la orquídea negra

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1 LA ORQUÍDEA NEGRA Poemas de Juana de Ibarbourou y de Mario Blacutt Mendoza MARIO BLACUTT MENDOZA

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Las páginas que leerán, se estructuran en 20 poemas de la diva a cada uno de los cuales yo “le respondo” con uno de los míos. He tratado de mantener la atmósfera poética en que Juana escribió sus versos, es decir, la del Modernismo.

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  • 1

    LA ORQUDEA NEGRA Poemas de Juana de Ibarbourou

    y de Mario Blacutt Mendoza

    MARIO BLACUTT MENDOZA

  • 2

    Los derechos de autor de las versiones impresa y digital de la presente obra estn debidamente reservados y Protegidos por Ley

  • 3

    Tres son mis poetas femeninas: Juana de Ibarbourou, Alfonsina Storni y Delmira Agustini Las pginas que leern, se estructuran en 20 poemas de la diva a cada uno de los cuales yo le respondo con uno de los mos He tratado de mantener la atmsfera potica en que Juana escribi sus versos, es decir, la del Modernismo Disfrut de cada verso ledo y de cada verso escrito sent que Juana estaba conmigo y decid que le gustaba lo que lea Cuando termin la obra, tuve la sensacin de que haba viajado por una mquina que hace del tiempo un horizonte reversible Qued en m, la sensacin de que el viejo Nietzsche haba modulado, a combazos, la perentoriedad de algn Retorno Cclico Cuando pensaba en l, me dola saber que seguramente nunca ley un solo verso de la Diva Uruguaya Copi de Tartarn de Tarascn la destreza de alojar en alguna neurona cmplice, la idea de estar, y la realidad de haber estado Al descubrir ante ustedes la intimidad entre Juana de Amrica y yo lo hago, conservando la ms grande utopa del poeta: Esperar que su obra sea leda con la misma Emocin y Cario con que ha sido escrita

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    Me declaro amante de la Novia de Amrica, la Orqudea Negra por el misterio rutilante de su taciturna cabellera Y lo hago con la soberbia de un guerrero que est dispuesto a morir por el honor de morir en su nombre Cuntos olvidos moran en el corazn de los hombres! Pero no en el mo, no en el mo que cuaja en recuerdos vibrantes! Estuvimos juntos tantas veces! Ella me hablaba desde las siete dimensiones Me dijo adis, para ir a escandalizar la barca de Caronte Me dijo adis, para que no hubiera palabras Para que hablaran slo nuestras lenguas hechas de diamante Evitar que el sonido desfigurara las miradas Yo soy el amante que en sus largas noches yace desolado Aqul, en cuya almohada titila la llama de su dulzura infinita Yo la amo por ser ella mujer, que goza siendo mujer y por querer nada ser, excepto mujer Y siendo lo que es, Mujer, dej en m sus llamitas blancas y las rojas y las azules temblorosas y todas, eternas Las cosas no han cambiado: yo soy el amante desolado Quiere atrapar a la muerte para que ella no muera

    Mario Blacutt Mendoza

  • 5

    La Pequea Llama

    Yo siento por la luz un amor de salvaje. Cada pequea llama me encanta y sobrecoge; no ser, cada lumbre, un cliz que recoge el calor de las almas que pasan en su viaje? Hay unas pequeitas, azules, temblorosas, lo mismo que las almas taciturnas y buenas. Hay otras casi blancas: fulgores de azucenas. Hay otras casi rojas: espritus de rosas. Yo respeto y adoro la luz como si fuera una cosa que vive, que siente, que medita, un ser que nos contempla transformado en hoguera. As, cuando yo muera, he de ser a tu lado una pequea llama de dulzura infinita para tus largas noches de amante desolado.

