G.Botz, sterreich und die NS-Vergangenheit Verdrngung, Pflichterfllung, Geschichtsklitterung en D. Diner, ed., Ist der Nationalsozialismus Geschichte? Zu Historisierung und Historikerstreit (Frankfurt a.M.: 1987), pp. 141-153; y R. Wistrich, Austria and the Legacy of the Holocaust (New York: 1999). Para la RDA, ver O. Groehler, Antifaschismus vom Umgang mit einem Begriff, y Der Holocaust in der Geschichtsschreibung der DDR, en Herbert y Groehler, Zweierlei Bewltigung, pp. 29-41 y 41-67.

En el dominio de la historiografa, la Abspaltung puede tomar incluso una forma institucional cuando la historia juda se disocia de la historia alemana y cuando el Holocausto se transfiere de este ltimo al primer dominio. Cf. O. Bartov, Wem gehrt die Geschichte? Wehrmacht und Geschichtswissenschaft, in H.Heer and Kl. Naumann, eds., Vernichtungskrieg. Verbrechen der Wehrmacht 1941 bis 1944 (Hamburg: 1995), p. 611: Diese Geschichte [of the HolocaustChL], so scheint es, gehrt anderen (Historkern des Holocaust?, Jdischen Historikern?, Nichtdeutschen Historikern?).

Dubiel, Niemand ist frei von der Geschichte, p. 71: Die geradezu obsessive Abwehr eines Vorwurfs, den niemand erhoben hatte, erlaubt einzig die psychoanalytische Deutung als Projektion. In dieser Abwehr wird nhmlich die vielfltige nach berkommenen moralischen und politischen Kriterien kaum deutbare Verstrickung zahlloser Deutscher in die historisch beispiellosen Verbrechen ihres Staates indirekt eingestanden. Aunque Herbert tiene sus dudas sobre el concepto de Verdrngung, tambin observa que bsicamente ambos mecanismos operan en Der Holocaust in der deutschen Geschichtsschreibung, pp. 72-73: Die akademische Zeitgeschichtsforschung jener Jahre [1945-1957ChL] konzentrierte sich hingegen vor allem auf zwei Punkte, die beide im Zusammenhang mit der nach dem Kriege aufgekommenen Kollektivschuldthese standen: auf den konservativen Widerstand, um die Existenz des anderen Deutschlands nachzuweisen, und auf die SS, die gleichsam aus der deutschen Gesellschaft herausinterpretiert und gleichsam als Residualkategorie des Abnormen fr die Massenverbrechen allein verantwortlich gemacht wurde. Zugleich half die Betonung der Allmacht von SS und Sicerheitspolizei auch den ausgebliebenen Widerstand aus dem Volk erklren und wirkte so wie ein Schutzschild gegen alle erhobenen oder befrchteten Vorwrfe gegen die Deutschen. Curiosamente, empero, Herbert caracteriza al mismo tiempo a los setentas como eine Phase der zweiten Verdrngung,

porque los debates sobre el facismo y su relacin con el capitalismo eran muy abstractos. En un artculo sobre el debate Goldhagen, Herbert parece abandonar sus reservas anteriores sobre el uso de conceptos psicoanalticos en el contexto historiogrfico alemn, utilizando los conceptos de mecanismo defensivo y discurso de denegacin; ver U. Herbert, Academic and Public Discourses on the Holocaust. The Goldhagen Debate in Germany, en German Politics and Society, 17 (1999), 3, p. 44.

Aleida Assmann ha desde mi punto de vista, sin xitorecientemente sostenido que la

Kollektivschuldthese fue real y no imaginada por los alemanes; ver su Ein deutsches Trauma? Die Kollektivschuldthese zwischen Erinnern und Vergessen, in Merkur, 53 (1999), 12, pp. 1142-1155.

Ver M. Beer, Die Neuanfangder Zeitgeschichte nach 1945. Zum Verhltnis von nationalsozialistischer Umsiedlungs- und Vernichtungspolitik und der Vertreibung der Deutschen aus Ostmitteleuropa, en Schulze y Oexle, pp. 274-302.

P. Nolte, Die Historiker der Bundesrepublik. Rckblick auf eine lange Generation, en Merkur, 53 (1999), 5, p. 420: Zum anderen sind viele derjenigen Historiker, die in den siebziger Jahren unter der Flagge der Historischen Sozialwissenschaft mitsegelten, nie Sozialhistoriker gewesen, sondern Politikhistoriker in einem fast schon klassischen Sinne. Para el mismo diagnstico, ver Lutz Raphael, Anstelle eines Editorials. Nationalzentrierte Soz