lecc 6ª la iglesia en la edad media resumen

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La Iglesia en la Edad Media.. Los Sacramentos... 3 1 Apuntes Religión para Secundaria Eso -- 2009-2010 LA IGLESIA OCCIDENTAL EN LA EDAD MEDIA Hoy es corriente oír hablar de “globaliza- ción”; muchos no saben que ese era también un concepto familiar en el pequeño mundo de la Europa medieval. El período conocido como Edad Media abar- ca 1.000 años y se extiende entre el fin del mundo antiguo, en los siglos IV y V d.C., hasta la reforma protestante y el Renacimiento, ya en el siglo XVI. Es probablemente el período en la historia occidental de más guerras. En Europa septen- trional los miembros de la nobleza, excepto los pertenecientes al clero, eran casi sin ex- cepción guerreros profesionales. La Iglesia había logrado que su cosmovisión, su idea sobre el mundo prevaleciese. Resulta- do de ello fue una estabilidad cultural consi- derable, que se mantuvo durante casi 1.000. años. Los cristianos podían encontrar en todas las iglesias medievales de la Europa occi- dental l os mismos símbolos, ritos, costum- bres de adoración, e incluso idéntica lengua de culto: el latín. Desde el Atlántico en el oeste hasta Grecia al este, y desde Escandinavia en el norte hasta la frontera con el Islám en el sur, casi todos sus habitantes eran conscientes de su pertenen- cia a una misma comunidad cristiana. Y aun- que en la parte oriental del Imperio romano los cristianos rezaban aún en griego y las ce- remonias que se oficiaban en sus iglesias eran distintas de las de Occidente, la fe cristiana era sustancialmente idéntica en Oriente y en Los cristianos podían encontrar en todas las iglesias medievales de la Europa occidental los mismos símbolos, ritos, costum- bres de adoración, e incluso idéntica len- gua de culto: el latín.

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L a I g l e s i a e n l a E d a d M e d i a . . L o s S a c r a m e n t o s . . .3

1Apuntes Religión para Secundaria 3º Eso -- 2009-2010

LA IGLESIA OCCIDENTAL EN LA EDAD MEDIA

Hoy es corriente oír hablar de “globaliza-ción”; muchos no saben que ese era también un concepto familiar en el pequeño mundo de la Europa medieval.

El período conocido como Edad Media abar-ca 1.000 años y se extiende entre el fin del mundo antiguo, en los siglos IV y V d.C., hasta la reforma protestante y el Renacimiento, ya en el siglo XVI.

Es probablemente el período en la historia occidental de más guerras. En Europa septen-trional los miembros de la nobleza, excepto los pertenecientes al clero, eran casi sin ex-cepción guerreros profesionales.

La Iglesia había logrado que su cosmovisión, su idea sobre el mundo prevaleciese. Resulta-do de ello fue una estabilidad cultural consi-derable, que se mantuvo durante casi 1.000. años.

Los cristianos podían encontrar en todas las iglesias medievales de la Europa occi-dental los mismos símbolos, ritos, costum-bres de adoración, e incluso idéntica lengua de culto: el latín.

Desde el Atlántico en el oeste hasta Grecia al este, y desde Escandinavia en el norte hasta la frontera con el Islám en el sur, casi todos sus habitantes eran conscientes de su pertenen-cia a una misma comunidad cristiana. Y aun-que en la parte oriental del Imperio romano los cristianos rezaban aún en griego y las ce-remonias que se oficiaban en sus iglesias eran distintas de las de Occidente, la fe cristiana era sustancialmente idéntica en Oriente y en

Los cristianos podían encontrar en todas las iglesias medievales de la Europa

occidental los mismos símbolos, ritos, costum-bres de adoración, e incluso idéntica len-

gua de culto: el latín.

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La Iglesia -pese al cisma que la dividió en el 1054- fue una única comunidad de fe a lo largo del milenio medieval. Pocas personas en Europa profesaban una fe distinta de la cristiana.

Casi todos los niños eran bautizados, y los feligreses acudían a la iglesia con cierta regularidad. Casi todos los fieles se casaban por el rito canónico, y a la hora de la muerte eran enterrados en un lugar sagrado.

