la mecánica del corazón la noche más fría de la historia. la nieve cae sobre la ciudad de...

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Imagina la nochemás fría de la historia. La nieve cae sobre la ciudad deEdimburgo.EnloaltodeunacolinanaceelpequeñoJack,perosucorazónestádañado.Yporesonecesitaráreemplazarloporunrelojdemadera,uncorazón artificial del que dependerá su vida. Acompañemos a Jack en suaventuraquijotescadesdelasfríascallejuelasescocesashastaunaradianteciudadandaluza,enbuscadelamor.Pero,¡cuidado!,Jackdebeseguirunasreglasparasobrevivir:

Uno:NOTOQUESLASAGUJAS.Dos:DOMINATUCÓLERA.

Tres:NOTEENAMORESNUNCA.

LAMECÁNICADELCORAZÓNDEPENDEDEELLO.

DeseemossuerteaJack,y recuerdaque,comoenestecuentoparaniñosgrandes,todoshemossufridoalgunavezpornuestrovolublecorazón.

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MathiasMalzieu

Lamecánicadelcorazón

ePUBv1.5Mística29.11.11

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Parati,Acacita,quehashechocrecerestelibroenmivientre

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Primero,notoqueslasagujasdetucorazón.Segundo,dominatucólera.Terceroymásimportante,noteenamoresjamásdelosjamases.Sinocumplesestasnormas,lagranagujadelrelojdetucorazóntraspasarátupiel,tushuesossefracturaránylamecánicadelcorazónseestropearádenuevo.

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NievasobreEdimburgoel16deabrilde1874.Unfríogélidoazota laciudad.Losviejosespeculanquepodríatratarsedeldíamásfríodelahistoria.Diríasequeelsolha desaparecido para siempre. El viento es cortante; los copos de nieve son másligerosqueelaire. ¡BLANCO! ¡BLANCO! ¡BLANCO!Explosiónsorda.Nosevemásqueeso.Lascasasparecenlocomotorasdevapor,suschimeneasdesprendenunhumogrisáceoquehacecrepitarelcielodeacero.

Las pequeñas callejuelas de Edimburgo se metamorfosean. Las fuentes setransforman en jarrones helados que sujetan ramilletes de hielo. El viejo río se hadisfrazadodelagodeazúcarglaseadoyseextiendehastaelmar.Lasolasresuenancomocristalesrotos.Laescarchacaecubriendodelentejuelasalosgatos.Losárbolesparecen grandes hadas que visten camisón blanco, estiran sus ramas, bostezan a lalunayobservancómoderrapanloscochesdecaballossobrelosadoquines.Elfríoestanintensoquelospájarossecongelanenplenovueloantesdecaerestrelladoscontraelsuelo.Elsonidoqueemitenalfalleceresdulce,apesardequesetratadelruidodelamuerte.

Eseldíamásfríodelahistoria.Yhoyeseldíademinacimiento.

EstahistoriatienelugarenunviejacasaasentadasobrelacimadelamontañamásaltadeEdimburgo—Arthur’sSeat—,colinadeorigenvolcánicoengastadaencuarzoazul. Cuenta la leyenda que fue el lugar elegido por el bueno del reyArturo paracontemplar la victoria de sus huestes y para, finalmente, descansar. El techo de lacasa,muyafilado,seelevahastaalcanzarelcielo.Lachimenea,enformadecuchillode carnicero, apunta hacia las estrellas y la luna. Es un lugar inhóspito, apenashabitadoporárboles.

Elinteriordelacasaestododemadera;pareceunrefugioesculpidodentrodeunenormeabeto.Alentrar,uno tiene la sensacióndehallarseenunacabaña:hayunagran variedad de vigas rugosas a la vista, pequeñas ventanas recicladas delcementerio de trenes, una mesa baja armada con un solo tocón. También hay unsinfíndealmohadasdelanarellenasdehojasquetejenunaatmósferadenido.Esteesel ambiente acogedor de la vieja casa donde se asisten un gran número denacimientosclandestinos.

AquívivelaextrañadoctoraMadeleine,comadronaalaqueloshabitantesdelaciudadtildandeloca,unamujerdeavanzadaedadquesinembargotodavíaconservasubelleza.Elfulgordesusojospermaneceintacto,perotieneungestocontraídoen

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lasonrisa.LadoctoraMadeleinetraealmundoaloshijosdelasprostitutas,delasmujeres

desamparadas, demasiado jóvenes o demasiado descarriladas para dar a luz en elcircuitoclásico.Ademásdelospartos,aladoctoraMadeleineleencantaremendarala gente; es la gran especialista en prótesis mecánicas, ojos de vidrio, piernas demadera.Unoencuentradetodoensutaller.

EstamosafinalesdelsigloXIX,porloquenoesdifícilconvertirseensospechosade brujería. En la ciudad se rumorea que la doctoraMadeleine mata a los reciénnacidos y los transforma en seres a los que esclaviza. También se comenta que seacuestaconextrañasavesparaengendrarmonstruos.

En este lugar mi joven madre está dando a luz, y mientras se esfuerza en parir,observaatravésdelcristalcómolospájarosyloscoposdenieveseestrellancontrala ventana silenciosamente.Mimadre es una niña que juega a tener un bebé. Suspensamientos derivan hacia la melancolía; sabe que no podrá quedarse conmigo.Apenasseatreveabajar lavistahaciasuvientre,queyaestáapuntodedara luz.Cuandominacimientoesinminente,susojossecierransincrisparse.Supielpálidaseconfundeconlassábanasysucuerposederriteenlacama.

Mimadre ha estado llorando desde que subió por la colina hasta llegar a estacasa.Suslágrimasheladassedeslizanhastatocarelsuelo.Amedidaqueavanzaba,se ibaformandobajosuspiesunaalfombrade lágrimasheladas, locualprovocabaqueresbalaraunayotravez.Lacadenciadesuspasosibaenaumentohastaalcanzarunritmodemasiadorápido.Sustalonesseenredaban,sustobillosvacilabanhastaquefinalmentesecayó.Ensuinterior,yoemitounruidocomodehucharota.

LadoctoraMadeleinehasidolaprimerapersonaquehevistoalsalirdelvientredemimadre. Sus dedos han atrapadomi cráneo redondo, con forma de aceituna, debalónderugbyenminiatura,yluegomeheencogido,tranquilo.

Mi jovenmadre prefiere apartar la mirada de mí. Sus párpados se cierran, noquierenobedecer. «¡Abre los ojos! ¡Contempla la llegadade este pequeño copodenievequehascreado!»,quierogritar.

Madeleinedicequeparezcounpájaroblancodepatasgrandes.Mimadrerespondeque prefiere no saber cómo es su bebé, que es precisamente por eso que aparta lamirada.

—¡Noquierovernada!¡Noquierosabernada!De repente, algo parece preocupar a la doctora. Mientras palpa mi minúsculo

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torso,sugestosetuerceylasonrisaabandonasurostro.—Tieneelcorazónmuyduro,creoqueestácongelado.—Yotambiéntengoelcorazónhelado—dicemimadre.—¡Perosucorazónestácongeladodeverdad!Entonces me sacude fuertemente y se produce el mismo ruido que uno hace

cuandorevuelveunacajadeherramientas.LadoctoraMadeleineseafanaantesumesadetrabajo.Mimadreespera,sentada

en la cama. Está temblando y no es por culpa del frío. Parece una muñeca deporcelanaquehahuidodeunajuguetería.

Fueranievaconauténticaferocidad.Lahiedraplateada trepahastaescondersebajolos tejados. Las rosas traslúcidas se inclinan hacia las ventanas, sonrojando lasavenidas,losgatossetransformanengárgolas,conlasgarrasafiladas.

En el río, los peces se detienen en seco con una mueca de sorpresa. Todo elmundoestáencantadopor lamanodeunsopladordevidrioquecongela laciudad,expirando un frío que mordisquea las orejas. En escasos segundos, los pocosvalientesquesalenalexteriorseencuentranparalizados,comosiundioscualquieraacabaradetomarlesunafoto.Lostranseúntes,llevadosporelimpulsodesutrote,sedeslizanporelhieloamododebaile.Sonfigurashermosas,cadaunaensuestilo,ángelesretorcidosconbufandassuspendidasenelaire,bailarinasdecajademúsicaensuscompasesfinales,perdiendovelocidadalritmodesuultimísimosuspiro.

Por todas partes, paseantes congelados o en proceso de estarlo se quedanatrapados.Sololosrelojessiguenhaciendobatirelcorazóndelaciudadcomosinadaocurriera.

«Yamehabíanadvertidoquenosubieraaestacasa,alacolinadeArthur’sSeat.Mehabían dicho bien clarito que esta vieja está loca», piensa mi madre. La pobremuchachatieneaspectodemuertadefrío.Siladoctoralograrepararmicorazón,mepareceque el demimadre leva adar aúnmás trabajo…Yo,pormiparte, esperodesnudo,estiradoenelbancoquelindaconlamesadetrabajo,coneltorsooprimidoporungrantornillo.Ymetemolopeor.

Ungatonegroymuyviejoconmodalesdemozosehaencaramadoalamesadela cocina.La doctora le ha hechounpar de gafas.Montura verde a juego con susojos, qué clase. El gato observa la escena con aire hastiado; solo le falta ojear laspáginasdeeconomíadeundiariomientrassostieneunpuro,menudopatán.

La doctoraMadeleine revuelve la estantería donde están los relojesmecánicos;hay una gran variedad de modelos. Unos angulosos y de aspecto severo, otrosrechonchos y simpáticos, otros de madera, metálicos, pretenciosos… hay de todo

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tipo. La doctora apoya su oído en mi pecho, escucha mi corazón defectuoso ymientras,conelotrooído,escuchalostic-tacdelosrelojesquehaseleccionado.Susojos seentornan,noparece satisfecha.Ladoctoraactúaconcuidado,comounadeesasviejaslentasquesetomanuncuartodehoraparaelegiruntomateenelmercado.Derepente,sumiradaseilumina.«¡Este!»,exclamaacariciandoconlapuntadelosdedoslosengranajesdeunviejorelojdecuco.

Elrelojquehaelegidomidealrededordecuatrocentímetrosporocho;esunrelojde madera, excepto el mecanismo, la esfera y las agujas. El acabado es rústico,«sólido»,diceladoctora.Elcuco,diminutocomolafalangedemidedomeñique,esde color rojo y de ojos negros. Su pico, siempre abierto, le da apariencia de avedisecada.

—¡Esterelojteayudaráatenerunbuencorazón!Yademáscombinarámuybiencontucabezadepajarillo—diceMadeleinedirigiéndoseamí.

Nomegustademasiadotodoesteasuntode lospájaros.Perosoyconscientedequeladoctoraintentasalvarmelavida,asíquenovoyaponermeexquisito.

LadoctoraMadeleineseponeundelantalblanco;estaveznohaydudadequevaaempezaracocinar.Mesientocomounpollitoasadoalquesehubieranolvidadodematar.Registraunrecipientellenodeherramientas,eligeunasgafasdesoldadorysecubre la caraconunpañuelo.Yano laveo sonreír.Se inclina sobremíymehacerespirar éter. Mis párpados se cierran, ligeros como persianas que caen en unatardecerdeverano.Yanotengoganasdegritar.Lamiromientraselsueñomevencelentamente.Madeleine esunamujer de formas redondeadas; susojos, los pómulosarrugadoscomomanzanas,elpecho,enelqueunoseperderíaenunlargoabrazo.Estancálidosuaspectoy tanacogedorquepodríafingirquetengohambrecontaldepodermordisquearlelospechos.

Madeleinecortalapieldemitorsoconunasgrandestijerasdentadas.Elcontactoconsussierrasminúsculasmehaceunpocodecosquillas.Deslizaelpequeñorelojbajomipielysedisponeaconectarsusengranajesconlasarteriasdelcorazón.Esunaoperacióndelicada,nohayqueestropearnada.Ladoctorautilizasufirmehilodeacero,muyfino,paracosermeconunadocenadenudosminúsculos.Elcorazónlatedevezencuando,pero lacantidaddesangrequellegaa lasarteriasespoca.«Québlancoes»,diceellaenvozbaja.

Es la hora de la verdad. La doctora Madeleine ajusta el reloj a las doce enpunto…peronoocurrenada.Elmecanismonoparecelobastantepotenteparainiciarlaspulsacionescardíacas.Micorazónllevademasiadoratosinlatir.Lacabezamedavueltas; me siento como en un sueño extenuante. La doctora toca ligeramente losengranajesparaprovocarunareacciónyqueasí,deunavezportodas,comienceelmovimiento.«Tic-tac»,haceel reloj.«Bo-bum»,respondeelcorazón,y lasarteriasse coloreande rojo.Poco apoco, el tic-tac se acelera, el bo-bum también.Tic-tac.

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Bo-bum.Tic-tac.Bo-bum.Micorazónlateaunavelocidadcasinormal.LadoctoraMadeleine aparta suavemente sus dedos del engranaje. El reloj se ralentiza.Y ellaagita de nuevo lamáquina para reactivar elmecanismo; pero en cuanto aparta losdedos, el ritmo del corazón se debilita.Diríase queMadeleine acaricia una bombapreguntándosecuándoexplotará.

Tic-tac.Bo-bum.Tic-tac.Bo-bum.

Las primeras señales luminosas del amanecer rebotan contra la nieve y vienen ahilvanarseentrelascortinas.LadoctoraMadeleineestáagotada.Yomehedormido;aunquetalvezestémuertoyaquemicorazónhaestadoparadodemasiadotiempo.

Derepente,elcantodelcucoenmipechoresuenatanfuertequemehacetoser.Con los ojos muy abiertos descubro aMadeleine con los brazos en alto, como siacabarademarcarunpenaltienlafinaldelacopadefútbolmundial.

Enseguidasedisponearecosermeelpechoconairesdegranmodista;sedisimulamuybienquesoyuntullido,másbienparecequemipielenvejeció,searrugóa loCharlesBronson.Laesferadelreloj,deminuevocorazón,quedaprotegidaporunatiritaenorme.

Y para seguir con vida, cadamañana tendré que darle cuerda ami corazón.Afaltadelocual,podríadormirmeparasiempre.

Mimadredicequeparezcoungrancopodenieveconagujasqueloatraviesan,aloqueMadeleinerespondequeeseesunbuenmétodoparaencontrarmeencasodeextravíoenunatormentadenieve.

Yaesmediodía.Ladoctoraacompañaamablementeamimadrehastalapuerta.Mijovenmadreavanzamuydespacio,letiemblalacomisuradesuslabios.Sealejaconsupasodeviejadamamelancólicaycuerpodeadolescente.

Almezclarseconlabruma,mimadreseconvierteenunfantasmadeporcelana.Desdeaqueldíaextrañoymaravilloso,nolahevueltoaver.

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La doctoraMadeleine recibe visitas a diario. Tienemuchos pacientes sin recursoseconómicosquecuando sufrendolencias, fracturasomalestaresvarios llamana supuerta.LadoctoraMadeleineesgenerosay legustaayudara lagentecurando suscorazones;yase tratedeajustarunmecanismoodesanarloconcharlaycariño, loquemássatisfacealadoctoraesarreglarcorazonesdañados.

Desdeeldíademinacimientomesientonormalconmirelojenelcorazón,sobretodo después de escuchar cómo un paciente se quejaba de la herrumbre de sucolumnavertebral.

—¡Esmetálica!¡Eslógicoqueemitasonidosasí!—argumentaladoctora.—¡Sí,perorechinaencuantolevantounbrazo!—Yaleheprescritounparaguas.Esdifícildeencontrarenlasfarmacias,yalosé.

Porestavez,leprestaréelmío,peroprocureconseguirunoantesdenuestrapróximavisita.

Encasadeladoctoratambiénestoyacostumbradoaverundesfiledejóvenesparejasbien vestidas que remontan la colina para adoptar a los hijos que no han logradotener. El asunto se desarrolla como quien visita un piso que piensa comprar.Madeleinepresentaalosniños,haciendopublicidaddesusméritos:unniñoquenollorajamás,quecomeequilibradamente,queesmuylimpio…

Esperomiturno,sentadoenunsofá.Soyelmodelomáspequeño,unniñoportátilque incluso podrían meter en una caja de zapatos. Cuando los futuros padresadoptivos se fijan enmi, la escena que viene a continuación es siempre lamisma:sonrisasmás omenos forzadas,miradas compasivas y después uno de los futurospadrespregunta:«¿Dedóndevieneesetictacqueseoye?».

Entonces la doctora me sienta sobre sus rodillas, me desabrocha el vestido ydescubremivendaje.Algunosgritan,otrossereprimenperohacenunaligeramuecaydicen:

—¡Oh,Diosmío!¿Quéesesacosa?—Esta«cosa»,comoustedlallama,esunrelojquelepermitealcorazóndeeste

niñolatirconnormalidad,ledavida—respondeellaconsequedad.Lasparejitasnopuedenocultareldisgustoysedirigenalahabitacióndeallado

paramurmurar,peroelveredictonocambiajamás:—No,gracias.¿Podemosverotrosniños?—Sí, síganme, tengo dos chiquillas que nacieron la semana de Navidad —

proponeellacasiconregocijo.

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Alprincipionomedabacuentadeloqueocurría,era—demasiadopequeño—,peroamedidaque fui creciendoempezóa resultarmedenigrantemicondiciónde ser elúnico niño que nadie quería adoptar, convirtiéndome en el perro más viejo de laperrera.Mepreguntoporquéunsimplerelojpuederepelerdeesemodoalagente.¡Alfinyalcabo,noesmásquemadera!

Hoy, tras haber sido rechazado en adopción por enésima vez, Arthur se haacercadoamí.Arthuresunpacientehabitualdeladoctora,unviejooficialdepolicíaquesehaconvertidoenunpobremendigoborracho.Lotienetodoarrugado,desdelagabardina hasta los párpados. Es bastante grande.Y lo sería aúnmás si anduvieraderecho.Normalmentenohablaconmigo,yamímegustaelmodoquetenemosdenohablarnos.Hayalgotranquilizadorensumododecruzarlacocinacojeando,conunamediasonrisamientrasgesticulaconlamano.

Madeleine continúa ocupada en la otra habitación; está hablando con la parejaque busca adoptar un niño. Entonces es cuando veo que Arthur me observa y seinclina hacia mí. Su columna vertebral chirría como una vieja puerta metálica.Finalmentedice:

—¡No te preocupes, pequeño! En la vida todo viene y va, ya se sabe. Unosiempresaleadelante,aunquelecuestesutiempo.Yoperdíelempleopocassemanasantesdeldíamásfríodelahistoria,ypocodespuésmimujermepusodepatitasenlacalle.Ypensarquehabíaaceptadovolvera lapolicíaporella.Yo,quesoñabaconllegar a ser músico, tuve que renunciar a mis aspiraciones artísticas porque nollegábamosafindemes.Ysirviódemuypoco.

—¿Yquésucedióparaquelapolicíateechara?—Verás,resultaqueelhábitonohacealmonje.Comopolicíapasabamáshoras

delante del teclado demi armonio que de lamáquina de escribir de la comisaría,entonabalasdeclaraciones…Yademásbebíaunpocodewhisky,eljustoynecesarioparaobtenerunhermosotimbredevoz…Peroesagentenoentiendenadademúsica,¿sabes?Alfinalmepidieronquememarchara.Yvaya,tuvelamalaideadecontarleelporquéamimujer.Elrestoyaloconoces…Entoncesgastéelpocodineroquemequedababebiendowhisky.Fueloquemesalvólavida,yalosabes.

Me encanta el modo que tiene de decir «ya lo sabes». Adopta un tono muysolemneparacontarmequeelwhiskyleha«salvadolavida».

—Aquelfamosodieciséisdeabrildemilochocientossetentaycuatro,elfríomequebró la columna vertebral; tan solo el calor del alcohol que ingiero desde esossombríosacontecimientosimpidióquemecongelaradeltodo.Soyelúnicomendigoquesesalvó,elrestodemiscompañerosmurierondefrío.

Sequitaelabrigoymepidequelemirelaespalda.Meincomodaunpoco,peronomesientocapazdenegarme.

—Para reparar la parte rota, la doctora Madeleine me injertó un pedazo de

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columnavertebralmusicalcuyoshuesosafinóellamisma.Simedoyen laespaldaconunmartillopuedotocarmúsica.Suenamuybien,pero,porotrolado,andocomouncangrejo.Anda,tocaalgosiquieres—medicealargándomesupequeñomartillo.

—¡Nosétocarnada!—Espera,espera,vamosacantarunpoco,yaverásquébiensuena.Yseponeacantar«OhWhentheSaints»acompañándoseconsuosófono.Suvoz

reconforta como un cálido y esplendoroso fuego de chimenea en una noche deinvierno.

Mientrassemarcha,abreunaalforjarepletadehuevosdegallina.—¿Porquécargascontodosesoshuevos?—Porque están llenos de recuerdos…Mimujer los cocinaba demaravilla.Me

bastacocerunoparatenerlaimpresióndequevuelvoaestarconella.—¿Yloscocinasigualdebien?—No,me salencosas infames,peroesomepermite reavivar los recuerdoscon

mayorfacilidad.Cogeunosiquieres.—Noquieroquetefalteningúnrecuerdo.—Notepreocupespormí,tengodemasiados.Tútodavíanolosabes,peroalgún

díatealegrarámuchoabrirelzurrónyencontrarunrecuerdodetuinfancia.Mientrastanto,loquesíséesquetanprontocomoresonaronlosacordesmenores

de «OhWhen the Saints», las brumas demis preocupaciones se disiparon durantevariashoras.

Apartirdemiquintocumpleaños,ladoctoradejódemostrarmeasusclientes.Pocascosashansucedidodesdeentonces,perolociertoesquevivollenodeincertidumbre,cadadíamehagomáspreguntas,ysientoquenecesitoobteneralgunasrespuestas.

Hacrecidoenmíeldeseodedescubrirlaciudad,loquehayenlapartebajadelacolina, y ese deseo se está convirtiendo en una obsesión. Desde aquí percibo surugidomisteriosoencuantomesuboaltejadodelacasa,asolasconlanoche.Laluzdelalunaenvuelvelascallesdelcorazóndelaciudadconunaaureolaazucaradaquesueñoconmordisquear.

Madeleine, consciente demi curiosidad, no deja de repetirme quemuy prontollegaráeldíadeenfrentarmealavidaenlaciudadyasushabitantes.

—Noesbuenoqueteentusiasmestanto,cadalatidodetucorazónesunpequeñomilagro,ya lo sabes.El arregloes frágilydebes ser cuidadoso.El sistemadeberíamejorarcontucrecimiento,perotendrásqueserpaciente.

—¿Cuántasvueltasdelaagujadelashorasvaallevareso?—Unas cuantas…unas cuantas.Quisiera que tu corazón se fortalezca un poco

másantesdesoltarloalacalle.Deboreconocerlo,micorazónmecausaalgunaspreocupaciones.Eslapartemás

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sensibledemicuerpo.NosoportoquenadielotoquesalvoMadeleine.Esellaquien,conlaayudadeunapequeñallave,medacuerdatodaslasmañanas.Sicojofrío,losataquesdetosmeprovocandolorporculpadelosengranajes,queseretuercencomosifueranaatravesarmelapiel.Detestoelruidodevajillarotaquehacetodoeso.

Peromimayorpreocupacióneseldesajustehorario.Cuandollegalanoche,esetic-tacresuenaportodomicuerpoymeimpideconciliarelsueño,loqueprovocaqueestémuertodecansancioamediatardeoeufóricoenplenanoche.Sinembargo,nosoyniunhámsterniunvampiro,solouninsomne.

Amododerevancha,comosucedeamenudoconlagentequepadecemosalgunaenfermedad, tengo derecho a alguna contrapartida agradable. Para calmar míinsomnio,Madeleinevieneamihabitaciónyme recitananas encantadas,mientrassujeta una taza de chocolate caliente. A veces se queda enmi habitación hasta elamanecermientrasmeacaricialosengranajesconlapuntadesusdedos.Madeleineesmuy dulce. «Love is dangerous for your tiny heart», repite de forma hipnótica.Diríasequerecitalasfórmulasdealgúnviejolibrodehechizosparaqueconcilieelsueño. Me encanta escuchar como resuena su voz bajo el cielo estrellado. Sinembargo, hay veces en que el susurro «Love is dangerous for your tiny heart»meresultainquietanteymegustaríaescucharotracosa.

Llegóelmomento:eldíaenquecumplodiezaños,ladoctoraMadeleineaceptaporfin llevarme a la ciudad.Hacemucho tiempo que se lo pido…y, sin embargo, nopuedoevitarquemeasalteladuda.Estoynerviosoyretrasolapartidahastaelúltimomomento,ordenomiscosasyvoydeunahabitaciónaotra.

Acompaño a la doctora hasta el sótano, dondeme fijo por primera vez en unaestantería llena de tarros. Algunos llevan la etiqueta «lágrimas 1850-1857», otrosestánllenosde«manzanasdeljardín».

—¿Dequiénsontodasesaslágrimas?—lepregunto.—Sonmías.Cuando lloro, recojomis lágrimas enun frascoy las almacenoen

estesótanoparahacercócteles.—Pero¿cómoesposiblequeproduzcastantas?—Enmi juventud,unembrión seequivocódedirecciónalquererencontrarmi

vientre.Encallóenunadelastrompas,provocandounahemorragiainterna.Aqueldíameconvertíenunamujerestéril.Mealegraymesatisfaceayudaradaraluzaotrasmujeres,perohelloradomuchoporello.Detodosmodos,estoymuchomejordesdequellegastetú…

Meavergüenzahaberlehecholapregunta.—Fueundíatriste,undíaenquenodejabadellorarhastaquemedicuentade

que me reconfortaba beberme mis propias lágrimas. Poco después descubrí quesabíanmejorsilasmezclabaconunpocodelicordemanzana.Peronohayquebeber

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nuncacuandounoestáenestadonormal,enesecasoyanoselograestarcontentosinbeberyseformauncírculoviciosoyunoyanoparadellorarparapoderbeberselaslágrimas.

—Tepasaseltiempocurandoalagente,peroahogastusheridasenelalcoholdetuspropiaslágrimas.¿Porqué?

—Notepreocupesporeso,meparecequehoytenemosquebajaralaciudad,hayuncumpleañosquefestejar,¿verdad?—diceellaesforzándoseensonreír.

La historia de las lágrimas de Madeleine me ha afectado mucho, y mientrasdescendemos por la colina estoy tan distraído pensando en ello que apenas soyconscientedequehoyeseldíaenqueconoceré laciudad.Sinembargo,encuantoEdimburgoapareceantemivista,missueñosymiexcitaciónmeasaltandenuevo.

¡Me siento como Cristóbal Colón cuando descubrió América! El laberintoenrevesadodecallesmeatraecomounimán.Lascasasseapoyanunassobreotras,apuntando hacia el cielo y estrechándolo. ¡Corro por las calles empinadas!Diríasequeunsimplesoplidopodríaderribarlaciudadenteracomoquienderrumbaunjuegodedominódispuestoenunalargafila.¡Corro!¡Losárbolessehanquedadoplantadosenloaltodelacolina,perolaciudadestállenadegentequeemergeportodaspartes!¡Las mujeres visten hermosos trajes de colores llamativos, visten sombreros conforma de amapola y vestidos floreados! Hay muchas mujeres asomadas en losbalconesyobservanelcoloridoyvívidomercadodelaplazaSaintSalisbury.

Dejoquelaciudadmeengulla,hayunruidodecascosquerepiqueteancontraelasfalto,yelmurmullode lasvocesqueseentremezclanmecautiva.De repente seoyesonarlacampañadelaiglesia,queemiteunsonidoquemerecuerdaalruidodemicorazón,aunqueesteesunsonidoaltoysincomplejos.

—¿Esesemipadre?—No,no,esenoestupadre…Eselcanondelastrecehoras,solosuenaunavez

aldía—respondeMadeleinesinaliento.Atravesamos la plaza y giramos por un pequeño callejón. Se oye una música

melancólica y algomaliciosa. Esamelodíame emociona,me produce sensacionescontradictorias,comocuandollueveylucesolalmismotiempo.

—Es un organillo hermoso, ¿verdad? —dice Madeleine—. Este instrumentofuncionamás omenos delmismomodoque tu corazón, sin duda por eso te gustatanto.Esuninstrumentomecánicoquetransmitemuchasemocionesdesdesuinterior.

Enesemomento,llegahastanosotroselsonidomásencantadorquepuedaexistiry,paramisorpresa,lacosanoterminaahí.Unamuchachaminúsculaconaspectodehermosoárbolenflorseadelantayseponeacantar.Elsonidodesuvozrecuerdaalcanto de un ruiseñor y lo complementa con palabras. He perdido mis gafas, enrealidad nome las quise poner, hacen quemi cara parezca ridícula, una cara de

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gallardete…congafas.Sulargayonduladamelenaenmarcasurostro.Sunariz,perfectamentedelineada,

es tandiminutaquemepreguntocómoconseguirá respirar;enmiopinión,estáahísolo de adorno. Baila como un pajarillo en equilibrio sobre tacones de aguja,andamiosfemeninos.Susojossoninmensos,unopuedeperdersemientrasescrutasuinterior.Yenellosse leeunadeterminaciónferoz.Alza lacabezaconportealtivo,como una bailaora de flamenco en miniatura. Sus pechos parecen un par demerenguestanbiencocidosqueseríapecadonocomérselosahímismo.

Nomeimportaverborrosocuandocantoycuandobeso,prefierotenerlosojoscerrados.

Me invade una sensación de euforia. La presencia de esta jovenmuchachameproduce un carrusel de emociones como si estuviera montado en un tiovivo. Untiovivoquemedamiedoalavezquemeatrae.Eloloraalgodóndeazúcarypolvomesecalagarganta.

Derepente,mepongoacantarcomosiprotagonizaraunmusical.Ladoctoramemiraconairereprobatorio,comocuandomedice:saca-ahora-mismo-tus-manos-de-mi-cocina.

Oh, mi pequeño incendio, permítame mordisquear su ropa, desmenuzarla abuenasdentelladas,escupirlascomounconfetiparabesarlabajounalluvia…¿Heoídobien?¿«Confeti»?

