la pesadilla de einstein

33
Edición número 1 / Julio - diciembre de 2014 ISSN 2389 - 9794 LA PESADILLA DE EINSTEIN SOBRE LA TECNO-DISTOPÍA EN BERNARD STIEGLER Mark Featherstone (Trad. Jorge Echavarría Carvajal) TRADUCCIÓN

Upload: julien-cantor

Post on 05-Sep-2015

69 views

Category:

Documents


7 download

DESCRIPTION

Ensayo sobre tecno-distopía e internet

TRANSCRIPT

  • Edicin nmero 1 / Julio - diciembre de 2014ISSN 2389 - 9794

    LA PESADILLA DE EINSTEIN

    SOBRE LA TECNO-DISTOPA EN BERNARD STIEGLER

    Mark Featherstone(Trad. Jorge Echavarra Carvajal)

    TRADUCCIN

  • LA PESADILLA DE EINSTEIN

    SOBRE LA TECNO-DISTOPA EN BERNARD STIEGLER1

    Mark Featherstone(Trad. Jorge Echavarra Carvajal)

    El amor por los gadgets

    En invierno de 2013, me hice consciente de la pesadilla de Einstein, un meme de internet2, un fragmento de informacin, que re eja el horror de

    1. Tomado de: CTheory: Theory, technology and culture. 36 (30) 5/12/2013. Editors: Arthur and Marilouise Kroker

    2. [Se re ere a una idea, impresin, concepto, etc., popularizado a travs de cualquiera de

    los medios virtuales. Su origen est en la idea del zologo Richard Dawkins, para quien meme

    es la unidad mnima de informacin que puede trasmiti rse. N. del T.]

  • Re

    vis

    ta

    Co

    lo

    mb

    ian

    a d

    e P

    en

    sam

    ien

    to

    Est

    t

    ico

    e H

    ist

    or

    ia d

    el

    Ar

    te

    Re

    vis

    ta

    Co

    lo

    mb

    ian

    a d

    e P

    en

    sam

    ien

    to

    Est

    t

    ico

    e H

    ist

    or

    ia d

    el

    Ar

    te

    Re

    vis

    ta

    Co

    lo

    mb

    ian

    a d

    e P

    en

    sam

    ien

    to

    Est

    t

    ico

    e H

    ist

    or

    ia d

    el

    Ar

    te

    Re

    vis

    ta

    Co

    lo

    mb

    ian

    a d

    e P

    en

    sam

    ien

    to

    Est

    t

    ico

    e H

    ist

    or

    ia d

    el

    Ar

    te

    Re

    vis

    ta

    Co

    lo

    mb

    ian

    a d

    e P

    en

    sam

    ien

    to

    Est

    t

    ico

    e H

    ist

    or

    ia d

    el

    Ar

    te

    141

    Re

    vis

    ta

    Co

    lo

    mb

    ian

    a d

    e P

    en

    sam

    ien

    to

    est

    t

    ico

    e H

    ist

    or

    ia d

    el

    Ar

    te

    ed

    ici

    n n

    m

    er

    o 1

    /

    Ju

    lio

    -Dic

    iem

    br

    e d

    e 2

    014

    / I

    SS

    N 2

    38

    9 -

    97

    94

    lo que llamo en este art culo distopa tecnolgica3 El meme, ti tulado La peor pesadilla de Einstein (Einsteins Worst Nightmare ) explica que el da que Albert Einstein tema ha llegado!. Tras el pantallazo, seis imge-nes mostraban a personas en varios escenarios colecti vos: Tomando caf con amigos, en un da en la playa, animando a su equipo deporti vo, en una cita nti ma, disfrutando del paisaje, comparti endo una cena: donde sea que se dan estos eventos comunales o sociales, la mediacin tecnolgica irrumpe. Las personas en cada una de esas imgenes estn distradas, se aferran a sus gadgets, observan sus pantallas, se pierden en sus media-ciones. Estn inmersos en sus iPhones, smartphones y otros aparatos e ignoran la presencia de sus amigos y familiares. Al nal del meme hay una cita de Einstein y all leemos los detalles de su pesadilla: Temo el da en el cual la tecnologa sobrepase nuestra interaccin humana. El mundo tendr una generacin de idiotas. Captamos as el problema. Tal vez un meme inspirado por MacLuhan, por Baudrillard, por ambos? De acuerdo con el meme, podramos argumentar que la mediacin tecnolgica de la comunicacin humana ha comenzado a obrar contra su propsito ori-ginal, la creacin de relaciones sociales, donde el trmino social implica una relacin de nida por un espesor fenomenolgico, incorporado, una cualidad necesaria para una socialidad durable. Pero no es esta la rela-cin que predomina en la pesadilla de Einstein. En ella, miramos pantallas y nos comunicamos con cuerpos ausentes, virtuales, as ignoremos a la gente real en nuestra inmediata vecindad. La gente de las imgenes son los macluhanianos amantes de los gadgets, cuyo amor a sus mviles los asla de las interacciones sociales reales. Como explica MacLuhan, es sim-plemente mucho lo que sucede en nuestra sociedad hipermediti ca para asumirlo, de modo que nos auto amputamos con nuestros gadgets4.

    De otro lado, y a n de balacear nuestro reti ro en el aislamiento, caemos en el xtasis comunicacional de Baudrillard, donde nos hacemos adictos

    3. Me hice conciente de la existencia de la pesadilla de Einstein por primera vez en unas

    conversacin telefnica con el profesor John ONeill. [En adelante, las referencias del

    autor se deben disti nguir de las del traductor, que aclaran o referencian bibliograf a en

    espaol, se presentan entre corchetes y que se acompaan de la abreviatura: N. del T.]

    4. Marshall McLuhan (2001), Understanding Media: The Extensions of Man. London: Routledge

  • Re

    vis

    ta

    Co

    lo

    mb

    ian

    a d

    e P

    en

    sam

    ien

    to

    Est

    t

    ico

    e H

    ist

    or

    ia d

    el

    Ar

    te

    Re

    vis

    ta

    Co

    lo

    mb

    ian

    a d

    e P

    en

    sam

    ien

    to

    Est

    t

    ico

    e H

    ist

    or

    ia d

    el

    Ar

    te

    Re

    vis

    ta

    Co

    lo

    mb

    ian

    a d

    e P

    en

    sam

    ien

    to

    Est

    t

    ico

    e H

    ist

    or

    ia d

    el

    Ar

    te

    Re

    vis

    ta

    Co

    lo

    mb

    ian

    a d

    e P

    en

    sam

    ien

    to

    Est

    t

    ico

    e H

    ist

    or

    ia d

    el

    Ar

    te

    Re

    vis

    ta

    Co

    lo

    mb

    ian

    a d

    e P

    en

    sam

    ien

    to

    Est

    t

    ico

    e H

    ist

    or

    ia d

    el

    Ar

    te

    M

    ar

    k F

    eath

    erst

    on

    e (T

    ra

    d. J

    or

    ge

    Ech

    ava

    rr

    a C

    arv

    aja

    l) /

    LA

    PE

    SAD

    ILL

    A D

    E E

    INST

    EIN

    SO

    BR

    E L

    A T

    EC

    NO

    -DIS

    TO

    PA

    EN

    BE

    RN

    AR

    D S

    TIE

    GL

    ER

    142 al acto de la comunicacin mismo5. El senti do es irrelevante: hablar, escri-bir, se trata comunicarse por ello mismo. Como John ONeill anot mucho antes del despegue del Internet (dejemos el IPhone por fuera), televideo, ergo sum: Estoy en la pantalla, por tanto, soy6. Existo y resisto mi au-toimpuesto reti ro del mundo, porque me comunico a distancia. De acuer-do con el meme, esta es la distopa tecnolgica de Einstein.

    Sin embargo, hay un problema con la imagen, que es enteramente esencial a la idea de meme misma: Einstein nunca escribi o dijo esta frase a nadie. Al menos, es lo que puede concluirse tras consultar Ulti mate Quotable Eis-tein de Alice Calaprice. No hay registro de que l haya expresado esta idea de pesadilla7. Pero no debemos precipitarnos, ya que y si la naturaleza fal-si cada de la cita central del meme es parte de la pesadilla? No se tratara de la pesadilla platnica de la mediacin y la memoria grabada del Fedro?8 Aqu, las cosas se recuerdan, pero olvidamos, y terminamos sin tener idea de si lo que lo recuerda o se sabe es en algn modo real. En la visin de Platn, la memoria tecnolgica, la escritura, es esencialmente sof sti ca. Ello nos hace idiotas, los proletarios originales, y por ello no podemos con ar en ella. Esta idea ser retomada por Derrida en su discusin sobre la farmacia de Platn9 y por Baudrillard10 en sus trabajos sobre el simulacro.

    Para Derrida, el mito platnico del valor de la palabra hablada sobre la escritura y el temor al deslizamiento in nito del signi cante con respecto al signi cado,

    5. Jean Baudrillard (1988) The Ecstasy of Communicati on. Trans. Bernard Schutze and Car-

    oline Schutze. New York: Semiotext(e)

    6. John ONeill (2002) Platos Cave: Television and its Discontents. Cresskill, NJ: Hampton Press

    7. Alice Calaprice (ed.) (2010 The Ultimate Quotable Einstein. Princeton: Princeton University Press

    8. Plato (2005) Phaedrus. Trans. Christopher Rowe. London: Penguin p., 62. Ver 275a so-bre la destruccin de la memoria por la tecnologa.

    9. [En: Derrida, J. (1975) La diseminacin. Madrid: Fundamentos, 1975. (Primera versin 1968, en Tel Quel, No. 32 y 33) N. del T. ]

    10. [Cf. Baudrillard, J. (2007) Cultura y Simulacro. Barcelona: Kairs, 2007 (edicin origi-nal en francs 1978) y Baudrillard, J. (1983) Simulati ons. New York: Semiotext[e], entre

    otros trabajos. N. del T.]

  • Re

    vis

    ta

    Co

    lo

    mb

    ian

    a d

    e P

    en

    sam

    ien

    to

    Est

    t

    ico

    e H

    ist

    or

    ia d

    el

    Ar

    te

    Re

    vis

    ta

    Co

    lo

    mb

    ian

    a d

    e P

    en

    sam

    ien

    to

    Est

    t

    ico

    e H

    ist

    or

    ia d

    el

    Ar

    te

    Re

    vis

    ta

    Co

    lo

    mb

    ian

    a d

    e P

    en

    sam

    ien

    to

    Est

    t

    ico

    e H

    ist

    or

    ia d

    el

    Ar

    te

    Re

    vis

    ta

    Co

    lo

    mb

    ian

    a d

    e P

    en

    sam

    ien

    to

    Est

    t

    ico

    e H

    ist

    or

    ia d

    el

    Ar

    te

    Re

    vis

    ta

    Co

    lo

    mb

    ian

    a d

    e P

    en

    sam

    ien

    to

    Est

    t

    ico

    e H

    ist

    or

    ia d

    el

    Ar

    te

    143

    Re

    vis

    ta

    Co

    lo

    mb

    ian

    a d

    e P

    en

    sam

    ien

    to

    est

    t

    ico

    e H

    ist

    or

    ia d

    el

    Ar

    te

    ed

    ici

    n n

    m

    er

    o 1

    /

    Ju

    lio

    -Dic

    iem

    br

    e d

    e 2

    014

    / I

    SS

    N 2

    38

    9 -

    97

    94

    pierde la di erance esencial del ser de s mismo.11 En otras palabras, no habra una verdad auto-idnti ca a la que pudisemos apelar. Es el mismo caso de la nocin de simulacro en Baudrillard: aqu, el signi cante, la realidad mediti ca, est por su cuenta, una realidad integral que no ti ene relacin con lo que podra errneamente llamarse la cosa real12. Contra la visin platnica, que contrasta anamnesis e hipomnesis, o memoria viviente y memoria muerta, tanto Derrida como Baudrillard oponen la idea de la superioridad de lo inmediato. En su pers-pecti va, no deberamos imaginar el que la memoria o realidad tecnolgica sea, de algn modo, una versin ms pobre de la memoria ontolgica humana o de la realidad orgnica. Esta lti ma no existe. Sin embargo, esta lectura podra no ser enteramente correcta, en tanto Arthur Bradley muestra que Derrida nun-ca abandona enteramente la humanidad a la tecnologa, ya que la di erance misma se convierte en la cosa que nos hace vibrar13 y es duro resisti rse a la tentacin de pensar que Baudrillard desea salvar algn ti po de verdad de la inteleccin de la realidad integral. Es posible a rmar que, a pesar de su rechazo a la idea platnica de superioridad de la memoria vivida, tanto Derrida como Baudrillard terminan rea rmando alguna verdad ontolgica, pre-tecnolgica, incluso si es alcanzada negati vamente, contrabandeada por la puerta trasera, como un virus escondido dentro de un caballo de Troya.