“Era costumbre de mi madre llevar dulces, pan y vino al sepulcro de los santos en el día de su ono-mástica... Y en lugar del canastillo lleno de frutos terrenos aprendió a llevar a la sepultura su pecho lleno de las plegarias más puras, así como algo que pudiera dar a los pobres...” San Agustín “Confe-siones” VI,2

LOS ÁNGELESEn la Edad Media se entendía que los ángeles eran seres creados, aparte de entes racionales pura-

mente espirituales. Su creación no se menciona en la Biblia, pero la tradición la ubicaba en el pasaje del Génesis donde Dios separa la luz de las tinieblas.

Ángeles y arcángeles son los espíritus angélicos que aparecen en más ocasiones en la Biblia. En el cp.6 del libro de Isaías figura una descripción de los serafines. Tienen seis alas, dos de ellas para des-cubrir el rostro, dos para taparse el cuerpo y las dos restantes para volar.

El mundo angélico se articula en una jerarquía de nueve órdenes. La palabra griega angelos sig-nifica “mensajero”. Los ángeles corrientes se hallan al final de la jerarquía. Eran meros mensajeros divinos para los mortales. Los arcángeles se encuentran un peldaño por encima, pues se les enco-mendaban los mensajes más importantes; así, el arcángel Gabriel, por ejemplo, comunicó a la Virgen María que iba a ser madre de Dios, y el arcángel Miguel se cita en el versículo 9 de la carta de Judas. Coronando la jerarquía estaban los serafines, que moraban en la eternidad a los pies del trono de Dios, adorándole, y justo por debajo de ellos se situaban los querubines, criaturas de elevado rango espiritual y encumbrada dignidad. En la parte media de la jerarquía se citan otras cinco clases de ángeles: poderes, dominios, tronos, virtudes y principados.

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Apuntes de Religión para Secundaria 3º Eso -- 2009-2010

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Los ángeles y el siglo XXI

Al comenzar el siglo XXI, los hombres parecen no estar dispuestos a admitir la realidad del mundo de los ángeles. Voluntariamente han relegado a esos seres supraterrestres al dominio del sueño, de los mitos y de las leyendas, en las categorías abstractas o simbólicas, en las concepciones imaginarias del arte y de la literatura.

Los cristianos mismos pueden sorprenderse, a veces, que los ángeles no estén mencionados en los símbolos de la fe de la Iglesia antigua. Pero, como muchas otras verdades de fe, la existencia de los ángeles era tan bien conocida y reconocida que no tenía necesidad de estar inscrita en el Credo.

El enunciado doctrinal más claro y más completo que tenemos actualmente sobre los ángeles es el del Catecismo de la Iglesia católica, promulgado por Juan Pablo II.

La obra principal de los buenos ángeles es contemplar y alabar a Dios continuamente. “Sus ángeles ven sin cesar la cara de mi Padre que está en los cielos” decía Jesús de los niños pequeños. Pero ejercen también un rol de mediación entre Dios y los hombres. Como su nombre lo dice, son los enviados, los embajadores de Dios para colaborar en el plan divino en el conjunto de la creación.

Tres de los más grandes ángeles, esos que llamamos “arcángeles”, aparecen en la Biblia con un nombre propio que corresponde a su personalidad y a su misión: son Miguel, Gabriel y Rafael. San Miguel, cuyo nombre significa “¿Quién como Dios?”

San Gabriel fue elegido para ser el ángel de la Anunciación, el mensajero enviado por Dios para anunciar a la Virgen María la Encarnación del Hijo de Dios. Pío XII lo proclamó patrón celeste de las telecomunicaciones.

En cuanto a Rafael, no es conocido por el libro de Tobías como guía seguro de los viajeros y el sanador de los enfermos.

Entre las prácticas tradicionales de la piedad cristiana, a menudo recomendadas por los papas, hay dos en las que los ángeles están más directamente asociados; son el Ángelus y el Rosario.

La Iglesia, iluminada por la sagrada Escritura, ha profesado a lo largo de los siglos la verdad sobre la existencia de los ángeles como seres puramente espirituales, creados por Dios. La Iglesia ha creído esto desde el principio. Lo ha expresado en símbolo de Nicea-Constantinopla, y lo confirmó en el Concilio de Letrán IV (1215).

