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La mirada difusa

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Poemario Autor: Yunes Mansilla Charvier

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Page 1: La mirada difusa

La mirada difusa

Yunes Mansilla Charvier

Page 2: La mirada difusa

Indice

1. El último deseo

2. A contraluz

3. Blanca por cabezota

4. La ruptura

5. Costalita

6. Otoñal

7. Tú

8. Ya no sé

9. Sueño contigo

10. Morir urbano

11. El Guerrero

12. Por esto

13. Ojos, montañas y nubes

14. Tu respiración

15. Silencio

16. Confundido

17. Dos puertas

18. Eco

19. Sentimiento es

20. Entumecidos

21. Jornadas ya vividas

22. La colegiala

23. La gula

24. La ninfa frente al mar

25. Retórico llora el planeta

26. Sangre

27. Extramuros de la Alcazaba

Page 3: La mirada difusa

28. Sin respirar

29. Asustaré al miedo

30. Recordándote

31. Sueño

32. La hechicera

33. El árbol solitario

34. La Garganta de la Olla

35. La Garganta de los Infiernos

36. Siracusa

37. El aprendiz

Page 4: La mirada difusa

El último deseo

Me falta una puesta de sol antes de morir.

Ya viví un amanecer

¡Qué punzante es necesitar!

Deseo verte una vez más

Page 5: La mirada difusa

A contraluz

El aire en el sol

refleja el movimiento

de mi infidelidad.

Sólo a contraluz

el cautivo será fiel,

el amante amado

y el amado olvidado.

Page 6: La mirada difusa

Blanca por cabezota

El pincel lleva tiempo detrás de la hoja

La hoja no quiere perder su pureza

El pincel quiere besar a la hoja

La hoja no quiere perder su virginidad

El pincel quiere abrazar a la hoja

La hoja no quiere perder su atractivo

La hoja se lo pierde piensan ella y el pincel

Page 7: La mirada difusa

La ruptura

En humedad espiral,

susurran las lenguas de hielo

ennegrecidas por el chismorreo

de la confirmación de mis sospechas.

En sequedad terminal,

el torrente de olas de sal

deshace una reunión

de demasiados dedos caminando de la mano.

Page 8: La mirada difusa

Costalita

Con el sol envuelto en nubes,

el aire se hace más frío,

tus abrazos más intensos,

necesarios.

Costalita es hoy un desierto de agua

que baila al son de las caricias

de mis manos

en las dunas de tu cuerpo

chévere.

Page 9: La mirada difusa

Otoñal

Naturaleza convertida en obra de arte

el tiempo en artista descatalogado

Afrodita en acacias ceñidas a la luna

La Venus en rodrigón convulso del almendro

Minerva en cómoda de yute

y,

anodinos los ojos que te vieron caer,

cayeron contigo.

Page 10: La mirada difusa

Antropósofo de tu ser,

siendo el tuyo sin tú saberlo

y viviendo tú con esa inquietud justificada

de mi loca cabeza en la forma pero

¡ay, qué injustificada inquietud en el fondo!

…si tu supieras…

En cambio, mi cambio

eres tú y siempre tú.

Y es ahí

donde el fondo me informa que

contigo soy feliz.

Page 11: La mirada difusa

Ya no sé

Ya no sé si es el viento

el que llenó de memorias

el silencio

o fue una ráfaga,

si acaso de aire,

la que de suspiros

llenó mi tiempo.

Ya no sé en que orden se ordenan

viento, tiempo, silencio.

Page 12: La mirada difusa

Sueño contigo

Sueño contigo

y sin embargo sin mí,

tú sueñas con irte lejos.

Sólo y acompañado del aire

puedo respirar,

puedo soñar

que sueño a soñar contigo.

Page 13: La mirada difusa

Morir urbano

Arando las tierras del mañana

con abonos de transporte

sollozo envuelto en alquitrán transparente

y agua cárdena.

Vértigo produce el avenir

que parece haber escrito alguien por mí.

