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LA POSESION DEMONIACA Y EL CREYENTE. Y REPORTE DE LECTURAS REALIZADAS. ANGELOLOGIA. MAESTRO: LIC. DAVID GALDAMEZ. ALUMNO: Julio Antonio Alfaro España. IGLESIA MONTE DE SION, MCA. 1/22/2011

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Page 1: La posesión demoniaca y el creyente

Y REPORTE DE LECTURAS REALIZADAS.

ANGELOLOGIA.

MAESTRO: LIC. DAVID GALDAMEZ.ALUMNO: Julio Antonio Alfaro España.

IGLESIA MONTE DE SION, MCA. 1/22/2011

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LA POSESION DEMONIACA Y EL CREYENTE

INTRODUCCION.

El presente estudio, pretende establecer, si el creyente (verdadero) puede ser poseído por los demonios. Pero antes de eso, es necesario presentar la existencia, origen, naturaleza, y poderes de los demonios.

Observaremos en esta investigación, algunos puntos de vista equivocados sobre la demonización de creyentes en donde para evitar confusiones el lector debe tener claro la diferencia entre aflicción, perversión y posesión demoniaca.

La palabra de Dios nos da suficiente evidencia para disipar cualquier duda sobre la posesión demoniaca en los creyentes verdaderos, pero a raíz del emocionalismo y la manipulación evangelística con técnicas de marketing, existe buena cantidad de personas que dicen ser cristianos, pero su vida no se diferencia en nada de los impíos que viven sin ningún temor de Dios, sino que los domingos asisten a un servicio religioso en el que reciben técnicas de auto-motivación precedida por una lectura bíblica. El apóstol Pablo no dudaba de la salvación del cristiano verdadero, pero si dudaba que todos los miembros de la congregación fueran cristianos verdadero por ello nos exhorta en 2Co 13:5 Examinaos a vosotros mismos si estáis en la fe; probaos a vosotros mismos. ¿O no os conocéis a vosotros mismos, que Jesucristo está en vosotros, a menos que estéis reprobados?

Espero en Dios que este trabajo de investigación sea de bendición para todos aquellos que tengan la oportunidad de leerlo, y sobretodo que esto, glorifique a nuestro Eterno Padre Celestial.

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I

UN PUNTO DE VISTA EQUIVOCADO.La Escritura, la historia de la iglesia y la experiencia contemporánea demuestran que, en condiciones inusuales de pecado, ya sea propio o de otros en contra de ellos, algunos cristianos llegan a estar demonizados.

La mayoría de los creyentes rechazarían de manera categórica que exista la posibilidad de demonización de cristianos verdaderos. Esa fue también mi posición durante el período más largo de mis años en el ministerio cristiano. En realidad la mayor parte de los que hemos cambiado nuestra posición en este asunto fuimos educados con esa opinión tradicional de la no demonización de los creyentes. La cambiamos, más que nada, a causa de la experiencia acumulada aconsejando a los demonizados. Esto nos ha llevado a estudiar de nuevo la Escritura y a examinar otra vez la posición de los padres post-apostólicos sobre este tema.

Como hemos visto, los padres de la iglesia comprendían que los creyentes demonizados antes de convertirse a Cristo no quedaban automáticamente liberados de los demonios que vivían en ellos cuando el Espíritu Santo entraba en sus vidas en el momento de la conversión. También sabían que la liberación completa sería más bien un proceso que una crisis. Los nuevos creyentes eran edificados como catecúmenos en la verdad de Cristo y luego, para asegurarse finalmente de su plena liberación de los espíritus malos, los trataba el orden de los exorcistas, a los cuales nombraba la iglesia para realizar. Véanse 1 Tesalonicenses 4.13–18; 2 Tesalonicenses 1.6–10; 2.1–4, 8; Apocalipsis 20.10 con Mateo 25.41.31. Véanse Mateo 28.18–20; Efesios 1.20–22; Colosenses 2.15 y Hebreos 2.14; 1 Juan 3.8. 32. Véanse Lucas 10.17–19; Efesios 2.6; 3.10; 6.10–20; Santiago 4.7 y 8; 1 Pedro 5.8–11; 1 Juan 4.1–4; 5.18 y 19. Gran número de las fuentes principales que utilizo en este libro en cuanto a la guerra espiritual son de hombres y mujeres que han experimentado este cambio de opinión. Este ministerio. Según J. Warwick Montgomery, todo ello se concluía antes de bautizar a los convertidos.

Por fin, cientos de líderes cristianos que aconsejan a creyentes traumatizados han descubierto que hay personalidades demoníacas asociadas a la vida de algunos creyentes, a menudo viviendo dentro de ellos y en conflicto con el Espíritu Santo que los habita. Debemos aceptar esta realidad y ayudar a dichos creyentes a encontrar la liberación, sin desgarrar su fe cristiana diciéndoles que puesto que tienen demonios no son creyentes verdaderos y van camino del infierno. ¿Cómo se atreve nadie a causarles mayor sufrimiento para defender una presuposición teológica? En The Word for Today [La Palabra para hoy] apareció un artículo que refleja las convicciones de la mayor parte de aquellos que se oponen al ministerio de liberación dirigido a creyentes. Declaraba en resumen que un cristiano no puede estar habitado por un demonio y decía que admitir la presencia de demonios en la vida de un creyente es declarar que Dios y Satanás moran juntos. Si el cristiano está sentado con Cristo en los lugares celestiales (Efesios 2.6), lo está por encima de esos principados y potestades (Efesios 1.21, 22), y si se encuentra en Cristo y Satanás no tiene nada en el Señor (Juan 14.30), ¿cómo puede tener algo en el creyente?

El escritor del artículo señala que algunos de los nombres que se atribuyen esos demonios, tales como lujuria, odio, celos, etcétera, son en realidad obras de la carne que el creyente debe dejar

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(Colosenses 3.8) o hacer morir (Romanos 8.13), no echar fuera. La idea de un cristiano demonizado es, por tanto, para ellos un escapismo de la propia naturaleza carnal. Además, ni Jesús ni sus apóstoles, ni la iglesia primitiva, echaron jamás demonios de ningún creyente. Los que ejercen un ministerio de liberación están, supuestamente, haciendo más hincapié en Satanás y los demonios que en Cristo y el Espíritu Santo.

