la ley de los franceses alejandro gomez xviii xix

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Akademos, vol. 7, n.º 1, 2005, pp. 97-132 LA LEY DE LOS FRANCESES Alejandro E. Gómez École des Hautes Études en Sciences Sociales, Paris RESUMEN En el presente artículo se estudian las bases ideológico-prácticas que sustentaron los movimientos de lesa majestad suscitados en la Costa de Caracas entre 1795 y 1811. El análisis se centra principalmente en el alcance y naturaleza de las ofertas de igualdad que hicieran los cabecillas de estos movimientos a la gente de color libre y a los esclavos. Estas son analizadas en un sentido prospectivo, procurando identificar las motivaciones particulares de aquellos movimientos al hacer las mencionadas ofertas, y procurando determinar la verdadera influencia que sobre las mismas ejercieran las políticas aplicadas y eventos suscitados en las Antillas francesas a fines del siglo XVIII. Palabras clave: colonia, esclavitud, Caribe, revolución, resistencia. ABSTRACT THE LAW OF THE FRENCH In this article, I study the ideological-practical bases of the movements against royalty that stirred up the Coast of Caracas between 1795 and 1811. The analysis focuses mainly on the scope and nature of the proposals of equality made to the People of Free Color and the slaves by the ringleaders of these movements. These are analyzed in a prospective sense, trying to identify the private motivations of those who made the proposals and to determine the influence of these movements on the policies that were applied and the events that took place in the French Antilles at the end of the 18th century. Key words: colony, slavery, Caribbean, revolution, resistence.

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  • Akademos, vol. 7, n. 1, 2005, pp. 97-132

    LA LEY DE LOS FRANCESES

    Alejandro E. Gmezcole des Hautes tudes en Sciences Sociales, Paris

    RESUMEN

    En el presente artculo se estudian las bases ideolgico-prcticas que sustentaron losmovimientos de lesa majestad suscitados en la Costa de Caracas entre 1795 y 1811. Elanlisis se centra principalmente en el alcance y naturaleza de las ofertas de igualdad quehicieran los cabecillas de estos movimientos a la gente de color libre y a los esclavos. Estas sonanalizadas en un sentido prospectivo, procurando identificar las motivaciones particularesde aquellos movimientos al hacer las mencionadas ofertas, y procurando determinar laverdadera influencia que sobre las mismas ejercieran las polticas aplicadas y eventossuscitados en las Antillas francesas a fines del siglo XVIII.

    Palabras clave: colonia, esclavitud, Caribe, revolucin, resistencia.

    ABSTRACT

    THE LAW OF THE FRENCH

    In this article, I study the ideological-practical bases of the movements against royaltythat stirred up the Coast of Caracas between 1795 and 1811. The analysis focuses mainlyon the scope and nature of the proposals of equality made to the People of Free Color and theslaves by the ringleaders of these movements. These are analyzed in a prospective sense,trying to identify the private motivations of those who made the proposals and to determinethe influence of these movements on the policies that were applied and the events that tookplace in the French Antilles at the end of the 18th century.

    Key words: colony, slavery, Caribbean, revolution, resistence.

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    RSUM

    LA LOI DES FRANAIS

    Dans cet article on tudie les bases idologique-pratiques des mouvements de crimecontre la royaut qui ont surgi dans la Cte de Caracas entre 1795 et 1811. Lanalyse secentre principalement sur la porte et la nature des propositions dgalit aux Gens deCouleur Libre et aux esclaves par les meneurs de ces mouvements. Ces propositions sontanalyses dans le but didentifier les motivations prives de ceux qui ont fait ces propositionset de dterminer la vraie influence de ces mouvements sur la politique applique etvnements qui ont lieu dans les Antilles franaises la fin du 18e sicle.

    Mots-cl: colonie, esclavitude, Carabes, rvolution, rsistence.

    RESUMO

    A LEI DOS FRANCESES

    Neste artigo estudam-se as bases ideolgico-prticas que sustentaram os movimentosde lesa majestade acontecidos na costa de Caracas entre 1795 e 1811. A anlise baseia-seprincipalmente no alcance e na natureza dos oferecimentos de igualdade que os lderes deestes movimentos fizeram s pessoas de cor livres, bem como aos escravos. Estes oferecimentosso analizados em um sentido prospectivo, procurando identificar as motivaes particularesque tiveram esses lderes no momento de fazer ditos oferecimentos, e procurando determinara verdadeira influncia que tiveram sobre eles as polticas aplicadas e os eventos acontecidosnas Antilhas Francesas no fim do sculo XVIII.

    Palavras chave: colnia, escravido, Caribe, revoluo, resistncia

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    Desde mediados del siglo XVII, la colonizacin de las Antillas Menorespor naciones europeas no ibricas propici el surgimiento de una serie deactores (contrabandistas, corsarios, mercaderes, negreros, entre otros) cuyasactividades conformaron una suerte de red de intercambios informales atravs de la cual hombres, ideas, informaciones y mercancas circularonlibremente sin que las autoridades coloniales pudiesen controlarla (JuliusScott, 1996; R. Paquette y S. Engerman, 1996, p. 129). Cuando estalla larevolucin en Francia en 1789, las noticias sobre las ideas liberalesdesarrolladas en la metrpoli gala y de los conflictos que comenzaron asacudir sus colonias en el Caribe, se desplazaron libremente por esa red yotras vas de intercambios ms formales, entre las distintas sociedadesesclavistas que haba en la regin.

    En muchas partes del Caribe hispano esa incidencia se hizo palpable sobretodo a travs de la aparicin de nuevas formas de resistencia activa1 por parte de losesclavos, y modos de protesta e insurgencia distintos por parte de la gente de colorlibre (sector conformado principalmente por los llamados pardos). En amboscasos la originalidad resida en la referencia que los actores hacan a los idealesfranco-revolucionarios, en los cambios socio-polticos que se estaban generandoen las colonias francesas, y en los conflictos que en estas estaban teniendo lugar,sobre todo en Saint-Domingue. Ese viento comn como ha denominado JuliusScott (1986, pp. 3-5) el impacto que tuvieron las revoluciones francesa y haitianasobre las personas de color del Caribe tambin se sinti en conspiraciones mscomplejas desde un punto de vista ideolgico, encabezadas por personas decondicin libre (tanto blancas como de color) que pretendan la instauracin deun nuevo orden ms igualitario o, al menos, ms favorable a sus intereses.

    La Costa de Caracas (nombre que daban muchos marinos no hispanosal litoral septentrional de Amrica del Sur) no estuvo exenta del impacto deaquel vendaval ideolgico, como se puede apreciar en el estallido de una seriede movimientos de inspiracin jacobina, entre los cuales destacan: unainsurreccin de negros libres, zambos y esclavos en la Serrana de Coro en1795; una conspiracin liderada por blancos criollos y espaoles en la ciudad

    1 Para Carrera Damas (1987, pp. 34 y ss.), en Amrica hubo dos tipos de resistencia a lainstitucin de la esclavitud por parte de los africanos esclavizados: la pasiva (suicidio,infanticidio, miedo, obediencia fingida), y la activa (cimarronaje y rebelin).

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    2 Lo acontecido en el plano socio-poltico a fines del siglo XVIII en las Antillas francesas, nopuede meramente entenderse como una extensin del proceso revolucionario francs, ya queen cada isla, como bien dijera Aim Csaire, tuvo lugar una revolucin especfica, nacida de laRevolucin Francesa, entrelazada con ella, pero discurriendo con sus leyes propias y sus objetivosparticulares (vide Chauleau, 1993, p. 159). Aunque no da mayores precisiones, FedericoBrito Figueroa (1990, p. 289) habla de una modalidad antillana de la Revolucin Francesapara distinguir lo que sucediera en las islas galas de lo que pasara en Francia durante esteproceso revolucionario.

    de La Guaira en 1797; y un supuesto complot de pardos en la ciudad deMaracaibo en 1799. Estos acontecimientos han sido interpretadostradicionalmente por las historiografas local venezolana y forneavenezolanista en trminos excesivamente retrospectivos, como antecedentesdirectos e incluso como precursores del proceso independentista iniciado en1811 (vide Arcaya, 1949; Sanz Tapia, 1977; y Francisco Brice, 1960).

    En ese mismo sentido, con frecuencia estos eventos han sido explicadoscomo consecuencia de las ideas igualitarias desarrolladas en la metrpoli galadurante la Revolucin Francesa, mostrando muchas veces a los lderes deaquellos movimientos como receptores pasivos de los ideales desarrollados enese proceso revolucionario, y sin prestar demasiada atencin a las formas queestas asumieron en su modalidad revolucionaria franco-antillana.2 Estasapreciaciones, aunque en algunos casos suficientemente verosmiles (como enel caso de Pino Iturrieta, 1991; Callahan Jr., 1967; y Crdova-Bello, 1967),han sido el resultado de enfoques analticos excesivamente nacionalistas odemasiado aferrados al paradigma espacial hispano-americanista, lo que, a mientender, no ha permitido explicar a plenitud los movimientos de lesamajestad que se dieron en la franja litoral venezolana en aquella conflictivapoca.

