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LA CARTA DE LA TIERRA COMO MARCO ÉTICO PARA ATENDER CON RESPONSABILIDAD LA PANDEMIA COVID-19 DEL AÑO 2020.

Ante la crisis mundial que vivimos debemos tomar decisiones asertivas para las presentes y futuras generaciones. Los impactos provocados por la pandemia COVID-19 y los otros retos ya existentes en el planeta Tierra requieren ser atendidos de manera responsable e inmediata.

Con motivo de esta situación se han seleccionado algunos principios contenidos en La Carta de la Tierra, los cuales ayudarán a reflexionar y accionar con una visión compartida como sociedad global que requiere de responsabilidad de unos hacia otros, impregnada de valores fundamentales como son: respeto, cuidado, integridad, justicia, inclusión, tolerancia, compasión y amor, principalmente. Nos reconocemos como parte de la gran comunidad de vida, con compromisos y acciones sustentables hacia las generaciones presentes y futuras.

Esta es una invitación para aplicar La Carta de la Tierra como un tamiz ético para la toma de decisiones y las actividades que se están realizando como parte de la atención y la adaptación a los efectos de la pandemia del COVID-19.

Es muy sencillo entender, relacionar y aplicar cada principio de La Carta de la Tierra en las actividades que se quieran instrumentar en la vida familiar, laboral y comunitaria, con el propósito de incorporar valores y alternativas, con una visión hacia la sustentabilidad, en las estrategias que forman parte de la construcción de nuevos estilos de vida humanos a nivel mundial, y así atender los futuros retos surgidos a partir de la pandemia y de los ya vigentes efectos del cambio climático.

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EJE I. RESPETO Y CUIDADO DE LA COMUNIDAD DE VIDAEJE I. RESPETO Y CUIDADO DE LA COMUNIDAD DE VIDA

La pandemia del COVID-19 ha demostrado que las comunidades humanas somos aún más interdependientes de lo que la mayoría de la gente creía. Así mismo, las sociedades humanas y los diversos ambientes naturales también somos interdependientes.

El primer eje-propósito de La Carta de la Tierra plantea “Respeto y Cuidado de la Comunidad de la Vida” “Respetar la Tierra y la vida en , invitándonos a toda su diversidad” “Reconocer que todos los (Principio 1), esto nos permite seres son interdependientes y que toda forma de vida independientemente de su utilidad tiene valor para los seres humanos” (Principio 1a).

Por lo que será de vital importancia considerar en las acciones post COVID-19, a nivel local y regional, una visión de interdependencia de toda la comunidad de la vida que permita comprender, prever y atender los efectos que se han generado en lo social, económico, político, cultural y ecológico.

¿Qué nos ha enseñado la pandemia del COVID-19 con relación a la importancia de contar con ambientes sanos para el bienestar de todos los habitantes del planeta Tierra?

¿Qué nos ha enseñado la pandemia del COVID-19 con relación a la comunidad de vida?

Las diversas situaciones que ha provocado la pandemia del COVID-19 evidencian nuestra fragilidad como humanidad, pero al mismo tiempo, las fortalezas que podemos recuperar como es el cuidado y convivencia con la familia, así como la empatía, solidaridad y protección responsable e informada de la diversidad de comunidades de vida que habitan los ambientes naturales y humanos de nuestro planeta Tierra.

Sin duda el Principio 2 plantea claramente “Cuidar la comunidad de la vida con entendimiento, compasión y amor” “Afirmar , por lo que será necesario que, a mayor libertad, conocimiento y poder, se presenta una correspondiente responsabilidad por promover el bien común” (Principio 2b), así como rediseñar las nuevas actividades para reconformar nuestra sociedad, y una nueva relación con el resto de la Naturaleza, siendo

prioritario tener una visión de futuro de la humanidad considerando el bien común.

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EJE I. RESPETO Y CUIDADO DE LA COMUNIDAD DE VIDAEJE I. RESPETO Y CUIDADO DE LA COMUNIDAD DE VIDA

La reestructuración social y económica a partir de lo sucedido por la pandemia COVID-19 deberá fundamentarse en una visión de futuro, donde existan sociedades armonizadas con un propósito común; es aquí donde el Principio 3 de La Carta de la Tierra nos propone “Construir sociedades democráticas que sean justas, participativas, sostenibles y pacíficas” como una prioridad política y social.

