introduccion al existencialismo

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Vicente Fatone Introducción Al Existencialismo Vicente Fatone Introducción Al Existencialismo Cuarta edición EDITORIAL COLUMBA L i b e r a l o s L i b r o s Comentario [LT1]:

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  • Vicente Fatone

    Introduccin Al Existencialismo

    Vicente Fatone

    IInnttrroodduucccciinn AAll EExxiisstteenncciiaalliissmmoo

    Cuarta edicin EDITORIAL COLUMBA

    L i b e r a l o s L i b r o s

    Comentario [LT1]:

  • Vicente Fatone

    Introduccin Al Existencialismo

    ALGUNA vez se ha dicho que si cuando pensamos nos

    limitsemos a pensar, todos estaramos de acuerdo. Se

    ha dicho, tambin, que el pensamiento puro, el

    pensamiento que es slo pensamiento, sin contaminacio-nes

    sentimentales ni de ninguna otra clase, es siempre infalible.

    Si nos equivocamos, si discrepamos, si dudamos, es

    porque agregamos a la pura luz del pensamiento nuestras

    pasiones, nuestros intereses, nuestros deseos, y enturbiamos

    esa luz. Cualquier cosa que se agregue a esa pura luz del

    pensamiento tiene que enturbiarla. El pensamiento puro

    nos permite siempre alcanzar la verdad; el pensamiento

    enturbiado por elementos extraos no nos dar nunca la

    verdad: nos dar opiniones. La verdad es vlida para

    todos; es lo objetivo, lo universal; la opinin slo es vlida

    para m; es lo subjetivo, lo particular. La filosofa es la

    ciencia objetiva de la verdad; tiene que al-canzar siempre

    la forma de la universalidad. Pensar es siempre un

    sacrificio; pensar exige la renuncia a todo lo que sea

    individual, privado, propio. Cuando pensamos, pensamos

    en algo que es lo que queremos conocer; pensaremos mal

    siempre que a ese algo que queremos conocer le

    agreguemos algo nuestro. Un pensamiento, para ser

    pensamiento, es decir, para ser pensamiento puro, tiene que

    dejar de ser el pensamiento de alguien, de una persona

    determinada, y ser un pensamiento totalmente

    despersonalizado, annimo. El pensamiento puto nos exi-

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  • Vicente Fatone

    Introduccin Al Existencialismo

    ge colocarnos, ante el objeto que queremos conocer, con

    total imparcialidad; con la serenidad de un dios a quien

    nada ni nadie pudiese perturbar; nos exige ser jueces que

    tengan la imparcialidad de los muertos; nos exige estar

    por encima de todas las luchas, de todas las inquietudes,

    de todas las preferencias.

    Pero ese pensamiento puro, desinteresado, abstracto,

    podr efectivamente revelarnos la verdad, toda la ver-

    dad del universo? Supongamos que un pensador se coloca

    ante el universo, disponindose a contestar a la pregunta:

    Qu es el universo? Podr llegar a darnos un sistema de ideas, con frmulas precisas, y podr pretender que el

    universo, toda la realidad, es eso. Pero ese pensador que se

    ha colocado ante el universo como ante un espectculo

    se ha olvidado de s mismo, de sus angustias y sus ale-

    gras, de su propio inters de pensador que quiere saber

    qu es el universo; y cuando nos ofrezca su sistema de

    ideas podremos objetarle que eso no es el universo; y

    podremos hacerle esa objecin precisamente porque en su

    sistema falta algo que tambin forma parte del universo:

    l, sus angustias, sus alegras, su inters apasionado por

    resolver el problema del universo. Todo eso est, tam-

    bin, en el universo: todo eso es, tambin, una realidad,

    tan realidad como el paralelogramo de las fuerzas, como

    el seudpodo de un organismo unicelular, como la velo-

    cidad de la luz, como todas esas otras cosas de que nos

    habla. Ese pensador que se olvida de s mismo no podr,

    nunca, decirnos qu es toda la realidad; al olvidarse de

    s mismo ha cercenado, arbitrariamente, la realidad. Y,

    adems, ese pensador se olvida de que al ofrecernos su

    sistema, y por el simple hecho de ofrecrnoslo, agrega a

    la realidad algo que en la realidad antes no estaba: ese

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  • Vicente Fatone

    Introduccin Al Existencialismo

    sistema, precisamente. Se olvida de que en cuanto piensa

    su sistema de la realidad, ese sistema ya deja de ser el

    sistema de la realidad. Y deja de serlo por esta razn:

    el pretendido sistema de la realidad prescinde del sistema

    mismo, que tambin es una realidad. En otras palabras:

    quien se coloque en actitud de espectador ante el universo

    no podr tener la visin de todo el universo, pues no ten-

    dr la visin de s mismo, que tambin integra el uni-

    verso.

    El pensamiento puro tiene pues dos deficiencias. Es

    deficiente porque prescinde del hombre que piensa, de

    ese hombre que no es pensamiento puro y que forma

    parte de la realidad. Y es deficiente, adems, porque no

    puede nunca colocarse en la actitud del espectador y

    mirar desd fuera: su sistema, cuando lo construya, ser

    una parte del universo, de la que no nos dice nada; y si

    luego quiere colocarse como espectador de su propio sis-

    tema, para decirnos algo tambin de l, tampoco conse-

    guir salirse, colocarse totalmente fuera. Estar siempre

    trabado, comprometido en lo que llama su espectculo del

    mundo.

    Si pensar es llevar algo "a la forma de la universa-

    lidad", como deca Hegel, pensar es prescindir de la rea-

    lidad de las personas y del inters infinito que las perso-

    nas tienen por s mismas y tambin por el mundo. ste

    no es un universo de "cosas", sino de cosas y de perso-

    nas. La filosofa abstracta de Hegel se defini como "cien-cia de la idea que se piensa a s misma". Pero esa idea

    que se piensa a s misma sin ser idea de nadie nos exige

    una renuncia mayor que la de los ermitaos que se reti-raban del mundo para vivir en el desierto, deca Kierke-

    gaard, el pensador dinamarqus padre del existencialismo

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  • Vicente Fatone

    Introduccin Al Existencialismo

    contemporneo. Los ermitaos hacan abstraccin de to-

    do, menos de s mismos; el pensador abstracto quiere ir

    ms lejos an, y olvidarse de s mismo, como si la infinita

    pasin que todo hombre pone en su existencia no signi-

    ficase nada. La trgica irrealidad del ermitao es prefe-

    rible, conclua Kierkegaard, a la cmica irrealidad del

    pensador puro.

    Podramos decir que este pensamiento puro desperso-

    nalizador y annimo es la versin occidental del nirvana

    oriental. Nosotros los occidentales hemos reprochado a los

    orientales que diluyesen la personalidad en ese nirvana

    donde ya nadie es nadie. Pero nuestro pensamiento puro

    tiene el mismo defecto o la misma virtud. Tambin en el pensamiento puro nadie es nadie; el pensamiento

    puro es un pensamiento que nadie ha pensado, un pensa-

    miento donde toda la personalidad se diluye; un pensa-

    miento que nunca nos incita a preguntar: Quin? En

    esa universalidad del pensamiento, ya no existe nadie,

    como nadie existe en el nirvana. En uno y otro caso, todo

    aquello de lo que pueda decirse "eso es mo", "eso soy

    yo", ha desaparecido. En uno y otro caso estamos ms

    all de todas las pasiones, ms all de todas las ansias,

    ms all de lo humano. En uno y otro caso creemos que

    para encontrarse es necesario perderse.

    Y esto es lo que, desde sus comienzos, no ha querido

    el existencialismo. El existencialismo es una filosofa en

    primera persona, y en primera persona concreta que pone

    en la filosofa todo lo suyo, y no nada suyo, como exiga

    el pensamiento abstracto. La "idea que se piensa a s mis-

    ma" es una abstraccin, precisamente porque se limita a

    pensarse: esa idea no se sufre a s misma, ni tampoco su-

    fre por los hombres; a esa idea todo, en definitiva, le da

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  • Vicente Fatone

    Introduccin Al Existencialismo

    lo mismo: esa idea juega un juego solitario en el que no

    hay quien gane ni quien pierda. Los individuos no sig-

    nifican nada para esa idea, porque slo son medios de que

    la idea se vale para jugar su juego. Contra esa filosofa

    abstracta que quera convertir a toda la realidad en idea y

    nada ms que en idea, protest Dostoievski con estas pa-

    labras : "Si seguimos as, pronto vamos a querer nacer de

    una idea". Es la misma protesta que haba formulado

    Kierkegaard y, antes de Kierkegaard, muchos otros, sos-

    pechando que esa filosofa "pura" era una aberracin del

    espritu. Por eso Rousseau haba podido llegar a decir que

    "el hombre que medita es un animal depravado"; al de-

    cirlo pensaba, tambin, en la filosofa "pura". De lo que

    se trataba, en todas las protestas, era de repudiar ese pen-

    samiento impasible, considerndolo incapaz de dar cuenta

    de lo que constituye el supremo inters del hombre: su

    propia existencia. No habr que oponer a la filosofa

    "objetiva", "abstracta", a esa filosofa que pretende ser

    "pura", una filosofa concreta en que el inters subjetivo

    sea forzoso y en que haya que comprometerse ntegra-

    mente, como hombres?

    Esto fue lo que se propuso hace cien aos Kierkegaard

    y a esto llam filosofa existencial, es decir, filosofa que no elude el ms difcil de los problemas, que es el de la

    existencia: "La dificultad del pensamiento abstracto se

    revela precisamente en todos los problemas de la existen-

    cia, donde la abstraccin escamotea la dificultad y la

    aparta. Y luego se jacta de explicarlo todo... El pensa-

    miento abstracto es desinteresado, pero la dificultad de la

    existencia consiste en el inters infinito que en la existen-

    cia pone quien existe". El pensador abstracto conti-nuaba Kierkegaard en su Post-sciptum, que es para este

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  • Vicente Fatone

    Introduccin Al Existencialismo

    problema su obra fundamental debera, por lo menos, tratar de ver cmo se comporta su pensamiento abstracto

    con respecto a ese hecho de que l es un hombre existente

    ? de lo contrario su existencia no es sino como el bastn

    que deja por ah antes de subir a la ctedra. Ese pensador

    nos habla del ser y hasta llega a decirnos que el pensa-

    miento y el ser son una sola y misma cosa; pero ese ser

    que es igual al pensamiento no es, por cierto, el ser hom-

    bre. Su pretendido pensamiento puro es una curiosidad

    psicolgica, una construccin fantstica: el ser puro. Po-

    dr su pensamiento puro montar pieza por pieza un sis-

    tema. Pero cuando no se quiere renunciar al "paroxismo

    de la pasin subjetiva", cuando se quiere saber no cmo la

    realidad se reduce a un juego lgico sino cul es la ver-

    dad de esta existencia concreta, cuando en el pensamiento

    lo que se juega es el propio destino personal, el destino

    de la propia realidad, entonces se comprende que el pen-

    samiento abstracto no basta. Parecera que la vida de un

    pensador debiese ser la ms rica de las vidas; pero la

    del pensador abstracto no lo es. El pensador abstracto se

    olvida de que para un ser existente hay verdades que en

    la abstraccin no son verdades; toda la verdad, para ese

    pensador abstracto, est en el ser puro. Y esto sucede

    porque el pensador abstracto se olvida de que existe. Pero

    al hombre le est prohibido olvidarse de que existe.

