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La Hermenéutica del Vaticano II por Santiago Grasso

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Toda hermenéutica se basa en un texto de interpretación delicada y complicada. ¿Pero puede darse en un texto colectivo, ambiguo y por momentos contradictorio, donde solo se busca la aprobación de la mayoría? ¿La Constitución Sacrosactum Concilium base de la reforma litúrgica, posee estos rasgos literarios?

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La Hermenéutica del Vaticano II

por Santiago Grasso

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I

¿Es posible una hermenéutica de los textos conciliares?

Toda hermenéutica se basa en un texto deinterpretación delicada y complicada. ¿Pero puededarse en un texto colectivo, ambiguo y por momentoscontradictorio, donde solo se busca la aprobación dela mayoría? ¿La Constitución Sacrosactum Conciliumbase de la reforma litúrgica, posee estos rasgosliterarios?

Como contemplamos en la pintura de HieronymusBosch, el camino de la Sagrada Escritura nace de lo alto y pormedio del hombre se refleja en el escrito. La hermenéuticapretende hacer el camino a la inversa: observar en el espejodel escrito, aquello que el autor ha reflejado y poder hundirseen dicho espejo, para remontarse como el águila del cuadro alas alturas de la contemplación del autor. Como bien lo reflejala pintura, en todo este proceso de hermenéutica no falta eldemonio, quien está a nuestra derecha, opuesto al águila, ycon gafas de intelectual, espera su ocasión propicia paraempañar esta visión y de este modo embarullar todo elproceso de interpretación.

¿HERMENÉUTICA POSIBLE O UTÓPICA? Lapregunta del caso, es si este proceso puede hacerse con losescritos del Vaticano II. Cuando emprendemos el camino a lainversa del escrito, notamos que el espejo, no tiene un escritorsino que dentro del mismo observamos muchas manos. Elhecho es simple. Un documento tiene uno o varios autores ensu redacción inicial, pero al ser sometido al debate,intervienen decenas de oradores que hacen sus respectivasobservaciones. Siempre el objetivo de todo documento es quesalga aprobado, por ello comienzan los quites de texto, lasenmiendas o interpolaciones de aquellos puntos que losoradores piden se incluya. Esto hace que el escrito final se vea

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empañado por la falta de unidad que pudo haber tenido en suorigen. Observemos que cuando un texto posee variosautores, como es el caso del Génesis, lo primero que se hacees delimitar los mismos, para observar su unidad intrínsecaen cada uno. Con los documentos conciliares esto esimposible de realizar; solo pueden enmarcarse tendenciasafines y dispares que confluyen en un texto, que puedecomenzar afirmando una cosa y concluir recomendando loopuesto. ¿Es esto posible? ¿Se observa esto en la ConstitutioSacrosanctum Concilium?

UNA VISIÓN SINTÉTICA. – Una síntesis de laConstitutio Sacrosanctum Concilium la da Monseñor PieroMarini, Maestro de las Celebraciones Litúrgicas, alrememorar los 40 años de la aplicación de esta ConstituciónConciliar y afirma:

«La Sacrosanctum Concilium estáestructurada en siete capítulos, precedidos de unaintroducción de índole general y seguidos de unapéndice. El documento conciliar no sólo contienealgunos principios doctrinales de gran importancia y laslíneas fundamentales de la renovación litúrgica, sinotambién indicaciones concretas relativas al desarrollode los ritos.» 1

Y continúa Mons. Marini diciendo:

«Sucedió entonces algo que no habíaacontecido nunca en la historia de la Iglesia: ningúnconcilio había dedicado a la liturgia todo undocumento.»

¿LA LITURGIA EN UN CONCILIO? – El hechoque un concilio tomara en cuenta la Liturgia, es llamativo,pues nunca para la historia de la Iglesia, fue la Liturgia unasunto que se debía resolver en un Concilio. Los grandesConcilios se abocaron a dilucidar discusiones referentes aldepósito de la fe, no sobre las operaciones, pues estasproceden de la fe y de la doctrina. Significa que para corregiruna procesión, se requiere un planteo más profundo en la fe,

1 Tomado de la “Presentación” escrita por S.E. Mons. Piero Marini para el volumenRenouveau liturgiche – Documents fondateurs, Centre national de pastolareliturgiche, éditions du Cerf, Collection Liturgie n° 14, Paris, 2004. La fuente dondeobtuvimos el escrito, es www.vatican.va

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o dilucidar su depósito doctrinario. La Liturgia, esesencialmente una procesión, es decir una operación queprocede de la fe y del depósito apostólico. Las distintasdisputas litúrgicas, se desarrollaron hablando, como lohicieron Policarpo de Esmirna y el Papa Aniceto; entre loscuales no hubo acuerdo sobre la fecha que debía celebrarse lapascua y cada uno continuó haciendo lo que hacía sinestorbos. Era una disputa litúrgica, no dogmática, causa porla que no se llegó al cisma, y no se les ocurrió hacer unconcilio para resolver el tema.

EL FIN DE LA INMOVILIDAD. – El problemalitúrgico, se vio potenciado por un supuesto inmovilismoimpuesto luego del Concilio de Trento por San Pío V, y elVaticano II selló el fin de la aparente inmutabilidad. Mientrasla liturgia latina era fija, no existían problemas mayores en1960, como sí los encontramos en la actualidad. De aquí surgeel primer interrogante, pues no sabemos si los venerablespadres conciliares solucionaron o trajeron un problema a laIglesia, algo que quedará más claro al fin de estos doscomentarios.

