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A lomos de La Bestia miles de centroamericanos emprenden la ruta del migrante, un convoy de “enganchados” que organizaciones de-lictivas trasladan con estafas, abusos y maltratos no hacia el sueño americano, sino a un destino donde hombres, mujeres y niños sufren violencia sexual, extorsiones, explotación laboral, entre otros delitos que, en conjunto, se tipifi can como trata de personas.

En esta obra, Martín Gabriel Barrón Cruz recoge los testimonios de las víctimas, aborda el problema de estos fl ujos migratorios, exa-mina el perfi l psicológico de los delincuentes y analiza el marco ju-rídico de este delito que constituye uno de los mayores atentados contra la dignidad humana.

La BestiaLa tenue línea entre la migración y la trata de personas

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La BestiaLa tenue línea entre la migración y la trata de personasMartín Gabriel Barrón Cruz

MARTÍN GABRIEL BARRÓN CRUZ

Historiador y criminólogo. Es profesor-investiga-dor del Instituto Nacional de Ciencias Penales y miembro del Sistema Nacional de Investigadores (SNI-I), autor de las obras Análisis criminológico de la investigación ministerial (2013), Violencia y seguridad en México en el umbral del siglo XXI (2012), Actuaciones ministeriales en el homicidio de León Trotsky (2009), El nudo del silencio. Tras la pista de una asesina en serie: La Mataviejitas (2007), Policía y seguridad en México (2005), Una mirada al sistema carcelario mexicano (2002) y Ulúa: fortaleza y presidio (1998); es coautor de Guardia Nacional y Policía Preventiva: dos pro-blemas de seguridad en México (2004), Fortifi ca-ciones, guerra y defensa de la Ciudad de México 1844, 1847-1848 (2003), Islas Marías. Una visión iconográfi ca (2002) y Sinaloa invadida 1845-1848 (1999), entre otras.

Asimismo, ha colaborado en los títulos Socio-logía del cuerpo. Gritos apagados y voces del ma-ñana. Violencia, Derechos Humanos y certidumbre (2012), Herramientas para combatir la delincuen-cia organizada (ed. de 2010 y 2012), Dilemas de la Seguridad Pública (2011), Seguridad ciudadana. Dimensiones, retos y algunos temas selectos (2011), Narcotráfi co, crisis social, derechos humanos y gobernabilidad: una agenda para el futuro (2010), Arquitectura política del miedo (2010), Rostros y personajes de las ciencias penales (ed. de 2003 y 2006), Homicidios y desapariciones de mujeres en Ciudad Juárez (Análisis, críticas y perspectivas) (2004), La infl uencia de la ciencia penal alemana en Iberoamérica. En homenaje a Claus Roxin (pri-mer tomo, 2003) y otros más. Para las ediciones que el Inacipe preparó en ocasión del bicentenario de la Independencia de México, el autor coordinó la obra Cinco ordenamientos penales del siglo XXI (2010).

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TEMAS SELECTO STEMAS SELECTO S


D IRECTO RIO

Jesús Murillo KaraMProcurador General de la República

y Presidente de la H. Junta de Gobierno del Inacipe

Mariana Benítez tiBurcioSubprocuradora Jurídica y de Asuntos Internacionales de la pgr

y Secretaria Técnica de la H. Junta de Gobierno del Inacipe

rafael estrada MichelDirector General

del Instituto Nacional de Ciencias Penales

aleJandro Porte PetitEncargado de la Secretaría General Académica

Jorge Martínez iglesiasEncargado de la Secretaría General de Extensión

Marysol Morán BlancoEncargada de la Dirección de Publicaciones


MARTÍN GABRIEL BARRÓN CRUZ

LA BESTIALA TENUE LÍNEA

ENTRE LA MIGRACIÓNY LA TRATA D E PERSO NAS


Primera edición, 2013

Edición y distribución a cargo del Instituto Nacional de Ciencias Penalesw w w .inacipe.gob.mxpublicaciones@ inacipe.gob.mx

D . R. © 2013 Instituto Nacional de Ciencias Penales Magisterio Nacional 113, Col. Tlalpan, D el. Tlalpan, 14000 México, D .F .

Se prohíbe la reproducción parcial o total, sin importar el medio, de cualquier capítulo o información de esta obra, sin previa y expresa autorización del Instituto Nacional de Ciencias Penales,titular de todos los derechos.