V. El Ángel del Señor anunció a María.

R. Y concibió por obra del Espí-ritu Santo.

Dios te salve, María... Santa Ma-ría...

V. He aquí la esclava del Señor.

R. Hágase en mí según tu pala-bra.

Dios te salve, María... Santa María...

V. Y el Verbo se hizo carne.

R. Y habitó entre nosotros.

Dios te salve, María... Santa María...

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V. Ruega por nosotros, santa Madre de Dios.

R. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Cristo.

Oremos:

Derrama, Señor, tu gracia sobre nosotros, que, por el anuncio del Ángel, hemos conocido la encarnación de tu Hijo, para que lleguemos, por su pasión y su cruz, a la gloria de la resurrección. Por Jesucristo, nuestro Señor.

R. Amén.

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EL CREDO DE LOS APÓSTOLES

El nombre deriva del hecho de que en la Edad Media se pensaba que este credo había sido obra de los propios apóstoles. Data del siglo VIII, y desde entonces ha permanecido invaria-ble, aunque hay versiones más antiguas que se remontan al siglo IV. Nadie en la Iglesia aprobó oficialmente el Credo de los Apóstoles. Terminó siendo aceptado por el uso y porque acabó por arraigar la idea de que su origen se remontaba a los mismos apóstoles.

Creo en Dios, Padre Todopodero-so, Creador del cielo y de la tierra. Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor, que fue concebido por otra y gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen, pade-ció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos, y al tercer día resucitó de entre los muertos. Creo en el Espíritu Santo, la Santa Iglesia católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne, y la vida eterna, amén.

1. La Señal de la Cruz

2. El Credo de los Apóstoles

3. El Padre Nuestro

4. En las próximas tres cuentas el Ave María

5. El Gloria

6. Anuncio del Primer Misterio y el Padre

Nuestro

7. En las próximas diez cuentas el Ave María

8. El Gloria

9. Anuncio del Segundo Misterio y el Padre

Nuestro, etc.

10. El Salve a María y el ¡Oh, Jesús Mío!

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6 Apuntes para Secundaria 3º Eso -- 2009-2010

CONCILIOS EN EL PRIMER MILENIO

Los siete grandes concilios eclesiásticos son:

El Concilio de Nicea (325 D.C.)• (Para resolver la controversia de Arrio)

El Concilio de Constantinopla (381 D.C.)• (Para afirmar la personalidad del Espíritu Santo y la humanidad de Cristo)

El Concilio de Efeso (431 D.C.)• (Para destacar la unidad de la personalidad de Cristo y condenar los puntos de vista de Pe-lagio)

El Concilio de Calcedonia (451 D.C.)• (Para establecer la relación entre las dos natu-ralezas de Cristo)

El Concilio de Constantinopla (553 D.C.)• (Pata tratar la disputa Monofisita)

El II Concilio de Constantinopla (680 D.C.)• (Para condenar a los monotelitas)

El II Concilio de Nicea (787 D.C.)• (Para tratar con el problema que surgió por la controversia de las imágenes y decidir que la adoración de las imágenes debe ser permitida)

EL CREDO DE NICEA

Lleva este nombre al haber sido aprobado en el concilio de Nicea, en el año 325, en una época agitada por la controversia. A finales del siglo V el creo niceno se comenzó a recitar tras la lectura del Evangelio, durante la Eucaristía.

En el siglo VIII se añadió en Occidente una frase nueva al credo niceno : filioque, “del hijo”, con lo que el artículo de fe que originalmente decía: “...engendrado del Padre”, quedó transformado en:

“...engendrado del Padre y del Hijo”. Resultó ser una ofensa para la Iglesia oriental que no tolera-ba cambios en la forma original de las declaracio-nes de fe. En 1054 tuvo lugar el cisma.

El medioevo fue un tiempo muy fecundo teoló-gicamente, sobre todo en lo relativo al desarrollo de la doctrina de los sacramentos y de la teología eclesiástica. En esta época también se ubican los orígenes de la teología académica, con el flore-cer de las universidades. Las tres asignaturas del trivium (gramática, retórica, lógica) y las cuatro del quadrivium (aritmética, geometría, música y astronomía) componían las siete artes liberales. Desde los tiempos del Imperio romano han sido la base de las educación general y su estudio se ha aplicado a las creencias cristianas.

