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Introducción al profetismo Isaías José Loza Vera 7

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  • Introduccin al profetismoIsaas

    Este volumen 7 de la Biblioteca Bblica Bsica tiene dos partes muy claras. Comienza con una Introduccin a los profetas, mensajeros de Dios que comunicaron al pueblo la palabra viva del Seor, que luego qued plasmada en unos libros que han llegado hasta nosotros y que son el testimonio perenne de que la Palabra de nuestro Dios permanece para siempre.

    La segunda parte se dedica al libro de Isaas, el primero de los profetas mayores, que contiene orculos de diversos profetas cuya predicacin presenta afi nidades, a pesar de ser muy distantes en el tiempo.

    Jos Loza Vera, O.P. (San Miguel el Alto, Jalisco, Mxico, 1942), realiz estudios de Filosofa en Len, Guanajuato, y de Teologa en Ottawa (Canad). Ordenado sacerdote en 1969, se especializ en Sagrada Escritura en la cole Biblique et Archologique Franaise de Jerusaln. Ha sido profesor de varios centros universitarios y de estudios teolgicos de la ciudad

    de Mxico hasta 1983. Desde 1983 fue profesor de Lengua hebrea y de Pentateuco en la cole Biblique. Fue consultor de la Pontifi cia Comisin Bblica de 1987 a 2000. Jubilado por la cole Biblique en 2007, es actualmente profesor en la Universidad Pontifi cia de Mxico. Es autor de varios libros y de artculos en publicaciones peridicas y volmenes colectivos en diferentes pases de Europa, Amrica e Israel.

    Coleccin dirigida por Carlos Junco Garza y Ricardo Lpez Rosas:

    1. El mundo del Antiguo Testamento 2. La Biblia, libro sagrado 3. Introduccin al Pentateuco. Gnesis 4. xodo y Levtico. Nmeros y Deuteronomio 5. Historiografa deuteronomista: Josu, Jueces,1 y 2 Samuel, 1 y 2 Reyes 6. Historiografa postexlica: 1 y 2 Crnicas, Esdras, Nehemas, 1 y 2 Macabeos 7. Introduccin al profetismo. Isaas 8. Jeremas y Ezequiel 9. Profetas menores y Daniel10. Salmos. Cantar de los Cantares. Lamentaciones11. Introduccin a la literatura sapiencial. Job, Qohelet, Proverbios, Sabidura, Eclesistico12. Ester, Judit, Rut, Tobas. Apcrifos del Antiguo Testamento13. El mundo del Nuevo Testamento 14. Introduccin al Nuevo Testamento y los Apcrifos del Nuevo Testamento15. Evangelio de Marcos. Evangelio de Mateo16. Evangelio de Lucas. Hechos de los Apstoles17. Evangelio y Apocalipsis de san Juan18. Introduccin a Pablo. Romanos y Glatas19. 1 y 2 Corintios. 1 y 2 Tesalonicenses20. Efesios, Filipenses, Colosenses, Filemn. Pastorales: 1 y 2 Timoteo, Tito 21. Hebreos y Cartas Catlicas: Santiago, 1 y 2 Pedro, Judas, 1, 2 y 3 Juan

    La Biblioteca Bblica Bsica est formada por guas de lectura y estudio sobre el Antiguo y el Nuevo Testamento

    realizadas por profesores de Sagrada Escriturade Latinoamrica, especialmente de Mxico,

    con su propio estilo hermenutico.

    Intro

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    oIs

    aas

    Jos Loza Vera

    7

    7

  • Presentacin de la coleccin por los directores ..................... 11

    PRIMERA PARTE:INTRODUCCIN AL PROFETISMO

    Planteamiento preliminar ....................................................... 18

    CAPTULO I. PROFETA, PROFETIZAR Y OTROS TRMINOS ......................................................... 25

    I. Los trminos fundamentales ....................................... 26II. Otros trminos ............................................................. 32

    III. Conclusin .................................................................. 35

    CAPTULO II. LA RESPUESTA DE LA HISTORIA: ORIGEN Y EVOLUCIN DE LOS MOVIMIENTOS PROFTICOS EN ISRAEL ................................................... 39

    I. El profetismo antes de Ams ...................................... 391. Profetismo colectivo ................................................ 412. Profetas preclsicos .................................................. 43

    II. Cronologa de los profetas del orculo ........................ 49III. De la profeca a la apocalptica ................................... 58IV. Profetismo bblico y fenmenos religiosos similares ... 65V. Conclusin .................................................................. 74

    CONTENIDO

    02 - 11.031 31/5/11 10:39 Pgina 7

  • CAPTULO III. LO QUE DICEN DEL PROFETA LOS TEXTOS BBLICOS ..................................................... 75

    I. El profeta y la palabra: frmulas varias ....................... 761. Frmula de presentacin narrativa ......................... 772. Frmulas varias de introduccin y de conclusin .. 79

    II. Datos complementarios ............................................... 871. La palabra como lo propio del profeta .................... 872. Palabra en accin: las acciones simblicas ......... 91

    III. Relatos de vocacin y textos biogrficos o autobiogr-ficos .............................................................................. 961. Relatos de vocacin: caractersticas y mensaje ...... 962. Otros textos ............................................................. 105

    IV. Conclusin .................................................................. 114

    CAPTULO IV. LA EXPRESIN LITERARIA Y EL MENSAJE ..................................................................... 119

    I. Medios de expresin y gneros literarios .................... 1211. La poesa bblica ...................................................... 1212. Los gneros literarios profticos .............................. 125

    II. La formacin de los libros profticos .......................... 1411. El problema ............................................................. 1422. Etapas ...................................................................... 143

    III. El mensaje de los profetas ........................................... 1511. El profetas y las instituciones del pueblo de Dios ... 1532. Caractersticas del mensaje proftico ..................... 156

    Conclusin general ................................................................. 167

    Bibliografa selecta .................................................................. 171

    SEGUNDA PARTE:EL LIBRO DE ISAAS

    CAPTULO V. ISAAS 1-39 ..................................................... 175Introduccin ........................................................................... 175

    INTRODUCCIN AL PROFETISMO. ISAAS8

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  • 1. Isaas: su momento histrico y su ministerio .......... 1762. Formacin de Is 1-39 y orculos genuinos .............. 1833. Articulacin del libro y esquema ............................ 186

    I. La predicacin de Isaas en sntesis: Is 1,1-2,5 ........... 188II. Los comienzos. La predicacin social: Is 2,6-4,6 ........ 203

    III. La cancin de la via y los ayes: Is 5,1-24; 10,1-4 ..... 209IV. El libro del Emmanuel: Is 6-12 ................................... 215V. Orculos contra las naciones: Is 13-23 ....................... 258

    VI. ltimos orculos de Isaas: Is 28-32 ............................ 276VII. Los relatos sobre Isaas: Is 36-39 ................................. 293

    VIII. Los apocalipsis del libro de Isaas ............................ 2991. Gran apocalipsis: Is 24-27 ................................... 2992. Pequeo apocalipsis: Is 33-35 ............................. 309

    Conclusin .............................................................................. 314

    CAPTULO VI. ISAAS 40-55 ................................................. 317I. Introduccin ................................................................ 318

    II. Los textos ..................................................................... 320

    Captulo VII. ISAAS 56-66 .................................................. 365I. Introduccin ................................................................ 365

    II. Los textos ..................................................................... 367

    Bibliografa (comentarios y monografas) .............................. 395

    Vocabulario ............................................................................. 399

    ndice de materias ................................................................... 405

    ndice de recuadros temticos ................................................ 405

    ndice de tareas de asimilacin y aprendizaje ........................ 407

    CONTENIDO 9

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  • Despus de una prolongada espera, hemos recibido con granaprecio la exhortacin apostlica postsinodal, Verbum Domini, delpapa Benedicto XVI. En ella retoma lo que se trabaj antes de y enel Snodo sobre La Palabra de Dios en la vida y en la misin de la Igle-sia (octubre de 2008), especialmente las 55 propuestas que de allemanaron. Adems indica algunas lneas fundamentales para reva-lorizar la Palabra divina en la vida de la Iglesia, fuente de constan-te renovacin, deseando al mismo tiempo que ella sea cada vez msel corazn de toda actividad eclesial (VD 1).

