ideas sobre la complejidad del mundo

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  • L

    En ocasiones, los cientficos se convierten en pensadores para explicar esa forma de cono-cimiento que es la ciencia: cmo es, haci dnde va, qu quiere investigar exactamente y qu relacin guarda con otras disciplinas y rnbiros, como, por ejemplo, el arte y la lite-ratura. En los ltimos tiempos, el pensamien-ro cientfico se ha centrado, entre ocros ternas, en la idea de la complejidad, fundamenral para entender ese fenmeno raro llamado vida y ese otro fenmeno, an ms raro, lla-mado mente. En esta apasionante obra, Jorge Wagensberg, conocido por su labor cientfi-ca y divulgadora, saca a la luz cuestiones que atraen a todos, como el azar o las ideolo-gas, y despliega una vez ms su ta~ento expo-sitivo para, a partir de lo ms comP!ejo, ofre-cer h'tcidas revelaciones sobre el mundo en que VIVImOS.

    PVP 6,95

    ISBN 84-8310-859-3

    9 788483 108598

    tB V ....... _..._.._,..._..._,.._IIL ~ ~00~ . V' _,._ ................ ~.JILI

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    JORGE WAGENSBERG

    I DEAS SOBRE LA COMPLEJIDAD

    DEL MUNDO

    FABULA TUSQ.s~

  • ..

    l." edicin en coleccin Mc:carc:mas: mano 1985 4. edicin en coleccin Mc:ratemas: diciembre 1998 t. edicin en Fbula: febrero 200.~ ,. , , ... ..

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    Jorge: Wagc:nsbcrg. 1985 /' " ~-~ ..... ..,, ~ ;:. ... . ' . .. . , .. ' ...

    Discfio de: la colc:ccin: Piel~gi,Cc:._rr~, \ :.: f "' . ~,. t ' ) {(' "' ~ \ - , f U ; ' (

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    Reservados todos los deredl.cis ~c: .. :esra c:di~i~!' p~ra ean ,. 8 08023 Barcelona Tusqucts Editores, S.A. - Cesare .. tu, . :

    www.tusquers-c:ditorc:s.es

    ISBN: 84-8310-859-3 Depsito legal: B. 638-2003

    . , GRAFOS S .A Ane sobre papel Impresin y encuadernac10n: S e e 11 D n o 36 Zona Franca - 08040 Barcelona c:ctor , a e , . , Impreso en Espara

    In dice

    P. 9 11

    21

    Ori(mtacin ffi sabemos siquiera lo que deseamos saber? futroduccin al conocimiento de la complejidad 2. La esencia del cambio Adaptacin y autoorganizacin: un nuevo concepto de historia para la complejidad

    51 3. El azar de la ignorancia y el azar absoluto Sobre la aprehensin del caos

    71 4. El indeterminismo es la actitud cientfica com-patible con el progreso del conocimiento del mundo O el determinjsmo es la actitud compatible con la des-cripcin del mundo

    89 @ La simulacin de la complejidad Ver, mirar, observar, experimentar y simular

    105 6. El arte es una forma de conocer la complejidad O el principio de comunicabilidad de complejidades inin-teligibles

    141 7. Sobre utopas e ideologas O la esencia del cambio en el hombre

    161 Postscriptum. Las tres formas fundamentales del conocimiento

    165 Bibliografia

  • . ; ! . !

    ' ' !

    Captulo l Sabemos siquiera lo que deseamos saber? (Introduccin al conocimiento de la complejidad)

    En ms de tres siglos de ciencia todo ha cambiado ex- . cepto tal vez una cosa: el amor por lo simple. Desde que . Galileo, Descartes y Newton inventaran la fsica, simples han sido los objetos descritos por la ci.encia, muy simples . las leyes para describir y simplsimas sus expresiones ma-temticas. De tal simplicidad se deduce buena parte de su prestigio: rigor, universalidad, incluso belleza. El mrito de las ciencias de la. naturaleza consista precisamente en cap-tar la esencia simple e inmutable, pero emboscada tras apa-riencias superfluas y cambiantes. Se ha querido ver en la complejidad un obstculo interpuesto por la naturaleza para proteger el secreto de sus leyes, un obstculo con.la sola misin de sugerir diferencias entre sistemas igyales,.v. varios fenmenos donde slo hay uno, o ciertos forzados . modelos all donde reina una nica ley natural. Se non .e. vero e ben trovato, reza la sentencia positivista. Esta hip- . . tesis de trabajo ha tenido la virtud de proporcionar buena : parte del saber acumulado hasta hoy (mucho sin duda), .~: pero el inconveniente de cultivar certo monotesmo cien"' . : tfico llamado mecanicismo. Planeaba ya Descartes en su Discurso del mtodo: Empecemos con los sistemas ms :Sim.~ pies y de ms fcil discernimiento para ascender despus gra-dualmente a la comprensin de los ms complejos. Se trata, s, de un reconocimiento de lo complejo, pero en tenden-cia a sugeri; que las leyes de . tq_~~-n~plej~_.se_ob_tiene_~~~-

    11

  • binando hbilmente las de lo simple. Y recomienda Whi-tehead: La ciencia d~be buscar las explicaciones ms simples-de los fenmenos ms complejo> . . Pero sobre todo el gran

    {Occam, cuyo eco sonara hoy ms o menos as: Si dos fr-mulas de distinta longitud explican un mismo fenmeno con igual mrito, la ms corta es verdadera, falsa la otra. No son malas propuestas para una aproximacin al conocimiento de la complejidad. Pero hay algo insostenible en la visin que de ella tiene la cie~cia de los l~imos aos.: . 1~ defe-nestracin de lo compleJo por excepciOnal y artiftctal. En efecto, el paradigma clsico (dentro incluso de la fs ica) no slo ha ccunbiado, siiJ..Q que se ha jn_vertj_9o. Lo natural-l.f11ente natural era antes lo determinista y lo reversible; lo prtificialmente excepcional era lo aleatorio e irreversible. Hoy se ;1cepta la idea exactamente opuesta. De es~e modo se.ha creado un prometedor desconcierto en ciencia que no es (se no) necesario transmitir a otras formas de conoci-miento.

    Resulta hoy que las llamadas partculas elementales me-recen llamarse de cualquier manera menos de sta, que la cosmologa moderna nos muestra una historia del universo en la privilegiada direccin de la complejidad creciente y que las complejidades de la fsica, la qumica, la biologa, la s?7iologa, el art~ o la c~ltura, p~~~~~entes d Ivos de aleatonedad e ureverstbll.ioad. No puede com-pren e e a complejidad con una ciencia en la que tales componentes han sido excluidas previamente. Molestos conceptos, antao omitidos por indeseables, deben ser re-

    ~habilitados e introducidos. Tal ha ocurrido ya con ideas como las de azar, probabilidad, friccin, disipacin, no equilibrio, no reversible, fluctuaciones ... , y tal .d,eber oc~,rrir an con conceptos como estructura, funcwn, orgam-zacin, adaptacin. Dicho de. otro modo: la ciencia puede explicar ya complidados fenmenos irreversibles de reac-cin-difusin en bioqumica (ha elaborado leyes que des-criben su evolucin en el espacio y en el tiempo) , pero, y a pesar de la gran cantidad de datos acumulados sobre la

    12

    1 1

    i 1

    1 1

    organizacin biolgica y bioqumica, carecemos de una teo;-:~i ra para el creciJ;niento, la diferenciacin, la regulacin, ya~ sea de up. ser vtvo, de una sociedad o, incluso de ciertosJ~ ingenios ~hu'man.os. Las leyes de la fsica y de la qumica;;

    aunq~e. ~ompatlbles con tales procesos, son incapaces de' descnbtrlos. Ca~emo.s. d~.ma teQ!a de la O.ffi'11jZ.-_cin: HeMJu el primer proJJ.lema. Sabemos siquiera lo que de-seamos s.~ber? Retroc~d~mos un poco. Cmo empieza la elaboracwn del conocimiento? Una respuesta viene de la mano de, una pregunta, una pregunta de la mano de una inquietud, y una inquietud de la mano de un estmulo que nos llega d~l exterior va sensorium. .

    El elymento central es la inquietuq que turba nuestro ' espritu. Es una complejidad que nos inquieta por deseo- ' nacida, precisamente. En ese momento no sabemos lo que nos gustara saber; slo hay una cosa clara: la complejidad debe ser-tratada, y lo nico que controlamos es la in ten~ . siclad de la inq.uietud que sentimos. Si durante la elabora-cin del conocimiento sta remite, ser un indicio (uno)dc{' la bondad del camino elegido. Pero caminos hay muchos / . la ciencia, la filo~ofa,. el .a~te. Cada camino, cada oficiop .: parte de sus propios pnnc1p10s fundamentales. Atendamos en primer lugar a la ciencia. . .

    Un objeto y la sospecha de una descripcin no trivial'- . he aqu el mvil que puede poner en marcha la tarea cien~ . tfica. Se empieza por la eleccin del objeto y se term'1a. cuando tal eleccin ha alcanzado cierta plenitud. Porque : no se puede elegir un objeto sin definirlo y no hay buena : definicii1 que _n~ inc~uya el mnimo nmero de propieda~ .:._ des capaz de distmgUirlo de todos aquellos otros a exduir -' de nues.tro estu?io. Entre. una cosa y otra, entre el principio; de elegir y el fm d.e elegir plenamente, media el esfuerzo(, de observar, expenmentar, modelar, teorizar, generailzar. : Todo hacer cientfico torna a la lnea de salida, es redondo las ltimas frases de un en._ayo cientfico suelen versar so~ bre las.Q!.il11~ Cuando el crcufoii.os s'fe vicioso significa que el ejercicio ha fracasado; si virtuost?, entonces que h ~l

  • triunfado. Y el crculo .es vicioso cuando el punto de llegada coincide exactamente con el de partida, cuando la defini-cin ensayada no logra enriquecerse en ningn sentido. Se trata entonces de un movimiento circular perfecto y por ello condenado a la eterna y boba rotacin trivial. ~--

    ,culo virtuoso, en cambio, no se cierra. El punto de llegada

    leSei principio de otro crculo tige1ire~te desplaza?o. ~e forma una espiral, hay precesin, hay vtr~ud. Hay ci:ncta. La termodinmica clsica es un buen eJemplo de circulo

    virtuoso. El objeto inicial a (medio) definir es el sfstema. ~n equilibrio. Inmediatamente despus se declara la mtenc10n de considerar slo procesos lo bastante lentos como para que todo esta?o de toda _evoluci~ haya d_ispuesto del tiempo necesano para envejecer hacia un particular estad? de equilibrio. Se trata de un fundamento repleto de no t~tvialidades y de intuiciones experimentales que no tardar~n en asomar como principios fundamentales de la matena. Sobre ella se lev~nta la g~an arqui~~erm~dinmica que culmma, prects_amente, c~n una potente ~~~riima60ifOerptrrmJ de partida, .:es dectr, con. ~1 _estableci-miento de un conjunto de proptedades y condtctones que determinan el estado de equilibrio de un sistema. S~~ e~tonces podemos distinguir con rigor un estado de eqmhbn? de otro que no lo es y medir su estabil_i?a~. La ter~Od_Inmica clsica es pues la ciencia del eqmhbno. una ctencta de estaJ\."lS finales. de estados homog.neos que slo sufren cambios reYersibles 'l donde nunca aparec-e explcitamente el factor tiempo. Por ello. se ha dicho. debera llamarse

    te~m~a. Pero _u_na _breve ojeada a_l mundo b~l~ta para costatar que el equthbno no e~ regla, smo exc~pcron Y. q_u_c todo proceso natural exhibe cierto grado d~~- trre.v.~rsi~hdad. El mundo que percibimos pareefedar ento~ccs fuera de la termoesttica. Es cuando, en un segundo nzo, la termoesttica se convierte en Jo que s merece llamarse termodinmica: la term9dinmica del no eq0!ibrio.y~s procesos irreversible_s. ~1al requtere el ,g~numo co~epto de eqmli5no conqmstado por la termostat1ca: un

    14

    sistema en no equilibrio puede descomponerse en un n-mero de partes suficientemente grande (luego lo bastante pequ~as), para que cada una de ellas pueda considerarse, mdtvtdualmente, como un sistema en equiliqrio. Se trata de entend~~ el. no equilibrio corno una profusin de dife-rentes eqmhb:10s, la ~e~erogeneidad como una 'poblacin ?e homogenei_dades dtstmtas, el nuevo y desconocido ob-:" J~t? como la mtegracin de viejos objetos conocidos. El

    VIeJ~ plan de Descartes se ha cumplido , la ciencia puede. contmuar. .