Esta es la clase de controversia que suscita el tema del que nos estamos ocupando. Los críticos declarados de este ministerio de compasión utilizan versículos tales como los citados en el artículo anterior y distorsionan su significado. Dichos versículos reflejan el ideal para el pueblo de Dios, pero los críticos en cuestión prefieren ignorar el hecho obvio de que la mayoría de los cristianos no viven aún de acuerdo con ese ideal divino.

Todos los cristianos saben que los creyentes pueden llenarse de ira, rabia, lujuria, envidia y celos. Que son capaces de mentir, robar, ser rudos con los demás e incluso abusar de sus hijos. Aceptamos esta realidad y ministramos dentro de este mundo real del fracaso cristiano, siempre dirigiendo a nuestros, a veces maltrechos y pecaminosos, hermanos hacia el ideal que es su herencia en Cristo . Sin embargo, aparecen los demonios en la vida de un creyente y, dicho con toda reverencia, ¡que Dios le asista! No recibirá comprensión de parte de sus hermanos, quienes a menudo lo maltratarán sin cesar llegando incluso a acusarle de querer estar poseído por los demonios para así poder seguir llevando una vida pecaminosa. ¡Extraña manera de ministrar a los que sufren!

Mi posición es que los creyentes verdaderos pueden estar endemoniados y que esa demonización es susceptible de ir desde un grado leve hasta grave. No afirmo que los cristianos auténticos puedan estar poseídos por demonios. Esto no es posible, ya que Satanás no posee nada aparte de su propio reino de espíritus caídos.

Lo que sí afirmo es que en circunstancias poco comunes de pecado, ya sea del individuo o de otros contra él, algunos creyentes llegan a estar demonizados. Ciertas áreas de sus vidas pueden quedar, y Aunque ello no suceda necesariamente, bajo la influencia directa de Satanás a través de los demonios que operan desde fuera y desde dentro de la vida del creyente.

DOS EXPLICACIONES PARA EL TERRIBLE ENIGMA DE LOS CREYENTES DEMONIZADOS

Este enigma puede explicarse de dos maneras.

La primera de ellas es que dichos cristianos quedaron bajo la influencia de los demonios antes de su conversión y que no todos los espíritus malos abandonan de inmediato el cuerpo de los inconversos demonizados cuando se entregan a Cristo. Aunque a muchos nos han enseñado que los demonios se van en ese momento, el Nuevo Testamento no expone en ningún lugar tal doctrina. Esto es especialmente cierto cuando los demonizados son ganados para Cristo mediante el método lógico analítico tradicional de Occidente. Para estar seguros de que los inconversos demonizados quedarán libres de sus demonios, es posible que tenga que realizarse una evangelización de choque de poder.

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En algunos casos los individuos tenían dificultad para creer en Cristo si no era mediante el choque de poder. Los demonios se manifestaron a plenitud mientras intentábamos llevarlos al Señor. Esto ocurrirá por lo general con inconversos gravemente demonizados.

Aunque esta clase de choque de poder ocurrirá a menudo con inconversos gravemente demonizados, por lo general puede interrumpirse. Este es el procedimiento que sigo en la actualidad. Se hace callar a los demonios; se les prohíbe manifestarse e incluso obstaculizar el proceso de pensamiento de la persona no salva.

Es nuestra autoridad en Cristo la que los pone bajo control; aunque estamos de acuerdo en que con algunos individuos este procedimiento no funciona o lo hace sólo a duras penas. Sin embargo, el objetivo inmediato es siempre el mismo, tanto en el caso de no creyentes como de creyentes: mantener siempre que sea posible a la persona a quien aconsejamos completamente lúcida y con el dominio de su mente. (Véase el excelente bosquejo que hace Neil Anderson de este procedimiento en Released from Bondage [ Here’s Life Publishers, San Bernardino, CA, 1991b], pp. 183–247.) Así el choque de poder se convierte en un «choque de verdad», demonizados. Aunque el choque de poder inicial fue decisivo, no resultó completo. Todos tuvieron que pasar por una liberación progresiva después de su conversión. También sucederá así casi siempre con la demonización grave, al menos durante un período de tiempo, hasta que se pueda enseñar al recién convertido a auto-liberarse mediante el choque de verdad. Para todos aquellos que toman parte en la evangelización de poder continuada persona a persona, estos casos no son tan raros como algunos quisieran hacernos creer. Y lo mismo ocurre con la evangelización en grupo (Hechos 8).

La segunda explicación es que los creyentes llegan a estar demonizados después de su conversión debido a pecados graves que cometen o son cometidos contra ellos. Satanás y sus malos espíritus, como el pecado personificado, son los peores enemigos del creyente y viven para extender el pecado entre el pueblo de Dios. Se asocian con áreas de pecado en la vida de los cristianos y se esfuerzan de continuo por aumentar su control sobre ellas (Efesios 4.7). No obstante ese control es siempre parcial, por lo tanto los creyentes demonizados son capaces y responsables de rebelarse contra los espíritus malos ligados a sus vidas. Uno de los propósitos del consejo previo a la liberación es guiar a los creyentes a que confiesen y rechacen los pecados que hay en sus vidas, así como que renuncien a Satanás y a todos sus poderes demoníacos.

En general la afección demoníaca de los creyentes demonizados es leve y la mayoría son capaces de llevar una vida normal. Casi siempre se dan cuenta de que algo les pasa, aunque pocas veces sospechan que pueda tratarse de una demonización. Muchos son cristianos sinceros y llenos del Espíritu Santo que están atados por inexplicables temores, confusión, emociones incontrolables y demás fenómenos perturbadores.