    Es una amplia gama de temas lo que Benedicto XVI aborda en suexhortacin apostlica. En el trasfondo est la conviccin profundadel papel central que la Palabra de Dios tiene en la vida de la Igle-sia. Una Palabra que debe ser anunciada, acogida, celebrada, estu-diada y meditada en la Iglesia. Una Palabra que nos lleva al encuen-tro vivo con Jesucristo, la Palabra de Dios hecha carne, el rostro vivode la Palabra. Una Palabra que transforma la existencia personal encompromiso por construir un mundo ms justo y habitable.

    En consonancia con el documento de Aparecida (mayo de 2007),asumido en esa propuesta por el Snodo, la pastoral bblica debe en-tenderse no como algo yuxtapuesto a las dems pastorales, sinocomo la animacin bblica de la pastoral. Animacin que desea lo-grar que las actividades habituales de las comunidades cristianas, lasparroquias, las asociaciones y los movimientos se interesen real-mente por el encuentro personal con Cristo que se comunica en suPalabra. Por eso nuestro tiempo ha de ser cada da ms de una nue-va escucha de la Palabra de Dios y de una nueva evangelizacin(VD 122).

    PRESENTACIN DE LA COLECCIN

    POR LOS DIRECTORES

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  • Estas realidades urgen a un estudio ms serio de la Biblia, quenos conduzca al encuentro vivo con el Seor Jess. A esta necesi-dad ha querido responder esta nueva coleccin: Biblioteca BblicaBsica (BBB). Estn planeados 21 libros que ayuden a estudiar,comprender, saborear y vivir mejor la Palabra de Dios escrita.

    En su mayora estarn escritos desde Mxico por biblistas origi-narios o residentes en estas tierras, pero tambin colaborarn estu-diosos de otras latitudes. Pluralidad de autores significa pluralidadde visiones y enfoques, de presentaciones y perspectivas, de mto-dos y acercamientos, de interpretaciones y actualizaciones. Esto,como en las mismas Letras Sagradas, enriquece nuestra mente y nola reduce a uniformidad estrecha y estril.

    Estos libros estn destinados a quienes ya tienen una iniciacinbblica fundamental y quieren profundizar en la Palabra de Dios.Laicos y laicas, en especial personas de nuestras escuelas e institu-tos bblicos. Religiosos y religiosas, vidos por el contacto con la Pa-labra de Dios. Seminaristas y sacerdotes que deseen seguir aden-trndose en el mundo maravilloso de las Escrituras.

    La coleccin no pretende ser un comentario ms, sino una guade lectura y estudio para entrar en contacto con el texto sagrado y,a travs de l, con nuestro Dios en el seno de la comunidad eclesial.Un instrumento que ofrezca pistas de la relacin que se ha de esta-blecer entre la Palabra de Dios escrita profundizada y nuestra vidaconcreta, personal y social. La Biblia debe conservar el frescor y vi-talidad de la palabra interpelante que nos llama a vivir, con la fuer-za del Espritu, como seguidores y seguidoras de Cristo Jess, cons-truyendo entre nosotros el Reinado de Dios.

    Este volumen 7, que es el dcimo en ser publicado, inicia el acer-camiento a los profetas, mensajeros de Dios que comunicaron alpueblo la palabra viva del Seor. Palabra que luego qued plasma-da en unos libros que han llegado hasta nosotros y que son el testi-monio perenne de que la Palabra de nuestro Dios permanece parasiempre. Este volumen tiene dos partes muy claras: la introduccingeneral al profetismo y el libro de Isaas, que contiene orculos dediversos profetas, cuya predicacin de alguna forma se vio afn enciertos puntos, aunque ellos fueron muy distantes en el tiempo.

    Nos introduce en esta temtica y en el acercamiento a los textosde Isaas, un gran investigador, maestro y escritor, Jos Loza Vera,sacerdote dominico. l ha dedicado gran parte de su vida al estudio

    INTRODUCCIN AL PROFETISMO. ISAAS12

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  • de la Palabra de Dios. Por mucho tiempo fue profesor de la cole Bi-blique de Jerusaln y todava lo es de la Universidad Pontificia deMxico. Form parte de la Pontifica Comisin Bblica. Es un exper-to en exgesis, sobre todo bajo el punto de vista histrico-crtico.Son muchos sus artculos y libros publicados. En esta misma colec-cin BBB colabor en el volumen 3 con su introduccin al Penta-teuco. En este nuevo volumen, el sptimo de la coleccin, su autorlogra ponernos en contacto con el profeta bblico y nos ayuda a de-sentraar el libro de Isaas.

    Los directoresCarlos Junco GarzaRicardo Lpez Rosas

    PRESENTACIN 13

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  • La primera parte desarrolla los temas orientados a comprenderqu/quin es el profeta segn la Biblia, en especial segn el AntiguoTestamento. Los temas de los captulos son:

    1) La terminologa del Antiguo Testamento. Profeta, profetizar,profeca y profetismo son trminos que derivan del griego. Cmo ex-presa las cosas el hebreo?

    2) El profetismo bblico tiene su historia. Dos son sus vertientes:la colectiva y la individual. La vertiente colectiva es la ms antigua.Los grupos de profetas formaban parte del personal de los santuarioslocales; por medio de ellos se consulta al Seor, se procura sabersu voluntad. La vertiente individual es compleja: Ams (mediadosdel s. VIII a.C.) es el ms antiguo de los profetas del orculo, peroestos tendran sus predecesores en personajes de los libros de Sa-muel y Reyes.

    3) Qu idea del profeta nos ofrecen los textos del Antiguo Tes-tamento? Profeta es quien habla de parte de Dios. Las frmulas deintroduccin o de conclusin, el referirse a sus orculos como Pa-labra del Seor, los relatos de vocacin y otros textos autobiogr-ficos justifican, cada uno a su manera, el hecho fundamental de queel profeta habla en nombre de Dios.

    4) Los orculos profticos tienen su expresin literaria. En granparte son poesa, pero la antigua poesa bblica tiene sus caracters-ticas propias. Los profetas tambin tienen sus gneros literarios,sus esquemas expresivos. Y se transmitieron al principio oralmentey se aadi mucho a lo que es atribuible al profeta que da su nom-bre a un libro. Es importante el mensaje de los libros profticos, par-

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  • te de la palabra de Dios escrita, pero el mensaje de cada profeta tie-ne sus caractersticas propias.

    PLANTEAMIENTO PRELIMINAR

    No, no hace nada el Seor Yahvsin revelar su secreto a sus siervos los profetas...

    Habla el Seor Yahv,quin no profetizar?

    (Am 3,7-8)

    El texto citado de Ams y nuestra profesin de fe (Creo en elEspritu Santo... que habl por los profetas) parecen dispensarnosde cualquier pregunta en torno a los profetas del Antiguo Testa-mento (AT). Pero, si hay unos personajes de nuestro pasado reli-gioso a los que reconocemos como profetas, si tenemos en la Bibliauna serie de libros profticos, que guardaran la predicacin de al-gunos de los profetas a partir de Ams, nuestra comprensin de losprofetas y de los libros profticos es limitada. Lo podemos ilustrarplantendonos la pregunta fundamental: qu es un profeta?

