la visión sacramental

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  • 1. La Visin Sacramental DIAkONi.co

2. Jacob sali de Berseba y fue a Jarn. Llegando a cierto lugar, se dispuso a pasar la noche all, porque ya se haba puesto el sol. Tom una de las piedras del lugar, se la puso por cabezal y se acost en aquel lugar. Y tuvo un sueo. So con una escalera apoyada en tierra, cuya cima tocaba los cielos, y vio que los ngeles de Dios suban y bajaban por ella. Vio tambin que Yahv estaba sobre ella y que le deca: Yo soy Yahv, el Dios de tu padre Abrahn y el Dios de Isaac. La tierra en que ests acostado te la doy a ti y a tu descendencia. Tu descendencia ser como el polvo de la tierra y te extenders al poniente y al oriente, al norte y al medioda; y por ti se bendecirn todos los linajes de la tierra, y por tu descendencia. Yo Estoy contigo; te guardar por donde vayas y te devolver a este solar. No, no te abandonar hasta haber cumplido lo que te he dicho. Despert Jacob de su sueo y se dijo: As pues, est Yahv en este lugar y yo no lo saba! Y, asustado, pens: Qu temible es este lugar! Esto no es otra cosa sino la casa de Dios y la puerta del cielo! Jacob se levant de madrugada y, tomando la piedra que se haba puesto por cabezal, la erigi como estela y derramo aceite sobre ella. Y llamo a aquel lugar Betel, aunque el nombre primitivo de la ciudad era Luz. Jacob hizo un voto, diciendo: Si Dios me asiste y me guarda en este camino que recorro, y me da pan que comer y ropa con que vestirme, y vuelvo sano y salvo a casa de mi padre, entonces Yahv ser mi Dios; y esta piedra que he erigido como estela ser Casa de Dios; y de todo lo que me des, te pagar el diezmo Gn 28, 10-22. 3. Cuando una mujer esta embarazada, al ver su vientre pronunciadamente visible como tal, sabemos de la criatura que lleva en s. Cuando a lo lejos vemos el humo, sabemos sin verlo, del fuego del cual se desprende. As mismo el sol anuncia la aurora de un nuevo da, sin haber este transcurrido; el sonido del agua nos evoca su cierta presencia; la fatiga del cuerpo es signo de su manifiesta deshidratacin y carencia de nutrientes. Y el tiempo con sus circunstancias, de como, quienes, donde, igualmente significando expresiones vivas, nos comunican con todas sus interpelaciones, el impreso vivo de la fuerza que hace al hombre. No se puede entender la vida sin los signos vivos que significan la existencia. Signos vivos, no meramente simblicos como los de las seales de las maquinas; pues son adems la comprobacin de la realidad significada. No nacera un nio sin ver en el vientre de su madre, la patente muestra de la nueva vida que lleva consigo. No viviramos una enfermedad sin beber de ella una experiencia dolorosa y por dems pedaggica. 4. En el principio cre Dios el cielo y la tierra. La tierra era caos y confusin y oscuridad por encima del abismo, y un viento de Dios aleteaba por encima de las aguas. Dijo Dios: , y hubo luz. Vio Dios que la luz estaba bien, y apart Dios la luz de la oscuridad. Gn 1, 1-3 Esta es la Visin continuamente manifiesta en la creacin, en todo lo concebible, en todo lo posible y en lo imposible, que significan la prevalencia del Bien ante el mal, del Orden ante el caos, de la Vida ante la muerte, que enriquece a los hijos de Dios, continuamente invitados y favorecidos por la Fe, al Reino que comienzan a interpretar, vinindo a ser la creacin entera el gran signo del Amor de Dios, que en el tiempo concurrido, personal y universal, son la manifestacin del Designio Divino, que el hombre en su maduracin encuentra o desatiende. 