    Frente a los sistemas del pensamiento puro, a los sis-

    temas como el de Hegel, que vedaban el ingreso de todo

    lo que fuese "mo", de alguien, hay dos actitudes posi-

    bles, deca Kierkegaard: "El hegeliano puede acercarse

    solemnemente al confesonario y decir: No s si soy un hombre; pero he comprendido el sistema. Yo, sin em-

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  • Vicente Fatone

    Introduccin Al Existencialismo

    bargo, prefiero decir: S que soy un hombre y s que no he comprendido el sistema".

    A comienzos de este siglo, la filosofa propugnada por

    el pragmatista William James introdujo sin establecer relacin alguna con el pensamiento de Kierkegaard un nuevo criterio acerca de la verdad. El pragmatismo soste-

    na, ante todo, que no hay un mundo de verdades ya

    dadas y que el hombre se encargara simplemente de des-

    cubrir. Si lo hubiese, se sera un mundo de verdades co-

    mo dormidas y que hay que despertar; un mundo de

    verdades que son verdades eternamente, aunque nadie las piense, aunque nadie llegue nunca a pensarlas jams;

    verdades que seran como un traje que les queda bien a

    todos, aunque nadie se lo haya puesto ni haya de ponr-

    selo jams; verdades que son como una msica perfecta,

    maravillosa, pero que nadie ha odo, que acaso nadie com-

    ponga nunca, que acaso nadie llegue a oir nunca. Pero tiene algn sentido hablar de verdades que son verdades

    aunque no las piense nadie, de msica que es msica aun-

    que nadie la componga ni escuche? Verdades fuera del tiempo y del esfuerzo del hombre; msica fuera del tiem-

    po y del esfuerzo del hombre. No es eso una aberra-cin? Esas verdades eternas, que son lo que son, y que en

    su mundo ideal estn a salvo de todo riesgo, son sim-

    ples fantasmas sin sangre, simples ideas; creer en ellas,

    creer que esas verdades son la verdad ltima e insupe-

    rable, es adorar abstracciones. A esas verdades que llamaba esenciales, William

    James opona las verdades que llamaba existenciales, ver-dades concretas, pensadas por alguien, vivas, construidas por el hombre en la lucha y el esfuerzo. Cuando un m-

    sico ha compuesto una sinfona, puedo decir, despus,

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  • Vicente Fatone

    Introduccin Al Existencialismo

    que hay tal sinfona, aunque nadie la ejecute; puedo de-

    cir que la msica duerme, en un mundo ideal, a la espera

    del ejecutante que la despierte. Pero antes de que el m-

    sico la haya compuesto no puedo decir eso; antes, no hay

    nada. Slo es msica la msica compuesta; no hay un

    mundo de msicas posibles, que con sus partituras tam-

    bien posibles descansen en el puro reino de las esencias

    eternas. nicamente de la msica que ya existi puedo

    decir que descansa en ese puro reino de las esencias eter-

    nas. Lo mismo sucede con las verdades; antes de que

    el hombre las construya y para construirlas tiene que entregarse a un esfuerzo creador como el del msico, no hay tales verdades esenciales; para que haya verdades

    esenciales es necesario, antes, haber construido las verda-des existenciales. Hay verdades esenciales, pero despus

    de las existenciales.

    El pragmatismo quera, con esto, invertir el orden

    establecido por los pensadores a quienes llamaba "inte-

    lectualistas", y que son los "pensadores abstractos" de

    que hablaba Kierkegaard. Los "intelectualistas" deca William James en su libro The Meaning of Truth ("El

    sentido de la verdad") han invertido la relacin real entre las verdades esenciales y las verdades existenciales.

    Y la relacin real es sta; la verdad en acto, la verdad

    existencial, es, tanto desde el punto de vista lgico como

    desde el punto de vista del ser, anterior a la verdad abs-

    tracta, a la verdad esencial.

    Para el existencialismo, el punto de partida de la in-

    vestigacin filosfica es la existencia y no la esencia; en

    el orden lgico, la existencia es pues anterior a la esencia.

    Esto no significa que el existencialismo sea una mera in-

    dagacin de la existencia. Lo que el existencialismo se pro-

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  • Vicente Fatone

    Introduccin Al Existencialismo

    pone, como la filosofa tradicional, es responder a la pre-

    gunta: Qu es el ser? La obra fundamental de Hei-

    degger confiesa ese propsito desde el ttulo, pues se llama

    El ser y el tiempo; la obra fundamental de Sartre se

    llama El ser y la nada, y confiesa el mismo propsito; la

    ltima obra de Gabriel Marcel se llama, por la misma

    razn, El misterio del ser. En todos los casos, de lo que se

    trata es de resolver el problema ltimo de la filosofa; y

    en todos los casos, tambin, de lo que se trata es no de

    partir del "ser puro", abstracto, sino de la existencia hu-

    mana, que es el ser concreto, y que es, adems, el ser que

    formula la pregunta por el ser.

    Pero la prioridad no se limita a ser prioridad lgica,

    es decir, prioridad del problema de la existencia sobre el

    problema de la esencia. Como para el pragmatismo de

    William James, para muchos existencialistas, aunque no

    para todos, hay una prioridad de la existencia sobre la

    esencia tambin en el orden del ser; la existencia misma

    es anterior a la esencia. El existencialismo de Sartre po-

    pulariz la frmula "la existencia precede a la esencia".

    Pero como la existencia de que se habla es, como luego

    veremos, simplemente la existencia humana, lo que esa

    frmula quiere significar es que la existencia humana pre-

    cede a la esencia humana. Si retomamos la imagen de

    William James, con eso quiere decirse que nadie es una

    esencia, un ser ideal que luego cobra existencia, as como

    no hay msicas ideales que luego hayan de componerse;

    y as como la msica ya compuesta se convierte en una

    esencia, la existencia ya vivida se convierte tambin en

    una esencia. No somos fantasmas que cobran vida: somos

    vidas que se convierten en fantasmas. Desarrollando un

    pensamiento que fue grato a los griegos, los existencialis-

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  • Vicente Fatone

    Introduccin Al Existencialismo

    tas repiten, desde Kierkegaard, que de alguien podr de-

    cirse qu es slo cuando ese alguien se haya muerto, cuan-

    do ya nada le sea posible; en cambio, mientras exista, ese

    alguien ser siempre la posibilidad de otra cosa, porque

    existir es ser un ser posible.

    Esta idea de la posibilidad constituye la clave del

    existencialismo. Su manera de entender la posibilidad es

    su caracterstica fundamental. Coherentemente con la po-

    sicin segn la cual no hay un reino de esencias que luego

    se concreten en existencias, el existencialismo sostiene que

    no hay un reino, ya dado, de posibilidades que luego se

    conviertan en realidades. Las posibilidades son siempre

    posibilidades de alguien. No hay posibles que sean posi-

    bles de nadie; todo posible es posible de alguien.

    El ser del hombre es un poder ser. El filsofo Schel-

    ling ya haba observado que en algunas lenguas, como

    el rabe, el verbo "ser" no es un verbo sustantivo sino

    un verbo transitivo que admite un complemento en acu-

    sativo; o sea, que la accin del verbo pasa a otra cosa,

    sin lo cual esa accin no sera tal accin, ni el verbo tal

    verbo. As se explica que haya podido decirse, para carac-

    terizar el existencialismo, que ste es una filosofa en que

    el verbo ser es transitivo. Todo el existencialismo es, efec-

    tivamente, un esfuerzo para mostrar eso: la transitividad

    del ser, el ser como ser posible.

    Existir es ser un ser posible. Para el existencialismo,

    no existe la piedra, que es sin por ello ser un ser po-

    sible; es decir, la piedra es sin que nada le sea posible.

    La piedra es, y es lo que es. Y as el mundo fsico;

    nada le falta, como nada le faltaba a aquel ser eterno, in-

    finito, inmutable, colmado, lleno de s mismo, que sera

    la realidad ltima, y que Parmnides tradujo con la ima-

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  • Vicente Fatone

    Introduccin Al Existencialismo

    gen de la esfera compacta, sin resquicios. De la misma

    manera, llegan algunos existencialistas a decir que Dios

    no existe porque tambin Dios es un ser sin posibilidad,

    ya que es eterno, infinito, perfecto, es decir, un ser al

    que nada le falta y que, por lo mismo, no necesita, para

    colmarse, realizar ninguna posibilidad.

    El hombre no es sino su posibilidad. Recurramos a

    un ejemplo. Un nio que acaba de nacer es un hombre.

    Una definicin tradicional dice que el hombre es un ani-

    mal racional. Supongamos que ese nio muera inmedia-

    tamente despus de nacer. Diremos que ha muerto un

    hombre. Pero en qu sentido podemos decir que ha

    muerto un animal racional? Es, ese nio que muere en

    seguida de nacer, un animal racional? Dnde estaba su

    racionalidad? Qu tena ese nio ms que un animal

    cualquiera que hubiese muerto en seguida de nacer y del

    que no decimos que es un animal racional? Slo su posi-

    bilidad. El nio que acaba de morir era un animal ra-

    cional no porque lo fuese sino porque su posibilidad era

    sa: la de ser un animal racional.

    El hombre es posibilidad siempre. No se cierra nunca

    para lograr una totalidad en la que pueda descansar y

    decirse a s mismo: "Esto soy". Siempre es posible el

    nuevo acto que d a la vida de ese hombre otro sentido

    que el que hasta entonces pareca tener, y que nos lo

    muestre como siendo otra cosa. Si fuese posible "trazar la

    raya", como deca Kierkegaard esa raya que en las su-mas permite obtener el "total", sera posible decir: "Esto soy". Pero esa raya la raya de la muerte est ya fuera de nuestra vida. No he de ser yo quien haga la

    suma; no he de ser yo quien, ante el ltimo de mis actos,

    diga: "Esto soy".

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  • Vicente Fatone

    Introduccin Al Existencialismo

    El hombre es un ser posible; pero no hay posibilida-

    des dentro de las cuales el hombre elija sta o aqulla.

    El hombre elige su posibilidad, s; pero esa eleccin no

    es sino el mismo acto de crearla. Si dijsemos que hay

    posibilidades entre las cuales el hombre elige, las posibili-

    dades constituiran un reino aparte, un reino de esencias,

    un mundo ideal previo al hombre, un mundo dentro del

    cual el hombre estara condenado a elegir, un mundo con

    leyes propias al que el hombre debera obedecer. O sea,

    que habra un mundo abstracto el de las posibilida-des que regira al mundo concreto el de la existencia.