    Probablemente hemos odo calificar de profetas a hombres comoJuan XXIII, Juan Pablo II o hasta Mahatma Gandhi. Pero ningunode ellos pertenece a los profetas de la Biblia. Esto nos indica que eltrmino ha pasado al lenguaje ordinario y eso no siempre nos ayu-da a la mejor comprensin de los profetas de la Biblia.

    Simplificando bastante, al profeta lo caracteriza una clarividen-cia muy especial: ve lo que otros no ven. Eso le permite percibir ha-cia dnde se encamina la historia humana y poner en marcha los di-namismos que hacen esa historia humana y ayuda a otros a poneren marcha esos dinamismos que hacen la historia.

    Mientras solo hablemos de clarividencia y de contribucin acti-va al desarrollo de la historia humana no hemos sealado nada es-pecfico de nuestra fe cristiana o de la revelacin bblica, aunque, in-dependientemente de saber a qu se debe o cmo se logra, el dato dela clarividencia es importante: el profeta ve lo que otros no ven.

    Es necesario dar un paso ms porque no basta ver. Alguien pue-de ver muy bien y guardar para s mismo lo que ve; si guarda su cla-rividencia, si no la comunica o comparte, no tendr ninguna in-

    INTRODUCCIN AL PROFETISMO18

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  • fluencia en los dems. Para convertirse en dinamismo de accinpara muchos, la clarividencia tiene que ser comunicada: solo as seconvierte en principio de accin para muchos. La clarividencia co-municada permite a otros aceptar el mismo ideal y comprometerseen la accin que ir convirtiendo el ideal en realidad, aunque seapoco a poco. As se construye la historia. El profeta se definira enprincipio por una clarividencia que ilumina a los dems, cambia susactitudes y compromete su accin como dinamismo de un procesohistrico.

    LOS PROFETAS BBLICOS

    Si nos situamos en el mbito de nuestra fe, los profetas son per-sonajes de nuestra tradicin religiosa, de la revelacin bblica mis-ma. La importancia de estos hombres, o tambin de esas mujerescomo Miriam y Dbora, Hulda o Ana, est en que ellos y ellas, ensu momento, hicieron algo memorable. Lo memorable pudo seruna actuacin, pero con frecuencia fue una palabra, una llamada deatencin, un anuncio o algo por el estilo. Para dirigir esa palabra asus contemporneos, los profetas habran hablado de parte de Dios.Palabra de Dios en su momento, palabra de Dios que a nosotros nosllega en forma escrita: no es tan evidente que lo dicho hace muchoy en circunstancias precisas deba tener el mismo valor como pala-bra de Dios para nosotros hoy.

    EL ACONTECIMIENTO DE LA PALABRA

    En la palabra proftica se verifica lo que en cualquier otra: las pa-labras son la mediacin entre uno que habla y otro que escucha, sonel medio de una comunicacin. Si Dios habla a los hombres, el profe-ta es solo el intermediario que hace or su palabra. Veremos cmo pue-de verificarse eso, pero hay algo importante: es la precomprensinnecesaria para que la palabra de Dios llegue a nosotros, si confesamosa un Dios, a quien llamamos Padre, cuyo Hijo es la Palabra decisivaque l dirige a los hombres (ver Jn 1,18) y cuyo Espritu habl por losprofetas desde antes de la venida del Hijo al mundo. De esa maneralos profetas participan de la actualidad misma de la Palabra de Dios,que permanece para siempre (Is 40,8, citado por 1 Pe 1,25).

    Doble ser entonces la razn para estudiar a los profetas:

    PLANTEAMIENTO PRELIMINAR 19

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  • 1) Por la particular clarividencia frente al momento que viva elpueblo de Dios y al que responda su palabra.

    2) Porque esa clarividencia era don de Dios, si l les encomendhablar en su nombre y lo dicho por aquellos profetas sigue teniendovalidez para nosotros.

    ETAPAS DE LA ACCIN SALVFICA DE DIOS YCOMPRENSIN DE LOS PROFETAS

    Los libros de los profetas, si exceptuamos el Apocalipsis, formanparte del AT. Ahora bien, todo lo que precede a la venida de Cris-to era una revelacin preparatoria: solo alcanza su plenitud en loque Jess hizo y ense. En la perspectiva cristiana el Nuevo Testa-mento (NT) nos ofrece la clave o, si se prefiere, nos pone los lentespara ver correctamente cuanto lo preparaba, para leer el AT.

    As, aunque haya una particular relacin entre Jess y los profe-tas, cabe una doble perspectiva: quedarse exclusivamente en el ATy dentro de sus propias coordenadas, en cuyo caso los profetas seconsiderarn en relacin con Dios: l habla a travs de ellos soncomo sus mensajeros o abrirse a Jess con las dimensiones de la re-velacin definitiva. En este caso, si hay una relacin especial conCristo, si los profetas anunciaron su venida, los profetas eran aque-llos mediadores de su palabra a travs de los que Dios hizo velada-mente el anuncio de la venida de su Hijo al mundo. Siempre sernlos hombres de la palabra, pero habr una doble vertiente y hastacabe preguntarse: qu es ms importante, que hablaran a los demsde parte de Dios o que anunciaran la venida del Salvador del mun-do, como quiera que esto haya podido ocurrir?

    LOS PROFETAS Y NOSOTROS

    Por nuestra fe cristiana confesamos a Cristo profeta, Cristosacerdote y Cristo rey, pero tambin que cada uno de nosotros esmiembro de Cristo profeta, de Cristo sacerdote y de Cristo rey(Ritual del bautismo). Si ha habido profetas en nuestra tradicin defe, tambin es verdad que nosotros estamos llamados a una voca-cin proftica. El concilio ecumnico Vaticano II y sus relecturas a

    INTRODUCCIN AL PROFETISMO20

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  • nivel latinoamericano nos han vuelto particularmente sensibles aeste hecho: somos cristianos y, por serlo, tambin nosotros estamosllamados a ser profetas.

    Tradicionalmente, para subrayar la continuidad en la doctrina yen la vida de fe se insista ms bien en el elemento apostlico, nosolo en el caso de los obispos, sucesores de los apstoles, sino en elde toda vocacin a una vida cristiana plena y misionera, sobre todoen algunas familias religiosas.

    Pero ser profeta y ser apstol no son realidades distintas y quehasta debamos oponer. En cierto modo lo importante es que losapstoles (y evangelistas) son al NT lo que los profetas son al AT,aunque el primero tambin menciona a los profetas entre los ca-rismticos que tienen confiada en las diferentes iglesias o comuni-dades la misin de anunciar a sus hermanos el mensaje de salvacin.

    De paso podemos notar que los profetas son mencionados des-pus de los apstoles (y evangelistas), por ejemplo en 1 Cor 12,28;Ef 4,11 (comparar con Rom 12,4-8). Escogidos directamente por Je-ss (Mc 3,13-19 par), los apstoles deban ser testigos de su resu-rreccin. Ese criterio es el que Pedro hace valer para la eleccin deMatas como sustituto de Judas (Hch 1,21-22) y poco antes Jessmismo deca al grupo de los apstoles: sern mis testigos (v. 8); s,los apstoles son los enviados, para anunciar lo que Jess hizo y en-se (Hch 1,1); por eso deban haberlo acompaado durante todoel tiempo de su ministerio (Hch 1,21). Si fueron enviados por Jesspara hacer discpulos (ver Mt 28,19), el modo de lograrlo era sien-do testigos de lo que haban visto y escuchado. Tambin de noso-tros se espera que seamos testigos, aunque nuestro testimonio nopueda tener las caractersticas de los discpulos inmediatos. Demodo diferente, vale para los apstoles y para nosotros aquello de:Ay de m si no anuncio el Evangelio (1 Cor 9,16).

