(iii congresso internazionale 'la sapienza della croce', … · web viewel mártir...

9
1 (III Congresso Internazionale "La Sapienza della Croce", Roma, 9-13 gennaio 1995) DIMENSION MISIONERA Y FECUNDIDAD APOSTOLICA DEL MISTERIO DE LA CRUZ Juan Esquerda Bifet 1. La misión sigue el camino de la cruz Según la doctrina paulina, el mensaje misionero de la evangelización consiste en "predicar a Cristo crucificado" (1Cor 1,23). El proceso de "inculturación" "contextualización" (según la terminología actual) consistía para San Pablo en "no desvirtuar la cruz de Cristo" (1Cor 1,17). Si un ambiente cultural judaico pedía signos, y otro contexto cultural griego pedía sabiduría, Pablo no podía menos de anunciar al crucificado, con su misma vida de enviado o apóstol: "En adelante nadie me moleste, pues llevo sobre mi cuerpo las llagas de Jesús" (Gal 6,17). El "poder" para conseguir la conversión de los evangelizados no provenía de la lógica humana, sino de la debilidad de la cruz (cfr. 1Cor 1,24). No es otro el contenido del sermón de Pedro el día de Pentecostés. Quien ha resucitado es el mismo que fue crucificado (cfr. Act 2,32-26). La autorevelación de Dios Amor tiene lugar en la encarnación y redención, como proceso de "anonadamiento" y de "exaltación" (Fil 2,5-11). Desde entonces, la única imagen válida de Dios es la de Cristo crucificado por amor. Toda la historia humana con sus "semillas del Verbo" y con su "preparación evangélica", y toda la revelación propiamente dicha apunta al Verbo encarnado, crucificado y resucitado. La novedad de la cruz aparece especialmente en la iniciativa divina. No es principalmente el hombre quien busca a Dios, sino que es el mismo Dios quien viene al encuentro del hombre, más allá de la lógica humana. Dios se da a sí mismo, más allá de sus dones. Diría San Juan de la Cruz: "más que el alma a Dios, la busca El a ella" (Cántico 27,8). La misión y la vida del apóstol ya sólo pueden leerse en clave de cruz. Sólo en la cruz se revela Dios Amor. Se trata de compartir su mismo estilo de vida para evangelizar el mundo. Su misterio de encarnación y redención es de "anonadamiento" (Fil 2,5-8), como paso para llegar a la resurrección. Es el "despojamiento total de sí, que lleva a Cristo a vivir plenamente la condición humana y a obedecer hasta el final el designio del Padre. Se trata de un anonadamiento que, no obstante, está impregnado de amor y expresa el amor. La misión recorre este mismo camino y tiene su punto de llegada a los pies de la cruz" (RMi 88; cfr. LG 8-9). 1 1 ? DAO DINH DUC, La missione oggi alla luce della croce , "Omnis terra" n.8(1989) 184- 191; J. ESQUERDA BIFET, La fuerza de la debilidad, Madrid, BAC 1993; P. GIGLIONI, La

Upload: vandat

Post on 07-Jun-2018

213 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

Page 1: (III Congresso Internazionale 'La Sapienza della Croce', … · Web viewEl mártir cristiano, al morir por la verdad que es Cristo, da la vida por todos como Cristo: amando y perdonando

1

(III Congresso Internazionale "La Sapienza della Croce", Roma, 9-13 gennaio 1995)

DIMENSION MISIONERA Y FECUNDIDAD APOSTOLICA DEL MISTERIO DE LA CRUZ

Juan Esquerda Bifet

1. La misión sigue el camino de la cruz

Según la doctrina paulina, el mensaje misionero de la evangelización consiste en "predicar a Cristo crucificado" (1Cor 1,23). El proceso de "inculturación" "contextualización" (según la terminología actual) consistía para San Pablo en "no desvirtuar la cruz de Cristo" (1Cor 1,17).

Si un ambiente cultural judaico pedía signos, y otro contexto cultural griego pedía sabiduría, Pablo no podía menos de anunciar al crucificado, con su misma vida de enviado o apóstol: "En adelante nadie me moleste, pues llevo sobre mi cuerpo las llagas de Jesús" (Gal 6,17). El "poder" para conseguir la conversión de los evangelizados no provenía de la lógica humana, sino de la debilidad de la cruz (cfr. 1Cor 1,24).