5. Ahora vemos en un espejo, en enigma. Entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de un modo parcial, pero entonces conocer como soy conocido 1Co 13, 12. Es la Visin de la peregrinacin hacia la Visin Plena, una Visin de paso, de salida de este mundo hacia el Eterno, en la pascua de los sentidos del mundo velado y borroso, que no obstante puede esclavizarnos, hacia el conocimiento en el Amor, justificado por Fe Redentora en el Verbo de Dios. Buscarla, es entrar en la contemplacin del Misterio de la Vida: del Verbo de Dios, Jesucristo, nuestro Libertador. 6. La Sagrada Escritura es fuente y puente de esta impronta de Dios en su Palabra: Tras romper la Alianza con su Dios, el Seor dispone de Asiria para aleccionar a su pueblo; pero Israel busca quebrantar este yugo. Luego dice a Isaas, Sacramento de su Voluntad: Ve y desata el saco de tu cintura, y qutate las sandalias de los pies. l lo hizo as, y anduvo desnudo y descalzo. Dijo Yahv: As como ha andado mi siervo desnudo y descalzo tres aos como seal y presagio respecto a Egipto y Cus, as conducir el rey de Asiria a los cautivos de Egipto y a los deportados de Cus, mozos y viejos, desnudos, descalzos y nalgas al aire -desnudez de Egipto-. Se quedarn asustados y confusos por Cus, su esperanza, y por Egipto, su prez. Y dirn los habitantes de esta costa aquel da: Ah tienen en qu ha parado la esperanza nuestra, adonde acudamos en busca de auxilio para librarnos del rey de Asiria Is 20, 2-6. Cosa aborrecible es para Dios que su Pueblo quiera volver a Egipto, signo de la tirana y la esclavitud Cf. Ex 1, de donde el Seor los liber. Ay de los que bajan a Egipto por ayuda! En la caballera se apoyan, y fan en los carros por que abundan y en los jinetes porque son muchos, mas no han puesto su mirada en el Santo de Israel, ni a Yahv han buscado Is 31, 1. 7. Este xodo es Sacramento de la Vida Cristiana. Refirindose a el leemos en el Nuevo Testamento: Todo esto les aconteca en figura, y fue escrito para aviso de los que hemos llegado a la plenitud de los tiempos 1Co 10, 11. A los ricos de este mundo recomindales que no sean altaneros ni pongan su esperanza en lo inseguro de las riquezas sino en Dios, que nos provee esplendidamente de todo para que lo disfrutemos 1Tm 6, 17. El xodo de nuestra condicin pecadora, hacia la liberacin de aquella esclavitud por obra de la Gracia de Dios, resulta ser el Sacramento mismo de nuestra condicin de hijos de Dios, que se deja transformar segn su Voluntad, conforme a esta Divina Invitacin: Palabra que Yahv dirigi a Jeremas: Levntate y baja a la alfarera, que all mismo te har or mis palabras. Baj a la alfarera, y resulta que el alfarero estaba haciendo un trabajo al torno. El cacharro que estaba haciendo se estrope como barro en manos del alfarero, y ste volvi a empezar, transformndolo en otro cacharro diferente, como mejor le pareci al alfarero. Entonces me dirigi Yahv la palabra en estos trminos: No puedo hacer yo con ustedes, casa de Israel, lo mismo que este alfarero? -orculo de Yahv-. Lo mismo que el barro en la mano del alfarero, as son ustedes en mi mano, casa de Israel Jr 18, 1-6. 8. Bajo entre tanto de Judea un profeta llamado gabo; se acerc a nosotros, tom el cinturn de Pablo, se at a sus pies y a sus manos y dijo: Esto dice el Espritu Santo: As atarn los judos en Jerusaln al hombre de quien es este cinturn. Y le entregarn en manos de los gentiles. Al or esto nosotros y los de aquel lugar le rogamos que no subiera l a Jerusaln. Entonces Pablo contest: Por qu han de llorar y destrozarme el corazn? Pues yo me encuentro dispuesto no slo a ser atado, sino a morir tambin en Jerusaln por el nombre del Seor Jess. Como no se dejaba convencer, dejamos de insistir y dijimos: Hgase la voluntad del Seor Hch 21, 10b-14. Ahora es el Apstol quien se hace Sacramento del Seor, quien a su vez nos ha enviado a ser sus Testigos: Al amanecer, cuando volva a la ciudad, sinti hambre; y viendo una higuera junto al camino, se acerc a ella, pero no encontr en ella ms que hojas. Entonces le dice: Que nuca jams brote fruto de ti! Y al momento se sec la higuera Mt 21, 18-19. Jess lanza esta sentencia, dirigida a los que no dan fruto, castigando su esterilidad. Esta enseanza enriquecida de imgenes, al punto de encontrarle (a l) en ellas, es la semilla de esta Visin Cristiana acontecida en el lenguaje de las parbolas. Jess mismo es Sacramento como Impronta del Padre y de todo lo que de l se dispensa para la Salvacin del hombre Cf. Heb 1, 1-4. 