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V VERITAS La Eucaristía: Sacramento y Sacrificio Por Padre Giles Dimock, O.P.

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VVERITAS

La Eucaristía:Sacramento y Sacrificio

PorPadre Giles Dimock, O.P.

La Eucaristía:Sacramento y sacrificio

por

EL PADRE GILES DIMOCK, O.P., S.T.D.

Caballeros de Colón presentaLa Serie Veritas

“Proclamando la fe en el tercer milenio”

Editor GeneralPadre Juan-Diego Brunetta, O.P.

Director del Servicio de Información CatólicaConsejo Supremo de los Caballeros de Colón

Nihil obstatCensor deputatus

Padre Brian Gannon, S.T.D.

ImprimaturWilliam E. Lori

Obispo de Bridgeport

El Nihil obstat y el Imprimatur son declaraciones oficiales de que el libro o folleto estálibre de error doctrinal o moral. No implica que quienes han concedido el nihil obstate imprimatur estén de acuerdo con el contenido, las opiniones o las declaracionesexpresadas.

Copyright © 2010 del Consejo Supremo de Caballeros de Colón. Todos los derechosreservados. Las citas del Catecismo de la Iglesia Católica están tomadas de la traducciónal español del Catecismo de la Iglesia Católica, Segunda Edición: Modificaciones basadas enla Editio Typica, Derechos de Autor © 1997, United States Catholic Conference, Inc.-Librería Editrice Vaticana.

Portada: Raphael (Raffaello Sazio) (1482-1520), Diputation sobre el sacramento bendecido.Stanza della Segnatura, Stanze di Raffaello, Vatican Palance, Vatican State ©Scala/ArtResource, New York.

Este folleto no puede ser reproducido o transmitido ni total ni parcialmente enninguna forma ni en ningún medio, electrónico o mecánico, incluyendo fotocopias,grabaciones ni registrado por ningún sistema de recuperación de información sin laautorización escrita del editor. Escriba a:

Catholic Information ServiceKnights of Columbus Supreme Council

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203-752-4018 fax

Impreso en Estados Unidos de América

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CONTENIDO

INTRODUCCIÓN . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5

LA EUCARISTÍA - SUS RAÍCES JUDÍAS . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 6

DESARROLLO HISTÓRICO. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7

COMPARACIÓN DE LAS DOS FORMAS DEL RITO ROMANO. . . . . . . . . . . . 9

LA ENSEÑANZA DE LA IGLESIA. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11

EL SACRIFICIO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11

SANTO TOMÁS Y TRENTO. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 13

LA VERDADERA PRESENCIA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 14

LA CONSAGRACIÓN . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 17

SANTO TOMÁS Y LAS TEORÍAS CONTEMPORÁNEAS . . . . . . . . . . . . . . . 19

LA COMUNIÓN . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 20

LA INTERCOMUNIÓN . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 22

LOS FRUTOS DE LA COMUNIÓN . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 23

RESERVA Y ADORACIÓN EUCARÍSTICA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 24

DIMENSIONES ESCATOLÓGICAS . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 27

OBRAS CITADAS . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 29

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INTRODUCCIÓN

Nuestro Salvador, en la Última Cena, la noche en que fuetraicionado, instituyó el Sacrificio Eucarístico de su Cuerpo ySangre. Lo hizo para perpetuar por los siglos, hasta su vuelta, elSacrificio de la Cruz y para confiar a su Esposa, la Iglesia, lacelebración de su muerte y Resurrección: sacramento de piedad,signo de unidad, vínculo de caridad, banquete pascual, en el cualse come a Cristo, el alma se llena de gracia y se nos da una prendade la gloria venidera (Sacrosanctum Concilium, 47).

Este párrafo de la Constitución de la Liturgia del ConcilioVaticano II, tan rico teológicamente, resume los principales aspectosdel misterio del sacramento y el sacrificio de la Eucaristía que sepropone desentrañar este pequeño folleto. Los principales temas que seencuentran en este concisa y pulida cita sobre la institución de laEucaristía, la historia de su estructura, el sacrificio como se aplica a estemisterio, la Verdadera Presencia de Cristo, la Comunión con Él y laAdoración que se le debe en Su presencia, brindan un marco dediscusión, mientras que las Sagradas Escrituras, los Padres de la Iglesiay la conocida teología de Santo Tomás de Aquino (1225-1274)proporcionan la guía. Santo Tomás de Aquino, el “Doctor Angélico” ysanto dominico, se conoce no solo por su brillante visión teológicarespecto al misterio de este sacramento, sino también por su gran amora la Eucaristía y por su gran devoción a Cristo presente en estesacramento. Escribió la Misa y el Oficio para la solemnidad de Corpus

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Christi. También eligió los salmos y la lecturas de la Escritura y escribiólos himnos Pange Lingua, Adoro Te Devote y la secuencia de Lauda Sionpara esta Misa. Explicó como Cristo está presente en este sacramentocon una especial penetración teológica y con todo detalle.

LA EUCARISTÍA - SUS RAÍCES JUDÍAS

Jesús, el Rabino judío, celebró la Pascua Judía para los doce queeran también judíos. Para ellos, esta conmemoración del Éxodo, laliberación de la esclavitud de Egipto del santo pueblo de Dios, no erasolo recordar un suceso pasado, sino revivir un suceso de su historiasagrada y de su liberación por el mismo Dios que entonces estaba conellos. Se lavaron las manos, bebieron vino consagrado, partieron el pan ylo compartieron, se explicó el significado de los alimentos, comieron elcordero pascual en un ambiente de celebración, alegría y fiesta. Albendecir y distribuir el pan al inicio de la Última Cena, Jesús otorgó alpan un nuevo significado al decir: “…Tomen y coman, esto es miCuerpo” (Mat 26,26; Mc14,22; Lc 22,19). Al final de esta cena pascual,se bendijo una copa de vino de manera particularmente solemne“…Beban todos de ella, porque esta es mi Sangre, la Sangre de laAlianza, que se derrama por muchos para la remisión de los pecados”(Mat 26, 27,8; Mc 14,24; Lc 22,20). El Señor Jesús también dio a estoun nuevo significado al vincular su cena de Pascua con la crucifixión quetendría lugar al día siguiente. De este modo, Cristo estableció “laAlianza nueva y eterna” (Lc 22,20) con los doce Apóstoles querepresentan al nuevo pueblo de Dios y reemplazó la antigua Alianzahecha con las doce tribus de Israel. Cristo hizo esto, no comoconmemoración del Éxodo de los antiguos, sino para crear un nuevoÉxodo de la esclavitud del pecado. El don de la Última Cena fue unanueva Pascua de la muerte a la vida del nuevo Cordero Pascual, Jesús.Aún hoy, se hace “en conmemoración mía” (Lc 22,19 y 1 Cor 11,25), yen conmemoración del Señor Jesús, el nuevo cordero, la víctimasacrificada por los pecados de todos. San Pablo muestra el significado de

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esto cuando dice: “Y así, siempre que coman este pan y beban esta copa,proclamarán la muerte del Señor hasta que Él vuelva” (1 Cor 11,26). Enla Eucaristía, Cristo se hace presente hasta que venga en la gloria.