    Ese mundo de las posibilidades, con sus leyes invio-

    lables, es el mundo contra el cual se rebelaron, en tono

    pattico, especialmente los existencialistas rusos. Ese mun-

    do de las posibilidades a cuyas normas debera obedecer

    el hombre es lo que Dostoievski llamaba "el muro", el

    muro de piedra ms all del cual nadie puede ir. Ese

    mundo le seala al hombre qu puede hacer y, al mismo

    tiempo, qu no puede hacer. Es, ante todo, el mundo de

    las leyes lgicas que ya han dictaminado, desde la eter-

    nidad, qu es posible y qu no es posible; y que lo han

    dictaminado no slo para el hombre sino tambin para

    Dios. Dios, igual que el hombre, slo puede lo posible,

    dicen esas leyes; y slo es posible lo que no sea contra-

    dictorio. El mundo de las esencias ordena obedecer a esa

    ley suprema; hay que sentirse esclavo de ella, sin espe-

    ranza de liberacin. "Dos y dos son cuatro" (cuatro, y no

    cinco) es la inscripcin que en ese helado mundo de las

    posibilidades reemplaza al lasciate ogni speranza del lla-

    meante mundo infernal. Pero acaso ese "dos y dos son

    cuatro" no sea ms que un hbito, dice el existencialista

    ruso Chestov; un hbito como el del pez que sintiendo

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  • Vicente Fatone

    Introduccin Al Existencialismo

    en su estanque la resistencia de un tabique de vidrio res-

    tringi sus movimientos para no seguir chocando contra

    el obstculo, y se acostumbr a nadar slo en una pequea

    parte del estanque, aun cuando el tabique haba sido

    retirado.

    No hay posibilidades que vengan desde fuera a im-

    ponrsele al hombre. El hombre es el ser por el cual hay

    posibilidades. "Nada le llega al hombre desde fuera",

    dice una frmula de Sartre. Nada puede imponerle nada

    al hombre: ni el mundo de los posibles ni esos otros

    mundos abstractos que se llaman el "Estado", la "Clase",

    la "Iglesia exterior", dicen los existencialistas rusos. Y

    nada puede imponerle nada al hombre porque el hombre

    no es parte de nada. El hombre nunca es parte; todo forma parte del hombre; y por eso el hombre es quien

    impone la ley, no quien la acata. Los mundos abstractos,

    aun esos que reverenciamos como el "Estado", o los "Prin-

    cipios lgicos", tienen menos dignidad que la de un pe-

    rro, deca Berdiaeff, porque un perro est ms cerca que

    ellos de esa forma suprema de realidad que es la persona.

    Existir es ser un ser posible. El existente es el ser por

    el cual y para el cual algo es posible. En estas, como en

    otras frmulas a que el existencialismo recurre, aparece

    siempre el ser. Y puede intentar mostrarse qu es el exis-

    tencialismo valindose de esas frmulas dispersas que per-

    miten confirmar que el problema fundamental del exis-

    tencialismo es el problema del ser, si bien el existencialis-

    mo no parte del problema del ser en general, del "ser

    puro", sino del ser del existente. Todas las expresiones

    o frmulas de que ahora nos valdremos son tentativas

    existencialistas para precisar el ser de la existencia o del

    existente o del existir.

    19

  • Vicente Fatone

    Introduccin Al Existencialismo

    Existir es ser un ser de lejanas. Los existencialistas

    devuelven a la palabra existir su sentido etimolgico.

    Existir quiere decir estar fuera, ir hacia fuera. En la pa-

    labra existir lo importante es el ex, que indica el movi-

    miento de algo hacia otra cosa. Existir es estar fuera del

    propio centro, salirse de l. Nietzsche deca de s mismo,

    en ese sentido, que era un excntrico, un ser fuera de su

    centro, fuera de s mismo. El hombre, en cuanto existe, es

    el ser que est fuera de s, el ser que se extraa a s mis-

    mo, el ser lejos de s.

    El hombre est siempre separado de s mismo, dis-

    tante, "mantenindose a raya". Pascal ya haba dicho, con

    sentido semejante a ste, que el hombre es infinitamente

    ms que el hombre. O sea, que el hombre no se limita a

    ser lo que es "aqu" y "ahora". El "aqu" y el "ahora"

    en que el hombre est no lo agotan. El hombre est "all",

    tambin, en el lugar al que tiende, en el que quiere estar,

    en el que se imagina sufriendo o gozando con las criaturas

    de su imaginacin, o con las criaturas reales con que su

    imaginacin juega. La realidad del hombre es tambin

    sa, y hasta puede el hombre tiranizarse a s mismo desde

    el "all" o el "maana", tiranizarse desde la lejana.

    El hombre est siempre extraado de s, siempre fue-

    ra de s; siempre es esa lejana que no es, y nunca es sim-

    plemente esto que es. La realidad del hombre es como un

    irrealizarse en la lejana. Puede el hombre avanzar hacia

    la lejana, como avanza hacia el horizonte; pero la lejana,

    como el horizonte, est siempre all, despus. Siempre hay

    una distancia que separa al hombre de s mismo, una dis-

    tancia con la que el hombre se separa de s mismo. Su ser

    es ese alejarse de su ser.

    20

  • Vicente Fatone

    Introduccin Al Existencialismo

    Existir es ser un ser que se elige a s mismo. El hombre,

    nico existente, es el ser que elige su ser; es el ser que

    tiene que elegir a cada instante. Porque es eleccin de s

    mismo, elige esto o aquello, y no puede no elegirlo. As

    como es posibilidad y por eso tiene esta o aquella po-

    sibilidad determinada, de la misma manera es eleccin y

    hace esta o aquella eleccin determinada. Y lo que elige

    son sus posibilidades; y se elige proyectndose hacia esto

    o aquello. Toda la existencia es una eleccin constante;

    pero no es slo eleccin la eleccin consciente y delibera-

    da; nuestros impulsos ms secretos, nuestras tendencias

    ms oscuras, son, tambin, eleccin. El hombre, ser que

    se crea a s mismo, se crea eligindose y eligiendo sus po-

    sibles; si no los eligiese, no se creara a s mismo, y sera

    creado por los posibles que actuaran sobre l desde fuera.

    Elegimos todo lo que somos, y somos eso que elegimos;

    y eso que elegimos lo elegimos crendolo, no escogindolo

    dentro de un juego ya dado de posibles.

    ("Hay que elegir a cada instante", no es una frmula

    exclusivamente existencialista. Sin ir muy lejos, podemos

    encontrarla en dos filsofos de comienzos de siglo, por

    completo ajenos a las preocupaciones existencialistas. Apa-

    rece literalmente en Bergson: A tout moment, on doit choisir. Pero Bergson no limitaba la obligatoriedad de

    elegir a la existencia del hombre, sino que la haca ex-

    tensiva a todos los seres vivos dotados de cerebro. El ce-

    rebro es el rgano de la eleccin. La mdula puede res-

    ponder a las excitaciones exteriores, contestando a ellas

    de una determinada manera, y slo de una; pero, en

    algunos casos, en vez de responder remite las excitaciones

    al cerebro, para que ste responda; y el cerebro no res-

    ponde de una manera determinada:. elige, entre diversas

    21

  • Vicente Fatone

    Introduccin Al Existencialismo

    respuestas posibles, una. La eleccin de esa respuesta, que

    no es la nica respuesta posible, constituye el acto crea-

    dor. Tener que elegir a cada instante es tener que crear y

    crear a cada instante. Pero es necesario ir an ms all

    de Bergson y admitir que tambin la mdula elige, ya

    que elige entre los excitantes, para responder a unos y re-

    mitir los otros al cerebro. Blondel, que ha condenado el

    existencialismo con palabras fuertes "nueva moda que constituye un peligro mortal para el pensamiento y para

    el futuro de la civilizacin"; "sucedneo del opio, acom-

    paado de encantamientos magnticos", insisti tam-bin en sealar la diferencia entre el "hecho", propio de

    lo fsico, y la "accin", propia de los hombres, como au-

    sencia o presencia de una eleccin constante. El hecho es

    la respuesta que toma un camino nico; la eleccin es el

    cierre de todos los caminos posibles, menos uno. En la

    eleccin nos desprendemos de nosotros mismos y ejerci-

    tamos nuestra capacidad creadora, que es el triunfo de un

    punto del universo sobre todo el resto. Triunfo, porque

    es creacin de algo nuevo; es decir: devolucin, al todo,

    de algo ms que lo que el todo nos enva: a la simple

    distensin de dos labios en una sonrisa, podemos respon-

    der con una pasin.)

    Existir es ser un ser libre. Cuando se pregunt cmo era posible la posibilidad, en qu se fundaban las posi-

    bilidades del hombre, Kierkegaard concluy que el hom-

    bre era posibilidad, la posibilidad fundamental gracias a la

    cual surgan las otras posibilidades. Haba posibles para

    el hombre, porque el hombre no era sino eso: posibili-

    dad. Y a esa posibilidad anterior a todas las posibilidades

    concretas la llam la libertad. Existir es ser posibilidad

    antes de las posibilidades; y esa posibilidad fundamental,

    22

  • Vicente Fatone

    Introduccin Al Existencialismo

    que no es posibilidad de nada determinado, y que tiene

    que crear sus posibilidades, es la libertad.

    La existencia se funda en la libertad y es, por ello, un

    continuo proceso de liberacin, un continuo ejercicio de

    s misma. Ha podido decirse que el nio nace viejo, y no

    slo en el sentido de que por el simple hecho de nacer

    "ya est maduro para la muerte", sino por esto otro: el

    nio que acaba de nacer es toda la vejez del mundo y con-

    tiene la tremenda carga de los millares de millares de si-

    glos que han sido necesarios para hacerlo surgir, toda la

    tremenda carga del universo, porque todo el universo co-

    labor oscuramente para que ese nio fuese posible. (En

    el nio estn no lo olvidemos todas las leyes del mundo: el nio tiene toda la vejez de la materia; la vejez

    de las leyes fsicas, qumicas, fisiolgicas; la vejez de ese

    mundo cuya criatura es. Es ejemplar de una especie vie-

    ja, tambin, que viene repitindose y haciendo que el hijo

    de un hombre sea siempre un hombre como "el hijo de

    un perro es siempre un perro", segn deca el personaje

    de Las moscas, de Sartre.)

    De toda esa vejez tiene que liberarse el nio. El nio,

    podramos decir, no es sino el acto ininterrumpido en que

    se libera de esa vejez. Toda su existencia ser un proceso

    de rejuvenecimiento: habr de crearse como ser nuevo,

    irrepetible, nunca dado. Habr de construir, construyn-

    dose, el mundo nuevo, el "mundo antinatural" de la li-

    bertad ; habr de introducir ese otro mundo en el mun-

    do; habr de ser "un escndalo". Porque es libertad, po-

    dr dejar de responder al dolor con un grito, como res-

    ponde al nacer; o podr, tambin, responder otra vez con

    un grito, sin tener nunca la certeza de que la respuesta

    que d habr de ser la que d siempre en el futuro. Podr

    23

  • Vicente Fatone

    Introduccin Al Existencialismo

    aprender a sonreir a lo inexistente, como cuando sonre

    ante las imgenes de su fantasa; podr aprender a no ser

    su pasado, a poner en el mundo natural de su organismo

    ese otro mundo antinatural de las pasiones. Y podr crear

    los mundos del amor y el odio, del sacrificio y del crimen,

    de la belleza y de la lgica, de la tica y de la poltica,

    de la ciencia y de la religin. El hombre es el ser posible,

    posibilidad de s mismo y, por eso, posibilidad de los

    mundos. Porque es posibilidad antes de todas las posibili-

    dades, es libertad. Y esa libertad, que es ejercicio, es su

    propia liberacin, su propia creacin y creacin de los

    mundos. Podemos pues decir que para el existencialismo el

    hombre es libertad creadora.

