la globalizacion ryszard kapuscinski

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  • PARTE IV

    lA GlOBAlllACulN

  • DOS YEORASPARA UII FEIIMEIIO

    Nuestro mundo se globaliza cada da ms, y cada da ms se debate esteproceso dentro del cual vivimos. Dado que no se trata de una transforma-cin que nos deje afuera, es importante entender en qu consiste la globa-lizacin. Comprenderla nos permitir afrontar mejor qu est pasando ennuestras sociedades contemporneas.

    Tal vez creemos que la globalizacin no es asunto nuestro, ya que lastareas diarias e inmediatas nos ocupan tanto que no nos dejan tiempo pa-ra pensar sobre lo que sucede ms all de nuestra casa, nuestra ciudad onuestro pas. Sin embargo, otras personas tienen tie~po para esas reflexio-nes y toman decisiones que ciertamente nos afectan a todos.

    Dos teoras principales se ocupan del fenmeno de la globalizacin.Una sostiene que la globalizacin no representa algo nuevo bajo el sol; laotra, que es el ms trascendente fenmeno reciente en nuestras sociedades.

    La primera teora, perteneciente a la escuela histrica, sostiene quela globalizacin comenz en los mismos orgenes de nuestra historia,cuando el hombre se pregunt qu haba ms all del lmite de su mirada.Al caminar por la tierra empez a comprender que el lugar y la sociedaddonde viva eran solamente una parte de una totalidad mayor. As quisoavanzar sobre aquellos territorios y seres que estaban fuera de su alcanceinmediato.

    Segn la escuela histrica, la globalizacin constituye una parte na-tural de la sociedad humana. Sus primeros representantes fueron los grie-gos y su segunda ola importante sucedi con los viajes de descubrimientoque emprendi Cristbal Coln, cuando Europa se expandi ms all desus fronteras e inaugur los quinientos aos de la aventura colonial.

    Vale la pena mencionar, si hablamos sobre inters en el planeta, quela civilizacin europea siempre se ha interesado en el mundo en mayor me-dida que otras. Otras civilizaciones centraban su inters en ellas mismas,

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  • carecan de ambicin por conocer lo que se hallaba fuera de sus fronteras.La civilizacin china, por ejemplo, consideraba que su mundo conocidoconstitua el centro de la Tierra y que nada exista ms all. En miles deaos las civilizaciones africanas no construyeron un solo barco: nunca lesinteres lo que suceda fuera de sus fronteras. Solamente la civilizacin eu-ropea desarroll este inters y estas ambiciones globales. Los viajes de Co-ln son una confirmacin de este hecho.

    La otra importante escuela de pensamiento sobre la globalizacin,que sostiene que se trata de un fenmeno nuevo en la historia humana, sebasa en tres argumentaciones:

    1) La globalizacin como fenmeno se comenz a debatir reciente-mente cuando la Guerra Fra lleg a su fin. Esa divisin, que parti al mun-do en Occidente y Oriente, se extendi durante la mitad del siglo xx, des-de el final de la segunda Guerra Mundial hasta principios de la dcada de1990; es en ese momento, cuando esa particin mundial desaparece, cuan-do la totalidad del globo pudo comenzar a pensarse. El mismo conceptotiene origen en ese periodo: la palabra globalizacin fue introducida a fi-nales de la dcada de 1980 por el socilogo britnico Roland Robertson, elprimero en utilizar el trmino en sentido moderno.

    2) La revolucin electrnica liquid dos obstculos que impedan elcamino hacia este proceso de globalizacin: el espacio y el tiempo. Supe-rados estos dos escollos, se abri ante los hombres la posibilidad de comu-nicarse globalmente. As fue como en el transcurso de los ltimos cienaos la familia humana fue pasando por instancias como la sociedad demasas hasta llegar a esta sociedad global o planetaria.