No es otro el contenido del sermón de Pedro el día de Pentecostés. Quien ha resucitado es el mismo que fue crucificado (cfr. Act 2,32-26). La autorevelación de Dios Amor tiene lugar en la encarnación y redención, como proceso de "anonadamiento" y de "exaltación" (Fil 2,5-11). Desde entonces, la única imagen válida de Dios es la de Cristo crucificado por amor. Toda la historia humana con sus "semillas del Verbo" y con su "preparación evangélica", y toda la revelación propiamente dicha apunta al Verbo encarnado, crucificado y resucitado.

La novedad de la cruz aparece especialmente en la iniciativa divina. No es principalmente el hombre quien busca a Dios, sino que es el mismo Dios quien viene al encuentro del hombre, más allá de la lógica humana. Dios se da a sí mismo, más allá de sus dones. Diría San Juan de la Cruz: "más que el alma a Dios, la busca El a ella" (Cántico 27,8).

La misión y la vida del apóstol ya sólo pueden leerse en clave de cruz. Sólo en la cruz se revela Dios Amor. Se trata de compartir su mismo estilo de vida para evangelizar el mundo. Su misterio de encarnación y redención es de "anonadamiento" (Fil 2,5-8), como paso para llegar a la resurrección. Es el "despojamiento total de sí, que lleva a Cristo a vivir plenamente la condición humana y a obedecer hasta el final el designio del Padre. Se trata de un anonadamiento que, no obstante, está impregnado de amor y expresa el amor. La misión recorre este mismo camino y tiene su punto de llegada a los pies de la cruz" (RMi 88; cfr. LG 8-9).1

1    ? DAO DINH DUC, La missione oggi alla luce della croce, "Omnis terra" n.8(1989) 184-191; J. ESQUERDA BIFET, La fuerza de la debilidad, Madrid, BAC 1993; P. GIGLIONI, La croce e la missione ad gentes, "Euntes Docete" 38 (1985) 153-178; J.M. LE GUILLOU, Dieu de la gloire, Dieu de la croix, en: Evangelizzazione e Ateismo, Roma, Pont. Univ. Urbaniana 1981, 165-181; J. MASSON, La mission sous la croix, en: Evangelizzazione e culture, Roma, Pont. Univ. Urbaniana 1976, I, 246-261. Idem, Senza croce non c'é missione, "Mondo e Missione" 104 (1975) 617-623.

Page 2: (III Congresso Internazionale 'La Sapienza della Croce', … · Web viewEl mártir cristiano, al morir por la verdad que es Cristo, da la vida por todos como Cristo: amando y perdonando

2

Después de la crucifixión de Jesús, Juan invita a "mirar" con ojos de fe el costado abierto del Señor, del que brota sangre y agua, como símbolo de la Iglesia y de sus sacramentos (Jn 19,33-37). A partir de esta mirada contemplativa y vivencial, el apóstol se afirma en la ciencia amorosa y fecunda de la cruz: "nosotros predicamos un Cristo crucificado" (1Cor 1,23); "no quise saber entre vosotros sino a Jesucristo, y éste crucificado" (1Cor 2,2).

La "soledad" de Cristo crucificado es la nota característica del amor de Dios: ha querido experimentar la nada radical del ser humano ante el dolor y la muerte, para abrir el camino hacia las manos y el corazón del Padre. La pobreza evangélica de Cristo indica que, como Dios que es, se da a sí mismo del todo y a todos.

2. La cruz del misterio pascual

El gozo pascual de la cruz aparece en la vida del apóstol cuando éste se decide a transformar el sufrimiento en donación. "El misionero es el hombre de las Bienaventuranzas... Viviendo las Bienaventuranzas, el misionero experimenta y demuestra concretamente que el Reino de Dios ya ha venido y que él lo ha acogido. La característica de toda vida misionera auténtica es la alegría interior, que viene de la fe. En un mundo angustiado y oprimido por tantos problemas, que tiende al pesimismo, el anunciador de la «Buena Nueva» ha de ser un hombre que ha encontrado en Cristo la verdadera esperanza" (RMi 91).