¿QUÉ ES AGGIORNARE? – Era nocióngeneralizada en la convocatoria, del Concilio, que se buscabaun aggiornamento de la Iglesia a los tiempos modernos. ¿Quéimplicancias tenía este término? ¿Era una mera adaptaciónde la misma forma a las circunstancias presentes o era uncambio de forma? Si los Venerables Padres Conciliaresoptaban por una reforma, quedaba claro que sobre la formaexistente surgía una nueva forma. Acontece que la formaindica la naturaleza de las cosas; por ende, al cambiar deforma, puede acontecer que se cambie de naturaleza. No esposible olvidarse, que es la hipóstasis quien genera la unidadde la forma, de allí que si la naturaleza se cambia en otra, esporque existe otra hipóstasis que la ha generado.

ESTO ES UNA RE-FORMA. – Que un temalitúrgico se trate en un Concilio, es algo más que ponerse deacuerdo en un tema a definir, tampoco puede ser un simpleaggiornamento o adaptación, sino algo más serio. Eldocumento conciliar lo llamará instauratio, y fue traducidopor reforma, donde por mi parte hago notar su realsignificado de re-forma, es decir hacer una nueva forma,sobre la ya existente. Esto se puede observar en los artículos

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que definen los conceptos generales de la misma. Leamos elartículo 21 y notaremos que se inicia con todo el vigor de lare-forma:

«...la santa madre Iglesia desea proveer consolicitud a una reforma general (generaleminstaurationem) de la misma Liturgia.» (Art.21)

RE-FORMA CON FRENOS LÓGICOS. – Esteconcepto central, que define el objetivo buscado, tuvo suoposición respectiva, pero la idea reformista buscó ocultarsebajo una supuesta lógica, apelando al sentido común, por estoel Art. 21 concluye poniendo un freno a la re-forma iniciada:

«...si es que en ellas se han introducidoelementos que no responden bien a la naturaleza íntimade la misma Liturgia o han llegado a ser menosapropiados.» (Art.21)

Este condicional del Art.21 supedita todo el textoanterior, significa que si no se cumple esta condición, nopuede darse la re-forma. Sin embargo, el condicional vieneluego del planteo de un cambio obligatorio:

«Porque la Liturgia consta de una parte quees inmutable por ser la institución divina, y de otraspartes sujetas a cambio, que en el decurso del tiempopueden y aun deben variar,...»

¿Qué se acentúa la condición o el cambioobligatorio? Este estilo es el que crea la ambigüedad del texto,que puede ser interpretado en dos direcciones, según elpropio argumento elegido por el lector.

ICONO DE TIRANTEZ. – Este Art. 21, es el iconodel Vaticano II, es decir, hace visible lo que subyace en él. Seafirma que la Iglesia desea proveer con solicitud(sedulo curare cupit) a una reforma general de lamisma liturgia (ipsius Liturgiae generaleminstaurationem). Es manifiesto el deseo irrefrenable dereformar todo, pues es una reforma general, pero luegonos damos contra la pared, cuando leemos el condicional: ...sies que en ellas se han introducido elementos que noresponden bien a la naturaleza íntima... Todo setransforma en inseguro, pues por un lado se manifiesta eldeseo irrefrenable de realizar una reforma general, pero ¿qué

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reforma general se puede hacer con simples elementosintroducidos o filtrados dentro de ella?

TAMBIÉN EL PROGRESO LEGÍTIMO. –Acontece, que una re-forma no es suficiente, se requiere algomás. ¿Qué es? La necesidad de progreso legítimo; así loindica el Art. 23.

«Para conservar la sana tradición y abrir, contodo, el camino a un progreso legítimo (vialegitimae progressioni),...» (Art.23)

¿QUÉ IMPLICANCIAS TIENE ESTEPROGRESO LEGÍTIMO? – Este es el dato, que no seráaclarado, dejándose como capa flotante dentro delsubconsciente colectivo. ¿Acaso no era la cara moderada deun cambio permanente, como lo marcan los manuales de lasideologías de los revolucionarios trotskistas? Hago estapregunta porque no es otra cosa que la consecuencia lógica delo afirmado en el Art. 21 donde se dice que existen partes de laliturgia que con el devenir del tiempo deben variar.

RE-FORMA Y PROGRESO CON FRENOSTRADICIONALES. – Como en el Art. 21, el Art. 23, nos daotro ejemplo de tirante equilibrio, manifestando lascondiciones del legítimo progreso en la redacción, indicandoque todo debe nacer de la Tradición en vigencia. Obsérvese,que si bien se propone el progreso legítimo, luego se frenatodo usando hasta el freno de manos:

«...debe preceder siempre una concienzudainvestigación teológica, histórica y pastoral, acerca decada una de las partes que se han de revisar. Téngase encuenta, además, no sólo las leyes generales de laestructura y mentalidad litúrgicas, sino también laexperiencia adquirida con la reforma litúrgica y con losindultos concedidos en diversos lugares. Por último, nose introduzcan innovaciones si no lo exige una utilidadverdadera y cierta de la Iglesia, y sólo después de habertenido la precaución de que las nuevas formas sedesarrollen, por decirlo así, orgánicamente a partir delas ya existentes.»

¿SOLO RE-FORMA? – Cuando llegamos al Art. 24parece que se busca congeniar con todo el espectro posible de

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cambios, como son la reforma (instaurationem), el progreso(progressum) y la adaptación (aptationem). No es que basteun solo término para denominar el cambio formal, sino queparece que los venerables padres conciliares no se han puestode acuerdo en un único término para definir este complejoproceso, de allí el empleo de los tres, pues aparecen tresoperaciones distintas. La adaptación, no implica cambio deforma, pero re-forma es dar otra forma sobre la existente y elprogreso por su parte indica la imposibilidad de fijarnuevamente la liturgia, sino de hacerla mutar con el tiempo,porque como dice el Art. 21 en el decurso del tiempo[“las partes litúrgicas sujetas a cambio”] pueden yaun deben variar. Si el Vaticano II se había propuestoadaptar la Iglesia, aquí los escritos rompen el molde de laadaptación y se aventuran dentro de la reforma y delindefinido proceso del progreso. Ya no es un simple adaptar oaggiornare, sino un avance contra el límite mismo de lopropuesto.

