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www.fu1838.org Miguel Ángel Sánchez García Nº 2 – 2013 – QUINTA ÉPOCA REVISTA DE E STUDIOS HISTÓRICOS DE LAS CIENCIAS DE LA S ALUD Una institución desconocida: La Sociedad Médica de la Real Congregación de Nuestra Señora de la Esperanza XLIII Premio Fundación Uriach de Historia de la Medicina

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Miguel Ángel Sánchez García

Nº 2 – 2013 – QUINTA ÉPOCA

REVISTA DE ESTUDIOS HISTÓRICOSDE LAS CIENCIAS DE LA SALUD

Una institución desconocida:La Sociedad Médica de la Real Congregación de NuestraSeñora de la Esperanza

XLIIIPremio Fundación Uriachde Historia de la Medicina

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MEDICINA e HISTORIANº 2 – 2013 – QuiNtA ÉpocA

REVISTA DE ESTUDIOS HISTÓRICOSDE LAS CIENCIAS DE LA SALUDpublicación trimestral

FuNdAdA eN 1964

Fundación uriach 1838centro de documentación deHistoria de la Medicina

polígono industrial Riera de caldesAvda. camí Reial 51-5708184 palau-Solitá i plegamans(Barcelona-españa)www.fu1838.orgfundació[email protected]

Director:dr. Juan uriach Marsal

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dep. legal: B-27541-1963

iSSN: 0300-8169

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Portada: obra original del fondo bi-

bliográfico de la Fundación uriach

1838: Historia universal de las fuen-

tes minerales de España. Retrato del

autor pedro Gómez de Bedoya, 1764.

Una institución desconocida:La Sociedad Médica de la

Real Congregación de Nuestra Señora de la Esperanza

Miguel Ángel Sánchez García

REVISTA DE ESTUDIOS HISTÓRICOS DE LAS CIENCIAS DE LA SALUD

NOTA INFORMATIVA:

La Fundación Uriach informa que debido a la actualización de su base de datos correspondiente a lossuscriptores de la revista MH, aquellos que quisieran continuar recibiendo la publicación deberán po-nerse en contacto con esta entidad mediante correo electrónico o correo ordinario. Nuestros datos decontacto se encuentran en el lateral de esta misma página.

Así mismo informar que las cubiertas del periodo 2008-2010 ya están disponibles y pueden solicitarsepor los medios anteriormente descritos.

Miguel Ángel Sánchez García

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Una institución desconocida: La Sociedad Médica de la RealCongregación de Nuestra Señora de la Esperanza

Introducción

Valencia, 1761. Se anuncia elverano cuando carlos do-mingo, un joven y desconocido

médico,toma la pluma y le escribe alerudito don Gregorio Mayans i Sis-car1. No es la primera vez, pues man-tienen correspondencia desde hacealgunos años2. en la carta que carlosdomingo le remite desde Valencia, fe-chada el 19 de junio de 1761, le re-fiere a Mayans que no ha podidohallar una obra que éste buscaba,pese haberla buscado en las bibliote-cas de varios conventos y colegios. Y,entre otros asuntos, también le co-munica que ha determinado escribiruna disertación que, “estimaré mu-chíssimo y quedaré sumamente agra-decido en que Vm. la examine luegoque la tenga acabada”, y que piensaremitir a una Sociedad Médica esta-blecida hacía poco en Madrid queofrecía un premio de sesenta pesos yuna medalla de media onza de oro ala mejor disertación sobre la preguntaplanteada:

“en la corte de Madrid se haestablecido, de pocos años ha estaparte, una Sociedad o AcademiaMédico-chirúrgica bajo el títulode Nuestra Señora de la espe-ranza, la que acostumbra, dequando en quando, echar al pú-blico algunas dificultades y pre-guntas que pertenecen a laMedicina i cirugía, ofreciendo unsuficiente premio”3.

esta Sociedad Médica de NuestraSeñora de la esperanza es la acade-mia médica española del siglo xViii

más desconocida.unos cuantos datos,como la fecha de su creación, losnombres de sus fundadores, la pro-tección que a dicha Sociedad le ha-bían dispensado la reina viuda isabelde Farnesio y el infante cardenal donLuis, y la alusión a sus publicaciones,han sido repetidos por diversos auto-res, desde Hernández Morejón hastala actualidad. Apenas encontramosnoticias diferentes sobre ella y casode hallarlas son bastante escasas ytangenciales, puesto que los trabajos

que las proporcionan no tienen porobjeto su análisis. conocimiento tanincompleto es lamentable y llama-tivo4, pues cualquier otra Academiamédica del Setecientos ha merecidomás atención que la aludida por car-los domingo. Basta repasar la nóminade Sociedades o Academias médicasque se crearon en españa en aquelsiglo y a la par revisar los trabajos de-dicados a su estudio para comprobarla desatención historiográfica hacia laSociedad Médica de Nuestra Señorade la esperanza5.

tal desatención historiográfica po-dría justificarse, al menos en parte,por su extinción o desaparición “sinheredera”. Frente a otras Academiasmédicas dieciochescas, como la RegiaSociedad sevillana de Medicina ydemás ciencias prolongada en la ac-tual Real Academia de Medicina deSevilla, la Academia Médica Matri-tense convertida en Real AcademiaNacional de Medicina, la AcademiaMédico-práctica de Barcelona cuyacontinuación hay que buscar en laactual Reial Acadèmia Nacional decatalunya, la Academia Médico-prác-tica de Mallorca hoy Real Academiade Medicina de las islas Baleares, o laSociedad Médica Gaditana transfor-mada en la Real Academia de Medi-cina y cirugía de cádiz, la SociedadMédica de Nuestra Señora de la espe-ranza desapareció sin dejar rastro, nisiquiera es posible precisar en quémomento dejó de existir. tal hechosupuso una desmemoria históricafrente a aquellas que, en su perviven-cia, encontraron algún socio intere-sado en el pasado de la instituciónque se había dignado acogerlo, oalgún erudito o historiador interesadoen existencia tan prolongada y su sig-nificación. Sin embargo, otras Acade-mias médicas que también seproyectaron o establecieron en elsiglo xViii y vieron truncada su exis-tencia “sin herencia” han merecido,al menos, algunas páginas. Si la So-ciedad Médica de Nuestra Señora dela esperanza no las ha merecido, enmodo alguno parece que pueda acha-carse al desinterés sino a otro motivo

fundamental que siempre impide o li-mita la tarea investigadora: la caren-cia o escasez de documentación.

Sólo el hallazgo de alguna docu-mentación –hallazgo que, por cierto,en bastantes ocasiones, suele ser ca-sual–, permite siquiera asomarse alpasado para columbrar la existenciade algunas instituciones. tal ha sidoel caso. La localización de las Consti-tuciones impresas por la SociedadMédica de la esperanza6, junto a otrosimpresos y textos de la época7, nospermiten aproximarnos a dicha insti-tución. en las páginas que siguen pre-tendemos dar cuenta de su creación,su organización y sus fines, en un mo-mento en que se estaban produ-ciendo importantes cambios ytransformaciones.

Las academias y su proliferaciónen el siglo XVIII

en 1764, don Francisco cerdáncomunicaba a la Sociedad Médica deNuestra Señora de la esperanza suDisertación médico-clínica-político-forense por la que se manifiestan lasprincipales materias, en las quedeben ser instruidos los Practicantesde Medicina, antes de exercer dichafacultad y solicitaba licencia para supublicación, tal y como lo establecíauna de las constituciones de dichainstitución, de la que cerdán erasocio y a la que dedicaba unas elogio-sas palabras:

“[h]oy logramos el mejor siglo,que nos está tributando los máspreciosos raudales de sabiduría,en tantas Academias de europa,de cuyos congresos doctísimossalen anuales producciones, queenriquecen el orbe literario, y sir-ven para corregir muchos defec-tos, que, por lo limitado deltiempo, en las universidades no sepueden explicar”8.

en tantas Academias de europa,porque, en efecto, por toda europaproliferan durante el siglo xViii las So-

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ciedades y Academias dedicadas a lasletras, las ciencias y las artes9. Aun-que el Siglo de las Luces sea, por ex-celencia, el siglo de las academias, nohay que pensar en ellas como unacreación genuina de aquella centuria.Sin retroceder hasta las academiasrenacentistas, en el siglo xVii se esta-blecieron algunas bien significativas,como la Royal Society de Londres(1660) o la Académie de Sciences deparís (1666). en españa, el fenómenode las Academias y Sociedades cien-tíficas se desarrolla, sobre todo, en elcontexto del movimiento novator yde la ilustración. como ha indicadoJ.L.peset, muchas de ellas nacieronbajo el patrocinio regio y a su amparogozaron de “protección, difusión, di-nero y rango”, a cambio de su con-trol10. el origen de algunas de estasAcademias fueron las tertulias amis-tosas de algunos individuos en las quediscutían sobre los saberes en buscade su progreso, término tan apreciadoen aquella época. Amistad, discusióny adelantamiento de las ciencias, sontérminos que, además, aluden a unanueva forma de sociabilidad. Algunassurgieron a la sombra de la universi-dad, pero muchas surgieron comoinstituciones extrauniversitarias, yno faltaron casos de enfrentamientosentre algunos miembros de las acade-mias y algunos de los claustros uni-versitarios; como sucedió en Sevilla,entre algunos catedráticos de la uni-versidad y algunos socios de la RegiaSociedad de Medicina y demás cien-cias de Sevilla, la primera de las So-ciedades de carácter médico-científicoque surgen en españa. pero seríaerróneo, como han apuntado Martí-nez Vidal y pardo tomás, considerara las academias y a las universidadescomo dos ámbitos distintos, que nadatuvieran en común11. unas líneas másarriba ha quedado reseñada la opi-nión de cerdán, seguramente similara la de otros coetáneos suyos, de quelas Academias y sus anuales produc-ciones venían a completar y mejorarla deficitaria formación de las uni-versidades, limitada en el tiempo yen exceso teórica. pero, además, tal ycomo ha señalado Aguilar piñal, lasAcademias contribuyeron a la confi-guración “científica” y adelanta-miento de sus respectivas disciplinas,desde una concepción personal y co-lectiva de la actividad investigadora,que era extraña al ámbito universita-rio12.

Las constituciones o estatutos decada una de las diferentes Academiasdeterminaban desde su propia deno-minación hasta su finalidad, así comosu organización, las condiciones deingreso, las clases de socios o miem-bros y las obligaciones de éstos, entreotros requisitos. para ingresar enaquellas Sociedades o Academias erahabitual la exigencia de buenas cos-tumbres, en algunas incluso había queprobar la limpieza de sangre –caso dela Regia de Sevilla–, así como los mé-ritos profesionales. Méritos profesio-nales o intelectuales de los que habíaque rendir cuenta, en ocasiones, bienmediante una exposición o examenoral, o bien mediante la elaboraciónde una disertación escrita sobre ladisciplina del candidato, sometién-dose al juicio y aprobación de algunosmiembros de la institución a la que sepretendía pertenecer. Formar partede estas Sociedades o Academias sig-nificaba, entre otras cosas, formarparte de un grupo distinguido quebuscaba el adelantamiento de lasciencias, las letras o las artes, superarla esfera privada y participar en lasnuevas formas de sociabilidad, la es-fera pública. Los fundadores de lasacademias médicas fueron, por lo ge-neral, miembros de la élite médica dela corte o de las ciudades en que seerigieron.

Los orígenes de la Sociedad Médica

desde finales del siglo xVii los de-nominados novatores denuncian elatraso de la ciencia en la españa desu época e inician un movimiento derenovación científica13.es bien cono-cido que los principales focos de re-novación de la medicina, asociados almovimiento novator, fueron: Barce-lona, Zaragoza,Valencia, Sevilla y Ma-drid14.en la corte, y durante elreinado de carlos ii, las nuevas ideasintentan llevarse a cabo, aunque losproyectos y las realizaciones van enocasiones desacompasados. La inicia-tiva de fray Buenaventura Angeleresde crear una academia fue rechazada,en cambio la creación del teatro Ana-tómico y la instalación de un labora-torio químico junto a la Real Boticason ejemplos de que las propuestasrenovadoras de la medicina y la cien-cia se fueron abriendo paso, no sin di-

ficultades y oposición, antes de la ins-tauración de la monarquía borbó-nica15, a la que se ha presentado enocasiones como principal protago-nista de la modernización científicaen españa.

A comienzos del siglo xViii, Madridconsolida su posición de capital delReino. en aquel Madrid se debate ydisputa acerca de las ciencias, las le-tras y las artes, y no sólo en la cortey los salones aristocráticos, sino tam-bién en muchas tertulias, manifesta-ción de unas nuevas formas desociabilidad y espacios de discusión.en aquel Madrid sede del tribunal delprotomedicato y donde algunos mé-dicos, cirujanos y boticarios consoli-dan su posición al amparo cortesanoy pudientes clientelas, se fundarondos academias o sociedades médicas:la Academia Médica Matritense y laSociedad Médica de Nuestra Señorade la esperanza16. Llama la atenciónque, en un corto lapso, en poco másde diez años, los que van desde 1732hasta 1745, se estableciesen en lamisma ciudad dos instituciones mé-dicas. como apuntaba Rodríguez Me-rino, “lo que históricamente no estáaclarado es saber por qué se fundó laSociedad Médica de N.S. de la espe-ranza en 1743 habiéndose fundado laAcademia de Medicina en 1732, yaque ambas cultivaban la doctrina me-canicista y muchos médicos eranmiembros de las dos”17.

el devenir histórico de la Acade-mia Médica Matritense nos es cono-cido gracias a los estudios de diversosautores18. Su origen fue la tertulia Li-teraria Médico-Químico-Física que en1732 se reunía en la rebotica de Joséortega, boticario que tenía su oficinaen la calle Montera. en la “pieza de li-brería” del antedicho se reunían mé-dicos, cirujanos, boticarios y algunosotros individuos para tratar sobretemas de sus facultades y de otras“ciencias afines” como la anatomía,la filosofía natural, la química, la fí-sica mecánica o la botánica. pronto latertulia Literaria Médico-Químico-Fí-sica se convirtió en Academia, sus es-tatutos fueron aprobados por elconsejo de castilla, y con el vistobueno del tribunal del Real protome-dicato, la Academia Médica Matri-tense quedó bajo protección real.

Los orígenes de la Sociedad Mé-dica de Nuestra Señora de la espe-

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ranza son, a diferencia de los de laAcademia Médica Matritense, bas-tante desconocidos. cuando carlosdomingo le escribió a Mayans en1761 le decía que en la corte de Ma-drid se había establecido “de pocosaños ha esta parte, una Sociedad Mé-dico-chirurgica bajo el título deNuestra Señora de la esperanza”.pero, ¿cuántos eran esos “pocosaños”? esto es: ¿en qué precisa fechase había creado tal Sociedad? No esextraño encontrar imprecisas, e in-cluso erróneas, referencias cronológi-cas relativas al origen de dichainstitución. Francisco J. torres Ville-gas, socio de la económica Matritensede Amigos del país, en su Cartogra-fía hispano-científica… afirmaba quedicha Sociedad se creó en el “primertercio del siglo xViii”19.en fechas másrecientes, Martínez Zulaica ha seña-lado que su creación tuvo lugar en177020. por su parte, Menéndez Nava-rro, tras advertir que disponía de es-casa información sobre dichainstitución, ha conjeturado que dichaSociedad Médica debió lograr su apro-bación, después de salvar una carrerade obstáculos, en 175021.

Frente a tan dispares alusiones, lamayoría de las publicaciones señalan1743 como fecha de su constitución,y junto a la fecha mencionan losnombres de los fundadores: MiguelRodríguez, pedro Gómez de Bedoya,José puig, Antonio Fernández de Lo-zoya, isidro caballero, Miguel de SanMartín y Francisco González. Algunosautores aluden a que dicha Sociedadgozó de la protección de la reinaviuda doña isabel de Farnesio y delinfante don Luis, y que publicó dosvolúmenes de Disertaciones, uno en1751 y otro en 175422. Gracias a la lo-calización de las constituciones im-presas por la Sociedad Médicapodemos desvelar algunos pormeno-res de su creación, fijar mejor la cro-nología, completar la nómina de susfundadores y dar a conocer otros de-talles sobre ella.

cuando se imprimieron las Cons-tituciones, éstas iban precedidas deveintidós páginas dedicadas a la Vir-gen María, repletas de citas bíblicas,citas de santos padres y de otros au-tores; páginas que, “por toda la So-ciedad Médica”, presentaban dossocios apoderados: don pedro[Gómez] Bedoya y don Antonio Fer-nández Lozoya. A estas páginas se-

guían tres en las que se daba cuentadel “origen de la Sociedad”. Aunquelos miembros fundadores hayan po-dido envolver los orígenes de su insti-tución en ropajes apologéticos, lasnoticias que nos brindan son, a faltade otras fuentes,imprescindibles paraconocer los pasos fundacionales de laSociedad Médica.

