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INVESTIGACIÓN Y ElESARF\OLLO SOCIAL • No. 19 • UMNG • 1998 105

Geopolítica

La geopolítica y el fin del siglo XX

Juan Carlos t:asrmon Aral'!go•

::o.? .b o<:ertcdo dltecCI0/'1 d~} 1L!'ñ0l Gen~.-oJ Hetnondo c .. ·(/60 c~·o.deJ -pt•r.:6t Rector de ,IQ Ül'll'lets.doa M..t.Jor "Nueve G.-o.,:)d(J ', "'Doctor Honoris CcuJc en 09t8<:ho ... , tn.peffo jnternocrooaJ•slo en geopoli/l'~;o, axmin•s.'ro y eAef'rlbO}Odor. •'o lnsr•JucJÓ/'0 ~"l'llpie io labor de /:)rr»or espa~•alistcs en el ~;omphJ.1o ~mpo d91o geopoJíJ1~;,o oo.loroObna

Historlaaor Ases01 aalln!>Uluto de Es!oO;)t Gecpolilic.os

106 INVESTIGACION Y DESARROLLO SOCIAL • No, 19·• UMNG • 199.8

1. Lo humano como principio y fin

L a geopolítica ·el conocimiento geo· político· siempre ha tenido que ver con la actividad política. Esencial·

mente está vinculada a la política. El con­junto de conceptos, t\preciacioncs. represen· taciones y discursos geopolíticos que hemos conocido desde linóles del ~iglo XlX. h<~f't (espondido <~ preocupaciones y necesidades de las diferentes époc<ls en las que fueron formulados, v han tratado de actuar en hmción de lo~ intereses de las sociedades cuyos estadistas, intelectuales e instituciones Jos acogieron y patrocinaron.

A raíz del imp«cto mundial producido por el tin de la gucrr,1 tría y del orden polítim­militar que se estableció entre 1945 y 1991, la gc~'l1o\ítica ha V\lelto a ocupar '-'t't \ug<~r centr«l en Jos debates de los cuios no\·enta en \'ilrios sentidos: como un conocimiento llamado a desaparecer, como un conocimicn· to más vigente que nunca, y como un cono· cimiento que ~e revitJiiZ« en la medida que i.ntcrpret11 y responde a las nuevns preocupa· dones y necesidades, todas elli!& políticas, frente a las tendencias e incertidumbres del siglo XXI y de las luchJs y negociaciones que se viven en el proceso d~~ definición e \mpm.il:ión de un Nuevo Orden Mundial.

Frente a una pesada herencia marcada por IJS traum;iticas experiencias de la priment mitad del siglo XX, y por los drarnálicos procesos que C«ractcrizaron la dinámica mundial durante la guerra fría, la Geopo­lítica ha trilsccndído los estereotipos beli­cistas)' militaristas pM<~ explorM y proponer a los diferentes actores de la vida global un

conjunto de visiones que apunten h<K'ia la paz, la convivencia y la cooper,1ción, así c.:omo haci<~ la 1\egocii'lción y resolución pacífica de los conflictos humanos. La ma­yoría de los desafíos que e.nírentamos como comunid¡¡d pJanct<~ria requieren de un complejo proceRo de negociildón y de con­vencirriicnto trente a las condit'iunes objeti­vas de la realidad y de su.<> tendencia.~ ron­flictivas y desestabilizador<~s p<~ra el fut~mJ ele las siguientes gent'racioncs.

En medio de los peligros v an1enaza$ tracti­donales, esperi<'llmt:'nte rrpresent,~d O~> en el Tercer Mundo y t'n la deswmposiciól'l ele los territorios ex-comunistas, y de las oue\·as amena:r,¡¡s globalmente leíd¿¡s e interpreta· das por los centros ele poder mundial, la geopolítica. dcsdt: el Sur, debe buscar un acercamiento con aquellos teóricos. Íll\'esti· ¡1,adores, intelectuales. y dirigen\~~ y movi­mientos políticos que desde el Norte com­parten una perspectiva "alte roa tint", cooperath;a, pacíiista y progresis til ele J.¡ geopolítica. l\o se trat<1 ele desc.:onocer la realidad de las rfl,lciones y de las ~'structur,¡~ de poder y de dtlminació~ que car<lcterizan la historia hum,,l'l,¡; se trat,l de explorar en ell¡¡s mism,1s, los esp<lcios y J,¡s posib1Jid,ldes de la resistencia asocíad<t, ],, urgenci<~ de denunciar las amenazas " l¿¡ paz local, tegiona\ y globaL y la ne(.€$id<td d(' promo­,·er la construcción de um1 socied,¡d inter­nacional que p ueda trasct'nder, ~~n iorma progresiva, las condiciones objetivas de la estructura hbtórica de nuestro mundo que nos alejan de la paz. la justicia y la convi­vencia, y tienden a ,,Jinearno~ en los extre­mos de la polarización ca(acterí&tictl ele la globalización.

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r~"TfG><CfÓN Y OESAAAOttO SOCIAl • No. 1!1 • UIING " lg98 107

2. Una realidad compleja, cambiante e inestable es el nuevo escenario de la geopoütica

La reflex1ón sobre la geopolítica como ~aber y como quehacer representan una necesidad política en primera instancia. Saber ~: que· hacer d~scansan ~obre una vast<:~ cxpenenoa que tiene pDco má~ de d en a.ños, cDn desi • gua! intt>OS!dad, en medio de períodos muy álg idos y contron!rtidos que llevaron a su conocitnicnto y a aquellos que Jo dcsarmlia· ban y difundían casi al ostracismo acadé­mico y político, así como a imponer en algu· nas sociedades imágenes y actitudes de rechazo y sospecha.

l.a crisis mundial del .:.tpilalisruu Jo.:\~;: lo:. años setenta, la complejidad cCE~ciente dE:' IM relaciones internac ionales, las nuevas expresiones d e la~ diferencias y oposiciones de intere~es, v de los objetivos y mt-dios para alcanzados, ~sí como l<J.~ tensiones y ''iolen· cías que han S3CUdido nuestro planeta desde entonces, J¡¡vorcdC>ron Ja apertura ele espn· dos académicos, io tclec:tuales y poHticos, de nuevo, para exponer, debatir y comprender los intereses di! la~ potencias y del Tercer Mundo en marcos, criterios y visiones geopo­líticas. (lacoste, 1995; Taylor, 1994;Tuathail).

