literatura y mercado en america latina

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NUEVA SOCIEDAD 230Literatura y dinero. Ensayo, ficcin, poesaCOYUNTURAIsrael CovarrubiasEl pri como orilla de la democracia Nicols CominiEl rol del Consejo de Defensa de la Unasur en los ltimos confictos regionales APORTESJuan Pedro Seplveda / Jorge Riquelme RiveraLa reforma del Consejo de SeguridadTEMA CENTRALGonzalo GarcsUna pasin gastadaAndrs HoyosLibro 2.0Gabriela AlemnCharadasJeffrey CedeoLiteratura y mercado: algunas refexiones desde Amrica LatinaEsteban SchmidtLove Estar SystemKsenija BilbijaBorrn y cuento nuevo: las editoriales cartoneras latinoamericanasIvn ThaysMe acuerdoHernn VanoliSobre editoriales literarias y la reconfguracin de una culturaMartn BrauerGarca Mrquez, centro del canonWashington CucurtoEl Hombre Polar regresa a Stuttgart. Seleccin de poemaswww.nuso.orgNoviembre-Diciembre 2010 NUEVA SOCIEDAD 230Literatura y dineroEnsayo, ficcin, poesaCOYUNTURAIsrael CovarrubiasNicols CominiAPORTESJuan Pedro Seplveda / Jorge Riquelme Rivera TEMA CENTRALGonzalo GarcsAndrs HoyosGabriela Alemn Jeffrey CedeoEsteban SchmidtKsenija BilbijaIvn ThaysHernn VanoliMartn BrauerWashington Cucurtoes un proyecto de la JULIO-AGOSTO 2010 SepTIembre-OcTUbre 2010228 229Mare NOSTrUM amrica Latina y las economas del PacficoCOYUNTUraJos Luis Rocha Gmez. Crisis institucional en Nicaragua: entre un estado privatizado y un estado monarquizadoLeonardo Vera. Venezuela: anatoma de una recesin profunda y prolongadaaPOrTeSYanina Welp. el referendo en amrica Latina. Diseos institucionales y equilibrios de poderTeMa CeNTraL Jos Briceo Ruiz. La Iniciativa del arco del Pacfco Latinoamericano. Un nuevo actor en el escenario de laintegracin regional Jos Luis Len-Manrquez. Asian noodle bowl: la integracin econmica en el este asitico y sus implicaciones para amrica LatinaRomer Cornejo / Abraham Navarro Garca. China y amrica Latina: recursos, mercados y poder globalSergio Cesarin. economa de redes y redes econmicas. Las comunidades chinas en amrica LatinaMara Cristina Rosas. encuentros y desencuentros: las relaciones entre Mxico y la repblica Popular China Hernando Jos Gmez Restrepo. Colombia en el Pacfco. avances y desafos en la insercin internacionalSUMMarIeSeL hUeVO O La gaLLINa? economa y poltica en amrica LatinaCOYUNTUraFrancisco Leal Buitrago. Colombia: elecciones atpicas y perspectivas inciertas Michael Dauderstdt. Deudas de estado y estados con deuda. Crisis y crecimiento en europa aPOrTeSMercedes Isabel Botto. el g-20 y la gobernanza global: un cambio en la arquitectura o en los procedimientos? Una mirada desde amrica Latina TeMa CeNTraLAlberto Acosta. Maldiciones que amenazan la democracia Ludolfo Paramio. economa y poltica de las clases medias en amrica Latina Nelly Arenas. La Venezuela de hugo Chvez: rentismo, populismo y democracia Yann Basset. Las relaciones entrelas esferas poltica y econmica. hacia el fn de los particularismos colombianos? Federico Traversa. Qu hacer con los sectores medios? Coaliciones sociales, bienestar y socialdemocracia en la periferia capitalista Toms Palau Viladesau. La poltica y su trasfondo. el poder real en ParaguaySUMMarIeSenerO-febrerO 2011En nuEstro prximo nmEro231colombia El portal Nueva Sociedad es una plataforma de reflexin sobre Amrica Latina. Articula un debate pluralista y democrtico sobre poltica y polticas latinoamericanas. nuEVA soCiEDAD es una revista latinoamericana abierta a las corrientes de pensamiento progresista, que aboga por el desarrollo de la democracia poltica, econmica y social.Se publica cada dos meses en Buenos aires, argentina, y circula en toda amrica Latina.Director: Joachim KnoopJefe de redaccin: Jos NatansonCoordinadora de produccin: Silvina CucchiNueva Sociedad No 230Asesoramiento editorial: Natalia MoretDiseo original de portada: horacio WainhausArte y diagramacin (portada e interior): Fabiana Di MatteoIlustraciones: Mara Ins afonso estevesFotografas: ShutterstockCorreccin: alejandra Valente, Maximiliano Papandrea Traduccin al ingls de los sumarios: Kristie robinsonImpreso en Talleres grficos Nuevo Offset, Viel 1444, Buenos aires, argentinaLos artculos que integran Nueva Sociedad son de exclusiva responsabilidad de sus autores y no reflejan necesariamente el pensamiento de la revista. Se permite, previa autorizacin, la reproduccin de los ensayos y de las ilustraciones, a condicin de que se mencione la fuente y se haga llegar una copia a la redaccin.Nueva Sociedad ISSN 0251-3552Oficinas: Defensa 1111, 1o a, C1065aaU Buenos aires, argentina.Tel/Fax: (54-11) 4361-4108/4871 Correo electrnico: (distribucin y ventas)w w w . n u s o . o r g NDICENoviembre-Diciembre 2010230COYUNTURA3736Israel Covarrubias. El pri como orilla de la democracia. 4Despus de las elecciones de 2010 en Mxico3737Nicols Comini. El rol del Consejo de Defensa de la Unasur 14en los ltimos confictos regionales ApORTEs3738Juan Pedro Seplveda / Jorge Riquelme Rivera. La reforma 23del Consejo de Seguridad: una mirada desde Amrica LatinaTEmA CENTRAl3739Gonzalo Garcs. Una pasin gastada383740Andrs Hoyos. Libro 2.0493741Gabriela Alemn. Charadas 633742Jeffrey Cedeo. Literatura y mercado: algunas 72refexiones desde Amrica Latina3743Esteban Schmidt. Love Estar System843744Ksenija Bilbija. Borrn y cuento nuevo: las editoriales 95cartoneras latinoamericanas3745Ivn Thays. Me acuerdo1153746Hernn Vanoli. Sobre editoriales literarias y 129la reconfguracin de una cultura3747Martn Brauer. La construccin del relato desde unos pases 152nufragos. Garca Mrquez, centro del canon3748Washington Cucurto. El Hombre Polar regresa 165a Stuttgart. Seleccin de poemasSUMMARIESSegunda pginaDesde hace 35 aos, Nueva Sociedad alienta el debate acerca de los principales temas de la realidad latinoamericana. Buscando siempre integrar diversas miradas, sus ediciones apuntan a las cuestiones que estn en el centro de la discusin pblica: desde la calidad de la democracia y la marcha de la economa a las polticas sociales y la integracin regional. Aunque el abanico es amplio, por lo general termina abarcando temas relacionados con la poltica y la economa.En esta ocasin, sin embargo, ofrecemos un tema completamente diferente: la literatura latinoamericana y su tensa y confictiva relacin con el dinero. Para ello nos propusimos abordar una serie de subtemas (del mercado y el capitalismo a los avances tcnicos y los condicionamientos que ejercen sobre la cultura letrada) y diferentes registros, del clsico ensayo acadmico a la crtica, la fccin y la poesa.Questpasandoconloslibros?AndrsHoyossostienequelarevolucin tecnolgicaqueafectaalmundoeditorialeslamsradicalqueserecuerde desde que Gutenberg invent la imprenta de tipos mviles. Su artculo, el intento deunlectorveteranoporubicarseenelagitadomaremgnumdelLibro2.0, analiza las implicaciones econmicas que esto tiene para todos los involucrados: escritores, editores, agentes literarios, libreros y las grandes compaas de internet que ofrecen libros digitales. Las cosas estn cambiando, aunque haya que descartar los pronsticos negros acerca del fn del libro que, como sostiene Umberto Eco, es un invento perfecto, como la cuchara, el martillo o la rueda: una vez creado, parece difcil hacerlo mejor. 3 Nueva Sociedad 230Segunda pginaEn todo caso, los avances de la tcnica, la globalizacin y el capitalismo inciden en lo que se escribe, publica y lee en Amrica Latina. Hernn Vanoli analiza las pequeas editoriales literarias que, al margen de los circuitos masivos, reconfguran el universo de lo publicado y lo publicable, mientras que Jeffrey Cedeo sostienequeladenominadaliteraturalightdejasalirsintrabaslaspolticas mercantiles de los conglomerados editoriales transnacionales, por lo que constituye un lugar privilegiado a la hora de considerar los signifcados de la narrativa latinoamericana en sus articulaciones locales y globales. Entre todos los escritores latinoamericanos, el ms paradigmtico y conocido, el colombiano Gabriel Garca Mrquez, es, para Martn Brauer, el equivalente a Akira Kurosawa para el cine japons: ms que un autor popular, es quien extiende el inters por su campo como ninguno de sus colegas lo haba conseguido antes. Pero junto a estos fenmenos tambin es posible encontrar otros nuevos, en losmrgenes.Ensuartculo,KsenijaBilbijaanalizaelpequeoboomdelas editoriales cartoneras, que hoy se multiplican en diversos pases y que, segn la autora, revelan la debilidad de una lgica segn la cual todo el valor se reduce al valor de intercambio, alterando el circuito de produccin y hasta el de distribucin de libros. Algunos de estos temas aparecen en el cuento de Gabriela Alemn, en el manifesto de Esteban Schmidt, en la poesa en prosa de Ivn Thays y en los poemas de Washington Cucurto. En el texto que abre el Tema Central de Nueva Sociedad, GonzaloGarcsrepasalacuestindeldineroenalgunasfccionesclavesde laliteraturalatinoamericana,Borges,VargasLlosaoBolao,peroantesvuelve al principio: el dinero, recuerda Garcs, es un documento que corrobora el compromiso, asumido por el Estado, de entregar cierto valor en especie, pero tambin una metfora de todo lo que en potencia puede comprar y una metfora abstracta del valor en s. El dinero puede entenderse como recordatorio, sntoma y smbolo de la capacidad de una cultura para la abstraccin y la sustitucin. Igual que las palabras. >CoyuNTuRALas pasadas elecciones del 4 de ju-liohanproducidounpanorama preocupanteenlapolticamexicana. Seeligieron12nuevosgobernadores estatalesyhuboeleccionesgenerales en 14 estados. Al respecto, se ha dicho que todos los partidos perdieron y ga-naron algo. Cmo es eso? En efec-to,elhistricoyotrorahegemnico PartidoRevolucionarioInstitucional (pri) perdi tres gubernaturas, que representaban algunos de sus bastio-neshistricosdesdeelpuntodevis-taterritorial,comoOaxaca,Pueblay Sinaloa,dondelaalternanciapoltica habaestadoausentehastaesteao. Lomismosucedienotrosestados, inclusoenaquellosqueenestaoca-sinestuvieronendisputa,comolos casosdeZacatecasyTlaxcala(que perdielPartidodelaRevolucin Democrtica,prd)yAguascalientes El PRI como orilla de la democraciaDespus de las elecciones de 2010 en Mxico ISRAEL COVARRUBIASLa persistencia del pri qued confirmada en las ltimas elecciones, en las que el viejo partido obtuvo nueve de las 12 gubernaturas en disputa. El artculo sostiene que la alternancia en el poder federal se dio mediante un mecanismo que identifica al pri como enemigo de la democracia, lo cual export efectos graves para la bsqueda de un orden poltico democrtico. En la actualidad, el pri funciona como un punto lmite que constituye un adentro democrtico. Y, por lo tanto, pas teatralmente de enemigo a amigo central de la democracia. As, el pri sigue ocupando una orilla central en la vida pblica del pas (y en la vida privada tambin), a pesar de que con mucha probabilidad se trata de un espacio vaco. IsraelCovarrubias:doctorenCienciaPolticaporlaUniversidaddeFlorencia,Italia.Actual-mente es profesor-investigador de tiempo completo en la Universidad Autnoma de la Ciudad de Mxico y director editorial de la revista mexicana Metapoltica.Palabras claves: elecciones, poltica, democracia, Partido Revolucionario Institucional (pri), Mxico.5 Nueva Sociedad 230El pri como orilla de la democracia(queestabaenmanosdelofcialista