la comedia del virtuoso adulterio - conocelamancha - campaña de … · 2015-08-10 · la comedia...
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LA COMEDIA DEL
VIRTUOSO
ADULTERIO Versión de LA MANDRÁGORA de
Nicolas Maquiavello
Versión: Ernesto de Diego
Dirección: Antonio León
CoProducción: Corrales de Comedias Teatro, S.L.
GS Distribuidora de Espectáculos
LA COMEDIA DEL VIRTUOSO ADULTERIO
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FICHA ARTÍSTICA Y TÉCNICA. REPARTO, por orden de intervención
SIRO Mario Alberto Cañizares
CALLÍMACO Vicente Nové
LIGURIO Norton P.
MICER NICIAS Félix Espinosa
FRAY TIMOTEO Antonio León
SOSTRATA Covadonga Calderón
LUCRECIA Elena Alcaide
Espacio Escénico
y Dirección Antonio León
Versión Ernesto de Diego
Diseño de Vestuario Carlos Pinilla
Diseño de Iluminación Jacinto Díaz
Espacio Escénico Antonio León
Diseño Gráfico Julio Falagán
Producción Corrales de Comedias Teatro S.L. (Castilla-La
Mancha)
GS Distribuidora de Espectáculos (Andalucía)
Producción Ejecutiva Carmen López
Ayudante de Dirección
Secretaria Esperanza Ordóñez
Técnico de Compañía Huberto Morales
Fotografía Francisco Romero
Vídeo i-Tek
Gestoría Piñero
Confección de Vestuario Deacappa
Carpintería Borondo
Estructuras May, servicios para el Espectáculo
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CONSIDERACIONES DE DRAMATURGIA Y
DIRECCIÓN
CONSIDERACIONES GENERALES
Contexto de Nicolás Maquiavelo
Durante el renacimiento aparecen personajes importantes que dan pie a la época
moderna, entre ellos Nicolás Maquiavelo, cuya aportación más importante es en el
aspecto político con su obra El Príncipe. Sin embargo, no es lo único que logró, sino que
diferente a lo que se plasma en esta obra, se encuentra una comedia titulada La
Mandrágora. La época que le toca vivir es de transición donde antes la ideología y la
forma de vivir giraban en torno a lo divino y luego cambia para que el hombre se
considere el centro universal.
Estructura y trama de la comedia La Mandrágora
La obra se compone de cinco actos, un prólogo y una canción, estos últimos se
considera que no son de su autoría. Su trama, un joven mancebo, Callímaco Guadagni,
se enamora de una hermosa mujer, Lucrecia, esposa de Nicias Calfucci.
Nicias es un hombre muy desconfiado, pero que cree sabe mucho acerca de la
naturaleza humana. Callímaco se vale de la ayuda de Siro, Ligurio y Fray Timoteo para
poder cumplir su objetivo: conseguir a Lucrecia.
En La Mandrágora el objeto de poder es Lucrecia y la idea de “el fin justifica los medios”
está presente en la obra. Es una alegoría de la realidad que se vive, pero además tiene
como característica el uso de figuras retóricas en los diálogos, no dejando de lado las
metáforas y lenguaje coloquial.
En el Renacimiento se retoma el pensamiento clásico, el aprecio a una educación mejor
y se da importancia al hombre de acuerdo a su entendimiento.
La doble moral desvelada
Los personajes representan a las personas que viven con doble moralidad. Maquiavelo
los critica de manera irónica con una visión humana, sin justificar los hechos, sólo dando
a conocer el actuar de entonces.
La compra-venta de una idea, de un perdón divino son elementos que se critican no
solo del clero, sino también de quienes se benefician con esta forma de vivir.
Desnuda a las personas individualmente, muestra de su perspicacia y agilidad para
desenvolver las mentalidades y a través de ello saber qué es lo que se puede lograr con
una visión de poder.
