literal 16

8
GACETA DE LITERATURA Y GRÁFICA NÚMERO 16 DISTRIBUCIÓN GRATUITA JUAN ANTONIO ROSADO De la pureza I.- PRELUDIO Bocas lanzan crueldades indefensas, beben ratas molidas en ruidosas licuadoras cuando el amor se ha transformado en una fiera moribunda. II.- LO PROHIBIDO El semáforo de la metáfora está en alto. ¡Cuidado! ¡No avancemos! Llamaremos a la mierda por su nombre y por su olor al estropajo. La calle apesta a teorema podrido y a ridículo de esfinge. Una niña sale con su himen, lo lleva atado a cadenas espinosas y se topa con el alto del semáforo. «Nada podrá impedirme el paso, la vergüenza nada más.» Guarda el himen en su estuche, vuelve al drenaje perfumado: calla, calla, cósete los labios. Es hora de dormir. III- LOS EZQUIZOIDES A un prostituto de la psique… Los ezquizoides no lamen de las risas del pasado, lamen cicatrices resurrectas, engendran penes parasitarios, claustros muertos en vaginas; respiran caca reciclada, inician juegos de cadáver... Los ezquizoides no se limpian el culo, segregan besos anales, sudores putrefactos, ratas imperceptibles... Los ezquizoides no distinguen entre el pedo de su madre y la alegria que causan sus instintos a los niños buenos. Alejandro Meléndez / de la serie “Danza” / Fotografía digital / 2004

Upload: literal-gaceta-de-literatura-y-grafica

Post on 30-Mar-2016

265 views

Category:

Documents


0 download

DESCRIPTION

Gaceta de literatura y gráfica Nueva época Número Distribución gratuita

TRANSCRIPT

Page 1: Literal 16

GACETA DE LITERATURA Y GRÁFICA ◊ NÚMERO 16 ◊ DISTRIBUCIÓN GRATUITA

JUAN ANTONIO ROSADO

De la pureza

II..-- PPRREELLUUDDIIOO

Bocas lanzan crueldadesindefensas,beben ratas molidas en ruidosas licuadorascuando el amor se ha transformado en una fiera moribunda.

IIII..-- LLOO PPRROOHHIIBBIIDDOO

El semáforo de la metáfora está en alto.¡Cuidado! ¡No avancemos!Llamaremos a la mierda por su nombrey por su olor al estropajo.La calle apesta a teorema podridoy a ridículo de esfinge.

Una niña sale con su himen,lo lleva atado a cadenas espinosasy se topa con el altodel semáforo.«Nada podrá impedirme el paso,la vergüenza nada más.»Guarda el himen en su estuche,vuelve al drenaje perfumado:calla, calla, cósete los labios.Es hora de dormir.

IIIIII-- LLOOSS EEZZQQUUIIZZOOIIDDEESS

A un prostituto de la psique…

Los ezquizoides no lamende las risas del pasado,lamen cicatrices resurrectas,engendran penes parasitarios,claustros muertos en vaginas;respiran caca reciclada,inician juegos de cadáver...Los ezquizoides no se limpian el culo,segregan besos anales,sudores putrefactos,ratas imperceptibles...

Los ezquizoides no distinguen entre el pedode su madre y la alegriaque causan sus instintosa los niños buenos. ◊

Alejandro Meléndez / de la serie “Danza” / Fotografía digital / 2004

Page 2: Literal 16

2

ADRIÁN SOTO

96

Se nos ha pegado la bruma a la miraday vamos por las calles mudos, incógnitos.

¿Qué rostro infranqueable nos divide?Se han separado nuestras sangres de mercurio

Y vamos extensos, implacables, en sentidos opuestos.

LLAA VVIIOOLLEENNCCIIAA TTIIEENNEE OOLLOORR AA VVIINNOO

Y tú, desde las más altas cimas de tu odio:que huelen a muerte en una noche blanca

que huelen a muerte en una autopistao entre el tráfico, bajo el calor de la ciudad.

Desde las más altas cimas de tu odiono tienes otra forma de decirme: te amo

mas que con ese aliento a licor,mas que con esa mirada de rencor

que arrasa, ruge y ronquea.

¿Cuántas veces he lamidobajo el almidón claro de unas bragas

el pasto oscuro de un sexo?¿Cuántas veces mi lomo

de fuego negro ha quemado los camposen plena huida?

Y estabas triste sentada en tu sillón de mimbremientras tejías las alas negras de mi traje.