Con frecuencia hay ciertos pecados que dominan sus vidas, ya sea mediante una manifestación abierta de actividad pecaminosa o en el terreno de los pensamientos. Están atados por sueños perversos e impías fantasías. Aunque todos los creyentes tienen este problema de vez en cuando, para los cristianos a quienes nos referimos supone una pesadilla viviente. Luchan con lo que llamo el continuo pecado. Sus mentes son un campo de batalla contra los malos pensamientos que, como cristianos piadosos, aborrecen. Siguiendo este continuo pecado vemos que los malos pensamientos pueden venir de cualquiera de las tres fuentes de energía pecaminosa o de todas ellas a la vez. Los

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creyentes afligidos muchas veces fluctúan entre el rechazo de esos pensamientos, practicando Filipenses 4.8, y la subyugación por parte de los mismos. De cualquier forma tienen que elegir entre aceptar o rechazar esos pensamientos pecaminosos. Si tales creyentes no aprenden a obtener la victoria en la guerra por su vida mental, comenzarán a formarse malos hábitos de imaginación y fantasía, los cuales, a su vez, conducirán a una pérdida del control sobre dicha vida mental. Después de cierto tiempo, la pérdida del control sobre el pensamiento conduce inevitablemente a la esclavitud de las malas fantasías y éstas, a corto plazo, a las malas acciones. El fin puede ser un control casi total por parte de ciertas formas compulsivas de pecado. ¡Sólo Dios sabe cuántos creyentes son esclavos de malos hábitos! Casi la totalidad de los creyentes afligidos por demonios pelean en cuatro áreas primarias de pecado. Aunque estas áreas pueden existir sin que haya demonización, siempre implican cierto grado de actividad demoníaca:

1. Prácticas o fantasías sexuales ilícitas fuera de control.

2. Ira, amargura, odio, rabia y rebelión muy arraigados, que a menudo dan como resultado impulsos destructivos, autodestructivos o ambos.

3. Una sensación de rechazo, culpabilidad, falta de autoestima, indignidad y vergüenza.

4. Una extraña atracción por el ocultismo y el mundo de los espíritus, con frecuencia, pero no siempre, acompañada de un deseo de poder ilícito sobre las circunstancias o las demás personas.

Por fortuna, la mayoría de los creyentes demonizados no precisan dramáticas, espectaculares, individuales ni prolongadas sesiones de liberación con choque de poder. Por lo general sólo tienen necesidad de que se les haga pasar por lo que Neil Anderson llama correctamente un «choque de verdad» y que esboza en sus «Siete pasos para la libertad en Cristo». Este choque de verdad puede ser ministrado por cualquier creyente lleno del Espíritu Santo y no se necesita por lo general ministros o consejeros profesionales de liberación. Es algo que forma parte de la autoridad del cristiano por su unión con Cristo.

(Tomado de Manual de Guerra Espiritual. por Dr. Ed Murphy)

El Dr. Murphy en una parte de su escrito nos afirma: “Esa fue también mi posición durante el período más largo de mis años en el ministerio cristiano. En realidad la mayor parte de los que hemos cambiado nuestra posición en este asunto fuimos educados con esa opinión tradicional de la no demonización de los creyentes. La cambiamos, más que nada, a causa de la experiencia acumulada aconsejando a los demonizados.” Esto implica que en vista de sus experiencias con personas demonizadas (según su criterio) se vio forzado a reinterpretar las escrituras buscando una explicación de por qué cristianos que habían hecho su “confesión de fe” no tenían un perfil cristiano sino mundano, según su propio criterio “demonizado”. Por esta razón vale la pena revisar la verdadera conversión del hombre.

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II

LA DIFERENCIA ENTRE CRISTIANO VERDADERO Y CARNAL.Actualmente, el mundo evangélico reconoce tres tipos de personas: los inconversos, el cristiano fiel y el cristiano carnal, en donde se nos asegura que el cristiano carnal es salvo, porque repitió la oración de fe, aunque vive en completa rebeldía contra Dios.

Pero Jonathan Edwards escribió lo siguiente sobre la verdadera conversión:

La Escritura describe la conversión en términos que implican o significan un cambio de naturaleza: el ser nacido de nuevo, convertirse en nuevas criaturas, resucitar de la muerte, siendo renovados en el espíritu de la mente, muriendo al pecado y viviendo en justicia, echando al viejo hombre y vistiéndonos del nuevo, siendo partícipes de la naturaleza divina y más.

Sigue diciendo que si no hay un cambio real y duradero en las personas quienes creen que son convertidas, su religión no vale nada, cualquiera que sean nuestras experiencias. La conversión es el giro de todo el pecado en el hombre hacia Dios. Dios puede restringir a las personas incrédulas del pecado, por supuesto, pero en la conversión Él transforma el corazón y la naturaleza misma del pecado hacia la santidad. La persona convertida, se vuelve enemigo del pecado.

Ernest C. Reisinger en su escrito ¿Qué debemos pensar del cristiano carnal? Concluye:

La enseñanza del “cristiano carnal” es después de todo, la consecuencia de un evangelismo hueco, centrado en el hombre, en el cual se buscan decisiones (de fe) a cualquier precio y utilizando cualquier método. Cuando aquellos que dicen ser convertidos no actúan como cristianos, no aman lo que los cristianos aman, ni odian lo que los cristianos odian, y no sirven a Cristo voluntariamente en la iglesia, se debe encontrar otra explicación, que la de llamarlos a “decidirse” por Cristo. Ya lo han hecho y ya el predicador o el evangelizador personal los ha declarado “cristianos”. Pero cuando no actúan como cristianos algo anda mal. ¿Qué es? La enseñanza que he tratado de refutar dice que el problema es que solo son “cristianos carnales”.

No hay certeza más segura que esta: un corazón no transformado y una vida mundana llevará a los hombres al infierno. “Nadie os engañe con palabras vanas, porque por estas cosas viene la ira de Dios sobre los hijos de desobediencia” Ef.5:6.

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III

BREVE RESUMEN SOBRE DEMONOLOGIA.LA REALIDAD DE LOS DEMONIOS

El siglo veinte ha visto un cambio casi total en las actitudes hacia la realidad de los demonios. En la primera parte del siglo su realidad comúnmente se negaba; en la última parte, se afirma más pronta y universalmente.

TESTIMONIOS DE LA ESCRITURA SOBRE LA REALIDAD DE LOS DEMONIOS.