Desde tiempos de Carlomagno, todas las cate-drales querían tener su propia escuela. París, en concreto, no sólo poseía escuela-catedral, sino otra escuela en la casa de los canónigos de San Víctor. En el siglo XII se generó una gran deman-da de educación universitaria. A comienzos del siglo XIII había universidades muy reconocidas en París, Oxford y Cambridg.

Creemos en un solo Dios Padre todo-poderoso, Creador de cielo y tierra, de todo lo visible e invisible. Creemos en un solo Señor, JesuMesías, Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios ver-dadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza que el Padre, por quien todo fue hecho; que por noso-tros y por nuestra salvación bajó del cielo; por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la virgen, y se hizo hombre. Por nuestra causa fue cru-cificado en tiempos de Poncio Pilato: padeció y fue sepultado. Resucitó al tercer día, según las Escrituras, su-bió al cielo y está sentado a la dere-cha del Padre.

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De nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin. Creemos en el Espíri-tu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas.

Creemos en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica.

Reconocemos un solo Bautismo para el perdón de los pecados.

Esperamos la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro. Amén.”

La predicación fue desde el principio uno de los medios principales de difusión de la Biblia.La catedral, o asiento desde el cual el obispo en-señaba, dio nombre a la “catedral”.

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LA IGLESIA Y LA POLÍTICA DURANTE LA EDAD MEDIA

“Dad al César lo que es del César...” (Mt. 22,15-22)Los cristianos siempre conciliaron su compromi-so con Dios con su compromiso como ciudada-nos. En esta línea camina el consejo dado por san Pablo en Efesios 6,5, relativo a que los esclavos debían obedecer a sus amos.

Los cristianos no eran propiamente revolucio-narios sociales, aunque en sus ideas había un germen de cambio social. La única pincelada de desacuerdo violento con las normas establecidas la protagonizó el propio Jesús cuando expulsó a los cambistas del Templo (Mt. 21,12), con lo que mostraba su desacuerdo con que los usos secu-lares invadiesen el lugar donde se rendía culto a Dios.

Agustín de Hipona en “La ciudad de Dios”, su-brayaba que los cristianos eran ciudadanos de la “ciudad de Dios”, que es eterna. En ella se incluye a los que ya han muerto y a los que aún no han nacido. Pero igual de eterna es la ciudad de los que no forman parte del pueblo de Dios.

A finales del Imperio romano, la cabeza del Esta-do era un emperador, por definición un ser divi-no, y los ciudadanos debían rendirle culto.

La religión siempre ocupa un lugar en la socie-dad. En el medioevo, el papel social y político de la Iglesia fue central. La figura del rey se idealizó; según la versión cristiana, era Dios el que elegía al rey, que por otra parte estaba lejos de ser una semidivinidad.

El rey era un favorito de Dios, quien le confería la facultad de legislar: en la ceremonia de corona-ción participaba la Iglesia, de modo que quedara patente que era ella la que “hacía” rey al monarca, cuya legitimidad provenía de Dios.

GUERR A SANTA Y GUERR A JUSTA

Un cr ist iano medieval necesi taba con-vencerse a s í mismo de que la guerra en que se hal laba involucrado era justa . San Agust ín había dicho a lgo muy ecuánime al respec to: a lguien a quien se han hur tado sus propiedades o t ier ras está autor izado a recuperar las, lo que no de confundirse con la guerra de expansión.

Se puede hacer un uso moderado de la fuer za para mantener e l orden.

Pero a f inales del s ig lo XI surge un nue -vo t ipo de guerra : la “guerra santa”, gue -r ra que es inequívocamente deseada por Dios, quien quiere que su pueblo recupe -

re e l control de los Santos Lugares. Esta guerra no sólo se consideraba just i f ica-da, s ino incluso mer i tor ia , y los pecados cometidos en su curso eran perdonados. Dios recompensar ía a todos aquel los que hubiesen luchado en e l la .