    El apstol y el profeta son los hombres de la palabra. Preguntar-se qu es ms importante hoy, ser profeta o ser apstol, es como tra-tar de ver qu ha de motivarnos ms: tener, en la fe, la clarividen-cia necesaria para saber anunciar a nuestros hermanos el mensaje dela salvacin o ser para ellos precisamente testigos de Jess. No sondos cosas opuestas, sino dos modos de expresar en forma comple-mentaria la misma realidad fundamental. Por ello no necesito callaral profeta para ser apstol, como no necesito eliminar al apstolpara hacer labor de profeta. Y es de notar que nuestra misma vidadebe ser la del discpulo de Jess para no incurrir en la condena que

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  • l haca de los fariseos: dicen y no hacen (Mt 23,3). No por ellohabr que esperar hasta que seamos perfectos; el doble esfuerzo, porser mejores y por dar testimonio, tiene que darse simultneamente.

    ALGUNAS PRECISIONES

    Hablar de los profetas de la Biblia es un vasto programa. Nosocupamos de aquellos que menciona la Escritura, sobre todo de losque el canon judo llama profetas posteriores. La manera de ex-presarme supone otro trmino que tiene que ser correlativo, el deProfetas anteriores. Y si preciso que hablo conforme al canon de latradicin juda, estoy sealando una diferencia; se puede visualizarmediante el siguiente esquema:

    LOS PROFETAS EN EL CONJUNTO DE LA ESCRITURA (AT)

    Canon catlico-ortodoxo Canon judo (y protestante)Pentateuco Ley (Torah)/PentateucoLibros histricos

    AnterioresProfetas

    Posteriores Libros poticos y sapienciales EscritosProfetas

    Ntese que la correspondencia entre las partes es genrica: algunoslibros de los Escritos se desplazan y encuentran su lugar en los librosnarrativos (histricos) o entre los profetas.

    Si nuestros Profetas son el equivalente de los profetas poste-riores, el conjunto cristiano de libros es un poco ms amplio. Porqu? Algn libro, como el de Daniel, ha pasado del grupo de losEscritos a nuestros Profetas; algn otro, como el de Baruc, per-tenece a los llamados deuterocannicos (es de los libros tardos queno se encuentran en la Biblia hebrea).

    Nuestro canon, no incluyendo los libros narrativos o histricos(los Profetas anteriores), comprende un total de 17 libros, en rea-

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  • lidad 18, si Lamentaciones con frecuencia aparece ms o menoscomo un apndice de Jeremas, que consideramos como profticos;no son exactamente y solo los cuatro profetas mayores (Isaas, Jere-mas, Ezequiel y Daniel) y los doce profetas menores. Por si esofuera poco, para entender el profetismo del AT debemos tomar enconsideracin los datos de los libros narrativos, especialmente 1-2Samuel y 1-2 Reyes; ellos nos informan sobre la poca anterior aAms. Por supuesto, una pregunta obligada es la de saber si haycontinuidad, y de qu orden es, entre los hombres del orculo, queaparecen en la historia con Ams y Oseas hacia mediados del sigloVIII a.C., y los profetas de que hablan los citados libros, que po-siblemente nos hacen remontarnos en la historia unos dos siglos yfraccin.

    Si el conjunto es amplio, lo que podemos intentar es una visinpanormica o de conjunto. Antes de quedarnos solo con Isaas (ocon cualquiera de los profetas) y de dedicarnos a comprender sumensaje, es bueno que sepamos qu caractersticas tiene el profetis-mo del AT. Todo lo que haremos puede reducirse a responder a unapregunta: qu es un profeta? Por supuesto, la respuesta no es fcil.Para que sea ms completa, tenemos que buscarla por diferentes ca-minos. Pero, si los caminos son diversos, las respuestas no son ml-tiples; obtendremos gradualmente una respuesta, pero tendremosque irla descubriendo y precisar su contorno mediante los maticesde los varios acercamientos.

    LO GENUINO Y LO AADIDO O EL PROBLEMA CRTICO

    Con frecuencia nos preguntaremos, no ya si el texto refleja bien lapoca de la que pretende hablar, lo que est relacionado con el pro-blema de la reconstruccin de la historia, con los presupuestos de lahistoria como ciencia moderna, sino si tal orculo (o parte) atribuidoa determinado profeta o escritor bblico es genuino (autntico) o no.Eso equivale a recurrir a criterios de valoracin de los textos que solopueden provenir del estudio crtico moderno de la Biblia, que no nosofrece la Biblia misma. Todo el libro de Isaas es palabra de Dios, perono forzosamente cada uno de los orculos contenidos en el libro quelleva su nombre remonta al profeta del siglo VIII: puede ser palabra deDios sin ser palabra de Isaas.

    Como veremos, la formacin de los libros profticos es un fen-meno distinto al hecho de hablar en nombre de Dios en tal o cual mo-

    PLANTEAMIENTO PRELIMINAR 23

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  • mento. El proceso por el que se lleg de la predicacin de Isaas a laformacin del libro de Isaas puede ser complejo y el texto actual pue-de ser el resultado de una evolucin que dur varios siglos. Solo mu-cho despus de Isaas, cuando se han formado ya en lo esencial los li-bros profticos, se llegar a considerar que lo escrito en un libro, el quefuere, es intocable y se fulminan amenazas para quien se atreva a aa-dir o a quitar algo (ver Ap 22,18-19), cosa que el AT relacion tarda-mente con la supuesta inmutabilidad de la ley: toda ella habra sidodada por Dios a Moiss (Dt 4,2). Si el proceso se considera terminadoes para declarar que la obra ya no debe ser alterada por los hombres.

    Si el proceso se extiende mucho tiempo, por qu se habla a vecesde profetas escritores para distinguir a Isaas o Ams de Elas o Eli-seo? El ttulo no implica que cada uno de los profetas, mayores o me-nores, escribiera sus orculos y sea el autor literario nico del libro quelleva su nombre. Ese ttulo sirve de algn modo para distinguir entreprofetas y profetas: profeta escritor es aquel bajo cuyo nombre se con-serva en la Biblia un libro que, en principio, contendra su predicacin,sus orculos. No se puede decir lo mismo de otros; as los dos libros deSamuel son narrativos, no una coleccin de orculos de Samuel.

    INTRODUCCIN AL PROFETISMO24

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  • DATOS INICIALES

    Si preguntamos sin previo aviso a varias personas: qu, o quin,es un profeta?, la respuesta probablemente variar en forma signifi-cativa: en muchos casos solo matizando o con correctivos importan-tes podremos aplicar la respuesta a los profetas de la Biblia. Revela-dora de nuestra comprensin media, la respuesta pudiera contenerprincipalmente la idea de que profeta es una persona que anunciaalgn acontecimiento antes de que suceda. Como consecuencia deello, profetizar equivaldr prcticamente a predecir, vaticinaro anunciar de antemano.

    Si solo hacemos la pregunta a cristianos bien enterados de la im-portancia de la Escritura para su vida de fe, es probable que obser-vemos cierta oscilacin: entre la comprensin ya sealada, que su-braya el anuncio anticipado de un acontecimientos, y otra queinsiste ms bien en que profeta es quien habla, o ms bien habl,de parte de Dios. Sern pocos los que, tratndose especficamentede los profetas de la Biblia, llegarn a afirmar que hablar a los hom-bres en nombre de Dios es lo fundamental en el caso del AT segnsu propia perspectiva.

    Queda, por tanto, una ambivalencia: qu es ms importante,hablar en nombre de Dios o anunciar lo que vendr ms tarde en lahistoria? La ambivalencia no es fortuita: se debe al vocabulario queusaron los primeros traductores de la Biblia, los que hicieron la ver-sin griega llamada de los Setenta (LXX). Por supuesto, tuvieron quebuscar alguna equivalencia para expresar la terminologa hebreo-aramea del AT, pero esa terminologa, que pas a las principales len-

    CAPTULO I

    PROFETA, PROFETIZAR Y OTROS TRMINOS

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  • guas occidentales a travs del latn (en castellano los trminos se-rn principalmente profeta y profetisa, profetizar, profecay profetismo), dan lugar a matices que no son exactamente losmismos que expresan los trminos originales hebreo-arameos.