Partido Accin Nacional, pan), en am-boscasosdespusde12aosconse-cutivosdegobierno.Sinembargo,el prigannuevedelas12gubernatu-ras en disputa (entre ellas, las tres que perdieron el prd y el pan) y corrobor as que an tiene un peso ms que sig-nifcativo en la vida pblica de Mxi-co,nosoloensuexistenciapoltico-electoral, donde, por cierto, despus deestaeleccincontrolaraproxi-madamente50%delterritorio.Ms an,lasderrotasquesufrielpri enOaxaca,PueblaySinaloafueron elresultadodealianzaselectorales entrepartidostandistantescomo el prd y el pan, que hace un par de aosseantojabancomoirrealiza-bles, sobre todo despus de los efec-tospolticosysocialesqueprodujo lapasadaeleccinpresidencial.De hecho,porlomenosenloscasosde Oaxaca y Puebla ya aparecan desde haca dos aos los sntomas irreversi-bles de lo que se confrm el pasado julio: los salientes gobernadores Uli-ses Ruiz, de Oaxaca, y Mario Marn, elgoberprecioso,dePueblaen-cabezabandesde2008lalistadelos peores gobernadores en trminos de reputacin,conun4,4%y4,6%res-pectivamente, segn la Encuesta Na-cional 2008 del Gabinete de Comuni-cacin Estratgica1. Adems de confrmar uno de los sig-nosmsevidentesdelapolticana-cional,enelsentidodelprofundo desdibujamientodelosmecanismos de socializacin de la poltica demo-crtica a travs de los partidos, aqu hubo solo perdedores desde el punto de vista democrtico (que, como sabe-mos, no se puede circunscribir exclu-sivamente a los procesos electorales)2. Y el caso ms fagrante es el lugar po-ltico,socialylegalqueocupaelpri despusdediezaosdenoteneren sus manos la silla presidencial. una democracia sin amigosCul es el lugar que cubre, representa y vuelve efectivo el pri desde la prdi-da del Poder Ejecutivo federal en 2000? En primer trmino, es quiz la expre-sin de un pasado en trnsito que ins-tal en el tiempo democrtico presente unrgimenpermanentedeparado-jas,sobretododesdeelmomentoen quesehavueltounafsuradenues-tra experiencia histrica, un indicio de nuestrodesganoparadesplazarnos como sociedad y como proceso demo-crticohaciaunlugarmenosestril 1. Jorge Zepeda Patterson: Los Gobernadores. La repblica corrompida en J. Zepeda Patter-son (coord.): Los intocables, Planeta, Mxico, df, 2008, pp. 234-235.2. Como lo demuestra con claridad en un art-culo reciente Pablo Cabaas Daz: de la estrate-gia de las alianzas electorales, quien ms gan fueelpan,yaquelogrqueelprdcedieray aceptara la defnicin panista de la alianza (con candidatosex-pristas)yquereconocierains-titucionalmentedespusdecuatroaosla eleccin presidencial de 2006. Ms an, sugie-requelatransformacindelpanenpartido degobiernohasidoposiblenosolomediante la derrota del prd, sino a travs de su apoyo. VerP.CabaasDaz:Lasdifcultadesdelas izquierdasenMxicoenMetapolticavol.14 No 71, 10-12/2010, p. 75.6 Nueva Sociedad 230Israel Covarrubiasy,porqunodecirlo,menosimposi-ble.Digomenosimposibleporquelo quenecesitaMxicoesprecisamente destrabarlascontradiccionesposter-gadas y, por consiguiente, no resuel-tas que siguen ordenando desde hace varias dcadas la vida pblica-estatal del pas. Todo ello, en medio de la otra vanagloriademocrticaactual,enca-bezada por el gobierno federal pero tambin por el pan y el prd, al pre-sentar y representar al pri como una suertedenuncams,peroquems bienexpresalocontrario,yaquela pretensinsuicidadelasllamadas alianzas electorales de 2010 solo ma-nifesta un objetivo: construir un di-que poltico, un nunca ms frente al pri,quesinembargosigueah,con un vigor indito, sin oponerle prcti-cas y procesos poltico-electorales de distinto calado, sin ofrecer un nuevo locus para el desarrollo de la vida p-blica democrtica.Ensegundotrmino,laselecciones de2010nospermitenconstruirun balancecrticodelaalternanciaque se abri en 2000, cuando Vicente Fox gan,porvezprimeraenlalarga historiapolticadelsigloxxmexica-no,laPresidenciadelaRepblicaa travsdeunpartidodistintoalpri. Esas elecciones funcionaron, poltica ysimblicamente,comounasuerte de quiebra del tiempo; es decir, fue una fecha que cincel hasta la actua-lidadunafascinacinperturbadora en tanto escansin democrtica inau-gural que nos persigue a todos lados: despus de 2000, nada sera igual en elescenariopolticomexicano.Yen efecto,nadahasidoigual,yaquea partir de esa inauguracin democr-ticaalgoquedcompletamenteblo-queado. Es decir, no apareci en el ho-rizonte un proceso de reinvencin de losmecanismospolticos,nosolode accesoalpodersinodeproduccin de orden democrtico. La revelacin ms palpable de este fe-nmeno es que el pri es tiempo y lu-garpresente.Ququieredeciresto? Desdeelmomentoenquelovolvie-ronelenemigodetodasaquellasvo-cesyaccionesqueenarbolabanla bandera de la democratizacin del pasenlasltimasdosdcadasdel sigloxx(habrdemocraciacuan-doelpriestfueradeLosPinos)3, el deseo de sacarlo de la Presidencia fue tan fuerte y violento que termin enunacircularidadobsesiva,unre-greso a lo mismo. A fuerza de repetir lanecesidaddesacarlodelpoder ydeborrarlodellugarquehaba ocupado por decenios (incluso, en los casosmsdramticos,conespirales crecientesdeviolencia),lovolvieron 3. Desde el momento en que aparece en la es-cena pblica de nuestro pas la nocin del pri comoelenemigodelademocracianool-videmosquelafraseesdeVicenteFox,nos encontramos con un cambio hacia atrs, un regreso que tiene todas las resonancias de que lasnicasrelacionesentrepoltica,Estadoy ciudadanasonaquellasquepasanporladi-ferenciacin funcional de los amigos y los ene-migos.AlsacaralenemigodelaPresidencia delaRepblica,quinessevuelvenlosami-gos de la democracia?7 Nueva Sociedad 230El pri como orilla de la democraciaelantagonista(elotro)desupropio protagonismo: lo uno en una soledad totalybajolaformadeunaimposi-bilidadnuevamentenecesaria.Qu peculiarbatalla!Volverlounenemi-godesmismo:elpriysusombra, el pri y su Estado, el pri y sus para-dojas, el pri como necesidad para to-doslosotros(partidos,oposiciones, ciudadanas) que empezaban a girar por fuera del centro de gravedad que mantenaanenpie,permitindole con ello moverse en modo casi nueva-mente perfecto. Como seala Gerardo valos Tenorio, con la prdida de la Presidencia, el pri no sedesintegr,puesconserv partedesu controlterritorialysiguisiendounfac-tordepoderlocalyregional,perotam-bintuvounapresenciaimportanteen los congresos estatales y en el federal. La faltadepericiaenelejerciciodela Presidencia por parte del gobierno panista de Vicente Fox fue un factor importante paranodesmantelaralpri.Tambinlo fueelhechodequeesegobiernoqued atrapadoenlacontradiccinde,porun lado,garantizarlaestabilidadeconmi-ca del pas, lo que tambin se tradujo en laproteccindelpoderyprivilegiosde unaclase,yporotrolado,cumplircon las expectativas ciudadanas de democra-tizacinefectiva.ElgobiernodeFox simplementesucumbienmediodela corrupcin,larepresinyeldesencanto ciudadano.4Ahorabien,esoportunosealarel efecto nocivo de fondo. Abrir un pas comoMxicoalademocraciaconun mecanismo que identifca al pri co-moenemigodeesta,exportefectos graves para la bsqueda de un orden polticodemocrtico.Aligualaral pricomoenemigodeunnosotrosfc-ticio en sentido democrtico, se asiste aunmovimientodeexpropiacinde sucentralidadhistricaparaofrecer-le,porpurainsistenciayapartirde asumirlo como el otro, es decir, como orillanodemocrticaenMxico,un campoabierto(todoelporvenirde-mocrticolefueobsequiado!),librey transversal en la vida pblica de nues-tro pas. En tercer trmino, es necesario sea-larelolvidodeliberadodelosene-migos del pri, al no tomar en cuenta que ya no era necesaria una centrali-dad, debido, entre otras cosas, a que la democracia, en tanto rgimen poltico ysobretodocomoEstado,nopuede mantener un centro, no lo tiene, pues sucarcterfundacionaleslainsegu-ridad. Si a ello le agregamos el incre-mento de la intensidad del cambio, la competencia y la apertura democrti-ca, la seal era precisamente un nue-vo escenario poltico en medio de una creciente ausencia de centro. Por ello, el pri acept el lugar de margen, des-de el cual su participacin ha resulta-do crucial tanto para dibujar un nue-vo punto de gravedad de la poltica en el pas como para convertirse en una bisagrafundamentalparalaopera-cin poltica de la nueva administra-cinfederal,permitindolejugarun 4. El Estado mexicano en disolucin en Me-tapoltica vol. 13 No 66, 9-10/2009, p. 65.8 Nueva Sociedad 230Israel Covarrubiaspapel protagnico en la construccin delosacuerdosnacionales5.Enla actualidad,entonces,esunafuera, unpuntolmite,queconstituyeun adentrodemocrtico.Ergo,deserel enemigosetransformateatralmente enunamigocentraldelademo-cracia.Alfnal,haberpensadoque el pri era el enemigo de la democra-cia fund un falso dilema, ya que en realidad el dilema por el que hay que decidirse es triple: incluirlo en el jue-godemocrticosinexcluirlodeltodo, obien,incluirloexcluyndolo,oms an,excluirlodesaparecindolopara volverlounaexcepcin,enelsentido de que su nombre (como propiedad y comorepresentacin)ansiguesien-do relevante en la toma de decisiones estatales.Deaqu,pues,queconsu desaparicin se podra indicar que, en efecto, s hubo un cambio de lugar, un deslizamiento, no solo cambio de par-tido poltico en el gobierno federal. un fantasma recorre Mxico...el fantasma del PRILa salida del pri de Los Pinos expre-sabaunacadayaanunciadadesde aos atrs, pero tambin una virtud renovada en un tiempo poltico pre-cisamente de cada. Sobre el particu-lar,AlbertoAzizNassifsugiereque esto se debi ms a la actitud y el lu-garquehanocupadolosenemigos del pri que al lugar y los movimien-tosdelpropiopri6.Porlotanto,al nosersepultadoporsuscontradic-cionesyporlacrecienteoposicin (sobre todo social) hacia l, el pri es hoyunasuertedefantasmaqueda vida y forma a las fracturas ontolgi-cas del presente mexicano. Desapa-recido (por el momento) el pri como partido de Estado, subsisten sus fan-tasmas, afrma Ugo Pipitone7.As pues, ms que preguntarnos por loquenecesitamoshacerenunmo-mento tan problemtico como el pre-sente mexicano, tendramos que em-pezar a tomar en serio la oportunidad actualparasubrayarconinsistencia elproblema,quizprincipal,dela ordenacinpoltico-estatal:elenor-me dfcit (que a la letra quiere decir deuda) en los regmenes de represen-tacin (por lo menos en tres sentidos: jurdico,simblicoyreal)queelpri provoc con la prdida de sus princi-pales instancias de regulacin y con-trol, y con el vaco sobre el cual dej al sistema poltico a partir de su for-maahoraexcepcionaldeparticipar en el cambio poltico. Es decir, el pri sehavueltounaexcepcinquean manifestalailusindeexistircomo regla,porendergimen(constitu-cional y poltico); incluso podramos aventurarquecomoleyensusen-tidoprofundo.Estonosindicauna 5. Juan Pablo Pampillo Balio: El pri, el sistema polticoylatransicindemocrtica.Historia,ba-lanceyperspectivas,EdicionesdeEducaciny Cultura, Mxico, df, 2008, p. 135.6.ElseverodeteriorodelEstadomexica-noenMetapolticavol.13No66,9-10/2009, p. 59.7. Retardos costosos en Letras Libres ao xi No 130, 10/2009, p. 74.9 Nueva Sociedad 230El pri como orilla de la democraciasola cosa: un fn de rgimen que jams se concret, pues el antiguo rgimen noseacabconladerrotaelectoral del pri en 2000 y no se acabar con la fractura poltica de 2010, ya que en su lugarsehaconsolidadounaterrible ambigedadconstitucionalypolti-ca, sntoma de que muy poco se han desplazado en direccin democrtica los partidos y las elites que adminis-tranconstitucionalysocialmenteel