9. De este modo, vemos en la Barca del Seor con sus apstoles, un signo de la Iglesia, la que sacramentalmente se conforma en la primera Comunidad Creyente, cuando lo ven dominar las aguas del mar, signo de las potencias del mal, de las que salva a los discpulos, representados en sus temores y dudas en la persona de Pedro, que grita: Seor, slvame! Luego los dos suben a la barca tras el auxilio del Seor. Y los que estaban en la barca se postraron ante l diciendo: Verdaderamente eres Hijo de Dios Mt 14, 33. La Visin Sacramental nos lleva al encuentro con el Tesoro Escondido, con la Perla buscada del Reino Cf. Mt 13, 44-46, escondida tras lo comn; y que la Gracia logra hacer ver de aquello entre lo dems, como lo Sacro y Verdadero que es. El Sacramento nos lleva de lo que, actuando bajo la evidencia de este mundo, nos lleva a la Fuente de su potencia, a lo que acontece en el Corazn de Dios, pues no ponemos nuestros ojos en las cosas visibles, sino en las invisibles; pues las cosas visibles son pasajeras, mas las invisibles son eternas 2Co 4, 18. De ah que no puede ser una visin arbitraria, ya que no edificara la inteligencia de la Fe comn(catlica); ha de buscarse en el Espritu de Comunin con el Seor y la Comunin Espiritual de la Iglesia, que de ser eficaz aportara a la Visin toda su riqueza. 10. En los Sacramentos la Verdad esta oculta tras lo visible, lo aparente soporta algo insondable, que no se puede ver con los ojos de la mera razn, sino que adems, necesita de una mirada espiritual para alcanzarlo. El ncleo del Misterio se esconde tras esos velos externos, la Gracia Invisible se apoya en los signos visibles. En ellos, tras el agua natural, la simpleza del aceite, el pan, el vino o las palabras, hay un Poder que excede a la ciencia y la razn. 11. Ahora bien, todo Sacramento nos lleva a Jesucristo, porque en l fueron creadas todas las cosas, en los cielos y en la tierra, las visibles y las invisibles Col 1, 16 viniendo de l la eficacia que nos permiten como accesos sensibles. El Bautismo por ejemplo, o inmersin en el agua, realiza la regeneracin del hombre Cf. Jn 3; Rm 6, 3-11; Col 2, 9-15, por el bao en el agua que l mismo ha santificado con su propio Bautismo Cf. Mt 3, 13-17. Y as, recreando en s todas las cosas, para restablecerlas al orden perdido por causa del pecado, ha de ser sepultado el hombre viejo para renacer a la Vida de la Gracia, Vida que no obstante puede perder al olvidar su condicin de bautizado, como hijo de Dios. Entendamos entonces como el agua previamente bendecida, con la sensibilidad de sus propiedades, nos lleva por la Fe a palpar la Nueva Sustancia que ahora porta: lo que hace Dios, lo que Dios es, y a lo que nos invita, en un vivo coloquio con la esencia de su Bondadosa Accin. Por el Sacramento llegamos a tocar al Seor que se hace presente, siendo la va que el creyente encuentra hacia al Misterio, aquella insondable riqueza del Amoroso Designio Divino. Veamos algunos ejemplos, apreciando como la Iglesia se ha enriquecido de esta Visin conducente al Seor, dndonos a conocer el misterio de su voluntad Ef 1, 9: 12. En esta contemplacin, San Juan Crisstomo favorecido por la participacin mstica con la Sangre del Seor, es decir, en unin a la accin de su Misterio, nos dice: Quieres