    En el mismo senti do hecho sobre el lugar de lo pretecnolgico humano en am-bos pensadores, debemos hacer un corte a travs de la tensin entre memoria viviente y muerta en el caso de Einstein, cuya pesadilla intentamos explorar. A pesar de que Einstein no haya dicho lo que el meme proclama, una considera-cin sobre lo que s dijo acerca de la tecnologa, sugiere que s tena una visin pesimista acerca de la relacin entre hombre y tecnologa. De hecho, la no a-bilidad en la mediacin tecnolgica est, de algn modo socavada o atravesada por conexiones metafricas que establecen que el espritu del senti do siem-pre se encuentra en algn lugar ms. Segn la antologa de Callaprice (p.392), ahora podramos argumentar que la pesadilla de Einstein puede ser hallada en varios cometarios acerca de las mquinas: Una mquina no ti ene en cuenta

    11. Jacques Derrida (2004) Disseminati on. Trans. Barbara Johnson. London: Conti nuum

    12. Jean Baudrillard (1994) Simulacra and Simulati on. Trans. Sheila Faria Glazer. Ann Ar-

    bor: University of Michigan Press

    13. Arthur Bradley (2011) Originary Technicity: The Theory of Technology from Marx to Derrida. Basingstoke, Hampshire: Palgrave, pp. 94-120.

  • Re

    vis

    ta

    Co

    lo

    mb

    ian

    a d

    e P

    en

    sam

    ien

    to

    Est

    t

    ico

    e H

    ist

    or

    ia d

    el

    Ar

    te

    Re

    vis

    ta

    Co

    lo

    mb

    ian

    a d

    e P

    en

    sam

    ien

    to

    Est

    t

    ico

    e H

    ist

    or

    ia d

    el

    Ar

    te

    Re

    vis

    ta

    Co

    lo

    mb

    ian

    a d

    e P

    en

    sam

    ien

    to

    Est

    t

    ico

    e H

    ist

    or

    ia d

    el

    Ar

    te

    Re

    vis

    ta

    Co

    lo

    mb

    ian

    a d

    e P

    en

    sam

    ien

    to

    Est

    t

    ico

    e H

    ist

    or

    ia d

    el

    Ar

    te

    Re

    vis

    ta

    Co

    lo

    mb

    ian

    a d

    e P

    en

    sam

    ien

    to

    Est

    t

    ico

    e H

    ist

    or

    ia d

    el

    Ar

    te

    M

    ar

    k F

    eath

    erst

    on

    e (T

    ra

    d. J

    or

    ge

    Ech

    ava

    rr

    a C

    arv

    aja

    l) /

    LA

    PE

    SAD

    ILL

    A D

    E E

    INST

    EIN

    SO

    BR

    E L

    A T

    EC

    NO

    -DIS

    TO

    PA

    EN

    BE

    RN

    AR

    D S

    TIE

    GL

    ER

    144 los senti mientos humanos...las mquinas hacen impersonal nuestra vida, atro- an ciertas capacidades nuestras y crean un ambiente impersonal. Y sobre la ciencia: Es extrao que la ciencia, que en el pasado pareca inofensiva, haya evolucionado en una pesadilla que hace que todos ti emblen (Ibd., p. 406).

    Tales citas sugieren que Einstein s experimentaba de hecho ansiedad frente al progreso anti humano de la modernidad. No hay nada nuevo en ello: ilustra el horror a la tecnologa, a la tecnociencia, a lo que Langdon Winner llama la mquina autnoma14. Este miedo a la mquina, que Winner considera tan viejo como la propia modernidad, y como sugiere Platn en Fedro, puede rastrearse hasta los mismsimos orgenes de Occidente15, se preocupa por la posibilidad de que algn da seamos abandonados por nuestras propias criaturas. En otras palabras, este es el horror en Frankenstein16 o la pelcula de ciencia ccin de la dcada de 1980 Terminator17, el horror hacia la mquina desacoplada, el ins-trumento consciente que trabaja por trabajar, sin preocuparle la vida humana.

    Explorando esta tendencia platnica de miedo hacia el posthumanismo en la historia, como lo propone Winner, es fcil seleccionar otros autores cla-ve que se enfrentan con este distopismo tecnolgico. Considrese al Karl Marx temprano en los Manuscritos Econmicos y los cos; Max Weber en su oposicin a la racionalidad instrumental; la crti ca de Marti n Heidegger a la tecnologa moderna, y la exploracin de Jacques Ellul sobre la mons-truosidad de la tcnica.18 La pesadilla de Einstein captura el espritu de la

    14. Langdon Winner (1977) Autonomous Technology: Technics-out-of-Control as a Theme in Politi cal Thought. Cambridge, Mass: MIT Press

    15. El tema de la destruccin de la memoria viviente por la memoria muerta, mecnica,

    es importante a travs del Fedro.

    16. [La novela de Mary Shelley Frankenstein o el moderno Prometeo (1818). N. del T.]

    17. [1984, dirigida por James Cameron, coescrita por Cameron y William Wisher Jr. y protago-

    nizada por Arnold Schwarzenegger, Linda Hamilton y Michael Biehn. Tuvo tres secuelas. N. del T.]

    18. Marx, K (1988) Estranged Labour. En: Economic and Philosophic Manuscripts of 1844. Trans. Marti n Milligan. New York: Prometheus Books, pp. 69-85; Weber, M. (1978) Economy and Society: An Outline of Interpreti ve Sociology. vols. 1 and 2. Ed. Guenther Roth and Claus Witti ch. Berkeley: University of California Press; Heidegger, M. (1977) The Questi on Concern-

    ing Technology and Other Essays. Trans. William Lovitt . New York: Harper and Row; Ellul, J. (1967) The Technological Society. Trans. John Wilkinson. New York: Random House

  • Re

    vis

    ta

    Co

    lo

    mb

    ian

    a d

    e P

    en

    sam

    ien

    to

    Est

    t

    ico

    e H

    ist

    or

    ia d

    el

    Ar

    te

    Re

    vis

    ta

    Co

    lo

    mb

    ian

    a d

    e P

    en

    sam

    ien

    to

    Est

    t

    ico

    e H

    ist

    or

    ia d

    el

    Ar

    te

    Re

    vis

    ta

    Co

    lo

    mb

    ian

    a d

    e P

    en

    sam

    ien

    to

    Est

    t

    ico

    e H

    ist

    or

    ia d

    el

    Ar

    te

    Re

    vis

    ta

    Co

    lo

    mb

    ian

    a d

    e P

    en

    sam

    ien

    to

    Est

    t

    ico

    e H

    ist

    or

    ia d

    el

    Ar

    te

    Re

    vis

    ta

    Co

    lo

    mb

    ian

    a d

    e P

    en

    sam

    ien

    to

    Est

    t

    ico

    e H

    ist

    or

    ia d

    el

    Ar

    te

    145

    Re

    vis

    ta

    Co

    lo

    mb

    ian

    a d

    e P

    en

    sam

    ien

    to

    est

    t

    ico

    e H

    ist

    or

    ia d

    el

    Ar

    te

    ed

    ici

    n n

    m

    er

    o 1

    /

    Ju

    lio

    -Dic

    iem

    br

    e d

    e 2

    014

    / I

    SS

    N 2

    38

    9 -

    97

    94

    tecnofobia. El meme mismo expresa tal miedo a travs del gadget contem-porneo por excelencia, el telfono mvil, el que segn nos cuenta William Merrin, originalmente represent el futuro y el progreso19. En su lugar, la pesadilla de Einstein pinta el dispositi vo de tal modo que nos esti mula a imaginarlo como cerrazn, como apat a boquiabierta, como algo que nos convierte en idiotas. Los amantes macluhanianos del gadget que habitan en el meme, son atrapados en un circuito narcisista, autoerti co de amor por ellos mismos. No hay relaciones sociales all, y en su lugar, el principio de conecti vidad vaca reina y la vida es organizada alrededor de los dictados de lo que Marcuse llam principio performati vo20. Debemos permanecer conectados para realizar los roles asignados en el orden tcnico. El sistema tcnico global destruye el self y agente en la creacin de lo que Jaron La-nier cali ca como la mente de colmena. En rebelda contra el planeta de los insectos, Lanier le dice a su lector Usted no es un gadget y tata de redimir al humano perdido en un estado de vrti go tcnico 21.

    Aqu, el gadget no funciona ms en el contexto del famoso objeto transicional de D.W. Winnicott , que crea un espacio seguro condicionado por la atencin, el cuidado, la imaginacin y la creati vidad22 sino ms bien que nos succiona dentro de una mquina hiper-funcional. En el trabajo psicoanalti co de Win-nicott , el objeto transicional como un osito de peluche o una cobija- repre-senta una fuente de jacin a la que el nio se agarra para senti rse seguro y a salvo. La tesis de Winnicott es que esos objetos nos hacen capaces de mover-nos desde el espacio del cuidado parental, donde recibimos amor incondicio-nal, hacia el espacio de las relaciones sociales, donde tenemos que negociar

    19. Merrin, W. (2013) The Rise of the Gadget and Hyper-Ludic Me-Dia. Cultural Politi cs (forthcoming).

    20. Marcuse, H. (1974) Eros and Civilizati on: A Philosophical Inquiry into Freud. Boston: Beacon Press, 1974, p. 34. Ver tambin la discussion general de Marcuse de los orgenes

    del individuo reprimido en el mismo libro.

    21. Lanier, J, (2011) You Are Not A Gadget: A Manifesto. London: Penguin, p., 26. El con-cepto de mente colmena es clave en la tesis de Lanier, donde contrasta esta idea de auto-

    ritarismo psicolgico con la visin de individualidad creati va.

    22. Ver la discusin de D.W. Winnicott sobre objetos transicionales y fenmenos tansicio-

    nales en Playing and Reality. London: Routledge, 2005, p. 1-35.