ISBN 978-607-7882-80-0

D iseño de portada: V ictor Garrido

mpreso en xico Printed in Mexico

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CO NTENID O

Agradecimientos ......................................................................... 11

Presentación ................................................................................ 13

Abreviaturas ................................................................................ 21

Marco jurídico ............................................................................ 23Introducción ........................................................................... 23Análisis jurídico ..................................................................... 26

Los momentos de la tp ................................................................ 41Los factores ............................................................................ 41Los momentos ........................................................................ 44

Antes del enganche, 47; En el enganche, 49.

Explotación sexual ................................................................. 51V iolencia y coacción .............................................................. 52

esconfianza e impunidad ..................................................... 57La realidad: análisis de casos ................................................. 61

Las víctimas, 62; Los victimarios, 64; El proceso, 64.

Historias en la “Ciudad de la Esperanza”............................... 66

Trata de personas: migrantes e inmigrantes .............................. 71Las formas .............................................................................. 71El proceso ............................................................................... 78Criminalización y ganancia .................................................... 80Narraciones de viajeros .......................................................... 83Respuesta de las autoridades .................................................. 90

Honduras, 90; El Salvador, 93; Ayuda y albergues, 97; Testi-monios, 100.


LA BESTIA: LA TENUE LÍNEA ENTRE LA MIGRACIÓN Y LA TRATA D E PERSO NAS8

Evaluación de delincuentes ......................................................... 103ómo elaborar el perfil del victimario ................................... 111

Claves de la psicopatía ........................................................... 115

Conclusiones ............................................................................... 125

Anexo I ........................................................................................ 131

Anexo II ....................................................................................... 135

Bibliografía ................................................................................. 141


ALaura Barrón Castro


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AGRAD ECIMIENTO S

ara que un texto pueda adquirir su orma final se requiere la cola-boración de una gran cantidad de personas. Por ello, debo expresar mi enorme agradecimiento a mis alumnos de la Maestría en Ciencias Penales con Especialidad en Ciencia J urídico-Penal que se imparte en la Universidad V illa Rica con sede en Coatzacoalcos, V eracruz:

lena guirre ajal, uis lafita eón, manuel lvarado orres, F elipe Andrade Sánchez, É rika Aquino J iménez, Guillermo Arenas V elasco, Saraí Arres Romero, Haydeé Cruz, Martha Patricia Cruz, Beatriz Espinoza Cruz, Raquel Galmiche Cruz J azmín, Y ara González González, D emetrio Hernández Bautista, F elipe Hernández D omín-guez, Aída Herrera K im, Iván J oachin Nieves, Claudia J uárez Armen-ta, J osé López Rodríguez, J uan Luria Martínez, María Martínez Sibaja, Adrián Méndez F ernández, Marisol Miranda Carlos, D olores Montiel Perea, Norma Morales Martínez, Luis O lguín Martínez, Antonia Pacheco Reyes, Amelia Pastor Rojas, Mario Reyes García, Rogelio Reyes Rueda, María Rosiles F ranco, Graciela Santos Toledo, Selene V alencia Mayo y Rodolfo V ela Sánchez. Asimismo, a los alumnos de la Maestría en Criminología y Ciencias F orenses que se imparte en la Unidad Académica Multidisciplinaria de la Universidad Autónoma de Tamaulipas, con sede en Reynosa: Ildeana Alvarado Ríos, Marle-ne Andrade Trillo, Martín Camacho V ázquez, Aldo Cedano Morales, Antonio de la Cruz Santiago, Laura Garza Moya, María González Bri-seño, Nayeli Guerrero O rtiz, Estéfany Hernández Bustos, Perla López Á vila, J uan Martínez Bolaños, Á lvaro Monreal López, D eyanira O rtiz Nepomuceno, F elipe Rodríguez García, Carlos Santos Sánchez, Elia-zar V aldivia Cuevas y Hugo V ázquez Hernández. A todos, gracias por ser parte de este proyecto, en forma directa o indirecta.

Al mismo tiempo, a O lga Noriega y Alán García, quienes forman parte de la planta de investigación del Inacipe, por compartir y per-mitirme agregar parte de su trabajo en el presente texto. A X imena Trejo Lecona, quien realizó sus prácticas profesionales y hoy forma parte del equipo laboral del propio instituto y efectuó el análisis de las

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leyes vinculadas a la trata de personas. A mi asistente, J orge Carmona Núñe z, a Ana María Reyes Ramírez y Ricardo Sánchez D omínguez. Así como a María Teresa Ramírez Martínez, quien me facilitó algunos materiales para el presente texto, y V íctor Montecillo Carreón.

