56 • S I G L O N U E V O

Angélica López ///// / / Twitter: @lopgan

NUESTRO MUNDO

La tregua de Benedetti

Mario Benedetti (1920-2009), escritor uruguayo, pu-blicó alrededor de ochenta libros. Muchos de sus

poemas son conocidos como canciones, en su mayoría, interpretadas por Joan Manuel Serrat. El poema más famoso hecho canción es “Te quiero”: “Si te quiero es porque sos / mi amor, mi cómplice, todo / y en la calle, codo a codo, / somos mucho más que dos” .codo a codo, / somos mucho más que dos” .codo a codo, / somos mucho más que dos”

Su novela La tregua ha sido llevada al cine en dos ocasiones: una versión argentina de 1974 y otra mexica-na de 2003. Escrita a manera de diario, Martín Santomé, personaje principal, va narrando su día a día durante un año. Es un empleado de ofi cina que lleva una vida me-diocre; viudo desde hace veinte años, tiene tres hijos y cuarenta y nueve años. La historia se desarrolla en Mon-tevideo, Uruguay.

Diferentes vertientes de esta historia me parecen muy destacables. Martín ya siente la cercanía de la muerte; está tramitando su jubilación para dedicarse al ocio, pero la vida le ofrece una tregua, y ésta le es dada por la presencia de Laura Avellaneda, una muchacha que entra a trabajar a su ofi cina y que tiene solamente veinticuatro años. La atracción se va dando poco a poco, hasta consolidarse. La joven le devuelve la imagen de su esposa a la que él estaba imposibilitado para recordar físicamente. Compara los cuerpos de las dos y las en-cuentra igualmente hermosas. Luego, inevitablemente compara el cuerpo de él e Isabel, su esposa muerta, y de él y Laura, su joven amante. Se siente miserable, fue joven con Isabel y es viejo con Laura: “Desde la calvi-cie desequilibrada (el lado izquierdo es más desierto); la nariz más ancha, la verruga del cuello, hasta el pecho con islas pelirrojas, el vientre retumbante, los tobillos varicosos, los pies con incurable, deprimente micosis”. Se reconoce como una caricatura de sí mismo. La ra-zón por la que una persona mayor se enamora de una joven generalmente no necesita explicación; la juventud

es atractiva por sí misma. No se cuestiona al viejo sino al joven. En esta novela la relación no huye de los este-reotipos que, en este caso, radican en dos posibilidades: la primera es que las jóvenes buscan a los hombres ma-yores por interés económico y la segunda es que tienen carencias afectivas de la fi gura paterna. Benedetti se va por el estereotipo freudiano: su amante no conoce a su padre biológico y el que cree que es su progenitor es un hombre distante de ella.

Los dos amantes son personas libres, pero tienen una relación secreta, como si estuvieran cometiendo un delito. Ella le reclama el egoísmo de él en cuanto a lo que una pareja, dispareja en años, provoca en la sociedad:

“Usted no quiere parecer ridículo pero no tiene inconve-niente en que yo lo parezca”. Ella también se siente ri-dícula. Santomé nunca menciona a Laura por el nombre propio, se refi ere a ella por su apellido: Avellaneda, como si no lograra asirla del todo.

Otro tópico sobresaliente es el constante rechazo que manifi esta Martín hacia Santini, un compañero de ofi cina que siempre lo acosa con sus confesiones y que le cuestiona sobre si la homosexualidad es algo inmoral o no. Santomé rechaza a Santini porque es homosexual y lo llama, repetidas veces, maricón. Sin embargo, lo inte-resante está en la reacción al enterarse que su hijo favo-rito es gay, igual que su compañero de trabajo.

Martín sufre al pensar en lo que le dijo su mejor ami-go al confesarle su amorío: “Quiero decir que a mí me parece muy claro todo el problema: lo que te pasa es que tenés miedo que dentro de diez años ella te ponga cuer-nos”. Sí, él tiene miedo, celos de todos los hombres que se le acercan a Laura y más cuando ella ríe. Tiene temor de que ella exija tener hijos, pues él no desea tener más. No obstante ninguno de sus miedos llega a realizarse. El fi nal es por demás sorpresivo. La Tregua es una novela La Tregua es una novela La Treguapara leerse sin interrupciones.

Los dos amantes son personas libres, pero tienen una relación secreta, como si estuvieran cometiendo un delito.