LamiradadeMadeleineesrotunda.Noveomásquefuego,consolounospasospuedoperdermealolejos,tanlejos

enmicalle,quenomeatrevayasiquieraamirarderechoalosojosdelcielo,noveomásquefuego.

—Yologuiaréhastaelexteriordesucabeza,yoserésupardegafasyustedmicerilla.

—Tengo que confesarle algo, lo escucho, pero no lograría reconocerle jamásaunqueestuvierasentadoentreunpardeviejecitos…

—Nos frotaremos el uno contra el otro hasta chamuscarnos el esqueleto, ycuando el reloj demi corazón dé las doce en punto, arderemos, sin necesidad deabrirlosojos.

—Lo sé, soy unamente ardiente, pero cuando lamúsica se detiene,me cuestaabrirlosojos,meenciendocomounacerillaymispárpadosquemanconmilfuegoshastarompermisgafas,sinpensarsiquieraenabrirlosojos.

En elmomento en que nuestras voces se funden en un solo canto, su tacón seatascaentredosadoquines, trastabillacomounapeonzaalfinaldesucarreraycaesobre la calzada congelada. Es una caída cómica pero violenta, y la joven se halastimado. La sangre resbala sobre su vestido de plumas de ave. Recuerda a unagaviota herida. Inclusodesparramada sobre el adoquinado, lamuchachame resulta

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conmovedora.Condificultadseponeunasgafasconlasvarillastorcidas,ytanteaelsuelocomosifueseunasonámbula.Sumadrelacogedelamano,conmásfirmezadelaqueusanlospadreshabitualmente;digamosquelaretienedelamano.

Intento decirle algo, pero las palabras permanecen mudas en mi garganta. Mepreguntocómounosojostangrandesymaravillosospuedenfuncionarmal,hastaelpuntodequelamuchachasecaigaytropiececontodo.

LadoctoraMadeleineylamadredelajovenintercambianunaspalabras,comosifueranlasdueñasdeunpardeperrosqueacabarandepelearse.

Micorazónsigueacelerado,mecuestaretomarelaliento.Tengolaimpresióndequeelrelojsehinchayvaasalirexpulsadopormigarganta.¿Quétieneestamuchachaquemeprovocaestossentimientos?¿Estáhechadechocolate?Pero¿quémeocurre?

Intentomirarlaa losojosperonopuedodejardeadmirar suhermosaboca.Nosospechabaqueunopudierapasarsetantotiempoobservandounaboca.

De repente, el cu-cú de mi corazón empieza a sonar muy fuerte, mucho másfuertequecuandosufrounacrisis.Sientoquemisengranajesgiranatodavelocidad,comosimeahogara.Elcarillónmerevientalostímpanos,metapolosoídosperoeltic-tac resuena en el interior, haciéndose insoportable. Las agujasme rebanarán elcuello. La doctora Madeleine intenta calmarme con gestos discretos, como siintentaraatraparaunpobrecanarioasustadoensujaula.Tengouncalorasfixiante.

Mehabríagustadoparecerunáguilarealounagaviotamajestuosa,peroenlugarde eso, aparezco como un pobre canario perturbado y confundido por sus propiossobresaltos. Espero que la pequeña cantante no me haya visto.Mi tic-tac resuenaseco,misojosseabren,yminarizsealzaalcielo.LadoctoraMadeleinemesujetaporelcuellodemicamisa,despuésmeagarradelbrazoymis talonessedespeganligeramentedelsuelo.

—¡Volvemosacasadeinmediato!¡Asustasatodoelmundo!¡Atodoelmundo!Parece furiosa e inquieta a la vez. Me siento avergonzado. Al mismo tiempo

rememoro las imágenesde la jovenmuchachaquecanta singafasymirael soldefrente. Y entonces ocurre: me enamoro. En el interior de mi reloj es el día máscalurosodelahistoria.

Despuésdeuncuartodehoradeajustesamicorazónyunabuenasopade fideos,recuperomiestadonormal.

LadoctoraMadeleine tieneungestocansado,comocuandodespuésdehorasyhoras cantando no consigue que me duerma, aunque esta vez tiene un aire másconcienzudo.

—Recuerda que tu corazón no es más que una prótesis, es infinitamente más

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frágilqueuncorazónnormal,ymetemoquesiemprevaaserasí.Losmecanismosdeturelojnofiltranlasemocionescomoloharíanlostejidosdeuncorazónnormal.Es absolutamente necesario que seas prudente. Lo que ha ocurrido en la ciudadcuando has visto a esa pequeña cantora confirma lo que me temía: el amor esdemasiadopeligrosoparati.

—Meencantacontemplarsuboca.—¡Nodigaseso!—Su rostro es hermoso, con esa sonrisa resplandeciente que provoca que uno

quieracontemplarlamuchorato.—Notedascuenta,telotomascomosinotuvieraimportancia.Peroloquehaces

esjugarconfuego,unjuegopeligroso,sobretodosisetieneuncorazóndemadera.Teduelenlosengranajescuandotoses,¿verdad?

—Sí.—Puesbien,eseesunsufrimientoinsignificantesilocomparasconelquepuede

originarelamor.Algúndía,esposiblequetengasquepagarunpreciomuyaltoportodo el placer y la alegría que el amorprovoca.Y cuantomás intensamente ames,más intenso será el dolor futuro. Conocerás la angustia de los celos, de laincomprensión, lasensaciónde rechazoyde injusticia.Sentirásel fríohastaen tushuesos, y tu sangre formará cubitos de hielo que notarás correr bajo tu piel. Lamecánica de tu corazón explotará. Yo misma te instalé este reloj, conozcoperfectamenteloslímitesdesufuncionamiento.Comomucho,esposiblequeresistala intensidaddelplacer,peronoes lobastante sólidoparaaguantar lospesaresdelamor.

Madeleinesonríetristemente,conelrictusquesiemprelaacompaña,peroenestaocasiónnohaynirastrodecólera.

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Elmisterioqueenvuelvealajovencantantememantieneagitado,inquieto.Conservoy repaso una colección de imágenes mentales: sus largas pestañas, sus ojos, sushoyuelos, su nariz perfecta y la ondulación de sus labios. Conservo y mimo surecuerdocomounocuidaríauna flordelicada.Yconestos recuerdos se llenanmisdías.

Solopiensoenunacosa:reencontrarla.Disfrutardenuevodeaquellasensaciónextraordinariayhacerlo loantesposible. ¿Mearriesgoa sacar cu-cúspor lanariz?¿Tendrán que repararme a menudo el corazón? ¿Y qué? Este viejo trasto me loreparandesdequenací.¿Corropeligrodemuerte?Talvez,perosientoquemividapeligrasinovuelvoaverlay,amiedad,esomepareceaúnmásgrave.

Ahora comprendomejor por qué la doctora ponía tanto empeño en retrasarmiencuentroconelmundoexterior.Antesdeconocerelsabordelasfresasconazúcar,unonolaspidetodoslosdías.

Algunasnocheslapequeñacantantemevisitaenmissueños.Enladehoy,midedoscentímetros, entra por el agujero de la cerradura de mi corazón y se sienta ahorcajadassobrelaagujademishoras.Memiraconlosojosdeunaciervaelegante.Hastadormidomeimpresiona.Luegoempiezaalamermesuavementelaagujadelosminutos.Mesientoagitado,derepenteunmecanismoseponeenmarcha,noestoyseguro de que se trate tan solo de mi corazón… ¡CLIC, CLOC, DONG! ¡CLIC,CLOC,DING!Malditocu-cú.

«Love is dangerous for your tiny heart even in your dreams, so please dreamsoftly»,mesusurraMadeleine.Ahoraduerme…

¡Comosifuerafácilconsemejantecorazón!

A la mañana siguiente me despierta el ruido molesto de unos martillazos. De piesobreunasilla,Madeleineclavaunclavoencimademicama.Parecemuydecidida,ysujeta un pedazo de pizarra entre los dientes. El ruido me resulta espantosamentedesagradable,comosielclavosehundieradirectamenteenmicráneo.Luegocuelgalapizarra,sobrelaqueseencuentraestesiniestroescrito:

Primero,no toques lasagujasde tucorazón.Segundo,domina tucólera.Tercero y más importante, no te enamores jamás de los jamases. Si nocumplesestasnormaslagranagujadelrelojdetucorazóntraspasarátupiel,tushuesossefracturaránylamecánicadelcorazónseestropearádenuevo.

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Elmensajedelapizarrameaterroriza,aunquenotengonecesidaddeleerlopuesyamelosédememoria.Soplaunvientodeamenazaentremisengranajes.

Porfrágilqueseamireloj,lapequeñacantantesehainstaladocómodamenteenél.Hadejadosuspesadasmaletascargadasdeyunquesencadarincón;sinembargo,jamásmehabíasentidotanligerocomodesdequelaconocí.

Debo hallar unmedio de reencontrarla cueste lo que cueste, quiero saber cómo sellama, cuándo podré verla de nuevo…Y lo único que sé hasta ahora es que cantacomolospájarosysuvistanoesmuybuena.Nadamás.

Aprovechocualquierocasiónparainformarme.Preguntoalasparejasdejóvenesque vienen a casa para adoptar a un bebé, pero nadie parece saber nada. Tambiénpruebo suerte con Arthur, que me dice: «Sí, la oí cantar en la ciudad, pero hacebastante tiempo que no la he visto». Quizá lasmuchachas esténmás dispuestas aayudarme.

AnnayLunasondosprostitutasquenoshanvisitadoenmásdeunaocasiónconsusvientreshinchados.Cuandolespreguntoporlajoven,meresponden:«No,no,nosabemosnada,nosabemosnada…nosabemosnada,¿eh,Anna?Nosabemosnadadenada…¿Nosotras…?»,yentoncespresientoquevoyporelbuencamino.

AnnayLunatienenaspectodeniñasviejas.Imaginoque,alfinyalcabo,esoesloque son, unpar deniñasde treinta añosdisfrazadas con ajustados trajes depielfalsa de leopardo. Desprenden un inconfundible aroma de hierbas provenzales, unperfume de cigarro natural que las acompaña incluso cuando no fuman. Esoscigarrillos les proporcionan una aureola brumosa y da la sensación que lescosquilleanelcerebro,puessiemprelesprovocanrisas.Sujuegofavoritoconsisteenenseñarme palabras nuevas. Jamás me revelan su significado, pero ponen todo suempeño en que las pronuncie perfectamente. Entre todas las palabrasmaravillosasquemeenseñan,mipreferidasiempreserá«cunnilingus».Me lo imaginocomounhéroe de la Roma antigua, Cunnilingus.Hay que repetirlo varias veces, Cu-ni-lin-guss,Cunnilingus,Cunnilingus.¡Quémaravillosapalabra!

AnnayLunanosepresentannuncaconlasmanosvacías,siempretraenunramodefloresrobadoenelcementerioolalevitadealgúnclientemuertoduranteelcoito.Paramicumpleañosmeregalaronunhámster.LepuseCunnilingus.«¡Cunnilingus,amormío!»,canturreasiempreLunamientrasrepiqueteaenlosbarrotesdesujaulaconlasuñaspintadas.

Annaesunagranrosamarchitaconmiradadearcoiris,cuyapupilaizquierda,uncuarzo instalado por Madeleine para reemplazarle un ojo que le destrozó un malpagador,cambiadecolorsegúneltiempo.Hablamuydeprisa,comosielsilenciolaasustara.Cuandolepreguntoacercadelapequeñacantante,medice:«¡Jamásheoídohablar de ella!». Al pronunciar esta frase, su elocución es aúnmás rápida que de

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costumbre. Presiento que la consumen las ganas de revelarme algún secreto.Aprovechoparahacerleunascuantaspreguntasgeneralessobreelamor,envozbaja,puesnoquieroqueMadeleinesepanadadeesteasunto.

—Verás, trabajoenelamordesdehacemuchotiempo.Noesquehayarecibidomucho,peroelsimplehechodedarlogeneralmentemehacefeliz.Nosoyunabuenaprofesional. En cuanto un cliente se vuelve regular,me enamoro y entonces ya noaceptosudinero.Entoncessigueunperíodoenelquevienetodoslosdíasaverme,amenudo con regalos. Pero al final termina desapareciendo. Ya sé que no deberíaenojarme, pero no puedo evitarlo. Siempre se produce un momento patético peroagradableenelquepiensoquemissueñospuedenhacerserealidad.Enesemomentocreoenloimposible.

—¿Loimposible?—No es fácil vivir con un corazón de melón cuando se tiene mi trabajo,

¿entiendes?—Creoquesíloentiendo.Y luego está Luna, rubia tornasolada, versión prehistórica de Dalila, con sus

gestoslentosysurisarota,funámbulasobretaconesafiladísimos.Supiernaderechasecongelóparcialmenteeldíamásfríodelahistoria.Madeleineselareemplazóporunaprótesiscaobaconunportaligaspirograbado.Merecuerdaunpocoalapequeñacantante,puestieneelmismoacentoderuiseñorylamismaespontaneidad.

—¿Túno conocerás a una pequeña cantante que anda dando tumbos por todaspartes?—lepregunto.

Ellaponecaradenoentenderycambiade tema. ImaginoqueMadeleine lehahechoprometerquenorevelaríanadasobrelapequeñacantante.

Unbuendía,hartadeignorarmisincesantespreguntas,meresponde:—Nosénadadelapequeñaandaluza…—¿Quésignifica«andaluza»?—Nohedichonada,nohedichonada,mejorpregúntaseloaAnna.—Annanosabenada.Para llamar su atención, para conmoverla, pruebo con el truco del chico triste,

cabizbajo,deojosentornados.—Por loqueveo,has aprendido rápidoalgunos rudimentosde la seducción—

diceAnna.—¿Noselodirásanadie,verdad?—¡No,claroqueno!Empiezaasusurrar,suspalabrassonapenasaudibles:—TupequeñacantantevienedeGranada,Andalucía,unlugarqueestámuylejos

de aquí.Hacemucho tiempo que no la escucho cantar en la ciudad. Tal vez hayavueltoaGranada,acasadesusabuelos…

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—Amenosqueestéenlaescuela—añadeAnnaenuntonoestridente.—¡Gracias!—Chist…¡Cállate!—añadeLunaenespañol,pues siemprehablaen su lengua

natalcuandoseponenerviosa.Mi sangrehierve,medesbordaunaoleadadepura alegría.Mi sueño sehincha

comounatartaenelhorno;creoqueyaestálistoparasacarlofuera.Mañanamismobajarélacolinaquellevahastalaciudadybuscaréesaescuela.

PeroantestengoqueconvenceraMadeleine.—¿Alaescuela?¡Perotevasaaburrir!Tendrásqueleerlibrosquenotegustarán;

aquí,encambio,eligesloquequieres…Teobligaránaquedartesentadolargashorassinmoverte,yteprohibiránhablar,hacerruido.Hastaparasoñartendrásqueesperaralrecreo.Teconozco,loodiarás.

—Sí,puedeser,perotengocuriosidadporsaberquéseaprendeenlaescuela.—¿Estudiar?—Sí,esoes.Quieroestudiar.Aquí,solo,nopuedo.En esemomento se produce una concurrencia demalas intenciones ocultas: la

doctoraMadeleine intenta retenerme y yo engañarla. Me provoca risa y cólera almismotiempo.

—Creoquelomejoresqueempiecesarepasarloquetienesescritoentupizarra,meparecequeloolvidasunpocodeprisa.Y,sinceramente,temoquepuedasucedertealgomaloenlaciudad.

—Pero todos losniñosvana laescuela.Cuando túestás trabajando.Mesientomuysoloaquí,enloaltodelacolina.Megustaríaestarcongentedemiedadypoderdescubrirelmundo,viviraventuras…

—Descubrir el mundo en la escuela… —dice Madeleine suspirando—. Deacuerdo.Siquieresiralaescuela,notelovoyaimpedir—terminadiciendo,conunaexpresióntriste.

Hagoloposibleparacontenermialegría.Noseríaconvenientequemepusieraabailarconlosbrazosenalto.

Porfinllegaeldíaesperado.Vistountrajenegroconelquetengoaspectodeadulto,aunquesolotengoonceaños.Madeleinemehaaconsejadoquenomequitenuncalachaqueta,nisiquieraenlaclase,paraquenadiedescubramireloj.

Antesdepartir,hepuestoenmicarteraunoscuantosparesdegafas,todosellossustraídos del taller de Madeleine. Ocupan más espacio que los cuadernos. HeinstaladoaCunnilingusenelbolsillo izquierdodemicamisa, justoporencimadelreloj.Devezencuandoasomalacabezaconexpresióndehámstersatisfecho.

—¡Procuraquenomuerdaanadie!—bromeanaAnnayLunamientrasbajamoslacolina.

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Arthurtambiénmeacompaña;bajacojeandoyensilencio.LaescuelaseencuentraenCaltonHill,unbarriomuyburgués,yjustoenfrentede

la hermosa catedral deSaintGiles, construida sobre una vieja iglesia del siglo IX;frenteaellaseencuentralaprisióndeEdimburgo.LacatedraldeSaintGilestieneasuspies unmosaicode adoquines con formade corazón sobre el que escupían losreclusosque ibanaprisión.Cuentanque la costumbredeescupir almosaicoesunsignodebuenasuerte.

A la entrada del colegio veo amuchas señoras con abrigos de piel.Uno diría quetodas las mujeres van disfrazadas de enormes gallinas que cacarean muy fuerte.Inclusoantetantoestruendo,lasrisasdeAnnayLunallamanlaatenciónyarrancanmuecas reprobatorias de varias mujeres, que observan conmirada de desprecio elpaso cansino de Arthur y la giba que hincha mi pulmón izquierdo. Sus maridos,trajeadosdepiesacabeza,sontiposestirados;parecenperchasandantes.Encuantonos ven, ponen cara de indignados, parece que nuestra pequeña y extraña tribu noresulta de su agrado; sin embargo, no pierden ocasión de echar un vistazo a losgenerososescotesquelucenAnnayLuna.

Medespidodemifamiliaconciertotemoryatraviesouninmensoportalquedapasoalaescuelahastallegaraunampliopatioque,apesardesuextensión,resultabastanteacogedor.

Cruzoelpatiomientrasmisojosescrutanlosrostrosdelosalumnos;muchosdeellosparecenversionesdesuspadresenminiatura.Seoyeunmurmullodevoces,losalumnosconversanalegrementehastaquederepentetodospuedenoíraltoyclaroeltic-tacdemicorazón.Entoncestodosmeobservancomosituvieraunaenfermedadcontagiosa.De repente,unamuchachamorenaseplanta frenteamí,memiraa losojosycomienzaahacer«tic,tac,tic,tac»mientrasseríe.Elpatioenterorepiteacoroel tic-tac. Es una burla sonora que me produce el mismo efecto que cuando lasfamiliasvienenaelegirasushijosacasaymeignoranconrecelo.Inclusodiríaqueestoespeor.

Intento ignorar la burla y me concentro en encontrar a la pequeña cantante.Observocadarostrofemenino,peroningunoeseldelajoven.¿YsiLunasehubieraequivocado?

Entramos en clase. Madeleine tenía razón. Me aburro como jamás me habíaaburrido en mi vida.Me parece un horror estar aquí sin la pequeña cantante… ypensarqueestoyinscritoparatodoelcursoescolar.¿CómovoyadeciraMadeleinequeyanoquieroestudiarenelcolegio?

Durante el recreo, comienzo mi investigación preguntando si alguien conoce a la

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pequeña cantante llamada «Andalucía», una joven presumiblemente miope quetropieza constantemente.Nadie parece conocerla, ni haber oído hablar de ella.Asíquenadiemeresponde.

—¿Noestáenestaescuela?Nohayrespuesta.¿Le habrá ocurrido algo grave? ¿Habrá sufrido un accidente debido a su vista

limitada?

Enesemomentoun tipodeaspectoextrañodestacaentre la fila.Esmayorque losdemásyes tanaltoqueda la impresióndeque sucabeza sobrepasa losmurosdelpatio.Antesupresencia,losalumnosbajanlamiradaintimidados.Eltipodetienesusojosenmí.Tieneunamiradaduradecolorazabachequemehiela.Esdelgadocomounárbolmuerto, elegantecomounespantapájarosvestidoporunbuen sastre,y supeinadoparecehechodealasdecuervo.

—¡Tú!¡Elnuevo!¿Quéquieresdelapequeñacantante?Suvozgraveevocaelecodeunaprofundatumba.—Bueno, verás…Un día la vi cantar y tropezarse.Me gustaría regalarle unas

gafas.Mivozesdébilytrémula.Parezcounancianodecientotreintaaños.—¡NadiepuedeosarhablardeMissAcaciaenmipresencia,nideellanidesus

gafas!¡Nadie,¿meoyes?,ymuchomenosunenanocomotú!¡Nomencionesjamássunombre!¿Mehasentendido,enano?

No le respondo. Se alza un murmullo: «Joe…» Cada segundo se hace máspesado.Derepente,meacercalaorejaalpechoymepregunta:

—¿Cómohaceseseextrañoruidodetic-tac?Tampocolerespondo.Se acerca despacio, curvando su largo armazón hasta apoyar la oreja sobremi

corazón.Mirelojpalpita.Meparecequeeltiemposedetiene.Sunacientebarbamepica como un alambre de espino sobre el pecho. Cunnilingus asoma el morro yolfatealacoronilladeJoe.Siseponeaorinar,lasituaciónvaacomplicarse.

Súbitamente,Joemearrancaelbotóndemiabrigoydescubreasílasagujasquesobresalen por encima de mi camisa. La multitud de curioso emite un sonoro«Oooh…».Meavergüenzomásque si acabaradebajarme lospantalones.Escuchamicorazónduranteunbuenrato,luegoseenderezalentamente.

—¿Estucorazónloquehacetantoruido?—Sí.—Estásenamoradodeella,¿verdad?Suvozprofundaysentenciosameprovocaescalofríosquerecorrencadaunode

mishuesos.

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Micerebroquieredecir«No,no…»,peromicorazón,comosiempre, tieneunarelaciónmásdirectaconmislabios.

—Sí,creoqueestoyenamoradodeella.Los alumnos arrancan con un nuevo murmullo: «Oooh…». Un reflejo de

melancolíailuminalacóleraenlosojosdeJoe,locuallovuelveaúnmásespantoso.Conunasolamirada,consigueel silenciode todoel recreo.Hastaelvientopareceobedecerle.

—La«pequeñacantante»,comotúlallamas,eselamordemivida…yyanoestáaquí.¡Novuelvasahablarmenuncadeella!Quenoteoigasiquierapensarenella,oteaplastaréelrelojquetesirvedecorazóncontratucráneo.Teloharépedazos,¿meoyes?¡Teloharépedazosdetalmodoqueyanovolverásasercapazdeamar!

Su cólera produce un temblor en sus largos dedos, incluso cuando aprieta lospuños.

Hace apenas unas horas, tenía ami corazón por un navío capaz de romper lasaguasdeunocéanoenfurecido.Yasabíaquenoeraprecisamenteelmássólidodelmundo,perocreíaenelpoderdemientusiasmo.Ardíaenunaalegría tan inmensaantelaideadereencontraralapequeñacantantequenadamehabríapodidodetener.En apenas cincominutos, Joe ha vuelto a ajustarmi reloj a la hora de la realidad,transformandomivibrantegaleónenunaviejabarquichueladestartalada.

—¡TelodestrozarédetalmodoqueJAMÁSseráscapazdeamar!—repiteél.—¡Cu-cú!—respondemicáscaradenuez.Elsonidodemipropiavozseacorta,comosihubieserecibidounpuñetazoenel

estómago.

Me dispongo a remontar la colina yme pregunto cómo un jilguero con gafas tanencantadorhapodidocaerentrelasgarrasdeunbuitrecomoJoe.Meconsueloconlaideadequetalvezmipequeñacantantefueraa laescuelasingafas.¿Dóndeestaráahora?

De repente, una dama de unos cuarenta años interrumpe mis inquietasensoñaciones.CogefirmementeaJoedelamano,amenosquenoseaalrevés,vistalatalladelbuitre.Ellaseleparece,esidéntica,enversiónmarchitayconunculodeelefante.

—¿Erestúelqueviveencasadelabrujadeahíarriba?¡Sabrásqueayudaanacera losniñosdelvientrede lasputas!Túmismodebesdehabersalidodelvientredealguna puta, porque la vieja, lo sabe todo el mundo, es estéril desde hacemuchotiempo.

Cuandolosadultosseaplican,superansiempreunnuevoumbraldecrueldad.Apesardemisilencioobstinado,Joeysumadresigueninsultándomeduranteun

buen tramodel trayecto.Llego a la cimade la colina condificultad. ¡Porqueríade

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relojllenadesueños!CongustotearrojaríaalcráterdeArthur’sSeat.

Esa misma noche Madeleine se esfuerza en cantarme para que me duerma y metranquilice,pero lacosano funciona.CuandomedecidoahablarledeJoe,ellamereplicaque talvezmehaya tratadoasíparapoder existir aojosde losdemás,quequizá no sea del todo malo. Sin duda, él también está prendado de la pequeñacantante.Laspenasamorosaspuedentransformaralagenteenmonstruosdetristeza.Su indulgencia hacia Joe me exaspera.Me besa en la esfera y ralentiza mi ritmocardíaco apoyando el índice sobre los engranajes. Termino por cerrar los ojos sinsonreír.

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PasaunañoenelqueJoesemantienepegadoamícomosiestuvieraimantadopormisagujas,asestándomegolpesenelrelojdelantedetodoelmundo.Avecesmedanganas de arrancarle lamelena color de cuervo, pero soporto sus humillaciones sinrechistar, con una lasitud que va en aumento. Mi investigación sobre la pequeñacantante sigue sin dar frutos. Nadie se atreve a responder a mis preguntas. En laescuela,esJoeelquedictalaley.

Hoy, en el recreo, saco el huevo de Arturo de la manga de mi jersey. Intentoreencontrar a Acacia pensando en ella con todas mis fuerzas. Me olvido de Joe,olvidoinclusoqueestoyenestaporqueríadeescuela.Mientrasacaricioelhuevo,unhermososueñosedeslizasobrelapantallademispárpados.Lacáscaradelhuevoseagrieta y aparece la pequeña cantante, con el cuerpo cubierto de plumas rojas. Lasostengoentreelpulgaryelíndice,tengomiedodeaplastarlay,almismotiempo,dequesevayavolando.Untiernoincendiosedeclaraentremisdedos;susojosseabrencuandoderepentemicráneohace«¡crac!»

Layemadelhuevoresbalasobremismejillas,comosimisueñoseescaparaporloscanaleslacrimales.Joedominalaescena,conpedazosdecáscaraentresusdedos.Todoelmundoríe.Algunosinclusoaplauden.

—Lapróximavezserátucorazónloqueteaplastaréenlacabeza.Enclase,a todos lesdivierten lospedazosdecáscarasquehayenredadosentre

miscabellos.Ciertaspulsionesdevenganzacomienzanareconcomerme.Lashadasde mis sueños se desvanecen. Me paso casi tanto tiempo detestando a Joe comoamandoaMissAcacia.

LashumillacionesdeJoeprosiguendíatrasdía.Meheconvertidoeneljugueteconelquesecalmalosnerviosalavezquepareceaplacarlelamelancolíapornoveralacantante. ¡Por mucho que riego regularmente las flores de mis recuerdos de lapequeñacantante,comienzanaestarfaltasdesol!

Madeleine hace todo lo que puede por consolarme pero sigue sin querer ni oírhablardehistoriasdecorazón.AArthuryacasinolequedanrecuerdosensuzurrónycadavezcantaconmenosfrecuencia.

Lanochedemicumpleaños,AnnayLunavienenadarmelamismasorpresadetodoslosaños.Comodecostumbre,sediviertenperfumandoaCunnilingus,pero,enestaocasión,Lunaaumentademasiadoladosisyelpobreanimalseacartonaenunespasmoycaemuerto.Lavisióndemicompañero tendidoensu jaulamellenadetristeza.Unlargo«cu-cú»seescapademipecho.

Amodo de consolación, consigo que Luname imparta una clase de geografía

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sobreAndalucía.Ah,Andalucía… ¡Si tuviera la seguridad de queMissAcacia seencuentraallí,partiríaahoramismo!

Cuatroañoshantranscurridodesdemiencuentroconlapequeñacantante,ycasitresdesde el comienzo de mi escolaridad. Mi búsqueda continúa siendo infructuosa,aunquenocesoenelempeño.Misrecuerdosseborranpocoapocobajoelpesodeltiempo.

La víspera del último día de escuela, me acuesto con un regusto amargo. Esanoche,noconciliaréelsueño.Piensocondemasiadaintensidadloquequierohaceraldíasiguiente:hedecididoemprenderlabúsquedadelapequeñacantanteyparaesometemoquelaúnicapersonaquepuedeayudarmeasaberdondeseencuentraesJoe.Contemplolaaurorarecortandolassombrasalsondemitic-tac.

Hoyes27dejunio.Desdeelpatiodelaescuelaobservoloazuladoqueestáelcielo;esdeunazultanintensoqueunocreeríaestarencualquierpartesalvoenEdimburgo.Sinembargo,elbuentiemponopareceayudarme:nohedormidoentodalanocheytengolosnerviosdepunta.

VoyderechohaciaJoe,conactituddecidida.Peroantesdequepuedadirigirlelapalabra,meagarraporelcuellodelacamisaymelevanta.Micorazónrechina,micólerasedesbordayelcu-cúsedispara.Joearengaalamultituddealumnosquenosrodea.

—Quítate la camisa ymuéstranos lo que tienes en el vientre.Queremos ver eltrastoquehacetic-tac.

—¡¡¡Sííí!!!—respondelamultitud.Mearrancalacamisayestampasusuñasenmiesfera.—¿Cómoseabreestecacharro?—inquiere.—Hacefaltaunallave.—¡Dámela,damelallave!—Nolatengo,estáenmicasa.¡Ahorasuéltame!Hurgaenlacerraduraconlauñadesudedomeñique,queseencarniza.Laesfera

terminaporceder.—¡Yavesquenohacíafaltallave!¿Quiénquiereacercarseatocarelinterior?Uno tras otro, alumnos que jamásme han dirigido la palabra se suceden para

moverlasaguasoaccionarmisengranajessinmirarme.¡Mehacenmuchodaño!Elcu-cúsedisparayyanosedetiene.Aplauden,ríen.Todoelpatiorepiteacoro.«¡Cu-cú,cu-cú,cu-cú!»