Existe cierto discurso erudito respecto a que la Última Cena nofue en modo alguno la cena de Pascua porque, a pesar de que todos losevangelios la presentan como tal, el Evangelio de Juan muestra a Jesús,el verdadero cordero pascual, muriendo en la Cruz mientras los corderosson sacrificados para la Pascua judía aún por celebrarse. Por lo tanto, enel relato de Juan la Última Cena no pudo haber sido la Pascua. Loseruditos han sostenido tradicionalmente que cuando Juan escribió surelato del Evangelio estaba más preocupado por el simbolismo pascualque por los detalles históricos. Sin embargo, como afirmó el PapaBenedicto XVI en su homilía del Jueves Santo de 2007, también existela posibilidad que el Señor y sus discípulos siguieran el calendariolitúrgico de los esenios, que era diferente al de Jerusalén. De cualquiermodo, el simbolismo pascual estaba en el aire y San Pablo proclama suculminación en Cristo cuando dice: “Porque Cristo, nuestra Pascua, hasido inmolado” (1Cor 5,7).

DESARROLLO HISTÓRICO

Los primeros cristianos siguieron las instrucciones del Señor de“haced esto en conmemoración mía” y así lo hicieron cada domingo, elDía del Señor (ver Hechos 20,7; Rev 1,10), el día que se levantó de entrelos muertos. Sin embargo, probablemente los primeros judíos cristianostambién conservaron el Sabbath. El ceremonial de Pascua que el Señorusó en la Última Cena solo se celebraba en esta fiesta, y no pudo habersido la ceremonia que los judíos cristianos usaban cada semana. En sulugar, debió usarse la comida de Sabbath o chaburah (cena amistosa).Estas comidas rituales incluían una bendición y la distribución de pan alinicio, seguida de los alimentos y finalizando con una solemne bendicióna la Copa de Bendición. Al parecer, La Didaché, documento de finales delSiglo I, da fe de que en la antigua Iglesia se usaba esta estructura. De

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hecho, se hace referencia a este tipo de comidas en la Carta de San Pabloa los Corintios Cristianos, cuando se queja del egoísmo y la ebriedad enla celebración eucarística de la Iglesia de Corinto (1 Cor 11, 20-23).Puede ser una de las razones por las que se eliminó la comida en sí de lacelebración Eucarística, a pesar de que quizás era grande el número degentiles que se convertían a la fe. El Padre Jungmann, el gran liturgistajesuita, afirma que para nuestros ancestros en la fe estaba claro que loselementos esenciales eran las oraciones sobre el pan y el vino que lostransformaban en el Cuerpo y la Sangre de Cristo. De este modo, laeliminación de la comida en sí a la mitad del rito no tenía muchaimportancia. Cuando los cristianos ingresaron al mundo de los gentiles(mediante los peregrinajes misioneros de San Pablo), donde no seobservaba el Sabbath y el Día del Señor era solo otro día de trabajo paralos paganos, la Eucaristía se celebraba temprano por la mañana. Plinio elJoven, al escribir al Emperador Trajano, reporta que los cristianos cantanhimnos a Cristo al amanecer. Esto comúnmente se entiende como unareferencia a la Eucaristía.

San Justino, en un documento escrito para explicar las creencias yprácticas cristianas al emperador (c. 155), describe la lectura de losProfetas y después las “memorias de los Apóstoles” (los Evangelios). Elobispo instruye a los files reunidos, todos se levantan y oran. Le llevanpan y vino al celebrante, quien hace una oración Eucarística “de acuerdoa su capacidad”, lo que sugiere que en esa época la celebración eraextemporánea, aunque basada en ciertos temas bien conocidos (ApologíaI, 65-66). Justino describe la Comunión de los “eucaristizados” oconsagrados, el pan y el vino, y habla de los diáconos que los llevan alos ausentes (Catecismo de la Iglesia Católica 1345). Claramente, hacia155 AD, es evidente la estructura básica de la eucaristía, como seconoce hoy. Más aún, aproximadamente sesenta años después, SanHipólito compuso un modelo de oración Eucarística para ser usada porel celebrante; hoy esta oración es el segundo canon del Rito Romanomoderno.

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A mediados del Siglo III, el lenguaje litúrgico de la Iglesiacambió del griego al latín. Además, el desarrollo del canto gregorianoy la casi universal orientación al Este para la Misa da forma al primerRito Romano, especialmente como lo codifica San Gregorio el Grande.Esta Misa Católica clásica fue purificada en la época del Concilio deTrento en el Siglo XVI; más tarde se arregló y se adaptó en el ConcilioVaticano Segundo de mediados del Siglo XX. La reforma litúrgica dela Misa en el Concilio Vaticano II es hoy la forma ordinaria del RitoRomano. La reciente intervención personal del Papa Benedicto XVIrestauró el rito de la Misa anterior al Vaticano II, que hoy se llama laforma extraordinaria del Rito Romano.

COMPARACIÓN DE LAS DOS FORMAS DEL RITO ROMANO

Puesto que, con el motu proprio Summorum pontificum del PapaBenedicto XVI, será más común experimentar la forma extraordinariadel Rito Romano de la Misa, sería útil explorar las dos formas demanera paralela para ayudar al lector a reconocer el patrón común quese presenta tanto en las formas de la Misa ordinaria comoextraordinaria. La forma ordinaria normalmente se celebra de cara a lagente y en la forma extraordinaria normalmente se celebra orientándosehacia el Este, hacia el crucifijo o hacia el tabernáculo. En el rito deentrada de la forma ordinaria se canta un himno o se recita una antífonaseguida del Saludo y de un Rito Penitencial que concluye con laOración de Apertura. Los domingos, días festivos y de solemnidades, laGloria precede a esta oración. En la forma extraordinaria, los Servidoresdel Altar contestan con los responsos en latín a las oraciones delsacerdote al pie del altar. A veces la congregación se une a los responsosen latín. El sacerdote sube al altar para decir el Introito (a no ser que secante en la Misa Solemne), después el Kyrie y Gloria. Concluye con laColecta o la Oración de Apertura. En la forma extraordinaria del rito,el Dominus vobiscum (el Señor sea contigo) se dice antes de la Colecta.