pas.EnpalabrasdeRafaelEstrada Michel,Es por ello que el pri resulta un convida-doincmodoeneljovenbanquetede nuestrademocracia.Sutradicionalinde-finicin, su apertura hacia lo que sea y su imposibledelimitacinideolgicagene-ran disonancias y debilitan acuerdos en el senodeunatransicinquedebebuscar equilibrarlasposturasdeizquierdasy derechas slidas y estructuradas en torno amecanismospartidistasconsolidados. Es imposible integrar constitucionalmen-telaambigedad.Mientrassigamossin saber qu clase de bicho es el pri, su inde-finible agenda seguir siendo la que impe-reenunambienteconstitucionalmente inculto.8 Porsuparte,siprogresivamentese haempezadoadudardelaprofun-didaddelcambiodemocrticoen Mxico,sobretodoapartirde2006, es porque, a pesar de que el pri per-dilaPresidenciaseisaosatrsy algunosdeloslugaresestratgicos en la poltica nacional, los campos de historicidadenlconscientesypor lestablecidossolodesaparecieron parcialmente, sin ser reemplazados o reelaborados para ser dirigidos hacia una serie de mecanismos de produc-cin de orden democrtico. En Mxi-co,laausenciademecanismosde reemplazoalainformalidadprista cuya funcin era la triple accin de socializacin,integracinyeduca-cin polticas fue sustituida por una serie de decisiones tomadas en modo apresurado en aras de desintoxicar la poltica nacional y la vida pblica delabrigoautoritarioypresidencia-lista a la prista. Esto ha generado, despusdediezaosdealternancia federal panista, el crecimiento acele-rado de la presencia meditica y real de las distintas disputas territoriales yeconmicasdeltrfcodedrogas, junto con las formas de violencia que lahanacompaadoentodosestos aos, confrmando un signo preocu-pante:laprdidadelaproduccin del orden poltico, incluso aunque no sea en sentido democrtico.Quin le debe a quin?El pri no muri despus del 2 de ju-liode2000.Muchomenosdespus de2010.Fueronlosotros(esenoso-trosdemocrticoquerecorrecual-quierdiscusin,cualquierdebate, cualquier escritura sobre el presente mexicano)quienespretendieronsu-plantarlo en la institucin de una l-gicasuicida:eltriunfo-invencinde 8.Constitucionalismoyfndergimenen Mxico en Metapoltica vol. 12 No 62, 11-12/2008, p. 54.10 Nueva Sociedad 230Israel Covarrubiaslademocraciaesladerrota-muerte delpri.Loqueselogrconellofue elnacimientodeunhorizontede-mocrtico, pero acompaado por el efecto de la prdida de la silla presi-dencialdeunaespeciededeuda perpetua invertida. Es decir, a pesar decobrarleinfnidaddefacturas histricas y sociales durante muchos aos, fnalmente el pri terminar pa-gando muchas de ellas, incluso a cos-tos altsimos para el pas como lo fue el asesinato de Luis Donaldo Colosio en1994.Sinembargo,pagmenos de lo que debiera, ya que, a pesar del peso simblico que implica la prdi-da de la Presidencia, y en vez de in-sistir en que era un muerto en vida, alpriselotransfgura,yaqueesla ciudadanaquienahoraabsorbela deudaylavuelveunaconstante,la perpetayladisparahaciaunpor-venirquesevuelve,parafraseando al filsofo francs Louis Althusser, muylargo9Deaqu,pues,queno alcancemosasaberques,nicmo debemospagarunafacturasindue-oysinnombre.Quresultadelo anterior?Unbloqueohistricoque nopermiteconstruirformasyfgu-ras y donde, en efecto, el pri sigue ju-gando, pero un juego distinto, menos rapaz y ms abierto.Entonces, a pesar de los votos de 2000 ydeaquellosotrosarrojadosensu contraen2006afavordelaizquier-da (y tambin para detener la frenti-ca carrera intoxicada de moralina del panismo),loqueencontramosson dos cosas: en la elite poltica, un auge quecae;yporabajo,enlasociedad, voces, miradas, resistencias y expec-tativascomovacoqueasciende.En efecto,elprinosdejunvacoque estsiendocolmadopormanifesta-cionesmltiplesqueoscilanentre laampliacindelaslibertadesylas formasderesistenciainherentesa las primeras, que son generadas pre-cisamente para hacer frente a los do-minios del poder y la obediencia, tal y como lo haba soado hace mucho tiempo Kant. Paraaquellosquepiensanunasolu-cindecontinuidaddelpresenteen lapolticamexicana,elcambiollega porabajoynoporarriba.Noesla institucin de la poltica el origen y el fn de las transformaciones y los ajus-tes, sino la sociedad en su conjunto y, sobre todo, en sus diferencias: lo uno ylomltiplealmismotiempo.En estesentido,lasustitucindelaeli-te en el poder no se traduce de modo automticoenotrasopcionesdeso-ciedadydeconvivenciaenyparala democracia mexicana. 9. Recientemente, un caso paradjico y lamen-tablehasidoladecisindelInstitutoFederal Electoral (ife) de invitar a la celebracin de su vigsimo aniversario en octubre de este ao al ex-presidenteCarlosSalinasdeGortaripara quehablaradelademocraciaenelsigloxxi, cuando la forma como este accedi al poder no ha podido al da de hoy ser califcada como de-mocrtica, mucho menos las mltiples decisio-nesquealolargodesusexenio(1988-1994)y ms all de este, se empe en llevar a cabo en contra de sectores importantes de la sociedad y de la propia elite poltica.11 Nueva Sociedad 230El pri como orilla de la democraciaCuandoseinventaalpricomoene-migodelosamigosdelademocra-cia incluyendo (cmo olvidarlos!) a los Amigos de Fox y algunos otros prominentespersonajespolticosde losltimosaos10,losimproperios ideolgicosqueselearrojaronre-sultansernocivosparalaprofun-dizacin, la claridad del debate y la propia realidad del cambio, al punto de que la crtica fue acorralada en la coyuntura en tanto lugar del cual ya no podemos salir. La volvimos un es-tadodenimo,unanormalizacin delostrminosylosadjetivosque, bajo un anonimato sutil e irresponsa-ble, se instalaron en la escena pbli-ca para defnir los niveles y las inten-sidades de las discusiones, de lo que ssepuededeciryloqueestpro-hibidoinclusopensardesdenuestra existenciapblica11.Elproblemara-dicaenque,conlasalidadelpride Los Pinos, lo primero que ola a pr-dida eran las coyunturas, las instan-cias sociales y polticas en las cuales serevelaban.Deladerrotaelectoral del partido que dese hegemonizarlo todo, lo que result evidente fue el au-mento de la participacin de los suje-tos en la exaltacin del cambio en de-trimento de la duracin ofcial que ha permitido, hasta el da de hoy, la es-critura de la historia en Mxico en-tindaseporduracinlahegemona culturalypolticadelEstadoprista autoritario.Portalmotivo,noesfortuitoquela irresponsabilidad,laemergencia12y eldelitosevuelvanacercamientos ypuntosciegosdelosavataresque nuestro presente lleva a cuestas y del cualtodavahabrmuchopordeba-tir. La frontera entre lo prohibido y lo no prohibido en sus distintos campos de inteligibilidad (moral, poltico, cul-tural, social, existencial) puede ser la bisagrayelespejosobreelcualtejer laseriederefejosyfragmentosque estncompletamentediseminados alolargodelacartografapoltica mexicanaactual.Lodramticodel casoeselolvidointencionaldede-jardesealarlealprisuautoraen todoello,ascomoolvidarcnica-mente que el mapa (por ejemplo, la 10.EnelcasodelosAmigosdeFox,una conclusin, ms bien una confesin, de boca dealgunosdesuspropiosprotagonistas, comoLinoKorrodi,esmsqueclara:sin dineronegroy,porende,annimoeilegal, VicenteFoxjamshubieraganadolaPresi-dencia,loqueconfrmaquenosoloelpri sigue utilizando sus formas ms antiguas de dirimir las disputas electorales (alteracin de losprocesoselectorales),sinoquetambin losnuevosamigosquehanestadoenlal-tima dcada en la escena democrtica tienen que utilizar, como freno alpri,la ilegalidad que le critican. 11. Xavier Rodrguez Ledesma lo ha sealado claramente:Eldedoinquisidorsolosele-vantacontraaquellosque,desdesuspropios parmetros,nohanactualizadosudiscurso. Ellos, al s haberlo realizado, se eximen auto-mticamente de verse a s mismos en el espejo. Laautocomplacenciaabarcatantoalsujeto comoasusnuevoscompaerosdeviaje.La declaracinintelectualsustituyeloemprico. Los silencios se comparten, las complicidades se diluyen bajo el aura deslumbrante de la fra-se: todos somos demcratas. Silencios inte-lectuales.Lacrticaentiemposdecrisisen Metapoltica vol. 13 No 66, 9-10/2009, p. 91.12.Despusdeunsexeniodedemocracia (2000-2006),ahorasehabladenarcoterroris-mo y Estado fallido.12 Nueva Sociedad 230Israel Covarrubiasdemocracia como paraguas, los em-peosgubernamentales,lalucha contra el narcotrfco o en contra de lo que sea, el frente estatal a la crisis econmica) no es el territorio.Paraterminar,esnecesariorevisitar yconstruirelanlisisylacrtica sobreelpridesdesuisomorfsmo13 parallegaraunasugerenciasenci-lla:estamos,pordecirlodealguna manera, frente a una crisis de com-plejidaddelaviejaestructurains-titucional,dondelaestructuradel Estado obtena su identidad para re-producirse en la organizacin de par-tidos. De aqu que todo partido haya asumidolaformadelEstado,sues-tructura, sus modalidades y prcti-cas, ya que eran la copia original de la fdelidad poltica de este pas. Sin embargo,habremosdesealarque hablar de una crisis de complejidad no supone pensar en una crisis com-plejadelapolticaydesusactua-les sistemas de referencia, ya que en estasegundasuposicinnoestara-mos hablando de otra cosa que de la expresin de una banalidad que ter-minainscritacomounacrisiscom-plicada.Loquemuestraelhorizon-tealamiradapblicaeselaugedel crimendelacrticafalazdelacrisis y, de igual modo, el ocaso de la crti-ca sobre los crmenes que la crisis po-lticahadejadoenlosmuchosaos del Estado autoritario y en los prime-ros aos del Estado posautoritario, en cuyosenosehanproducidoformas autoritarias inditas y por momentos irreversibles. El punto crtico expresa precisamenteello:undesiertodela poltica y sus actores, donde la aridez ylahostilidadsiguenmanifestando serlosprincipalessellosdelaelite dirigente.Tal parece que en Mxico estamos en una poca de efectos, problematicida-deseinterrogantes.Unapocaenla cuallasrespuestasaldesastresocial einstitucionalnoresultanserlaso-lucin, antes bien, el inicio real de los problemas;unapocamstranspa-rente y democrtica, pero que ha em-pujado a la escena pblica una opaci-dad lacerante en dos sentidos. Por un lado, la salida a la luz de una serie de adeudossociales,econmicosymo-ralesque,bajolaformadeladesor-ganizacin,pormomentossoniden-tifcables en la ilegalidad al cuadrado, laviolenciadifusa,elmonopolioy descontroldelaactividadfnanciera y bancaria, dejando en manos del in-tempestivoregresodelalexmercato-riamedievalunprocesoestructural dondesolounospocosseoresjue-gan y ganan con leyes ad hoc y, por si fuerapoco,unterribleabaratamien-to del lenguaje usado para dirimir las oposiciones y disputas. Por el otro, la inauguracin de una inevitable cons-truccinfronterizaquesubyaceala prdidacasiabsolutadeenemigos y,porconsiguiente,delordenquele 13.Esdecir,elisomorfsmoeslaposibilidad deatraerunaseriedefenmenos,procesos, instancias, lugares, instituciones e, incluso, al propio Estado hacia su orilla de gravedad.13 Nueva Sociedad 230El pri como orilla de la democraciaerainherente,parapermitirelnaci-miento de modos de restablecimiento estatal. En otras palabras, es como si lo nico que queda sea habitar y exis-tirenloslmitesmismosdelsiste-madeconvivencia,dondecualquier situacinpuedeserposibleafuerza detantaimposibilidad.Despusde las elecciones de 2010, una conclusin provisoria pareciera vislumbrarse en el tiempo inmediato y quiz tambin en el mediato: el pri sigue ocupando unaorillacentralenlavidapblica delpas(yenlavidaprivadatam-bin), a pesar de que con mucha pro-babilidad es un espacio vaco. Septiembre de 2010 QuitoNo 