En ese preciso instante algo extraño sucede dentro de mi cabeza. Los sueñosanestesiados desde hace años, la rabia contenida, las humillaciones, todo eso se

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amontonatraslapuerta;eldiqueestáapuntodeceder.Yanopuedoaguantarmás.—¿DóndeestáMissAcacia?—Noheoídomuybienloquehasdicho—respondeJoeretorciéndomeelbrazo.—¿Dónde está? Dime dónde está. Ya sea aquí o en Andalucía, la encontraré,

¿comprendes?Joe me tira al suelo y me inmoviliza boca abajo. Mi cu-cú se desgañita, una

sensación de ardor se aferra a mi esófago, algo en mí se transforma. Violentosespasmossacudenmicuerpocadatressegundos.Joesedalavueltatriunfante.

—Y bien, ¿cómo es eso? ¿Te marchas a Andalucía?—dice Joe apretando losdientes.

—¡Sí,memarcho!Memarchohoymismo.Tengolosojosfueradelasórbitas.Mesientocomounamáquinapodadoracapaz

detrocearnoimportaquéniaquién.Imitando a un perro que olisqueara unamierda, Joe acerca su nariz ami reloj.

Todoelpatioestallaenunarisa.¡Esdemasiado!Loagarroporlanucayestamposurostro contramis agujas. Su cráneo resuena violentamente contra lamadera demicorazón. Los aplausos se interrumpen en seco. Le asesto un segundo golpe, másviolento,luegountercero.Derepente,eltiempoparecedetenerse.Megustaríatenerlafotografíadeeseprecisoinstante.Losprimerosgritosdelospresentesdesgarranelsilencio,altiempoquelosprimeroschorrosdesangresalpicanlaropabienplanchadadeloslameculosdelaprimerafila.Encuantolaagujadelashoraspenetralapupiladesuojoderecho,suórbitaseconvierteenunafuentesangrienta.TodoelterrordeJoeseconcentraensuojoizquierdo,quecontemplalosreguerosdesupropiasangre.Suelto ami presa; Joe grita comoun caniche al que le hubieran roto una pata.Lasangreseescapaentresusdedos.Noexperimentolamenorcompasión.Seinstalaunsilenciocadavezmáslargo.

Mi reloj arde, apenas puedo tocarlo, Joe ya no semueve.Tal vez estémuerto.Empiezoaasustarme.Collaresdegotasdesangrebrillanenelcielo.Alrededor,losalumnos están petrificados.Quizá hematado a Joe. Jamás habría creído que iba atemerporlavidadeJoe.

Emprendoalafuga,atravesandoelpatioconlasensacióndequeelmundoenteromepisalostalones.Asciendoporelpilarderechodelpatioparaalcanzareltechodelaescuela.Laconcienciademiactomehielalasangre.Micorazónemitelosmismosruidosquecuandorecibíelrayorosadelapequeñacantante.Desdeeltecho,percibolacimadelacolinaquedestripalabruma.Oh,Madeleine,tevasaenfurecer…

Unenjambredeavesmigratoriasmesobrevuelayseinstalaencimademí;parecendispuestassobreunaestanteríadenubes.¡Quisieracolgarmedesusalas,arrancarmedelatierra;habiendovoladoporencimadetodolaspreocupacionesmecánicasdemi

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corazón desaparecerían! ¡Oh, pájaros, dejadme en brazos de la andaluza, yoencontrarémicamino!

Perolospájarosestándemasiadoaltosparamí,comoelchocolateenelestante,las botellas de alcohol de lágrimas en la bodega, o comomi sueño de la pequeñacantante desde el momento en que apareció Joe. Si lo he matado, todo va a serterriblemente complicado.Mi relojmeduele cadavezmás.Madeleine, vas a tenertrabajo.

Debo intentar retrocederenel tiempo.Tomo laagujade lashoras, aún tibiadesangre,ydeungolpeseco,lalanzoensentidoinverso.

Mis engranajes rechinan, el dolor es insoportable. Escucho gritos, vienen delpatio. Joe se cubre el ojo derecho. Estoy casi seguro de oír sus gritos de canichelastimado.

Unprofesorinterfiereentrenosotros,oigocómoloschicosmedenuncian,todoslosojosescrutanelpatiocomoradares.Presadelpánico,ruedoporeltechoysaltoalprimerárbolquealcanzo.Merasguñolosbrazosconlasramasymeestrellocontraelsuelo.Laadrenalinamedaenergíaparacontinuar;nuncahabíasubidotanrápidolacolina.

—¿Quétaltehaidolaescuela?¿Todobien?—preguntaMadeleinemientrasordenalascomprasenelarmariodelacocina.

—Síyno—lerespondo,temblando.Levanta sus ojos y me mira, ve mi aguja de las horas torcida, y me observa

fijamenteconsumiradareprobatoria.—Hasvueltoaveralapequeñacantante¿verdad?Laúltimavezquevinistecon

elcorazónenunestadotanpenosofuecuandolaoístecantar.Madeleine me habla como si hubiera vuelto con los zapatos de domingo

destrozadosdetantojugarafútbol.Mientrassedisponeaenderezarmiagujaconlaayudadeunaganzúa,comienzoa

contarlelapelea.Contansolorecordarelepisodio,micorazónrenuevasuslatidos.—¡Hashechounatontería!—¿Acaso puedo remontar el curso del tiempo cambiando el sentido del

movimientodemisagujas?—No,forzaráslosengranajesytedoleráhorrores.Peronotendráningúnefecto.

Nopodemosvolverjamássobrenuestrosactospasados,nisiquieraconunrelojenelcorazón.

EsperabarecibirunaterriblereprimendaporhaberledestrozadoelojoaJoe,peroMadeleine,pormuchoqueseesfuerzaenparecerenfadada,noloconsigue.Suvoztiemblaperoesmásde inquietudquedecólera.Comosi leparecieramenosgravedestrozarleelojoaunabusónqueenamorarse.

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«OhWhentheSaints…»Elsonidodelacanciónirrumpeenlasala.ParecequeArthurnoshaceunavisita; sinembargonoespropiodeél llegar a esashoras, tantarde.

—Hay unmontón de policías que suben por la colina y diría que vienenmuyresueltos—diceresoplando.

—Tengoqueescapar,vienenabuscarmeporlodelojodeJoe.Measaltanunavariedaddeemocionesyseformaunnudoenmigarganta.Peroa

la vez la dulce perspectiva de reencontrar a la pequeña cantante semezcla con elmiedodetenerqueescucharcómosuenamicorazóncontralosbarrotesdeunacelda.Peroelconjuntoseahogaenunaoleadademelancolía.SeacabaronArthur,Anna,Luna,ysobretodoseacabóMadeleine.

Me cruzaré con unas cuantas miradas de tristeza a lo largo de mi vida; sinembargo, laquemededicaMadeleineenestemomentoseguirásiendo—juntoconotra—unadelasmástristesquejamásconoceré.

—Arthur,correenbuscadeAnnayLuna,yprocuraencontrarotrocarruaje.Jacktiene que abandonar la ciudad lo antes posible. Yo me quedo aquí a recibir a lapolicía.

Arthursesumergeen lanoche.Consupasorenqueanteavanza tanvelozcomopuedeparallegarenunsantiaménalpiedelacolina.

—Voyapreparartealgunascosas.Tienesqueesfumarteenmenosdediezminutos.—¿Quélesdirás?—Quenohasvuelto.Ydentrodeunoscuantosdías,diréquehasdesaparecido.

Cuandohayapasadountiempo,tedeclararánmuerto,yArthurmeayudaráacavartutumbaalpiedetuárbolfavorito,juntoaladeCunnilingus.

—¿Aquiénvaisaponerenelataúd?—Nada de ataúdes, solo un epitafio grabado en el árbol. La policía no lo

comprobará. Es la ventaja de queme consideren una bruja, a nadie se le ocurriríafisgonearenmistumbas.

Madeleinemepreparaunhatillorepletodetarrosdesuslágrimasyalgoderopa.Noséquéhacerparaayudarla.Podríapronunciaralgunafraseimportante,oayudarlaadoblarmiropainterior,peromequedoplantadocomounclavoenelsuelo.

Escondeelduplicadodelasllavesdemicorazónenelbolsillodemiabrigoparaquepuedadarmecuerdaencualquiercircunstancia.Luegoembuteunascuantascrepsenrolladasenunpapelmarrón,metemásymáscosasen lamaletayescondeunospocoslibrosenlosbolsillosdemipantalón.

—¡Novoyacargarcontodoeso!Intentohacermemayor,perolociertoesquetodosucuidado,todassuatenciones

ymimosmeconmuevenenlomáshondo.Amododerespuesta,meofrecesufamosa

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sonrisallenadefalsoscontactos.Entodaslassituaciones,delasmásdivertidasalasmástrágicas,Madeleinesiemprepreparaalgodecomer.

Mesientosobrelamaletaparacerrarlacomoesdebido.—Encuantoteinstalesenunlugarfijo,noteolvidesdecontactarconunrelojero.—¡Quieresdecirundoctor!—¡No,no,esosíqueno!Nuncavisitesaundoctorporunproblemadecorazón.

Noentenderíanada.Tendrásqueencontrarunrelojeroparaarreglarlo.Tengoganasdeconfesarletodoelamoryelreconocimientoquesientoporella,

multituddepalabrasvacilanenmiboca,perosenieganafranqueareldinteldemislabios.Mequedan losbrazos, asíque intento transmitirle elmensaje estrechándolacontramícontodasmisfuerzas.

—¡Cuidado,sinosabrazamosdemasiadofuerte,teharásdañoenelreloj!—diceella,consuvozauntiempodulceyrota—.Ahoratienesqueirte,noquisieraqueteencontraranaquí.

Elabrazosedeshace,Madeleineabrelapuertayantesdesaliralacalleyasientounfríogélido.

Mientrasdesciendopor la colinamebeboun tarro enterode lágrimas, corro comojamáslohehechoenmividaporestecaminoqueconozcotanbien.Cuandoterminodebebersealigeraelpesodemibolsa,peronoeldemicorazón.Devoroloscrepspara que absorba un poco de líquido.Mi vientre se dilata hasta darme aspecto demujerembarazada.

Porlaotravertientedelantiguovolcán,veopasaralospolicías.Joeysumadreestánconellos.Tiemblodemiedoyeuforia.

Un carruaje nos espera al pie de Arthur’s Seat. Entre las luces de las farolaspareceunpedazomásdenoche.Anna,LunayArthurseinstalanrápidamenteensuinterior.Elcochero,quelucebigotehastalascejas,animaaloscaballosconsuvozdecascotes.Con lamejillapegadaalcristal, contemploEdimburgodesapareciendoentrelabruma.

Los Lochs se extienden de colina a colina, midiendo cada vez con mayorprecisión la lejanía hacia la que me dirijo. Arthur ronca como una locomotora avapor,AnnayLunamecensucabeza.Diríasequesongemelas.Eltic-tacdemirelojresuenaenmediodelsilenciodelanoche.Tomoconcienciadequetodoestepequeñomundoquemehavistocrecercontinuarásinmí.

Alamanecer, lamelodíadesencajadade«OhWhentheSaints…»medespierta.Jamáslaescuchécantadatandespacio.Elcarruajesedetiene.

—¡Hemosllegado!—exclamaAnna.Lunadepositasobremisrodillasunaviejajaulaparapájaros.—Esunapalomamensajeraqueunclienterománticomeregalóhaceunosaños.

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Esunpájaromuybienentrenado.Puedesescribircartasyponernosalcorrientedetuvida. Enrolla las cartas alrededor de su pata izquierda, y ella nos hará llegar elmensaje. Nos podremos comunicar, te encontrará estés donde estés, incluso enAndalucía, ¡el país en el que lasmujeres temiran directamente a los ojos! Buenasuerte,pequeñito—añadeenespañolmientrasmeabrazaconfuerza.

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Jack:Estacartaesmuypesada, tantoquemepreguntosi lapaloma logrará

alzarelvuelocontalesnoticias.Estamañana,cuandoLuna,Annayyollegábamosaloaltodelacolina,

la puerta de la casa estaba entreabierta, pero ya no había nadie. El tallerestabapatasarriba,comosiacabaradepasarunhuracán.HabíanrevueltotodaslascajasdeMadeleine,hastaelgatohabíadesaparecido.

FuimosinmediatamenteenbuscadeMadeleine.YalfinlaencontramosenlaprisióndeSaintCalford.Enelpocoratoquenosautorizaronaverla,contó que la policía la había arrestado apenas unos minutos después denuestrapartida,yañadióquenohabíaquepreocuparse,queaquellanoeralaprimeravezquelaarrestabanyquetodosearreglaría.

Megustaríapoderescribirqueya lahansoltado,megustaríacontartequecocinaconunamano,queconlaotraarreglaaalgúninfeliz,aunqueteeche demenos, que se porta bien. Pero ayer por la nocheMadeleine semarchó.Partióenunviajequeellamismadecidióemprenderperodelquejamáspodrá regresar.Dejó su cuerpoen la cárcely su corazón se liberó.Soyconscientedequeestanoticiatesumiráenungranestadodetristeza,peronoolvidesnuncaque tú lehasdado la alegríade serunaverdaderamadre.Eseeraelmayorsueñodesuvida.

Ahoraesperamosquelapalomanostraiganoticiastuyas.Esperoquelapalomapuedaalcanzartepronto.La ideadequecreasaúnqueMadeleinevivenosresultacruel.

Procuraré no releer esta carta, si nome arriesgo a no reunir jamás elvalorparamandártela.

Anna, Luna y yo te deseamos el coraje necesario para superar estanuevaadversidad.

Contodonuestroamor,Arthur

P.D.:Ynoloolvidesnunca,¡«OhWhentheSaints»!

Cuando tengomuchomiedo, noto que lamecánica demi corazón patina hasta talpuntoqueparezcounalocomotoradevaporenelmomentoenquesusruedaschirríanenunacurva.Viajosobrelosraílesdemipropiomiedo.¿Dequétengomiedo?Deti,

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enfin,demísinti.Elvapor,pánicomecánicodemicorazón,sefiltrapordebajodelosraíles.Oh,Madeleine,quecalentitometenías.Nuestroúltimoencuentroaúnestátibio,sinembargotengotantofríocomosijamástehubieraencontradoesedía,eldíamásfríodelmundo.

El trenresoplaconunestrépitopunzante.Quisiera retrocederenel tiempoparaentregarteelviejotrastodemicorazónydejarloentusbrazos.Losritmossincopadosdeltrenmeprovocanalgunossobresaltosqueaprenderéadominar,peroahoramismoparececomosituvieramariposasrevoloteandoenelcorazón.¡Oh,Madeleine,aúnnohe dejado atrás las sobras de Londres y yame he bebido todas tus lágrimas! Oh,Madeleine,teprometoqueenlasiguienteparadairéaveraunrelojero.Yaloverás,regresaréa tu ladoenbuenestado, lobastanteajustadoparaquepuedasejercerdenuevotustalentosdereparadoraenmí.

Cuantomástiempopasoenestetrenmásmeasustasupotencia;esunamáquinacongranfuerza,conuncorazóntandesatadocomoelmío.Debedeestar terriblementeenamoradode la locomotoraque lohace avanzar.Amenosque, comoyo, sufra lamelancolíadeloquevadejandoatrás.

Me siento solo en mi vagón. Las lágrimas de Madeleine han fabricado untorniquetebajomicráneo.Esnecesarioquevomiteoquehableconalguien.Divisoaun tipo enorme apoyado contra la ventana, escribiendo algo. De lejos, su siluetaevoca la deArthur, pero cuantomásme aproximo,más desaparece esa sensación.Salvopor lassombrasqueproyecta,nohaynadieasualrededor.Ebriodesoledad,melanzosinmás:

—¿Quéestáescribiendo,señor?Elhombresesobresaltayescondeelrostrodetrásdesubrazoizquierdo.—¿Leheasustado?—Mehassorprendido.Sigue escribiendo, aplicándose como si pintara en una tela.Bajomi cráneo, el

torniqueteacelerasuritmo.—¿Quéquieres,pequeño?—QuieroiraAndalucíaparaconquistaraunamuchacha,perolociertoesqueno

sé nada del amor, de cómo proceder. Las mujeres a las que he conocido jamásquisieronenseñarmenadasobreesteasuntoymesientosoloenestetren…¿Podríausteddarmealgúnconsejo?

—¡Has caído enmuymal lugar, muchacho! No soymuy ducho en cuestionesamorosas,precisamente…Noconlosvivos,encualquiercaso…No,conlosvivoslacosanuncahafuncionado.

Empiezo a sentir escalofríos. Leo por encima de su hombro, lo cual pareceirritarle.

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—Estatintaroja…—¡Essangre!¡Yahoravete,muchacho,vete!Copia una y otra vez lamisma frase,metódicamente, sobre pedazos de papel:

«Vuestrohumildeservidor,JackelDestripador».—Tenemoselmismonombre.¿Seráunbuenpresagio?Se encoge de hombros; parece ofendido por no haberme impresionadomás.El

silbidode la locomotorasedesgañitaa lo lejos, lanieblaatraviesa lasventanas.Elfríometieneparalizado.

—¡Vete,pequeño!Golpeaviolentamenteelsueloconsutacónizquierdo,comosipretendieraasustar

aungato.Nosoyningúngato,perodetodosmodoseltrucofunciona:estoymuertodemiedo.Elestrépitoquehacesubotarivalizaconeldeltren.Elhombresevuelvehaciamíyobservoquelosrasgosdesurostrosonafiladoscomocuchillas.

—¡Veteahoramismo!El furor de su mirada me recuerda a Joe, le basta mirarme para provocarme

temblordepiernas.Seacercasalmodiando:—¡Vamos, brumas! Haced estallar vuestros trenes hechizados, yo puedo

fabricarlos, fantasmas, mujeres sublimes, rubias o morenas, recortables en labruma…

Suvozsetransformaenunestertor.—¡Puedodestriparlassinqueseasusten…Yfirmar«Vuestrohumildeservidor,

JackelDestripador»!Notengasmiedo,hijomío, ¡muyprontoaprenderásaasustarpara existir! No tengas miedo, hijo mío, muy pronto aprenderás a asustar paraexistir…

Micorazónseaceleraymicuerposetambalea,yestaveznoesacausadelamor.Corro desesperado por los pasillos del tren. No hay nadie. Jack me persigue,rompiendo los cristales de todas las ventanas con unmachete.Un cortejo de avesnegras se cuela en el tren y envuelve ami perseguidor. Parece que él avanzamásdeprisacaminandoqueyocorriendo.Entroenunnuevovagón,peronohaynadie.Elecodesuspasosaumenta,lasavessemultiplican,salendesuabrigo,desusojos,searrojan sobremí.Saltopor encimade los asientosparaganardistancia.Medoy lavuelta,losojosdeJackiluminantodoeltren,lasavesmealcanzan,lasombradeJackel Destripador, la puerta de la locomotora en el punto de mira. ¡Jack me va adestripar!¡Oh,Madeleine!Yanoescuchoelruidodemireloj,quemeescuecehastaalcanzarelvientre.Sumanoizquierdameagarraporelhombro.¡Mevaaaniquilar,mevaaaniquilarynohabrétenidotiemponideenamorarme!

Eltrenestáfrenando,creoqueentraenunaestación.—Notengasmiedo,hijomío, ¡muyprontoaprenderásaasustarparaexistir!—

repiteunaúltimavezJackelDestripadormientrasescondesuarma.

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Tiemblodemiedo.Desciendeentoncesporelestribodeltrenyseevaporaentrelamultituddepasajerosqueesperanenelandén.

Sentado en un banco de la estación Victoria, recupero el aliento. El tic-tac demicorazón aminora lentamente, la madera del reloj todavía quema. Me digo queenamorarsenodebedesertanterriblecomoencontrarsesoloenuntrenfantasmaconJack el Destripador. Pensé que moriría en ese instante, a manos de un personajesiniestro.¿Cómoesposiblequeunapequeñamuchachapuedadesajustarmeelrelojconmásintensidadqueunasesino?¿Conqué?¿Consusojos,sumiradaturbadora?¿Eltemibleperfildesussenos?Imposible.Todoesonopuedesermáspeligrosoqueloqueacabodevivir.

Un gorrión se posa sobre la aguja de mis minutos. Me sobresalto. ¡Me haasustado,elmuy tonto!Susplumasacariciandulcementemiesfera.EsperaréaquealceelvueloymeapresuraréaabandonarGranBretaña.

Elbarcoquemeconducea travésdelcanalde lamanchaesmuchomásagradableque el siniestro tren de Londres.A excepción de un puñado de viejas señoras conaspectodeflormarchita,nohaynadiequeresulteespeluznante.Detodosmodos,lasbrumasdemelancolíaquemeacosantardanendisiparse.Ledoycuerdaamicorazónconayudadelallave,yeseeselmomentoqueyomismomesientodandovueltas.Dándoselasalosrecuerdos,almenos.Eslaprimeravezenmividaquemeencuentrotaninclinadoarecordar.Dejémicasaayer,perotengolasensacióndehaberpartidohacemuchotiempo.

En París, desayuno a orillas del Sena, en un restaurante impregnado de ese olor asopas de legumbres que por algúnmotivo siempre he detestado comer pero adorooler.Enelrestaurantehayvariascamarerasdeaspectorollizoquemesonríencomose lessonríea losbebés.Viejecitosencantadoresdiscutenamediavoz.Escuchoelruidodecazuelasytenedores.LaatmósferaacogedoramerecuerdaalaviejacasadeladoctoraMadeleine.Mepreguntoquéharáallí en loaltode la colina, loquemedecideaescribirle.

QueridaMadeleine:EstoyenParísyporahoratodovabien.EsperoqueJoeylapolicíate

dejentranquila.¡Noteolvidesdellevarfloresamitumbamientrasesperas

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miregreso!Teechodemenos,yalacasatambién.Cuidomuchomi reloj.Talycomomepediste, intentaréencontrarun

relojero para recuperarme de tantas emociones. Dales un beso a Arthur,LunayAnnademiparte.

LittleJack

Escribo poco a propósito, para que la paloma pueda volar ligera.Me gustaríatenernoticiassuyasmuypronto.Enrollomispalabrasalrededordelapatadelaveyla arrojo al cielo de París. Echa a volar a través. No hay duda, Luna ha queridohacerleuncortedeplumasoriginalparalaestaciónamorosa.Tambiénleharasuradoloscostadosdelacabeza,conloquepareceuncepillodebañoconalas.Mepreguntosinodeberíahaberusadoelserviciodecorreoconvencional.

Antes de ir más lejos, debo encontrar un buen relojero. Desde que abandoné aMadeleine,micorazónrechinaconmásfuerzaquenunca.Megustaríaqueestuvieradebidamente ajustado para mi reencuentro con la pequeña cantante. Se lo debo aMadeleine.Llamoa lapuertadeun joyerodelbulevarSaintGermain.Unancianoprendidoconcuatroalfileresseacercaymepreguntaelmotivodemivisita.

—Arreglarmireloj…—¿Lollevaencima?—¡Sí!Medesabrochoelabrigoydespuéslacamisa.—Yonosoymédico—merespondetajante.—¿Leimportaríaecharleunamiradaparaverificarquelosengranajesestánensu

lugar?—¡Tehedichoquenosoymédico,nosoymédico!En su voz se aprecia bastante desdén, pero por mi parte procuro mantener la

calma.Observamirelojcomosileestuvieraenseñandoalgosucio.—¡Yaséquenoesustedmédico!Setratasencillamentedeunrelojclásicoque

hayqueajustardevezencuandoparaquefuncionebien…—Losrelojessoninstrumentosdestinadosamedireltiempo,nadamás.Apártate

deahí,túytutrastodiabólico.¡Veteollamaréalapolicía!Otravezmeinvadeesesentimientodeimpotencia,elmismoquemeasaltabaen

la escuela o cuando los matrimonios jóvenes en busca de una adopción merechazaban. Por mucho que conozca esa sensación de injusticia, jamás lograré

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acostumbrarmeaella.Alcontrario,cuantomayormehago,másdolorosameresulta.¡Noesmásqueunmalditorelojdemadera,solounosengranajesquepermitenlatiramicorazón!

Unviejopéndulometálicoconmilorfebreríaspretenciosascuelgadelapuertadeentradaalatienda.Separeceasupropietario,igualqueciertosperrosseparecenasudueño. Justoantesdecruzar lapuerta, lepropinounseñorpuntapié,a lo futbolistaprofesional.Elpéndulovacila,supesogolpeaviolentamentecontrasusparedes.EncuantosalgoalbulevarSaintGermain,unestrépitodecristalesestallaamisespaldas.Esincreíbleloqueeseruidoconsiguerelajarme.

El segundo relojero,unhombregordoycalvo,deunoscincuentaaños, semuestramáscomprensivo.

—DeberíasiraveralseñorMéliès.Esunilusionistamuyinventivo;estoysegurodequeélestarámáspreparadoqueyoparasolucionartuproblema,pequeño.

—¡Necesitounrelojero,nounmago!—Ciertos relojerossonunpocomagos,yestemagoesunpoco relojero,como

Robert-Houdin1, a quien, por cierto, acaba de comprarle un teatro —dicemaliciosamente—¡Veaverledemiparteyestoyconvencidodequeteajustaráalaperfección!

Nocomprendoporquéestesimpáticoseñornomecuraélmismo,perosumodode aceptarmi problema resulta reconfortante.Y ademásme entusiasma la idea deconocer a unmago que además esmago-relojero. Se parecerá aMadeleine, puedeinclusoqueseadelamismafamilia.

CruzoelSena.Laeleganciadelacatedralgigantemeproducetortícolis;losvestidos,melenas y traseros, también.Esta ciudad es una tarta de adoquines de varios pisosconun sagrado corazón encima.Por fin llego al bulevar de los Italianos, donde seencuentraelfamosoteatro.Unhombrejovenybigotudodevivamiradameabrelapuerta.

—¿Viveaquíelmago?—¿Cuál?—meresponde,comoenunjuegodeadivinanzas.—UnollamadoGeorgesMéliès.—¡Soyyomismo!Semuevecomounautómata,asacudidas,peroresultagracioso.Habladeprisa;

susmanos,signosdeexclamaciónvivientes,puntúansuspalabras.Cuandolerelatomihistoria,meescuchaconmuchaatención,peroloquemásleinteresaeselfinal:

—Aunque este reloj me sirva de corazón, el trabajo de mantenimiento que lesolicitonosobrepasarádesusfuncionesderelojero.

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El relojero-prestidigitador abre la esfera, me ausculta con un aparato que lepermite vermás fácilmente los elementosminúsculos, lo cual parece enternecerle,comosisuinfanciadesfilarapordebajodesuspárpados.Accionaelsistemayponeenmarchaelcuclillo,luegodeclarasuadmiraciónporeltrabajodeMadeleine.

—¿Cómotelashasarregladoparatorcerlaagujadelashoras?—Creoque está relacionado conquemeenamoré.Avecesme invade la furia,

puesnosénadadelamor.Enocasionesintentoaceleraroralentizareltiempo.¿Estámuydañado?

Ríeconunarisadeniñoconbigote.—No,todofuncionalamardebien.¿Quéquieressaberexactamente?—Bueno, la doctoraMadeleinediceque este corazónpostizono es compatible

con el estado amoroso. Está convencida de que no resistiría semejante choqueemocional.

—¿Ah,sí?Vaya…Fruncelosojosyseacariciaelmentón.—Puedequeellapienseeso…perotúnoestásobligadoatenerlamismaopinión,

¿verdad?—Notengo lamismaopinión,esverdad.Perocuandovia lapequeñacantante

porprimeravez,sentícomosisedeclararaunterremotobajomireloj.Losengranajesrechinaban, mi tic-tac se aceleraba. Me sofocaba, se me liaban los pies, todo sedesajustó.

—¿Ytegustó?—Meencantó…—¡Ah!¿Yentonces?—EntoncestuvemiedodequeMadeleineestuvieraenlocierto.GeorgesMélièssacude lacabezamientrassealisaelbigote.Busca laspalabras

comouncirujanoelegiríalosinstrumentos.—Sitienesmiedodehacertedaño,aumentaslasprobabilidadesdequeesomismo

suceda.Fíjateenlosfunambulitas,¿creesquepiensanenquetalvezcaeráncuandocaminancuidadosamenteporlacuerda?No,ellosaceptaneseriesgoydisfrutandelplacer que les proporciona desafiar el peligro. Si te pasas la vida procurando norompertenada, teaburrirás terriblemente…¡Noconozconadamásdivertidoque laimprudencia! ¡Mírate! ¡Digo «imprudencia» y se te encienden los ojos! ¡Ja, ja!CuandoaloscatorceañosdecidescruzarEuropaparairenbuscadeunamuchachaesquesetieneunaseriatendenciaaserimprudente,¿verdad?

—Sí,sí…Pero¿noconoceráustedalgúntrucoparareforzarunpocomicorazón?—Oh, claro… Escúchame bien, ¿estás listo? Escúchame muy atentamente: el

único truco, como dices, que te permitirá seducir a la mujer de tus sueños, esjustamentetucorazón.Noesteenformaderelojqueteañadieroncuandonaciste.Te

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hablodelverdadero,eldedebajo,hechodecarneydesangre,elquevibra.Esconese con el que tienes que trabajar.Olvídate de tus problemas demecánica, así lesquitarásimportancia.¡Séimprudentey,sobretodo,entrégatesinreservas!

Mélièsesmuyexpresivo;susojos,boca,todosurostroseiluminacuandohabla.Subigoteparecearticuladoporunasonrisa,unpococomoeldelosgatos.

—Perodebessaberquenosiemprefunciona.Nopuedogarantizartenada.Deboserhonestoydecirtequeyomismoacabodefracasarconlamujerquecreíaqueseríalamujerdemivida.Encualquiercaso,esevidentequenoexisteningún«truco»quefuncionesiempreyentodaslasocasiones.