    La bi0loga declara elegir los sistemas vivos corno S~ . obje~~ de est~dio. Casi_ ~a?,a. Per~ ~ay indulgencia para admitir una pnmera defmJcion y suficiente virtud en el tre-c?o ::corrido para e_sperar el da de la completa caractc-' n_zacwn de la matena viva. El captulo segundo est de-dicaqo a la aportacin ms importante surgida en los lti-= mos aos para el conocimiento de la complejidad. Se trata~ fundamentalmente, de la t(dmodinmica de los procesos ir e er . la teora ma~delaCOricaci6n. De ella espero extraer i eas de cierto Yllor para ofr~las a ot~as fo~ma~ ?e cono~irniento. Otros proyectos cientficos de mvestigacwn empiezan con complejidades como la mente. el mercado. la nacin. la civilizacin o la belleza. La evolucin de la vida y de la mente es un caso de la ae-nera_l cuestin: sobre la interaccin de las partes para la (~r- 1 maczn de Lm todo. En ciencia y filosofa slo se pueden. en-contrar una o dos .~uestiones de este calibre. El pensador

    ' frente a la compleJidad es el pensador frente a la eleccin . dc.las partes ~ s~s todos. Hoy hemos acumulado ya el su- . fictcnte conocimte.!_ltO como para saber que el PE!P de Des- . ca~~s for~sarnente viable. Nadie espera desvelar los s~cretos (~el estado de angustia o del sentido del humor par-tiendo

  • pectro por algn flanco.supone' elegir algo m~ que una pa-labra. La definicin inicial ~1 saque-. cont1ene, a pesar de su provisionalidad, la esencia del crculo que genera. Contiene en realidad, el genio cientfico .del pensador. Por ello no e~ del todo cierto que la ciencja descubra leyes de la naturaleza, ms bien las propone por -~i la naturaleza se digna a obedecerlas. Toda bsqueda est' condicionada por lo que se espera encontrar. Se intenta encajar la naturaleza en un esquema preconcebido, es yerdad, pe~o en la pre-concepcin est el mrito porq~~ falta, ademas, que la na-turaleza se deje. Y ello es tan vahdo para las leyes d~ Ne\Y-ton como para el materialismo histrico. En la ele~ct~n del ol1jet~. est.?.r.lJ.os orgenes subjetivos ~e tod~conoctmte.n.~o. Pero" el subjetivismo no es aibitrano, no vare--cuarqmer eleccin. En el captulo cuarto y sexto tratar~m?s de las actitudes y principios fundamentales del conoctmt~nto ..

    Profundizar en las implicaciones de la termodmm1ca moderna (captulo segundo) caldear la atmsfera para in-tentar otras aproximaciones, y ya hemos dicho que la_teora de la informacin (o de la comunicacin) ser la mas no-toria. Cumplidos estos primeros crculos virtuosos, e~ lect.or acaso perciba que se han calmado al~_unas .de sus mqme-tudes iniciales, pero acaso not.e tal!'b1en el tmpacto de un aluvin atropellado de nuevas mq':uetu?es. Se~a una buen.a seal. Entraremos as en la zona mult1frontenza con la fi-losofa, el arte y la conducta humana. El concepto puente para deslizaroos .de unas complejidades a otras s~r el con-cepto de azar. Y, en su honor, el captulo tres. En e.ste punto de la reflexin nos permitiremos un alto en el cammo para hacer una crtica al mtodo ci~nt~fico .Y como pr?d~c~o de la misma nos atreveremos a anadtr un nuevo pnnc1p10 fundamental relacionado con el progreso del conocimiento (captulo cuatro). Y as,. de crcu!o en crculo, trazando ~sa espiral que espero sea virtuosa, Iremos avanzando: Las m-quietudes iniciales irn remitiendo a costa de encaJar otras mayores. . . . . ..

    Hemos utilizado una Idea pnmana. de la compleJidad

    16 j

    para intro~ucir la inquietud como elemento motor del co-. nocimiento, como su estmulo. Pero no todas las comple-

    jidades han tenido la misma suerte con respecto al cono-cimiento ni sugieren las mismas formas de aproximacin. Me:rece la_pe:na adelantar aqu algunas consideraciones. so-bre el conocimiento y sobre sus estmulos.

    El centro del mundo est, definmoslo as, all donde .: el mimdo es pensado. Y el ansia por conocer el mundo est ! en e~ miedo por desconocerlo. Est, admitmoslo, en com- prender qu papel mundial desempea el centro del : mundo. Un centro por conciencia, y acaso un cogito ergo sum, para que cada una despegue o aterr.ice del intento de.. explicarse a s misma. La conciencia humana (pues nada sabemos de otras conciencias animales, vegetales o mine- . raJes) emprende la conquista del conocimiento como res.: puesta a ciertos estmulos, estmulos que pueden ser duros o blandos~ Un estmulo blando es el que proviene de oti-a conciencia (los que yo pueda transmitir aqu, por ejemplo); es una conversacin, es un cuadro, es un libro. El estmulo duro es el que proviene de la propia conciencia; 'e,s la agi-tacin del alma, un asalto. Es la sbita perplejidad ante lo-. hasta entonces natural y cotidiano. El primer espejo debi ser decisivo ~n este sentido. En el mundo virtual del espejo vemos, s,, una maana cualquiera, la imagen de -nuestro . propio rostro como algo extrasimo y altamente impro-bable. Es una maana en la que salimos del cuarto de bao atnitos y cop un ligero retraso.

    Estmulos duros y' blandos empujan la creacin cient-fica, filosfiCa o artstica. Y la aventura del conocimiento contina segn devenga la inquietud inicial. Pues, si no la enterramos apresuradamente, esta inquietud caliginosa y zumbona se debatir por ceirse en una pregunta o en una

    i~agen finita. Es sta la fase fundamental; proceso turba-d~a el espritu y doloroso Qara las_ ~!_scer-~ .Es cuando . el pintor pinta o cuando el pensador piensa. Es cuando al contemplar un cuadro, al escuchar msica o al terminar un . libro, concluimos en que algo haba realmente que ver, or

    17 .

  • 0 leer. Es cuando los impulsos blandos derivados de ~tras conciencias se endurecen en la nestra; crear y comumcar. Todo lo que tiene que ocurrir ocurre durante este proce~o, pues, una vez se ha logrado formular la pregunta, la m-quietud ya remite en su zumbido turba~;or y el ahr~a se se-rena. La respuesta puede ser luego obvra, necesanamente provisional o del todo .in~xist~nte, pero esto ya no es tan

    . J grave. Crear es. traducir ~nq~t~tudes, en pr_oblemas y con-1 templar es asistir a tal eJerciciO. Ast es com? la c~mtem

    placin induce creacin y cmo la contemplacin misma se erige en creacin. Grande puede ser ento!lces. el gozo. Por ello nos es posible penetrar en otra conciencia que se e~pres hace siglos en otra cultura, al tiempo que nos senti-mos a siglos de distancia d~ algn vecino cultural. .

    Todo buen conocimiento se levanta pues so?r.e un SIS-. tema de preguntas en las qe ~e rec~nocen vestigios de su origen duro y las huellas de Cierto~ Im~actos. b~a.ndos. Lo primero es posible P?rque e.n. toda mq':uetud Im_~Ial late la extraeza de la propia condtctn, lo cual, a su vez, res~lta inseparable de otro concepto: lo vivo. La pr~gunta que es

    l la vida? no es propiamente una pr~gun!-a~ smo una _forma tosca y primera de referirnos a tal mqme~ud. Llam:m~sla la cuestin vital, dado que las dos acepcwnes ?.el termmo convergen felizmente en este caso. Las compJeJ.Idades q~e ms lejos han llegado en las formas de con.?cii!l!ent.o estan de .una forma u otra relacionadas con la cuestwn vttal. Lo segundo es.obvio cuando las influ~ncias son confesa~as ex-plcitamente, y, cuand~ no, ah.! , - e~ton.ces es el d~leite del observador de la histona. La h!stona del pensamie_nto Y la histo_r_ill_Q_el arte constitl!Y;en !![l1_I)._J!l_~ns9 ~!bQ~, cuya fron-dosidad crece en el sentido del avance del tiempo. Pero slo algunas de las ramas ha~ pas.ado siempre por nudos en los que ha vibrado la cuestin ~1tal. Cuando tal ;~sa no ocurre no hay nuevos brotes o, SI los hay, son estenles. o, si no lo son, son horizontales, en cuyo _caso, y nunca meJOr dicho, la cosa se va por las rama~ h_asta secarse, no muy lejos, definitivamente.

    -18

    Y as, por diferentes pistas, en diversidad de formas y a travs de distintas conciencias, el conocimiento se abre paso hacia: la. complejidad del mundo. El progr~so ~e . la elaboracin de imgenes por parte de una conciencia, el progreso del :fQ!!_~_E!!!!iento, se _91j_de_.mu.c.h.o ___ ro_t::jQr por Ja. t historia de las preguntas que_por la_ci~Ja.s_.r..esJ2_uestas. Pues, li1TIIo-terriiino;--cerebro que piensa, piensa solo, solo en el centro del mundo. Y aunque el pensamiento no em-pieza en la pregunta, s termina en la respuesta. Por ello desconfa ms de la segunda. y porque responder es un proceso de adaptacin y preguntar un acto de r~b_e)JOn. POr las preguntas y por el mtodo elegido para buscar las res-puestas se reconocen las distintas formas de conocimiento. Por ejemplo: la ciencia y la filosofa tal y como hoy las co-nocemos .

    La cienbia utiliza un mtodo que soporta pocas varia- dones. Responder a la pregunta qu es la filosofa? obliga a filosofar. Este es quizs el primer ejercicio de todo fil-sofo. El primer ejercicio de un cientfico es asimilar el m-todo que hereda. Y el segundo ejercicio de ':In c~entfico es. concluir en que la respuesta a qu es la ciencia? corres-ponde, eD todo caso, . al segundo ejercicio de un fil~ofo. Elcientfico se debe en primer o ltimo trmino a la con- _-suita de la naturaleza (que considera por principio objetiva . e inteligible) y, para describirla, busca verdades que fun-. donen (es ms positivista que realista). El filsofo consulta .. ~: sobre todo a su propio interior en donde se debate por ha- ; llar verdades verdaderas (es ms realista que positivista). : ~: Eri ciencia no todas las preguntas tienen_ sentido. Cualquier : . pregunta es lcita, en pnnc1pio, pa~a _un .filsofo que sufre .. cuando una inquietud de su alma m siqUiera es formulaple

    . como tal. Los cientficos colaboran fcilmente entre s apo-yndose en-las limitaciones de los sistemas formales que de antemano cuerdan. Filosofar es una actividad ntima e in-. dividua! que tiene mucho de expresin personal , p~r~ que . est a pesar de todo, mucho ms cerca del conoctmtento . cientfico que-de la manifestacin artstica. Cicntricos y fi-

    19 .

  • . .