    Existir es ser un ser que se cuida de su ser. A la pie-dra, nada le importa de su ser; a la piedra, su ser "ni

    le va ni le viene"; la piedra no se cuida de su ser. La

    piedra no existe, no es un ser de lejanas; a la piedra nada

    le es posible; la piedra no tiene que elegir nada, no tiene

    que elegir su ser, no tiene que crearse. Pero el hombre

    existe, est fuera de s; por ello, no puede sino sentirse

    amenazado, siempre inseguro de ese su ser en permanente

    riesgo; y por ello el hombre tiene que cuidar su ser, po-

    ner curia en l (curia, lo contrario de incuria). El hom-

    bre, a diferencia de la piedra y de Dios, tiene que cuidar

    su ser, cuidarse de las cosas, cuidarse de s mismo, cui-

    darse de los otros. Y ese cuidado forzoso, esa curia, esa

    cura, no le dan sosiego.

    El hombre es ante todo el ser que se cura de su ser.

    Y porque se cura de su ser, porque es cura, puede condu-

    cirse de tal o cual manera, tener este o aquel impulso o

    tendencia. El fundamento de todas las conductas, impul-

    sos, tendencias, reside en la cura: gracias a la cura que

    24

  • Vicente Fatone

    Introduccin Al Existencialismo

    el hombre es, surgen tales o cuales comportamientos par-

    ticulares. El hombre es, ya por su misma estructura, cura.

    La voluntad, el deseo, se funda en esa cura que el hombre

    ya es; el hombre no se cura de su ser porque disponga

    de voluntad, de deseo, sino al revs: el hombre dispone

    de voluntad, de deseo, porque es cura.

    Puede el hombre disimularse esa cura que estructural-

    mente es; puede, en apariencia, hasta suprimirla con com-

    portamientos especiales que son como sus sucedneos ino-

    fensivos. Puede, por ejemplo, mostrarse curioso. La cu-riosidad es una de las maneras con que el hombre se si-

    mula, sin poder suprimirla, la responsabilidad de cuidarse

    de su ser. Pero la curiosidad, que es un como descuido

    de nuestro ser, contiene, aunque no lo quiera, el cuidado

    que trata de disimular. La curiosidad es pariente de la

    cura o curia. (Ya San Agustn haba aludido a esta rela-

    cin entre la curiosidad y la cura que ahora es uno de los temas del existencialismo de Heidegger en un pa-saje de su tratado sobre La Msica: "De ah nace la cu-

    riosidad curiositas, que recibe su nombre del cuida-do cura y es enemiga de la seguridad securi-tas... y de la verdad.")

    En el poema de Goethe, es la Cura quien le dice

    a Fausto: "A aquel de quien yo me apodere una vez,

    de nada le valdr el mundo entero... No alcanzar la po-

    sesin de ningn tesoro." La cura tiene esto de paradji-

    co: es cura, cuidado, pero no da nunca securitas, seguri-dad. El hombre, que es cura, es el ser inseguro, expuesto,

    el ser que constantemente corre el riesgo de su ser.

    Existir es ser un ser incumplido. Las cosas, que no

    se curan de su ser, estn cerradas, acabadas, perfectas:

    son lo que son, ni ms ni menos; nada les falta ni nada

    25

  • Vicente Fatone

    Introduccin Al Existencialismo

    les sobra. Pero el hombre, que es un ser de lejanas, que

    es un ser posible, es un ser siempre abierto, para el cual

    hay siempre un "todava no". Dios es, como la piedra,

    ser cumplido, acabado, perfecto. El hombre, ser existente,

    no puede lograr la "perfeccin" de la piedra ni la de Dios.

    No hay nunca para el hombre un "ya no ms", pues el

    hombre es, siempre, posibilidad, deficiencia.

    El hombre no puede realizar un todo acabado, ni aun

    en la muerte: en la muerte el hombre no logra la perfec-

    cin de su existencia, pues la muerte no es existencia. El

    hombre no existe en su muerte, ni puede existir en ella,

    pues existir es ser siempre una posibilidad. Aun en el mo-

    mento de la agona, el hombre es un ser posible, que se

    anticipa a s mismo; aun en la agona se anticipa a s

    mismo y desde su anticipacin puede imaginarse muerto,

    y anticiparse an ms, dictando para "despus" su "l-

    tima voluntad". Lo que el hombre no podr, nunca, es

    completarse, hallarse realmente sin distancia con respecto

    a s mismo, alcanzar la vecindad absoluta que consigo

    tiene la piedra o tiene Dios. Puede, s, realizar la expe-

    riencia de su agona, pero sta no es la experiencia de la

    muerte: el "sentirse morir" es una experiencia de la vi-

    da, no de la muerte. Quien agoniza, vive, y su sentirse

    agonizar es no un sentirse morir sino un sentirse vivir.

    La Cura tambin haba dicho a Fausto que aquel de

    quien ella se apoderase sera siempre un ser "incumpli-

    do". El hombre es siempre "para maana"; el hombre

    tiene siempre un "despus". En cuanto existe, no puede

    sino perseguir ese maana, perseguir ese despus; pero no

    ha de alcanzarlo como el viajero no alcanzar el hori-zonte y ser siempre un ser deficiente. En su persecu-cin de s mismo, en su aspiracin a realizar el ser cum-

    26

  • Vicente Fatone

    Introduccin Al Existencialismo

    plido, no puede sino fracasar. El hombre quiere realizar

    lo imposible: ser perfecto, pero no como la piedra, sino

    como Dios; ser perfecto y saberse perfecto, y amar su

    propia perfeccin. Pero saberse perfecto y amar su propia

    perfeccin es ya ser un ser a distancia de s mismo y no

    un ser perfecto, acabado. Por eso Sartre declara al hom-

    bre un "dios fracasado", una "pasin intil". (Y al mis-

    mo tiempo declara inexistente a Dios, porque Dios sera

    un concepto contradictorio: el ser perfecto que se sabe

    ser perfecto: una piedra opaca atravesada de luz. Y por

    esa misma razn declara Heidegger que Dios no existe:

    en el sentido de que Dios no est fuera de s mismo, de

    que no es un ser de lejanas, de que no es un ser para el

    cual haya posibilidades, de que no es un ser deficiente.)

    Existir es ser un ser en el mundo. El hombre y la

    piedra estn en el mundo; pero el hombre no est en el

    mundo de la misma manera en que est en l una piedra.

    La piedra est en el mundo sin que para ella haya un

    mundo; ese mundo en que la piedra est no es su mun-

    do, no es un mundo con el que la piedra se halle en esa

    actitud de "familiaridad" en que s se halla el hombre.

    En rigor, mundo no hay sino para el hombre; el hom-

    bre es el ser para quien hay un mundo. Pero no hay

    por un lado una realidad hombre y por otro una realidad

    mundo; no hay un hombre que venga de pronto a po-

    nerse en relacin con el mundo, sino que el hombre, por

    el simple hecho de ser hombre, es, ya, ser en el mundo, ser abierto al mundo.

    El mundo en que el hombre es no viene a agregr-

    sele como algo que antes le fuese ajeno y que ahora le es

    propio; el hombre es, por su propia estructura, hombre-en-

    el-mundo. El hombre, el "ser ah", no est primero

    27

  • Vicente Fatone

    Introduccin Al Existencialismo

    encerrado en s mismo y luego abierto al mundo. Un ser

    cerrado al mundo y que luego se abriese a l sera un mis-

    terio incomprensible, un absurdo, como el de una piedra

    que, cerrada al mundo, entrase de pronto en relacin de

    familiaridad con el mundo y pudiese conocer, sentir, ac-

    tuar.

    La piedra est en el mundo y puede ser cambiada de

    lugar. Pero el hombre est en el mundo sin poder "cam-

    biar su lugar" por otro. En ese sentido: no hay lugares

    ya dados en los que est situado el hombre; el hombre

    es aquel por quien hay lugares; el hombre es el ser por

    quien hay un "aqu", un "all"; el hombre es el ser gra-

    cias al cual estn situadas las cosas. El hombre es el ser que

    impone la perspectiva que llamamos perspectiva del mun-

    do. Y como sin perspectiva no hay mundo (entendiendo

    por mundo una estructura de partes relacionadas de cier-

    ta manera entre s), sin hombre no hay mundo, porque

    sin hombre no hay perspectiva. (Aunque sin hombre hay

    mundo en el otro sentido: en el de simple totalidad de

    las cosas.)

    Pero ser ah, ser en el mundo, es lo mismo que tener

    un cuerpo. Yo soy un punto de vista sobre el mundo.

    Cada uno de nosotros es un punto de vista, y desde ese

    punto de vista hace surgir el mundo. Lo que llamamos

    la perspectiva espacial, por ejemplo, que hace que las co-

    sas se dispongan de cierta manera, ocultndose total o

    parcialmente las unas a las otras, ofrecindose en tamaos

    variables y en formas diversas, es una necesidad metaf-

    sica. La perspectiva es forzosa para que haya mundo. Un

    mundo no visto desde ningn punto, no sera mundo;

    pues si no estoy en un punto dado, no puedo distinguir

    unas cosas de otras, establecer relaciones entre ellas (y un

    28

  • Vicente Fatone

    Introduccin Al Existencialismo

    mundo, si no es un sistema de relaciones, no es tal mun-

    do). Qu sera, por ejemplo, un paisaje, sin este lugar

    desde el cual lo miro y lo hago surgir, precisamente, como

    paisaje?

    Pero la necesidad metafsica de la perspectiva es lo

    mismo que mi necesidad, en cuanto existente, de tener

    o ser un cuerpo. Mi cuerpo es el punto de vista sobre el

    mundo; ese punto de vista puede "trasladarse", y al tras-

    ladarse modificar el paisaje del mundo. Lo que nunca

    puedo es dejar de ser "punto de vista"; lo que nunca

    puedo es verme a m mismo como objeto entre los obje-

    tos del mundo. Quien puede verme es otro, desde otro

    punto de vista. Yo puedo, a mi vez, ir a ocupar ese pun-

    to de vista; pero no puedo dejar aqu mi cuerpo para ir

    a verlo desde all.

    Mi cuerpo es lo que me individualiza, lo que me hace

    ser quien soy: "yo, aqu". No puedo, como Dios, estar

    en todas partes, y mirar el mundo simultneamente desde

    todos los puntos de vista. (Por eso, sabiamente, coheren-

    temente, las concepciones que hacen de Dios la mirada

    simultnea desde todos los puntos de vista tienen que ne-

    gar que Dios sea un cuerpo.) Esa "necesidad metafsica"

    del punto de vista es la necesidad metafsica de mi cuerpo.