Cualquier acción social, económica, cultural, espiritual y ecológica deberá ser justa y garantizar los derechos humanos, con el propósito de adaptarnos y atender los efectos de la pandemia y, al mismo tiempo, evitar en el futuro situaciones como ésta, la cual nos ha afectado a casi todos los seres vivos.

Los humanos, como parte integral del planeta Tierra, debemos “Asegurar que las comunidades, a todo nivel, garanticen los derechos humanos y las libertades fundamentales, y brinden a todos la oportunidad de desarrollar su pleno potencial” (Principio 3a), por lo que será fundamental estar organizados y comunicados, gobiernos y sociedad, para “Promover la justicia social y económica, posibilitando que todos alcancen un modo de

vida seguro y digno, y ecológicamente responsable” (Principio 3b).

Durante los últimos 20 años, a partir de la publicación de La Carta de la Tierra, hemos emprendido una serie de actividades con el objetivo de promover valores, como son: responsabilidad, amor, humildad, tolerancia, libertad, respeto, honestidad, solidaridad, equidad, justicia, inclusión, democracia, compasión, empatía, paz y espiritualidad; ello ha sido fundamental para avanzar en la construcción de sinergias que favorezcan el logro de comunidades sanas, solidarias y productivas.

¿Qué valores requerimos recuperar y aprender con el propósito de generar comunidades sanas, solidarias y productivas?

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EJE I. RESPETO Y CUIDADO DE LA COMUNIDAD DE VIDAEJE I. RESPETO Y CUIDADO DE LA COMUNIDAD DE VIDA

Los humanos buscamos certeza sobre nuestro Futuro Común; los efectos de la pandemia del COVID-19 nos han enseñado a ser humildes, que tenemos sólo un planeta Tierra, hábitat que compartimos todos los seres vivos y que, por lo tanto, es prioridad conservarlo para el bienestar presente y futuro, siendo fundamental centrarnos en el Principio 4 de La Carta de la Tierra que nos convoca a “Asegurar que los frutos y la belleza de la Tierra se preserven para las generaciones presentes y futuras”.

En este periodo de pandemia los humanos hemos tenido la oportunidad de reconectar nuestras relaciones emocionales y espirituales con nosotros mismos, amigos, familiares y vecinos, siendo este proceso social un cambio significativo en nuestro aprendizaje como sociedades.

Este nuevo planteamiento de interrelación social y con la Naturaleza, deberá estar presente explícitamente en las acciones post COVID-19, así como los otros retos humanos vigentes, como es la emergencia climática. Las acciones en cada instancia privada y gubernamental tendrán mayor eficiencia al contemplar en su diseño, planeación y ejecución el ser incluyentes y democráticas, considerando de manera coherente a las diferentes generaciones humanas que estamos conviviendo.

De aquí que debemos “Reconocer que la libertad de acción de cada generación se encuentra condicionada por las necesidades de las generaciones futuras” (Principio 4a), siendo ésta una más de las estrategias adaptativas que ayudarán a prevenir, remediar y mitigar los impactos socioambientales.

¿Qué hemos aprendido y qué nos falta por aprender con relación a nuestros estilos de vida, los cuales actualmente han cambiado y requieren de estrategias informadas para poder ajustarnos socialmente desde la perspectiva de una participación intergeneracional?

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Conocer, valorar y conservar todos los sistemas biológicos, así como la diversidad, tanto biológica como cultural, es esencial para asegurar el bienestar de todos los seres que cohabitamos en el planeta. Por ello, es necesario “Proteger y restaurar la integridad de los sistemas ecológicos de la Tierra, con especial preocupación por la diversidad biológica y los procesos naturales que sustentan la vida” (Principio 5).