    Procurando alejarnos de estos paradigmas interpretativos, en el presenteartculo los tres eventos que hemos mencionado sern estudiados en un sentidoprospectivo y en consonancia con lo que en trminos dialcticos suceda a finesdel siglo XVIII en las Antillas y la metrpoli galas, en sentido ideolgico comoevenemencial. Para hacerlo, no vamos a definir la referida modalidad en trminosde los preceptos franco-metropolitanos que delimitaban la ciudadana en laPrimera Repblica Francesa, sino por las formas especficas que estos asumieron alser aplicados a la poblacin de color libre y esclava que habitaba esos territorios

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    3 Laurent Dubois (2004, p. 3) sostiene que los esclavos de Guadalupe, como sucediera enotros contextos post-emancipadores en Amrica, cuando se vieron libres hicieron todo loposible por lograr autonoma econmica, mientras que sus antiguos amos procuraronmantener su poder sobre ellos. Las autoridades enviadas desde Francia encargadas deabolir la esclavitud y de mantener la produccin en las plantaciones, trataron de dirimirel conflicto combinando la emancipacin con nuevas formas de coercin y exclusinracial. Esto se tradujo en la aparicin de un racismo republicano, el cual negaba la igualdadabsoluta a los antiguos esclavos, mientras justificaba que continuase la explotacin de sufuerza de trabajo, bajo la excusa de que esos no eran capaces de transformarse enciudadanos libres e independientes.

    insulares. Entre esas formas resalta el decreto de igualdad para los mulatosdel 4 de abril de 1792, el de abolicin de la esclavitud del 4 de febrero de1794, y los de emancipacin condicionada emitidos localmente en Guadalupeen junio de 1794.3

    A fin de establecer unos lmites espaciales que se ajusten a la propuestametodolgica hecha en el prrafo anterior, en este trabajo se aplicar una escala deanlisis lo suficientemente amplia que permita apreciar no solo la manera comoestos preceptos fueron percibidos, usados e interpretados por quienes lideraronlos tres movimientos en cuestin, sino tambin el significado que estos tenanpara los agentes republicanos y la poblacin de color en las Antillas francesas. Ental sentido, consideraremos la Costa de Caracas, en una primera instancia, comoun territorio con una poblacin etno-socialmente similar a la que haba en las islasgalas por tener una estructura de tres niveles (Geggus, 1989; Beckles ySheperd, 1993, p. 402) conformada, grosso modo, por blancos, mulatos y negroslo que le haca ser susceptible a los ideales que afectaban a sus equivalentes franco-antillanos; y, en una segunda, como una pieza engranada en esa red caribea deintercambios a que hemos hecho referencia, y como parte integrante de unMundo Atlntico (en su vertiente caribeo-europea) cuyas estructuras sociales ysistemas de gobierno entraron en crisis desde fines del siglo XVIII.

    Las medidas aplicadas en las Antillas francesas que hemos sealado as comootras similares, contribuyeron a crear la impresin en el exterior de que enGuadalupe y algunas partes de Saint-Domingue se haba introducido con xitoun nuevo sistema socio-poltico basado en la fraternidad inter-tnica entreblancos, mulatos, y negros. Para 1797, todo pareca indicar que este sistema habasido implantado con xito, o al menos eso es lo que deseaban hacer creer losrespresentantes de la Repblica Francesa en estos territorios, como se evidencia en

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    4 Archivo General de la Nacin (Caracas) en adelante AGN, Gobernacin y CapitanaGeneral en adelante GCG. P. Roume escribe desde Santo Domingo ya que estadependencia colonial hispana haba pasado a manos francesas luego del Tratado deBasilea en 1795.

    5 En realidad, la propaganda que distribuan los agentes de la Repblica Francesa en elCaribe estaba muy lejos de reflejar la verdad: la implantacin de un sistema semejante enlas rgidamente estructuradas sociedades etno-clasistas franco-antillanas no era tarea fcil,ya que para hacerlo haba que congraciar sectores etno-sociales tradicionalmenteantagnicos (plantadores, pequeos blancos, comerciantes, mulatos, esclavos), cuyasdiferencias ahora salan a relucir en un marco revolucionario a veces en forma desangrientos enfrentamientos, como se viera en los distintos conflictos etno-civiles quesacudieron las islas francesas a partir de 1790, entre los cuales podemos referir, sinpretensiones de hablar en trminos absolutos, los siguientes: en Saint-Domingue, denegros contra blancos y mulatos durante la revuelta en la Plaine du Nord de 1791; enMartinica, entre pequeos blancos y mulatos durante la guerra civil entre realistas ypatriotas en 1790; en Saint-Domingue, entre mulatos y negros libres durante la Guerradel Sur iniciada en 1798. Sobre lo acontecido en Saint-Domingue, sugiero consultarThomas Ott ([1973] 1995, pp. 112-116); y acerca de los conflictos entre pequeosblancos y mulatos en Martinica, sugiero ver Alejandro E. Gmez (2004, pp. 24 y ss.).

    la siguiente comunicacin emitida por el agente francs en Santo Domingo,Philippe Roume:

    nuestros nuevos hermanos los africanos conocen sus derechos y sus deberes como losotros ciudadanos. Los propietarios estn obligados de pagar el trabajo de loscultivadores; tampoco est permitido que estos permanezcan inactivos. Lospropietarios librados de todos los temores ligados al despotismo, estn asombrados deencontrarse ms ricos de lo que estaban bajo el rgimen de la esclavitud; y loscultivadores reintegrados en los derechos imprescriptibles del gnero humano, noestn menos asombrados al darse cuenta que ese mismo trabajo que les parecaanteriormente excesivo no era ms de la mitad de lo que hacen hoy de francavoluntad. (Carta en francs, firmada por Roumey [1797], Archivo General de laNacin, Gobernacin y Capitana General, tomo LXIII, folio 172 vuelto [vto.])4

    Informaciones como la anterior, aunque no fuesen del todo ciertas,5

    causaron inquietud en las autoridades coloniales no galas de los territorioscontinentales e insulares circunvecinos, pero significaron esperanza paraalgunos blancos hispanos favorables a la causa republicana francesa, y para losmiembros ms altivos de los sectores de color subalternos, como se viera enlos tres casos referidos suscitados en la Costa de Caracas entre 1795 y 1799.

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    6 Esto lo pudo apreciar el gobernador espaol de Trinidad, don Jos Mara Chacn, quienen 1796 indic que las tripulaciones de los corsarios franco-antillanos estabanconformadas en su mayora por mulatos y negros, muchos de los cuales haban sidoesclavos (Scott, 1996, pp. 128-133).

    7 La emancipacin de esclavos con fines militares formaba parte de una suerte detradicin caribea, la cual se manifestaba cada vez que tena lugar un conflicto armadoentre potencias coloniales. Tampoco era nuevo que los esclavos fugados se enrolasen enembarcaciones corsarias, lo cual vean como una manera de formalizar su libertad. Anuestro entender, lo que cambia a partir de 1794 son las motivaciones que tenan losesclavos para tomar ese tipo de iniciativas: ya no se trataba de un rumor sino de unadeclaracin formal de abolicin de la esclavitud comunicada directamente por agentesmetropolitanos (vide Brion Davis, 1975, pp. 72 y ss.; Scott, 1986, pp. 59 y ss.).

    1. EL VIENTO COMN EN LA SERRANA DE CORO

    A mediados de 1794, la Convencin Nacional francesa envi a lasAntillas Menores un contingente militar al mando del comisario Civil, VctorHugues. Este oficial francs vena armado con el decreto de abolicin de laesclavitud que haba sido aprobado por este ente legislativo en febrero deaquel ao. A su llegada a Guadalupe, el Comisario se vali de ese decreto ydel de igualdad de los mulatos de abril de 1792, para reclutar ms de dos milefectivos en su mayora negros y mulatos, los cuales pasaron a reforzarconsiderablemente las fuerzas de tierra republicanas venidas de la metrpoli,lo que pocos meses ms tarde (en diciembre de 1794) permiti la expulsinde los ingleses de la isla (Rgent, 2005, pp. 356-357).

    Esos decretos tambin permitieron a Vctor Hugues conseguir lastripulaciones para armar un gran nmero de embarcaciones corsarias,6 con elfin de hostigar los intereses de potencias enemigas en el Caribe,7 sobre todode Inglaterra (a la sazn, la potencia naval con mayor presencia en la regin),a la cual declar la guerra total por haber invertido sus representantes losderechos de la humanidad (Dubois, 2004, p. 231). Ello se llev a cabo enforma de acciones coordinadas desde Guadalupe, como se viera en los casosde Grenada, Sainte-Lucie y Saint Vincent. Es por ello que Anne Protin-Dumon (2000, p. 229) habla de una armada privada de corsarios, la cual,segn los clculos hechos por esta historiadora, para mediados de 1798sumaba ciento veintin naves que para aquel ao haban apresado en totalms de medio millar de embarcaciones.

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    La igualdad y libertad de los nuevos ciudadanos de color franco-antillanos pas a estar asociada en lo sucesivo a la victoria de la causarepublicana francesa, lo que probablemente explica el entusiasmo quepusieron las tripulaciones de aquellos corsarios en esparcir la buena palabrade la revolucin a donde quiera que fuesen. Esto produjo, directa oindirectamente, cerca de una decena de conspiraciones y revueltas por toda laregin caribea solamente en 1795.8 Para tener una idea del modus operandique aquellas empleaban, remitmonos a lo acontecido en isla de Saint Kitts,donde ese mismo ao desembarc un grupo de negros bien provistos deescarapelas tricolores que repartieron entre los esclavos en un esfuerzo poriniciar una revuelta (vide Scott, 1996, pp. 132-133). La Costa de Caracas,como territorio colonial perteneciente a una de las potencias enguerrilladascontra la Repblica Francesa, tambin se vio afectada por esta suerte de nuevageneracin de corsarios franco-antillanos (principalmente de Guadalupe,pero tambin de Saint-Domingue). Esta presencia se comenz a sentir desdemediados de 1794, lo que fue reportado por las autoridades coloniales comouna recalada de corsarios franceses (Sobre insurreccin de los negros[1795], AGN, Diversos, t. LXIX, f. 130).

    Es probable que este incremento haya estado vinculado a lo acontecidoen la ciudad de Caracas a principios de 1795, cuando se produjo algnalboroto de las gentes de color debido a la circulacin entre ellas de un papelsedicioso, cuya autora fue atribuida a un tal Arzobispo de Pars (Voto delCoronel don Joaqun de Zubillaga [1795], AGN, GCG, t. LVII, ff. 71-72;vide Scott, 1986, p. 253). Pero la presencia de esos corsarios fue ms intensaen la costa occidental, hasta el punto de que las autoridades curazoleassolicitaron ayuda a las hispano-venezolanas para controlarlos (Minuta parael Teniente de Justicia Mayor de Ocumare, AGN, GCG, t. L, f. 205;Minuta para el Excelentsimo Capitn [1794], AGN, GCG, t. L, f.210). En consecuencia, no es sorpresa que haya sido precisamente en esaregin, en las inmediaciones de la Serrana de Coro, donde tuvo lugar elprimer movimiento de lesa majestad del que se tenga noticia, y en el que sedenotan referencias a los ideales jacobinos.