A. El testimonio de Cristo

Varias veces durante su ministerio terrenal nuestro Señor echó fuera demonios de varias personas. Estos ejemplos, por supuesto, afirmaron Su creencia en la existencia real de ellos (Mateo 12:22–29; 15:22–28; 17:14–20; Marcos 5:1–16). El también les dio a los discípulos autoridad para echar fuera demonios en un contexto que no requería, como algunos alegan, acomodación a una creencia ignorante en la existencia de los demonios (Mateo 10:1). Nuestro Señor nunca corrigió a alguien por aceptar la realidad de los demonios (Lucas 10:17). Si no podemos aceptar el testimonio del Señor, entonces tenemos que concluir o que:

El estaba mintiendo,

El estaba acomodando Su enseñanza a la ignorancia de Su auditorio (lo que en efecto lo hace culpable de propagar la falsedad),

Los redactores del texto de la iglesia primitiva agregaron las partes que tratan de Su enseñanza sobre los demonios.

B. El testimonio de otras partes del Nuevo Testamento

Todos los escritores del Nuevo Testamento (excepto el escritor de hebreos) mencionan a los demonios, para un total de más de cien referencias. Véase, por ejemplo, 1 Corintios 10:20–21; Santiago 2:19; Apocalipsis 9:20. Todas estas referencias usan la palabra daimonion. Otras referencias a los demonios usan las palabras “ángel” y “espíritu”. Note también que los demonios se mencionan en el primer libro escrito (Santiago) y en el último (Apocalipsis).

C. El testimonio del Antiguo Testamento

El Antiguo Testamento se refiere a los demonios con mucho menos frecuencia. Los shedhim de Deuteronomio 32:17 y del Salmo 106:37 eran ídolos señores a quienes los hebreos consideraban como representaciones visuales de demonios. Los seirim de Levítico 17:7; 2 Crónicas 11:15; Isaías 13:21; y 34:14 también eran conceptos demoníacos. Para negar la realidad de los demonios hay que pasar por alto o negar la verdad de muchos pasajes en la Escritura.

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EL ORIGEN DE LOS DEMONIOS

Se han hecho varias sugerencias en cuanto al origen de los demonios.

Este punto de vista dice que los demonios son los ángeles que se rebelaron junto a Satanás. La evidencia estriba en las siguientes consideraciones: A Satanás se le designa como el príncipe de los demonios (Mateo 12:24), lo que indica que puesto que su líder, Satanás, es un ángel, los demonios también tienen que ser ángeles, pero caídos al igual que Satanás.

Sabemos que Satanás tiene rangos bien organizados de ángeles que promueven sus propósitos. Dos de estos rangos se clasifican como principados y potestades, las cuales son las mismas designaciones que se les dan a dos de los rangos de los ángeles buenos (Efesios 3:10; 6:12). Esto parece indicar que seres de una misma clase componen el personal de estos rangos, y, por lo tanto, los seres malos son ángeles caídos.

En varios lugares a los demonios se les denomina espíritus (aunque espíritus inmundos), lo cual los asocia con el mundo espiritual de los ángeles, no humanos. Por ejemplo, al demonio que se menciona en Mateo 17:18 se le llama un espíritu inmundo en el relato paralelo en Marcos 9:25. Esta misma ecuación de demonios y espíritus se encuentra en Lucas 10:17–20. También, según Mateo 8:16, el Señor sanó a muchas personas poseídas por demonios echando fuera de ellos los espíritus inmundos. Tenemos que reconocer que las Escrituras en ningún lugar declaran directamente que los demonios son ángeles caídos, pero la evidencia del estudio sistemático de las escrituras, parece indicar que sí lo son.

NATURALEZA Y PODERES DE LOS DEMONIOS.Puesto que los demonios pertenecen a la misma clase de seres que los ángeles y Satanás, todas estas criaturas tienen mucho en común.

A. Son personas genuinasLos demonios no son fuerzas o conceptos que existen meramente en nuestras mentes. Los demonios existen; su realidad no depende de la existencia y la habilidad de los seres humanos para concebirlos.1. Inteligencia. Ellos poseen inteligencia, podían reconocer quién era el Señor mientras El estuvo en la tierra (Marcos 1:24) y sabían de su condenación final (Mateo 8:29). También conocen el plan de salvación, aunque no lo pueden aceptar (Santiago 2:19).

2. Emociones. Pueden manifestar emoción, especialmente cuando son confrontados con el juicio (Lucas 8:28; Santiago 2:19).

3. Voluntades. Ellos pueden dar expresión a sus voluntades (Lucas 8:32).4. Personalidad. Se describen con pronombres personales (vv. 27–30).

B. Son seres espiritualesEn contraste con los seres de carne y hueso, los demonios son seres espirituales (Efesios 6:12). Sin embargo, están localizados, puesto que, como criaturas, son limitados y no son infinitos como lo es Dios. Ellos son generalmente invisibles a los seres humanos, aunque en ocasiones su presencia se hizo evidente por varios medios (Hechos 19:15; Apocalipsis 9:1–12; 16:13).

SU NATURALEZA INTELECTUAL

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Los demonios demuestran gran inteligencia como se esperaría de un orden tan elevado de seres. Sabían quién era Jesús (Marcos 1:24). Estaban conscientes de su propia condenación final (Mateo 8:29). Conocen el plan de salvación (Santiago 2:19). Desarrollan y promueven sistemas de doctrina (1 Timoteo 4:1–3), una actividad que aparentemente aumentará a medida que se acerque el fin del siglo.La inteligencia puede ser realzada por la experiencia. Todo demonio, por supuesto, ha existido durante toda la duración de la historia humana. Aunque cada uno no ha observado todo lo que ha transpirado a través de la historia, su longevidad le da una dimensión adicional a su inteligencia innata. Ellos han observado a los seres humanos en casi todas las situaciones concebibles, por lo tanto, pueden predecir con precisión lo que los individuos harán en la mayoría de las circunstancias.