No sabías que soy la bestia que escapa destrozando las puertas;(el que te violó en las tinieblas, bajo la lluvia;

el que desgarra vidas y mujeres)para perderse en la noche

para perderse en la bruma de la noche para dejarte vacía con ese estupor de la tierra quemada

que llena tus pulmones de mi ausencia.

Cuando llegue a ti la bocanadaperdóname. ◊

Alejandro Meléndez / Danza butho / Fotografía digital / 2004

Page 3: Literal 16

3

MARCO FONZ DE TANYA

Por la selva

No entiendo nada de lo que veonada quiero entender.No quiero saber acerca de los ojos sangrantes de la iguanani del cadáver convertido en millones de hormigasAnimal gigante por la selva.Recuerdos de épocas superiores.

DDEE VVUUEELLTTAA AALL CCAAÑÑÓÓNN

Vagina de la tierraboca de cañón siempre lúbricopenetrado por un cielo a veces limpioa veces enfermo de noche.

Eyacula millones de granos de arena que gritan, gritany su grito se petrifica y crecehasta llegar a la edad de ser muro.Que se yergue para alcanzar al padre y asesinarloen su mismo tronoen su propia tierracon su mismo polvo. ◊

Danza SerpienteALEXANDRA LEMOINE

Otra vez me deslizo en nostalgia citadina. El fríome obliga a ponerme doble vestido. No soy el cor-dero de Dios que quita los pecados del mundo, sinoserpiente reptando de árbol en árbol, acariciando ydejando pieles en los caminos. Caminos, destinospara ser; máxima para sobrevivir el ánimo de con-tenta. La nostalgia se posa en la entrepierna de unahistoria del pasado que arrastré al presente. Estahistoria es un destino al cual me enrollé neciamen-te; su encarnación, invertebrada como yo, se adhie-re a mi largo cuerpo. Danzamos danza serpiente,danza multiplicatoria de apretado espacio, anilloscontraídos y expandidos, enredadera de florescayendo piel. De embrollo en embrollo, de fricciónen curvas, la historia se multiplica y aquello se vuel-ve nido de serpientes, historia de muchas historiasdisfrazada de una, historia encarnada en todas lashistorias de piel que mudo. Mudanza de sed nostal-gia, multiplicidad de historias danzando serpientesen la ciudad. ◊

Alejandro Meléndez / de la serie “Danza” / Fotografía digital / 2004

Alejandro Meléndez / de la serie “Danza” / Fotografía digital / 2004

Page 4: Literal 16

4

Nada hay que esperarÓSCAR GARDUÑO NÁJERA

Para Jimena, porque nada hay que esperar

sino el fracaso.

Existe. Y no puede dejar de hacerlo. Oquién sabe. Hace unas semanas esta-ba bien. Ahora le da por permanecer

frente al espejo. Las flores le hacen daño. Laponen triste. En especial los girasoles.Joaquín ha dejado de comprarlos. No tienecaso. Es como si al mirarlos recordara unavida pasada. O quién sabe. Luego se quedalargo rato frente a la ventana. Parece quebusca algo, o a alguien, allá, afuera, en elpatio, en medio de los niños que jueganincansablemente a la pelota. Yo no sé lo quebusca. Le doy la pastilla, me recargó en suhombro y, a veces, solamente a veces, mepongo a llorar. Hace unos minutos hablé porteléfono con su mamá. Preguntó por ella.Tuve que mentir. Decirle que ya estabasuperando la crisis, que no tuviera pendien-te, que en cuanto ocurriera algo yo mecomunicaba con ella. Ayer casi se comiótoda la sopa. Me recordó lo del pedazo deduela. Si lo hubieran arreglado antes; si sehubiera puesto una denuncia; si se hubierasolicitado más presupuesto; en fin: si se