    Isofos se tienen, por todo ello, _un~ m~z~la de m~tua ad-miracin y desconfianza. En-tierra 'de n~die, o en tierra de

    . ambos habitan unos conceptos que reciben luz ora de un lado, ~ra del otro. Son conceptos .fundamentales que, cuando de repente asoman por un lad

  • ..een ya demasiada carga connot:ub par. dl'nominar {ll'ncril"affil'nte a uxlo ese ar-senal de a11cfactu,, El knnino C
  • 38

    mu} don:rso parqu~: Jc lo antrop6geno. toc.lo d ntuipamiento artificial del I lombre: de lomas infimo a lo mn~ensu, dd objeto saau a Ia hen. mknta, de Ia obra de arte unica nlproducto in-duM rial masifi~ado. ExisteD entre todo~ clio~ muhiplOIncoalitbd cr.'!lti\'3 del hombo ,. v ,.,Ia bones en que se apuntal.o '" pmJlio '"' ~omo hu-mano. Sin rnnosprecio por otras dim~:n,oum' rn:o-. abstractas de s11 propiu IL'n1Lr.aci6n como ~cr pcn'lultt y '''liM bit:, quieoo nntnu c:-.tas L'Onsidcraciones en tonw ,, h" 1:11\ll., que inslru-men!3m d.1borur ' u..ar uti-les p;.m.-coa 1111 d;.uo int-qui\"OCO que indtc-ab.o d mumcnto a par1ir del que:..._. pm-.IL h.1blar de los bommido

  • \

    40

    J>,n aun anptando esta m:i pnttkmc \,tlumcion de lo que signific;u Ull Ju, primero.> utiJes creado

  • 42 LA ;\VENTURA CREATIVA: LAS RAlcES DEL DlSEJ\!0

    sar esta prirnera dimension y llega a crear todo uo mundo an-trop6geno, artificial y cohercnle, en constante perfecciona-rniento. Cazar, cubrirse con pieles, construirse madrigueras, eran ya -segun los parametros ani males- una conquista sufi-ciente que hubiera bastado a los primE

  • 44 LA AVENTURA CREATIVA: LAS RA1CES DEL DJSEJIJO

    vive--, noes exagerado decir que en cl I Iombre, que no cumple aparentemente este requisito, se eslablece una pen

  • 46 LA AVENTURA CREAffi'A: LAS RAJCES DEl. DJSEilO

    han dotado al llombre de una capacidad creativa que le permite supHr a Ia Naturaleza.

    Finalmente, toda esta progresi6n, desdc el primer bomf-nido hasta el hombre modemo, ha sido posible tambi~n porque esta especie ha vivido en grupos, instaurando Ia vida comunita-ria como fi.mdamento de su especie. Como dice Gabriel Marcel cexisti: es coexistir. yes que el ren6meno de 1:! pervivencia y evoluct6n del scr humano s6lo es concebible en colcctividad. La vida social ha permitido un enriquecimiento cultura l, hccho de simbiosis y sincrgias. Esta convivencia ha for-.wdo Ia inslituci6n del lenguaje como meclio de comunicaci6n, indispensable para Ia vida comunitaria de un grupo y, a su vez, ha supuesto el vehi-culo id6neo para la lransmisi6n de los conocimienlos adquiri-dos a las siguientes generaciones: el Hombre hereda asi, ade-mas de las pautas geneticas de comportamiento, un enorme bagaje cultural. A una mayor comunicaci6n e informaci6n co-rresponde un mayor desarroUo de Ia cultura y, asf, cunnto mas oumerosa Ia base social que com parte una misma vida colec-tiva, mnyores scran tambicn las posibilidades dt que sc de un elevado desnrroUo de sus conocimicntos. Asi como al animalle es imposible transmitir sus propias expericncias a sus congene-res, el Hombre puede com partir y legar -gracias al lenguaje y a muchos otros medios de comunicaci6n y regislro que ha ido creando: desde Ia escrilura a los ordcnadores- todo el {ondo culru_ral que cada gcneraci6n ha ido enriqueciendo a lo largo de los stglos. Como ser social, el Hombre ha podido a:;i potenciar s~ caudal de co_~ocimienros y, en consecuencia, ampliar Ia mag-rutud y complcJtdad de sus empefios.

    De lo simple a Jo complejo

    Por esa sincronfa evolutiva que eJdste cnrre el progreso de los conocimiento~ del Hombre y la creciente complejidad es-tructural Y opcr.:ttiva de sus obras, es evidcntc que las mayores

    LASCOSAS 47

    aportaciones de nuestra ~poca han de scr obras de sofisticada tecnologfa y, por lo tanto, de mayor senicio y menor participa-ci6n del usuario.

    Aunque lo creado en estas ultimas dt!cadas es lo que mas destacamos por su novedad, nuestro entomo en este siglo XXI comprende tam bien uo importante lcgado de cosas del pasado, en el que hallamos maquinas del siglo XIX, insU1.1mcntos del Re-nacimiento, herramienlas del Medicvo c incluso enseres y utiles del Neolftico, como el hacha. Ninguno de dlos se baUa en su apariencia odginal, pero su esencia cstructural es Ia misma que sc defini6 en el momento de su creaci6n. Sin pretender hacer una clasificaci6n ta:mn6mica -que seria por supuesto de uo enorme in teres y utilidad- podernos subdiviclir este vasto arse-nal de cosas que utilizamos seg(in su mcnor o mayor grado de complejidad, de necesidad y de participaci6n en su funciona-micnto.

    Siguicndo con ese pacaleHsmo que cxistc entre natura y ar-tificio, lo gencrado por el ingenio del llombre podrfa clasiEi-t."U"Sc de fonna taxon6mica. Es decit~ segun las distintas catego-das sistematicas de especie. g~nero, cfa milia, corden, clase y tipo. Es evidente que no se puede incluir en un mismo reng16n Ia bicicleta y el tcncdor. por cjemplo. El uno es cl arqueripo de un ingenio sofislicado que clemultiplica Ia efica-cia del csfuerzo muscular y pennite adquirir una velocidad im-posiblc de otro modo. El olro es un ~implc v no por eUo meoos esencial util. Ambos son obras que fo1man parte del mismo mundo artificial creado por el Hombre pcro cuya funci6n y complcjidad son muy diferentes. AI igual que en biologia, Ia be-rramicnta puede diferenciarse de Ia m:iquina, o el mueble de Ia indumentaria. Tam bien cada una de Cl>tas familias" puede. a su ve7., subdh'iclirse, seg(m sus rasgos.

    Tomcmos por ejemplo los obje10s. Fom1an un grupo impor-tantc de artefactos poco complejos, CU)':l funci6n-util suele evi-

  • 48 l.A AVENTURA CRE1\TIVA: L.AS R;\ICES O!!L OJSE!\10

    dencia.rse en su propia forma yen los que Ia participaci6n ac-liva de quien los u~a es dccisiva. Son cosas que auxilian al usua-rio sin sul>tituir a ~1. Este grupo comprende nquellos enscres que sc necesitan p:~ra las funciones m6.s elementales de nuestra vida cotidiana: un tenedor, un vaso, pero tambi6n el peine, el bot6n. Es. adem paralela a Ia propia historia del Hombre. No es :1\'enturndo decir que toda funci6n que pudiera resolversc con una simple herramienta o un enser ha sido concebido en alguno de los muchos siglos que nos pre-ceden. Desde cl Pnleolitico hasta el final del Medievo, Ia creati-vidad del Hombre se ha basado escncialmcntc en Ia utilizaci6n ingeniosa de unos pocos materiales inmt:diatos y unas cuantas

    t~nicas elemcntales.

    E.ste p

  • so I.A AVENTURA CRCATIVA: LAS RAiCES DEL 1)1$"~0

    Los objctos articulados Los objctos aniculados serian aquellos eslructurados

    como un con junto de piezas con dislintas fom1as v/o materia-les que, en acci6n combinada, ejercen una funci6n. La articula-ci6n de sus varios componentes constituve un si!.tcma meca-nico pdmatio. La mayoria de sus componente~ ~on cxtcrnos y Ia funci6n de los principios ffsico-mecanico\ l'll que ~e basan result an facilmente comprensibles. Estos objcto~ articulados son gcncralmcnle instrumcntos o dispositive.ervabamos en los objetos simples: imit.m. en cierta mancra. Ia pmpia articulaci6n del cuerpo humano. Poseen una ma\or ver..atilidad y capacidad que los objetos simple

  • 52 1.-\ AVEI\'TURA (RP.AI IVA: LAS RAfCES DEL DISERO

    1ijfftJS tradimmo/n 1/n. nti

  • 5..1 LA AVENTURA CRP.ATIVA: LAS RAICf:S PEL OISI::JQO

    Troslado Jtl rolo.

  • 56 LA AVENl URA CRI!ATJVA: L1\S RAICI!S DEL (>lSENO

    de avcrfa. Cuando un aparoto ofn:ce un servicio rm'ls completo, sus di~positivos opcr.~tivos son n~'Ce....ariamentc m:is numerosos y complejos e implica una ma)or frogiUdad dd conjumo. Con e) agravante de que el usuario, ni put.>de remediar e.tas :werias por si s61o, ni comprcndc c6mo funcionan uno:> artefactos que, pre-cisamente, no han sido proye

  • 58 LA ,\VENTURA UU\AI IVA: L \S RAICES DEL DISENO

    de Ia e1oluci6n del hacha.lmbo que dcnominar a aquella hen-a-mienta que iba emcrgiendo con car.'icter propio de Ia crisaJida primiuva del guijatTO de\polllllado que Ia habla \ugcndo. Fue nccesario dotarla de un nombrc que Ia difenmciarfa de las de-m:b herramientas que tambicn nacfan en esc momcnlo. Del mismo modo que su fonna. '-11 nombre se desmarcaba v adqui-ria car.lcter propio. Cada l:O'a conquista asf su nombre especi-[ico en el momento en que, pur \UCC\i\'as mutacione.,, llcga age-nerar una nueva especre. ,\ panir de emonces, si ~ nombre es propio. t.., dccir; si d('quemas cstructurale

  • 60 LA AVIiNl URA CREATIVA: LAS RAICI!S DilL L)lSililO

    nicndo el articulo indctcnninado un/una, f'Cl;Crvando el articulo determinado cilia para cl propio material en sf: un papcl, una pluma, un \idrio, una ti:ta, un corcho, etc Ta.mbil!n son signifi-cativas aqucUa.s dcnomiru~cioncs, general mente de enseres con-tenedores, que wlo se refieren al tipo de producto que manejan, sin especil'icar Ia funci6n que ejercen: aceitcra, 37ucarero, fi-chero, salcro, huevera, lechera, pecera, cenicero, etc. Tambien aquellos que hablan del Iugar de uso: pedal, dedal, delantal, etc., OLrO>i, en cambio, describen clara y llanamente Ia funci6n que van a cumplir: sacapuntas, pararrayos, cerradura, portalampa-ras, escurridor, cxprimidor, reclinatorio, incubadora, paracai-das, lavadora, etc. Otros usan de neologismos cultos: autom6vil, telefono, oscil6grafo, periscopio, pod6metro, teleft'rico, etc.

    De toda.s cstas denominaciones, aquellas que no se refieren a una detenninada fonna consolidada en e:.e pr~>ciso nombre, sino que hablan de una funci6n generica, pcnniten amparar, por su propia apcrtura semantica. a toda una sucrte de varian-tes, tanto fom1ale~ como estructurales, con Ia (mica exigencia de que d objcto que designan cumpla Ia funci6n descrita en ]a denominaci6n. Por el contr;trio, cuando dccimos hacha, vaso o cuchillo, todos reconstruimos en nucstra imagina-ci6n un mismo tipo de objcto dentro de un margen muy Jimi-tado de va1iaci6n formal.

    Todo clio susci ta cucstioncs que no han h;tll;ldo aun res-puesta y el tema siguc a.~! abicrto a las m(L~ imaginativas hip6te-sil. que prctendan escla~>ccr Ia cohcrcncia de I.'ta Ia madurcz. El organismo participa en su propio pcrfeceionamiento. Vivir es naccr lcnwrncnte (Antoine de Saint-Exup~ry).ll En las obras del Hombre, la configuraci6n y las prcstaciones que poseen son aqucllas con que sc las ha do-tado. Alcanzan su estado definitivo. inmutable, en el mismo momento en que naccn, es decir, cuando se matetializan. En ese instante, lo que hasta cntonces era un co11ccpto, una idea modi-ficable, f1agua en una determinada f01 ma que va no podra ser otra que aquc!lla. 1\Jada podm variar 1.'1 df'\lino Q\lt' 'l" II' ha asig-nado. Lo qui.' no po;.ean en el momcnto de c~c nacimiento no lo podmn adquitir a lo largo de :.11 uso. Sera cl Hombre quien como conceptor v usuario podr.i al utilizatlo c"raer ciertos da-tos que le servimn para crear un nue' o objeto que lo mejore.