Por ahora los rosales sólo tienen espinas.

Page 14: La mirada difusa

El Guerrero

Constancia

¡Corre a empuñar la verdad de quien emociona!

porque

quien tiene tablas no se rinde jamás

desvanece a la adversidad,

obstáculo de rabia en los débiles.

Derrota

¡Empuña de nuevo el honor entre las cenizas!

Zarpa Capitán hacia el cabo de la Victoria,

fábula insospechada de labios disecados.

-Las garrochas serán las pértigas

que crucen hasta Samotracia.

Derrota, no vuelvas sin Samotracia.

Page 15: La mirada difusa

Por esto

Eres la estrella en el día

Eres el sol en la noche

Eres el polo opuesto al resto

Por esto te quiero

Page 16: La mirada difusa

Ojos, montañas y nubes

Si el verde de tus ojos se seca,

las montañas flotarán sobre las copas

y las nubes colmatadas de llanto

la pena de tus ojos cerrará.

¿Sonreirá tu mirada de nuevo?

Page 17: La mirada difusa

Tu respiración

Tu respiración entrecortada

sobre mi pecho

son alas del ave migratoria

que dirigen una carroza fiel

hacia las tierras del Sur.

Yo buscaba el calor en Enero

por eso emigré hacia tu corazón

donde siempre hace calor

y el viento susurra respuestas.

Comprendí porqué

aún disecado sigo vivo:

Tú respiras por mí.

Page 18: La mirada difusa

Silencio

Tengo el alma plasmada

con las huellas de esa noche.

De todas las noches

desde entonces. Noches

donde el espacio sonoro

habita el silencio.

……………………………………………

Page 19: La mirada difusa

Confundido

Confundido por el abismo que separa

lo que debo,

lo que quiero y

lo que puedo,

vago

por las noches de cualquier país,

por los caminos por hacer;

y cada noche, en el camino

redescubro sin retorno

tu luz]

Page 20: La mirada difusa

Dos puertas

Puse dos puertas al mar.

Una, de entrada a tu corazón.

Otra, de salida a mi extinción.

Donde puse la segunda, trato de olvidar.

Ahora,

vago entre las dos puertas

vago entre el deseo poroso de mi huida

y tus latidos inquietos

que forman las olas de un mar acotado.

Page 21: La mirada difusa

Eco

Eco del deseo inhabitable

para quien no esté dispuesto a naufragar

Fuera,

la lluvia de tu ausencia,

Dentro,

el frío de tu presencia.

Escribir en tu cuerpo

es el lenguaje más difícil

pero el que más me marca.

La memoria me obligó a olvidarte

para no sufrir más

me obligó a olvidar que te quise,

que desnudos hicimos el amor

bajo la nieve y el fango

de pueblos franceses de montaña

Ya no hay música ni recuerdos

no quiero que haya más recuerdos rotos

Por el agujero del bolsillo

se perdieron los olores

de la montaña dorada marroquí.

Page 22: La mirada difusa

Eco del deseo inhabitable

para quien no esté dispuesto a naufragar

Page 23: La mirada difusa

Entumecidos

Entumecidos mis ojos

por la risa de tus ojos

Entumecidos mis huesos

por la niebla de tus besos

Entumecidas mis pieles

por el roce seda de tu piel

Entumecidas mis manos

por el contorneo de tus senos

Entumecidos mis oídos

por el susurro de tus silbidos

Entumecida mi boca

por la esclusa inferior de tus labios

Entumecidos mis sentidos

cada vez que te abrazo

y en canal,

el sentir de tu trazo,

estremece mis sentidos.

Page 24: La mirada difusa

Jornadas ya vividas

Arando las tierras del mañana

me levanto cada día

con menos ganas de volver a empezar

desterrando a la creatividad

en desteñidas jornadas ya vividas,

donde la incongruencia,

los sinsentidos y

la ley de los contrarios

dictan las horas y

roban mi vida

en un morir urbano.