38DOSSIER:UNNUEVOREGIONALISMOSUDAMERICANO.Presentacindeldossier, Adrin Bonilla y Guillaume Long. La insercin internacional de Suramrica: la apuesta por la Unasur, Carlos Alberto Chaves Garca. Regionalismo y seguridad sudamericana: son relevantes el Mercosur y la Unasur?, Augusto Wagner Menezes Teixeira. Por una poltica de defensa comn latinoamericana: la propuesta venezolana, Adriana Suzart de Pdua y Suzeley Kalil Mathias. El Mercosur agrario: integracin para quin?, Agostina Constantino y Francisco Cantamutto. Ms all de las ideologas. El comercio y las fnanzas entre Argentina y Venezuela (2003-2008), MarianoRoarky AntonelaGiglio.Chile-Per:discursoscontrapuestosysusmanifestaciones geopolticas,LesterCabrera Toledo.DEBATE:ElMovimientoBolivarianoen Venezuela:de vuelta al populismo?, Flvio da Silva Mendes. DILOGO: El desacuerdo y la poltica latinoa-mericana. Un dilogo con Benjamn Arditi, Alexander Amzquita O. TEMAS: La piratera como conficto. Discursos sobre la propiedad intelectual en Mxico, Jos Carlos G. Aguiar. La cons-truccinsocialdelfuturotecnolgico:Suyusamaestudiodecaso, JuanCarlosMorenoO.y Sara Guzmn Ortiz.conos es una publicacin cuatrimestral de Flacso-Ecuador, La Pradera E7-174 y Av. Almagro, Quito, Ecuador. Tel.: (593 2) 3238888. Correo electrnico: . P-ginaweb:.Pedidosysuscripciones:.RE VIS TA DE CIEN CIAS SO CIA LES>CoyuNTuRALa evolucin del proyecto de cons-truccin de un espacio de integra-cin regional que abarcara toda Suda-mricaseproduceapartirdeuna concepcin primordialmente geoes-tratgica. Su constante mutacin, des-de la reunin de Ro de Janeiro convo-cada por Fernando Henrique Cardoso en2000,sehadebido,engranparte, alfuctuanteapoyopolticoconque contesainiciativa.Dehecho,desde elprimerencuentrosudamericano hasta la frma del Tratado Constituti-vodelaUnasur1,esteproyectoemi-nentemente brasileo no solo ha sido objetodediversasdenominaciones, sinoqueademshamodifcadosus reas de intervencin.Enesemarco,laUnasuresenlaac-tualidadunesquemadeintegracin queexcedeloslmitesdeloestricta-El rol del Consejo de Defensa de la unasur en los ltimos confictos regionalesNICOLS COMINIEl intento de golpe de Estado en Ecuador, como en su momentola crisis entre Colombia y Venezuela, reaviv el debate acerca del Consejo de Defensa Sudamericano creado en el marco de la Unasur. Tras repasar sus antecedentes, el artculo sostiene que el organismo ofrece la oportunidad de profundizar el dilogo regional en el rea de defensa, consolidar una visin propia ms all de los intereses de Estados Unidos y funcionar como mecanismo de mediacin en momentos de conflicto. Argentina podra utilizarlo como una plataforma para proyectarse regionalmente en temas como el control civil democrtico de las Fuerzas Armadas.Nicols Comini: licenciado en Relaciones Internacionales, becario del Consejo Nacional de In-vestigaciones Cientfcas y Tcnicas (Conicet) de Argentina y especialista en defensa y seguridad internacional. Palabras claves: defensa, integracin, Consejo de Defensa Sudamericano (cds), Unin de Nacio-nes Sudamericanas (Unasur), Argentina.1. El Tratado Constitutivo de la Unasur se frm el 23 de mayo de 2008 en Brasilia.15 Nueva Sociedad 230El rol del Consejo de Defensa de la Unasur en los ltimos confictos regionalesmente econmico y se extiende hacia losmsdiversoscamposdeaccin, en las esferas poltica, social, cultural y medio ambiental. Tambin, por su-puesto, en el rea de defensa y segu-ridadinternacional.Laintervencin delaUnasurenelconfictoocurri-do en Pando, Bolivia, la mediacin de esta nueva instancia ante Colombia y Venezuela en los momentos de mayor conficto entre ambos pases y la rpi-da actuacin luego del intento de gol-pedeEstadoenEcuadorconfrman esta afrmacin. Enloquerespectaaladefensay laseguridadinternacional,ambas reasseencuentranrepresentadas enelConsejodeDefensaSudame-ricano(cds),unproyectoinstalado por primera vez en la agenda regio-nal por Argentina en los 90, que fue rechazado por Brasil, sobre todo en elmbitocastrense.Llamalaaten-cin,porlotanto,quelanecesidad deprofundizarlosvnculosmul-tilateralesenmateriadedefensa hayasidoreubicadaenelcentrode la agenda regional justamente por el ministro de Defensa brasileo, Nel-son Jobim, a principios de 2008. Lo cierto es que, ms all de los intere-ses implcitos o explcitos de los dife-rentes actores, los 12 pases miembros deUnasur2rubricaronendiciembre deeseaoelestatutoquedaraori-gen al cds. No se tratara, sin embar-go,delaotaspropuestaporVene-zuela, una suerte de Organizacin del TratadodelAtlnticoNorte(otan) sudamericana orientada a actuar con-juntamente frente a la amenaza de un agresorextrarregional.Seimpusola visinbrasileaydelamayorade losrepresentantesdelosMinisterios de Relaciones Exteriores y Defensa de Amrica del Sur de convertir al cds enunasimpleinstanciadeconsulta, cooperacin y coordinacin.En ese marco, podra sostenerse que elcdsseinscribedentrodelosco-mnmente denominados esquemas deseguridadcooperativos,defni-doscomosistemasdeinteraccio-nesinterestatalesque,coordinando polticasgubernamentales,previe-nenycontienenlasamenazasalos interesesnacionalesyevitanque laspercepcionesquedeestastie-nen los diversos Estados se transfor-menentensiones,crisisoabiertas confrontaciones3.Estetipodeins-tanciasmismosediferenciadelos esquemasdeseguridadcolecti-vos, en los que prima la ideologa de los Estados que, particularmente dispuestos a atacar, pretenden esta-blecer el principio de que un ataque contra ellos debe convertirse en una 2.Argentina,Bolivia,Brasil,Chile,Colom-bia, Ecuador, Guyana, Paraguay, Per, Suri-name, Uruguay y Venezuela.3.AugustoVaras:Laseguridadhemisfri-ca cooperativa de la posguerra fra en Olga Pellicer(comp.):Laseguridadinternacionalen Amrica Latina y el Caribe. El debate contempo-rneo,UniversidaddelasNacionesUnidas, InstitutoMatasRomerodeEstudiosDiplo-mticos, Mxico, df, 1995, p. 26.16 Nueva Sociedad 230Nicols Cominirazndepreocupacinparaotros Estados4.La adopcin de este tipo de estrategia decooperacinnotablementems fexiblequelosesquemasdeseguri-dadcolectivaseveafectadaporla existenciadenumerosasasimetras entrelospasesmiembrosdelcds. Esto se complejiza an ms si se tiene en cuenta que la iniciativa se concreta en un contexto en el que, por primera vez en la regin, se verifca una homo-geneidad de regmenes democrticos que perduran en el tiempo5. Sin em-bargo,tambinhayqueconsiderar, comopartedelcontexto,lautiliza-cin de bases colombianas por parte detropasestadounidenses,lareac-tivacindelaivFlota,lapromulga-cin del White Paper del Comando de MovilidadAreadeEstadosUnidos ylaemisindeldocumentoDesa-rrollo y Planifcacin Estratgica del Comando Sur Norteamericano.El cds enfrenta, por lo tanto, un esce-narioparticular.Comoseseal,se trata de un esquema de cooperacin fexible entre miembros desiguales y determinadopormltiplesyhasta contradictoriastendencias.Entrees-tas ltimas, las ms destacadas estn relacionadasconelintentodepro-yeccinpolticadeBrasil.Combina-da con una estrategia de regionaliza-cin de las cuestiones de defensa ya seaparasuutilizacincomotram-polnhaciaelespacioglobalo,en trminos de Walt, como contrabalan-cedelaprimacaestadounidense6, laaspiracinbrasileacoexistecon una compleja red de acuerdos y me-canismos bilaterales y multilaterales tejidosentrelospasessudamerica-nos y algunos actores extrarregiona-les, con los cuales, en algunos casos, se mantienen relaciones con diferen-tes grados de dependencia.Ante este panorama, cabe preguntar-se: para qu sirve en realidad el cds? Y, suponiendo que exista una respues-ta,culessonlasprincipalesopor-tunidades,riesgosyamenazasque elcdsrepresentaparaArgentina?A continuacinsepretenderabordar ambos interrogantes. La raison dtre del CDSComo ya se ha destacado, la propues-ta de crear un cds fue impulsada ini-cialmente por el gobierno de Brasil. El ministrodeDefensa,NelsonJobim, seentrevistpersonalmenteconsus paresdelsubcontinente.Estosucedi acomienzosde2008.Elobjetivode mxima fue aprobar su creacin el da de la frma del Tratado Constitutivo de 4.EdwardH.Carr:TheTwentyYearsCrisis 1919-1939: An Introduction to the Study of Inter-nationalRelations,Macmillan,Londres,1989, p. 30.5.MirkaSeitz:Mercosur,relacionesinterna-cionalesysituacionespopulistas,ponencia presentada en las Jornadas de Ciencia Poltica, Universidad del Salvador, Buenos Aires, 2006, p. 2.6.StephenM.Walt:TamingAmericanPower. TheGlobalResponsetou.s.Primacy,Norton& Company, Nueva York, 2005.17 Nueva Sociedad 230El rol del Consejo de Defensa de la Unasur en los ltimos confictos regionalesla Unasur, y el de mnima convocar a un Grupo de Trabajo encargado de ela-borar una propuesta de Estatuto para poneraconsideracindelConsejode JefasyJefesdeEstado.Comonoha-baconsensosobrelaideanitampo-counapropuestaconcretadeobjeti-vos, principios o estructura del cds, se form el Grupo de Trabajo, compuesto por representantes de los ministerios deDefensaydeRelacionesExterio-resdelos12pases.Estesereuni encuatrooportunidadesenSantia-godeChileconvocadoporlaPresi-denciaprotmporedelaUnasur7. De la ltima reunin result un pro-yectodeestatutoquefueaprobado por los Jefes de Estado reunidos en unaCumbreExtraordinariaenSal-vadordeBahael16dediciembre de 2008.Dado que ni siquiera existe en Am-rica del Sur una concepcin consen-suadasobreelpropiosignifcado deltrminodefensayaqueen Colombia, por ejemplo, las Fuerzas Armadassonutilizadaspararesol-ver cuestiones de seguridad interna, lo que est legalmente vedado en Ar-gentina, el mencionado estatuto fue elresultadodelabsquedadem-nimoscomunesdenominadoresen-tre las partes involucradas. As, ante la necesidad de elevar los niveles de abstraccinyevitardefnirtemas concretos, el cds naci con grandes metas,talescomolaconsolidacin delaregincomozonadepaz, laconstruccindeunaidentidad sudamericanaenmateriadede-fensa y la generacin de consensos en materia de defensa8.Perolaideadefortalecerloslazos regionales en materia de defensa no esnadanueva.DesdeelTratadode No Agresin de Saavedra Lamas de 1933hastaelpropioTratadoInte-ramericanodeAsistenciaRecpro-ca(tiar)de1947,hubovariaspro-puestas para avanzar en tal sentido. Algunaspretendanexcluiraeeuu comofueelpropsitooriginario deSaavedraLamasmientrasque otrasbuscabanincluirlocomoen el caso del tiar. Lonovedosodelactualproyectoes que,mientrasimpulsabaelConse-jo,Brasillanzabaunamplioproce-sodereactivacinymodernizacin de su complejo industrial de produc-cinparaladefensa,quehabasido ya diagramado en el proyecto Brasil 3 tiempos: 2007, 2015 y 20229 y en el ProgramadeAceleracindelCreci-miento(pac)(2007)10yquefueacom-paado por la aprobacin de la Estra-tegia Nacional de Defensa (2008)11, el Decreto de Reglamentacin de la Ley 7. Por aquel entonces la Presidencia de Unasur era ejercida por la Repblica de Chile.8. Estatuto del Consejo de Defensa Sudameri-cano, Salvador de Baha, 2008, art. 4.9. Projeto Brasil 3 Tempos: 2007, 2015 e 2022 en Cadernos nae No 1, 2004, .10..11. APoRTESIntroduccinLa Cumbre de la Organizacin de las Naciones Unidas (onu) que se efectu en septiembre de 2005 con el fn de impulsar una reforma integral de la organizacin ha producido efectos modestos. En la reunin, no se logr alcanzar un documento que plasmara de manera cabal los objetivos La reforma del Consejo de Seguridad: una mirada desde Amrica LatinaJUAN PEDRO SEPLVEDA / JORGE RIQUELME RIVERALas Naciones Unidas, y en