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En la Liturgia de la Palabra, las lecturas en la forma ordinaria delrito se realizan en el ambo (púlpito) y en domingo hay tres: AntiguoTestamento, Epístola y Evangelio, con el Salmo Responsorial enrespuesta a la primera lectura. Después del Evangelio tiene lugar unahomilía seguida de un Credo. La Liturgia de la Palabra concluye con lasIntercesiones Generales (las Oraciones de los Fieles). En la formaextraordinaria del rito, la Epístola y el Responsorio (también llamadoGradual) se leen en latín del lado de la Epístola del altar, y el Evangeliose lee del lado del Evangelio (en la Misa Solemne también puedencantarse). Sigue el sermón y los domingos el Credo se dice o se canta.En la forma extraordinaria de la Misa no hay Oraciones de los Fieles.

En la forma ordinaria, después de las Intercesiones Generales, sellevan ofrendas (el domingo en procesión) y se preparan. Entonces elsacerdote recita la Oración Eucarística en voz alta: una de las cuatroOraciones Eucarísticas o tal vez una de reconciliación. Las aclamacionesse cantan o se recitan, y después del Amén, el Padre Nuestro prepara ala congregación (junto con la Señal de la Paz) para la Comunión quenormalmente se recibe de pie.

En la forma extraordinaria del rito, las ofrendas se preparaninmediatamente después del Credo y la Oración Eucarística siempre esel Canon Romano (la primera Oración Eucarística). Se reza en silencioen latín y se hacen sonar las campanas antes, durante y después de laConsagración. El padre recita o canta el Padre Nuestro en latín, ydespués del Agnus Dei (Cordero de Dios), todo se prepara para laComunión, que se recibe (después de un Confiteor o Yo Pecador) derodillas y en la lengua.

Después de la Comunión, ambos ritos concluyen rápidamente conuna oración final, bendición y despedida Ite Missa Est, de dondeproviene el nombre Misa. La forma ordinaria del rito a menudoconcluye con un himno, mientras que en la forma extraordinaria el

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sacerdote lee el Último Evangelio (el Prólogo de San Juan) como acciónde gracias al concluir la Misa.

LA ENSEÑANZA DE LA IGLESIA

La Eucaristía es un misterio multifacético y es el tesoro de laIglesia: Nuestro Señor Jesucristo mismo está presente de manerasacramental. Está claro que la Iglesia desea proteger este misterio yexplicarlo mediante una teología sólida en la medida en que sea posible.Como lo propone El Catecismo de la Iglesia Católica, los dos temasprincipales son la Misa como el Sacrificio en la Cruz y la VerdaderaPresencia de Cristo en este Sacramento.

EL SACRIFICIO

La noción judía de conmemoración es revivir un suceso pasado.Así, la celebración de la Pascua judía participa de alguna forma en lossucesos del pasado como algo real y presente en la actualidad. Cuandocelebran la comida sacrificial, creen que el Dios que los liberó de laesclavitud en Egipto y los condujo por el desierto hasta la TierraPrometida está con ellos ahora para salvarlos, y estará con ellos en elfuturo. Por lo tanto, cuando Jesús dijo “Haced esto en conmemoraciónmía”, no quiso decir “cuándo hagáis esto, pensad en mí”, sino que supueblo hará esto como conmemoración viviente de Él. Puesto que laÚltima Cena el Jueves Santo precede al Viernes Santo, “Mi sangre, queserá derramada por vosotros” y más aún, puesto que el Viernes Santoconcluye con la Pascua y la Resurrección, todos estos sucesos sonaspectos del mismo misterio. El Señor estaba estableciendo una comidasacrificial que haría presente el misterio de la Cruz (tanto su muertecomo su resurrección) de manera sacramental, de la misma forma quela Pascua judía hace presente el Éxodo para el pueblo judío. De estemodo, este “Banquete Sagrado” haría que el nuevo Éxodo de NuestroSeñor Jesucristo de la muerte a la vida realmente estuviera presente parasus seguidores en la Iglesia. Una vez más, San Pablo deja esto claro

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cuando dice, “Porque cuantas veces comáis este pan y bebáis el cáliz,anunciad la muerte del Señor hasta que Él venga” (1 Cor, 16).Participando en su sacrificio y ofreciendo nuestra vida en unión con Ély comiendo Su Cuerpo y bebiendo Su Sangre, recibimos a Cristo mismoen nuestra vida, nuestro corazón y nuestra mente. Santo Tomás deAquino nos enseña que la consagración del pan y el vino por separadosimboliza la muerte del Señor, pues cuando un cuerpo se separa de susangre el resultado es la muerte. Pero, como el Papa Juan Pablo II nosenseñó en Ecclesia de Eucharistia (2), es el Señor Elevado al Cielo quienestá con nosotros en este misterio, tanto Pascual como Eucarístico. ElPapa Benedicto XVI enseña que la Misa es hacer presente el sacrificioen la Cruz y la victoria de la Resurrección; Cristo presente es el Corderoinmolado que renueva la “historia y todo el cosmos” (SacramentumCaritatis, 10).

En la Cruz, Jesús se ofreció a Sí mismo como un holocausto, unsacrificio total al Padre. El antiguo Adán comió del árbol de la sabiduríadel bien y el mal, pecando con su desobediencia a Dios y su obedienciaa Eva, que fue seducida por la serpiente (Gén. 3,6). Jesús es el nuevoAdán que obedece al Padre “haciéndose obediente hasta la muerte ymuerte de cruz” (Filip. 2,8). Cristo colgando del árbol de la Cruzdeshace la desobediencia de Adán, mientras María, la nueva Eva,permanece al pie de la Cruz ofreciéndose con su Hijo. Este sangrientosacrificio fue ofrecido al Padre por Su Hijo, el gran sacerdote “se ofrecióuna vez para quitar los pecados de muchos” (Hebr. 9,28). Esta era unacita favorita de los reformadores, que veían la Eucaristía nada más comouna conmemoración de un suceso pasado. Pensaban que las enseñanzascatólicas veían cada Misa como un intento de unirse al único, suficientee infinito sacrificio del Hombre-Dios absolutamente perfecto. Si ésefuera el caso, dicha enseñanza constituiría una blasfemia, pero no lo es,y esta idea no corresponde ni al entendimiento católico ni a su doctrina.Más bien, la Iglesia “hace memoria de la Pascua de Cristo y esta se hace

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presente: el sacrificio que Cristo ofreció de una vez para siempre en lacruz, permanece siempre actual” Catecismo de la Iglesia Católica, 1364).