Los nu..-:vo.s procesos productivos, la pers­pectiva de una nut-va división intemacional del trabajo, l<l crisis del comunismo instit\.1· dona\, la recomposición de los poderes y escenarios capi!alistos, el fi.n del O(dcn hipo· la r inspifado •¡ estructurado por la guerra fria, el as<enso de nuevos eje~ geopolíticos en medio de la ausencia de un orden mun­dial, y las nue,·as amehazas y pt>ligros glo·

bales identificados como faclore¡; dt' ines­tabilidad v cnnflictos violentos, n:n•Waron la compet~ncia de 1 .:~ geopolític.:~.

Adicionalmente e[),\ se encuentr~ enrique­cida ahora tanto por las necesidades teórica!> ;• estratégicas im puestas por la r~·.llidad, ~omo también por t>l concurso abiE-rto y productivo de profesionales prov-e~i~:ntes_ de !as cíencíclS sociales ~~ por una partictpactón má.s directa de la ~ociedad a través de Jos medios de comunicación de masas. con su proliferación de información y de registros del devenir convulsionado e inestable de nucostra suc)é'dad g1oba1.

Las publicaciones regulares sobre geopolí­tica, a manera de revistas )" libro~, así como el creciente número de institutoo, Cl'ntros de estudios o centros d E' investigación rdativo~ a tem¡¡s geopollticos y estri\tégiCO!., han señalado la renovuda atenció11 y preocupa· ción de la sociedlld i,ltemaciwMl por las ap reciaciones, análísi& y proyeccionc,; geo­políticas. A diferencia d(' otras épocdS dl' la his lona, desde finales del siglo xrx, !a creciente complejidad del hecho social hu­m uno, ahora enmarcado por (,) descampo· sidón del orden mundial y la transición acelerada imprimida por la globalización, hil exigido un<> mayor particip.adÓJl de la,S ciencii\s sodales en el enriquecimiento del análisis geopolítico.

La gcopolitica ya no se contempla ni ~e abord¡¡ como un saber extraño, exótico, pelígroso, tendencioso, belicista y reducido a ciert<~s esferas del poder nacton.ll y ¡m· vado, y a ciertos expertos militnre~ y ri\'ilcs depositarios de las claves para su compren· sión. Ello se ha traducido en una apr~ciación

108 I~STIG.\C!OI'IV OESARf\0\.LO SOCIAt • No ¡g • U"'NG • 199!!

y un juicio políticos difec~ntes sobre ei q uehaccr geopolítico, que se encuentra ahora fr~nt€: a la necesidad de cnmprender mejor el presente y las perspccti\·as y las posibilidddesquecomo<:ampos y es.cc>narjo5 de acción ofrece el iuturo para la huma· nídad.

Según Geatóid 6 . Tuathail, la geopolítica resulta cada vez más atractiva y útil cuando sectores como ios que tr<lzan la político ext~~ IÍOt, Jos analistas de estr<ttegias, los actminis· tradores transnucionales y los ncadémico¡¡ la vinculan a sus actividades. ¿Qué u{Cl;!ce?: sentido a la CÜilámica del m~pa político mundial. Tuathail señala al respecto lo siguiente:

"Una de las mzo11es por la wal lrr geopol!tira ha vuelto a ser pop¡¡far es qur vfrcct uisioflt'5 C0111prehen~iva.< del mapa polftico del mur¡do. I.Jl geopolítica suscnbr la "gran pir¡tura" )1

(l_{rece una púr ¡}(lrn fas relaciones dr las diiJJmiaTS de io }{l{n/ y /tJ riiSÍOrtal err el si;:Lema global como 1m todo. tu marca 111111 grnu t:anednd de dramQS, couf7iclos y dind111icn.> denlro de 11.1111 gmn perspeCi iFLI estratégica, ofreciendo un punto de vista que muclws ~·ncrwutran !llractivo y deseable. Adiciortt7l'llrel1te, promm'<'e unn forma espacial d,• pm;amien/o qr¡e recoge diferentes actores. ele me lila$ y lrxalú/ades sirrrulftíuea­menl<'en rm fahleroLfe«iedr~globnl. Tie11e 111! ~/lo slobal mullidimeusiontll (globnl t11nto en un S(ntido geCJgr1fico ·mundial­como en uuo cor~ceptaal ·CoJm¡mmsivo y Jota/·), y apnrece 1//IÍs visual que verbal. más objctíi'O e imparcial que subjetivo e ideoló­gico. Además. lo. geopolíf icn :;e cor1stilrrr¡e en t>l interés tft• cier!tJB pn~ono> porque parece proruetrr una penetración inu;ual deutro d~

ter (u/u m direcdfm de lo: !ISW~Jo..' inlml!l-• dono les Ji la .forma q11e t'o1 a tomar el mr1pa polftico mundial. t>.·111rl111s perso11.1s ;,•ill('H­Iada,; rr In !(J1rtrr d~ ded;:iones !1 mra/i,,f,r.• OC11dm a la $fllpo/í!ica L'll l•usm d~ hr (•ola de cri~lrrl que con líe m· las r•i$ÍOiles .fpJfu l•m•. t'J$iOIII!S IJUI' puedtm ir f/loÍS tll/(Í ,/e ,lu C('ll·