    3) La victoria de las vertientes neoliberales dentro del sistema capi-talista result fundamental para el proceso. El neoliberalismo tiene porfundamento la proyeccin de las leyes de mercado sobre todos los aspec-tos de nuestra vida, de lo cual se puede seguir que la libertad de comerciono implica otra cosa que el fin de todas las fronteras. As es como el libe-ralismo contribuy a que pudiera funcionar este sistema global.

    Esas tres condiciones permiten que los defensores de esta teora con-cluyan que la globalizacin es un fenmeno nuevo, con una antigedad deunos diez aos, del que nos encontramos en sus albores. Todava ni siquie-ra entendemos muy bien en qu direccin nos lleva este cambio global nipodemos an definir este periodo de transicin en el que vivimos.

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  • UN TRMINOMANIPULABLE

    Ms all de estas caracterizaciones, personalmente creo que lo ms impor-tante alrededor de este fenmeno es distinguir las dos formas en que existe:como proceso y como ideologa. Saber discriminar el modo en que se ha-bla de globalizacin es muy importante, ya que se suele manipular muchoeste trmino.

    Ciertos procesos revisten un carcter global, como por ejemplo eldesarrollo de nuevas tecnologas, las formas de comunicacin social o elfuncionamiento de la economa.: En esos y otros aspectos vamos a seguir,indudablemente, en esta direccin. Sin embargo, el trmino globalizacinse emplea tambin como ideologa, bajo el aspecto de una frmula mgicapara resolver en el futuro todos los problemas de los seres humanos quehabitamos este planeta. Se dice que no habr ms sufrimiento por hambre,pobreza o desigualdad porque todos nuestros problemas se resolvern f-cilmente a medida que se vaya fortaleciendo la globalizacin.

    Hace unos meses discut sobre esto con el politlogo norteamericanoFrancis Fukuyama. Me extra su manera de pensar: con toda seguridady enftica certeza sostuvo que los problemas que afligen a este mundo sepueden resolver fcilmente con la globalizacin. sa es la manera en quela globalizacin se utiliza como una ideologa: construyndola como nuevautopa positiva, que anula cualquier otra posibilidad de pensar en otro ordenms humano para las sociedades de este mundo.

    Sin embargo, la globalizacin es un fenmeno contradictorio, quemuestra dos caras distintas: es un ro de integracin de toda la tecnologa,del mundo financiero, de los medios de comunicacin, pero simultnea-mente es otro ro en direccin opuesta, que lleva a la desintegracin conconflictos tnicos, con ambiciones regionales, con tendencias particulares,en una gran corriente que vive y se desarrolla en contra de la misma glo-balizacin. Por el momento sabemos que algo est pasando y tenemos unanueva conciencia de lo global en temas como el agua y la contaminacin;no obstante, las fuerzas que participan en este proceso no han hallado anlos lmites de sus contornos; todava son flotantes, indefinidas, imprecisas.Queda pendiente la lucha por utilizar este fenmeno para nuestros intere-ses y fines.

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  • EL ES,.ADOEM LA MIRA

    El desarrollo de este proceso globalizador pone en peligro la organizacinbsica de la vida poltica moderna: el Estado. Todas las sociedades contem-porneas se articulan a partir de Estados: en estos momentos hay unos dos-cientos, de los cuales treinta y cuatro tienen menos de medio milln de ha-bitantes, el tamao de una pequea ciudad europea. Se trata de Estadosneocoloniales, prcticamente, que existen solamente con la ayuda finan-ciera de otros Estados y otros organismos financieros. sa es la tendenciadel mundo contemporneo: la de multiplicar estos-Estados dbiles.

    A la vez, la globalizacin profundiza las desigualdades entre Esta-dos, ya que pone en crisis a los del llamado Tercer Mundo. Slo las socie-dades econmicamente fuertes pueden resistir la globalizacin, ya sea porel tipo de instituciones que poseen o por sus tradiciones polticas. Losotros Estados -que son, ni ms ni menos, los de Amrica Latina, los defrica, los de Europa Oriental y los de Asia- se ven afectados por la glo-balizacin.