Una pieza fundamental en la investigación es el apoyo institucio-nal, por lo que expreso mi gratitud a Rafael Estrada Michel, director general del Instituto Nacional de Ciencias Penales. En igual sentido, al Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, por el estímulo que re-presenta el Sistema Nacional de Investigadores.

A mi compañera de vida, Laura Castro Aguilera, quien por más de dos décadas me ha acompañado en el periplo de las vicisitudes de la investigación, y a mi hija Laura Barrón, por darme la dicha de ser su padre.

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PRESENTACIÓN

Abordar el fenómeno delictivo de la trata de personas (en adelante tP) es sumamente complejo, tal y como se demuestra al retomar la defini-ción que plantea la O rganización de las Naciones Unidas (onu), en la Convención contra la D elincuencia O rganizada Transnacional (cdot), la cual, en su artículo 3, señala que se entenderá por ella

la captación, el transporte, el traslado, la acogida o la recepción de per-sonas, recurriendo a la amenaza o al uso de la fuerza u otras formas de coacción, al rapto, al fraude, al engaño, al abuso de poder o de una situa-ción de vulnerabilidad o a la concesión o recepción de pagos o beneficios para obtener el consentimiento de una persona que tenga autoridad sobre otra, con fines de explotación sa explotación incluir , como mínimo, la explotación de la prostitución ajena u otras formas de explotación sexual, los trabajos o servicios forzados, la esclavitud o las prácticas análogas a la esclavitud, la servidumbre o la extracción de órganos.1

a definición anterior es la vertiente internacional ay que ver, por lo tanto, la forma en que cada país plasma en su legislación los temas que plantea la onu. Además, cada Estado tiene complejidades propias del fenómeno, de las que existen diversas razones: una es la variedad de for-mas y delitos conexos, los cuales no necesariamente se siguen de manera homogénea; segundo, el análisis de las víctimas de tP indica que en su mayoría son mujeres y menores, pero no hay que excluir a los hombres; tercero, el enfoque sobre los victimarios y el modus operandi.2 Por ejem-plo, entre las diferencias que se observan puede señalarse que

1 La misma es popularmente conocida como Convención de Palermo. Conven-ción contra la D elincuencia O rganizada Transnacional, V iena, O rganización de las

aciones nidas, ficina de las aciones nidas contra la roga y el elito, 2 Hay que señalar que el modus operandi de la tP se describe en algunos trabajos

académicos; sin embargo, no necesariamente es út il para la investigación delictiva. Óscar Montiel, “Trata de personas: padrotes, iniciación y modus operandi”, tesis de maestría, México, ciesas, 2007. Este trabajo incluso fue publicado, con el mismo título, por el Instituto Nacional de las Mujeres en 2009, como parte del IV Concurso de Tesis en Género organizado por el Claustro de Sor J uana Inés de la Cruz.

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la explotación sexual es, con gran diferencia, la forma de trata de per-sonas detectada con más frecuencia (79% ), seguida del trabajo forzado (18% ); lo que podría obedecer a un sesgo estadístico. Por lo general, la explotación de la mujer suele ser visible y ocurre en los centros urbanos o al lado de las carreteras. Al ser objeto de denuncias más frecuentes, la explotación sexual ha pasado a ser el tipo de trata más documentado en las estadísticas globales. En cambio, otras formas de explotación no son notificadas suficientemente el trabajo orzado o en condiciones de servi-dumbre, la servidumbre doméstica y el matrimonio forzado, la extracción de órganos y la explotación de los niños en la mendicidad, la industria del sexo y la guerra.3

La magnitud de la tP,4 en sus diversas modalidades y formas, re-presenta

una gravísima violación de los derechos humanos, que constituye una for-ma moderna de esclavitud y es una de las formas más crueles de violencia de género. Según la O rganización Internacional del Trabajo (oit), la trata afecta cada año a unas 2,5 millones de personas, especialmente a mujeres y niñas (casi suman el 80% de víctimas), en todo el mundo y es un negocio transnacional que genera unos 7 mil millones de dólares anuales, situán-dose en el tercer lugar entre los negocios ilícitos m s lucrativos, el tr fico de drogas y de armas.5

3 Vid. O rganización de las Naciones Unidas, Informe mundial sobre la trata de personas, iena, ficina de las aciones nidas contra la roga y el elito, , resumen ejecutivo.