Así mismo, es de vital importancia para asegurar un equilibrio dinámico entre el desarrollo social y humano de las presentes y futuras generaciones, y la integridad de los ecosistemas, “Adoptar, a todo nivel, planes de desarrollo sostenibles y regulaciones que permitan incluir la conservación y la rehabilitación ambientales, como parte integral de todas las iniciativas de desarrollo” “Establecer y salvaguardar reservas viables para la naturaleza y (Principio 5a), la biosfera, incluyendo tierras silvestres y áreas marinas, de modo que tiendan a proteger los sistemas de soporte a la vida de la Tierra, para mantener la biodiversidad y preservar nuestra herencia natural” “Manejar el uso de los recursos renovables como el agua, la (Principio 5b) y tierra, los productos forestales y la vida marina, de manera que no se excedan las posibilidades de regeneración y se proteja la salud de los ecosistemas” (Principio 5e). Lo anterior requiere de alianzas efectivas entre la sociedad civil organizada, la iniciativa privada y los gobiernos en sus tres niveles.

¿Qué hemos aprendido de la pandemia COVID-19 con relación a los impactos en los sistemas biológicos naturales y humanizados?

EJE II. INTEGRIDAD ECOLÓGICAEJE II. INTEGRIDAD ECOLÓGICA

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EJE II. INTEGRIDAD ECOLÓGICAEJE II. INTEGRIDAD ECOLÓGICA

Investigar de manera integral las diferentes iniciativas que se están realizando en el mundo es una prioridad para atender los impactos sociales, económicos, políticos y ecológicos que ha causado la pandemia del COVID-19, con el propósito de aplicar la información de manera adecuada a fin de prevenir y remediar los impactos a nivel local y regional.

Lograr lo anterior implica considerar la importancia de la “Integridad Ecológica” (Eje-propósito II de La Carta de la Tierra); lo anterior nos permitirá encontrar motivación y respuestas para “Evitar dañar como el mejor método de protección ambiental y cuando el conocimiento sea limitado, proceder con precaución” “Tomar medidas para evitar (Principio 6); por ello, debemos la posibilidad de daños ambientales graves o irreversibles, aun cuando el

conocimiento científico sea incompleto o inconcluso” (Principio 6a).

En este sentido, nos vemos en la necesidad de actuar de manera comprometida e informada, a través de una participación plural e incluyente, basada en una cosmovisión ecocéntrica, que dé rumbo a la adaptación de nuevas formas de convivencia y producción humana.

¿Qué prácticas individuales y colectivas hemos adoptado en esta pandemia con relación a los ámbitos social, económico y ecológico?

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EJE II. INTEGRIDAD ECOLÓGICAEJE II. INTEGRIDAD ECOLÓGICA

Es impostergable repensar y replantear los criterios que dan sustento a los asentamientos humanos, como la planeación ecológica del territorio, los cambios de uso de suelo, los modelos de producción y consumo, que demandan grandes cantidades de recursos naturales y producen importantes impactos negativos en el ambiente. Así, es indispensable y urgente “Adoptar patrones de producción, consumo y reproducción que salvaguarden las capacidades regenerativas de la Tierra, los derechos humanos y el bienestar comunitario” (Principio 7) y “Reducir, reutilizar y reciclar los materiales usados en los sistemas de producción y consumo y asegurar que los desechos residuales puedan ser asimilados por los sistemas ecológicos” (Principio 7a).

De igual forma, necesitamos formas innovadoras de coordinación y corresponsabilidad entre las instituciones educativas, los centros de investigación, la iniciativa privada, los gobiernos en todos sus niveles, y las organizaciones de la sociedad civil, para “Promover el desarrollo, la adopción y la transferencia equitativa de tecnologías ambientalmente sanas” (Principio 7c) y “Asegurar el acceso universal al cuidado de la salud

que fomente la salud reproductiva y la reproducción responsable” (Principio 7e), de manera que sea posible “Adoptar formas de vida que pongan énfasis en la calidad de vida y en la suficiencia material en un mundo finito” (Principio 7f), fortaleciendo la sustentabilidad del desarrollo para las generaciones actuales y futuras, incluidas todas las formas de vida.

¿Qué hemos aprendido a partir de los impactos de la pandemia COVID-19 con relación al cuidado y aseguramiento de la salud en las comunidades de vida, incluida la humana?