    AI Hombre le corresponde Ia rcvbi6n pcnnanente del modo de ser de las cosas que conCiguran su cntomo. Estas han de aportar sicmprc soluciones innovadora;, \ ~ongruentes, aquellas que esas cosas precisan para seguir mejor1indolas. A veces

  • 62 I A AVF.NTURA CREATTVA: LAS RAIC'ES LWL lliSP.ilO

    pucdc que uno rcsulte imperceptible. No 'uclcn haber cambios radtc. 01 -.:cambia a un tiempo todo cl P.lrttUC de cosas que no~ rooc mu) ll'\C en ap.uiencia, si bien pucdc ~1portar alg:o imponantc. La-. ~:o,as van asi cam-biando continuamente y hacen que, a ~u \C/, cambie cl modo que tencmos de comi\ir con elias: nue\ Ol> u~os para nuevas cos-tumbrc'>. Y t'~ que, por infima que sea una innov:1ci6n oportuna en un objcto de uso cotidiano, esa varianlc :Kab:l indefectible-mente por .-ftctar a Ia forma de vi vir Ut' quicr1 lo usn. Por ejem-plo, dtHnr ::1 los cubicrtos de un s imple nguj t'n qll

  • 64

    uti lu6 en 1111 principio para imitar Ia 'rga tic madera antes de adquim c,w;rctcr propio. Cualquier nuc\3 propuc~ta de cambio debe ,jemprc enlu.ar con lo que se intu\c ha tie '"rIa normal e\'Oiuci6n de e-.c objeto, ba de ser ~ ~-,lab6n natural siguiente. Una propueMa altemati\.ugiere Ia n:lC opera. AI reaccionar cotidianamcntc ante los impactos de Ia realidad de un modo en apariencia r:spcrado, pcro que en algo ''" MCndo c:lda clfa distinto, Ia propia 'ocicdad senala el camino de M l lu turo. ln~ isto en que Ia socicdnd, como conjunto, es un cm:rpo rnuy sensible y sensa to, en cl que todos sus individuos-y no s61o los mas pcrccptivos- licncn t';'lpacidad par:l presentir Ins lfncas de fuer7_a que emcrgcn d('( prcscntc y haccn concebir Ia post twa de acomodaci6n neccsaria para adecuarse a] futuro. Ll:lmc"' wmido comt4n o ins1i111o de c del presente y h;~cer po,ible el futuro. A Ia larga. nada puctle afianzarse en contra de c'ta ~nsata voluntad con-.en,ual de Ia :.ocredad. Aun-quc, a vccc~. haya modos y modas que, en Ia escao,a escalade nucstra' vid.l!>, nos parezcan ctcrna\. S61o pcrdura y se pro-longa mtb all6 de unas gencracionc~ nqucllo que cnfasa con ese

    ~cntir ~nbio colectivo, lo demas durar:\ ha~ta tanto cl atcnto sis-rem~ 'Cn'>or de Ia sociedad dctectc Ia dcsvioci6n. Las lfneas de fucr-za de Ia cvoluci6n las maroa Ia socicdnd que i n~uyc. callada-mcntl', y sugicre, sin decirlo,lo que h:1 de cM imul;:u-se o enmen-d:u...,c

    La~ indil'idualidades creati\as, awnditndo e-.e mudo men-sajc, dcben

  • 66 LA AVENTURA CRATIVA: LAS RAiCES DEL DISENO

    perspicaz percepci6n de las incomodidadcs que Ia realidad en-cierra solapadamente, permi ten al creativo anticiparse a los acontecimientos. La misi6n del individuo, en su acepci6n crea-tiva, es, p

  • 68 l.A AVENTURA CRI.:ATIVA: LAS RAICllS OPL. DISE!NO

    camcntc distante, pcro que provicnc de Ia nu~ma ccpa: de esos guijarros tallad~. de los que, por sut:c!>ivas mutacione!> c hibri-dacioncs, ~e han scgregado las d1stintas ramas de lo antropO-gena, cada una ~icndo un phylum que a su 'e7 pod ria ordenarse distinguicndo: cia~. 6rdenes, familia.s, gcncros ~ C!>pecies.

    Ha\ un momenta en que esta andadura C\Oiutiva cesa. Lo obscl''"amos en aquellos objetos de origenes mu' n:motos que ya ban cubic110 esc largo rccorrido C\olutim lJUe les ha llevado a una suc11c de apog~'O de pcrfccci6n a partir del que )a noes po-sible mcjorarlos. Parn/a \(>/uciml' aqudla lJUe llil lnj!radu rranqucar Ia barrera deltkrnpo' cun,olida~ en una conhg\11 ,1cin dd1nitha. Dado qu

  • 70 L.,\ AVENTUIV\ CREAT!VA: LAS !WCES DEL DIS6~0

    de un dctcrminado contexto socio-tecnol6gico - hccho de nece-sidadcs y posibilidades- no se puede ascgurar que el objeto que haya alcanzado esc apogeo evolulivo haya Jogrado tambien su eterna vigencia. Lo Unico que nos dice es quo: esa especie ha agotado su potencialldad evolutiva.

    CohereJJcia estructuraJ

    Las Co!>aS matcrialcs se crean para cumpli r determinada fcmci6n (rt il. Para que nos ayuden c::n Ia rca li zaci6n de alguna acci6n pr~cl ica con Ia maxima econom1a de medios y de esfuer-zos. Lo que las cosas precisan para sernos (rt ilcs lo define su propia funci6n. II an de cortar, sujewr, presiouar, iluminar, gua recer, y muchas y mas diversas accioncs. Sabemos que para con-scguir cualquiera de esas funciones bast:mi con que a cada tma de elias se lc aplique el dispositivo funcion:~l que esta compro-bado tiene Ia capacidad que precisa para cumplirla: un filo para cortar, un muelle para presionar, una inc:~ndesccncia para ilu-minru: Asf, a primera vista, parece que lo que el Hombre crea pudiera componerse sencillamente sumando los diversos c lc mentos funcionalcs requeridos en cada cnso. E~ cier tamcnte factible, pero siguiendo esta pauta las cosas no alcanzarfan ja-mas esa optimizaci6n evolutiva que su porvcnir encier-ra. Es un mt!todo primario de composici6n aclit iva que csquiva las cxi-gencias de Ia concordancia sine1gica que han de tcner entre si los distin los componenres. Esa sincrgia entre componemes es Ia (rnica vfa que posibilita que las cosas

  • 72 I \A\ ENTl RA CRI' \l1VA: LAS R,\ICES DLI l'liSINO

    com/1/uitlll t'll .istema nrrado. lA i11te~mci611 a/ conjtmtcJ pre-.xtcma. Forma que no cs sino Ia tona opcrati\a en Ia que 'C tjcrccn las divers:~s funciones: de

    m~nll)hr::t, de protcccion, de contc nc ion, dl! informaci6n y, ade-m a:., d e significaci6n . Es prccisamentc estn mh.ma coherencia ~ i nl'rgicn q ue admiramos e n las obras de Ia N;llu ro leza. En elias ~l' logra Ia in legraci6n v Ia potenciaci6n de 11 11:1 l' lcna eficacia upc1 at iva' de una ma\ima cconomfa de matt ria' y de energfas. Tudo clln en una ubra l"esUh.mtc cstructura:lonna. armoniosa y '

  • 74 l.J\ 1\VNTURA CREATIVA: LAS RAfCES DEL DISENO

    E.'Ciste nsl una singular relaci6n entre por MacCiean) y que c~ en dondc an ida Ia concicncia. Pues bien, l:1s ncuronas que componcn cl archic6r-tcx (bulbo rJqufdco, ccrcbclo, rn~dula) se h;~llnn di~pue~tas en un complcto dc~orden, Ia~ del paleoc6rte\ (hipotjlamo, hip6fi-sis) ya -.c c\lructUran mas ordenadamcntc ), por 1Htimo. las del neoc6nex -.e hallan ~rfectamcnte ordenad~ y alineadas.

    Tambien en las e'prcsiones de Ia cultura se manifiesta este peculiar vinculo. En Ia ceremonia del tc -al margen de su alta carga simb

  • 76 LA AVENTURA CREATIVA: LAS RAfCES DEL DISEO

    Como toda apeciacin humana, el concepto de lo que es bello o no lo es puede ser relativizado. Sin embargo, me atreve-da a decir que hay casos en que la valoracin de la belleza es-capa y excede a cualquier estimacin reflexiva o singula.-idad cultural y proviene de alguna pauta innata propia de la condi-cin humana. llay momentos en que captamos la belleza de algo sin tener que referirlo a ningn orden de valores. Por ejem-plo, cualquier persona occidenta l es capaz de distingui r cul de los ejecutan tes dt: una danza guerrera masa"i es el mejor danza-lin. i\ la inversa, un masa podra identificar ni mejor bailalin en la troupe del Bolchoi. Parece como s i algo en nosotros nos permita intui1 esa relacin directa que existe entre es/tica y efi-cacia. Como~ supiramos que cuando a lgo cxtc.-ioriza belleza es porque ha alcanzado el clmax de su eficacia. La eficiencia, como concepto cualitativo abstracto, se concretizada entonces de un modo aparente ~n la belleza.

    Rituale.\ o deportivos los gestos son siempri' m~t e~lticos cutmdo alcanzan la per{ecddu.

    LAS COSAS 77

    El resumen de lo expuesto podra ser:

    a) que todo objeto til tiende, por ptopia lgica evolutiva, hacia una perfeccin total, hacia su clmax;

    b) que este clmax se alcanza cuando la saturacin de su eficacia operativa se ha logrado con una mxima econo-ma de medios;

    e) que esa meta slo es posible cuando existe una ptima coheencia interna, y externa, del objeto;

    d) que es ta coherencia slo puede ser Facilitada cuando exis te una adecuada concordancia enue los distintos elementos en juego; y, nalmcnte,

    e) que cuando todo esto se consigue, se alcanza tambin la belleza.

    En biologa, cuando las cualidades biolgicas que precisa un organismo para existir se cumplen todas fundindose en tma resultante morfolgica armoniosa en la que ya no es posible dis-tinguir cada subfuncin se habla de onomor{fa. Al alcanzar el apogeo evolutivo se accede tambin a la belleza formal.

  • 11 Los aos de la revolucin industrial, 1760-1830

    La cuestin planteada en el captulo anterior encuentra respuesta, aunque parcial, en las palabras de T. S. Ashton, uno de los princi-pales analistas de la revolucin industrial. Tras detallar los cambios acaecidos en dicho periodo, observa: "Se podra discutir ampliamente si una serie tal de cambios debe llamarse o no 'revolucin industrial'. Los cambios no fueron slo 'industriales', sino tambin sociales e intelectuales. La palabra 'revolucin' implica un cambio sbito que no es propio de los procesos econmicos. El sistema de relaciones humanas que algunos llaman capitalismo tuvo su origen mucho antes de 1760 y alcanz su pleno desarrollo mucho despus de 1830; por tanto se corre el riesgo de dejar de lado el hecho esencial de su conti-nuidad. Sin embargo, la expresin 'revolucin industrial' ha sido adop-tada por un gran nmero de historiadores y se ha afianzado de tal modo en la lengua comn que sera pedante ofrecer un sustituto de la misma" .1 Nuestra intencin no es tal, sino la de sostener que la revolu-cin industrial no supuso una verdadera divisin entre artesanado e industria, como parece indicar implcitamente el fragmento citado.

    Dicho esto, aludiremos a las caractersticas peculiares de este per-odo y a su relacin con el fenmeno del diseo. Como es sabido, la tecnologa moderna nace en Inglaterra en los aos de la revolucin industrial y se vincula a inventos importantes, como veremos ms adelante. Como ha observado Michael Polanyi, "la invencin es una obra que se escenifica en un teatro lleno de gente"/ dando a enten-der que no es nunca el fruto del trabajo de un solo individuo, sino de la 1 T. S. Ashton: lA rivoluzione industria/e, 1760-1830. Bari: Laterza, 1970, p. 8. 2 Cit. en ibid., p. 20.