Este prestidigitador, que algunos tratan de genio, acaba de darme un curso debrujeríaamorosaparaterminarconfesandoalfinquesuúltimapociónlehaestalladoen losmorros.Deboadmitir, sin embargo,quemehacebien,me inspiraconfianzacuando manipula mis engranajes y me gusta lo que me cuenta. Es un hombretranquilo, que sabe escuchar. Uno siente que entiende a los seres humanos. Quizáhaya logrado captar losmecanismospsicológicos del hombre.Enpocas horas, noshacemosmuyamigos.

—Bueno, a estas alturas podría escribir un libro sobre tu vida, siento que laconozcocomosifueralamíapropia—medice.

—Escríbalo.Siundíatengohijos,lopodránleer.Perosiustedquieresabercómosigue,¡tendráquevenirconmigoaAndalucía!

—¿Noquerrásaunprestidigitadordeprimidocomocompañeroentuperegrinajeamoroso?

—Sí,meencantaría.—¡Yasabesquesoycapazdefracasarhastalosmilagros!—Estoysegurodequeno.—Déjamelanocheparaquelopiense,¿quieres?—Deacuerdo.

EncuantolosprimerosrayosdelsolcomienzanafiltrarseatravésdelascortinasdeltallerdeGeorgesMéliès,escuchoungrito:

—¡Andalucía!¡Anda!¡Andalucía!¡Anda!¡Andaaaaaah!Unlocoenpijama—diríasequeesunpersonajesalidodirectamentedeunaópera

—hacesuaparición.—Deacuerdo,pequeñoseñor.Mehacefaltaviajar,ensentidopropioyfigurado;

no voy a dejarme aplastar eternamente por lamelancolía. ¡Un enorme banquete alaire fresco, he aquí lo que vamos a procurarnos! Si es que aúnme quieres comocompañero.

—¡Puesclaro!¿Cuándonosvamos?—¡Encuantodesayunemos!—respondemostrándomesufardodeviaje.

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Nosinstalamosenunamesacojaaengullirunchocolatecalienteyunastostadasrebanadasconconfituraunpocoreblandecidas.Definitivamente,estedesayunonoestanbuenocomoelquetomamosencasaconMadeleine,peroesdivertidodesayunarenunambientecomoeste.

—¿Sabes?Cuandoestabaenamorado,noparabadeinventarcosas.Unamontañaenteradeartificios, ilusionesytrucos,paradivertiraminovia.Creoquealfinalsehartódemishistoriasfantásticas—dice,conelbigoteamediaasta—.Inclusopenséencrearunviajealalunasoloparaella,peroloquedeberíahaberleregaladoesunviaje real por la Tierra. Pedir su mano, regalarle un anillo, buscar una casa máshabitable quemi viejo taller, no lo sé…—dice, suspirando—.Un día, corté unasplantas de esa estantería, luego les fijé unas ruedecillas recicladas de una camilla,para que fuéramos los dos a patinar bajo el claro de la luna, pero ella no quisosubirse.Y tuvequearreglardenuevo las estanterías.El amornoes fácil todos losdías,elamor…pequeño—repite,pensativo—.¡Perotúyyosíquevamosasubirnosaesasplanchas!¡RecorreremosmediaEuropaennuestrasplanchasconruedas!

—Peroimaginoquetambiéniremosentren…Porque,adecirverdad,andopocoajustadodetiempo.

—¿Asustadodetiempo?—También.

Creeríase que mi reloj es un imán de corazones rotos. Madeleine, Arthur, Anna,Luna, incluso Joe, y ahora Méliès. Tengo la impresión de que sus corazonesmerecerían,aúnmásqueelmío,loscuidadosdeunbuenrelojero.

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¡Proa hacía el Sur!Henos ahí, enmarcha por las carreteras de Francia, peregrinossobre patines en busca del sueño imposible. Menuda pareja formamos: un adultodesgarbadoconbigotesdegatoyunpelirrojoconelcorazóndemadera.SomosDonQuijotesalasaltodelospaisajesdelwesternandaluz.LunamehadescritoelsurdeEspañacomounlugarimprevisibleenelquelossueñosconvivenconlaspesadillas,de lamismamanera que conviven indios y vaqueros en elOeste americano.Vivirparaver.

Por el camino charlamosmucho.Méliès, en cierto sentido, se ha convertido enmidoctorLove, la antítesisdeMadeleine,pero tambiénes ciertoqueenel fondo sonparecidos en muchas cosas. Por mi parte, intento animarle en su (re) conquistaamorosa.

—Quizá ella aún te quiere…Un viaje a la luna, aunque sea en un cohete decartón,todavíapodríagustarle,¿no?

—Bah,nolocreo.Leparezcoridículocontodasmischapuzas;estoysegurodeque terminará enamorándose de un científico o de un militar, visto cómo haterminadotodo.

Incluso sumergido en la melancolía, mi relojero prestidigitador conserva unafuerza cómica muy poderosa. Su bigote torcido, que el viento agita sin cesar,contribuyeaesaimagen.

Jamásmehereídotantocomoenestafabulosacabalgata.Viajamosclandestinamenteentrenesdemercancías,dormimospocoycomemoscualquiercosa.Yo,quevivoconunrelojenelcorazón,yanomirolahora.Lalluvianoshasorprendidotantasvecesque me pregunto si no habremos encogido. Pero nada puede detenernos. Y nossentimosmásvivosquenunca.

En Auxerre, nos vemos obligados a dormir en el cementerio. A la mañanasiguiente,desayunosobrelápidaamododemesitabaja.Estoesvida.

EnLyon,atravesamoselpuentedelaGuillotièremontadosennuestrasplanchasrodantes, agarrados a la parte trasera de un carruaje. Los viandantes nos aplaudencomosifuéramoslosprimeroscorredoresdelTourdeFrancia.

EnValence, despuésdeunanochedevagabundeo,una anciana señoraquenostomaporsusnietosnosendilgaelmejorpolloconpatatasfritasdelmundo.Tambiénnos ofrece un agradable baño de jabón que nos deja como nuevos y un vaso delimonadasinburbujas.Quégrandísimavida.

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Limpitosyrelucientes,partimosalasaltodelaspuertasdelGranSur.Orangeysupolicía ferroviaria, poco dispuesta a dejarnos dormir en un vagón del ganado,Perpiñán y sus primeros perfumes de España.Kilómetro a kilómetro,mi sueño seensanchaentodassusposibilidades.¡MissAcacia,yallego!

Al lado de mi Capitán Méliès, me siento invencible. Atravesamos la fronteraespañola,arqueadossobrenuestrasplanchasrodantes.Unvientocálidopenetraenmiinteriorytransformalasagujasdemirelojenaspasdemolino.Unmolinoquemuelelosgranosdelsueñoparaconvertirlosenrealidad.¡MissAcacia,yallego!

Tras atravesar ciudades y paisajes diferentes, creo intuir que nos acercamos aAndalucía:veounejércitodeolivosquenosabreelcamino,relevadospornaranjosqueacurrucansus frutosenelmismocielo. Infatigables,avanzamos.LasmontañasrojasdeAndalucíarecortanahoranuestrohorizonte.

Derepenteunestruendohacetemblarelcieloydeentre lasnubesunrayoiluminanuestrocamino.Lociertoesquehasidodemasiadocerca.Mélièsmehaceunaseñalparaqueescondamichatarra;noesaúnelmomentodeatraeralosrelámpagos.

Unpájarosenosacerca,planeandocomoloharíauncarroñero.Elcircoderocasquenosrodealohaceinquietante.PeronoesmásquelaviejapalomamensajeradeLuna,quemetraenoticiasdeMadeleine.Mealiviaverloregresar,pues,apesardelaexcitacióndelaaventura,delamaterializacióndemissueños,noolvidoaMadeleineniporunminuto.

La paloma se posa enmedio de unaminúscula nube de polvo.Mi corazón seacelera; estoy impaciente por leer esa carta. ¡Pero no consigo atrapar esa malditapaloma! El indio bigotudo que me acompaña se pone a ulular para amansarla, yterminoapoderándomealfindesucuerpoemplumado.

Vanoesfuerzo,lapalomaviajasincarga.Noquedasinounrestodehiloatadoasu pata izquierda.Ninguna carta deMadeleine. El viento se habrá hecho con ella.QuizáenlosalrededoresdeValence,oenelvalledeRoine,dondepenetracontodassusfuerzasantesdemoriralsol.

Meinundaeldesconciertoyladecepción,comosiacabaradeabrirunacajaderegalo repleta de fantasmas. Me siento encima de mi plancha y garabateorápidamenteunaslíneas.

QueridaMadeleine:Tendrásqueresumirmetuprimeracartaenelsiguienteenvío,pueseste

asnodepalomalahaarrojadoantesdehacérmelallegar.

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Heencontradounrelojeroquecuidademireloj,estoymuybien.Teechomuchodemenos.AAnna,LunayArthurtambién.Unbeso,

Jack

Méliès me ayuda a enrollar correctamente el papel alrededor de la pata de lapaloma.

—¡SisupieraqueestoyalaspuertasdeAndalucíacabalgandodetrásdemiamor,seenfadaríamuchísimo!

—Lasmadressufrenporsushijosylosprotegencomopueden,¡peroyaeshoradequeabandoneselnido!¡Miratucorazón!¡Esmediodía!¡Ahoraescuandohayquelanzarse! Ya has visto lo que pone en el cartel que tenemos justo enfrente:¡«Granada»! ¡Anda, anda! —ulula Méliès en español, con un leve temor en suspalabras.

Enunacazadeltesoro,tanprontocomolosresplandoresdelasmonedasdeoroempiezanafiltrarseporlacerraduradelcofre,laemociónnosembargayapenasosaunoabrirlatapa.Miedoaganar.

¡Incuboestesueñodesdehacetantotiempo!Joemeloaplastócontraelcráneo,yhe tenido que recoger los pedazos. Empleé toda mi paciencia en reconstruirmentalmenteaquelhuevollenodeimágenesdelapequeñacantante.Heloahíapuntodeeclosionarylaangustiameparaliza.LaAlhambranostiendesusarabescoscontraun cielo opalino. Los carros traquetean. Mi reloj traquetea. El viento se levanta,levanta el polvo, alza los vestidos de las mujeres. ¿Me atreveré a hablarte, MissAcacia?

Apenas hemos llegado a la vieja ciudad, comenzamos a buscarla en una sala deespectáculos.El resplandorescasi insoportable.Mélièshace lamismapreguntaentodoslosteatrosquevamosencontrandoennuestrocamino.

—Unapequeñacantantedeflamencoquenovemuybien,¿noossuena?Localizar un solo copo en la tormenta de nieve sería más fácil. El crepúsculo

terminaporapagarlosardoresrojoanaranjadosdelaciudad,peronohemostenidosuerteconMissAcacia.

—Haymuchas cantantes de ese estilo por aquí…—responde un buen hombremientrasbarrelaentradadelenésimoteatro.

—No,no,no, laquedecimosesextraordinaria.Esmuyjoven,catorceoquinceaños,perocantacomounadulto,ysetropiezaamenudocontodoloquelarodea.

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—Siestanextraordinariacomodecís,probadenelExtraordinarium.—¿Quéeseso?—Un viejo circo reconvertido en feria. Allí se ven espectáculos de todo tipo,

caravanas de trovadores, bailarinas estrella, trenes fantasma, tiovivos de elefantessalvajes, aves cantoras, paradas de monstruos vivientes… Tienen una pequeñacantante,creo.EstáenlacallePabloJardininúmerosiete,enelbarriodelaCartuja,auncuartodehoradeaquí.

—Muchasgracias,señor.—Esunlugarcurioso,tienequegustarte…¡Buenasuerteencualquiercaso!

Mientras nos dirigimos hacia el Extraordinarium, Méliès me prodiga sus últimosconsejos.

—Tienesquecomportartecomounjugadordepóquer.Jamásmuestrestusdudasni tumiedo.En tumano tienesunacartamaestra, es tu corazón.Creesqueesunadebilidad, pero si tomas la opción de asumir esa fragilidad, ese reloj-corazón teconvertiráenalguienespecial.¡Loquetehacediferenteserátuarmadeseducción!

—¿Midiscapacidadcomoarmadeseducción?¿Lodiceenserio?—¡Puesclaro!¿Acasoa tinotehaencandiladoellaapesardesudefectoenla

vista?—Oh,noeseso…—No es eso, evidentemente, pero esta «diferencia» participa de su encanto.

Utilizalatuya.Eselmomento.

Son las diez de la noche cuando entramos en el recinto del Extraordinarium.Recorremos sus callejuelas, lamúsica resuena por todas partes, variasmelodías sesuperponenenunalegreguirigay.Delospuestossedesprendeunolorafrituraydepolvo.¡Debedetenersesiempresedaquí!

Elensamblajedelasbarracasendeblesdalaimpresióndequepuedederrumbarsealmenor soplo. La casa de los pájaros cantores se parece ami corazón, peromásgrande.Hayqueesperaraquesuenelahoraenpuntoparaverlossalirdelaesfera;esmásfácilarreglarunrelojcuandonohaynadavivoadentro.

Después de haber dado vueltas durante un buen rato, descubro un cartel queanuncia,confotosytodo,elespectáculodelavelada.

MISS ACACIA, FLAMENCO PICANTE, 22 HORAS, EN ELESCENARIOPEQUEÑO,DELANTEDELTRENFANTASMA.

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Reconozcoinmediatamentelosrasgosdesurostro.¡Cuatroañosdándolevueltasamis sueños, y he aquí que al final del camino la realidad se impone!Me sientocomo un polluelo con vértigo en su primer día de vuelo. El nido mullido de laimaginaciónseesconde,voyatenerquelanzarmealvacío.

Lasrosasdepapelcosidasalvestidodelapequeñacantantedibujanelmapadeltesorodesucuerpo.Untembloreléctricorecorremicuerpo.Parecequevoyaestallardenervios;nopuedocontenermialegríaalavezquedesesperación.

Nosdirigimosallugarynosinstalamosenlosasientosdelpúblico.Elescenarioesunsimpleestradolevantadoalabrigodeunarulot.Ypensarqueenunosinstanteslaveré…¿Cuántosmillonesdesegundoshabránhuidodesdeelaniversariodemisdiezaños?¿Cuántosmillonesdeveceshabrésoñadoconestemomento?Laeuforiaqueseapoderademíestanintensaquemecuestaquedarmesentado.Enmipecho,sinembargo,elorgullosomolinodevientodispuestoaarrastrarasupasocontodohavueltoaconvertirseenunminúsculocucosuizo.

Lagentedelaprimerafilasevuelvehaciamí,molestosporelruidocadavezmásescandalosodemireloj.Mélièslesrespondeconsusonrisadegato.Tresmuchachasseríenydicenalgoenespañolquedebeparecersea«Sehaescapadodelaparadadelosmonstruos,esepar».Admitoquenecesitaríamosunbuenplanchado.

Derepente, las lucesseapagan.Unamúsicacobriza invadeelespacio,ydetrásdeltelónentreveounasombraenmovimiento.Unasombrafamiliar…

La pequeña cantante entra en escena, repiqueteando en el escenario con susescarpinesamarillos.Comienza sudanzadepájaroenequilibrio sobre sus tacones.Suvozdeescuálidoruiseñorsuenaaúnmejorqueenmissueños.Quisieratomarmeeltiempodecontemplarlatranquilamente,aclimatarmicorazónasupresencia.

MissAcaciaarqueasusriñones,subocaseentreabre;diríasequeunfantasmalabesaenesemismoinstante.Cierrasusojosinmensosmientrashacesonarlaspalmasdesusmanosalzadascomocastañuelas.

Durante una canciónmuy íntima,mi corazón se acelera. Sientomás vergüenzaqueentodamivida.LosojosrisueñosdeMélièsmeayudananosufrirunataquedeansiedad.

El modo en que mi pequeña cantante se pelea consigo misma resulta casiincongruente en un lugar tan vetusto. Diríase que alumbra su propia llama en lamaquetadeplásticodeunestadio.

Al final del espectáculo,mucha gente la solicita para intercambiar unas palabras oconseguirunautógrafo.Tengoquehacercolacomotodoelmundo,aunquenopidaunautógrafo,sinolaluna.Ellayyoacurrucadosenuncruasán.

—Lapuertadesucamerinoestáabierta,¡ynohaynadie!—mesusurraMéliès.Aprovechoparacolarmedentrocomosifueraunvulgarladrón.

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Cierrolapuertadelexiguocamerinoymetomoeltiempodeobservarsucajitademaquillaje, su regimiento de frasquitos de purpurina y su ropero, que no habríadisgustado al hada Campanilla. Esta cercanía de su feminidad me incomoda perotambiénesagradable;ladelicadezadesuperfumemeembriaga.Laespero,sentadoenlapuntitadesucanapé.

Súbitamentelapuertaseabre.Lapequeñacantanteentraconairesdehuracánconfaldas. Sus escarpines amarillos salen disparados. Llueven horquillas de pelo. Sesientadelantedesutocador.Mantengolarespiraciónynomuevoniunapestañademodoqueunmuertoharíamásruidoqueyo.

Empiezaadesmaquillarse,tandelicadamentecomounaserpienterosaselibraríadesumuda,yluegoseponeunpardeanteojos.

—¿Quéhaceustedahí?—dicealpercibirmeenelreflejodelespejo.—Disculpelaintromisión.Desdequelaescuchécantarhaceyaalgunosaños,no

he tenidomás que un sueño, volver a encontrarla.He cruzado lamitad deEuropaparaconseguirlo.Mehanaplastadohuevosenlacabeza,yapuntoestuvedehacermedestriparporunespecialistadelamor.Escierto,soyunaespeciedediscapacitadodelgranamor,ysesuponequemicorazónpostizonoescapazdeaguantarelterremotoemocionalquesientocuandolaveo,pero,quélevoyahacer,lateporusted.

Heaquítodoloquesoycapazdedecir,atropelladoyconfuso,perocierto.Ahorapermanezcotancalladocomounaorquestadelápidas.

—¿Cómohapodidoentrar?Está enfadada, pero la sorpresa parece atenuar su cólera. Hay un fondo de

curiosidadenelmodoenquevuelveasacarselasgafas.Mélièsmelohabíaadvertido:«Atención,escantante,eshermosa,nodebesdeser

el primero al que le pasa por la cabeza… El colmo de la seducción consiste enhacerlecreerquenoestásintentandoseducirla».

—Meheapoyadoensupuerta,queestabamalcerrada,yheaterrizadosobresucanapé.

—¿Ylepasaamenudoesodeaterrizarasíenelcamerinodeunamuchachaquesedisponeacambiarse?

—¡No,no,amenudono!Tengo lasensacióndequecadaunade laspalabrasquepronuncieserádegran

importancia.—¿Ydóndesuelecaernormalmente?¿Directamenteenlacamaobajoladucha?—Normalmentenomecaigo.Intento recordar el curso de brujería rosa deMéliès. «Muéstrate tal como eres,

hazlareírollorar,perofingiendoquequieressersuamigo.Interésateporella,ynosolamentepor su trasero.Deberías lograrlo, yaqueno tepreocupaspor su trasero,¿noescierto?»

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Sí que es cierto, pero ahora que lo he visto enmovimiento, estoy hipnotizado,cosaquecomplicasingularmentelasituación.

—¿No sería usted el que hacía sonar un tic-tac de mil demonios durante elconcierto?Eseruidomeresultafamiliar,meparecequelereconozco…

—¿Mereconoce?—Bueno,¿quéquiere?Tomoimpulsoycojotodoelairequemequedaenelpecho.—Quisieraregalarleunacosa.Nosetratadeflores,nitampocodechocolate…—¿Yquées,entonces?Saco el puñado de gafas de mi bolsa, se lo ofrezco concentrándome en no

temblar.Tiemblodetodosmodos,elramilletetintinea.Ella adquiere la expresión de una muñeca enfurruñada. En ese gesto pueden

esconderseigualdebienlasonrisaylacólera;noséaquéatenerme.Elmontóndegafaspesa,ymesientomuyridículo.

—¿Quéesesto?—Unramilletedegafas.—Nosonmisflorespreferidas.De repente, entre su mentón y la comisura de sus labios, se dibuja una

microscópicasonrisa.—Gracias,peroahoraquisieracambiarmetranquila.Meabrelapuerta,laluzdelafarolaladeslumbra.Interpongomimanoentrela

farola y sus ojos, su frente se crispa dulcemente. Es un instante de maravillosaturbación.

—No me pongo mis gafas. Tengo la cabeza demasiado pequeña y no mefavorecen,parezcounamosca.

—Yocreoquelequedanmuybien.La muchacha acababa de liberar cierta tensión; creo que mi comentario le ha

gustado y le ha dado seguridad. El breve silencio que le sigue es dulce como unatormentademargaritas.

—¿Podríamosvolveravernos,conosingafas?—Sí.

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Pronunciaunsíminúsculo,apenasdichoentresuslabioscomolapuntadelpicodeunpolluelo,peroresuenaenmiinteriorcomomiltambores.Losescalofríosponenenmarchaelruidodemitic-tac,quepareceuncollardeperlasquesedeslizaentresusdedos.Mesientoinvenciblementefeliz.

—¿Ha aceptado tu ramillete de gafas torcidas? —me pregunta Méliès—. ¡Legustas!¡Noseaceptaunregalotanpatéticosinosesientealgo!—añadedivertido.

Después de haberle contado a Méliès todos los detalles de nuestro primerencuentro improvisado, y una vez que la euforia se aplaca de nuevo, le pido quereviseunpocomireloj,porquejamásanteshabíasentidoemocionestanintensas.Oh,Madeleine, te vas a enfurecer… Méliès recupera su gran sonrisa de bigote, yenseguidaseponeamanipularsuavementemisengranajes.

—¿Teduelealgo?—No,creoqueno.—Tieneslosengranajesunpococalientes,peronadaanormal,todofuncionamuy

bien.Venga,ahoranosvamos.Necesitamosunbuenbañoyunlugardondedormir.Tras explorar el Extraordinarium, elegimos un campamento de barracas

abandonadas para pasar la noche. Y a pesar de la decrepitud de esos lugares y elhambrequenosatenaza,dormimoscomobebés.

Se acerca el alba y ya he tomado una decisión: tengo que arreglármelas paraconseguirtrabajoenlosalrededores.

EnelExtraordinariumtodoslospuestosestánocupados.Todossalvouno,eneltrenfantasma,dondehacefaltaalguienparaasustaralospasajerosduranteeltrayecto.Afuerzadetenacidadheterminadoconsiguiendounaentrevistaconladueñadellugaraldíasiguienteporlatarde.

En espera de que las cosas mejoren, Méliès practica unos cuantos juegos demanosenlaentradaconsuviejabarajadecartastrucadas.Tienemuchoéxito,sobretodoconlasmujeres.Las«bellezas»,comoéllasllama,seamontonanalrededordesumesadejuegoysemaravillanconcadaunodesusgestos.Éllesexplicaqueestáapuntodeinventarunahistoriaenmovimiento,unaespeciedelibrofotográficoqueseanimará.Élsísabecómofascinaralas«bellezas».

Estamañanalehevistorecogercartonesyrecortarsiluetasdecohetes.Creoqueaúnpiensaenrecuperarasunovia;vuelveahablardeviajaralaluna.Sumáquinadelossueñosseponedenuevoenmarcha,lentamente.

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Son las seisde la tardecuandomepresentoante lagranbarracadepiedradel trenfantasma. Me recibe la dueña, una anciana arrugada que responde al nombre deBrigitteHeim.

Los rasgos de su rostro transmiten cierta crispación, parece que muerde uncuchillo entre los dientes. Lleva unos zapatos grandes y viejos; son sandalias demonja,idealesparaaplastarsueños.

—Entoncesdime,¿cómoesquequierestrabajareneltrenfantasma,enano?Su voz recuerda a los gritos que pudiera dar una avestruz, una avestruz de

bastantemalhumor.Tieneeldondeprovocarangustiainmediata.—¿Quésabeshacerparaasustar?LaúltimafrasedeJackelDestripador regresaamisoídoscomouneco:«Muy

prontoaprenderásaasustarparaexistir».Medesabrocholacamisaydoyunavueltaconlallaveparahacersonarelcuco.

Ladueñameobservaconelmismodesdénqueelrelojeroparisino.—¡Nonosvamosahacermillonariosconeso!Peronotengoanadie,asíqueme

parecebienquetrabajesaquí.Metragomiorgullo,puesmegustaríaenviarlaapaseoperonecesitoesemaldito

trabajo.Lapatronamearrastraymeenseñaelrecorridodeltren.—Tengounacuerdoconelcementerio,recuperoloscráneosyloshuesosdelos

muertoscuyas familiasnopuedenpagar laconcesión—dice,mientrasmeobligaavisitar orgullosa su siniestra atracción—.Buena decoración para un tren fantasma,¿noteparece?¡Detodosmodos,siyonomelosquedara,terminaríanenlabasura!¡Ja,ja,ja!—afirmaconunavozalavezsecaehistérica.

Loscráneosylastelasdearañaestánmetódicamentedispuestosparafiltrarlaluzdeunoscandelabros.Enelrestodelrecorrido,nohayniunasolamotadepolvo,nadafueradelugar.Mepreguntoenquévacíointersideraldebehabitarestaviejaparaquesepaselavidahaciendolimpiezaenestascatacumbas.

Mevuelvohaciaella:—¿Tieneustedhijos?—¡Vayapregunta!No,tengounperro;estoylamardebienconmiperro.Si un día llego a viejo con la suerte de tener hijos y, por qué no, también con

nietos,creoqueloquemeapeteceráseráconstruircasasquesellenendecorreteos,derisasychillidos.Perosialfinalnotengonadadeeso,lascasasvacíasyllenasdesilencionoseránunaopción.

—Estáprohibidotocareldecorado.Sipisasuncráneoyserompe,¡lopagas!«Pagar»,supalabrafavorita.Ella quiere saber el porqué de mi viaje a Granada. Le cuento rápidamente mi

historia.Digamosmásbienquelointento,puesnodejadeinterrumpirme.

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—Nome creo ni tu historia del corazónmecánico ni tu historia del corazón asecas. Me pregunto quién te habrá hecho tragar tales tonterías. ¿Acaso crees quepuedeshacermilagrosconesedesatino?¡Vasacaerdesdemuyaltotú,apesardeserpequeño! A la gente no le gustan las cosas demasiado diferentes, ymenos aún lagentequesecreediferente.Aunquelasapreciencomoespectáculo,setratasolodelplacerdelmirón.Paraellos,iraveralamujercondoscabezasvieneaserlomismoqueasistiraunaccidente.Hevistoamuchoshombresaplaudiéndola,peroaningunoqueseenamoredeella.Lomismotepasaráati.Disfrutarán,talvez,contemplandotusmalescardíacos,perojamástequerránporloqueeres.¿Deverdadcreesqueunamuchacha hermosa como la queme has descrito querrá galantear con un tipo quetieneunaprótesisenlugardecorazón?Yomismalohabríaencontradorepulsivo…Enfin,mientrasconsigasasustaramisclientes,¡todoelmundocontento!

LaespantosaBrigitteHeimseunealpelotóndemisodiados.Peronosabecuángruesoeselcaparazóndesueñosqueyomismomehefabricadodesdepequeño.¡Soyla tortuga más firme del mundo! Me marcho a devorar la luna como un crepfosforescentemientraspiensoenMissAcacia.Puedespaseartecuantoquierasamialrededorconturictusdemuertaviviente,puesnomearrebatarásnada.

Sonlasdiezydacomienzomiprimeranochedetrabajo.Eltrenestáprácticamentelleno.Enunamediahora,entroenescena.Eselmomentodeponerseaensayarlossustos.Estoyunpoconervioso,porquemeesabsolutamentenecesarioconservarestetrabajosiquieroseguirsiendoelvecinooficialdelapequeñacantante.

Preparomicorazóndemodoquesetransformeenuninstrumentohorripilante.Enlo alto de la coliname entreteníametiendo todo tipo de cosas en el interior demireloj:piedras,papelesdeperiódico,pelotas,etc.Losengranajesrechinaban,eltic-tacsevolvíacaóticoyelcucodabalamismaimpresiónqueunbulldozerenminiaturapaseándosepormispulmones.Madeleineleteníahorroraeso…

Sonlasdiezymedia.Estoycolgadodelapareddelúltimovagón,talcomounindiopreparadoparaatacarunadiligencia.BrigitteHeimmeobservaporelrabillodesusojostorvos.¡QuégrandeesmisorpresacuandoperciboaMissAcaciatranquilamenteinstalada en una vagoneta del tren fantasma!La angustia, que aumenta en una olarepentina,hacecrepitarmitic-tac.

Eltrenarranca,saltodevagónenvagón;heaquímiconquistadelOesteamoroso.Nopuedosinoquedarbien.¡Estoyjugándomemidestino!Rasgomicuerpocontralapared de los coches, el cuco restalla como una máquina de palomitas. Pego lasuperficieheladademiagujadelashorasenlaespaldadelosclientes,entono«OhWhen the Saints» pensando enArthur. Logro arrancar algunos gritos. ¿Qué sabes

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hacerparaasustar?Peroyoquierosalirdemienvoltoriocorporal,proyectarelsolsobre losmurosyqueella lovea,queeso lahagaentrarencalory tengaganasdeabrazarme.Enlugardeeso,amododefínale,aparezcounospocossegundosbajolaluz blanca bombeando exageradamente el torso.Me abro la camisa, se puedenverentonceslosmovimientosdelosengranajesbajomipielacadalatido.Miactuaciónes saludada por el grito de cabra de una anciana y tres sucedáneos de aplausostapadosporlasrisas.

ObservoaMissAcaciaesperandoque,deunmodoodeotro,lehayagustado.Sonríelamaliciapropiadeunaladronadebombones.—¿Esoestodo?—¿?—Ah, muy bien, no he visto nada de nada, pero parecía divertido de veras,

¡felicidades!Nosabíaqueerastú,pero¡bravo!—Gracias…Ylasgafas,¿telashasprobado?—Sí,peroestántodasotorcidasorotas…—¡Claro,laselegíasíparaquetelaspusierassinmiedoaestropearlas!—¿Creesquenollevogafaspormiedoaestropearlas?—No…Ellatieneunarisadiminuta,ligerayhermosaqueiluminasurostro.—¡Finaldetrayecto,todoelmundoabajo!—gritamisiniestrajefa.Lapequeñacantantese levantaymehaceunaleveseñaconlamano.Sobresu

sombra perfilada se alza una ondulada cabellera. Aunque me hubiera encantadohacerleniquefueraunpoquitodemiedo,nomedisgustoenabsolutoquenohayavistoaquéseparecemicorazón.Pormuchoquehayasoñadoserelsoldelanoche,laviejaBrigittedespiertamisviejosdemonios.Elcaparazónmásfirmedelmundosereblandeceavecesenplenoinsomnio.

