Las Bardenas Reales constituyen un enclave único dentro de Navarra. Paisaje monumental esculpido por el hombre y el clima sobre materiales geológicos de origen lacustre depositados desde hace 38 millones de años…

A esta misma Bardena, tu Bardena, la que ahora ves rota en mil paisajes que desvelan el trascurrir del tiempo, también llegaron ellos, los que te precedieron…

y sus hijos, y los hijos de sus hijos, que también echaron raíces en esta tierra…

Aquí levantaron casas, calles, poblados enteros…

encaramados en lo alto de imponentes cerros, desde donde ejercían su poder como centros de jerarquización global de La Bardena.

Agricultores y pastores, pero también cazadores y recolectores, inmersos en pequeños paisajes humanizados por el hombre, tras cuyo límites se extendían miles de hectáreas de bosque virgen, maduro y generoso…

hasta ver emerger el desierto de las entrañas de la tierra con ansias renovadas, tras cientos de años de talas, de quemas, de pasturajes y siembras.

El agotamiento del paisaje señoreado por el hombre se hizo manifiesto,

comenzando el inexorable proceso de abandono de las cansadas tierras del

interior de La Bardena, en beneficio de los nuevos horizontes de

prosperidad que las feraces orillas del Ebro prometían…

aunque el alma pastora del bardenero persistiría siempre allí, tímidamente, entre el matorral y la hierba que alimentaba a sus rebaños.

Tiempo, agua, hombre, cierzo, arrasando, barriendo, modelando, mudando…

y vosotros, hijos de esta tierra, seguid hollando su piel con vuestras pisadas…

seguid trazando su faz con vuestras manos…

que bajo este áspero manto de infinitas líneas cruzadas…

sigue latiendo…

¡¡LA VIDA.!!

Hemos compartido proyectos e ilusiones a lo largo de este año que finaliza. Ahora os deseamos que durante el próximo se hagan realidad todas vuestras aspiraciones personales, familiares y profesionales. ¡Feliz Navidad y Año Nuevo!

Amaia, Lucía y Pedro Mª