  • colaboracin de muchas fuerzas concurrenres. Ashton utiliza esta idea para explicar el nexo entre ciencia y tcnica que est en la base de la revolucin industrial, a la que consideracorn:o el concurso de diversos factores interrelacionados.

    "Los inventos", escribe, "aparecen en todas las fases de la historia de la humanidad, pero es ,:'fo\que surjan en una comunidad de sencillos campesinos o peones. GCoyuntura cristaliza slo cuando la divisin del trabajo ha alcanzado tal grado de desarrollo que los hombres se dedican a un nico producto o proceso productivo. Esta divisin del trabajo exista ya a principios del siglo XVIII, y la revolucin industrial fue en parte causa y en parte efecto de una acentuacin y extensin del principio de especializacin ( ... ]. La corriente del pensamiento cientfico ingls que nace de las enseanzas de Francis Bacon y se engrandece por el genio de Boyle y Newton fue una de las principales aportaciones de la revolucin industrial[ ... ]. La filosofa natural empezaba a liberarse de sus vnculos con la metafsica y a subdividirse -otra aplicacin del principio de la divisin del trabajo- en las distintas disciplinas de fisio-loga, qumica, fsica, geologa, etc. Las ciencias, sin embargo, an no se haban especializado hasta el extremo de perder el contacto con el len-guaje, el pensamiento y las actividades de la gente corriente( ... ]. Fsicos y qumicos como Franklin, Black, Priestley, Dalton y Davy estuvieron en estrecho contacto con los principales personajes de la industria brit-nica: el trasiego entre laboratorios y oficinas era constante; y hombres como James Watt, Josiah Wedgwood, William Reynolds y James Keir se defendn bien en ambos mbitos. Los nombres de ingenieros, mera-lrgicos, qumicos industriales y fabricantes de utensilios que figuran en el registro de socios de la Royal Society evidencian cun estrechas fue-ron las relaciones entre ciencia y prcrica en aquella poca" 3

    Del mismo modo en que ciencia positiva y tecnologa, junto al libe-ralismo, al industrialismo y al capitalismo, formaron un "sistema" econmico-productivo coordinado que incidi en la vida de toda la comunidad, los resultados de las innovaciones tecnolgicas consiguie-

    ' ron modificar en breve tiempo la propia distribucin de la poblacin en el territorio y formar la llamada civilizacin urbana. Benevolo escri-be al respecto: "En la primera mirad del siglo xvm Inglaterra sigue siendo un pas principalmente r-ural y la industria se asienra funda-mentalmente en el campo. Mientras se utiliz el carbn de madera en la elaboracin de los minerales de hierro, los altos hornos se empla-

    3 T. S. Ashton: La rivo[zione industriale, op. cit., pp. 21-21. 2~-?Fabricaci~n de carbn de madera en una ilustracin de la Encyclopdie. l.l--6. Dos tuladoras de rueda del siglo xvm.

    37

  • 17. Telar ingls de lanzadera volante del siglo xvw.

    1 '..,," t O"?(\

    18. Tejedura del siglo xvm en un dibujo de \Y/. Hogarth. 29. Hiladora de Crompwn ( 1799).

    39

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    30. Diseo de telar de R. Arkwright. 31. Instrumentos tpicos de la primera indusrria domstica.

    32. Diseo de locomotora de G. Stephenson. 33. J. Emslie. locomowra, 1848.

    41

  • zaron cerca de masas forestales; la industria textil se basaba en una organizacin del trabajo a domicilio y los propios campesinos y sus familiares alternaban los trabajos del campo con la hilatura y el tejido mediante aparatos manuales de su propiedad o arrendados a los que suministraban el trabajo. Sin embargo, cuando el hierro se empieza a elaborar con carbn fsil, los altos hornos se concentran en los distri-tos carbonferos. Cuando en 1768 R. Arkwright encuentra el modo de aplicar la energa hidrulica a la hilatura y E. Canwright a la tejedura en 1784, tales actividades se concentran all donde hay disponibilidad de agua corriente. A su vez, cuando la mquina de vapor de Watt, patentada en 1769, comienza a explotarse como sustituto de la fuerza hidrulica entre 1785 y 1790, la concentracin puede producirse en cualquier luga~ incluso lejos de los cauces de agua. La red de canales construida a partir de 1759, que abarata el precio del transporte inclu-so para los materiales pobres, reduce ulteriormente la dependencia industrial de un enclave especfico. Los mbitos de concentracin industrial se convierten en centros de nuevas aglomeraciones humanas de rpido desarrollo, o bien, al surgir junto a las ciudades ya existentes, provocan un aumento desmesurado de su poblacin".4

    Pero qu es lo que afecta ms o menos directamente a la naciente "cultura del diseo" del gran crisol de acontecimientos cientficos, tecno-lgicos, econmico-financieros, sociales, etc., surgidos en este periodo?

    Las propias mquinas industriales suponen una primera implica-cin con el diseo, al nacer bajo la impronta de su gran funcionalidad y eficiencia y, por tanto, con una modesta pretensin "esttica n que conquistar el favor de la crtica ms moderna. De hecho, de los art-culos presentados en la Gran Exposicin de Londres de 1851 ser precisamente la maquinaria, casi totalmente exenta de preocupaciones estilstico-decorativas, la que marcar el progreso real, incluso en lo que a gusto se refiere, durante el perodo de la revolucin industrial. Lo veremos en el prximo captulo.

    Un segundo sector de la produccin de ese periodo relacionado con el diseo es el de aquellos productos que, gracias al empleo de nue-vos materiales como el hierro fundido, el hierro o el acero, experi mentan una notable transformacin y sustituyen a muchas manufactu-ras realizadas anteriormente en madera o piedra. En este sentido, es emblemtico el puente sobre el ro Severn en Coalbrookdale. Probablemente ideado por John Wilkinson, el mayor artfice de las pri-

    i ~L. Benevolo: Storia dell'architettura. RomaBari: Latcrza, 1973, pp. 71-72.

    ..o

  • Josiah Wedgwood (1730-95), amigo de Boulton y de Watt, fue una de estas personalidades y sin duda 11no de los mayores ~)(E2.!1'-ntes de io
  • Ambos socios andaban siempre en pos de talentos inditos y tenan buen olfato para reconocerlos" .6

    Desde el punto de vista estilstico, la produccin de Wedgwood se inicia con la imitacin de modelos del pasad,(fe!Os chino-saTos etrliSCos;liasraflegar ar NeocaSicisffi, queacab por-car.cteri;;:;:ro:- tafffiee los productos de la empresa hasta el extremo de convertirse en la mejor expresin del Neoclasicismo en el campo de la cermica. En dicha orientacin del gusto tambin se deja sentir la personalidad de ambos socios. De hecho, segn Klingende~ "lejos de los elemen-tos que en la segunda mitad del siglo XVIII hicieron del reviva/ clsico, patrocinado por intelectuales como J. J. Winckelmann (1717-68) y Denis Diderot (1713-84), una expresin de la creciente influencia del 'iluminismo' burgus, el motivo que empuj a Wedgwood a imitar a los antiguos fue el deseo del emprendedor industrial que quiere supe-iiii'T:is me ores obfiisproaU:Cd;s-e--Cliafq;;;~rTugary-il cualquier )J"cca"?lasp!raci-;; neoclsicaael"ii:e!elial"-:Bent!eysera ms articulada. Como escribe Herbert Read, "bajo la tutela de Bentley, Wedgwood fue introducido en el crculo de sir William H:~n;-~Q!b que jusroe:i:iCS Sab-pbliC:indo sus mapas !hmr~do~. de-la antige-daagrga y etrusca: A travs de esta actividad, el ministro britnico enNajolesteriii por instaurar una costumbre cuyo significado Wedgwood no tard en comprender. En la historia del arte, la cermi-ca haba sido el medio de expresin del ms alto genio artstico de una nacin: la urna griega se haba convertido en el smbolo de toda la gracia y la serenidad del mundo antiguo. Wedgwood decidi que el arte de la cermica sera de nuevo elevado a aquel~altmaS::t:fue as como encarg a los mejores artistas del pas, con John Flaxma~ a la cabeza, copiar los antiguos prototipos o adaptar!~~ mo-dernos. En cierto sentido lo hicieron demasiado bien, ya que se im-puso una moda clsica sobre todo el arte decorativo del mome~ )OOraliiCluso afirmar que se tuvo que mventar un esnlo arquitect-nico y una aecoraCioiique se adaptaran a los productos de Wedgwood que invadan el mercado".8 El juicio resulta algo exagerado, pero el he-cho es que un objeto relativamente pequeo, un artculo de cermi-ca, hall un modo mucho ms efectivo de penetrar y difundirse entre

    6 F. D. Kligender: Arte e rivoluzione industria/e. Turn: Einaudi, 1972, p. 66.

    '/bid., p. 68. 8 H. Read: Arte e Industria, op. cit, p. 38.

    ! r

    una masa de personas que las ms comprometidas muestras de ar-quitectura y decoracin.

    Pero junto a toda la gama de productos artsticos, decorativos y ornamentales destmados a un publico de aficionados y coleccionistas, que encontrar su lugar definitivo en las colecciones de los museos la produccin de Wedgwood presenta, como apuntbamos antes, o~ra gama de objetos nacidos con la intencin de ser utilitarios y funcionales. Yes aqu aollifei]or-se manifiesta l~g~;;iali&!d de Wedgwood: par-nendo de la ex_penen

  • 1 1

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    36. Panorama deCoalbrookdale, 1758. 38. El puenre sobre el ro Severn en Coalbrookdale. 1777. 37. Mquina de vapor construida por la empresa Fenron & Co., Leeds, 1827. 39. La fbrica Etruria de Wedgwood sobre el canal TrentMersey.

    49

  • Aunque este paralelismo pueda considerarse una exageracin, no deja de ser un hecho que una actividad extremadamente prctica como la del industrial ingls fue vista en clave de alta cultura.

    En cuanto a la cermica de Wedgwood como fenmeno de pro-duccin, cabe destacar en primer lugar su inters por abastecerse de materia prima: import tierras especiales e vanas reglonesde Europa . y delilllrlca, pero~;;;;~roci'(l(, Com~alle~~seg;f:indos la mayora

    deas-cciones.deacompanaii-arcill~sq;,e operaba all. Su inters por la finalizacin .del canal Trent-Mersey en 1777 se debe tambin al hecho de que tal infraestructura independiz casi plenamente la pro-duccin de los proveedores locales de materia prima. Utiliz la maqui-naria hasta donde era posible en los procesos previos de la elabora-cin, como la trituracin del slice, la tamizacin y la mezcla de tierras, pero all donde no consigui mecanizar todo el proceso productivo lo subrog con el principio de la divisin del trabajo: moldeadores, tome-ros, forjadores, decoradores, encargados de los acabados y asist;;;;tes, susiu:ye~onTifigu~;-&;:;, delVejOartesano~eramsta. Al hablar a favor de lad!visioi del trabaf; uno -defosbal;;,;-;,1:;; ideolgicos de Adam Smitli y principio base de la produccin industrial, T. S. Ashton parte precisamente del ejemplo de Wedgwood: "Dividi la elaboracin de la cermica en una serie de procesos diferenciados; cada uno de los cualesreq-uera aaiti!d. espcayaTgil c~~s~mado talento ~o. Pro esta emergencia .de ;uevas cua[ificaciones no tuvo kgar a expensas de los oficios que no empleaba la gran industria: la cons-truccin de las fbricas requera la pericia de albailes y carpinteros, del mismo modo que para equipadas se precisaba la habilidad de tor-neros, gente que elaborara herramientas y utensilios y un sinnmero de artesanos que trabajaban por cuenta propia o en pequeas empresas. Cuando alguna vez se ha dicho que la revolucin industrial elirrn la cualificacin en el trabjo, no;l-;e ha afirmado algo que no e;~;~-to, sino algo diametralmente opuesi:9 -1ay_enhd". 11 -

    En la fase de la produccin es donde Wedgwood sac partido.d~ su_ e!(l?,EJ:~j::-QLa lgica de la productividano fue ajena en sus inicios a dificul-tades e interferencias. Como escribe Klingende~ "el problema ms gra-ve que acarre el aumento de la produccin naci de la necesidad de 'negociar, trocar, intercambiar', en resumen, la compra-venta que Adam Smith haba reconocido como el factor esencial concomitante a la subdivisin del trabajo" .13 En el centro de esta fase comercial est la

    " /bid., p. 106. 13 F. D. Klingender: Arte e rivolu.zione industriale, op. cit., p. 66.