particular el rgano responsable de asegurar la paz en el mundo, el Consejo de Seguridad, han sido blancos de numerosas crticas. Las difcultades para reaccionar a tiempo ante masacres y guerras han revitalizado el debate acerca de la necesidad de reformar el organismo. A partir de una visin latinoamericana, el artculo analiza los diferentes proyectos y posiciones y los grupos de inters formados en torno de este tema. Ms all de los escasos resultados obtenidos hasta ahora, se concluye que la reforma del Consejo de Seguridad es imprescindible para poner a la organizacin a tono con los tiempos actuales.Juan Pedro Seplveda: cientista poltico y diplomtico chileno. Entre 2007 y 2008 le correspondi apoyar la facilitacin del ex-Representante Permanente de Chile ante la Organizacin de las Naciones Unidas (onu) en las negociaciones de la reforma del Consejo de Seguridad. Actualmente se desempea en la Misin de Chile en Ginebra.Jorge Riquelme Rivera: cientista poltico. Se ha desempeado como profesor e investigador en diversas instituciones acadmicas y sus trabajos han sido publicados en varias revistas especializadas. Actualmente se desempea como analista poltico en el Ministerio de Relaciones Exteriores de Chile y como docente en la Universidad de Chile. Palabras claves: poltica internacional, multilateralismo, reforma, Consejo de Seguridad, Organizacin de las Naciones Unidas (onu).Nota: este trabajo es de exclusiva responsabilidad de los autores y no representa la opinin del Ministerio de Relaciones Exteriores de Chile.24 Nueva Sociedad 230Juan Pedro Seplveda / Jorge Riquelme Riveraplanteados. Los moderados resultados se suman a las fuertes crticas ante la incapacidad de la organizacin para impedir la guerra de Irak, luego de que el gobierno de George W. Bush decidiera acometer un ataque unilateral sobre aquel pas. Esta situacin puso de manifesto la vigencia de una poltica del poder en el escenario internacional, mientras Estados Unidos agudizaba su tendencia hegemnica en poltica exterior. Tales elementos demostraron la debilidad del derecho internacional y del multilateralismo como factores estructurantes de la poltica mundial.El Consejo de Seguridad ncleo del sistema de seguridad colectivo establecido por la Carta de la onu ha estado en el centro de los cuestionamientos, razn por la cual se han concentrado all los esfuerzos para consensuar las posiciones de los diversos grupos de inters involucrados en las negociaciones sobre la reforma. Dichas negociaciones han expresado la diversidad y complejidad de las posiciones en torno de cuestiones tales como el nmero de nuevos miembros y su categora (permanente, no permanente o semipermanente), el derecho a veto de determinados integrantes y la relacin entre el Consejo de Seguridad y la Asamblea General, as como entre el Consejo y otros rganos de la onu.Tomando en consideracin estos antecedentes, el presente trabajo pretende analizar el proceso de reforma del Consejo de Seguridad, poniendo de relieve los diversos intereses y actores involucrados, sus posiciones y las perspectivas de dicho proceso.Los cambios en el escenario internacional y la urgenciade la reformaLa onu surgi en 1945 con el objeto de promover la paz en el mundo y evitar que el fagelo de la guerra se impusiera nuevamente en el escenario internacional. Con el antecedente de la fracasada Sociedad de las Naciones, la nueva organizacin gener muchas esperanzas. Sin embargo, al poco tiempo se demostr la escasa operatividad para enfrentar el complejo contexto posterior a la Segunda Guerra Mundial. La organizacin expres los intereses de los vencedores de la guerra, pero no represent adecuadamente el orden de poder efectivo del mundo bipolar que se confgur desde fnes de la dcada de 1940. 25 Nueva Sociedad 230La reforma del Consejo de Seguridad: una mirada desde Amrica LatinaEn efecto, como sostiene Silvia Perazzo1, la bipolaridad, la constante tensin internacional y los enfrentamientos localizados en lugares perifricos hicieron casi imposible poner en prctica un efectivo mecanismo de seguridad colectiva, mientras que ambas superpotencias intentaban solucionar sus confictos por canales paralelos a la onu.Conforme a la Carta de la onu, al Consejo de Seguridad le corresponde la responsabilidad de mantener la paz y la seguridad internacionales, y los Estados miembros de la organizacin estn obligados a aceptar y cumplir sus decisiones (resoluciones). Actualmente, el Consejo est compuesto por 15 miembros, de los cuales 5 son permanentes y 10 son elegidos por la Asamblea General por periodos de dos aos. Los miembros permanentes, que bsicamente corresponden a los vencedores de la Segunda Guerra Mundial, son China, eeuu, la Federacin de Rusia, Francia y Reino Unido. Las cuestiones de fondo que trata el Consejo requieren de la unanimidad de los miembros permanentes, es decir que estos poseen un poder de veto que cada uno de ellos ha utilizado en alguna oportunidad2. Este poder de veto ha implicado, en la prctica, un estancamiento en las decisiones importantes del Consejo, lo que ha redundado en su inefcacia. Tal fue el caso de la lentitud con que actu para detener la masacre de Somalia o durante el conficto de Kosovo, cuando la enrgica oposicin rusa y china bloque la intervencin ante la grave situacin humanitaria provocada por las fuerzas serbias, situacin que impuls a la Organizacin del Tratado del Atlntico Norte (otan) a intervenir al margen de la organizacin3.Pese a lo anterior, el fn de la Guerra Fra y el derrumbe del bloque sovitico tendieron a revitalizar el rol de la onu y el Consejo de Seguridad. Desde entonces, la organizacin debi enfrentar un abanico de nuevos problemas 1. Reforma de Naciones Unidas: redimensionar el sistema de seguridad colectivo en Poltica y Estrategia No 107, 7-9/2007. 2. En lo referente a la reforma de la onu, el artculo 108 de la Carta de la Organizacin seala: Las reformas a la presente Carta entrarn en vigor para todos los Miembros de las Naciones Unidas cuando hayan sido adoptadas por el voto de las dos terceras partes de los miembros de la Asamblea General y ratificadas, de conformidad con sus respectivos procedimientos constitucionales, por las dos terceras partes de los Miembros de las Naciones Unidas, incluyendo a todos los miembros permanentes del Consejo de Seguridad.3. Una interesante reflexin al respecto puede verse en Michael Walzer: Kosovo (1999) en Reflexiones sobre la guerra, Paids, Barcelona, 2004.26 Nueva Sociedad 230Juan Pedro Seplveda / Jorge Riquelme Riveraque el dinmico proceso de globalizacin pona en evidencia. Las denominadas nuevas amenazas impactaron de manera determinante en el contenido y las formas de las relaciones internacionales, desdibujando los conceptos tradicionales acerca de la seguridad. A este respecto, el acadmico chileno Jos Morand plantea que, a la preocupacin tradicional de los Estados respecto de la guerra y la paz, la expansin hegemnica y los nacionalismos, se sumaron las armas de destruccin masiva, la destruccin progresiva del medio ambiente, la violacin sistemtica de los derechos humanos, la expansin y gravitacin de las religiones y los peligros de un terrorismo transnacional de gran impacto en la poltica mundial4. Todo esto en un escenario internacional marcado por una transformacin del antiguo balance de fuerzas de la era bipolar, que se tradujo en una situacin transitoriamente unipolar; un aumento en el nmero y la variedad de los actores internacionales y transnacionales; la prdida de relevancia del Estado como protagonista central del sistema internacional; y los diversos procesos de integracin regional.Este vertiginoso y complejo escenario se vio nuevamente sacudido por los atentados a las Torres Gemelas en Nueva York y el Pentgono en Washington el 11 de septiembre de 2001. Desde ese momento, los problemas de seguridad comenzaron a formar parte de las polticas de muchos pases y dieron fuerza a una renovada agenda de seguridad internacional. Junto a ello, resulta destacable el hecho de que gran parte de los confictos de los ltimos aos han tenido lugar dentro de los Estados, lo que ha derivado en tensiones de ndole socioeconmica, por problemas religiosos, por el fracaso en la construccin del Estado-nacin, o debido al complejo legado del conficto bipolar, entre otras variadas causas. De este modo, al tiempo que se incrementaban los desafos, se haca cada vez ms patente la necesidad de avanzar en una reforma a la onu en funcin de los cambios acontecidos en el escenario internacional, considerando que la organizacin no haba sido sometida a mayores transformaciones ms all del aumento del nmero de miembros no permanentes del Consejo de Seguridad, que desde 1963 mantiene prcticamente inalterado su marco institucional5. En tal sentido, la reforma 4. Jos Morand: Notas y alcances sobre el Estado-nacin en la poltica mundial del presente: una reflexin desde las relaciones internacionales en Estudios Internacionales No 145, 4-6/2004.5. La ampliacin de 10 a 15 miembros del Consejo de Seguridad se hizo efectiva en 1965.27 Nueva Sociedad 230La reforma del Consejo de Seguridad: una mirada desde Amrica Latinade mayor envergadura y que quizs representa el mayor desafo es la del Consejo de Seguridad, en tanto le corresponde segn el artculo 24 de la Carta resguardar la paz y seguridad internacionales, y sus resoluciones, a diferencia de las de la Asamblea General, tienen un carcter jurdico vinculante.La dcada de 1990 y los aos siguientes han sido prolfcos en confictos y derramamientos de sangre, entre los cuales cabe destacar los casos de Afganistn, Hait, Repblica Democrtica del Congo, Irak, Kosovo, Ruanda, Sahara Occidental, Sudn y Timor Oriental. Estos confictos demuestran que la reforma del Consejo de Seguridad es una necesidad ineludible para la paz y la estabilidad de la comunidad internacional, y el ex-secretario general, Kof Annan, ha sido un pionero en este proceso.Pero hasta el momento el escaso compromiso poltico de los actores ms relevantes de la poltica mundial ha minado el proceso de reforma de la onu en general y del Consejo de Seguridad en particular. La estructura y el funcionamiento del Consejo han estado sometidos a fuertes crticas: as como este ha visto multiplicadas sus tareas, con la misma intensidad ha demostrado su incapacidad para enfrentar un escenario crecientemente complejo y demandante. Como sostiene Perazzo, la lentitud en el tratamiento de los confictos, la falta de compromiso poltico, la pasividad y la inoperancia del Consejo en determinadas situaciones han generado graves fracasos6. Por ejemplo, al no poder impedir masacres en algunos de los casos mencionados.El Consejo de Seguridad no enfrent adecuadamente el mundo de la Guerra Fra y menos an el de la posguerra. Cabe considerar, adems, el dinamismo que han exhibido ciertos pases emergentes, que tambin han presionado para entrar como miembros no permanentes en un Consejo basado en una estructura que podra caracterizarse como bsicamente oligrquica. Por tales motivos, es evidente que la composicin, los procedimientos y el funcionamiento del Consejo resultan anacrnicos en la actualidad. Esta situacin se agudiza por el escaso compromiso de los actores ms importantes, que han obstruido un verdadero proceso de reforma que 6. S. Perazzo: ob. cit., p. 17.28 Nueva Sociedad 230Juan Pedro Seplveda / Jorge Riquelme Riverainvolucre, entre otros aspectos, una adecuada representacin regional. En otras palabras, dado que la reforma del Consejo es una parte fundamental de la reforma del sistema de Naciones Unidas, se impone la necesidad de una representacin ms equitativa, un aumento de los miembros del Consejo que favorezca a los pases en desarrollo y la adopcin de mtodos de trabajo transparentes y participativos. En consideracin de lo anterior, las negociaciones sobre la reforma del Consejo han incluido, entre otros aspectos, el proceso de toma de decisiones incluyendo el veto, la eventual ampliacin de su membresa, el examen peridico de un Consejo de Seguridad ampliado y el debate sobre los mtodos de trabajo y transparencia.Los complejos desafos del mundo contemporneo presionan sobre el sistema de Naciones Unidas para el cumplimiento de la misin fundamental que le otorga la Carta de San Francisco: el mantenimiento de la paz y seguridad internacionales, as como en los temas referidos al desarrollo y los derechos humanos. La legitimidad de la organizacin deriva de su ms de medio siglo de experiencia, as como del hecho de que es la instancia ms universal y el instrumento multilateral ms representativo de la comunidad internacional.La reforma, entonces, debe apuntar a incrementar su efcacia, transparencia, responsabilidad y capacidad de tomar decisiones democrticas, para enfrentar los nuevos desafos de la comunidad internacional de cara al siglo xxi. En tal sentido, uno de los grandes retos de los Estados miembros es reforzar el rol de la onu en la consecucin de la paz y seguridad internacionales, materia sobre la cual tambin deben cumplir un papel primordial no solo los tradicionales Estados-nacin, sino tambin las distintas organizaciones regionales, la sociedad civil y los diversos actores de la actual poltica mundial. La Cumbre de Naciones unidas de 2005: una oportunidad para la reformaComo se indic ms arriba, el proceso de reforma aparece hoy dominado por su captulo ms complejo y polmico: la ampliacin del Consejo de Seguridad. Las tensiones polticas y procesales provocadas han restado tiempo al debate acerca de otras reas esenciales de la reforma (democracia, desarrollo y terrorismo, entre otros) y han limitado as la29 Nueva Sociedad 230La reforma del Consejo de Seguridad: una mirada desde Amrica Latinacapacidad de lograr una reforma efectiva del sistema multilateral. Sin perjuicio de lo anterior, la reforma del Consejo representa un imperativo en orden a corregir las inequidades e inefciencias que afectan actualmente su funcionamiento. El objetivo de este proceso debe ser una reforma integral que transforme al Consejo en un rgano ms democrtico, representativo y transparente.Para lograr dicho propsito, es necesario acomodar los intereses y preocupaciones de todas las partes, especialmente aquellas que actualmente se encuentran menos representadas, teniendo en cuenta tambin que las posiciones de los principales grupos de inters no podrn ser plenamente satisfechas, pues avanzar en negociaciones intergubernamentales supone reconciliar las diferentes posturas por medio del compromiso.Durante la Cumbre de 2005 se gener un momentum poltico que dio un importante impulso a la reforma de la onu, incluyendo al Consejo de Seguridad. Dicho escenario dio pie a que diferentes grupos de inters presentaran propuestas de ampliacin del Consejo, incluyendo aspectos vinculados a los mtodos de trabajo y el veto.La propuesta presentada por el g-4 (Alemania, Brasil, la India y Japn) contempla incrementar en seis la membresa permanente (los nuevos seis miembros permanentes incluiran al g-4 ms dos Estados africanos) y en cuatro la no permanente (el Consejo tendra 25 miembros: 11 permanentes y 14 no permanentes)7. Dada la resistencia general a otorgar derecho de veto a los futuros miembros permanentes, el proyecto de resolucin sin consagrar una renuncia al veto establece una moratoria de 15 aos para su ejercicio, hasta una conferencia de revisin por parte de los nuevos miembros permanentes. 7. Dicho proyecto de resolucin A/59/L.64 fue presentado el 6 de julio de 2005 en el marco de la agenda de la Asamblea General de las Naciones Unidas vinculada con la Cuestin de la representacin equitativa en el Consejo de Seguridad y del aumento del nmero de sus miembros y copatrocinado por Alemania, Afganistn, Blgica, Bhutn, Brasil, Dinamarca, Fiji, Francia, Georgia, Grecia, Hait, Honduras, India, Islandia, Islas Salomn, Japn, Kiribati, Latvia, Maldivas, Nauru, Palau, Paraguay, Polonia, Portugal, Tuvalu y Ucrania. Asimismo, el 11 de septiembre de 2007 un grupo de pases proclives al g-4 present el proyecto A/61/L.69, que agrega una clusula relativa a un mayor acceso al Consejo de islas y pases pequeos, sin dejar de lado la expansin de miembros permanentes y no permanentes. Los pases que copatrocinaron este proyecto fueron: Benin, Bhutn, Brasil, Cabo Verde, Congo, Fiji, Grenada, Hait, India, Islas Salomn, Jamaica, Liberia, Mauricio, Nauru, Nigeria, Palau, Papua Nueva Guinea, San Vicente y las Granadinas, Seychelles y Sudfrica.30 Nueva Sociedad 230Juan Pedro Seplveda / Jorge Riquelme RiveraEl proyecto presentado por la Unin Africana difere del anterior al conferir derecho de veto a los nuevos miembros permanentes, as como al proponer la creacin de otro asiento no permanente para frica8. En consecuencia, el Consejo de Seguridad incluira 26 miembros (11 permanentes y 15 no permanentes). Dicho proyecto refeja lo acordado en la Cumbre de la Unin Africana celebrada en Sirte, Libia, el 4 de julio de 2005.Por su parte, el proyecto presentado por el grupo Uniting for Consensus, que se opone a la ampliacin de la membresa permanente, contempla aadir 10 miembros no permanentes eventualmente reelegibles por periodos de tres aos, segn lo determine su respectivo grupo regional9. El Consejo de Seguridad tendra, de este modo, cinco miembros permanentes como ocurre hoy y 20 miembros no permanentes, de permanencia diferenciada. Adicionalmente, diversas potencias globales y regionales, competidoras de determinados miembros del g-4, han procurado impedir la instalacin permanente de los pases de este grupo en el Consejo de Seguridad, con el objetivo de prevenir la disminucin de su estatus internacional que, segn perciben, resultara de la elevacin de uno o ms competidores: es el caso de Italia (frente a Alemania), de Argentina y Mxico (frente a Brasil), de China y Corea del Sur (frente a Japn) y de Pakistn (frente a la India). Otros pases de signifcacin internacional como Canad tienen un inters genuino en promover un adecuado funcionamiento del sistema multilateral, abogando por su democratizacin efectiva, lo que a su juicio pasara por multiplicar las oportunidades de participacin en el Consejo de Seguridad (y en todos los cuerpos electivos del sistema) de nuevos Estados. Dado que ello se contradice con la consagracin de nuevas 8. El proyecto de resolucin A/60/L.41 fue presentado el 14 de diciembre de 2005 por Gana, Nigeria, Senegal y Sudfrica en representacin de la Unin Africana, dentro del marco de la agenda de la Asamblea General de las Naciones Unidas vinculada con la Cuestin de la representacin equitativa en el Consejo de Seguridad y del aumento del nmero de sus miembros.9. El proyecto A/59/L.68 fue presentado el 21 de julio de 2005 y copatrocinado por Argentina, Canad, Colombia, Costa Rica, Espaa, Italia, Malta, Mxico, Pakistn, Repblica de Corea, San Marino y Turqua dentro del marco de la agenda de la Asamblea General de las Naciones Unidas vinculada con la Cuestin de la representacin equitativa en el Consejo de Seguridad y del aumento del nmero de sus miembros.31 Nueva Sociedad 230La reforma del Consejo de Seguridad: una mirada desde Amrica Latinainequidades, se oponen a la expansin de la membresa permanente del Consejo, aunque estn dispuestos a considerar frmulas de semipermanencia que satisfagan parcialmente las pretensiones de ciertos pases del g-4. Por otro lado, algunos Estados intermedios o pequeos, que tambin desean la reforma y la democratizacin, han otorgado respaldo a todos o algunos de los miembros del g-4, a partir de intereses o compromisos bilaterales, como es el caso de Chile, Uruguay y Per en Amrica Latina. Unos pocos pases, que careceran de peso especfco objetivo para optar por la membresa permanente pero que ambicionan el estatus poltico asociado a esta, han procurado instrumentalizar la coyuntura en su benefcio, convirtiendo la aspiracin colectiva de frica en el vehculo de sus pretensiones (tal sera el caso de Egipto, Argelia, Nigeria, Sudfrica, Senegal y Kenia). Finalmente, hay que considerar la propuesta relativa a los mtodos de trabajo del Consejo de Seguridad, que proyecta el debate de la reforma desde el punto de vista de la efciencia e inclusividad del Consejo. Esta propuesta es liderada por Estados pequeos asociados al grupo de los Small Five10: Costa Rica, Jordania, Liechtenstein, Singapur y Suiza. Esta iniciativa buscara desconcentrar el foco de atencin de la reforma en el tema de su ampliacin, imprimiendo una dinmica ms inclusiva, tcnica y procesal a las negociaciones. La opcin interinaActualmente, los diversos Estados miembros de la onu, sin resignar sus posiciones iniciales, han pretendido analizar ideas nuevas para llegar a un criterio de transicin en la reforma del Consejo de Seguridad, a fn de avanzar de manera concreta en el proceso. Esto implicara un acuerdo intermedio que incluira un examen obligatorio a travs de una conferencia de revisin, que habra de realizarse en una fecha predeterminada en un plazo que fuctuara entre los 15 y 20 aos. Dentro de este criterio transitorio existen distintas opciones y variantes, que posiblemente los Estados miembros pretendan seguir examinando. Entre los elementos 10. El proyecto A/60/L.49 fue presentado el 17 de marzo de 2006 en el marco del seguimiento de la Cumbre del Milenio.32 Nueva Sociedad 230Juan Pedro Seplveda / Jorge Riquelme Riveranegociables se incluyen el contenido y la duracin del acuerdo intermedio y la naturaleza del examen. Las cuestiones respecto a las cuales los Estados miembros no lleguen a un acuerdo durante las negociaciones seran postergadas hasta la realizacin de dicho examen. En consecuencia, en esta etapa ninguno de los interesados tendra que abandonar su posicin original.Uno de los puntos principales a que aspira la reforma, de acuerdo con este enfoque interino, es establecer un nuevo equilibrio de fuerzas dentro del Consejo. Para algunos pases, el equilibrio se lograr solamente en la medida que algunos pases en desarrollo obtengan el derecho a veto, aunque se comprometan a no ejercerlo durante un determinado periodo. La necesidad de fexibilizar posiciones para considerar opciones tales como la creacin de puestos rotatorios, la posibilidad de reelegir a los miembros no permanentes y la eventualidad de establecer membresas extendidas seran, en tal sentido, aspectos relevantes por considerar.En cuanto a los criterios para integrar el Consejo de Seguridad en el marco de la opcin interina, se ha tomado en cuenta tambin la necesidad de que el candidato demuestre un probado compromiso y una contribucin reconocida a la onu, en especial en los