    Decir que no puedo ocupar, para verme, el punto de vista

    que ocupa otro, quiere decir que yo no puedo tener el

    cuerpo de otro. No puedo sino tener mi cuerpo, este cuer-

    po; el cuerpo es lo que no puedo cambiar.

    El cuerpo me acompaa, deca Kierkegaard, como una

    "cataplasma caliente". "Bestia anhelante" que me acom-paa ; "pegado a m como un gusano", es lo ms mo, y,

    sin embargo, lo que me es ms impenetrable. El cuerpo,

    sin el cual yo no sera; el cuerpo, que me hace ser quien

    29

  • Vicente Fatone

    Introduccin Al Existencialismo

    soy, que impide mi confusin con los otros yo; el cuerpo,

    que me individualiza, es la oscuridad total. Procede como

    independientemente de m; parece mi instrumento, mi

    esclavo, pero de pronto "yo" parezco su instrumento, su

    esclavo.

    De este mi cuerpo, no puedo decir, en rigor, que es

    mo, que lo tengo; ni puedo decir que soy de mi cuerpo,

    que el cuerpo me tiene. Yo soy la relacin misma "mi

    cuerpo": soy lo que el existencialismo de Gabriel Marcel

    llama, con reminiscencias catlicas, "ser encarnado". En-

    vejece a pesar mo; se parece cada vez ms al "cadver

    que habr de ser un da"; y nada puedo contra eso, por-

    que no estoy en relacin externa con l: no puedo eva-

    dirme de mi cuerpo, como no puedo evadirme de mi po-

    ca. Y as como no puedo pedir para m otra poca hist-

    rica, la Edad Media, el siglo XXI, no puedo pedir otro

    cuerpo, ni clamar, en el momento en que me siento morir,

    como clamaba el poeta imaginado por Kierkegaard:

    " Otro cuerpo! Denme otro cuerpo!", a la manera del

    jinete derribado que clama en la batalla: " Otro ca-

    ballo!"

    Este cuerpo es, sin embargo, el fundamento de mis

    posibilidades, de mis proyecciones, de toda mi accin. Mi

    cuerpo es el "aqu", "ahora"; y con respecto a ese "aqu",

    "ahora", que mi cuerpo es, se estructuran el "all", el

    "despus", hacia los cuales me proyecto.

    No puedo ver mi cuerpo, y otros pueden verlo, colo-

    carse en ese otro punto de vista desde el cual mi cuerpo

    es una cosa ms entre las cosas. Los otros, por poder ver-

    me como soy, como yo no puedo verme, son "el infier-

    no" de que habla Sartre. "El infierno" es la mirada aje-

    na. Toda la literatura sartriana desarrolla este tema, es-

    30

  • Vicente Fatone

    Introduccin Al Existencialismo

    pecialmente la literatura teatral. Los otros son el infierno,

    porque nos descubren como somos. Aparentemente, yo

    puedo tambin descubrirme como soy, mirndome al es-

    pejo. Pero siempre me quedo yo desde este lado del es-

    pejo, como quien mira, no como quien es visto; y puedo,

    al juzgarme, quedar salvado en toda mi inocencia, como

    si "yo" fuese aquel que est all, y no este "yo" que

    est aqu. Pero "yo" soy este que est aqu; y al creer

    verme, no me veo: sigo mirando desde un punto de

    vista.

    Por eso el tema de la mirada aparece con tanta fre-

    cuencia en el existencialismo, desde Kierkegaard. Quisi-

    ramos ser la mirada que todo lo ve, y que no es vista por

    nadie. Quisiramos ser como Dios, a quien se concibe pre-

    cisamente como la mirada que todo lo ve y a la que nadie

    puede ver. Quisiramos espiarlo todo como espibamos

    cuando nios por el ojo de la cerradura. Pero no nos con-

    formamos con eso; queremos ver y que los dems se sien-

    tan vistos, para que as se sientan cosas inermes bajo nues-

    tra mirada. Cuando cruzo mi mirada con otro, entablo

    con l un duelo; y si lo obligo a bajar la vista y entre-

    garse como cosa bajo mi mirada, habr conseguido que

    deje de mirarme y convertirme en cosa; yo ser su in-

    fierno, y no l el mo.

    Existir es ser un ser temporal. Existir es ser fuera

    de s mismo; el hombre no es sino ese extraamiento que

    de s mismo hace; pero ese extraamiento no es sino tem-

    poralizacin. Pasado, presente, futuro, son mis propias

    proyecciones, mi temporalizacin. Pasado, presente y fu-

    turo son, dice Heidegger, mis tres "xtasis", mis tres

    maneras de estar fuera de m mismo, las tres maneras de

    mi ex-tensin (o, como mucho antes que Heidegger ha-

    31

  • Vicente Fatone

    Introduccin Al Existencialismo

    ba dicho San Agustn, aunque con propsito un tanto

    diferente, el tiempo no es sino la dis-tentio del alma). Las cosas tienen consigo mismas una solidaridad to-

    tal, una solidaridad que es como una solidificacin, una

    identificacin absoluta. Las cosas son lo que son y no se

    ex-tienden en presente, pasado y futuro. Yo tengo tam-

    bin solidaridad conmigo mismo, pero sin que esa solida-

    ridad me solidifique. Tengo solidaridad con mi pasado,

    que es mo, y no de otro ser; pero no soy mi pasado. Es-

    toy tambin solidarizado con mi futuro, que es mi futu-

    ro; pero no soy mi futuro. Y estoy solidarizado con mi presente, pero no soy mi presente. Puedo decir que tengo

    un pasado, que tengo un presente, que tengo un futuro;

    pero no soy ninguno de ellos; y, aunque no soy ninguno

    de ellos, gracias a ellos puedo decir que soy. El pasado lo

    fui, no lo soy; y lo fui de modo tal que me es imposi-

    ble no haberlo sido. En este sentido el pasado es irreme-

    diable, es lo que ya carece de posibilidades, lo que yo no

    puedo cambiar, lo que yo no puedo construir. El futuro

    es lo que no soy, pero puedo serlo. Es al futuro a lo que

    estoy abierto, no al pasado; a lo que me proyecto es al

    futuro, no al pasado. Pero toda proyeccin se hace desde

    el presente, que a su vez es tambin proyeccin, pues mi

    presente no es sino esta situacin en que hago surgir un

    mundo, que es el esquema de mis posibilidades.

    Existir es ser un ser culpable. Es corriente limitar la

    culpa del hombre y su responsabilidad a la de los actos

    conscientes y deliberados. El existencialismo hace al hom-

    bre totalmente culpable y responsable, tanto de sus actos

    voluntarios como de sus tendencias oscuras, de sus lla-

    mados instintos, de su fantasa, de sus sueos. El hombre

    es responsable de todo lo que es, porque el hombre es res-

    32

  • Vicente Fatone

    Introduccin Al Existencialismo

    ponsable de su ser. El "ser as", el "ser uno como es", no

    exime de culpa. Es la culpa misma. Cada uno de nos-

    otros puede argumentar que no es culpable de su ser, pues

    no lo eligi. Pero, para el existencialismo, el hombre es el

    ser que elige y que se elige, y que, al elegirse, se asume

    a s mismo. Por el simple hecho de ser, elegimos ser, asu-

    mimos nuestro ser; por el simple hecho de ser en el mun-

    do, aceptamos adems este mundo en que somos; y con-

    fesamos, junto con la culpa de nuestro ser, nuestra culpa

    de ser en el mundo. Ni nuestro ser ni el mundo estn ah

    fuera de nosotros; nosotros no estamos aqu en la actitud

    de jueces que nada tuvieran que ver con el delito; somos

    actores y no espectadores; somos el delito mismo. Todos

    somos cmplices, podramos decir; cmplices de esto que

    ya los filsofos de los primeros siglos de nuestra era lla-

    maban la "conspiracin"; y tambin por eso pudo decirse

    que no hay ni siquiera nios inocentes, porque tambin

    los nios son responsables de lo que somos responsables

    todos: de ser lo que somos. El ser lo que se es, es la culpa

    primera, original. Sin preocupaciones existencialistas, Cal-

    dern haba dicho: "Pues el delito mayor del hom-bre es haber nacido".

    Y no somos culpables slo del presente. Aunque nin-

    gn existencialista haya ido tan lejos, podramos decir

    que somos culpables tambin del pasado y del futuro.

    Somos culpables del pasado, porque el pasado tenda al

    futuro y no poda no tender a l. Nosotros somos el fu-

    turo al que el pasado tendi; y por haber tendido al fu-

    turo, el pasado sufri y goz lo que sufri y goz; es

    decir, que el pasado fue lo que fue porque tendi a este

    futuro que nosotros somos; fue lo que fue por nosotros.

    Y de la misma manera somos culpables del futuro, por-

    33

  • Vicente Fatone

    Introduccin Al Existencialismo

    que a l tendemos y porque el futuro no podr ser sino

    porque nosotros somos. (Ni aun cuando me negase a existir

    y resolviera suicidarme, quedara eximido de mi culpa y

    de mi responsabilidad. Si me suprimo, asumo la res-

    ponsabilidad de que el mundo sea diferente de lo que

    hubiera sido con mi presencia. Suicidndome, introduzco

    en el mundo una variante, nada ms. Cuntas situaciones

    no se modificarn con mi ausencia? Todo lo que hubiera

    podido no suceder y que suceder con mi ausencia ! I

    Todo lo que hubiera podido suceder y que no suceder I

    Las consecuencias de este acto con el que creo librarme de

    la responsabilidad de cuanto suceda, son infinitas; tan

    infinitas como las consecuencias de este acto de seguir

    viviendo.)

    Existir es hacer la experiencia de las situaciones lti-

    mas. He aqu otra definicin de la existencia, dada por los existencialistas. Pero qu es una situacin, y qu es

    una situacin lmite o ltima?

    El existencialismo dice que el hombre es un ser en situacin. Estar en situacin significa estar comprome-

    tido, trabado en una relacin de la que no se puede salir.

    Yo estoy situado en mi poca, y no puedo salir de ella

    como sale del tablero una pieza de ajedrez. Puedo imaginar

    a la pieza de ajedrez, y de hecho sucede eso, interviniendo

    en tantas partidas como quiera. Yo, como hombre, no

    puedo sino ser en esta que llamo mi poca, y en ninguna

    otra. Entretenerme en pensar qu hubiera sido yo en

    otra poca ("si yo hubiese vivido en la Edad Media...", por

    ejemplo) no tiene sentido alguno. Yo, en otra poca, no

    sera yo; yo soy lo que soy, soy yo, en mi poca. La

    situacin es el lmite que no puedo violar. Soy hijo de

    quienes soy hijo, y no puedo evadirme de, eso e ima-

    34

  • Vicente Fatone

    Introduccin Al Existencialismo

    ginarme hijo de otras personas, pues ese yo que imagino

    hijo de otras personas no sera yo. Hay situaciones que

    pueden cambiar: estoy, por ejemplo, en la situacin que

    llamo "mi pas"; puedo hallarme en otra situacin: tal

    o cual pas al que me traslado; pero lo que no puedo es

    suprimir mi ser en situacin; siempre estar en tal o cual

    situacin.