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El pensamiento musulmán ref le ja una exaltac ión equivalente de la guerra santa . En este per íodo se as iste a un renacer de la j ihad.

Tras la ca ída de Edesa en 1114 - e l pr ime -ro de los Estados cruzados reconquista-dos por e l i s lam tras la pr imera Cruzada- , los musulmanes inter ior izaron aún más la idea de que estaban luchando contra los inf ie les pol i te ístas cr ist ianos para mayor glor ia de Dios. Y f inalmente fue un acicate impor tante en la reconquista musulmana de la misma Jerusalén, de cuya mezqui-ta quer ían arrojar a los “adoradores de la Cruz ”. Emergió una “ j i h a d e s p i r i t u a l m u -c h o m á s i n m e n s a q u e u n a b a t a l l a r e a l ”.

L AS CRUZ ADAS

Habían pasado 25 años desde e l c isma de 1054. As í y todo, Ale jo escr ibió a l Papa para sol ic i tar le auxi l io. E l Papa Urbano I I respondió predicando la cruzada en Cler-mont en1095.

Para e l Papa, la conquista musulmana de los Santos Lugares era un sacr i legio, y la mis ión de los cruzados, una pur i f icación. E l éx i to de la pr imera Cruzada fue cele -brado como un tr iunfo del espír i tu. Al pa-recer, los occidentales gozaban del favor div ino.

La idea de peregr inación inspiró a los cru-zados. Las peregr inaciones a Tierra Santa se habían hecho populares en e l curso del s ig lo XI . Jerusalén tenía una doble natura-leza , ter renal y celest ia l , y se hal laba tan distante de Occidente que era di f íc i l que a lgunos no creyeran estar d i r igiéndose di -rec tamente a l paraíso.

La caída de Edesa en 1144 marcó e l in ic io de la segunda Cruzada. . . .

Var ios sucesos en Occidente durante los s ig los X V y X VI cambiaron el paisaje me -

dieval , para pasar a la “Edad moderna”.

A f inales del s ig lo X V ven la luz los pr ime -ros l ibros impresos, y a lo largo del X VI se publ ican edic iones impresas de la mayor ía de las pr incipales obras de la Edad M edia .

E l ú l t imo gran desarrol lo medieval en e l estudio de la B ibl ia fue e l l lamamiento a regresar a las fuentes, cuyo lema lat ino fue: ad fontes.

Erasmo publ icó un Nuevo Testamento en gr iego en 1516, y lo acompañó de una edi-c ión ac tual izada de la Vulgata .

Las pr imeras edic iones impresas de la B i -bl ia se parecían poco a las medievales. E l tex to aparecía dispuesto a var ias colum-nas, cada una escr i ta en una lengua dist in-ta . Son las l lamadas “Bibl ias pol íg lotas”.

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10 Apuntes para Secundaria 3º Eso -- 2009-2010

S acramentos de iniciación crist ia-na

B autismoConfirmaciónEuc arist ía

B autismo

Es uno de los S iete Sacramentos de la Ig le -s ia Cr ist iana f recuentemente l lamado el “pr imer sacramento”, la “puer ta de los sa-cramentos” y la “puer ta de la Ig les ia”.

DEBATE

¿Por qué bautizar a los niños pequeños?

Todos queremos, como humanos, amar y ser amados. Y ser cristiano, no significa otra cosa que practicar el mandamiento del amor: “Amaos los unos a los otros como Yo os he amado”.

Que un niño goce del amor de sus padres ya desde la concepción, no es ningún condicionamiento negativo sobre la libertad y voluntad del niño. Más aún, es lo más hermoso que un niño puede poseer: el amor y

afecto de sus padres.

Los niños en la Antigua Alianza no esperaban a ser adultos para incorporarse al pueblo de Dios, sino que eran circuncidados al octavo día. (ver: Hechos 7, 8). El Bautismo sustituye a la circuncisión, por eso los primeros cristianos bautizaban a los niños.