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DE LA VIDA DE MAQUIAVELO
Nicolás Maquiavelo nació en Florencia el 3 de mayo de 1469 y murió el 22 de junio de
1527. No tuvo paz ni antes ni después de muerto. Quizás él tampoco la buscó. No había
terminado de entregar su alma al Creador, cuando comenzó la hostilidad que lo ha
acompañado durante cinco siglos. Maquiavelo sintió poco respeto por la religión, eso es
todo, y la consideró como parte de la maquinaria del Estado. Muchos otros han
pensado lo mismo y no han sido objeto de tanta animadversión. Un historiador de
apellido Varchi documentó lo que llamó el desprestigio de Maquiavelo, y llegó a tanto
que escribió: Más le habría valido si la naturaleza lo hubiera dotado de menor talento o
de menor genialidad. Al historiador se lo tragó la historia por temerario, mientras el
desprestigio de Maquiavelo no parece tener fin. Con él andamos y hemos andado cinco
siglos y no habrá milenio que lo oculte.
Maquiavelo disfrutó del poder cerca de veinte años como Secretario de la Signoría
florentina. Ató su suerte al gonfaloniero Pietro Soderini, electo de por vida. Pero como
sucede en la política, lo vitalicio dura relativamente poco. Vinieron los Médici y dieron al
traste con aquel gonfaloniero y Maquiavelo cayó, fue exiliado, acusado de conspirador,
hecho preso, y finalmente confinado a un burgo cercano, una finca en los alrededores
de San Casciano. Nunca ganó tanto la ciencia política, como con esta desgracia. En la
adversidad, y para ocupar su tiempo y sus enormes energías, Maquiavelo se dedicó a
escribir.
En la desgracia conquistó la inmortalidad. Fue en ese exilio de contratiempos, y en el
año de gracia de 1513, cuando escribió El Príncipe, la obra que le dio gloria y
desprestigio. Se la dedicó a Lorenzo de Médici, alias el Magnífico, diciéndole que los
hombres ansiosos por ganar el favor de un príncipe generalmente le envían como
presentes lo que aprecian verdaderamente: caballos, armas, vestimentas de oro, piedras
preciosas, pero él no ha encontrado nada más valioso que sus reflexiones (y
experiencias) sobre los asuntos contemporáneos y el continuo estudio del mundo
antiguo, y habiendo resumido todo esto en un pequeño libro, se lo envío a Su
Magnificencia.
Maquiavelo pensó que con Lorenzo volvería al poder. La historia, sin embargo, tomó
otro rumbo: Lorenzo no tuvo tanta fortuna. Otro Médici, el cardenal Giulio, sucesor de
Lorenzo en el gobierno de Florencia, lo nombró historiador de la ciudad. Cuando Giulio
ascendió a papa con el nombre de Clemente VII, la estrella de Maquiavelo pareció
sonreírle otra vez. El poder, sin embargo, nunca volvió a sus manos y tuvo que usarlas
para escribir; escribió los Discursos sobre las décadas de Tito Livio y las Historias de
Florencia. Tanto El Príncipe como los Discursos son obras complementarias, (como
luego, El Arte de la guerra) y tienen que ver con un tema capital: el poder. De ahí parte
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la tesis de que Maquiavelo es el fundador de la ciencia política. Quien, en esos
dominios, le puso punto final a la Edad Media.
Como buen hombre infiel, Maquiavelo amó el teatro y escribió comedias, unas nos
llegaron, mientras otras, como la Commedia in prosa se perdieron. Cuéntase que en
esta desnudaba la vida corrompida de Florencia, y satirizaba, de modo especial, a los
frailes confesores y su relación de complicidad con los adúlteros. Obviamente, esta
comedia tenía muchos enemigos: o la consumió el óxido del tiempo o fue quemada por
sus protagonistas. Además de La Mandrágora, (que originalmente se llamó Commedia
di Callimaco e di Lucrezia, y fue publicada en Roma en 1524), escribió Clezia, sobre los
avatares de ser marido y mujer. Teóricamente, la cuestión sucedió en Atenas, pero ¿qué
tal si en Florencia encontramos otros hombres o mujeres haciendo las mismas cosas? El
florentino piensa que pasan los siglos, y seguimos haciendo las mismas cosas. Escribió
asimismo una breve novela titulada Belfagor, o el diablo que se desposó, una fábula
(inevitable) del matrimonio, en la cual el diablo confiesa que es preferible el infierno a
vivir con su mujer. La gran mayoría de los residentes en el infierno atestiguan que están
condenados a tanta infelicidad por haberse casado.
