Lorrie Moore

Fragmento de Hospital de ranas

Cuando yo era chica, trat durante mucho tiempo de dividir mi voz. Quera que

hiciera acordes, quera quebrar mi garganta en astillas de armonas, hacerla

floreada como un campo as era como yo lo vea. Pareca algo que poda ser

capaz de hacer. Con concentracin y un golpe muscular de aire, senta yo, tal vez

pudiera poblarme a m misma, desatar la multitud en mi caja torcica, la caja de mi

voz, hacerla nacer, liberar todos los humores y matices, a todos los habitantes

encantadores y msticos del habla de mi mente. En las tardes, sola, me iba ms all

del jardn de los arbustos de grosellas, ms all de los cebollinos coronados de

lavandas y de los altos y delgados esprragos, ms all de los girasoles aplastados

e inclinados por el paso de os ciervos o una helada fuera de temporada ms all de

los surcos de pasto hasta la colina detrs de nuestra casa. O bajaba por el camino

hasta el terreno vaco cerca de la Reserva Naval donde en invierno el camin de

basura y la pala de nieve del pueblo descargaban la nieve y en verano a veces los

chicos jugaban a la pelota. Yo miraba por encima de las flores silvestres, el abono

de hojas y el pantano, el verde nuevo del musgo de primavera sobre las rocas o las

montaas de enormes paredes de piedra y nieve negra como la calle, fuera la

estacin que fuera en ese momento mis mitones llenos de hielo o mis manos

pegajosas del barro del pantano, y desde el fondo de mi laringe, enviaba parte de

mi voz hacia el horizonte y otra parte directo al cielo. Seguramente haba dolor en

m. Yo quera aullar y volar y quebrarme en pedazos.