SU NATURALEZA INMORAL

A. En su serLos demonios se designan “espíritus inmundos” (Mateo 10:1), “espíritus malos” (Lucas 7:21), en una cita, “un espíritu de demonio inmundo” (Lucas 4:33), y “huestes espirituales de maldad” (Efesios 6:12). Todos estos términos indican claramente la naturaleza inmoral de los demonios.B. En sus objetivosInmoralidad es todo lo que es incompatible con el bien, pero el bien se tiene que definir fundamentalmente en relación con la voluntad de Dios. Por lo tanto, las actividades inmorales de los demonios pueden incluir cualquier cosa que se opone a la voluntad de Dios.Estas son algunas observaciones de alguien que estuvo profundamente identificado con el espiritismo: “Los espíritus con quienes me encontré en las sesiones de espiritismo eran en su mayoría, muy moralistas. Ellos nos animaban a no fumar o beber o hacer cualquier otra cosa que causara daño a nuestras mentes y cuerpos. A los ministros se les decía que predicaran la moralidad, los buenos modales, y la dignidad cívica. Yo conocía ministros que hacían que sus secretarias tomaran nota de los mensajes de los espíritus y entonces ¡los usaban desde el púlpito! Los espíritus a menudo hablaban de un Jesús ético, pero nunca de un Salvador que murió una muerte sacrificial por el pecado. En contraste con el tono ético y de alta moral de las sesiones de espiritismo en nuestro hogar, asistí a algunas donde los espíritus eran blasfemos y sensuales” (Victor H. Ernest, Yo he hablado con los espíritus [Editorial LOGOI]). Los objetivos inmorales de los demonios tienen que incluir tanto la promoción de la inmoralidad mala como de la inmoralidad buena (la que lleva a la persona a confiar en las buenas obras en vez de en el Salvador Jesucristo). Esto está completamente de acuerdo con los planes de Satanás y su deseo de falsificar lo correcto.

SUS PODERES

A. Su fuerzaEn ciertas ocasiones los demonios pueden exhibir una fuerza sobrehumana mientras obran a través de los seres humanos. El endemoniado gadareno pudo romper todos los grillos y las cadenas (Marcos 5:3). Los hijos de Esceva fueron dominados por el hombre poseído en Hechos 19:16.B. Su inteligenciaYa ha mencionado su inteligencia superior. Pero siempre surge la pregunta: ¿Conocen los demonios el futuro? Por cierto, ellos pueden comprender el plan de Dios como lo hallan en la Biblia. ¿Indica Hechos 16:16 que ellos pueden predecir el futuro? Evidentemente no, porque la palabra “adivinación”, usada solamente aquí en el Nuevo Testamento, se tiene que entender en un sentido negativo; es decir, “aparentar predecir el futuro”. Cuando se usa en la Septuaginta, invariablemente se refiere a las palabras de profetas mentirosos o aquellos que practicaban las artes malas que se prohibían por la ley.

C. Su presencia

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Los demonios no son infinitos; son limitados y son criaturas, aunque sobrehumanas. Evidentemente no están presentes en todos los lugares; pero no están tan restringidos como los humanos por las barreras normales del espacio (Lucas 8:30 — una legión de demonios habitó en un hombre). El mismo hecho de que los demonios pueden entrar en cuerpos humanos y de animales demuestra que ellos son capaces de penetrar barreras que restringirían a los seres humanos. Sin embargo, la inmensa cantidad de demonios puede hacer que parezca que están presentes en todos los lugares, aunque eso no es cierto. Aun así, Satanás valiéndose de ellos puede utilizar su multiplicidad en su intento de promover sus planes en todas partes. En resumen: Los demonios no son humanos; ni tampoco son Dios. Pero sí son seres sobrehumanos con inteligencia, experiencia, y poder superiores. El negar la existencia de los demonios no es escepticismo; solamente demuestra la ignorancia. El subestimar el poder de ellos es temeridad.

¿QUE HACEN LOS DEMONIOS CON RELACION A LOS SERES HUMANOS?

A. AflicciónLos demonios pueden infligir enfermedades físicas (Mateo 9:33, mudez; 12:22, ceguedad y mudez; 17:15–18, epilepsia). También pueden causar desordenes mentales (Marcos 5:4–5; 9:22; Lucas 8:27–29; 9:37–42). Pueden ocuparse de causar la muerte a las personas (Apocalipsis 9:14–19). Por supuesto, no todos los problemas físicos y mentales resultan de la actividad demoníaca; en realidad la Biblia distingue las enfermedades naturales de las demoníacas (Mateo 4:24; Marcos 1:32, 34; Lucas 7:21; 9:1).

B. PerversiónEl hecho de que los demonios también son llamados espíritus inmundos enseña que cualquier cosa que hagan pervierte lo que es limpio, noble, y correcto. Esta perversión se puede lograr promoviendo el bien o el mal. La inmoralidad de los cananeos parece que pueda atribuírsele a la actividad demoníaca (Levítico 18:6–30; Deuteronomio 18:9–14).

C. Posesión1. Definición. La posesión demoníaca es el control directo de un individuo por uno o más demonios que habitan en él.Todas las personas, creyentes y no creyentes son influidos y afectados por la actividad demoníaca, pero no todos son poseídos.Para hacer una analogía, la influencia de los demonios es a la posesión demoníaca como la providencia general es a los milagros especiales. Los individuos poseídos no tienen la capacidad de separarse a sí mismos del control del demonio(s).El término “ser poseído por un demonio” o “ser endemoniado” ocurre trece veces en el Nuevo Testamento, todas en los Evangelios (Mateo 4:24, 12:22; Marcos 5:15–18; Lucas 8:36; Juan 10:21). El mismo fenómeno se describe en los términos “echar de” o “salir de” (Marcos 1:25–26; 9:25). Después del día de Pentecostés la posesión por demonios y el exorcismo se mencionan solamente en Hechos 5:16; 8:7; 16:16–18; 19:12. El don espiritual de discernimiento de espíritus (1 Corintios 12:10) probablemente se refiere a la habilidad de distinguir entre fuentes falsas y genuinas de revelación sobrenatural, cuando esa revelación se estaba dando en forma oral, y no a la habilidad de echar fuera a demonios de las personas.2. Características. Las características de la posesión demoníaca pueden ser tan variadas como las actividades de los demonios, pudiendo ésta calificarse de leve o severa y hasta extravagante . No se describen muchos síntomas específicos en los relatos, pero pueden incluir los siguientes: anormalidades físicas, como mudez, ceguedad, y convulsiones (Mateo 9:32; 12:22; Lucas 9:39); tendencia a la autodestrucción (Marcos 5:5; Lucas 9:42); locura (a lo menos las personas pensaban que los demonios podían producir esto, Juan 10:20); fuerza sobrehumana (Marcos 5:3–4); y poderes ocultos (Hechos 16:16–18). Aunque los demonios pueden hacer estas cosas en