ftt~itm c¡ue ofrc<;e lo mmedmto pt~rn ~·l'!'lltm­brar IIH f11!uro e11 dontle lrr$ lillea~ •FH' sep11ran el conflido !1 la cooperadó1r ó•'" cfr.· fll$. En 1111 mundo ·'mcogido'' y nalelada por 11J1a iHien:<n compresión l!'lllporai .11

r~;;p¡¡cial propici~da por la; rl?1•olrrc¡,me:- eu Ms •1rlt.'COnntnicacione.r.. y liTS re(i< ..... econó­llliCITS globu/iwdn> y el iutmrl'/, ~/ dt'><'" por COI!IIIf COl! perspecliN5 oporl/111(1~ lf /)t'il<'­

tr,1tl/(~ ff IIIÓ5 .fner/1' t¡ur QJJII'S. Fu Ir;: compleios Nempos postmodl'nro>. e11 suma. In$ vis'iortes geopoliticas y 1()$ visiowmi>< pamvn pt'<!Sflt"ll7r." (Tu<Jth,Jil).

En este fin de siglo XX. calificado por Pctt•r faylc.r corno una tri\nskrón gt>opulitica r;jmilar .1 :a de 1~5 (Ta\·lor, 199-l: ;\-73). . -encontramos un contexto inu:rnac1onal qu~ ha obligado a cepemar y J pm~·c<:tilrde un,¡ fonna diferente la geopolítica; al mntrario que otros científicos sociales que picns<~l\ que debe des<'lpi!recer o qLle ha sido tr<lo<:endíd-J por otras din.ímkil.S y preocupadtn'\e~. CS\:'

sector intelec:tual reafirma su Vtllidez v ~u inocultable actualidad.

L.1 primera tenckncid reconoce que los prrn­tipios y conceptos fundamen!a lt!s d~ 1,1 geopolític¡¡ han sido rt'\·olucionado~ por l,b nuevas realicl,1des de la sociedad illternaci()­nal, especialmente por aqttclln5 fuNz,\s que están tejiendo las nue\·ils relacioMs ele pod~·r y la nueva estructura de dominaCión global. Esas nuevas realidades, afirman, descansan

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sobre lil primacía de la economía y de deste rritocialización de la dominación, al menos, la tradicionalmente asociada con d Es tado Naciona l y con los código:. geopo­líticos de la historia drl siglo XX (Taylor, 1993: 36-38; Tt~ylor, 1994: 85-95).

La segunda tendencia considera que este fin d~ s iglo ha demostrado, en su ret~lidad in ocultable, complt:j<l, contradictoria e ines­table, una vigencia y permanencia de la geo­po lític<~ reconociendo que, como todo saber en fun ción de la comprensión de la realidad pero en función tdmbitin de su capacidad de explicarla y proyectar su dinámica, debe reconocer el cambio e irn:orporar a su méto­do y ,, su cuerpo de conocimiento, las expre­sione~ de es<~ realidad. En este sentido, las nuevas redlid<~d<'S no trascienden la geopo­litica sino que obligan a la geopolítica a res­ponder a l <~s nuc\'as circunstancias, proble­mas, tendet)Cias, peligros y posibilidadeS que ofrffe la realidad que se construye du­rante esta trilnsidón geopolítica (1\gudclo, 1997; Sardenberg).

e omo podemos apreci'lr, encontramos dos tendencias co~xisten tes en la rr­flexión geopolítica; nucs tra época, en

medio de ,us di ficul tades y temores, ofrece un ~scemuio que obliga y compromete a los geopolíticos a dilucidar la.s tendencias ~e l¡¡s re)¡¡cion~ de poder, y a otrecer a la souedacl en general, recomendaciones encaminadas a tomar dedsiones y acciones que aseguren la integridad de los seres humanos y, espe­cialmente, la seguridad humana de las s iguientes generaciones.

3. Aquella geopolítica y nuestro medio

En 1m momcnlodeci.sii'O y cruento d<' nues­tra h istori¡¡ continent,,l, durante lo~ ni'lo~ sesenta y setenta, ~e podían C'scuchar voces v leer textos que ad,•ertían liObre l<~s carac­terí.>tica~ amenazantes y t~pocalípticas de !,1 geopolítica, aunque, igualmente se llamab¡¡ la a tención desde ciertos sectores intelec­lu.<tles y políticos acerca de la nece~idad df de,·ela r su uso v racionalidad, con el fin de inscnbir!a en la'lucha que se desenvol\:í,l en ese tiempo. Surgían t'n consecuencia, posi­ciones en las que se dem•nciilb,,:

"La geopolítica e> wra especie n,; dr~ápii11r1 rrr11/dlt11 . E11 <'trtud de lwlll:r Jk.rm"1c/P >u más t·ns/1! IIOionl',f.qd 11 dh•ul:-:ncié>H romo coHSewellcia del (undn;1Wtt to St'opolílicv .i,·

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l11s dcx:tri11as uozl:i, lm sufrido d coul;l,I(ÍC' d,· la 11tmó${era maligna m qur se •Ho<:icí /¡>drr la llistori'n dellritlerismo. Ln ftrclw tdeolti;.¡i,·a de aquel/o-; dmmt!ticos nMs, con~·rrlló d ia g~opolítica errla "descarad.1s11p<rrlr~río1" n>H

que el imperi.1lismo ale11r.Jn re¡:i,ti6 ~~~ 1'/lra:: e:cpon:>io11ismo. !...J Nos.1bemosiC';¡ue Hitler pm>aba de sus droclnuns e11 ; u; últi11w$ !' espanta~les ltoms, pcm es fiert1> que todo/¡l que t u1>o rellldó11 con él <e CCII<'Írho Clllalní y mlt/eficio parn los lwnrbrt'> qt~e le· so/Jrc¡•r­l•ieron. Es esle hechizo lvqu,· s¡gut• pl'<t~ndo sobre la geopolftica." Trías, 1973: 7-8).