    TERMINOLOGA DE LOS SETENTA (LXX) PARA LOS PROFETAS

    El trmino bsico es el verbo profeteuo, que se explica por profemi.Ahora bien, si no hay duda alguna sobre el componente principal,femi, que significa decir, no ocurre lo mismo con la partcula pro.Dos matices distintos son posibles:

    Anterioridad temporal: anunciar de antemano, predecir, vatici-nar. Se trata, por tanto, de anunciar algo antes de que suceda.

    Sustitucin o reemplazo, sobre todo tratndose de personas: hablaren nombre de alguien y en representacin suya. Profetizar sera en-tonces realizar la funcin de mensajero en nombre de otra persona. Delo que se trata es de representarlo, de hablar en su nombre. El profetaviene a ser un heraldo o mensajero de Dios.

    La doble posibilidad tiene importantes consecuencias: los profetasdel AT reciben tal nombre porque hablaron de parte de Dios y en sunombre, o porque anunciaron lo que en su momento estaba todavapor venir, por ejemplo si anunciaron la venida de Cristo al mundo?

    No se trata de determinar por el vocabulario de los traductoresgriegos lo que significan los trminos originales, aunque esa prime-ra traduccin fuera un paso importante para la transmisin de la Bi-blia fuera del mundo semtico. Solo el estudio directo de los trmi-nos (y de la realidad de que hablan) nos permitir precisar las cosasy, al hacerlo, decidir si uno de los dos matices, y cul de ellos enconcreto, ha de ser preferido al otro: es alguien profeta porque ha-bla en nombre de Dios o porque anuncia un acontecimiento antesde que suceda?

    I. LOS TRMINOS FUNDAMENTALES

    Una advertencia preliminar para que no nos hagamos la ilusinde que podemos ver claramente las cosas sin apenas esforzarnos: Lanocin de la profeca presentada por el Antiguo Testamento dista

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  • mucho de ser uniforme (R. Rendtorff, Prophetes, en TDNT, VI, p.796). La advertencia se ha podido calificar de pesimista, pero tienesu razn de ser y es ms verdadera que falsa.

    El sentido etimolgico de nab y del verbo correspondiente esdiscutido. Una cosa que parece indudable es la correlacin entre elnab y el verbo nabu en acadio (sumerio-babilonio). Ahora bien,ese verbo significa anunciar, proclamar, no ver, contem-plar; por ello no se puede decir de antemano que profeta y vi-dente sean una misma cosa. Por otra parte, si el sentido de losnombres es ms bien pasivo que activo, el nab bblico y el nabiummesopotmico seran algo as como el llamado (elegido).

    Si la etimologa y el sentido primario de los trminos no es se-guro, s podemos afirmar algo fundamental: en este caso el verbo de-riva del nombre (lo ms comn en hebreo es que el nombre delagente derive del verbo).

    1. PROFETA (NAB)

    El trmino aparece 315 veces en el texto hebreo de la Biblia; aellas se aaden tres pasajes en arameo (Esd 5,1 y 2; 6,14); el femeni-no nebiah, profetisa, se encuentra en otros 6 pasajes (Ex 15,20; Jue4,4; 2 Re 22,14; Is 8,3; 2 Cr 34,22; Neh 6,14). Un recuento rpidopermite constatar el uso importante de algunos libros narrativos (48veces en 1 Re, 32 en 2 Re y 26 en 2 Cr); entre los libros profticossobresale Jr (98 veces). Por comparacin, extraa la poca frecuenciaen Isaas, que solo cuenta 7 casos, ninguno en los captulos 40-66.

    Otra cosa es saber de quin se dice. Llama la atencin que se di-gan tan pocas veces de los personajes de los libros profticos. Ciertoque se aplica a algunos, principalmente a Jeremas e Isaas, pero fciles ver que el nombre se concentra en pasajes narrativos, dentro o fue-ra del libro que contiene sus orculos (a Isaas se aplica ese ttulo en2 Re 19,2; 20,1.11.14; Is 37,2; 38,1; 39,3; 2 Cr 26,22; 32,20.32; deJeremas se dice unas 29 veces en su libro y, adems, en 2 Cr 36,12;Dn 9,2). Dicho de otra manera, son otros, especialmente fuera del li-bro, o en partes atribuibles a la redaccin de los libros, quienes los lla-man profetas; nosotros les seguimos dando ese ttulo.

    Una constatacin paralela es que raramente alguien se autonom-bra profeta, nab. Las excepciones son muy raras, aunque, por sea-lar este caso, si Jeremas no se llama a s mismo profeta, Dios le dice

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  • haberlo escogido como tal (Jr 1,5). Cules con las excepciones?1) Una vez, por implicacin, admite el ttulo Isaas, si su esposa esprofetisa (Is 8,3). 2) Os 9,7-8 refleja dos cosas distintas: el modo deexpresarse de los oyentes del profeta respecto a l (7b) y el propio sen-tir (8), aunque lo segundo est condicionado por lo anterior. 3) Ams,cronolgicamente el primero de los profetas escritores, en el con-flicto con Amasas (7,10ss, particularmente 14-15) niega haber sidoprofeta o hijo de profeta (miembro de una corporacin profti-ca), pero reconoce que Dios lo envi a profetizar, a hacer de pro-feta (veremos luego lo que implica el verbo en el contexto).

    Paralelamente, si de profetas se habla, la forma de hacerlo esmuy negativa. Tal sucede, al menos, entre los profetas escritoresms antiguos, pues es el caso de Isaas (3,2; 9,14; 28,7; 29,10), deMiqueas (3,5-6.11) y de Oseas (4,5). Ya sabemos que Ams se diso-cia de profetas e hijos de profetas (Am 7,14).

    La renuencia a darse a s mismos el ttulo y el mal que dicen delos profetas son hechos que van en el mismo sentido. Cmo expli-carlos? Una explicacin suficiente no puede darse sin pasar del tr-mino a la realidad que designa, cosa que haremos en el siguiente ca-ptulo. De qu realidad se habla y de qu momento histrico? Elsimple planteamiento deja entrever la dificultad: ya asentamos lacomplejidad, porque un texto dado no presenta forzosamente la rea-lidad de la poca a la que se refiere, pues la primera preocupacinno era la del historiador moderno; lo normal ser que el texto hablede la poca de quien lo pone por escrito. Y volvemos a la preguntacrucial, quin y cundo se escribi tal o cual texto?

    El recorrido de los libros narrativos es instructivo. Pues bien,desde el Gnesis en adelante hasta llegar a la poca de Isaas (2 Reno llega a mencionar a los otros profetas del siglo VIII, Ams, Oseasy Miqueas), hay unas quince personas que reciben el ttulo de pro-feta o profetisa; solo Isaas est entre los profetas escritores.

    PROFETAS Y PROFETISAS: DE GNESIS A 2 REYES

    Abrahn (Gn 20,7) Aarn (Ex 7,1; ver 4,10-16)Miriam (Ex 15,20) Moiss (Dt 18,15-22*)Dbora (Jue 4,4) Samuel (1 Sm 3,20; 9,9)Gad (1 Sm 22,5; 2 Sm 24,11) Natn (2 Sm 7,2; 12,25; 1 Re

    1,8ss)

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  • Ajas de Silo (1 Re 11,29; 14,2) Un annimo (1 Re 13,11ss)Jeh** (1 Re 16,7.12) Elas (1 Re 18,22.36; 19,16)Eliseo (2 Re 5,3.8.13; 6,12; 19,1) Jons*** (2 Re 14,25)Isaas (2 Re 19-20)

    *** Pero Moiss es ms que un profeta en Nm 12,6-8. En Dt18,12ss sirve como modelo para juzgar a los profetas.

    *** Jeh no se ha de confundir con el rey del mismo nombre.*** Todo indica que es distinto del protagonista del relato que en-

    contramos entre los profetas menores.