La cruz del misterio pascual ilumina y transforma la historia. Por esto, el apóstol está convencido de que "el que no busca la cruz de Cristo, no busca la gloria de Cristo" (San Juan de la Cruz).2

Hay una situación humana peculiar, que se encuentra en todo el proceso de la vida terrena: el dolor, en relación con la cruz de Cristo. La situación del dolor no se ciñe a las circunstancias de enfermedad y de muerte. Hay dolores más profundos: humillación, incomprensión, marginación, soledad, abandono, separación de seres queridos, fracasos, persecución, injusticia, ingratitud... A veces, es el aparente silencio y ausencia de Dios. Todos los sacramentos ayudarán al cristiano a transformar el dolor en "cruz", es decir, hacer de la vida la misma oblación amorosa de Jesús. La vida es hermosa porque, aún en el dolor, si se transforma en donación, podemos correr la misma suerte de Cristo. El dolor se convierte en encuentro "esponsal": "¿podéis beber el cáliz (la copa de alianza o de bodas) que yo he de beber?" (Mc 10,38).

No existe una explicación satisfactoria sobre el dolor. Pero, en la realidad concreta, el creyente puede encontrar a Cristo que se le hace presente y que le acompaña compartiendo la misma vida. Cristo mismo no dio explicación teórica sobre el tema; pero calificó a su pasión como "copa de alianza" (o de bodas) preparada por el Padre (Jn 18,11; Lc 22,20): El cristiano que se habitúe al encuentro con Cristo en el evangelio, en su eucaristía y en los que sufren, aprende fácilmente que el camino del dolor es camino de Pascua, camino de bodas. La invitación de Jesús sigue aconteciendo: "bebed todos de esta copa" (Mt 26,27; cfr. Mc 10,38).3

2    ? Avisos, n. 101.

3    ? E. CANONICI, Dolore che salva, Ediz. Porziuncola 1992; C. CARRETTO, Perché Signore?, Il dolore..., Brescia, Morcelliana 1985; J. GALOT, Pourquois la souffrance?, Louvain, Sintal 1984; G. GUTIERREZ, Hablar de Dios desde el sufrimiento del inocente, Salamanca, Sígueme 1986; I. LARRAÑAGA, Del sufrimiento a la paz, Madrid, Paulinas 1985.

Page 3: (III Congresso Internazionale 'La Sapienza della Croce', … · Web viewEl mártir cristiano, al morir por la verdad que es Cristo, da la vida por todos como Cristo: amando y perdonando

3

El misterio de la encarnación comienza a "entenderse", a la luz de la fe, cuando se aprende que Cristo comparte nuestro existir, para hacer de cada uno su "complemento" o prolongación (Col 1,24). A Cristo se le conoce amando (Jn 14,21). Y su amor llega hasta "dar la vida por sus amigos" (Jn 15,13). Para él, "dar la vida" es el misterio de Belén (pobreza), Nazaret (humildad) y Calvario (sufrimiento). Es siempre el misterio de vivir, sufrir y morir amando.

En su cuerpo de resucitado, Jesús conserva las llagas de su pasión. Por esto, al aparecer a sus discípulos, "les mostró las manos y el costado" (Jn 20,20), "las manos y los pies" (Lc 24,40). Aquellas "apariciones" siguen aconteciendo, de otro modo más profundo, por medio de los signos y huellas que él ha dejado en su Iglesia y en la vida de cada ser humano. Los sacramentos son los signos eficaces de esta manifestación de Jesús.

Los momentos de sufrimiento son momentos privilegiados para mostrar que "la libertad se realiza en el amor, es decir, en el don de uno mismo" (VS 87). Pero esta libertad sólo se aprende ante el crucifijo: "Cristo crucificado revela el significado auténtico de la libertad, lo vive plenamente en el don total de sí y llama a los discípulos a tomar parte en su misma libertad" (VS 85).

No existe cristianismo sin cruz. Pero la cruz no es el sufrimiento en sí mismo, sino una vida donada que, ordinariamente comporta el sufrimiento. La fe cristiana tiene estas exigencias de moral y de santidad, "para no desvirtuar la cruz de Cristo" (1Cor 1,17). "La Iglesia siente necesidad de recurrir al valor de los sufrimientos humanos para la salvación del mundo" (SD 27).

El misterio pascual, actualizado y celebrado en los sacramentos, se concreta en el misterio de la cruz, como "humillación" y como "exaltación" de Cristo (Fil 2,5-11; Jn 12,32). En el sufrimiento, transformado en amor, aparece que "la cruz es como un toque del amor eterno sobre las heridas más dolorosas de la existencia terrena del hombre" (DM 8).