Alolejos,susescarpinesretintineanalcompás.Merefugioenesesonidohastaquemipequeñacantantesetropiezaviolentamentecontralapuertadesalida.Todoelmundo se ríe, nadie la ayuda. Se tambalea como una borracha bien vestida, luegodesaparece.

Durante todoese tiempo,BrigitteHeimseenzarzaenun informe-valoracióndeminúmeroquemepasaaañosluzporencimadelacabeza,perocreoqueenciertomomento,hapronunciadolapalabra«pagar».

Me apresuro a reencontrarme con Méliès para contárselo todo. Por el camino, alhundirlasmanosenmisbolsillos,encuentrounpedazodepapelhechounabola.

No necesito gafas para ver que tu número funciona a la perfección.

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Supongo que tu agenda de citas debe de ser un mamotreto de docevolúmenes.¿Encontraráslapáginaenlaqueescribisteminombre?

Le hago leer el mensaje a mi relojero-prestidigitador, mientras él practica dosnúmerosdecartomancia.

—Mmm…Yaveo…TuMissAcacianofuncionacomolascantantesalasqueyoheconocido,noesorgullosa.Nosedadeltodocuentadesupoderdeseducción,cosaque formaparte, evidentemente, de su encanto.Por el contrario, se ha fijado en tunúmero.Ahoranotienesmásquejugarteeltodoporeltodo.Ynoolvidesquenosecreetandeseablecomoenrealidades.¡Sírvetedeeso!

Vuelohastasucamerinoyledeslizounanotapordebajodelapuerta:

A medianoche, detrás del tren fantasma, póngase gafas para notropezarseconlalunayespéreme.Leprometoqueledarétiempodequeselasquiteantesdemirarla.

—¡Anda,hombre!¡Anda!—repiteMélièsenespañol—.Eshorademostrarletucorazón.

—Tengomiedode impresionarla con las agujasy todoeso.La ideadequemerechace me aterroriza… Hace mucho que empecé a soñar con este momento,¿entiendesloquemejuego?

—Muéstrale tuverdaderocorazón, acuérdatede loque tehedicho, es el únicotrucodemagiaposible.Siellave tuverdaderocorazón, tu relojno lavaaasustar,¡créeme!

Mientras espero a que llegue la medianoche como si fueran a sonar las docecampanadasdeNavidad,lapalomadestartaladadeLunaseposaenmihombro.Estaveznohaperdidolacarta.LadespliegonerviosoporsabercómoestáMadeleine.

MipequeñoJack:Esperamosque te las estés arreglandobienyque te cuides.Debemos

tenerpacienciayaquelapolicíatodavíaandabuscándote.Concariño,

DoctoraMadeleine

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Lallegadadelapalomamehallenadodealegría,peroelcontenidodelacartamehafrustradoterriblemente.Escuriosalafirma:DOCTORAMadeleine.Yademásmehabríaimaginadoqueseríamáscharlatana.Sinduda,nohabráqueridoabusardesumensajero.Lesreenvíoinmediatamenteelave:

Envíamecartaslargasporelcorreonormal,puedeserquemequedeuntiempoaquí.Teechodemenos.Necesito leeralgomásqueunascuantaspalabrasatadasalapatadeunapaloma.Poraquítodovamuybien;viajocon un relojero-prestidigitador que revisa el buen funcionamiento de micorazón.¿Lapolicíanotedejatranquila?¡Respóndemepronto!

Unbeso,Jack

P.D.:Extraordinarium,callePabloJardim7,LaCartuja,Granada.

Yaesmedianocheyesperoenunestadode felicidad tranquila.Llevoun jerseyazuleléctricoconlaintencióndehacerresaltarelverdedemisojos.Eltrenfantasmaestáensilencio.

Lasdoceyveinte,nada.Lasdoceymedia,aúnsinMissAcacia.Launamenosveinte,micorazónseenfría,eltic-tacdisminuye.

—¡Eh!—Estoyaquí…Plantada en el rellano, como en equilibrio sobre el felpudo. Hasta su sombra

contralapuertaessexy.Mehabríabastadoconellaparaentrenarmeabesarla.—¡Mehedisfrazadodetisinsaberlo!Llevaunjerseycasiidénticoalmío.—Losiento,nohetenidotiempodeencontrarunatuendoapropiadoparalacita,

¡peroyaveoqueatitehasucedidolomismo!Asientoconunasonrisa,aunquepersonalmentemeencuentromuysofisticado.Nopuedoevitarfijarmeenelmovimientountuosodesuslabios.Perciboqueella

loadvierte.Lossilenciosentrelaspalabrasseespacian,losruidosproducidospormirelojempiezanaatraersusoídos.

—Tienesmuchoéxitoeneltrenfantasma,todaslasmuchachassalieronconunasonrisaenloslabios—diceelladerepente,decapitandoelángelquepasaba.

—Noesbuenaseñal,sesuponequedeberíaasustarparaexistir…quierodecir,paraconservarmiempleo.

—Pocoimportasihacesreírollorarmientrasproduzcasunaemoción¿no?—EsaviejalechuzadeBrigittemehadichoquenoerabuenoparalaimagendel

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trenfantasmaquelagentesalierapartiéndosederisa.Meparecequevoyatenerqueasustarsiquieroseguirtrabajandoenesto.

—Asustaresunamaneradeseducircomootracualquiera,yenloqueconciernealaseducción,parecequetútelasarreglasmuybien.

Medanganasdedecirlequetengounaprótesisenlugardeuncorazónyquenosénadadelamor,quieroquesepaqueloqueestáocurriendoessingularparamí.Sí,he seguido algunos cursos de brujería amorosa, pero tan solo con el objetivo deconseguirla a «ella». Quisiera seducirla sin que me tomara por un seductor. Yencontrarlamedidajustaesdelicado.Derepentenopuedocontenermeyledigo:

—Megustaríaquenosabrazáramos.Silencio,nuevamuecademuñecaenfurruñadaypárpadoscerrados.—Luego podremos charlar de todo eso, pero ¿podríamos abrazarnos para

empezar?MissAcaciasueltaunpequeño«deacuerdo»queapenasatraviesasuslabios.Un

tiernosilencioseabatesobrenuestrosgestos.Seaproximacontoneante.Decercaesaúnmás hermosa que su sombra.Muchomás intimidatoria también. Le rezo a undiosquenisiquieraconozcoparaquemirelojnoarranqueconsucarrillón.

Nuestrosbrazos se fundenconmuchanaturalidad.Mi relojmemolesta, nomeatrevoaestrechardemasiadomipechocontraelsuyo.Nohayqueasustarlaconestecorazónremendado.Pero¿cómonoasustaraestamuchachapolluelositesalenunasagujaspuntiagudasdelpulmón?Elpánicomecánicoseponeotravezenmarcha.

La evito por el flanco izquierdo como si tuviera un corazón de cristal. Esocomplicanuestradanza,sobretodovisto lacampeonamundialdetangoquepareceestarhechalamuchacha.Elvolumendemitic-tacaumenta.LasrecomendacionesdeMadeleineacudenamimenteporflashes.¿Ysimurieraantesmismodeabrazarla?Sensacióndesaltoalvacío,felicidaddelvuelo,miedoaestrellarse.

Susdedoslanguidecendetrásdemicuello,losmíossepierdenagradablementeenalgúnlugarpordebajodesusomóplatos.Intentosoldarelsueñoalarealidad,perotrabajo sin máscara. Nuestras bocas se aproximan. El tiempo se ralentiza, en losrelevosmásmelodiososdelmundo.Semezclan,delicadaeintensamente.Sulenguatransmitesaboresymilesdeimpresiones,perolamejoresquesulenguasabeafresa.

Laobservoesconder losojos inmensos tras suspárpados-sombrillaymesientocomosivolara.SoycomoundiosyAtlasesunenanomiserableamilado;¡ungozogigante me inunda! El tren hace resonar sus fantasmas con cada uno de nuestrosgestos.Elruidodesustalonessobreelsuelonosenvuelve.

—¡Silencio!—gritaunavozagria.Nos despegamos con un sobresalto. Hemos despertado al monstruo del Lago

Ness.—¿Erestú,enano?¿Quétramasaestashorasporaquí?

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—Buscoideasparaasustar.—¡Buscaensilencio!¡Ynotoquesmiscráneosnuevos!—Sí,sí…Alarmada,MissAcaciasehaacurrucadounpocomásenelhuecodemisbrazos.

Eltiempoparecehabersedetenido,ynotengoganasdequeretomesucursohabitual.A tal punto queme olvido demantener mi corazón a distancia. Se le escapa unamuecaalponersucabezacontramipecho.

—¿Quéhayahídebajo?¡Pincha!No doy ninguna respuesta, pero me recorren los sudores fríos del farsante

desenmascarado. Considero la posibilidad dementir, de inventar, de engañar, perohayunasinceridadtaningenuaensupreguntaquenoloconsigo.Abrolentamentemicamisa, botón a botón. Aparece el reloj, el tic-tac se hace más sonoro. Espero lasentencia.

—¿Quéesesto?—susurramientrasacercasumanoizquierda.Lacompasiónqueemanadesuvozdaganasdeenfermarhastaelfindenuestros

díaspara tenerlaal ladocomoenfermera.Elcucorepica.Ellasesobresalta.Dandounavueltaalallave,murmuro:

—Lo sientomucho. Esmi secreto, habría querido confiártelo antes, pero teníamiedodequetellevarasunbuensusto.

Leexplicoqueesterelojmesirvedecorazóndesdeeldíademinacimiento.Nomenciono que el amor —al igual que la cólera— me han sido vivamentedesaconsejadosporincompatibilidadorgánica.Ellamepreguntasimissentimientospodrían variar en caso de sustitución del reloj, o simplemente se trata de unprocedimiento mecánico. Una extraña malicia ilumina su voz, todo eso parecedivertirlademasiado.Yolerespondoquelamecánicadelcorazónnopuedefuncionarsinemociones,sinaventurarmemásallá,detodosmodos,enesteterrenopantanoso.

Sonríecomosileestuvieraexplicandolasreglasdeunjuegodelicioso.Nadadegritosdehorror,nadaderisas,hastaelmomento,soloArthur,Anna,LunayMélièshan reaccionado sin escandalizarse antemi reloj-corazón.Esun actode amormuyimportanteparamíestemodoquetieneelladedarmeaentender«Llevasuncuclilloentreloshuesos,¿yqué?».Simplemente,asídesimple…

Pero,aunasí,nodejodeprecipitarme.Puedequeatravésdesusojosmaltrechoselrelojresultemenosrepugnante.

—Esprácticoesteaparato.Si,comotodosloshombres,tecansas,podríasintentarreemplazartetucorazónantesdequeseastúquienmereemplaceporotra.

—Noshemosbesadoporprimeravezhacetreintaysieteminutosenelrelojdemicorazón,creoqueaúnnosquedaunpocodetiempodetenerquepensarentodoeso.

Incluso sus accesos de «Yo no me dejo torear» comienzan a tomar un cariz

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divertido.AcompañoaMissAcaciahasta su casa conpasode lobo, la estrechocomoun

lobo,desaparecetomándomeporunlobo.

Acabodebesara lamuchachade lenguadesabordefresayyanadavolveráasercomo antes.Mi relojería palpita como un volcán impetuoso. Sin embargo, no meduelenada.Bueno,talvezsí,sientounapunzadaenelcostado.Peromedigoquetrastal embriaguez de gozo, ese es un precio muy pequeño a pagar. Esta noche, meencaramaréalaluna,meinstalaréensucruasáncomosiestuvieraenunahamacaynotendréningunanecesidaddedormirparasoñar.

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Alamañanasiguiente,BrigitteHeimmedespiertaconsuvozdebruja.—¡Enpie,enano!Hoy,oteesmerasenasustaralagenteoteecho.Debuenamañana,suvozdevinagremeprovocanáuseas.Tengoresacaamorosa

ynomeconvieneundespertartanviolento.¿Nohabrémezcladodemasiadomis sueños con la realidad? ¿Tendréderecho a

repetirtantaemociónydichasihayunapróximavez?Laideadeunreencuentromeprovoca un cosquilleo en el reloj. Sé perfectamente que voy en contra de lasrecomendaciones deMadeleine, pero jamás he sido tan feliz como ahora, aunquetambiénestoyangustiado.

VoyaveraMélièspararevisarmireloj.—Tucorazónnuncahafuncionadomejor,muchacho—measegura—.Tienesque

mirarteenelespejocuandoevoquesloquesucedióanoche,descubrirásentusojosqueelbarómetrodetucorazónmarcabuentiempoyestable.

Durantetodoeldía,deambuloporeltrenfantasmaconelpensamientodequealanochepodréaúnjugaralalquimista.

Nosvemossolodenoche.Suorgullosacoqueteríameavisainfalibledesullegada:siempretropiezaconalgo.Essumododellamaralapuertadeltrenfantasma.

Nos amamos conmucha intensidad, y la pasión aumenta con los días.Apenashablamosperonosemocionamosacada instante.Micuerpoestámejorquenunca,meencuentrollenodefuerzayenergía.Micorazónseescapadesucubierta-prisión.Vuelapor lasarterias, instalándosebajomicráneoparaconvertirseencerebro. ¡Encadamúsculoyhastalapuntadelosdeseos,elcorazón!Solferozportodaspartes.Enfermedadrosadereflejosrojos.

Yanopuedoestar sin supresencia; elolorde supiel, el sonidode suvoz, suspequeñas maneras de representar a la muchacha más fuerte y a la más frágil delmundo.Sumaníadenoponerselasgafasparaverelmundotraselcristalahumadodesuvisiónlastimada;suformadeprotegerse.Versinverdeverdady,sobretodo,sinhacersenotar.

Descubrolaextrañamecánicadesucorazón.Funcionaconunsistemadeconchaautoprotectora ligada a la falta de confianza que la habita. Una ausencia deautoestimapeleándose conunadeterminación fuerade lo común.Los resplandoresqueproduceMissAcaciaalcantarsonlosestallidosdesuspropiasfisuras.Escapazde proyectarlos sobre el escenario, pero en cuanto la música se apaga, pierde elequilibrio.Aúnnohedescubiertoquéengranajetieneroto.

Elcódigodeaccesoasucorazóncambiatodaslasnoches.Aveces,laconchaes

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dura como la piedra. Pormucho que pruebe conmil combinaciones en formas decariciasypalabrasdeapoyo,apenasconsigoquedarmeenlaspuertasdesumisterio.Sin embargo, ¡megusta tantohacer crujir esa concha!Escuchar esepequeño ruidoqueproducealdesactivarse,ver loshoyuelosquesemarcanen lacomisurade suslabios y que parecen decir «¡Sopla!». El sistema de protección volando en dulcespedazos.

—¡Cómo domesticar a una centella, he ahí elmanual que necesitaría!—le digo aMéliès.

—Uncompendiodealquimiapura,querrásdecir…¡Ja,ja!Perolascentellasnosedomestican,muchacho.¿Teimaginaríasatimismotranquilamenteapoltronadoentucasaconunacentellaenjaulada?Arderíaytequemaríaconella,nisiquierapodríasacércateasusbarrotes.

—Noquierometerlaenunajaula,soloquerríadarleunpocomásdeconfianzaensímisma.

—¡Laalquimiapuraesesoexactamente!—DigamosqueyosoñabaconunamorgrandecomolacolinadeArthur’sSeaty

meencuentroconunacadenademontañasquecrecedirectamentebajomishuesos.—Tienes una suerte excepcional, ¿lo sabes? Poca gente se acerca a ese

sentimiento.—Talvez,¡peroahoraqueyaloheprobado,nopuedopasarsinél!Yencuanto

ellaseencierra,mequedocompletamentevacío.—Conténtateconaprovecharlosmomentosenlosquetodoesoteatraviesa.Yo

tambiénconocíaunacentella,ypuedodecirtequeesetipodemuchachassoncomoeltiempoenlasmontañas:¡imprevisibles!AunqueMissAcaciatequiera,nolograráscontrolarlajamás.

Nos amamos en secreto. Somos jóvenes, apenas tenemos treinta años sumando laedad de los dos. Ella es la pequeña cantante famosa desde la infancia. Yo soy elextranjeroquetrabajaeneltrenfantasma.

El Extraordinarium funciona como un pueblo; todo el mundo se conoce y loscotilleosvanyvuelan.Loshay celosos, tiernos,moralistas,mezquinos, valientes einvasivosbienintencionados.

Nomemolestatenerqueaguantarlosrumoressiconesopuedobesarladurantemás tiempo. Miss Acacia, en cambio, no se siente tan cómoda y rechazacategóricamentelaideadequenuestrosecretopuedeconocerse.

Esta situación de semiclandestinidad nos iba muy bien al principio —noscreíamos piratas—, y la sensación mágica de escapar del mundo nos permitía

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mantenerlo.Pero amedida que la gran sensación amorosa se confirmamás allá del primer

fogonazo,desembarcacomounpaqueboteenunabañera.Entonces,unoempiezaanecesitarespacio…Pormuchoqueunosedeleitecon la luna, tambiénnecesitadelsol.

—Tebesarédelantedetodoelmundo,noarriesgamosnada.—Amí tambiénmegustaríabesarteenplenodíayhacercomotodoelmundo.

Solo que, mientras nadie nos vea, nos mantenemos a salvo de los cotilleos. NovolveremosavivirenpazsigentecomoBrigitteHeimdescubrenuestrosecreto.

Claroqueelazúcardelaspequeñasnotasqueellameescondeenlosbolsillosessabroso,ycongusto lasdeslizaríapordebajodemi lengua.Perocadavez soportomenostenerquevercómoseescapaporlosintersticiosdelanochecuandoseacercalaaurora.Laagujadesustacones,quemarcaeltempodesualojamiento,reavivamisinsomnios.Meduelelaespaldacuandodespuntaeldíaylospájarosmeindicanqueyamequedaapenastiempoparadormir.

Trasalgunosmeses,nuestroamorcontinúacreciendo,peroparecequeyanopuedecontentarseconalimentarsetansoloenlossenosdelanoche.Mandadllamaralsolyalviento,noshace falta calciopara loshuesosdenuestroscimientos.Quierodejarcaerlamáscarademurciélagoromántico.Quieroamoraplenodía.

Casi un año después de nuestros primeros encuentros, la situación sigue sinevolucionar.Nadamás,nadamenos.Noconsigodisminuirsuangustiaaexponernos.Mélièsme aconseja que sea paciente conMissAcacia. Estudio lamecánica de sucorazónconpasión, tratodeabrir loscerrojosbloqueados,conllavesblandas.Perotengo la sensación de que Miss Acacia tiene rincones en su corazón quepermaneceráncerradosparasiempre.

SureputacióndecantanteapasionadatraspasayaloslímitesdelExtraordinarium.Megustairaoírlacantarenloscabaretsdelasciudadesaledañas.Sentirelvientoensusmovimientosflamencos.Llegosiempredespuésdequeempieceelespectáculo,ymedesvanezcoantesdelfin,paraquenadieadviertamipresenciaregular.

Traslosconciertos,cohortesdehombresbienvestidosesperanbajolalluviaparaofrecerle ramos de floresmás grandes que ellamisma. La cortejan delante demisnarices.Varadoenlalindedeunbosquedesombras,notengoderechoaaparecer.Semaravillan de su talento de gran pequeña cantante. Conozco al dedillo su fuegosagrado,lodestilacadaescenarioquepisa.Meencuentroalmargendesuvidasocial.

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Verbrillaresascentellasenlosojosdeunagranmanadadehombresconelcorazónsanomeproduceelefectodeunaterribleresacadellamas.Elreversodelamedallaamorosaproyectasussombríosreflejos;descubroqueyotambiénpuedosentircelos.

Estanochehedecididoensayarunexperimentoparaquesequedeenmicama.Bloquearé lasagujasparadetenerel tiempo.Pondréelmundoenmarchadenuevosolosiellamelopide.Madeleinedebíaprohibirmequelastocaraporquetemíaqueinterviniera en el curso del tiempo. Si Cenicienta hubiese tenido un reloj en elcorazón,habríaparadoelcursodelashorasalasdocemenosunminutoysehabríapasadotodalavidadivirtiéndoseenelbaile.

CuandoMissAcaciatomasusescarpinesconunamanoysereacomodaelpeloconlaotra,bloqueolaagujadelosminutos.Sonlas4:37,haceunbuencuartodehoraenel reloj de mi corazón cuando la vuelvo a soltar. Entretanto, Miss Acacia hadesaparecidoporellaberintosilenciosodelExtraordinarium,losprimerospájarosdelaauroraacompañandoelrumordesuspasos.

Habríaqueridotomarmeunpocomásdetiempoparacontemplarcondeleitesutobillosdepolluelo,pararemontar lacurvadesuspantorrillasaerodinámicas,hastalaspiedrasambarinasquelesirvenderodillas.Entonces,habríabordeadosuspiernasentreabiertasparaposarmeenella.Allímehabríadesmoronadohastaconvertirmeenelmejorbesador-acariciadordelmundo.Cadavezquequisieravolverasucasa, leharía elmismo truco.Bloqueo temporal seguidodeun cursode lenguas amorosas.Ellasesentiráraraynopodráresistirsealaideadepasaraúnunoscuantosminutosauténticosyluminososenelhuecodemicama.Yduranteestosinstantesrobadosaltiempo,ellaserásoloparamí.

Pero si este trasto viejo sabe perfectamente hacerme notar el tiempo que pasamarcandoconsutic-tactodosmisinsomnios,seniegaaayudarmeconlamagia.Mequedo sentado enmi cama, solo, intentando, bien omal, aliviar los dolores demirelojapretandolosengranajesentremisdedos.¡Oh,Madeleine,tevasaenfurecer!

Alamañanasiguiente,decidohacerleunavisitaaMéliès.Sehaconstruidountallerdondetrabajamuyduroensusueñodefotografíamóvil.Voyaverlecasi todas lastardes,antesdeiraltrenfantasma.Amenudolosorprendoconalguna«belleza».Undíaunamorenaconelpelolargo,alotro,unajovenpequeñaypelirroja.Sinembargo,siguetrabajandoenelviajealalunaquequeríaregalaralamujerdesuvida.

—Mecurodeesteamorperdidoagolpesdeconsuelo;esunamedicinadulcequeavecespicaunpoco,peroquemepermitereconstruirme.Labrujeríarosasemehavuelto en contra; ya te lo he dicho, ningún truco funciona de manera infalible.Necesitoreeducarmeunpocoantesdelanzarmedenuevoalasgrandesemociones.

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Peronome tomes comoejemplo.Continúa soldando tus sueños en la realidad, sinolvidarlomásimportante:esdetidequienMissAcaciaestáenamorada.

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BrigitteHeimmeamenazatodoslosdíasconecharmesipersistoenconvertirsutrenfantasma en un espectáculo cómico, pero no lo concreta con acto por razón de lainfluenciadeclientes.Hagotodoloquepuedoparaasustarles,peronopuedoevitarprovocar risa involuntariamente. Por mucho que cante «Oh When the Saints»cojeando comoArthur, que rompahuevos contra los rebordes demi corazón en elsilencio de la curva de los candelabros, que toque la lira de mis engranajes paraconseguir melodías rechinantes, y que termine saltando de vagón en vagón hastaplantarmeencimade lasrodillasdelpúblico,no importa,separtenderisa.Arruinosistemáticamentemisefectosdesorpresa,mitic-tacresuenaentodoeledificio.Losclientes saben exactamente cuando se supone que voy a sorprenderles; algunoshabitualesríeninclusoporadelantado.Mélièscreequeestoydemasiadoenamoradoparadarmiedodeverdad.

MissAcaciavienedevezencuandoadarunavueltaeneltrenfantasma.Mirelojtic-taqueacadavezmásfuertecuandolaveoinstalarsusnalgasdepájaroenelbancodeunavagoneta.Ledeslizoalgúnbesoenesperadenuestrosreencuentrosnocturnos.

Vamos,venamiárbolenflor,estanocheapagaremoslaluzydejaréparesdegafassobretusbrotes.Conlapuntadetusramasrayaráslabóvedacelesteysacudiráseltronco invisible que sostiene la luna.De nuevo caerán los sueños como una nievetibiaennuestrospies.Tusraícesenformadetacóndeagujalasplantarásenlatierra,firmementeancladas.Dejaquemesubaa tucorazóndebambú,quierodormira tulado.

Suenamedianoche en el reloj.Advierto algunas virutas demadera en la cama;algunaspartesdemirelojseastillan.MissAcaciadesembarcasingafasperoconunamiradatanconcentradacomosituviéramosunencuentrodenegocios.

—Estuvistemuyraroanoche,inclusomedejastemarcharsindecirmeadiós,niunbeso,nada.Jugueteabascontureloj,hipnotizado.Tuvemiedodequetecortarasconlasagujas.

—Lo sientomucho, solo quería probar una cosa para que te quedaras un pocomásdetiempo,peronofuncionó.

—No,nofuncionó.Nojueguesaesoconmigo.Tequiero,peroyasabesquenopuedoquedarmehastaelamanecer.

—Losé,losé…esprecisamenteporesoqueintenté…—Además, podrías quitarte el reloj mientras estamos juntos, me hace daño

cuandomeabrazas…—¿Quitarmeelreloj?¡Nopuedo!

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—¡Claroquepuedes!¡Yonovengoaencontrarmecontigobajolassábanasconelmaquillajedelespectáculo!

—¡Sí,avecesocurre!Estásmuyguapadesnudayconlosojosmaquillados.Unligeroclaroseapuntaentresuscejas.—Peroyonopodríanuncasacarmeelreloj,¡noesningúnaccesorio!Ella responde torciendo su gran boca elástica a modo de «No te creo en

absoluto…»—Yasabesquemegustalaformaquetienesdecreerentussueños,perodevez

encuandohayquebajardelasnubes,hayquecrecer.Novasapasarte lavidaconesasagujasqueteatraviesanelabrigo—declaraella,contonodeinstitutriz.

Desdenuestroprimerencuentro,jamásmehabíasentidotanlejosdeella,apesardeocuparlamismahabitación.

—Puesenrealidadsí.Funcionaasídeverdad.Esterelojformapartedemí,esélquien me hace latir mi corazón, es vital para mí. Tengo que adaptarme. Procuroutilizar lo que soy para trascender las cosas, para existir. Exactamente igual comohacestúsobreelescenariocuandocantas;eslomismo.

—¡No es lo mismo, pícaro!—dice dejando resbalar la punta de sus uñas porencimademiesfera.

La idea de que ella pueda pensar que mi reloj es un «accesorio» me hiela lasangre.Yonopodríaamarlasi tomarasucorazónporunpostizo, seadevidrio,encarneoencáscaradehuevo.

—Notelosaquessinoquieres,perovigilacontusagujas…—¿Creesenmícompletamente?—Yodiríaquedemomentocreoenunsetentaporcientoperodetidependeque

meconvenzapoderllegaralcien,LittleJack…—¿Porquémefaltaeltreintaporciento?—Porqueconozcobienaloshombres.—Yonosoy«loshombres».—¿Esocrees?—¡Exactamente!—¡Eresunfarsantenato!¡Hastatucorazónesunartificio!—¡Miúnicoartificioverdaderoesmicorazón!—¿Loves?Siemprecaesdepie.Perotambiénmegustaesodeti.—Noquieroqueteguste«esodemí»,quieroquemequieras«amíentero».Suspárpadosenformadesombrillanegrapestañeanalritmodelostic-tacdemi

corazón. Varias expresiones divertidas y dudosas desfilan por la comisura de esoslabiosquehacedemasiadotiempoquenobeso.Laspalpitacionesseaceleranbajomiesfera.Unapicazónmuyconocida.

Ellaarrancaentoncesconsuredobledetamborquellamaalascosasdulces,un

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conatodehoyuelosseilumina.—Tequieroentero—concluye.Posasusmanosestratégicas,mecortaelaliento.Mispensamientossediluyende

micuerpo.Apagalaluz.Su cuello está salpicado de minúsculos granos de belleza, constelaciones que

desciendenhastasussenos.Meconviertoenelastrónomodesupiel,hundominarizen sus estrellas. La acaricio con todasmis fuerzas y ella se hace flor paramí contodassuscaricias.Susmanosemananunadulceelectricidad.Meacercoaúnmás.

—Para aumentar mis estadísticas de confianza, te voy a dar la llave de micorazón.Nopodrásquitarlo,peropodráshacerloquequieras,exactamentecuandoteapetezca.Detodosmodosyaereslallavequemeabreporentero.Ytú,dadoquetedoytodamiconfianza,vasaponertegafasydejarásquetemirealosojosatravésdeloscristales,¿deacuerdo?

Mipequeñacantanteaceptayseechaelcabellohaciaatrás.Susojossobresalende su rostro de cierva elegante. Luego se pone unas de las gafas de Madeleineinclinandolacabezaaunlado.¡Oh,Madeleine,silovieras,cómoteenfurecerías!

Podríadecirlequelaencuentrosublimeconlasgafas,perocomonoibaacreermeprefieroacariciarle lamano.Entoncesmedigoqueviéndome talcomosoy, talvezmeencontrarámenosasugusto.Meangustio.

Dejo mi llave en su mano derecha. Estoy nervioso, y eso produce un ruidoestridenteenmicorazón.