hubiera hecho lo posible por arreglar esamaldita duela. Me sentí mal. Su mamá no semerece tantas mentiras. Pero si sabe la ver-dad se nos muere. No en balde ha sufridodos paros cardiacos. Otra vez frente a ella.No me había fijado bien. Qué descuidadaestá. Mañana voy a ponerla linda. Quizás elvestido verde de una sola pieza; no, mejor elazul turquesa. Le viene bien. Además, erauno de sus colores favoritos antes del acci-dente. Debo dejarla un rato a solas. No creoque pueda pasar algo malo; el médico loaconsejó. Frente al espejo. Alza los brazos.Escucha los aplausos y se siente emociona-da. Aun cuando no ha bailado del todo bien,la gente sabe apreciar su talento. Se inclina.Como le gustaría agradecer a uno por uno delos asistentes. Bajarse del escenario, cami-nar entre ellos, estrechar sus manos, invitar-los a la siguiente presentación. Pero estácansada. Las piernas le duelen. Debe tomarel medicamento y dormir. Dormir por lomenos tres horas. Antes de tragar la pastilla,piensa en Agustín. Se siente triste. No esta-ba en la presentación. Agustín está enamo-rado de ella. Pero ella, la bailarina con unfuturo prometedor, no puede dedicarse aotra cosa más que a bailar. No puede pensaren hombre alguno. Siente que le ha hechodaño. Siente que le ha dado falsas esperan-zas. Cuando toca su mano delicadamente.Cuando le da ese beso especial en la mejilla.Cuando acaricia por descuido su pierna.Bebe agua. “Es hora de descansar”.¿Agustín? Pobrecita. Te has quedado tiradafrente al espejo. Cómo se me fue a pasar. Sé

muy bien que te gustan los espejos. Te gus-taban, incluso, antes del accidente. Pasabasmucho tiempo frente a ellos. Cada sábadocomprabas uno de distinta forma. Recuerdotu habitación. Tenías cientos de ellos.Rectangulares, cuadriculares, ovalados, cir-culares. Recuerdo cuando abrías las cortinas.Era medio día. El sol se estrellaba en ellos.Pobrecita. Ya no te voy a dejar tanto tiemposola. ¿Ya te dije lo del vestido? El azul tur-quesa siempre te ha gustado. Es uno de tuscolores favoritos. Abre los ojos. Por favor,ábrelos. Dime que pronto te pondrás bien.

En la fila para entrar al auditorio. Agustínestá solo. Lleva el programa en la mano.Mira los carteles. Reconoce la figura deella. Qué hermosa. Parece flotar sobre elescenario. Qué encantadora. Parece quenunca bajará a la tierra. Puede permaneceren las alturas. Siente especial agrado cuan-do uno de sus compañeros la carga y girajunto con ella. Hacen una sola figura. Y laluz se estrella en su rostro. Qué rostro tanespecial. Revisa el programa. Der Tod unddas Madchen de Franz Schubert. Esa pieza.Le trae tantos recuerdos. Seguro que insis-tió para que se presentara. Además, no esfácil con Schubert. No es lo acostumbrado.Recuerda la parte de los violines durante elAllegro. Cierra el programa y vuelve amirar el cartel. Antes de entrar, solicita quele obsequien uno. Los ha juntado todos.Desde la primera vez que se presentó conalgo de Mozart. Ha seguido su pista.Espera algo de ella. Aunque todavía no sabe

Alejandro Meléndez / Barcelona / Fotografía digital / 2004

Page 5: Literal 16

5

bien lo que es. Pero se conforma con mirar-la así, en el escenario, con la música.Muchas veces no se ha aguantado y lloradurante la presentación. Llora porque ellaestá lejos. Llora porque se convence, tonta-mente, de que esa mujer no ha de ser para él.Cuando toca su mano delicadamente.Cuando le da ese beso especial en la mejilla.Cuando acaricia por descuido su pierna.Esa mujer difícilmente será para él. Unamujer lejana que se dedica de lleno a ladanza. Una mujer que no quiere un compro-miso. Una mujer, sí, que al término de sunoviazgo con Joaquín decidió olvidarse delos hombres. Ocupa su asiento. Siempre elmismo. En medio. Justo tres filas de arribahacia abajo. Piensa en Joaquín. Ya no tienecaso. Muchas veces le tuvo envidia. Tenía a lamujer con la que él tanto había soñado. Perolos sueños también se rompen. Pero los sue-ños también tienen accidentes. Ahora ya no.

¿Joaquín? Me han dicho que la siguientesemana será algo de Mozart. Tengo que pre-pararme más. No puede ser posible que en losensayos reciba tantas reprimendas. No fuedel todo mi culpa. Llevo semanas diciendo lodel pedazo de duela levantada. Nadie me hahecho caso. Dicen que es por falta de presu-puesto. ¿Joaquín? Si decidí estar contigo esporque fuiste el primer hombre en mi vida.Te conocí cuando era todavía una chiquillainquieta. ¿Recuerdas? Soportabas todos misdesplantes. En el fondo, ahora lo entiendo,me querías. Contigo me sentía segura. Unaseguridad que parecía permanente. Bastabaescuchar tu voz. Todos mis temores se disi-paban. Agustín no entiende esto. Piensa quees muy fácil separarme de ti. Y me provoca.Sabe que soy muy débil. Porque (no te eno-jes, por favor) él se ha ganado un lugar en micorazón. Tiene muchas atenciones para con-migo. Figúrate que me regaló un disco deFranz Schubert. Der Tod und das Madchen.Quiere que lo sugiera para una presentaciónpróxima. ¿Lo quieres escuchar?