Según nos refieren, “por los añosde mil setecientos quarenta y tres, ysiguientes, llevados de la inclinacióna las Letras, empezaron a juntarsepor las noches, ya en una, ya en otracasa” los doctores don Miguel Rodrí-guez, médico de Cámara de su Ma-gestad y examinador del Tribual delProtomedicato, don pedro Bedoya,médico de Familia del Rey nuestroSeñor, y propietario de sus RealesHospitales, General, y Pasión, deesta Corte. don Joseph puig, doctoren Medicina y residente en estacorte; don Antonio Fernández de Lo-zoya, socio de la Regia Sociedad Me-dico-Chimica de Sevilla, don isidrocaballero, cirujano, el licenciado donMiguel de San Martín, bachiller enmedicina y cirujano latino, donFrancisco González, también ciru-jano, “y otros”.Así pues, en 1743, ungrupo de médicos y cirujanos se reu-nían y celebraban tertulias, tan fre-cuentes entonces, en las queargumentaban y debatían, pero no sehabían constituido en Sociedad.

por otro lado, junto a los siete mé-dicos y cirujanos citados en las cons-tituciones, y repetidos por otrosautores como socios fundadores de lainstitución, hay que añadirotros,entre los que deben incluirse, almenos, los siguientes: don Juan RoxoMaestro en Artes, Fundador, don Jo-seph Manuel Fernández de Hontani-llas, Boticario Colegial en el Real deesta Corte, Examinador del Real Pro-tho-Medicato, Ex-consiliario, y pri-mitivo Fundador de la Sociedad23,don Jorge Martín cavallero, cirujanoen esta Corte, Socio de la Regia So-ciedad de Medicina de Sevilla, y dela de Madrid, primitivo Fundador,Decano, actual Consiliario, y Teso-rero, a don Joseph casaviella, SocioFundador, y de Número, y a donFrancisco Rubio médico en estaCorte, Socio Fundador y Fiscal quefue24.por tanto, al menos fueron docelos individuos fundadores, frente a lossiete que tradicionalmente se hanmencionado.

conviene reparar en los sociosfundadores, aunque no podamos de-tallar aquí sus perfiles biográficos yprofesionales. entre ellos hay médi-cos de cámara, médicos de Familia,algunos están relacionados con elprotomedicato como examinadoresde dicho tribunal25, otros están vin-culados a los Reales Hospitales ma-drileños (Hospital General, de laPasión y de Antón Martín, concen-trados en la zona de Atocha). Algunosson socios de la Regia Sociedad Sevi-llana, detalle bien significativo, e in-cluso de la propia Academia MédicaMatritense: así, por ejemplo, MiguelRodríguez era miembro de la Matri-tense desde 1735 y de la Regia de Se-villa desde 1740, y pedro Bedoya deparedes lo era de la Matritense desde1734. Y algunos que, en el momentode constituirse la Sociedad Médica,no tenían tan honoríficos cargos ypuestos, ni pertenecían a otras insti-tuciones científico-médicas, los obtu-vieron y/o pertenecieron después.estamos, pues, ante un grupo de mé-dicos y cirujanos consolidados en lacorte, en cierto modo, un grupo eli-tista, que además debía gozar de unared de pacientes de las capas altas dela sociedad madrileña. un grupo queen sus tertulias debaten sobre lasartes, las letras y las ciencias, en par-ticular de sus facultades y que termi-nará constituyéndose en Sociedad. elorigen de la Sociedad Médica hay quebuscarlo en las tertulias y fue, portanto, idéntico al de otras Academiasy Sociedades, como la Regia Sociedadde Medicina y demás ciencias de Se-villa, aprobada por carlos ii en mayode 1700, pero cuyo origen fue la Ve-neranda Tertulia Hispalense quedesde 1697 se celebraba en casa deJuan Muñoz y peralta, o la Real Aca-demia española por excelencia, quetanto debe en sus principios a las ter-tulias que tenían lugar en casa de donJuan Manuel Fernández pacheco,Marqués de Villena, y también la Aca-demia Médica Matritense que tuvo suinicio, como quedó referido, en lascharlas que se celebraban en la rebo-tica de José ortega.

don Miguel Rodríguez, don pedroBedoya, don Antonio Fernández deLozoya y sus contertulios se reunían“sin más motivo, que su particularaprovechamiento, trataban diversospuntos Médicos, y chirúrgicos, ya enforma de consultas, ya en la de dis-

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sertaciones, y ya en la de varias con-clusiones, que defendían por sus tur-nos, combidando a otros facultativosque arguyessen, y cuya honesta y útiltarea duró, hasta que noticiosos deestos exercicios varios Sugetos de dis-tinción y amantes de las Letras, pro-pusieron a los ya mencionados, quepues estaban los ánimos de todos dis-puestos a seguir un congreso con tanhonesto fin, sería mejor compusiesenun cuerpo de Sociedad, en que conmás formalidad se hiciesen dichosactos”. es preciso reparar en los ver-bos: tratar, defender, argüir; perotambién en las formas: consultas, di-sertaciones y conclusiones, y todoello acorde con el orden, el guardarlos turnos y el buen gusto, a pesar delas discrepancias que había entre susmiembros26.

pero, sobre todo, hay que repararen la alusión a esos personajes quepropusieron a los contertulios la for-mación de un “cuerpo de Socie-dad”.¿Quiénes fueron esos “Sujetosde distinción y amantes de las Letras”que sugirieron a los médicos y ciruja-nos que se constituyeran en Socie-dad? Lamentablemente no hayninguna referencia a tales sujetos enlos documentos manejados. Que talesindividuos asistían y participaban enlas tertulias y que tuvieron un papelprincipal en la creación de muchasAcademias y Sociedades es bien sa-bido. es de sobra conocido el prota-gonismo del Marqués de Villena enrelación con la creación de la RealAcademia española. A las tertuliasque originarían la Academia MédicaMatritense acudía el duque de Solfe-rino27. ignoramos si a las tertulias quecelebraban Rodríguez, Bedoya, Fer-nández de Lozoya y otros asistían“sujetos de distinción”, aunque supo-nemos que sí, al igual que desconoce-mos quiénes pudieron ser los que lesaconsejaron que institucionalizasensus tertulias y debates. A pesar deello, es interesante apuntar que estosmédicos y cirujanos se movían en loscírculos cortesanos y aristocráticos ycontaban con clientes de relieve.entre ellos o semejantes habrá quebuscar a esos sujetos distinguidos queestimularon la creación de la Socie-dad. Aunque sólo los documentospueden aclarar dicho aspecto, hayque reseñar que don Antonio Fernán-dez de Lozoya fue médico del duquede Alburquerque y otro de los funda-

dores, don José casaviella, lo fue delconde de Aguilar. también debe te-nerse presente que desde el momentomismo en que se intentó instituir laSociedad Médica parece que ya sepensó en la adhesión a la Real con-gregación de Nuestra Señora de la es-peranza, cuyo hermano mayor era elseñor príncipe de las torres, y a laque también estaban vinculados otrosdestacados sujetos de la corte y so-ciedad madrileña. Y uno de los pri-meros documentos de la Sociedadque conocemos está dirigido a don

Francisco xavier Arias dávila…, Mar-chioni de Casa-Sola, Hispaniae pri-mae classis magnati28, que tambiénfue conde de puñonrostro.

el caso es que la creación de este“cuerpo de Sociedad”, además de fa-vorecer que se hiciesen los Actos conmás formalidad, esto es, instituciona-lizar las reuniones y convertir las ter-tulias nocturnas en Sociedad,también permitiría “grande servicio adios, provecho al público, bien a lospobres y adelantamiento de las cien-

Una institución desconocida: La Sociedad Médica de la Real Congregación de Nuestra Señora de la Esperanza

Imagen 1: Grabado del médico pedro Gómez Bedoya y paredes, uno de los fundadores de laSociedad Médica de Ntra. Sra. de la esperanza.

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cias”. de hecho,los médicos y ciruja-nos que pretender formar la SociedadMédica dirigen un memorial a la Realcongregación de Nuestra Señora dela esperanza para que ésta se digneadmitirlos como hermanos. prontotrataremos de la unión de la SociedadMédica a dicha confraternidad o Her-mandad. por ahora, basta con dejarconstancia de que a vista del referidomemorial la Real congregación comi-sionó a don Blas Antonio Nasarre yFerriz (1689-1751), que entre otroscargos y puestos era bibliotecariomayor del rey, y a don Antonio Bue-naventura pimentel (¿? – 1767), ca-ballero de la orden de Santiago ymiembro del consejo de Órdenes,para que, “informados de la chris-tiandad, vida y costumbres” de losmédicos y cirujanos que pretendíaningresar en la congregación, tratasencon ellos las condiciones bajo las cua-les serían admitidos. como apodera-dos de los médicos y cirujanos,actuaron don Miguel Rodríguez y donpedro Bedoya, quienes ajustaron conlos mencionados Nasarre y pimentellas respectivas obligaciones de cadauna de las partes. el contrato tuvolugar el 5 de febrero de 1745. Aunqueveremos luego con detalle las condi-ciones del contrato hay que reseñaraquí que los médicos y cirujanos quefuesen admitidos como hermanos dela confraternidad se comprometían acurar de limosna a las mujeres enfer-mas recluidas en la denominada Realcasa de las Recogidas, mientras quela Real Hermandad se comprometía aproporcionar sitio a los médicos y ci-rujanos en el que éstos pudieran ce-lebrar sus juntas y actos literarios,hecho fundamental para consumar lainstitucionalización de la Sociedad.

el 12 de abril de 1746 el infantecardenal don Luis29 aprobaba la con-cordia otorgada entre la Sociedad Mé-dica y la Real congregación deNuestra Señora de la esperanza y or-denaba que dicha congregación, “enel interin que se dispone sitio compe-tente en que construir, para que laSociedad tenga sus conferencias, ladestine a este efecto, dos días en cadames, la Sala de sus Juntas”.Ademásseñalaba que “el título de presidente,que pretende aya de tener el quefuesse elegido por principal de ella, sevaríe con el nombre de director”. Acomienzos de mayo, en concreto eldía 2, la Real congregación acordó

ceder su Sala de Juntas, los juevesprimero y tercero de cada mes, a laSociedad Médica. el 12 de mayo laSociedad Médica tomó posesión dedicha Sala de Juntas, con un acto pú-blico al que concurrieron muchaspersonas de distinción y literatura30.

en este punto, conviene detenerseen un episodio o suceso “tampoco es-clarecido por carencia de documen-tación” –en palabras de L.S. Granjel–al que han aludido diversos autores.Según Granjel, el médico pedro Be-doya y paredes, académico de nú-mero de la Matritense, le notificó aésta, en junta de 1746, la creación enMadrid de una Sociedad Médica queaspiraba a lograr el rango de Acade-mia. en la junta que el día 14 demayo de 1746 celebra la AcademiaMédica Matritense se alude a la reu-nión de médicos y cirujanos en lacasa de las Recogidas, esto es, al actocelebrado el 12 de mayo y a la tomade posesión de la Sala de Juntas porla Sociedad Médica, que incluso usael título de Regia Sociedad Médica.La Academia Médica Matritense de-nunció el uso, no legitimado, de“Regia”. en junio de 1746, la Socie-dad Médica de Nuestra Señora de laesperanza presentó sus constitucio-nes al consejo de castilla para suaprobación, a cuya pretensión seopuso la Academia Médica Matritenseque inició acciones judiciales y ex-trajudiciales y comisionó, el 23 dejunio, con plenos poderes al boticarioy uno de sus fundadores, José Hor-tega, y a tomás F. Monleón para quela mencionada Sociedad Médica nolograse la pretendida aprobación desus estatutos. en septiembre de dichoaño, el consejo de castilla dictaminóen contra de tal aprobación, tal ycomo se leyó en junta de la Matri-tense celebrada el 15 de octubre31.

Los datos reseñados, extraídos delLibro 1º de Acuerdos de la Real Aca-demia Médica de Madrid y expuestospor los autores citados en la nota an-terior, son insuficientes para esclare-cer el suceso. es indudable que losmiembros de la junta de la AcademiaMédica Matritense no veían con bue-nos ojos el establecimiento de otrainstitución médica que podía hacerlesombra y, por supuesto, no estabandispuestos a aceptar que dicha insti-tución utilizase el indebido título deRegia, al no haber sido aprobados susestatutos por el Rey y su consejo. de

igual manera, pretendieron que no seconfundiera su Academia Médica conla nueva Sociedad Médica, pero esimposible saber si existieron rivalida-des personales entre los componen-tes de ambas instituciones (no hayque olvidar que algunos pertenecie-ron a las dos), si algunos de los fun-dadores de la Sociedad Médica deNuestra Señora de la esperanza ac-tuaron contra algunos de sus conso-cios de la Matritense, si huboenfrentamientos por sus diferentesideas científico-médicas, cuya de-fensa podían terminar en agrias polé-micas, o se trataba de una oposiciónmotivada por la mejor “visibilidad”profesional y social.

por su parte, los médicos funda-dores de la nueva Sociedad Médicatambién tenían su opinión sobre elrechazo recibido y aludían a la envi-dia de algunos: “No havía apenas con-seguido esta Sociedad el favor de laReal congregación generosa, quandofulminando la embidia sus persecu-ciones, disparó desconcertada artille-ría de dicterios, ya de lengua, ya depluma, en pasquines ignominiosos, ypapelones indignos”. Y en otro lugardecían que había individuos que “im-buidos de algunos, que sólo por su an-tojo a decir mal de todo, estánentendidos de que es la Sociedad al-guna Junta de Malhechores”32.

Aunque la Sociedad Médica nologró que sus Constituciones fueranaprobadas por el consejo de castilla,lo que si alcanzó es que el infantecardenal don Luis, que ya habíaaceptado otorgar su protección adicha Sociedad, también aprobase yconfirmase tales Constituciones enmarzo de 1747, que fueron despuésimpresas y permiten ahora esta apro-ximación a aquella institución.

Muchas Academias y Sociedadeseconómicas de Amigos del país con-taron con sellos, emblemas y/o em-presas. el sello de la AcademiaMédica Matritense era “un espejo us-torio cóncavo, que recoge los rayosdel sol y prende fuego a un haz deleña, rodeando una corona de hojasde roble y laurel con la divisa: Majorcollectis viribus exit”33. en el sello dela Academia Médico-práctica de Bar-celona figuraba el templo de escula-pio con el emblema Saluti populisacrum, más una orla con la leyendaRegia Medicinae practicae Barcino-

Una institución desconocida: La Sociedad Médica de la Real Congregación de Nuestra Señora de la Esperanza

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nensis Academia. por su parte, laAcademia Médica Giennense habíatomado como titular al “divino Ros-tro de Nuestro Señor Jesucristo” queaparecía en su escudo, en el que tam-bién aparecían unas varas abrazadaspor una serpiente, en alusión a la le-yenda de Scilluro Scytha34.

La Sociedad Médica de NuestraSeñora de la esperanza también tuvosu sello. Fue seguramente tras laaprobación de sus constituciones porparte del cardenal infante, bajo cuyaprotección quedó la Sociedad Médica,cuando ésta debió decidir contar conun sello y emblema. el sello identifi-cativo, utilizado como encabeza-miento de los documentos impresospor la Sociedad, como por ejemplo laspropias Constituciones y las Seriesde los Actos Literarios, aludía al pro-pósito fundamental de la institución.

en dicho sello aparece un par deangelotes que sujetan unos motivosvegetales que configuran una formageométrica, en su parte inferior apa-rece un querubín y en su parte supe-rior un jarrón con flores. en elinterior figura una cruz latina en laque se enrolla una serpiente, el brazolargo de la cruz, como caña de unancla, aparece rematado por un arga-neo y sobre él una corona real, y a lospies de la cruz el brazo del ancla. Aldibujo acompañaba una orla superiorque se cuela por el arganeo del anclacon la leyenda Non est salus in alioque se completa con la leyenda que

aparece en el brazo del ancla, et eritegeno spes: No hay salud en otra cosay habrá esperanza para el pobre. Bajoel sello puede leerse “donato es-culp.”, clara alusión a su autor, quesin duda se inspiró en la imagen de laVirgen que bajo la advocación de laesperanza, se veneraba en la parro-quia de San Juan Bautista y despuésen la iglesia de las Recogidas, y era ti-tular de la Real congregación deNuestra Señora de la esperanza, a laque unió la Sociedad Médica. imagenque llevaba en una de sus manos unarosa de cuyo tallo pendía un ancla, ya cuyos pies también aparecía unquerubín como en el sello de la So-ciedad. en cuanto al lema hay que se-ñalar que la segunda parte –et eritegeno spes– tal vez fuera tomada dellibro de Job, capítulo 5, versículo 16:et erit egeno spes iniquitas autemcontrahet os suum, esto es: así habráesperanza para el necesitado, y laperversidad cerrará su boca.

La adhesión de la Sociedad Médica a la Real Congregaciónde Nuestra Señora de la Esperanza

“una Sociedad o Academia Mé-dico-chirúrgica bajo el título deNuestra Señora de la esperanza”, ledecía carlos domingo a Mayans.Hubo Sociedades o Academias que se

colocaron bajo la advocación de unsanto patron o patrona35, y algunas ensus estatutos obligaban a jurar la de-fensa del misterio de la inmaculadaconcepción. Así lo tenían estable-cido, entre otras, la Regia Sociedad deMedicina y demás ciencias de Sevi-lla, la Real Academia de Buenas Le-tras de la misma ciudad y tambiénnuestra Sociedad. pero, ¿por qué laSociedad Médica fundada en Madrida mediados de siglo quedó bajo el tí-tulo de Nuestra Señora de la espe-ranza? La contestación de estapregunta nos revela una singularidadde dicha institución. como quedó re-ferido, al tiempo de constituirse la So-ciedad Médica ésta decidió unirse a laHermandad de Nuestra Señora de laesperanza. en concreto, el convenioo contrata entre la Sociedad Médicay la mencionada institución religiosabenéfico-caritativa tuvo lugar el 5 defebrero de 1745.

La Hermandad de Nuestra Se-ñora de la Esperanza y santo zelo dela Salvación de las Almas se erigió enla corte a imitación de la que habíaen Sevilla. de hecho, su creación estávinculada al deseo de algunas perso-nas que habían acompañado al mo-narca Felipe V en “la jornada deSevilla” y tras conocer la confraterni-dad hispalense “determinaron esta-blecer la Hermandad en la corte, endonde, como centro de la caridad yde la Religión se esperaba conseguir lamayor utilidad”. dicha Hermandad sefundó en la parroquial de San JuanBautista y sus constituciones fueronaprobadas el 22 de enero de 1734, porel cardenal Astorga, arzobispo de to-ledo, y después a instancias del car-denal Belluga fueron aprobadas por elpapa clemente xii36.

Religión, caridad y utilidad era latríada que pretendía la Real congre-gación o Hermandad. para podercumplir sus propósitos, todas las no-ches salían de dos en dos los Herma-nos, repartidos por los quarteles de lacorte, pidiendo limosnas. unas li-mosnas que se empleaban en: actosde culto y rogativas a Jesucristo y aMaría de la esperanza; celebrar misaspor la conversión de los pecadores;tener misiones en las estaciones másoportunas del año; facilitar matrimo-nios entre pobres, y lograr dispensassi éstos fueran parientes; poner en re-cogimiento muchas mujeres “hastaasegurar sus conceptos ilegítimos evi-

1743-1744:

5 febrero 1745:

8 febrero 1745:

12 abril 1746:

2 mayo 1746:

12 mayo 1746:

9 marzo 1747:

Tertulias nocturnas en diferentes casas de médicos y cirujanos.

Contrata o convenio entre la Sociedad Médica y la Hermandadde Nuestra Señora de la Esperanza.

Admisión de algunos médicos y cirujanos de la Sociedad Médica como congregantes de la Hermandad. El juramento deestos sanitarios se realizó en casa del Excelentísimo Señor Príncipe de las Torres (hermano mayor de la Real Hermandad).

El Infante Cardenal don Luis aprueba el convenio realizadoentre la Real Hermandad y la Sociedad Médica, además aceptaque ésta quede bajo su protección.

La Real Congregación acuerda que la Sala de Juntas que tieneen la Casa de Recogidas se le ceda a la Sociedad Médica.

La Sociedad Médica toma posesión de la Sala de Juntas.

Aprobación de las Constituciones de la Sociedad Médica por elSeñor Infante Cardenal.