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las personas, esto no significa que toda enfermedad, por ejemplo, venga de la actividad demoníaca. El doctor Lucas distingue claramente entre las enfermedades causadas por demonios y enfermedades debidas a otras causas más naturales (Hechos 5:16). Esta es una descripción de una posesión de vudú en el país de Haití: “El sujeto entra en un estado como de trance (usualmente después de experimentar convulsiones), durante el cual uno de los loas entra en su cuerpo y lo ‘tripula’. La personalidad humana es reemplazada por lo sobrehumano, los rasgos humanos toman las características de las del espíritu (masculino o femenino, bueno o malo, viejo o joven, engañador u honesto), y la garganta humana habla las palabras del loa, algunas de ellas en ‘lenguas’ no inteligibles. La posesión puede que dure minutos u horas o algunas veces días, durante ese tiempo a la persona invadida por el espíritu se le da la comida y la bebida favoritas del espíritu (a menudo bastante imposible de que humanos no poseídos la consuman) y se le ofrece sus diversiones favoritas. Después, el humano no recuerda nada de su comportamiento como un dios” (Carter Harman, “The West Indies”. Life World Library [New York: Time Inc., 1963], pp. 53–4).3. Responsabilidad. La Escritura dice muy poco explícitamente sobre este punto. Las advertencias a guardarse de los ataques del diablo o resistirlos implican que el fallar en esto lo expone a uno a la posibilidad de ser controlado por Satanás y sus demonios. Así que un individuo puede cargar con la responsabilidad de lo que resulte en una posesión demoníaca por ceder a ataques satánicos previos.Sin embargo, el caso del muchacho endemoniado desde la niñez parece indicar que esta fue una condición sobre la cual él no ejerció control alguno (Marcos 9:21). Y, por cierto, el aguijón en la carne de Pablo no fue algo que él trajo sobre sí mismo, pero Dios estaba usando a un demonio para infligir el problema (2 Corintios 12:7).4 ¿Se limita la posesión demoníaca a los no creyentes o puede que se extienda también a los creyentes? Es decir, ¿puede hoy en día un cristiano ser poseído por demonios? El argumento contra la posibilidad de que un creyente pueda ser poseído se basa a menudo en el hecho de que el Espíritu Santo habita en el creyente. En otras palabras, puesto que el Espíritu habita en el creyente, es imposible que Satanás o demonios también habiten a la vez y que lo posean. Pero ¿no batallan la carne y el Espíritu a la vez dentro del creyente? (Gálatas 5:16–17), igualmente se pudiera señalar que Satanás también ha sido juzgado (Juan 12:31). Así que si el Espíritu y la carne, lo nuevo y lo viejo, pueden estar presentes dentro del creyente al mismo tiempo, ¿por qué no el Espíritu y Satanás (o demonios)?Los versículos que se citan para respaldar el punto de vista de que los creyentes pueden ser poseídos por demonios, usualmente son estos: 1 Samuel 16:13–14; Lucas 13:11–16; Hechos 5:3; 1 Corintios 5:5; 2 Corintios 11:14; y 12:7. Pero cuando se examinan, estos versículos no comprueban que los creyentes pueden ser poseídos por demonios. Posiblemente la pregunta debe formularse de otro modo. En vez de preguntar si un creyente puede ser poseído por demonio, debemos investigar si Satanás o los demonios pueden o no obrar desde adentro del creyente al igual que desde afuera. En otras palabras, ¿puede la base de operaciones de Satanás o los demonios estar tanto adentro como afuera del creyente?La referencia en 1 Samuel dice que un espíritu malo atormentaba a Saúl, pero no se expresa la base de operaciones. Ni tampoco sabemos definitivamente la condición de Saúl ante Dios. Lucas le atribuye la deformidad de la mujer a un demonio, y el Señor la llama “una hija de Abraham”. Algunos entienden que esto es un caso claro de un demonio que obra dentro de un creyente. Sin embargo, no está claro si “hija de Abraham” indica una creyente o simplemente que ella era una de las del pueblo escogido de Dios, Israel. Claramente, ella no era cristiana en el sentido post-pentecostal de la palabra. El castigo sobre el hermano que estaba pecando en 1 Corintios 5 abarcó el entregarlo a Satanás (véase también 1 Timoteo 1:20). Pero es debatible si esto significaba que Satanás y- o demonios trabajarían desde dentro de su vida o simplemente que ahora lo estaban poniendo fuera de la comunión y protección de la iglesia en el dominio de Satanás, el mundo.El “otro espíritu” de 2 Corintios 11:4 no es un demonio como tampoco lo es el “otro Jesús” en el versículo. Es otro evangelio que trae esclavitud. La base de operaciones para el mensajero de Satanás (un demonio) que Dios mandó para afligir a

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Pablo no se expresa en 12:7. Aunque el resultado fue un aguijón en la carne, esto no significa que el demonio tuvo que residir en Pablo. Hechos 5:3 expresa claramente que Satanás llenó el corazón de Ananías para que mintiese al Espíritu. La palabra “llenar” es la misma que se usa en Efesios 5:18 de la llenura del Espíritu. Puesto que no hay alguna razón para creer que Ananías no fuera creyente, aquí está una clara afirmación de que Satanás sí llenó el corazón de un creyente. Aquí no se dice nada acerca de demonios, aunque probablemente si Satanás llenó su corazón, los demonios también lo pudieran haber hecho.¿Cómo se puede evaluar esta evidencia? Aquí tenemos dos sugerencias:

- En primer lugar, debemos de echar a un lado frases como “posesión demoníaca” y “habitación demoníaca” cuando estos conceptos se refieren a creyentes, porque la tendencia es leerlo a la luz de la idea que tenemos en cuanto la habitación del Espíritu (i.e. una residencia permanente en el creyente). Ni Satanás ni los demonios pueden habitar permanentemente en un creyente, ni ganar victoria definitiva sobre éste, aunque les sea posible dominar o controlar su vida por algún tiempo. Un creyente puede ser entregado a Satanás para la destrucción de la carne, pero el espíritu será salvo en el día del Señor Jesús (1 Corintios 5:5). Cualquier cosa que Satanás o los demonios le puedan hacer a un creyente, ya sea que su base de operaciones esté dentro o fuera del mismo, su control no puede ser permanente y eterno. Juan afirma claramente que el maligno no puede “tocar” al que ha nacido de Dios (1 Juan 5:18). La palabra “tocar” aquí abarca la idea de dañar—Satanás no puede dañar al creyente—. Juan usa la palabra solamente en un lugar más: Juan 20:17, y significa no un toque superficial, sino un asimiento, adherirse, o agarrarse de alguien. Satanás nunca puede asirse del creyente con el propósito de hacerle daño, porque ese creyente le pertenece eterna y irrevocablemente a Dios. Satanás (o los demonios) pueden afligir y aun controlar por un tiempo, pero nunca permanente o eternamente.

