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La Crisis del Antiguo Régimen (1808-1833) 2013-2014

La Crisis Del Antiguo Régimen (1808-1833)

LA CRISIS DE 1808 Y LA GUERRA DE INDEPENDENCIA

La crisis de 1808Carlos IV accedió al trono en 1788 e intentó mantener la política reformista que

había llevado a cabo Carlos III, pero se tuvo que enfrentar a toda una serie de cambios cuyo origen fue la Revolución Francesa1 y la posterior sucesión de hechos, que en el caso español terminaron en un conflicto armado y en una ruptura política y social con la tradición del Antiguo Régimen.

Todo arranca con el ascenso al poder de Manuel Godoy (1792)2 y una política, que tras la derrota española en la Guerra de la Convención (1792-1795) y la firma de la Paz de Basilea (1795), que convierte a España en un estado satélite de la Francia revolucionaria3.

Pero a partir de la firma del II Tratado de San Ildefonso (1800) y la Guerra de las Naranjas (1801), Godoy se plegó por completo a las decisiones de Napoleón, algo que tuvo rechazo entre diferentes grupos de la Corte, que se fueron agrupando en torno al príncipe Fernando, creando un grupo opositor que se conoció como el “partido fernandino”.

La derrota naval en la batalla de Trafalgar (1805), dejó a Godoy a muy debilitado y esto facilitó la aparición de una oposición organizada alrededor del príncipe Fernando. La frágil posición de Godoy le obligó a aceptar las condiciones del Tratado de Fontainebleau (1807) impuesta por Francia para que las tropas napoleónicas obtuvieran permiso para atravesar España e invadir Portugal (aliada británica). Pero en la práctica todo resultó muy distinto, puesto que los franceses dejaron a su paso guarniciones en las ciudades españoles más importantes, lo que 1 La postura de España ante la Revolución Francesa fue poco clara puesto que el Flordiablanca mantuvo una línea de contención y rechazo de la expansión de las ideas revolucionarias, pero cuando en 1791 Luis XVI aceptó los términos de la Constitución Francesa, esa postura no parecía la más adecuada2 Manuel Godoy y Álvarez de Faria, se convirtió en el favorito o “valido” de Carlos IV ocupando el puesto de primer ministro en dos periodos, entre 1792 y 1797, y nuevamente, entre 1801 a 1808. De origen hidalgo, fue elevado de forma meteórica al poder por Carlos IV, que le concedió títulos y honores, le dotó de una inmensa riqueza y le confió los más altos cargos del Estado, a raíz de la amistad que tenían Godoy y los Reyes, especialmente con la reina Mª Cristina (origen de su ascenso meteórico puesto que fueron considerados incluso amantes, rumores nunca confirmados pero utilizados por los enemigos de Godoy).3 Este tratado obligó a España a luchar contra los enemigos de Francia, especialmente en el mar contra Gran Bretaña en batallas como la del Cabo de San Vicente (1797), pero siempre con un resultado perjudicial tanto en hombres y material como en intereses para España. Estos reveses bélicos obligarán a alejar a Godoy temporalmente del poder.

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provocó una violenta reacción entre la oposición godoyista y la población, que se sentían traicionados por Godoy, al que veían como una marioneta de Napoleón. Éste, viendo que Napoleón no tenía intención de cumplir el acuerdo, trató de escapar con la familia real hacia América, pero en su primera parada, se producirá un motín popular (17 marzo 1808) dirigido por la oposición antigodoyista en Aranjuez que conseguirá la abdicación de Carlos en Fernando y la destitución de Godoy como primer ministro.

A partir de este momento, la confusión fue la nota característica al final del reinado. Carlos (recuperado del motín y alegando que fue coaccionado para abdicar) y Fernando se enfrentaron por el poder, siendo conscientes del necesario apoyo napoleónico para reivindicar la Corona. Pero Napoleón pretendía “liquidar” a los Borbones como opción dinástica, sustituyéndolos por su propia familia, los Bonaparte; y así crear un régimen satélite de Francia. Para ello atrajo a toda la familia real a Bayona, y una vez allí, Napoleón consiguió de Fernando la devolución de la Corona a su padre, Carlos IV; para seguidamente arrebatarle la Corona a Carlos4 y entregársela a su hermano José Bonaparte5, José I6.

El 2 de Mayo de 1808

Las Abdicaciones de Bayona y el comportamiento de las fuerzas de ocupación francesas terminaron provocando una reacción violenta a la población de Madrid, terminan llevando a los madrileños a tomar las armas e iniciar un levantamiento “popular” el 2 de mayo de 1808 que historiográficamente se coloca como el inicio de la Guerra de Independencia (1808-1813). Aunque el 2 de mayo haya pasado a la historia como el ejemplo de los levantamientos populares, podemos afirmar sin ningún género de dudas que esta respuesta había sido preparada tiempo atrás por la aristocracia antigodoyista, que pretendía desbancar la posición de Godoy frente a Carlos IV , pero la caída de Godoy en el motín de Aranjuez, sustituyó el objetivo de la "ira" de la población hacia los ocupantes franceses .