En mi interior sollozo envuelto

en alquitrán transparente

y agua cárdena.

Page 25: La mirada difusa

La colegiala

Por las calles pedregosas del centro

donde los espacios se cubren de sudor

baila, calle abajo, la colegiala

contorneando su falda

riendo y reinando

Etérea flor urbana

Por los grises fríos muros del extrarradio

donde las distancias no entienden de escala humana

canta ,por la avenida sin fin, la colegiala

mostrando sus encantos

saltando y sintiendo

Inocente flor desperdigada

Vértigo produce el avenir

que parece haber escrito alguien por mí.

Page 26: La mirada difusa

La gula

Esta sed sacia su sed despeinando nubes negras

por donde asoma el río su imaginación doliente

por donde asoma el sol su réplica hiriente

esta sed llena la nada bebiendo ideas efímeras.

Este hambre calma su hambre enturbiando madrugadas

por donde asoma el niño su quimera inocente

por donde asoma la enredadera el búho y la serpiente]

este hambre llena la nada comiendo en misiones encrucijadas]

La gula se sació

y entre sus dientes,

el mito cayó inminente

y así, el río ardiente ardió.

Page 27: La mirada difusa

La ninfa frente al mar

Blancuras espumosas olas encrestadas

y viento tornero sobre copas de coníferas en masa

despliegas las crines que te vieron crecer,

crines que hondeando dan forma y nombre al aire.

Y tú, muda y quieta como el viejo puerto de madera,

esperas al sol

-firme como los palafitos de nuestra casa-

estremecida por el frío,

sol que fue amante y pecado al mismo tiempo

sol que fue torso inabarcable y abrazos truncados.

Viento y mar sobre la tierra

funden gozosos deseos

que mueren a la mañana en bajamar

donde se alumbra la quilla marina.

-¿Esperas sirena la Resurrección?- indaga el mar

en tus ojos cristalinos.

Y tú, inmutable en la cambiante textura de la playa

ciñes a tus pensamientos la locura y la cordura

y tus dos ojos tan redondos como el sol al alba

sonríen al ver que todavía puedes asombrarte tú sola,

tú, ninfa frente al mar.

Hoy reina la calma por entre los horizontes curvos

Page 28: La mirada difusa

de mi mar, de tu mar, de nuestro mar.

Se pierde bermejo el sol frente a tus ojos entornados

y yo, desde el otro extremo de la casa,

te observo en sombra absorto a contraluz

entre el sol y el fuego de la lumbre

y entre llantos, sonríes.

Page 29: La mirada difusa

Retórico, llora el planeta

Las mentes opulentas agotaron los recursos

como los extinguidos glaciares en nuestra era.

Las bocas de esas mentes

esputaron vacíos discursos

recordando banalidades,

la imposible autarquía de la energía

o lo que fuera.

Esotérico parece el porvenir

a manos de cuatro jugando a no sentir

sorprenden al planeta con nuevas realidades

y verdades de los que humildes

chillamos entre reflectivas paredes.

Page 30: La mirada difusa

Extramuros de la Alcazaba

Entre volúmenes rotundos,

estereométricos,

y estucados muros de fábrica

se pierde la imaginación en

la ensoñación granadina.

Con un hueco geminado por arista,

los pájaros,

el agua,

los olivos

y toda la naturaleza

entre estas tierras ferruginosas

vigilan mis pasos curiosos

llenos de admiración.

Todo se integra en armonía

a mi paso por la cuesta de los chinos.

Page 31: La mirada difusa

Sangre

Sangre, necesito sangre para saberme vivo

Sangre de mi sangre

sangre de mi corazón

En los mares sangre

sangre en el olvido vivo

sangre en mi corazón

En tus latidos sangre

sangre por entre el rastro de tu paso

sangre por entre mi corazón

Sangre rauda

onírica sangre

sangre que no es sangre sin corazón

Sangre, desbandada sangre que se consume oculta

sangre de mi sangre

sangre de mi corazón

Page 32: La mirada difusa

Sin respirar

Escribo estos versos sin coger aire

para no confundir lo necesario de la treta,

escribo estos versos sin filtros ni reediciones.