  • Re

    vis

    ta

    Co

    lo

    mb

    ian

    a d

    e P

    en

    sam

    ien

    to

    Est

    t

    ico

    e H

    ist

    or

    ia d

    el

    Ar

    te

    Re

    vis

    ta

    Co

    lo

    mb

    ian

    a d

    e P

    en

    sam

    ien

    to

    Est

    t

    ico

    e H

    ist

    or

    ia d

    el

    Ar

    te

    Re

    vis

    ta

    Co

    lo

    mb

    ian

    a d

    e P

    en

    sam

    ien

    to

    Est

    t

    ico

    e H

    ist

    or

    ia d

    el

    Ar

    te

    Re

    vis

    ta

    Co

    lo

    mb

    ian

    a d

    e P

    en

    sam

    ien

    to

    Est

    t

    ico

    e H

    ist

    or

    ia d

    el

    Ar

    te

    Re

    vis

    ta

    Co

    lo

    mb

    ian

    a d

    e P

    en

    sam

    ien

    to

    Est

    t

    ico

    e H

    ist

    or

    ia d

    el

    Ar

    te

    M

    ar

    k F

    eath

    erst

    on

    e (T

    ra

    d. J

    or

    ge

    Ech

    ava

    rr

    a C

    arv

    aja

    l) /

    LA

    PE

    SAD

    ILL

    A D

    E E

    INST

    EIN

    SO

    BR

    E L

    A T

    EC

    NO

    -DIS

    TO

    PA

    EN

    BE

    RN

    AR

    D S

    TIE

    GL

    ER

    146 las relaciones, sin senti rnos abandonados. En otras palabras, el objeto viene a simbolizar un sistema social de cuidado y atencin ms all de nuestros padres, especialmente de nuestra madre. Pero qu sucede si el objeto no juega ya ese rol y ya no se siente como especial? Ese es precisamente el pro-blema con el objeto en el trabajo de Baudrillard sobre el gadget en su libro La sociedad de consumo23. En este caso el objeto no nos hace senti r seguro y a salvo, sino que nos transforma en adictos disfuncionales en virtud de su pro-pia hiper-funcionalidad24. Funciona por funcionar. En tanto excedemos esta simple ecuacin, donde la funcionalidad es su ciente por s misma, nuestra humanidad se convierte en una fuente de carencia. Como resultado, nos ha-cemos dependientes del objeto tecnolgico, y el efecto de tal dependencia es que escapamos de nuestra carencia a travs del objeto. Por supuesto, el problema adicional del objeto tecnolgico hoy es que, al contrario del objeto transicional (el desgastado osito o la vieja cobija), la evolucin del moderno objeto tecnolgico est organizada alrededor de la obsolescencia plani cada. Donde podramos superar el objeto transicional, el gadget tecnolgico nos supera: avanza el iPhone 3 se convierte en 3G, en 4, 4S, 5, 5S, 5C. Como dijo Steve Jobs al presentar el lti mo gadget de Apple, otra cosa ms. Siguiendo la lgica del feti chismo de la mercanca marxista, siempre habr otra cosa ms, que nos indica que estamos siempre en estado carencial.

    El efecto de esta condicin es que nosotros, los amantes de los gadgets, no slo dejamos atrs el objeto, que es claramente poco con able ya que siem-pre cambiar, sino que tales objetos son ms o menos sin valor cuando los poseemos, ya que no ti enen aura (para usar el concepto de Benjamin que alude a las propiedades mgicas del objeto25). Se degrada pues en ambos senti dos - nos supera y parece inti l en cualquier caso, porque sabemos que siempre habr un nuevo modelo en el futuro cercano. De esta manera,

    23. [Baudrillard, J. (1974) La sociedad de consumo. Sus mitos, sus estructuras. Barcelona: Plaza y Jans. N. del T.]

    24. Baudrillard, J. (1998) The Consumer Society: Myths and Structures. Trans. Chris Turn-er. London: Sage

    25. Walter Benjamin explica que el aura de una obra se pierde en el proceso de repro-

    duccin mecnica. Ver: The Work of Art in the Age of Mechanical Reproducti on. En: Ben-

    jamin, W. (1969) Illuminati ons: Essays and Re ecti ons. Ed. Hannah Arendt. Trans. Harry

    Zorn. New York: Schocken Book, p. 221.

  • Re

    vis

    ta

    Co

    lo

    mb

    ian

    a d

    e P

    en

    sam

    ien

    to

    Est

    t

    ico

    e H

    ist

    or

    ia d

    el

    Ar

    te

    Re

    vis

    ta

    Co

    lo

    mb

    ian

    a d

    e P

    en

    sam

    ien

    to

    Est

    t

    ico

    e H

    ist

    or

    ia d

    el

    Ar

    te

    Re

    vis

    ta

    Co

    lo

    mb

    ian

    a d

    e P

    en

    sam

    ien

    to

    Est

    t

    ico

    e H

    ist

    or

    ia d

    el

    Ar

    te

    Re

    vis

    ta

    Co

    lo

    mb

    ian

    a d

    e P

    en

    sam

    ien

    to

    Est

    t

    ico

    e H

    ist

    or

    ia d

    el

    Ar

    te

    Re

    vis

    ta

    Co

    lo

    mb

    ian

    a d

    e P

    en

    sam

    ien

    to

    Est

    t

    ico

    e H

    ist

    or

    ia d

    el

    Ar

    te

    147

    Re

    vis

    ta

    Co

    lo

    mb

    ian

    a d

    e P

    en

    sam

    ien

    to

    est

    t

    ico

    e H

    ist

    or

    ia d

    el

    Ar

    te

    ed

    ici

    n n

    m

    er

    o 1

    /

    Ju

    lio

    -Dic

    iem

    br

    e d

    e 2

    014

    / I

    SS

    N 2

    38

    9 -

    97

    94

    la in delidad del objeto construye y asegura nuestra propia in delidad en forma de una decisin racional para cubrir nuestras apuestas y permane-cer en un estado de animacin suspendida, a la espera siempre aplazada del nuevo modelo que podra resolver nuestra propia falta de valor ante de la mquina. En esta situacin de ansiedad exaltada acerca de la de-lidad del objeto, el objeto en s mismo se convierte paradjicamente, en algo cada vez ms importante - nos volvemos adictos a la comunicacin y la conecti vidad que permite, ya que durante el breve ti empo que lo poseemos, podemos escapar de nuestra ansiedad y hacernos parte de la mquina hiper-funcional. Mientras somos parte del sistema tcnico global, funcionamos y abolimos la pesadilla inherente a estar desconectados. Esen-cialmente, es lo que MacLuhan quiere decir cuando describe la conexin del amante de los gadgets con el objeto que lo narcoti za y le permite eva-dir la ansiedad del abandono ante la mquina tecnolgica26. Recurriendo al nio del texto de Freud Ms all del principio del placer, que juega al fort/da con un carrete,27la tecno lia de MacLuhan controla su conexin con el idealizado gran otro, para compensar la prdida de su madre (otro)28, que le daba atencin, cuidado, seguridad. Al igual que las personas representadas en la pesadilla de Einstein, mira al telfono y el otro que mira hacia l a travs del telfono es una imagen reconfortante de s mismo.

    Cuando no hay otro, y estoy perdido en el mundo tecnolgico hiper-funcio-nal, me convierto en mi propio otro. Me reconforto. Esta es la lgica mas-turbatoria que sustenta, por ejemplo, el universo Apple. El iPhone/iPad es un objeto de gran diseo, altamente erti co. Es todo pantalla, un espejo que me re eja. Ante este tecno-espejo, soy siempre Narciso, o, tal vez, el Tntalo de Adorno y Horkheimer29 en espera sin n de otra cosa, el prximo

    26. Para la descripcin que McLuhan hace del amante de los gadgets, ver Understan-

    ding Media, pp. 45-53

    27. Freud, S. (2003) Beyond the Pleasure Principle: And Other Writi ngs. Trans. John Red-

    dick. London: Penguin, p. 53.

    28. [Intraducti ble juego de palabras (m)other : a la vez madre y otro. N. del T.]

    29. Para la visin que ofrecen Theodor Adornoy Max Horkheimers de Tntalo como

    una mitologa del consumo, ver: Dialectic of Enlightenment. Trans. John Cumming. London: Verso, 1997, p. 58.

  • Re

    vis

    ta

    Co

    lo

    mb

    ian

    a d

    e P

    en

    sam

    ien

    to

    Est

    t

    ico

    e H

    ist

    or

    ia d

    el

    Ar

    te

    Re

    vis

    ta

    Co

    lo

    mb

    ian

    a d

    e P

    en

    sam

    ien

    to

    Est

    t

    ico

    e H

    ist

    or

    ia d

    el

    Ar

    te

    Re

    vis

    ta

    Co

    lo

    mb

    ian

    a d

    e P

    en

    sam

    ien

    to

    Est

    t

    ico

    e H

    ist

    or

    ia d

    el

    Ar

    te

    Re

    vis

    ta

    Co

    lo

    mb

    ian

    a d

    e P

    en

    sam

    ien

    to

    Est

    t

    ico

    e H

    ist

    or

    ia d

    el

    Ar

    te

    Re

    vis

    ta

    Co

    lo

    mb

    ian

    a d

    e P

    en

    sam

    ien

    to

    Est

    t

    ico

    e H

    ist

    or

    ia d

    el

    Ar

    te

    M

    ar

    k F

    eath

    erst

    on

    e (T

    ra

    d. J

    or

    ge

    Ech

    ava

    rr

    a C

    arv

    aja

    l) /

    LA

    PE

    SAD

    ILL

    A D

    E E

    INST

    EIN

    SO

    BR

    E L

    A T

    EC

    NO

    -DIS

    TO

    PA

    EN

    BE

    RN

    AR

    D S

    TIE

    GL

    ER

    148 objeto masturbatorio que me pueda recordar que soy alguien, que tengo una identi dad, un self ms all de la mquina. El problema entonces, de la pesadilla de Einstein es que construye un brillo cegador, una distopa de alta tecnologa donde la gente se convierte en gadgets y vive como esclava del sistema tcnico que le demanda obediencia a travs del principio perfor-mati vo. Por supuesto que se trata de una forma parti cular de esclavitud, la servidumbre voluntaria. Vamos hacia la mquina para escapar al horror de la sobrecarga informati va que destruye la memoria viva y nos transforma en objetos proletarizados. Como lo explica MacLuhan, nos autoamputamos en los tecno objetos que son incapaces de portar el peso de nuestras nece-sidades de cuidado, atencin, seguridad, primordialmente, porque se trata de objetos profanos, sin valor, in eles30. Al contrario de los objetos transi-cionales de Winnicott , no duran por todo el ti empo que los necesitemos; al contrario, nos abandonarn justo cuando comenzamos a senti rnos seguros.