  • 40. (sup. izda.). Jarras de basalto negro diseadas por J. Flaxman para Wedgwood en 1775 (reproducciones modernas). 41-42. {sup. dcha.) Servicio de cocina y tetera de Wedgwood, diseados en 1768 y todava en produccin. 43. (inferior). Juego de t de Wedgwood en cermica negra., 177880.

    44. Wedgwood, reproduccin del jarrn Pon:land (1793). 45. Primer catlogo de los modelos Wedgwood que ilustra los motivos para el servicio de cermica de la reina (1773-1814).

    53

  • moda, qy'!.impgrtanca fue entendida inmediatamente por Wedg-/ / '\

    wooct: "La moda",:escribe en 1779, "es en muchos aspectos superior al 'mriio',r.mil-ej{rnplos demuestran que s usted tiene un hijo predilec-to sobre el que desea atraer el afecto y la atencin del pblico, slo debe escoger un buen padrino"." Evidentemente, toda la cuestin pro-mociona! y publicitaria haba sido valorada con-;;;,niente~;;:te por n';,esrro noriilire. c

  • en el XIX. Es ms, en algunos casos tales connotaciones incluso han cambiado de signo: la expresin favorable del arte aplicado frente al arte puro es el caso ms re~elador;=;n un escrito de Argan se explica claramente este cambio: "A! arte pur se le ha reconociclo. generalm~nte un grado de valor y de dignidad ms elevado que al arte aplicado\

    ' -- - )

    el propio concepto de aplicado implica la idea de cierta precedencia ael arte puro y de un posterior empleo de sus formas en la produccin de objetos de uso. Este juicio se deba a la valoracin de la tcnica como mera manualidad, privada ae todo ;;;:cter_y_f~e~~~;;:;_ En el siglo )sado, iiandc;t~na lugar la-revolucin industrial, ese orden devalo-res se invirti: la tcnica y la prctica, unindose a la ciencia positiva que era el gran ideal del siglo, asumieron un valor ideal, al tiempo que el antiguo jdeal esttk(> decaa, como es sabido, haca un academicis-

    . m o intil. '!,.os puentes,' los viaductos, los grandes alrnCe!les, en suma ::! 1 las primera's"coristruccioiies e f!erfoy~~;;;ento son el precedente - , .... difiio (lefdiseiio industrial; su 'belleza' depende de su perfeccin tc-

    nica y de su adecuacin a una funcin prctica, y dado que litCnica y li prctica implican un hacer, la idea de lo bello se relacion con el hacer y ya no con el contemplar" ,2

    Cuanto se expone en esta cita explica el cambio de actitud respecto a las artes aplicadas, pero no puede r~gis!~arw~ tormentosa fue la polmica sobre la relacin entreae e ind~ an sin resolver. Tampoco puede decirse que la posicin aeHume refleje el pensamien-to que se tena sobre esta materia entre los siglos XVIII y XIX. Sin embargo, no es casual que precisamente en los inicios de la revolucin industrial sea un filsofo ingls quien anticipe algunos puntos del deba-te y establezca en el binomio buen gusto/sentido comn la base de la llamada esttica industrial.

    lO G. C. Argan: Il disegno industria/e, op. cit, p. 133.

    ;6 Los ailos de la re\olucin industrial, 1760-1830

    ' r l t '

    1 ' ~ ! ~ ' f: ~-

    1!

  • PRIMERA REVOLUCIN SEGUNDA REVOLUCIN TERCERA REVOLUCIN

    CRONOLOGA 1760 - 1830 1870 - 1914 1945 - HASTA NUESTROS DAS

    MATERIAS

    PRIMAS Se usan nuevas materias

    primas inorgnicas cmo el

    carbn y el petrleo. Otras

    materias primas importantes

    fueron: la madera, con la

    que se construan barcos y

    el algodn, de donde se

    sacaba el hilo para usar en

    los telares.

    En esta segunda etapa, las

    materias primas utilizadas

    son las mismas que en la

    primera Revolucin. stas

    son naturales. En esta

    etapa aparecen materias

    primas derivadas del

    petrleo y otras que no

    provienen de la naturaleza.

    Aparecen las materias

    primas qumicas, cmo el

    plstico y otros tipos de

    tejidos que se van a usar

    en la industria textil. La

    madera deja de usarse y la

    utilizacin de minerales

    aumenta.

    Las materias primas

    utilizadas en esta

    etapa siguen siendo las

    mismas que las

    anteriores, pero hay

    una importante

    investigacin para

    conseguir el

    abaratamiento de las

    materias primas, y que

    estas sean ms ligeras

    y resistentes.

    Algunos ejemplos son:

    la fibra ptica, la

    fibra de vidrio, nuevas

    cermicas, aluminio,

    acero, cobre, mercurio,

    etc.

    FUENTES DE

    ENERGA El carbn es la fuente de

    energa utilizada en esta

    fase por excelencia, ya que

    era el combustible de la

    mquina de vapor, la gran

    mquina descubierta en esta

    etapa (1785) por James Watt.

    Tambin se utiliz la

    energa del agua y la

    Sobre todo se usa la

    electricidad y el petrleo.

    Esto significa que hubo una

    gran variacin con respecto

    a la etapa anterior. El

    carbn se segua usando,

    porque era el combustible

    de la mquina de vapor,

    pero fue sustituido por las

    Se siguen usando las

    mismas que en la 2

    Revolucin, pero se le

    aade la energa

    natural, la energa

    atmica y la energa

    atmica. Aparte de

    todas estas energas

    tradicionales, surgen

  • mecnica (producida por el

    hombre), que hacan

    funcionar las primeras

    mquinas de vapor

    fuentes anteriormente

    nombradas y por la energa

    hidrulica, ya que el agua

    se acumulaba en las cuencas

    fluviales.

    las energas

    alternativas, cmo son

    la elica, la solar ,la

    hidrulica, etc.

    Todas estas energas

    tienen en comn que son

    naturales, inagotables

    y limpias. La energa

    solar es la ms

    utilizada en Espaa

    MQUINAS Se busca la mecanizacin.

    Las Revoluciones

    industriales surgieron con

    el fin de conseguir que la

    produccin fuese ms rpida

    y abundante. Se produjo una

    mecanizacin que quera

    eliminar la mano de obra que

    realizaba el hombre por una

    mquina que realizara la

    misma funcin. La mquina

    ms importante es la mquina

    de vapor, que influy en los

    transportes, fabricacin,

    etc Otras mquinas

    importantes relacionadas con

    el mundo textil son la

    lanzadera volante o el telar

    mecnico.

    Se busca la automatizacin.

    En esta etapa se siguen

    descubriendo grandes

    inventos con el fin de

    mejorar la produccin.

    Estos son:

    La dinamo: Transformaba la

    energa mecnica en energa

    elctrica.

    -El motor de explosin:

    Extraa la energa del

    petrleo y fue el

    responsable de la invencin

    del automvil.

    -El cinematgrafo y el

    Se busca la

    automatizacin y la

    robotizacin.

    La maquinaria de hoy en

    da es cada vez ms

    precisa y requiere la

    ms alta tecnologa.

    Para una buena

    mecanizacin, las

    industrias requieren un

    gran capital, ya que se

    invierte un gran

    capital en maquinaria ,

    al contrario que en

    mano de obra.

  • telfono: Fueron inventos

    que revolucionaron el mundo

    de las telecomunicaciones y

    se siguen utilizando

    actualmente.

    LA INDUSTRIA

    Y SU

    APLICACIN

    El objetivo de esta etapa es

    producir mucho y barato.

    Esta industria depende de

    los inventos de la poca y

    las que ms se desarrollan

    son la siderrgica y la

    textil.

    La siderurgia: sufri muchos

    cambios, cmo el uso del

    coque, el pudelado, y la

    fabricacin de acero.

    La textil: Sufri

    importantes cambios,

    dependiendo de las mejoras

    de las mquinas.

    Se alcanz una mayor

    produccin gracias a la

    mquina de vapor.

    Las industrias ms

    importantes de la anterior

    etapa siguen a la cabeza de

    esta segunda fase.

    La novedad es la aparicin

    de la industria qumica que

    increment adelantos en la

    agricultura, cmo mejores

    abonos para una mejora del

    cultivo.

    Tambin tuvo influencia en

    la medicina, que supuso un

    adelanto en esta ciencia.

    Se modernizan las

    industrias

    tradicionales (tanto la

    ligera, o de uso y

    consumo, cmo la

    pesada, o de bienes de

    equipo).

    Se aplica una nueva

    maquinaria y aparecen

    nuevos tipos:

    La industria en fase

    expansiva o industria

    punta

    Esta industria requiere

    una alta tecnologa,

    por lo tanto una alta

    inversin. Se aplica a

    sectores industriales,

    como la aeronutica,

    que influye en la

    mejora de las

    comunicaciones, la

  • salud y la medicina, la

    ptica, o el mundo

    cientfico, que

    requiere aparatos de

    precisin

    PROTAGONISTAS Los protagonistas de esta etapa son la burguesa y los

    obreros. Frente a los

    primeros, que eran ricos y

    un elevado estatus social,

    los segundos trabajaban 14

    horas al da, durante toda

    la semana, llegando incluso

    a manejar peligrosas

    mquinas y trabajando en

    situaciones deplorables.

    Los encargados de las

    fbricas explotaban a nios,

    pero las Leyes de las

    fbricas, evitaron estos

    acontecimientos.

    Los protagonistas son la

    alta burguesa y los

    terratenientes, que eran

    los que disponan del

    dinero necesario que les

    daba un papel privilegiado

    en esta sociedades.

    Otros protagonistas son la

    clase media y la pequea

    burguesa, que regentaban

    pequeos negocios, y la

    clase popular que mejor la

    situacin de la etapa

    anterior a esta.

    Los protagonistas son

    las personas que tenan

    alguna especializacin

    y que renovaban los

    conocimientos de su

    profesin.

    La aplicacin de las

    innovaciones afecta a

    la sociedad y hay un

    aumento del paro, que

    hoy en da sigue

    suponiendo un problema.

    TIPOS DE

    EMPRESAS Aparece la propiedad privada

    y la pblica.

    El objetivo era obtener

    mayor beneficio abaratando

    la materia prima.

    En un principio, los dueos

    Las empresas son propiedad

    de grandes grupos de

    empresarios, no cmo

    ocurra en la etapa

    anterior. Estos se

    agruparon formando trust,

    crteles y holdings.

    Hay una convivencia

    entre los distintos

    tipos de empresas.

    El dominio lo tienen

    las grandes

    multinacionales, ya que

    tienen e invierten un

  • ETAPAS DE LA REVOLUCION INDUSTRIAL

    de las empresas, eran los

    responsables de los medios

    de produccin, pero estos

    pequeos comerciantes se

    unieron y fueron formando

    empresas ms grandes que se

    dividan en acciones, para

    poder repartir de igual

    forma los beneficios.

    Cada empresa trataba de

    agrupar el mercado mundial

    para que hubiera menos

    competencia.

    mayor capital.

    PASES La industrializacin comenz en Inglaterra, extendindose

    por Europa occidental,

    Estados Unidos y Japn.

    Aparecen nuevas potencias,

    como son Alemania, Estados

    Unidos y Japn que

    destronaron a Inglaterra.