    8 Segn los clculos hechos por David Geggus (1997b, p. 47), solo en 1795 se habranproducido nueve movimientos insurreccionales, muchos de ellos atribuibles a lainfluencia franco-antillana. Lo que contrasta con uno solo en 1794 y dos en 1796.

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    9 El saqueo de Caudales de S. M. as de Rentas Reales como del Tabaco; la extincin deestancos y supresin de Alcabalas; la absoluta libertad de servidumbre de los esclavos. Lamuerte de todos los blancos varones sin excepcin de persona, ni edad []. Salvaban lasvidas las mujeres blancas con quienes pretendan enlazarse []. Apoderados de laciudad [esta] deba ser saqueada y repartidas sus casas, muebles y caudales entre losmismos negros que en parte hacan ya su distribucin. El Gobierno secular se debatambin encargar a ellos mismos que ya asignaban los principales empleos. Se debacontinuar la conquista desde Maracaibo a Puerto Cabello proponindose tener para esteefecto eficaces auxilios de los franceses a quienes decan daran aviso de sus progresos poralguna embarcacin (Sobre insurreccin de los negros [1795], AGN, Diversos, t.LXIX, f. 134).

    La conspiracin estall el 10 mayo de 1795, y en ella participaron msde doscientos negros quienes se alzaron declarando la absoluta libertad deservidumbre de los esclavos, y aplaudiendo los estragos que sussemejantes haban ejercido y ejercan en las colonias francesas. De acuerdocon lo anterior, todo pareca indicar que los cabecillas de este movimientohaban entrado en contacto con los corsarios franco-antillanos. Esto eraadvertido en los informes de la poca que indicaban que las tripulaciones delos mismos haban animado previamente a los negros de la regin a hablarcon ms desembarazo, mientras que los cabecillas instruan a los esclavossobre los estragos que sus semejantes haban ejercido y ejercan en lasColonias Francesas. Los contactos con las Antillas francesas fueronreconocidos por los propios conspiradores, quienes aseguraban tener laproteccin de los franceses, con quienes supona correspondencia, y quecontaran, adems, con los eficaces auxilios de los franceses cuandoprosiguiesen posteriormente a la conquista de otras ciudades comoMaracaibo y Puerto Cabello (Sobre insurreccin de los negros [1795],AGN, Diversos, t. LXIX, f. 130).

    A pesar de lo anterior, este movimiento no tuvo un basamentoideolgico demasiado complejo, como queda en evidencia en dos aspectos delmismo: en primer lugar, no pareca diferir demasiado de las rebeliones deesclavos tradicionales como se pudo apreciar en las intenciones de los lderes(dar muerte a los hombres blancos; saquear sus propiedades, y emparejarsecon sus mujeres); en segundo lugar, de sus demandas sobre reducciones deimpuestos (estanco y alcabala) podra inferirse que detrs haba unamotivacin ms material, oculta bajo una supuesta cruzada de inspiracinjacobina por la igualdad y la libertad.9 Esta hiptesis parece confirmarse en

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    10 Michael Craton (1982, pp. 243-244) ha expuesto la existencia en el Caribe britnico deun fenmeno que ha denominado como sndrome del rumor, segn el cual los esclavos confrecuencia crean en forma errnea que los haban liberado y tenan la conviccin de quelos regmenes locales (dirigidos por los terratenientes blancos y las autoridadesmetropolitanas) no estaban dispuestos a reconocer la libertad que les haba sidoconcedida. Aunque el trabajo de Craton se circunscribe principalmente a esa rea insular,dentro del informe de Manuel Carrera hay evidencia que sugiere que dicho fenmenopodra ser extensible al menos a la Costa de Caracas.

    11 Calidad era un trmino de uso comn en los mundos hispano-atlnticos desde la BajaEdad Media, el cual, segn el Diccionario de Autoridades de 1780, significaba:Nobleza y lustre de la sangre.

    el informe levantado por don Manuel de Carrera (persona comisionada porlas autoridades espaolas para conocer sobre este caso), segn el cual loscabecillas del movimiento habran actuado de una manera muy hbil,ofreciendo a cada sector exactamente lo que aspiraba a obtener en caso deapoyar la insurreccin. Tal habra sido el caso de uno de ellos, el negro luango(es decir, oriundo de Curazao) Jos Caridad Gonzlez, quien habrapropuesto

    a los unos [a los esclavos] que haba trado l mismo nuevamente la [Real] cdula de lalibertad de los negros, y a los otros [a los negros libres] que el despacho para laextincin de estancos, y supresin de Alcabalas. Como la impostura rodaba sobreobjetos tan deseados por la ignorancia fue creda, y se esparci la noticia por toda lajurisdiccin entre los esclavos, y libres de la faccin se hizo el argumento de susconversaciones y corrillos... (Idem, f. 134).

    En esta insurreccin tambin incidi el descontento generado previamentepor un rumor, segn el cual los esclavos en la Serrana de Coro se dejaronconvencer de que haba llegado un decreto emitido por el mismo Rey quienles otorgaba su libertad. Como ha mostrado Michel Craton para el caso de lasIndias Occidentales britnicas, este fue un fenmeno que con frecuencia sehizo presente en las comunidades esclavas del Caribe mucho antes delperodo revolucionario, y que se caracterizaba porque las esclavitudesasuman que eran sus amos quienes se negaban a acatar la voluntad Real deemanciparlos.10 Sin embargo, en el caso de Coro aquel rumor pudo no sernecesariamente infundado, ya que, como ha precisado David Geggus, elmismo podra haberse debido a una confusin por la proclamacin de la RealCdula de Gracias al Sacar (la cual permita adquirir dispensas de calidad11

    a los miembros de la elite parda) o por las noticias sobre la cancelacin del

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    Cdigo Negro espaol a fines de 1794 (Geggus, 1997a, p. 136). Esto ltimopareciera confirmarlo el mismo Manuel Carrera, ya que en su informe apareceuna referencia concreta a la cancelacin de este cdigo, la cual interpreta comouna de las causas de la insurreccin: En esta disposicin tuvieron los esclavosnoticia de la cdula llamada cdigo de los negros, y la creyeron tan favorable, quedesde entonces [...] han vivido persuadidos que aquel Real Rescripto ordenaba suabsoluta libertad de la servidumbre (Sobre insurreccin de los negros[1795], AGN, Diversos, t. LXIX, f. 127 vto.).

    Otro aspecto de esta insurreccin que vale la pena explorar, se refiere alhecho de que muchos de los implicados fuesen negros luangos, lo que haca quesus actitudes polticas fueran distintas del resto de sus equivalentes del territorioque habitaban. Para entender esta diferencia, debemos remontarnos hastaprincipios del siglo XVIII, cuando muchos negros fugitivos de las plantaciones deCurazao comenzaron a buscar refugio en la Capitana General de Venezuela,donde se les otorgaba la libertad con la sola condicin de que aceptasen la religincatlica. Esta poltica era aplicada por todas las autoridades hispanas de la regincaribea, con el propsito de desarticular la economa de plantacin de lascolonias enemigas en la regin.

    De esta forma, como indica Ramn Aizpurua (2004, p. 91),muchos negros curazoleos pasaron a instalarse en las inmediaciones de laciudad de Coro, lo que propici la aparicin de una numerosa comunidadde negros luangos. Entre ellos se desarroll un poderoso sentimiento derebelda, lo cual se deba, principalmente, al xito que tuvieron en dejaratrs la esclavitud por medios propios. Esto se puede palpar en eltestimonio de un obispo que visit uno de sus asentamientos en lapenltima dcada del siglo XVIII, el cual era denominado por sus mismoshabitantes como un pequeo Curazao por la libertad con que [all] seviva (ibidem).

    Es probable que los contactos entre los negros de Curazao y losemigrados y sus descendientes en la Costa de Caracas se hayan mantenidodurante el perodo revolucionario. No por azar solo pocos meses mstarde de la insurreccin de Coro, tuvo lugar otra en esa isla la cual contcon la participacin de alrededor de mil esclavos. En esta ocasin, losnegros curazoleos no solo hicieron nuevamente referencia a lasimbologa franco-revolucionaria, como se pudo apreciar en las canciones

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    que entonaban, sino tambin a lo que suceda por aquel entonces en Saint-Domingue. En honor a las proezas de sus congneres de color y buscandoemularlos, ellos se presentaban a s mismos como rebeldes franco-dominicanos.Ms tarde, algunos de sus lderes encarcelados cambiaron sus nombres porapodos alusivos a caudillos de color de la Revolucin Haitiana, como Toussainty Rigaud (Scott, 1986, pp. 262-264).

    En agosto de 1796 se firm un tratado de alianza militar entre laRepblica Francesa y los Reinos de Espaa en la ciudad de San Ildefonso.Una vez que se supo la noticia en Guadalupe, Vctor Hugues hizo todo loposible por aprovecharse de esta nueva situacin para contar con lospuertos hispanos de la Costa de Caracas, a fin de que sus corsarios pudiesenaprovisionarse. l estaba muy consciente de que las autoridades hispanasdetestaban cordialmente a los franceses por haber implantado unsistema completamente contrario a sus intereses (Protin-Dumon,1989, p. 133), pero tambin saba que requeran de toda la ayuda que lespudiese ofrecer para proteger su desguarnecido litoral del creciente asediode los ingleses (idem, p. 132). Con este propsito, en septiembre de 1796

    2. LA CONEXIN GUADALUPEA

    El conocimiento que demostraron tener los negros de Curazao sobre lo quesuceda en Saint-Domingue tambin lo tenan sus primos de las inmediaciones deCoro, aunque la respuesta de estos ante lo all acontecido se dio solamente enforma de resistencia pasiva, a travs de manifestaciones de insolencia. Esto seevidenci a principios de 1801, cuando algunos negros corianos se mostraronenterados de la ocupacin de Santo Domingo por Toussaint Louverture. En estaocasin, si bien no se produjo otra revuelta, s manifestaron pblicamente sualegra cantando a viva voz incluso frente a los blancos un desafiante estribilloque deca: anda fate de Tisn [sic], respondiendo l a quien se lo dicen eso es para quelo vean... (Auto provedo por el Teniente Justicia Mayor de Coro [1801],AGN, GCG, t. XCV, f. 217. El subrayado es original). Esta manifestacin deregocijo no fue nica de ese territorio, la misma se repiti al mismo tiempo enotros lugares del Caribe como se viera en Jamaica y Trinidad (vide Geggus,1997b, p. 14) lo que denota la manera fluida como circulaban las noticias en elespacio martimo y tambin hasta qu punto los esclavos de toda la regin estabanentusiasmados por lo que aconteca en dicha colonia francesa.