    En lo que sigue, me propongo explorar el concepto de distopa tecnolgica ex-presado por la pesadilla de Einstein, a travs del trabajo del pensador francs contemporneo Bernard Sti egler. Esencialmente, sealar que la pesadilla de Einstein es en mucho la pesadilla de Sti egler, y que la idea de distopa tecnol-gica est contenida en sus trabajos Incredulidad y descrdito, Hacindose cargo de la juventud y las generaciones y Lo que hace la vida digna de ser vivida31. Para explorar el trabajo de Sti egler examinar su teora sobre el origen de la humanidad y la tcnica, y luego atender a una exploracin de su nocin de decadencia de la democracia industrial. Finalmente, examinar el trabajo de Sti egler sobre juventud, esperanza y futuro. Aqu propongo una exploracin de su visin distpica de un presente interminable condicionado por la banalidad, la pobreza y el sin senti do. Como explica Sti egler, en esta situacin, literalmente, no hay futuro, no hay posibilidades de que algo cambie o se mejore con el paso

    30. Para la teora de McLuhan de la Autoamputacin, ver: Understanding Media, p. 46.

    31. Ver los trabajos de Bernard Sti egler: The Decadence of Industrial Democracies: Dis-

    belief and Discredit, vol. 1. Trans. Daniel Ross. Cambridge: Polity, 2011; Uncontrollable

    Societi es of Disa ected Individuals: Disbelief and Discredit, vol. 2, trans. Daniel Ross. Cam-bridge: Polity, 2012; Taking Care of Youth and the Generati ons. Trans. Stephen Barker. Palo

    Alto: Stanford University Press, 2010; What Makes Life Worth Living: On Pharmacology. Trans. Daniel Ross. Cambridge: Polity, 2013

  • Re

    vis

    ta

    Co

    lo

    mb

    ian

    a d

    e P

    en

    sam

    ien

    to

    Est

    t

    ico

    e H

    ist

    or

    ia d

    el

    Ar

    te

    Re

    vis

    ta

    Co

    lo

    mb

    ian

    a d

    e P

    en

    sam

    ien

    to

    Est

    t

    ico

    e H

    ist

    or

    ia d

    el

    Ar

    te

    Re

    vis

    ta

    Co

    lo

    mb

    ian

    a d

    e P

    en

    sam

    ien

    to

    Est

    t

    ico

    e H

    ist

    or

    ia d

    el

    Ar

    te

    Re

    vis

    ta

    Co

    lo

    mb

    ian

    a d

    e P

    en

    sam

    ien

    to

    Est

    t

    ico

    e H

    ist

    or

    ia d

    el

    Ar

    te

    Re

    vis

    ta

    Co

    lo

    mb

    ian

    a d

    e P

    en

    sam

    ien

    to

    Est

    t

    ico

    e H

    ist

    or

    ia d

    el

    Ar

    te

    149

    Re

    vis

    ta

    Co

    lo

    mb

    ian

    a d

    e P

    en

    sam

    ien

    to

    est

    t

    ico

    e H

    ist

    or

    ia d

    el

    Ar

    te

    ed

    ici

    n n

    m

    er

    o 1

    /

    Ju

    lio

    -Dic

    iem

    br

    e d

    e 2

    014

    / I

    SS

    N 2

    38

    9 -

    97

    94

    del ti empo32. Contra este estado desolador, que l explora en trminos de la actual democracia industrial, concluyo con una consideracin de posibles res-puestas utpicas o resoluciones a esta situacin. Estas respuestas, que Sti egler conti na desarrollando desde su laboratorio de ideas Ars Industi alis, implican en gran medida el desarrollo de una diferente relacin tato hacia la tecnologa como hacia los objetos, y, tal vez ms importante, el desarrollo de las relaciones por fuera del contexto del capitalismo neoliberal que crea los problemas de obsolescencia, desvalorizacin y redundancia, que plagan la sociedad contem-pornea. Mi tesis es, por tanto, que Sti egler es el pensador clave de la era de los medios contemporneos en virtud de su visin tecno-distpica de nues-tra inmersin en los medios de comunicacin: su trabajo arroja la banalidad de nuestra desafeccin hacia el encontrar alivio, y abre un espacio crti co para la reconstruccin de objetos duraderos y valiosos que pueden volver a encan-tar nuestro oscuro mundo y salvarnos del horror de la pesadilla de Einstein.

    2. La teora de la tcnica de Stiegler

    Sti egler abre su trabajo de 1994 La tcnica y ti empo: El pecado de Epime-teo33 explicando que hemos llegado a un momento de crisis, de decisin, en la relacin entre tecnologa y pensamiento34. Su tesis, en un senti do amplio, es que la humanidad ha co-evolucionado, o se ha individualizado a s misma, a travs del desarrollo de la tecnologa, pero que hoy, en la era contempo-rnea postmoderna de alta tecnologa, la tecnologa a comenzado a dejar atrs a la humanidad. En otras, palabras, que hay una desconexin entre la humanidad, la mquina y la tecnologa, o lo que l denomina la tcnica, que ya no nos posibilita desarrollarnos o humanizarnos a nosotros mismos. Recordando a Heidegger, a quien proclamo como su pensador clave desde trabajos tempranos como La tcnica y tiempo35, Sti egler explica que donde

    32. La carencia de un futuro viable bajo las condiciones del capitalismo neoliberal es una

    constante que recorre a travs del libro de Sti egler Disbelief and Discredit, vol. 2.

    33. [Hondarribia, Gipuzkoa: Hiru, 2002. N. del T.]

    34. Sti egler, B. (1998) Technics and Time, Volume 1: The Fault of Epimetheus. Trans. Rich-ard Beardsworth and George Collins. Palo Alto: Stanford University Press

    35. [Tres volmenes 1994, 1996 y 2001 N. del T.]

  • Re

    vis

    ta

    Co

    lo

    mb

    ian

    a d

    e P

    en

    sam

    ien

    to

    Est

    t

    ico

    e H

    ist

    or

    ia d

    el

    Ar

    te

    Re

    vis

    ta

    Co

    lo

    mb

    ian

    a d

    e P

    en

    sam

    ien

    to

    Est

    t

    ico

    e H

    ist

    or

    ia d

    el

    Ar

    te

    Re

    vis

    ta

    Co

    lo

    mb

    ian

    a d

    e P

    en

    sam

    ien

    to

    Est

    t

    ico

    e H

    ist

    or

    ia d

    el

    Ar

    te

    Re

    vis

    ta

    Co

    lo

    mb

    ian

    a d

    e P

    en

    sam

    ien

    to

    Est

    t

    ico

    e H

    ist

    or

    ia d

    el

    Ar

    te

    Re

    vis

    ta

    Co

    lo

    mb

    ian

    a d

    e P

    en

    sam

    ien

    to

    Est

    t

    ico

    e H

    ist

    or

    ia d

    el

    Ar

    te

    M

    ar

    k F

    eath

    erst

    on

    e (T

    ra

    d. J

    or

    ge

    Ech

    ava

    rr

    a C

    arv

    aja

    l) /

    LA

    PE

    SAD

    ILL

    A D

    E E

    INST

    EIN

    SO

    BR

    E L

    A T

    EC

    NO

    -DIS

    TO

    PA

    EN

    BE

    RN

    AR

    D S

    TIE

    GL

    ER

    150 el Dasein an no es, siempre el proceso de llegar a ser a travs del tiempo, la tcnica es determinada, y determinada por el impulso a determinar. As, la esencia de la divisin o desconexin entre humanidad y tcnica, reside en el choque entre, de un lado, la futura orientacin de la humanidad en la premisa de la posibilidad de un cambio radical, y la imposibilidad de prediccin, y de otro lado, el determinismo de la mquina que ya no obra con la humanidad, sino que en su lugar ha transformado la gente en proletarios o esclavos de sus medios y fines o racionalidad instrumental.

    A travs de una referencia a la idea original aristotlica de instrumento, la visin de Sti egler es la de que esta situacin es insostenible para los seres humanos. A la mquina no puede permit rsele proletarizar a los humanos ya que ella no ti ene una causa nal en s misma. No ti ene signi cado, ni valor, solo funciona. La mquina que trabaja por s misma es el culmen del nihilis-mo, el impulso de muerte freudiano o el complejo sdico realizado en forma tcnica36. Sin embargo, es importante hacer notar que Sti egler no es un ludita. En tanto espera salvar a los humanos del determinismo tecnolgico, recono-ce que las mquinas proporcionan un marco de accin para la vida humana. En esencia, la mquina la que es en su forma ms bsica la cultura, la hu-manizacin del medio ambiente- crea lo humano. El problema es, por ello, lo que pasa cuando el proceso de humanizacin se vuelca en una des o post humanizacin, que, en mucho, son idnti cos en el trabajo de Sti egler.

    En la obra de Sti egler, la tecnologa es un pharmakon, crea y destruye simul-tneamente la humanidad. Cercano tanto a Weber como al lti mo Heide-gger, que explora racionalidad y tecnologa, sera muy simplista decir que Sti egler slo es un crti co de la mquina. Mientras Weber contrasta valor y racionalidad instrumental en Economa y sociedad37, y Heidegger opone la tecnologa anti gua y la moderna en su ensayo La pregunta por la tcnica38,

    36. Me re ero aqu a la lectura que Arthur Kroker hace de Heidegger, Marx y Nietzsche en

    The Will to Technology and the Culture of Nihilism: Heidegger, Marx, Nietzsche. Toronto: University of Toronto Press, 2003

    37. [1922, publicado de forma pstuma. La primera traduccin al espaol es del FCE,

    1964. N. del T.]

    38. [En: Conferencias y art culos. Barcelona: del Serbal, Barcelona, 1994. N. del T.]

  • Re

    vis

    ta

    Co

    lo

    mb

    ian

    a d

    e P

    en

    sam

    ien

    to

    Est

    t

    ico

    e H

    ist

    or

    ia d

    el

    Ar

    te

    Re

    vis

    ta

    Co

    lo

    mb

    ian

    a d

    e P

    en

    sam

    ien

    to

    Est

    t

    ico

    e H

    ist

    or

    ia d

    el

    Ar

    te

    Re

    vis

    ta

    Co

    lo

    mb

    ian

    a d

    e P

    en

    sam

    ien

    to

    Est

    t

    ico

    e H

    ist

    or

    ia d

    el

    Ar

    te

    Re

    vis

    ta

    Co

    lo

    mb

    ian

    a d

    e P

    en

    sam

    ien

    to

    Est

    t

    ico

    e H

    ist

    or

    ia d

    el

    Ar

    te

    Re

    vis

    ta

    Co

    lo

    mb

    ian

    a d

    e P

    en

    sam

    ien

    to

    Est

    t

    ico

    e H

    ist

    or

    ia d

    el

    Ar

    te

    151

    Re

    vis

    ta

    Co

    lo

    mb

    ian

    a d

    e P

    en

    sam

    ien

    to

    est

    t

    ico

    e H

    ist

    or

    ia d

    el

    Ar

    te

    ed

    ici

    n n

    m

    er

    o 1

    /

    Ju

    lio

    -Dic

    iem

    br

    e d

    e 2

    014

    / I

    SS

    N 2

    38

    9 -

    97

    94

    Sti egler desarrolla una tesis con la premisa de la oposicin entre una forma humana de tecnologa que habilite a la humanidad para desarrollar y evolu-cionar, y otra forma tecnolgica, extraa o inhumana, que no se preocupa ni interesa por la gente. Creo que la crti ca distpica de Sti egler reside en su anlisis de este lti mo concepto de tecnologa, que l asocia con el tardo capitalismo, postmoderno y neoliberal, donde todo est sujeto a la lgica econmica. Aqu, todo es un ms o menos reducible a un cdigo binario. Sin embargo el otro lado de la tecnologa es lo que es lo humano, es lo que hemos llegado a ser, es nuestro desti no inescapable: somos seres tcnicos. De nuevo, re ejando el trabajo de Heidegger, Sti egler explica que la tcni-ca representa lo desplegado o revelado de la humanidad. Rastreando esta idea desde los griegos, se re ere al Protgoras de Platn, contra Marx, que sobredimensiona a Prometeo, Sti egler se centra en el hermano del Titn, Epimeteo, para explicar que la premisa de lo humano es la falta fundamen-tal, o lo que l denomina defecto. La historia platnica va de este modo:

    Hace ti empo slo estaban los dioses, los mortales an no exist an. Y cuando vino el ti empo sealado, los dioses los moldearon dentro de la ti erra, mezclando fuego y ti erra en su composicin. Y cuando estaban dispuestos a traerlos a la luz del da, citaron a Prometeo y a Epimeteo para que los dotaran con los poderes que requeran. Epi-meteo le propuso a Prometeo el que le permiti era asignarle l mis-mo los poderes: Una vez hecho, puedes inspeccionarlo. Prometeo accedi, y Epimeteo asign los poderes. A algunas criaturas les dio fuerza, pero no velocidad, mientras equip a los ms dbiles con ra-pidez. Dot a algunos con garras o cuernos, y a los que no se los dio, les otorg otros poderes para su preservacin Pero Epimeteo, no siendo muy sabio, no se dio cuenta de haber usado todos los pode-res en las criaturas no racionales, y dej para el lti mo lugar al hom-bre, tan desprovisto que l no saba qu hacer. Cuando se escarbaba su cerebro, Prometeo lleg a inspeccionar la distribucin, y vio bien dotadas a las otras criaturas, mientras el hombre estaba desnudo y descalzo, sin nada que cubriera su lecho, sin colmillos ni garras, y el da sealado para la aparicin del hombre a la luz de la ti erra estaba a la puerta. Prometeo extrem su ingenio para encontrar modos de preservar la humanidad, de modo que rob a Hefestos y a Atenea

  • Re

    vis

    ta

    Co

    lo

    mb

    ian

    a d

    e P

    en

    sam

    ien

    to

    Est

    t

    ico

    e H

    ist

    or

    ia d

    el

    Ar

    te

    Re

    vis

    ta

    Co

    lo

    mb

    ian

    a d

    e P

    en

    sam

    ien

    to

    Est

    t

    ico

    e H

    ist

    or

    ia d

    el

    Ar

    te

    Re

    vis

    ta

    Co

    lo

    mb

    ian

    a d

    e P

    en

    sam

    ien

    to

    Est

    t

    ico

    e H

    ist

    or

    ia d

    el

    Ar

    te

    Re

    vis

    ta

    Co

    lo

    mb

    ian

    a d

    e P

    en

    sam

    ien

    to

    Est

    t

    ico

    e H

    ist

    or

    ia d

    el

    Ar

    te

    Re

    vis

    ta

    Co

    lo

    mb

    ian

    a d

    e P

    en

    sam

    ien

    to

    Est

    t

    ico

    e H

    ist

    or

    ia d

    el

    Ar

    te

    M

    ar

    k F

    eath

    erst

    on

    e (T

    ra

    d. J

    or

    ge

    Ech

    ava

    rr

    a C

    arv

    aja

    l) /

    LA

    PE

    SAD

    ILL

    A D

    E E

    INST

    EIN

    SO

    BR

    E L

    A T

    EC

    NO

    -DIS

    TO

    PA

    EN

    BE

    RN

    AR

    D S

    TIE

    GL

    ER

    152 sus destrezas tcnicas, adems del uso del fuego, y eso fue lo que dio al hombre. Y como resultado el hombre qued bien provisto de recursos para su vida, pero, despus de todo, como es dicho, gracias a Epimeteo, Prometeo pag la culpa por el robo.39

    La historia de Platn sobre los orgenes del hombre es una comedia negra, que muestra que el hombre es un error, el producto de unos comediantes, el resul-tado de un viejsimo sketch cmico. Antes que el hombre trgico de Marx, que lucha por sobreponerse slo para fallar, Sti egler evoca una visin alternati va: el hombre como un personaje cmico, empujado al frente y al centro sin prepara-cin adecuada, dando tumbos, intentando encontrar su camino.

    Esta es la versin cmica de Sti egler a la visin freudiana donde el hombre ha nacido demasiado pronto, vulnerable, incapaz de sobrevivir por s mis-mo. Para Sti egler, la carencia del hombre, su dependencia de la tecnologa para hacerse camino en el mundo, es el resultado de la pi a de Epimeteo. Todo se inicia con ese error de nio de escuela, y todos hemos tratado des-de entonces de arreglarlo. As, Sti egler nos dice que la tcnica es originaria y no debe ser entendida como un aumento despus del hecho mismo de la emergencia humana. Al contrario, el ser humano no existi ra sin tcnica. Para argumentar su aserto, Sti egler se re ere a la obra del antroplogo An-dre Leroi-Gourhan, quien es tal vez la otra gura central en el primer tomo de La tcnica y ti empo, sugiriendo que lo humano reside en el proceso de exteriorizacin. Dicho de otro modo, estamos casi siempre alienados y nos alienamos a nosotros mismos, en la produccin tcnica. Esta es la esencia de la tesis que Leroi-Gourhan de ende en su trabajo clsico El gesto y la pa-labra40. En este libro, la tcnica se convierte en un concepto cuasi zoolgico: lo que crea lo humano es la habilidad para desplazarse en dos pies, ya que ello libera las manos para hacer y usar herramientas. En el trabajo de Le-roi-Gourhan, todo comienza con los pies: los pies, y luego las manos, ponen la humanidad en el camino hacia la modernidad41. Aqu, la modernidad no

    39. Plato (1996) Protagoras. Trans. C.C.W. Taylor. Oxford: Oxford University Press, p.17-18

    40. [Publicado en: Caracas: Universidad Central de Venezuela, 1972 N. del T.]

    41. Leroi-Gourhan, A. (1993) Gesture and Speech.. Trans. Anna Bostock Berger. Cam-bridge, MA: MIT Press

  • Re

    vis

    ta

    Co

    lo

    mb

    ian

    a d

    e P

    en

    sam

    ien

    to

    Est

    t

    ico

    e H

    ist

    or

    ia d

    el

    Ar

    te

    Re

    vis

    ta

    Co

    lo

    mb

    ian

    a d

    e P

    en

    sam

    ien

    to

    Est

    t

    ico

    e H

    ist

    or

    ia d

    el

    Ar

    te

    Re

    vis

    ta

    Co

    lo

    mb

    ian

    a d

    e P

    en

    sam

    ien

    to

    Est

    t

    ico

    e H

    ist

    or

    ia d

    el

    Ar

    te

    Re

    vis

    ta

    Co

    lo

    mb

    ian

    a d

    e P

    en

    sam

    ien

    to

    Est

    t

    ico

    e H

    ist

    or

    ia d

    el

    Ar

    te

    Re

    vis

    ta

    Co

    lo

    mb

    ian

    a d

    e P

    en

    sam

    ien

    to

    Est

    t

    ico

    e H

    ist

    or

    ia d

    el

    Ar

    te

    153

    Re

    vis

    ta

    Co

    lo

    mb

    ian

    a d

    e P

    en

    sam

    ien

    to

    est

    t

    ico

    e H

    ist

    or

    ia d

    el

    Ar

    te

    ed

    ici

    n n

    m

    er

    o 1

    /

    Ju

    lio

    -Dic

    iem

    br

    e d

    e 2

    014

    / I

    SS

    N 2

    38

    9 -

    97

    94

    ya ms es un perodo de ti empo, sino ms bien la historia misma. Del mis-mo modo, el hombre moderno no es ya ms el hombre marxista o nietzs-cheano con nado a un perodo particular de la historia, sino la humanidad misma, ahora absolutamente identificada con la movilidad, la circulacin y la velocidad. La movida crucial de Stiegler es el afirmar que es la tendencia original hacia la tecnologa, y el esfuerzo sin pausa para remediar la falta o defecto inherente a lo humano, lo que crea tanto la categora del ti empo, que viene a representar el desarrollo de la humanidad, y de espacio, que re eja el despliegue de la cultura tcnica a travs del medio ambiente42.

    Como podemos ver, en el trabajo de Sti egler la tecnologa nunca est sim-plemente relacionada con objetos tcnicos- piones, engranajes, cables y circuitos-, sino ms bien que es el medio ambiente construido de lo huma-no lo que nos ha hecho lo que somos en el senti do ms bsico. Para captar esta idea de tcnica, dice que la tecnologa programa el medio ambiente y lo hace habitable para los humanos. Haciendo uso del trabajo de su maes-tro Derrida, explica que la tecnologa gramati caliza la ti erra para crear un mundo basado en la simbolizacin. As, el mundo humano est hecho de escritura, y, en sus clculos, est all el origen de la ciudad o polis. A travs de La tcnica y el ti empo, Sti egler explica que lo que l denomina el quin y el que son coexistentes y evolucionan juntos. La humanidad se inventa a s misma inventando la tecnologa. As, lo humano no est en parte alguna hasta la invencin de la tcnica, que es la invencin del ti empo y del espacio. En este punto, Sti egler nos cuenta que hemos cado en un ti empo tecnolgico, que es tambin una tanatologa, un ser-para-la muerte, donde el n ti ene senti do, en lugar de ser un momento en blanco donde simplemente comienza el cese de la existencia. Pero antes de este momento de nalidad signi cati va, Sti egler explica que la humanidad vive a travs del espritu de la tecnologa, caracterizado por la anti cipacin, el futuro y el intento por resolver el problema de la falta original a tra-vs de la repeti cin de un golpe de estado rebelde como el de Prometeo contra los dioses, los que representan el autoritarismo de la necesidad. As, pienso que La tcnica y el ti empo inicia con una visin utopista de la tecnologa y la tcnica, donde la prtesis tcnica es entendida en trmi-

    42. Ver: Sti egler, Technics

  • Re

    vis

    ta

    Co

    lo

    mb

    ian

    a d

    e P

    en

    sam

    ien

    to

    Est

    t

    ico

    e H

    ist

    or

    ia d

    el

    Ar

    te

    Re

    vis

    ta

    Co

    lo

    mb

    ian

    a d

    e P

    en

    sam

    ien

    to

    Est

    t

    ico

    e H

    ist

    or

    ia d

    el

    Ar

    te

    Re

    vis

    ta

    Co

    lo

    mb

    ian

    a d

    e P

    en

    sam

    ien

    to

    Est

    t

    ico

    e H

    ist

    or

    ia d

    el

    Ar

    te

    Re

    vis

    ta

    Co

    lo

    mb

    ian

    a d

    e P

    en

    sam

    ien

    to

    Est

    t

    ico

    e H

    ist

    or

    ia d

    el

    Ar

    te

    Re

    vis

    ta

    Co

    lo

    mb

    ian

    a d

    e P

    en

    sam

    ien

    to

    Est

    t

    ico

    e H

    ist

    or

    ia d

    el

    Ar

    te

    M

    ar

    k F

    eath

    erst

    on

    e (T

    ra

    d. J

    or

    ge

    Ech

    ava

    rr

    a C

    arv

    aja

    l) /

    LA

    PE

    SAD

    ILL

    A D

    E E

    INST

    EIN

    SO

    BR

    E L

    A T

    EC

    NO

    -DIS

    TO

    PA

    EN

    BE

    RN

    AR

    D S

    TIE

    GL

    ER

    154 nos de pros-thesis, estando siempre en frente, delante de la humanidad, guindonos al futuro en trminos de oposicin a la ciega necesidad, al determinismo y la simple repeti cin. Sin embargo, y es aqu donde creo que Sti egler da un salto hacia un concepto distpico de utopa, La falta de Epimeteo muestra tambin como este llegar a ser tecnolgico no ti ene n y representa un cierto ti po de fuerza globalizante que, sin descanso, desa-rraiga formaciones culturales comprometi da con la persecucin del lmite, la falta de la humanidad que tal tecnologa trata de resolver.