Cronología básica de la Sociedad Médica de la Real Congregación de Nuestra Señora de la Esperanza

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tando la nota pública,remitiendootras a sus patrias con sus parientes,padres, o maridos, quitándolas de laocasión y evitando escándalos”;poner en clausura a aquellas mujeresque se quieren retirar de su malavida, y del mundo, y a tomar bulas dela Santa cruzada37.

pocos años después de su crea-ción, el infante cardenal don Luis, ar-zobispo de toledo, solicitó a su padre,el monarca Felipe V, que, puesto queuno de los fines de la Hermandad de laesperanza era “recoger, mantener ysustentar mujeres, que su fragilidadlas hubiese hecho incurrir en culpa”,concediese a dicha Hermandad la ad-ministración y gobierno de la Realcasa de Santa María Magdalena de lapenitencia, vulgo de las Recogidas, asícomo su iglesia.por Real cédula de 29de junio de 1744, el monarca Felipe Vcondescendió a la petición de su hijo,y decretó que la Hermandad de Nues-tra Señora de la esperanza debía en-cargarse de la administración ygobierno de la Real casa de las Reco-

gidas que había en la corte. el 9 dejulio se le dio posesión a la Real Her-mandad de dicha casa y su iglesia yel 15 de agosto se trasladó la Herman-dad desde la parroquia de San JuanBautista, donde se había fundado, a lade Santa María Magdalena, llevandomisionalmente la imagen de NuestraSeñora de la Esperanza38. esta Realcasa de las Recogidas, era una insti-tución con más de un siglo de historiadonde se recogían a mujeres que sehabían dedicado a la prostitución39.Según refiere A. Morel, la mayoría delas mujeres recluidas en este centroprocedían de los hospitales que aco-gían a los enfermos de bubas y todaclase de infecciones venéreas, comoeran los Hospitales de Antón Martín yde la pasión40. constituía, pues, juntoa la Galera y otras instituciones, unlugar de reclusión y control social demujeres dedicadas a la prostitución,consideradas pecadoras, y cuya vidaera escandalosa, perjudicial para elorden de la sociedad moral. pero altiempo ofrecían una posibilidad exce-

lente de ejercicios benéfico-caritati-vos, por parte de la iglesia, y ordena-miento social y policía sanitaria, porparte del estado.

A esta Real Hermandad de Nues-tra Señora de la esperanza que lle-vaba pocos años establecida, quedebía gozar del ímpetu que suele ca-racterizar a casi todas las institucio-nes en sus primeros pasos y que teníaa su cargo el gobierno de la denomi-nada casa de las Recogidas, es a laque algunos médicos y cirujanos de lacorte, constituidos (o con voluntadde constituirse) en Sociedad Médica,solicitaron ser admitidos en calidadde congregantes de la expresada Her-mandad. el mejor testimonio de elloestá contenido en las nuevas consti-tucionesde la Real Hermandad deNuestra Señora de la esperanza reali-zadas en 1751 e impresas un año des-pués, entre cuyos capítulos hay uno,el capítulo xxxi, titulado De laUnión, y Agregación de la SociedadMédica, en el que consta que:

“Haviéndose juntado variaspersonas, professoras de Medicinay cirugía en esta corte, deseosasde tener en que servir a dios,aprovechar al público, y adelantarsus Facultades, hallaron ser elmedio más proporcionado a estefin el loable instituto que exercitanuestra Hermandad, a la que soli-citaron ser admitidos, relevadosde pedir y de todos sus actos pia-dosos, formar un cuerpo de Socie-dad, hasta el número de docemédicos, y ocho cirujanos, que lapropondrían, con la calidad degozar del privilegio de Hermanos,de sus mismas regalías, indulgen-cias, y del patrocinio de la Her-mandad para sus Actos, yexercicios Literarios, en satisfac-ción de lo qual ofrecieron, y seobligaron asistir a la curación detodas las enfermas de la Real casade Recogidas, y demás pobres,que por la Hermandad se les en-cargasen, sin llevar por ello inte-rés alguno…”41.

La contrata entre la Sociedad Mé-dica y la Real congregación de Nues-tra Señora de la esperanza tuvo lugar,como ya quedó referido, el 5 de fe-brero de 1745. en representación dela Sociedad Médica actuaron comodiputados los médicos don Miguel Ro-dríguez y don pedro Bedoya. como

Imagen 2: Sello emblema de la Sociedad Médica de la Real Hermandad de Nuestra Señora dela esperanza.

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representantes de la Real congrega-ción, don Blas Antonio Nasarre y donAntonio pimentel. Las condiciones dela concordia fueron las siguientes:

-Los médicos y cirujanos se com-prometían a tomar a su cuidado la cu-

ración de las enfermedades de medi-cina y cirugía de las Hermanas de laReal casa de Recogidas, sin recibirestipendio alguno y sin recibir de lasHermanas “cosa alguna”, pero seríanadmitidos en calidad de Hermanos de

la Real congregación de Nuestra Se-ñora de la esperanza (a cuyo cargoestaba la casa de Recogidas) y seríanrelevados de todo otro cargo de losexercicios piadosos que realizabadicha congregación.

-para ocuparse de la curación delas pobres enfermas nombrarían dosmédicos y dos cirujanos para cadames, los cuales asistirían todos losdías, y en caso necesario, las noches,y todas las semanas darían cuenta“del estado de las enfermedades quemanejan, y método de sus curacio-nes, en Junta, que tendremos en laSala o parage que la congregaciónnos destine: y para en caso promptotendremos nombrados quatro Médi-cos de consulta, con quienes confie-ran los de turno de aquel mes”.Además enviarían la lista de los mé-dicos de turno a los Señores del Go-bierno cada mes “para que enteradala Madre Ministra” tuviese conoci-miento de la casa y calle en que vi-vían los médicos y cirujanos, por sialgún accidente precisase, en horaextraordinaria, a llamarlos.

-Siempre que la Real congrega-ción quisiera informarse del estado delas curaciones de las enfermas, se ledaría relación, “sacada de los libros,que a este fin tendrá nuestra Socie-dad, para que conste a la ilustre con-gregación nuestro recto proceder”.

-La Sociedad admitiría para losturnos de asistencia a las Recogidasal médico y cirujano que, en el mo-mento de firmar el convenio, tenía lacongregación “pero en adelante noestaremos obligados a admitir otrosalgunos, porque sean Hermanos deella, si no es que sea persona tan be-nemérita, que aya de entrar con lasreglas y estatutos, que para recibirtendrá nuestra Sociedad; pero sí reci-birá por Hermanos la ilustre congre-gación hasta el número de docemédicos y ocho cirujanos, que le pro-pondremos; los que si oy no vantodos incluidos en la lista es, porquesiendo nuestra intención hacer uncuerpo el más lúcido, para servir tanilustre congregación, más prudente-mente el tiempo nos dirija Sugetos,que puedan dar lustre a nuestra So-ciedad, y a la asistencia de dichas Re-cogidas”. Así, pues, a comienzos de1745 no se había constituido formal-mente la Sociedad Médica42, pero yase pensaba en la redacción de unasreglas o estatutos.

Imagen 3: Grabado impreso en las constituciones de la Sociedad Médica de la Real congre-gación de Nuestra Señora de la esperanza.cuando se fundó la Real congregación bajo tal advocación mariana, la imagen aquí representada se vene-

raba en la parroquia de San Juan Bautista. dicha imagen se trasladó a la iglesia de las Recogidas, cuando el

rey Felipe V concedió que la congregación se hiciera cargo de la administración y gobierno de la Real casa

e iglesia de las Recogidas. como puede observarse la imagen representa a la Virgen con la luna como pe-

destal y un querubín, en una mano sostiene a su Hijo mientras que en la otra lleva una rosa de cuyo tallo

pende un ancla. en modo alguno es casual que en el sello y emblema de la Sociedad Médica aparezca un

ancla y un querubín en su parte inferior, pues son la referencia a la propia imagen de la Virgen bajo cuya

advocación estaba la Real congregación a la que se unió la Sociedad Médica.

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-Se tendría a la Sociedad “baxo lamisma Real protección que está lailustre congregación” para que asígozase, no sólo de las indulgencias einmunidades de ella sino también“del Real patrocinio en las urgencias,que en sus consultas, y exercicios li-terarios que se le ofrezcan”.

el día 8 de febrero de 1745, pordeterminación de la Real congrega-ción, los médicos y cirujanos pasarona la casa del príncipe de las torres –enaquellas fechas Hermano Mayor de lacongregación– donde en junta parti-cular juraron y fueron admitidos porcongregantes, bajo las referidas con-diciones.

Las Constituciones

cada Academia o Sociedad for-maba un conjunto normativo. esteconjunto normativo, más o menos ex-tenso, era redactado por los miem-bros fundadores y era habitual suimpresión y publicación.Los estatu-tos, ordenanzas o constituciones es-tipulaban el número de miembros osocios que compondrían la institu-ción, sus categorías, los modos de in-greso, sus obligaciones y otrosdiversos aspectos. Algunas Acade-mias y Sociedades redactaron nuevosestatutos, con el fin de reajustarse alcambio de los tiempos, inexorablecon individuos e instituciones. Así,por ejemplo, la Regia Sociedad de Me-dicina y demás ciencias de Sevilla re-dactó sus primitivas ordenanzas, quefueron aprobadas por el monarcacarlos ii en 1700, y luego unas se-gundas ordenanzas en 1736 y unasterceras en 178443.

Las Constituciones de la SociedadMédica de Nuestra Señora de la espe-ranza debieron ser redactadas en1746, fecha en la que fueron presen-tadas al consejo de castilla para suaprobación. como ya vimos, a tal pre-tensión se opuso la Academia MédicaMatritense. en septiembre de 1746, elconsejo dictaminó que no había lugara su aprobación. tuvo que ser enton-ces y ante tal negativa cuando la So-ciedad Médica decidió remitirlas alinfante cardenal don Luis, protectorde la misma, solicitándole su “apro-bación, y confirmación, para su se-gura puntual observancia”.

Aprobación que el infante tuvo abien conceder el 9 de marzo de 1747.tras ella, la Sociedad Médica “deter-minó franquear al theatro del Mundoimpressas estas constituciones”.

este cuerpo normativo está for-mado por 39 constituciones, cuyocontenido conviene repasar.La cons-titución primera determinaba que laSociedad Médica de Nuestra Señorade la esperanza estaría compuestapor profesores de medicina, cirugía,farmacia y física, divididos en tresclases: socios de Número, Supernu-merarios y Honorarios.

Los socios de Número serían 38,de los cuales 18 debían ser médicos,

12 cirujanos44, 4 farmacéuticos y 4 fí-sicos. Los médicos y cirujanos serían“congregantes de Real congregación”y, por ello, tendrían obligación deasistir a las Recogidas, mientras quelos farmacéuticos y físicos quedabanexentos de tal condición. Los sociosSupernumerarios también serían 38,mientras que en los Honorarios seráel número indeterminado. Los sociosfundadores ocuparían plazas de Nú-mero, mientras que las restantes,hasta los 38, se determinarían porpluralidad de votos.

Los pretendientes a formar partede la Sociedad debían presentar unmemorial al Secretario, que era el en-

Imagen 4: portada de las constituciones de la Sociedad Médica de la Real congregación deNuestra Señora de la esperanza. No consta ni el lugar ni la fecha de su impresión. Ejemplarconservado en la Institución Colombina, Biblioteca Arzobispado de Sevilla, sign. 39/35 (13).

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cargado de dar cuenta del mismo aldirector; éste entregaba el memorialal Fiscal para que se informase, segúnera habitual en la época, de la vida,costumbres y suficiencia del candi-dato. en caso de que no hubiese nin-gún reparo, el director determinaría elasunto perteneciente a la facultad delpretendiente para que éste realizaseuna disertación sobre tal asunto –aun-que se advierte que tendría un deter-minado tiempo para redactarla, no semenciona su duración– que era leídaen una junta de la Sociedad. despuésde leerla “en plena Sociedad, y des-atadas quantas dudas, y argumentosse le propongan”, en votación secretase tomaba la decisión de admitirlo ono. en caso de ser admitido, el pre-tendiente debía acudir a la siguientejunta de la Sociedad para tomar pose-sión de su plaza, “precediendo el jura-mento de defender el Mysterio de lapurísima concepción de Nuestra Se-ñora, y de guardar las constitucionesde la Sociedad”. en caso de que el pre-tendiente no residiera en la corte, elproceso se desarrollaba por escrito ycorreo. Ningún médico, cirujano y bo-ticario, sería admitido como miembro,sin que primero conste a la Sociedadestar examinado, y aprobado por elReal Protho-medicato.

en caso de quedar vacante algunaplaza de las de Número, la Junta era laencargada de proponer dos Supernu-merarios que, lógicamente, debían serde la misma facultad que tenía el queocupaba dicha plaza, y en plena So-ciedad se elegía uno. Si la plaza quequedaba vacante era de las de Super-numerario, la Junta proponía a doshonorarios, eso sí, residentes en Ma-drid, y del mismo modo se escogía auno de ellos. tanto los socios Numera-rios como los Supernumerarios esta-ban obligados a trabajar los asuntosque les encargare la Sociedad. Si algúnsocio, por motivos justificados, se au-sentaba de la corte durante un año, eincluso si, por mandato del rey, se au-sentaba para siempre de la misma, sele conservaba su plaza viva, como siresidiera en Madrid. en cambio, alque estuviera ausente más de un año,no siendo de orden de su Magestad,se le jubilaba, aunque podría usar detodos los títulos, y caso de volver a lacorte, tendría vivo su voto.

La Sociedad Médica llegó a contarcon más de un centenar de socios, detodas las clases, como prueba un do-

cumento conservado en la Real Aca-demia Nacional de Farmacia, en con-creto el legajo 9-13, que contiene laSerie de Actos Literarios que la So-ciedad Médica iba a celebrar en 1760y se remata con la relación de casitodos sus miembros, pues no constantodos los socios de Número. Segúndicha relación, en tal fecha, ademásde los que tenían cargos y los sociosde Número, había 4 individuos super-numerarios de la Sociedad, 3 sociosjubilados –uno de ellos era don pedroRodríguez campomanes– y 94 indivi-duos honorarios. de estos 94 socios,63 eran médicos, 12 cirujanos,7 eranlectores o doctores de Sagrada teolo-gía, 4 boticarios, 3 eran catedráticos oprofesores universitarios, otros 3 eransocios physicos, 1 Abogado de los Re-ales consejos, y de 1 sólo consta queera vecino del puerto de Santa María.Había socios en Galicia, en las tierrasvascas y en pamplona, en Logroño yen Aragón, en cataluña, en Mallorca,en Andalucía y en Murcia, en castillay en extremadura, es decir, reparti-dos por todo el Reino, incluso algunosextranjeros. Algunos eran escritorespúblicos, otros ejercían en diferenteshospitales o servían en los Realesejércitos. Algunos eran socios deotras Sociedades médicas.

La constitución décima regulabala organización de la Sociedad, o loque es lo mismo, quiénes componíanla Junta, cuáles eran los cargos. Que-daba instituido que la Sociedad ten-dría un director, que siempre serámédico, dos consiliarios, un fiscal, unchanciller, un secretario, un contadory un tesorero.

el director tenía la obligación depresidir todos los actos de la Socie-dad, convocar las juntas extraordina-rias, “y determinar lo que parecieremás oportuno, en los puntos que sepresentaren, pertenecientes al go-bierno de la Sociedad”, siempre ycuando se tratase de puntos no in-cluidos ni opuestos a sus constitu-ciones. en caso de que el directorfaltase a alguna Junta por la razónque fuera, su lugar y función quedaríaa cargo del socio médico más antiguo.Si faltaba algún consiliario, el más an-tiguo de su facultad haría sus veces.

cuando hubiese que votar en lasociedad cualquier asunto, en se-creto, el Secretario empezaría atomar los votos por el director, se-

guiría por los de “Mesa traviesa, ymás antiguos” hasta el más moderno.cuando la votación fuera en voz seprocedería del mismo modo, pero eneste caso el director votaría cuandole pareciere.

el último día del año, festividad deSan Silvestre, se juntarían los oficia-les, y por votos –en voz– se nombra-rían dos para cada empleo; al díasiguiente serían propuestos a la Socie-dad, y por votos –ahora secretos– seelegiría a uno de los dos propuestos.

La plaza de director se daría aoposición. el proceso para ello era elsiguiente: el día 15 de diciembre seabrirían las oposiciones, y podrían fir-mar a ellas, hasta el día 19 de dichomes, todos los socios médicos quequisieran, como no sean Honorarios.desde el 21 hasta el 31 tendrían lugarlos actos literarios, en los días y horasque el director determinase. en laJunta general que se celebraba el díaprimero del año, los oficiales elegíanpor votos secretos al nuevo director,que sería el opositor que hubiera re-cibido más votos. Si algún año no hu-biese opositores, o si alguno/s seopusiesen y la Sociedad desconfía desu desempeño se podía reelegir al queestaba ejerciendo dicho cargo o biennombraría a otro.

el primer Secretario de la socie-dad sería perpetuo, pero con su suce-sor se practicaría del mismo modoque con el director. como es lógico,el secretario se ocupaba de archivarlos papeles, escribir los acuerdos, pre-sentar los memoriales, avisar para lasJuntas y, entre otras obligaciones, asu cargo quedaban los libros y demásinstrumentos de la Sociedad.

el fiscal debía cuidar de que lasconstituciones se observasen pun-tualmente, anotar las ausencias de lossocios a las juntas. una vez al mestendría que pasar a la casa de las Re-cogidas para informarse de la MadreMinistra, si los médicos y cirujanoscumplían con sus obligaciones asis-tenciales.

tanto los socios de Número comolos Supernumerarios tendrían votoen todas las resoluciones de la Socie-dad, frente a los Numerarios que nolo tendrían nunca. el director teníavoto, y calidad, en caso de igualdad.

otras constituciones regulabanlos Actos Literarios. La Sociedad ce-

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lebraría dos Actos Literarios, públi-cos, cada año: uno el 6 de junio y otroel 20 de septiembre45. todas las se-manas la Sociedad celebraría dosactos: uno el domingo, en forma deconsulta práctica, entre dos sociosque nombraría el director, sobre en-fermedad de las Recogidas –si la hu-biera– o sobre otro asunto; el otroacto sería los jueves, en los que se le-ería una disertación46. tras la lecturade la misma, por su autor o por el se-cretario, podían intervenir los sociosque quisieran, empezando por el másmoderno. también se fijaban las va-caciones de la sociedad, unas vaca-ciones irían desde el domingo deRamos hasta el de Quasimodo, otrasdesde el 20 de junio hasta el 20 deseptiembre. también se suspenderíanlos trabajos literarios desde la Navi-dad hasta el día de la epifanía.

una de las constituciones de la So-ciedad Médica de la esperanza, enconcreto la constitución decimo-cuarta, se ocupaba de las consultas,práctica habitual en la medicina de laépoca, bien estudiada por algunos his-toriadores de la medicina, comopardo tomás y Martínez Vidal, de ma-

nera conjunta, y p. León en solitario47.en el expresado capítulo de la norma-tiva constitucional de la institución sereseñaba que las consultas que se hi-cieran por escrito a la Sociedad, se-rían respondidas por el socio, osocios, que nombrase el director. esde suponer que dependiendo de si laconsulta era médica, quirúrgica, o far-macéutica, fuesen los socios de esasrespectivas facultades los elegidos porel director para responderla. de todosmodos, la respuesta sería leída en pú-blico y se dirigiría por mano del se-cretario. Además de confirmar laimportancia que se concedía a la con-sulta escrita es evidente el interés delos fundadores en que la instituciónfuese un foro de intervención para re-solver las dudas que pudiese tenercualquier profesional sanitario.

también quedaba regulado queningún socio podía usar el nombre detal en caso de que imprimiese algunaobra y la diera al público, sin que pri-mero fuera examinada y aprobadapor la Sociedad, dándole ésta licenciapara que en su portada constase lacondición de ser socio de la misma. Yde igual modo quedaba establecido el

modo de noticiar algún asunto im-portante a la Sociedad.