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EJE II. INTEGRIDAD ECOLÓGICAEJE II. INTEGRIDAD ECOLÓGICA

Requerimos estar informados de manera amplia, abierta y honesta con relación a las distintas situaciones generadas por la pandemia del COVID-19, siempre desde una visión sustentable, con el propósito de actuar individual y colectivamente de manera responsable, incluyente y eficiente/efectiva. Es así que el Principio 8 de La Carta de la Tierra nos invita a “Impulsar el estudio de la sostenibilidad ecológica y promover el intercambio abierto y la extensa aplicación del conocimiento adquirido”.

Es indispensable realizar estudios y evaluaciones de las estrategias y acciones que se están llevando a cabo con relación a la pandemia, de tal manera que se conozca la efectividad de éstas y realizar las adecuaciones necesarias.

Para lograr lo anterior será necesario incluir la participación de los diferentes sectores de la población para diseñar y desarrollar investigaciones y proyectos prácticos, dirigidos a adecuar las estrategias orientadas al bienestar común, por lo que debemos “Apoyar la cooperación internacional científica y ética sobre la sostenibilidad, con especial atención a las necesidades de las naciones en desarrollo” (Principio 8a).

Así mismo, “Reconocer y preservar el conocimiento tradicional y la sabiduría espiritual en todas las culturas que contribuyen a la protección ambiental y al bienestar humano” (Principio 8b), donde debemos “Asegurar que la información de vital importancia para la salud humana y la protección ambiental, incluyendo la información genética, esté disponible en el dominio público” (Principio 8c). Lo anterior es fundamental para construir los compromisos locales, regionales, nacionales e internacionales.

¿Qué tan responsables hemos sido con relación al manejo y comunicación de información, confiable y oportuna, sobre los diversos temas que se han generado por la pandemia?

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EJE III. JUSTICIA SOCIAL Y ECONÓMICAEJE III. JUSTICIA SOCIAL Y ECONÓMICA

La capacidad de recuperación de la sociedad humana con relación a los diversos impactos derivados de la pandemia del COVID-19, se incrementará al incluir de manera diferenciada a las poblaciones vulnerables, donde la participación social sea plural y se incluyan alternativas viables que permitan mejorar la eficiencia/eficacia de los planes, programas y proyectos gubernamentales, de la iniciativa privada y de los grupos de la sociedad civil, siendo prioritario (Principio “Erradicar la pobreza como imperativo ético, social y ambiental” 9), así como “Habilitar a todos los seres humanos con la educación y con los recursos requeridos para que alcancen un modo de vida sostenible y proveer la seguridad social y las redes de apoyo requeridos para quienes no puedan mantenerse por sí mismos” (Principio 9b).

“Reconocer a los ignorados, proteger a los vulnerables, servir a aquellos que sufren y posibilitar el desarrollo de sus capacidades y perseguir sus aspiraciones” (Principio 9c), nos permitirá tomar en cuenta a las personas consideradas vulnerables por los efectos de la pandemia del COVID-19, y considerar sus ideales y propósitos en el diseño y aplicación de las herramientas pedagógicas. Las nuevas alianzas con un enfoque hacia la

sustentabilidad, entre países y sectores sociales, permitirán generar estrategias adaptativas que reduzcan los impactos asociados con la pobreza socioeconómica y los ambientes naturales y humanos.

¿Cómo podemos elaborar las estrategias orientadas a atender los ámbitos social y económico de forma incluyente, de tal forma que se procure prioritariamente a las poblaciones vulnerables?

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EJE III. JUSTICIA SOCIAL Y ECONÓMICAEJE III. JUSTICIA SOCIAL Y ECONÓMICA

El modelo de desarrollo humano ha cambiado actualmente a raíz de los efectos de la pandemia del COVID-19. Se encuentra en un punto de inflexión para definir su destino, lo que nos lleva a reflexionar sobre cómo atender los efectos posteriores a la pandemia, así como los retos ya existentes por los efectos del cambio climático. Por lo tanto, es prioritario “Asegurar que las actividades e instituciones económicas, a todo nivel, promuevan el desarrollo humano de forma equitativa y sostenible” (Principio 10).

Lo anterior implica considerar las diferentes respuestas sociales, gubernamentales y empresariales que han surgido con relación a la atención de las consecuencias de la pandemia del COVID-19, con el propósito de promover en todos los sectores sociales el aseguramiento permanente del respeto a los derechos humanos y la protección ambiental.

