huizinga (1946)

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EN TORNO A LA DEFINICION DEL CONCEPTO DE HISTORIA

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Page 1: Huizinga (1946)

EN TORNO A LA DEFINICION DEL CONCEPTODE HISTORIA

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UNa surNr definición debe ser concisa, es decir, exponer el con-cepto que se trara de definir con toda precisión y de un modocompleto, en el menor número de palabras. La definición des-cribe el significado de una determinada palabra, usada para desig.nar un determinado fenómeno. En la definición debe quedarinscrito, incluído el fenómeno en su totalidad. si quedan fuerade ella partes esenciales del fenómeno, la definición no es buena.En cambiq una definición no necesita entrar en detalles.

Examinemos a la luz de esros postulados algunas de las defi.niciones usuales del concepto Historia. La mayoria de las obrasque tratan de la teoría del conocimiento histórico se abstienende definir expresamente el concepto fundamental en torno alcual giran. Presuponen el fenómeno mismo como una magni-tud dada y conocida. En cambio, los manuales y los tratados del¡nétodo histórico sí suelen dar definiciones. Tomemoe dos de estast'bras: el conocido l-elubuch der hístgrischm Methúe md derGescchbhtsphilosophie ["Tratado del método histórico y de la fi.Iosofía de la historia"] de E. Bernheim y el libro más moderno y¡nas breve de'V(/. Bauer, Einführung in d"as S:lud.iun der Geschiclwtc ["Introducción al estudio de la Historia,,].r

En la primera edición de su obra, publicada en 1889, Bernheimrla la siguiente definición: "Historia es la ciencia de la evolu-, itin def hombre considerado como ser social,,. A poco de esto,cstalló la viva disputa, desencadenada por Lamprecht, sobre larr;rturaleza del conocimiento histórico. Esto movió a Bernheim,('n la ter'cera edición de su obra (la segunda vió la luz en 1894);r cxpresar en la definición la posición mantenida por él frente al,'s p.o6¡.-"s puestos a debate. Y así, en las ediciones terceray ('uarta, publicadas en 1903, nos encontramos con la definición',rt:uiente¡ "Ciencia histórica es aquella que investiga y expone

I Segunda edición. aumenhda, Tubinga, Lgn, b primera apareció cnl'r,¡l-

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88 DEFINICION DEL CONCEIrrO DE HISTORIA . ... , ¡ir I ilit¡\

tisfactorio desde todos los puntos de vista. Desde luegq dada ladivisión establecida por Bernheim, es posible que para él tengauna importancia insignificante el saber si las creaciones de fasesanteriores y superadas de la Historia caen o no dentro de su de.finición.

Bauer parte de la palabra "historia", pero la reduce inmedia-tamente a su acepción de ttciencia". Y a continuación describecomo su función y su naturaleza algo que se refiere, indudable,mente, lo mismo que ocurre con la definición de Bernheim, a lafunción y a la naturaleza de la moderna ciencia histórica. Es cier-to que el propio Bauer reconoce este alcance limitado de su defi.nición y concluye con la declaración siguiente: "Toda época tiene,en realidad, su rnodo propio y específico de concebir la naturalezay las funciones de Ia Historia". No obstante, si la palabra histo¡iacncierra un significado general, necesariamente tiene que ser posi.ble definirla de modo que en la definición se exprese la concep.ción común a todos los tiempos.

Apenas hace falta recordar que la palabra "historia", enten,dida prima facie, no designa en modo alguno una ciencia eñ sen,tido moderno.s Indica: 1c algo que ha acaecidq 2a el relato dealgo que acaeció, 3e la ciencia que se esfuerza en relatar lo acae.cido. No será arbitrario afirmar que en el lenguaje. general la¡ralabra historia suele emplearse en el segundo de estos tres sen.tidos. El primero apenas se emplea ya hoy: la palabra historia¡rara designar "algo que ha acaecido" ha sido desplazada por eltórmino equivalente de suceso o acontecimiento.* Sin embargq:rrin se conserva el rasffo del antiguo sentido en giros como los de"bonita historia, la que me cuentas". La palabra latina historia es

crsi sinónima, en nuestra lengua, de la alemana Geschichte. Perol,:r llegado a la doble acepción que encierra también ésta por ell:rclo opuesto. Ambos términos recorren el trecho que separa "lo:,t'aecido" de t'la ciencia de los acaecimientos". El griego icropícl

ti Cf. también G. Masur, "Geschehen und Geschichte", en Archiv türtluln¿rgeschichte, xtx, p. 183.

' No nos atreveriamos a decir oüo tanto por lo que respecta al español.I lr:,toria tiene el sentido de lo acaecido: "la historia no se repite"; el sentido,l, narración: "eso son historias", y el sentido de ciencia o a¡te que exponeI ' r.xecido3 la Historia. [T.]