Se burló de los astrólogos y de las superticiones, de quienes leían las líneas de la mano,
de quienes anunciaban a cada instante el fin del mundo, y se burló de sí mismo. Del arte
teatral de Maquiavelo dijo su amigo Francesco Giucciardini: Ríe de los asuntos humanos,
porque no puede remediarlos, y por eso su risa es amarga.
NUESTRO MONTAJE
En una primera lectura de La Mandrágora me recordó mucho a otros de las grandes
carpinterías teatrales: La Celestina. Porque tiene ciertos elementos comunes: la
motivación de los personajes, donde existe el engaño en todos los sentidos, las
artimañas, urdidas por los criados y el dinero, mueven las acciones de la obra. En La
Celestina todos los personajes están más perfilados, pero en La Mandrágora podemos
decir que estamos ante arquetipos: el religioso corrupto, la inocente esposa, el viejo
decrépito y senil, el loco enamorado y los criados. Uno de ellos nos recuerda a Celestina
en su forma proceder y conducir el enredo.
Precisamente con la dirección de La Celestina puse en juego una artimaña: la del
empleo del espacio escénico de una forma múltiple y compartida. Eso que en La
Celestina estaba esbozado quiero explorarlo en La Mandrágora. Y Estoy convencido que
añadirá mucha agilidad a las distintas acciones, poniendo de manifiesto lo que es La
Mandrágora: una comedia vivaz, fresca, rápida y ante todo divertida.
El estilo interpretativo será el que corresponde a nuestra época: una amalgama de
técnicas, donde predominará la farsa, utilizando la que más se ajuste a las distintas
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situaciones.
ESPACIO ESCÉNICO
“Empleo del espacio escénico de forma múltiple y compartida”.
Mi planteamiento inicial, al poner en escena un espectáculo, es que todo tiene que
acabarse en la cabeza de cada uno de los espectadores. Los actores dan una
información, junto con el vestuario y el atrezzo utilizado… pero quien termina de realizar
el personaje es el público. De esta manera no le imponemos una forma de ser a los
personajes, sino que cada espectador “opinará” según su experiencia. Ideas éstas muy
próximas a la Teoría de la Recepción y que tan buen resultado nos ha dado hasta ahora.
En nuestro espacio escénico tampoco imponemos un espacio determinado. Al contrario,
es muy polivalente y servirá para construir en cada momento el espacio que queramos
determinar.
Como podemos apreciar se trata de una estructura piramidal. Las dimensiones son 8 m.
de ancho, 4 m. de fondo y una altura total, en la zona más alta, de 1,20 metros. La
escena se desarrollará en distintas alturas. Cada personaje tendrá un espacio por donde
evolucionará hasta su intervención. Pequeñas accione que nos mostrarán el carácter del
personaje en cada momento. El color será una imitación a granito, en tonos grises
claros. Esto hará que tome muy bien los distintos colores de la iluminación.
Delante de la estructura se situará un linóleo que será igualmente practicable y en tonos
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similares. Esto dará mucha profundidad a la acción.
La escena del encuentro amoroso de Callímaco y Lucrecia, acto 5-Escena 13, se
producirá en la altura superior. Un tul descenderá, a modo de dosel, que “velará” dicho
encuentro.
CONTACTO
Distribución: Carmen López 633 344 743
Oficina: 926 88 24 58/ 607 206 598
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BOCETOS DE VESTUARIO LOS COLORES QUE APARECEN EN LOS MÁRGENES SERÁ LOS QUE PREDOMINEN
EN EL VESTUARIO.
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