–Puede ser que algún día despierte. –¿Tú crees?–Los médicos aseguran que es posible.

–Un mal paso, una caída, un pinchegolpe. ¡Un pinche golpe!

–¿Qué tal se ve con ese vestido?–De cualquier forma, se ve como enfer-

ma, como ida, como si estuviera pasandopor un dolor agudo, ¿no entiendes? Ella nopuede hacer lo que siempre quiso.

–¿Qué?–¿Cuánto sabes de ella? Su vida era el

escenario. Allí, arriba, hacía trucos: era unamaga. Una maga hermosa, ¿cuánto sabes deella? Crees que con ponerle un vestido azulturquesa se sentirá mejor; no sabes nada. Enverdad que no sabes nada de ella.

–Pero aun así ella era mía. Quizás, en elfondo, eso es lo que te da coraje.

–No sabes nada de ella. Cinco años y nopudiste aprender. Tú nunca tendrás el cora-je para entregarte como ella. (¿Por eso deci-diste abandonarla?) Ella se entregó a ti porcompleto y tú, ridículamente, estúpidamen-te, ahora te sientes dueño de ella. (¿Por esola abandonaste cuando más necesitaba deti?) ¿Crees que así va a sanar?

–Lo que creo es que uno de los dos estáde más.

Otra vez frente al espejo. Mis piernas tie-nen que estar más duras. Debo cuidar tam-bién mi semblante. Es necesario que cuandoalce el rostro en su totalidad me dé la luz en elcentro. Justo en el centro. Sobre todo, tengoque ubicar bien mi posición en el escenario.A veces, los movimientos son tan rápidosque uno puede perder la concentración. Otravez lo del pedazo de duela. Es imposibleensayar así. Qué pena. Como le gustaría agra-decer a uno por uno de los asistentes. Bajarsedel escenario, caminar entre ellos, estrecharsus manos, invitarlos a la siguiente presenta-ción. Pedirles su cooperación para arreglar lode la duela. No es posible que siga así. Baja losbrazos. Aplausos. La gente se pone de pie.Qué gusto. Me siento cansada. No importa.Alza los brazos. Aplausos. La gente lanzauna porra. Escucha los aplausos y se sienteemocionada. Aun cuando no ha bailado deltodo bien, la gente sabe apreciar su talento.Se inclina. Como le gustaría agradecer a unopor uno de los asistentes. Bajarse del escena-rio, caminar entre ellos, estrechar sus manos,invitarlos a la siguiente presentación: DerTod und das Madchen de Franz Schubert.

Alejandro Meléndez / de la serie “Danza” / Fotografía digital / 2004

Alejandro Meléndez / de la serie “Danza” / Fotografía digital / 2004

Page 6: Literal 16

6

Los dos frente a ella. Ella resbala susmanos por el espejo. Tiene la mirada perdi-da. Los dos frente a ella. La miran. No seatreven a pronunciar palabra alguna.Quieren creer que algún día se pondrá bien.Joaquín quiere creer; Agustín, no. Resbalasus manos. Toca sus labios en el reflejo.Vuelve a escuchar los aplausos. Busca entreel público a Agustín. Joaquín está a un ladodel escenario. Aplaude como nunca. Llevaen las manos un ramo de girasoles. Los dosfrente a ella. Ahora sí quieren decir algo.Pero no saben qué. Quieren romper esesilencio que, a fuerza de consentirlo, se hatornado molesto. Un silencio que huele,aun en contra de lo que piensen ellos, amuerte. Un minuto de silencio. Los tresfrente al espejo. Los dos miran sus rostros.Quieren romper ese silencio. No pueden.Se dedican a contemplar el vestido azul tur-quesa de ella.