En este sentido, los Principios 10c y d nos invitan a “Asegurar que todo comercio apoye el uso sostenible de los recursos, la protección ambiental y las normas laborales progresivas” “Involucrar e informar a las corporaciones e multinacionales y a los organismos financieros internacionales para que actúen transparentemente por el bien público y exigirles responsabilidad por las consecuencias de sus actividades”; lo anterior implica un llamado a

adoptar buenas prácticas para promover mundialmente que las comunidades humanas actúen en favor de la equidad, la justicia, los derechos humanos y la sustentabilidad.

¿Cómo cada persona y grupo social en el mundo podemos contribuir desde una perspectiva de bien común, para seguir promoviendo el desarrollo humano de forma equitativa y sustentable en los próximos meses post COVID-19?

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EJE III. JUSTICIA SOCIAL Y ECONÓMICAEJE III. JUSTICIA SOCIAL Y ECONÓMICA

La pandemia del COVID-19 ha provocado una reconsideración sobre la calidad de las relaciones, entre seres humanos y con las otras especies; este aprendizaje compasivo permitirá pensar/sentir y poner en práctica agendas de trabajo con nuevas reglas del juego, basadas en los derechos humanos y un bien común sustentable. Es así que el Principio 12 de La Carta de la Tierra nos inspira a “Defender el derecho de todos, sin discriminación, a un entorno natural y social que apoye la dignidad humana, la salud física y el bienestar espiritual, con especial atención a los derechos de los pueblos indígenas y las minorías”.

Los efectos de la pandemia que las personas sienten con mayor intensidad son el económico, y las interacciones familiares y laborales. Por lo tanto, es necesario ser sensibles a estas percepciones en el proceso de planeación y en el contenido de las acciones que se están instrumentando, con el propósito de evitar cualquier tipo de discriminación o segregación social. En este tenor, debemos “Eliminar la discriminación en todas sus formas, tales

como aquellas basadas en la raza, el color, el género, la orientación sexual, la religión, el idioma y el origen nacional, étnico o social” (Principio12a).

Así mismo, debemos recordar el Principio 12c que nos exhorta a “Honrar y apoyar a los jóvenes de nuestras comunidades, habilitándolos para que ejerzan su papel esencial en la creación de sociedades sostenibles”, siendo la generación que actualmente vive intensamente los problemas de la pandemia y los efectos del cambio climático. Por lo anterior, se requiere del acompañamiento, apoyo y corresponsabilidad de las otras generaciones y, al mismo tiempo, favorecer que los jóvenes cuenten con sus propios espacios para contribuir en la sistematización de las lecciones aprendidas, en la formulación de estrategias y en la ejecución de acciones sustentables.

¿Cómo mantendremos al interior de cada sociedad del mundo el respeto a los derechos de todos, sin discriminación, una vez que termine la pandemia?

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EJE IV. DEMOCRACIA, NO VIOLENCIA Y PAZEJE IV. DEMOCRACIA, NO VIOLENCIA Y PAZ

La Carta de la Tierra en su cuarto eje-propósito: “Democracia, No Violencia y Paz” “Fortalecer las instituciones y particularmente en el Principio 13: democráticas en todos los niveles y brindar transparencia y rendimiento de cuentas en la gobernabilidad, participación inclusiva en la toma de decisiones y acceso a la justicia”, nos marca las tendencias de acción social más constantes que es necesario reflexionar y compartir durante esta

pandemia, siendo necesario incluir los valores: paciencia, respeto, tolerancia, solidaridad, justicia, empatía, compasión y solidaridad, como parte de los cambios de hábitos de nuestros nuevos estilos de vida que, entre todos, estamos construyendo.

Es indispensable compartir de manera amplia, extensa y honesta las experiencias que se han vivido en esta pandemia, para ser consideradas como parte de la aplicación de los derechos y obligaciones de las sociedades, siendo necesarias para los cambios socioeconómicos vigentes y en la preparación para los futuros retos socioambientales que los seres humanos enfrentamos.