«Por tanto, para procurar la reforma, elprogreso y la adaptación de la sagrada Liturgia, hayque fomentar aquel amor suave y vivo hacia la SagradaEscritura que atestigua la venerable tradición de losritos, tanto orientales como occidentales.» (Art. 24)

Nuevamente se nos aparece el tirante equilibrio,cuando observamos el mismo estilo ambiguo: la necesidad delcambio permanente en el inicio, para procurar lareforma, el progreso y la adaptación, y el freno de latradición sobre el final, que atestigua la venerabletradición de los ritos, tanto orientales comooccidentales.

LA LITURGIA DEL YIN-YANG. – Todo esteplanteo nos muestra una realidad, a la que podemos definircomo hacen los pensadores de oriente, esa que condensaronen el yin-yang. Es decir, que la realidad no es simple, sinonecesariamente opuesta y en determinados casos tambiéncontradictoria. Para ellos nada existe en estado puro, comotampoco nada existe en completa quietud. Este dualismosiempre es dinámico, pues al no poder deshacerse una partede la otra, ambas viven en permanente tirantez entre ladependencia y el conflicto mutuo. Este estilo, impone el fin dela quietud de Pío V y el necesario inicio del cambio; los

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neomodernistas del Vaticano II se percatarán, que el caminodel cambio, el yang, debe estar sopesado en la tradición, elyin, para que la liturgia salga del estado de quietud ycomience a moverse, y así, lentamente, a mutar en formapermanente. Que nadie se enoje si la llamo la liturgia del yin-yang, sigo al pie de la letra los consejos dados por misgrandes maestros inculturadores.

ANÁLISIS ETIMOLÓGICO. – Analicemos unpoco la terminología verbal de lo que se ha dejado escrito enesta Constitutio. Lo hacemos solamente con los verbos, puesindican las operaciones que se deberán hacer, por expresavoluntad de los venerables padres conciliares, pues sepropusieron reformar formas de operaciones.

El verbo mutare, traducido por cambiar, seemplea en los artículos 1; 21; 22,§3; 93 y 122. Dicho artículo122, opino que define el mayor alcance significativo del verbo:

«La Iglesia procuró con especial interés quelos objetos sagrados sirvieran al esplendor del culto condignidad y belleza, aceptando los cambios (mutationes)de materia, forma y ornato que el progreso de la técnicaintrodujo con el correr del tiempo.»

Los cambios son de materia, forma y ornato. Lamateria y forma responde al ser en sí mismo, mientras elornato responde a uno de los fines de dicho ser. Sitrasladamos este significado usado solamente para losobjetos, a los ritos, podemos llegar a pensar que se puedenmutar en materia y forma (!).

Al verbo instaurare se lo ha traducido porreformar, ya sea en su variante verbal o sustantiva y se usa 20veces en todo el texto.

El verbo revisar (recognoscere), cuyosignificado latino busca que se vuelva a conocer algo yaconocido, se emplea 19 veces y sobre todo el espectro de laLiturgia. Si se pide una revisión, es porque lo que cae sujeto aella, es dudoso. Lo encontramos en los Artículos: 50, 67, 71,72, 77, 80, 82 y 107, siempre en imperativo con ausencia delyin, es decir, sin condicionamientos ni frenos de ningunaespecie:

«Revísese...» (...recognoscatur).

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Esto nos indica que en todos los artículosmencionados no se reconocen las formas existentes; por ellose da el uso del imperativo: y si no se los reconoce, tambiénpuede pensarse que la revisión se dé quasi ad tabulam rasam,pues adolecen de frenos, excepto, claro está los que seimpusieron en los Artículos 21 y 23. Como se puede apreciar,todo ha caído en un manto de sospecha. ¿Y si la comisión deexpertos e historiadores que estudia cada caso indica que noes necesario revisarse? Por supuesto, podrían ser acusados dedesobediencia a un concilio, puesto que se ha establecido lanecesidad del progreso legítimo.

El verbo restaurare, con su significado derestablecer, renovar, rehacer o reconstruir, curiosamente nose usa en todo el texto. En otras palabras no existe rito algunopara renovar.

El verbo modifare o modificari en susignificado de arreglar, modificar, dar proporción odimensión a una cosa, como otra curiosidad, tampoco seemplea.

El verbo paescribere, se emplea en el art. 35,§3con el significado de llevar algo escrito y en el art. 54 con elsignificado de contenidos ya escritos.

EN LOS RITOS, SOLO SE PUEDEN HACERTRES COSAS y las indica el Art. 22,§3 de modo negativo:

«...nadie, aunque sea sacerdote, añada(addat), quite (demat) o cambie (mutat) cosaalguna por iniciativa propia en la Liturgia.»

Los verbos usados en esta ocasión son añadir(addare), quitar (demare), y cambiar (mutare).

El verbo demare se emplea para quitar himnoscon sabor mitológico (?) (quae mythologiam sapiunt);suponemos que se refiere al Dies Illa, puesto que no explayaque entiende por el subjetivo sabor mitológico. Significa, queno se tiene pensado quitar nada, excepto la pobre hora dePrima, que fue suprimida sin consideración alguna. Sacandoesto, es que no se tiene pensado dar de baja a forma alguna.

El verbo addare para el tema que nos referimossolo se lo emplea para agregar sacramentales. La prohibiciónde añadir se ve luego en ridículo cuando leemos el Art. 31,3:

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«...téngase previstas en los ritos mismosbreves moniciones, que dirá el sacerdote u otro ministrocompetente, pero solo en los momentos más oportunos,con palabras prescritas u otras semejantes.»

Pero este Art.31,3 donde se introducen lasmoniciones, se contradice en forma patente con el Art. 34:

«Los ritos deben resplandecer con noblesencillez; deben ser breves, claros, evitando lasrepeticiones inútiles, adaptados a la capacidad de losfieles y, en general, no deben tener necesidad demuchas explicaciones.»