Me esfuerzo por no entender lo que está pasando,

pero está claro,

todo está negro.

Y aunque no estoy solo, pues

me acuesto con la luna y me despierto con el sol,

hace tiempo que no invierto el orden.

Me hice viejo antes de tiempo...

me quedé sin aire.

Sin repasar, tacho el poema de mi lista de pendientes.

Son las cuatro de la madrugada

acurrucar a mi niña parece ahora la mejor opción.

Page 33: La mirada difusa

Asustaré al miedo

Asustaré al miedo,

alimento de mi emoción.

La emoción seguirá a la entrega.

Sin dobleces ni quites altos,

los embroques ajustadísimos

serán más morales que físicos,

guiarán al astado hasta el toril.

Allí, en el entonces del ahora

[por el trofeo de la letanía],

me jugaré la piel

[bandera monocroma de la soberbia juventud].

Lucharé a muerte

contra el porvenir del olvido

y la indiferencia

al desnudarte los labios.

Saltaré de la barrera hasta acabar

con pésimos estatuarios

con reliquias por bandera

con condecoraciones.

Page 34: La mirada difusa

Recordándote

Por el caudal de tus curvas

y el turbión de mis deseos,

me fue arrebatada la cordura.

Por tu postura en escorzo

y mis celos de serrín,

silbaba turbulento el maniquí.

Expresión de lo sencillo,

complejidad de lo sencillo,

impotencia de sentidos,

arrebatos en cuadernos de fuego.

Sentida cólera

sacudida entre escoberas ardiendo.

Devoción, fervor y deseo.

Trasluciendo hervor

del impulso de tu sangre

sentí la intensidad de tu ausencia.

La Sagrada Concepción

obligó tu castidad,

clausuró tu libertad,

olvidó que un día fui.

Page 35: La mirada difusa

Sueño

Viajes sin retorno partieron

desde la estación de mi sed.

En tu tren de hojalata

se escapó el polvo del cajón

y las trincheras de mis ojos.

Abrazos que arropan el cuello

y adioses de sacristán con toga.

Presunto y confeso

el padre bendice tu natural estirpe,

te haces llamar beata de la conciliación.

Page 36: La mirada difusa

La hechicera

Ahora

que amo y soy amado

dudo de la niebla.

Las certezas de hoy

las dudas del ayer,

enfermiza confusión.

Ahora

que conocerlo todo

y nada en realidad,

son la misma cosa.

Ahora

que vivo en las nubes

veo borroso,

saltando por las estrellas

sin despegarme del suelo.

Ahora

que compartir y dar

sin medida

es compromiso adulto.

Ahora

que vivir con la Tierra

-no simplemente sobre ella-

Page 37: La mirada difusa

tiene sentido.

Ahora

que más allá de los muros

que me rodean

se abraza una mujer

a mi Universo.

Ahora

que en los viajes

me acompaña la lluvia,

la llevas siempre

en tu vieja mochila.

Ahora

que seguimos a la Luna

-parece hablarte- te susurro.

Juntos conocimos

los caminos de los Antiguos.

Eres mágica y hechicera

tus caderas mi locura

tu sonrisa mi miel.

Page 38: La mirada difusa

El árbol solitario

1 El árbol solitario y el viento

Aturdido por el estupor del aire

el árbol solitario clamó al cielo

por ser el único de toda la fanega

que echó raíces en un suelo tan sediento.

En su juventud se opuso a la lógica

de echar raíces en tierra fértil.

Pagó cara su osadía

con la soledad eterna.

Allí donde se pierde el horizonte

y se despliega el infinito

Allí donde no alcanza la mirada

y se terminan las ilusiones.