Además de esta peS<Jda her<'nci,l, los inte­lrctualcs y políticos de izquierd,, y pro­gresist<ls en nuestro continente relt~<:ionnban In geopolíticn con el impC'rialismo, y csped­ficamente con el imperidlismu cst~doun i­dense. Los eventos político- n,il it~re~ d ~·

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('ntonces en el Tercer :VIundo en general y en Améric<l Latín2l en particular, y l<~ inocultable simpatía y participación de los Estt~dos Unidos en ellos, asoció de mu:~vo gt>()política con impt>rialismo. Entonces s~ advertía lo siguiente:

"El imperialismo i111 seg¡tido fimdm¡do su 4átt hegeii/ÓIÚco en supuestos de indiscutible naturaleza geopolítica. (. .. ) No cabe duda de que la gt•opolítíca ha sido la más escanda­losammle polémica. P~ro también existe una geopolítica l!ritcínica y, lo que es mue/ro más trascendente, 1111a geopolítica norteamericam1 en pleno desarrollo. Hay entre geopolítica e imperialismo una re/acíón profunda, orgánic<1 y sutil, que es imprescindible desentrañar en las difíciles y complejas circunstancias del mundo act¡¡al. No vaya a ser que por execrar las concepciones de Riitzel y Haushofer, paS{'I/IOS por alto las de Mackínder, Mahan, Spykmau y Rostow." (Trías, 1973: 8).

Los temores abundaban en esos años, y e1' particular cuando en las evaluaciones, aná­lisis y clenuncias de las tendencias belicistas de la Doctrina de Seguridad Nacional sur­gían "escuelas suramericanas d~ geopoli­t ica", ofreciendo d urant(! la segunda mitad de los años setenta un panorama inestable y militilrista. El Cono Sur Latinoamericano se convirtió en ese escenario cuyas ideas y preocupaciones se conocieron en d resto del continente hasta conúenzos de la década de los ochenta.

De hecho, algunos países se caracterizaron por elaborar y reconocer en sus tradicionales preocup.Kiones políticas estatal!:'.~. intereSt'S y proyectos geopolíticos, tales como BrasiL Argentina y Chile. Refiriéndose a Brasil y

Chile, algunos autores incluso señalaban a sus gt>opolíticos más influyentes y repr(•· sentativos cotno continuadorrs de escuelas o autores europeos y •!stadounidenses . Por ej!:!mplo, en la presf:!ntación de la ed id ón mexicana de 1978 de la obra del gen{~r<'ll Mário Travassos, Proyección contin~·ntal de Brasil, el editor ll firmaba:

·• El ensayo del capitán Mtirio Trrwassu5 couslituye una de las tentativas piol!erll,: I'JI

t?uestra A¡¡¡¡;,-ica dedivlllgar (y •?plicar} te;¡,; de Von Bulow, de Vou Tr~islsc!rke, de Mackínder, de Kjiillen, de Riitzel, de Bnn¡l¡e; y otros que, en Europa y Eslados Unidus, lnnza!J¡¡nlas bases de una nu~va di~cíplinn geopolítico. l'os/eriormente, otros ge~¡?o/í­licos eurcpeos y 1Wrl~amerícm10s lemfrim! sus discípulos l!lfinoamericmtos. Así, Karl Ha ushofer y sus colegas de la Ese u e/¡¡ de Munich (que crearon las bases teóricas dd expausíonismo de Hitler} y Nrclwlas l­Spykman 11 George Krmum (que ecutlcioua­ron los plcÍnes de( l111perio gfovaf d~ Estados Umdos). De IM disdp11los de !<1 pri111~ra etapa se dQstaca muy particulllrmmte MáriiJ Travassos, que ejr.n:ió urul err<'mu! irtjlffmcia sobre sus colegas, los a el u!IIQs g~opolítims brasileños. En la segunda fase se destaC'!IrÍIIM especi17lllretrle., C(lf/1(1 figum; de primer!/ plana, el brasileño general Go!llery do Coulo e Silva (cuyas teorías -contL'r!Ídas m g~::opo· lítica del Brasil-, des¡mr'5 de ser m11piiadas y peifeccionadas p1Jr la Escuela Superior de Guerra l!rasile1ia, se transformaron en la propia esfmtegia continmfi¡J ynfricnn¡¡ dt! gobierno 111 ilílar brasile11o) y el chilmo Augusto Piuochet (wyos libros geopolítica yl<l gu!:'na del l'acíiicoJrotan de dor 5(t<téll a la secular praxis expansionista de Chile)." (Travassos, 1978: S-6).

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En su momento se llamaba la ¡¡tendón sobre los proyectos y las convicciones geopolíticas bra~il~ñas, dentlnciándolas como peligrosas para América latina, tal y como aparecieron en el libro El Expansionismo Brasileño de Paulo R. Schil!ing, quien resalfaba a su vez la obligación de Argentina de impedir el éxito de su rival en la subregión; de hecho, el autor interprct~ba también el sentirrúento de fr¡¡gilid ad uruguaya ante la amenaza vecinn. y ,\[irmana:

"Los pueblos hrspon<~nmcricanos, a medida qtre tomen concie11cia del proceso protago­ni~ado por los militares bmsilesíos (y esa loma de conciencia smf /llttlo m<is rápida Cllturlo más ostens1ble y agrcsit•a SC/1 la presmcia y la dominación allende las fron­teras), ,e rebelarán e1s contra de ese absurdo "de51ino m!lltijicsto" que (a ejemplo de sus all<'gtiS de la A ll!lll(lllin nazi .lf de Estados U11idos en relación a sus r~specfivos paísrs) lo$ geopolíticos brasileños atribuye11 a Brasil." (Schilling, 1977: 291).