MÁS CONTRADICCIONES. – ¿Para qué lasmoniciones si los ritos son claros y adaptados a la estupidezde cada fiel? ¿Acaso siendo así los ritos hacen falta lasmoniciones? ¿O se emplean para otra cosa?

LATÍN SÍ, LATÍN NO... – Una mención especialmerece el latín, la lengua litúrgica. Este idioma, como el árabepara los musulmanes o el griego para los orientales, el coptopara los egipcios, era la lengua cultural de unión en occidente,por lo tanto debía mantenerse:

«De acuerdo con la tradición secular del ritolatino, en el Oficio divino se ha de conservar para losclérigos la lengua latina.» (Art. 101, §1)

Pero, por lo visto para algunos representa ungrave problema aprender esta lengua (?), puesinmediatamente se prescribe:

«Sin embargo, para aquellos clérigos aquienes el uso del latín significa un grave obstáculo enel rezo digno del Oficio, el ordinario puede conceder encada caso particular el uso de una traducción vernáculasegún la norma del artículo 36.» (Art. 101, §1)

Luego se favorece la ley del menor esfuerzo:

«El superior competente puede conceder alas monjas y también a los miembros, varones noclérigos o mujeres, de los Institutos de estado deperfección, el uso de la lengua vernácula en el Oficiodivino, aun para la recitación coral, con tal que laversión esté aprobada.» (Art. 101, §2)

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Por último, en caída libre, se favorece que no selo publicite, ni se lo explique, ni se lo enseñe en lo referente alOficio divino:

«Cualquier clérigo que, obligado al Oficiodivino, lo celebra en lengua vernácula con un grupo defieles o con aquellos a quienes se refiere el § 2, satisfacesu obligación siempre que la traducción esté aprobada.»(Art. 101, §3)

Pero esto en cierto modo se contradice con loque se decía en al Art. 54, pues quienes recitan el Oficiodivino, están familiarizados con él, como lo están con elordinario de la Misa:

«Procúrese, sin embargo, que los fieles seancapaces también de recitar o cantar juntos en latín laspartes del ordinario de la Misa que les corresponde.»

El hecho de recitarlo en el ordinario de la Misa o enel Oficio divino, poco cambia las cosas. Si se debe procurarque los fieles lo comprendan, así como yo comprendía susentido a los 13 años (y de genio no tenía nada), el Art. 101,§3, está de más. Esto manifiesta la falta de unidad de suredacción.

LATÍN VIVO. – Hoy, he podido comprobar, quemientras los neomodernistas se mofan del latín, algunosperitos liturgos cometen errores al pronunciarlo de corrido,mientras que ciertos laicos pertenecientes a los círculostradicionalistas, hacen perfectamente todas sus oraciones enlatín. ¡Caramba,... qué difícil que era!

AUSENCIA DE LINGÜISTAS. – De todos modos,el espacio dedicado al Latín en el Vaticano II, es realmentepaupérrimo. Solo se vio su praxis. Era lógico, si entrábamosen la era de las acciones, ¿para qué elaborar una teoría sobresu importancia? Parece que no existían lingüistas en elConcilio, pues por su resultado, no los vemos. ¿Cómo seentiende esto, si era un Concilio para ajustarse a la eramoderna? ¿No son ciencias la filología y la lingüística? Estedescuido, abrirá el camino a su defunción. Nuestros PadresConciliares, en el tema del latín, parece que no vieron másallá de sus narices.

ALGUNAS CONCLUSIONES. – Hasta este

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momento del análisis, ya se nos presenta una imagen de loque ha sucedido. Por ello podemos detallar, los siguientespuntos:

En primer lugar, un somero panoramaetimológico verbal nos lleva a suponer, que la Liturgia es unverdadero problema.

En segundo lugar, si analizamos su estilo, nosdamos cuenta que es una obra colectiva. El estilo de laSacrosanctum Concilium surge a la vista, que adolece de faltade unidad. Este punto se verá mucho más patente cuando loanalicemos en la segunda parte.

En tercer lugar, ya podemos adelantar, que no setrata de concebir el aggiornare como una adaptación a lostiempos, sino que se debe reformar todo lo que existe, puesestá plagado de problemas, a causa del tiempo transcurrido,más aún, se deben adicionar formas-nuevas del legítimoprogreso (!?)

En cuarto lugar, muchos puntos parecen surgidosde la simple improvisación.

¿CUÁL ES LA VISIÓN DE LOS AUTORES? –Esta es la pregunta final de esta parte de la hermenéutica.Luego de analizar este articulado, podemos afirmar que sepropusieron construir una adaptación, la cual se transformóen una re-forma, donde se debían incluir cosas nuevas delprogreso.

HACIA UN RITO NUEVO. – Si se busca una re-forma, de hecho se busca reemplazar la forma existente porotra forma. Existe en esto una ingenuidad, que consiste encreer que el reformador, es como el artista, que toma elmármol y moldea la estatua; o como el panadero, que con lamisma masa de harina moldea panes de distinta forma ytamaño. Afirmo que es una ingenuidad muy propia de unaescolástica mal asimilada, pues no se toman en cuenta variascosas:

En primer lugar, que si la forma cambia, cambianlas operaciones: esto es inevitable, si me rompo un brazo, nocambié, pero varió mi forma, y mientras lleve vendajes,muchas cosas no las puedo hacer.

En segundo lugar que la forma es una estructura,

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y su unidad se la da la hipóstasis. Si la forma cambia, cambiasu hipóstasis que es quien la ha estructurado. Llevado alplano de la Liturgia, si cambio su forma obtengo un ritonuevo. No existe nada de malo en conseguir un nuevo rito,pero el mismo no puede obtenerse de la gnosis de quienes loredactan (como aconteció luego, entre gallos y medianoche).Un rito surge de un proceso histórico plasmado en el tiempo,es decir, surge de la parádosis del rito en sí mismo. ¿Peropara qué un rito nuevo si ya existe uno?