- En segundo lugar, el hecho de que el Nuevo Testamento es indefinido en cuanto a la base de operaciones de los demonios con relación a los cristianos, junto con la falta de mandamientos directos (después de Pentecostés) de exorcizar demonios, nos puede dar una clave en cuanto a cómo combatir al enemigo. Normalmente uno no debe mirar hacia el exorcismo como la forma de atacar a los demonios, sino usar las armas normales de nuestra batalla contra Satanás y sus demonios. El cristiano debe tratar la importunidad demoníaca igual que resistiría la tentación o lucharía contra las actividades de la carne. Debe examinarse a sí mismo para ver si hay algunas áreas de rebelión contra la ley o la voluntad de Dios, confesar cualquier y todo pecado conocido, depender del poder del Espíritu que habita en él, el cual es mayor que Satanás (1 Juan 4:4), y usar toda la armadura de Dios (Efesios 6:13–18). Aun si es necesario el exorcismo en algunos casos extremos, el exorcista no puede impedir que los demonios vuelvan a atacar a esa misma persona, porque ningún ser humano puede garantizar que ata a los demonios o los manda al abismo. Pablo nos recuerda que batallamos contra los poderes de las tinieblas toda nuestra vida. Por lo tanto, el cristiano debe ser vigilante (1 Pedro 5:8), estar vestido con la armadura de Dios, y utilizar todas las cosas que contribuyen a la espiritualidad saludable (Romanos 12:2; 2 Corintios 10:5; Filipenses 4:8). Una nota de advertencia: No todos los problemas son iniciados por demonios, no todas las enfermedades físicas, no todos los problemas emocionales, no todos los pecados. Algunos surgen de causas naturales, algunos de la carne. Echar fuera a los demonios no presta ninguna ayuda en esas circunstancias, pero pelear la buena batalla de la fe beneficia en todas las cosas.

Tomado de Teología Básica. Por Charles C. Ryrie.

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IV

LA POSESION DEMONIACA Y EL CRISTIANO.Por. John MacArthur

¿Los cristianos pueden ser poseídos?

Debemos recordar, primeramente, que la Palabra de Dios es nuestro único recurso confiable sobre la verdad de Satanás y sus demonios.

El teólogo y erudito de Princeton, Dr. Charles Hodge nos advierte correctamente:

Ninguna cantidad de aprendizaje, ni superioridad de talento, ni aun la pretensión a inspiración, puede justificar una salida de las…verdades enseñadas por hombres de cuya inspiración Dios ha sido testigo. Todo maestro debe ser dirigido a este estándar; y aun si un ángel del cielo debe enseñar cualquier cosa contraria a las Escrituras, él debe ser considerado como anatema (Gal. 1:8). Es un asunto de gratitud constante de que tenemos tal estándar para probar los espíritus si son de Dios (Commentary on the Epistle to the Romans [Comentario de la epístola a los romanos, Grand Rapids: Eerdmans, 1972], p. 395).

¿Qué es lo que la Palabra de Dios, el estándar de la verdad, dice? ¿Pueden los demonios residir o espacialmente habitar en un verdadero creyente? ¿Pueden entrar a través de una puerta abierta y ser residentes? Proponentes del movimiento de la batalla espiritual de hoy, dicen que sí, pero basan su respuesta en la experiencia subjetiva, no en la Palabra de Dios. La Biblia claramente dice que tal afirmación no tiene base justificable.

No hay ejemplo claro en la Biblia, donde un demonio habitó o invadió a un verdadero cristiano. Nunca en las epístolas del Nuevo Testamento son los creyentes advertidos de la posibilidad de ser habitados por demonios. Tampoco vemos a alguien reprendiendo, atando o echando demonios fuera de un verdadero creyente. Las epístolas nunca instruyeron a los creyentes a echar fuera demonios, sea de un creyente o de un incrédulo. Cristo y sus apóstoles fueron los únicos quienes echaron demonios, y en cada instancia las personas poseídas por demonios eran incrédulas.

La enseñanza colectiva de la Escritura es que los demonios nunca pueden espacialmente habitar en un verdadero creyente. Una implicación clara de 2 Corintios 6, por ejemplo, es que la habitación del Espíritu Santo nunca puede cohabitar con demonios:

¿Y qué concordia Cristo con Belial? ¿O qué parte el creyente con el incrédulo? ¿Y qué acuerdo hay entre el templo de Dios y los ídolos? Porque vosotros sois el templo del Dios viviente, como Dios dijo: Habitaré y andaré entre ellos, y seré su Dios, y ellos serán mi pueblo” (v. 15-16).

En Colosenses 1:13, Pablo dice que Dios “nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo”. La salvación trae verdadera libertad y protección contra Satanás. En

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Romanos 8:37, Pablo dice que nosotros somos verdaderos conquistadores a través de Cristo, de manera abrumadora. En 1 Corintios 15:57, él dice que Dios nos da la victoria. En 2 Corintios 2:14, él dice que Dios siempre nos dirige al triunfo. En 1 Juan 2:13, Juan dice que hemos vencido al malo. Y, capítulo 4:4, dice que la habitación del Espíritu Santo es más grande que Satanás. ¿Cómo es que alguien puede afirmar esas verdades gloriosas, y creer que los demonios pueden habitar en los creyentes genuinos?