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    12 Servicio Histrico de la Marina (Pars) en adelante SHM.13 Es probable que para el momento de la conspiracin estos prisioneros ya no se

    encontraran en La Guaira, debido a la firma del Tratado de San Ildefonso a fines de 1796.14 En la Conspiracin de San Blas, estuvieron comprometidas personas de todas las clases,

    incluyendo cientos de hombres de la plebe. Segn las autoridades reales, el objetivo del

    envi un emisario a entrevistarse con el Capitn General de Venezuela, a finde hacerle entender el peligro que corre su gobierno en caso de guerra, si losingleses tomasen Curazao (Les Agents Baudoin, Servicio Histrico de laMarina, BB

    4, leg. 108, f. 88).12

    En consecuencia, la mxima autoridad de esa dependencia colonialespaola instruy a sus subordinados en todos los puertos de la CapitanaGeneral para que auxiliasen de un modo digno y correspondiente a losefectivos de las embarcaciones francesas (Borrador para los seores agentesparticulares [1797], AGN, GCG, t. LX, ff. 284-285). De este modo seabra un corto perodo de buenas aunque tensas relaciones entre Caracas yBasse-Terre, que Protin-Dumon (1989, p. 139) ha denominado como deneutralidad ideolgica. Durante este tiempo, ambas partes se auxiliaronmutuamente: de la parte francesa, aportando armas (Nota sin firma para losagentes del directorio [1797], AGN, GCG, t. LXV, f. 42 [f. 51 de acuerdocon el ndice]) y patrullando las costas; y de la espaola, permitiendo que lasnaves francesas pudiesen recalar y aprovisionarse de vveres en sus puertos(Borrador al Prncipe de la Paz [1797], AGN, GCG, t. LXIII, f. 171).

    Pese a ello, a finales de junio de 1797 se produjo una conspiracin declara inspiracin jacobina finamente orquestada por blancos criollos yespaoles en la ciudad portuaria de La Guaira, a poca distancia al norte deCaracas. Sobre la misma incidieron varios factores: la presencia de corsariosfranco-antillanos que desde principios de aquel ao haban comenzado atocar puerto (De don Esteban Fernndez de Len [1797], AGN, GCG,t. LX, f. 282); la presencia de ms de quinientos prisioneros de guerra, en sumayora patriotas revolucionarios, leales a la llamada Repblica Francesa(Scott, 1986, p. 251), despachados de Santo Domingo en 1793;13 y, sobretodo, la llegada desde finales de 1796 de varios reos de estado los cuales fueronremitidos desde Espaa por haber participado en la frustrada conspiracinjacobina de San Blas, escenificada en Madrid en febrero de 1795.14

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    movimiento era seducir y agavillar una porcin de miserables e ignorantes, excitndolos conpromesas lisonjeras, aprovechndose del estado de hambre, ruina y desolacin en el que estabasumida Espaa. Ellos propusieron la instauracin de una monarqua constitucional,probablemente a imagen de la francesa de 1791, la cual tendra como objetivo establecer unpoder legislativo fuerte (representado por una Junta Suprema) que limitase los abusos deldespotismo ministerial y el absolutismo real. Eventualmente el movimiento fue develado, ysus principales cabecillas, en lugar de ser ejecutados, fueron remitidos a Amrica para cumplircondena gracias a la intervencin del embajador francs (vide Aes, 1989, pp. 33-35; Elorza,1989, pp. 110-112; Gaylord Warren, 1942, p. 61).

    15 Como ya se indic en la nota anterior, la constitucin propuesta por los conspiradores de SanBlas tena como objetivo establecer un poder legislativo fuerte (representado por una JuntaSuprema), que limitase los abusos del despotismo ministerial y el absolutismo real (Elorza,1989, pp. 111-112).

    16 El texto destinado a los Habitantes de la Amrica Espaola es elocuente sobre el particular. Hacereferencia al fallido movimiento insurreccional en contra del monopolio comercial de laCompaa Guipuzcoana, liderado por el infausto caraqueo Juan Francisco de Len en1749. En ese escrito, el personaje es transformado en mrtir por Picornell por haber intentadosacudir el yugo de la opresin y libertarse de la tirana de los impuestos, Alcabalas y monopolio(Grases, 1981, pp. 53 y 178).

    Entre estos ltimos resaltaba el mallorqun Juan Bautista Picornell,quien pas a convertirse en el idelogo de la conjura guairea, para la cualelabor un proyecto poltico an ms ambicioso que el que haba propuestoen Espaa, donde propuso una monarqua constitucional probablemente aimagen de la establecida en la constitucin francesa de 1791.15 EnVenezuela, su propuesta pasaba por la instauracin de una repblicaindependiente inspirada en las ideas republicanas francesas, pero tambin enel modelo de fraternidad inter-tnica supuestamente reinante por aquelentonces en Guadalupe.

    Esto ltimo se not en los esfuerzos de los conspiradores por ganar parasu causa a todos los sectores etno-sociales criollos que conformaban lasociedad colonial venezolana. Para ello, Picornell redact y adapt una seriede textos explicando a los miembros de cada sector los beneficios particularesque obtendran bajo un rgimen republicano e independiente. En talsentido, a los blancos criollos les trat de hacer ver las ventajas polticas yeconmicas que tendra para ellos deponer el rgimen colonial espaol,reflejado en la supresin de monopolios comerciales, de impuestos yalcabalas;16 mientras que a los pardos y negros esclavos ofreci otorgarlesrespectivamente igualdad y libertad.

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    17 Todos en esa empresa, / Somos interesados, / Unmonos al punto / Como buenoshermanos. // Fraternidad amable / Estrecha entre tus brazos / Los nuevos pobladores: /

    Los conspiradores pusieron su mayor empeo en ganar para su causa a lossectores de color, cuyos miembros apreciaban como los sansculottes americanos,ahora rebautizados por los conspiradores como los sin camisa. Este esfuerzo sehace evidente en diversos textos que salieron de la pluma de Picornell, como eltitulado Derechos del Hombre y del Ciudadano, con varias Mximas republicanas yun Discurso preliminar dirigido a los americanos, en el que explica las razones por lascuales se pretenda deponer el gobierno espaol establecido para sustituirlo porotro en el que no existiesen sus brbaras leyes, [ni] la desigualdad, [ni] laesclavitud (Grases, 1997). Esta intencin tambin se hace evidente en otros dostextos tambin de su autora: en el dirigido a los Habitantes de la Amrica espaola,en el que se califican de odiosas [las] distinciones con respecto a la sangre parda; y enlas llamadas Ordenanzas, en cuyos artculos 32 y 34 respectivamente se declaraabolida la esclavitud como contraria a la humanidad y se establece la igualdadnatural entre todos los hombres (Grases, 1981, pp. 173-178).

    Estando an preso en las bvedas de La Guaira, Picornell tambin escribivarios lbelos que circularon de manera clandestina, en los que buscaba resaltar elvalor de la gente de color y exalta el sistema igualitario implantado en las Antillasfrancesas. Uno de ellos se titula Dilogo entre un moreno Teniente Coronel de laRepblica Francesa y otro moreno espaol primo suyo, en cuya trama un pardo localse sorprende al encontrarse con su primo vistiendo uniforme militar de oficial, loque ste explica dicindole que en su patria todos eran iguales y libres, y como talespodan obtener indistintamente los Empleos polticos y militares (Lpez, 1955, pp.78-80).

    Otro de los conspiradores de San Blas que tambin colabor en laelaboracin de material propagandstico fue el madrileo Manuel Corts yCampomanes, tambin preso en las bvedas de La Guaira. Se dedic sobre todoa la composicin y adaptacin de canciones revolucionarias, en las que sereflejaba, quiz ms que en ninguna otra parte, la aspiracin de instaurar lapercepcin que los conspiradores tenan del modelo de fraternidad franco-antillana. Son obra suya la Cancin americana y el Soneto americano. En ambaspiezas se enaltece la hermandad e igualdad que debe existir entre los nuevospobladores que conformaran el pueblo de la naciente Nacin: blancos,negros, indios y pardos.17

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    Pero estos contactos no se limitaron nicamente a intercambios decorrespondencia: poco antes de la fecha prevista para que estallara la insurreccin,los prisioneros espaoles apresados en las bvedas de La Guaira lograron escapar a

    indios, negros y pardos. // Viva tan solo el Pueblo (bis), versos de Cancin americana,1797. Los blancos, los negros, /Los indios y pardos, / Conozcamos todos / Que somoshermanos, /Que a todos nos une / Un inters mismo, / Para hacer la guerra / Contra eldespotismo. // Viva nuestro Pueblo (bis), versos de Soneto americano, 1797 (Lpez,1955, pp. 375 y 381).

    Todo este esfuerzo para que pardos y negros libres apoyasen elmovimiento tuvo el xito esperado, como se puede apreciar en las listas deprisioneros hechas a posteriori por las autoridades reales, luego de que elmovimiento fuese develado. Entre los comprometidos locales con laconspiracin, adems de blancos criollos, tambin encontramos miembros delas Milicias de pardos, de la Compaa de artilleros pardos de La Guaira, de laCompaa de morenos de Carayaca y de la Legin de negros de la Costa (idem,pp. 91-92 y 110; Listas de las personas presas en La Guaira y Caracas [s/f ]y Lista de personas acogidas al indulto [1797] en Garca Chuecos,1930a y 1930b, pp. 99-100 y 105).