  • 6

    Fuego

    Yo nac con el fuego que sacude los volcanes Mis venas, en llamas de incendio se fraguaron Pero no temas, amada No quiere mi fuego arder y devorar con sus serpientes voraces Quiere proteger tus manos que fueron llama de mrmol Tus ojos, llama de luz; tu boca, llama de nardos Quiere mi fuego mostrar el poder y el cario salvajes que tenemos los hombres con el alma de amianto Yo soy, cario mo, el amante desolado Tu luz de dulzura infinita en mi almohada titila Mi fuego se domestica, se arrodilla ante la llama Blanca de rosa y rosa de violetas marchitas Cun grande es mi fuego cuando hace temblar de fro Cuando de calor trepida y vomita flamas de piedra Como en las noches de tinieblas sincopadas Cuando explota, Atila temible en su luz de cuarzo Para abrazarte ms all de la muerte Ms all de mi puo abierto de vndalo conquistado

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    Rebelde

    Caronte: yo ser un escndalo en tu barca. Mientras las otras sombras recen, giman o lloren, y bajo tus miradas de siniestro patriarca las tmidas y tristes, en bajo acento, oren, Yo ir como una alondra cantando por el ro y llevar a tu barca mi perfume salvaje, e irradiar en las ondas del arroyo sombro como una azul linterna que alumbrara en el viaje. Por ms que t no quieras, por ms guios siniestros que me hagan tus dos ojos, en el terror maestros, Caronte, yo en tu barca ser como un escndalo. Y extenuada de sombra, de valor y de fro, cuando quieras dejarme a la orilla del ro me bajarn tus brazos cual conquista de vndalo.

  • 8

    Carontillo

    Cuando yo encuentre la barca no me entierren No me entierren no me entierren qu har yo en el cementerio? qu har yo slo en medio de tantos muertos? Vencer a la muerte antes de que ella me perciba As la vencer del nico modo que puede ser vencida Yo ir en busca de la barca Cruzar ros y beber la espuma feroz de los remolinos Mi sombra azular la sombra negra de los mares Mi voz duetar con el trueno y el fragor de los volcanes

    Carontillo, Carontillo, yo ver a la eterna Juana y gozar del escndalo que har en tu barca Carontillo, Carontillo Juana y yo seremos la pesadilla de tu barca

  • 9

    La Higuera Porque es spera y fea, porque todas sus ramas son grises yo le tengo piedad a la higuera. En mi quinta hay cien rboles bellos, ciruelos redondos, limoneros rectos y naranjos de brotes lustrosos. En las primaveras todos ellos se cubren de flores en torno a la higuera. Y la pobre parece tan triste con sus gajos torcidos, que nunca de apretados capullos se viste... Por eso, cada vez que yo paso a su lado digo, procurando hacer dulce y alegre mi acento: "Es la higuera el mas bello de los rboles todos del huerto". Si ella escucha, si comprende el idioma en que hablo, Que dulzura tan honda har nido en su alma sensible de rbol! Y tal vez, a la noche, cuando el viento abanique su copa, embriagada de gozo le cuente: "Hoy a m me dijeron hermosa".

  • 10

    Dilogo con la Higuera

    Los montes estaban claros y los valles destellaban en miles de esmeraldas Los naranjos anunciaban con las flores de azahar abiertas la juventud del alba Rubios trigales languidecan ante el roce con que el viento las rozaba Zorzales traan el canto desde las estepas verdes para rociar de los sauces el alma Vi a la Orqudea de luz Negra alumbrando el nuevo da con una risa cascabelada Me seal, pcara, la Higuera que tornasolaba las luces primeras con el roco de la aurora Me sent sobre sus races poderosas La pregunta fue un susurro de palabras de agua Te dijo que eras hermosa? S; por eso me siento hermosa desde la meloda de cada maana respondi, con temblor en las hojas y con rubor en las ramas

  • 11

    Como la Primavera

    Como un ala negra tend mis cabellos sobre tus rodillas. Cerrando los ojos su olor aspiraste dicindome luego:

    -Duermes sobre piedras cubiertas de musgos? Con ramas de sauces te atas las trenzas? Tu almohada es de trbol? Las tienes tan negras porque acaso en ellas exprimiste un zumo retinto y espeso de moras silvestres?

    Qu fresca y extraa fragancia te envuelve! Hueles a arroyuelos, a tierra y a selvas. Qu perfume usas? Y riendo le dije: -Ninguno, ninguno! Te amo y soy joven, huelo a primavera.

    Este olor que sientes es de carne firme, de mejillas claras y de sangre nueva. Te quiero y soy joven, por eso es que tengo las mismas fragancias de la primavera!