temas referidos al mantenimiento de la paz y seguridad internacionales. En esta lnea, pases importantes, como eeuu, han reiterado la necesidad de que el Consejo no disminuya su capacidad de accin en la toma de decisiones, ante cualquier intencin de reforma. Con respecto al veto, los actuales miembros permanentes del Consejo (el denominado p-5) han sido explcitos en sealar que es un aspecto intocable.El tema de la rendicin de cuentas (accountability) de parte del Estado elegido para el Consejo hacia sus electores ha sido parte del debate. En este punto, se propuso que, al trmino de un periodo, se contemplara la posibilidad de cambiar un determinado Estado si los pases que lo han elegido estiman que su desempeo no ha sido satisfactorio. Las negociaciones intergubernamentales comova hacia la reformaParece difcil que los objetivos que plantean las posiciones maximalistas puedan ser alcanzados plenamente. No obstante, hay consenso en que el 33 Nueva Sociedad 230La reforma del Consejo de Seguridad: una mirada desde Amrica Latinastatu quo no es aceptable y que la reforma estar incompleta sin el captulo relativo al Consejo de Seguridad11. Como se indic ms arriba, se ha avanzado hacia una aproximacin intermedia de transicin, que no implicara abandonar las posiciones originales sino llegar a un arreglo que contemplara una revisin obligatoria del funcionamiento del Consejo en un plazo preestablecido. En tal sentido, en 2008 la Asamblea General decidi considerar la cuestin de la reforma del Consejo de Seguridad a travs de negociaciones intergubernamentales mediante la Decisin 62/557. El hecho de que cada uno de los proyectos de ampliacin del Consejo de Seguridad que hasta ahora se han presentado en la mesa de negociacin contenga clusulas de revisin supone una dimensin interina en sus propuestas. La excepcin, la del Grupo Africano, se vincula a la difcultad para defnir qu pases africanos deberan ser miembros permanentes de un Consejo de Seguridad reformado.En todo caso, es necesario continuar observando la evolucin de las actuales negociaciones que pretenden avanzar de manera concreta en la reforma de acuerdo con la Decisin de la Asamblea General, en la cual Chile desempe un papel central. En efecto, el embajador de Chile, Heraldo Muoz, jug un rol destacado durante las negociaciones tendientes a alcanzar dicha decisin. Muoz fue nombrado en tres oportunidades facilitador del proceso por los presidentes del 61 y 62 periodos de sesiones de la Asamblea General, para encabezar el dilogo entre las delegaciones en las negociaciones intergubernamentales sobre la reforma del Consejo de Seguridad. Asimismo, los informes de la Asamblea General A/61/47 y A/62/47, en los cuales la representacin de Chile trabaj junto con otros embajadores de Europa, Asia y frica, establecen de manera clara las posturas acerca de la reforma del Consejo.11. La Asamblea General, en su resolucin 48/26 del 3 de diciembre de 1993, decidi establecer un grupo de trabajo de composicin abierta para que examinara todos los aspectos de la cuestin del aumento del nmero de los miembros del Consejo de Seguridad y otros asuntos relativos al Consejo. Asimismo, en la Declaracin del Milenio, los Jefes de Estado y de Gobierno resolvieron, con respecto a las deliberaciones en curso sobre la reforma del Consejo de Seguridad, redoblar sus esfuerzos por reformar ampliamente el Consejo en todos sus aspectos (vase la resolucin 55/2 de la Asamblea General, anexo, prr. 30). En el Documento Final de la Cumbre Mundial 2005, del 16 de septiembre de 2005, los Jefes de Estado y de Gobierno manifestaron su apoyo a una pronta reforma del Consejo de Seguridad y recomendaron que el Consejo siguiera adaptando sus mtodos de trabajo (vase la resolucin 60/1 de la Asamblea General, prr. 153 y 154).34 Nueva Sociedad 230Juan Pedro Seplveda / Jorge Riquelme RiveraComentarios fnalesEl multilateralismo, cuyo centro es la onu, promueve reglas claras y disciplinas transparentes, avaladas por un sistema internacional que otorgue oportunidades a todos los actores. Un multilateralismo que promueva el respeto de la pluralidad de visiones es una pieza fundamental para enfrentar los desafos del mundo global. Reforzar y adecuar el sistema de seguridad colectivo es, por lo tanto, una necesidad de la comunidad internacional. Los trascendentales cambios que ha experimentado la poltica mundial a partir del fn de la Guerra Fra y de la aceleracin del proceso de globalizacin hacen imperativo promover gradualmente nuevas estructuras y procesos globales. Los atentados del 11 de septiembre de 2001, la persistencia de ciertos confictos y amenazas y los impulsos unilaterales hacen que la reforma del sistema de Naciones Unidas, as como la del Consejo de Seguridad, constituyan una prioridad para la comunidad internacional. Ante los cambios acontecidos en el escenario internacional y la insufciente capacidad de adaptacin de la onu, las crticas apuntan a la burocracia excesiva de la organizacin, su escasa efcacia, coherencia y capacidad de respuesta. En este marco, la reforma del Consejo de Seguridad es un tema todava pendiente, estrechamente vinculado a las asimetras de poder en la poltica mundial. Es necesario avanzar hacia una frmula aceptable para los actuales grupos involucrados en las negociaciones y sus respectivas posiciones y propuestas, que permita, entre otras cosas, reforzar la representacin de los pases en desarrollo, a fn de reestructurar un Consejo que responda adecuadamente al mundo de hoy.Como se ha planteado, el enfoque interino contempla una ampliacin moderada de miembros y la creacin de un nmero acotado de asientos extendidos y/o de reeleccin inmediata (lo que supone una nueva categora de membresa, aparte de los permanentes y no permanentes) para aquellos Estados interesados en cumplir un rol ms activo en el Consejo. El enfoque interino es una alternativa a las posturas maximalistas. En esta lnea, la posicin del grupo regional africano es una de las ms difciles de acomodar, debido a las posiciones discordantes y al delicado consenso alcanzado entre los jefes de Estado de ese continente. En tales 35 Nueva Sociedad 230La reforma del Consejo de Seguridad: una mirada desde Amrica Latinacircunstancias, y pese a la mayor fexibilidad que se observa por parte de algunos pases, un acuerdo defnitivo sobre la reforma al Consejo de Seguridad parece difcil. Pese a ello, el enfoque interino sigue siendo una solucin viable, considerando el apoyo que a veces de manera tcita recibe de pases identifcados con grupos de inters opuestos, tales como Per y Uruguay por el lado del g-4, y Corea por el lado del Uniting For Consensus. Asimismo, es preciso recordar los reiterados apoyos que han otorgado dos miembros permanentes, Francia y Reino Unido12. La intencin de la Federacin Rusa de estudiarlo seriamente sera tambin una seal de apoyo en tal sentido. Con respecto a China, su postura sigue siendo ambigua. No obstante, existen todava importantes actores que no han dado una seal en el nivel pblico de respaldo al enfoque intermedio, en particular eeuu. Otro aspecto por considerar es el hecho de que las actuales negociaciones sobre la reforma del Consejo dependen de los vaivenes de la coyuntura internacional. En tal sentido, los episodios en Oriente Medio, Irn y Corea del Norte, y la propia dinmica de la agenda del Consejo de Seguridad13, son seguidos atentamente por actores centrales de las negociaciones, incluyendo a los miembros permanentes. El hecho de que la Carta de las Naciones Unidas indique que cualquier intento de reformar la composicin de los miembros del Consejo puede ser vetado por un miembro permanente hace imprescindible contar con la aceptacin de todos ellos. Las acciones de los pases que aspiran a un rol ms activo dentro del Consejo en especial las de aquellos que buscan un asiento permanente dependen de la aprobacin de los actuales miembros permanentes. Un paso en falso en este sentido puede poner en riesgo los avances. Del mismo modo, el acercamiento entre Brasil e Irn, por ejemplo, podra resultar costoso para las aspiraciones de Itamaraty 12. Al respecto, el 27 de marzo de 2008 el presidente de Francia y el primer ministro de Reino Unido manifestaron en un comunicado conjunto lo siguiente: Lamentamos que las negociaciones tendientes a este objetivo permanezcan en un punto muerto y en consecuencia estamos listos para considerar una solucin intermedia. Esta podra incluir una nueva categora de miembros con un mandato mayor al de los miembros elegidos actualmente, y esos mandatos podran ser renovables al final de una fase inicial, y podra decidirse convertir este nuevo tipo de asientos en permanentes. 13. Alrededor de 60% de la agenda de trabajo del Consejo son temas relacionados con frica, continente que adems concentra la mayor parte de las operaciones de paz de la onu.36 Nueva Sociedad 230Juan Pedro Seplveda / Jorge Riquelme Riverade integrar de manera permanente el Consejo, al generar tensiones con el gobierno de eeuu.Como se ha observado, la voluntad poltica de los Estados es el motor de las negociaciones. Sin ella, no ser posible avanzar, en un tiempo razonable, en una reforma del Consejo de Seguridad que d sustento a una organizacin acorde con los nuevos desafos del sistema internacional.Re vis ta BRa si lei Ra deCin Cias so Ciais RBCSOctubre de 2010San Pablo Vol. 25 No 74ARTCULOS: Lusotopia como ecumene, Joo de Pina Cabral. A globalizao popular e o sistema mundial no-hegemnico, Gustavo Lins Ribeiro. As bases do Lulismo: a volta do per-sonalismo, realinhamento ideolgico ou no alinhamento?, Lucio Renno. A famlia do direito e a famlia no direito: a questo da legitimidade das relaes sociais entre a lei e a justia, Alexandre Zarias. Corpo e doena no trnsito de saberes, Cynthia Andersen Sarti. Aborto e clulas-tronco embrionrias na Campanha da Fraternidade: cincia e tica no ensino da Igreja, Naara Luna. Experincia social e crtica em Andr Gorz e Axel Honneth: experincia e teoria crtica, Slvio Cesar Camargo. Representao, deliberao e estudos legislativos, Marta Mendes da Rocha. Governamentalidade e anarqueologia em Michel Foucault, Nildo Avelino. Sociedade e econo-mia do agronegcio no Brasil, Beatriz Heredia, Moacir Palmeira e Srgio Pereira Leite. RESEAS.RevistaBrasileiradeCinciasSociais(rbcs)umapublicaoquadrimestraldaAssociao Nacional de Ps-Graduao e Pesquisa em Cincias Sociais (anpocs), Av. Prof. Luciano Gual-berto, 315 1 andar Cidade Universitria So PauloSP. Tel.: (55 11) 3091.4664. E-mail: . Site: .TEmA CENTRAlLiteratura y dineroEnsayo, ficcin, poesaEl dinero es abstracto, escribe Borges. El dinero es tiempo futuro. Por lrica que suene, esta afrmacin no se aparta mucho de la ortodoxia: el dinero,porsupuesto,esundocumentoquecorroboraelcompromiso,asu-mido por el Estado, de entregar, en cualquier momento en que sea solicitado, cierto valor en especie. En la Francia revolucionaria, los assignats, ttulos de deudasobrelaventafuturadebienesdelaIglesia,fueronobjetodeburla porque no podan cambiarse por oro; hoy, en un pas como Argentina, pocos una pasin gastadaGONZALO GARCSEl dinero es un documento que corrobora el compromiso, asumido por el Estado, de entregar cierto valor en especie. Pero tambin una metfora de todo lo que en potencia puede comprar, y una