    La globalizacin debilita al Estado moderno a travs de un movi-miento doble: desde arriba y desde abajo. Desde arriba, el Estado sufre losembates de las corporaciones y los organismos internacionales, cuya fuer-za aumenta con este proceso, como resultado de lo cual cada vez ms lasdecisiones fundamentales sobre el futuro de una sociedad se toman fueradel Estado que la organiza. Esas decisiones -todas globales, todas abstrac-tas- se generan en instituciones internacionales que, para mayor grave-dad, no han sido elegidas democrticamente: ninguno de nosotros ha par-ticipado en la seleccin de las autoridades del Banco Mundial o del FondoMonetario Internacional. Enfrentamos as una especie de autoritarismooculto, que produce como efecto colateral una grave enfermedad de la de-mocracia moderna: el creciente desinters de las masas en la poltica. Lacantidad de votantes -no hablo de un pas en particular sino del mundoen general- decrece cada vez ms: las personas no creen ya que puedaninfluir sobre lo que pasa en sus gobiernos. De este modo entran en crisislas democracias de los Estados dbiles.

    Si los sistemas totalitarios europeos se basaban sobre la organizacinde masas para apoyar sus principios fundamentales, este sistema autorita-

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  • rio democrtico funciona al revs, en base al total desinters de las masas.Cada quien puede hacer lo que quiera, bajo la condicin de que no se in-terese en la poltica. Con un Estado debilitado de esta manera, sobre nues-tras vidas influyen las instituciones que estn por encima de los Estados ymanejan este mundo: organismos como el Banco Mundial, pero principal-mente las grandes corporaciones internacionales. Al mismo tiempo, el Es-tado sufre un movimiento de desestabilizacin desde abajo. Existen fuerzasque trabajan con el objetivo de derribado: los diversos tipos de nacionalis-mo, regionalismo, xenofobia, racismo y fundamentalismo.

    As presionado desde arriba y desde abajo, el Estado se va transfor-mando en una institucin simblica, como las banderas y los himnos, conprogresivamente menos poder.

    LA PRIYATIZACIIlDE LA YIOLEIICIA

    Cmo llegamos a este escenario donde el emblema de la organizacin denuestras sociedades modernas sufre la corrosin de distintas fuerzas, y susdebilidades se revelan crecientes? Adems de las razones polticas y econ-micas ya citadas, existe una causa fundamental que debemos considerar: elEstado perdi el monopolio de la violencia.

    La autoridad del Estado moderno se apoyaba sobre ese monopolioque representaban sus fuerzas armadas, su polica, sus instituciones de co-rreccin, su armamento. Ahora, en este nuevo mundo, se multiplican lasfuerzas privadas, que toman la forma de organizaciones criminales comoel narcotrfico y el lavado de dinero sucio; de instituciones de seguridadprivada, que incluyen todo tipo de guardaespaldas; de mercenarios a dis-posicin para las guerras de otros; de movimientos guerrilleros casi priva-dos (como sucede en las guerras africanas), que disponen de territorios yfinancia miento propio, producto de las materias primas de esos territoriosocupados, que se pueden mover sin censura por internet y que funcionande modo independiente, como nuevas fuerzas sociales de violencia sobrelos que nadie tiene control.

    La creciente privatizacin de nuestro mundo ha privado al Estadodel monopolio de la violencia y ha generado mecanismos independientes

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  • para su ejercicio. Y estas instituciones privadas tambin son globales. Elmercado de bienes y servicios no ostenta la exclusividad de la globalza-cin, sino que este fenmeno alcanza perfectamente a la coercin, la vio-lencia y la inseguridad social.

    BUROCRACIASGLOBALES

    Con tantas fuerzas armadas y de seguridad privadas, con tantos delincuen-tes organizados nacional e internacionalmente -todos mecanismos fueradel control del Estado-, los gobiernos del mundo contemporneo pierdenpoder. Como consecuencia de esta prdida, el poder de los dictadores yano tiene posibilidad de existir.