3. Fecundidad espiritual y apostólica de la cruz: fuerza en la debilidad

El amor entre Dios y el hombre inicia en el mismo Dios. Es él quien lo lleva a perfección. La cruz de Jesús indica ese momento más epifánico y fecundo de su amor. Ante esta epifanía de Dios amor, el hombre responde siempre balbuceando. Por esto, la fecundidad espiritual y apostólica se dará en la medida en que el apóstol participe en la epifanía de la cruz.4

En la acción apostólica, la cruz es señal de garantía. No ha existido nunca un verdadero apóstol que no haya sido crucificado con Cristo. El fracaso momentáneo o aparente, los malentendidos y la misma persecución de los buenos, están dentro de la lógica evangélica: "si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda él solo; pero si muere, da mucho fruto" (Jn 12,24). Por esto, "la cruz fecunda cuanto toca" (Concepción Cabrera de Armida).

4    ? AA.VV., La sapienza della croce oggi, Torino, LDC 1976; AA.VV., Sabiduría de la cruz, Madrid, Narcea 1980; H.U. VON BALTHASAR, La gloire et la croix, Aubier 1965; V. BATAGLIA, Croce, Trinità, creazione, "Antonianum" 64 (1989) 246-307; J. ESQUERDA BIFET, La fuerza de la debilidad. Espiritualidad de la cruz, Madrid, BAC 1983; J. MOLTMANN, El Dios crucificado, Salamanca, Sígueme 1975; P. REGAMEY, La cruz del cristiano, Madrid, Rialp 1961; L. RUANO, El misterio de la cruz, Madrid, BAC 1994.

Page 4: (III Congresso Internazionale 'La Sapienza della Croce', … · Web viewEl mártir cristiano, al morir por la verdad que es Cristo, da la vida por todos como Cristo: amando y perdonando

4

La cruz es el momento privilegiado para hacer explotar las virtualidades escondidas de la misión. Esta es como el granito de trigo que debe caer en la tierra y morir para dar fruto abundante.

El proceso de este despertar de las virtualidades de la misión es lento y doloroso. Dios hace experimentar la propia nada, como de "pincelito roto", según la expresión de Santa Teresa de Lisieux. La fuerza divina actúa en la medida en que uno sea "instrumento vivo de Cristo" (PO 12).

Este proceso doloroso transforma el aparente silencio y ausencia de Dios en epifanía y cercanía suya. Resumamos algunos trazos de este proceso doloroso y gozoso de fecundidad apostólica:

- Una presencia que parece ausencia, cuando los problemas inmediatos no encuentran solución. Entonces hay que mostrar, con espíritu de fe, que "en Jesús crucificado la Iglesia encuentra la respuesta al interrogante que atormenta hoy a tantos hombres" (VS 85).

- Una palabra que parece silencio, cuando la enseñanza evangélica parece caer en el vacío y el anuncio de las bienaventuranzas se convierte en rechazo. Entonces el rostro doloroso y esperanzador de la Iglesia insiste en "Jesucristo, luz de los pueblos, que ilumina el rostro de la Iglesia, la cual es enviada por él para anunciar el evangelio a toda criatura" (VS 2).

- Unos dones de Dios que desaparecen, dejando entrever que Dios se da a sí mismo, más allá de sus dones. Entonces el apóstol debe llegar "hasta el don total de uno mismo, como hizo Cristo, que en la cruz amó a la Iglesia" (VS 89).

- Una historia providencial que parece fracaso, cuando la donación propia parece inútil. Entonces el apóstol se afirma más en la fecundidad de la cruz: "La contemplación de Jesús crucificado es la vía maestra por la que la Iglesia debe caminar cada día si quiere comprender el pleno significado de la libertad: el don de uno mismo en el servicio a Dios y a los hermanos... De este modo la Iglesia, y cada cristiano en ella, está llamado a participar de la función real de Cristo en la cruz (cfr. Jn 12,32)" (VS 87).

- Una libertad cristiana acusada de formulismo, cuando el relativismo, sujetivismo y consumismo elaboran leyes a su antojo. Entonces el apóstol predica que "Jesús es la síntesis viviente y personal de la perfecta libertad en la obediencia total a la voluntad de Dios. Su carne crucificada es la plena revelación del vínculo indisoluble entre libertad y verdad, así como su resurrección de la muerte es la exaltación suprema de la fecundidad y de la fuerza salvífica de una libertad vivida en la verdad" (VS 87). En efecto, "Cristo crucificado revela el significado auténtico de la libertad, lo vive plenamente en el don total de sí y llama a los discípulos a tomar parte en su misma libertad" (VS 85).