En definitiva, lo que nuestros Venerables PadresConciliares han logrado, es proponer un nuevo rito, emanadodel tradicional, y obtuvimos lo que tenemos: un rito mutante,fiel imagen inculturada del yin-yang chino.

ASÍ LLEGAMOS AL GRAN IDEAL: un ritopropio para cada celebrante. ¿Cómo? Usandomoniciones reiteradas siempre en el mismo momento del rito,tal cual lo comprobamos hoy. Brillante Constituio es esta,donde se nos da la norma y también la forma de burlarla.

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II

El Caballo de Troya

La Procesión del Caballo de Troya por Giovanni Domenico Tiepolo (1727-1804)

La Constitutio SacrosanctumConcilium se nos aparece como el Caballo deTroya, empujado por los tradicionalistastroyanos, como el primer monumento alVaticano II, el cual para poder introducirsecomo procesión nueva dentro de la Iglesiaoccidental, debía destruir el muro de lainmutabilidad del rito gregoriano.

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Monseñor Marini, rememora en su virtualpanegírico, el memorable acto de aprobación de la ConstitutioSacrosanctum Concilium y vibra de emoción al narrar suvotación final:

«La constitución Sacrosanctum Conciliumfue aprobada el 4 de diciembre de 1963, al final de lasegunda sesión del Concilio, presidida por el Papa PabloVI, con una votación prácticamente unánime de lospadres conciliares (2.147 votos favorables y 4contrarios).» 2

VOTACIÓN UNÁNIME. – Muchos han realzadoesta circunstancia de la unanimidad. Es preciso analizar lacausa de esta especial circunstancia. El hecho de que troyanosy griegos, unánimemente desearan ver el Caballo de Troyadentro de la ciudadela del Vaticano, es algo que debeanalizarse y sobretodo meditarse con frialdad y método. Es laLiturgia una procesión de la doctrina católica. La ConstitutioSacrosanctum Concilium se nos aparece como el Caballo deTroya, empujado por los tradicionalistas troyanos, como elprimer monumento al Vaticano II, el cual, como aparece en lapintura de Tiepolo, para poder introducirse como procesiónnueva dentro de la Iglesia occidental, debía destruir el murode la inmutabilidad del rito gregoriano. Pero los troyanosparecían ignorar lo que contenía el vientre del Caballo. Dichaunanimidad no podía ser de otra forma, todo lo que cada unodeseaba y buscaba se encuentra dentro del equino y ambiguovientre o dentro de la Constitutio.

LOS TRADICIONALISTAS, PLACET. – Los quebuscaban aferrarse a la Tradición, notarán que se afirma contoda claridad, que todo cambio debe surgir de las formasexistentes, y queda bien claro su afán de anclarse en laTradición de siempre, como lo afirma el Card. Stickler:

«Pero el Concilio pidió, una y otra vez, que la

2 – Tomado de la “Presentación” escrita por S.E. Mons. Piero Marini para el volumenRenouveau liturgiche – Documents fondateurs, Centre national de pastolareliturgiche, éditions du Cerf, Collection Liturgie n° 14, Paris, 2004. La fuente dondeobtuvimos el escrito, es www.vatican.va

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reforma se adhiriera a la tradición. Todas las reformas,comenzando con Gregorio I, a lo largo de la EdadMedia, durante el ingreso a la Iglesia de los pueblos másdispares con sus variadas costumbres, observaron estaregla básica.» 3

LARVATUS PRODEO...4, PLACET! – Mientrasse tranquilizaban las aguas para los tradicionalistas, eldocumento preparó, dentro del vientre del Caballo, losguerreros para la ideología y la revuelta. Ya en el proemio seperfilaba el fantasma del cambio que se abriría paso a pesarde los viejos tradicionalistas:

«Este sacrosanto Concilio se proponeacrecentar de día en día entre los fieles la vida cristiana,adaptar mejor a las necesidades de nuestro tiempo lasinstituciones que están sujetas a cambio,... »

¿QUÉ TIPO DE CAMBIO? – El término cambio,es la traducción del término latino mutationibus, el cual seencuentra en plural, traducido literalmente sería cambios,pero también podría ser considerado como mutaciones.

Con mayor claridad, lo haría en su cuerpo el Art. 21, el cual dijimos que es como el icono del Vaticano II:

«Para que en la sagrada Liturgia el pueblocristiano obtenga con mayor seguridad graciasabundantes, la santa madre Iglesia desea proveer consolicitud a una reforma general de la misma Liturgia.Porque la Liturgia consta de una parte que es inmutablepor ser la institución divina, y de otras partes sujetas acambio, que en el decurso del tiempo pueden y aundeben variar, si es que en ellas se han introducidoelementos que no responden bien a la naturaleza íntimade la misma Liturgia o han llegado a ser menosapropiados.»

CAMBIAR O CAMBIAR. – Nótese el texto, existeuna parte inmutable, inmmutabili, y existen partes

3 – Die heilige Liturgie Steyr, Austria: Ennsthaler Verlag, 1997, Franz Breid ed). Lapresente es una traducción de la versión en inglés aparecida en diciembre de 1998 enla revista norteamericana “Latin Mass”, llevada a cabo por Thomas E. Woods, Jr., apedido del propio Cardenal Stickler. Tomado de una voce argentina.

4 – AVANZO SOLAPADAMENTE.