SANTO TOMÁS Y TRENTO

Como en sus días no fue objetado, en su Suma Teológica, SantoTomás de Aquino puede decidir la cuestión de la Misa como sacrificioen una breve declaración (ST III, q. 83, a. 4). Santo Tomás ve a Cristoofreciéndose en la Cruz de manera histórica, y este sacrificio es capaz detraer la salvación. En la Misa, se ofrece el mismo sacrificio enconmemoración de su muerte. No es simplemente una remembranzapsicológica, sino una conmemoración viviente, como lo deja claro lacolecta que cita Santo Tomás: “Cuantas veces se renueve en el altar elsacrificio de la cruz, se realiza la obra de nuestra redención". (Ver CIC,1364 y Lumen Gentium, 3). Santo Tomás ve a Cristo como el gransacerdote, inmolándose a Sí mismo como la víctima, en cada sacrificiode la Misa, como Él lo hizo en la Cruz. El Concilio de Trento (1562)nos enseña que la Misa “contiene el mismo Cristo que una vez se ofrecióa Sí mismo de manera sangrienta en el altar de la Cruz y se ofrece demanera no sangrienta”. Los tomistas sostienen que el sacrificio de laCruz y el de la Misa son específica y numéricamente el mismo, solo esdiferente la manera de ofrecerlo. Santo Tomás y el Consejo de Trentosimplemente transmiten la tradición católica, basada en el testimoniodel Nuevo Testamento, la Didaché, los Padres de la Iglesia, como SanCirilo de Jerusalén, San Ambrosio, San Agustín y muchos otros. ElCatecismo enseña que “el sacrificio de Cristo permanece siempreactual” (CIC 1364) porque el ofrecimiento del Dios-Hombre, Cristo, eseterno. Sin embargo, el fiel necesita estar en contacto con este sacrificio,ingresar en él y ofrecerse a sí mismo con Cristo, y así ejercer susacerdocio real. Toda persona necesita ahora este sacrificio y su fruto, ypor eso la Misa se oficia diariamente. No se celebra por Dios, sino porsu pueblo.

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Redemptionis Sacramentum destaca que, aunque la Eucaristía es unacomida sagrada, es en primer lugar y de “manera preeminente” unsacrificio (38). Los católicos consideran que el sacrificio de la Misa es elmismo sacrificio de la Cruz, al que la Misa no agrega nada, ni tampocolo multiplica. Como establece Juan Pablo II en Ecclesia de Eucharistia,“Es un sacrificio en sentido propio” (13) y aplica a los hombres de hoyla reconciliación obtenida por Cristo una vez por todas para lahumanidad de todos los tiempos (12). Tampoco queda relegado alpasado este sacrificio, pues “todo lo que Cristo es y todo lo que hizo ypadeció por los hombres participa de la eternidad divina y domina asítodos los tiempos” (11). Lo que una vez sucedió en la historia, hoy sehace presente en el misterio.

LA VERDADERA PRESENCIA

La Constitución sobre la Sagrada Liturgia del Concilio Vaticano IIhabla de varias formas de la presencia de Cristo en la Liturgia: en lacomunidad, en la Palabra proclamada, en el hecho de que el sacerdoteactúa en la persona misma de Jesucristo, en las especies de la Eucaristíay los Sacramentos (Sacrosanctum Concilium, 7). Los judíos de laantigüedad consideraban que Dios estaba con ellos en el Templo, perocuando el Templo fue destruido y la mayoría de ellos fueron deportadosa Babilonia, sus profetas les enseñaron que a donde quiera que sereunieran diez judíos (un minyan) a escuchar la Palabra de Dios, lapresencia de Dios (el Shekinah) estaba con ellos. Entonces Nuestro SeñorJesucristo se basa en esta tradición reduciendo la cantidad de diez a doso tres, según el versículo de Mateo ya citado: “Donde hay dos o tresreunidos en mi nombre, estoy ahí en medio de ellos”. En la Misa, lasformas de la presencia de Cristo se despliegan: primero en la reunión delos fieles, después al presidir el sacerdote y en la Palabra proclamada,todo lo cual culmina en la más profunda presencia de todas, Cristo,quien verdaderamente está presente en las especies de la Eucaristía. Estapresencia se llama verdadera para acentuar que el sacrificio no es sólo

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simbólico. La Eucaristía no es solo un símbolo. El pan y el vinoempiezan como símbolos del Cuerpo y de la Sangre del Señor yentonces, ¡se vuelven su mismo Cuerpo y su misma Sangre! En la Misa,la presencia sacramental de Cristo no es un fin en sí misma, sino que espara que su pueblo “tome y coma”, “tome y beba” y al hacerlo setransforme para convertirse de manera más plena en el Cuerpo místicode Cristo, la Iglesia.

Esta doctrina, que se encuentra en el Nuevo Testamento y en losescritos de los primeros Padres de la Iglesia, puede haberse formalizadode manera diferente en diversas eras, pero la doctrina no ha cambiado.San Ignacio de Antioquía ( fallecido en 107), un discípulo de SanPolicarpo (quien fue a su vez discípulo de San Juan, el discípulo amadode Jesús), dijo: el pan es la carne de Jesucristo, el vino la sangre (Cartaa los Esmirniotas 7,1). San Justino Mártir (fallecido en 165) dijo,“Porque no tomamos estos alimentos como si fueran pan común o unabebida ordinaria; sino que, así como Cristo, nuestro salvador, se hizocarne por la Palabra Dios y tuvo carne y sangre…de la mismamanera…el alimento que fue bendecido por las palabras de Jesús…ycon que se alimenta y transforma nuestra sangre y nuestra carne, esprecisamente la carne, la sangre de aquel mismo Jesús encarnado”.(Primera Apología, 66). La última palabra pertenece a San Agustín(fallecido en 411): “el pan que veis en el altar…es el Cuerpo de Cristo.Este cáliz…es la Sangre de Cristo (Sermón 227).

Los Padres de la Iglesia intentaron encontrar formas de expresarla extraordinaria transformación que tiene lugar en la Eucaristía.Acuñaron términos con el prefijo trans (por ejemplo, transelementación,transfiguración), que implican un proceso o un cambio de una cosa aotra. El primero en usar el término transubstanciación fue Esteban deBruge (c. 1140), pero la raíz de este término se remonta al Monasteriode Corbie, en Francia, en el Siglo IX. El Abad de Corbie, Paschase,escribió un libro sobre la presencia Eucarística de Cristo. Su enfoque delmisterio era tan realista que apenas distinguía entre la presencia de

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Cristo corpórea, física, como era en la tierra, de su presencia sacramentalen la Eucaristía. Ratram, otro de los monjes del mismo monasterio,contestó a este volumen con el suyo propio, en el que usó algunos textosmuy espirituales de San Agustín que decía apoyaban una presencia casiexclusivamente espiritual percibida únicamente mediante la fe. Influyómucho en Berengario de Tours (1010-88), quien veía la presencia deCristo principalmente como simbólica, y dijo que solo retomaba lateología de San Agustín. Sin embargo, su posición fue cuestionada yLanfranc, el Arzobispo de Canterbury, sostuvo que la Eucaristía no eraun símbolo, sino el verdadero Cuerpo de Cristo. A raíz de estacontroversia surgió y empezó a usarse una nueva terminología, enparticular las palabras substancia y accidente.