    Este esfuerzo por ganarse a la gente de color haciendo uso de lasimbologa revolucionaria franco-antillana, sugiere un prolongado contactode los revolucionarios hispano-venezolanos con las autoridades francesas enGuadalupe. El mismo, segn ha mostrado Protin-Dumon, se remonta almenos hasta abril de 1797 (dos meses antes de que estallara la conspiracin),como queda en evidencia por la carta que enviara el conspirador Manuel Guala Hugues el 19 de ese mes. En esta misiva, ese blanco criollo resalta laimportancia universal que para l tena la Revolucin Francesa, al mismotiempo que manifiesta su voluntad por emularla a travs de la deposicin delgobierno colonial espaol:

    Aunque lamentablemente no tengamos el honor de llevar el ttulo de ciudadanos, noscontentamos con merecerlo por el sentimiento y el inters que manifestamos hacia elbien general de la humanidad. La lectura de vuestros filsofos modernos, y de lahistoria de la Revolucin francesa, por siempre memorable, ha impreso en nuestroscorazones los principios que deben distinguir al hombre de bien del hombredeshonesto, y quienes constituyen al ciudadano del universo, y ha excitado nuestraslagrimas hacindonos comprender la situacin de nuestro pas, y la tirana de nuestrogobierno. (Gual a Hugues 19/04/1797. Vide Protin-Dumon, 1989, p. 298)

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    18 Esta era una idea que inicialmente haba desarrollado el abate Raynal en su obra, Historiafilosfica y poltica de los establecimientos de comercio europeo en las dos Indias. En ella advertalas terribles consecuencias que esa negativa poda acarrear, entonces desparecer el cdigonegro; y aparecer el cdigo blanco si los victoriosos consultan nicamente la ley de lavenganza. Sin embargo, esa emancipacin no poda ser sbita, puesto que, segn l, la

    Curazao, y de all pasaron a Guadalupe. Estando en esta isla contaron con todo elapoyo de Hugues, quien puso a su disposicin la imprenta que haba trado desdeFrancia. Fue con ella que Picornell y compaa pudieron publicar diversos libelos,como bien se diera cuenta el Capitn General de Venezuela al comparar loscaracteres impresos en los textos oficiales que venan de esa Antilla gala, con lospanfletos que los conspiradores introducan clandestinamente en la Costa deCaracas (Oficio del Capitn General para el Prncipe de la Paz [1797] enGarca Chuecos, 1930c, p. 154).

    Entre los textos impresos en Guadalupe se encuentran los Derechos delHombre y del Ciudadano y las canciones revolucionarias que hemos referido.Tambin estaba otra pieza de esa misma naturaleza titulada la CarmaolaAmericana (vide Lpez, 1955, p. 235). La misma era una adaptacin de unestribillo que se hiciera popular en Francia en 1792, cuya versin original fuecompuesta en la poca en que se aboli la monarqua buscando ridiculizar al Reyde Francia, llamndole Monsieur Veto. Este motivo se mantuvo en la adaptacinque hiciera Corts, solo que sustituyendo al monarca francs por el infameCarlos en alusin al rey de Espaa, Carlos IV (Carmaola Americana [1797] enLpez, 1955, p. 381).

    3. LIBERTAD CONDICIONADA

    La idea de emancipacin de los esclavos que pusieron en prctica losconspiradores hispano-venezolanos no estuvo exenta de condiciones, lo que nosremite nuevamente al modelo revolucionario franco-antillano. Ms concretamente ala idea desarrollada en la metrpoli gala de una abolicin gradual, y cmo esta fueaplicada por Hugues en Guadalupe. Esa idea comenz a tomar cuerpo poco antesde que estallara la revolucin en Francia, debido a la preocupacin que tenanalgunos abolicionistas franceses en torno a la anarqua que podra generar unaabolicin sbita en las colonias de plantacin caribeas, donde el nmero denegros superaba ampliamente al de blancos.18

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    institucin de la esclavitud haba embrutecido a los africanos llevados a las plantaciones,a un nivel tal que ya no eran capaces en forma inmediata de asimilar su libertad, (estareferencia pertenece a la edicin de 1786), (vide Dubois, 2004, p. 182).

    19 Desde el mismo momento en que el girondino Jacques-Pierre Brissot propuso la creacinde una sociedad abolicionista a imagen de la britnica, en febrero de 1788, se precis quela liberacin de los esclavos no debera ser de otra forma que .sucesiva y subordinada aensayos, [y] a precauciones. Ello se deba adems, como indicara uno de sus miembros,el marqus de Condorcet, a que se tema que los negros una vez liberados no podran sercontenidos por las leyes de los blancos, por lo que se entregaran al robo, a venganzaspersonales, a una vida vagabunda en las florestas y las montaas. Esta preocupacin larepiti en un discurso que pronunciara en la Asamblea Nacional a principios de 1790:La liberacin inmediata de los negros sera no solamente una operacin fatal para lascolonias; este sera incluso un funesto presente para los negros, en el estado de abyecciny de nulidad al que la codicia los ha reducido. Ante esta disyuntiva, se hacen propuestaspara introducir a los negros en la ciudadana, y sacarlos gradualmente del estado deesclavitud al que se encuentran sujetos (Discours sur la ncessit dtablir Paris enLa Rvolution Franaise et lAbolition de lEsclavage, [1788] 1968, pp. 25-26; J. A. N. deCaritat, marqus de Condorcet, Rflexions sur lesclavage des ngres en ibidem, p. 29;Discurso de Condorcet a la Asamblea Nacional en Bnot, 1988, p. 109).

    Esta preocupacin se mantuvo a lo largo del perodo revolucionario,sobre todo entre los polticos y filntropos cercanos a la Socit des amis denoirs (Sociedad de Amigos de los negros), entidad abolicionista fundada en1788.19 Entre las soluciones propuestas a este dilema resalta la que hiciera elmarqus de Condorcet, quien propuso una poltica de supresin gradual dela esclavitud, emancipando solamente aquellos esclavos que hubiesen nacidodespus de cierta fecha y luego de que cumpliesen 35 aos. Segn Condorcet(en La Rvolution Franaise, [1788] 1968, pp. 29-30), para poner enprctica este proyecto haca falta un hombre fuerte que fuese firme, ilustrado,e incorruptible, que rechazase el oro de los blancos, que combatiese susintrigas, y que pudiera liberar a los negros de sus cadenas sin caer en latentacin de la impunidad (vide Dubois, 2004, pp. 180-182).

    Segn Laurent Dubois, es probable que Hugues haya pensado que lpodra encarnar a ese hombre fuerte al que se refera Condorcet, por lo que enseguida se dio a la tarea como el mismo Hugues dijera en varias ocasionesde cobrarles el precio de la libertad (idem, p. 183). Este habra quedadoestablecido en la proclama del 7 de junio de 1794 dirigida a los ciudadanosde todos los colores, en la que se estableca que las personas de color que no

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    tuviesen propiedades, estaban obligadas a continuar laborando en lasplantaciones para mantener sus personas, sus familias, y contribuir, ademspor este medio, en apoyo de su patria (Commissaires civils dlgus par laconvention nationale aux Iles du Vent, Archives Nationales de France,Guadeloupe, C7

    A47, f. 8).20 En seguida qued en evidencia que sera muy

    difcil hacer cumplir este decreto, ya que muchos ex esclavos, amparados ensu recin concedida libertad, abandonaron las plantaciones o se dieron a latarea de saquearlas.

    Por esta razn, el 13 del mismo mes se emiti un nuevo decreto que lesprohiba expresamente dejar las plantaciones sin el consentimiento expreso de losterratenientes (quienes, en algunos casos, eran sus antiguos amos), so pena de serconsiderados como criminales. El comportamiento de los ex-esclavos debi seguirmolestando a Hugues, pues cinco das ms tarde emiti una nueva proclama estavez no dirigida a los ciudadanos de todos los colores, sino nicamente a losciudadanos negros excluyendo as de ella a los mulatos. En la misma ratificaba suorden de que volvieran a las plantaciones, pero esta vez bajo la amenaza de serconsiderados como traidores a la patria y [de ser] entregados al rigor de la ley (Auxcitoyens noirs [1794], ANF, Guadeloupe, C7

    A47, f. 14).

    Estas medidas influenciaron las propuestas polticas de los conspiradores deLa Guaira de 1797, quienes tambin condicionaron la libertad de los esclavosen trminos muy parecidos a cmo se hiciera en Guadalupe. Esto se puedeapreciar en las imposiciones coyunturales del artculo n. 36 de las Ordenanzas, elcual se asemeja a los decretos de Hugues de junio de 1794. En esas imposicionesse ordenaba a los antiguos esclavos que no tomasen las armas por laRepblica, y siguiesen trabajando en el campo para as evitar el descalabroeconmico:

    Todos estos nuevos Ciudadanos harn el juramento de fidelidad a la Patria y deservir los varones aptos en la Milicia hasta tanto que est asegurada la libertad delPueblo, siempre que lo pidan las circunstancias, en el nterin a fin de que en laagricultura no permanezca el menor menoscabo, permanecern los agricultoresEsclavos o Criadores con sus respectivos amos antiguos, siempre que se les abonen susjustos jornales y se les d el trato correspondiente, a fin de evitar cualesquiera

    20 Archives Nationales de France (Pars) en adelante ANF, microfilm C7A47 en adelanteC7A47.

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    21 Luego de que Hugues fuese removido de su cargo a fines de 1798, el nuevo gobierno deGuadalupe quit el apoyo a estos conspiradores. No obstante, ellos siguieron intentandosu ensayo revolucionario esta vez con ayuda del gobernador ingls de Trinidad, ThomasPicton; pero tras la ejecucin de Jos Mara Espaa en Caracas en 1799 y de la muerte deManuel Gual en 1800, los planes republicanos de Picornell y Corts se debieronposponer indefinidamente. El primero pas a Estados Unidos, mientras que el segundopermaneci como oficial en las Antillas Menores francesas. Ms tarde, en 1811, losveremos de nuevo en la Costa de Caracas en la revolucin que estallara en la provincia deeste mismo nombre, que condujo a una primera tentativa de independencia en julio deaquel ao.

    exceso por una y otra parte, ningn criado Esclavo o nuevo Ciudadano de estanaturaleza podr despedirse de su amo sin justa causa... (Ibidem. Las cursivas sonmas).