  • 12

    El lobo gris

    He aspirado el aroma de los tornados huelen a polvo de cometas y a lunas lejanas Tienen la fragancia de los tneles celestes el olor de jabales albinos que corren por cada arista de los blancos subterrneos Traen el incienso que nubla la cueva de los rituales el vaho que hierve en el fondo de los amenazantes cienos He embriagado mi alma con el efluvio que destilan las horas como gotas de alguna terrible profeca encantadora Cur mis heridas de puales y de lanzas con los fermentos de los brumosos pantanos Aspir la esencia salina de todos los mares y de los ocanos La mirra de la ofrenda y el mbar de los poderosos druidas Pero nada es igual al aroma de tu magia Como lobo gris en risco de hielo mis fosas anhelantes rastrean los vientos para husmear la molcula que anuncia la fragancia de tu pelo en la tarde consumada

  • 13

    Mundo del Sueo

    Dura boca del hielo, duro grito En el viento de Junio. Mar se sueo Sin peces ni delfines, tan pequeo Que entre mi mano cabe su infinito

    Y una fuga de estampas de colores, De canguros, de aristas, de espirales, De invertidos fantasmas estelares, De perfiles de monstruos o de flores Silencio y vaguedad. Sangre del fro En este mundo plido y vaco, Sin apoyo, sin nada de que asirme. Como si hasta mi pecho se volviera Espesa niebla, y hasta el nombre fuera Lejana cifra escrita en lo invisible

  • 14

    La ausencia callada

    Tu ausencia va bordando crespones en cada fuego de San Telmo de la noche irisada Ya viene la ola que ondea detrs de las otras olas Ya viene la luz negra que alumbra detrs de las sombras Como una tromba de olas encabritadas vienen arreando vientos y apurando marejadas Es un relmpago que silencia al mismo trueno Es un rayo que en vez de refucilo trae una mirada Mientras la vida desborda en vida el ovillo endrino el amor-muerte desata sus madejas de oscura agua Mis pupilas escriben en la arena el ltimo criptograma Un remolino andariego tal vez devele el cdigo y se quede rgido al descubrir cunto dolor, cunta soledad quedaron tatuados en la playa Tu ausencia, con premura de lpida, borda crespones en cada fuego de San Telmo

    de la noche irisada

  • 15

    Las Lenguas de Diamante

    Bajo la luna llena, que es una oblea de cobre, vagamos taciturnos en un xtasis vago, como sombras delgadas que se deslizan sobre las arenas de bronce de la orilla del lago. Silencio en nuestros labios una rosa ha florido. Oh, si a mi amante vencen tentaciones de hablar!, la corola, deshecha, como un pjaro herido, caer, rompiendo el suave misterio sublunar. Oh dioses, que no hable! Con la venda ms fuerte que tengis en las manos, su acento sofocad! Y si es preciso, el manto de piedra de la muerte para formar la venda de su boca, rasgad! Yo no quiero que hable. Yo no quiero que hable. Sobre el silencio ste, qu ofensa la palabra! Oh lengua de ceniza! Oh lengua miserable, no intentes que ahora el sello de mis labios te abra! Bajo la luna-cobre, taciturnos amantes, con los ojos gimamos, con los ojos hablemos. Sern nuestras pupilas dos lenguas de diamantes movidas por la magia de dilogos supremos.

  • 16

    Nocturno

    Calla y escucha tu voz en el palpitar azul del magma En el trepidar del volcn subterrneo que re la ocurrencia de algn relmpago En el incendio con que las llamas devoran la hoja seca de un otoo que preludia un invierno Calla y escucha tu palabra en el latido con que la saluda el alma Sumrgete en la tromba de aire que galopa gozosa en las venas dilatadas del Universo trayendo algn suspiro del Ser algn sonrojo de no s qu csmicos deseos Calla cario mo y escucha tu voz en mi aliento

  • 17

    Ammonos

    Bajo las alas rosa de este laurel florido, ammonos. El viejo y eterno lampadario de la luna ha encendido su fulgor milenario y este rincn de hierba tiene calor de nido. Ammonos. Acaso haya un fauno escondido junto al tronco del dulce laurel hospitalario y llore al encontrarse sin amor, solitario, mirando nuestro idilio frente al prado dormido. Ammonos. La noche clara, aromosa y mstica tiene no s qu suave dulzura cabalstica. Somos grandes y solos sobre el haz de los campos y se aman las lucirnagas entre nuestros cabellos, con estremecimientos breves como destellos de vagas esmeraldas y extraos crisolampos.

  • 18

    Una ninfa..