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en su conexión causal los hechos de la evolución del hombre en

sus manifestaciones (lo mismo las singulares que las típicas y co'

i#;rt como ser social". Por fin, en las ediciones quinta y sexta,

á. fgOá, se describen "los hechos", precisando más' como "los

i".h* áeterminados en el tiempo y el espacio", \.el giro "en.su

conexión casual" aparece sustituido por este otro: tten su conexión

de causalidad Psicofísica"'Bauer, por su parte, define asi:2,"Historia es la ciencia que

intenta describir y .*píi.",, volviendo a vivirlos' los fenómenos

á"," t¡¿".r, "q.rltü--"i-q"t t" trata de loe cambios que las rela'

ciones de 10s hombres .án hs diversas colectividades socialef

tt.rr"r, consigg ,.1...io,,"á"dolos desde el punto de vista de su

influencia sobre los tiempos posteriores o con respecto a sus cua'

lidades típicas y concent;ndo la atención' fundamentalmente' en

"q,r"lloe cambios que no pueden volver a reperirse en el tiempo

ni en el esPacio".4

A p"rai de la condensación a que ha sido sometida desde que

se formuló por vez primera, la concisión de la definición de Bauer

no es muy p"L"¡l p,ecisamente, y cabe preguntarse si este de'

fecto queda compensado en ella por el cuidado con que procura

intercalar "r,

U aoJpción un breve concepto de la metodología'

IJn reparo grave puede ponerse a am-bas definiciones' y es que

tanto Bauer .o*o B"r,'hti* li-it"tt de antemano el alcance de

la palabra "historia". Bernheim se circunscribe expresamente'a la

' ;ti"i"i" histórica", es decir, a la Historia como ciencia' Lo hace

así en consonancia con su teoría, según la cual la Historia recolre

sucesivamente las fases de Historia narrativa e Historia pragmá-

tica o didáctica, para alcanzar en su tercera fase' que él llama

;;;.; o evolutiva, el rango completo de ciencia' No vamos a

examinar aqui si "ri" t'quáa tripartita' en la forma en qt'e lo

presenta el viejo y prestigioeo maestro' puede ser considerado sa'

2 Loc, cit,,p. 1?. Con la sigr'tiente cláusula restrictiva: "Sin atribuir cspeciel

importancia al valor ;; ;;" iefinición del concepto de 'historia"" Véanse

,"Ábiér, alli algunos otros ejemplos de definiciones'

3 I¡ primera .¿i.iÁ" (1'921j, dit": "con la sociedad human¿''

4 Primera cdición: "cuyo carácter conc¡cto c incpetiblc va implícito cn

cl hecho de caractcrizar'" 'pot

"' supeditación 'a un dctcrminado ticmpó y e

un determinado csPacio'1

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significa, por el contrario, lo etimológico, "aquello que llega a sa.

berse preguntando", y se halla por tantq ya de suyq más cerca

de la acepción t'ciencia" o t'saber".

Ahora bien, si al hablar de "historia" hacemos hincapié en su

carácter de ciencia,o se ve inmediatamente que sólo violentandolas cosas pueden la mayoría de los grandes historiadores de tiem.pos anteriores incluirse en las definiciones transcritas más arriba.Apliquemos la definición de Bernheim o la de Bauer a Herodotqa Gregorio de Tours, a Joinville, -a Villani, a Michelet, a Macau'Ia¡ y nos será difícil reprimir un cierto sentimiento de desaso'

siego. Veremos que es imposible encontrar confirmada cualquierade aquellas dos definiciones en la obra de estos historiadores sinincurrir en un violento anacronismq y no saldremos ganando

nada con el hecho de que algunas otras figuras' como las de Tu'cídides y Maquiavelq encajen algo mejor en este marco. Para

mantener en pie la definición nos vemos obligados, primerq a

establecer una funesta e imposible separación entre la modalidadde describir Historia, la de investigarla y la de considerarla, Y des'pués a arrojar de la casa de la ciencia, como una Agar, a la histo-riografía de tiempos anteriores. Y si, por últimq alguien saca de

esto la conclusión de que tiene que ser así porque la historiogra-fía es en realidad un arte, la confusión conceptual será ya com'pleta.

Aunque es posible que, con un poco de buena voluntad, todohecho históricq escrito de cualquier modo y por cualquierá¡ pue'da ponerse en consonancia con las categorías establecidas por

Bernheim y Bauer, es evidente que sus definiciones no se refie'ren para nada al afán espiritual que empuja a la humanidad a laHistoria. iQué es lo que relata Herodoto y por qué lo relata?