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sujetas a cambio (partibus mutationi obnoxiis), las cualesdeben variar, no se puede ser más claro: cambiar o mutar.Este documento fue el espejo donde cada uno veía lo quequería ver, idéntico a un cuento de final abierto, cada cualarma su propio argumento y todo queda librado a lo quesucederá. ¿Cómo no obtener una votación unánime? Nadiedebe asustarse, pues con el texto se forzaba a mutar los ritos,pues la redacción del mismo y la necesidad del cambio, pormomentos puede concebirse quasi ad tabulam rasam. Elhumo se da porque existe fuego: ¿quién encendió la mechapara que en Troya ardan las hojarscas de las rúbricas? ¿Quiénderribó las barreras de la muralla que impedía lo quelamentablemente aconteció?

CRÍTICA A LO EXISTENTE. – Afirma el Art.50de la Constitución Sacrosactum Concilium:

«En consecuencia, simplifíquense los ritos,conservando con cuidado la sustancia; suprímanse(omittantur) aquellas cosas menos útiles que, con elcorrer del tiempo, se han duplicado o añadido;restablézcanse (restituantur), en cambio, de acuerdocon la primitiva norma de los Santos Padres, algunascosas que han desaparecido con el tiempo, según seestime conveniente o necesario.»

¿A QUIÉN SE CRITICA? – Todo se presentacomo un principio de orden general, o como lo expresaMonseñor Piero Marini, como líneas fundamentales de larenovación litúrgica, o indicaciones concretasrelativas al desarrollo de los ritos. ¿Pero esto es así?Esto es una crítica a la Liturgia en sí misma, y másconcretamente a la renovación de Pío V, pues saben bienellos, que fue este Papa que la fijó, haciéndola casi inmutable.En otras palabras, la renovación de San Pío V, no logrósimplificar los ritos, dejando cosas inútiles, el cual (muydescuidado por cierto) no borró lo que se había duplicado oañadido con el correr del tiempo; por lo tanto se haceimprescindible dar un salto hacia atrás. ¿Pero hacia dónde?Hacia la primitiva norma de los Santos Padres, porquepor la acción de este Papa, poco capaz e inexperto, ysobretodo muy falto de modernismo, algunas cosas handesaparecido con el tiempo. Ergo, dicen nuestros PadresConciliares, que lo que el tiempo se llevó se restablezca

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(restituantur). Pero, ¿con qué criterio?, pues si el tiempo selo llevó es porque tal vez era mejor que se lo llevara. Y lo quesigue es una norma subjetiva dando campo abierto allegislador: según se estime conveniente o necesario.Aquí subyace la antropológica costumbre de comulgar con lasmanos, la cual estaba en la mira de la conveniencia onecesidad de los reformadores tanto para católicos comopara sus amigos luteranos.

DEMOLER TROYA. – Luego de esta crítica alpasado de la Iglesia, confirmada y avalada en un documentoconciliar aprobado por unanimidad nada menos, ¿qué sepodía esperar? Estamos ante el primer golpe de masa, paraderribar la muralla del pasado de Troya, y junto al pasado searriesga toda la parádosis. O tal vez, digámoslo en sustérminos, dejemos la substancia y hagamos tabla rasa con elresto de las simples formas, por supuesto con ciertaprudencia y lógica (?!), para simplificar y que sea todo másconveniente.

EL EQUILIBRIO DEL YIN-YANG. – Se puederedactar este débil y antitético equilibrio de dos maneras: Sepuede iniciar hablando de la Tradición y dejar una concesióna la modificación, o se puede hablar de un cambio agresivo,dejando una leve concesión a la Tradición. Es el Yin-Yangchino que mencionamos en la Primera Parte. Todo dependede la mayoría o de quien controle la reunión colectiva, y comose observa, se posee voluntad de cambiar, para progresar,pues parece ser que la Liturgia era retardada o atrasada; peropara que todo se vote y para no provocar una ruptura seconceden ciertos frenos basados en la Tradición. Tan solopodemos decir para ser meticulosos, que la única unidad deltexto es la tirantez ríspida de los conceptos: progresemos yreformemos todo, pero, eso sí, miremos la Tradición.

Dicha ambigüedad y falta de unidad lleva acontradicciones que no son solo aparentes, sino que sedejan ver y se busca resolverlas con la simple redacción.Observemos algunas de ellas:

En el Art. 1 se habla de instituciones sujetas acambio, mientras que en el Art. 21 son partes de la liturgia.¿En qué quedamos, son instituciones o partes?Indudablemente debemos interpretar que este Concilio viene

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a adaptar instituciones, teniendo ellas partes que lascomponen, las cuales deben ser adaptadas; pero como vimos,va más lejos de una simple adaptación. Por ello esteenunciado queda sobrepasado en la misma Constitutio:

«Este sacrosanto Concilio se proponeacrecentar de día en día entre los fieles la vida cristiana,adaptar mejor a las necesidades de nuestro tiempo lasinstituciones que están sujetas a cambio...»

INCOHERENCIAS. – La amplitud del términoparte, puede interpretarse con la lectura de este Art. 21 quesolo se trata de elementos que conforman las institucioneshumanas. Entonces no tiene sentido el Art. 21 que habla departes, una divina y otra humana. La incoherencia puede aúnllevarse más lejos, pues la parte divina es inmutable, como loafirma el artículo, pero la humana va unida a la divina, y si esasí, la humana no puede ser una permanente mutación, puesacompaña la divina que no cambia; caso contrario, podríamosestar afirmando con hechos, que no existe la parte divina;como asimismo, un sacrosanto concilio afirma de hecho quela parte divina de la liturgia, no va unida a la parte humana,pues si así fuera, no debería existir una necesidad tan grandede cambio. Como surge del artículo, existe un acerbo eirreconciliable dualismo entre la parte divina y la partehumana, donde cada una va por su lado con leyes propias,inmutable la divina y mutable la humana. ¿Cómo puede serque dentro de un todo unido y perfectamente estructurado,una parte es inmutable y la otra gira al compás del viento delas épocas, como la flecha de una veleta? ¿Es la Liturgia unamutante permanente?