    Los nicos impulsos del complejo tecnolgico son orden, organizacin, racionalizacin y humanizacin43.Est orientado hacia la produccin de seguridad humana, Desafortunadamente, y lo sabemos por Weber y Hei-degger, es que racionalidad y tecnologa comparten la tendencia hacia el totalitarismo y el posthumanismo. Lo mismo se aplica a la idea de Sti egler sobre globalizacin del sistema tcnico44. Conducida por su tendencia a la perfeccin, la tecnologa se transforma en ley, y su pura instrumentalidad no puede tolerar ya la marca de desti erro de la humanidad, que nunca se siente en casa. Bajo tales condiciones, lo humano se convierte en un nue-vo lmite. El objeti vo ya no es ms simplemente expulsar la falta, el defec-to, del medio ambiente, sino abolir el error en lo humano mismo, con lo que resulta que somos sujetos de lo que Virilio llama endo-colonizacin, la colonizacin de lo humano por el poder tecnolgico, en forma de lo que Foucault llam biopolti ca y Sti egler control psicopolti co45.

    Si volvemos a la teora weberiana del cambio de racionalidad valorati va a racionalidad instrumental, el problema adicional aqu es que el humano pierde el potencial para desarrollarse, el que en el trabajo de Sti egler est siempre organizado alrededor de un proceso de co-individuacin, porque

    43. Me apoyo aqu en la visin que de la tecnologa ti ene Kroker. Ver: Kroker. Will to Technology

    44. Ver: Sti egler. Technics

    45. Para la discussion de Paul Virilio sobre endo-colonizacin y el estado, ver: Pure War. Trans. Mark Polizzotti . New York: Semiotext(e), 2008, pp. 91-103. Sobre control psicopo-

    lti co, ver: Sti egler, Taking Care of Youth. Las ideas acerca del control psicopolti co y la captura de la atencin son centrales a Sti egler y aparecen a lo largo de su obra.

  • Re

    vis

    ta

    Co

    lo

    mb

    ian

    a d

    e P

    en

    sam

    ien

    to

    Est

    t

    ico

    e H

    ist

    or

    ia d

    el

    Ar

    te

    Re

    vis

    ta

    Co

    lo

    mb

    ian

    a d

    e P

    en

    sam

    ien

    to

    Est

    t

    ico

    e H

    ist

    or

    ia d

    el

    Ar

    te

    Re

    vis

    ta

    Co

    lo

    mb

    ian

    a d

    e P

    en

    sam

    ien

    to

    Est

    t

    ico

    e H

    ist

    or

    ia d

    el

    Ar

    te

    Re

    vis

    ta

    Co

    lo

    mb

    ian

    a d

    e P

    en

    sam

    ien

    to

    Est

    t

    ico

    e H

    ist

    or

    ia d

    el

    Ar

    te

    Re

    vis

    ta

    Co

    lo

    mb

    ian

    a d

    e P

    en

    sam

    ien

    to

    Est

    t

    ico

    e H

    ist

    or

    ia d

    el

    Ar

    te

    155

    Re

    vis

    ta

    Co

    lo

    mb

    ian

    a d

    e P

    en

    sam

    ien

    to

    est

    t

    ico

    e H

    ist

    or

    ia d

    el

    Ar

    te

    ed

    ici

    n n

    m

    er

    o 1

    /

    Ju

    lio

    -Dic

    iem

    br

    e d

    e 2

    014

    / I

    SS

    N 2

    38

    9 -

    97

    94

    este est absolutamente determinado por el racionalismo de nes y me-dios, que rechaza el valor y la conexin espiritual con objetos duraderos, que pueden hacer de la vida valiosa de ser vivida. En el marco heidegge-riano, por supuesto, este paso desde la racionalidad valorati va a la de ca-rcter instrumental, es expresado en trminos del desarrollo de la anti gua a la moderna tecnologa: mientras la primera est interesada en el trabajo con el medio ambiente, asociando la carpintera con el cortar siguiendo el grano de la madera, la cuidadosa revelacin del potencial, la segunda, entre tanto, ms mecnica y abstracta, es absolutamente desprolija y sin arte, sin simpat a hacia el objeto, que es tratado con desprecio.

    En La pregunta por la tcnica46, Heidegger explica la tecnologa moderna en tr-minos de lo que l llama reto hacia adelante, que se re ere al modo el que el medio ambiente es brutalizado en el proceso de extraccin47. Este proceso, que es mucho ms violento y destructi vo que nada que pueda asemejarse a un arte o artesana, preocupados por su parte con la revelacin del potencial implcito, gira en torno a una inteleccin hilemr ca de la relacin entre materia y forma. En este caso, la materia es la base: debe ser marti llada, maltratada y aplastada para lograr la forma extraa impuesta a ella por instrumentos tecnolgicos diri-gidos por un diseador o creador que se abstrae a s mismo de sus materiales. Heidegger resume de modo clebre esta aproximacin a la inteleccin del nexo entre tecnologa moderna y medio ambiente, a travs del trmino encuadre, que se re ere al proceso de ordenar e imponer una organizacin sobre una materia base. Claro est que la humanidad juega un papel en este proceso, y sera un error eximir de responsabilidad a la gente por el avance de la tecnologa moderna, pero el punto que de ende Heidegger es que la humanidad misma llega a hacer parte de la reserva en pie de la naturaleza o del ser que se marti lla para darle una forma en nombre de la racionalidad instrumental. En mucho, del mismo modo que los humanos se hicieron a s mismos a travs de la invencin de la tecnologa, Heidegger anota que nos destruimos a nosotros mismos a travs del giro hacia una tcnica hiperracionalista, que produce el abandono prejuicioso de la cosa,

    46. [Conferencia pronunciada en 1953. En: Conferencias y art culos. Barcelona: del Serbal, 1994, pp. 9-37. N. del T.]

    47. Heidegger, p. 23.

  • Re

    vis

    ta

    Co

    lo

    mb

    ian

    a d

    e P

    en

    sam

    ien

    to

    Est

    t

    ico

    e H

    ist

    or

    ia d

    el

    Ar

    te

    Re

    vis

    ta

    Co

    lo

    mb

    ian

    a d

    e P

    en

    sam

    ien

    to

    Est

    t

    ico

    e H

    ist

    or

    ia d

    el

    Ar

    te

    Re

    vis

    ta

    Co

    lo

    mb

    ian

    a d

    e P

    en

    sam

    ien

    to

    Est

    t

    ico

    e H

    ist

    or

    ia d

    el

    Ar

    te

    Re

    vis

    ta

    Co

    lo

    mb

    ian

    a d

    e P

    en

    sam

    ien

    to

    Est

    t

    ico

    e H

    ist

    or

    ia d

    el

    Ar

    te

    Re

    vis

    ta

    Co

    lo

    mb

    ian

    a d

    e P

    en

    sam

    ien

    to

    Est

    t

    ico

    e H

    ist

    or

    ia d

    el

    Ar

    te

    M

    ar

    k F

    eath

    erst

    on

    e (T

    ra

    d. J

    or

    ge

    Ech

    ava

    rr

    a C

    arv

    aja

    l) /

    LA

    PE

    SAD

    ILL

    A D

    E E

    INST

    EIN

    SO

    BR

    E L

    A T

    EC

    NO

    -DIS

    TO

    PA

    EN

    BE

    RN

    AR

    D S

    TIE

    GL

    ER

    156 a travs de su acti tud despecti va a ser48. As, la tecnologa moderna representa la destruccin de la humanidad por s misma, la cumbre de la idiotez y el surgimien-to de la pulsin de muerte como principio de regulacin psicosocial. Es en este punto donde Sti egler acude a la obra de Heidegger: dada la falta de valor o esp-ritu dentro del sistema de la tecnologa moderna, la idea de Sti egler es que esto produce un modo de vida desesperado, nihilista, sin futuro, en un paisaje donde no hay propsito real, senti do o esperanza. En sus lti mos trabajos, a los que se referir la lti ma seccin de este escrito, explica esta desesperanzada situacin en trminos de la sociedad decadente de una generacin en blanco, la tecno-disto-pa del capitalismo neoliberal tardo o postmoderno.

    3. La tecno-distopa y la sociedad suicida

    En sus lti mos trabajos, que incluyen La decadencia de las democracias indus-triales, Sociedades incontrolables de individuos desintegrados, Hacindose car-go de la juventud y las generaciones y Lo que hace valioso el vivir, Sti egler des-pega desde donde Weber haba caracterizado el capitalismo como posible por la racionalidad, la tecnologa y los sistemas simblicos, tales como las prcti cas de contadura, que hacen el instrumentalismo posible. Edi cando a parti r del trabajo de Weber La ti ca protestante y el espritu del capitalismo49, su visin es que la concepcin de Benjamin Franklin de que todo debe valer algo, ha al-canzado su lmite en el capitalismo contemporneo. En el trabajo de Sti egler, y parti cularmente en los volmenes Incredulidad y descrdito50, el capitalismo tardo es tardo debido a que est fundido, obsoleto, y en proceso de destruir a la humanidad. A pesar de que esto debi estar claro a parti r de la amenaza de catstrofe ecolgica o de la crisis nanciera de 2008 (la que todava se desarro-lla hoy sin salida en forma de recesin y crisis sin n), y que ha sido abordado

    48. Heidegger, p. 49.

    49. Publicado en 1905 en la revista Archiv fr Sozialwissenschaft und Sozialpoliti k, como: Gesammelte Aufsatze zur Religionssoziologie (en espaol, editado por ejemplo en M-

    xico: Premia, 1979) N. del T.

    50. [Mcrance et Discrdit: Tome 1, La dcadence des dmocrati es industrielles (2004); Mcrance et Discrdit: Tome 2. Les socits incontrolables dindividus dsa ects (2006); Mcrance et Discrdit: Tome 3. Lesprit perdu du capitalisme (2006) N. del T.]