metfora abstracta del valor en s. El dinero puede entenderse como recordatorio, sntoma y smbolo de la capacidad de una cultura para la abstraccin y la sustitucin. No muy diferente, por otra parte, de lo que sucede con las palabras. Las palabras, como el dinero, representan un acceso a las cosas. Partiendo de esta base, el artculo repasa algunas fcciones latinoamericanas que se han ocupado del tema del dinero, en las cuales se afrma es posible ver el esbozo de una tendencia o de una involucin.Gonzalo Garcs: autor de las novelas Diciembre (Sudamericana, Buenos Aires, 1997),Los impa-cientes (Premio Seix Barral/Biblioteca Breve, 2000) y El futuro (Seix Barral, Buenos Aires, 2003), trabaja en una cuarta novela. En 2008 fue seleccionado por el Hay Festival como uno de los 39 escritores ms destacados de Amrica Latina. Sus ensayos y artculos se publican en numerosos medios de Espaa y Amrica Latina. En la actualidad realiza una residencia en el International Writers Program, en Iowa City, Estados Unidos.Palabras claves: dinero, literatura, fccin, Amrica Latina.39 Nueva Sociedad 230Una pasin gastadausanelpapelmonedaconesefnyencambiosecomprandlares,otro documentoquecomprometeenteoralaentregadeciertovalor,quizde modo un poco ms fable1... El valor ltimo del dinero, en todo caso, y bajo cualquiera de sus formas,sesitasiempreenelfuturo.Laotracualidad atenerpresenteyqueporsupuestoestligadaaloanterioresqueel dinero, en ms de un sentido, es una metfora. Metfora, se entiende, de todo lo que en potencia puede comprar; pero tambin metfora abstracta del valor en s. El dinero puede entenderse como recordatorio, sntoma y smbolo de la capacidad de una cultura para la abstraccin y la sustitucin; consensuar el dinero como modo de pago y acumulacin de valor es intro-ducir en la estructura psicolingstica la fuctuacin de las equivalencias. Para el antiguo nativo de Papa, una canoa puede cambiarse por tres galli-nas.ParaMarx,laprcticadelintercambiomonetariocomportayados nivelesdeabstraccin:uno,elvalor especfco asignado a las unidades de moneda o papel moneda; dos, el valor de intercambio que adquiere un bien como refejo del tiempo de trabajo requerido para su produccin en un tiem-poylugardados.Consideradoesto,nohacefaltademasiadaperspicacia para ver la analoga entre el dinero y las palabras. En su ensayo Metaphor and Image in Borges El Zahir, Patrick Dove abunda en esta analoga2. Al igualquelasmonedas,dice,laspalabrascirculandentrodeuncontexto nacional;igualquelapalabra,eldineroestsujetoalainfacinyeldes-gaste material. Podramos agregar, por nuestro lado, que su valor nunca es otra cosa que relativo a otras monedas o unidades de valor, es decir que es vulnerable a numerosos factores de cambio y hasta de extincin, y que no obstante el dinero, lo mismo que las palabras, sigue siendo solicitado como remedioparcialcontralavejezylamuerte,comoextensindelapropia personalidad y vehculo de inmortalidad posible. Un hecho permanece: las palabras (como el dinero) representan un acceso a las cosas, y cuando falta un trmino para designar esas cosas, es posible acuar uno... Considerados estos aspectos del dinero el dinero como proyecto, el dinero como lengua-je, puede ser interesante repasar algunas fcciones latinoamericanas que se han ocupado del tema. A m me parece ver, en este asunto, el esbozo de una tendencia, aunque ms bien habra que hablar de involucin general.1.Desde1971,eldlarestadounidensecarecederespaldoenoro.As,lamonedadereserva internacional es hoy la nica que legal y explcitamente advierte que su promesa no puede cumplirse;solomientrasladeudaqueelEstadoasumealemitirelpapelmonedanoseare-clamada puede el dinero mantener su poder de compra; solo mientras la utopa permanezca como horizonte y jams como meta por concretar puede funcionar la maquinaria creadora de prosperidad cuya base es el dinero.2. Romanic Review vol. 98 No 2, 3-5/2007, pp. 169-187.40 Nueva Sociedad 230Gonzalo GarcsEl dinero como mscaraAntes que nada, hay que recordar lo evidente: las fcciones producidas en Latinoamricaqueseocupanenformaabiertayexplcitadeldineroson relativamenteescasas.Porciertoqueel dinero juega un papel muy tradicional y en modo alguno tratado per se en li-bros como Martn Fierro, de Jos Hernn-dez, Martn Rivas, de Alberto Blest Gana, Diamantesypedernales,deJosMara Arguedas,LaVorgine,deJosEustasio Rivera, o El roto, de Joaqun Edwards Be-llo.Pero,paraencontrarunrelatodeautnticarelevancialiterariaquese ocupeespecfcamentedeldinero(quetomeeldinerocomoproblema,o como emblema de problemas), me parece que hace falta reportarse al mis-mo El Zahir (1949). En este cuento, Borges recurre a una prestidigitacin muy suya. Establece una situacin dramtica (aunque un poco ridcula): Teodelina Villar, una bobalicona modelo criolla que lo obsesionaba, acaba de morir. La descrip-cin que hace Borges de ella es malvola y un poco penosa; el desprecio del maduro caballero culto por la frvola seorita desorientada, que afea tantas pginas del Borges de Bioy Casares, ya se percibe con toda claridad en este cuento. Teodelina (explica Borges) sola ocupar las portadas de las revistasmundanas,hechoqueacasocontribuyaquelajuzgaranmuy linda, aunque no todas las efgies apoyaran incondicionalmente esa hip-tesis. Pero la preocupacin de Teodelina Villar, ms que ser linda, es estar alamoda.Semuestraenlugaresortodoxos,conatributosortodoxos,ala hora ortodoxa, con desgano ortodoxo. A esa pasin, Borges la compara con los preceptos del Talmud y de Confucio, que codifcan todas las circunstan-cias humanas, con la Mishnah, con el Libro de los Ritos, con Flaubert y su manitica bsqueda del mot juste. Lo cruelmente humorstico de esas com-paraciones no termina de ocultar, sin embargo, cierta angustia: a Teodelina la atormenta la necesidad de estar a la moda, pero la moda cambia sin cesar, de manera que su vida es una perpetua carrera para ajustarse a un patrn cuya autoridad es absoluta, pero cuya forma concreta es fuctuante. Un da, Teodelina muere. Borges acude al velorio. La muerte la ha rejuvenecido, se parece a la que fue veinte aos antes, cuando el mundo entero y sus posibi-lidades parecan pertenecerle. Despus Borges sale, se toma una caa y en el vuelto le entregan una moneda de veinte centavos. Las fcciones producidas en Latinoamrica que se ocupan en forma abierta y explcita del dinero son relativamente escasas 41 Nueva Sociedad 230Una pasin gastadaEnestepuntoseproduce(comoentodoslosmejorescuentosdeBorges)una sustitucin. La obsesin de Borges por Teodelina se transmuta en obsesin por la moneda. Borges descubre que no puede dejar de pensar en ese objeto; procu-ra deshacerse de l, pensar en otras cosas, incluso en otras monedas, procura trabajar,envano.Unlibro,lasUrkundenzurGeschichtederZahirsage,deJulius Barlach, le revela la historia de ese objeto obsesionante, que puede variar segn las pocas y los individuos, que se llama el Zahir. Pero antes de abundar en esto en el signifcado del Zahir, objeto aterrador, que sin embargo parece contener una esperanza de redencin y hasta de contemplacin mstica parece proce-dente decir algo sobre el sistema de transferencias, sustituciones y fuctuaciones queoperaBorges.Hay,enprimerplano,unatransferencialibidinal:elamor de Borges por Teodelina se metamorfosea en su obsesin con el Zahir. Pero la posibilidad de esa transferencia ya estaba implcita, en cierto modo, en la previa descripcin de Teodelina: igual a diez mil otras debutantes porteas, Teodelina ni siquiera es incontestablemente linda; tanto vale decir, como cualquier macho castigado por el infortunio que se desahoga en una charla de bar, que las minas son todas iguales. Ms precisamente, el valor como objeto ertico de Teodelina de quien Borges est enamorado, segn su propia confesin, por mero esnobis-mo no es fjo, sino que fucta, como en una parodia de Marx, en relacin con su capacidad para refejar el valor real, que en este caso reside en los dictados de la moda; algo que la desasosegada Teodelina comprende, oscuramente. Dicho de otro modo, Teodelina puede convertirse en una moneda, puede metamorfo-searse en dinero, porque esencialmente ya era dinero3.Pero aqu es donde aparece una sustitucin de tipo distinto: de orden emocio-nal. Al desaparecer Teodelina y aparecer el Zahir, Borges experimenta la an-gustia de la obsesin. Pero bien podra argumentarse que la angustia (como en los sueos) remite a un objeto y una situacin anteriores, mientras que el Zahir por s mismo es, en realidad, una resolucin, o por lo menos la antesala de una resolucin. Verbigracia: angustioso es estar enamorado de una mujer que nos ignora. Empezar a comprender que esa mujer es intercambiable por 3. A este esquema un objeto o un ser que gradualmente se transforma en otra cosa y que al fnal nos deja entender que siempre ha sido esa otra cosa corresponde el cuento que Borges, dentro deElZahir,dicehabercompuestoparadistraersedelamoneda:elnarradordeesecuento sin ttulo es un asceta que ha renunciado al trato con los hombres. La alusin a un tesoro que custodia,lamencincasualdeescamasensucuerpo,lovanvolviendohorroroso.Alfnal, apunta Borges, entendemos que el asceta es la serpiente Fafnir y el tesoro en que yace, el de los Nibelungos. Dejo de lado la insistencia en el tema de las monedas y me limito a recordar que este cuento replica evidentemente otro cuento de Borges, La casa de Asterin, y que a Borges le gustaba incluir en sus narraciones otra narracin, en general obra del personaje principal, que funciona como clave del cuento mayor.42 Nueva Sociedad 230Gonzalo Garcscualquier otra, empezar a comprender que cualquier pasin es intercambiable por cualquier otra, no lo es necesariamente. Esa suerte de promesa de lucidez ydeliberacinfnalestcontenidaycomosubrayadaporlosdosnombres, queinsinanunaprogresinhaciaciertaclasedeiluminacin:deTeodelina (del griego teo, dios, y delina, o sea delo, hacer visible) pasamos al Zahir, que en rabe signifca, llanamente, lo visible. Qu cosa sea lo visible, Borges lo expli-cita en las palabras fnales del cuento: Quiz detrs de la moneda est Dios. Lamoneda,valganotarlo,noelZahirencarnadoenlamoneda:Borgeselige cerrar el cuento con ese trmino como si quisiera subrayar un hecho de orden literario: si nos proponemos extinguir las pasiones mediante la comprensin de que toda pasin se refere a objetos intercambiables, de valor incierto y en defnitiva ilusorios si nos proponemos desenmascarar la volicin como ciego impulso intil, como quera Schopenhauer, de quien Borges fue notoriamente devoto, entonces quiz no haya en toda la experiencia humana una metfora ms adecuada, ms completa, ms continuamente expresiva que el dinero. Bor-ges menciona otros objetos que han servido como manifestacin del Zahir: un pedazo de mrmol, el fondo de un pozo, un tigre, una brjula, un mendigo cie-go, una veta de mrmol. Qu tienen en comn los objetos de esta lista? Todos son seriales y, en la prctica, intercambiables por otros idnticos no hace falta explicar por qu no servira como Zahir la Mona Lisa, digamos, o el Taj Mahal: objetos que parecen confrmar y glorifcar lo irrepetible, no debilitar flosfca-mente nuestra creencia en lo irrepetible, pero ninguno que combine, como el dinero, los atributos de lo muy comn, de lo universalmente deseable y sin em-bargo de valor incierto, de lo artifcial, de lo su