saber el valor de la sangre de Cristo? Remontmonos a las figuras que profetizaron y recorramos las Antiguas Escrituras. Inmolad dice Moiss- un cordero de un ao; tomad su sangre y rociad las dos jambas y el dintel de la casa.Qu dices Moiss? La sangre de un cordero irracional, puede salvar a los hombre dotados de razn? Sin duda responde Moiss-: no porque se trate de sangre, sino porque en esta sangre se contiene una profeca de la sangre del Seor. Si hoy, pues, el enemigo, en lugar de ver las puertas rociadas con sangre simblica, ve brillar en los labios de los fieles, puertas de los templos de Cristo, la sangre del verdadero Cordero, huir todava ms lejos. Deseas descubrir an por otro medio el valor de esta sangre? Mira de dnde brot y cul es su fuente. Empez a brotar de la misma cruz y su fuente fue el costado del Seor. Pues muerto ya el Seor, dice el Evangelio. Uno de los soldados se acerc con la lanza y le traspas el costado, y al punto sali agua y sangre: agua, como smbolo del bautismo; sangre, como figura de la eucarista. El soldado le traspas el costado, abri una brecha en el muro del templo santo, y yo encuentro el tesoro escondido y me alegro con la riqueza hallada. Esto fue lo que ocurri con el cordero: 13. los judos sacrificaron el cordero, y yo recibo el fruto del sacrificio. Del costado sali sangre y agua. No quiero, amado oyente, que pases con indiferencia ante tan gran misterio, pues me falta explicarte an otra interpretacin mstica. He dicho que esta agua y esta sangre eran smbolos del bautismo y de la eucarista. Pues bien, con estos dos sacramentos se edifica la Iglesia: con el agua de la regeneracin y con la renovacin del Espritu Santo, es decir, con el bautismo y la eucarista, que han brotado ambos del costado. Del costado de Jess se form, pues, la Iglesia, como del costado de Adn fue formada Eva. Por esta misma razn, afirma San Pablo: Somos miembros de su cuerpo, formado de sus huesos, aludiendo con ello al costado de Cristo. Pues del mismo modo que Dios hizo a la mujer del costado de Adn, de igual manera Jesucristo nos dio el agua y la sangre salida de su costado, para edificar la Iglesia. Y de la misma manera que entonces Dios tom la costilla de Adn, mientras ste dorma, as tambin nos dio el agua y la sangre despus que Cristo hubo muerto. Mirad de qu manera Cristo se ha unido a su esposa, considerad con qu alimento la nutre. Con un mismo alimento hemos nacido y nos alimentamos. De la misma manera que la mujer se siente impulsada por su misma naturaleza a alimentar con su propia sangre, y con su leche a aquel a quien ha dado a luz, as tambin Cristo alimenta siempre con su sangre a aquellos a quienes l mismo ha hecho renacer. 14. Orgenes, un sacerdote del segundo siglo cristiano, adentrando en la configuracin de los Patriarcas con el Misterio de la Cruz, nos dice: Abrahn tom la lea para el sacrificio, se la carg a su hijo Isaac, y l llevaba el fuego y el cuchillo. Los dos caminaban juntos. El hecho de que llevara Isaac la lea de su propio sacrificio era figura de Cristo, que carg tambin con la cruz; adems, llevar la lea del sacrificio es funcin propia del sacerdote. As, pues, Cristo es, a la vez, vctima y sacerdote. Esto mismo significan las palabras que vienen a continuacin: Los dos caminaban juntos. En efecto, Abrahn, que era el que haba de sacrificar, llevaba el fuego y el cuchillo, pero Isaac no iba detrs de l, sino junto a l, lo que demuestra que l cumpla tambin una funcin sacerdotal. Qu es lo que sigue? Isaac contina la Escritura dijo a Abrahn, su padre: Padre. Esta es la voz que el hijo pronuncia en el momento de la prueba. Cun fuerte tuvo que ser la conmocin que produjo en el padre esta voz del hijo, a punto de ser inmolado! Y, aunque su fe lo obligaba a ser inflexible, Abrahn, con todo, le responde con palabras de igual afecto: Aqu estoy, hijo mo. El muchacho dijo: Tenemos fuego y lea, pero, dnde est el cordero para el sacrificio? Abrahn contest: Dios proveer el cordero para el sacrificio, hijo mo. Resulta conmovedora la cuidadosa y cauta respuesta de Abrahn. Algo deba prever en espritu, ya que dice, no en presente, sino en futuro: Dios proveer el cordero; al hijo que le pregunta acerca del presente le responde con palabras que miran al futuro. 