4 “La trata de personas es un delito que tiene sus raíces en un fenómeno antigua-mente conocido como trata de blancas, término que procede del francés traite des blanches. ste concepto se refiere al comercio de mujeres de tez blanca, principal-mente de nacionalidades europeas, que durante el siglo xix e inicios del xx eran tras-ladadas a países africanos, árabes o asiáticos para ser explotadas sexual y laboralmen-te n este tiempo, la trata de blancas se re ería específicamente a la explotación de mujeres durante la colonización y el inicio del sistema capitalista, cuando los coloni-zadores, los primeros empresarios y sus empleados blancos que pasaban largo tiempo sin sus esposas o parejas propiciaron la industria del comercio sexual. Cabe destacar la dinámica muy particular en la que se daban los movimientos migratorios de la trata en esa poca, los cuales fluían de norte a sur e implicaban siempre el cruce de fronteras internacionales”. Hélè ne le Goff y Thomas L. W eiss, La trata de personas en México. Diagnóstico sobre la asistencia a víctimas, México, O rganización Inter-nacional para las Migraciones, 2011, p. 19.

5 Red Española Contra la Trata de Personas, u a ásica para la identificaci n, deri aci n y protecci n de las personas ctimas de trata con fines de e plotaci n, Madrid, aPraMP, 2008, p. 15.

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PRESENTACIÓN 15

Aunque de acuerdo con datos más recientes de la propia oit, las ganancias podrían ascender a unos 32 000 millones de dólares.

A pesar del panorama planteado, es notorio que en México no exis-ten datos aproximados sobre cuál es la realidad de este fenómeno de-lictivo: todo son especulaciones, no hay nada en concreto, aun cuando existe una legislación nacional (federal y estatal) para investigar, per-seguir y sancionar a quienes incurran en dichas prácticas delic tivas.

Sin embargo, a sabiendas de que existe la tP en sus diversas mo-dalidades por ejemplo, con fines de explotación sexual o laboral casi nadie es sentenciado por este delito. D e conformidad con el Infor-me de la onu de 2009, era patente esta situación, pero

aunque el núm ero de sentencias condenatorias aumenta, no lo hace en proporción a la creciente conciencia (y, probablemente, la magnitud) del problema. La mayor parte de estas sentencias condenatorias se sigue dic-tando en tan sólo unos pocos países. Si bien es cierto que los problemas de la trata de seres humanos en estos países pueden revestir más gravedad que en otros, por lo menos hacen algo al respecto. En cambio, entre 2007-2008, en dos de cada cinco países [ …] no se había registrado una sola sentencia condenatoria. Puede que permanezcan ciegos al problema o que no estén dotados para hacerle frente.6

Por otra parte, para la onu resulta claro que el delito de tP va en un ascenso vertiginoso, a la vez que existen diversos problemas, como los siguientes:

La cifra “oculta” de las denuncias debido a la naturaleza del delito que puede implicar amenazas a las víctimas y a sus familiares, por parte de los grupos delictivos organizados, reduce considerablemente la posibi-lidad de reportar el delito. Ello todavía es más sensible cuando están involucradas organizaciones de delincuencia organizada transnacional;

a dificultad de distinguir los ec os denunciados entre trata de perso-nas y tr fico ilícito de migrantes, y

a inadecuada tipificación del delito, ya que el delito de trata de perso-nas está compuesto por multiplicidad de actos que pueden implicar la comisión de otros delitos conexos como secuestro, explotación sexual

6 Antonio María Costa, “Una crisis de conocimientos sobre un delito que es una vergüe nza para todos nosotros”, O rganización de las Naciones Unidas, Informe Mun-dial…, op. cit.

