LA VIDA ES BELLA… PARA LAS BELLAS. Estudio de los programas televisivos sobre transformación corporal

Paola Lema

paolema@gmail.com Me miro al espejo y pienso: “No me vendría mal un poquito más por acá y un poquito menos por allá”. Recuerdo el programa que vi anoche en la tele, lo regia que quedó la chica después de su cirugía, lo feliz que se le veía, y me digo a mi misma: “cuando tenga plata me opero, de todas maneras...” El tema del cuerpo ha sido importante para las diferentes culturas a lo largo del tiempo. En algunas sociedades el énfasis estaba en la performance del cuerpo, mientras que en otras estaba en el aspecto estético. En la actualidad, la cultura de lo visual inclina la balanza hacia una valoración de la imagen corporal como fin en sí misma y objeto de anhelo. Este fenómeno se ha dado de manera paralela a un proceso de desarrollo de la tecnología que ha permitido el paso del adorno (maquillaje, joyas, etc.), a la modificación (alargamiento de las extremidades por colocación de anillos, reducción del tamaño de los pies por vendaje, etc.), y a la cirugía (implantes de senos, liposucción, etc.). Hoy existen diversos programas de televisión cuya temática está basada justamente en eso: la transformación del cuerpo. Resulta interesante reflexionar sobre estas transmisiones desde una perspectiva

crítica, buscando encontrar los valores que proponen y cómo se relacionan estos con la ideología posmoderna. En este artículo, se presentan las conclusiones más resaltantes del estudio acerca de la transformación corporal de las mujeres en distintos programas de señal de cable. ¿Fea?… ¡Imposible! Las protagonistas parecen considerar que tienen el deber de ser bellas según los estándares que impone la industria cultural actual y los mismos programas de televisión en los que participan. Todas desean verse delgadas, jóvenes y exuberantes. Las que no reúnen esas condiciones tienen una relación conflictiva con su cuerpo, lo ven como un problema a resolver, una angustia. Es común escuchar frases como: “cuando me miro (…) me siento un asco” o “me escondo debajo de la ropa”. A menudo, los cirujanos contribuyen a reforzar este “deber ser” bella, asociándolo al éxito profesional o sentimental. Ellos dicen: “creo que la

vida es más fácil para la gente hermosa, para los que son delgados, altos y atractivos” o “ella apostó a una reconstrucción nasal para que la ayude a llegar muy alto en su carrera”. Conclusión: sólo una persona bella puede ser exitosa y feliz. Además, una vez que logra su ideal de belleza, debe mostrarse al mundo: comprarse ropa ajustada, liberar su sexualidad, atreverse a hacer cosas que nunca hubiera hecho antes. Lista para mi nuevo “yo” La transformación trasciende los límites del cuerpo y trastoca, entonces, la identidad de estas mujeres, quienes esperan que la cirugía les devuelva la autoestima, la confianza en sí mismas, el amor de sus parejas, la libertad, entre otras causas “profundas”1. Podemos escuchar declaraciones como “siento que toda la dirección de mi vida ha cambiado radicalmente con este programa” o “la pasión se encendió nuevamente, ya no tengo vergüenza, me doy cuenta de que él me mira”. Los médicos son concientes del gran poder que tienen en sus manos y lo reconocen abiertamente afirmando “lo que hacemos es construir autoestima para algunas mujeres” o “2 ó 3 milímetros de piel y cartílago de más le cambian la vida a la gente”. Así, ellos se erigen como “Escultores de cuerpos”2, capaces de moldearlo a su antojo. Todo es posible en la cirugía y se persigue siempre el valor

1 Profundas en relación a la “superficie” del cuerpo. 2 Éste es, aunque parezca insólito, el nombre de uno de los programas estudiados.

utópico de la perfección. No se realiza un único procedimiento si no que se busca transformar íntegramente a la mujer de pies a cabeza3. ¿Por qué no? ¡Si todo el mundo lo hace! Los programas de televisión estudiados “normalizan” la práctica de la cirugía plástica y buscan presentarla como cotidiana. A pesar de que presentan las posibles complicaciones, dan mucho más énfasis a los aspectos positivos y siempre al final todo sale bien. La declaración de una mujer sometida a una liposucción resulta especialmente reveladora: “[La cánula que extrae la grasa] se siente como tener un gusano debajo de la barriga, es gracioso, es una sensación placentera. Fue muy sencillo”. Además, la cirugía plástica se muestra como un premio, algo que se gana o se regala a los seres queridos. Ser bello es lo mejor que le puede pasar a uno en la vida, es como ganar la lotería, es como tener una varita mágica. Una de las participantes dice: “Me siento como Dorothy, estoy en Oz y usted es el mago. ¿Esto es un sueño o es real?”. Por otro lado, todos los programas tienen lugar en espacios de lujo y glamour, donde hasta el más mínimo detalle está controlado, ordenado, limpio y decorado impecablemente. Es probable que esto también minimice la percepción de riesgo que tiene el espectador sobre la cirugía. 3 Incluso algunas transformaciones incluyen visitas a estilistas, modistas y entrenadores personales.

Es justo y necesario Es común a todas las participantes el buscar justificar la intervención quirúrgica de alguna manera: unas por su carrera, otras por el gran problema psicológico que su “deformidad” les ocasiona, etc. El proceso se presenta como una lucha “justa y necesaria” contra la adversidad. Tanto cirujanos como pacientes presentan la cirugía como algo necesario y valioso. Se pueden escuchar afirmaciones como: “es difícil ser cirujano plástico y no estar perfecto, no someterme a las operaciones que necesito” o “definitivamente vale la pena el dolor”. Por otra parte, la mayoría tiene miedo a ser juzgada por los demás y busca la aprobación de la gente de su entorno. No basta con ser bellas, para ser felices necesitan ser reconocidas como bellas. En este sentido, el miedo a la cirugía no se refiere a complicaciones médicas, si no a resultados estéticos desfavorables que ocasionarían rechazo por parte de sus seres queridos y la sociedad. Al respecto, una participante cuestiona a su esposo “¿Si algo sucede y ya no estoy tan hermosa me seguirás amando?”.

Y yo me pregunto… si conservo mis “imperfecciones” y no me opero nada ¿podré amarlas algún día?

Artículo basado en la investigación “Los discursos

sobre el cuerpo, la transformación corporal y la identidad en programas televisivos de la cultura del entretenimiento”. Curso de Seminario de Investigación 2007-1, Facultad de Comunicación, Universidad de Lima. Para mayor información contactar a la autora o solicitar el documento completo en la Universidad.