El levantamiento se inició cuando los franceses reprimieron violentamente una manifestación que trataba de impedir que el traslado del infante Francisco de Paula a Bayona. El componente popular extendió el levantamiento por toda la ciudad a la espera de una acción militar desde Junta de Gobierno7 que no llegó. Aunque los franceses consiguieron apaciguar la ciudad, con una represión brutal, ya que

4 El argumento utilizado para obtener la cesión de los derechos reales españoles a Napoleón fue la “incapacidad” manifiesta para gobernar que Carlos IV parecía tener; pero nadie pone en duda la capacidad intimidatoria de Napoleón jugó un papel fundamental tanto personal como militarmente.5 También se le conocerá de manera despectiva como Pepe Botella.6 Muchos españoles no vieron a José I como un usurpador, sino como un símbolo del progreso necesario para una transformación de un país atrasado con una sociedad propia del Antiguo Régimen. Así aceptaron cargos en la administración y el gobierno y trataron de impulsar una política cercana a los ideales de la Revolución Francesa, pero sin desligarse de la realidad española. Sus esfuerzos no fueron bien vistos por el resto de españoles, que consideraron su actitud como una traición, y que serían perseguidos durante y tras la guerra de Independencia. Se le conocerá como AFRANCESADOS siendo uno de los casos más significativos el de Francisco de Goya.

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independientemente de los muertos y heridos en los combates, fueron fusilados casi cien personas entre el 2 y el 3 de mayo8.

Aún así, el levantamiento consiguió actuar de catalizador e iniciar un movimiento nacional y popular plasmado en la frase del alcalde de Móstoles, Andrés Torrejón, “¡La Patria está en Peligro!”.

Las Juntas Provinciales y su evolución durante la Guerra de IndependenciaEl levantamiento de 2 de mayo y la “retención contra su voluntad” de Fernando

VII en Bayona, había dejado un vacío de poder9 que trató ser compensada por la creación de las Juntas Provinciales, órganos surgidos por toda España, que ejercían la soberanía en nombre del Rey al tiempo que la protegían y conservaban hasta su regreso de las manos de aquellos que estaban a favor del dominio francés .

La victoria en la batalla de Bailén (agosto de 1808) aceleró un clima de entendimiento para lograr los objetivos iniciales de las Juntas Provinciales culminado con la creación de órgano coordinación de Juntas, conocido como Junta Suprema Central Gubernativa del Reino fundada el 25 de septiembre de 1808 en Aranjuez a cuya cabeza se colocó a un hombre del Antiguo Régimen como era el Conde de Floridablanca, lo que muestra la falta de iniciativa política de las Juntas Provinciales que asumió desde su origen la Junta Suprema Central.

Este organismo constituye un auténtico gobierno central que asumiría la soberanía nacional en ausencia de Fernando VII. La Junta Central se considera legítima y nacional, y por ser “gubernativa” asume la autoridad que antes ejercía la Monarquía. Su actuación durante los dos años de su existencia se manifiesta en dos planos:

• En la dirección del enfrentamiento bélico, con el lógico objetivo de la expulsión del invasor francés.

• En la promoción de iniciativas reformadoras: alteración de las antiguas leyes, reformas de códigos civil, criminal y mercantil, etc.; esbozando un programa de actuación que será finalmente desarrollado por las Cortes de Cádiz.

Ya desde un primer momento la intención de actuar como un gobierno y aplicar un programa de reformas provocó una disensión dentro de la Junta. Dicha división aumentó a raíz de su incapacidad de llevar adecuadamente la guerra y su política de 7 Esta Junta quedó al cargo del gobierno de España tras la marcha de Fernando VII a Bayona. Su actuación siempre estuvo ligada a las decisiones que tomaron las fuerzas de ocupación de Madrid, dirigidas por el mariscal Murat, y por lo tanto apoyaron la represión de los días posteriores al 2 de Mayo. Sólo los capitanes Daoiz y Velarde, jefes del Parque de Artillería de Monteleón se sumaron a la sublevación.8 La crueldad de la represión francesa fue plasmada por Goya en los cuadros de "La carga de los mamelucos" y "Los fusilamientos del 2 al 3 de mayo".9 La actuación de la Junta de Gobierno en los sucesos del 2 de mayo la dejó completamente desautorizada y alejada de cualquier transformación política.

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reformas. Ante la apremiante situación bélica (derrota de Ocaña - 19 de noviembre de 1808) y la exigencia británica de un gobierno fuerte para llevar la dirección de la guerra, la Junta sucumbió, siendo sustituida por un Consejo de Regencia en enero de 1810 cuyo mandato alcanzará el final de la contienda.