—¿Porquétienesdosagujeros?—Eldeladerechaesparaabrir,eldelaizquierdaparadarcuerda.—¿Puedoabrirlo?—Estábien.Hundecondelicadezalallaveenmicerraduraderecha.Cierrolosojos,luegolos

abro,comocuandonosbesamoslargorato.Sus párpados están cerrados, tanmagníficamente cerrados. Es unmomento de

una serenidad apabullante. Toma un engranaje entre sus dedos índice y pulgar,suavemente,sinralentizarsufuncionamiento.Unamareadelágrimassubedeunsologolpe y me sumerge. Suelta su sutil presa y los grifos de la melancolía dejan demanar.MissAcaciaacariciaunsegundoengranaje.¿Meestaráhaciendocosquillasenel corazón? Río ligeramente, apenas una sonrisa sonora. Entonces, sin soltar elsegundoengranajeconsumanoderecha,vuelvesobreelprimeroconlosdedosdelaizquierda.Cuandomeaprietaconloslabioshastalosdientes,meproduceunefectoaloHadaAzuldePinocho,peromásverdadero.Salvoquenoesminariz loque sealarga.Ellalosiente,acelerasumovimiento,aumentandoprogresivamentelapresiónsobre mis engranajes. Ciertos sonidos se escapan de mi boca sin que puedadetenerlos. Estoy sorprendido, molesto, pero sobre todo excitado. Se sirve de mis

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engranajescomosifueranpotenciómetros,missuspirossetransformanengemidos.—Tengoganasdetomarunbaño—murmura.Hagoseñadeestardeacuerdo;nomeimaginoconquénoibaaestardeacuerdo,

porotraparte.Brincosobrelosdedosdemispiesparairhastaelbañoyllenarunabuenabañeraconaguamuycaliente.

Procedo despacio, para no despertar aBrigitte.La pared de la habitación lindaconladesudormitorio,seleoyetoser.

Losreflejosplateadosdanlaimpresióndequeelcieloysusestrellasacabandecaerenlabañera.Esmaravillosoesegrifoordinarioqueesparceblandasestrellasenelsilenciodelanoche.Entramosdelicadamenteenelagua,afindenosalpicarestadelicia.Somosdosgusanosestrelladosdegranformato.Yhacemoselamordespacio;somoslosamantesmáslentosdelmundo,apenasnosrozamosconnuestraslenguas.Elchapoteodelagualeharíaacadaunocreersedentrodelvientredelotro.Raravezhesentidoalgotanagradable.

Murmuramos chillidos. Hay que contenerse. De repente, ella se alza, se da lavueltaynosconvertimosenanimalesdelaselva.

Terminocayendocuanlargosoy,comosiacabarademorirenunwesternyellaseponeagritarmuyflojito.Elcucosuenaalralentí.Oh,Madeleine…

MissAcaciaseduerme.Lacontemploduranteunlargorato.Lalongituddesuspestañasmaquilladasacentúalaferocidaddesubelleza.Resultatandeseablequemepregunto si suoficiodecantanteno lohabrácondicionadohastaelpuntodeposarparapintoresimaginariosinclusoenplenosueño.PareceuncuadrodeModigliani,uncuadrodeModiglianiconunahermosamujerqueroncaunpoquito.

Suvidadepequeñacantantequesubeysuberetomacursodesdelamañanasiguiente,consumanojodegenteque,especiedefantasmasdecarne,deambulaasualrededorsinfunciónprecisa.

Todaestafaunaperfumadameasustamásqueunamanadadelobosenunanochede luna llena. Todos son falsas apariencias, palabrería más hueca que un panteónfunerario. Aprecio la valentía que tiene de nadar por encima de ese torbellino debarroyoropeles.

Cualquier díame lamandan a la luna para experimentar las reacciones de losextraterrestres al erotismo. Cantará, bailará, responderá a las preguntas de losperiodistasdelaluna,leharánfotografías,yterminarápornovolvernuncamás.AvecesmedigoquesolofaltaríaJoeenelpapeldecerezapasadacoronandoelpastelpodrido.

Lasemanasiguiente,MissAcaciacantaenSevilla.Sacolaplancharodantefabricada

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por Méliès y cabalgo por las montañas rojas para encontrarme con ella en suhabitacióndelhotelalfinaldelespectáculo.

De camino, la paloma mensajera me entrega una nueva carta de Madeleine.Apenas unas pocas palabras, siempre lasmismas palabras que no se le parecen ennada. Habría preferido… Me gustaría tanto que conociera a Miss Acacia. Claro,Madeleine se asustaría a causa del amor que vivimos, pero estoy seguro de que lapersonalidaddemipequeñacantantelegustaría.Imaginaresasdoslobascharlandoconstituyeundulcesueñoquenodejademecerme.

Lamañana siguiente del concierto, nos paseamos por Sevilla como una parejamásdeenamorados.Latemperaturaesagradable,unvientotibionosacaricialapiel.Sin embargo, nuestros dedos resultan torpes cuando quieren hacer cosas de gentenormalenplenodía.Denoche,telecontroladosporeldeseo,seconocendememoria,pero,ahora,diríasequesetratadecuatromanosizquierdasalasquealguienhubierapedidoescribir«Buenosdías».

Estamosaturdidosporeldía,porlaluz;somosunaauténticaparejadevampirosque deambula por la ciudad sin gafas de sol. El colmo del romanticismo. Y paranosotros,besarseaorillasdelríoGuadalquivir,aplenatarde,eslacimadelerotismo.

Porencimadeestafelicidadsimpleyevidenteplanea,apesardetodo,unanubedeamenazas. Estoy orgulloso de ella como jamás lo he estado de nada más. Peroconforme pasa el tiempo, lasmiradas extasiadas de losmachos demi especiemeponen cada vez más celoso. Me consuelo diciéndome que, sin gafas, tal vez ellatampocolavea,estabandadadehombresquesonmásatractivosqueyo.Mesientosoloenmediodeestamultitudcadavezmayorquevieneaaplaudirla,mientraspormiparte tengoquereacomodarmeelpapeldeextranjeroyvolversoloamidesvánsombrío.

Y aúnmás solo en tanto ella no acepta la idea de que esome hace sufrir.Meparecequesiguesincreerenmirelojcorazón.

Aúnnolehecontadoque,conestecorazónpostizo,micomportamientoeratanpeligrosocomoeldeundiabéticoqueseatiborradecruasanesconchocolatede lamañanaalanoche.Noestoysegurodequemeapetezcacontárselo.SimeamparoenlasteoríasdeMadeleine,ahoramismoestoyconunpieenlatumba.

¿Estaréalaaltura?¿Resistiríamiviejachapuzadecorazón?Yparasalpimentarestasalsayadeporsíbienpicante,MissAcaciaestáalmenos

tancelosacomoyo.Suscejassefruncencomolasdeunaleonadispuestaasaltartanprontocomocualquiermedioadefesiomásomenosbienpeinadoentraenmicampodevisión,inclusofueradeltrenfantasma.

Alprincipioesomeparecíahalagador,mesentíacapazdevolarporencimadecualquierobstáculo.Misalaserannuevas; estabaconvencidodequeellamecreía.

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Peroaldescubrirquemetomabaporunfarsante,mesentídebilitado.Enloprofundodemissoledadesnocturnas,yotambiénhearruinadomipropiaconfianza.

Yanoesmásunasalsapicante,nuestrahistoria,sinounasopadeerizos.

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Undía,unhombreextrañosepresentóeneltrenfantasmaparasolicitarlaplazadeasustador.Esemismodía,lasopadeerizoscomenzóaatravesársemeenlagarganta.

Es un tipo grande, muy grande. Su cabeza parece superar el techo del trenfantasma. Su ojo derecho se esconde detrás de un pedazo de tela negra. Su ojoizquierdoescrutaelExtraordinariumcomounfaroloharíaconelmar.SedetienealfinsobrelasiluetadeMissAcacia.Yyanolaabandona.

Brigitte,aquienselahaagotadolapacienciadespuésdevermecomouncómicoprotagonizandounespectáculobasadoenelmiedo,locontratainmediatamente.Asíquemeencuentrodelanochealamañana,despedido,enlacalle.Todohasucedidodeprisa,demasiadodeprisaparamí.VoyatenerquepediraMélièsquemealojeensutaller.Yloquemásmepreocupaesquenosécómovoyapodersalvaguardarmisencuentros, mi intimidad con la pequeña cantante. No sé si nuestro amor podráperdurarenestascondiciones.

Miss Acacia canta esta noche en un teatro de la ciudad. Como tengo porcostumbreme deslizo al final de la sala después de la primera canción. El nuevoasustadorestásentadoenlaprimerafila.Estangrandequeperjudicalavisióndelamitaddelaaudiencia.Yo,encualquiercaso,noveonada.

Ese ojo apuntando hacia los deMissAcaciame hace hervir la sangre.Toda lavelada,inclusodespuésdelconcierto,permanececonelgirofarofijo.Medanganasdedecirlequedesaparezca,aesefocoambulante.Peromeaguanto.Micorazón,porsuparte,notardaendesgañitarse,enunlamenorunpocofalseado.Todalasalasevuelveparareír.Algunosmepreguntancómohagoesosruidosextraños, luegounomelanza:

—¡Le conozco! ¡Usted es el tipo que hace reír a todo el mundo en el trenfantasma!

—Yanotrabajoahídesdeayer.—Ah,perdón…muydivertidosutrucoencualquiercaso.Derepentemeveoamímismoenelpatiodelaescuelayescucholasburlasde

mis compañeros. En apenas unos instantes se ha desvanecido toda la confianzaganadaenbrazosdeMissAcacia.Ytodomisersedislocalentamente.

Despuésdelespectáculo,meresultadifícilnocontarlosucedidoamiamada,queexclama:

—¿Esegrandullón?Pfff…—Parecequelohipnotizas.—¿Erestúelquehablatodoeltiempodeconfianzayahoravienesaarmarlapor

culpadeesepiratatuerto?—Atinotereprochonada,esoyaloveo,esélquiengiraatualrededorcomoun

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tiburón.Mesientodébileinseguropues,aunqueconfíoenella,nodudodequeesepirata

hará todo lo posible por seducirla. Ciertas miradas no engañan nunca, ni que lasarrojeunsoloojo.Peor,laintensidadseredobla.

Peroelmomentoenque todose tensahastavolverse insoportableescuandoelgrandullóntuertoseacercaanosotrosynossuelta:

—¿Nomereconocéis?En el momento en que pronuncia esas palabras un largo escalofrío recorre mi

columna vertebral. Desde la escuela, no he vuelto a sufrir esta sensación, queconozcomuybienydetestoporencimadetodo.

—¡Joe!Pero¿quéhacesaquí?—exclamaMissAcaciaincómoda.—Hehechounviajemuylargoparaencontraros,alosdos,unviajemuylargo…Sudiscurso es lento. Salvo por el ojo y unos cuantos pelos en la barba, no ha

cambiado. Es extraño que no lo haya reconocido enseguida. En realidad, no logrohacermealaideadequeJoeestáaquí.Merepitoenbucleparadarmevalor:«Estenoestulugar,Joe,vasavolverenseguidaalfondodetusbrumasescocesas».

—¿Osconocéis?—preguntaMissAcacia.—Íbamos juntos a la escuela. Digamos que somos… viejos conocidos —

respondeélsonriendo.Elodiomepetrifica.Ledestrozaríaelsegundoojoallímismoparamandarlode

vueltaallugardedondeviene,perointentomantenerlacalmadelantedemipequeñacantante.

—Vamosatenerquecharlarunpoco—dicefijándomeconsuojofrío.—Mañanaalmediodía,delantedeltrenfantasma,losdossolos.—Deacuerdo,ynoteolvidesdetraerelduplicadodelasllaves—respondeél.Esa misma noche, en efecto, Joe toma posesión de mi vieja habitación. Va a

dormir en la cama donde Miss Acacia y yo nos prodigamos nuestros primeroscariños, se paseará por los pasillos en los que tan a menudo nos hemos besado,percibirá los restos de nuestros sueños en los espejos… Desde el cuarto de bañodondenoshemosescondido,leescuchamosinstalarsuscosas.

—Joeesunantiguoamortuyo,¿verdad?—Oh,unamor…Yoeraunaniña.Cuandoloveoahora,mepreguntocómopude

interesarmeporunmuchachoasí.—Yotambiénmelopregunto…¡Ytelopregunto,dehecho!—Eraunpocoelcabecilladelaescuela,impresionabaatodoelmundoenaquella

época. Era muy joven, eso es todo. ¡Es una coincidencia curiosa que los dos leconozcamos!

—Nodeltodo.No quiero contarle la historia del ojo. Tengo miedo de que me tome por un

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maníacopeligroso.Sientocomolatrampasecierraamialrededor,inexorablemente.Unasolacosameobsesiona: Joehavueltoyno tengoni ideadecómodominar lasituación.

—¿Paraquétehapedidoelduplicadodelasllaves?—BrigitteHeimacabadecontratarloparasustituirmeeneltrenfantasma.Apartir

deestanoche,ocuparátambiénmihabitación.—Esamujernoentiendenada.—¡ElproblemaesJoe!—Te habría echado de todos modos, ya lo sabes. Ya encontraremos otros

escondites, vamos…Pasaremos la noche en el cementerio si no hay otro remedio,¡asípodrás fingirqueme regalas floresdeverdad!Vamos,no tepreocupes,prontoencontrarás otro trabajo. Puede incluso que ya no tengas que asustar para existir.Estoy convencida de que si te concentras en lo que sabes hacer, encontrarás algomuchomejorqueeltrenfantasma.YnohagasningúndramaconelregresodeJoe.Noquieroanadiemásqueati,¿meoyes?

Estas pocas palabras prenden enmi interior, luego se extinguen enseguida. Laangustiatejeunateladearañaenmigarganta,mivozestáatrapadaenlatrampa.Megustaríaparecerfuerte,peromederrumboportodaspartes.¡Vamos,miviejotambor,hayqueaguantarelgolpe!

Intento reavivar lamecánica demi corazón, pero no importa,me hundo en lasbrumassombríasdemisrecuerdosdeinfancia.Comoenlaescuela,elmiedotomaelcontrol.¡Oh,Madeleine,cómoteenfurecerás…!Peromegustaríatantoquevinierasa susurrarme tus«Love isdangerous foryour tinyheart»alhuecodemioídoestanoche.Tengotantanecesidaddeverteenestosmomentos…

El sol tropieza contra el techo del tren fantasma. En el reloj de mi corazón esmediodía en punto. Mientras espero a Joe, mi piel de pelirrojo se enciendetranquilamente.Tresavesdepresadanvueltasensilencio.

Ha vuelto para vengarse de mí, y quitarme a Miss Acacia representaríaevidentementelavenganzaabsoluta,losé.Leespero.LasarcadasdelaAlhambrasetragan sus sombras. Una gota de sudor perlea sobre mi frente y cae en mi ojoderecho.Lasalquedepositadesencadenaunalágrima.

JoeapareceenlaesquinadelacalleprincipalqueatraviesaelExtraordinarium.Tiemblo, más de rabia que de miedo, al fin. Adopto una actitud que quiere serdesenvuelta,mientrasbajomipiellosengranajessecarbonizan.Laspalpitacionesdemicorazónarmanmásruidoquelapaladeunsepulturero.

Joe sequeda inmóvil aunadecenademetros, justo enfrentedemí.Su sombralameelpolvodesuspasos.

—Quería volver a verte, pero no para vengarme, en contra de lo que puedas

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pensar.Suvozsiguesiendounarmatemible.ComoladeBrigitteHeim,tieneeldonde

hacerestallarloscristalesdemissueños.—Yono pienso nada.Me has humillado ymaltratado durante años.Un día, la

situación terminódemanera sangrientapor esemotivo.Mepareceque estamos enpaz.

—Reconozco haberte hecho dañomarginándote voluntariamente en la escuela.Comprendítusufrimientodespuésdequetodoocurriera,cuandomeencontrésinunojo. Vi las miradas de terror. Sentí cómo la gente cambiaba su comportamiento.Algunosmeevitabancomosifueracontagioso,comosihablándome,fueranaperdersuspropiosojos.Toméconcienciadíatrasdíadelmalquepodíahabertehecho…

—PeronohascruzadomediaEuropaparaveniradisculparte,supongo.—No,tienesrazón.Aúntenemosalgunascuentaspendientes.¿Notepreguntaste

jamásporquémeencarnicécontigo?—Al principio sí… Intenté incluso hablar contigo, pero te comportabas de

maneradistante e inaccesible.Ya sabes, yovivía en casade«labrujaque ayuda anaceralosniñosdelvientredelasputas»,yomismo,sinduda,debíade«habersalidodelvientredealgunaputa»,paracitarloquemerepetíasamablementealolargodetoda la jornada…Y además era nuevo, elmás pequeño de la clase, ymi corazónhacíaruidosextraños;erafácilburlarsedemíydominarmepsíquicamente.Lapresaideal,enunapalabra…Hastaesefamosodíaenquecruzasteellímite.

—Enparteescierto.Peromecebécontigoantetodoporqueelprimerdíadeclasemepreguntastesiconocíaalaqueenaquellaépocallamabas«lapequeñacantante».Esemismodía,paramí,firmastetucondenaamuerte.Estabalocodeamor.DurantetodoelañoanterioratullegadaintentéacercarmesinéxitoaMissAcacia.Peroundíadeprimavera,mientrasellapatinabasobreelríohelado,canturreandocomoteníaporcostumbre,elhieloserompióbajosuspies.Graciasamislargaspiernasyamisgrandesbrazos,logrésacarladeesemalpaso.Habríapodidomorir.Laveoaúntiritarenmisbrazos.Desdeaqueldía,yanonosseparamoshastaquecomenzóelverano.Jamáshabíasentidotantafelicidad.Peroelprimerdíadeescuela,despuésdehaberpasadoelveranosoñandoconvolveraverla,meenterodequesequedóenGranada,quenadiesabecuándovaavolver.

En boca de Joe, la palabra «soñando» me produce el mismo efecto deincongruenciaqueunpastoralemándegustandouncruasánconlaatenciónpuestaennollenarsedemigastodoelpodridopelaje.

—¡Ytú,aterrizasesemismodíacontusairesdeduendeparadecirmequequieresencontrarla y regalarle unas gafas! No contento con sufrir por su ausencia, meencuentrocaraacaracontigoqueredoblasmiscelosdándomeaconocerelespantosopuntoencomúnquenosuneaúnhoy:elamorlocoporMissAcacia.Meacuerdodel

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ruido que hacía tu corazón cuando hablabas de ella. Te odié desde ese mismoinstante. El ruido de tu tic-tac representaba paramí el instrumento demedida deltiempoqueseescapabasinella.UninstrumentodetorturacolmadocontuspropiossueñosdeamorpormiMissAcacia.

—Esonojustificalashumillacionesdiariasalasquemesometiste,¡yonopodíaadivinarloquehabíasucedidoantesdemillegada!

—Lo sé, ¡pero las humillaciones cotidianas que te he hecho padecer no valentampocoESTO!

Se levantaelparchedegolpe,suojoesunaespeciedeclaradehuevosuciadesangreycarcomidaporvaricesgris-azuladas.

—Yatelohedicho—prosigue—,estaminusvalíamehaenseñadomuchascosas,sobremímismoysobrelavida.Encuantonosconcierne,estoydeacuerdocontigo,estamosenpaz.

Lecuestahorrorespronunciarestaúltimafrase.Yamímecuestahorroresaceptarquelaescucho.

—Estábamosenpaz.¡Viniendoaquímeatacasdenuevo!—respondoderepente.—Nohevenidoparavengarmedeti,yatelohedicho,hevenidoparallevarmea

MissAcacia a Edimburgo.Hace años que le doy vueltas a estemomento. Inclusomientras besaba a otrasmujeres. Tu jodido tic-tac ha resonado de talmodo enmicabezaquetengolaimpresióndequeeldíaquemedestrozasteelojomeinoculastetambiéntuenfermedad.Siellanomequiere,meiré.Encasocontrario,serástúquientendráquedesaparecer.Noteguardoningúnrencor,perosigoenamoradodeella.

—Enmicaso,yosíteguardorencor.—Vas a tener que acostumbrarte.Yo estoy como tú, chiflado porMissAcacia.

Seráuncombatea la antigua,y soloella ejerceráde juez.Queganeelmejor, litleJack.

Recobraesasonrisadesuficienciaqueleconozcodemasiadobienymetiendesumanodededos largos.Yo le dejo ahí las llavesdemihabitación.Tengo el infamepresentimientodeestarregalándolelasllavesdelcorazóndeMissAcacia.Yalhacereso,me doy cuenta de que el tiempo de alegremagia conmi centella de gafas haterminado.

Lossueñosdeunacabañaaorillasdelmardondepoderpaseartranquilostantodedíacomodenoche.Supiel,susonrisa,suingenio,losdestellosdesucarácterquemedabanganasdemultiplicarmeenella.Ese«sueño real», enraizadoen la tierra, fueayer.Joehavenidoabuscarla.Zozobroenlasbrumasdemisviejosdemonios.Laslancetasdemirelojseretuercenyseencogensobresufrágilesfera.Todavíanoestoyderrotado,perotengomiedo,muchomiedo.

PuesenlugardevercrecerelvientredeMissAcaciacomounjardinerofeliz,voyatenerquesacardenuevolaarmaduradelarmarioparaenfrentarmeconJoe.

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Esa misma noche, Miss Acacia se planta en la puerta de mi habitación conrelámpagos de cólera en los ojos.Mientras intento cerrarmimaletamal ordenada,sientoquelosminutosqueseguiránvanaserdetormenta.

—¡Oh,oh!¡Atención,tiempotormentoso!—lesueltoparadistenderlaatmósfera.Si su dulzura de anticiclón es incomparable, esta noche, en un instante, mi

pequeñacantanteseconvierteenunbarrilderayos.—¡Asíquevasporahídestrozándole losojosa lagente!Pero¿dequiénmehe

enamorado?—Yo…—¿Cómohaspodidohaceralgotanhorrible?¡Le-des-tro-zas-te-el-ojo!Eselgranbautismodefuego,eltornadoflamencoconcastañuelasdepólvoray

taconesdeagujaclavadosentrelosnervios.Nomeloesperaba.Buscoquéresponder.Ellanomedatiempo.

—¿Quién eres en realidad?Y si has sido capaz de esconderme algo tan grave,¿quémequedaaúnpordescubrir?

Tienelosojoscomoplatosdeira,perolomásdifícildesoportareslatristezaquelosrodea.

—¿Cómo has podido esconderme algo tan monstruoso? —repiteincansablemente.

Ese cerdo de Joe acababa de encender la más sombría de las mechasdesenterrandomi pasado. No quieromentir a mi pequeña cantante. Pero tampocopiensocontárselotodo,locual,hayqueconfesarlo,significamentirleamedias.

—Estábien,ledestrocéelojo.Habríapreferidonollegarjamásaeso,claro.PeroloquehaolvidadocontarteesquefueÉLquienmehizosufrirduranteaños,ysobretodoelporquélohizo…Joemehahechovivirlashorasmásnegrasdemivida.Enlaescuela yo era su víctima favorita. ¡Qué te crees! Uno nuevo, pequeño, que haceruidosextrañosconelcorazón…Joesepasabaeltiempohumillándome,haciéndomesentir hasta qué punto no era como «ellos». Un díame estrellaba un huevo en lacabeza,alotromeabollabaelreloj,todoslosdíasalgo,ysiempreenpúblico.

—Yalosé,tienesuladofanfarrón,sientelanecesidaddellamarlaatención,peronunca hace nada que sea de verdadmalvado. ¡Seguramente no habíamotivos paracomportarsecomouncriminal!

—¡Noledestrocéelojoporsusfanfarronadas,elproblemavienedemuchomáslejos!

Misrecuerdosfluyendespacio;alaspalabraslescuestaseguirsuritmo.Tocadodonde duele, avergonzado y triste al mismo tiempo, hago cuanto puedo porexpresarmeconcalma.

—Todocomenzóeldíademidécimocumpleaños.Laprimeravezque ibaa la

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ciudad,meacuerdocomosifueraayer.Teoícantar,luegotevi.Misagujasapuntaronhacia ti, como atraídas por un campo magnético. Mi cuclillo se puso a sonar.Madeleinemeagarraba.Meliberédesumanoparaplantarmeanteti.Tedilaréplica,como en una comedia musical extraordinaria. Tú cantabas, yo te respondía, noscomunicábamos en un lenguaje que yo no conocía, pero nos comprendíamos. Túbailabas, y yo bailaba contigo, ¡aunque no sabía bailar en absoluto! ¡Todo podíaocurrir!

—Meacuerdo,desdeelprincipiomeacuerdodeeso.Enelmomentoenque teencontré sentado enmi camerino, supe que eras tú. Elmuchachito extraño demisdiezaños,elquedormíaenelfondodemisrecuerdos.Seguroqueerastú…

Lamelancolíanoabandonaeltonodesuvoz.—Teacuerdas…¿Teacuerdasqueestábamosenunaburbuja?¡Fuenecesarioel

puñoenterodeMadeleineparaarrancarmedeesaburbuja!—Mepisélasgafasyluegomelaspuse,todasrotas.—¡Sí!Unas gafas con un parche en el cristal izquierdo.Madeleineme explicó

queesetipodetécnicasseusabanparahacertrabajarelojodeficiente.—Sí,escierto…—Desdeesedíanodejédesoñarconreencontrarte.LesupliquéaMadeleineque

meinscribieraenlaescuelacuandomeenterédequetútambiénibas,esperémuchotiempo, dos años al menos, en tu lugar me encontré con Joe. Joe y su coro deburlones. Mi primer día de escuela tuve la mala fortuna de preguntar si alguienconocíaa«unapequeñacantantesublimequeanda tropezándosepor todaspartes».Lomismoseríadecirqueconesofirmémisentenciademuerte.Joenosoportabalaidea de que ya no estuvieras a su lado, y cristalizaba toda su frustración en mí.Percibíacómovibrabaporti,yesoreduplicabasuscelos.Cadamañana,franqueabaelportaldelaescuelaconunaboladeangustiaqueyanoabandonabamiestómagoduranteelrestodeldía.Padecísusataquesdurante tresañosescolares.Hastaaqueldíaenquedecidióarrancarmelacamisaparadejarmeconeltorsodesnudodelantedetoda la escuela. Quiso abrirmi reloj para humillarme aún un pocomás, pero, porprimera vez, me resistí. Nos peleamos y la cosa terminómal, muymal, como yasabes.DejéentoncesEdimburgoenplenanoche,direcciónaAndalucía.CrucémediaEuropaparaencontrarte.Nofuefácil.ExtrañabaaMadeleine,Arthur,AnnayLuna,yaúnlesextraño,dehecho…Peroqueríavolveraverte,eramimayorsueño.SéqueJoehavueltoparaquitármelo.Hará todo loquepuedaparaapartartedemí.Yahaempezado,¿acasonoloves?

—¿Enseriocreesqueyopodríavolverconél?—Noerestúloquemehacedudar,sinosufacultadparamermarlaconfianzaque

intentamosestablecerpasoapaso.Yanotereconozcodesdequellegó.Mehaquitadoel puesto en el tren fantasma, duerme en nuestra cama, el único lugar en el que

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estábamos al abrigo del mundo exterior. A la que me doy la vuelta, te cuentaporqueríassobremipasado…Tengolaimpresióndequemehandesposeídodetodo.

—Perotú…—Escúchame. Un díamemiró a los ojos yme previno: «Voy a romperte ese

corazóndemaderaenlacabeza,loromperécontantafuerzaqueyanoseráscapazdeamar».Sabedóndeapuntar.

—Tútambién,alparecer.—¿Porquécreesquetehacontadolahistoriadelojodestrozadoasumanera?Ellaencogesushombrosdepájarotriste.—Joeconocetuhonradez.Sabecómoprenderlasmechasdetuscabellos,lasque

estánconectadascontucorazóndegranada.Perosabetambiénquebajotuaspectodebomba eres frágil. Y que dejando que la duda anide, puedes estallar. ¡Joe intentadebilitarnosparapoderrecuperarte!¡Sialmenostedierascuenta,podríasayudarmeaimpedírselo!

Ella se vuelve haciamí, levantando lentamente las sombrillas de sus párpados.Dosgrandes lágrimas caen rodandopor sumagnífico rostro.Elmaquillaje chorreabajosuspestañasarrugadas.Tieneeseextrañopoderdeserigualdemagnéticaenelsufrimientoqueenlaalegría.

—Tequiero.—Yotambiéntequiero.Besosubocallenadelágrimas.Sabeafrutamadura.LuegoMissAcaciasealeja.

Laveoenvolviéndosedebosque.Lassombrasderamasladevoran.Trassoloalgunospasos,sepierdealolejos.Eltiempodesueñosqueserompen

vuelve mis engranajes cada vez más ruidosos… oh, Madeleine… cada vez másdolorosos,también.Tengoelpresentimientodequejamásvolveréaverla.

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Por el camino que lleva al taller deMéliès,mi reloj retumba en seco.Las alcobascautivadorasdelaAlhambramedevuelvenunecolúgubre.

Llego, no hay nadie. Me instalo en medio de construcciones de papel maché.Perdidoentresusinvenciones,metransformoenunadeellas.Soyuntrucohumanoque aspira en convertirse en un hombre sin trucos. A mi edad, lo ideal sería serconsideradocomounhombre,unodeverdad,unadulto.¿TendréeltalentonecesarioparademostrarleaMissAcaciadequémaderaestoyhecho,ycuánto?¿Conseguiréquecreaenmísindarlelasensacióndequelejuegounamalatreta?

Mis preocupaciones se extienden hasta lo alto de la colina de Edimburgo.Meencantaríateletransportarlahastaaquí,delantedelaAlhambra.Sabercómolevanlascosasamifamilia.¡Megustaríatantoqueaparecieraaquí,ahora!Losechotantodemenos…

MadeleineyMélièshablaríandesus«chapuzas»ydepsicologíaentornoaunade esas sabrosas cenas de las que ella tiene el secreto. Con Miss Acacia, seengarzaríanendiscusionessobreelamoryserizaríansindudasuselegantesmoños.Peroalahoradelaperitivolashostilidadestocaríanasufin.Sereiríanlaunadelaotracontantaacidezyternuraqueloconvertiríanencomplicidad.LuegoAnna,LunayArthurseuniríananosotros,aderezandolaconversaciónconsushistoriastristesyalocadas.

—Pero ¿qué es esta cara de pena…? Anda, ven, pequeño, ¡te mostraré misbellezas!—mesueltaMélièsempujandolapuerta.