    Sin el monopolio de la violencia en manos del Estado, los dictadoresson un caso del pasado. Entramos, pues, en una tendencia a la democratiza-cin en todo el mundo, aunque muchas veces s~ trate apenas de una demo-cracia proclamada. En todo caso, por el momento no existen condicionespara que gobiernen dictadores, autoridades militares o civiles o representan-tes de partidos nicos: esa poca ya termin, o est por terminar. Hace mu-chos aos ya que no aparece un dictador nuevo en nuestro planeta, y cuan-do surgen suelen desaparecer, como prueba el ejemplo de los Balcanes.

    Nos hallamos ante un fenmeno poltico histrico que pone el po-der en manos de una clase burocrtica internacional. Estos nuevos gober-nantes son gente gil, muy bien vestida, amable y sonriente como corres-ponde para aparecer en la televisin. Salvo excepciones, sos son algunosde los criterios de liderazgo en nuestro tiempo. No hace falta ms porque,con el Estado en crisis luego de doscientos aos como forma de gobiernodominante, ahora nos gobierna otro tipo de poder cuyos centros se creany crecen fuera de las fronteras nacionales.

    Ya nadie quiere ser jefe de Estado porque esa figura retiene muy po-ca fuerza: el verdadero poder contemporneo pertenece a los grandes gru-pos financieros, a las grandes organizaciones multimedia, a las grandes ins-tituciones internacionales. Desdeando las fronteras de las naciones, estosncleos gobiernan nuestro planeta con mecanismos que profundizan anms la debilidad de los Estados.

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  • FROIII'ERA:UIIA PALABRA DEL PASADO

    Frontera es una palabra muy amplia: tenemos fronteras psicolgicas, de ra-za, de idioma. Y tambin, claro, tenemos las fronteras de los Estados, que asu vez presentan numerosas variedades. Frontera era generalmente una l-nea trazada para defender la identidad de un Estado o una civilizacin: porejemplo, el Imperio romano tena sus lmites, que dividan el territorio enel mundo propio y el mundo de los brbaros. Pero cuando hoy hablamos defrontera, el trmino ya no tiene la utilidad que tena para los romanos.

    Varias razones explican qu..e, en este mundo global, el trmino seperciba como algo del pasado. La primera es la revolucin tecnolgica quegracias a las comunicaciones de redes, el desarrollo de internet y la masi-vidad del e-mail logr superar todas las fronteras. La segunda son los flu-jos financieros que atraviesan el mundo. La tercera, los grandes movimien-tos migratorios encarnados por aquellos seres humanos que dejan sustierras y marchan por necesidad a otros lugares mejor desarrollados. Esteproceso, por el momento, no tiene otra solucin.

    Pero tambin han cambiado las caractersticas de las fronteras que si-guen existiendo como tales. Por ejemplo, en Europa la frontera entre el viejocampo comunista y el occidental sola ser muy estricta, pero ahora se ha con-virtido en un escenario flexible de intensa actividad. Y si viajamos por frica,basta ofrecer veinte dlares al guardia de cualquier frontera para obtener lavisa automticamente, algo que antes resultaba muy difcil de conseguir.

    Es decir que, cuando no desapareci, el concepto de frontera se asi-mil al de negocio. Las lneas que se trazan actualmente corresponden alcomercio, regulan el intercambio, lo que da un nuevo significado al anti-guo trmino. La tendencia probablemente sea que la frontera se vaya trans-formando, con el correr de unos aos, en un hecho simblico.

    DESPUSDELI I DE SEPl'lEltBRE

    Pero acaso el interrogante principal que se nos presenta cuando hablamosde este nuevo mundo global corresponda al escenario que se perfila des-

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  • pus de los ataques del 11 de septiembre de 2001 a los Estados Unidos.Quisiera hacer una breve introduccin antes de abordar el tema, ya que enmi opinin los nuevos problemas que enfrentamos hunden sus races en elfin de la Guerra Fra.