La agregación de la Sociedad Mé-dica a la Real congregación de Nues-tra Señora de la esperanza, rasgoespecífico frente a otras Academiasmédicas, conllevaba una serie de obli-gaciones por parte de ambas institu-ciones. Así, los médicos y cirujanosde número de la Sociedad Médica de-bían ser recibidos como Hermanos dela mencionada congregación y que-daban obligados a asistir, sin interésni estipendio alguno, a las pobres en-fermas de la Real casa de las Recogi-das, que estaba al cargo de dichacongregación. por eso cada vez quela Sociedad Médica recibía a unnuevo individuo como socio de nú-mero debía presentarle a la Herman-dad para la admisión y formalidad ensus asientos, y del mismo modo, si laSociedad despedía a alguno de susnumerarios debía participarlo a lacongregación. Al parecer en el mo-mento en que médicos y cirujanoseran recibidos como hermanos jura-ban que asistirían de manera carita-tiva a las mujeres enfermas recogidas.diversas constituciones, en concretodesde la 28 hasta la 35 ambas inclu-sive, se ocupaban de estos aspectos,como veremos después.

La última constitución dejabaabierta la posibilidad de modificar losestatutos: “Si en la práctica de estasconstituciones se hallaren, con eltiempo, reparos dignos de remedio, yocurriese algo que añadir, o quitar,podrá la Sociedad innovar en todo, oen parte de sus constituciones, lo quehallare por más conveniente, para sumejor govierno”.

Entre la beneficencia y el adelan-tamiento de las ciencias

La documentación relativa al ori-gen de la Sociedad Médica pone demanifiesto que su establecimiento es-tuvo vinculado a la Real congrega-ción de Nuestra Señora de laesperanza y a la asistencia sanitariaa las enfermas de la Real casa de lasRecogidas, cuyo gobierno y adminis-tración estaba a cargo de la mencio-nada Real congregación, en la quefueron admitidos como hermanos al-gunos médicos y cirujanos de la

Imagen 5: Sello que aparecía en último folio que contenía la Serie de los Actos Literarios quela Sociedad Médica pretendía realizar en 1753 (Archivo Real Academia de Medicina de Sevi-lla). es probable que la medalla cincelada que se otorgó a los ganadores de los premios de los1750 y 1751 fuera parecida a este sello.

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corte. exentos de los actos piadosos(en particular, de pedir limosnas), los18 médicos y 12 cirujanos admitidoscomo congregantes ponían sus facul-tades al servicio de las pobres enfer-mas recluidas en clausura. Así, pues,conmutación de los actos piadosospor asistencia sanitaria de limosna,medicina caritativa. No es ociosotraer a colación los textos.

“unos quantos professoresmédicos, y cirujanos de estacorte… se unieron en compañía,para buscar en vuestra divinaGracia [alusión a la Virgen] laverdadera sabiduría y caridad másextremada… pues saber, sin bienobrar, es solo presumpción… in-tentaron poner en execución supensamiento, acogiéndose a vues-tro favor Sacrosanto; lo que con-siguieron por medio de la Real yApostólica congregación del zelo,y bien de las Almas”.

Y en otro lugar se dice:

“enterados, pues, de que todaslas ciencias, Facultades y Artes,tenían en la corte modo, con quedar expresión de su christiandady Religión; unos en congregacio-nes; otros en Hermandades; yotros con pías obligaciones, enque se dedicaban a servir a diosnuestro Señor, dando exemplo alos demás, y que sólo a los Médi-cos faltaba un instituto, en que seconociese tuviese patrocinio suFacultad, y a quien ofreciesen enactos caritativos parte de sulabor… sería bien visto, que supli-cando a dicha Real congregaciónadmitiese a los asociados referidos[médicos y cirujanos] por Her-manos, éstos se obligasen a la asis-tencia de dicha Real casa, yagregados, para que assi, baxo elpatrocinio de tan santa, noble,piadosa y Real congregación, pu-diesen formando un cuerpo deSociedad, servir a dios, aprove-char en la caridad con el próximo,y adelantar en su Facultad”48.

en los orígenes de la Sociedad Mé-dica confluyen, pues, aspectos diver-sos de carácter religioso, caritativo,social y profesional. Los médicos y ci-rujanos que deciden asociarse tam-bién se presentan como individuosreligiosos y caritativos que ponen susfacultades al servicio de las mujeresenfermas recluidas en clausura. con-

viene tener presente de igual modolos ideales ilustrados de utilidad ybien común, a los que no es ajena lamedicina, que también debe postu-larse como una ciencia socialmenteútil.

como el primitivo instituto de laSociedad era la “asistencia, cuidado,y vigilancia en la curación de las en-fermedades que ocurran en la Realcasa de las Recogidas”, desde los pri-meros momentos se procuró el buencumplimiento de tal obligación, ajus-tada con la Hermandad de NuestraSeñora de la esperanza en febrero de1745. de hecho,en 1746, los médicosy cirujanos de la Sociedad declarabanque habían

“servido más de un año sin lamás leve falta, y celebrado susActos literarios sobre las enferme-dades que han ocurrido a las Re-cogidas, y visitado en sus moradasa otras personas, que la congrega-ción ha ordenado, para ser admi-tidas al recogimiento, yestablecido también uncionario, ysubministrado las unciones a lasque han necesitado este remedio,asistiendo día y noche con toda vi-gilancia, puntualidad y desvelo”49.

La cita es un valioso testimonio.por una parte, nos desvela que desdefebrero de 1745, fecha del convenioentre la Sociedad y la congregación,los sanitarios ya se ocupaban de asis-tir y curar a las Recogidas. por otra,que la Sociedad Médica atendía aotras mujeres que iban a ser recluidasen la clausura de la Real casa de lasRecogidas. una casa en la que sehabía establecido un uncionario paradispensar las unciones, pues las un-ciones mercuriales eran uno de losprincipales remedios usados en lasenfermedades venéreas, que desdeluego debían padecer algunas de estasmujeres que se dedicaban a la prosti-tución y cuya desarreglada vida se in-tentaba corregir; para poder serrecogidas había que evitar cualquierenfermedad contagiosa que pudieraafectar al resto de mujeres de la clau-sura. también hay que reparar en lacelebración de actos literarios sobrelas enfermedades “que han ocurridoa las Recogidas”; no se trataba sólo deasistir a la curación sino también deestudiar dichas enfermedades, cele-brar consultas entre los sanitariossobre las mismas y sobre los métodos

curativos apropiados, conjunciónpues de práctica y teoría50.

Las Constituciones redactadaspor la Sociedad Médica fijaron lasobligaciones de los médicos y ciruja-nos en su tarea asistencial en la casade las Recogidas. estos sanitarioseran, junto a algunos eclesiásticos, losúnicos varones que entraban en laclausura. Los médicos y cirujanos deNúmero debían recibirse por Herma-nos de la Real congregación de Nues-tra Señora de la esperanza y asistirsin interés, estipendio o emolumentoalguno. La Sociedad nombraría todoslos meses dos médicos y dos ciruja-nos para asistir a las mujeres de lasRecogidas, con la mayor puntualidad.Éstos debían dar noticia, por escrito,a la Ministra, el primer día que entra-sen a visitar, de sus nombres, casa ycalle. Además, el fiscal de la SociedadMédica tenía como encargo pasar alas Recogidas e informarse de laMadre Ministra si los médicos y ciru-janos cumplían con sus obligaciones.

Los médicos y cirujanos que sa-lieren de mes debían hacer la últimavisita a las pacientes con los que en-traren para informarles del estado delas enfermas. Además, en los casosarduos y enfermedades agudas queocurriesen en dichas Recogidas, losasistentes mensuales avisarían a laSociedad, para que ésta nombraseuno o más médicos, o cirujanos, conquien consultar la dolencia.

Los sanitarios de mes también vi-sitarían a todos los sirvientes pobresque tuviera la casa de Recogidas. Lossocios numerarios también quedabanobligados a visitar “en sus casas atodas aquellas mujeres, que la Realcongregación determine admitir alrecogimiento y hacer exacta y verda-dera relación del estado de salud decada una, para que en vista de ello de-termine dicha Real congregación”.LaSociedad dispondría de unos libros enlos que constarían los médicos y ci-rujanos mensuales, las enfermas, lasenfermedades que ocurriesen, las quefalleciesen y las que se habían admi-tido al recogimiento.

estas obligaciones asistenciales dela Sociedad Médica venían a dar cum-plimiento a sus propósitos de servira Dios y aprovechar en caridad alpróximo. Ahora bien, en modo al-guno, tales obligaciones religiosas ycaritativas pueden disociarse del otro

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propósito fundamental de la Sociedad:el adelantamiento en sus facultades.Los médicos y cirujanos celebrabanconsultas entre ellos sobre las enfer-medades de las mujeres recogidas yalgunas de las juntas semanales esta-ban dedicadas a tratar las dolencias deeste grupo marginado. por otra parte,asistir a estas mujeres recluidas enclausura posibilitaba un campo de ob-servación singular para la medicina.Acumular observaciones y prácticascurativas se consideraba fundamentalen aquella época.

pero, además, la Sociedad Médica,como cualquier otra Academia o So-ciedad de la época, estaba formadapor un grupo de individuos afanadosen debatir y argumentar sobre los sa-beres más diversos, en consonanciacon la concepción enciclopédica deéstos, frente a la anacrónica divisiónque desde la actualidad aplicamospara deslindar las letras, las cienciasy las artes de entonces51. era normal,de todos modos, que los individuosque formaban una determinada Aca-demia o Sociedad se afanasen sobretodo por adelantar en su respectivafacultad. por tanto, la Sociedad Mé-dica de la Hermandad de Nuestra Se-ñora de la esperanza tenía comopreocupación primordial la cienciamédica.Algunos autores se han refe-rido a este aspecto. Así, RodríguezMerino ha escrito que “entre los ob-jetivos de M. Rodríguez al fundar laSociedad Médica de N. S. de la espe-ranza pudieron estar la introducciónde nuevas doctrinas europeas, la re-solución de problemas muy prácticosy difíciles o el impulso de la renova-ción técnica de la medicina. el pri-mer problema que se plantearon losfundadores de la Sociedad Médica fueel introducir y divulgar por medio detraducciones los progresos médicos-filosóficos que se estaban haciendoen europa para curar ciertas enfer-medades difíciles”. también apuntadicho autor que “Madrid con su Aca-demia de la Medicina (1732) y la So-ciedad Médica de Nuestra Señora dela esperanza (1743) estuvo en la olade la introducción y aplicación delmodelo mecanicista a la biomedicinaen la ilustración española”52. por suparte, Nuria Valverde señala quedicha Sociedad Médica “fue la inicia-tiva de un conjunto de médicos inte-resados en promover la modernizaciónde la disciplina”53.

Los miembros de la Sociedad Mé-dica y en particular su presidente en1751, Antonio Fernández de Lozoya,usaban términos diferentes:“cultivarcon el mayor empeño la physica, laMedicina, cirugía, Anatomía y phar-macia”. procurar el adelantamientoen las Ciencias naturales, se decía enlas convocatorias de premios que laSociedad publicitaba en la prensa. enel título que se dispensaba a los socioshonorarios se mencionan las cienciascuyo avance buscaba la Sociedad:“phísica, Medicina, Anathomía, chi-rurgía, chymica, Mathemática y Botá-nica”. Y sus constituciones señalabanque la Sociedad estaría compuesta por“professores de Medicina, cirugía,pharmacia y phísica”.

cultivar y adelantar en tales fa-cultades, en términos de la época, ofavorecer el progreso, la renovación yla modernización de la medicina, entérminos más actuales, era uno de losfines primordiales de la Sociedad Mé-dica. de hecho su constitución encuerpo de Sociedad, superando el es-tadio y estado de tertulia, se justifi-caba para lograr mejor talespropósitos. el estudio y la aplicaciónde cada uno de los miembros de laSociedad, en particular, pero altiempo, la lectura y discusión pública,tolerante y libre, era inexcusable.como advertía el director de la Socie-dad, Antonio Fernández de Lozoya,en su oración inaugural en 1751: “LaSociedad literaria si no exercita las le-tras, si no se emplea en repetidos es-tudiosos actos sólo será congregaciónde holgazanes y escuela de necios ymurmuradores”, para después aposti-llar que “un solo individuo, por máslince que sea en todo, bien puedetener su parecer, pero no puede juz-gar, y quien discurre en compañía,éste diremos, que juzga. La Soledad escáthedra (dice don Francisco Ma-nuel) el pueblo universidad: allí se leeuna materia sola; aquí infinitos pun-tos de vista, según la diversidad de en-tendimientos”54. Mientras en launiversidad el catedrático daba en so-litario su lectio, en las Academias susindividuos, en común, fomentaban ladisputatio, tal era el mejor modo de“hacer nuevos descubrimientos en laMedicina, registrar extrañas regionesen la physica y pasearse por no trata-das selvas de Mechánica”.

Los actos que celebraban las Aca-demias constituían su verdadera

razón de ser. La Sociedad Médica dela esperanza celebraba, en sus ini-cios, dos actos semanales. uno el do-mingo “en forma de consultapráctica”, entre dos socios que nom-braba el director, “sobre enfermedadde las Recogidas, si la huviere”, y sino sobre otro asunto. el otro acto eralos jueves, tal día se leía una diserta-ción (podía ser leída por su autor, y siéste no estaba presente –pues podíaremitirla cualquier miembro– por elsecretario). tras su lectura, los sociosque quisieran, empezando por el másmoderno, disputaban sobre ella. portanto, ocho actos de sociedad al mes,a los que debían asistir los Socios deNúmero y Supernumerarios, por lomenos a la mitad de ellos. con el pasodel tiempo estos dos actos semanalesquedaron reducidos a un único actoque se celebraba los jueves, y de ma-nera alternativa, un jueves se cele-braba junta práctica y otro se leía unadisertación, tal y como consta en laSerie de Actos literarios de 176055.

La serie de actos literarios men-suales que la Sociedad tenía dis-puesto celebrar a lo largo del añosolía publicarse. Lamentablementesólo hemos podido encontrar la seriede tales actos relativa a algunos años:1750, 1753, 1760, 1764 y 1765. Aun-que resulta excesivo aquí su análisis,diremos que en ellos quedan refleja-das las preocupaciones sanitarias dela época y se incluyen observacionesmédicas, chirúrgicas, chímicas, bo-tánicas y anathómicas. Así, porejemplo, se citan disertaciones sobrela fiebre héctica, el histerismo, los tu-mores linfáticos de la rodilla, el deli-rio hipocondriaco, el cancro, laestructura de los huesos, sobre lasfracturas, sobre la amputación, sobrela lúe venérea; los socios también di-sertaban sobre el Agua, el Agárico, eltártaro, la cicuta, los preparados delNitro y el antimonio, el opio, la ac-ción de los cáusticos, los medica-mentos resolventes. Muy interesantees la noticia que aparece en las Se-ries de 1764 y 1765 relativa a quedon José (celestino) Mutis y donJaime Navarro “continuarán las co-municaciones a la Sociedad sobre laHistoria natural del nuevo Reyno deGranada”. A estos actos, además delos socios, podían acudir otros indi-viduos. Así, en el ejemplar de 1760 seadvertía al final “a todos los Faculta-tivos, y Aficionados a las letras, sean,

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o no profesores, que a todos los Actosaquí expresados pueden concurrir adisputar, argüir, o en la forma quegustaren; entendidos que son los jue-ves a las seis de la tarde, en casa deldoct. don Antonio Fernández de Lo-zoya, calle del espejo, casas de Fa-milia del excelentísimo señor duquede Alburquerque, a excepción de losúltimos jueves del mes, que son ennuestra Sala de la Real casa de Re-cogidas”56.

Además de estas juntas semanalesla Sociedad Médica de la Hermandadde Nuestra Señora de la esperanzacelebraba dos actos literarios públi-cos, que debían costear los propiosmiembros de la Sociedad, uno se ce-lebraba el 6 de junio y otro el 20 deseptiembre.

La Sociedad Médica procuró contri-buir al adelantamiento de la ciencia y labúsqueda de la salud pública de otrosmodos. A este respecto, en la Serie delos Actos Literarios de 1753 se decía:

“Siendo el ánimo de la Socie-dad no omitir medio alguno, queconduzca a la común utilidad, yadelantamiento de las ciencias, yArtes de su instituto, dispuso, quecada uno de sus individuos hono-rarios, y supernumerarios escrivaen este año una dissertación delasumpto, que mejor le parezca, ode las peculiares enfermedades,que en el país que habitan ocu-rren, con los remedios, que enellas aprovecharon. para este finmandó el señor director estamparsus nombres, y remetir a cada unoun cathalogo [de los Actos]”57.

Además de intentar que sus sociosremitiesen disertaciones, otro modode buscar el adelantamiento de lasciencias era ofrecer las páginas desus publicaciones para todo aquel quequisiera publicar en ellas algún in-vento o remedio, como queda patenteen estas líneas de la Gazeta de Ma-drid:

“La Sociedad Médica de laReal congregación… hace pre-sente, que qualquiera persona quequisiere manifestar, para elcomún aprovechamiento, algúnnuevo invento physico, Anatho-mico, Médico, chirurgico o phar-maceutico, o algún remedioespecial, lo pueda hacer remi-tiendo un papel cerrado a su Se-cretario don Antonio Fernández

de Lozoya, el qual se imprimirá,con el nombre del Autor, en lasActas de la Sociedad de este pre-sente año”58.

por otra parte, recordemos lo quele escribía carlos domingo a Mayans:“acostumbra [la Sociedad Médica dela esperanza], de quando en quando,echar al público algunas dificulta-des y preguntas que pertenecen a laMedicina i Cirugía, ofreciendo unsuficiente premio”. La convocatoriade premios para estimular e incenti-var a los individuos para que pusieransu ingenio al servicio del bien común,con el invento de un artefacto o má-quina, un remedio o una soluciónpráctica, o cualquier otra cosa fue ha-bitual en la época. Algunas Socieda-des económicas de Amigos del paísasí lo hicieron y también algunas Aca-demias. La Sociedad Médica de Nues-tra Señora de la esperanza fue una deellas y, tal vez con carácter pioneroen el territorio español, pero hubootras como la Academia-Médico prác-tica de Barcelona que también otorgópremios a los autores de ciertas topo-grafías médicas y otros trabajos.