Lo acompañan una rubia de risa fácil y una morena rechoncha que tira de sucigarreracomosisetrataradeunbombóndeoxígeno.Mepresenta:

—Señoritas,heaquímicompañerodeviaje,mimásfielaliado,elamigoquemehasalvadodeladepresiónamorosa.

Meconmuevemucho.Lasmujeresaplaudenentornandosusojosincitantes.—Losiento—añadeMélièsenmihonor—,perodeboretirarmeamisaposentos

paraunareparadorasiestadeunoscuantossiglos.—¿Ytuviajealaluna?—Cadacosaasudebidotiempo,¿no?Hayqueaprendera«dejarsedescansar»de

vezencuando.Esimportanteelestadodebarbecho,formapartedelprocesocreativo.HabíaqueridohablarledelregresodeJoe,querevisaraunpocoelestadodemis

engranajes,hacerleaúnalgunaspreguntassobrelavidajuntoaunacentella,peroestáclaroquenoesmomento.Sus furciasahumadas retozanyaenelaguahirviente, ledejaréquesetomesutiernobaño.

—MissAcaciavaaveniravermeestanoche,sinotemolesta.—Sabesmuybienquenomemolesta,aquíestásentucasa.

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Vuelvo al tren fantasma para recuperarmis últimos efectos personales. La idea deabandonardefinitivamenteestelugarañadeunnuevoyunquealfondodemireloj.EltrenfantasmaestáhechizadoderecuerdosmaravillososconMissAcacia.Yademásempezabaadisfrutarviendocómolagentesedivertíaconmisapariciones.

UngrancartelconelrostrodeJoerecubreelmío.Lahabitaciónestácerradaconllave.Losobjetospersonalesquenohepodidoembutirenmimaletameesperanenelpasillo,amontonadossobremiplancha rodante.Meheconvertidoenunmalditofantasma.Sigosindarmiedo,nadieseríecuandopaso,nomeven.Inclusopara lamiradapragmáticadeBrigitteHeim,soytransparente.Escomosiyanoexistiera.

Enlafilaqueesperaparaelespectáculo,unmuchachomeinterpela.—Discúlpeme,señor,¿noseráustedelhombrereloj?—¿Quién?¿Yo?—¡Sí, usted! ¡He reconocido el ruido de su corazón! Entonces es eso, ¿vuelve

ustedaltrenfantasma?—No,justamentemevoy.—¡Pero tiene que volver, señor!Tiene que volver, se le echamuchodemenos

aquí…Nomeesperabaestapetición;algoempiezaavibrarbajomisengranajes.—Sabeusted,yobeséporprimeravezenmividaaunamuchachaeneste tren

fantasma.PeroahoraqueestáelgranJoe,ellayanoquiereponeraquílospies.Ledamiedo.¡NopuededejarnosabandonadosconelgranJoe,señor!

—¡Sí,noslopasábamosmuybien!—exclamaunsegundochico.—¡Vuelva!—replicaotro.Entoncessaludoamipequeñaasambleaagradeciéndolessusemotivaspalabras,

mi cuco arranca. Los tres muchachos aplauden, algunos adultos se les unentímidamente.

Me subo a mi plancha con ruedas para descender por la calle que bordea laAlhambrabajolosgritosdeánimodeunapartedelaconcurrencia.

—¡Tienequevolver!¡Tienequevolver!—¡Tienequeirse!—exclamaderepenteunavozmuygrave.Me doy la vuelta. A mis espaldas, Joe arbola una sonrisa de vencedor. Si los

tiranosauriossonrieran,creoqueloharíancomoJoe.Nomuyamenudoydeformainquietante.

—Ya me iba, pero te lo advierto, volveré. ¡Has ganado la batalla del trenfantasma,peroelreydelcorazóndequientúyasabessoyyo!

Elgentíonosanimacomoloharíaenunapeleadegallos.—Oseaquenotehasdadocuentadenada.—¿Dequé?

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—¿No te parece que el comportamiento de Miss Acacia respecto a ti estácambiando?

—Arreglemosesteasuntoenprivado,Joe.¡Nonombresanadie!—Sinembargo,yoosescuchéalosdosdiscutiendoenelcuartodebaño…—¡Claro,túlehacescreercosashorriblesdemí!—Ledijesimplementequemehabíasdestrozadounojosinrazón.¡Fuedebuena

fe,meparece!UnapartedelafilaqueesperasedecantaafavordeJoe;otra,másreducida,de

mí.—¡Dijistequeseríauncombatealaantigua,leal!¡Mentiroso!—Ytúlotruncastodo,sueñastuvida,ytuspseudoinvencionespoéticasnoson

másquementiras.Tuestiloesdistinto,peroterminaexactamenteenlomismo…Enfin,¿lahasvistohoy?

—No,aúnno.—Mehequedadocontuempleo,mehequedadocontuhabitación,ytú,túlohas

perdido todo. Pues así es, ¡la has perdido Little Jack! Ayer, después de vuestradiscusión,vinoallamaramipuerta.Necesitabaconsuelo,traslacrisisdecelosqueacabasdemontarle…Yyonoledijeningunadetustonteríassobrerelojesridículos.Lehablédecosasreales,queconciernenatodoelmundo.Siqueríainstalarseenlosalrededores, qué tipo de casa le gustaría tener, si pensaba tener hijos, todo eso,¿comprendes?

Measaltaladuda.Micolumnavertebralseconvierteencascabel.Escuchoelecodemisescalofríosentodaspartesbajomipiel.

—Evocamostambiénesedíaenelqueestuvoapuntodequedarseencerradaenelhielodel lagocongelado.Yenesepunto, ella se arrojóamisbrazos.Comoantes,exactamentecomoantes.

—¡Tedestrozaréelotroojo,basura!—Ynosbesamos.Comoantes,exactamentecomoantes.Lacabezamedavueltas,mesientodesfallecer.Delejos,escuchoaBrigitteHeim

quecomienzaaarengara lamultitud,el trenestáapuntodecomenzarsutrayecto.Micorazónmeahoga,debodeestartanfeocomounsapomientrasfumasuúltimocigarrillo.

Antesdemarcharseparahacersuespectáculo,Joeseburlaunaúltimavezdemí:—Ni siquiera te has dado cuenta de que la estabas perdiendo. Esperaba

enfrentarmeconunadversariomástenaz.Enserioquenotelamereces.Me precipito sobre él, agujas en ristre.Me siento como un toro diminuto con

cuernosdeplástico;éleseltoreroesplendorosoqueseaprestaadarlaestocada.Sumano derecha me agarra por el cuello y me envía volando contra el polvo, sinesfuerzoaparente.

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Luego entra en el tren fantasma, la clientela tras él.Me quedo ahí durante untiempo infinito, el brazo izquierdo apoyado sobre mi plancha rodante, incapaz dereaccionar.

TerminoyendoaltallerdeMéliès.Llegarmetomaunaeternidad.Cadavezquemiagujamarcalosminutosconunasacudida,diríasequelahojadeuncuchillosehundeunpocomásentremishuesos.

Medianoche en el reloj demi corazón. Espero aMissAcacia contemplando lalunadecartónquemiprestidigitadordelamorhafabricadoparasudulcinea.

Lasdoceydiez,yveinticinco,ycuarenta.Nadie.Lamecánicademicorazónserecalienta.Empiezaapercibirseeloloraquemado.Lasopadeerizosseagria.Ysinembargohehechotodoloposibleparanocondimentarlacondemasiadasdudas.

Mélièssaledesuhabitación,seguidodesucortejodemujeresatractivas.Inclusoeufórico,sabevercuándolascosasnomevanbien.Conunatiernamirada,leshaceentender a sus bellezas que es hora de calmarse, para que el desajuste de losambientesnomehundatodavíaunpocomás.

Ellanohavenido.

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12

Aldíasiguiente,MissAcaciadaunconciertoenuncabaretdeMarbella,unaciudadbalneario situada a unos cien kilómetros deGranada. «Es una buena ocasión paraverlayestarconellasinlapresenciadeJoe»,mediceMéliès.

Me presta su traje más hermoso y su sombrero de la suerte. Le pidoencarecidamentequemeacompañeyaceptaconlamismanaturalidadqueelprimerdía.

Durante el camino, el miedo y la duda rivalizan con el deseo. Jamás hubieracreídoqueestancomplicadomanteneranuestroladoalapersonaquemásqueremosy deseamos en el mundo. Acacia me ofrece su amor sin exigirme nada, sinmezquindadesniproblemas.Yotambiénleofrezcotodoloquesoyyloquetengoy,sinembargo,ellarecibemenos.Quizáseaquenoséofrecermedemaneracorrecta.Perotengoclaroquepeseaellonovoyadejarescapareltrenmágicoalquemehesubidoenlosúltimosmeses,aquelencuyalocomotoracrepitaconfuerzamipasión.Le aclararé que a partir de estamisma noche estoy dispuesto a cambiarlo todo, aaceptarlotodo,contaldequeellameame.Ytodovolveráasercomoantes.

Elescenario,minúsculo,estáinstaladoaorillasdelmar.Ysinembargoelmundoenteroparecehabersereunidoasualrededor.Enprimerafila,elinefableJoe.Sediríaqueesuntótemconelpoderdehacertemblartodomicuerpo.

Mipequeñacantanteentraenescena,taconeaconunaviolenciainaudita,fuerte,más que fuerte. Es un lobo quien la habita hoy. Un blues ocre se mezcla con suflamenco.Parecequelainvadeunafuerzahastalafechadesconocida.Consuropadereflejosnaranjasestámásbellaquenunca.Lociertoesquehaydemasiadastensionesaexorcizarestanoche.

Derepente,supiernaizquierdaatraviesalastablas,luegosupiernaderecha,enunestrépito muy fuerte. Me precipito a ayudarla, pero la gente no me deja pasar, ymientrasgritannosemuevenyobservocómolajovensehundesinpoderremediarlo.Buscosumiradaperonoparecereconocerme,alomejorlahadespistadoelsombrerodeMéliès.Joeseprecipitahaciaella,susgrandespiernasavanzaneficazmenteentrela multitud. Me esfuerzo contra un mar de gente. Joe gana terreno. En pocossegundos,alcanzarásusbrazos.Nopuedodejarlaentreesosbrazos.ElrostrodeMissAcaciasecrispa,estáheridayellanoesdelasquesequejanpornada.Megustaríaser médico, o, mejor, el mago capaz de volver a ponerla en pie inmediatamente.Trepoentrelagente,entrebrazos,hombrosycabezas,comoeneltrenfantasma.Lavoyaatrapar,lavoyaatrapar.Sehahechodaño,noquieroquesientadolor.Lagentese apresura ahora contra el escenario, ávidaporverquéhapasado.Alcanzoa Joe.¡Impediréque las tablasdelescenario ladevorenaúnmás! ¡Estavezvoyaseryo!SalvaréaMissAcacia,yalhacerlo,mesalvaréensusbrazos.

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Desde las profundidades de mis engranajes un súbito dolor atraviesa mispulmones. Joemehaadelantado.Sus largosbrazos recogenaMissAcaciayyo loobservo todo a cámara lenta; todo discurre ante mis ojos. He debido dejarmedesbordar por mi sueño de salvarla. Él envuelve su cuerpo de pájaro. Mi relojrechina.LlevaaMissAcaciacomounadesposada.Meparecehermosa,peroestáensusbrazos.Desaparecenambosporelcamerino.Contengoungrito,tiemblounpoco.¡Socorro,Madeleine!Envíameunaarmadadecorazonesdeacero.

Tengo que derribar esa puerta. La empujo con todas mis fuerzas pero siguecerrada.Medispongoa recuperaralientoypartedemienergíasobre las tablasdelescenario.Percibomireflejoenelcristal.

Trasvariastentativasymientrasestudiolasituación,lapuertaseentreabre.VeoaMiss Acacia tumbada en los brazos de Joe. Su vestido naranja, ligeramentearremangado,sembradodegotasdesangrequebrotandesuspantorrillas.ParecequeJoeacabademorderlayquesedisponeadevorarla.

—¿Quétehapasado?—diceellaacercandosumanoamicabezaparaacariciarmichichón.

Esquivosugesto.Micorazónhadetectadoelsoplodeternura,peronolohaasimiladodeverdad.

Micóleralodomina.LamiradadeMissAcaciaseendurece.Joeestrechasupequeñocuerpodepájarocontrasupecho,comosiquisieraprotegerlademí.Oh,Madeleine,debesnotareltemblordemicuerpoalládondeestés.Mirelojpalpitaincesantemente.

MissAcacialepideaJoequesalga.Élsecomportaconlacaducacortesíadeunjudoca.Peroantes,dejadulcementeaMissAcaciaenunasilla;tienemiedoaqueserompa.Susgestosdelicadosmeresultaninsoportables.

—¿HasbesadoaJoe?—¿Perdón?—¡Sí!Meinvadelaansiedad.—Pero¿cómopuedescreerunacosaasí?Solomehaayudadoasacarlapiernade

eseescenariopodrido.¿Lohasvistobien,no?—Lohevisto,peroayerélmecontó…—¿Deverdadpiensasquequierovolverconél?¿Creesqueseríacapazdehacerte

eso?¡Noentiendesnada,palabra!Elmiedoaperderlayeldolorenlacabezaformanunremolinoeléctricoqueya

no controlo. Voy a vomitar, siento la angustia como un fuego en mi estómago eincluso afecta a mi cerebro. Parece que voy a sufrir un cortocircuito. Pronunciopalabrasterribles,palabrassolemnesdelasquepuedoarrepentirme.

Quisiera poder rebobinarlas de inmediato, pero la hiel hace su efecto. Sientocómoloslazosquenosuníanserompenunoauno.Hundonuestrobarcoagolpesde

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frasescortantes;debodetenerestamáquinadeescupirresentimientoantesdequeseademasiadotarde,peronoloconsigo.

Joeabrelapuertadespacio.Nodicenada,tansolometelacabeza,paramostraraMissAcaciaquevelaporella.

—Vatodobien,Joe.Notepreocupes.Suspupilasbrillanconunatristezainfinita,perolosplieguesquerodeansulinda

bocaanunciancóleraydesprecio.Esosojosdelosquetantoheadoradolafloracióndesuspestañasnoarrojanahoramásquelloviznasynieblasvacías.

Eslamásfríadelasduchasposibles,quetienelaventajadereconectarmeconlarealidadde la situación.Estoy rompiéndolo todo, loveoenel espejopartidode sumirada,hayquedarmarchaatrás,ylomásdeprisaquesepueda.

Mejuegoel todoporel todo,abrobienlascompuertasdeloquesiemprequiseesconderle. Sé que tendría que haber comenzado por ahí, que lo hago tododesordenado,perointentoinvertirelmotor,otravez.

—Te quiero al bies porque soy un perturbado del corazón de nacimiento. Losmédicosme prohibieron formalmente enamorarme,mi corazón-reloj es demasiadofrágilpararesistirlo.Ysinembargohepuestomividaentusmanos,porque,másalládel sueño,me has dado una dosis de amor tan fuerte queme he sentido capaz deenfrentarlotodoporti.

Nielmenorhoyueloenelhorizontedesusmejillas.—Hoy lo hago todo al revés porque ya no sé cómo ponerme para dejar de

perderteyesomeenferma.Tequie…—¡Yademás crees en serio en tusmentiras! ¡Espatético!—Contesta—.No te

comportaríasasísihubieseunpocodeverdadenloquemecuentas…Seguroqueno.¡Vete,vete,porfavor!

Elcortocircuitoseintensifica,ponemirelojalrojo.Losengranajesentrechocanconun rechinar lúgubre.Micerebroarde, el corazónmesubehasta lagarganta.Atravésdemisojos,estoysegurodequepuedededucirseloqueestásucediendo.

—No soymás que un farsante, ¿es eso?Muy bien, vamos a verlo, ¡y que seaahoramismo!

Tiro con todasmis fuerzas de las agujas.Es horriblemente doloroso.Agarro laesferaconlasdosmanosy,comounloco,intentoarrancarelreloj.Quieroexpulsarestegrilleteyarrojarloalabasuraantesusojos,¡paraqueloentiendaalfin!Eldolores insoportable. Primera sacudida.No ocurre nada. Segunda, aún nada.La tercera,másviolenta,setransformaenunacataratadecuchillazos.Escuchosuvozalolejosque me implora: «Deja eso… ¡Deja eso!» Un bulldozer arrasa con todo en mispulmones.

Ciertas personas creen que cuando llega la hora de morir vemos una luz blanca

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cegadoraymuyintensa.Sinembargo,yonoveomásquesombras.Sombrasgiganteshastadondealcanzamivistaytambiénveounatormentadecoposnegros.Unanievenegraque recubreprogresivamentemismanos, luegomisbrazos separados.Pareceque nacen rosas rojas, hasta tal punto que la sangre perfora el suelo polvoriento.Luego las rosas se borran, ymi cuerpo entero desaparece también. Estoy a la vezrelajadoynervioso,comosimeprepararaparaunlargoviajeenavión.

Unúltimoramilletedechispasnacebajomispárpados:MissAcaciabailandoenequilibrio sobre sus pequeños tacones de aguja, mi querida doctora Madeleineinclinada hacia mí, dándole cuerda al reloj de mi corazón, Arthur vociferando suswing a golpes de «OhWhen the Saints»,MissAcacia bailando sobre sus agujas,MissAcaciabailandosobresusagujas,MissAcaciabailandosobresusagujas…

Los gritos llenos de espanto de Miss Acacia me sacan finalmente de ese estadosegundo.Levantolacabezaylacontemplo.Tengodosagujasrotasentremismanos.En sumirada, la tristeza y la cólera han dejado su lugar almiedo. Susmejillas seahuecan,suscejasenacentocircunflejorecortansufrente.Susojos,ayerrepletosdeamor,parecendoscalderasllenasdeagujeros.Tengolaimpresióndequemeobservauna hermosa muerta. Me invade un inmenso sentimiento de vergüenza, mi cólerahaciamímismosobrepasalaquesientoporJoe.

Ella sale de su camerino.La puerta retumba como un disparo.Enmi sombrero seestremeceunpájaroqueMélièsdebehaberseolvidadodesacar.Tengofrío,cadavezmás frío. He aquí la noche más fría del mundo. Así me tejieran el corazón conatizadoresdehielo,mesentiríamástranquilo.

Pasapordelantedemísinvolverse,ydesapareceenlaoscuridadconunairedecometatriste.Escuchounruidodefocosyjuramentosenespañol.Micerebrolepideunasonrisaamisrecuerdos,peroelmensajedebedehaberseperdidoporelcamino.

Unoscuantosmetrosporencimadelescenario,unrayodestripaelcielo.Florecenlos paraguas como flores de una primavera fúnebre; empiezo a cansarme de esteestadomoribundo.

Sostengo mi reloj en la palma de la mano izquierda. Hay sangre en losengranajes.Mi cabeza da vueltas, ya no sémover las piernas. Doblomis rodillascomounesquiadordebutanteensuintentoporavanzar.

Elpájarocantortoseconcadaunodemisespasmos;amialrededorveopedacitosdesumadera rotapor todaspartes.Me invadeunsueñopesado.Meevaporoen labrumapensandoenJackelDestripador.¿Terminarécomoél,incapazdelograrnadamásquehistoriasdeamorconmujeresmuertas?

LohevividotodoporMissAcacia,missueños,larealidad,nadahafuncionado.

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¡Hubieradeseado tantoque lonuestro funcionara!Sinembargo,mecreía capazdetodoporella,depulverizarcoposde lunaparacubrirdebrillosuspárpados,denodormir nunca más hasta los trinos de los pájaros que bostezan a las cinco de lamañana,deatravesar laTierrapara reunirmeconellaalotro ladodelmundo…¿Ycuálhasidoelresultado?

Un relámpago atraviesa en eslalon los árboles para terminar su trayecto en laplayasilenciosa.Elmarse iluminaporuninstante.¿TalvezMissAcacia tieneaúnalgoquedecirme?

Enelinstantesiguiente,elinterruptordeespumasumedenuevoaMarbellaenlaoscuridad.Losespectadoreshuyencomoliebresdecorral.Eshoradequevuelvaaempaquetarmiscacerolasdesueños.

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Méliès tardará dos días en arrastrar lo que queda demí, apenas unos despojos, deMarbellaaGranada.Cuandollegamosporfinalasafuerasdelaciudad,laAlhambratoma el aspecto de un cementerio de elefantes. Veo alzarse defensas luminosasdispuestasacortarmeenpedazos.

—¡Levántate! ¡Levántate! —me resopla Méliès—. ¡No te abandones, no teabandones!

Lacosase rompeahídebajo.Bizqueoante losmuñonesdemisagujas.Loqueveomedamiedo.Merecuerdaminacimiento.

Todo lo que había cobrado tanto sentido para mí se desvanece. Las ganas deformar una familia y tratar con cuidado a mi reloj para resistir el mayor tiempoposible,mis sueñosdeadulto recientese fundencomocoposdenieveenel fuego.¡Quéestupidezcolorderosa,elamor!Madeleinemeprevino,peronoquiseescucharmásqueamicorazón.

Mearrastrocadavezmásdespacio.Elgranincendiohaceestragosenmipecho,peroestoycomoanestesiado.Sicayerasobremíunaviónymeaplastaralacabeza,meresultaríaindiferente.

Me gustaría ver aparecer ante mis ojos la gran colina de Edimburgo. ¡Oh,Madeleine,mesientotansolo!Megustaríapoderestarenmicamayquemecantarasunadetusnanas.Allíarriba,ennuestracasaenlacolina,debequedaralgúnqueotrosueño infantil escondido debajo de la almohada. Si regresara a casa, procuraría noaplastar esos sueños con mi cabeza pesada poblada de tantas preocupaciones deadulto.Intentaríadormirmeconelpensamientodequenoibaadespertarmejamás.Estaideameresultaextrañamentereconfortante.Alamañanasiguiente,emergeríaenunestadolamentable,perdidocomounboxeadorfracasado.PeroMadeleineytodassusatencionesmedevolveríanamiestadodeantes.

De regresoal taller,Mélièsme instalaensucama.Lasangre seextiendesobre lassábanasblancas.Lasrosasdenievereaparecen,entorbellinos.¡Mierda,hemanchadotodas las sábanas!, me digo en un sobresalto de conciencia. Mi cabeza pesa unatonelada,estoyagotadodetantopensamientonegativo.

—¡Quierocambiardecorazón!¡Modifícame,nomesoportomás!Mélièsmeobservaconaireinquieto.—Yaestoyhartodeesteyunquedemaderaqueseestropeatodoeltiempo.—¿Sabes?Tu problemame parece bastantemás profundo que lamadera de tu

corazón.—Esestasensacióndeacaciagigantequecreceentremispulmones.Estanoche

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hevistoaJoellevándolaensusbrazosyesomehaatravesado.Jamáshabríacreídoqueibaasertanduro.Ycuandoellasehaidogolpeandolapuerta,hasidoaúnmásduro.

—¡Yaconoceslosriesgosdedarlelallavedetucorazónaunacentella,hijomío!—Quisieraquemeinstalarasuncorazónnuevoyponerleelcontadoracero.No

quierovolveraenamorarmenuncaenmivida.Percibiendoel resplandorde la locurasuicidaenmimirada,Méliès juzga inútil

cualquier discusión. Me estira sobre su mesa de trabajo, como Madeleine en sustiempos,ymehaceesperar.

—Espera,voyabuscarteunacosa.Nologrorelajarme,misengranajesrechinanespantosamente.—Seguroquetengoalgunaspiezasderecambio…—añade.—Estoy harto de tener que repararme, quisiera algo lo bastante sólido para

soportar las emociones fuertes, como todo el mundo. ¿No tendrías un reloj derecambio?

—Esonoarreglaríanada,yalosabes.Estucuerpodecarneyhuesoelquehabríaquereparar.Yparaeso,nonecesitasnimédiconirelojero.Tehacefaltaobienamor,obientiempo…peromuchotiempo.

—No tengo ganas de esperar y ya no tengo amor, cámbiame este reloj, ¡te losuplico!

Mélièspartealaciudadparabuscarmeuncorazónnuevo.—Procuradescansarunpocomientrasesperasaqueyovuelva.Nadadetonterías,

sobretodo.Decidodarlecuerdaamiviejocorazónporúltimavez.Micabezadavueltas.Un

pensamientoculpablevuelahaciaMadeleineque tanto sehaesforzadoporquémemantengaenpieyavancesinromperme.Meinvadeunsentidodevergüenzaatodoslosniveles.

Encuantohundolallaveenlacerradura,undolorvivosaltabajomispulmones.Unaspocasgotasdesangrebrotanenlainterseccióndemisagujas.Intentosacarlallave,peroestáatascadaenlacerradura.Intentodesbloquearlaconmisagujasrotas.Lafuerzo,contodaslasescasasfuerzasvaporosasquemequedan.Cuandoporfinloconsigo,lasangremanaabundanteporlacerradura.Telón.

Méliès regresa.Leveoborroso,comosimehubierancambiado losojospor losdeMissAcacia.

—Teheencontradouncorazónnuevoaestrenar,sincuco,yconuntic-tacmuchomenosruidoso.

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—Gracias…—¿Tegusta?—Sí,gracias…—¿EstássegurodequeyanoquiereselcorazónconelqueMadeleinetesalvóla

vida?—Seguro.—Novolverásasercomoantes,¿losabes?—Esoesexactamenteloquequiero.Después de eso, no recuerdo nada, salvo una sensación de sueños borroso,

seguidodeunaresacagigantesca.

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Cuandofinalmenteabro losojos,descubromiviejorelojsobre lamesitadenoche.Produceunefectocuriosopodertomarunosucorazónentrelosdedos.Elcucoyanofunciona. Tiene polvo encima. Me siento como un fantasma, fumándosetranquilamente un pitillo apoyado en su lápida, salvo que yo estoy vivo. Llevo unextrañopijamaarayasytengodostubosconectadosalasvenas:otrachapuzaconlaquecargar.

Observominuevocorazónsinagujas.Nohaceningúnruido.¿Cuántotiempoheestado durmiendo? Me levanto con dificultad. Me duelen los huesos. Méliès hadesaparecido. Instaladaensudespacho,hayunamujervestida todadeblanco.UnanuevaconquistadeMéliès,supongo.Lehagoseñasconlamano.Sesobresaltacomosiacabaradeverpasarunmuertoviviente.Susmanostiemblan.Creoquealfinheconseguidoasustaraalguien.

—¡Estoycontentadevertedepie!Sisupieras…—¡Yotambién!¿DóndeestáMéliès?—Siéntate.Tengoqueexplicartealgunascosas.—Tengolasensacióndellevaracostadocientocincuentaaños.¿Puedoquedarme

depiecincominutos?—Honestamente,espreferiblequetequedessentado…Tengocosasimportantes

querevelarte.Cosasquenadiehaqueridodecirtejamás.—¿DóndeestáMéliès?—RegresóaParíshacealgunosmeses.Mepidióquemeocuparadeti.Tequiere

mucho,yalosabes.Estabamuyintrigadoporelimpactoqueelrelojpudieratenerentu imaginación. Cuando tuviste el accidente, se reprochó terriblemente no haberterevelado tu verdadera naturaleza, aunque no estuviera seguro de que eso pudieracambiarelcursodelosacontecimientos.Peroahoradebesconocerlaverdad.

—¿Quéaccidente?—¿Noteacuerdas?—diceellatristemente—.Intentastearrancarteelrelojcosido

atucorazón,enMarbella.—Ah,sí…—Mélièsteinjertóunnuevocorazónparasubirtelamoral.—¡Subirmelamoral!¡Estabaenpeligrodemuerte!—Sí,todostenemoslasensacióndequevamosamorircuandonosseparamosde

unapersona amada.Peroyohablode corazón en el sentidomecánicodel término.Escúchamebien,puesséqueloquevoyadecirteresultarádifícildecreer…

Sesientaamilado,tomamimanoderechaentrelassuyas.Notoquetiembla.—Podríashabervividosinesosrelojes,yasetrataradeunrelojviejoonuevo.No

tieneningunainteraccióndirectacontuauténticocorazón.Nosetratadeverdaderas

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prótesis,tansolodeplacebosque,enelplanomédico,nosirvenparanada.—¡Peroesimposible!¿PorquéibaMadeleineainventarsetodoeso?—Tiene fines psicológicos, sin duda. Probablemente para protegerte de tus

propiosdemonios,comohacenmuchospadresdeunmodoodeotro.—Ahora entiendo por qué siempre me recomendó que dejara mi corazón en

manosderelojerosynodemédicos.UstedesnocomprendeneltipodemedicinaquepracticaladoctoraMadeleine,esoestodo.

—Sé que es un modo un poco brutal de despertarse, pero es hora de que teponganlospéndulosenhora,simepermitelaexpresión,siesquetienesintencióndevolveraempezarconlavidadeverdad.

—Nocreoniunasolapalabradeloquemeestádiciendo.—Esnormal,siemprehascreídoenestahistoriadelreloj-corazón.—¿Quésabeusteddemivida?—Laheleído…Mélièsescribiótuhistoriaenestelibro.Elhombresintrucos,seleíaenlaportada.Lohojeorápidamente,recorronuestra

epopeyaatravésdeEuropa.Granada,elreencuentroconMissAcacia,elregresodeJoe…

—¡Noleaselfinaltodavía!—diceelladerepente.—¿Porqué?—Primerodebesasimilarquetuvidanoestáligadaasureloj.Eselúnicomedio

quetienesdecambiarelfinaldeestelibro.—Jamáspodríacreerlo,ymenosaúnadmitirlo.—Has perdido a Miss Acacia prestándole una fe de hierro a tu corazón de

madera.—¡Noquieroescuchareso!—Habrías podido darte cuenta, pero esta historia de corazón está tan

profundamente arraigada en ti…Debes creerme. Lee la primera parte del libro siquieresperoesposiblequeteentristezca.Perotienesquepasaraotracosa.

—¿PorquéMélièsnomelodijojamás?—Méliès decía que no estabas en condiciones de entenderlo, psicológicamente

hablando. Pensó que sería peligroso revelarte la verdad la noche del «accidente»,vistoelestadodeshockenelque llegasteal taller.Se reprochaba terriblementenohaberlohechoantes…Creoquesedejóseducirporlaidea.Nolehacefaltamuchoaéltampocoparacreerloimposible.Lesubíalamoralverteandarporelmundoconesacreenciatanfirme…Hastaesatrágicanoche.