    Es problemtico el ttulo dado a algunos personajes anteriores aSamuel. A partir de l, si bastantes reciben el nombre, incluyendo al-gn annimo como sealbamos, la razn precisa para el ttulo es me-nos evidente. Que algunos en determinadas circunstancias hablaranen nombre de Yahv, que hasta se subraye la diferencia de punto devista cuando hablan por su cuenta y cuando transmiten lo que Diosles ha confiado (ver 2 Sm 7,3-5), no basta para explicar siempre pro-feta como equivalente de heraldo o portavoz de Yahv.

    Otro dato complica an el panorama: frente a profetas indivi-dualizados, como Samuel y Natn, Elas o Eliseo, tenemos tam-bin un uso colectivo del trmino, ya se hable genricamente deprofetas o se emplee el modismo hijos de profetas (reflejadopor Am 7,14), es decir, miembros de una corporacin proftica.En efecto, si en tiempo de Samuel, Sal y David se habla de im-portantes grupos profticos y basta el plural (1 Sm 10,5.10-12;19,20-24; 28,6.15), ms adelante, en la poca de Elas y Eliseo, sehabla con frecuencia de hijos de profetas (1 Re 20,35.38.41; 2Re 2,3.5.7.15; 4,1.38; 6,1; 9,1.4). En su caso, adems, profetizarno es pronunciar un orculo (hablar en nombre de Yahv), aun-que se consulte a Yahv por su medio (1 Sm 28,6.15). Son msbien los hombres del espritu (ver Os 9,7), los hombres del x-tasis, como veremos, y su justificacin colectiva parece encontrar-se en Nm 11 (sobre todo en el v. 29), aunque 2 Re 22 hace mofade ellos, si es verdad que los mueve un espritu de locura y no elespritu de Yahv.

    Con los datos anteriores y sin ir ms lejos, podemos resumir loesencial en varios puntos:

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  • 1) La resistencia de los profetas del siglo VIII a utilizar para smismos el trmino profeta y la evaluacin poco positiva de losprofetas de que hablan parecen explicarse por un uso anterior deltrmino, que designara a los extticos de los santuarios locales me-diante quienes se consulta a Yahv.

    2) La crtica hecha en el sentido de que estn dispuestos a anun-ciar la paz, lo que de bueno se quiera or, siempre y cuando hayaun buen regalo de por medio, presente en Jeremas, pudo manifes-tarse antes, pero es difcil basarla en 1 Re 22.

    3) Los extticos de la poca de Samuel y Sal o de la de Elasy Eliseo pudieran ser el precedente de los falsos profetas. Nteseque es el calificativo de los LXX para los profetas a quienes se en-frenta Jeremas.

    4) El solo anlisis del trmino profeta es insuficiente para de-cir quines son los profetas escritores; habr que buscar otro tipode acercamiento(s).

    2. PROFETIZAR

    El verbo hebreo naba es menos frecuente que el nombre. Apare-ce solo en 2 voces o modos verbales, el nifal (87/88 veces) y el hit-pael (30 veces). Si tal es el caso, no tenemos el punto de referenciainmediato, por ejemplo la accin simple (el qal) para el nifal.

    EL VERBO HEBREO: VOCES Y TIEMPOS

    Para expresar la accin, nosotros nos contentamos con la activa yla pasiva, amar y ser amado; si acaso aadimos la reflexiva amar-se. Por el contrario, tenemos una enorme riqueza para expresar la ac-cin mediante los diferentes tiempos.

    En hebreo las cosas ocurren prcticamente al revs: solo hay dos tiem-pos verbales, pasado y futuro, pero es mayor la variedad de voces: accinsimple, accin intensiva, etc. De ese modo se puede usar el mismo verbopara cosas que nosotros expresaramos con verbos diferentes: a matar,ser matado y matarse se puede aadir la expresin de ideas comoasesinar, rematar, contramatar, mandar matar y masacrar.

    Por lo que a naba se refiere, el nifal es de suyo la reflexiva (o pasi-va) de la accin simple; el hitpael es, a su vez, la reflexiva de la accinintensiva.

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  • Por lo que al uso se refiere, el nifal se encuentra en Ams, Joel,Zacaras y, sobre todo, Jeremas y Ezequiel, que se reparten en formabastante equitativa el 80% de los usos. Por su parte, el hitpael solose encuentra en ellos dos (Jr 14,14; 23,13; 26,20; 29,26-27; Ez13,17; 37,10). En el uso del verbo profetizar se manifiesta, portanto, la misma reticencia que en el del nombre.

    En qu sentido se usa el verbo? Si en este caso el verbo derivadel nombre (si es denominativo), profetizar sera ser profeta oactuar como profeta. Si y cmo eso implica hablar en nombre deYahv es lo que tenemos que verificar.

    En textos relativamente antiguos y que se refieren a los co-mienzos de Israel resulta claro que profetizar tiene que ver confenmenos de tipo exttico. Tal ocurre en los pasajes de 1 Sm quepresentan a Sal entre los profetas (1 Sm 10,5-11; 19,18-24), he-cho que hasta dio lugar a un proverbio. No cualquiera entra entrance (xtasis), sino aquel de quien se apodera el espritu deYahv; es l quien convierte a la persona en otro hombre (1 Sm10,6). El trance proftico puede ser ayudado por medios como lamsica (1 Sm 10,5). No todo parece muy positivo en los datos deambos pasajes, por lo que no es de extraar que a veces las versio-nes espaolas den un delirar como traduccin de ese profeti-zar bblico. Otros textos, como Nm 11, confirman los fenmenosde tipo exttico, sobre todo 1 Re 18,26-29 sobre los profetas deBaal en el monte Carmelo. Estaramos, pues, ante un fenmenodel que Israel no oculta que procede de los cananeos o le es comncon ellos.

    En 1 Re 22 tenemos el primer intento de diferenciacin entrenifal e hitpael: el aspecto visible es evidente en el hitpael del v. 10,que se refiere a una accin simblica (hablaremos luego de ellas);por el contrario, el v. 12 expresa mediante el nifal la transmisin deun orculo. Cierto que la delimitacin no es perfecta, si el hitpaelde los vv. 8 y 18 est relacionado con la transmisin de una palabra,pero pudiera ser porque se trata de la respuesta cuando se ha acu-dido a consultar a Yahv.

    Ya dijimos arriba que no todos los profetas escritores usan elverbo. En el siglo VIII a.C. Ams es caso nico: se utiliza el nifal(2,12; 3,8; 7,12.15-16) para referirse a una palabra proclamada ennombre de Yahv, aunque en el cap. 7 el sacerdote de Betel quequiere impedirle profetizar no parece tomar en cuenta tal hechofundamental.

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  • Los profetas del siglo VII o posteriores que utilizan el verbo lohacen en el sentido de Ams. Tal ocurre en Jeremas: profetizares hablar en nombre de Yahv, transmitir un mensaje suyo. Perohay profetas y profetas: qu pasa cuando varios pretenden ha-blar en nombre de Yahv, pero ofrecen mensajes opuestos? Los LXXclarifican las cosas: muchas veces los adversarios de Jeremas sonfalsos profetas. El nifal se refiere tambin en Ezequiel a la trans-misin de la palabra. Pero hay un aspecto en el que Ezequiel pareceun heredero de los hombres del espritu si el espritu es quienle explica las cosas o le interpreta sus visiones (por ejemplo en 2,2).