    No puedo no morirme, no puedo no sufrir, no puedo

    no luchar, no puedo no ser culpable. Todas stas son si-

    tuaciones ltimas (estudiadas especialmente por Jaspers);

    son horizontes dentro de los cuales estoy forzosamente. El

    horizonte puede desplazarse; pero el horizonte no puede

    ser suprimido. Y he de tener el coraje de aceptar mis si-

    tuaciones: aceptar la muerte, sin hacerme ilusiones, que

    son siempre las ilusiones de creer que podra no morirme.

    Aun cuando se me ofrezcan pruebas de mi inmortalidad,

    lo que esas pruebas hacen es demostrarme precisamente

    que me morir: me hablan de un despus de la muerte;

    es decir: no la niegan, la afirman. En las preocupaciones

    cotidianas puedo no pensar en la muerte, disimulrmela,

    ocultrmela; pero cuando procedo as, procedo como un

    ser emprico. Como ser emprico me disimulo esa realidad

    de mi situacin. Como existente, no: tengo que afron-

    tarla.

    No puedo vivir sin sufrir, sin hacer sufrir, sin matar:

    mi simple hecho de vivir exige que otros mueran y su-

    fran; hasta biolgicamente tengo que matar, para sub-

    sistir, o hacer que otros maten por m. De nada vale

    que me olvide y disimule esa mi situacin: alguien sie-

    ga vidas por m, y tcitamente delego en otros la funcin

    de dar el mazazo en el testuz al ternero que ha de ali-

    mentarme, o la funcin de cargar la escopeta que herir

    35

  • Vicente Fatone

    Introduccin Al Existencialismo

    al ave, o de poner el cebo en el anzuelo, o de manejar la

    hoz. Puedo rehuir a los que sufren; puedo hasta no que-

    rer vivir cerca de un hospital, porque eso me deprime.

    Todo puedo disimulrmelo; pero no por ello salgo de la

    situacin: hago sufrir y mato. Y tambin lucho, aun-

    que crea a veces poder eximirme de luchar, en la actitud

    pasiva: esto es, siempre, lucha, pugna; el otro, aun mi

    amigo, es quien se halla ante m, frente a m; y con l

    lucho, siempre.

    La situacin ltima es el mundo. Yo soy en el mun-

    do, y no puedo sino ser en el mundo; y no puedo sino

    ser en este mundo y no en otro. Mi ser es un ser en este

    mundo: un ser aqu. Puedo entretenerme en pensar que

    hubiera podido no haber mundo; pero entretenerme, nada

    ms. El mundo es mi horizonte ms opaco. La vieja pre-

    gunta de Leibniz (por qu hay algo en vez de nada?)

    era ya la expresin de esta experiencia de ser en el mundo.

    Hay algo, y lo que hay es esto. Aqu mi situacin se con-

    vierte en misterio: el sencillo y tremendo misterio de que

    haya algo, que es mi situacin; el sencillo y tremendo

    misterio del ser y de mi propio ser.

    (La definicin del hombre como ser situado, como ser

    comprometido en una situacin de la que no puede salir

    para observarse, no es exclusiva del existencialismo, y

    puede considerarse propia de todo el pensamiento de nues-

    tra poca. Hasta la misma ciencia ha venido afirmando

    y no por influencia del existencialismo, sino indepen-dientemente de l que la llamada observacin objetiva, la observacin en que por un lado tenemos un observador

    y por otro la cosa observada, perfectamente diferenciables,

    es imposible. Toda "observacin" en el mundo atmico,

    por ejemplo, exige el envo de ondas al campo que se

    36

  • Vicente Fatone

    Introduccin Al Existencialismo

    quiere observar; pero esas ondas modifican el campo que

    se quiere observar; lo que luego se observa no es pues el

    objeto "tal cual es", sino el objeto modificado por la ac-

    cin del observador; y resulta imposible distinguir, en lo

    que se observa, qu corresponde "realmente" a lo que se

    quiere observar y qu corresponde a lo que el observador

    ha puesto para hacer su observacin. La ciencia rechaza

    ya el concepto de "observador puro" y, con ello, el con-

    cepto de "cosa observada pura". Y esto puede extenderse

    a cualquier observacin : para observar un cuerpo es nece-

    sario iluminarlo; y cuando decimos que observamos un

    cuerpo, no estamos observando simplemente el cuerpo

    sino tambin la luz que le enviamos. Todo observador

    est pues comprometido en una situacin de la que no

    puede salir. En el siglo pasado, el positivismo plante, al

    criticar el mtodo introspectivo de la psicologa, un pro-

    blema semejante. El mtodo introspectivo, o de observa-

    cin directa de los estados de conciencia por el mismo su-

    jeto en quien se dan esos estados, fue sometido a esta sen-

    cilla crtica: no puedo observar mi clera, pues en cuanto

    quiero observarla modifico esa clera; lo que observe no

    ser ya lo que quise observar, sino algo que yo mismo he

    producido o modificado. No hay "observador puro"; no

    hay "cosa observada pura". H. W. Garrod, el profesor

    de Potica de la Universidad de Oxford, hombre comple-

    tamente ajeno a las preocupaciones existencialistas, en su

    libro Poetry and the Criticism of Life hizo, sobre la funcin potica, estas consideraciones: "Mis valores re-

    siden en lo que puedo llamar mi escenario: en la multi-

    plicidad que yo mismo no soy..., en las cosas no mas en

    que he puesto a resguardo mi corazn. Yo soy lo que no

    soy. En cuanto me abstraigo del contorno natural o hu-

    37

  • Vicente Fatone

    Introduccin Al Existencialismo

    mano, que es el material de mi pensamiento, cobro con-

    ciencia de cun poco, de cun nada tengo, o soy, mo. Muy

    pocos de nosotros sabemos qu vacos estn nuestros esp-

    ritus. Sin embargo, esta vacuidad espiritual es una especie

    de fuerza..." Tambin para el agudo crtico de la poesa,

    el hombre no es sino su situacin.)

    Existir es ser un ser "con otros". El hombre est abier-

    to a las cosas, es el ser que se presenta a las cosas; pero

    est tambin abierto a los otros hombres, es el ser que

    se presenta a otros. Es eso, y lo es por su misma constitu-

    cin. No hay un hombre que, despus, se presente a las

    cosas; y, de la misma manera, no hay un hombre que,

    despus, se presente a los otros. Por el simple hecho de

    ser hombre, el hombre ya es esa presentacin, ese abrirse

    a las cosas y a los dems. En otras palabras: el hombre es

    un dilogo; y por eso, porque es dilogo, puede dialogar.

    La vieja definicin del hombre, segn la cual ste

    es un animal racional, un animal lgico, tiende a ser com-

    pletada, en el existencialismo, por esta otra: el hombre

    es un animal dialgico, dialogante. El hombre no es hom-

    bre sino por el "otro" a quien se abre. Y as como el he-

    cho de que sea un ser abierto al mundo le hace posible

    conocer las cosas, de la misma manera el hecho de que

    sea un ser abierto al "otro" le hace posible descubrir las

    personas. Decir simplemente "yo" implica el reconoci-

    miento del "t"; gracias a ese "t", gracias a que puede

    distinguirse de l, hay un "yo". Pero el "yo", que en

    cuanto dice "yo" ya reconoce al "t" del que se distin-

    gue, reconoce por eso mismo el "nosotros" en que el "yo"

    y el "t" estn unidos sin confundirse.

    Porque el hombre es un dilogo, es posible el lengua-

    je. Las palabras tienen su fundamento en el dilogo que

    38

  • Vicente Fatone

    Introduccin Al Existencialismo

    el hombre es. As como todas las posibilidades particula-

    res se fundan en el hecho de que el hombre es posibili-

    dad; as como la muerte de todo lo que emprendemos

    se funda en el hecho de que el hombre es un ser para la

    muerte, de la misma manera todas las palabras que arti-

    culamos se fundan en el hecho de que somos dilogo.

    (Algunos existencialistas han llegado a hacer de ese

    dilogo un simple "dialecto". Heidegger nos dice, por

    ejemplo, que ese ser "con otros" es un ser con los del pro-

    pio pueblo. Lo que el filsofo quiere es justificar filosfi-

    camente la fidelidad al propio pueblo, a su historia, a su

    destino. Lo que pareca ser la universalidad del ser "con

    otros" se convierte, as, en un provincianismo. El dilogo,

    segn Heidegger, tiene una palabra escondida que slo

    los hombres de su pueblo el de Heidegger conocen. Parecera, entonces, que ese dialecto al que pertenece la

    palabra escondida, es el nico dilogo. Slo dialogan los

    de ese pueblo! Los dems, los que no conocen ese dialecto

    de la palabra escondida, son simplemente "brbaros", en-

    tonces : "brbaros" eran para los antiguos precisamente

    los que no saban hablar la lengua de uno; tambin en

    esto algunos existencialistas retoman una posicin que

    consiste en abrir el abismo entre "nosotros" y "los otros",

    entre "el pueblo elegido" y "los otros pueblos".)

    Existir es ser para la muerte. Existir es ser para la

    nada. Existir es ser para el naufragio. He aqu tres variantes

    de una misma concepcin, y que pertenecen, res-

    pectivamente, a Heidegger, a Sartre y a Jaspers.

    Heidegger hace del existente el ser para la muerte,

    porque, en su pensamiento, la muerte es la posibilidad

    fundamental del hombre. En rigor, lo nico posible para

    el hombre es morirse; y tambin lo ms que el hombre

    39

  • Vicente Fatone

    Introduccin Al Existencialismo

    puede hacer es morirse. La muerte es el "gran" posible,

    gracias al cual se dan los otros posibles, los pequeos, los

    de cada instante. Somos "para" la muerte; y por eso po-

    demos ser "para" esto, "para" aquello. Nos proyectamos

    hacia la muerte, somos esa proyeccin hacia la muerte, y

    por eso podemos proyectarnos hacia tal o cual cosa. Cada

    uno de los "maanas" a que nos proyectamos son como

    ejemplos menudos de ese "maana" nico al que nos

    proyectamos; maana nico que no podr ser nunca

    "hoy". La muerte es la posibilidad imposible, porque, a

    diferencia de los otros posibles, que puedo realizar, se

    es el que no realizar; jams podr decir "Me he muer-

    to". La muerte es la posibilidad de que todo me sea im-

    posible ; y como soy para la muerte, como he de morirme

    y nadie puede reemplazarme en esa muerte, la muerte,

    que puede sorprenderme ahora mismo, es la posibilidad de

    que todo lo que me es posible me sea imposible.