—Notengoningunasganasdesumergirmeenesosrecuerdosporahora.—Loentiendo,perodebohablartedelosucedidojustodespués…¿Quieresbeber

algo?—Sí,gracias;peroahoranadadealcohol,meduelelacabeza.

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Mientras la enfermera va a buscar con qué recuperarme de tantas emociones,observomiviejocorazón,destrozado,sobrelamesitadenoche,luegoelrelojnuevo,bajomipijamaarrugado.Laesferaesmetálica,lasagujasquedanprotegidasporunvidrio.Unaespeciedetimbredebicicletaimperasobreelnúmero12.Esterelojmepica, tengo la impresión de queme han injertado el corazón de otra persona.Mepreguntoquémásintentaráhacermecreeresadamadeblanco.

—Aqueldía—dice—,mientrasMéliès fuea laciudadabuscarteun relojparacalmarteprovisionalmente,intentastedarlecuerdaaturelojroto.¿Teacuerdas?

—Sí,vagamente.—Según lo que me ha descrito Méliès, estabas en un estado cercano a la

inconsciencia,sangrabasabundantemente.—Sí,micabezadabasvueltas,mesentíamareado…—Padeciste una hemorragia interna. Cuando Méliès se dio cuenta, vino a

buscarmeatodaprisa.TalvezMélièssehayaolvidadodemisbesos,perorecordabamistalentoscomoenfermera.Teparélahemorragiaenelultimísimomomento,perono recuperaste el conocimiento. Insistió en hacerte la operación que te habíaprometido.Decía que te despertarías enmejor estado psicológico con un corazón-reloj nuevo.Yo lo consideréun acto absurdo, pura superstición, peroMéliès temíaportuvida.

Leescuchocontarmihistoriacomosimedieranoticiasdealguienaquiensoloconocieravagamente.Mecuestaentendertodaestainformaciónyrelacionarlaconmirealidad.

—Mi amor porMéliès no era recíproco, pero intenté ganarle. Al principiomequedé a tu lado para mantener contacto con él. Luego te tomé afecto leyendoElhombresintrucos.Yhemeaquí,metidaenlahistoria,tantoensentidopropiocomofigurado.Desdeeldíadelaccidentecuidodeti.

Estoy aturdido. Recibo señales de mi cerebro que parecen anunciarme algo.«Puedequeseacierto.»«Puedequeseacierto.»

—Según Méliès, cuando destruiste tu corazón ante los ojos de Miss Acacia,pretendíasmostrarlecuántosufrías,y,almismo tiempo,cuánto laamabas.Unactoidiotaydesesperado.Peronoeramásqueunadolescente…peor,unadolescenteconsueñosdeniño,incapazdenomezclarlossueñosylarealidadparasobrevivir.

—Seguíasiendoeseniñoinocentehaceapenasunossegundos…—No,dejastedeserloaldecidirabandonartuviejocorazón.Esoeraloquetemía

Madeleine:queteconvirtierasenadulto.Cuanto más me repito la palabra «imposible», más claro resuena la palabra

«posible»enmicabeza.—Sencillamenteestoycontándoteloqueheleídosobretuvidaenellibroescrito

porMéliès.MelodiojustoantesderegresaraParís.

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—¿Cuándovaavolver?—Creoquenuncavolverá.Ahoraespadrededoshijos,ytrabajamuchoconla

ideadefotografíaenmovimiento.—¿Padre?—Alprincipionosescribíatodaslassemanas.Ahorapuedenpasarlargosmeses

sinquetenganoticiassuyas;creoquetemequeleanuncie…quehasmuerto.—¿Cómoquelargosmeses?—Estamosacuatrodeagostodemilochocientosnoventaydos.Hasestadoen

coma unos tres años. Sé que te resultará difícil creerlo. Mírate en el espejo. Lalongituddetucabelloeslamedidadeltiempotranscurrido.

—Noquieromirarnadaporahora.—Los tres primeros meses, abrías los ojos algunos segundos por día como

mucho.Luego,undía,tedespertasteypronunciastealgunaspalabrasapropósitodeMissAcaciaantesderegresaraloslimbos.

Ante la solamenciónde sunombre, toda la intensidaddemis sentimientosporellasereactiva.

—Desde comienzos de año, tus tiempos de vigilia se han hechomás largos yregulares.Hastahoy.Avecessucedequelagentesedespiertadeuncomatanlargocomoel tuyo,¿sabes?Despuésde todo,noesmásqueunanochemuy larga. ¡Quéextraña felicidad la de verte por fin de pie!Méliès se pondrá loco de contento…Dichoesto,esposiblequesufrasalgunassecuelas.

—¿Cómo?—Unonoregresaindemnedeunviajetanlargo;esyaextraordinarioquetehayas

acordadodequiéneres.Mecruzoconmireflejoenlapuertavidriadadeltaller.Tresaños.Elanunciodel

tiempotranscurridomeperturba.Tresaños.Soyunmuertoviviente.¿Quéhashechotúduranteestostresaños,MissAcacia?

—¿Deverdadqueestoyvivo?¿Esestounsueño,unapesadillaoestoymuerto?—Estásvivo,distinto,perovivo.

Unavezliberadodeestoshorriblestubosquemepellizcabanlospelosdelosbrazos,intentoreagruparenergíasyemocioneszampándomeunabuenacomida.

MissAcaciahavueltoaocuparmispensamientos.Tampocodeboestartanmal.Meobsesionatanvivamentecomoeldíademidécimocumpleaños.Tengoqueirensubúsqueda.Denadaestoytanseguro,salvodelomásimportante:todavíalaamo.Lasolaideadesuausenciareanimamisnáuseasdebrasa.Nadamástienesentidosinointentoencontrarla.

Notengoelección,tengoquevolveralExtraordinarium.—Nodeberíasirteenesteestado.

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Memarchosinterminardecomer,endirecciónalaciudad.Notoquemipasoeslento, apenas avanzado. El aire fresco entra enmis pulmones como bocanadas deaceroytengolasensacióndehabercumplidocienaños.

ElperfildelaciudaddeGranada,lacalblancadelascasas,sefundeconelcieloengrandescalderosdepolvoocre.Mecruzoconmisombraenuncallejónynolareconozco.Tampocoreconozcomireflejo,quemeparecenuevoyseestampacontraunescaparate.

Mi pelo ymi barbame dan un aspecto afable, elmismo aspecto que debió detenerPapaNoel,antesdeconvertirseenunseñorbarrigudoydepelocano.Peronoes solo eso. El dolor de huesos ha modificado mi forma de andar. Mis hombrosparecenhabersehechomásgrandes,yademásloszapatosmehacendañoenlospies,parecequehanencogidoo talvezyasondemasiadopequeños.Antemi figura, losniñosseescondenbajolasfaldasdesusmadres.

Al doblar una esquina, tropiezo con un cartel que representa a Miss Acacia. Lacontemplo largamente, temblando de deseomelancólico. Sumirada se ha afinado,aunquesiguesinllevargafas.Susuñashancrecido,ahoraselaspinta.MissAcaciaes aúnmás sublimeybella que antes, y yoparezcounhombrede las cavernas enpijama.

Cuando llego al Extraordinarium, me dirijo inmediatamente hacia el trenfantasmaeinmediatamentemeinvadenlosmejoresrecuerdosdeaquellaépoca.Perotambiénmeasaltanlosmalosrecuerdos.

Meinstaloenunavagonetacuando,derepente,veoaJoe.Sentadoenelrellano,fumauncigarrillo.Elrecorridoparecehaberseampliado.Desúbito,descubroaMissAcacia, sentada varias filas por detrás de mí. ¡Cállate, corazón mío! Ella no mereconoce. ¡Cállate, corazón mío! Nadie me reconoce. A mí mismo me cuestareconocerme. Joe intenta asustarme como a los demás clientes. Por otro lado,demuestra que su talento como destripador de sueños sigue intacto cuando besa aMissAcacia a la salida del tren fantasma. Pero yo nomedejo abatir, esta vez no.¡Porqueahoraelterceroendiscordiasoyyo!

Labesadenuevo.Lohacecomoquienlavalosplatos,sinpensarenello.¿Cómopuede alguien darle un beso a semejantemujer sin pensar en ello?No digo nada.¡Devuélvemela! ¡Vais a ver cuánto corazón empleo, sea delmaterial que sea!Misemocionesseagitan,perolascontengocontodasmisfuerzasenlomásprofundodemiser.

Susojosdesprendenluzysigoemocionadoantetantabelleza.¿Mereconoceráalfin?

¿Tendré la fuerzanecesariaparadecirle laverdadestavez?Ysi todosalemal,¿tendrélafuerzaparaocultársela?

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Joe regresaal interiordel tren fantasma.MissAcaciapasa justopordelantedemí, con sus aires de huracán enminiatura. Las volutas de su perfumeme son tanfamiliarescomounaviejasábanallenadesueños.Casipodríaolvidarqueahoraeslamujerdemipeorenemigo.

—¡Buenosdías!—diceellaalverme.Sigue sin reconocerme. Tres copos de plomo se posan sobre mis espaldas.

Descubrounhematomaporencimadesurodillaizquierda.Melanzosinsabercómovoyaaterrizar.—Siguessinponertelasgafas,¿verdad?—Escierto,peronomegustaqueinsistanenelasunto—diceellaconunaafable

sonrisa.—Losé…—¿Cómoquelosabe?«SéquenospeleamosporculpadeJoeydeloscelos,quearrojémicorazónala

basura a fuerza de amarte, pero que quiero volver a empezar porque te amo porencimadetodo.»Heaquíloquequeríadecir.Talespalabrasmeatraviesanelespíritu,estánapuntodesalirdemiboca,peronosalen,ycomienzoatoser.

—¿Quéhaceenpijamaporlacalle?¿Nosehabráescapadodeunhospital?Mehablacondelicadeza,comosifueraunviejo.—Nadadeescaparse,hesalido…Acabodesalirdeunaenfermedadmuygrave…—Bueno,puesahorahabráqueencontrarlevestuario,señor.Nos sonreímos, como antes. Por un instante creo que me ha reconocido, en

cualquier caso comienzo a tener ciertas esperanzas. Nos despedimos y regreso altallerdeMélièsconmejoránimodelquetenía.

—¡Notardesenrevelarletuidentidad!—insistelaenfermera.—Todavíaunpoco,eltiempoquemelleveaaclimatarmedenuevoaella.—No tardes demasiado, en cualquier caso… ¡Ya la perdiste una vez

escondiéndoletupasado!Noesperesaqueellateacaricieelpechoconsurostroysedé cuenta de que ahí hay un reloj.Dicho eso, ¿no te gustaría que yomisma te losacaradeunavezportodas?

—Sí,loharemos.Peroesperaremosaqueestéunpocomejor,¿deacuerdo?—Estásmejor…¿Quieresquetecorteelpeloyqueteafeiteesabarbadehombre

delascavernas?—No,porahorano.Pero¿notendríaalgúnviejotrajedeMélièsporahí?

Devezencuando,meescondoenun lugarclave,cercadel tren fantasma.Asínoscruzamos, como por casualidad. Poco a poco va surgiendo entre nosotros cierta

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complicidad,bastanteparecida a laque tuvimosenel pasadoyme infundemuchaconfianza.Haymomentosenlosquecreoqueellasabemuybienquiénsoy,peronodicenada.Aunqueesenoesenabsolutosuestilo.

ProcuronohostigaraMissAcacia.Extraigoesaleccióndemiprimeraccidenteamoroso.Conservomis viejos reflejos de hombre aventurero, pero el dolor reducemisreflejosymibuenapredisposición.

Soy consiente de que estoymanipulando la realidad de nuevo, pero encuentrotantoplacerenmordisquearlaspocasmigajasdesupresenciaalabrigodeminuevaidentidadquelaideadeterminarconesomeretuerceelestómago.

LlevamoscasidosmesesconestapequeñafarsayJoeparecenodarsecuentadenada.SigoconeldisfrazdeMéliès,suszapatosmelastimanlospiesyencuantoasutraje,parezcounviejopescadordisfrazadodemago.LaenfermeraJehannecreequeestas metamorfosis son consecuencia de mi largo estado comatoso. He estado encamadurantetresañosyquierorecuperareltiempoperdido.Tengoseriosproblemasenlaespaldaymimusculaturahaquedadoatrofiada.Hastamirostrohacambiado.Mimandíbulasehacemásgruesa;mismejillas,salientes.

—Mira por dónde, el cromañón con su traje recién estrenado —suelta MissAcacia al verme llegar—. Solo le falta el peinado y habremos recuperado a unhombreparalacivilización—mecanturreahoy.

—Simellamacromañón,nuncamásmeafeitarélabarba.Salesolo,dragandopiano,mesusurraríaMéliès.—Selapuedeafeitar.Lellamarécromañóndetodosmodos,siustedquiere…Es el gran retorno de los instantes de turbación. No puedo sabotearlos

enteramente,peroyaesmuchomejorqueestarseparadodeella.—Ustedmerecuerdaaunviejoamor.—¿Másaun«viejo»omásaun«amor»?—Alosdos.—¿Llevababarba?—No,perosehacíaelmisteriosocomousted.Secreíasusmentiras,enfin,sus

sueños.Yopensabaquelohacíaparaimpresionarme,peroélseloscreíadeverdad.—¡Puedequeélloscreyerayquelaquisieraimpresionaralmismotiempo!—Puede…Nolosé.Murióhacevariosaños.—¿Murió?—Sí,aúnestamañanahellevadofloresasutumba.—¿Ysinohubieramuerto,ylohubiesefingidoparaimpresionarlayparaquele

creyera?—Oh,seríacapaz.Peronohubieratardadotresañosenvolver.—¿Dequémurió?—Esunmisterio.Haygente que le vio peleándose conun caballo, otros dicen

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que habría muerto en un incendio provocado por él mismo involuntariamente. Yotemo que hayamuerto de odio después de nuestra última discusión, una discusiónterrible. Lo que es seguro es que está muerto, pues lo enterraron. Y además, siestuviesevivoestaríaaquí,conmigo.

Unfantasmaescondidotrassubarba,heaquíenloquemeheconvertido.—¿Laamabademasiado?—¡Nuncaseamademasiado!—¿Laamabamal?—Nolosé…Pero¿sabeunacosa?¡Hacermehablardemiprimeramor,muerto

hacetresaños,noeslamejorformadecoquetearconmigo!Sonríe.Nohelogradodecirlenada.Conmiviejocorazón,habríasalidosolo,peroahora

todoesdistinto.Vuelvoaltalleraligualqueunvampiroregresaasuataúd,avergonzadodehaber

mordidouncuellosublime.

«Nunca volverás a ser el que eras», me dijo Méliès antes de la operación. Loslamentos y los remordimientos se amontonan al borde de un abismo tormentoso.Apenashanpasadounosmesesyyaestoyhartodemividabajaencalorías.Unavezterminada la convalecencia,quierovolver al fuego sinmimáscaradebarbaypelorevuelto.Apesardequenomeentristecehacermeunpocomayor,tengoquecruzarelcabodeestafarsadereencuentro.

Estanoche,me acuesto conganasde revolver entre los sueñosy los recuerdosqueguardoenlapapeleradelapasión.Quieroverquéesloquequedademiviejocorazón,elmismoconelquemeenamoré.

Minuevorelojapenashaceruido,peroesonomeimpidetenerinsomnio.Elviejoestá guardado en un estante, en una caja de cartón. Tal vez si lo arreglara, todovolveríaasercomoantes.SinJoe,sincuchillosentrelasagujas.Volveraltiempoenque amaba sin estrategias, cuando me arrojaba de cabeza sin miedo a estrellarmecontramissueños.¡Volver!Laépocaenlaquenoteníamiedoanada,enlaquepodíasubirmealcoheterosadelamorsinabrocharmealcinturón.Hoysoymásadulto,ytambiénmásrazonable;peroderepenteyanomeatrevodarelgransaltohacialaqueparamítendrásiemprediezaños.Miviejocorazón, inclusoabolladoyfuerademicuerpo,mehacesoñarmásqueelnuevo.Elmíoesel«deverdad».Yloherotocomountonto.¿Enquémeheconvertido?¿Enunimpostordemímismo?¿Enunasombratransparente?

Tomolacajadecartónysacodelicadamenteelreloj,quedejosobrelacama.Sealzan volutas de polvo. Paso los dedos por mis viejos engranajes. Un dolor, elrecuerdo de un dolor, surge de inmediato.Lo sigue una sorprendente sensación de

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consuelo.En unos segundos, el reloj empieza con su tic-tac, como un esqueleto que

aprendiera de nuevo a caminar, luego se detiene. Experimento un gozo que metransporta de la alta colina de Edimburgo a los brazos deMiss Acacia. Vuelvo aponerlasagujasensusitiocondospedazosdehilo,nomuysólidos.

Me paso la noche intentando repararmi viejo corazón demadera, y siendo elpenosochapuzasquesoy,noloconsigo.Perodemadrugadaestoydecidido.IréaveraMissAcaciayledirétodalaverdad.Pongootravezmiviejorelojenlacaja.Seloregalaréa laquesehaconvertidoenunagrancantante.Estaveznoledarésololallave,sinoelcorazónentero,conlaesperanzadequeleapetezcadenuevorepararelamorconmigo.

Camino por la calle principal del Extraordinarium, con mis aires de condenado amuerte.MecruzoconJoe.Nuestrasmiradascoincidencomoenunduelodewestern,acámaralenta.

Yanotengomiedo.Porprimeravezenmivida,mepongoensulugar.EstoyensituaciónderecuperaraMissAcacia,comoélcuandoreaparecióeneltrenfantasma.PiensoenelodioquedebíasentirJoeenlaescuelacuandoyonopodíaevitarhablarconella,mientrasélpasabauncalvarioacausadesupartida.Esegranbobalicónmedaríahastalasensacióndeparecérmele.Locontemploalejarsehastaquedesaparecedemicampodevisión.

Enelrellanodeltrenfantasma,apareceBrigitteHeim.Encuantoladivisoconsucabelleraidénticaalospelosdesuescoba,doymediavueltaenmicamino.Susairesdebrujaamarillentaapestanasoledad.Parecetantristecomolasviejaspiedrasquese afana en amontonar para construir casa vacías. Habría podido intentar hablarletranquilamente, ahora que ya no me conoce. Pero la idea de escuchar su vozescupiendoideaspreconcebidasmefatiga.

—¡Tengoalgoquedecirte!—¡Yotambién!MissAcacia,oeldondehacerquemisplanesnosalgancomoteníaprevisto.—Noquieroquevolvamos…Oh, ¿tienesun regaloparamí?¿Quéhayenesta

caja?—Uncorazónenmilpedazos.Elmío…—¡Eresmuyperseverante,para tratarsedealguienque, se supone,nocoquetea

conmigo!—Olvidaalimpostorquevisteayer,ahoraquierodecirtetodalaverdad…—Laverdadesquenoparasdecoquetearconmigo,conesosandaresdespeinados

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ytutraje.Perodeboreconocerquemegusta…unpoco.Tomosushoyuelosentremisdedos.Nohanperdidonadadesutiernaplenitud.

Posomis labios contra los suyos sin decir nada.Ladulzura de sus labiosmehaceolvidar por un instante mis buenos propósitos, me pregunto si no escuché ciertorumormetálico en la caja. El beso se termina,me deja sabor a pimiento rojo.Unsegundo beso toma el revelo.Más intenso, más profundo, de los que conectan laelectricidad de los recuerdos, tesoros huidos a seis pies bajo la piel. «¡Ladrón!¡Impostor!», susurra lapartederechademicerebro.«¡Espera! ¡Lohablamosahoramismo!», responde mi cuerpo. Mi corazón está encabritado en extremo. Latedesbocado y silencioso con todas sus fuerzas. El gozo puro y simple dereencontrarmeconsupielmeembriaga.Soninsoportableslaalegríayelsufrimientosimultáneos.Normalmentepasodelaalegríaalatristezacomolalluviadespuésdelbuen tiempo. Pero en ese preciso instante los rayos laminan el cielomás azul delmundo.

—Yopedí la palabra primero…—medice ella separándose tristemente demisbrazos—.Noquieroseguirviéndote.Medoycuentadequehacealgunasmesesquenosrondamos,peroestoyenamoradadeotro,ydesdemuchotiempoatrás.Comenzarunanuevahistoriaseríaridículo,losientomuchísimo.Todavíaestoyenamorada…

—DeJoe,yalosé.—No,deJack,elviejoamordelquetehablé,aquelalqueavecesmerecuerdas.Elbigbangintersideraldelassensacionesinviertemisconexionesemocionales.

Laslágrimasacudensinavisar,cálidasylargas,imposiblesdecontener.—Lo siento, no quería hacerte daño, pero yame casé con alguien de quien no

estoyenamorada,noquierovolveraempezar—diceella,rodeándomeconsusbrazosdepajarillodelgado.

Mispestañasdebendeestarescupiendoarcoíris.Tomocorajeadosmanosparaagarrarmealacajaquecontienemireloj-corazón.

—Nopuedoaceptarregalosdetuparte.Losientodeverdad.Nohagaslascosasmásdifícilesdeloqueyason.

—Ábrelode todosmodos,esunregalomuyespecial.Si túno loaceptas,no leserviráanadiemás.

Asiente, visiblemente incómoda. Sus hermosas uñas cuidadosamente pintadasrasganelpapel.Fingeunasonrisa.Esunmomentoprecioso. ¡Regalarleunpaqueteconelverdaderocorazóndeunoalamujeramadanoespocacosa!

Sacudelacaja,poniendocaradequereradivinarelcontenido.—¿Esfrágil?—Sí,esfrágil.Suapuroespalpable.Abrepocoapocolatapadelacaja.Susmanossehunden

hastael fondodelcartónysehacenconmiviejo reloj-corazón.Lapartealtade la

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esferaaparecealaluz,luegoelcentrodelrelojysusdosagujasdenuevopegadas.Ella observa.Ni unapalabra.Revuelve connerviosismoen subolso, extraeun

par de anteojos que pone con torpeza sobre su incomparable naricilla. Sus ojosescrutancadadetalle.Hacegirarlasagujasenelbuenyluegoenelmalsentido.Susgafasseempañan.Sacudelacabezadespacio.Susgafasestánempañadas.Susmanostiemblan. Están conectadas al interior de mi pecho. Mi cuerpo registra susmovimientos sísmicos, los reproduce. No me toca. Mis relojes resuenan en mí,sacudidosporeltemblorqueseamplifica.

MissAcaciadejasuavementemicorazónsobreeltapialcontraelcualnoshemosestrechadotantasveces.Alzalacabezahaciamí,porfin.

Suslabiosseentreabrenysusurran:—Todoslosdías,heidotodoslosdías.¡Pusefloresentumalditatumbadurante

tresaños!¡Desdeeldíade tuentierrohastaestamañana!Haceunmomentoestabaahí.Peroestahasidolaúltimavez…Apartirdeahorayanoexistesparamí…

Debuenasaprimeras,girasobresustalonesypasamásalládeltapial,lentamente.Elrelojdemicorazónestátodavíaahíencima,susagujasapuntandohaciaelsuelo.Lamirada de Miss Acacia me atraviesa sin cólera; efectivamente, ya no existo. Sepierde, comounpájaro triste sobre la cajade cartón, luegoalza el vuelohacia esecielocuyaspuertasestaráncerradasparamíapartirdeahora.Muypronto,yanoverésus apetitosas nalgas balancearse, ni el movimiento de capa de su falda harádesaparecersuspiernas,ynoquedarámásqueelligeroruidodesuspasos.Susiluetanotendrámásdediezcentímetros.Nuevecentímetros,seis,apenaseltamañodeuncadáverparacajadecerillas.Cinco,cuatro,tres,dos…

Estaveznovolveréaverlajamás.

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Epílogo

El reloj mecánico de la doctora Madeleine continuó su viaje fuera del cuerpo denuestrohéroe,siesquepodemosllamarleasí.

BrigitteHeim fue la primera en advertir su presencia. Sobre el tapial, el reloj-corazónteníaaspectodejugueteparalosmuertos.Decidiórescatarloparacontemplarsucoleccióndeobjetosinsólitos.Elrelojdescansaenelsuelodeltrenfantasma,entredoscráneosseculares.

EldíaenqueJoeloreconoció,perdiósupoderparaasustar.Unanoche,despuésdeltrabajo,decidiódesembarazarsedeél.TomólarutadelcementeriodeSanFelipeconelrelojbajoelbrazo.Señalderespetoosolosuperstición—nuncalosabremos—,fuequiendejóelrelojsobrelatumba,actualmenteabandonada,deLittleJack.

Miss Acacia abandonó el Extraordinarium en el mes de octubre de 1892. Esemismo día de octubre, el reloj desapareció del cementerio de San Felipe. Joeprosiguiósucarreraeneltrenfantasma,hechizadoélmismohastaelfindesusdíasporlapérdidadeMissAcacia.

Por su parte,MissAcacia hizo crecer su famay su belleza por los cabarets detodaEuropa.Diezañosmástarde, lahabríanvistoenunasaladecineenlaqueseproyectabaEl Viaje a la Luna, de un tal GeorgesMéliès, convertido en el mayorprecursor del cine de todos los tiempos, el inventor absoluto.MissAcacia y él sehabrían entrevistado durante algunos minutos después de la sesión. Él le habríafacilitadounejemplardeElhombresintrucos.

Unasemanamástarde,elrelojregresóalasuperficieenelrellanodelaviejacasadeEdimburgo,envueltoenunpañuelo.Sediríaquelacigüeñaacababadedejarlo.

ElcorazónpermanecióvariashorasplantadoenelfelpudoantesdeserrecogidoporAnnayLunalascualeshabíanrecuperadolacasadeshabitadaparaconvertirlaenunorfanatoqueacogierahastaalosniñosviejoscomoArthur.

Tras lamuertedeMadeleine, el óxidohabía invadido su columnavertebral.Almenormovimiento,rechinaba.Comenzóatenermiedodelfríoydelalluvia.Elrelojterminó su andadura en lamesitadenochedeArthur, junto conel libroquehabíapuestotambiénenelpaquete.

Jehanned’Ancynovolvióaverelreloj,peroencontróalfinelcaminohaciaelcorazón de Méliès. Terminaron su vida juntos, regentando un puesto de venta debromas y juguetes cerca de la estación de Montparnasse. Todo el mundo habíaolvidado al gran Méliès, pero Jehanne continuaba escuchando con pasión sushistorias del hombre con un corazón de reloj y otros monstruos disfrazados desombra.

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Encuantoanuestro«héroe»,creció,nodejónuncadecrecer.PerojamásserecuperódelapérdidadeMissAcacia.Salíatodaslasnoches,solodenoche,paradeambularporlosalrededoresdelExtraordinarium,alasombradelasbarracasdeespectáculos.Peroelsemifantasmaenquesehabíaconvertidonovolvióatraspasarsudintel.

RegresóentoncessobresuspasoshastaEdimburgo;laciudaderaidénticaaladesusrecuerdos,eltiempoparecíahabersedetenido.Trepóaloaltodelacolinacomocuandoeraunniño.Grandes frascos llenosde agua seposaron sobre sus espaldas,pesadoscomocadáveres.Elvientolamíaelviejovolcándepiesacabeza,sulenguaheladadestripabalabruma.Noeraeldíamásfríodelahistoria,peronoandabalejosdeserlo.Alfondodelaventisca,muyalfondo,resonóunruidodepasos.Enelladoderechodelvolcán,creyó reconocerunasilueta familiar.Unacabelleradevientoyesefamosopasodemuñecaenfurruñadaapenasdesarticulada.Aúnunsueñoquesemezclaconlarealidad—sedijoasímismo.

Cuandoempujólapuertadesuhogardeinfancia,todoslosrelojesdeMadeleineestaban en silencio. Anna y Luna, sus dos tías abigarradas, tuvieron todas lasdificultades del mundo en reconocer a quien ya no podían llamar en serio «LittleJack».Fuenecesarioquecantaraalgunasnotasde«OhWhentheSaints»paraqueleabrieransusbrazosescuálidos.Luna leexplicódespacioelcontenidode laprimeracarta, laquejamásllegó,confesándoledepasoquelassiguienteslashabíanescritoellos.Antesdequeelsilenciohicieraestallar lasparedes,AnnatomóconfuerzalamanodeJackylecondujoalamesitadenochedeArthur.

Elviejoledesvelóelsecretodesuvida.«Sin el reloj deMadeleine, no habrías sobrevivido al díamás frío delmundo.

Pero al cabo de unosmeses tu corazón se bastaba a símismo. Ella habría podidosacar el reloj, comohacía con lospuntosde sutura.Tendríaquehaberlohecho, enrealidad.Ningunafamiliaseatrevíaaadoptarteacausadeeseartilugiotic-taqueantequesalíadetupulmónizquierdo.Conel tiempo,seencariñócontigo.Madeleineteveíacomounacositafrágil,quehabíaqueprotegeracualquierprecio, ligadaaellaporesecordónumbilicalenformadereloj.

»Temíaterriblementeeldíaenqueteconvertiríasenunadulto.Intentóajustarlamecánicadetucorazóndemodoquepudieraconservarteparasiemprecercadeella.Noshabíaprometidohacersealaideadequetalveztútambiénllegaríasasufrirporamor,pueslavidaestáhechaasí.Peronoloconsiguió.»

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Agradecimientos

Porelcuidado,elajustey losmaravillososgirosde llavedadosalreloj-corazóndeestelibro,graciasaOliviadeDieuleveultyaOliviaRuiz.

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Notas1 Jean-Eugène Robert-Houdin (1805-1871) relojero, ilusionista, inventor, entre otros instrumentos, del

cuentakilómetros, así comodevarios aparatosoftalmológicos.Houdinmontóun teatrodonde fabricaba relojes

equipados con pájaros cantores y otras proezas mecánicas. Su influencia sobre el trabajo de George Méliès

(primerrealizadorcinematográfico,padredelosefectosespeciales)fueconsiderable,yelcélebremagoHoudini

eligiósuapodoenhomenajeaesteprecursor.(N.delA.)

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