La doctrina de la Iglesia es que la substancia del pan y del vino setransforma en su más profunda realidad y se convierte en el Cuerpo y laSangre de Cristo, aunque permanecen los accidentes (o apariencias) delpan y el vino. Así, los elementos tienen la misma textura, sabor y olorque antes, pero su más profunda realidad solo es Cristo. En otraspalabras, el más profundo ser del pan y el vino cambia sustancialmente,pero su apariencia externa permanece igual. La Eucaristía aún tienesabor a pan, parece pan, se desmigaja como pan, o parece y sabe a vino,pero ya no lo es. La Eucaristía es simplemente Cristo. Este cambio noes solo accidental, como cuando un cachorro se convierte en perro, o unniño de vuelve adulto; más bien, así como el alimento que ingiere unapersona se convierte en parte de su sustancia para alimentar a su serfísico, así la sustancia del pan y el vino se convierte en la sustancia deCristo que nutre espiritualmente. Sin embargo, como dice San Agustín,a diferencia de otros alimentos que nutren convirtiéndose físicamenteen parte del que los ingiere, la Eucaristía en cambio transforma aaquellos que la reciben, así que ellos se convierten en parte de estealimento divino, el Cuerpo de Cristo.

Los términos sustancia y accidente se usaron en la solemnedefinición de transubstanciación de Concilio Laterano IV en 1215. La

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Iglesia vio esta doctrina como la forma más clara que la razón humanahaya descubierto para explicar que las sustancias de los elementospueden cambiar, mientras que los accidentes externos puedenpermanecer iguales. Ante diversas posiciones protestantes acerca de laEucaristía, el Concilio de Trento definió solemnemente esta doctrina:

“Por la consagración del pan y del vino se opera el cambio de todala substancia del pan en la substancia del Cuerpo de Cristonuestro Señor y de toda la substancia del vino en la substancia desu sangre; la Iglesia Católica ha llamado justa y apropiadamentea este cambio transubstanciación (CIC, 1376).

Martín Lutero creía en una “Verdadera Presencia” de Cristo en laEucaristía, como lo hacen hoy los luteranos. Sin embargo, también creíaque la presencia no es permanente, sino solo una presencia pasajera enla Consagración y la Comunión. Lutero explicó la consubstanciación,donde las substancias permanecen iguales y en la que de algún modo seincluye la presencia de Cristo, usando el ejemplo de cómo calor delfuego afecta el atizador. Sin embargo, la mayoría de los protestantessiguieron a Zwingli, quien vio la Eucaristía solo como un símbolo, o aCalvino, quien la vio solo como una promesa de salvación. Por lo tanto,los protestantes ven la Eucaristía de manera muy diferente a la IglesiaCatólica, que no acepta estos enfoques para explicar el misterio de laEucaristía. Las iglesias ortodoxas también tienen la misma creencia quelos católicos.

LA CONSAGRACIÓN

Un punto de controversia entre occidente y oriente estriba en sison las palabras de la Institución (las fórmulas de la Consagración) o laEpíclesis, la oración que invoca al Espíritu Santo, lo que transforma loselementos del pan y el vino en el Cuerpo y la Sangre de Cristo. ElOccidente sostiene que esto se consuma mediante la narración de laInstitución de la Eucaristía y el Oriente cree que se consuma mediante

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la Epíclesis. Originalmente la Epíclesis era una oración que pedía al

Espíritu Santo que unificara la Iglesia, y después llegó a convertirse en

una invocación explícita del Espíritu para que consagrara los elementos.

Lo anterior se observa en las antiguas Oraciones Eucarísticas de San

Basilio y San Juan Crisóstomo donde la Epíclesis viene después de las

palabras de Consagración. Sin embargo, el Occidente se centró en las

palabras de Cristo como las citan San Agustín Mártir y San Ambrosio,

quienes enseñaron muy explícitamente que la Palabra (Cristo) actúa

mediante las palabras de la Consagración y que la creencia en el cambio

se demuestra en la adoración de la Ostia y el cáliz mientras el sacerdote

las sostiene en lo alto inmediatamente después. Después de 1054, en el

endurecimiento del cisma entre Oriente y Occidente, el Oriente afirmó

que los elementos cambiaban solo mediante la Epíclesis y Occidente solo

enfatizó las palabras. En Sacramentum Caritatis (13), el Papa Benedicto

XVI reitera que la transubstanciación es la acción del Espíritu Santo

mediante las palabras de Cristo en el canon y en la Epíclesis, o

invocación del Espíritu. Afirma que la transformación de los elementos

se orienta hacia la transformación individual y como el Cuerpo de

Cristo. Al recibir el Cuerpo de Cristo sacramental, uno se convierte más

en el Cuerpo místico de Cristo, la Iglesia. Todas las nuevas oraciones

Eucarísticas del rito latino tienen dos Epíclesis: una invoca al Espíritu

a transformar los elementos y la otra pide que el Espíritu reúna en

unidad a todos aquellos que se han alimentado del Cuerpo del Señor

para hacerlos uno en la Iglesia. Resulta interesante que en el antiguo

canon de Addai y Mari usado por la iglesia asiria de oriente, no hay

palabras específicas de la Institución. Sin embargo, una reciente

aclaración de la Santa Sede establece que aunque no se encuentran de

manera concisa, las palabras se encuentran dispersas a lo largo de los

pasajes más importantes de la Oración Eucarística.

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SANTO TOMÁS Y LAS TEORÍAS CONTEMPORÁNEAS

En 1215, mucho antes de que naciera Santo Tomás en 1225, seusaban los términos substancia y accidente y, de hecho, también se definióla transubstanciación. Aunque un interés renovado por la filosofía deAristóteles hizo que estudiaran más su pensamiento, no puede decirse(como se afirma a menudo hoy) que la transubstanciación sea solo unaexplicación tomista y que se necesite un enfoque más moderno para lacultura contemporánea. El Papa Pablo VI trató esta cuestión enMysterium Fidei, (1965) y señaló que ciertos términos como“naturaleza”, “persona”, “substancia” y “accidente” que se usaron paraexplorar la Trinidad y la Cristología, han sido “adaptados a todos loshombres de todos los tiempos y todos los lugares” por la obra de laIglesia (24). Aunque los teólogos pueden desarrollar nuevos enfoques,el Papa dijo que no tienen derecho a desechar los términos técnicos deldogma definido de la transubstanciación, pero sí lo pueden explicarmejor. De este modo el misterio de la Eucaristía no podrá explicarse solopor medio de los nuevos conceptos teológicos de transignificación otransfinalización, que destacan el significado y el propósito delsacramento respectivamente (11).