La Práctica de la Iglesia

En un inicio, la mayoría de los bautizados eran adultos. No era posible de otra manera porque era una Iglesia de convertidos. Pero ya desde entonces era costumbre bautizar “casas” enteras: 1 Corintios 1, 16; Hechos 16, 15. 33. Los miembros de la casa incluían a las mujeres, a los niños y a los esclavos aunque no se mencione.El Bautismo era comparado con el Arca de Noé, donde se salvaba la familia entera: Padres e hijos. 1Pedro 3, 20-21. La salvación era para toda la familia.

Objeciones 1ª. Objeción. La fe es necesaria para el Bautismo, los niños no pueden hacer un acto de fe, por tanto no pueden ser bautizados.

La Iglesia está de acuerdo: “El Bautismo es el sacramento de la fe”.

Nadie se puede dar la fe a sí mismo. El niño recibe la vida de sus padres, y la fe de la Iglesia. Es una fe inicial, en semilla, que después debe crecer y volverse adulta

La Sra. Edith era una convencida Bautista, pero sucedió que uno de sus hijos nació con Síndrome de Down. El pastor se negó a bautizarlo porque el niño “no podía hacer un acto de fe”. Para la Sra. Edith las palabras de Cristo eran claras: “Quien no nace del agua y del espíritu no puede entrar en el Reino de Dios”. ¿Por qué su hijo iba a estar excluido del Reino de Dios? Decidió llevar a su hijo a una iglesia donde lo bautizaran y así se convirtió el niño en hijo de Dios y ella a la fe católica.

2ª. Objeción. Los niños no necesitan Bautismo porque ellos son inocentes y no tienen pecado.

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Los niños no tienen pecados personales, pero sí tienen el pecado original.San Pablo opone a la universalidad del pecado, la universalidad de la salvación en Cristo: “Por un sólo hombre entró el pecado en el mundo y por el pecado la muerte y así la muerte alcanzó a todos los hombres, pues todos pecaron...” Romanos 5, 12 Si todos sufren la derrota del pecado, entonces, todos necesitan el baño que nos lava del pecado: el bautizo.

3ª. Objeción. No es bueno imponer a los niños una fe que ellos no han escogido.

La fe ni es “escogida”, ni es “impuesta” sino que es don y gracia de Dios.

4ª. Objeción. ¿Y qué hay de los niños que mueren sin Bautismo?

“La Iglesia los confía a la misericordia de Dios que quiere que todos los hombres se salven” (1Timoteo 2, 4) y a la ternura de Jesús con los niños, que le hizo decir: “Dejad que los niños se acerquen a mí, y no se lo impidáis” (Marcos 10, 14). Esto nos permite confiar en que hay un camino de salvación para los niños que mueren sin el Bautismo.

El Sacramento de la Confirmación

Para confirmarse es preciso estar bautizado.

La costumbre latina, desde hace siglos, indica “la edad del uso de razón”, como punto de referencia para recibir la Confirmación.

El ministro originario de la Confirmación es el obispo

En Oriente es ordinariamente el presbítero que bautiza quien da también inmediatamente la Confirmación en una sola celebración. Sin embargo, lo hace con el santo crisma consagrado por el patriarca o el obispo, lo cual expresa la unidad apostólica de la Iglesia cuyos vínculos son reforzados por el sacramento de la Confirmación.

En el rito latino, el ministro ordinario de la Conformación es el obispo. Aunque el obispo puede, en caso de necesidad, conceder a presbíteros la facultad de administrar el sacramento de la Confirmación.

La materia de la Confirmación es la unción con el crisma en la frente, a la que se añade la imposición de las manos del Obispo .

Por crisma se entiende la mezcla de aceite de oliva y de bálsamo, consagrada por el obispo el día de Jueves Santo. Se entiende por bálsamo el líquido aromático que fluye de ciertos árboles y que, después de quedar espesado por la acción del aire, contiene aceite esencial, resina y ácido benzoico o cinámico.

Así como la materia del Bautismo _el agua_ significa su efecto propio _lavado_, la materia de la Confirmación _aceite, usado desde la antigüedad

para fortalecer los músculos de los gladiadores_, es símbolo de fuerza y plenitud. El confirmado podrá con el sacramento cumplir con valentía su misión apostólica. El bálsamo, que perfuma el aceite y lo libra de la corrupción, denota el buen olor de la virtud y la preservación de los vicios.