¡Allí, siempre allí! cae la noche

hiere el recuerdo

y soplan las voces

en un perpetuo deambular

de horizontes rosados

y charcos de tristeza

como tinta derramada.

Page 39: La mirada difusa

Ya cayeron todas las noches

Soplaron vientos fríos

que se colaron en su copa

para no marcharse

inundando de nostalgia

los años pasados hoy olvidados.

2 El árbol solitario y las hojas

Cayeron entonces las hojas como plumas

y las ramas como huesos

Misteriosamente,

el tronco se fue desnudando

de la piel de su corteza

Despojado y seco

a sus pies, todavía hoy, se refleja la historia de su vida]

por una luz filtrada escasamente

por las pocas hojas que aún no desertaron

dejando a la merced del sol indomable

el beber de su savia.

Hasta aquel momento, las hojas muertas pendían de un hilo

esperando el último soplo,

el adiós definitivo a su inquilino,

Page 40: La mirada difusa

el árbol solitario

el vagar definido por su nuevo dueño,

el viento mujeriego.

Donde antes ilustraban un movimiento armónico

burlando y jugando con el viento

seguras de la protección de su creador,

ahora,

en el exilio, aquella hoja soñadora

campa entre revoloteos por las tierras

que el viento le invitó a conocer

con la esperanza de ver el mar

que en tantas fábulas oyó nombrar.

3 El árbol solitario y los guijarros

No fue amigo de alamedas, robledales,

pinares, almendrales ni de hayedos].

Solitario, compartía sin su voluntad,

-comulgando a sus pies-

la compañía de los guijarros

que los niños le tiraban desde lo lejos

compitiendo por ver quien le azotaba más veces.

4 El árbol solitario y la muerte

Page 41: La mirada difusa

Entre sus arrugas se confundían las heridas

que nunca pudieron cicatrizar,

señal de sus pecados

y fruto de sus excesos

Menos flexible y más aséptico

que en su mocedad,

los rencores ya no le curaban

sino todo lo contrario.

Se aferró a la voluntad de la muerte

¡ya sólo atendía a una idolatrada compañía

con forma de guadaña!

Descubrió demasiado tarde que

la única ley que rige la vida es el absurdo.

Lloré hasta la estirpe

sumando mi dolor a su desamparo.

Page 42: La mirada difusa

La Garganta la Olla

Volumen abstraído y solidificado,

a la vez.

Cuerpo difuminado e indefinido,

a la vez.

Tacto por terciopelo y aguijón envenenado,

a la vez.

Energía inmóvil y te mueves en el vacío,

a la vez.

Madre engalanada de musgos, robles, castaños y cerezos.

Tímida de cabellos de cristal y osada con tus melenas

irascibles de cascabel,

a la vez.

Escultora de rocas maleables y moldeadora de errantes

cantos,

a la vez.

Rítmicas tus dudas y tropezadas tus sábanas airosas

desembocas en el Jerte,

a la vez.

Tu olla cóncava y lineal,

a la vez.

Hermanada caloro de mirlos, ruiseñores, calandrias y

alcaravanes.

Amancillador de sedimentos y coloso del tiempo,

a la vez.

Page 43: La mirada difusa

Heredero de cursos y antepasados,

a la vez.

Comerciante del Jerte y pirata de laderas,

a la vez.

Parador de piscinas naturales y cascadas de ensoñación,

a la vez.

Vivirás eternamente navegando en Galateas por los ríos de mi

sangre.

Valentía de tercio español y fidelidad hasta la muerte,

a la vez.

Sensual y erótica te descubres en mi escalada,

a la vez.

Sedientas tus aguas y urdimbre de paciencia tu garganta,

a la vez.

De corazón cristalino y profundo, hermético tu espacio

oculto,

a la vez.

De vez en cuando y a todas horas a la vez.

Page 44: La mirada difusa

La Garganta de los Infiernos

Muere el tiempo a cada golpe y eternizas la mirada en los

Infiernos,

a la vez.

Regalas tu belleza y la influencia del tiempo,

a la vez.