Der Tod und das Madchen. FranzSchubert. El primer movimiento. Allegro.Una cadencia da principio a la obra. Ella vade un lado a otro del escenario. Alza los bra-zos. La luz se estrella justo en el centro de surostro. Corre velozmente. Parece que alfinalizar su recorrido saldrá el otro bailarín.Ojalá y la cargué. Una sola figura. Se tropie-za. Pedirles su cooperación para arreglar lode la duela. No es posible que siga así. Caede cabeza. Queda doblada ante la sorpresade los asistentes. Ojos en blanco. Perdidos.Alza los brazos. Escucha los aplausos y sesiente emocionada. Aun cuando no ha baila-do del todo bien, la gente sabe apreciar sutalento. Se inclina. Como le gustaría agrade-cer a uno por uno de los asistentes. Bajarsedel escenario, caminar entre ellos, estrecharsus manos, invitarlos a la siguiente presen-tación. Pero está cansada. Las piernas leduelen. Debe tomar el medicamento y dor-

mir. Dormir. Una vez más, dormir entre unhilo de sangre que escurre de su cabeza.

Los dos frente a ella. Suena el teléfono.Sigue mejor. No se preocupe. En cuantohaya noticias yo me comunico con usted. Sí,gracias. No se preocupe. Le he dado losmedicamentos a la hora. Sí, parece que estámejor. Creo que comienza a recuperarse dela crisis. Hoy se comió toda la sopa. Sí, gra-cias. (Si sabe la verdad se nos muere. No enbalde ha sufrido dos paros cardiacos). Encuanto haya noticias yo me comunico conusted. Sí, gracias. Adiós. Los tres frente alespejo. Agustín se levanta, se para frente ala ventana y mira hacia fuera. Los niñossiguen jugando a la pelota. Nunca se cansan.Piensa. No sabes nada de ella. Cinco años yno pudiste aprender. Tú nunca tendrás elcoraje para entregarte como ella. Ella seentregó a ti por completo y tú, ridículamen-te, te sientes dueño de ella. ¿Crees que así vaa sanar? (¿Por eso la abandonaste cuandomás te necesitaba?) Camina hasta la puerta.Antes de abrirla, voltea. Ella con su vestidoazul turquesa, tocando sus labios en el espe-jo, tocando los pocos recuerdos que le que-dan. Aplausos. Existe. Joaquín atrás. Casi apunto de llorar. Le doy la pastilla, me recar-gó en su hombro y, a veces, solamente aveces, también me pongo a llorar. Casi conel rostro lleno de pucheros. Agustín cierra lapuerta, camina, llega hasta la esquina y com-prende (porque los sueños también se rom-pen, porque los sueños también puedentener accidentes) que nada hay que esperar.

En el fondo tú la esperas con los brazosabiertos. No dudarías en acudir por ella.Secuestrarla de esos bajos fondos, traerla deregreso a la realidad con tan sólo un besobien dado. Secuestrarla. Coger su mano yllevarla hasta tu pecho. ¿Ya lo sabes? ¿Vivesaquí dentro? Y dejar que su voz fluya en lapoesía de Dante. Porque el ritmo de él serásu ritmo. Ya nada más. Sin convencer anadie de nada. Nada más. Con los ojos cerra-dos. Abiertos en sus adentros. Abiertos ensus habitaciones. Nada más. ◊

Alejandro Meléndez / de la serie “Danza” / Fotografía digital / 2004

Alejandro Meléndez / de la serie “Danza” / Fotografía digital / 2004

Page 7: Literal 16

7

Page 8: Literal 16

ggaacceettaa ddee lliitteerraattuurraa yy ggrrááffiiccaa.. NNúúmmeerroo 1166.. AAggoossttoo ddee 22000055.. SSee iimmpprriimmee ggrraacciiaass aall aappooyyoo EEddmmuunnddoo VVaallaaddééss ppaarraa rreevviissttaass iinnddeeppeennddiieenntteess qquuee oottoorrggaa eell FFoonnddoo NNaacciioonnaallppaarraa llaa CCuullttuurraa yy llaass AArrtteess yy eell CCoonnsseejjoo NNaacciioonnaall ppaarraa llaa CCuullttuurraa yy llaass AArrtteess. Tiraje de 2000 ejemplares. Las opiniones expresadas en los textos son responsabilidad exclusivade sus autores y no reflejan las opiniones del equipo editorial. DDiirreecccciióónn:: Jocelyn Pantoja. EEddiicciióónn:: Andrés Márquez. DDiisseeññoo:: Hernán García Crespo. CCoonnsseejjoo EEddiittoorriiaall:: JorgeJurado, Alejandro Mendoza, Armando Alonso, Claudia Puente, Víctor Mantilla Leopoldo Lezama. Impreso en México. CCoollaabboorraacciioonneess:: [email protected]