La primera vez que la SociedadMédica planteó un problema “paraque acudiesen los estudiosos a tribu-tar sus trabajos, ofreciendo un pre-mio a quien más verosímil dissertasesobre el recóndito phenómeno” fueen 1750 y para que su convocatoriatuviese la debida resonancia la difi-cultad planteada apareció en la Ga-zeta de Madrid del día 6 de enero de1750. La pregunta que “echó al pú-blico” fue la siguiente: ¿Por quésiendo el regular domicilio de lasLombrices el canal intestinal, pro-ducen picazón en las narices? igno-ramos cuántos respondieron a laconvocatoria, pero debieron ser bas-tantes. Según refiere Rodríguez Me-rino, cada miembro de la Sociedadtenía “la obligación moral de respon-der como participante activo de dichacomunidad científico-médica”59. Hayconstancia de que respondierondiego torres y Villarroel, quien ad-vertía que no aspiraba al premio, sinoa divertirse y animar a otros para queremitiesen sus disertaciones, y demanera más seria, don pedro Llo-rente, el médico Francisco Rubio, elprofesor don Gómez Arias, José Mi-guel Royo, Antonio Aguirre, Fran-cisco Rafael de los Reyes Sahagún,seguramente también Félix Antón,

así como domingo talia y Juan igna-cio Moguel. A comienzos de enero de1751, la Gazeta de Madrid prego-naba el éxito de la convocatoria ydaba a conocer los premiados:

“ha sido preciso emplear mástiempo del que parecía regularpara su lectura, por ser tantas lasdissertaciones, que de fuera, ydentro del Reyno han enbiado; yhaviendo hallado, que seis de ellasigualmente merecían dicho pre-mio, determinó el doct. d. pedroBedoya, Médico Numerario de Fa-milia del Rey nuestro Señor, y di-rector de ella, que la suertedecidiesse la elección; y sortea-das, les tocó el primer lugar a ladel doct. d. domingo talia, mé-dico del excmo. Señor duque deLosada, sumiller de corps del Reyde Nápoles; y el segundo a la deldoct. d. Juan ignacio Moguel,mé-dico titular de la villa de Monrealde deva, en la provincia de Gui-puzcoa: cuyas dos obras podránsalir impresas, con las partes diag-nóstica y curativa de las Lombri-zes, que de orden de dicha RealSociedad se les añadirá. Al mismotiempo se están cincelando lasmedallas, que valgan el referidopremio para remitirlas a sus res-pectivos dueños”60.

Ambos escritos premiados fueron,en efecto, publicados en 1751. en suimpresión se añadió el Complementode la Historia de las lombrices ela-borado, a instancias de la SociedadMédica, por don Miguel Rodríguez,uno de los fundadores. esta impre-sión era, tal y como se advertía en suspáginas, “una mera insinuación que alos estudiosos hace la Sociedad de lasútiles producciones que intenta dar alpúblico en los años venideros”.

en 1751, el mismo año en que sepublicaron los primeros escritos pre-miados, la Sociedad volvió a lanzaruna nueva pregunta. en concreto, lapregunta planteada fue la siguiente:Por qué las preñadas comúnmenteaborrecen muchos alimentos, queantes de la preñez les eran agrada-bles, y apetecen otros, que antes lesfastidiaban, sin omitir tal vez suirregular apetito el carbón, sal, yeso,cal & c? en esta ocasión el primerpremio fue para J. Matheo Van-Berh-man, protomédico del condado y ciu-dad de culemburg, y el segundo

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premio para el presbítero y médicodon Ramón Brunet de la Selva. Lostrabajos premiados también se dierona las prensas, pero en esta ocasióntardaron algún tiempo en ver la luz,pues su impresión se demoró hasta1754. Seguramente los problemaseconómicos fueron el principal mo-tivo de tal demora. Estas Actas delsegundo año…, dedicadas a la reinaviuda doña isabel de Farnesio, ade-más de recoger los escritos premia-dos, también incluían otros trabajos:una disertación remitida por don Ma-nuel de Herrera comán, catedráticode prima de la universidad de Sala-

manca, en la que, de acuerdo con elhipocratismo, daba cuenta de las “en-fermedades de aquel país” y refería labuena calidad de los aires, comple-tándose con observaciones climáticasy anotaciones sobre las aguas del tor-mes y los alimentos; otra Disertaciónsobre las enfermedades, que enmayor número, que en las demáscercanías, acaecieron en la villa deHiguera la Real [en 1751] y un casopráctico especial, compuesta por elmédico titular de dicha villa, doncristóbal Nieto de piña, que, además,era socio honorario de la propia So-ciedad; por último, el volumen se

completaba con la Historia de unajaqueca rara y mortal que fue comu-nicada a la Sociedad por otro de susindividuos honorarios, el doctor donFélix Antón, médico titular de la ciu-dad de Burgos.

La Sociedad Médica de NuestraSeñora de la esperanza pretendíacontinuar la publicación de sus Actas.de hecho, en las páginas de las Actasdel segundo año…, se advertía queen el tercer tomo se incluirían “pie-zas médicas, physicas, chirúrgicas ypharmacéuticas, compuestas por lossocios numerarios, supernumerariosy honorarios de dichas facultades, dedentro y fuera de la corte”. Sin em-bargo, dicho tomo nunca vio la luz.

de todos modos, hay que signifi-car las dos publicaciones que llevó acabo. Las academias contribuyeron ala institucionalización de los saberesy la ciencia moderna y como espaciosde debate y discusión intentaron daral público sus resultados. Al tiempoque se publicitaban a sí mismas, con-sideraban que contribuían de estemodo al bien común. en aquella Re-pública de las Letras que se agotaba,las publicaciones de las Academias ySociedades circulaban entre unos lu-gares y otros de europa, el comercioliterario favorecía el conocimiento yla introducción de nuevas ideas yprácticas. tal como ha apuntado J.L.Barona puede decirse que en el senode dichas instituciones nacieron lasprimeras publicaciones periódicas decontenido científico61.

Los problemas económicos queretrasaron la publicación de las Actasdel segundo año también conllevaronque la Sociedad Médica dejase de lan-zar sus preguntas y conceder sus pre-mios desde 1752 hasta 1755. en laGazeta de Madrid del día 25 de enerode 1752 se anunciaba que la SociedadMédica para “enriquecerse de ade-lantamientos propios, y estranjerosen las ciencias naturales” y para “serde mayor utilidad al público” conce-dería dos premios a los sujetos que“mejor, y más arreglada a las Leyesdel Mecanismo, y Anathomía escri-biesen una disertación, en que ex-pongan: La naturaleza, y causapróxima de la Perlesía, y un Methodomás seguro, y remedios más eficacesque los hasta aquí descubiertos”62.pero en vano buscaremos datos sobrelos premiados y sus trabajos, pues en

Imagen 6: portada de la primera publicación de la Sociedad Médica de la Hermandad de Nues-tra Señora de la esperanza.

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el Mercurio histórico, y político delmes de abril de 1755 leemos:

“deseando la Real SociedadMédica de Nuestra Señora de laesperanza de esta corte, desde elprincipio de su erección, los ma-yores adelantamientos en lasciencias naturales, y no havién-dosele proporcionado desde elaño de 1752 (por varios motivos)el proponer assunto al orbe Lite-rario, para conceder, como en losaños antecedentes, el premio de100 libras parisienses a las dosmás sobresalientes dissertacio-nes; oy, que ya se halla desemba-razada de aquellos, y con unaayuda de costa, que la piedad dela Reyna viuda que nuestra señorala ha concedido: prosiguiendo suloable intento, propone porasunto; para que los Literatos dis-serten, según reglas del Meca-nismo: Por qué el dolor decabeza, que comúnmente en Es-paña se llama Jaqueca, se expe-rimenta solo en la mitad de ella,y a intervalos: y por qué regular-mente acaece en hombres, y mu-geres, y los remedios no vulgares,que pueden aplicarse para su ex-terminio”63.

en los años sucesivos la institu-ción siguió convocando su certamen.en la Serie de los Actos literarios quela Sociedad Médica pretendía cele-brar en 1760 se advertía que “conti-nuando la Sociedad en solicitar eladelantamiento de la Medicina, y ci-rugía, para mayor utilidad de la saludpública” había determinado proponeren dicho año dos problemas, en lugarde la única pregunta de convocatoriasanteriores. uno de los problemas erade medicina práctica: Si hay real-mente medicamentos específicos, enque consista su mechanica natura-leza, y de qué modo producen suoperación? el otro de cirugía prác-tica: En qué casos se debe reputarpor único, y superior auxilio el usodel Trepano? Se premiaría “con lasacostumbradas veinte onzas de plata”al médico y cirujano, que más arre-glado al “mecanismo del cuerpo hu-mano, y a la práctica”, dieranresolución a estas preguntas64. Gra-cias a la prensa conocemos que la So-ciedad, ahora titulada Médico-chirúrgica, había “suspendido losdos premios, que ofreció el año pa-sado de 1760, por no haver hallado en

las disertaciones, que aspiraron aellos, alguna que descifrase, a satisfa-ción de la Sociedad, los problemasque se propusieron”65. por tal motivo“y para animar al estudio de la Medi-cina y de la cirugía en españa, pro-mete este año de 1761 los mismospremios duplicados”. como se recor-dará, en tal año carlos domingo le re-fería a Mayans que la Sociedad habíalanzado al público sus preguntas: “hapublicado, en la Gazeta del martes 3de marzo, este problema: Si la dietaláctea por un año o mas tiempo me-thodicamente administrada, es

capaz i único remedio, para curarlos dolores reumáticos vagos e inve-terados i el furioso dolor de gota,cómo haze estos efectos i qué cau-ciones y reglas se han de observar eneste tiempo”. Junto a este problemade medicina práctica, la Sociedadplanteó otro de cirugía práctica: Enqué casos será útil el uso de las me-dicinas para curar el aneurisma; enquales es superior a ellas el uso delas Máquinas modernas, y quandoes absolutamente necesario el en-lace66. parece que fue la última vezque la Sociedad Médica lanzó al pú-

Imagen 7: Serie de los Actos Literarios celebrados por la Sociedad Médica en 1760 (primerapágina) documento conservado en la Real Academia Nacional de Farmacia, leg. 9-13.

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blico sus preguntas. de hecho, en laprensa no encontramos noticia deellas. también es bien significativoque, en las Series de los Actos Litera-rios de 1764 y 1765, se advirtiera queel mes de diciembre quedaba librepara leer las Disertaciones que re-mitieren los socios honorarios, mien-tras que antes el mes de diciembrequedaba libre para leer las Diserta-ciones que concurran al Premio.

* * *en las páginas precedentes hemos

intentado, a partir de una documen-tación inédita, silenciada en una bi-blioteca y algunos archivos, dar aconocer nuevos datos sobre una ins-titución médica del siglo xViii hastaahora casi ignorada por completo. Avista de los documentos los perfilesde la Sociedad Médica de la Real con-gregación de Nuestra Señora de la es-peranza quedan mejor definidos. Susinicios hay que buscarlos, como entantas otras Academias, en las tertu-lias, en este caso en las que desde1743 celebraban algunos médicos ycirujanos en el Madrid cortesano,pero la constitución formal de la So-ciedad Médica debe retrasarse hasta1745. A la nómina de los socios fun-dadores, referida por diversos auto-res, sabemos que hay que añadir, almenos, cinco nombres más. La So-ciedad Médica, al igual que la Realcongregación de Nuestra Señora dela esperanza a la que se unió en 1745,quedó bajo la protección del infantecardenal don Luis, pero ningún do-cumento menciona que también que-dase bajo la protección de la reinaviuda, isabel de Farnesio, aunqueésta proporcionase, ocasionalmente,algunos fondos a la Sociedad. Las dospublicaciones impresas por cuenta dela Sociedad Médica –las Disertacio-nes Physico-Médicas y las Actas delaño segundo– guardan relación conlas primeras convocatorias de los pre-mios que tal institución otorgó a losmédicos que más satisfactoriamenterespondieron a las cuestiones médi-cas planteadas, aunque a las diserta-ciones premiadas se añadieron otrostextos.

por otra parte, las Constitucioneshan permitido aproximarnos a la ins-titución y conocer su composición, suorganización interna, sus fines y lasobligaciones de sus miembros, lo que

hace posible establecer semejanzas ydiferencias respecto de otras Acade-mias médicas del momento. Sinduda, el rasgo más singular y especí-fico de esta Sociedad Médica fue laadhesión de algunos de sus médicosy cirujanos, en calidad de congregan-tes, a la Real Hermandad de NuestraSeñora de la esperanza, a cuyo cargoestaba el gobierno y administraciónde la Real casa de las Recogidas. unaunión y concordia que supuso que di-chos sanitarios se ocupasen de laasistencia y curación de las mujeresenfermas recluidas en la clausura dela mencionada casa de Recogidas,conjugándose la dimensión religioso-caritativa con la actividad profesionalde los socios de Número que integra-ban la Sociedad Médica. Sin olvidarque tal unión también supuso que laSociedad Médica dispusiera de unlugar en el que celebrar sus actos li-terarios, la Sala de Juntas que la Realcongregación tenía en la casa de Re-cogidas, que fue cedida a la Sociedad.pero, además, el ejercicio benefactorde la medicina practicado por estegrupo de médicos y cirujanos tuvouna indudable proyección social yprofesional, al conquistar espacios dela clausura, ocuparse de la enferme-dad y la salud femenina, y de paso fa-vorecer el estudio, la consulta y lapráctica de sus facultades y presentarla medicina como una ciencia útilpara el cuerpo social.

como tantas otras Academias, laSociedad Médica de la Hermandad deNuestra Señora de la esperanza tuvotambién como fin principal adelantaren las ciencias. el estudio, el afán in-vestigador, en su dimensión personaly colectiva, privada y pública, y pro-vechosa para la salud pública recorrecomo un nervio central el “cuerpo deSociedad” constituida a mediados desiglo en la corte. Los actos literarioscelebrados por sus miembros, la con-vocatoria de premios y su publica-ción, y las disertaciones redactadaspor socios honorarios, son claroejemplo de ello. establecida en losaños centrales de la década de loscuarenta, es evidente que recoge laherencia de los novatores, y no enmenor medida demuestra la eferves-cencia ilustrada, que se manifiesta demanera singular en tantas y diversasAcademias y en las Sociedades eco-nómicas de Amigos del país, que bus-can y pretenden el progreso, la

utilidad, el bien común y la felicidad.Resulta imposible entender la moder-nidad sin estos afanes.

es obvio que definir mejor los per-files no significa acabar la tarea; nin-guna tarea investigadora es completani definitiva. desconocemos más quesabemos sobre la Sociedad Médica dela Real congregación de Nuestra Se-ñora de la esperanza. Su devenir his-tórico, apenas ha quedado abocetadoen sus primeros veinte años de exis-tencia, su “sociografía” apenas es co-nocida, ignoramos casi todo sobre lacantidad y la temática de las diserta-ciones y obras remitidas por susmiembros, los libros en que la Socie-dad registraba su asistencia a las Re-cogidas seguramente se han perdido.entre las preguntas pendientes derespuesta sobre dicha Sociedad Mé-dica queda esta: ¿cuándo, cómo y porqué dejó de existir?

ANEXO

Relación de individuos que eranmiembros de la Sociedad Médica dela Real congregación de Nuestra Se-ñora de la esperanza en 1760, segúnconsta en la Serie de Actos Literariosque tal año había de celebrar la So-ciedad, según un impreso conservadoen la Real Academia Nacional de Far-macia, leg. 9-13.

Socios de número

-don Antonio Fernández de Lozoya, di-rector, “socio de la Regia Sociedad Médica deSevilla, decano, y primitivo fundador deella”. [en la Serie de 1753 se decía que habíasido dos veces director y era “Secretario in-terino”. No aparece ya en 1764].

-don Jorge Martín cavallero, “cirujanoen esta corte, socio de la Regia Sociedad Mé-dica de Sevilla, y de la de Madrid, primitivofundador, decano, actual consiliario y teso-rero”. [en 1753 se menciona como “excon-siliario”. también en las Series de 1764 y1765].

-don Juan Antonio Montes, “cirujano enesta corte y socio de Número” [Ya se men-ciona en la relación de 1753].

-don Francisco Viruega [Brihuega], “bo-ticario, colegial en el Real de esta corte,thesorero, y Fiscal que ha sido, consiliarioactual de la Sociedad”. [en 1753 constacomo “ex-consiliario”].

-don damián Martín cavallero, “sociode Número y actual contador y chancillerde la Sociedad”. [en 1753 era “cirujano en laciudad de toledo”].

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-don ignacio Joseph Serrano, “médicoen esta corte, y de sus Reales Hospitales Ge-neral y pasión, socio de Número”.

-don Jaime Navarro, “doctor en Medi-cina, profesor de cirugía, y phísico de Nú-mero de la Sociedad”.

-don Joseph casaviella, “Socio fundador,y de Número, actual Vice-director de la So-ciedad, médico colegial, y doctor por la uni-versidad de Zaragoza, opositor a suscátedras de Medicina, consultado en ellaspor la Real cámara, y doctorado por tolosa”.[en 1753 aparecía como “Socio fundador ymédico en la ciudad de Jaca”].

-don isidro Rodríguez, “cirujano Latino,Socio de Número, Fundador Honorario, y se-cretario actual de la Sociedad”. [Ya se men-ciona en la Serie de 1753].

-don Francisco Sobral, “Médico en estacorte y socio de Número de la Sociedad”.

-don Joseph celestino Mutis, “Médico ycirujano en esta corte, Substituto en la cá-thedra de Anathomía del Hospital General,y socio de Número”.

-“Los señores doctores don JosephAmar, Médico de cámara de los primarios desus Magestades, protomédico del Real proto-medicato de castilla, y de Navarra, Médicocolegial de la ciudad de Zaragoza, catedrá-tico de Aforismos en su universidad, del Realy General Hospital de Nuestra de Gracia,Socio de la Regia Sociedad de Sevilla, y donAndrés piquer, médico de cámara de S.M.,protomédico del Real protomedicato de cas-tilla, catedrático de Anatomia de la univer-sidad de Valencia, presidente Subdelegadode la Real Academia Matritense, y del Nú-mero de la Sociedad, quedan exemptos deestos Actos Literarios, por su alto carácter ysus ocupaciones”. [tanto Amar como piquerfiguran en las cuatro Series que hemos loca-lizado].

-Aunque no se alude a su condición desocios en ninguna clase o categoría, en laSerie de Actos de 1760 constan eugenio es-colano, “Médico en esta corte, y de los Rea-les Hospitales General y pasión” queparticiparía en dichos Actos con una diser-tación, y Juan Goméz (Gámez), “Médico enesta corte, y Substituto de la cathedra deAnathomía del Hospital General”, que tam-bién disertaría en febrero de dicho año. [en1764, ya aparece como Juan Gámez y “Mé-dico de la Real Familia de su Magestad y ca-thedrático de Anathomía del HospitalGeneral”].