Furiosa y afable te dirimes entre dos mundos separados por

un punto sin dimensión,

a la vez.

Haces el amor con el aire y haces la guerra con la gravedad,

a la vez.

Siempre vences, te apodan Samotracia.

Aliada la nube embarazada y enemiga la canícula estival,

a la vez.

Venus se anega en el céfiro de tu estío y Apolo teme el

turbión de tu invierno,

a la vez.

Espacio vacío - príncipe - y espacio denso - mendigo -,

a la vez.

Ocupas un lugar y no tienes medida,

a la vez.

Infinita, no sabes de medidas ni medias dimensiones.

Truenas y cantas

a la vez

Una gota mil besos y seco tu ruido yesca me quema,

Page 45: La mirada difusa

a la vez.

Grave tímpano tu voz, a tu paso sordina el viento,

a la vez.

Rugidos rodantes y compases boquiabiertos los vientos de tu

escorzo,

a la vez.

Desmenuzada en yertas aguas, no entiendes de patrones.

Sobre mi frente tus gotas cierro los ojos y empapado

disfruto tu llanto infinito,

a la vez.

Escurridiza anatomía si te tocan y barnizas de abrazos a

quien tocas,

a la vez.

¡Ay! Suspiran tus lágrimas furtivas de madrugada y ¡Eo!

Aspiran tus cánticos al eco del alba.

Ahora loco y presente ocupado,

a la vez.

Conservas en el tiempo ecos olvidados.

Page 46: La mirada difusa

Siracusa

Siracusa acto I

He dormido poco,

no distingo entre la claridad de las nubes

y los dirigibles.

El estado creativo es propicio,

Sólo necesito una excusa como paroxismo,

un objeto etéreo para el jinete polar.

Siracusa acto II

Con el macuto, la cámara y mi cuaderno de viajes

al que llamo mi Siracusa,

bastión contra el olvido,

alzheimer derrotado por el entendimiento.

Las razones dibujadas

me hacen valer más allá de todas tus crisis.

Cuando por mí te recorre el temor

“no volveré a respirar este promontorio de tierra”,

mi agobio rellena con avidez

tus hojas con croquis epigráficos

raramente comprendidos

por aquél que no soy yo,

sino tú,

Page 47: La mirada difusa

mi compromiso con Siracusa.

Siracusa acto III

Mi alabarda de dos milímetros es mi arma de grafito.

Mi lápiz, mi fiel escudero.

Desenvaina segura como espada de Toledo,

recta como la cuerda bien hilada

que cuelga sosteniendo el yugo de lo invisible

y tiene la propiedad de moverse

más rápido que mi mente.

Desarrolla la propiedad de retener los espacios punto por

punto.

Pero ahora, tú bien lo sabes,

mataor de agregados superfluos,

necesito de la pausa como método de contemplación

porque sin lápiz ni cartón

el ojo

no se distrae con artificios,

tú bien lo supiste entonces.

Siracusa acto IV

Desvaríos,

aciertos fortuitos y errores

Page 48: La mirada difusa

que son plagas contra los egipcios,

me hacen comprender como se organiza el espacio

siempre moviendo la mano

tocándote y tocándolo todo,

ya sabes que el tacto me descubre

la tercera dimensión.

Mi cuaderno, mi Siracusa,

pasas a manos de colonos corintios,

gamórois, atenienses, cartagineses,

romanos, vándalos, ostrogodos,

bizantinos, árabes y normandos

antes de esclarecer los secretos y aromas

de mis inquietudes viajeras

que son tu relleno,

nuestra simbiosis.

Siracusa acto V

Logogrifos del arquitecto

buscando nuevos significados válidos

no para entender la unidad de lo que veo

sino como enseñanza

y diálogo mudos.

Resolvían charadas nunca planteadas

sino en el anonimato.

Porque muchas veces Siracusa,

Page 49: La mirada difusa

las lecciones no se dejan ver

por más que estudiemos,

sucumbidas por la niebla del rocío

de la cátedra del alba.