    Tras el fin de este enfrentamiento entre el sistema de dictaduras y elsistema democrtico, apareci la teora que hizo famoso a Francis Fukuya-ma, sintetizada en su ensayo El fin de la historia. Si la historia fue la luchaentre las dictaduras y las democracias, ahora que unas cayeron y otras triun-faron nada ms habra que hacer, segn el politlogo norteamericano. Elresto de la historia humana sera bastante aburrido. Con esa base, la cul-tura y la filosofa mundiales de Ia dcada de 1990 dieron lugar a distintasvisiones acerca de la vida como entretenimiento: terminada la historia -esdecir, terminados los conflictos- no queda sino consumo y diversin.

    Los medios sirven a este principio. Un reconocido especialista en co-municacin norteamericano, Neil Postman, public Divertirse hasta morir:el discurso pblico en la era del show-business, un libro sobre el abundanteentretenimiento que tenemos, y por qu nos va a matar de risa. Diez aosseguidos de desarrollo econmico en centros clave del capitalismo mun-dial producen una enorme cantidad de bienes que se tienen que vender;para eso, es necesario que el consumo crezca, y el consumismo tranquilorequiere entretenimiento.

    Pero hacia el final de la dcada una nueva teora sali a polemizarcon las nociones de Fukuyama y sus descendientes tericos. Se trata dela teora de otro politlogo norteamericano, Samuel Huntington, segn lacual la historia no puede terminar, porque se hace con los seres humanos.Sin embargo, tampoco ser como la conocimos hasta la Guerra Fra: estanueva historia presentar otros conflictos, que no van a ser entre Estadossino entre las ocho civilizaciones que, segn este autor, existen en elmundo.

    Debemos recordar que esta visin de la historia con eje en las civili-zaciones no es nueva. La desarroll en el siglo xx el britnico Arnold Toyn-bee en los tomos de su famoso Estudio de la historia. l postul que el re-lato de los acontecimientos de las sociedades no puede articularse dentrode las naciones sino en marcos ms amplios: las diferentes civilizaciones.Segn Toynbee, en la historia de la humanidad existieron treinta y seis; se-gn Huntington, actualmente conviven ocho.

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  • En la nueva situacin terica que este autor postula, en la lucha delas civilizaciones tienen mxima importancia dos de ellas, porque se resis-ten a someterse al sistema de la civilizacin norteamericana: se trta de lachina y la musulmana, que presentan ciertas caractersticas por las cualeslos valores de la sociedad norteamericana no pueden penetrarlas.

    Adems, estas civilizaciones influyen en la existencia futura de lasociedad norteamericana, cada una por una razn crucial. En el caso deChina, porque constituye la nacin ms grande y dinmica del mundo: estan poderosa demogrfica y geogrficamente, tan arraigados se encuentransus valores de organizacin de trabajo y de progreso, que representa un pe-ligro potencial para los Estados Unidos. La civilizacin musulmana, por suparte, es peligrosa porque controla el 90 por ciento del petrleo del mun-do: entrar en conflicto con esta civilizacin implica, para la civilizacinnorteamericana, arriesgar sus fuentes externas de abastecimiento de petr-leo y, por ende, ponerse en peligro.

    Por ltimo, el mundo posterior alll de septiembre de 2001 puedeverse tambin a travs de una tercera teora, que pertenece al norteameri-cano Joseph Nye: vamos hacia un mundo que repite, en cierta medida, lahistoria de la Roma antigua. Segn Nye, vivimos en una nueva bipolaridad,donde se oponen la nueva Roma, encerrada dentro de sus lmites, y los br-baros. Pero, por cierto, este debate es tan vivo que cada mes aparecen en elmundo varios libros nuevos sobre la globalizacin; ya vern ustedes quteora prefieren escoger, para su propio consumo, a fin de entender nues-tro tiempo.