Individuos supernumerarios de la Sociedad

-M.R.p. Fr. Antonio Romero Sánchez,“lector de Sagrada teología en su Religión deFrancisco observantes” [en 1753 se le men-ciona como “Lector en Artes en su conventode Religiosos Franciscos observantes de lavilla de colmenar”].

-don diego de torres Villarroel, “presbí-tero, catedrático de prima de Matemática yAstronomía de la universidad de Sala-manca”. [en la Serie de 1753 se alude a élcomo “Socio physico Supernumerario”].

-don Josep Vázquez del campo, médico ti-

tular de la villa de la puebla Nueva. [en la listade 1753, don Joseph ya figuraba como super-numerario, pero entonces era médico titularde la “villa de caramanchel (sic) de Abaxo”].

-d. Juan cebrián, boticario en la villa decaramanchel (sic). [Aparece en las relacio-nes de 1753 y 1764]

Socios jubilados

-R.p.M. Antonio Marin Barquilla, “lectorjubilado en Sagrada teología, y actual pre-fecto de su casa de padres Agonizantes de lacalle de Atocha de Madrid” [debe tratarsedel M.R.p.M. Antonio Manuel Barquilla queen 1753 era “Lector jubilado en Sagrada te-ología, Rector en su colegio de padres Ago-nizantes de la universidad de Alcalá, y Sociophysico de Número”].

-Lic. don pedro Rodríguez campoma-nes, “Abogado de los Reales consejos, y Aca-démico de Número de la Real Academia de laHistoria”. [en 1753 figura como “Sociophysico de Número”. No aparece ya en1764].

-don Francisco González de Arévalo,“cirujano de la Real Familia del Rey nuetroseñor, primitivo Fundador, decano chirur-gico, tesorero y consiliario que ha sido dela Sociedad”. [Se menciona ya en 1753como “ex-consiliario”].

Individuos numerarios

-R.p.M. Gabriel Marín de Moya, “lectorjubilado en Sagrada teología, consultor Ge-neral en la corte Romana por su Sagrada Re-ligión de padres Agonizantes, Socio physico,que ha sido de Número de la Sociedad”. [esmencionado ya en 1753].

-R.p.M. diego Marín de Moya, “lector ju-bilado en Sagrada teología, y fundador en Mé-xico de la casa de padres Agonizantes” [en1753, consta como “Lector de Sagrada teolo-gía en su colegio de padres Agonizantes deAlcalá y Socio physico supernumerario”].

-R.p. Fr. Juan de Hinojosa, “Religiosodescalzo de N.p.S. Francisco, exlector de Sa-grada teología, y actual Analista de su Sa-grada Religión en su Real convento de SanGil de Madrid” [en 1753 figuraba como Lec-tor de teología en la villa de ocaña].

-R.p.M. Fr. Joseph Alberto Gay, delorden de Nuestra Señora del carmen, doc-tor en Sagrada teología, tercera vez prior ensu convento de la ciudad de Jaca, definidorde la provincia de Aragón, y examinador si-nodal del obispado de Albarracín” [en 1753era prior en el convento de calatayud].

-don domingo talia, “presbítero, y mé-dico en Nápoles de la Real Familia de su Ma-gestad Siciliana. premiado en primer lugar elaño de 1750”. [en la relación de 1753, ade-más de sumiller de corps de su Magestad Si-ciliana, consta como médico del duque deLosada].

-don Antonio de casaviella, “presbítero,doctor en Sagrada teología, opositor a suscátedras y a canongías en Zaragoza, exami-nador sinodal del Arzobispado de Burgos, y

obispado de Jaca, consiliario en la universi-dad de Huesca, y Rector en la parroquial deSardas”. [también figura en las Series de1753 y 1764].

-don RamonBrunet de la Selva, “presbí-tero y médico titular de la villa de San Vi-cente. premiado en segundo lugar en el año1751”.

-don pedro Sánchez Vernal, “presbítero,colegial en el de teologos de Sevilla, Maestroen Artes, doctor en Sagrada teología y Sa-grados cánones, opositor a curatos del obis-pado de cádiz, cura electo de ximena,predicador, y confesor de ambos sexos en lasdiócesis de toledo, Sevilla y cádiz, Socio dela Regia Sociedad de Sevilla, y beneficiadoen Santa María de carmona”.

-don Antonio Sánchez Vernal, “presbí-tero, doctor en Sagrada teología, predicadory confesor en las diócesis de toledo y cádiz,examinador sinodal, teólogo de la Nuncia-tura de españa.

-don Luis de Molina, “presbítero y resi-dente en la ciudad de cádiz”. [idéntica ano-tación en las Series de 1764 y 1765].

-don pedro Bedoya, “Médico de Familiade S.M. y que ha sido de los Reales Hospita-les General y pasión de esta corte, ex-exa-mindordel protomedicato de castilla,director que ha sido, primitivo Fundador,decano, Secretario perpetuo de ella, y hoyprimer médico del illmo. cabildo de la Santaiglesia de Santiago, y catedrático de cirugíay Anatomía en aquella universidad”. [en1753 aparecía como exento de asistir a losActos “por estar encargado en diferentesasuntos”. también figura en las Series de1764 y 1765].

-don Juan Matheo Van- Berkman, pri-mer médico del condado y ciudad de cu-llemburg, premiado en primer lugar en elaño de 1751”. [consta tanto en 1753 comoen 1764 y 1765, en éstos casos como MatheoVan-Brakman].

-don Francisco González de León, “mé-dico de cámara de su Magestad,y Secretarioperpetuo de la Regia Sociedad de Sevilla”.[Aparece en la lista de 1753, pero no en lade 1764 ni en la de 1765].

-don Martín Antonio de Marticorena,“Médico de cámara de su Magestad, proto-médico que fue del Reino de Navarra, y co-legial de san cosme y san damián de laciudad de pamplona”. [consta en 1753 ytambién en la de 1764 y 1765].

-don Manuel pérez delgado, “Médico deFamilia de su Magestad, y vicepresidente queha sido de la Regia Sociedad de Sevilla”.[consta en las cuatro Series que conoce-mos].

-don Manuel de Herrera comán, “cate-drático de prima de Medicina de la universi-dad de Salamanca”. [consta en las cuatroSeries].

-d. Joseph de caseda, “catedrático deVísperas de Medicina de la universidad deAlcalá y médico en esta corte”. [idénticaanotación desde 1753 hasta 1765].

-don Miguel Bosque, “médico colegial enla ciudad de Zaragoza, examinador delclaustro y universidad dicha, y médico delReal y General Hospital de Nuestra Señorade Gracia de dicha ciudad” [Figura ya en1753 y también en 1764 y 1765].

Miguel Ángel Sánchez García

22 MH

-don Joseph Miguel de Flores, “doctoren Sagrada teología por la universidad deSevilla, Regia Sociedad de Sevilla, Sociophysico-Matemático de aquella Real Socie-dad, Académico de la Real Academia de laHistoria y Abogado de los Reales consejos”[Aparece en las cuatro relaciones conoci-das].

-don Manuel Antonio carvajal, “Abo-gado de los Reales consejos y Residente enla ciudad de Llerena”. [No aparece en 1753,pero sí en 1764 y 1765].

-Lic. don Ángel Gregorio pastor, “cole-gial en el de san Gerónimo de los trilingüesde la universidad de Alcalá y poseedor ac-tual de las tres Lenguas” [idéntica anotaciónen las cuatro Series].

-don Juan ignacio Moguel, “médico titu-lar de la villa de Marquina. premiado en se-gundo lugar en el año de 1750”. [en larelación de 1753 figura como “médico titularde Monreal de deba”, en las de 1764 y 1765consta como médico de Marquina].

-don Francisco Rubio, “Médico en estacorte, Socio Fundador, y Fiscal que fue”. [en1764 y 1765 se refiere que era “Médico de laReal Familia de S.M.”].

-don Francisco Morales, médico titularen la villa de Villafranca de los caballeros[Aparece como tal en la relación de 1753pero ya no figura en la de 1764].

-don Francisco Montejano, médico titu-lar de Almonacid de toledo [Ya figura comotal en la relación de 1753, pero no en la de1764].

-don Joseph Llabres, médico en la ciu-dad de palma [Ya ejercía en dicha ciudad en1753, según consta en la serie de dicho año.en un documento de 1750 consta como “ad-ministrador de cuentas” de la Sociedad].

-don Blas Ramón espino, “Sociophysico, que fue de Número más antiguo”[de igual forma aparece anotado en 1753,pero ya no figura en 1764].

-don Miguel Sociats, médico en la villade Almagro [en 1753 era médico titular de lavilla de Burguillos y en la relación de 1764no aparece]

-don Sebastián ximénez de Quesada,Socio de la Regia Sociedad de Sevilla y mé-dico en la ciudad de Murcia [Ya consta comotal en 1753 y también en las series de 1764y 1765].

-don pascual de Michamarca, médico ti-tular de la villa de Saelices [así consta en laSerie de 1753, en 1760, pero no aparece enlas de 1764 y 1765]

-don Joseph catala de centelles, médicotitular de ocaña [en 1753 era médico titularde Villarrubia, en 1764 y 1765 de Huete]

-don Francisco Raphael de los Reyes,médico titular de la villa de cáceres [en1753 ya era médico de cáceres, pero en lasrelaciones de 1764 y 1765 figura como mé-dico de Almendralejo].

-don Juan del Rincón y Medina, médicoen el puerto de Santa María [ya lo era en1753 y loseguía siendo en 1765].

-don Benito conchs, médico en la ciu-dad de Gerona [ya lo era en 1753 y loseguíasiendo en 1765].

-don Sebastián pérez de Arce, médicode la ciudad de Logroño [igual desde 1753hasta 1765].

-don cristóbal Nieto de piña, médico de

cáceres [en 1753 era médico de la HigueraReal, y en 1764 y 1765 médico de Sevilla].desde 1753 era socio de honor de la RegiaSociedad de Medicina de Sevilla y supernu-merario de la misma desde 1761.

-don Manuel de la Vega, médico en laciudad de Granada [igual desde 1753 hasta1765].

-don Félix Antón, médico en la ciudadde Burgos [Antes de ejercer en Burgos lohabía hecho en palencia y en 1764 aparececomo médico de Vitoria, donde ejercía tam-bién en 1765].

-don Francisco Alonso ortiz, médico enla ciudad de Granada [como tal aparece enlas series de 1753, 1764 y 1765].

-don Francisco González y Llorente,médico titular de Villanueva de la xara [asífigura desde 1753 hasta 1765].

-don Joseph Hidalgo, médico en la ciu-dad de Badajoz [sin cambio alguno desde1753 hasta 1765].

-don Manuel de la peña, médico en laciudad de plasencia [sin cambio algunodesde 1753 hasta 1765].

-don pedro oñate, médico titular de Mo-lina de Aragón [aparece como tal desde 1753hasta 1765].

-don Jorge perellò y Mengual, médico ti-tular en Villatovas (sic)[aparece como taldesde 1753 hasta 1765].

-don Alphonso García, médico titular dela ciudad de Segovia [aparece en las seriesde 1753 y 1760, pero no en las de 1764 y1765].

-don Joseph Martínez, médico de la villade torrolva o torralba (sic) [ejerció en dichavilla, al menos, desde 1753 hasta 1765].

-don Gerónimo González cordero y Mo-reno, médico de xerez de la Frontera [figuracomo tal en las listas de 1753 y 1760, peroen 1764 y 1765 consta como médico deArcos de la Frontera].

-don thomas Fasano, médico en Nápo-les [idéntica anotación en las cuatro series].

-don Joseph ibarrola, médico titular dela villa de Vergara [ya aparecía como médicode dicha villa en la Serie de 1753, pero enlas de 1764 y 1765 aparece como médico enSan Sebastián].

-don Jacobo Alonso de cisneros, médicoen la ciudad de Vigo [igual en las cuatro se-ries].

-don pedro Bustos patiño, médico en lavilla de Sara[como tal figura también en lasrelaciones de 1753, 1764 y 1765].

-don Santiago Lorenzo Varona, médicotitular de la villa de cevico de la torre [igualen las cuatro series].

-don Juan Francisco Gil de Bernabé,médico titular de la villa de Recuenco [yaejercía allí en 1753, pero en la serie de 1764y 1765 consta como médico de la villa de Ba-guena].

-don Antonio de Herrera y Robles, mé-dico titular del Hospital de mujeres de la ciu-dad de cádiz [consta en las cuatro seriescomo tal].

-don Joseph Sánchez Vernal, médico enla ciudad de cádiz [no aparece en la relaciónde 1753, pero tanto en esta de 1760 como enlas de 1764 y 1765 figura como médico decádiz].

-don Antonio cabronero, médico cole-gial en la ciudad de calatayud [no figura en

la relación de 1753. idéntica anotación enlas de 1764 y 1765].

-don Félix Mamblilla (o Mambrilla), mé-dico titular en la villa de Valthanas (sic) [noaparece en la Serie de 1753, pero sí en lasseries de 1764 y 1765].

-don Vicente casteller, médico en la ciu-dad de Alcalá de chivert [se menciona porvez primera en 1760, ejercía en el mismolugar en 1764 y 1765].

-don Francisco de la casa, médico en laciudad de Granada [No aparece en la Seriede 1753, pero sí en la de 1760. en la relaciónde 1764 consta como “presbítero, médico ycatedrático de Vísperas de Medicina en launiversidad de Granada” y en la de 1765como “doctor en Medicina”].

-don pedro Luis Soriano, Abogado de losReales consejos, y médico titular de la villadel Viso [no figura en 1753, pero sí en las lis-tas de 1764 y 1765].

-don Joseph parés i Franqués [no apa-rece en la serie de 1753. en la de 1760consta como, médico titular de la villa deValdemoro, pero en las relaciones de 1764 y1765 figura como médico de Almadén].

-don Antonio Avellán, médico titular dela ciudad de Almería [no figura en 1753,pero sí en esta lista y en las de1764 y 1765].

-don Francisco pujol, médico en la ciu-dad de Lisboa y socio de la Real SociedadMédica de Sevilla[no aparece en la relaciónde 1753, pero sí desde 1760 hasta 1765, ejer-ciendo en la capital portuguesa].

-don Manuel Montero, médico en cer-deña[no figura en la Serie de 1753 y tam-poco en las de 1764 y 1765].

-don Raphael Rivas de Ramón, médicotitular de Villanueva de córdoba [idénticaanotación en 1760, 1764 y 1765, pero noaparecía en 1753].

-don Juan Baptista Bataller “Académicode oporto, y Médico titular de la villa de LaRoda” [no aparece en 1753, pero sí constacomo médico de la citada villa tanto en estaSerie como en las de 1764 y 1765].

-don Manuel troncoso, médico en cór-doba [no aparece en la relación de 1753,pero sí en la de 1760; en 1765 seguía ejer-ciendo en la misma ciudad]

-don Félix de Villacorta [no figura en1753. en 1760 figura como médico de ciu-dad Rodrigo, pero en 1764 y 1765 era mé-dico de Sahaguni (sic)].

-don Francisco cerdán, escritor públicoy medico titular de Villena [mencionado porvez primera en la serie de 1760, tambiénaparece en las relaciones de 1764 y 1765ejerciendo en el mismo lugar].

-don Vicente Martín, médico de la villade tarazona de la Mancha [sólo aparece enesta relación de las cuatro de que tenemosnoticia].

-don pedro ortuño, presbítero y médicode Montealegre [no aparece en la Serie de1753; también figura en las listas de 1764 y1765 como médico de la expresada villa].

-don pedro Balcarce Saavedra, médicode ciudad Rodrigo[no aparece en la lista de1753 pero sí en la de 1760; en 1764 y 1765aún ejercía en ciudad Rodrigo].

-don Juan Luis Roche, vecino del puertode Santa María [se menciona desde 1760hasta 1765].

-don Mariano escuriet, médico de la

Una institución desconocida: La Sociedad Médica de la Real Congregación de Nuestra Señora de la Esperanza

MH 23

villa de Vallada en 1760 [en 1764 y 1765ejercía en totana]

-don Manuel Alvelo, médico de la villade Navahermosa en 1760 [Seguramente esel d. Manuel Albelo de Bedoya que en el pro-grama de los Actos Literarios de 1753 apa-recía como “Bachiller en Medicina,contador y Vice-Secretario de la Sociedad”.en las Series de 1764 y 1765 aparece comoManuel Fernández Albelo y seguía ejer-ciendo en Navahermosa].

-don Francisco Vallejo, médico de Gua-dilla en 1760. pero en la serie de 1753 sedecía que había sido “médico en diferentespartidos, y al presente residente en estacorte”. tenemos constancia de que despuésfue médico titular de palenzuela y Alcaza-rén.

-don pedro polo, médico de Villaseca en1760 [sólo aparece en la Serie de dicho año].

-don Julián de Morales, “cirujano, &c”[debe ser el mismo Julián de Morales que en1753 aparecía como “cirujano en estacorte, y consiliario chyrurgico de la Socie-dad. No lo encontramos en las series de 1764y 1765].

-don próspero Arévalo, cirujano de Vi-llaviciosa [en 1753 consta como “cirujanoen esta corte y Socio de Número”. No apa-rece en la relación de 1764].

-don Alonso pedraza, cirujano de la villade Fuente-Guinaldo [seguía ejerciendo en elmismo lugar en 1764 y 1765].

-don eulogio peñalver, aparece en 1760como “bachiller en philosophia, y Sociophysico”, y ya era nombrado como tal en1753. No aparece en las Series de 1764 y1765.

-Lic. don Miguel de San Martín, “primi-tivo Fundador que fue, y cirujano de la villade tembleque” [idéntica anotación en 1753,1764 y 1765].

-don Francisco Rayón, “cirujano de Fa-milia de su Magestad en el Real Sitio de Sanildephonso” [ya aparecía en la Serie de 1753y también consta como tal en 1764 y 1765].

-don isidro caloto, cirujano en 1760 entalavera de la Reina, donde aún ejercía en1765 [no se menciona en 1753].

-don Antonio Sagardoy. en 1760 constacomo cirujano del illmo. cabildo de la Santaiglesia de toledo. en 1753 era cirujano enBudia. No es mencionado en 1764 ni en1765.

-don Andrés García, cirujano en 1760en la ciudad de Lorca, [donde ya ejercía en1753 y había sido “socio de número”. No hayrastro suyo en las Series de 1764 y 1765].

-don Alphonso cobos, cirujano de losReales ejércitos y titular de la villa de No-blejas [idéntica anotación en todas las Se-ries].

-don Gregorio de Aranda, cirujano de lavilla de ocaña [consta como tal desde 1753hasta 1765].

-don thomás Salgado Hidalgo, “cirujanode los Reales exercitos de su Magestad, y ti-tular de la villa de Vitigudino” [en 1765 to-davía ejercía en esa villa salmantina, pero noaparece en la Serie de 1753].