Principios hindúes Vaastuhastra reclaman

presencia y orientación

de los cinco elementos básicos.

Recetas de gurú haitiano tutelan al aprendiz viajero,

sensible tocón de texturas y brisas.

Siracusa acto VI

Alcanzar el apogeo griego del legado,

ilustrado ardor del buscador

de luces nítidas,

transparentes metales y rocas ingrávidas.

¡Qué fines tan paradójicos!

Sucesiones en los telones de la arquitectura.

Bolleras taciturnas tunecinas

de cuerpos uniformes

forjadas en el fuego de la incomprensión

que las hace ser fuertes

pero no dúctiles.

Page 50: La mirada difusa

Siracusa acto VII

Todo es fin con olor a…

con olor a caléndulas

sobre las primeras gotas del monzón hindú.

Siracusa

libro femenino de mi entendimiento

¿bloc de notas de mi olvido?

No me abandones

porque contigo a mi lado

atravieso el fuego sin quemarme,

buceo a pulmón millas por desiertos,

veo el sol fijamente del mediodía,

oigo a sirenas del noroeste irlandés

y como alambre de espino sirio en la frontera palestina.

Siracusa acto VIII

Curaste mis dudas, bálsamo de Fierabrás.

Porque contigo mi mina no se para

y te acaricia

con pantomimas aún por descifrar

y que espero el viento del tiempo

comparta silbando por respiros

-vibración compacta de mi caja torácica-

Page 51: La mirada difusa

y no se pierda

entre las alas del cormorán sudamericano.

¡Qué miedo me da el sinsentido

o el sentido inútil

del pensar haber creado

y sin embargo no haber creado nada!

Siracusa acto IX

Pedir

de momento

que no me fatigue la pereza

y poder abrazarte en mis viajes,

en tus sufridas páginas.

¡Ay Siracusa!

flor de mis imágenes transcritas.

Tantos cuadernos te he desgarrado

que tus cicatrices

corren por el río de mi sangre

como salmones nórdicos en su último viaje.

Sabedora de tu fin

pero de incógnito destino.

Page 52: La mirada difusa

Siracusa acto X

Siracusa eres todos mis escritos.

Cada uno de tus libros límpidos

son la subsistencia

de mi cadena alimenticia.

El oso que espera y ataca mordaz.

Porque cuando no viajo

necesito hibernar

y tu Siracusa

debes ahora hibernar conmigo.

¡Qué paciencia la tuya!

La luna calcárea te seguirá esperando,

reflejada en las lenguas de hielo alpinas,

pero ahora coge fuerzas.

Duerme ahora mi dulce Siracusa

que bastantes masala

con acritud vegetariana de especias picantes

comiste en la India.

Siracusa acto XI

Seguiremos juntos,

a contracorriente

como tú y yo sabemos,

mas de momento yo

Page 53: La mirada difusa

seguiré en estático movimiento

pero contradictorio -no lo dudes-

restaré los días

en mi ciudad.

Hasta volvernos a encontrar reposa

en tu cubículo cilíndrico de cristal.

Page 54: La mirada difusa

El aprendiz

Sigo mi curso,

inconstante por joven,

inexperto por ilusorio,

juguetón de alcobas.

Los cursos acaban,

comienzan las lecciones.

El fuego lento del entendimiento

va forjando el sentido

no mensurable de la percepción,

el sentido de la sinrazón.

Los pensamientos cogen forma,

son el atractivo de la abstracción.

La sensibilidad de lo sensible

nos enseña a mirar y a tocar

que es la enseñanza sensitiva de la duda.

Dudar es verdad.

Lo bello de la belleza,

su incertitud anacrónica,

-otra vez- resoplo,

porque frecuentemente

tropiezo contra esta relatividad.

Page 55: La mirada difusa

Hay verdades inmutables

como el pensamiento de que todo es mentira.