15. Es que el Seor deba proveerse de cordero en la persona de Cristo. Abrahn tom el cuchillo para degollar a su hijo; pero el ngel del Seor le grit desde el cielo: Abrahn, Abrahn! l contest: Aqu me tienes. El ngel le orden: No alargues la mano contra tu hijo ni le hagas nada. Ahora s que temes a Dios. Comparemos estas palabras con aquellas otras del Apstol, cuando dice que Dios no perdon a su propio Hijo, sino que lo entreg por todos nosotros. Ved cmo Dios rivaliza con los hombres en magnanimidad y generosidad. Abrahn ofreci a Dios un hijo mortal, sin que de hecho llegara a morir; Dios entreg a la muerte por todos al Hijo inmortal. Abrahn levant los ojos y vio un carnero enredado por los cuernos en la maleza. Creo que ya hemos dicho antes que Isaac era figura de Cristo, mas tambin parece serlo este carnero. Vale la pena saber en qu se parecen a Cristo uno y otro: Isaac, que no fue degollado, y el carnero, que s fue degollado. Cristo es la Palabra de Dios, pero la Palabra se hizo carne. Cristo padeci, pero en la carne; sufri la muerte, pero quien la sufri fue su carne, de la que era figura este carnero, de acuerdo con lo que deca Juan: Este es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. La Palabra permaneci en la incorrupcin, por lo que Isaac es figura de Cristo segn el espritu. Por esto, Cristo es, a la vez, vctima y pontfice segn el espritu. Pues el que ofrece el sacrificio al Padre en el altar de la cruz es el mismo que se ofrece en su propio cuerpo como vctima. 16. Siendo innumerables las maravillas del Seor, lancmonos a la comprensin del Misterio Divino, asomado en la Sagrada Escritura y tambin latente en la creacin, como lo cantan los salmos. Aqu un ejemplo: Los cielos cuentan la gloria de Dios, el firmamento anuncia la obra de sus manos; el da al da comunica el mensaje, la noche a la noche le pasa la noticia. Sin hablar y sin palabras, y sin voz que pueda orse, por toda la tierra resuena su proclama, por los confines del orbe sus palabras. Sal 19 (18), 1-6 A estas palabras presentes en los signos de los tiempos, nos manda el Seor atender, as lo deja ver en respuesta a los signos que piden los fariseos: Conque saben discernir el aspecto del cielo y no pueden discernir los signos de los tiempos! Un signo pide y no se le dar otro signo que el de Jons Mt 16, 3b-4. Es el signo de su muerte y resurreccin, el gran Sacramento de la Salvacin, mediante la Gracia conferida por la participacin en l. 17. Todos los Sacramentos administrados por la Iglesia devienen de esta victoria sobre la muerte Cf. 1Co 15, 55-57. Porque as como Jons fue signo para los ninivitas, as lo ser el Hijo del hombre para esta generacin Lc 11, 30. Jess mismo es el Sacramento del Padre. El que me ha visto a m, ha visto al Padre Jn 14, 9b, como Palabra del Padre, pues dice: las palabras que les digo, no las digo por mi cuenta; el Padre que permanece en m es el que realiza las obras Jn 14, 10b-c. Y por este Sacramento vivo, alimentado por la Voluntad del Padre Cf. Jn 4, 34, tambin los son de l los nios, los por l envidiados Cf. Mc 9, 37 los pobres, los presos y los enfermos Cf. Mt 25, 31-46. 