Finalmente, los escritos de Santo Tomás sobre la VerdaderaPresencia enseñan que Cristo completo está presente en las especies delpan y el vino “a manera de una substancia”, tanto físicamente en elCielo como substancialmente aquí en el sacramento. Cuando se rompela Ostia, no se daña el Cuerpo de Cristo, porque Él está presente aquíno solo físicamente, sino substancialmente, más como un cuerpoglorificado, que es físico y sin embargo posee cualidades más allá de lofísico. Así que el Señor Elevado al Cielo está aquí, espíritu encarnado,“Su Cuerpo y su Sangre, alma y divinidad”, como dice el Concilio deTrento, una presencia personal, dinámica. Está presente en ambasespecies en la verdad del sacramento, como diría Santo Tomás, Cuerpoy Sangre en el pan y Sangre y Cuerpo en el vino, de maneraconcomitante o simultánea, porque el Cristo completo no puede

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separarse. En su lecho de muerte, Santo Tomás profesó su fe en este granmisterio cuando la Eucaristía se levantaba frente a él:

Recibo el premio de la salvación de mi alma: todos mis estudiosy mis obras los realicé por amor a Tí. Someto todo lo que escribía tu santa Iglesia en cuya obediencia abandono esta tierra.

LA COMUNIÓN

Aunque no poseamos la devoción incondicional de Santo Tomásal recibir al Señor en la Eucaristía, existen condiciones que permitenuna recepción digna de la Sagrada Comunión. Primero, es imperativoun examen de conciencia para discernir si somos libres de pecadomortal antes de recibir a Cristo en la Sagrada Comunión porque, comodijo San Pedro, “si come y bebe sin discernir el Cuerpo del Señor, comey bebe su propia condenación” (1 Cor. 11, 29). El pecado grave o mortal(1 Juan 5,16) mata la vida de Dios, o la gracia, en el alma y requiereconfesión sacramental antes de poder recibir la Sagrada Comunión.Normalmente, los católicos practicantes no están en estado de pecadomortal. Para que el pecado sea mortal, debe implicar algo grave, unareflexión suficiente (conocimiento y debida consideración) y totalconsentimiento de la voluntad. Si falta ninguno de estos tres elementos,no existe pecado mortal. Más aún, la ignorancia y la falta de libertadpueden reducir la gravedad del pecado. Los pecados veniales (ligeros) noimpiden la Comunión del Fiel, pero reducen en el alma el fuego de lacaridad. Sin ser estrictamente necesaria, la confesión de los pecadosveniales, sin embargo, está vivamente recomendada por la Iglesia.Ayuda eficazmente a crecer y a sanar (CIC 1458). Más aún, laComunión con el Señor es la comunión con su Iglesia e implica laaceptación de todas las enseñanzas de su Iglesia como del mismo Cristo.Por esta razón, aquellos que en la vida pública han disentido de laenseñanza católica y la moral no deben recibir la Sagrada Comunión.

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El ayuno antes de recibir la Comunión, que en el pasado requeríaque no se ingiriera nada excepto agua después de la medianoche, ahorase ha reducido a una hora de privación de alimentos sólidos y líquidos,que no sean agua o medicina, antes de recibir la Comunión. (La hora secalcula como una hora antes de la Comunión y no antes del inicio de laMisa). En caso de enfermedad, debe reducirse el ayuno o inclusoeliminarlo si es necesario (canon 919). Se exhorta a los Fieles a recibir“nuestro pan diario” dignamente tan seguido como asistan a Misa, y asícomo todos los católicos están obligados a asistir a Misa los domingosy los días de guardar, la Iglesia ordena a todos los católicos que recibanla Comunión al menos una vez al año durante la Pascua (canon 920).Esta obligación está asociada a la obligación de confesar los pecadosgraves al menos una vez al año (canon 989).

Que la Comunión se reciba en la mano, una antigua prácticacristiana, o en la lengua, una práctica medieval, es decisión de cada uno.El Obispo de Estados Unidos decidió que después de hacer una ligerainclinación, los Fieles pueden recibir la Comunión de pie. Sin embargo,la Santa Sede aclaró que no debe negarse la Santa Comunión a aquellosque eligen ponerse de rodillas. Más aún, el Santo Padre decidió queaquellos que reciban la Comunión de su mano, lo harán en la lengua yde rodillas, quizás para enfatizar tanto la legitimidad de esta prácticacomo la necesidad de reverencia.

En la antigua Iglesia, la Comunión se daba siempre bajo lasespecies del pan y el vino, como hoy en el rito oriental de la Iglesia.Lutero hizo un llamado para el regreso de esta práctica, pero se asociócon otras doctrinas erróneas suyas y por lo tanto no se aceptó.Cuatrocientos años después, el Concilio Vaticano II permitió laComunión bajo ambas especies en Misa en ciertas ocasiones, de acuerdocon el juicio del sacerdote local. La lista oficial de ocasiones para laComunión bajo ambas especies se ha ampliado gradualmente desde esetiempo. En Estados Unidos, la Instrucción de 2002 de la USCCB(Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos), dictó las

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Normas para la Celebración y la Recepción de la Santa Comunión bajoambas Especies en la Diócesis de Estados Unidos de América, queestablecen que la Comunión bajo ambas especies debe darse encualquier momento siempre y cuando no haya peligro de profanacióndel sacramento o que el rito sea demasiado extenso para realizarse (24).El Consejo de Trento enseñó, siguiendo a Santo Tomás de Aquino, quese recibe el Cristo completo bajo cualquiera de las especies; sinembargo, la Instrucción General de 2002 deja claro que ambas especiesson “una forma más clara del signo sacramental” (14).

INTERCOMUNIÓN

En general, la Iglesia Católica y las iglesias ortodoxas ven laintercomunión como un signo de completa unidad: doctrina, jerárquicay moral. Por esta razón, ambas iglesias desalientan la intercomunión. Amenudo, los protestantes ven la intercomunión como una forma dealcanzar la unidad y, considerando las muchas divisiones delprotestantismo, parece no haber funcionado.

Debido a que los ortodoxos están tan cerca de la Iglesia Católica,preservan el vasto patrimonio de la fe apostólica, poseen órdenes válidasy celebran una Eucaristía válida, los católicos pueden, en ciertasocasiones y con permiso eclesiástico, recibir la Sagrada Comunión en suIglesia. Los católicos no pueden recibirla en una iglesia protestanteporque los protestantes no cuentan con órdenes en el sentido católico ysu celebración de la Eucaristía no es un sacramento válido. Incluso esdudoso que los servicios solemnes episcopales, que parecen católicos,sean válidos porque las órdenes anglicanas no son aceptadas por laIglesia. Sin embargo, se puede asistir a servicios de otros cristianos pormotivos ecuménicos, por ejemplo, para aprender y orar por causascomunes. Los “cristianos ortodoxos, separados en buena fe de la IglesiaCatólica, que piden espontáneamente recibir la Eucaristía de unministro católico y que están debidamente dispuestos”, pueden hacerlode acuerdo con el canon 844 §3 del Código del Derecho Canónico y como

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lo explicó también el Papa Juan Pablo II en su encíclica de 2003 Ecclesiade Eucharistia (45). Normalmente los protestantes no pueden recibir laComunión en una Misa católica, porque ello implica que son uno conla Iglesia Católica, sostienen las mismas creencias que ésta y, en otraspalabras, son católicos. Sin embargo, en una grave necesidad (porejemplo en tiempos de guerra) y si el obispo lo acepta, los sacramentos(Eucaristía, Penitencia, Unción de los Enfermos) pueden darse a loscristianos que tienen el concepto católico de estos sacramentos, que seacercan libremente y que muestran la disposición correcta (canon 844§4). Es más probable que anglicanos, episcopalianos, luteranos yalgunos metodistas estén en esta situación porque poseen al respectouna tradición sacramental cercana a las enseñanzas de la IglesiaCatólica.