    Ammonos amada que todo nos una que nos separe nada Mi sombra sigue a tu sombra por la estela negro-brillante que deja la lluvia en el asfalto mojado Mis manos aprisionan las tuyas en un remolino de ansias, de locuras de lgrimas sin llanto Ammonos en las noches de sombra clara y en los das de nebuloso nevado En las horas de minutos audaces y en los instantes de plpitos culpables Una Ninfa otea al otro lado de la lnea gnea y siente el seno, de placer, sonrojado Mi voz hace vibrar el tiple de la estrella hmeda Tu mirada hace de plectro en el arpa de la cascada Ammonos amada

    que todo nos una que nos separe nada

  • 19

    Como una sola flor desesperada

    Lo quiero con la sangre, con el hueso, con el ojo que mira y el aliento, con la frente que inclina el pensamiento, con este corazn caliente y preso,

    y con el sueo fatalmente obseso de este amor que me copa el sentimiento, desde la breve risa hasta el lamento, desde la herida bruja hasta su beso.

    Mi vida es de tu vida tributaria, ya te parezca tumulto, o solitaria, como una sola flor desesperada.

    Depende de l como del leo duro la orqudea, o cual la hiedra sobre el muro, que solo en l respira levantada.

  • 20

    Escandalosamente obscenos Te perciba como un soplo que abre surcos en el aire Inconstil ante la tenue mirada Ingrvida ante el deseo formidable De pronto, te presentaste a mis ojos Leve, pero ya no etrea glcil, pero ya no tenue suave, pero ya no ingrvida Mis manos, para tensar el arco siempre con pulso sereno se deslizaron trmulas por tu espalda y mi boca, antes de sellar tu boca se estamp, vida, en el rosado encendidos de tus senos Mis palmas resbalaron hasta tus caderas y en vez del ritual del primer beso hinqu las rodillas ante el cliz de la vida en un acto de impa idolatra de un trtaro pagano El gemido de tus labios anunci que los mos haban rasgado el velo del mstico misterio Jadeante t, frentico yo por el pulsar repetido de mi beso intuimos que nuestras almas se abrieron para el encuentro definitivo de nuestros cuerpos.

    Fuimos escandalosamente obscenos, amada Cmo se derrite, rubor tras de rubor la virginal tnica de la nieve en los Himalayas!

  • 21

    La Cita

    Me he ceido toda con un manto negro. Estoy toda plida, la mirada exttica. Y en los ojos tengo partida una estrella. Dos tringulos rojos en mi faz hiertica! Ya ves que no luzco siquiera una joya, ni un lazo rosado, ni un ramo de dalias. Y hasta me he quitado las hebillas ricas de las correhuelas de mis dos sandalias.

    Mas soy esta noche, sin oros ni sedas, esbelta y morena como un lirio vivo. Y estoy toda ungida de esencias de nardos, y soy toda suave bajo el manto esquivo. Y en mi boca plida florece ya el trmulo clavel de mi beso que aguarda tu boca. Y a mis manos largas se enrosca el deseo como una invisible serpentina loca. Desceme, amante! Desceme, amante! Bajo tu mirada surgir como una estatua vibrante sobre un plinto negro hasta el que se arrastra, como un can, la luna.

  • 22

    Palabras de Mujer

    Son tus palabras el lenguaje con que el alma escribe sus ldicos mensajes Qu delicadas se cobijan en cada uno de mis poros! Qu sutiles se escurren por las venas y por la sangre! Las veo venir como ptalos de luz baados de colores El azul se hace un rutilante caleidoscopio Las comparo con las mas tan rudas, tan agrestes que pareceran arrojadas, en montones por una rstica honda Son palabras de Mujer las que taen las arpas marinas cuando el viento acaricia las suaves olas agitadas Son palabras de Mujer las que vibran en las campanas hechas de cristal de cuarzo cuando la lluvia tata en ella la caricia de mil dedos desbordados Para describirte, amada slo tengo las pupilas Oye en ellas lo que tengo que decirte Encuentra el eco de mi voz en la reverencia con que modula la sombra azul que tu palabra tata en el relmpago negro que zigzaguea en mi mirada

  • 23

    La Hora

    Tmame ahora que an es temprano y que llevo dalias nuevas en la mano. Tmame ahora que an es sombra esta taciturna cabellera ma.

    Ahora, que tengo la carne olorosa, y los ojos limpios y la piel de rosa. Ahora que calza mi planta ligera la sandalia viva de la primavera

    Ahora que en mis labios repica la risa como una campana sacudida a prisa. Despus...oh, yo s que nada de eso ms tarde tendr!