18. El gran educador San Juan Bosco, hacindose Sacramento del Maestro, nos ensea a darle crecimiento a los hijos, velando en ellos como el Maestro nos enseo: Miremos como a hijos a aquellos sobre los cuales debemos ejercer alguna autoridad. Pongmonos a su servicio, a imitacin de Jess, el cual vino para obedecer y no para mandar, y avergoncmonos de todo lo que pueda tener incluso apariencia de dominio; si algn dominio ejercemos sobre ellos, ha de ser para servirlos mejor. ste era el modo de obrar de Jess con los apstoles, ya que era paciente con ellos, a pesar de que eran ignorantes y rudos, e incluso poco fieles; tambin con los pecadores se comportaba con benignidad y con una amigable familiaridad, de tal modo que era motivo de admiracin para unos, de escndalo para otros, pero tambin ocasin de que muchos concibieran la esperanza de alcanzar el perdn de Dios. Por esto, nos mand que fusemos mansos y humildes de corazn. 19. Jesus es el mejor signo de los lderes y caudillos, profetas, reyes y sacerdotes del Antiguo Testamento, ellos son figuras del Mesas, quien ha de llevarlo todo a plenitud Cf. Mt 5, 17-20. Ejemplo de ello sera la Sabidura concedida a Salomn Cf. 1R 3, 4-15, por aquel que es la misma Sabidura, y dice: Aqu hay algo ms que Salomn Mt 12, 42. De ellos participa el cristiano, que comparte ya la realeza de Cristo, en la Unin de Voluntades con el Padre, hablando con Dios en la oracin y de l ante los hombres como profeta, y ofreciendo en unin al sacrificio de Cristo, su vida toda en cada Eucarista y en la participacin como miembro del Cuerpo, de los sufrimientos de Cristo, cabeza de los cristianos. As la Iglesia toda lo reza, con la oracin del Padre Nuestro que Jess nos ense. Por esta participacin en Cristo, el creyente es insertado a la Vid Verdadera Cf. Jn 15, si compartimos sus sufrimientos, para ser tambin con l glorificados Rm 8, 17. Jess nos revela insertos en l, la relacin de hijos coherederos del Padre, movidos por la dinmica del Espritu de filiacin, capaz de santificarnos a su Imagen, gracias a la incorporacin ofrecida por la Iglesia, cuya accin es Sacramento del Cuerpo de Cristo Resucitado, en el que se juntan todo el Mundo Divino y todo el mundo creado Cf. Ef 1. 20. Santo Rosa de Lima nos exhorta a esta participacin: Conozcan todos que la gracia sigue a la tribulacin. Sepan que sin el peso de las aflicciones no se llega al colmo de la gracia. Comprendan que, conforme al acrecentamiento de los trabajos, se aumenta juntamente la medida de los carsimas. Que nadie se engae: sta es la nica verdadera escala del paraso, y fuera de la cruz no hay camino por donde se pueda subir al cielo! Odas estas palabras, me sobrevino un mpetu poderoso de ponerme en medio de la plaza para gritar con grandes clamores, diciendo a todas las personas, de cualquier edad, sexo, estado y condicin que fuesen: Od, pueblo; od, todo gnero de gentes: de parte de Cristo y con palabras tomadas de su misma boca, yo os aviso: Que no se adquiere gracia sin padecer aflicciones; hay necesidad de trabajos y ms trabajos, para conseguir la participacin ntima de la divina naturaleza, la gloria de los hijos de Dios y la perfecta hermosura del alma. Este mismo estmulo me impulsaba impetuosamente a predicar la hermosura de la divina gracia, me angustiaba y me haca sudar y anhelar. Me pareca que ya no poda el alma detenerse en la crcel del cuerpo, sino que se haba de romper la prisin y, libre y sola, con ms agilidad, se haba de ir por el mundo, dando voces: 21. Oh, si conociesen los mortales qu gran cosa es la gracia, qu hermosa, qu noble, qu preciosa, cuntas riquezas esconde en s, cuntos tesoros, cuntos jbilos y delicias! Sin duda emplearan toda su diligencia, afanes y desvelos en buscar penas y aflicciones; andaran todos por el mundo en busca de molestias, enfermedades y tormentos, en vez de aventuras, por conseguir el tesoro inestimable de la gracia. Esta es la mercanca y logro ltimo de la constancia