La Guerra de Independencia: FasesLa Guerra de Independencia será larga y cruenta (1808-1814). Se caracterizará

por ser una serie de enfrentamientos locales con muchos elementos de revuelta popular; al tiempo que la guerra no fue más que una parte de un conflicto mayor en Europa. Podemos hablar de tres fases:

Desde el mayo de 1808 hasta la batalla de Bailén (agosto 1808)

Esta etapa se caracteriza por dos líneas de acutación por parte de las tropas napoleónicas:

1. Mantener abierto el camino entre Madrid y la frontera.2. Llegar lo antes posible a Cádiz dónde la flota francesa se halla bloqueada entre

las baterías españolas y la flota británica que patrullaba por la costa española.

Pero esta fase resultó un desastre para las fuerzas francesas puesto que sólo consiguió que José I permaneciera temporalmente en Madrid, mientras que no ocuparon las principales ciudades españolas del sur de la Península, y fracasando en el asedio de Zaragoza, y siendo finalmente derrotados en Bailén (agosto de 1808), lo que provocó la huída de José I de Madrid para pedir ayuda a su hermano para consolidar el trono10.

La campaña napoleónica, la ocupación francesa y la guerra de desgaste (agosto 1808 – junio 1812)

El fracaso francés en Bailén y la petición de ayuda a Napoleón por parte de su hermano José, obligó a la intervención del Emperador que trajo un gran ejército de 250.000 hombres al mando de sus mejores generales (Soult, Ney o Moncey), derrotando fácilmente a las fuerzas expedicionarias británicas en Espinosa de los Monteros y al general Castaños, el héroe de Bailén, en Tudela; tomando Zaragoza tras un segundo asedio que la dejó en ruinas, y ocupando Madrid tras atravesar la sierra de Guadarrama en diciembre de 180811. A pesar de la brillante campaña, por primera vez en Europa, la caída de la capital no marcó el final de la campaña ni la capitulación del país.

10 La batalla de Bailén no sólo fue un hito desde el punto de vista del desarrollo de la Guerra de Independencia española, sino que supuso el fin de la aureola de invencibilidad de los ejércitos revolucionarios francesas que no habían sido derrotados a campo abierto desde la batalla de Valmy en 1792, lo que abrió un camino hacia la resistencia en otros países europeos, convirtiendo la victoria de Bailén como un símbolo para inicias sus acciones de resistencia y liberación.11 Derrotando a las fuerzas españolas en la batalla de Guadarrama.

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Tras los fracasados intentos de Napoleón de conseguir un enfrentamiento definitivo con las fuerzas españolas, regresó a Francia para preparar nuevas campañas, dejando aquí a sus más importantes generales con la orden de dominar toda la Península (en concreto Cádiz y Lisboa).

La superioridad francesa a campo abierto cambió la orientación de la resistencia española. Se inició una guerra de desgaste configurada bajo una guerra de guerrillas ante la cual los franceses no estaban preparados. Basado en un esquema de acción-represión-reacción12, los diferentes grupos guerrilleros dificultaban enormemente la ocupación francesa atacando sus líneas de suministros y sus comunicaciones, al tiempo que contaban con el apoyo y la colaboración de la población. Este movimiento guerrillero no fue el resultado de una acción desorganizada, sino orientada desde la Junta Central (y posteriormente por el Consejo de Regencia) a través del Reglamento de Partidas de Corso Terrestre (1809)13. En este tipo de guerra emergieron figuras como el Cura Merino, el Empecinado o Espoz y Mina.

En 1812, los franceses trataron de llevar a cabo un último movimiento para ocupar Cádiz y Lisboa. Estas ciudades eran el alma de la resistencia y por ello se diseñó un plan para tomarlas y debilitar dicha resistencia. El resultado fue un fracaso estrepitoso porque el cuerpo expedicionario británico dirigido por Wellington, junto a unidades españolas y portuguesas; derrotará a los franceses en Torres Vedrás (cerca de Lisboa), desmantelando dicha ofensiva. Esto, sumado a la retirada de efectivos franceses de España para la campaña de Rusia, supondrá el inicio del fin de la ocupación napoleónica de la Península.

La contraofensiva hispano-británica (junio 1812 – diciembre 1813)

El fracaso de la gran ofensiva francesa de junio de 1812 permitió al ejército aliado pasar a la contraofensiva. La clave de ese cambio se produjo por la decisiva victoria de Arapiles (22 de julio de 1812), que obligó a los franceses a huir de Madrid encabezados por el propio José I y permitió la liberación de la capital el 13 de agosto. La retirada francesa es desorganizada y facilita las victorias aliadas en Vitoria y San Marcial (1813), finalizando el dominio francés de la Península; exceptuando Cataluña, transformada en territorio francés desde 1812 y sólo recuperado en el Congreso de

12 Este tipo de contienda desarrolló una vertiente violenta y de brutalidad que no hizo que retroalimentar el propio sistema y sumar más apoyo a las partidas guerrilleras, cuyas acciones y comportamientos tuvieron un gran respaldo por parte de la población civil.13 Con este documento se reconocía al guerrillero como un "colaborador" militar a las órdenes de la Junta de Central (o el Consejo de Regencia) para conseguir que las partidas guerrilleras tuvieran una línea de acción similar y que recibieran el mismo trato que los soldados en caso de ser capturados; pero los franceses siempre los vieron como bandoleros y delincuentes; y por ello recibían penas acordes a estos delitos, que por lo general eran penas capitales (ahorcamientos, fusilamientos o desmembramientos)

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Viena (1814). A partir de ahí la guerra pasó a terreno francés y antes de que hubiera terminado el año, Wellington vencía nuevamente en Orthez y Tolouse (1813)

La contienda terminó con la firma del Tratado de Valençai (1813) por la cual Fernando VII recuperó el trono; algo que los españoles deseaban y que habían luchado por él.