LOS FRUTOS DE LA COMUNIÓN

La Sagrada Comunión es el esca viatorum, el alimento para losperegrinos camino a la madre tierra divina. Recibir la Eucaristía esrecibir a Cristo, al Prometido, al Amigo y al Señor de todo, quien,además de darse a Sí mismo, también da, a través del sacramento de suCuerpo y su Sangre, todo el poder de su gracia. En la Suma TeológicaSanto Tomás dice que la recepción de la Sagrada Comunión limpia elpecado venial del alma, condona el castigo temporal debido al pecado(en el purgatorio) y que la Eucaristía fortalece contra cometer pecado enel futuro (III, q. 80). El Catecismo de la Iglesia Católica (1391-3) habla dela Comunión como la forma de profundizar la “íntima unión conJesucristo”. Como lo dijo Él mismo, “El que come mi carne y bebe misangre permanece en mí y yo en él” (Juan 6,56). El Catecismo repite losefectos enumerados por Santo Tomás y concluye que la Eucaristíaconstruye la Iglesia, pues son “muchos miembros, y sin embargo, esuno” (1 Cor. 12,12). Santo Tomás estaría de acuerdo, porque vio larealidad de la gracia que se dio a la Iglesia mediante la Eucaristía por elbien de la unidad. Esta es la razón fundamental de las enseñanzas de la

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Iglesia sobre la intercomunión. En Ecclesia de Eucharistia el Papa JuanPablo II cita a San Efrén: “Llamó al pan su Cuerpo viviente y lo llenóde Sí mismo y de su Espíritu…Aquel que lo come con fe, come Fuegoy Espíritu” (17) y el Santo Padre continúa acentuando que la Eucaristíaes la construcción de la comunión de la Iglesia (ver Capítulo 2).

RESERVA Y ADORACIÓN EUCARÍSTICA

Debido a que la doctrina católica sostiene que la VerdaderaPresencia de Cristo permanece sin cambio al recibirla y no es solo unamera presencia temporal, ha sido costumbre desde tiempos antiguosreservar el Sagrado Sacramento. Tertuliano (fallecido en 225) datestimonio de la práctica de guardar la Eucaristía en casa, para que lospadres pudieran dar la Comunión diaria a su familia. San Justino elMártir (fallecido en 150) describe a diáconos llevando la Eucaristía aenfermos y prisioneros. El documento Comunión y Culto Eucarístico Fuerade Misa explica cómo derivó el enfoque actual de la práctica de losantiguos cristianos:

La razón original y principal para la reserva de la Eucaristía fuerade Misa es la administración del viaticum [Comunión para losmoribundos]. Las razones secundarias son dar la Comunión y laadoración de Nuestro Señor Jesucristo presente en el sacramento.La reserva del sacramento para los enfermos llevó a la elogiablepráctica de adorar este alimento divino que está reservado en lasIglesias. Este culto de adoración posee un cimiento firme y sólido,especialmente desde el momento en que la fe en la verdaderapresencia del Señor tiene como consecuencia natural lamanifestación pública y externa de esta creencia (II, § 5).

A medida que crecía el énfasis en la Verdadera Presencia fuera dela celebración de la Misa, había una evolución de las formas en que sereservaba el Sagrado Sacramento. Al principio, cuando se reservaba solopara los enfermos, lo más probable era que se guardara en la sacristía

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con las vasijas sagradas y los libros sagrados. A principios del periodomedieval empezó a reservarse en prominentes armarios con puertasdecoradas en la pared del santuario, parecidos a los pequeños nichosusados para los santos óleos. Otra popular forma medieval de reservar elsacramento era suspenderlo sobre el altar en una píxide con forma depaloma que representaba al Espíritu Santo. A finales de la Edad Media,a menudo se construían torres rematadas en punta cerca del altar y elSagrado Sacramento se guardaba en su interior. En el periodo de lacontrarreforma empezaron a aparecer los tabernáculos en el propio altar.Los dominicos de Florencia, Italia, promovieron esta práctica, como lohizo San Carlos Borromeo en Milán. Esto se convirtió en la prácticacomún hasta el Concilio Vaticano Segundo. La popularidad de la Misade cara al público hizo difícil que se guardara el sacramento en el altar,entonces aparecieron otras formas de reservarlo, incluyendo algunas delas más antiguas antes mencionadas. Los tabernáculos se colocaban enpedestales a la manera de las torres sacramentales medievales; comoarmarios se colocaban en el muro posterior del santuario; a veces sellevaban a capillas especiales según la tradición de la catedral, o bien, secolocaban en altares laterales. Las últimas dos soluciones probaron serlas menos satisfactorias, puesto que no se prestaba suficiente atención ala centralidad del tabernáculo, con la atmósfera de oración en silencioque generaba. Como resultado, las iglesias católicas se convirtieron amenudo simplemente en ruidosas salas de reunión. La actual InstrucciónGeneral sobre el Misal Romano deja que el Obispo Diocesano determinesi el Sagrado Sacramento debe reservarse “en el santuario, aparte delaltar de celebración…sin excluir…un altar que ya no se usa para lacelebración [por ejemplo, al alto altar], o en alguna capilla adecuadapara la adoración privada de los fieles y la oración que se conecta a laiglesia y resulta fácilmente visible para el fiel cristiano” (315). En suexhortación apostólica postsinodal de 2007, Sacramentum caritatis, elPapa Benedicto XVI recomienda un lugar prominente en el santuario,siempre y cuando la silla del celebrante no se coloque directamentefrente al tabernáculo.

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Sin embargo, el Santo Padre deja el emplazamiento del tabernáculoen una iglesia en particular a juicio del Obispo Diocesano (69).