en el sufrimiento. Nadie se quejara de la cruz ni de los trabajos que le caen en suerte, si conociera las balanzas donde se pesan para repartirlos entre los hombres. Son pues estas las balanzas, donde el Seor a pocas penas y sufrimientos, regala las abundantes bendiciones que subyacen del Amor, para la Salvacin de los hombres, gracias a la participacin en el Sufrimiento Redentor del Salvador Cf. 2Co 1, 3-14; 4, 7-6, 10; Col 1, 24. El Papa Po XII, concluye: Tremendo misterio, nuca suficientemente meditado, que la salvacin de muchos depende de las oraciones y sacrificios de otros. Sacramento del cual es Jess en la cruz, dando muerte al pecado a l afligido para la Salvacin de muchos. Y as nosotros, los fuertes, debemos sobrellevar las flaquezas de los dbiles y no buscar nuestro propio agrado Rm 15, 1. Este es el signo de la Iglesia, participe de su divino Esposo y Sacramento de Salvacin; mensaje que ha recordado insistentemente la Santsima Virgen Mara en su apariciones. 22. Bastara leer la Carta a los Amigos de la Cruz de San Luis Mara Grignion de Montfort, una recomendable sntesis de la experticia y enseanza de los Santos, para exhortarnos a vivir la gran riqueza del signo contradictorio Lc 1, 34 de la Cruz: escndalo para los judos, locura para los gentiles; mas para los llamados, lo mismo judos que griegos, un Cristo, fuerza de Dios y sabidura de Dios. Porque la locura divina es ms sabia que los hombres, y la debilidad divina, ms fuerte que los hombres 1Co 1, 23-25. El gran tesoro de Gracias escondido tras el signo del velo, ya no es una cortina como lo era en la Antigua Alianza Cf. Heb 9, sino la lepra del pecado que nos cubre por la impenitencia Cf. 2Co 3, 12-18, el Nuevo Altar de la Cruz: donde se levanta inmolado el Cordero Inmaculado, en donde la Palabra Encarnada, unida a aquella Espada Cortante de dos filos que examina los corazones Cf. Hb 4, 12, es ahora, la mejor y ms eficaz arma contra el pecado, a la que Dios-Hijo mediando entre el cielo y la tierra se rebajo a s mismo, hacindose obediente hasta la muerte y una muerte de Cruz Fl 2, 8; la Gloriosa y Triunfante Cruz que atraves a Satans, y con la cual estamos seguros de vencerle. La insistente doctrina de la Cruz, ser para la Iglesia Caminante un recurrente motivo de su predicacin, para la Gloria de esta Clara Seal del Seor, ante el inmanente endurecimiento del pecado del hombre. 23. Lo anterior nos conduce al Sacramento ms admirable, al centro mismo de toda esta Visin. Ciertamente me refiero a la Eucarista, memorial vivo de la Pasin, Muerte y Resurreccin del Seor, en el Pan Vivo y en el Vino Sacramental de la Sangre, celebrado en las vsperas de nuestra liberacin, a puertas, como lo estamos en nuestra peregrinacin, de entrar a la Plena Visin. Somos invitados al Banquete de la Unidad entre Dios y su Pueblo. Es la mencionada Unidad de la parbola del banquete nupcial y de las diez vrgenes, pregustada en la multiplicacin de los panes y luego revelada en la accin de gracias de la Cena del Seor. Ezequiel 16 y Oseas 1-3 narran esta trama sacramental de la Salvacin, y el Salmo 45 (44) canta la alegra que encontramos tambin al final de la Escritura: Alegrmonos y regocijmonos y dmosle gloria, porque han llegado las bodas del Cordero, y su Esposa se ha engalanado Ap 19, 7. San Pablo nos llama a conservar la unidad del Espritu con el vnculo de la paz Ef 4, 3. De ah que la Iglesia, Cuerpo del Seor, sea Sacramento de la Unidad, siendo Ella misma Sacramento de la Salvacin y dispensadora de los mismos, en cuyo actuar Mara, la Santa Madre y Virgen es a Ella, espejo y dinmica, en la participacin de su Maternidad Inmaculada. 24. En verdad, en verdad les digo: vern el cielo abierto y a los ngeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre Jn 1, 51.