  • Re

    vis

    ta

    Co

    lo

    mb

    ian

    a d

    e P

    en

    sam

    ien

    to

    Est

    t

    ico

    e H

    ist

    or

    ia d

    el

    Ar

    te

    Re

    vis

    ta

    Co

    lo

    mb

    ian

    a d

    e P

    en

    sam

    ien

    to

    Est

    t

    ico

    e H

    ist

    or

    ia d

    el

    Ar

    te

    Re

    vis

    ta

    Co

    lo

    mb

    ian

    a d

    e P

    en

    sam

    ien

    to

    Est

    t

    ico

    e H

    ist

    or

    ia d

    el

    Ar

    te

    Re

    vis

    ta

    Co

    lo

    mb

    ian

    a d

    e P

    en

    sam

    ien

    to

    Est

    t

    ico

    e H

    ist

    or

    ia d

    el

    Ar

    te

    Re

    vis

    ta

    Co

    lo

    mb

    ian

    a d

    e P

    en

    sam

    ien

    to

    Est

    t

    ico

    e H

    ist

    or

    ia d

    el

    Ar

    te

    157

    Re

    vis

    ta

    Co

    lo

    mb

    ian

    a d

    e P

    en

    sam

    ien

    to

    est

    t

    ico

    e H

    ist

    or

    ia d

    el

    Ar

    te

    ed

    ici

    n n

    m

    er

    o 1

    /

    Ju

    lio

    -Dic

    iem

    br

    e d

    e 2

    014

    / I

    SS

    N 2

    38

    9 -

    97

    94

    por otros, como iek y Badiou51, argumentando este asunto en varios trabajos, en la teora de Sti egler de que el avanzado capitalismo contemporneo est ilustrado por el problema del dinero en la sociedad hiperracional52. Mientras el dinero americano proclama Con amos en Dios53, la tesis de Sti egler es que no hay, y no debe haber, con anza en el capitalismo, entendido a travs de la lente de la racionalidad instrumental, precisamente a causa de que la con anza asume la fe en el futuro. En tanto la fe est ms all del clculo, Sti egler sugiere que la forma del capitalismo de Ben Franklin ha terminado54, y que necesita-mos una nueva forma de economa que se oponga a lo que llamamos miseria espiritual y simblica. Vivimos en una sociedad de miseria espiritual debido a la racionalidad instrumental del capitalismo neoliberal, lo que signi ca que ya no podemos creer en nada: creer requiere de fe, lo que no ti ene senti do en un mundo donde el clculo lo es todo; la nuestra es una sociedad de miseria sim-blica debido a que el fundamento de la racionalidad instrumental, el clculo, est organizado sobre la base de un cdigo binario, donde todo es valorado con un ms o menos. Este es el horror que brota de las lti mas pginas del libro de Weber, donde se re ere a la jaula de hierro55, y es este el horror que Sti egler ex-ti ende a su teora psico-socio polti ca del capitalismo avanzado, que est abso-lutamente dirigido contra una sociedad sin creencias, donde el signi cado est reducido a al nivel base del clculo econmico. Aqu, el nico juicio que podra hacerse acerca del valor de una persona o cosa es si est abajo o arriba, vale ms o menos que otra persona o cosa que puedan ser comparadas sin ninguna referencia a cualidades.

    Nuevamente relacionando con la idea weberiana del deseo calvinista para asegurarse que ellos podan probar su lugar entre los elegidos de Dios, Sti e-gler muestra que el nico principio o ti ca, que hace algn ti po de senti do

    51. Ver: Slavoj iek. The Year of Dreaming Dangerously. London: Verso, 2012; y Alain Badiou. The Rebirth of History: Times of Riots and Uprisings. Trans. Gregory Elliott . London: Verso, 2012.

    52. Ver: Sti egler. Disbelief and Discredit, vol. 1.

    53. [In God We Trust, se lee en el billete de un dlar americano. N. del T.]

    54. Esta es la tesis de Sti egler a lo largo de Disbelief and Discredit y es una de sus contri-

    buciones mayores al pensamiento social y polti co contemporneo.

    55. Weber, M. The Protestant Ethic and the Spirit of Capitalism, and Other Writi ngs. Trans. Peter Baehr and Gordon C. Wells. London: Penguin, 2002, p.123.

  • Re

    vis

    ta

    Co

    lo

    mb

    ian

    a d

    e P

    en

    sam

    ien

    to

    Est

    t

    ico

    e H

    ist

    or

    ia d

    el

    Ar

    te

    Re

    vis

    ta

    Co

    lo

    mb

    ian

    a d

    e P

    en

    sam

    ien

    to

    Est

    t

    ico

    e H

    ist

    or

    ia d

    el

    Ar

    te

    Re

    vis

    ta

    Co

    lo

    mb

    ian

    a d

    e P

    en

    sam

    ien

    to

    Est

    t

    ico

    e H

    ist

    or

    ia d

    el

    Ar

    te

    Re

    vis

    ta

    Co

    lo

    mb

    ian

    a d

    e P

    en

    sam

    ien

    to

    Est

    t

    ico

    e H

    ist

    or

    ia d

    el

    Ar

    te

    Re

    vis

    ta

    Co

    lo

    mb

    ian

    a d

    e P

    en

    sam

    ien

    to

    Est

    t

    ico

    e H

    ist

    or

    ia d

    el

    Ar

    te

    M

    ar

    k F

    eath

    erst

    on

    e (T

    ra

    d. J

    or

    ge

    Ech

    ava

    rr

    a C

    arv

    aja

    l) /

    LA

    PE

    SAD

    ILL

    A D

    E E

    INST

    EIN

    SO

    BR

    E L

    A T

    EC

    NO

    -DIS

    TO

    PA

    EN

    BE

    RN

    AR

    D S

    TIE

    GL

    ER

    158 en este ti po de sociedad, donde uno est arriba o debajo de otro, es el sur-vivalismo56. Dicho de otra manera, el capitalismo tardo representa una re-gresin a algn ti po de sociedad hobbesiana bsica, una civilizacin mnima donde la nica ley es aquella de la autopreservacin. Ms all de esta regla, la de permanecer vivo a cualquier costo, lo que implica necesariamente un compromiso con el sadismo y la violencia, ya que si he de sobrevivir, ti ene senti do que el otro deba morir, no hay absolutamente ningn senti do ni sig-ni cado. Sobrevivir es su ciente. Esto es todo lo que podemos esperar del capitalismo debido a que el objeto, que Sti egler lee a travs de Klein57, Wi-nicott y la teora de las relaciones con el objeto, est absolutamente despro-visto de valor ms all de su valor econmico bsico. Es decir, sin aura, sin signi cado, y por ello mismo, carente de duracin: no debe durar o retener mi atencin porque est ms all de cualquier inversin. De hecho, el ms profano de los objetos slo posee valor cuando yo no lo poseo. En tanto lo poseo y lo sobrepaso, para usar el lenguaje del sdico, ya no ti ene signi ca-do para m, y debo inmediatamente moverme hacia la prxima cosa. Como sabemos, siempre hay otra cosa ms, para referirnos a la frase pegajosa de Steve Jobs sobre el valor de la novedad del objeto hipercapitalista, y como soy impulsado a adoptar esta premisa de in delidad, ya el objeto mismo es de corta duracin. Las apuestas son aqu absolutamente claras: s que el objeto siempre se mover y se desvalorizar en un mundo donde la hiper-funcionalidad es el nico juego posible, por lo que no hay razn para hacer ningn ti po de inversin. Esto es tanto ms en cuanto que mi razn para buscar el objeto no es la creacin de lo que Winnicott llama un espacio de posibilidades en el que puedo ser creati vo y hacer que las cosas sucedan,-58sino ms bien que es el aplazamiento de la ansiedad acerca de mi falta y

    56. El tema de civilizacin minima es central en Sti egler en Disbelief and Discredit y es

    re ejado en su idea de miseria simblica. Bajo estas condiciones, no habra otro prop-

    sito en la vida que la superviviencia bsica, ya que los objetos valorados culturalmente

    requeridos para portar significado estn en proceso de ser destruidos. Ver, por ejemplo,

    Disbelief and Discredit, vol. 1, p.12. [Tambin se puede hablar de supervivencialismo, que

    se re ere a grupos de individuos que se preparan ante una potencial amenaza a la supervi-

    viencia: guerra, catstrofe, pandemia, terrorismo, hambruna, crisis econmica.N. del T.]

    57. [Melanie Klein, la analista vienesa de quien Winicott fue discpulo. N. del T.]

    58. Winnicott , p. 12. La idea de espacio potencial o espacio de potencial, es central a la

    idea de juego en Winnicott .

  • Re

    vis

    ta

    Co

    lo

    mb

    ian

    a d

    e P

    en

    sam

    ien

    to

    Est

    t

    ico

    e H

    ist

    or

    ia d

    el

    Ar

    te

    Re

    vis

    ta

    Co

    lo

    mb

    ian

    a d

    e P

    en

    sam

    ien

    to

    Est

    t

    ico

    e H

    ist

    or

    ia d

    el

    Ar

    te

    Re

    vis

    ta

    Co

    lo

    mb

    ian

    a d

    e P

    en

    sam

    ien

    to

    Est

    t

    ico

    e H

    ist

    or

    ia d

    el

    Ar

    te

    Re

    vis

    ta

    Co

    lo

    mb

    ian

    a d

    e P

    en

    sam

    ien

    to

    Est

    t

    ico

    e H

    ist

    or

    ia d

    el

    Ar

    te

    Re

    vis

    ta

    Co

    lo

    mb

    ian

    a d

    e P

    en

    sam

    ien

    to

    Est

    t

    ico

    e H

    ist

    or

    ia d

    el

    Ar

    te

    159

    Re

    vis

    ta

    Co

    lo

    mb

    ian

    a d

    e P

    en

    sam

    ien

    to

    est

    t

    ico

    e H

    ist

    or

    ia d

    el

    Ar

    te

    ed

    ici

    n n

    m

    er

    o 1

    /

    Ju

    lio

    -Dic

    iem

    br

    e d

    e 2

    014

    / I

    SS

    N 2

    38

    9 -

    97

    94

    por defecto de cara a un sistema tcnico, lo que me transforma en un don nadie y en un objeto sin valor.

    Aqu, creo, puede verse la con anza de Sti egler en los trabajos de Ador-no y Horkheimer, cuyo concepto de consumo en su Dialcti ca de la Ilustra-cin59 est basado en una fusin de Freud y Marx. Adorno y Horkheimer explican que la razn por la cual consumimos es para suplir la falta o vaco emocional dejado por el sadismo del sistema tecnolgico capitalista, que nos aliena, nos exilia y objetualiza. Como revela la pesadilla de Einstein, los individuos se hacen cosas y objetos, porque ya no hay gente, y la gente se ha converti do en competi dores con los que el individuo no quiere ya rela-cionarse en forma signi cati va de ningn modo. Pero en esta situacin, el objeto capitalista nunca alcanza la cualidad sagrada del objeto transicional de Winicott , debido a que ests siempre en movimiento, en el umbral de la obsolescencia, en ser hecho desperdicio por un sistema tecno-econmico que ti ene que producir novedad e innovacin para mantener la rata de con-sumo de los consumidores, lo que en lti ma se consti tuye en una bsqueda de escape del horror de su falta, relati va a la monstruosa perfeccin de la mquina. Desafortunadamente, el consumidor nunca escapa por medio del objeto capitalista, o lo que Marx llam mercanca, porque hoy, bajo las con-diciones del capitalismo tardo, el objeto no ti ene aura mgica. Al contrario de la mercanca de Marx, donde el objeto poda moverse por s mismo, el valor del objeto en el capitalismo neoliberal tardo est anulado por la des-truccin de los valores espiritual y simblico, en el giro hacia la racionalidad instrumental, lo que se traduce como que los nicos valores signi cati vos con ceros y unos. Esta es la razn por la cual el nico senti do en la sociedad capitalista tarda de Sti egler gire en torno a un valor sdico, o lo que Arthur Kroker y Michael Weinstein llaman valor abusivo60 Yo estoy sea arriba o abajo de alguien con base en si yo poseo o no el objeto, pero incluso este modo bsico de valuacin es momentneo, ya que es eternamente cance-lado por la condicin de miseria espiritual y simblica.

    59. Texto de 1944. Adorno, Th. y Horkheimer, M. (1988) Dialcti ca de la Ilustracin. Frag-

    mentos los cos. Madrid: Trott a. N. del T.