Es imperativo “Sostener el derecho de todos a recibir información clara y oportuna sobre asuntos ambientales, al igual que sobre todos los planes y actividades de desarrollo que los pueda afectar o en los que tengan interés” (Principio 13a).

Así, se vuelve indispensable “Apoyar la sociedad civil local, regional y global, y promover la participación significativa de todos los individuos y organizaciones interesados en la toma de decisiones” “Proteger los derechos a la libertad de opinión, (Principio 13b); e igualmente expresión, reunión pacífica, asociación y disensión” (Principio13c). Todo ello nos permitirá fortalecer los procesos sustentables, así como forjar un futuro que permita vivir en un equilibrio dinámico.

¿Qué haremos instituciones, iniciativa privada y grupos de la sociedad civil para fortalecer los trabajos que se están realizando con relación a la pandemia, desde una perspectiva de transparencia, rendimiento de cuentas, participación inclusiva y justicia?

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EJE IV. DEMOCRACIA, NO VIOLENCIA Y PAZEJE IV. DEMOCRACIA, NO VIOLENCIA Y PAZ

Los efectos de la pandemia del COVID-19 en las sociedades humanas y su repercusión en otras especies requieren de una evaluación profunda por parte de los medios de comunicación y en las redes sociales, especialmente con relación a la información precisa y las buenas prácticas, para tomar decisiones locales, regionales y mundiales, siempre desde el pensamiento complejo y sistémico, y una perspectiva de interdependencia; de ello se desprende la importancia del Principio 14 de La Carta de la Tierra, que propone considerar éticamente “Integrar en la educación formal y en el aprendizaje a lo largo de la vida, las habilidades, el conocimiento y los valores necesarios para un modo de vida sostenible”.

La interiorización de lo antes expuesto por parte de las diversas instancias sociales en todo el mundo ayudará a “Brindar a todos, especialmente a los niños y los jóvenes, oportunidades educativas que les capaciten para contribuir activamente al desarrollo sostenible” (Principio 14a).

Este logro humano se podrá realizar, en parte, si a través de habilidades, capacidades y actitudes podemos “Intensificar el papel de los medios de comunicación masiva en la toma de conciencia sobre los retos ecológicos y sociales” (Principio 14c), aunado a la socialización de las experiencias, estrategias y acciones que están dando buenos resultados en la atención de los impactos de la pandemia y del cambio climático.

En lo que respecta al Principio 14d, debemos “Reconocer la importancia de la educación moral y espiritual para una vida sostenible”; llevar este principio a la practica en nuestros diversos entornos sociales permitirá repensar los nuevos procesos de adaptación de los sistemas de enseñanza, escolarizados y de capacitación, los cuales reconocen que su puesta en marcha acorde a los nuevos estilos de vida post-COVID-19, deberá basarse

en investigaciones responsables y socialmente incluyentes, e incorporar estrategias creativas y viables para los diversos contextos socio-ambientales.

¿Qué es indispensable mejorar en las diversas formas de comunicación formales y a través de las redes sociales, para que sean eficaces y eficientes, especialmente los mensajes de concientización, cuyos contenidos informativos sean precisos y veraces, así como la socialización de las prácticas sustentables que son ejemplo para adaptarnos a los nuevos estilos de vida y retos futuros?

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EJE IV. DEMOCRACIA, NO VIOLENCIA Y PAZEJE IV. DEMOCRACIA, NO VIOLENCIA Y PAZ

Es indispensable incorporar el Principio 15 de La Carta de la Tierra: “Tratar a todos los seres vivientes con respeto y consideración”, a las agendas de trabajo social y económico de las instancias gubernamentales y privadas, ya que es parte del equilibrio dinámico que se necesita en el planeta Tierra. Fruto de lo anterior se espera un incremento en la sensibilidad humana con relación a las otras especies y al cuidado de los ambientes naturales, aspectos que han sido replanteados por un número importante de personas durante la pandemia del COVID-19.

Aplicar este principio permitirá abordar de manera distinta nuestra responsabilidad como especie perteneciente al planeta Tierra, siendo esencial “Evitar o eliminar, hasta donde sea posible, la toma o destrucción de especies por simple diversión, negligencia o desconocimiento” (Principio 15c).