-don Francisco MiguelMontón, cirujanoen pamplona, escritor público. [No es men-cionado en la Serie de 1753, pero sí en lasotras; en la de 1765 se añade que era “cole-gial del Real colegio de pamplona”].

-don Joseph Aguilón, boticario en la villade torrejón de Velasco [Aparece como boti-cario de dicha villa en todas las Series, pero lade 1753 apostilla que fue “Socio de Número”].

-don Juan de olivares, boticario en 1760de la ciudad de Granada, [donde ya ejercíaen 1753, pero no en 1764 ni 1765].

-don pedro elexalde, boticario en la villade Guernica [idéntica anotación en las cua-tro Series que conocemos].

-don Andrés Yáñez, boticario en la ciu-dad de Salamanca [Así figura desde 1753hasta 1765].

* * *

A esta relación procedente del mencio-nado documento, añadimos otros socios delos que tenemos noticia, tal es el caso deaquellos que sólo aparecen en la Serie deActos de 1753 y aquellos que no aparecen enla de 1760 pero sí en las posteriores de 1764y/o 1765. incluimos algunos que nos constaque fueron socios, según se refiere en laprensa o en las portadas de sus escritos uotros testimonios.

-don Miguel Rodríguez, “Médico de cá-mara de su Magestad, ex –examinador del Realprotomedicato de castilla, escritor público,Socio de la Regia Sociedad Médica de Sevilla,primitivo fundador y decano de la Sociedad ydirector reelecto”, según consta en la Serie de1753, única en la que es mencionado.

-don Manuel Girón, “Boticario colegialen el Real de esta corte” y consiliario de laSociedad en 1753.

-don Juan Roxo, “maestro en Artes,Fundador y tesorero” de la Sociedad en1753.

-don Joaquín de Figueroa y Rosillo “mé-dico en esta corte, y Socio de Número” en1753.

-don Joseph Manuel Fernández de Hon-tanillas, “Boticario colegial en el Real de estacorte, examinador del Real protomedicato,exconsiliario, y primitivo Fundador de la So-ciedad” según consta en los Actos Literariosde 1753. [No consta en las otras Series]

-don Francisco Forner y Segarra, “Ba-chiller en Medicina, colegial theologo quefue en el imperial de San Jorge y Santiago dela ciudad de tortosa, y Socio physico Super-numerario” en 1753.

-don Juan Faus, “Socio de Número” en1753.

-doctor d. Joseph Guardiola “fiscal” dela Sociedad en 1753. en 1764 consta como“Médico en esta corte”

-el R.p. Fr. diego Madrid “Religioso des-calzo de la más estrecha observancia deN.p.S. Francisco, predicador conventual queha sido en el Real convento de San Gil deesta corte, y actual de la villa de Yepes”,consta como individuo honorario en la rela-ción de 1753].

-don Gerónimo de Rivas, aparece comoindividuo honorario en 1753 y como “Mé-dico titular del ilustrísimo Señor deán y ca-bildo de la ciudad de Santiago”, pero nofigura en la relación de 1760.

-d. Juan Andrés Redin es mencionadocomo “Médico colegial en la ciudad de pam-plona” en la serie de 1753. [No figura en elresto de listas]

-d. Juan Antonio puidevan, médico titu-lar de la villa de Agreda, consta como indivi-duo honorario en la relación de 1753, únicaen la que aparece.

-d. Juan Joseph de Silva, médico titularde la villa de Arcos, aparece como socio en1753.

-d. Juan Francés de la peña, “cirujanoen Santiago de la puebla”, sólo aparece en larelación de 1753.

-don Antonio MaginAngelich de Sierra,“doctor en Medicina, del Gremio y claustrode la pontificia y Real universidad de cer-vera, opositor a sus cátedras de prima, Mé-thodo y Anatomía, sustituto de ellas, y en lade cirugía, colector propresidente de la RealAcademia de porto, para el circulo matri-tense” y director de la Sociedad Médica deNuestra de la esperanza en 1764 y1765.

-don Nurio Joseph de Mallafré, era“socio médico de Número” es mencionadoen 1764 y 1765.

-don Santiago puig, también constacomo socio médico de Número en 1764 y1765.

-don pedro estephanía, “cirujano de laReal Familia de la Reina Madre nuestra Se-ñora, socio de Número y Fiscal de la Socie-dad” es mencionado como tal en 1764 y1765.

-don eusebio xavier de castro constacomo “consiliario pharmaceutico de la So-ciedad” en 1764. en 1765 se añade que eraSocio de Número.

-don Gregorio Martí, “Socio médico deNúmero”, aparece en las series de 1764 y1765.

-don Fernando Fabrini, “Médico de laReal Familia de su Magestad, y Socio de Nú-mero”, anotaciones en 1764 y 1765.

-don Vicente Sánchez, aparece como“consiliario chirurgico” en 1764; en la Seriede 1765 a tal condición se añade su condi-ción de “canciller de la Sociedad”.

-don Bartolomé Alfonso López, “ciru-jano de la Real Familia de su Magestad, ysocio de Número”, según anotación de laSerie de 1764. No lo encontramos en nin-guna otra Serie.

-don Bartolomé Fernández ortiz, “Boti-carioMayor de la Reyna Madre nuestra Se-ñora, examinador del Real protho-Medicato,director del Real colegio de Boticarios deesta corte” según consta en la Serie de 1764,en la que se advierte que, “por su alto carác-ter y ocupaciones” estaba exento de losActos Literarios, al igual que Andrés piquery Joseph Amar. también es mencionado enla relación de 1765.

-don Joseph correa es mencionadocomo “Socio-chirurgico de Número” en laSerie de 1765,única en la que aparece.

-don Manuel pérez Rubin, “examinadordel Real protho-medicato y socio chirurgicode Número” según consta en la Serie de1765.

-don tomás de Aranguren. opositor alas cátedras de la universidad de Alcalá. Fuemédico de Arganda del Rey.

-don diego Joseph carrasco, médico enla ciudad de Antequera, según las Series de1764 y 1765.

-don Antonio Mendal y Villalba, “médicoen Alcalá la Real”, tanto en 1764 como en1765.

Miguel Ángel Sánchez García

Notas:

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1). el médico es uno más de los muchos que le escriben al “solitario de oliva”,quien recibía tantas cartas que dedicaba dos días a la semana a contestarlas,según refiere su mejor estudioso, Mestre Sanchis. pero mientras algunos de losmédicos corresponsales de Mayans son famosos y conocidos, como Andrés pi-quer o Antonio capdevila, otros son desconocidos, tal es el caso de carlos do-mingo. Apenas conocemos noticias biográficas sobre él. obtuvo su bachiller enmedicina en la universidad de Valencia el 31 de marzo de 1759 (LLucH Ade-LANtAdo, Mª A. y MicÓ NAVARRo, J.A.: “Los grados en medicina concedidospor la universidad de Valencia, durante la segunda mitad del siglo xViii” en Ho-menaje a Pilar Faus y Amparo Pérez, Valencia 1995, págs. 529-544; la refe-rencia en pág. 537).2). GReGoRio MAYANS Y SiScAR, Epistolario. Volumen I: Mayans y los mé-dicos. (trascripción, notas y estudio preliminar de don Vicente peset Llorca),publicaciones del Ayuntamiento de oliva,Valencia, 1972. La correspondenciaentre carlos domingo y Mayans en las páginas 280-307 (cartas de la 236 a la247, aunque el destinatario de ésta última era don Juan Antonio Mayans, her-mano de don Gregorio). 3). Ibídem, carta 244.4). Así, por ejemplo, Menéndez Navarro en la edición anotada que realizó de laobra Catástrofe morboso… de José parés y Franqués, dedicaba unas páginas ala biografía de dicho médico y al tiempo de dilucidar si parés había sido miem-bro de la Academia Médica Matritense o de la Sociedad Médica de Nuestra Se-ñora de la esperanza confesaba la “escasa información” que disponía de éstaúltima institución y también apuntaba que parés podía haber pertenecido “a al-gunas de las sociedades que vieron la luz en Madrid a mediados de la centuria,que apenas han merecido hasta la fecha la atención de la historiografía médica”(MeNÉNdeZ NAVARRo, A.: Catástrofe morboso de las minas mercuriales dela villa de Almadén del Azogue (1778) de José Parés y Franqués, edición ano-tada y estudio introductorio, ediciones de la universidad de castilla-La Mancha,cuenca, 1998, pág. 33 y 34). por cierto, José parés y Franqués fue, tal y como

conjeturaba A. Menéndez, y como prueban algunos documentos, miembro de laSociedad Médica de Nuestra Señora de la esperanza.5). dar cuenta de todos los estudios dedicados a las distintas Academias o So-ciedades médicas establecidas en el siglo xViii en el territorio español sería ex-cesivo aquí, por tanto y sólo a modo de inventario elemental citaremos lasAcademias médicas surgidas entonces y algunos de los trabajos dedicados aellas. La Regia Sociedad de Medicina y demás ciencias de Sevilla, aprobada porcarlos ii en 1700, ha sido objeto de atención por diversos autores, aunque so-bresale la monografía de HeRMoSiLLA MoLiNA, A.: Cien años de medicina se-villana. (La Regia Sociedad de Medicina y demás Ciencias, de Sevilla, en elsiglo XVIII), Sevilla, 1970. La Academia de Medicina de Valladolid fundada en1731 ha sido estudiada por toRReMocHA HeRNÁNdeZ, M.: “La formaciónmédica en el Siglo de las Luces: la Academia de Medicina de Valladolid” (1731-1836)” en Investigaciones Históricas: época moderna y contemporánea, 7(1987), págs. 43-80. A la Academia Médica Matritense, fundada en 1732 y cuyosestatutos fueron aprobados en 1734, le han dedicado su atención, entre otros,MARiScAL, N.: “Historia general de la Academia Nacional de Medicina” en Pu-blicaciones Conmemorativas del II Centenario de su fundación, Madrid, 1936,págs. 377-451; MAtiLLA, V.: Historia de la Real Academia Nacional de Medi-cina, Madrid, 1984, y del mismo autor, “Real Academia Nacional de Medicinaen AA.VV.: Las Reales Academias del Instituto de España, Madrid, 1992, págs.339-382, y GRANJeL, L.S.: Historia de la Real Academia Nacional de Medi-cina, Madrid, 2006. de la Academia Médico-práctica de cartagena, cuyo pri-mer proyecto data de 1740, proporciona algunas noticias cASAL MARtÍNeZ,F.: “La Academia Médico-práctica de cartagena” en Murgetana, 5, págs. 67-92.Sobre la Academia Médica de Jaén, cuyos estatutos fueron aprobados en 1756,contamos con el trabajo de VALVeRde, J.L., GARcÍA-SeRRANo, R. y SuÑÉ,J.M.: “una Academia médica giennense en el siglo xViii” en Boletín de la Socie-dad Española de Historia de la Farmacia, xVii (1967), págs. 123-126. de laAcademia de Medicina que se pretendió establecer en Murcia en 1758 versó un

-don Miguel Ballesteros, consta comomédico titular de Buendía en 1764 y 1765.

-don Francisco Buendía y ponce. tam-bién era miembro de la Regia Sociedad deSevilla y de la Academia de oporto. en lasrelaciones de 1764 y 1765 se dice que era“presbítero, Médico de cámara de su Mages-tad y Vice-presidente de la Real Sociedad deSevilla”.

-don Feliciano xavier de Rivera, “Mé-dico en el Reyno de chile, en Nueva es-paña”, tal y como consta en las Series de1764 y 1765.

-don Manuel Francisco Bazquez Ga-rrido, aparece en las listas de 1764 y 1765,en las que se refiere que era médico en tala-vera de la Reina

-don Juan de pedraza y castilla, médicoen estepa, según las relaciones de 1764 y1765.

-don Félix toral de Almarza, figura en1764 y 1765 como médico de Jaén.

-don Francisco Martínez de Villaescusa,natural de Jarafuel. en las Series de 1764 y1765 consta como médico de Villena. Sabe-mos que también ejerció en Alcaraz, Barraxy tarazona de la Mancha. Fue autor de dife-rentes obras.

-don Lorenzo de Ardila y Molina, “mé-dico en xerez de la Frontera”, según las Se-ries de 1764 y 1765.

-don Francisco ortega y Rodríguez, mé-dico en el Viso de Alcor, tal y como figura en1764 y 1765.

-don Joseph Miravete Martínez, en 1764era médico en infantes y en 1765 era mé-dico en cádiz.

-don tomás Márquez, “Socio de la Real

Sociedad de Sevilla, y médico en la villa deGalaroza”, sólo consta en la Serie de 1765.

-don Juan eduardo Sánchez de castro,médico en espinar, sólo aparece en la rela-ción de 1765.

-don Antonio Justá es mencionado en1764 y 1765 como cirujano que ejerce encastellón de Ampurias.

-don tomás de Benito, nombrado en1764 y 1765 como cirujano de la villa decampo Real.

-don Jaime de Alcalá, “cirujano Mayordel Hospital Real, General, y Militar, demos-trador público de Anathomía de la ciudad deValencia”, según consta en las Series de1764 y 1765.

-don Juan pérez de Zafra, cirujano delcabildo del Sacro Monte de la ciudad de Gra-nada, tanto en 1764 como en 1765.

-don Raimundo Bailes, aparece en 1764y 1765 como cirujano en Molina de Aragón.

-don Alfonso Álvarez, cirujano en lapuebla Nueva, según las Series de 1764 y1765.

-don Manuel Morales, tanto en 1764como en 1765 consta como cirujano en An-dújar.

-don Rosendo Ángel de Senra, cirujanoque ejerce en el padrón en 1764 y 1765.

-don Manuel oromi, cirujano de Marinaen cádiz, según las Series de 1764y 1765.

-don estanislao Fernández de Navia, ci-rujano latino, y titular de Buendía. Aparececomo tal en las dos últimas Series maneja-das.

-Licenciado don Manuel Gómez deLima, “director de la Academia de oporto,cirujano de su Magestad Fidelísima”, consta

tanto en la lista de 1764 como en la de 1765.-don Joseph Vázquez Guerrero, anotado

en 1764 y 1765 como cirujano que ejercíaen carmona.

-don Luis de oliva era cirujano en lavilla de Macotera, tanto en 1764 como en1765.

-don Juan de dios izquierdo, cirujanoen Andújar, en las Series de 1764 y 1765.

-don diego Lizana, cirujano en toledo,según consta en 1764 y 1765.

-don Francisco ignacio calle ejercíatanto en 1764 como en 1765 en la villa delpardo.

-don Fernando tiburcio Gómez, ciru-jano de Moral de calatrava en 1764 y 1765.

-don Manuel García Gutiérrez, apareceen 1764 y 1765 como cirujano en Vegas deMatute.

-don Joseph Nava, cirujano en la villa deLomo Viejo, sólo consta en la Serie de 1765.

-don Juan García Moreno, era boticarioen Villar del Rey en 1765.

-don Joseph ximénez, “Bachiller de phi-losophia, y Boticario en la ciudad de Gra-nada”, según figura en los años 1764 y 1765.

-don Juan Marisch, boticario en Artesade Segre, mencionado en las Series de 1764y 1765.

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-don domingo Arandiga, médico de Ma-hora.

-don Gabriel pelegrín, médico de toba-rra.

-don Antonio de tebar, cirujano dechinchilla.

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Una institución desconocida: La Sociedad Médica de la Real Congregación de Nuestra Señora de la Esperanza

trabajo de cReMAdeS GRiÑÁN, c.M.: “La ilustrísima Academia de MedicinaMurciana como foco ilustrado en la españa reformista” en Montegaudo, 81(1983), págs. 23-34 y también SÁeZ GÓMeZ, J.M. y MARSet cAMpoS, p.: “Lasinstituciones cientificomédicas en la Murcia del siglo xViii: un intento fracasadode renovación de la formación médica” en Dynamis, vol. 12 (Granada, 1992),págs. 283-290. Sobre la Academia Médico-práctica de Barcelona, fundada en1770, contamos con diversos trabajos, aunque destacamos el estudio de ZAR-ZoSo oReLLANA, A.: Medicina i Il·lustració a Catalunya. La formació de l’A-cadèmia Mèdico-Pràctica de Barcelona, Fundació Noguera, Barcelona, 2004.La Sociedad Médica Gaditana establecida con el título de San Rafael en 1785 hamerecido algunas páginas de ViLcHeS tRoYA, J.: “de la Real Sociedad Médicade S. Rafael a la Real Academia de Medicina y cirugía de cádiz” en Estudios su-periores en Cádiz desde 1748: Armada e Ilustración, cádiz, 2009, págs. 169-180. A la Academia Médico-practica de Mallorca, establecida en 1788, le hadedicado algunos estudios BuJoSA i HoMAR, F.: “La Real Academia Médicopráctica de Mallorca. La producción científica de una ignorada institución mé-dica española” en IV Congreso español de Historia de la Medicina, Actas, iii:págs. 37-41, Granada, 1975, y La Academia Médico-Práctica de Mallorca(1788-1800). Catálogo de sus disertaciones, censuras y documentos. Valencia,1975. esta breve reseña bibliográfica pone de manifiesto el olvido hacia la So-ciedad Médica de Nuestra Señora de la esperanza.6). Constituciones de la Sociedad Médica de la Real Congregación de Nues-tra Señora de la Esperanza, protegida del Sereníssimo Señor Infante Carde-nal, aprobadas por su alteza, s.a., s.l. [institución colombina, BibliotecaArzobispado de Sevilla (B.A.S.), Sign. 39/35 (13)]. Según consta en el catálogocolectivo del patrimonio Bibliográfico español en el Archivo Biblioteca de losBarones de Valdeolivos, localizado en Fonz (Huesca), también se conservanunas constituciones de dicha Sociedad que, como en el caso sevillano, formanparte de un volumen facticio.7). entre tales impresos y textos se encuentran: la Serie de los Actos Literarios,que ha de celebrar en este año de 1760, la Sociedad Médica…, conservada enla Real Academia Nacional de Farmacia, leg. 9-13, y la Serie de los Actos Lite-rarios, que ha de celebrar en 1753… y la de los años 1764 y 1765, localizadasen el Archivo de la Real Academia de Medicina de Sevilla; las Disertacionesphysico-médicas, premiadas por la Sociedad Médica de Nuestra Señora dela Esperanza, a la pregunta hecha por dicha Sociedad el año de 1750. Porqué, siendo el regular domicilio de las lombrices el canal intestinal, producenpicazón en las narices?... imprenta de Antonio pérez de Soto, impresor de laSociedad, Madrid 1751; las Actas del año segundo de la Sociedad Médica deNuestra Señora de la Esperanza… en que se publican las disertaciones pre-miadas en el año de 1751…y el extracto de otras de diversos assumptos, ycasos particulares…, en Madrid, en la oficina de domingo Fernández deArrojo, 1754; las Constituciones de la Real Hermandad de Nuestra Señora dela Esperanza, y santo zelo de la salvación de las Almas, a cuyo cargo está laAdministración, y gobierno de la Real Casa de las Recogidas, de esta Corte,hechas nuevamente por la Real Hermandad (con reformación de las primiti-vas) en el año 1751. Dedicadas al Serenísimo Señor Don Luis Antonio Jaymede Borbón, Infante de España, y Cardenal de la Santa Iglesia Romana, &c. Ma-drid, 1752; Recio, M.: Compendio histórico, y manifiesto instructivo del ori-gen, y fundación de la Real Casa de Santa María Magdalena de la Penitencia,vulgo las Recogidas de Madrid… imprenta de Joaquín ibarra, Madrid, 1777.8). ceRdÁN, F.: Disertación médico-clínica-político-forense…, Murcia, 1766,pags. 4-5.9). La bibliografía sobre las Academias es muy abundante, por lo que nos limi-tamos a citar algunos trabajos:AGuiLAR piÑAL, F.: “Las Academias” en Histo-ria de España Menéndez Pidal, vol. xxix. ReYeS cANo, R. y ViLA ViLAR, e.(eds.): El mundo de las Academias: del ayer al hoy, Sevilla, 2003, con intere-santes trabajos de diversos autores.Además, y para algunas academias médi-cas, la bibliografía citada en la nota 5.10). peSet, J.L.: “Academias y ciencias en la europa ilustrada” en Península:revista de estudios ibéricos, nº 0, 2003, págs. 391-400.11). MARtÍNeZ VidAL, A. y pARdo toMÁS, J.: “un programa, dues acadè-mies: Jaume Bonells i el foment de la medicina i de les ciencias naturals a Bar-celona (1766-1786)” en Nieto-GALÁN, A. y RocA RoSeLL, A. (coords): LaReial Acadèmia de Ciències i Arts de Barcelona alssegles XVIII i XIX. Història,ciencia i societat.12). en la Serie de los Actos Literarios que la Sociedad Médica iba a celebraren 1764, la oración inaugural del director de la misma versaría sobra “las ven-tajas que ha recibido la Medicina, la cirugía, la chimia, e Historia natural, conla erección de las Asambleas Literarias establecidas en la europa en estos dosúltimos siglos, y persuadirá a la imitación de tan bello exemplo” (ARAMS, Seriede los Actos Literarios... este año de 1764…).13). Numerosos estudios se han ocupado de esta cuestión: LÓpeZ piÑeRo,J.M.: Ciencia y técnica en la sociedad española de los siglos XVI y XVII, Labor,Barcelona, 1979 y del mismo autor: “Juan de cabriada y las primeras etapas dela iatroquímica y de la medicina moderna en españa” en Cuadernos de Histo-ria de la Medicina Española, 2 (1962), págs. 129-154 y “Juan de cabriada y elmovimiento novator de finales del siglo xVii. Reconsideración después detreinta años” en Asclepio, 45/1 (1993), págs. 3-53. MARtÍNeZ VidAL, A. ypARdo toMÁS, J.: “In tenebris adhuc versantes. La respuesta de los novato-