    Que entonces intil ser tu deseo como ofrenda puesta sobre un mausoleo. Tmame ahora que an es temprano y que tengo rica de nardos la mano!

    Hoy, y no ms tarde. Antes que anochezca y se vuelva mustia la corola fresca. Hoy, y no maana. Oh amante, no ves que la enredadera crecer ciprs?

  • 24

    Slo a m

    Oye la huella que la sombra deja en la pupila El Silencio llega arropado de negro y de soledad Pero antes de que la niebla espesa toque un tomo de mi cuerpo como un ltigo que al viento ha desafiado como un hierro rojo que el aire hace blanco emerge de m la demanda nica y vital: te pido que slo a m me quieras, a nadie ms Oye, oye a prisa lo bruno que trae la marea negral Muy pronto la fosa mostrar su alcoba final Sabes, amada, lo que es tenerlo todo para quin nunca tuvo nada? Cuando me recuerdes, no evoques mi figura Ser un hato de carne y huesos amontonados en un costal Cuando me recuerdes, no evoques mis manos No mis ojos, no mi tosca ternura, no mi tez plida Cuando me recuerdes, recuerda slo esta exigencia Demente y salvaje de un mongol enloquecido: Quireme a m, slo a m A nadie ms

  • 25

    Despecho

    Ah, que estoy cansada! Me he redo tanto, tanto, que a mis ojos ha asomado el llanto; tanto, que este rictus que contrae mi boca es un rastro extrao de mi risa loca. Tanto, que esta intensa palidez que tengo (como en los retratos de viejo abolengo), es por la fatiga de la loca risa que en todos mis nervios su sopor desliza. Ah, que estoy cansada! Djame que duerma, pues como la angustia, la alegra enferma. Qu rara ocurrencia decir que estoy triste! Cundo ms alegre que ahora me viste? Mentira! No tengo ni dudas, ni celos, ni inquietud, ni angustias, ni penas, ni anhelos. Si brilla en mis ojos la humedad del llanto, es por el esfuerzo de rerme tanto...

  • 26

    Rojinegro Candentes, las olas de mi sangre se estrellan en la resistencia tenaz de mis venas Candente, la espuma de sangre arcilla burbujas de color sombro en mis arterias La melancola de cada uno de mis latidos semeja una mortaja de niebla, ceniza en mi noche de esto La melancola, tan tenaz y tan liviana! tan abismo de acantilado y tan el peso de una lpida Cmo puede la sangre estar candente si el corazn es un nicho de bruma condensada? Siento que mi cuerpo es recorrido por una marea spera de vidrio astillado pedazos helados del alma Luego, desde el fondo de m, descuelgo tu recuerdo Una lgrima silente colorea la mejilla surcada Agua de lluvia en la cueva de basalto viejo! Agua de ro en la tromba de fiero entramado! La melancola, otra vez ha trado el luto de la nostalgia

  • 27

    La Sed

    Tu beso fue en mis labios de un dulzor refrescante. Sensacin de agua viva y moras negras me dio tu boca amante.

    Cansada me acost sobre los pastos con tu brazo tendido, por apoyo. Y me cay tu beso entre los labios, como un fruto maduro de la selva o un lavado guijarro del arroyo.

    Tengo sed otra vez, amado mo. Dame tu beso fresco tal como una piedrezuela del ro.

  • 28

    Quin sabe!

    La gota china de las horas trae la fila india de los recuerdos En la inmensidad de la noche estaada uno a uno desfilan ante mis labios uno a uno, cada uno de tus besos Mi alma se vuelve tan ingrvidamente inmensa que siento al universo dividirse en los hemisferios ldicos de tus senos Evoco las tardes serenas y la voz de los grandes cerros No volver dice, implacable y verdadero la voz de todos los ecos No volver, dice, la realidad impertrrita ante su propio portento Pero Quin sabe! Yo tengo en m al universo entero Mi voluntad abre una gruta de dos lados en el tiempo La fila india de los recuerdos se pierde, lnguida y etrea a lo lejos, a lo lejos

  • 29

    Soledad

    Maana de gaviotas, sol navo, ltima del verano transitorio Cada rosa es un ltimo abalorio En la garganta frgil del esto. Un verano que apenas fuera mo

    Y la Gasa taimada de la niebla Que viene poco a poco de los mares Con el primer olor de los azahares Disimulando la tiniebla

    Ah sol, si me dejaras en la casa Un poco de la luz vital y leve En que mi duende ntimo se duerme Y se calienta como en una brasa

    Despus de junio, ronco y taciturno De escondidas violetas recelosas, De hurao fro y resplandor diurno Y de sueos sin rosas. Tan sola estoy, abril, frente a las cosas!