En general, existiero11 variCIS test)monios más de la atmósfera que rodeaba la vida político-militar durante esos ill'los, y en todas ellas podemos apreciar las vinculaciones que se atribuían ala geopolítica, y en la mayoría de los c11sos .. sus características más íntimas: "des tino manifiesto". "imperialismo", "expansionismo (sllbimperialismo en el caso brasileño), "anu~nazas de guerra y de agresión contra países vecinos", "fascismo latinoamericano" y "Doctrina de Seguridad Nacional". Frecuentemente se hacía una a lusión recurrente al padrinazgo de la Al~mania nazi y d(l los Es tados U nidos, estableciendo una continuidad entre ellos y sus disá pulos latinoamericanos. Entre los

círculos políticos e intelectuale~ regionales. la geopolítica sembraba desconfianza. rec::elo, antipatí« y temor.

La guerra fría hizo otro tan to; dejó en su tiempo una sombra de sospecha '/de riesgo no calculado en las apreciaciones geopolilicas de las superpotencias, y en la forma en que habían delimitddo y esquematizado las relil­ciones entre bloqL,es de poder, siendo utili­zadas paru sus intereses "imperialistas". (Dcblé, 1990: 57-63). Y i\Ún, desde algunas perspectivas a:nallticas y doctrinal e~ católi<.:<>~ ins titucionale<>, corno la exprcs.ilda por el Secretariado Nacional de Pastoral Soci,ll en Colombia, se aiirmaba que la ~eopolítica tunda mentó ''una doctrina de tipo militaris­til y pragmática" que nutrió la scguridild nacional, entendida ésta como "c<~p.Jcidad de una nación p11ra proteger sus valore~ intemo" de las amenaz.1s ~·xtt·riorcs". (1995, 11: 107).

4. Hacia una nueva geopolítica

Calificada tradicionalmente cnnto un saber oriE>n tado a la guerra y a la cxclusl\'d y estrecha defensa de los intereses impcriolis­t~s y nacionalistas, la geopolítica ha lratildo de salir del encasillamiento secul¡¡r; progre­sivamente, en alguno;; medios :,e ha d~·spo­jad.o de sus perfiles "militaristas" y "ultrana­donalistas'', aunque hoy no podemos d C'5-

conocer todavía quEc' en medio de los afanes por recomponer el mundo y redefinir las nuc,,as posiciones hegemt,Snicct9, algunos gobi~rnos, ins titucion~s e intelectua les la si1:¡uen valorando en d icho ~entido.

A pesar de ello, la geopolític.1 se enfrf.'nta en la actualidad a desafío:, que, sin dej<~r de

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responder a l.1s v isiones de un Estado Nacional que se está transformando a su vez, deben .lpuntilr más haci<l las nue,·as exigencias de la sup.-rvivencia humana, como experit-nciJ planetaria y como expe· rienci<t~ ~ocio-históricas v cultur<tles, desde

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la base de \Ómo una adecuada comprensión de la re<tlidud del fin del siglo XX, y de la identificación de sus tendencias contradicto· rías v conflictivas, los gobiernos v las socie-

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da des estarían en capacidad de adecuarse, insertarse, participar o incidir en la transfor· mación de la sociedad internacion.~l, y en el lugar que eventualm E'nte p<xlría ocupar en la nueva e:.tcuctur.l que caracterizar ía el esperado y llam~do "~ucvo Orden :\lw1· dial. Y ello sin d~::sconocE'r su propia capad· dad para hacer lo propio al intenor de sus respectivos país~s.

Gt'Offr<:y Parker, especialista británico en gt-ogra fi;:¡ política, comentaba este desafío al •·v<~lu.u C'l impacto de lo cnída del Muro dC' Berlín, la desaparición del bloque socialista e uropeo-oriental y la rNfirmación del pro)•ecto de Unión Europea a comienzos de los año.~ noventa, en los >iguientcs t6rminos:

"¿C6mo rrnccíommí la mlt><.'ll geopolítica 11111.! el cambw que se eslá produciendo •l<"fualmmte w [uro¡m?. [,¡ rigide~ de las relaciones intmwcionales en los tÍ/ti111os cz1o1renla mi¡>5 l111 dt~do ¡Jllsoahom a ttH e:;tado de J1uidez; lo c¡•rtidwnbre se co~rvierlc en mcrr/¡dum/m• .. 11 ello impone unn nut'm evnhtoculll do! lns ideas geopo/ íticas. Hay que vol;;,•r a $<)11leter a prueba ln va/1de~ de las di;;'frSIIs teorías en funciétu de las realidades reciwtemenle aparecidas. Este qcoutui­mnmto ele ltm grn11 tmporlancin <'SitÍ lejos,¡, rqmw:nlar tm n>enlo geopolitico /Ínico en

su gé11ero. A un período d' d!)rmnaciún o hegemonía Ira seguido uormnlmenle 1111

perivtlo de puauación y dr ll)lt>l<' l<•rrítorial. antes de que pued11 establecerse 1111 lllll':'<' orden." (Parker, 1991: p. 30).

