La guerra en el Occidente medieval

¿Cómo se define la Guerra en el Occidente de la Edad Media?

¿Qué significan la guerra justa y la guerra santa?

¿De qué manera se refleja la violencia y la paz en la sociedad

medieval?

• El concepto de la guerra

– La guerra es un fenómeno político, social y cultural.

– Más bien se encuentra envuelta en todo un aparato conceptual que tiene que ver con la costumbre, el derecho, la moral, la religión.

– Etimológicamente, la guerra significa:

• Del griego “pólemos” (polémica, controversia, discusión) y “agón” (rivalidad)

• Del latín “bellum” (bélico, guerra).• Del germano “werra” (desorden, pelea): derivará

posteriormente en War (guerra en inglés), Wirren (disturbios en alemán) y Guerre (guerra en francés).

• La guerra y la sociedad medieval

– La guerra medieval se realizaba, de forma preponderante, en nombre de los poderes establecidos (reyes, príncipes o señores).

– La guerra se lleva a cabo por medio de guerreros que eran considerados pertenecientes al orden (ordo) de los bellatores, pugnatores, agonistae, milites.

– Es una categoría funcional que tiene un papel reconocido y privilegiado en la sociedad donde existe una vocación hacia las armas.

• La guerra y la sociedad medieval

– En la alta Edad Media, los reyes bárbaros llevaron a cabo sus guerras conforme a las costumbres germánicas.

– La guerra era considerada como una especie de juicio (judicium belli).

– Ambas partes aceptaban enfrentarse en un campo de batalla para saber quien tenía razón.

La guerra germana según Gregorio de Tours

“Dios juzgará entonces, cuando nos encontremos en la llanura de un campo de batalla, si yo soy o no el hijo de Clotario”

Gregorio de Tours, “Histoire des Francs”, II, 109. En Philippe Contamine,

“La guerra en la Edad Media”, Labor, Barcelona, 1984, p.330

• La guerra y la sociedad medieval

– En ocasiones, en vez de dos ejércitos, eran los jefes los que se enfrentaban, o sus respectivos campeones.

– También se controla la violencia y el pillaje.

– Esto debido al temor del castigo de lo sobrenatural, o bien el deseo de obtener la protección de Dios.

• La guerra en el imperio cristiano

– La guerra para los antiguos romanos era una realidad constante, dramática e inevitable de su historia.

– “Si vis pacem para bellum” (Si quieres paz, prepara la guerra” (Eneida, VI, 851-853)

– Si bien se busca la pax, ésta se debe defender mediante la guerra.

• La guerra en el imperio cristiano

– Ya con la conversión del Imperio Romano en el siglo IV, fue modificándose la doctrina de la guerra.

– Se alejan del “pacifismo” de Tertuliano, Hipólito u Orígenes.

– El Imperio debe procurar el bienestar y la paz de sus súbditos, en una época que las fronteras estaban constantemente asediadas.

La crítica de los primeros cristianos a la guerra

“El soldado subalterno a nadie matará, y en caso de recibir la orden, no la ejecutará ni prestará juramento. Si así lo hiciera, será rechazado. El que tiene el poder de la espada, y también el magistrado municipal que lleva la púrpura, cesarán o serán rechazados […] pues han menospreciado a Dios”

Hipólito de Roma, “La tradición apostólica”. En Jean Flori, Guerra Santa, Yihad, Cruzada, Editorial Universidad de Granada,

Granada, 2004, p.283

• La guerra en el imperio cristiano

– Se pondrá el acento en aquellos pasajes del Antiguo y Nuevo Testamento en los cuales el oficio de las armas aparece como algo normal.

– La presencia de la guerra en el Antiguo Testamento, con la imagen del Dios de los ejércitos y de su pueblo elegido combatiendo a los infieles, impresionó vivamente a los hombres de la temprana Edad Media.

• La guerra en el imperio cristiano

– Se ordena la guerra contra los enemigos de su pueblo.

– Los hechos de armas son llevados a cabo por Abraham, Moisés, Josué, Sansón, Gedeón, David, Judas Macabeo.

– No se ve ninguna condena en la guerra, pero sí en la violencia privada, individual e insensata.

• La guerra en el imperio cristiano

– En el Antiguo Testamento la guerra es presentada como legítima, y más aun cuando se defiende la fe.