  • 30

    El rastro perdido

    Cuando ya no est Qu dir la sombra de un nuevo da? Dir: el que estuvo aqu, ya no est El que siempre estuvo solo, l y su soledad? Habr pupilas que notarn un vaco donde yo estaba? Dirn: aqu estn las huellas del que nunca pudo ser? Cuando las teclas del teclado blanco ya no sientan mi pulsar sobre sus motitas negras: dirn acaso: dnde est el que nos taa el que siempre estuvo y no pude ser? Cuando la ausencia interrogue a la imagen perdida Dir acaso: donde est ahora el que quiso y no lleg a ser? Y cuando los aos se junten para mirar al mundo Dirn acaso: dnde est aqul a quien le dimos vida y nunca pudo ser? Nadie notar que estuve, nadie sabr que ya no estoy Pero al fin! ya no estar solo: Cuando me vaya, mi holograma se ir conmigo

    y entonces seremos tres: l, mi rastro perdido y yo

  • 31

    Cansancio

    Cmo mi nombre es repetido: Juana! Cmo se ha dicho para el mal y para el bien, Con la rosa feliz de la maana Y en los heroicos nardos de la sien! Juana en amor, y para el odio, Juana. Ay, Juana en los sollozos, y tambin En el triunfal alerta de la diana Y en la aorada ola del llantn! Ahora ya slo el eco del algn da Juana! de una lejana epifana Juana!, Del grito ronco del chacal Me voy durmiendo sin temer la muerte. Que ya camina, en mi callada suerte, Con su paso de fieltro, a mi portal

  • 32

    Muerte

    Mi amada siente tus pasos, como los del mongol que viene a secuestrarla y no le teme Yo tampoco Porque entregarme a ti, sin ser seducido es vencerte Adelantarme a tus designios, alcanzando la sombra ingrvida es someter tu sometimiento No me alcanzars, yo te perseguir dejando huellas en la roca mustia y en el verano caliente Tejer argollas de hierro con los plpitos del miedo Mi alma ser almcigo de tormentas en la noche de luceros Las hojas secas se reirn de tus siglos de ceniza La msica del viento entonar la jarcha infame Arrebatar con mis manos firmes la capucha abusante y descubrir tu rostro espantado de ser nada Desahogar en ti el gorjeo tembloroso del ruiseor cautivo Y su canto de luces ser una marcha melosa de triunfo. Mi amada siente tus pasos y no te teme

    Es que yo voy, protegindola, por delante

  • 33

    Melancola

    La sutil hilandera teje su encaje oscuro con ansiedad extraa, con paciencia amorosa. Qu prodigio si fuera hecho de lino puro y fuera, en vez de negra la araa, color rosa! En un rincn del huerto aromoso y sombro la velluda hilandera teje su tela leve. En ella sus diamantes suspender el roco y la amarn la luna, el alba, el sol, la nieve. Amiga araa: hilo cual t mi velo de oro y en medio del silencio mis joyas elaboro. Nos une, pues, la angustia de un idntico afn. Mas, pagan tu desvelo la luna y el roco. Dios sabe, amiga araa, qu hallar por el mo! Dios sabe, amiga araa, qu premio me darn!

  • 34

    Pena

    A veces siento pena por la luna Tan hermosa, tan bella, tan lejana, tan sola! Todos la admiran, todos la adoran Pero los cometas pasan sin intencin de tocarla Los luceros nunca se le acercan En su altar de terciopelo y de estrellas la luna mira la vida, pasando lejos de ella Desde su lejana silente, yermo de luz apagada ha visto tantos besos! ha escuchado tantos latidos! Manos protectoras que entrelazan manos ansiosas piel al apronte ante la cercana de la piel amada Y a ella, nadie la acaricia y nadie la besa Nadie le dice las palabras dulces: te amar hasta que muera Monja de Lorca, que borda el tiempo tras del tiempo Hora despus de hora hora sobre hora Monja tan sola, tan hermosa, tan lejana tan triste de ser adorada y virgen para nunca ser otra cosa