Aun sin ser imprescindible _sobre todo si se trata de un adulto_, conviene que el confirmado tenga un padrino. Las condiciones que ha de reunir el padrino de la Confirmación son las mismas que se piden para

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el padrino de Bautismo. Incluso “conviene que sea el mismo que para el Bautismo, a fin de subrayar la unidad entre los dos sacramentos”

A los padrinos les compete _con más razón si son los mismos que en el Bautismo_ colaborar en la preparación de los confirmados para recibir el sacramento, y contribuir después con su testimonio y con su palabra a la perseverancia en la fe y en la vida cristiana de sus ahijados.

Su tarea es de suplencia respecto a la obligación primordial de los padres, pero no por eso su misión carece de importancia.

Sacramentos de Curación Perdón, Peni tencia o Confesión y Unción de los enfermos o Extremaunción Historia breve del Sacramento de la Penitencia

Jesús comunica su poder de perdonar a sus Apóstoles. “A quien perdonéis los pecados, le quedan perdonados” afirma textualmente el Evangelio, (Jn 20, 23).

En la Iglesia primitiva, la Penitencia se convirtió en una tabla de salvación para el pecador bautizado. Pero se propagó la práctica de limitar el frecuente acceso al sacramento para evitar abusos.

En el siglo III, el rigor del que hablábamos da paso a excesos y herejía. Se propaga la herejía de Montano, que predicaba que el final del mundo estaba cerca y decía: “La Iglesia puede perdonar los pecados, pero yo no lo haré para que los demás no pequen ya”. Tertuliano y muchos otros se adhieren al “montanismo”.

En la práctica ocurría que la gente iba posponiendo el tiempo de penitencia hasta la hora de la muerte, haciendo de la penitencia, un ejercicio de preparación para bien morir, porque solo podía ser ejercitada una vez.A partir del sigloV se realizaba la reconciliación el Jueves Santo, al término de una cuaresma que, de por sí, ya es un ejercicio penitencial.

Los manuales penitenciales establecían la penitencia

según el pecado cometido y fueron muy importantes para evitar el “abaratamiento del perdón” y el relajamiento del compromiso cristiano. Ayudaron también a desenmascarar las herejías de los siglos III al VII. Delimitaban que cosa es pecado grave, fruto de la malicia y que es pecado leve, cometido por debilidad o imprudencia.

Se renuncia al principio de otorgar la reconciliación una sola vez en la vida.

La confesión íntegra, por parte del penitente, y la absolución, por parte del sacerdote que preside el Sacramento y que hace de mediador del juicio benévolo y regenerador de Dios sobre el pecador, vienen siendo las dos columnas de la disciplina del Concilio de Trento hasta nuestros días.

¿Qué es la unción de enfermos?

Algunas personas piensan que la Unción de los Enfermos la imponen los sacerdotes sólo a aquellas personas que están muy graves de salud o a punto de morir, y por ello se niegan tajantemente a recibirla. Pero, ¿qué es realmente la Unción de los Enfermos?

La Unción de Enfermos es uno de los siete sacramentos (los otros seis son: Bautismo, Confirmación,

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Reconciliación, Eucaristía, Orden Sacerdotal y Matrimonio). Dice en laBiblia: “¿Está enfermo alguno de ustedes? Que llame a los presbíteros de la Iglesia, que oren sobre él y le unjan con óleo en el nombre del Señor. Y la oración de la fe salvará al enfermo, y el Señor hará que se levante, y si hubiera cometido pecados, le serán perdonados.” (Stg 5, 13-15).

Hay personas que han recibido la Unción de Enfermos muchas veces, pues este Sacramento está destinado no sólo a enfermos graves, sino también a quienes van a someterse a alguna cirugía; a mamás que están próximas a dar a luz; a personas de edad muy avanzada y a todo aquel que esté viviendo una situación de dolor y enfermedad que requiera la sanación y el bálsamo para el alma que ofrece este maravilloso sacramento.