Hay bellezas verdaderas,

como el aprendizaje

que sigue a la enseñanza

o el amor adulto,

o el adulterio a lo establecido.

Dudar es evolucionar,

parangón del aprendizaje,

ver donde no se ve,

identificar lo desconocido,

hacer lo no sabido

que es aprender a saber.

Me pregunto sobre lo que no sé

para conocer lo que viviré,

una hipótesis sigue a la duda

en su búsqueda por establecer

y no estabilizar.

Lo establecido nace todos los días.

El siguiente paso del camino

no es el fin

Page 56: La mirada difusa

sólo el entendimiento

que sigue a una de las hipótesis iniciales.

Todo es sensible al cambio,

mejora y capote

a la teoría del equilibrio inestable.

Calder,

la experiencia te enseñó la casuística,

comprendiste que las matemáticas

son un juego de azar.

Un azar abstracto.

La gravedad,

un desafío digno

y un amigo al que retar.

Dudo y dudaré.

Aprendo y aprendizaje.

Dudo de Lavoisier, de Einstein,

de Newton, de Hegel, de Kant,

de Ortega, de da Vinci, de Ochoa,

de Eiffel, de Mondrian, de Torroja,

de Matisse, de Pierre y Marie Curie, de Exupéry,

e incluso de Patronio,

fiel consejero.

Pero creo en ellos

pero dudo de mí.

Page 57: La mirada difusa

Comprendí que estudiar

es aprender a olvidar

aunque me cuesta aceptarlo,

cuestión de cultura diplomática,

raya apolítica

pero reaccionaria.

Entre la variedad y la memoria,

mucho se pierde,

lo esencial se salva.

Como soy es como sigo,

inquieto como un cometa.

La constancia de una madre en mi corazón.

La razón sigue al corazón,

a veces.

Entonces sí que sí...

se aprende a imaginar el futuro.

La memoria sin dimensión,

la parte muda de las medidas.

Hacer, pensar, aprender,

Pensar, hacer, aprender,

Aprendí, pienso, haré.

Todo es objeto de creación de voz.

El ruido cesa,

ahora sólo se escucha

Page 58: La mirada difusa

el sonido del cormorán de Neruda.

El sabio habla despacio y bajo

tanto

que escucha y aprende a la vez.

El presente no goza de dimensión,

la presencia sí es futuro y pasado a la vez.

El aprendiz de la palabra respeta el pasado,

duda y critica lo presente,

propone el futuro.

Sólo me asusta la destrucción de la guerra,

la velocidad de las balas.

La guerra lo para todo

menos el amor y el odio

que crecen iguales y opuestos.

El futuro se escribe en estos tiempos

entre lágrimas y esperanza.

Respirar parece de nuevo necesario.

La esperanza llena las dudas del tiempo,

de los segundos las estaciones.

¡Qué extraño dulce problema

poder parar a imaginar!,

Page 59: La mirada difusa

parar a aprender

que no es parar sino seguir.

Aprender sin dimensión.

Aprendizaje con pasión.

Aprendiz libertario.

Vuela hasta el horizonte.

Vuela, vuela, vuela.

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Número total de versos: 865

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Autor: Yunes David Mansilla Charvier

C/Tossal de Baix 7

03730 Jávea (Alicante)

[email protected]

669402521

915187159

Page 62: La mirada difusa

Declaración jurada

Por la presente, declaro que la obra presentada para el XXI

premio de poesía Rincón de la Victoria, in memorian Salvador

Rueda es original e inédita y que no tiene cedidos sus

derechos ni ha sido premiada ni está pendiente de fallo en

cualquier otro concurso.

En Málaga a 18 de Abril de 2013

Yunes David Mansilla Charvier

Page 63: La mirada difusa

XXI PREMIO DE POESÍA “RINCÓN DE LA VICTORIA” Biblioteca

Pública Municipal Antonio de Hilaria

Area de Cultura

C/Jacinto Gil, 2

29730, Rincón de la Victoria, Málaga