- Una maternidad eclesial que parece esterilidad, cuando los esfuerzo, no se pueden contabilizar en estadísticas ni en frutos inmediatos. Entonces el apóstol aprende el sentido virginal de la maternidad mariana: "María es el ejemplo de aquel amor maternal con que es necesario que estén animados todos aquellos que, en la misión apostólica de la Iglesia, cooperan a la regeneración de los hombres" (RMi 92; cfr. LG 65).

Page 5: (III Congresso Internazionale 'La Sapienza della Croce', … · Web viewEl mártir cristiano, al morir por la verdad que es Cristo, da la vida por todos como Cristo: amando y perdonando

5

4. Cruz, martirio y misión

El martirio nunca estará de moda porque participa del misterio pascual de Jesús muerto y resucitado. Los mártires ordinariamente no son noticia porque participan de la fragilidad de la cruz. "Al término del segundo milenio, la Iglesia ha vuelto de nuevo a ser Iglesia de mártires... Es un testimonio que no hay que olvidar... En nuestro siglo han vuelto los mártires, con frecuencia desconocidos, casi «milites ignoti» de la gran causa de Dios" (Tertio Millennio Adveniente 37).

El martirio cristiano no se puede entender si no es en la perspectiva de la cruz. Es el amor a Cristo crucificado el único sostén del "testigo" de Cristo: "La caridad, según las exigencias del radicalismo evangélico, puede llevar al creyente al testimonio supremo del martirio"... (VS 90). Por esto, "el martirio es un signo preclaro de la santidad de la Iglesia: la fidelidad a la ley santa de Dios, atestiguada con la muerte es anuncio solemne y compromiso misionero «usque ad sanguinem» para que el esplendor de la verdad moral no sea ofuscado en las costumbres y en la mentalidad de las personas y de la sociedad... Si el martirio es el testimonio culminante de la verdad moral, al que relativamente pocos son llamados, existe no obstante un testimonio de coherencia que todos los cristianos deben estar dispuestos a dar cada día, incluso a costa de sufrimientos y de grandes sacrificios" (VS 93).

El "mártir", testigo de Cristo, demuestra con claridad que la cruz del misterio pascual es fuente de gozo en la entrega total. "En Jesús crucificado la Iglesia encuentra la respuesta al interrogante que atormenta hoy a tantos hombres... «nosotros predicamos a Jesucristo crucificado» ... La Iglesia cada día mira con incansable amor a Cristo, plenamente consciente de que sólo en él está la respuesta verdadera y definitiva al problema moral" (VS 85). "La contemplación de Jesús crucificado es la vía maestra por la que la Iglesia debe caminar cada día si quiere comprender el pleno significado de la libertad: el don de uno mismo en el servicio a Dios y a los hermanos" (VS 87).

El misterio pascual de Cristo es la máxima expresión de su amor: "nadie tiene mayor amor que el que da la vida por sus amigos" (Jn 15,13). Así "Cristo ha amado a la Iglesia y se ha ofrecido en sacrificio por ella" (Ef 5,25). El martirio participa en este amor oblativo de Cristo por su Iglesia y por toda la humanidad. La Eucaristía, donde se hace presente el misterio pascual, sigue siendo la fuente generadora de misioneros, vírgenes y mártires, "pan partido" para todos.

La cruz y el martirio cristiano perderían toda su fuerza liberadora y evangelizadora, si se instrumentalizaran al servicio del poder o de las ideologías y de los grupos humanos. El mártir cristiano, al morir por la verdad que es Cristo, da la vida por todos como Cristo: amando y perdonando.5

5    ? AA.VV., La Iglesia martirial interpela nuestra animación misionera, Burgos, XLI Semana Esp. Mision. 1989; B.R. GHERARDINI, Il martirio nella moderna prospettiva teologica, "Divinitas" 36 (1982) 19-35; J.A. IZCO, Significado del testimonio-martirio en la misión de la Iglesia, en: La Iglesia martirial..., o.c., 39-73;P. MOLINARI, S. SPINSANTI, Mártir, en: Nuevo Diccionario de Espiritualidad, Madrid, Paulinas 1985, 869-880; T. NIETO, Raíces bíblicas de la misión y del martirio, "Misiones Extranjeras" n.127 (1992) 5-15; C. NOCE, Il martirio, testimonianza e spiritualità nei primi secoli, Roma, Studium 1987; W. RORDORF, Martirio cristiano, en: Dizionario Patristico e di Antichità cristiana, Casale