    De esto, a afirmar que existir es ser para la nada, no

    es ni siquiera necesario dar un paso. La muerte es la im-

    posibilidad de la existencia. Todo es "para nada". Nos

    proyectamos hacia el futuro, somos esa proyeccin, nos

    vemos siempre en un maana desde el que nos goberna-

    mos como dictadores de nosotros mismos (en funcin de

    lo que para ese maana quiero conscientemente o no, hago

    esto que hoy hago); nos construimos continuamente, co-

    mo si no hubisemos de morir nunca, como si hubisemos

    de ser eternos; pero sabemos que la muerte ha de venir

    a desbaratarlo todo. (No slo la muerte de cada uno de

    nosotros. La muerte de todos. La aventura ha de desem-

    bocar en la nada, pues este accidente que es el hombre

    desaparecer de la faz de la Tierra, y el planeta rodar en

    los espacios vacos sin que queden ni rastros de las angus-

    40

  • Vicente Fatone

    Introduccin Al Existencialismo

    tias con que cada uno de los hombres construy su histo-

    ria y todos los hombres construyeron la Historia.)

    Fausto, en el poema de Goethe que tantos temas de

    meditacin ha dado a los existencialistas alemanes, como

    Pascal a los existencialistas franceses y Dostoievski a los

    existencialistas rusos, dice a Mefistfeles, seor de la ne-

    gacin y de la nada: "Quiero con el espritu alcanzar a esa humanidad en lo ms elevado y en lo ms profundo;

    y que su bien y su mal se adentren en mi pecho. Y dilatar este m mismo hasta su s mismo. Y al final, como ella y

    con ella, naufragar". Pero Jaspers, en quien aparece la

    tercera variante de la frmula, no ve en este naufragio

    simplemente la nada. Heidegger se abstiene de hablar del ltimo "despus"; Sartre niega ese "despus"; Jaspers

    ve en el naufragio mismo la negacin de la muerte y de la nada. El naufragio est "ms all" de todo horizonte,

    ms all de toda finitud; y, por eso mismo, ningn pen-

    samiento puede resolver el enigma. La visin de la Tierra

    rodando muerta en el espacio no es, sin embargo, la res-

    puesta final. En esa Tierra muerta queda el ser. El ser

    sigue siendo. Podemos decir que existir es ser para la

    muerte; pero eso no prueba que el ser sea ser para la

    muerte. Esta conviccin del ser que subsiste y que no es para la muerte ni para la nada, es la conviccin que no

    puede ser destruida ni por la certeza de nuestro naufragio;

    en el naufragio subsiste el ser. Ante el naufragio, no valen,

    ya, las palabras. Slo cabe el silencio, o la breve palabra

    que en vano quiere llenar el silencio: Es, y que por pre-

    tender decirlo todo no dice nada. Pensar el naufragio, que-

    rer penetrar en l con nuestros conceptos, o con nuestra

    41

  • Vicente Fatone

    Introduccin Al Existencialismo

    experiencia de seres en el mundo, es absurdo. Todos nues-

    tros conceptos, todas nuestras experiencias se dan aqu, en

    el mundo, en la temporalidad, en la existencia. Y el nau-

    fragio es el naufragio de la existencia. Todo lo que preten-

    damos saber o experimentar de ese naufragio es una sim-

    ple supersticin. Pero es precisamente la aceptacin l-

    cida de ese naufragio lo que nos da, en vez de quitr-

    nosla, la certeza del ser.

    Existir es ser un ser finito. Somos para la muerte des-

    de nuestro nacimiento. En cuanto nacemos, ya podemos

    morirnos. La muerte es el fin; el nacimiento, el origen.

    Pero el fin es el no haber de ser; y el origen es el no haber

    sido. Mundonos, somos fieles a nuestro nacimiento;

    nuestro fin es fiel a nuestro origen. Nuestro no haber de

    ser es la fidelidad a nuestro no haber sido. Existiendo,

    somos fieles: asumir la muerte y el naufragio con lucidez

    no es sino asumir nuestro origen, y repetirlo, recuperarlo.

    Esta finitud de la existencia entre un no haber sido

    y un no haber de ser es el fundamento de la finitud de

    todas nuestras posibilidades particulares. Cuanto realice-

    mos ha de ser finito, como nuestra existencia: dejar de

    ser, y repetir, as, su no haber sido. Actuamos como si

    hubisemos de ser eternos, y construimos en el tiempo

    como si construysemos para la eternidad. Pero nuestro

    fundamento ltimo es esa nada, ese "no" de nuestro fin y

    de nuestro origen; y esa nada, ese "no" es, por ello, el

    fundamento ltimo, el abismo de cuanto construimos. Mo-

    rirs, porque has nacido; y cuanto hagas llevar su se-

    llo: morir, porque ha nacido. Y esto se cumple en la

    vida de los hombres, como en la de los pueblos, como en

    la historia toda. El fin recupera el origen. La muerte es

    muerte de lo que se origin, as como el futuro es siempre

    42

  • Vicente Fatone

    Introduccin Al Existencialismo

    futuro de un pasado. Tambin el futuro es recuperacin,

    fidelidad.

    En el pensamiento de Sartre, existir es hacer que un

    futuro venga a anunciarnos qu somos. Slo el futuro des-

    cubre el sentido del presente y del pasado. Puede, mi pre-

    sent, aparecrseme como teniendo tal o cual sentido;

    pero maana puedo, de pronto, descubrir que no, que se

    no era el sentido de aquel presente. Puedo, como el per-

    sonaje de una de las novelas de Sartre, cometer un delito

    y creer que tiene sentido porque es un delito que cometo

    por amor; pero el maana el futuro puede descu-brirme que aquello que cre amor no era amor, y entonces

    mi acto se me aparece como desprovisto del sentido que

    le atribu. Nadie puede, por eso, nunca, descubrir el sen-

    tido de su vida; porque ese sentido es siempre revocable

    por el maana, y porque no hay un maana ltimo, un

    "hoy" ltimo desde el cual pueda contemplar mi vida y

    reconocer su sentido.

    Pero en el pensamiento de Heidegger no es el futuro

    el que descubre el sentido del presente, porque el futuro

    es siempre futuro de un pasado al que vuelve, es repe-

    ticin, recuperacin de ese pasado. Y es all, en el pasado,

    donde est el sentido. De ah el nfasis que Heidegger

    pone en la "fidelidad" a s mismo, y al propio pueblo.

    Por donde es fcil ver que si para Sartre la existencia es

    una "revolucin perpetua", para Heidegger es, podra-

    mos decir, una perpetua repeticin.

    Pero para todos los existencialistas vale la frmula

    "existir es ser un ser finito". Nuestra posibilidad es po-

    sibilidad de finitud; nuestra eleccin es eleccin de fini-

    tud. Somos para la muerte, y la muerte es posible en

    cualquier momento; por eso, todo lo que elegimos, todo

    43

  • Vicente Fatone

    Introduccin Al Existencialismo

    lo que construimos, est amenazado de muerte, y de una

    muerte posible a cada instante. Inseguros, expuestos, ame-

    nazados, slo construimos lo inseguro, lo expuesto, lo

    amenazado.

    Junto a Dios y a la piedra, este ser que es el hombre

    es, podra decirse, la gran traicin al ser: el hombre es el

    ser que se ha elegido finito, el ser que puede siempre decir

    "no!" a su existencia, que puede siempre traicionarse,

    que siempre puede suicidarse, y que no puede sino mo-

    rirse.

    Existir es ser un ser histrico. Slo el hombre tiene historia. Y la tiene porque es temporalizacin en que el

    futuro no se limita a ser futuro, sino que es futuro de un

    pasado, as como el pasado no se limita a ser pasado, sino

    que es pasado de un futuro. El hombre, ser "con otros",

    tiene con esos otros un pasado, un presente, un futuro.

    Y as como cada hombre recupera en el futuro su propio

    pasado, tambin "los hombres" recuperan en el futuro su

    propio pasado; y tambin as como ningn hombre puede

    ser un ser perfecto, acabado, concluso, sino que tiene

    siempre un futuro en el que puede progresar en la reve-

    lacin de su propio ser, "los hombres" tienen siempre un

    futuro en el que pueden progresar en la revelacin de su

    ser como ser "con otros".

    Esta revelacin nunca acabada, nunca definitiva, es

    la historia. No hay un trmino de la historia, ni puede

    haberlo, como no hay un trmino de la existencia de

    cada hombre, ni puede haberlo: ni en uno ni en otro

    caso es posible trazar "la raya" de que hablaba Kierke-

    gaard. El hombre no puede realizar un todo cumplido

    ni como individuo ni como comunidad. Tambin la his-

    toria es, siempre, un "todava no"; tambin en la histo-

    44

  • Vicente Fatone

    Introduccin Al Existencialismo

    ria el hombre est condenado, como lo estuvo Fausto por

    la Cura, a ser un ser insatisfecho, un ser para quien hay

    un "da siguiente", o un "maana y maana y maana",

    como dice el famoso verso de Shakespeare. Y as como la

    muerte puede sorprendernos en cualquier instante y de-

    jarnos sin maana, el "fin" puede sobrevenir en cual-

    quier instante y dejar tambin a la historia sin maana. Y

    ni en uno ni en otro caso podremos realizar la experiencia

    de la plenitud; ni en uno ni en otro caso podremos saltar

    al otro lado de "la raya" para contemplar el "todo".

    Existir es ser un ser que se sostiene en la nada. Nues-tra conversacin cotidiana ms simple exige el uso fre-

    cuente de las palabras "no", "nada", "nadie", "nunca".

    Son palabras que encierran un grave problema. Cmo

    es que podemos decir, en general, "no"?; cmo es que

    podemos negar?

    Afirmo, por ejemplo, que sobre la mesa hay una copa,

    y lo afirmo porque veo la copa, porque me resulta evi-dente que sobre la mesa hay una copa. Pero cuando digo que en la mesa no hay una copa, no es porque tambin

    en ese caso resulta evidente que no la hay? Si es evidente

    que no hay tal copa, debemos aceptar que lo que no es,

    lo que no existe, lo que no est ah, se nos aparece como

    se nos aparece lo que es, lo que existe, lo que est ah. La

    nada se nos aparece, como se nos aparece el ser. Y por eso

    el hombre puede afirmar (cuando se le aparece lo que es)

    y negar (cuando se le aparece lo que no es).

    El hombre es el ser que niega, porque el hombre es

    el ser al que la nada se le aparece. Pero al hombre la nada

    se le aparece adems en su propio ser, internamente. El

    hombre se proyecta hacia el futuro; y el futuro no es

    (si fuese, no sera futuro, sino presente). El hombre no es

    45

  • Vicente Fatone

    Introduccin Al Existencialismo

    slo su presente; es tambin su futuro al que se proyecta;

    el hombre es ese no ser. El hombre pues, por ser su futu-

    ro, es lo que no es. Pero si es lo que no es, ya su ser con-

    tiene la nada.