    En una palabra, antes de Ams es exclusivo el uso del hitpael y tie-ne que ver con fenmenos extticos; de Ams en adelante, si no de-saparece el hitpael, es ms caracterstico el nifal: en su caso profeti-zar es transmitir la/una palabra de Yahv, es hablar en su nombre.

    El saldo hasta ahora es negativo: el uso de profeta y profeti-zar no nos permite decir qu es un profeta. Solo en textos recien-tes (por ejemplo en Am 3,7) se habla de los profetas en forma posi-tiva: son los hombres que, cada uno en su momento, tuvieron elencargo de anunciar a Israel la palabra de Yahv. Inicialmente pa-recen haber sido los extticos de los santuarios que, iluminados porel espritu de Yahv, ofrecan una respuesta a cuantos venan pre-cisamente a consultar a Yahv. No es de extraar que profeti-zar designara primero el xtasis de esos hombres del espritu:Quien me diera que todo el pueblo profetizara porque Yahv ledaba de su espritu, llega a decir Moiss (Nm 11,29).

    II. OTROS TRMINOS

    Es necesario considerar tambin algunos trminos alternativos.

    1. VIDENTE

    Dos participios, usados en forma sustantivada, hozeh y roeh, de-signan al profeta como vidente. Los verbos respectivos significanver; el espectro de matices es grande y de suyo nada queda ex-cluido.

    Hozeh, como designacin proftica, se encuentra unas diecisieteveces en el AT. Que la mayora de los textos sea de 1-2 Cr parece-

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  • ra indicar su carcter tardo, aunque se usa para Gad en 2 Sm 24,11.De l se precisa que era vidente de David y a su propsito (o elde Natn e Isaas) ha surgido la pregunta de saber en qu medida sepuede hablar de profetas de corte. Lo que definitivamente impi-de hacer del trmino una invencin del cronista (el autor de 1-2Cr con Esd y Neh) son varios textos relacionados con los profetasdel siglo VIII. Ams parece rechazar el ttulo de vidente, que le daAmasas (7,12). Igualmente crtico es Miqueas, pues fustiga a quie-nes venden visiones por dinero (3,7). Isaas no parece tan nega-tivo en 30,10; un segundo texto, 29,10, es difcil por existir un pro-blema textual. La tradicin hace claramente de l un visionariomediante los ttulos de 1,1; 2,1 y 13,1. Lo que all se expresa est re-lacionado con el uso no muy raro de ver en el sentido de teneruna visin (unos veintitrs casos). A esa visin se refieren variosnombres derivados: hasta 3 diferentes (ver 2 Sm 7,17; Is 1,1).

    Roeh, por su parte, se encuentra una docena de veces en la Bibliahebrea y se dice especialmente de Samuel (1 Sm 9,9.9.11.18.19),pero tambin de Ananas (2 Cr 16,7.10) y del sacerdote Sadoc (2Sm 15,27; 1 Cr 2,52). En 1 Sm tenemos incluso una nota erudita queestablece una sucesin: vidente habra sido la designacin deaquella poca, pero ms tarde habra cedido su puesto al trminoprofeta. El nico texto proftico es Is 30,10, que, por cierto, utili-za los dos participios segn el principio de correspondencia del para-lelismo sinonmico.

    Hay varios trminos ms, fuera del trmino vidente, que debemosconsiderar. De estos se puede decir que la mayora manifiesta unarelacin con Dios; solo alguno, que se ofrece al final, prescinde detal referencia.

    2. HOMBRE DE DIOS

    El trmino ms explcito y caracterstico, el de hombre de Dios,tiene el inconveniente de no ser exclusivo, si se aplica a personajestan distintos como Moiss (Dt 33,1), David (2 Cr 8,14) o Hann(Jr 35,4), y si la madre de Sansn percibe al mensajero que se leaparece como hombre de Dios (Jue 13,6-8). El ttulo implica unavaloracin positiva, pero nos dice principalmente cmo vieron losdems a la persona a la que dieron el ttulo. Si el pasaje de Jeremases el nico entre los libros profticos, parece innecesario aadir que

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  • no fue el ttulo que alguien se diera a s mismo o le sirviera de jus-tificativo para su misin.

    El nombre, si precisamos un poco ms quines lo reciben, se daincluso a personas que permanecen en el anonimato (1 Sm 2,27; 1Re 13: 15 veces en el captulo; 2 Re 23,16-17; 2 Cr 25,7.9.9). Perotambin ser llamado hombre de Dios tal o cual personaje bienconocido, por ejemplo Samuel (1 Sm 9,6-10), Elas (1 Re 17,18.24;20,28?; 2 Re 1,9-13) y, sobre todo, Eliseo (2 Re 4: 11 veces; otras14 en los caps. 5-8 y 13).

    El uso parece bastante antiguo: Samuel y el annimo de 1 Re 13,as como Elas y Eliseo, son anteriores a Ams. Pudiera haber unarelacin especial entre ese nombre dado y la capacidad para anun-ciar lo que est oculto o por venir: la futura madre de Sansn con-cluye que el mensajero tiene que ser un hombre de Dios porhaberle anunciado que ser madre (Jue 13,6-7). Paralelamente, elservidor de Sal atribuye a Samuel, hombre de Dios, la clarivi-dencia por la cual descubrira qu ha pasado con las asnas que bus-can (1 Sm 9,6). Tambin en 2 Re 4,8-17 parece haber relacin en-tre el ttulo de hombre de Dios, que la mujer de Sunem da aEliseo (vv. 9 y 16), y el anuncio que Eliseo hace a la mujer en el sen-tido de que ser madre (vv. 16-17). Hay as varios textos en que eluso no se explicara por la tradicin tarda, ms imprecisa.

    3. ENVIADO

    Sobreentendiendo que trata precisamente de un enviado deYahv (Dios), se encuentra en unos pocos textos tardos, pues apa-rentemente se sitan del exilio babilnico en adelante (Is 42,19;44,26; Ag 1,13; 2 Cr 36,15-16; Mal 3,1). El ltimo texto parece elmenos claro, al menos en cuanto no consta sin lugar a dudas que setrate de un profeta.

    4. SERVIDOR

    Tampoco es un trmino frecuente, pero son de sealar algunospasajes de profetas del siglo VIII (Is 20,3; 22,20; Am 3,7 probable-mente no pertenece al orculo genuino del profeta y representa unpunto de vista similar al de los deuteronomistas) y de Jeremas

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  • (7,25; 25,4; 26,5; 29,19; 35,15; 44,4; ver Ez 38,17). En este caso lospasajes genricos, como el de Ams, son lo ms interesante: subra-yan a posteriori que hubo en la historia pasada del pueblo toda unaserie de profetas y que Yahv estuvo con ellos: l sigue velandopara cumplir cada una de sus palabras. En este sentido Am 3,7 (verJr 7,25) es como la culminacin de afirmaciones de Samuel-Reyes(1 Sm 3,9-10; 1 Re 14,18; 15,29; 2 Re 9,36; 10,10; 14,25; 17,18-19;18,26; 21,10; 24,2) y suena a principio general.

    5. VIGA O VIGILANTE

    Solo el ttulo de viga o vigilante, ttulo de carcter militar (de-signa al guarda de turno), tiene alguna importancia entre los trmi-nos que de suyo no expresan una relacin con Dios. Los textos quellaman viga al profeta no son numerosos (2 Re 9,17; Miq 7,4?; Is52,8; Jr 6,17-18; Hab 2,1 y, sobre todo, Ez 33,1-20). El ltimo tex-to es el que desarrolla ms las implicaciones del ttulo de vigilan-te aplicado al profeta; el pasaje describe ampliamente su misinfrente al pueblo.

    6. HABR QUE AADIR EL TTULO DE LOCO?

    Si se da a profetas (2 Re 9,11-13; Os 9,7; Jr 29,26), hay que pre-cisar que expresa el desprecio o el rechazo de los oyentes, no laaceptacin.