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en cualquiera de sus variantes (proxenetismo, abusos sexuales, viola-ción sexual, pornografía, y otros), así como todas las modalidades po-sibles de participación. Esto podría invisibilizar los delitos de trata de personas debido a que los órganos que investigan tienden a calificar o tipificar la trata de personas como otros delitos conexos 7

D e manera complementaria y en consonancia con estas aprecia-ciones, la ficina de las aciones nidas contra la roga y el elito (unodc por sus siglas en inglés) indica que existen diversos proble-mas en América Latina respecto a la tP, éstos son:

a) Las estadísticas en la región son escasas. Hay subregistro o el delito no est tipificado correctamente

b) Las legislaciones nacionales están todavía incompletas y no es-tán estandarizadas en el plano regional.

c) El nú mero de enjuiciamientos y condenas efectivas de los tra-tantes no corresponde a la magnitud del problema. F alta investigación y enjuiciamiento penal, y esto se suma a las bajas capacidades de la policía y el Ministerio Públ ico como la principal razón.

d) as t cnicas para la identificación de víctimas y las entrevistas no son adecuadamente difundidas entre los funcionarios encargados de aplicar la ley.

e) Los países no hacen uso de los instrumentos de asistencia ju-dicial recíproca previstos en la Convención de las Naciones Unidas contra la dot para investigar y perseguir la trata de personas.

f) El sector privado, los medios de comunicación y las organizacio-nes no gubernamentales desempeñan un papel clave en la prevención de la trata de personas, pero no han sido debidamente sensibilizados y capacitados.

g) Las viejas prácticas culturales demuestran tolerancia al permitir la trata de personas en algunas comunidades.

h) o ay suficientes recursos dedicados a la prevención y el com-bate de la trata de personas.8

7 O rganización de las Naciones Unidas, Diagnóstico de las capacidades naciona-les y regionales para la persecución penal del delito de trata de personas en América Central, iena, ficina de las aciones nidas contra la roga y el elito, , p. 21.

8 Cfr. Antonio María Costa, Tendencias globales del fenómeno de la trata de per-sonas, Coloquio Internacional contra la trata de personas, ‘ campaña corazón azul’ ,

xico, ficina de las aciones nidas contra la roga y el elito, , p

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PRESENTACIÓN 17

El panorama descrito sobre la que quizá es la vertiente más estu-diada, la explotación sexual, permite ver parte de los problemas que se presentan en el fenómeno de la tP; y se agrava cuando se le agre-ga el problema de la migración e inmigración. Lo anterior se puso en evidencia cuando el secretario ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pú blica (snsP afirmó, en enero de , ante la omisión

ermanente del ongreso de la nión, que respecto a los flujos mi-gratorios, “por su carácter irregular, no hay estadísticas exactas sobre el nú mero de migrantes”.9 Para dar mayor fuerza a su declaración, señalaba que entre enero y agosto de 2010 el Instituto Nacional de Migración (inM) había asegurado a 51 361 personas que procedían de Centroamérica.

o anterior se reafirma cuando se indica que

en las ú ltimas dos décadas, México ha cobrado importancia como te-rritorio de paso para diversos flujos migratorios que utilizan nuestro país para entrar de manera irregular a Estados Unidos [ los registros del inM muestran que] los nacionales de Guatemala, Honduras, El Salvador y Nicaragua constituyen entre 92 y 95% del total de los alojados en las estaciones migratorias (2005-2010), los que representan la mayor parte de la migración de tránsito irregular por México hacia Estados Unidos.10

Es obvio que tal dato pudo variar en el lapso de los dos úl timos años; pero nos muestra la complejidad del fenómeno de la tP en sus diversas vertientes, más aún cuando los migrantes o inmigrantes son captados en parte por la delincuencia organizada.

ara representar, de manera gr fica, la problem tica migratoria, se retoma aquí el mapa que presentó el secretario ejecutivo del snsP en 2011, con los puntos más sensibles del tránsito de migrantes por terri-torio mexicano figura

9 Presentación del secretario ejecutivo del snsP ante la Comisión Permanente del Congreso de la Unión, Secretaría de Gobernación, Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Públ ica, México, enero de 2011.

10 Ernesto Rodríguez, Salvador Berumen y Luis Ramos, “Migración centroame-ricana de tránsito irregular por México: estimaciones y características generales”, Apuntes sobre migración, nú m. 1, México, Secretaría de Gobernación, Instituto Na-cional de Migración, 2011. También se puede consultar María Anguiano y Rodolfo Corona (coords.), F lujos migratorios en la frontera Guatemala-México, México, Ins-tituto Nacional de Migración, Colegio de la F rontera y dge Ediciones, 2009.