Posesión demoníaca y la verdadera conversión

Muchas de las voces populares en el movimiento de la batalla espiritual de hoy, son muy rápidas en clamar cada profesión de fe en Cristo como una prueba de salvación. Eso refleja la creencia fácil que ha cautivado a esta generación.

Un exhaustivo entendimiento bíblico de la doctrina de la conversión hace claro que los demonios nunca pueden habitar o poseer a un creyente.

Jonathan Edwards escribió sobre la verdadera conversión:

La Escritura describe la conversión en términos que implican o significan un cambio de naturaleza: el ser nacido de nuevo, convertirse en nuevas criaturas, resucitar de la muerte, siendo renovados en el espíritu de la mente, muriendo al pecado y viviendo en justicia, echando al viejo hombre y vistiéndonos del nuevo, siendo partícipes de la naturaleza divina y más.

Sigue diciendo que si no hay un cambio real y duradero en las personas quienes creen que son convertidas, su religión no vale nada, cualquiera que sean nuestras experiencias. La conversión es el giro de todo el pecado en el hombre hacia Dios. Dios puede restringir a las personas incrédulas del pecado, por supuesto, pero en la conversión Él transforma el corazón y la naturaleza misma del pecado hacia la santidad. La persona convertida, se vuelve enemigo del pecado.

¿Qué debemos hacer con la persona que dice que experimentó la conversión pero las emociones religiosas muy pronto se desvanecieron dejándola como era antes? Él parece tan egoísta, mundano, tonto, perverso e incrédulo como lo era anteriormente. Esto habla en contra de él más fuerte que cualquier experiencia religiosa.

En Cristo Jesús, ni la circuncisión ni la incircuncisión, ni la experiencia dramática ni una callada, ni un testimonio maravilloso ni uno aburrido cuenta para nada. La única cosa que importa, es que es una nueva criatura (The Experience That Counts!, p. 99) [¡La Experiencia que cuenta!]

En Mateo 12, Cristo reprende a aquellos quienes solamente lo seguían para ser testigos de los grandes milagros y maravillas:

Cuando el espíritu inmundo sale del hombre, anda por lugares secos, buscando reposo, y no lo haya. Entonces dice: Volveré a mi casa de donde salí; y cuando llega, la halla desocupada, barrida y adornada. Entonces va, y toma consigo otros siete espíritus peores que él, y entrados, moran allí; y el postrer estado de aquel hombre viene a ser peor que el primero. Así también acontecerá a esta mala generación (v. 43-45).

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En vez de responder a los milagros y maravillas espectaculares, Cristo se dirige a su necesidad de salvación. Muchas personas parecen tener sus vidas en orden. Pero en realidad, no han confiado en Cristo como Señor y Salvador. Sus almas son “desocupadas” – eso es, el Espíritu Santo no vive en ellos. Entonces ellos están abiertos a la invasión demoníaca. Eso no puede ser cierto de aquellos quienes sus cuerpos son templos del Espíritu Santo (2Cor. 6:16).

De acuerdo a 1 Pedro 1:5, cuando Cristo reina en la vida de una persona, esa persona es cuidada por el poder de Dios. Como resultado, “el maligno no le toca” (1 Juan 5:18). Cuando el Espíritu Santo vive en una persona, ningún demonio puede tener estadía allí como ocupante. La morada por los demonios es solamente evidencia de falta de una salvación genuina.

CONCLUSION.

Cuando el hombre escucha el evangelio de verdad, El Espíritu Santo lo convence de pecado (Jua.16:7-8) y cuando es convencido de su total depravidad y de su incapacidad de justificarse ante Dios por sus propios méritos, el hombre es quebrantado en su corazón y recibe el don del arrepentimiento (Hch.5:31; 11:18; Ro.2:4; 2Co.7:10). Luego de arrepentirse el hombre, cree que Jesús, siendo Dios se encarnó para ofrecer su vida en sacrificio expiatorio por los pecados de los hombres, que fue sepultado conforme a las Escrituras, pero que Dios le resucitó de entre los muertos aceptando su sacrificio en propiciación por los pecados de los hombres (1Co.15:1-4; 1Jua.4:10).

Cuando el hombre se arrepiente y cree en el evangelio, (Mar.1:15) este es sellado con el Espíritu Santo, (Efe.1:13) entonces el hombre muere al pecado, y es transformado en una nueva criatura (2Co.5:17; Efe.4:20-32). Este hombre es verdaderamente un cristiano, un hijo de Dios, a quien el diablo no le toca (1Jn.5:18), además este hombre es templo y morada del Espíritu Santo (1Co.6:19); y ninguna concordia hay entre Cristo y belial (2Co.6:15-16) por lo tanto Dios le guarda mediante la fe, para alcanzar salvación que será manifestada en el día postrero, y si Dios le guarda nada lo podrá arrebatar de su mano para perder la vida eterna. (Jn.10:28-29).

Por lo tanto el cristiano verdadero y fiel no puede ser poseído en ningún momento por los demonios, pero el que dice ser cristiano, confiando en una oración que repitió pero que vive sin dar frutos de arrepentimiento en su vida (profesante) si puede ser demonizado.

Por lo tanto el desacuerdo con el Dr. Ed Murphy, es únicamente en llamar cristianos a las personas demonizadas, porque nuestro Señor Jesucristo dijo:

No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad (Mt.7:21-23; Lc.13:25-27)

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REPORTE DE LECTURAS REALIZADAS (200 PAGINAS MINIMO)

- Ángeles y sus manifestaciones (José y Lidia Zapico) …………...182 páginas- Sección I: Sobre la demonización de los cristianos, De Manual de Guerra Espiritual (Dr.

Ed. Murphy)………………………………………………...............21 páginas- Secciones IV. LOS ÁNGELES ESPIRITUS MINISTRADORES, V. NUESTRO

ADVERSARIO EL DIABLO. y VI. LOS DEMONIOS ESPIRITUS INMUNDOS. de Teología Básica (Charles C. Ryrie)…………………………………20 páginas.

- La posesión demoniaca y el cristiano, articulo (John MacArthur)… 3 páginas.- Satanás su obra y destino (Lewis Sperry Chafer)…………………... 3 páginas.

TOTAL PAGINAS LEIDAS…………………………………………….228 PÁGINAS.

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