    Actualmente la

    industrializacin se da

    en todos los

    continentes, a

    excepcin de los pases

    subdesarrollados.

    CULTURA En esta poca la cultura es un privilegio, y slo la

    gente con dinero tiene la

    oportunidad de ser culta.

    Antiguamente haba una

    cultura elitista, en la que

    slo unos pocos eran los

    privilegiados.

    Los medios de

    comunicacin son los

    que forman parte de la

    cultura de masas, ya

    que la televisin

    pretende unificar los

    comportamientos

    globales.

  • Captulo Tres

    ne artesanos a tcnicos?

    Las aspiraciones de los intelectuales "ilu~trados". espaoles, tanto los de la pennsula com(} los de las colo mas amencanas, res-pecto a la creacin de una infraestructura material discurrieron en dos tendencias dispersivas ~ contradi~torias: por una parte la re~rganizacin y la "puesta al d1a" del_anugu_~ taller artesano, _Y al miS-mo tiempo, por otra parte, la achmataaon en suelo peml}s~lar e incluso en e!Nirreinato de la Nueva Granada de la forma t1p1ca de produccin moderna, la tabri~. , . . . ' ..

    Emulando a sus pares de Europa -'Valga decir FelJ y Campomanes--, refonnadores ~omo Francisco Sil-:estre e int~lctuales criollos como Pedro Fennm de Vargas, Antomo de Narvaez y La Torre y Jos Ignacio de Pombo, pronto advirtiero~ q':'e la fuerza de sus naciones no estaba slo en el ordenado pero lim1tado taller artesano sino, ante todo, y frente a la competencia inglesa o sueca, en la productividad de las mquinas, es decir, que la nica fonna de afrontar el avasallamiento econmico externo no estaba slo en la produccin manual sino en la produccin mecanizada.

    Pero los pensadores criollos dieron un paso ms adelante. Para ellos "mquina" y "fbrica" fueron sinnimos, s~ultneame~te, de independencia poltica, empezando por la tabnca de las fbncas, es decir, por la produccin de "fierro y azero" que posibilitaba no slo la "modernizacin" de sectores productivos tradicionales como la minera de oro y plata y la agricultura, sino la creacin de otros nue-vos como la rama de elaboracin de herramientas y mquinas.

    Empero, en su entusiasmo modernizante e independe~tista los intelectuales criollos no plantearon claramente de dnde 1ba a salir la mano de obra calificada y disciplinada que manejara es~ mquinas y fabricara esas herramientas. Los recursos cosmopoli-tas de traer maestros extranjeros expertos o de enviar los nativos a Francia o Suecia resultaban, a todas luces, insuficientes. De ah que no fuese casualidad que cuando aparecieron en las ltimas dcadas del Virreinato de la Nueva Granada fonnas productivas prefabriles -distintas tcnicamente del taller artesano-- c_omo la fragua, la f01ja, la fimdidn y la terrera, los maestros extranjeros se

    66 1

    viesen ante un callejn sin salida frente a una mario dbra nativa no slo indisciplinaday sin tradiciones laborales, sino tambin rea-cia a aprender pericias o recibir conocimientos tcnicos. De modo realista, los maestros extranjeros optaron casi siempre por traer con-sigo sus propios tcnicos y obreros, an en contrava de las disposi-ciones oficiales para que las primeras "fbricas" se convirtieran en escuelas de "aprendizaje" de los oficios modernos.

    . I ;;~'fbricas de hierro" o ferreras del siglo XIX neogranadino se constituyeron, por ende en las primeras "escuelas" de aprendi-zaje in si tu de los oficios modernos, si bien no en las nicas'. Fue-ron, propiamente hablando, el sitio de confrontacin de las destre-zas coloniales en carpintera, herrera, albailera y cantera con las pericias modernas en fundicin, moldeo, torneado y laminacin. Varios cientos de agricultores y artesanos colombianos pasaron por las ferreras, pero el resultado fue magro: despus de casi cien aos el pais slo poda darse el lujo de contar. .. con un solo taJico fimdidor de corte modemo, el cual termin sus dias como agricultor.

    . No todo, sin embargo, se puede atribuir al atraso del pas. La otra cara de la moneda es que los maestros extranjeros, incluso cuando fu.eron ingenieros, no siempre estuvieron dispuestos a transe mitir sus conocimientos y pericias. A este egosmo "profesional" se aadi, por lo dems, la indisciplina en cuanto al cumplimiento de las obras y de los contratos, el derroche de materiales e incluso el engao deliberado.

    L El canto del gallo de la Revolucin Industrial: el hierro

    A tal punto hierro y vapor se constituyeron en los smbolos ms ostensibles de la RevoltJcin Industrial europea, en .el ltimo cuarto del siglo XVIII. y durante el primer tercio del siglo XIX, que ningn intelectual del perodo se atreva a concebir el triunfo del capitalismo y de la "civilizacin" en su propia nacin sin antes dar por sentado el dominio de su produccin y utilizacin masivas.

    Espaa y sus colonias no fueron la excepcin. Producir hie-rro se convirti en una obsesin tanto para los ilustrados y gober-nantes hispnicos como para sus delegados en las colonias ameri-canas, as como para los intelectuales criollos. El taller del herrero y

    l. Las primeras "f.ibricas" colombianas del siglo XIX, distintas a las de hierro, . han sido ya objeto de estudio cuidadosp como para enttar en reiteraciones innece-

    sarias. Vase de Frank R. Saffonl, "Commerce and Enterprise in Central Colombia, 1821-1870", Ph. D. Thesis, Columbia Urversity, 1965, microfilmada, especial-D.lente el captulo cuarto.

    67

  • delliojalatero no eran suficientes: haba que pensar en grande. Y puesio que la produccin espaola de hierro de fmes del siglo xvm era limitada y precaria, el modelo a imitar eran las "fbricas de hie-rro" de Inglaterra y de Suecia.

    No fue por azar, en consecuencia, que la percepcin de la importancia estratgica del hierro para asegurar el podero militar y poltico de las naciones fuera extraordinariamente lcida en fun-cionarios de la Corona espaola como Francisco Silvestre, quien en su ya citada Re/adn llam~b

  • Nadie ha trabajado hasta ahora minas de hierro entre nosotros, y por eso no se sabe a punto fijo cules _sern las ~ej'?res, pero que lo hay, e~ evidente. En la hacienda de Dmma, del distnto de Ibagu, se hallo en aos pasados una papa o bola de h!erro de un_ pes? extraordina-rio, que juzgo se h~la hoy en el gabmete ?e H1stona NaturaL Es probable que no lejOS de all se hallase la rm?a: a menos que se _su-ponga que la tal bola es algn producto volcamco, lo que no _es un-probable. En el nsmo Distrito de la dudad de Ibagu, y no !~os del lugar que llaman Valle de San J';""', se ~s~ variedades de pje-dras de imn, que son la matnz del hierro y aun una de las senas menos equivocadas de su existencia. En las cercanas del pueblo de Ubat, en la jurisdiccin de Zipaquir y en las ~erras fr_as, se hallan unas piedras negras de gran peso y en apan-:ncta ferrugmosas. stas las exann siendo nio, y conservo la espece de que son verda?ero nneral de hierro. En otras muchas partes se han encontrado mdi-cios de este metal, pero slo en la provincia de Anoquia lo han llegado a fundir con tanta perfeccin, como el mejor de Espaa. De este hierro se reneron muestras al Excelentsimo seor Virrey Caba-llero, pero no se adelant el asunto. El paraje donde se hall se llama Los Osos por aquellas gentes'.

    Era el "espritu" de la Ilustracin el que hablaJ;>a aqu: ate~r:-s observaciones, inferencias ingenuas a falta de estudiOs, recoleccw?-de muestras, curiosidad, espritu de experimentaci~, en fin, g;ab!-netes de Historia NaturaL Vargas expresaba la angusta de los ilus-trados" de saber que sin conocimientos cientficos no se poda avan-zar el dominio de la naturaleza, pero haba que intentarlo como fuese. As, propuso la creacin de "f~bri_cas de hierro" o -"~er~~:, en Amrica para lo cual estimaba md1spensable la uU!tzacwn si-multnea de bosques y la explotacin paralela de carbn, como combusbles:

    70

    Supuesto, pues, que en el Reino se halla un mineral tan necesario _a los usos de la vida h= y que por las leyes mumapales est ~emuda su extraccin, no alcanzo el por qu no se promueve el culuvo de las nnas de hierro. Qu pas ms a propsito para una ferrera que los de este Reino, en donde la lea y el carbn se hallan tan a mano y baratos? Si ha de entrar fierro en Anlrica de las nnas de Suecia: y otras que no son de la Nacin, por qu ~o ,se conced': est~ benefiao a los vasallos contribuyentes del Estado?

  • reros, y no en artesanos. Y mucho menos en cmo salvar distancias entre _esta alta cultura tmica y la artesana. Habra que esperar a Jos

    Igna~o de Pombo para que se adelantara algo respecto a los tmiros y tra~adores con los que se esperaba operar las ferreras y otras fabricas.

    Aparte de entonar un himno entusiasta a la "fbrica"10y de repetir los planteamientos de Vargas de considerar al hierro como el ms til de todos los metales, pues "todas las artes, todos los oficios, y aun las cienas mismas reciben de l mil beneficios", y de que "para _cualq~era nacin culta y libre no puede darse una dependen-era mas sensible que el carecer de este metal tan necesario", adems de anotar que "las Naciones que no lo han conocido, han hecho muy pocos progresos ( ... ]de que nos dan el mqor testimonio los antiguos peruanos, y mexicanos", Pombo llevaba su optimismo ms all de toda estimacin prudente. Apelando a la autoridad de auto-res como Chaptal, segn el cual el hierro se encontraba esparcido por toda la naturaleza, Pombo haca juicios categricos como el de que "lo hay y en grande abundancia en las cuatro cordilleras de los Andes que corren separadas por entre el Magdalena, el Cauca y el Atrato" o el de que "la Amrica que en todas direcciones se halla cor!'lda de las ms altas montaas, y regada de los primeros ros del Umverso, es capaz de proveer al mundo entero del hierro"".

    Si _montaas queran decir hierro, era fcil hacer otro juicio co~comitante: ~a sola pre~e~ci~ de miner_o~ y maestros "inteligen-tes en el Vl!~mato era smommo de facilidad en su exploracin, t:t:a:nsformaaon y ~sporte12 , y, en lo que atae al punto, de posi-bilidad de transmitir sm problemas las pericias para su manejo:

    9. En el inventario de la biblioteca dejuanjos D'Elhuyar, efectuado en 1786, ~se ~ncue.ntra~ en un total de l65libros, 15 relativos a mela.lurgia. qumica metaluqr.ca, htstona y geografias mela.lrgicas, as co~o de fundicin y ensayes. Ver de Bernardo Caycedo, D'Elhuyar y el siglo XVIII neogranadino, Ministerio de Educacin Nacional. Instituto Colombiano de Cultura Hispnica, xxm, Bogot,

    . 1971, pp. 303-308. 10. "Las fbricas que nos hacen principalmente falta, las que son capaces

    de sacaf!IOS de la actual mise_ria, las que ren:tediar!l todos nuestros males, y nos proporciOnarn (los beneficios) de la de la mdustna que deseamos son fbricas ~e sabidura[ ... ). Son pues de absoluta necesidad". Jos Ignacio de Pombo, Informe del Real ~onsulado de Cartagena de Indias a la Suprema junta Pro-

    VIncial de la llllSma , ( 181 0), en Escritos de dos economistas coloniales ... , loe. cit., pp.167-168.

    11. Ibdem, pp.182-183. 12. "Lo que necesitamos es de mineros inteligentes que exploren dichas mon~as, que n~ hagan conoc~r las minas que haya en ellas de l, y que nos ensenen su beneficio, roya operacin corresponde al gobierno hacindolos traer a su c~o:ta de dond~ los haya. En cualquier punto de ellas que encuentre dicho metal es fcd su beneficio y transporte". Ibdem.