La Guerra de Independencia: ConsecuenciasLa Guerra de Independencia trajo las siguientes consecuencias:

I. Es una catástrofe demográfica (algunos autores hablan de 1 millón de muertos).

II. Lastró la situación económica española hasta primer tercio del siglo XIX.III. Se cortó de raíz el desarrollo urbanístico español.IV. La producción agrícola volvió a niveles de principios del siglo XVIII.V. Una difícil situación de dependencia productiva ya que en España no se había

incorporado a la Revolución Industrial.VI. El papel del ejército justificará las sucesivas intervenciones de los militares en el

gobierno de los siglos XIX y XX.VII. Durante la guerra las ideas liberales se extendieron en España, dejando dos

bandos bien diferenciados: los que tratan de imponer un Estado Liberal frente aquellos que defienden la idea del Absolutismo y el Antiguo Régimen.

LA REVOLUCIÓN LIBERAL: LAS CORTES DE CÁDIZ Y LA CONSTITUCIÓN DE CÁDIZ DE 1812

Las Cortes de CádizDurante la Guerra de la Independencia se crearon Juntas Locales y Regionales

de Defensa. Estas Juntas tienen como objetivo defenderse de la invasión francesa y llenar el vacío de poder (ya que no reconocían la figura de José I, hermano de Napoleón que ocupaba el trono por la acción del Emperador). Estaban compuestas por militares, representantes del alto clero, funcionarios y profesores. Durante esta profunda crisis y tras la derrota de las fuerzas francesas en la batalla de Bailén (agosto 1808) se creó la Junta Central Suprema, que tomando la iniciativa militar y política ordenó mediante decreto del 22 de mayo de 1809 la celebración de Cortes Extraordinarias y Constituyentes, rompiendo con el protocolo tradicional pues sólo el Rey tenía la potestad de convocarlas y presidirlas (aunque fuera esta junta detentadora de la Soberanía Real). En un primer momento este llamamiento generó división dentro de la Junta, que sumado al desarrollo bélico, dejó aparcado este proyecto hasta que el Consejo de Regencia tomó la dirección política y militar durante la guerra.

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Así se celebró la primera sesión de las Cortes Extraordinarias y Constituyentes en la ciudad de San Fernando el 24 de septiembre de 1810, siendo en esta localidad donde se promulgaron los decretos relativos a la Soberanía Nacional, la división de poderes, la igualdad y la legalidad o la libertad de imprenta. Todo ello sentaría las bases del Estado Democrático y de Derecho, así como el fin del antiguo Régimen y el inicio de un nuevo tiempo para los españoles de los ambos hemisferios, la Península e Iberoamérica. Estos decretos sirvieron como modelo y base de numerosas Constituciones europeas posteriores.

Participaron en las reuniones representantes de las provincias españolas y también de los territorios americanos y de Filipinas. Existían tres grandes tendencias entre los delegados: los absolutistas, que defendían el regreso de la monarquía absoluta de la Casa de Borbón y se oponían a cualquier tipo de reforma; los jovellanistas, ilustrados y defensores de las reformas, pero no del carácter revolucionario; y los liberales, que defendían la adopción de reformas inspiradas en los principios de la Revolución Francesa y tenían el apoyo de los británicos, cuyo sistema político era muy cercano al liberalismo.

La tarea de las Cortes de Cádiz fue crear un cuerpo legislativo (leyes) de carácter liberal sobre el que crear un nuevo orden social que acabara con la sociedad estamental que había caracterizado a España hasta ese momento. Ese cuerpo legislativo estaría dividido según su carácter en legislación ordinaria y legislación constitucional. El principal producto de esta labor fue la Constitución de 1812, llamada «La Pepa» pues se promulgó en la festividad de San José. Esta constitución fue el primer texto constitucional con el que contó España.

La “obra” de las Cortes de Cádiz de 1812.

La Legislación Ordinaria de las Cortes de CádizEsta legislación, anterior al propio período constituyente, se vertebra en una

serie de medidas que representan la auténtica ruptura con el Antiguo Régimen. Las medidas más importantes son:

La abolición de los derechos jurisdiccionales, que en muchos casos se habían convertido en rentas sobre la tierra.

La eliminación de los mayorazgos, declarándose la propiedad libre e individual, y por lo tanto ya no quedaba adscrita a los títulos nobiliarios.