  • 35

    La Espera

    Oh lino, madura, que quiero tejer sbanas del lecho donde dormir mi amante, que pronto, pronto tornar (Con la primavera tiene que volver.) Oh rosa, tu prieto capullo despliega! Has de ser el pomo que arome su estancia. Concentra colores, recoge fragancia, dilata tus poros, que mi amante llega. Trabar con grillo de oro sus piernas, cadenas livianas del ms limpio acero, encargu con prisa, con prisa al herrero Amor, que las hace brillantes y eternas. Y sembr amapolas en toda la huerta. Que nunca recuerde caminos ni sendas! Fatiga: en sus nervios aprieta tus vendas. Molicie: s el perro que guarde la puerta.

  • 36

    Metempsicosis profana

    Tu alma, amada, est en tu cuerpo y tu cuerpo est fundido en tu alma Cada poro de tu piel es un escondrijo en el que se aloja el cosmos reproducido Ests en todas las cosas y en todos los espacios Todas las esencias estn en ti Nombrar cada cosa que los sentidos aprehenden y que el espritu percibe es nombrarte en multiplicadas formas Por eso, beber el violeta cramo de tus ojos es sorber la infinita levedad del universo Es lograr la transmigracin profana Es la mortal metempsicosis que paraliza al mundo cuando, en acto de mstica contricin del beso prolongado mi alma comulga con tu alma

  • 37

    Sueo?

    Beso que ha mordido mi carne y mi boca con su mordedura que hasta el alma toca! Beso que me sorbe lentamente vida como una incurable y ardorosa herida! Fuego que me quema sin mostrar la llama y que a todas horas por ms fuego clama! Fue una boca bruja o un labio hechizado el que con su beso mi alma ha llagado? Fue un sueo o vigilia que hasta m lleg el que entre sus labios mi alma estruj? Calzar sandalias de bronce e ir a donde est el mago que cura me d. Secadme esta llaga, vendadme esta herida que por ella en fuga se me va la vida

  • 38

    El beso robado

    Porque te robaron un beso, nia te enfadaste Tu mano, presurosa, limpi la boca de rabia encrespada Es cierto, fue el primero El que t queras que fuera formal y etiquetado

    imborrable, inigualable, decisivo y fascinante Que hubiera venido de un prncipe de caballo alado con capa por el viento desplegada Pero fue el beso de un bardo, el que tiene un romance con cada criatura que bajo el aire cabe Te acuerdas de Bcquer, el que slo dijo: .cuanto te dara por un beso? Pues, el beso a hurtadillas no estim el precio Se dio entero a la tarea de lograrlo No te enfades nia, el beso ir a alguna pgina de poemas Y quedar para siempre inmortalizado Tal vez el verso empiece con: hoy dej en una nia el primer pedazo del alma No lo sabas? El beso robado es el guerrillero de los besos inmaculados

  • 39

    Amor

    El amor es fragante como un ramo de rosas. Amando, se poseen todas las primaveras. Eros trae en su aljaba las flores olorosas de todas las umbras y todas las praderas. Cuando viene a mi lecho trae aroma de esteros, de salvajes corolas y trboles jugosos. Efluvios ardorosos de nidos de jilgueros, ocultos en los gajos de los ceibos frondosos! Toda mi joven carne se impregna de esa esencia! Perfume de floridas y agrestes primaveras queda en mi piel morena de ardiente transparencia perfumes de retamas, de lirios y glicinas. Amor llega a mi lecho cruzando largas eras y unge mi piel de frescas esencias campesina

  • 40

    Amor dual

    Yo te amo ms que la luna a su reflejo en el agua Ms que la mariposa a la flor donde posa sus alas Y no encuentro momento ms feliz que el que me anticipa el da que seas para m solo Como el caballero que por fin ha encontrado la empuadura de oro para su propia espada. Siento que te amo... no s cunto He preguntado al universo si ha visto un solo tomo que no tenga la huella de mi amor tatuada Es que te amo en todas partes, te amo en todas las cosas Tal vez no sea yo el argonauta que llegue a tu desvelo Tal vez sea otro el heraldo que anuncie tu sino No importa, yo s que nac para amarte La atroz presencia de tu ausencia no me lastima Me basta saber que te amo Mi amor por ti es dual Daga de dos filos que cimbra