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Es natural que en el largo tránsito ferroviario a lomos de La Bestia,11 a través del territorio mexicano, haya zonas, puntos o ciudades que son m s confl ictivos que otros en las rutas de circulación as prin-cipales rutas de entrada son Chiapas y Tabasco. Ambas convergen en V eracruz, desde donde se llega al Estado de México, punto intermedio y de distribución, para despu s subdividirse y enfi larse acia onora, Chihuahua o Tamaulipas; lo cual dependerá del punto de entrada en Estados Unidos al que los migrantes quieran llegar, o bien, de la ca-pacidad y solvencia económica de los mismos. La vía más corta, de manera natural, es seguir el trayecto hacia Tamaulipas.

11 A mediados de agosto de 2013 La Bestia se descarriló; esto produjo la muerte (hasta el 3 de septiembre), de unos 12 inmigrantes, de los cerca de trescientos que iban a lomos de la misma. El viaje les llevaría aproximadamente entre 20 y 25 días para llegar a la frontera con Estados Unidos, ello si se logran sortear todos los peligros que acechan en el camino y pagan en promedio unos 15 mil pesos como mínimo.

figura 1. Puntos más sensibles del tránsitode migrantes por territorio mexicano

NO GALESCD . J UÁ REZ

CHIHUAHUA

REY NO SA

LECHERIAO RIZABA

TIERRA BLANCA

TENO SIQ UECO ATZACO ALCO S

TAPACHULAARRIAGA

CD . IX TEPEC

El Paso

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PRESENTACIÓN 19

En el trayecto hacia Tamaulipas, en la ruta de entrada por Chiapas, los puntos que se indican como “focos rojos” son Huehuetán, Huixtla, Tonalá y Arriaga. D espués se cruza hacia O axaca, donde Chauites, J uchitán de Zaragoza y Ciudad Ixtepec conforman las zonas de riesgo; en V eracruz lo son las poblaciones de Sayula de Alemán, J osé Azueta, Tierra Blanca y O rizaba. A su vez, en la entrada por Tabasco, el prin-cipal punto de conflicto es enosique na vez que se logra llegar a V eracruz, la ciudad donde se concentran los migrantes es Coatzacoal-cos. D espués se unen las rutas hasta llegar a Tultitlán (Lechería), en el Estado de México. Es decir, en este punto convergen ambas y desde ahí se abre hacia los estados de Q uerétaro, Guanajuato, San Luis Poto-sí, Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas, donde los principales puntos de salida son Reynosa y Nuevo Laredo.

Así, el punto de interés original de la investigación se concentraría en tres puntos de la ruta: Coatzacoalcos, Tultitlán y Reynosa. Sin em-bargo, no fue posible realizar una investigación de campo a profundi-dad por los tiempos y la imposibilidad presupuestaria. Así las cosas, se procedió a replantear el trabajo en función de las posibilidades rea-les. Por este motivo, se decidió centrarse en la información de campo recolectada en Coatzacoalcos durante los primeros meses de 2012. D e tal manera que la investigación es más de corte cualitativo.

El trabajo, como una primera aproximación al fenómeno, se estruc-turó en varios apartados: en el primero se analiza el marco jurídico para observar las modificaciones y la emisión del nuevo ordenamiento que rige para la trata de personas; para tal efecto se compara la legis-lación que hay en el ámbito F ederal con tres entidades del país (Esta-do de México, Tamaulipas y V eracruz), que eran el primer objeto de estudio de la investigación, además del análisis de los ordenamientos que la O rganización de Naciones Unidas ha emitido. Todo lo anterior con el objeto de tener un panorama de la situación legal que priva en torno a la trata de personas.

El segundo apartado de esta obra se centra en los diversos momen-tos que se contemplan y describen en la trata de personas; pero no sólo se queda en la descripción, sino que presenta, como una forma de exhibir dichos momentos, el fenómeno desde la propia narración de las víctimas que la sufren. Esto permite, en el tercer apartado, abor-dar el problema de la migración e inmigración de manera particular en la ciudad de Coatzacoalcos, V eracruz, para ver las similitudes y las diferencias entre las variantes de la trata de personas, como en el

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actuar de quienes se dedican a este tipo de ilícito. Por lo cual, de nuevo se recurre a los testimonios que aportan las víctimas. Todo lo anterior permite, en úl tima instancia y a manera de propuesta, plantear cómo se debería de evaluar y analizar a quienes se dedican a este tipo de ilícito.

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