Ns referimos entonces a una g<wptllf· ICil que aborde también los proble·

mJs de la paz, la dinámica del inte· gracionisrno, !.1.s transformaciones del capitali;mü mundial, la globalización ,. el impacto cultural de l<l univcrsahl.ilcicin de \'alores e ide1>tidades caracteristJCiiS de ttnil !'Odedad y de una formo de hacer )" dt• !'H.

las nuc:'I"JS problemáuca.s surgida" con 1<~ revolución informática, las implicilcion~ económíc,Js. soóalcs, políticas y militill~s d<!l calent.>ml('nco terrestre, In contamimtcitín y lo~ dt:S<~>tr€'s ambientales, así como lo:. del desequilibrio enlrt> pobl<~ción y n•cur~o'. población y modelos de des¡m·olltl, t\m su' inmc11sas re percusiones p:ener,)cio~> ,) 1<" frente a la pobreza y el 1<~ <~U~t·nrJ,, de oportunidades futur.:.~.

Igualment•· n~ rdenmos ,, una geopolllicil qtle nbord~ la compnm.sión del impacto de las migracione~, de 1<~ fr.1gmcntación ,. desarticulación de enticl <~dc~ politi\"Js nacionoles y el ascemo de otr<l> mJ~ <~mpli .ls

y complejas, la dinámica de la; ac titlldt·~ polfticas extremistas vinculadas,,¡ n.,uo~>.l· lismo, al raciomu, ,¡(,¡ xcnofobi.J y .1 la rcligin· .sidad mesiánica y dest'~pcr.:~d.l. el tcrron,mo y t-1 impacto glob<~l de 1,1 producción, tráfico y ctm~umo de drogas. A propósito de estt• último}' conll1cti1-o problema, podemt~~ llamar la att-nción sobrt' l<~ cxíste11Cia d(' un "Observatorio geopolítico de las drogas''. -uua tlsooanón tle.tKmin ~ L'l mt>e;trgnn SI! ,f,·

los rvntextos mililllres, poiílico:; y sociales d,·/11

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INVESTIGACIÓN Y O::SARROf..: .. o SOCIAL t N:¡ H • UMNG • 19e'l

- > .. ''" IJ "(Lab prx.uccw1: lf ~.,~ !raftc:; te r9~as rou~sc,

·1993: pp. 451<460). y que- ;:uenta con un consejo de administración, un comit(· dt• anovo i.ntemadonai, ,, miembros v rorr~s-r • ~ ~

ponsille~ por Tl'giones y países de tndo el mund(1. Est~· organismo publica <>nu~lmcnte un iníorm E' en \',uio.> idiorrn1s sobre la problemática de la~ drog.1s a ni\'el munJi<ll, adt>más dQ boletines rnensua[es y otros informa ti ,·os. {Ooservtttoire Géop,Jlilique des Dwgues, 1997).

El cOJlodmicnl\1 geopolítico está particulRr· mente reconocido en ~t05 tiempos, en los que c1dquiere un nuevo \'aior y dimensión política y humana; se caracteriza pvr ci ht>cho d1~ vivir en medio de la crisis nnmdiill, de hilber perdido los referentes organizati· vos d~·l mundo, de expenmentar cllraumft· tico replante.tmi(;nto de sus coordenadas y de sus criterio" dl' ordenamiento int·.~m.lciO· na!. dt• Sl' JHir profunda e intl:n s,\Jxtenle la wnvi<:ción de Vi\·ir en un<~ transición <Jllt'

ron tiene un proce~O re\'olucionario intt"gr.JI, que va más r.ípido que nuestra capacidad d<' comprenderlo y de orientarlo en función de intcrt.'>lC;; .:oleclivo5.

Piel'l'f M. c,\lloi;;, en S\\ obw g~~opolític,,, los caminos dt'l pod,~r.llamaba la at<.'nd<ín ::obre las ntle\·a" t·m,1CtNíslkils de su estudio, y su distanciamien to de lil Geopolítik, con 1,, ;.u,\1 no t~:mdrí,t ninguna relaciún,cn esp<:?dal por la tr<lnsfor rnilción d~l mundo y ci~ las Telddonc:s internilciona\es. Esas transiorma­cil"'~~:> exig10n comprender y valorar el imp<~cto del hombre sobre el medio, las no\·edades polítko-militares introducid,,~ por la rC\'Oiuci.:'>n de la rE'lación tiempo· dh;tanC'ia·espacio, la superación dt! ios sentido$ de "destino de los pueblos" wn

base en el dcterminiSTno ~cográfko, t•l t"u.:i ha qut'dado atenuado, (,, rL'\'OltiCtón dl' t,;s >elecomunic:ilcione s y t•l impact<.> dl'i armamento nuclear, E.'l'tn' Ph'C\S.

Pan1 C<1llois, 1,, geopolíti,·,, rontcmror<inl:',, est<í obligada a ocuparse mw:ho Jl\D~ de la 8CStión del esp.:lCÍO p0lí\i;:,), tal <:0111\) l'~~.~ l)rg<:~ nizado, y a con$ídt~rar otros íacWrt'~. lt~ lt:~ como:

"El rápido rmmento de lq poblncióu 1111111dinl. la eliminación di· sus desperdicios, In polucióu de !a tierra, del mar y dct la atmásfem, el agotnnuento de los ucur;;os 1lt• los océanos, la 'Jatiga" de los suelos, la lt'11la

pero inex{)rable elevacióu de la tempernhmr de/Jidonf nwneuio de energin,lns conceutra­CIOiles lmmnnas eu los rcducínos espnci<JS dt' ltrs grmtdes meJrópolis, el deterioro d~ la

ft.:~~~~....na ocasión hiSt6I'ica \' ~trascendental cqmprvmete a los analistas geopolftlcos de nuestm fin de siglo A:.\' con el fulwv ae /.1 twmanida(f. ,v no soro con el futuro de nucstl'as sociedades nacionales. Si queremos cncontrat un vínculo entl'e ambos nirf'/cs quizéis podrfamo .... llamarlo "capafidlld de lle.godación, pl'ev'-'tlciÓII ~· soluC'iún de COI I.tfiCf QS " ...