Desamortización de los bienes de propios Abolición de los gremios, lo que establecía la libertad de producción, venta y

contratación. Abolición del Honrado Concejo de la Mesta

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La Constitución de CádizLa Constitución suponía la ruptura legal con el Antiguo Régimen, basado en el

principio de Soberanía Nacional y la división de Poderes, así como el no reconocimiento de las Abdicaciones de Bayona. Estos principios quedaron enmarcados en la legislación de Cádiz, elemento de referencia fundamental para la historia de España. Los elementos fundamentales de ésta son:

Reconocimiento de la Soberanía Nacional. El establecimiento de la división de poderes y de los derechos políticos de los

ciudadanos (libertad de prensa, derecho de propiedad, derecho de reunión, etc...)

La forma de gobierno establecida será la Monarquía hereditaria y constitucional.

Los tres poderes se repartirán de la siguiente manera: el poder legislativo, en la Cortes; el poder ejecutivo, en el Rey; y el poder judicial, en los tribunales de Justicia.

La representatividad estaría proporcionada a la población de cada territorio y se haría efectiva bajo sufragio (o voto) censitario.

Se determinará la confesionalidad del Estado entorno a la religión católica, frente al resto de confesiones, que prohíbe.

La formación de una Milicia Nacional (concepto de Nación en Armas) para defender el Régimen Liberal y la Soberanía Nacional.

Toda esta ingente labor legislativa de Cádiz no tuvo una aplicación práctica inmediata, tanto por la guerra como porque en España no existía un apoyo significativo entre la mayoría de la población que pudiera permitir su consolidación. En realidad, la composición de las Cortes no respondía a la complejidad de la realidad española del momento; lo que facilitó su abolición con la vuelta de Fernando VII. A pesar de todo, no se pudo volver a una situación anterior a 1808, puesto que la existencia de un grupo social formado básicamente por la burguesía y los militares y que defendía las ideas liberales en España era un hecho.

En el largo proceso de establecimiento del Estado Liberal en España, la Constitución de 1812 se convirtió en un modelo y en un símbolo para los liberales españoles, e influyó en los movimientos liberales de Italia y Latinoamérica.

EL REINADO DE FERNANDO VII (1814-1833)

Sexenio Absolutista (1814-1820)La vuelta de Fernando VII se produjo dentro de un gran apoyo popular ya que

se convirtió en el referente de los diferentes grupos que lucharon contra los franceses.

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Pero la vuelta no respondió a las expectativas generadas. Para empezar, Fernando VII no reconoció Cádiz ni su Constitución; recuperando su papel como monarca absoluto. El monarca tenía a su favor:

a) La ideología liberal no calado totalmente sobre la población urbana; y apostaban por un rey “neto”, es decir, que no fuera absoluto pero cuyas reformas no rompieran con la tradición.

b) Los nobles que abandonaron el proyecto constitucional, bien lo hicieron porque eran fieles a la Monarquía; bien porque sus intereses personales los inclinaban a apoyar a Fernando VII.

c) La población rural consideraba que cualquier alteración del concepto de Monarquía era romper con la tradición y atentar contra la sacralidad del Rey .

Además, la derrota de Napoleón (Waterloo - 1815) y el Congreso de Viena (1814-1815), que pusieron fin a los conflictos derivados de la Revolución Francesa, también trataron de “extinguir” los planteamientos liberales. Por lo tanto, la política de vuelta al Absolutismo de Fernando VII estaba en línea con lo practicado en Europa, si exceptuamos en Gran Bretaña, y garantizado por la potencias como Rusia, Austria y Prusia a través de la Santa Alianza.

Por esto, el Rey se negó a reconocer la Constitución de 1812 en su Real Decreto de 4 de mayo de 1812, “como si en realidad nunca hubieran pasado”, iniciándose una persecución contra todo aquellos “colaboracionistas” y “afrancesados” que habían apoyado y alabado la ocupación francesa y el gobierno de José I Bonaparte (“Pepe Botella”), siendo especialmente dura entre 1814 y 1816. La represión también afectó a los liberales, de una manera más o menos intensa, cuya posición ideológica próxima a los “afrancesados” permitió la extensión de la persecución a este movimiento político en unas magnitudes ínfimas si las comparamos con las persecuciones de liberales en la Década Ominosa.

La represión obligó a muchos que compartían la ideología liberal de la Constitución de 1812 a decidir entre marchar al exilio (que terminaría en 1820), pasar a la clandestinidad, el atentado político (contra el Rey), tratar de ganarse el aprecio del Antiguo Régimen (Goya) o tratar de cambiar de sistema político a través de golpe militar como veremos posteriormente.

En este período del gobierno de Fernando VII podemos destacar el intento por reformar la Hacienda Real, creando en mayo de 1817, un impuesto de consumo que gravaba los precios de “beber, comer y arder” (ideado por Martín de Garay), pero fracasando en su aplicación por la falta reforma económica y fiscal que pusiera fin a la sociedad privilegiada del Antiguo Régimen.