    Eventualmente, ninguna de las propuestas de los conspiradorespudieron llevarse a la prctica, ya que la insurreccin fracas al ser delatadaantes de comenzar. En seguida, los principales cabecillas blancos criollos (elmencionado Gual y Jos Mara Espaa) escaparon a las Antillas, desde dondesiguieron desarrollando planes en conjunto con los conspiradores de San Blasen Guadalupe a fin de volver a revolucionar la Costa de Caracas, para lo cualsiguieron contando con el apoyo de Hugues. La existencia de estos planes seevidencia en una carta que enviara Corts a Hugues a fines de 1797, en la quele indicaba que tenan todos los medios necesarios para ponerlo en ejecucin, yque solo faltaba una pequea cantidad de armas las cuales le solicita (Cortsa Hugues [1797] en Protin-Dumon, 1989, p. 298). Lastimosamente paraellos, la muerte de los principales cabecillas blancos criollos (Espaa fueajusticiado tras su retorno a Caracas en 1799, y Gual asesinado por un espa enTrinidad en 1800) y la remocin de Hugues de su cargo en 1798 (lo que significla prdida del apoyo francs), no permiti que estos planes pudiesen ser llevadosa la prctica.21

    4. MULATOS FRANCO-DOMINICANOS EN MARACAIBO

    Tras la salida de Hugues de Guadalupe, a las autoridades metropolitanas enlas islas francesas les result cada vez ms difcil controlar a sus corsarios en aguascaribeas y atlnticas, cuyas actividades, a partir de 1798, se asemejaron cada vezms a actos de piratera. Esto se deba principalmente a dos factores: por un lado,a la muy efectiva campaa naval que contra ellos haba venido desarrollando la

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    La deposicin de Desfourneaux en agosto de 1799 institucionaliznuevamente las actividades de los corsarios, sobre todo despus de febrero de1800, cuando los agentes del Consulado, Baco, Bresseau y Jeannet,asumieron el gobierno de la isla. Esto coincide con la llegada de un numerosogrupo de inmigrantes de color (principalmente mulatos) provenientes deSaint-Domingue, quienes venan huyendo de este territorio luego de que elpartido de los mulatos liderado por Andr Rigaud fuese derrotado en laGuerre du Sud (Guerra del Sur) por el de los negros libres y antiguos esclavosde Toussaint Louverture (Ott, [1973] 1995, pp. 112-116). Estosinmigrantes fueron bien acogidos por las autoridades guadalupeas, lascuales les dieron un trato preferencial hasta el punto de asignarles puestosclave en la administracin, muy a pesar de la oposicin de los blancos locales(Bruley, 1989, pp. 79-92). Es probable que los recin llegados hubiesensacado ventaja de esta situacin para pasar a controlar buena parte de lasactividades corsarias que se desarrollaban desde esa isla caribea, quizaprovechando lo que quedaba de la plataforma logstica implantada porHugues. De hecho, fue la amenaza constante de los llamados RigaudsPicaroons (Bribones de Rigaud) como se les conoca en Norteamrica loque en buena medida llev a los Estados Unidos a mediados de 1798 a tomarmedidas contra los corsarios franceses, y as comenzar una guerra nodeclarada, o Quasi War (casi guerra), contra Francia (Perkins, 1993, p. 105).

    Marina Real Inglesa desde 1797; y, por el otro, a la poltica que llev a cabo elagente que nombrara el Directorio Ejecutivo para sustituir a Hugues, el generalDesfourneax, quien enfrent a los corsarios buscando consolidar su poder ydetener el acoso de naves neutrales (Jenkins, 1978, pp. 249-250). Todo estopropici una suerte de deriva de los corsarios de bandera francesa en el Caribe, loscuales, no contando ya con la coordinacin de que haban gozado en tiempospasados ni con el apoyo del gobierno republicano, se sintieron con carta blancapara actuar a voluntad lo que increment los ataques contra naves de potenciasneutrales como los Estados Unidos, e incluso contra aliadas como Espaa (videProtin-Dumon, 1989, p. 249; Rgent, 2005, p. 308). Esta situacin seconvirti en un verdadero problema para Francia, por lo que en 1798 su agenteen Santo Domingo, Philippe Roume, propuso la aplicacin de la severidad de lasleyes de todas las naciones para limitar las acciones de quienes para l no eran msque usurpadores del ttulo de corsarios franceses (Roume [1798], SHM, BB4,leg. 129, f. 201).

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    Segn indican los mltiples testimonios que se han conservado sobreeste caso, las naves salieron originalmente de Puerto Prncipe en direccin aSaint Thomas, pero por un temporal que derrib el mstil de uno de losbuques fueron a dar a barlovento de Ro Hacha (costa nororiental de NuevaGranada), donde hicieron el apresamiento de la nave britnica. Seguidamentedecidieron dirigirse a Curazao, pero estando faltos de vveres y agua (aunquealgunos afirman que por falta de vientos y corrientes favorables), cambiaronde rumbo en direccin a Maracaibo. Luego de atracar, las tripulaciones de lasnaves francesas, en su mayora conformada por gente de color, entraron encontacto con algunos lugareos para planear una insurreccin. Su objetivoera, supuestamente, el de embestir la ciudad, saquearla, matar a los blancos yricos, echar por tierra el Gobierno Espaol y establecer la Repblica (Brice,1960, p. 24).

    Prevista la ejecucin de la conspiracin para el 19 de mayo, la mismafue develada y fracas. Entre los marabinos que apoyaron el movimientoestaba un tal Francisco Javier Pirela: sastre de profesin y subteniente de lacompaa local de milicias de pardos, quien habra prometido el apoyo dedoscientos milicianos de color y de la poblacin local. Esta oferta era sin duda

    La Costa de Caracas no se salv de esta especie de renacer de lasactividades de corsarios franco-antillanos en el Caribe, cuyo embate secomenz a sentir a todo lo largo de esa franja litoral a partir de 1798: primeroen la regin oriental, donde apresaron varias lanchas (Borrador al CapitnGeneral [1798], AGN, GCG, t. LXVIII, f. 223); y, pocos meses ms tarde,en la occidental cuando la tripulacin de una de esas naves entr en contactocon los esclavos de una hacienda en las inmediaciones de la ciudad de Coro,donde habran cometido hostilidades en conjunto (Autos seguidos contrados esclavos [1798], AGN, Diversos, t. LXXII, ff. 342-342 vto.;Comunicacin de Antonio Pimentel [1798], AGN, GCG, t. LXXIII, f.106). Situaciones de este tipo hicieron que las autoridades coloniales aliadasde Francia (tanto holandesas como hispanas), tomasen medidas deprecaucin cada vez que se presentaba una embarcacin de bandera francesaen alguno de sus puertos. Eventualmente se comprobara que estos temoresno eran para nada infundados, cuando el 6 de mayo de 1799 sepresentaron ante la rada de la ciudad de Maracaibo dos corsarios debandera francesa, La Patrulla y El Bruto, con una goleta inglesa que habanapresado.

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    22 En esa ocasin, un grupo de esclavos criollos junto con otros recientemente adquiridosprovenientes de las Antillas francesas y con el apoyo de un sargento negro de artillera, sesublevaron con la intencin de asesinar al Gobernador de la provincia, apoderarse devarios castilletes, masacrar a los blancos y saquear la ciudad de Cartagena de Indias. Elmovimiento fue develado, pero, an as, dos esclavos pudieron escapar y quemaron doshaciendas en las afueras de la ciudad (Helg, 2001, pp. 158-159).

    don Fernando Miyares, quien menospreci los sucesos ocurridos en suciudad, asegurndole al gobernador en una comunicacin que la actitud deesos corsarios franceses no daba a entender que su intencin fuera sublevar orevolucionar, sino una muy distinta: Yo he manifestado desprecio de lanoticia, asegurando que esos hombres son unos embusteros desnudos de todaautoridad para tales expediciones, pues sus designios son solo robar lo quepudieran (Comunicacin de don Fernando Miyares [1799], AGN,GCG, t. LXXVIII, f. 224. Las cursivas son mas).

    Nuevas informaciones acerca de las intenciones de los corsarios franco-antillanos de pretender sublevar las esclavitudes desde Santa Marta hastaCoro, se continuaron rumoreando despus de los hechos de Maracaibo(ibidem). Esto tal vez se debi a que poco antes, el 2 de abril de 1799, unainsurreccin de esclavos tambin vinculada con las islas galas, haba tenidolugar en una hacienda cercana a Cartagena de Indias.22 Pronto nuevas noticias

    exagerada, ya que eventualmente solo se pudo comprobar la participacin deun espaol y un negro de apellido Surez, mientras que el resto de lapoblacin apoy masiva y decididamente al gobernador (vide Carta delGobernador Miyares [1799], AGN, GCG, t. LXXIX, f. 118; Noticia delo que resulta del proceso [1799], AGN, GCG, t. LXXIX, ff. 112 y ss.).

    Las vinculaciones con Saint-Domingue de aquellas dos embarcacioneseran claras, pues las patentes de Corso haban sido otorgadas en Logane aprincipios de aquel ao a nombre de sus respectivos capitanes: Juan BautistaGaspar Boc, de la La Patrulla, y Agustn Gaspar Boc, de El Bruto (Patentede Corso que se le concede a Juan Bautista Boc [s/f ], AGN, Diversos, f.248; Patente de Corso que se le concede a Agustn Boc, AGN, Diversos,ff. 251-25 vto.). En la opinin del Capitn General, este intento porconvulsionar Maracaibo era una nueva tentativa revolucionaria vinculada conlo que haba sucedido en La Guaira dos aos antes (vide Brito Figueroa, 1990, p.288). Esta interpretacin contrasta con la del gobernador de aquella provincia,

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    Previamente se haban tenido noticias de que otros franceses habandesembarcado en algn punto de la costa oriental del Lago de Maracaibo, paratratar de liberar a sus compaeros arrestados (vide El Gobernador e intendentede la Provincia de Maracaibo dice haber suspendido la remesa de los reos deestado por la va de Coro por las razones que cita, y que lo har por la va deCarora, AGN, GCG, t. LXXXII, f. 279), pero nada se comparaba con la amenazapotencial que significaba una embarcacin con aquellas caractersticas llena denegros y mulatos de Saint-Domingue, debido probablemente al temor que yadespertaba entre las autoridades locales la Revolucin Haitiana. Fue por ello queMiyares, considerando que se pudiese repetir lo sucedido el ao anterior con losdos corsarios franceses, decidi en lo sucesivo no dar puerto a ninguna embarcacinde la expresada Colonia..., es decir, de Saint-Domingue (Comunicacin delGobernador de Maracaibo [1800], AGN, GCG, t. LXXXVIII, f. 7).