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    Entretanto eso se logra, debe protegerse la entrada de esta primera materia par las artes, como dejamos propuesto; y auxiliarse con todo gnero de favor y premios las fbricas que se establescan de clavazn y cerrajeria; de instrumentos de agrirultura y dems artes; de armas de todas clases; de trapiches, y otras mquinas; de convertirlo en acero, y depurarlo; de hojas de lata, etc., a las que son consiguientes, las de merceria fina. Conviene se empiece por las ms groseras y romunes, como las ms tiles y necesarias por su mayor ronsumo. Tenemos en el maestro Pedro Romero, y en su hijo Esteban, dos attistas inteligentes en el gnero, o mejor diremos, dos hombres ex-traordinarios, que la fuerza de su ingenio y aplicacin los ha elevado a un grado de perfeccin y delicadeza, verdaderamente admirables; que son capaces de fonnat otros artesanos iguahnente perfectos en sus talleres; que cuando ms estos se aumenten, y mejoren, ser mayor el nmero de aqullos; y que por todas estas ronsideraciones son acree-dores a la proteccin del gobierno"".

    La concepcin del "taller" como sitio de aprendizaje estaba an anclada, sin duda, en el siglo XVIII, as como su dependencia respecto a un "maestro" experintentado. Y aunque el texto incluye-ra el trmino preciso para designar la novsima forma de transfor-mar las materias primas, a saber, la mquina, no se indica'\Ja si una materia prima como el hierro deba ser transformada medi~te m-quinas, y no de forma meramente manual: Antes bien, el contexto del informe sugiere que la venida de maestros, peritos tanto en el hierro como en el cobre y otros metales, estara orientada a ensear a derretirlos, batidos y hacer con ellos manualmente utensilios, he-rramientas o al menos aparatos 14

    Sera injusto, no obstante, exigirles desde hoy tanto a Vargas como a Pombo que hubiesen respondido al problema de si pensa-ban que era posible sacar de un artesano colonial un tmico o un obrero industrial, si antes no hubieran respondido a un problema previo que era el de si dentro de la tradicin hispana era posible integrar exitosamente un contexto industrial, es decir, de mqui-nas, a "maestros" que no slo dominaran completamente un ofi-cio, sino que alcanzasen la calidad exigida en los productos. Es decir, si estos maestros, al ensear, no estaban meramente reprodu-ciendo los oficios antiguos o si estaban creando nuevos oficios par-cial o totalmente mecanizados.

    Cuando se fundaron las printeras ferreras en la Nueva Gra-nada se vio claro que estos problemas resultaban casi insolubles, a

    13. Ibdem. 14. Ibfdem, pp.l84-185.

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  • menos que se contase con maestros de otras tradiciones culrurales, por ejemplo, alemanes,_ ingleses o franceses. Pero an con stos, el material criollo disponiBle-difcilmente pudo hacer el trnsito ha-cia los tipos modernos de oficios en la rama del hierro y derivados.

    n. Aspiraciones pblicas y privadas de extender los oficios siderrgicos

    Sea que los ltimos funcionarios de la Corona espaola o bien los primeros de la nacin recin independizada hubiesen sabido de los fracasos de uno de los primeros grupos de "maestros" extranje-ros venidos al pas15, sea que supiesen que el carcter irreductible de los trabajadores neogranadinos hubiese hecho fracasar no po-cas ernpresas16 , el hecho es que para la instalacin de la primera ferrera en la Nueva Granada se puso corno condicin el aprendi-zaje in si m o en el exterior de un grupo de nacionales.

    De la malograda misin de mineralogistas alemanes que arri-b en la dcada de 1780 quien logr volver realidad las aspiracio-nes "ilustradas" de hacer el trnsito de la produccin de oro y plata a la del hierro fue J acobo Wesner, quien descubri by accident los ricos yacimientos de ese mineral en la localidad de Pacho17 Inclu-sive estableci all un primer montaje para reducir el mineral ferroso al parecer mediante la tcnica de la "forja catalana". Por desgracia

    15. Respecto al nombre y otros detalles de estos ocho "mineralogistas", contratados en Friburg por especial licencia del Elector de Sajonia, y llegados al pas en 1788, vase el citado documentos del Fondo Pineda. En la correspondencia entre D'Elhuyar y Mutis, as como entre aquel y el Virrey Gil y Lemos, se habla de que "estos sujetos no entienden nada del beneficio de los minerales'' y de que, su trada fue un fracaso. Bernardo J _ Caycedo, o p. cit, pp.l7l-l7 5.

    16. Como se sabe, Roben Stephenson, ingeniero e hijo del gran inventor ingls, J mge Stephenson, estuvo en 1826 en las minas de Mariquita, y debi utili-zar expedientes indirectos para tener una mano de obra permanente, entre ellos, dar grandes fiestas y distribuir alimentos con prodigalidad. Vase de Samuel Smiles, Vida de Jorge Stephenson, Sopena, Barcelona, l 909, PP- 232-233_

    17. Hay un documento original trascrito que da fe de las actividades de Wiesner: "Pacho, 15 de julio de 184!. Certifico que Usted- U Wiesner] pas a otros

    sitios en busca de cobre, y descubri que tambin haba una gran cantidad de hierro aparente para acer~ e hizo usted todos los ensayos en el hierro y en el acero. En el ao de 1823 volvi usted a esta parroquia, con el objeto de principiar los edificios y establecimientos de la fbrica de ferreria [ ... ]y en efecto construy una enramada de 50 varas de largo, con dos cuartos a las extremidades, en la cual hizo usted un horno y fundi all mineral de hierro[ ... ]. Mariano Barragn". Domingo Pea, "Biografia de don Jacobo Benjamn Wiesner", Bo/en de Hjstoria y Andgeda-des, Vol XVI, Bogot, 1927, p. 730.

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    ~:

    no se cuenta con una descripcin fiable del procedimiento ni del tipo de productos ni de la clas

  • fundicin que nos dar serca de cuarenta quintales diarios de fierro colado, y adems las barras de fierro y azero que necesiten los Depar-tamentos del centro de la Repblica".

    Como se desprende de la anterior cita, a los "oficiales, direc-tor y fundidores" de hierro que iban a operar el "alto horno" y las "mquinas" hubo que buscarlos en Europa, pues el pas no conta-ba con ellos. La ms costosa tecnologa del "alto horno" obligaba a recurrir a prstamos nacionales y extranjeros, a aceptar nuevos so-cios y a conformar una nueva sociedad, que se denomin "Socie-dad Granadina de Ferrera de Pacho"". El gobierno colombiano, a su vez, aprob un prstamo de treinta mil pesos para la construc-cin del alto horno aceptando como condicin, de parte de la em-presa, que diese un auxilio para escuelas varias y especficamente para una Escuela de Minera en Bogot, sin que se hiciera mencin ya del aprendizaje de oficios siderrgicos:

    ArL 4 Se acepta la donacin que ofrece la compaa privilejiada, de seiscientos pesos anuales para las escuelas de Pacbo i Subacboque, i de seiscientos tambin anuales para una escuela de mineria en esta capital, desde que el alto horno comience a producir hasta la conclu-sin del privilejio, la cual donacin tendr lugar siempre que se veri-fique el emprstito"'. .

    Tampoco es posible establecer si se efectu el emprstito y sus consecuencias. Lo real es que la Escuela de Mineria no lleg a fundarse24 Abandonada, al parecer, la idea de entrenar neograna-dmos en la ferreria de Pacho por medio de compulsin oficial, aque-lla se dej a la buena voluntd de los maestros siderrgcos extran-jeros. De los franceses que construyeron desde 1835 el alto horno y

    2 L AG.N ., "Comunicacin de Leandro Egea, Bernardo Daste y Compaa del lO de marzo de 1830", Miscelnea, Repblica, tomo 120, f. 192 r. y v.

    22. En 1835la compaa se obligaba a "construir a sus propias espensas un horno de ferrera con la correspondiente altura, longitud y latitud bajo la direccin del seor Merln, director actual de las minas de Pacho, o de otra perso-na intelijente, lo mismo que las ramadas[ ... ] indispensablemente necesarias, la f01ja y dems utensilios para poner el citado horno en esmdo de producir fierro y acero". A.G.N., Escrituradel23 de octubre del835, Notaria la., tomo 271, f. 490 V.

    23. Leyesydecretosespedidos pare/Congreso Conslitadonaldela Nueva Granada enelaodel8!J4, Bogot, 1834,p. 210.

    24. Un decreto de 1923 aprobaba la fundacin de dicha escuela pero esta nunca se realiz. Cuerpode/eyes de la Repbh"ca. de Colombia, tomo n, Imprenta de M. Calero, Londres, 1823, pp. 95-99. Resulta notable la bifurcacin inicial entre esta alta cultura tcnica ingenieril y la cultura "prctica" de los artesanos.

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    lo pusieron en funcionamiento en 1837 existe evidencia indire.!:ta que ensearon algo a eselavos. Por lo dems, existen documentos que demuestran que en el trabajo de construccin del alto horno participaron albailes nativos que s saban lo que estaban hacien-do. De la siguiente advertencia de un maestro al administrador de la fbrica se desprende que se dominaba el punto de consolidacin de los materiales y que exista cierto compromiso para acabar bien la obra:

    Pacbo, Octubre 27 de 1835. Seor Don Jorge Campuzano. Muy respetado Seor: -En virtud de que dije a V. esta maana, que maana cargaba el omo con el material de ladrillo; me. dise el maestro Pedro Cortes que no aga tal cargadura, por motivo que el omo est todabia muy umedo, que me espongo a que se cuarte el omo y por conciguiente a que se caiga, que por eso me abisa, porque endespues se lo atribuiran a el mal echo, que el no tiene la culpa del material que le dieron berde25

    Si para ciertos oficios coloniales, como la albaileria, la tran-sicin a tareas industriales fue gradual y sin exigencias tcnicas es-peciales, para los oficios propiamente modernos como fundicin, manejo de hornos o mquinas industriales se requiri el entrena-miento por parte de tcnicos extranjeros'". En la ferrera de Pacho, que desde 1837 pas a manos de sbditos ingleses y, por consi-guiente, dispuso de un grupo de ocho a diez tcnicos de ese pas, el adiestramiento de nativos en oficios especializados que implica-ban el manejo de mquinas y de procesos lleg a ser una poltica deliberada, confiada sin duda a los expertos de fuera. En efecto, en 1853 el ingeniero colombiano Ramn Guerra Azuola contratado por la ferreria de Pacho para trabajos de canalizacin hidrulica encontr en la empresa, aparte de las tareas del director y del in-tendente, oficios como el de fundidor de alto horno, dos horneros del horno de pudlar, un amoldador, un tornero, un laminador y un

    25. Carta de Jos Maria Barragl a Jorge Campuzano, Pacho, octubre 27 de 1835. Archivo familiaCampuzano, Medelln. La "albaileria" se integraba, as, a lo "moderno".

    26. El historiador Frank R. Safford menciona que ciertos oficios de la mineria como la carpinteria, la construccin, la herreria y la mecnica de minas, fueron ensea-dos por ingenieros ingleses en las dcadas de 1830y 1840. Por otra parte, aade que propietarios de empresas del centro del paS, incluida la ferrera, insistieron en un tipo de "aprendizaje forzado" para jvenes como remedio contra la vagancia. Vase, F. R. Safford, "' cit, pp. 152y 177.

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  • herrero27, oficios claramente mecanizados que, si bien Guerra no lo dice, estaban siendo desempeados por aquellos ingleses28 Mas ya en 1854 el empresario Jorge Bunch se mostraba preocupado por el entrenamiento de mano de obra colombiana en aquellos oficios especializados y mecanizados, segn se desprende de un dramti-co documento en que Bunch le solicitaba al encargado de.negocios britnico, Charles O'Leary, que intervenga ante el gobierno colom-biano para evitar que las guerrillas de Melo continen haciendo leva forzosa no slo de sus peones sino, ante todo, de los trabajado-res nativos que con mucho esfuerzo vena calificando. Tras men-cionar que aquellas tropas entraron en la ferrera ordenando abrir todas sus puertas, Bunch afirma:

    Se dio la orden de levar y llevar a la ciudad todos los ho