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Otro elemento destacable de este período es la discutida influencia de un gobierno "en la sombra", conocido como “La Camarilla” formado por los amigos e individuos más cercanos al monarca, manipulada por la historiografía liberal, hasta el punto de otorgarle un papel decisivo en la vida política española . Es probable, aunque poco posible, que en aquellas reuniones se hablara de política pero su influencia nunca tuvo un alcance significativo .

La oposición al gobierno de Fernando y la "persecución" de los liberales, alimento la idea de que el gobierno sólo cambiaría con un pronunciamientos militares. Dichos levantamientos entre 1814 y 1820 siempre se trataron de intentonas de grupos reducidos de militares, que se alzan para proclamar un régimen de carácter liberal; pero que fracasaban por el escaso apoyo que encontraban entre la población y la tropa. Vamos a destacar aquellos más sobresaliente entre 1814 y 1820:

a) El pronunciamiento de Espoz y Mina en Pamplona (1814). b) El pronunciamiento de Juan Díaz Porlier en La Coruña (1815). Fue ajusticiado

por traición tras fracasar en su intento. c) El levantamiento de Lacy y Milans del Bosch en Barcelona (1817), que aunque

contó un gran apoyo de la burguesía catalana, fracasó con la huída de Milans del Bosch y el ajusticiamiento de Lacy (por parte de Castaños).

d) En Valencia la conspiración encabezada por el coronel Vidal y financiado por Beltrán de Lis (1818) que pretendían reponer en el trono a Carlos, padre de Fernando VII, como monarca constitucional. Pero las pretensiones de Carlos retrasaron más de un año los preparativos; siendo finalmente denunciada y descubierta antes de estallar.

El Trienio Liberal (1820-1823)El teniente coronel Rafael del Riego se levantó en armas en Cabezas de San

Juan (Cádiz) en enero 1820, provocando un cambio político que terminó entregando el poder a los liberales; porque desde la Corte, Fernando VII actuó con inoperancia y lentitud para reprimir el levantamiento, permitiendo que se sumaran más apoyos a Riego (como el del coronel Acevedo en La Coruña en febrero) y extendiendo el levantamiento por toda España. El Rey, aunque con fuerzas suficientes para poder enfrentarse a la situación, estaba consumido por la incertidumbre y decidió no arriesgarse a perder algo más. Así el 9 de marzo, Fernando VII se decidió a dar el paso para ponerse a la cabeza de la revolución con estas palabras: “marchemos todos, y yo el primero, por la senda constitucional”. Se inicia así el Trienio Liberal.

Durante este período se dibujaron claramente dos tendencias entre los liberales:

Moderados (Doceañistas) : Defendía una aplicación moderada de Cádiz, planteando incluso acuerdos con las elites del Antiguo Régimen, lo que llevaba

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implícita la reforma de la Constitución de 1812. También consideraban fundamental el papel de la Monarquía en la aplicación del Estado Liberal. Aquí podemos encontrar personalidades como el Conde de Toreno o Martínez de la Rosa.

Exaltados (Veinteañistas) : Proponían soluciones radicales basadas en la aplicación sin trabas de la Constitución de 1812, que bajo ningún concepto necesitaba ser reformada (era considerada un texto sagrado). No existía una preferencia en el modelo de gobierno, siempre que éste respetara los dictados de la Constitución. Aquí destacamos la figura de Evaristo San Miguel.

La dialéctica entre ambos grupos contribuyó a que la cultura política se extendiera por el mundo urbano a través de la prensa y la Milicia Nacional, canales fundamentales de participación de la población en el debate y el acontecer político.

ReformasEn el campo de las reformas cabe destacar:

A. Reformas Religiosas: tienen como objetivo incorporar a la Iglesia al nuevo ordenamiento constitucional, pero las disposiciones del Trienio terminaron enfrentándole con la Iglesia. Entre las medidas más significativas encontramos: La obligatoriedad de los párrocos para explicar la Constitución los domingos

y días festivos. El nombramiento de obispos “liberales” en determinadas vacantes. La expulsión de los jesuitas (agosto de 1820), por considerárseles los

defensores de la postura absolutista más ultraconservadora (además de la problemática originada por su voto de obediencia directa al Papa)

El Decreto de supresión de monacales y reforma de regulares (octubre de 1820).

B. Reformas Económicas-Hacendísticas: Se trató finalizar la obra para transformar la legalidad jurídica de la propiedad con abolición del régimen de manos muertas o la desvinculación de mayorazgos . También trató de eliminar los privilegios de los gremios, liberalizó el comercio.

C. Reformas Fiscales: Se pusieron a la venta títulos de deuda pública y los títulos de propiedad de de la Inquisición, la Compañía de Jesús o “desamortizados” por la ley de supresión de monacales y reforma de regulares para conseguir liquidez para el Estado. Pero fueron medidas insuficientes, puesto que no se mantuvo una fiscalidad fluida que consiguiera liquidez y eliminar la deuda del Estado.