    Hegel haba dicho que no hay nada, en el cielo ni en

    la tierra, que no contenga tanto el ser como la nada. El

    hombre tiene que construirse a s mismo, y se construye

    negndose, dicindose "no" a s mismo. Hegel extenda

    ese proceso de la negacin a toda la realidad. El existen-

    cialismo va a distinguir dos tipos de negaciones: una, que

    es la negacin interna; y otra, que es la negacin exter-

    na. La negacin interna es la que el hombre hace de s

    mismo; se trata de una negacin que afecta a su ser, que

    lo atraviesa, que lo hace dejar de ser lo que es para ha-

    cerlo ser lo que no es. Las cosas, en cambio, no contienen

    esa negacin interna. Las cosas no se niegan a s mismas,

    no se proyectan hacia el futuro. Una copa no es una ja-

    rra ; pero el no ser una jarra deja a la copa inafectada; a

    la copa "ni le va ni le viene" el que no sea una jarra; pero

    al hombre "le va y le viene" lo que l no es. El que la

    copa no sea una jarra es una negacin externa. En rigor,

    la copa no niega nada, ni siquiera externamente; quien

    puede negar que la copa sea jarra es el hombre, al colo-

    carse ante ellas; se trata de una negacin hecha desde

    fuera, y por eso es una negacin externa. La negacin

    que el hombre hace de s mismo es, en cambio, siempre

    interna.

    Negndose, el hombre se libera de s mismo, se cons-

    truye, y es siempre otra cosa. El hombre es una negacin

    perpetua de s mismo. El hombre no se identifica nunca

    consigo; las cosas, s. Si no se negase, si simplemente se

    afirmase, el hombre no se distinguira de las llamadas "co-

    46

  • Vicente Fatone

    Introduccin Al Existencialismo

    sas". El hombre, por ejemplo, no dice "s" a su pasado;

    si dijese "s" a su pasado, se confundira con l, y sera

    nada ms que su pasado: no seguira proyectndose, tem-

    poralizndose, y vivira el presente intemporal de las co-

    sas. El hombre no dice tampoco "s" a ese pasado que lla-

    mamos "la historia". La historia no se ha terminado, ni

    puede terminarse, porque el hombre dice "no" al pasado

    histrico y, por eso mismo, hace que siga habiendo una

    historia. El hombre es el ser que niega perpetuamente,

    que lo niega todo, para poder realizarlo todo. El hombre

    es, dice Sartre, una "revolucin perpetua"; y Barth, el

    telogo protestante suizo sin influencia alguna del pen-samiento de Sartre, dice que el hombre es una "refor-ma perpetua". Slo el hombre existe, porque slo el hom-

    bre dice "no"; slo gracias al "no" es posible la existen-

    cia.

    La existencia se convierte, as, en una como actividad

    del "no". Pero, como antes dijimos, el "no" la nega-cin, en general es posible gracias a la nada. En los casos de la conversacin corriente, no nos encontramos

    nunca con la nada; nos encontramos con la ausencia de la copa, por ejemplo, o con la ausencia de alguien a quien

    buscamos, pero no nos encontramos con la nada, con la ausencia total. Pero no habr alguna experiencia de la

    nada y que difiera de la experiencia en que slo descu-brimos una nada particular, como cuando descubrimos que

    no hay nada de lo que buscbamos? Siguiendo a Kierkegaard, algunos existencialistas cou-

    temporneos sostienen que la angustia es esa experiencia

    de la nada. En la angustia no nos angustiamos de esto,

    ni de aquello; nos angustiamos de nada. En la angustia es como si todas las cosas particulares desapareciesen, de-

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  • Vicente Fatone

    Introduccin Al Existencialismo

    jasen de ser "esto", "aquello". La angustia lo anonada

    todo, y nos anonada a nosotros mismos; pero sin ani-

    quilar nada ni aniquilarnos a nosotros mismos. Porque

    en la angustia, en que ya no distinguimos "esto" de

    "aquello", en que todo lo que es "esto" y "aquello" se

    anonada, surge, sin embargo, el todo; es decir, surge lo

    que es, en su plenitud: el ser que ya no es "esto" ms

    "aquello" ms "aquello otro". Nos angustiamos de nada,

    porque lo que nos angustia es el todo. En la nada de la

    angustia surge el todo; y surgimos nosotros mismos como

    una nada que se angustia de nada. La nada hace surgir

    el ser y nuestro ser. En la angustia descubrimos que el

    ser se sostiene en la nada. La angustia es la experiencia

    que nos revela, segn la frmula de Heidegger, que "exis-

    tir es estar sostenindose dentro de la nada". (Pascal ya

    haba sealado, en el siglo XVII, que hay experiencias,

    como la del aburrimiento el aburrirse "de todo", no de "esto" o de "aquello", en que descubrimos la nada de nuestra existencia.)

    Por eso algunos existencialistas han terminado por de-

    cir que la realidad ltima no es ntica, no es la realidad

    del ser, sino mentica, la realidad del no ser; y hasta in-vocaron en su apoyo a los msticos que a travs de los

    siglos han venido sosteniendo algo semejante.

    En otros momentos de la historia de la filosofa, apa-

    reci la nada provocando el escndalo. Primero, cuando

    los atomistas griegos recurrieron al vaco para explicar el

    movimiento. Los eleticos haban declarado imposible el

    movimiento, pues el ser no poda sino ser eternamente

    idntico a s mismo, compacto, como una esfera infinita

    donde no era posible advertir diferencia ni multiplicidad

    alguna. Los heraclteos afirmaron, por el contrario, el flu-

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  • Vicente Fatone

    Introduccin Al Existencialismo

    jo universal en que la realidad, a manera de un ro, era siempre diferente de s misma, siempre otra. Los atomis-

    tas, para explicar este cambio sin dejar de afirmar la in-

    variabilidad del ser, rompieron en infinitud de tomos la esfera de los eleticos, convirtindola en un infinito tor-

    bellino de tomos que se mueven en el vaco, es decir, en

    la nada. Pero esos tomos seguan siendo eternos, ina-

    fectables, siempre idnticos a s mismos, aun cuando pu-

    diesen entrar en combinaciones diferentes gracias al movi-

    miento que los animaba. El cambio de los atomistas era,

    en rigor, una simple apariencia, pues lo nico que cambia-ba eran las relaciones exteriores en que esos tomos se

    hallaban. Cada uno de los tomos segua siendo tan eter-

    no, tan inmutable, como la esfera de Parmnides. Todo

    cambiaba, pero en realidad nada cambiaba.

    El segundo momento de la intervencin de la nada

    para explicar la multiplicidad y el cambio fue el del cris-tianismo. La realidad toda proceda de la nada, de donde

    la haba sacado el Creador. El todo haba salido de la

    nada; y por eso todo era, frente a su creador, una nada. Nada era el mundo, incapaz de ser por s mismo, y nada

    era el hombre. Los msticos insistieron en esa nada de

    todo lo creado, y en la nada del hombre. La nada era en-

    tonces, a diferencia del vaco de los atomistas, interna;

    trabajaba al hombre por dentro; y era en el interior mis-

    mo del hombre donde se la descubra, en experiencias

    como la de aquellos msticos que aseguraban que slo des-cubriendo su propia nada podra el hombre descubrir el

    todo. Hegel intentara despus, en su sistema genial, mos-

    trar la interioridad de esa nada, lanzando la otra afirma-cin "escandalosa": no hay nada que no contenga tanto

    la nada como el ser. Y el existencialismo, ahora, retoma el

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  • Vicente Fatone

    Introduccin Al Existencialismo

    viejo tema: la nada como negacin interna que hace po-

    sible la existencia del hombre.

    El existencialismo es una de las filosofas de nuestro

    tiempo, pero no la nica. Bajo su forma actual, se origin

    en Alemania, y se difundi casi exclusivamente en los

    pases latinos. Puede decirse que todo Oriente, la URSS,

    Inglaterra, Estados Unidos (que tambin integran nues-

    tro tiempo), no han sido afectados por el existencialismo.

    Hay otra filosofa, tambin de "nuestro tiempo", que ha

    alcanzado una mayor difusin mundial, aunque restrin-

    gida a los medios tcnicos porque no ofrece ninguna posibilidad de traduccin a la novela, al teatro, al cine; es la filosofa llamada "cientfica", que se contrapone al

    existencialismo porque considera que la nica actitud filo-

    sfica vlida es la de la pura objetividad, y que, segn pa-

    labras de uno de sus representantes mximos, aspira a

    contemplar la realidad con la misma mirada imparcial con

    que la contempla Dios.

    No ha de extraar pues que en algunas historias de la

    filosofa ni siquiera se mencione el existencialismo, aun

    cuando esas historias lleguen hasta nuestros das, y que,

    en cambio, se estudie en ellas la posicin filosfica de pen-

    sadores cuyos nombres son ignorados por los "existencia-

    listas". En la Historia de la filosofa occidental, por ejem-

    plo, de Bertrand Russell, Kierkegaard no aparece siquiera

    mencionado; y tampoco aparece mencionado Heidegger,

    ni ningn otro existencialista contemporneo. Los ltimos

    captulos, dedicados a la filosofa de nuestro siglo, estn

    destinados al estudio del pensamiento de Bergson, Wil-

    liam James, John Dewey; y el captulo que cierra el li-

    bro es decir: el que presenta el momento actual de la filosofa no se intitula, como muchos esperaran, "Hei-

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  • Vicente Fatone

    Introduccin Al Existencialismo

    degger", o "El existencialismo", sino "La filosofa del

    anlisis lgico", expresin que a los existencialistas no les

    dice nada. Y en ese captulo el autor se enorgullece de que

    la filosofa cientfica haya conseguido enfrentarse con los

    problemas en forma "impersonal". La filosofa de nuestro

    tiempo sera entonces, a diferencia de lo que los existen-

    cialistas suponen, una filosofa que ha conseguido eliminar

    precisamente lo que los existencialistas crean haber in-

    troducido : el infinito inters que el hombre tiene por su

    propio ser. La filosofa cientfica, que conviene repetir-lo tambin es filosofa de "nuestro tiempo", acaso no est tan lejos del existencialismo como parece estarlo. La

    ignorancia mutua en que existencialismo y filosofa cien-

    tfica se han encerrado puede indicar que ninguna de

    ellas es la filosofa de nuestro tiempo. La nocin "nuestro

    tiempo" es una nocin provinciana, si la limitamos a los

    ltimos veinticinco aos. Slo cuando esas dos filosofas

    tomen contacto, o se enfrenten y al enfrentarse descu-

    bran, ms all de cuanto las distingue, su preocupacin

    y sus soluciones comunes, podr, tal vez, hablarse de la

    filosofa de nuestro tiempo. (El problema central del exis-

    tencialismo es el de la posibilidad. El problema con que

    la filosofa cientfica se est debatiendo es el de la proba-

    bilidad. De uno a otro problema, la distancia no es mu-

    cha. Los existencialistas se detienen en el anlisis de la

    simple palabra "no", y ven en ella la clave del problema

    de la existencia. Los filsofos "cientficos", por su parte,

    tambin estn empeados en descubrir el sentido de esa

    simple palabra "no", que interviene constantemente en

    nuestras frases; y tambin estn empeados en aclarar el

    sentido de la palabra... "existencia".)

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  • Vicente Fatone

    Introduccin Al Existencialismo

    Se ha dicho que la filosofa termina siempre con una

    pregunta; y a esto se puede asociar la otra a