Page 6: (III Congresso Internazionale 'La Sapienza della Croce', … · Web viewEl mártir cristiano, al morir por la verdad que es Cristo, da la vida por todos como Cristo: amando y perdonando

6

Lo importante es la actitud martirial permanente: por el servicio desinteresado, por la convivencia de donación mutua, por el desgaste continuo de una vida donada, por el mismo riesgo de lugares inseguros, etc. "Conviene que no nos falte cruz, como a nuestro Amado, hasta la muerte de amor" (San Juan de la Cruz).6

5. Figuras misioneras con el signo de la cruz

Es interesante notar cómo las grandes figuras misioneras han sabido compartir los sufrimientos de los hermanos, a partir de una experiencia peculiar de la cruz. Por el hecho de haber encontrado a Cristo en el propio camino de sufrimiento, el apóstol intuye los dolores más profundos de la humanidad, especialmente en su búsqueda de Dios.

A imitación de Cristo, que comparte nuestro dolor sin dar explicación teórica, el apóstol se ha contagiado de esta misma actitud de acompañamiento a partir de la fe. La cercanía al hermano que sufre es más inmanente y "encarnada", precisamente por partir de la trascendencia de la cruz.

El camino que ha seguido el apóstol hasta compartir la cruz de los hermanos, pasa por una experiencia "mística" ("íntima") de compartir la misma cruz de Cristo en el propio anonadamiento (cfr. RMi 88). Entonces se aprende que Cristo reina desde el "anonadamiento" de la cruz (cfr. Fil 2,7), porque, en su "grito" al Padre, ha asumido esponsalmente todos los sufrimientos de la humanidad.

San Juan de la Cruz es un caso tipo de esa experiencia "mística": "Cuando se ofreciere algún sinsabor y disgusto, acuérdese de Cristo crucificado y calle"7. "Crucificada interior y exteriormente con Cristo... bástele Cristo crucificado, y con él pene y descanse... El que no busca la cruz de Cristo, no busca la gloria de Cristo"8. "Conviene que no nos falte cruz, como a nuestro Amado, hasta la muerte de amor".9

La "muerte mística" de San Pablo de la Cruz lleva a las mismas consecuencias de vida apostólica fecunda: "Queréis que muera con vos sobre la Cruz... Espero la luz después de las tinieblas... Mi corazón no será ya mío... mío sólo será Dios ¡He aquí mi amor!... Deseando morir así en la Cruz, con la que mueren en el Calvario con el Esposo de las almas enamorada... para resucitar después con Jesús triunfante en el cielo".10

San Juan de Avila inspiraba su celo apostólico en esta misma unión con Cristo crucificado: "¡Oh cruz, hazme lugar, y recibe mi cuerpo y deja el de mi Señor! ¡Ensánchate, corona, para que pueda yo ahí poner mi cabeza! ¡Dejad, clavos, esas manos inocentes, y atravesad mi corazón, y llagadlo de compasión y

Monferrato, Marietti 1984, II, 2133-2135.

6    ? Carta 11.

7    ? Carta 20.

8    ? Avisos nn.86-101.

9    ? Carta 11.

10    ? Muerte mística.

Page 7: (III Congresso Internazionale 'La Sapienza della Croce', … · Web viewEl mártir cristiano, al morir por la verdad que es Cristo, da la vida por todos como Cristo: amando y perdonando

7

amor!... ¿qué has hecho, Amor dulcísimo? ¿Qué has querido hacer en mi corazón? Vine aquí para curarme, ¡y me has herido! vine para que me enseñases a vivir, ¡y me haces loco! ¡Oh sapientísima locura, no me vea yo jamás sin ti!".11

Las figuras misioneras clásicas, como la de Francisco Javier y Teresa de Lisieux, han sido marcadas claramente por la cruz. sus testimonios son conocidos: "Los que gustan de la cruz de Cristo nuestro Señor descansan viniendo en estos trabajos, y mueren cuando de ellos huyen o se hallan fuera de ellos" (San Francisco Javier)12. "La muerte de amor que deseo es la de Jesús en la cruz" (Santa Teresa de Lisieux).13

Además de esas y otras figuras clásicas, habría que redescubrir o dar a conocer otras figuras apostólicas más recientes, como la de la Beata Edith Stein, Concepción Cabrea de Armida y María Inés Teresa Arias.