MÁS CONTRADICCIONES. – Continuando conlas contradicciones, dice el Art. 23:

«Para conservar la sana tradición y abrir, contodo, el camino a un progreso legítimo, debe precedersiempre una concienzuda investigación teológica,histórica y pastoral, acerca de cada una de las partesque se han de revisar.»

Sin embargo en el art. 89 se toman medidas directasde reforma sin la concienzuda investigación teológica,histórica y pastoral, pues el Cap. IV solo ofrececonsideraciones de orden general, un buen historiador no

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puede conocer con dicho capítulo el origen del oficio divino,como le resultaría incomprensible esta determinación de losvenerables padres conciliares:

«d) Suprímase la Hora de Prima.»

¿Cuál es la causa histórica, teológica y pastoral dedicha supresión? El texto no lo afirma si bien podemossuponerlo leyendo la historia litúrgica, pero si este es unConcilio y se propone una Constitutio, ¿es necesario bajar aestos detalles o fijar normas comunes y coherentes de criterio,dejando las determinaciones particulares al reformador?

Acontece que al suprimir la Hora de Prima, se correel riesgo de suprimir oficialmente para quienes reciten elsanto Oficio, la consagración a Dios de las obras del día, puesestas dos hermosas oraciones diarias hoy son totalmenteignoradas y desconocidas:

«Señor Dios Omnipotente, que nos hicistellegar al principio de este día, sálvanos hoy por tuvirtud, para que hoy no caigamos en pecado, sino quenuestros labios siempre procedan con tu justicia,dirigiendo los pensamientos y las obras. P.J.C.N.S.Amén»

«Dirige y santifica, rige y dígnate gobernar,Señor Dios, Rey de los cielos y de la tierra, en el día dehoy nuestros cuerpos y nuestros corazones, nuestrossentidos, nuestras palabras y nuestros actos en tu ley, yen las acciones de tus mandatos, para que merezcamosser salvos y libres aquí y en la eternidad, por tu auxilio,Salvador del mundo. Que vives y reinas por los siglos delos siglos. Amén.»

¿QUÉ SE QUISO HACER SUPRIMIENDO LAHORA DE PRIMA? – Es entonces cuando nospreguntamos: ¿Qué suprimieron nuestros venerables padresconciliares, la Hora de Prima o la consagración de las obrasdel día a Dios? Y para no dejar malas hermenéuticas del pobreanálisis de mi artículo, respondo, que de jure suprimieron laHora de Prima, pero de facto lanzaron al olvido el pedido deguía divino en las acciones cotidianas, como asimismo suofrecimiento oficial a Dios. Y esto acontece, pues cuando sequita la pieza de un reloj, la cual se cree que es inútil, todo el

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conjunto se reciente y seguramente el reloj no funcione comoantes.

DESCENTRALIZAR LA RE-FORMA. – El golpede gracia de los Venerables Padres Conciliares, es el que abreel camino al caos general, cuando decretan ladescentralización del aggiornamento re-formador dellegítimo progreso. Dice el art. 44:

«Conviene que la competente autoridadeclesiástica territorial, de que se habla en el artículo 22,párrafo 2, instituya una comisión Litúrgica con la quecolaborarán especialistas en la ciencia litúrgica, música,arte sagrado y pastoral. A esta Comisión ayudará en loposible un instituto de Liturgia Pastoral compuesto pormiembros eminentes en estas materias, sin excluir losseglares, según las circunstancias. La Comisión tendrácomo tarea encauzar dentro de su territorio la acciónpastoral litúrgica bajo la dirección de la autoridadterritorial eclesiástica arriba mencionada, y promoverlos estudios y experiencias necesarias cuando se trate deadaptaciones que deben proponerse a la SedeApostólica.»

Dicho artículo propicia la promoción no solo deestudios, sino de experiencias necesarias y las mismas no hansido aprobadas, pues se afirma a continuación que debenproponerse a la Sede Apostólica. Esto se contrapone al Art.22, § 3:

«Por lo mismo, nadie, aunque sea sacerdote,añada, quite o cambie cosa alguna por iniciativa propiaen la Liturgia.»

CUENTAPROPISMO O DO IT YOURSELF. –Aquí no solo se autorizan los cambios a sacerdotes, sinoincluso a los laicos peritos en el tema. Por lo tanto, cualquierpersona autorizada por una comisión episcopal, puederealizar el cambio que crea conveniente para luegoproponerlo a la “Sede Apostólica”(?), dejando por esteartículo, la prohibición casi en el ridículo, pues afirmataxativamente que nadie haga cambios.

DE LA DESCENTRALIZACIÓN A LAIMPOSICIÓN. – Esta descentralización, dada en las

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circunstancias que se abatieron en los años de plomo, serápara las autoridades eclesiásticas territoriales, un arma depresión. Se tomarán medidas regionales de acción directa yluego se presionará al Vaticano para que ceda ante los hechosconsumados. A la larga, quien se debilita es la autoridadvaticana. Baste dar un solo ejemplo: comulgar con lasmanos.

URGENTE CONSTRUCCIÓN DEL CABALLO.– Dice el art. 25:

«Revísense cuanto antes (quam primumrecognoscantur) los libros litúrgicos, valiéndose deperitos y consultando a Obispos de diversas regiones delmundo.»

Es curiosa la urgencia que se impone en la tareade la re-forma, luego de una uni-formidad en el tiempo, tareaque se otorga a los peritos, los cuales no solo estabanpreparados para los cambios que se iban a producir, sino queya tenían el borrador preparado y se blanquea esto con laconsulta a obispos de otras regiones; pero los cambios loshacen los peritos, peritos que están imbuidos en las corrientesmodernas, pues el signo patético e ideológico de comulgar conla mano, ya lo hacía yo en 1969; significa que los peritos soncriptomodernistas que con su larvatus prodeo avanzan consu ley oculta del cambio perenne.