D. Reformas Administrativas: Tan sólo consistió en la elaboración de proyectos, que quedaron como bocetos de reformas, retomadas en el reinado de Isabel II: La creación de provincias, reforzaba un planteamiento centralista

administrativo.

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La Ley de Instrucción Pública que dividía en tres ciclos la enseñanza (primaria, media y superior).

La redacción de un Código Civil único para los españoles (sin diferenciar a clérigos y a nobles)

La creación de un ejército nacional

La oposiciónLa oposición al Régimen Liberal se manifestó rápidamente entre Fernando VII y

sus cortesanos, que obligados a aceptar como mal menor el gobierno liberal, no dejaron de apoyar cualquier acción para la restauración del Antiguo Régimen, bien obstaculizando la labor de las Cortes y del Ejecutivo, bien apoyando intentonas como la de la Guardia Real en el verano de 1822 .

La principal acción de oposición se localizó en la Seo de Urgel (Seu d'Urgell), dónde se establecería una Regencia Absolutista, depositaria de la soberanía del monarca, ante la situación de "secuestro" que sufría éste en Madrid. Espoz y Mina se encargó de disolver dicha Regencia en septiembre de 1822. Pero esta acción aceleró la intervención en España de los miembros de la Santa Alianza.

La disolución de la Regencia de la Seu de Urgell, provocó que en el Congreso de Verona (1822) Francia, Austria, Prusia y Rusia decidieran realizar una intervención militar, que por razones de prestigio y familiares Francia encabezará.

En abril de 1823, un cuerpo de ejército francés coaligado por un número indeterminado de absolutistas en armas, atravesaron la frontera sin encontrar resistencia (sólo Espoz y Mina y Rafael del Riego plantearon alguna resistencia).

Mientras, el gobierno liberal trataría de resistir en Cádiz, pero sin ayuda británica y con un ejército francés bien preparado; el gobierno liberal claudicó y entregó a Fernando con la promesa de poder exiliarse a Gran Bretaña, vía Gibraltar. Fernando recuperaba el poder de manera absoluta el 1 de octubre de 1823.

Causas del fracaso del Trienio LiberalComo causas del fracaso del Trienio Liberal se pueden enumerar hasta 4

factores:

a) Los liberales españoles, en su mayoría militares y burguesía, no tenía ningún tipo de apoyo popular.

b) La indefinición de funciones de los poderes públicos y los conflictos que producían, distorsionaba la vida política y no hacían atractivo el liberalismo.

c) La infraestructura existente debajo del Estado mismo, inmanente a cualquier tipo de realidad estatal: la corrupción, el tráfico de influencias o la malversación aparecen como elementos políticos a tener en cuenta.

d) La incapacidad el gobierno para integrar la Iglesia dentro de un modelo de Estado Liberal. Y en una sociedad dónde la religiosidad lo impregnaba todo, la

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posición política de la Iglesia podía inclinar a un bando u a otro la situación, como en efecto así ocurrió. La Iglesia justificó la forma de gobierno absoluto frente a la ilegitimidad del Régimen Liberal, que atacaba la tradición y la voluntad de Dios, y contra el cual -el Régimen Liberal- se podía actuar.

La Década Ominosa (1823-1833) La intervención de la Santa Alianza en 1823 marca el inicio de una nueva etapa

dentro del reinado de Fernando VII, que concluiría con su muerte en 1833.

Al tiempo que las tropas francesas desmontaban el Estado Liberal, los Realistas fueron creando una serie de organismos de regencia (dirigida por el duque del Infantado) que fueron limpiando el camino para la vuelta de Fernando VII al trono como rey absoluto con una "depuración política".

La Regencia decretó la detención de los liberales y la confiscación de sus bienes, desatándose una serie de represalias que al duque de Angulema le parecieron desproporcionadas. La plena restauración se produjo el 1 de octubre de 1823 cuando Fernando VII desembarcó en el Puerto de Santa María y fue recibido por Angulema. En el manifiesto a su llegada, el Rey aprobó la Represión inicia por la Regencia.

La aprobación de la dureza de la represión molestó en Francia, puesto que perjudicaba una acción política de prestigio, y por tanto trató de detenerla amenazando al Rey con dejarle sólo y retirar las tropas de Angulema sino aprobaba algún tipo de Amnistía hacia los liberales, deteniendo su persecución. Por fin la Amnistía salió adelante en 1824, pero no fue una ley de perdón sino más bien era una pragmática encaminada a finalizar con las represiones indiscriminadas; pero provocó una división entre los realistas más exaltados o "puros" y los más moderados o "reformistas", que se fue acrecentando a lo largo del final del reinado.

Los primeros episodios del descontento “apostólico” se dieron en 1824, cuando se produjo una conspiración encabezada por el Capitán General de Aragón. Una nueva acción se dio a principios de 1825 cuando se difundió un folleto titulado Españoles, unión y alerta, dónde se denunciaban los manejos masónicos cercanos al monarca, buscando crear un clima de temor y desconcierto en la sociedad. Las investigaciones terminaron apuntado al entorno de don Carlos María Isidro, hermano del rey, quien parecía encabezar y ser referente de este movimiento de realistas "puros".