    en el centro de un pecho atormentado

  • 41

    Regreso

    En qu silente cinturn de espuma se oculta ahora la promesa yerta? Tras de qu muro o entornada puerta gime mi mundo? Qu hora, qu maana entre tumultos de sol y risa, ya de cara al gozo, me traer su jazmn ms primoroso con la sortija mgica del rumbo? Se quem mi laurel entre la fiebre, la palma fiel perdi su airn de fuego. Ya slo soy raz, rgido ruego, vstago de espiral lenta y endeble. Pero yo me he de alzar del pudridero, volver a mi esplendor de carne y canto, blanca y bruida por mi propio llanto, viva, de nuevo.

  • 42

    Abresol dorado

    La soledad, vaco de vacos pretende llenar otro vaco como los agujeros quieren llenar un balde que boga en la catarata gris que cae Pero es un vaco que cubre al fantasma es un velo de seda hecho de ectoplasma un cierrasol que retuerce a sacudones silentes la tibia lobreguez de un alma solitaria Quiero, en pentagrama de acordes cielinos un abresol hecho de color y de cario Quiero, en fanfarria de armonas Que el abresol abra en m la estela dorada

    Abresol, abresol Mi alma te llama

    de soledad espantada

  • 43

    Hora morada

    Qu azul me queda? En qu oro y en qu rosa me detengo, qu dicha se hace miel entre mi boca o qu ro me canta frente al pecho? Es la hora de la hiel, la hora morada en que el pasado, como un fruto acedo, slo me da su raso deslucido y una confusa sensacin de miedo. Se me acerca la tierra del descanso final, bajo los rboles erectos, los cipreses aquellos que he cantado y veo ahora en guardia de los muertos. Am, ay Dios, am a hombres y bestias y slo tengo la lealtad del perro que an vigila a mi lado mis insomnios con sus ojos tan dulces y tan buenos.

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    El Tren

    Sabes? contigo tuve el privilegio de subir al tren Al ltimo, al que ya no regresa Por ti llevo mis cositas, las ms preciadas Las nicas que puedo llevar en el ltimo tren que zarpa Recuerdos que se empecinan en venir conmigo Ya no importa si entonces me alegraron o dolieron Ahora ellos son yo y siento que yo soy ellos Difcil de entender, no es cierto? Sin embargo, me horroriza pensar que no tuviera ninguno Sera como si hubiera vivido muerto! Te llevaste un recuerdo mo en el ltimo tren sin escalas? Sentiste mi palpitar que, dicindote adis en la estacin que dejabas? Al final, slo al final supimos que nada queda, nada excepto los recuerdos Gracias a ti yo tuve los mos Lo nico, lo nico que ahora me llevo

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    Pretormenta

    La luz duerme, la luz no se despierta, Est enferma, la luz, se muere el da! El gorrin, melanclico, no pa. La escabiosa marchtase en la huerta Esta maana est sin un alerta, Duea del valle, silenciosa y fra. Qu hacemos, ay, sin sol ni meloda. Sin hadas y sin duendes en la yerta Vastedad de ese gris deshabilitado, Mientras, inmvil, llora hasta el ganado Y tirita de miedo hasta la malva Apacible? Ya nadie me contesta Y veo avanzar del cerro por la cuesta, Una horda de lluvia lenta y calva

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    Adis amada

    Me acostar con la muerte y por vez primera te ser infiel, Juana, mi amada Juana Es que la soledad es muy grande y el recuerdo no acompaa Al bajar los escalones que llevan a la nada quiero que sepas que de no ser por ti habra salido a cambiar vida con vidas Mis manos se habran crispado en muchas gargantas Mi espada habra mellado muchas espadas En medio del desierto, habra sido estalactita de hielo En lo ms alto de la cumbre, llama voraz de fuego Pero viniste, Mujer amada y fuiste mi orqudea negra por el misterio de tu taciturna cabellera Pobrecita la muerte, la compadezco igual que a la luna La luna por siempre virgen; la muerte, por siempre en espera La vi dubitar pero, recordando tu fragancia de primavera, le dije: ven, ven, no ves que de enemiga primera eres mi nica aliada? Qu bueno que fui cada vez que pens en ti! Y qu fuerte me sent cada vez que supe que pensabas en m! Adis Juana, la amada que nunca tuve, la nica amada

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