– La Tierra Prometida fue conquistada por Israel en épicas campañas militares.

– La fuerza de armas fue decisiva en la conquista de Canaán; los israelitas debieron defender su reino contra los cananitas y otros pueblos. La época de David fue de conquista y expansión.

• La guerra en el imperio cristiano

– San Ambrosio, obispo de Milán, fue el primero de los Padres que justificó plenamente la guerra.

– El obispo señala que la guerra se puede llevar a cabo en defensa de la patria contra los bárbaros y de la sociedad contra los bandidos.

– Hay una cierta cristianización de la guerra. El cristiano, frente a una injusticia, debe restablecer la justicia y la paz, aunque sea mediante el uso de la fuerza.

La cristianización de la guerra según san Ambrosio

“Convierte, Señor, y levanta los estandartes hacia tu fe. He aquí que no son las águilas militares ni el vuelo de los pájaros quienes conducen los ejércitos, sino, Señor Jesús, tu nombre y el culto que se te rinde”

San Ambrosio, “De Officiis ministrorum”, I, 27. En Philippe Contamine, “La guerra en la Edad Media”, Labor, Barcelona, 1984, p.332

• La guerra en el imperio cristiano

– San Anastasio el Grande proclamaba que la muerte de un enemigo en una guerra justa era un acto digno de alabanza.

– A comienzos del siglo V, la cristianización del ejército se había realizado de forma oficial.

– En un edicto de Teodosio II se excluía de la profesión militar a todos los que aún practicaban ritos paganos.

• San Agustín y la guerra justa

– Ya con San Agustín (354-430), se da una base sólida para entender el problema de la guerra cristianamente.

– Su idea acerca de la legitimidad de la guerra arranca de la lectura del Antiguo Testamento.

– Aquí se relatan guerras emprendidas no sólo en nombre de Dios, sino ordenadas por Él, el único que sabe su duración y resultado.

• San Agustín y la guerra justa

– Es justa una guerra cuyo fin es restablecer la paz y la justicia.

– Por el contrario, no lo será una cuyo motor sea la codicia o el deseo de dominación.

– Una vez conseguido el objetivo, la guerra debe cesar.

– La guerra es un mal, sí, pero quizás necesario para evitar males mayores.

• San Agustín y la guerra justa

– Para San Agustín la guerra es consecuencia del pecado, pero también su remedio.

– La guerra busca la tranquilidad del orden (tranquillitas ordinis).

– Las causas justas que se pueden reconocer son tres:

– Defensa de la Patria y de las Leyes.

– Recuperación de los bienes arrebatados injustamente.

– Reparación de las injurias.

El mal de la guerra

“El afán de dañar, la crueldad de la venganza, el espíritu implacable, insaciable, la ferocidad en la revuelta, el deseo de dominación y otras actitudes parecidas, si se manifiestan, son las que condena el derecho en las guerras”

San Agustín, “Contra Faustum”, 42, 447. En Philippe Contamine,

“La guerra en la Edad Media”, Labor, Barcelona, 1984, p.336

• Paz y tregua de Dios

– A partir del año 1000 se amplía un programa de pacificación en Occidente.

– Se emplean los términos de pactum pacis, constitutio pacis, retauratio pacis et justitiae, pax reformanda.

– Se dice a los milites que respeten los bienes de la Iglesia y de los campesinos.

• Paz y tregua de Dios

– El movimiento de la paz estaba destinado a suprimir la violencia cotidiana, las exacciones y multas ilegítimas e invasiones.

– Para este fin, se beneficiaban de una protección específica tanto lugares, como bienes y las personas.

– Ya con la Tregua de Dios, toda violencia debía ser interrumpida el sábado por la noche al lunes. Y también estaba prohibido todo tipo de lucha los domingos.

• La guerra y el pensamiento escolástico

– En el siglo XII, se desarrolla la doctrina escolástica sobre la guerra, redescubriendo el derecho romano por los juristas de Bolonia y la publicación del Decreto de Graciano.

– Las definiciones de guerra intentan hacer una distinción entre ésta y otra forma de violencia, como la riña, la sedición y el ejercicio del poder judicial.

Definición de la guerra

“La guerra es propiamente la que se hace contra enemigos extranjeros, como de una multitud; la riña es un enfrentamiento de uno solo contra otro, o de un pequeño número contra otro pequeño número; la sedición propiamente dicha se produce entre los miembros de un solo grupo, que se oponen entre sí, así como cuando una parte de la ciudad se levanta contra la otra”.