El creciente sentido de conciencia de la presencia Eucarística deCristo afectó no solo la arquitectura y el modo de la reserva, sinotambién la vida devocional del pueblo. El rechazo de la presencia deCristo en la Eucaristía de Berengario de Tour encendió el deseo de verla Ostia consagrada y adorarla, lo que a su vez condujo a la prácticamedieval de la elevación y la adoración de la Ostia después de laconsagración de la Misa. En esa época inició tanto la exposición delSagrado Sacramento como la Ostia consagrada colocada en un relicariode cristal que pudiera ponerse en el altar y adorarse. En el periodo de lacontrarreforma, estos recipientes se diseñaron a menudo como rayossolares para ilustrar la presencia sacramental de Cristo, quien es la “Luzdel Mundo” (Jn. 9,5). Los recipientes se llamaron ostensorios, palabraque proviene del verbo latín ostendere, que significa “mostrar”. Despuésdel Concilio Vaticano Segundo, los liturgistas restaron importancia a laadoración Eucarística, la exposición, la Bendición (una bendiciónusando el Sagrado Sacramento en el ostensorio), a raíz de un temorinfundado de que esta devoción se volviera más importante que la Misaen la mente del pueblo. Sin embargo hoy, se vive un renacimiento deeste tipo de oración contemplativa ante el Sagrado Sacramento. Esteparticular enfoque de la oración, altamente recomendado por los PapasJuan Pablo II y Benedicto XVI, parece atraer a la gente joven, como lomuestran los eventos del Día Mundial de la Juventud y los retiros deJuventud 2000. Hay quien ha sugerido que los jóvenes, tan sumergidosen el sonido y el ruido por medio de reproductores MP3, teléfonoscelulares y computadoras, se sienten atraídos por la oración en silencio.Asimismo, debido a que están tan saturados visualmente con videos,televisión e Internet, se sienten atraídos por la belleza visual alcontemplar al Señor Sacramental en un conjunto de velas centellantes,incienso y otros signos y símbolos que crean un ambiente de oración.

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Se suele exponer el Sagrado Sacramento (en un ostensorio) concantos e incienso. Puede haber lecturas de la Escritura, himnos, unahomilía, una parte de la Liturgia de las Horas y especialmente, silencio.Las personas son libres de orar como sea su voluntad, pero no debedecirse una oración pública que no se centre en Cristo y su presencia.Las oraciones a Nuestra Señora o a los Santos pueden decirse antes odespués de la exposición, pero no durante ésta. Sin embargo, la Iglesiaexhorta a la recitación del Rosario, ya que es una oración mediadora queconsidera todos los misterios de la vida de Cristo (incluyendo el papelde Nuestra Señora en ella). Después de un tiempo (normalmente unahora), la exposición concluye con un himno, la ofrenda del incienso y laBendición del Sagrado Sacramento por el sacerdote o el diácono. Si nose encuentra presente ningún sacerdote, el ministro extraordinariodesignado simplemente devuelve el sacramento (por ejemplo altabernáculo) sin ninguna bendición.

DIMENSIONES ESCATOLÓGICAS

En Sacramentum Caritatis, el Papa Benedicto enseña nuevamenteque la adoración del Sagrado Sacramento es un anticipo de la belleza dela liturgia divina (66). En la Visión Beatífica, el pueblo de Diossimplemente “estará” ante Él; la Adoración Eucarística es unapreparación para esta realidad. El Cielo se describe de muchas formas,pero quizás la más hermosa es la gloriosa escena descrita en el Libro delApocalipsis (5, 6-14) donde el Cordero de Dios, inmolado, y sinembargo de pie, está en su trono y los veinticuatro Ancianos, depositansus coronas ante Él y cantan “Digno es el cordero…de recibir…honory gloria…” (Rev. 5,12). Scott Hahn, en su libro La Cena del Cordero,señala repetidamente que la Misa es la realidad escatológica, divina,venida a la tierra. Porque los santos y los ángeles que adoran al Corderoen su trono en el cielo están presentes en cada Misa, la liturgia es unarealidad “cósmica” que une el cielo y la tierra. Nuestra Señora, losApóstoles, los mártires, confesores, vírgenes, pastores y todos los santos

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que se han ido antes que nosotros forman la “gran nube de testigos”(Heb. 12,1) y se unen con la Iglesia alabando al Cordero de Dios.Repitiendo las palabras de Cristo en la Última Cena: “Les aseguro quedesde ahora no beberé más de este fruto de la vid, hasta el día en quebeba con ustedes el vino nuevo en el Reino de mi Padre” (Mat. 26, 29),la Iglesia se esfuerza por llegar a esta culminación en cada celebraciónde la Misa, clamando “Ven Señor Jesús” (Apocalipsis 22,20). Comoenseña el Catecismo:

De esta gran esperanza, la de los cielos nuevos y la tierra nueva enlos que habitará la justicia, no tenemos prenda más segura, signomás manifiesto que la Eucaristía. En efecto, cada vez que secelebra este misterio, "se realiza la obra de nuestra redención" y"partimos un mismo pan que es remedio de inmortalidad,antídoto para no morir, sino para vivir en Jesucristo para siempre"(1405).

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OBRAS CITADAS

Aquino de, Tomás. Suma teológica, traducida directamente del latín.Ed.: M. Mendía; P. Díaz. Intr.: R. Martínez Vigil. Trans.: H.Abad de Aparicio. (Moya y Plaza, Madrid, 1880-1883) 5 vol.

Catecismo de la Iglesia Católica: Revisado de acuerdo con el textooficial en latín promulgado por el Papa Juan Pablo II. Ciudad delVaticano: Librería Editrice Vaticana, 1997. (www.vatican.va/archive/ESL0022/_INDEX.HTM)

Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos.La Santa Comunión y la Adoración de la Eucaristía fuera de laSanta Misa (Eucharistiae Sacramentum). 21 de junio de 1973.(www.vatican.va/roman_curia/congregations/ccdds/documents/rc_con_ccdds_doc_20040423_redemptionis-sacramentum_sp.html)

Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos.Instrucción. Sobre algunas cosas que se deben observar o evitar acerca dela Santísima Eucaristía (Eucharistiae Sacramentum). 25 de marzo de2004. (www.vatican.va/roman_curia/congregations/ccdds/documents/rc_con_ccdds_doc_20040423_redemptionis-sacramentum_sp.html).

Hahn, Scott. La Cena del Cordero. Ed. Rialp, Madrid, 2003, 4ªed.

San Justino Mártir Primera Apología de San Justino. (Los apologetasgriegos), Roma 1986.

Papa Benedicto XVI. Exhortación Apostólica. Sobre la Eucaristía, fuentey culmen de la vida de la misión de la Iglesia (Sacramentum Caritatis).22 de febrero de 2007. (www.vatican.va/holy_father/benedict_xvi/apost_exhortations/documents/hf_ben-xvi_exh_20070222_sacramentum-caritatis_sp.html)

Papa Juan Pablo II. Carta Encíclica. Sobre la Eucaristía en su Relación conla Iglesia (Ecclesia de Eucharistia). 17 de abril de 2003.

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(www.vatican.va/holy_father/special_features/encyclicals/documents/hf_jp-ii_enc_20030417_ecclesia_eucharistia_sp.html).

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Schaf, Philip. Ante-Nicene Fathers: The Apostolic Fathers with JustinMartyr and Irenaeus. Ed. Roberts, Alexander et al. Wm. B.Eerdmans Publishing Co. Reprint 2001.

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