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LITURGIA III DE TEOLOGÍA JORGE ALFREDO MONTAÑEZ Presentado al PADRE ELIECER WILLIAM BARÓN ESPITIA

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Page 1: LITURGIA III DE TEOLOGÍA JORGE ALFREDO MONTAÑEZ Presentado al PADRE ELIECER WILLIAM BARÓN ESPITIA

LITURGIA III DE TEOLOGÍA

JORGE ALFREDO MONTAÑEZ

Presentado al

PADRE ELIECER WILLIAM BARÓN ESPITIA

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HISTORIA DE LA VESTIDURA ECLESIÁSTICA

Jesús no vistió ninguna vestidura especial.

Los sacerdotes judíos sí tenían vestiduras clericales, pues constituían una casta.

Hay dos genealogías en los Evangelios: Jesús pertenecía al linaje de los reyes de Judá, no al de los descendientes de Leví.

El Mesías no era un sacerdote del Antiguo Testamento. Además, Él comienza un nuevo sacerdocio.

Los Apóstoles, por tanto, tampoco llevaron ninguna prenda distintiva

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En las generaciones siguientes los clérigos siguieron llevando ropas que no les distinguían de los laicos.

en las celebraciones litúrgicas sí que iban revestidos con vestiduras especiales.

los monjes sí llevaban ropas que les distinguían como monjes.

En el año 428, por una carta del Papa Celestino, hay dos cosas: que en Roma no existía una vestidura clerical, pero que en la Galia algunos obispos ya la usaban. La carta exhorta a que los clérigos se distingan de los laicos no por las ropas, sino por sus virtudes.

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El Concilio de Braga en el 572 ordena que los clérigos de la zona de la península ibérica vistan la túnica talar.

Entre el siglo VI y el VIII, los testimonios escritos muestran que el uso de la vestidura clerical se hizo obligatorio.

El color negro fue el que finalmente predominó por una razón esencial, se trata de un color muy solemne.

Se le pudo dar sentido simbólico al color negro, como el de la muerte al mundo, pero la razón por la que prevaleció fue ésta: se trata de un color que expresa seriedad, solemnidad

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Al principio, el hábito eclesiástico era una túnica sin botones. Muy a menudo con cinturón de cuero con hebilla.

Los botones que recorren la sotana de arriba abajo, predominaron a partir del siglo XIV y XV.

Hasta el siglo XIV, en la vestidura clerical no existía el alzacuellos. Pero a partir de entonces, las camisas comenzaron a dejar ver su parte superior por encima del hábito.

Al principio, sobresalía el cuello de la camisa blanca sin solapas.

Después, cuando ya hubo solapas como las actuales, éstas o sobresalían verticales (cerradas por un botón) más allá de donde acaba el hábito, o bien caían hacia abajo por encima del hábito.

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Las solapas que caían sobre el hábito, evolucionaron hasta el siglo XVII tomando la forma de lo que se llamaba el babero. El alzacuellos se formó como prenda aparte, porque era mucho más fácil lavar la parte del cuello si ésta era una prenda independiente.

Muchos consideran la capucha como privativa de los monjes. Pero lo específico de ellos era el escapulario o la cogulla. El escapulario es la prenda rectangular que cae por delante y por la espalda, hasta casi el borde de la túnica.

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En el clero secular, la capucha se llevaba no en el hábito talar, sino en la muceta. La muceta sobre los hombros era una prenda de abrigo, la llevaba cualquier clérigo y solía tener una capucha.

Esta costumbre de la capucha en el clero secular llegó hasta el siglo XX. La muceta de los cardenales tenía capucha, así como la de los Papas.

Cardenales y Papas llevaban esa capucha en la muceta, aunque no pertenecieran al clero secular

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hay testimonios desde el siglo XVII reprobando el uso de sotanas cortas que llegaban sólo hasta la rodilla.

En el siglo XIX se hizo frecuente el habito piano o hábito corto. La parte superior era igual que la de la sotana, con su alzacuellos o su babero.

Pero la sotana había sido sustituida por una especie de chaleco que llegaba sólo hasta la cintura, a partir de la cual eran visibles unos pantalones cortos que acababan en calzas negras

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Encima del chaleco, se llevaba una casaca. Este hábito corto fue desapareciendo, y a comienzos del siglo XX los curas llevaron sotana solamente.

Hasta que en los años 70, apareció el clériman

Una vez que hubo desaparecido el hábito corto, éste continuó entre los curas católicos de Estados Unidos, por influencia de los pastores de la iglesia episcopaliana que vestían así.

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Este deseo de que las vestiduras de los sacerdotes fueran enteramente clericales, conllevó que los sombreros tuvieran formas y hechuras propias.

La forma de cubrirse la cabeza los eclesiásticos siempre había sido por antonomasia la capucha, entre el clero regular y secular.

Los sombreros eclesiásticos evolucionaron a raíz de modelos diversos.

Un modelo procedía de las gorras académicas, y de allí surgió la birreta, el birrete o bonete.

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El solideo es la evolución de un gorro que cubría la cabeza desde la frente a la nuca.

La vestidura de abrigo era la muceta sobre los hombros, pero si hacía más frío se llevaba la capa.

Pero para que el abrigo no fuera igual que el de los laicos, se diseñó de forma que llegara hasta el borde de la sotana, llamándose este abrigo dulleta.

Sin embargo, la capa y la dulleta coexistieron

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En toda esta evolución de los trajes eclesiásticos, la costumbre era que cuando uno se ordenaba como clérigo, a partir de ese momento, todas sus vestiduras eran clericales. Manifestando de forma externa y visible la consagración total a Dios del propio ser, de la propia vida, de todos los pensamientos y deseos. Por eso, desde la recepción de la orden menor de la tonsura todas las vestiduras debían ser clericales. La tonsura era el signo de esta mentalidad. El sacerdote no sólo llevaba ropas sacerdotales, sino que incluso sus cabellos llevaban el signo de la consagración.