, 14 INV~STIGACIÓN '( DESARROLLO SOCIAL • NQ. 19 • VMNG • 1·~98

deigacfa cnprt de ozono, la acumulación de restos de <>ehículos eu el espacio en torno de I!T Tiemr por fwlter!as irt>taladoRIIí el hombre cada vez eu mayor número. de.". (G111lois, !992: Pr· 28-29}.

Según GilllOi.s, la seopolítiC<l lendríil una nue\'a persp(:ctiva y nw~vos compromisos:

"En los lie111pos ae la Geopolilik el Estado­Naci6u era el objeto <k lodos Jos análisis. Altom ,:e tmla ele la s¡¡Jvaglt!lrdía IJ de /11 gestión del ''medio". Ninguna de las srQnde~ mue.uazna qw· pesan sobre f¡¡ lwman idnd ,;e cimmscrihe 11 1's1.1 o aquélla NQción, ni sit¡u1'era 11 un ;;:rupo de Nackures, ¡wr ric.75 que sen u ¡tsras. NiugzíP1 Estarlo m partiwlar puede poner rt•medio n) ngotnmit•n/o dt• los recursos mzwmlcs del p/ane/Q, a los estragos de la polución. a In si tu!lción de los pueblos cado? <>ez 111ás ''retrnsQdO::"', ni a la 111iseria en que se encr~e~i/ra f/IW de cada ;eís vivieutes. f.sla oblisación de plautearse el futuro en término; d< acción wlecliva, gme­ral, ni siquienz era iwnginal!/e en elmomeuto e 11 que nacía /u di,;ciplina geopol íl ic.n." (Gallois, 1992: pp. 29-30).

Todo ~ste conjunto de problemas f cirnws­t,mcias ofrece condiciones m<is que favo­rab1es y vílales para una geopolílira que enfrente en forma representativa las urgcn­CÍilS humanas hacii\ el siglo XXI. A la orden del día enfrcnlamos la descomposición 50Cial y política, lil amcMza de extremismos viejos y nuevos, la incapacidad de abordar la compleJa tot.:.lidad y reducirse en medio dcllemor colectivo y del fatalismo a proteger lo particuhtr, a creer en nuevos destino~ humanos que segreg,m, excluyen y pwmue­ven el exlerminio selectivo, l11s presiones por

alcanzar un horizonte cada n·z más lejano para]¡¡ mayoría, la ausencia de gcnero:>idad y l<l imposición deJ cgoísmo y del (lporhl­

msmo.

Una ocasión histórica v tras<:cndentill com­promete a los atlillis-tas geopolitico~ de nuestro fin de siglo XX con d iuturo de li'l humanidad, v no snlo con ~l í UltiTO de

' nu~stras sociedades nacion,1les. Si qu\:remo~ encontrar w1 VÚKulo entre i'lmbos nil'eles quizás podríamos llamarlo "capacidad de negociación, prevención y solución de conflidos'', sobn: la b¿¡sc de un .~dccuaÓ<> y producth·o conocinüt:>nto de nuestr,, re¡¡li­dad global. de l.~ iden!ifinKión d~ sus h:>n­ckncias y contradicciones, delvso ilpropiado de la información y del ~cntido humano gue 1iem: todo saber, todo conocimiento y tf>da ciencia.

L a geopolítica debe en con~eCttencj,, asumir un protagonismo y tmH res­ponsabilidad novedosas co'' ;;u socic­

dild y con la humaníd<~d; sin duda debe e~tar guiada por la dcíens<~ de la 1cid.1, la pro­te.::ciün de nttesfTO hog<.~rhis~órico (el l'lam:M Tierra) y l<'l C(ll\Vivencia P••tífica y enritlue­cedom. Su misión es humanil, su St>ntidnr~ humano. y debe <'Stilr <1! servicio de los s~rt'S humanos. Este es su horizontt: ético. Como Geoffrey P.:.rker afirrr1<1ba en la ev¿¡luac¡ón ya mencion,1d11 p<Ígina~ ,,tr?ts:

"U11n de ins príncipab larens cie ;,z 1111•'''''

geopo/íl ica res1de en pin•11en rsr la we~/uÍI; el< C(ÍiliO nsegur,zr 1111 c>J·den paci_fiw ,/d mundo uwli¡iwce d !ICI/t'rdo !1 e! cn~rsrnff. miento m i>ez .le aCIIdir r1 la (uer:a 1r n in . . d{Jrrrinadó/(, ( ... } ¿Cudl St'i'•Í la xeopr>it!iw corrrspoudie11l!' a est•11111~;,·,z ~>Ir u e 111 ra?. Lt'

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INVESTIGACION Y DESARROlLO SOCIAL • No. 19 • UMNG • 1998 115

concepción 1rinoria lrabín npu11talado y just(ficado la gut'rra fría, pero quedaba el Llrl tidoto contra la plena aceptación de esn concepción como 11lgo definitivo y eterno. Con todo, en lo que se refiere a In evolución del pensaruiento geopolítico, parece haber ec!111do míus nlgt• comple!anu.'nlt' nutr<)l). lD mlligun geopolflica giraba esencial //len U eu tomo a la noción de enfrentamiento pen­Sllndo, si no siempre en su promoción activa, sí al mt>nos eu cómo ndt!ptar5e a sus corlse­curmci«> r¡ m cómo introducir rrttawi>trros de sei(uridad dentm del "mundo en dis­cordia". Ahora se estima i11dispensable co11verlir una disciplina de guerra en una dise:ipliua de paz. f ... ) Urge dar flf idea/is/110 unos cimiellt()S reales paro que pueda ocupar un lugar sólido en el pensc¡micrtto geopt>lítico y ser útil con uistas a crear un nuevo orde11 l'LWtómico 111 undia/ lo suficientemente fuerte para hacer frente 11 los ne5gos que, por s<~puest<J, sig1rcn aachándo/o." (Parker, 1991: pp. 31-33).