    Aquella embarcacin seguramente formaba parte de una escuadra navalmucho ms grande que en ese momento se diriga a Curazao, la cual haba sidoreunida en Guadalupe por los agentes en esta isla del nuevo gobierno francs: elConsulado Ejecutivo. El objetivo de esta operacin, segn sealaran posteriormenteellos mismos, era, por un lado, proteger aquella colonia holandesa de unasupuesta invasin que estaran planeando los ingleses, y, por el otro, el derecuperar una fragata (La Vengeance) que tena ms de seis meses varada en elpuerto curazoleo de Willemstadt, donde haba buscado refugio tras quedaraveriada en un combate que mantuviera con una nave de guerra estadounidense.23

    sobre la presencia en costas venezolanas de ms embarcaciones francesassiguieron inquietando a las autoridades coloniales, sobre todo cuando enjulio de 1800 se supo que en las inmediaciones se encontraba un corsariofrancs con ciento veinte

    mulatos, y negros del partido de Rigaud, en la parte sur de la isla de Santo Domingo,muy interesados en saber el estado de sus compaeros que existen presos en estaciudad por la revolucin intentada contra ella la noche de 19 de Mayo del aoprximo pasado. (Comunicacin del Gobernador de Maracaibo [1800], AGN,GCG, t. LXXXVIII, f. 7)

    23 La fragata La Vengeance a principios de 1800 haba sido despachada hacia Francia. En elcamino entr en combate con la nave norteamericana, The Constellation; del mismo saligravemente averiada por lo que su capitn decidi recalar en Curazao (vide Prcis desvnements arrivs Curaao, SHM, BB4, leg. 149, ff. 58 y ss.).

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    El contingente armado estaba conformado por doscientos sesentahombres de tropa (la mayora negros y mulatos), todos bajo el mando de lospropios agentes. El mismo fue transportado a bordo de cinco embarcaciones,algunas de ellas corsarias. Es de resaltar que entre los oficiales quecomandaron las tropas de tierra se encontraban, efectivamente, muchosveteranos de color de las guerras en Saint-Domingue, entre ellos AlexandrePtion y el lder mulato, Franois Rigaud (hermano de Andr)24 lo quecoincide con las informaciones que haba recibido previamente el gobernadorde Maracaibo.

    Luego de algunos enfrentamientos, el gobernador de Curazao, JohannRudolf Lauffer, preocupado ante la amenaza de ver renovarse en esta colonialas horribles destrucciones de Saint-Domingue (Exposicin en francs delGobernador [s/f ], AGN, GCG, t. XC, f. 309), convoc un ConsejoCombinado. En el mismo se decidi entregar la colonia al enemigo inglsprefiriendo esto a que cayera en manos de esa banda de ladrones y asesinos queamenazan llevar esta colonia a la ruina total (idem, f. 310). As, a finales deseptiembre de 1800, la ms alta autoridad holandesa en Curazao capitulabaante el capitn de la fragata inglesa La Nereida, con lo que esta isla pas aestar temporalmente bajo la gida britnica.

    Este hecho conmocion al gobierno francs, por lo que al ao siguienteel Ministerio de Marina y Colonias nombr una comisin para determinar laresponsabilidad de los otrora agentes, Jeannet y Bresseau (Baco habafallecido el diciembre anterior), en este asunto. Al terminar losinterrogatorios, la comisin a cargo de la investigacin lleg a la conclusinde que estos agentes haban sobrepasando los lmites de sus funciones, quehaban sido los responsables de la rendicin de Curazao, que haban puestoen riesgo los intereses de Francia, y que haban querido convertir a los francesesen piratas (Registre de procs-verbaux des..., ANF, Guadeloupe C7A54, f.282 vto.).

    24 Cuando el partido de Andr Rigaud result derrotado por el de Toussaint Louverture afinales de julio de 1800, tanto l como sus partidarios y sus familias tuvieron que buscarrefugio fuera de Saint-Domingue. Se sabe que la mayora se dirigi a la isla de Cuba,mientras que otros entre ellos el hermano de Andr Rigaud, Franois pasaron a Saint-Thomas y luego a Guadalupe. Sobre el caso cubano consltese Alain Yacou (1991, pp.171-174) y Jos L. Franco (1964, pp. 54-55).

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    Empero, esta revuelta convenientemente afrancesada convivi con otrasmanifestaciones de resistencia, las cuales, si bien tenan aspiraciones similares a lasde los negros corianos, en ellas no se notaba ninguna influencia franco-antillana.Tal fue el caso de la ocurrida en enero de 1798 en las inmediaciones de lapoblacin oriental de Carpano, protagonizada por negros bozales (es decir,

    5. CONCLUSIN

    Los tres casos abordados en el presente trabajo, si bien presentan comofactor comn la incidencia de la revolucin franco-antillana, tambinmanifestaron tener caractersticas distintas y se desarrollaron en contextosigualmente distintos. El caso de la insurreccin en la Serrana de Coro de1795 debe ser interpretado, siguiendo a Ramn Aizpurua, como unmovimiento social reivindicativo (1988, p. 710) de los negros luangos ylibres que la lideraron. Esta motivacin debe entenderse tanto en un sentidosocial, por las aspiraciones de mejorar sus condiciones de vida mediante lainstauracin forzada de un nuevo orden etno-social; como en un sentidomaterial, segn se evidencia de las aspiraciones que manifestaron tener conrelacin a suprimir los gravmenes a que eran sometidos bajo el rgimencolonial.

    Desde la perspectiva de los esclavos, el apoyo que dieron a este movimientorepresenta en varios sentidos una variable de la resistencia activa tradicional encontra de la institucin de la esclavitud. Esto se puede apreciar en la presencia delrumor de que el Rey los haba liberado y en su pretensin por exterminar al sujetode su opresin: los blancos. La originalidad conceptual de la insurreccin de laSerrana de Coro reside en que, luego de que la empresa tuviera xito, los esclavos,en lugar de escapar para convertirse en cimarrones y recrear frica en Amrica(como suceda en los asentamientos de esclavos fugitivos), su intencin fue la deapoyar a los negros libres para formalizar su libertad, lo cual no significa queestuviesen conscientes de las intenciones de estos ltimos de crear una nuevasociedad menos restrictiva y sin hombres blancos. Esto se pretenda lograrmediante la aplicacin de una muy ambigua ley de los franceses, la cual solotomaba del modelo franco-antillano la abolicin de la esclavitud y unafraternidad nicamente aplicable a los hombres de color. Esta justificacinlegal habra fomentado el apoyo masivo de los habitantes negros de lalocalidad, lo que demuestra hasta qu punto estos estaban influenciados porese viento comn al que se refiere Julius Scott.

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    recin llegados de frica), en la que no hubo participacin de negros libres niextranjeros (De Gaspar Antonio Vallenilla [1798], AGN, GCG, t. LXVIII,ff.181-182; De Vicente de Emparan [1798], AGN, GCG, t. LXVIII, f. 184).

    En esa misma poca, algunos esclavos de la costa oriental tambin buscaronobtener su libertad pasndose a naves britnicas (vide Sumaria de averiguacinsobre la conspiracin [1801], AGN, GCG, t. XCVII, ff. 154 vto.-186 vto.),25 loque en cierta forma denota las diferencias regionales que haba en cuanto a lapercepcin que estos tenan sobre quines eran sus verdaderos aliados. En estecaso, seguramente incidi la declaracin de guerra que contra Inglaterra hicieraEspaa en 1796, lo que sbitamente transform a los ingleses en potencialesamigos de los esclavos. Esta alianza implic un aumento de la presencia de navesbritnicas en el litoral oriental de la Costa de Caracas, las cuales iban tras loscorsarios franceses que se aprovisionaban en puertos venezolanos, sobre todo enlos de Trinidad, razn por la cual esta isla fue ocupada en 1797. Entre tanto, losesclavos y negros libres de las inmediaciones de Coro mantuvieron su parcialidadpor los franceses o franco-antillanos, lo que en buena medida se debi a lacercana de Curazao y a los vnculos que mantenan con los habitantes de color deesta isla.

    Con respecto al supuesto complot propiciado por las tripulaciones de doscorsarios de bandera francesa llegados al puerto de Maracaibo a mediados de1799, el asunto concuerda con la forma irregular como haban venido actuandolos corsarios franco-antillanos desde 1798. Esto haba conducido a Francia a unacorta casi-guerra con los Estados Unidos y a un incmodo impase con la RepblicaBtava (Holanda), luego de la intervencin que sobre Curazao intentaran losagentes de Guadalupe en conjunto con emigrados mulatos de Saint-Domingueen 1800. Lo anterior nos hace tomar en serio la opinin que tuvo el gobernadorde Maracaibo, quien aconsej al Capitn General entender lo acontecido en suciudad no como una propuesta revolucionaria asociada con la conspiracin de LaGuaira de 1797, sino como un acto de piratera. Esta hiptesis parecierareforzarse por la forma azarosa como llegaron esos corsarios a dicha ciudad hispanacon una goleta inglesa apresada, lo que implica que sus intenciones originales alsalir de Logane (Saint-Domingue) no eran las de generar otras revoluciones sinolas de dar captura a presas potenciales.

    25 Este documento no aparece en el ndice del tomo.

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    No obstante, esta explicacin desde el exterior no permite entender elsupuesto complot que se organiz con el apoyo del pardo Pirela, quien asegur alos cabecillas corsarios que esa tentativa sera secundada masivamente por civileslocales y milicianos de su misma calidad. Pero quiz no sea necesario explicarloya que este apoyo nunca se produjo, lo que pudo deberse a lo poco popular queeran los franceses entre la poblacin libre local,26 aunque tambin al poco intersque podran tener los pardos en la aplicacin de los ideales jacobinos entrecuyos postulados se encontraba la abolicin de la esclavitud, recordemos quemuchos pardos eran propietarios de esclavos.