    60. Arthur Kroker and Michael Weinstein. Data Trash: The Theory of the Virtual Class. Basingstoke: Palgrave, 1994, p. 64.

  • Re

    vis

    ta

    Co

    lo

    mb

    ian

    a d

    e P

    en

    sam

    ien

    to

    Est

    t

    ico

    e H

    ist

    or

    ia d

    el

    Ar

    te

    Re

    vis

    ta

    Co

    lo

    mb

    ian

    a d

    e P

    en

    sam

    ien

    to

    Est

    t

    ico

    e H

    ist

    or

    ia d

    el

    Ar

    te

    Re

    vis

    ta

    Co

    lo

    mb

    ian

    a d

    e P

    en

    sam

    ien

    to

    Est

    t

    ico

    e H

    ist

    or

    ia d

    el

    Ar

    te

    Re

    vis

    ta

    Co

    lo

    mb

    ian

    a d

    e P

    en

    sam

    ien

    to

    Est

    t

    ico

    e H

    ist

    or

    ia d

    el

    Ar

    te

    Re

    vis

    ta

    Co

    lo

    mb

    ian

    a d

    e P

    en

    sam

    ien

    to

    Est

    t

    ico

    e H

    ist

    or

    ia d

    el

    Ar

    te

    M

    ar

    k F

    eath

    erst

    on

    e (T

    ra

    d. J

    or

    ge

    Ech

    ava

    rr

    a C

    arv

    aja

    l) /

    LA

    PE

    SAD

    ILL

    A D

    E E

    INST

    EIN

    SO

    BR

    E L

    A T

    EC

    NO

    -DIS

    TO

    PA

    EN

    BE

    RN

    AR

    D S

    TIE

    GL

    ER

    160 Esencialmente, esto es lo que Sti egler quiere decir cuando habla de deca-dencia del capitalismo desde una forma de economa con premisa en el de-seo, a una forma de economa organizada alrededor de los impulsos. Consi-derando que el deseo se fundamenta en el retraso, en el aplazamiento, en la necesidad de esperar por el objeto que captura mi atencin, el impulso est basado en la inmediatez, la impaciencia y la acti tud de usar y desechar hacia la cosa, que es siempre casi sin valor. En el recuento de Sti egler, este reino de impulsos, donde no hay signi cados espirituales ni simblicos, es el lmite del capitalismo. Todo vale nada y nosotros nos vemos confrontados con las preguntas fundamentales acerca del signi cado de la vida. Qu es lo que hace a la vida valiosa para ser vivida? Esta es, por supuesto, tal vez, la pregunta humana por excelencia. Es una pregunta que slo los humanos hacemos, porque no estamos inmersos en el medio ambiente, sino, ms bien, arrojados a un mundo en un estado de exceso, que es, al ti empo, de carencia61. Es una pregunta que los humanos hemos resuelto a travs de la creencia en varios conceptos: en las sociedades anti guas, en la creencia en las formas; luego, bajo las sociedades religiosas, creencia en Dios; lue-go, tras la muerte de Dios, en el progreso, la comunidad, en cada uno de nosotros, y tras el n de la historia, en los objetos. Sti egler hace la misma pregunta sobre el capitalismo: en qu podemos creer tras la estela de un capitalismo que ha transformado el objeto- y ello incluye la humanidad mis-ma- en canti dad de desechos, basura, excrementos sin valor?

    Para alcanzar esta situacin, donde pueda confrontar el horror de esta dis-topa tecnolgica capitalista contempornea, Sti egler rastrea la historia del capitalismo y fundamenta su anlisis en una teora de la superacin progre-siva de lmites. Primeramente, explica que al comienzo del siglo XX, el capital resolvi el problema de la acumulacin al introducir el consumismo. Aqu, el sobrino de Freud, Edward Bernays62, es un pensador clave para entender el establecimiento de un pacto entre los medios masivos y el capital, organiza-do alrededor de la necesidad de captar la atencin para esti mular el deseo y transformar la gura de ciudadano en la de consumidor. Esta innovacin, que crea la condicin que Sti egler describe cmo llegar a ser rebao, fue explora-

    61. Esta es la tesis clave de Sti egler en el primer volume de Technics and Time.62. [Edward Louis Bernays (1891, Viena, Austria 1995, Cambridge, Massachusett s, Esta-

    dos Unidos). Publicista, periodista y padre de la teora de las relaciones pblicas. N. del T.]

  • Re

    vis

    ta

    Co

    lo

    mb

    ian

    a d

    e P

    en

    sam

    ien

    to

    Est

    t

    ico

    e H

    ist

    or

    ia d

    el

    Ar

    te

    Re

    vis

    ta

    Co

    lo

    mb

    ian

    a d

    e P

    en

    sam

    ien

    to

    Est

    t

    ico

    e H

    ist

    or

    ia d

    el

    Ar

    te

    Re

    vis

    ta

    Co

    lo

    mb

    ian

    a d

    e P

    en

    sam

    ien

    to

    Est

    t

    ico

    e H

    ist

    or

    ia d

    el

    Ar

    te

    Re

    vis

    ta

    Co

    lo

    mb

    ian

    a d

    e P

    en

    sam

    ien

    to

    Est

    t

    ico

    e H

    ist

    or

    ia d

    el

    Ar

    te

    Re

    vis

    ta

    Co

    lo

    mb

    ian

    a d

    e P

    en

    sam

    ien

    to

    Est

    t

    ico

    e H

    ist

    or

    ia d

    el

    Ar

    te

    161

    Re

    vis

    ta

    Co

    lo

    mb

    ian

    a d

    e P

    en

    sam

    ien

    to

    est

    t

    ico

    e H

    ist

    or

    ia d

    el

    Ar

    te

    ed

    ici

    n n

    m

    er

    o 1

    /

    Ju

    lio

    -Dic

    iem

    br

    e d

    e 2

    014

    / I

    SS

    N 2

    38

    9 -

    97

    94

    da primeramente por Adorno y Horkheimer en su trabajo sobre la industria cultural63. Sti egler apunta que los pensadores de la Escuela de Frankfurt fue-ron los primeros en entender que el ti empo gastado en ver televisin es ti em-po de trabajo organizado en trminos de atrapar el cerebro, y que la cultura del capitalismo implica la transformacin del signi cado en un valor para ser vendido y comprado, casi del mismo modo que cualquier otra mercanca64. Pasa a argumentar que 1968 vio nacer el momento original de la transgresin del lmite establecido por el consenso de la post-guerra y el modelo econ-mico Keynesiano. Para nes de la dcada de 1970, el espritu liberador de los aos sesenta, que fue visto por Deleuze y Guatt ari como campen de la natu-raleza transgresiva del deseo en su libro El Anti edipo65, fue absorbido dentro de una nueva y radical forma de capitalismo, el capitalismo neoliberal, donde el deseo se desata al servicio del consumo y la acumulacin. El resto de la his-toria de Sti egler se re ere al modo como el capitalismo neoliberal erosiona la posposicin de la grati cacin, y, al hacerlo, destruye al deseo mismo, en una sociedad a crdito donde se nos esti mula a comprar ahora, pagar despus. Esta es, para Sti egler, la forma terminal de capitalismo.

    Pero, qu es capitalismo terminal? Sti egler explica las profundas implica-ciones de la cancelacin de la posposicin del deseo 66. Primero, esta can-celacin de la demora en la grati cacin sosti ene la destruccin general del valor espiritual y simblico del objeto mismo, que se ha apoderado con el giro hacia una racionalidad instrumental que slo reconoce ceros y unos. El objeto que es rpidamente obtenido y consumido no puede tener valor: est hoy aqu y maana se ha ido. Segundo, la destruccin del deseo en impulso, donde tenemos lo que deseamos ahora efecti vamente, destruye la

    63. [El art culo La industria cultural. Iluminismo como misti cacin de masas, escrito por

    ambos entre 1944 y 1947, y publicado en el libro Dialcti ca de la ilustracin. Fragmentos

    los cos. Madrid: Trott a, 1998. N. del T.]

    64. Para el modo como ve Sti egler a Adorno y Horkheimer, ver: What Makes Life. Con respecto a su visin de captura de la atencin, ms generalmente, ver: Taking Care of Youth.

    65. Buenos Aires: Paids, 2005. LAnti -dipe.1972, es el primer volumen de Capitalismo y esquizofrenia. El volumen dos es Mil mesetas. (1980). N. del T.

    66. El anlisis del cambio entre la posposicin del deseo a la inmediatez del impulse es

    central en la discusin de Sti egler a travs de los dos volmenes de Disbelief and Discredit.

  • Re

    vis

    ta

    Co

    lo

    mb

    ian

    a d

    e P

    en

    sam

    ien

    to

    Est

    t

    ico

    e H

    ist

    or

    ia d

    el

    Ar

    te

    Re

    vis

    ta

    Co

    lo

    mb

    ian

    a d

    e P

    en

    sam

    ien

    to

    Est

    t

    ico

    e H

    ist

    or

    ia d

    el

    Ar

    te

    Re

    vis

    ta

    Co

    lo

    mb

    ian

    a d

    e P

    en

    sam

    ien

    to

    Est

    t

    ico

    e H

    ist

    or

    ia d

    el

    Ar

    te

    Re

    vis

    ta

    Co

    lo

    mb

    ian

    a d

    e P

    en

    sam

    ien

    to

    Est

    t

    ico

    e H

    ist

    or

    ia d

    el

    Ar

    te

    Re

    vis

    ta

    Co

    lo

    mb

    ian

    a d

    e P

    en

    sam

    ien

    to

    Est

    t

    ico

    e H

    ist

    or

    ia d

    el

    Ar

    te

    M

    ar

    k F

    eath

    erst

    on

    e (T

    ra

    d. J

    or

    ge

    Ech

    ava

    rr

    a C

    arv

    aja

    l) /

    LA

    PE

    SAD

    ILL

    A D

    E E

    INST

    EIN

    SO

    BR

    E L

    A T

    EC

    NO

    -DIS

    TO

    PA

    EN

    BE

    RN

    AR

    D S

    TIE

    GL

    ER

    162 autoridad del superego que necesita que nosotros esperemos, y con gura una especie de asocialidad adictognica impulsada por la muerte. Ya no hay ahora ley. En su lugar, la humanidad se reduce a un nivel animal donde el insti nto no es mediado por las estructuras sociales. Combinados, ambos efectos han producido una extraa sociedad condicionada por la regla de no tener reglas, balancendose interminablemente en el lo de una guerra sin cuartel. En sus trabajos ms recientes, Sti egler a esta una sociedad de-cadente, una sociedad de baja intensidad, o lo que Virilio denomina guerra pura67, una sociedad del desencanto, del cinismo y desesperacin, una dis-topa desperdiciada, desesperanzada, psicti ca. Por qu psicosis? Como explica Lacan en su Seminario sobre las psicosis68, estas son el resultado del colapso del signi cante dominante, que lleva a su vez al colapso del orden simblico que nos sita en una realidad mediada por signos, smbolos y ob-jetos signi cati vos69. Bajo condiciones en las que el signi cante fundamen-tal cede y el orden simblico colapsa, los seres humanos no ti enen modo de situarse en el mundo. Como resultado de tal psicosis, el mundo se desinte-gra, dejando al psicti co rehaciendo su propio universo con base en visio-nes de ser amenazar por otros. Esto es, por supuesto, lo que encontramos en el estudio de Freud sobre Schreber70, en el que la paranoia