Las acciones fueron aumentando en gravedad: El 15 de agosto de 1825, se inició una insurrección en Getafe al mando del mariscal Jorge Bessieres secundada por cientos de voluntarios realistas. Aunque este levantamiento fracasó, puso en guardia al rey sobre este grupo político encabezado por su hermano, don Carlos, que aunque leal por completo a la Monarquía, manifiesta en todo momento su intranquilidad por la situación sobre el país. Esta tensa situación entre hermanos se agravó cuando en 1826

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fue publicado un Manifiesto de la Federación de Realistas Puros, realizado por algún eclesiástico exaltado que pedía la sustitución de Fernando VII por su hermano, don Carlos .

Pero los hechos de mayor gravedad se produjeron en Cataluña en 1827. Aquí las protestas, agravadas por una crisis de subsistencia, se transformaron en una sublevación armada. Se inició en abril de 1827 y colapsó toda actividad económica en las zonas de Gerona, Vic, Manresa y el Ampurdán. Esta revuelta conocida como la de los Revuelta de los "malcontents" o agraviados, nunca tuvo un programa determinado y ni una serie de reivindicaciones precisas, por lo que a partir de septiembre la crisis fue remitiendo, para finalmente desaparecer tras las represiones oportunas y un viaje del Rey.

Los liberales por su parte no dejaron de probar suerte para cambiar el modelo de gobierno, pero su escaso apoyo popular no les permitió grandes resultados. El episodio más famoso sería el levantamiento de Torrijos (1831), cuya expedición fracasará estrepitosamente. También es destacable la labor de agentes liberales en el interior del país como Mariana Pineda, que acusada de conspiración y traición es ajusticiada en 1831.

La tarea de gobierno durante esta etapa estuvo dirigida por realistas moderados ligados al reformismo borbónico del siglo XVIII. Los resultados más importantes se dieron dentro del campo de la reforma de la Hacienda de la mano de López Ballesteros, secretario de Hacienda hasta 1832; el cual se tuvo que enfrentar a un problema de falta de liquidez, agravado por la independencia de las colonias españolas en América. Destacamos las siguientes medidas:

Intentó realizar un primer presupuesto del Estado, bloqueado por los miembros por el Consejo de Estado, por entender que constituía una forma solapada de controlar la acción del Rey.

En 1824 creó la Caja de Amortización con la misión de controlar la deuda pública.

En 1831 creó la Bolsa de Madrid para controlar las fluctuaciones de la deuda pública.

Convirtió el Banco de San Carlos en Banco de San Fernando acercándolo a su transformación definitiva en Banco de España.

Cuestión sucesoriaLos enfrentamientos entre realistas moderados y “puros” alcanzaron su

momento más relevante por la falta de descendencia del Fernando VII, que hacía muy posible el ascenso al trono de don Carlos , tras 3 matrimonios frustrados. Pero en 1829 se produjo el enlace matrimonial con María Cristina de Nápoles, y muy pronto las esperanzas de los reformistas se vieron colmadas. La reina se encontraba embarazada

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y sólo quedaba por disipar la nube de una legislación imprecisa, por la cual según Las Partidas de Alfonso X se permitía la sucesión directa. Pero esta norma fue alterada con la llegada de los Borbones que modificaron la posición de la mujer en la ley de sucesión al trono.

Esta normativa borbónica, conocida como Ley Sálica había sido derogada en 1789 y en 1812 , siendo sustituida por la legislación de Las Partidas, pero para evitar malentendidos, el rey decidió reforzar con una Pragmática Sánción el 29 de marzo de 1830 y relegaba a un segundo plano a su hermano en la sucesión. La trascendencia de la medida fue total puesto que en octubre de 1830 nació María Isabel (futura Isabel II), y dejó a los realistas "puros" frente la cruda realidad: su candidato tenía pocas posibilidades de acceder al poder por vía legal. Pero los carlistas no se dieron por vencidos. Así en una etapa de agravamiento de sus dolencias; Fernando VII temeroso por su situación frente a la muerte no quería cargar sobre su conciencia más sangre, cedió a las presiones del bando carlista y abortó la pragmática de forma secreta.

El éxito carlista duró exactamente 10 días. La mejoría de Fernando VII trastocó definitivamente los planes de su hermano y del absolutismo intransigente, que además perdió a su cabeza visible cuando frente a las Cortes de enero de 1833 reunidas para reconocer a María Isabel como heredera, don Carlos se negó por lo que fue desterrado de forma fulminante a Portugal. Fernando VII moría en septiembre de 1833, dejando en el horizonte dos incógnitas por resolver: la actitud de los carlistas, una vez que el rey legítimo hubiera muerto, y si era posible mantener más tiempo las anquilosadas estructuras políticas del Antiguo Régimen.

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