Santo Tomás, “Summa theologica”, II. En Philippe Contamine, “La guerra en la Edad Media”, Labor, Barcelona, 1984,

p.350

• Las guerras justas e injustas

– Graciano, en la causa 23 de su Decreto, pregunta si hacer la guerra es pecado.

– Su respuesta es negativa, ya que son muchos los que pueden agradar a Dios ejerciendo el oficio de las armas.

– La guerra será justa cuando la causa así lo es.

• Las guerras justas e injustas

– La guerra es justa cuando es provocada por una dura necesidad.

– Cuando es convocada por una autoridad competente, y siempre entendida como ultima ratio.

– La guerra justa debe ser ordenada por un príncipe, defender la patria, recuperar los bienes arrebatados, evitar la violencia apasionada.

Definición de la guerra justa

“Una guerra se dice justa en función del que la declara, del que la lleva a cabo y de aquel contra el que se hace. En función del que la declara: que el que declara la guerra de forma efectiva o la autoriza tenga el poder ordinario para hacerlo; en función del que la lleva a cabo: que el que la hace la realice con un fervor penetrado de bondad y sea una persona tal que pueda luchar sin escándalo; en función del que la padece y que es atormentado por ella: que merezca ser destrozado por la guerra o, si no, que al menos se considere que la merece por presunciones justas. Allí donde falta alguna de estas tres condiciones, es absolutamente imposible que una guerra sea justa”.

Rufino, “Summa Decretorum”. En Philippe Contamine, “La guerra en la Edad Media”, Labor, Barcelona, 1984, p.352

Definición de la guerra justa

“La persona, a saber, que sea del siglo y no eclesiástica; el objeto, de forma que la guerra se haga para la recuperación de bienes y para la defensa de la patria; la causa, de forma que se luche por la necesidad, de donde el pensamiento de Aristóteles: ‘Haz que la guerra sea para ti lo último necesario’; el espíritu, de forma que no se haga por odio ni por insaciable ambición; la autoridad, ya que sin la autoridad del príncipe, la guerra no puede declararse”.

Pedro Baldo de Ubaldis. En Philippe Contamine, “La guerra en la Edad Media”, Labor, Barcelona, 1984,

p.353

• La guerra santa

– La “guerra santa” se entiende como una guerra hecha bajo la guía divina.

– Se combate por la fe en Dios a partir de la convocatoria de una autoridad representativa.

– Es una guerra en la cual Dios mismo combate. Es la presencia divina entre los combatientes, no como guerrero, sino con manifestaciones o signos.

• Las guerras justas e injustas

– Es una guerra emprendida contra los enemigos de la religión, en un sentido defensivo.

– Es una guerra cuyo fin es imponer la verdadera religión.

– Es una guerra que busca imponer la recta doctrina y castigar las desviaciones y herejías.

• La guerra santa

– Sólo se puede hablar de guerra santa cuando se incorpora una recompensa celestial.

– Especialmente el martirio y la remisión de los pecados.

– Va dirigida a quienes mueran en el campo de batalla defendiendo una causa que debe ser justa y legítima.

– La guerra santa es una vía de gloria.

Guerra Santa

“Dicho monje no podía refrenar en el monasterio el ardor guerrero que lo animaba cuando estaba en el mundo: antes bien lo dirigió contra los malhechores. En el dormitorio, al lado de sus vestidos monásticos, suspendía en la cabecera de su lecho su cota de mallas, su casco, su lanza, su espada y todo su equipamiento presto para ser empleado. Tenía también en la caballeriza un caballo de combate completamente equipado. Cuando sobrevenía un ataque de expoliadores y de saqueadores, asumía enseguida la función de defensor y conducía personalmente la tropa armada. Reanimaba los ánimos desfallecientes, y prometía atrevidamente las recompensas de la victoria o la gloria del martirio, afirmando incluso que más valía combatir a aquellos falsos cristianos que atacan la ley cristiana que a los mismos paganos, los cuales nunca habían conocido a Dios”.

Bernardo de Angers, “Liber miraculorum sancte fidis”. En Jean Flori, Guerra Santa, Yihad, Cruzada, Universidad de Granada, Granada,

2004, p.310