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    ME.TALIDAD DEALDEA

    Hay un aspecto de escala del pensamiento humano que, creo, conviene in-corporar al debate sobre la globalizacin. Durante miles de aos la mentehumana se fue conformando para resultar eficaz en mundos chicos: viva-mos en comunidades y tribus muy pequeas, de treinta o cincuenta perso-nas, segn nos sealan los descubrimientos arqueolgicos. Era un mundode pequeas comunidades que se movan en bsqueda de comida, tratan-do de sobrevivir, los vnculos se limitaban a la propia familia o la tribu ysus vecinos prximos. El hombre crea conocer todo el mundo porque co-

  • noca su comunidad; ignoraba que existan otras sociedades y mora con laconviccin de que conoca a toda la gente.

    As se cre la estructura de nuestra imaginacin. Y de pronto, en losltimos treinta aos una avalancha de informacin, de imgenes, de da-tos atac a nuestra mentalidad, que no pudo absorber y procesar tanto.Por eso nos resulta muy problemtico abarcar los pensamientos globales.Pero la mentalidad debe cambiar con la historia. Ya nadie construye cate-drales, por ejemplo, porque representaban una idea de la imaginacin co-mo campo ilimitado, que tuvo una determinacin histrica y ha perdidosu vigencia; tampoco se compone msica como la del Medievo porquehoy nuestra imaginacin: es diferente a la que tenan los pueblos de esemomento.

    Y hoy este fenmeno cambiante que es la imaginacin tiene que cam-biar de escala, pasar del mundo chico al mundo grande. El gran esfuerzoque eso requiere no va a cumplirse de un da al siguiente. He aqu el pro-blema con que chocamos en la actualidad: no somos capaces de pensar enesas escalas globales y planetarias, pero ~vimos en un mundo muy diversi-Iicado, complicado e inestable donde fcilmente nuestras cosas puedencambiar como consecuencia de hechos que no dependen de nosotros.

    El hombre sabe que no tiene influencia sobre las cosas grandes; se li-mita a las pequeas porque entiende que las puede dominar. Esa tenden-cia a limitar el pensamiento es un smbolo de nuestra incapacidad paracomprender el mundo en que vivimos, un mundo ya globalizado. Pensa-mos que vivimos en una pequea aldea, en una calle breve, en una casa.En esos tamaos se mueve nuestra imaginacin. sta es la principal de lascontradicciones de la mente humana.

    LO LOCAL, LO GLOBALY EL PERIODISMO

    Como periodistas, la tensin entre lo local y lo global nos toca particular-mente. Para aquellos que trabajan en el centro del mundo, todo lo que allsucede tiene automticamente valor central por s mismo. Pero para losque trabajamos en la gran periferia es muy importante entender que debe-mos buscar lo universal en cualquier tema, aquello que revela el mundo

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  • entero en una gota de agua. Porque una gota de agua contiene al mundo,pero hay que saber encontrar el mundo en una gota de agua.

    Cada vez que nos proponemos escribir acerca de un tema, debemospreguntamos qu tiene de universal: cul metfora, smbolo o signo quenos permita pasar de lo pequeo a lo grande. Debemos hacer una reflexinporque slo si encontramos este vnculo, este pasaje entre lo local y lo uni-versal, nuestro texto tendr peso y valor. Slo as el lector descubrir ennuestro texto, junto a la historia concreta, un mensaje universal, una pis-ta que le ayude a descifrar las leyes del mundo.

    Por qu algunos textos pueden vivir cien aos y otros textos mue-ren al da siguiente de su publicacin? Por una diferencia capital: los tex-tos que viven cien aos son aquellos en los que el autor mostr, a travsde un pequeo detalle, la dimensin universal, cuya grandeza dura. Lostextos que carecen de este vnculo desaparecen.

    Conviene tener presente este requisito de universalidad tambin a lahora de recoger el material, mientras investigamos nuestros tema. Es unacuestin de talento, de intuicin, pero tambin de amplitud de conciencia,de sabidura. Y, sobre todo, se trata del secreto para que unos textos per-duren y otros se pierdan en el olvido.

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