Algunos otros han ido más allá, como Marti.n Ira Glassner quien, en su más reciente trabajo, al evaluar y proyectar los estudios geopolíticos. ha expuesto la necesidad concreta de una geopolítica para la paz basada en la "asociación", entendida esta como interactuar, compartir y coop~rar; ello significa consider¡¡r las relaciones cnmarca­d<~S pot el derecho internacional, la inte­gración económica, l<'l coopemdón regional y mundial, l¡¡ comprensión intcrcultural, y la 50iución pacffica de las diferencias como un esfuerzo continuo y sostenido. (Giassner, 1996: pp. 334, 357-359).

El mismo Tuuthail en sus últimos trabajos, tescata en sus balances y antologias un

énfa~is que ha llamado "Geopolítica crí· tica", como "una comprensi6n crítica d(~ lo~ diswrsos geopol íticos desde los propios mnrcos dt? las localidades, las ideutidndes !! ios unlllll·

do~". Desde su perspectiva, la geopolítica no es un discurso que ofrece un~ descripción objeiÍI'I! e imp..~rcial de cómo es "realmente'· el mundo. No es una forma ele conocimiento científico objetivo. Algunos entienden que los diSOJrSOS gC!opolítkos ofrecen en forma. manificst.l y ' 'isible relaciones de poder. Se mueven dentro de estructuras de puder· / conocimiento, con in te!ectu.:.lcs, ins ti tudn· nes e ideologías que crean estructuras c!l' poder dentro de los Estados. En esta medid,,, s~gún este autor, reconocer que existim~ dentro de estructuras de poder, conoci­miento y ~xpertos, nos permite reconocer que donde l!xiste poder surgen resislenci11~:

"éstas deiJen problematízar los efeclo5 del podrr d~ los discursos geopol ítiC()S", a tnwés d e discursos de resistenci,l of reddos por una "geopolítica critica".

Finalmente, e~tas tendenciM y perspectivas de la geopolítica pasan por la incorporaCión d~ lo~ nuevos d~;:bates y marcos in telectuales y existenciales delimitados por la postmo­dernidad. En el caso del conocimiento geopoHtico re~-ulta inapla...:ablc ('1 asunto, Y'~ que como casi todos Jos r=specialislas afirman, la geopolítica e~ una expre~ión y un conocimiento moderno, un concepto dl1l siglo XX que nació con él. (Taylor, 1993: 33; Tuathail, 1996}. Esta "condición geopolít ica. postmodema" es taría carilct-erizadd por el impacto de la informati7..lción, lJ globahzc~­ción y la desterritorialización. con una apre­ciación del espacio y del tiempo diferentes, que se mueve má~ allá del poder de los Estados soberanos, !o que se ha traducido

116 INVESllGACIÓN Y DESARROLLO SOCIAL • No 19 • UMI'IG • <996

en una erosión y fragmentación progresivas de la moderna geopolítica. Esto se ha deno· minado "vértigo geopolílico", nuestra con· dición contemporánea. (Tuathail, 1996).

l:n acercc:¡miento a las nuevas Interpreta­ciones y deb<ltes nos pemúten confirmat la apreciación general de que alrededor de la geopolítica se ha fC,Ktivado un debate esen­cial, y que la última convocatoria desde la postmodem idnd como de las resistencias que ha provocado, simplemente nos muestran un horizonte abierto y novedoso para los deba· tes en el conocimiento geopolítico, tal y como lo l<~n.z.a Ignacio Ramone t en su obra más reciente. en J.> que alinna el cambio de sentido y de percepción de nuestro mundo a p.ltt:ir del ritmo precipitado y la profundidad de las transforrnactoncs geopolilica¡,, que quizás anuncian una era de g randes turbulencias. En un marco defi.túdo por la "globalización, la cibercultura y el caos político'' del desorden glob<:tl, y frente al cual solamente pueden darse resp uestas globales, Rclrnonct dice:

"Qul.'da muy lejos el tiempo ro el que, des­pué,; de la guerra del Go(fo (1991), Was­lnngtou pudo anunciar el11~cimimto de 'un nuroo orden mundirrl'. De /¡echo, en milferia de ¡;eoestmtegi¡¡ y de geopolftica lodo se ha complimdo lerríblemmte. Hasta el punto de que podría hablarse con prc>picdad de una 'gropolíticn del C!lOS' para defimr este período que vive el mundo. l.JJ inarltdllmbre es In paltlbra cl"ve del momento, .'1 crrdn cual tmltl de euconlrar los principios fundadores, las lfneas direclrices que per111itiría11 comprender {f(ejor d se111ido de Jo evolución dt• Ja política iulernaciona.l en este fin de siglo. Porque todo eslrf lig!1tfo: política, economfa, sociedad, cultura y ecología." {Ramonet, 1997: 239).

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Tuathail, Gearóid Ó. lntroduction: Thinkíng Critically Aboul Geopohtks. (Ver.;ión consultada~~~ lntemet) Este docum~to corresponde a fa lntroduc· cíón del libro 11\e Geopolitics R~ader. uoa antología publicada por Routledge en mar¿o de 1998 fmal· mente.la edirorial Ellipses de Patís puso a la venta a comlel'l2os de este año su Diclionrtaice de Géopoli· tique. ÉtatS, Concepts, Auteurs.

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