La Beata Edith Stein (1891-1942) expresa su realidad crucificada con su libro "Ciencia de la Cruz" y con su martirio. Su libro, que dejó incompleto el mismo año de su martirio (1942), quiso ser un homenaje para el cuarto centenario del nacimiento de San Juan de la Cruz. Decía: "Yo estoy contenta con todo. Una ciencia de la cruz sólo puede lograrse cuando uno llega a experimentar del todo la cruz".14

La Sierva de Dios Concepción Cabrera de Armida (1862-1937) orienta toda su vida a la luz de la llamada de Cristo crucificado para salvar almas. Su vocación es la de ser "cruz viva" por un "amor amasado en el dolor". Se trata de "traspasar" el dolor con la mirada fija en la mirada de Cristo crucificado. De ahí nace su celo de almas y hacia ahí se orienta: "si quieres salvar almas, transfórmate en la cruz"15. La fecundidad apostólica nace de la cruz: "la cruz fecunda cuanto toca... Ese amor amasado con el dolor es el amor salvador... La cruz es el pulso del amor, y para saber sufrir, saber amar".16

La Sierva de Dios María Inés-Teresa Arias (1904-1981) vivió dedicada totalmente al celo misionero sin fronteras. El misterio de la cruz hace descubrir el "precio de las almas". Ella quería a sus misioneras convertidas en "una hermosa escultura de Jesús crucificado". El Señor "nos hace amar su cruz y las almas". La presencia de María suaviza la cruz: "hay que decir con María un fiat pleno de fe y amor, en el que sin duda esperamos una cruz, pero será

11    ? Tratado del amor de Dios.

12    ? Carta del 28 septiembre 1542.

13    ? De sus últimas palabras.

14    ? Edith Stein Werke, IX, 167. La ciencia de la cruz, Burgos, Edit. Monte Carmelo 1986. Scientia crucis, studio su S. Giovanni della Croce, Roma 1982. Ver: F. OCHAYTA, Edith Stein nuestra hermana, Sigüenza 1991; F.X. SANCHO, La ciencia de la cruz de Edith Stein, "Teresianum" 44 (1993) 323-352.

15    ? Cuenta de Conciencia 4/197-199.

16    ? Cadena de Amor, 14,15. Ver especialmente la Cuenta de Conciencia. Estudio el tema en: Jesús, Salvador de los hombres, ¡sálvalos!, México, Edic. Cimiento 1992. Para un estudio más detallado: M.M. PHILIPON, Diario espiritual de una madre de familia, Bilbao, Desclée 1987. Un camino espiritual de cruz fecunda: Las estaciones del alma, Madrid, Religiosas de la Cruz 1986.

Page 8: (III Congresso Internazionale 'La Sapienza della Croce', … · Web viewEl mártir cristiano, al morir por la verdad que es Cristo, da la vida por todos como Cristo: amando y perdonando

8

siempre una cruz santificadora, salvadora,... para muchas almas". Es la maternidad espiritual del apostolado: "quiere que ames la cruz y que, con tus dolores, cualesquiera que ellos sean, le compres innumerables almas. La maternidad, aun la espiritual, se compra a base de sacrificios".17

El redescubrimiento de las figuras misioneras de la historia ayudaría a valorar la fecundidad apostólica de la cruz. Si es verdad que "la misión se halla todavía en los comienzos" (RMi 1) y que "se ha debilitado el impulso misionero de la Iglesia" (RMi 2), ello será debido a que no se ha profundizado suficientemente en la realidad evangélica de que "la misión recorre este mismo camino (de anonadamiento de Cristo) y tiene su punto de llegada a los pies de la cruz" (RMi 88).18

17    ? Ver especialmente: La lira del corazón de la Misionera Clarisa (pro-mauscripto). Estudio esta figura misionera en: Hacer de la vida un himno. Semblanza biográfica, Roma 1984; Conquistar el mundo para Cristo. Itinerario espiritual de un corazón misionero, Roma 1986.

18    ? Redacté el texto base de este artículo en Lunsar, diócesis de Makeni (Sierra Leona), durante las Navidades de 1994, constatando, una vez más, las dificultades reales en que se encuentran los misioneros, debido a las guerras internas: ataques, secuestros, riesgo de perder la vida... Comparten así la suerte del pueblo en el que se han insertado con todas las consecuencias.