Es fundamental para la sobrevivencia humana el respeto y cuidado de los diversos hábitats del planeta Tierra, reflexión antigua que ha cobrado fuerza como producto de la pandemia; esta sensibilización y toma de conciencia deberá mantenerse de tal manera que se vuelva parte de nuestros hábitos de vida post COVID-19.

Aunado a lo anterior, las aspiraciones y practicas educativas, tendrán como uno de sus ejes principales la responsabilidad social y la conservación ambiental, a partir de una manera más consistente de incorporar las distintas formas de ver y actuar, motivada por un beneficio común sustentable.

¿Qué estrategias educativas y culturales tendremos que instrumentar en los siguientes meses post-COVID-19 para proteger a los animales de compañía y las especies silvestres, que actualmente están siendo afectados con motivo de los cambios de estilo de vida y el desconocimiento de su relación con los humanos?

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EJE IV. DEMOCRACIA, NO VIOLENCIA Y PAZEJE IV. DEMOCRACIA, NO VIOLENCIA Y PAZ

En lo individual y colectivo, la población mundial, de manera general, ha reconsiderado temas importantes, como: la violencia aunada a determinadas relaciones sociales, y los hábitos de consumo y de convivencia humana, incluidos los efectos negativos a los ambientes naturales. Se trata de una reflexión profunda que ha dejado la pandemia COVID-19, por lo que es importante “Promover una cultura de tolerancia, no violencia y paz”(Principio 16). En este sentido, es fundamental “Alentar y apoyar la comprensión mutua, la solidaridad y la cooperación entre todos los pueblos tanto dentro como entre las naciones” (Principio 16a).

El reforzamiento de acciones, eficientes y viables, encaminadas hacia el bien común sustentable, la responsabilidad social y la educación para la paz, facilitarán los ajustes culturales a través de las instituciones, los medios de comunicación masiva y las redes sociales, permitiendo así optar por nuevas formas de convivencia social y ambiental.

Para ello, necesitamos “Implementar estrategias amplias y comprensivas para prevenir los conflictos violentos y utilizar la colaboración en la resolución de problemas para gestionar y resolver conflictos ambientales y otras disputas” (Principio 16b), así como “Reconocer que la paz es la integridad creada por relaciones correctas con uno mismo, otras personas, otras culturas, otras formas de vida, la Tierra y con el todo más grande, del cual somos parte”

(Principio 16f).

¿Cómo promover una cultura de tolerancia, no violencia y paz en los siguientes meses post-COVID-19?

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Red Mexicana de la Carta de la Tierra, julio 2019

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Secretaría Internacional de la Carta de la Tierra

Mirian VilelaDirectora Ejecutiva de la Secretaría y del

Centro de Educación para el Desarrollo Sostenible de UPEACE

Alicia JiménezDirectora de Programas

Javiera GutiérrezGerente de Comunicaciones y Mercadeo

Irma VerhoevenGerente de Desarrollo de Programas y Alianzas

Amanda BennettAsistente de Proyecto en la Secretaría y del

Centro de Educación para el Desarrollo Sostenible de la UPEACE

Red Mexicana de la Carta de la Tierra

Colaboraron en la realización, edición y diseño:

Mateo Alfredo Castillo Ceja

Shafía Súcar Súccar

Eder Fabián Medina Morales

María Elena Mesta Fernández

Amorita Ivonne Westphal Salas

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La Carta de la Tierra, con sus principios y valores, se edifica sobre trascendentales pensamientos y visiones del mundo de la humanidad; es producto de décadas de diálogo intercultural mundial. Ha sido redactada como una declaración inspiradora de principios fundamentales para construir un mundo humano justo, sustentable y pacífico. Su visión se cimienta en un llamado urgente al cambio social de manera sustentable.

Recomendamos ampliamente leer y utilizar los principios de La Carta de la Tierra como fundamento para la toma de decisiones en nuestra vida individual y colectiva.

Más información en www.cartadelatierra.org Favor de escribir al correo [email protected]

Este documento está inspirado en La Carta de la Tierra.

Idea original y realización: José Adrián Figueroa Hernández

Planeta Tierra, julio del año 2020.