MÁS CRÍTICAS AL RITO GREGORIANO. – Lare-forma inevitable se debe basar en nuevos criteriospastorales, es decir, humanos, por lo tanto se plantea en elart. 34:

«Los ritos deben resplandecer con noblesencillez; deben ser breves, claros, evitando lasrepeticiones inútiles, adaptados a la capacidad de losfieles y, en general, no deben tener necesidad demuchas explicaciones.»

Para opinar esto, es porque en cierto modo se hace loopuesto. Significa que la forma del rito latino y romano en1960, no es sencilla, ni breve, ni clara, con repeticionesinútiles y no se adapta a la capacidad de los fieles y existen enél muchas explicaciones. Caso contrario queda sin sentido lare-forma. La misa privada, sin homilía duraba media hora, no

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imagino lo extenso del caso. Siempre entendí los textos de losritos, los entendí porque me los explicaron, pues este es elsentido del misterio, el cual requiere una etapa iniciática. Porconsiguiente nunca los vi como oscuros; nunca se repetía algomás de tres veces, pero la repetición era simbólica, casocontrario habría que dar de baja al rosario y la únicaexplicación que conocí fue la homilía, no como ahora que mesaturan de explicaciones inútiles. No entiendo si esta críticavelada era para el rito gregoriano o para el rito actual. Elartículo parece ignorar no solo lo que se hacía, sino elsignificado del misterio mismo, lo cual no está en desacuerdocon esta norma básica para la re-forma.

BUGNINI, UN TITÁN. – Luego de este panorama,la figura de Mons. Bugnini, no es otra que la de un Titánescalando el Olimpo, con perdón por mi sabor mitológico omeum mythologicum saporem. Este Titán produce en mí undoble efecto antitético o insoportable Yin-yang: el primeroconsiste en olfatear al masón, y el segundo, es dar gracias aDios Padre, por impedir que el Titán Bugnini lleve su reforma(intaurationem), revisión (recognitionem), cambio(mutationem), adaptación (accomodationem o aptationem),progreso (progressus), supresión (omittationem),simplificación (simplificionem) y restablecimiento(restitutionem) al extremo que hiciera imposible elsacramento, pues el fruto de este documento podía haber sidomás venenoso de lo que fue.

PANEGÍRICO AL CABALLO DE TROYA. –Luego de 40 años, Monseñor Piero Marini, Arzobispo titularde Martirano, Maestro de las celebraciones litúrgicaspontificias, realiza su panegírico a la SacrosanctumConcilium, siendo para dicho arzobispo un feliz aniversario,pues titula a uno de sus párrafos: «Una alegría que sedebe revivir». Nuevamente ingresamos en la primavera del60, parece que el tiempo no cambia, si bien el Vaticano IIafirmó que se debe cambiar con los tiempos, pero por lo visto,la alegría es eterna y esta eterna alegría se basa en que laSacrosanctum Concilium fue el primer documento aprobadopor el Vaticano II, por ello el Monseñor reitera lo expresadoen la década del 60:

«El Papa Pablo VI, plenamente conscientedel valor y del significado de esta circunstancia, se hizo

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intérprete de la alegría de toda la Iglesia: «Nuestroespíritu exulta de gozo ante este resultado. Nosrendimos en esto el homenaje conforme a la escala devalores y deberes: Dios, en el primer puesto; la oración,nuestra primera obligación; la liturgia, la primerafuente de la vida divina que se nos comunica, la primeraescuela de nuestra vida espiritual, el primer don quepodemos hacer al pueblo cristiano, que con nosotroscree y ora, y la primera invitación al mundo para quedesate en oración dichosa y veraz su lengua muda ysienta el inefable poder regenerador de cantar connosotros las alabanzas divinas y las esperanzashumanas, por Cristo Señor en el Espíritu Santo.» 5

EL HUMO DE TROYA. – Como los años handesarrollado en mí un espíritu crítico, espíritu de quaerere,luego de leer esta cita del Papa Montini, me viene a lamemoria otra cita del mismo pontífice, que allá, en el 29 dejunio de 1972, hablaba acerca de un cierto humo queprovenía, según él, de Satanás, el cual se había filtrado en laIglesia, y el Cardenal Virgilio Noè, Maestro de CeremoniaLitúrgicas bajo el Pontificado de Paulo IV, en una entrevistade Bruno Volpe en Petrus, revela que dicho humo era laaplicación realizada sobre la sagrada Liturgia. Por ello lepregunta el periodista, qué significaba dicho humo y suEminencia contesta:

«–… estoy en condiciones de revelar, porprimera vez, que deseaba denunciar Paulo VI con dichaafirmación. Y es, el Papa Montini por Satanás entendíaagrupar a todos los sacerdotes, obispos y Cardenalesque tributan culto al Señor celebrando mal la SantaMisa, por causa de una errada interpretación yaplicación del Concilio Vaticano II. Habló de humo deSatanás, porque sostenía que esos sacerdotes quehacían hojarasca de la Santa Misa en nombre de lacreatividad, en realidad estaban poseídos de lavanagloria y de la soberbia del Maligno. Por lo tanto, elhumo de Satanás, no era otra cosa que la mentalidadque quería echar por tierra los cánones tradicionales y

5 – Discurso de clausura de la segunda sesión del Concilio, 4 de diciembre de 1963, n.12: Concilio Vaticano II, BAC, 1966, p. 974.

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litúrgicos de la ceremonia eucarística» 6

El humo que Pablo VI observaba, era de la Troyaardiente y se originó por medio de un Caballo de madera,Caballo al que ingenuamente estampó su firma, y que tantoTroyanos como Griegos deseaban unánimemente ver en laacrópolis de la ciudad vaticana. ¡Qué lástima que esta eternaalegría de los Troyanos, que recuerda Monseñor Piero Marini,durase tan poco!

6 – www.papanews.it

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