    III. CONCLUSIN

    El repaso de los nombres o ttulos del profeta en el AT parece lle-var a una conclusin poco interesante: no permite comprender enprofundidad el fenmeno del profetismo bblico como hubiramosquerido. Ni profeta y profetizar, como tampoco los otros nom-bres dados a los profetas en los textos del AT, nos permiten respon-der con claridad a la pregunta inicial: qu es un profeta?

    La primera conclusin es negativa, adems, porque nuestra ideacristiana de los profetas, si la reducimos (o casi) al hecho de queanunciaran la venida de Cristo, no es exactamente la que se des-

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  • prende de los textos del AT. Para nuestra comprensin han influidodos hechos fundamentales: 1) La revelacin definitiva de Dios a loshombres se nos da en Cristo y el AT solo la preparaba, por lo queno pudo alcanzar una expresin cabal, y anticipada, en el AT. 2) Porello mismo el AT es una parte imperfecta y subordinada de la reve-lacin de Dios a los hombres.

    Eso tiene consecuencias. Para nosotros, el AT se orienta haciaCristo y preparaba su venida. Por ello mismo contena de algnmodo el anuncio anticipado de la venida de Cristo. Lo dice Lucas apropsito de la manifestacin de Jess a los discpulos de Emas:Empezando por Moiss y continuando por todos los profetas, lesexplic lo que haba sobre l en todas las Escrituras (Lc 24,27).Habr, por consiguiente, una manera de interpretarlo en que vemosal AT a la luz de Cristo y orientada hacia l. Esa praxis cristiana de-riva del NT y hasta de Jess mismo.

    Para la interpretacin de los profetas lo anterior da por resultadouna doble vertiente. Es posible, primero, interpretar a los profetas enfuncin de su contexto inmediato, el del AT; en ese caso se subraya-r el hecho de que hablaran de parte de Dios. Sin negar eso, en unaperspectiva cristiana se dir que los profetas de algn modo anuncia-ron anticipadamente el misterio de Cristo. Si hablar fue su misin, losprofetas son hombres de la palabra. Pasar de all y precisar mejor elhecho es un dato susceptible de diferente matiz, si cabe aadir quefueron mensajeros, porque hablaron de parte de Dios que los envi, oque fueron verdaderos vaticinadores, ya que anunciaron la venida deCristo al mundo antes de que ocurriera efectivamente as como las rea-lidades definitivas del plan de Dios para la salvacin de los hombres.

    Podemos aadir que lo segundo es ms tradicional en nuestrombito cristiano. Lograr la casi unanimidad para caracterizar a losprofetas como hombres que en su momento histrico hablaron departe de Yahv en funcin de las circunstancias vividas por el pue-blo de Dios es el logro de la exgesis moderna. Cost percibir queeste aspecto es decisivo, a pesar de que se desprende de las afirma-ciones de los libros profticos (como veremos en el cap. III).

    USOS DEL VOCABULARIO PROFTICO

    Ntese que se repite el versculo si contiene el nombre (o el ver-bo) ms de una vez.

    INTRODUCCIN AL PROFETISMO36

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  • El nombreGn 20,7; Ex 7,1; Nm 11,29; 12,6; Dt 13,2.4.6; 18,15.18.19.20.22.

    22; 34,10.Jue 6,8; 1 Sm 3,20; 9,9; 10.5.10.11.11.12; 19,20.24; 22,5;

    28,6.15; 2 Sm 7,2; 24,11; 1 Re 1,8.10.22.32.34.38.44.45; 11,29;13,11.18.20.23.25.26.29.29; 14,18; 16,7.12; 18,4.4.13.13.19.20.22.22.25.36.40; 19,1.10.14.16; 20,22.35.38.41; 22,6.10.12.13.22.23; 2Re 2,3.5.7.15; 3,11.13; 4,1.38.38; 5,3.8.13.22; 6,1.12; 9,1.1.4.7; 10,19;14,25; 17,13.13.23; 19,2; 20,1.11.14; 21,10; 23,2.18; 24,2.

    Is 3,2; 9,14; 28,7; 29,10; 37,2; 38,1; 39,3; Jr 1,5; 2,8.26.30; 4,9;5,13.31; 6,13; 7,25; 8,1.10; 13,13; 14,13.14.15.15.18; 18,18; 20,2;23,9.11.13.14.15.15.16.21.25.26.26.28.30.31.32.33.34.37; 25,2.4;26,5.7.8.11; 27,9.14.15.16.18; 28,1.5.5.6.8.9.9.10.10.11.12.12.15.15.17; 29,1.1.15.19.29; 32,2; 34,6; 35,15; 36,8.26; 37,2.3.6.13; 38,9.10.14; 42,2.4; 43,6; 45,1; 46,1.13; 47,1; 49,34; 50,1; 51,59; Ez 2,5; 7,26;13,2.2.3.4.9.16; 14,4.7.9.9.10; 22,25.28; 33,33; 38,17; Os 4,5; 6,5;9,7.8; 12,11.11; Am 2,11.12; 3,7; 7,14.14; Miq 3,5.6.11; Hab 1,1; 3,1;Sof 3,4; Ag 1,1.3; 2,1.10; Zac 1,1.4.5.6.7; 7,7.12; 8,9; 13,2.4.5; Mal3,23.

    Sal 51,2; 74,9; 105,15; Lam 2,9.14.20; 4,13; Dn 9,2.6.10.24; Esd9,11; Neh 6,7.14; 9,26.30.32; 1 Cr 16,22; 17,1; 29,29; 2 Cr 9,29;12,5.15; 13,22; 15,8; 18,5.6.9.11.12.21.22; 20,20; 21,12; 24,19; 26,22;28,9; 29,25.25; 32,20.32; 35,18.

    A ellos se aaden:1) La forma femenina en Ex 15,20; Jue 4,4; 2 Re 22,14; Is 8,3;

    Neh 6,14; 2 Cr 34,22.2) Unos pasajes en arameo (Esd 5,1.1.2; 6,14).Se notar que la expresin hijos de profetas se encuentra en 1

    Re 20,35; 2 Re 2,3.5.7.15; 4,1.38.38; 5,22; 6,1; 9,1, a los que se aadeel singular de Am 7,14. Expresin similar es la que habla del grupode profetas (1 Sm 10,5.10; 19,20).

    El verboEn nifal en 1 Sm 10,11; 19,20; 1 Re 22,12; Jr 2,8; 5,31; 11,21;

    14,14.15.16; 19,14; 20,1.6; 23,16.21.25.26.32; 25,13.30; 28,6.8.9;29,9,21.31; 32,3; 37,19; Ez 4,7; 11,4.13; 12,27; 13,2.2.16.17.17;21,2.7.14.19.33; 25,2; 28,21; 29,2; 30,2; 34,2.22; 35,2; 36,1.3.6;37,4.7.7.9.9.12; 38,2.14.17; 39,1; Jl 3,1; Am 2,12; 3,8; 7,12.13.15.16;Zac 13,3.3.4; 1 Cr 25,1.2.3; 2 Cr 18,11.

    En hitpael en Nm 11,25.26.27; 1 Sm 10,5.6.10.13; 18,10;19,20.20.21.23.24; 1 Re 18,29; 22,8.10.18; Jr 14,14; 23,13; 26,20;29,26.27; Ez 13,17; 37,10; 2 Cr 18,7.9.17; 20,37.

    PROFETA, PROFETIZAR Y OTROS TRMINOS 37

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  • EL VOCABULARIO PROFTICO

    Lee atentamente los pasajes en que Jeremas usa el verbo profeti-zar. Qu equivalente se le da en la Biblia que usas? Cmo expresa-ras el significado y cmo resumiras globalmente las implicaciones delverbo al designar la actividad propia o la de profetas a quienes Jere-mas critica?

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