    A pesar de los vnculos que tuvieron ambos movimientos con el Caribefrancs, en ninguno se elabor un proyecto republicano para sustituir al gobiernocolonial espaol. No sucedi igual con el tercero de los movimientos estudiados:la conspiracin ocurrida en La Guaira en 1797. En este caso, si bien la inspiracinjacobina pudiera ser explicable en trminos del conocimiento previo quemanifestaron tener algunos de sus lderes en la revuelta madrilea de San Blasde 1795, era muy difcil que desde Espaa hubiesen podido estar al tanto,por un lado, de lo delicado que era el tema de los derechos de la gente decolor en el Caribe hispano, y, por el otro, de los postulados o aplicacionesprcticas de la idea gradualista en relacin con la abolicin de la esclavitud.

    Por lo tanto, las propuestas polticas que hicieran Picornell y Corts enrelacin con la causa de los sin camisa americanos, las debieron desarrollar tras sullegada a La Guaira a fines de 1796, y luego de haber entrado en contacto con larealidad socio-tnica local y de lo que suceda a la sazn en las islas francesas. Estoltimo lo pudieron hacer a travs de diversas vas: las conversaciones queseguramente mantuvieron con los muchos de los prisioneros franco-antillanosque se encontraban retenidos en la misma crcel; los vnculos que establecieroncon los potenciales revolucionarios locales (sobre todo Gual y Espaa); y por loscontactos que lograron establecer con las islas galas, directamente a travs de loscorsarios de bandera francesa que tocaban aquel puerto.

    26 En la Capitana General de Venezuela, al igual que en Espaa, desde el comienzo de laRevolucin Francesa se puso en prctica un cordn sanitario para evitar el contagio de susideales. El mismo fue llevado a cabo tanto por la administracin civil como por las autoridadeseclesisticas, lo que gener entre la poblacin una suerte de franco-fobia. En el caso deVenezuela, esto se reflej sobre todo en la reaccin hostil que manifestaron sus pobladores antela presencia de emigrados franceses a partir de 1793 (Gmez, 2004, pp. 84 y ss.).

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    El conocimiento sobre lo que aconteca en esos territorios insulares (sobretodo en Guadalupe) afect profundamente el proyecto republicano elaboradopor los conspiradores guaireos, el cual, inspirado en la percepcin que estostenan del modelo franco-antillano de fraternidad inter-tnica, busc ganar para lacausa republicana a la numerossima poblacin parda local. Esta pretensin sepuede apreciar sobre todo en las canciones que animaban la fraternidad entretodos los sectores etno-sociales de la poblacin local (blancos, negros, indios ypardos), en la narracin propagandstica que resalta las bondades de un sistemaque permite a un negro portar uniforme de oficial francs, y en las Ordenanzasdonde se establece una medida de emancipacin condicionada para los esclavos.En relacin con esto ltimo, dado el conocimiento que demostr tener Picornellsobre los ideales revolucionarios de la poca, cabra preguntarse: para el casovenezolano, no habr pensado l tambin en convertirse en el hombre fuerte aquien se refera Condorcet y a imagen de Vctor Hugues?

    La propuesta republicana de la conspiracin de La Guaira de 1797 tuvo unsignificado especial dentro de las bases ideolgicas de los revolucionarioscaraqueos que en 1811 instauraron una Repblica en la Costa de Caracas.Muchos de ellos vieron en aquel movimiento la gnesis del proceso que estabanviviendo, lo que manifestaron de diversas maneras: en celebraciones de tiporepublicano, en homenajes a Jos Mara Espaa y Manuel Gual, y a travs de laliberacin simblica de prisioneros.27 La filiacin ideolgica con aquellaconspiracin es an ms elocuente en una obra histrica escrita en 1811 atribuidaal lder patriota Juan Germn Roscio, la cual comienza con la siguienteafirmacin: La historia de la revolucin de Venezuela empieza en Espaa. Losaluviones que barran de la Pennsula las semillas de la libertad, lanzaron suprecioso grano ms all de los mares (Extracto de una noticia de laRevolucin [1812] en Uslar Pietri, 1961, pp. 145-146).

    27 El 19 de abril de 1811, en la ocasin del primer aniversario de la conformacin de unajunta conservadora de los derechos del Rey depuesto por Napolen, en la sede de LaSociedad Patritica de Caracas (club poltico fundado por Miranda) se coloc un cuadrode Manuel Gual y Jos Mara Espaa. El 21 de octubre de ese mismo ao, el SupremoPoder Ejecutivo decide restituir en sus cargos a dos individuos que se haba mantenidopresos por haber estado comprometidos con dicha conspiracin. Segn la opinin delgobierno, ellos haban sido injustamente perseguidos por el antiguo Gobierno, a causa de losesfuerzos que hicieron [] por libertar su Patria del despotismo Europeo... (Leal Curiel,1997, pp. 158-159; vide Decreto en Gaceta de Caracas, 1983, p. 4).

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    Esta referencia, lejos de relatar un evento iniciador del proceso deemancipacin venezolano, nos remite a Espaa, a la conspiracin de San Blasde 1795. Esa referencia no debera sorprender, ya que la misma se ajusta a lasaspiraciones que tenan muchos liberales espaoles (americanos y peninsulares),por lo que no es de extraar que ms adelante los veamos actuando enconjunto desde Filadelfia, organizando expediciones hacia Nueva Espaa atravs de Hait.28 Esto ubica la Conspiracin de La Guaira y a sus protagonistashispano-venezolanos dentro de un marco espacial mucho ms extenso, y sobre elcual es muy poco lo que se ha escrito.

    En la continuacin de ese fragmento no se hace alusin alguna alproceso revolucionario francs, lo cual pareciera entrar en contradiccin conlo afirmado anteriormente, tomando en cuenta que dicha revuelta madrileatuvo un claro carcter jacobino. Esto, lejos de sorprendernos, pareciera ser unclaro indicio de las alteraciones que haba sufrido la ideologa republicanadesde fines del siglo XVIII. Esto se deba al temor que despert entre muchosrepublicanos hispano-venezolanos la posibilidad de que sus esfuerzospudiesen degenerar en otro Terror de la Montaa o, peor an, en otra revolucinnegra como la haitiana.29 Esta fue quiz una de las razones ms importantes porlas que la abolicin de la esclavitud nunca form parte de su agenda pre-revolucionaria, ni siquiera de revolucionarios tan radicales como Francisco deMiranda.

    28 A partir de 1816 se organizaron una serie de expediciones con financiamiento privadonorteamericano, conseguido por algunos patriotas quienes haban establecido una suertede junta revolucionaria en Filadelfia, conformada por venezolanos, neogranadinos,argentinos e incluso espaoles liberales. De esta forma se estableci un eje ofensivohispano-patriota entre Hait y Estados Unidos, cuyos objetivos principales eran los deliberar Mxico y establecer un puerto propio en el Caribe. Con tal propsito, entre 1816y 1817 se organizaron dos expediciones hacia Nueva Espaa y una hacia la isla deAmelia, (al sureste de la pennsula de la Florida), (vide Bierck, 1947, pp. 112 y ss.).

    29 Esto resulta claro en el caso de Francisco de Miranda, cuyos planes de revolucionar las coloniasespaolas de Amrica se vieron afectados por el Terror y por Hait, como se puede apreciar enlos siguientes fragmentos escritos por l en 1798: Dios nos libre de principios Jacobinos,como de la Peste! y No quiera Dios que estos hermosos pases tengan la suerte de SaintDomingue, teatro de sangre y de crmenes, so pretexto de establecer la libertad; antes valieraque se quedaran un siglo ms bajo la opresin brbara e imbcil de Espaa. Otrorevolucionario, Francisco Isnardi, era de una opinin parecida, como se denota en el siguientefragmento escrito por l en 1811: Cuatro revoluciones ha producido el autor [] de la

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    30 Estos temores se manifestaron entre los seguidores del partido Demcrata-Republicano,quienes pasaron de adular a la Revolucin Francesa a principios de la dcada de 1790, aprcticamente excluirla de su ideario a fines de esa dcada. Segn Simon Newman, estecambio de actitud se debi a la violencia desatada en el mencionado procesorevolucionario desde 1792, a los ataques sobre la propiedad generados en ese mismoperodo y a la Revolucin Haitiana. Sobre la forma en que la Revolucin Haitiana y elTerror afectaron los ideales de los republicanos en Estados Unidos, consultar Newman(2001, pp. 72-92).

    De esa forma se generaba otro viento comn, esta vez afectando a losrepublicanos de Venezuela (tambin a los de los Estados Unidos)30 cuyo factorcomn fue la prdida de fe en los ideales, segn ellos, excesivamente liberalesdesde un punto de vista social del republicanismo radical a la francesa.

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    Comunicacin de Antonio Pimentel para el Gobernador y Capitn General (Curazao, 1.de octubre de 1798). AGN, GCG, t. LXXIII, f. 106.

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    De Vicente de Emparan al Gobernador y Capitn General (Cuman, 11 de enero 1798).AGN, GCG, t. LXVIII, f. 184.

    El Gobernador e Intendente de la Provincia de Maracaibo dice haber suspendido la remesade los reos de estado por la va de Coro por las razones que cita, y que lo har por la vade Carora (Maracaibo, s/f ). AGN, GCG, t. LXXXII, f. 279.

    Exposicin en francs del Gobernador y miembros del Consejo de la isla de Curazao,dirigida al Comit de Colonias de Amrica y posesiones de la Repblica Btava (s/f ).AGN, GCG, t. XC, f. 309.

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    de abril de 1794). AGN, GCG, t. L, f. 210.Minuta para el Teniente de Justicia Mayor de Ocumare (Caracas, 28 de abril de 1794). AGN,

    GCG, t. L, f. 205.Nota sin firma para los agentes del directorio ejecutivo de la Repblica Francesa (Caracas, 17 de

    julio de 1797). AGN, GCG, t. LXV, f. 42.Noticia de lo que resulta del proceso seguido por el Gobierno de Maracaibo (Maracaibo, 13 de

    julio de 1799). AGN, GCG, t. LXXIX, ff. 112 y ss.Patente de Corso que se le concede a Agustn Boc para que arme en corso la goleta La Patrulla

    (s/f ). AGN, Diversos, ff. 251-251 vto.Patente de Corso que se le concede a Juan Bautista Boc para que arme en corso la goleta El Bruto

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    Rpublique La Vengeance, Capitaine Pitot (Desde el 18 pluvioso ao VIII, hasta el 22termidor). SHM, BB4, leg. 149, ff. 58 y ss.

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