res españoles a la invectiva de pierre Regis” en Dynamis, 15 (1995), págs. 301-340. pARdo toMÁS, J. y MARtÍNeZ VidAL, Á.: “Medicine and the SpanishNovator Movement: Ancients vs. Moderns, and Beyond” en Más allá de la Le-yenda Negra: España y la Revolución Científica, Valencia, 2007, págs. 323-348.también se ha ocupado del asunto el francés J. cRoiZAt-ViALLet en sutesis doctoral titulada Recherches sur l’introduction de la science moderne enEspagne à la fin deu dix-septieme siècle. Medicine et science de la Natura. Laquerelle des Novatores 1679-1700. 14). pARdo toMÁS, J. y MARtÍNeZ VidAL, Á.: “Medicine and the Spanish No-vator Movement…” en op. cit.,págs. 323-348.15). una síntesis de estos aspectos en pARdo toMÁS, J. y MARtÍNeZ VidAL,A.: “Los orígenes del teatro Anatómico de Madrid (1689-1728)” en Asclepio,vol. xLix/1 (1997), págs. 5-38. GAGo, R., oLAGÜe, G. y cARRiLLo, J.L.:“Aportación al estudio del movimiento novator en españa: el Laboratorio Quí-mico del palacio Real (1694) y laobra del boticario aragonés Juan del Bayle (fl.1698)” en Boletín de la Sociedad Española de Historia de la Farmacia, 126(1981), págs. 95-107, y ReY BueNo, Mª del M. y ALeGRe pÉReZ, M.e.: “elReal Laboratorio Químico (1693-1700)” en Dynamis, 16 (1996), págs. 261-290.16). La distinta denominación, Academia o Sociedad, en modo alguno revela di-ferencias sustanciales en ningún aspecto (organización, estructura, fines, etc.)pues suelen ser términos empleados como sinónimos; de hecho, cuando algu-nos médicos o cirujanos enviaban (o dedicaban) sus escritos a la Sociedad Mé-dica de Nuestra Señora de la esperanza, los encabezaban con expresiones como“Sabia Academia” o “ilustre Academia”. en el caso madrileño, la distinta de-nominación tal vez tuvo mucho que ver con el deseo de evitar la confusión y laoposición de la Academia Médica Matritense de que otra institución fundadadespués llevase el mismo título (GRANJeL, L.S.: Historia de la Real AcademiaNacional…, pág. 46). La Academia Médica Matritense se dirigió a la Regia So-ciedad de Medicina de Sevilla para que no se confundiera la Academia Matri-tense con la Sociedad Médica de Nuestra Señora de la esperanza, señalando,además, que ésta última no tenía aprobadas sus ordenanzas y estaba suspensade la aprobación real (HeRMoSiLLA MoLiNA, A.: Cien años de medicina se-villana…, pág. 214). Sin embargo, tal confusión se produjo en muchas ocasio-nes, y algunos médicos que en ciertos documentos aparecen como miembrosde la Academia Médica Matritense en realidad lo eran de la Sociedad Médica deNuestra Señora de la esperanza, tal es el caso de José parés i Franqués, Fran-cisco Martínez Villascusa o domingo Arandiga por citar algunos ejemplos.17). RodRÍGueZ MeRiNo, J.M.: “del biomecanicismo al biotecnologismo enla biomedicina ilustrada española” en Asclepio, nº 42 (1990), págs. 149-182, lacita en pág. 156. 18).MARiScAL, N.: “Historia general de la Academia…” en op. cit., págs. 377-451. MAtiLLA, V.: Historia de la Real Academia Nacional…, y del mismoautor, “Real Academia Nacional de Medicina” AA.VV.: op. cit., págs. 339-382, yla reciente obra de GRANJeL, L.S.: Historia de la Real Academia Nacional…19). toRReS ViLLeGAS, F. J.: Cartografía hispano-científica o sea los mapasespañoles, en que se representa a España bajo todas sus diferentes fases, Ma-drid, 1852, tomo ii, pág. 198. en cambio, de otras Sociedades y Academias elautor refiere las fechas precisas de su creación.20).MARtÍNeZ ZuLAicA, A.: La medicina del siglo XVIII en el Nuevo Reino deGranada: de Europa a América a través del filtro español; una gesta y undrama, tunja, universidad pedagógica y tecnológica de colombia, 1972-73,pág. 132.21). MeNÉNdeZ NAVARRo, A. en la introducción a la edición anotada que re-aliza de la obra Catástrofe morboso de las minas mercuriales…, pág. 34.22). A título de ejemplo, y sin pretender ser exhaustivo, HeRNÁNdeZ MoRe-JÓN, A.: Historia bibliográfica de la medicina de la medicina española, 7 vols.,Madrid, 1842-1852, en concreto la referencia a la Sociedad Médica de la espe-ranza en el vol. Vi, págs. 338-339. SANcHo de SAN RoMÁN, R.:“catálogo delas disertaciones y memorias publicadas en el siglo xViii por las Academias Mé-dicas de Madrid y Barcelona y por la Sociedad Nuestra Señora de la esperanza”en Cuadernos de Historia de la Medicina Española, año ii, 1963, págs. 209-219. GRANJeL, L.S.: La medicina española en el siglo XVIII, Salamanca, 1979,pág. 66. VALVeRde pÉReZ, N.: Actos de precisión. Instrumentos científicos,opinión pública y economía moral en la Ilustración española, cSic, Madrid,2007, pág. 77 (nota al pie, núm. 45).23). Real Academia de Medicina de Sevilla, Serie de los Actos Literarios… añode 1753. don José Manuel Fernández de Hontanillas es el único boticario delque tenemos noticia que conste entre los fundadores.24). Real Academia Nacional de Farmacia, leg. 9-13, Serie de los Actos Litera-rios… año de 1760.25). Algunos datos sobre la jerarquía de los médicos reales en pARdo toMÁS,J. y MARtÍNeZ VidAL, Á.: “el tribunal del protomedicato y los médicos rea-les (1665-1724): entre la gracia real y la carrera profesional” en Dynamis, 16(Granada, 1996), págs. 59-89.26). Según Rodríguez Merino, los médicos Miguel Rodríguez y pedro paredes deBedoya, ambos miembros de la Academia Médica Matritense y fundadores dela Sociedad Médica de Nuestra Señora de la esperanza, sostenían posicionesdistintas en cuanto al modo de ejecutar la sangría, como pusieron de manifiestoen sus obras impresas en 1740, y frente al biomecanicismo reduccionista de M.Rodríguez, su consocio Bedoya intentaba conciliar el biomecanicismo con el

Miguel Ángel Sánchez García

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NORMAS PARA LA ADMISIÓN DE ORIGINALES

Se considerarán para su evaluación trabajos originales que no hayan sido publicados en otros lugares. tras la re-visión realizada por el comité de redacción, la Fundación uriach dará cuenta del resultado de la misma y comu-nicará la fecha de publicación de los que resulten aceptados. Asimismo, una vez publicados, se entregarán a losautores 20 ejemplares de la revista y una remuneración de 200 €.

Los trabajos deben estar centrados en Historia de las ciencias de la Salud y han de ser presentados en lengua es-pañola, en formato electrónico, con una extensión no superior a los 80.000 caracteres con espacios incluyendonotas bibliográficas, además de iconografía complementaria.

bioempirismo (RodRÍGueZ MeRiNo, J.M.: “del biomecanicismo al biotecno-logismo…” en Asclepio, nº 42 (1990), págs. 161-167).27). GRANJeL, L.S.: Historia de la Real Academia Nacional…, pág. 18.28). Archivo Real Academia de Medicina de Sevilla, texto fechado en 1750.29). Sobre este personaje, VÁZQueZ GARcÍA, F.: El Infante Don Luis Antoniode Borbón y Farnesio, Ávila, 1990 y la tesis doctoral de peÑA LÁZARo, Mª R.:El Infante don Luis de Borbón y Farnesio, coleccionista y mecenas.30). Constituciones de la Sociedad Médica de la Real Congregación…, s.p.31). Véanse las conferencias de las Publicaciones Conmemorativas del II Cen-tenario de su fundación, págs. 263-264, GRANJeL, L.S.: Historia de la RealAcademia Nacional…, pág. 48, y también MeNÉNdeZ NAVARRo, A.: ediciónde la obra Catástrofe morboso de las minas mercuriales…, págs. 34. 32). Constituciones de la Sociedad Médica de la Real Congregación…, s.p.33). GRANJeL, L.S.: Historia de la Real Academia Nacional…, págs. 48 y 49.34). SALido, Mª R. y SALido, A.: “Apuntes a las Academias Médicas de Jaén”en Seminario Médico, vol. 53 (2001), número especial, págs. 9-14, en particu-lar la pág. 10.35). por ejemplo, a finales del siglo xViii se erigió la Sociedad Médica Gaditanade San Rafael (el significado del nombre de este arcángel es “medicina de dios”),una Academia de práctica jurídica establecida en Valladolid, en 1780, quedóbajo la advocación de san carlos Borromeo.36). Biblioteca Nacional de españa (BNe), 3/12603: Bullario de Indulgenciasconcedidas a la Congregación de Nuestra Señora de la Esperanza y Zelo dela salvación de las almas sita en la Parroquial de San Juan Baptista de estaCorte, expedidas por nuestro muy Santo Padre Clemente XII y confirmaciónde Constituciones por Su Santidad por su Bulla expedida en Roma en 23 deDiciembre de 1735 [S.l., s.n., n.a.].37). Constituciones de la Real Hermandad de Nuestra Señora de la Espe-ranza…, Madrid, 1752.38). Recio, M.: Compendio histórico, y manifiesto instructivo del origen, yfundación de la Real Casa de Santa María Magdalena de la Penitencia, vulgolas Recogidas de Madrid… imprenta de Joaquín ibarra, Madrid, 1777. Segúnconsta en la portada de la obra, Manuel Recio era oficial de la contaduría ge-neral de pósitos del Reino y Archivero de la Real Hermandad de Nuestra Se-ñora de la esperanza, por tanto debió manejar documentos de primera manopara elaborar su Compendio.39). pÉReZ BALtASAR, Mª d.: Mujeres marginadas. Las casas de recogidasen Madrid, Gráficas Lormo, Madrid, 1984.40). MoReL d’ARLeux, A.: “Regimientos y cofradías del “pecado mortal” enlos siglos xVi y xVii” en cARRASco, A.: La protistution en Espagne de l’époquedes rois catholiques a la IIe Republique, págs. 111-135.41). Constituciones de la Real Hermandad de Nuestra Señora de la Espe-ranza,… (con reformación de las primitivas) en el año 1751. Dedicadas alSerenísimo Señor Don Luis Antonio Jayme de Borbón, Infante de España, yCardenal de la Santa Iglesia Romana, &c. Madrid, 1752, págs. 94-95. Sin em-bargo, serían al final 18 médicos y 12 cirujanos.42). en la Gazeta de Madrid del 5 de enero de 1751, en su página 7, leemos quela Sociedad Médica se había establecido el año 1745. 43).HeRMoSiLLA MoLiNA, A.: Cien años de medicina sevillana…, págs. 13-24.44). en los inicios su denominación fue la de Sociedad Médica, aunque algunosaños después aparece la de Sociedad Médico-chirurgica, bastante acorde con sucomposición. Ahora bien, la mayoría de los socios honorarios fueron médicos:así en una relación de socios, fechada en 1760, de los 94 individuos honorariosque tenía la Sociedad, 63 eran médicos, casi un 70 %.45). La Academia Médica Matritense también celebraba dos Juntas públicasanuales, una en mayo y otra en octubre, que según L.S. Granjel eran “actos dedemostración social de la labor de la Academia”(GRANJeL, L.S.: Historia de laReal Academia…, pág. 38).46). La Academia Médica Matritense celebraba dos juntas literarias semana-

les, una los lunes y otra los viernes, pero además los miércoles se realizabanlecciones de anatomía en el teatro Anatómico del Hospital General. (GRAN-JeL, L.S.: Historia de la Real Academia…, pág. 37). por su parte, las prime-ras ordenanzas de la Regia Sociedad de Medicina y demás ciencias, deSevilla, también establecían dos reuniones semanales, pero a lo largo deltiempo hubo variaciones (HeRMoSiLLA MoLiNA, A.: Cien años de medi-cina sevillana…, págs. 127-141). esta institución también realizaba demos-traciones anatómicas. 47). pARdo toMÁS, J. y MARtÍNeZ VidAL, À.: “Las consultas y juntas de mé-dicos como escenarios de controversia científica y práctica médica en la épocade los novatores (1687-1725) en Dynamis, vol. 22 (2002), págs. 303-325.LeÓN, p.: “La consulta médica. una práctica de la medicina en el siglo xViii” enDynamis, vol. 22, (2002), págs. 279-302, iBÍdeM: “Las consultas médicas en laespaña del siglo xViii: razones de su existencia” en Asclepio, vol. LiV-2, (2002),págs. 61-82.48). Constituciones de la Sociedad Medica de la Real Congregación…, s.p.49). Constituciones de la Sociedad Médica de la Real Congregación…, s.p.50). es bien significativo que en las Series de los Actos Literarios se advirtieseque aunque tales Actos cesaban desde junio hasta septiembre u octubre, du-rante dicho periodo la Sociedad celebraría cada mes “una Junta práctica, sobrelas enfermedades que ocurran en las Recogidas”.51). A este respecto es bien ilustrativo que, en febrero de 1753, un singularsocio de la institución, don pedro Rodríguez campomanes, disertase “sobre laimportancia de la libertad philosophica para los progresos en las ciencias, yArtes naturales (Archivo Real Academia de Medicina de Sevilla, Serie de losActos Literarios… en este año de 1753…). 52). RodRÍGueZ MeRiNo, J.M.: “del biomecanicismo al biotecnologismo…”en Asclepio, nº 42 (1990), págs. 156-157. 53). VALVeRde pÉReZ, N.: Actos de precisión…, pág. 77 (nota al pie núm. 45).54). Disertaciones Physico-Médicas premiadas por la Sociedad Médica… Ma-drid, 1751, págs. 199 y 201.55). Real Academia Nacional de Farmacia, leg. 9-13. una alusión a tales actosy su carácter práctico puede verse en la Flora española de J. Quer, en su vol.iV, pág. 248, donde refiere que en un acto literario celebrado por la SociedadMédica, don eusebio xavier de castro, cirujano y consiliario de ella, hizo ver de-mostrativamente que la cicuta de Madrid no tenía nada de fastidioso, mascandoy tragándose toda una planta entera, con su raíz, en presencia del doctor An-gelich, director de la Sociedad. 56). Serie de los Actos Literarios…año de 1760, Real Academia Nacional deFarmacia, leg. 9-13. Y en la Serie de los Actos Literarios… año de 1765, con-servado en el Archivo de la Real Academia de Medicina de Sevilla, se advertíaque dichos actos se celebraban los jueves a las once de la mañana en casa deldoctor don Magín Antonio Angelich, en la puerta del Sol, frente del correo, ex-cepto el último jueves de cada mes.57). Serie de los Actos Literarios… este año de 1753, documento conservadoen el Archivo de la Real Academia de Medicina de Sevilla. 58). Gazeta de Madrid, de 10 de febrero de 1750, pág. 48.59). RodRÍGueZ MeRiNo, J.M.: “del biomecanicismo al biotecnologismo…”en Asclepio, nº 42 (1990), pág. 157.60). Gazeta de Madrid, 5 de enero de 1751, págs. 7-8. Las medallas eran cos-teadas por los miembros de la Sociedad.61). BARoNA, J. LL.: Ciencia e historia: debates y tendencias en la historio-grafía de la ciencia, Valencia, 1994, pág. 82 y ss.62). Gazeta de Madrid, 25 de enero de 1752, pág. 32.63). Mercurio Histórico, y Político, abril de 1755, págs. 79-80.64). Real Academia Nacional de Farmacia, leg. 9-13 (Actos literarios…). tam-bién Gazeta de Madrid, 12 de febrero de 1760, pág. 56.65). Gazeta de Madrid, 3 de marzo de 1761, pág. 71.66). Gazeta de Madrid, 3 de marzo de 1761, pág. 72.