Historia de un caso

El Sacramento de la Unción de enfermos

Exposición del caso:Tras varias semanas de malestar, llevan por fin los padres de Miguel al abuelo materno de ésta, que vive con ellos, al médico. Miguel nota cierto nerviosismo. Pero la situación parece

normalizarse: el abuelo vuelve a casa tras varios días en el hospital. Con todo, Miguel nota cierta afectación cuando tratan con su abuelo. Le parece un poco tonto que le digan cosas como “¡pero si estás maravillosamente bien!”, cuando se le ve pálido y desmejorado. Pero no le da mucha importancia.

Un día, al volver a casa, Miguel se encuentra con su abuelo solo en la sala de estar. Le pregunta cómo está. —”Me estoy muriendo, pero no me lo quieren decir”. —”Vamos, abuelo...” —”Es verdad. Te lo digo a ti porque tú nunca me has engañado. Con ellos no se puede hablar”. Miguel se quedó sin habla, haciendo esfuerzos por no llorar. Luego buscó a su madre, y le preguntó qué pasaba con el abuelo.

Intentó decir que nada serio, pero Miguel se le enfrentó, dijo que a él no le engañaba, y que si no se lo decía diría lo que pensaba con voz bien alta. Al final, su madre cedió: el abuelo tenía un cáncer avanzado, con reproducciones por todo el cuerpo, y no había nada que hacer.En el colegio de Miguel no pasó inadvertido que estaba afectado por algo, y al poco le llamó su tutor.

Con él se podía hablar del asunto con tranquilidad. El tutor le explicó que lo más importante era prepararle para el momento de la muerte, y que debía hacer todo lo posible para que fuera el sacerdote, para atenderle y administrarle la Unción de enfermos. Miguel lo entendió muy bien.

Quien no lo entendió tan bien fue su madre. —”¡Ni hablar! Es pronto”. —”Pero ¿por qué?”, contestóMiguel. —”Que no, que no, que se va a asustar”. Miguel insistió. La respuesta no cambiaba: —”Mira, tú quieres al abuelo, y no quieres que se asuste y lo pase mal, ¿verdad?” Al cabo de unos días se agravó la situación: el enfermo tuvo que guardar cama, y ya casi no podía hablar ni tragar. Miguel

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14 Apuntes para Secundaria 3º Eso -- 2009-2010

volvía una y otra vez a la carga, y se repetía la escena. Hasta que un día perdió la paciencia, y le gritó a su madre: —”¡Aquí la única asustada eres tú! ¡Si no lo haces tú, lo hago yo! ¡Voy a llamar al sacerdote ahora mismo!”. Su madre, con rabia contenida, le dijo en voz baja que si lo quería matardel disgusto. Miguel contestó que no se iba a morir nadie de ningún disgusto, y que si se moría del disgusto le echara a él de casa, o mejor, se iría él mismo; pero que iba a llamar al sacerdote. Dicho esto, se puso el abrigo y salió.Volvió con el párroco, que fue recibido con

frialdad. Tras saludar al enfermo, le preguntó si quería confesarse. Respondió con un gesto afirmativo, y el sacerdote pidió a los asistentes que salieran un momento. Intervino la madre de Miguel: —”Pero si no puede, ¿no ve que no puede hablar?” Elpárroco contestó amablemente que no importaba. —”¿Pero no vale sólo con la Extremaunción?”—”Conviene hacerlo así, señora”. Salieron con desgana. Poco después comenzó la Unción. Elsacerdote abrió un pequeño frasco, y al ver que contenía sólo un algodón reseco, pidió que le trajeran aceite de la cocina. —”Es de cacahuete”, señaló la madre de Miguel. —”No importa”. Se lo trajeron. Lo bendijo y lo aplicó en frente y manos. —”¿Y en los pies no?”, volvió a decir la madre. —”No, señora, eso era antes”. Cuando acabó la Unción, el sacerdote

dijo que “ahora la comunión”. —”Si no puede tragar”. —”Si me trae un vaso con agua, verá cómo sí, señora”. A regañadientes lo trajo. Colocó un trozo muy pequeño de una Hostia

en él, y lo pudo beber. Al final, el párroco se despidió amablemente. Cuando se fue, Miguel se dirigió a su madre: —”¿Ves qué contento está ahora?”. Su madre calló. Miguel también, no sin darse cuenta de que, aunque no lo quisiera reconocer, su madre también estaba aliviada.