Ninguna de las dos definiciones contestan a esta pregunta. El hom'bre no aspira a conocer los hechos históricos, ya se trate de gran'

des sucesos o de pequeños detalles dentro de una conexión o en

0 La ciencia jamás llegó a ocupar un lugar propio en el antiguo sistema de

las ciencias. En cambio, tiene su musa propia. Todavía Schopenhauer le nie'ga el rango de ciencia. En Inglaterra aún es conveniente hoy, aunque no ne'

cesario, hacer la de{ensa de la Historia como ciencia: véase R. Seton 'Watson,

''A Plea for the study of contemporary History", en la revista Histoty, xv, l,

1929.

gracia a esa conexión que ambas definiciones presuponen comoalgo esencial para la Historia.

iNo valdrá la pena de buscar una definición del concepto deHistoria que consiga el efecto deseado sin establecer unx separa-ción entre la ciencia histórica y la historiografía y que sea capazde abarcar también y recqnocer en todo lo que valen las fases

anteriores de la historia? Cabría preguntarse, naturalmente, si unadefinición así concebida será de alguna utilidad práctica para riues-tra ciencia; pero esto no es lo primordial: 1o que interesa es llegara un concepto claro de lo que sea la Historia.

Las dos definiciones que comentamos parten de la Historiacomo ciencía modemL y determinan la esencia del concepto ate.niéndose a los postulados que esta restricción intrínseca impone.Abordemos nosotros el problema desde un punto de vista com-pletamente distinto y partamos de la Historia como fenómenocultural: preguntémonos cuáles son la forma y función constante¡t

de este fenómeno. Cuando lo hayamos hechg podremos contras-tar, como prueba final, los resultados obtenidos sobre nuestra cien-cia moderna.

Para comprender certeramente la forma y la función del fenó-lneno Historia, es necesario ante todo desembarazarse de este sim-

t)lista realismo histórico que representa la actitud inicial del espí-

ritu del hombre culto en general y de una considerable parte deItx mismos historiadores en particular. Por lo general, se cree<¡ue la Historia aspira a ofrecernos el relato del pasadq aunquesca en el sentido restringido de las definiciones de Bernheim ylJauer. En realidad, lo único que nos ofrece la Historia es unacicrta idea de un cierto pasado, una imagen inteligible de un frag.rncnto del pasado. No es nunca la reconstrucción o la reproduc-r iirn de un pasado dado. El pasado no es dado nunca. Lo único.lrrclo es la tradición. Si la tradición pudiera hacernos asequible,'rr cualquier punto la realidad total e íntegra de los tiempos que

lrrcron, esto no sería todavía Historia; o, mejor dicho, sería menosllistoria que nunca. La imagen histórica surge cuando se indagan,l('tcrminadas conexiones, cuya naturaleza se determina por el va-l,,r que se les atribuye. Y los términos del problema así planteador,(,r) los mismos ya se trate de una Historia investigada por méto-

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dos rigurosamente críticos o de canciones y epopeyas históricas pro,cedentes de épocas culturales pasadas.

- La Historia es siempre, por lo que se refiere al pasadq unamanera de darle forina, y no puede aspirar a ser otra cosa. Es

siempre la captación e interpretación de un sentido que se busca

en el pasado. También el simple relato es ya la transmisión de unsentido, y la asimilación de este sentido puede revestir un carác.

ter semiestético.Sería una equivocación pensar que el reconocer estas cosas

equivale a dejar el campo libre a un escepticismo histórico. Todoescepticismo histórico que desdeñe el valor de un conocimientoasí adquirido trae como consecuencia un escepticismo filoeófico ge.

neral, del que no se libra ni la vida misma ni ninguna ciencia,

aun la más exacta.Si la Historia, como actividad del espíritu, consiste en dar for.

ma al pasadq podemos decir que como producto es una forma.Una forma espiritual para comprender el mundo dentro de ella,como lo son también la filosofia, la literatura, el derechq las cien,cias naturales. La Historia se distingue de estas otras formas delesplritu en que se proyecta sobre el pasado y solamente sobre

el pasado.T Pretende comprender el mundo en el pasado y a tra.vés de é1. El esfuerzo espiritual que sirve de base a la forma His-toria tiende a comprender el sentido de lo acaecido anteriormente.El espíritu se pone en tensión, poseído por la idea del pasado. Elbrío y el valor de este impulso espiritual y de su producto, la His-toria, residen en la perfecta seriedad que lo caracteriza. El hom.bre siente necesidad absoluta de llegar al conocimiento auténticode lo que verdaderamente acaeciq aunque tenga conciencia de lapobreza de los medios de que para ello dispona La nítida diviso,ria entre la Historia y la literatura reside en que la primera es de

? Huelga decir que algunas de las ciencias naturales, por ejcmplo, Ia geo.logía, encierran también un importante elemento histórico. Recordaremos, deotra parte, que la palabra inglesa History guarda todavia huellas de una acepción con la que no se halla indispensablemente relacionado el elemento "pa.sado". Es el sentido que tiene también nuestra palabra "historia" en Ia terml.nologia específica de "histo¡ia naftral". Este rumbo abre la posibilidad dcuna determinación conceptual completamcnte distina.

todo punto ajena al elemento juego que sirve de base a la lite.ratura desde el primer momento y le servirá de base hasta el fin.

Expresándose así, es posible hablar en la misma alentada delos que escriben la Historia y de loe que la investigan; del queredacta sus propias memorias y del que indaga el más remoto pa.sado; del cronista local y del que levanta sobre el papel el granedificio de la Historia universal; del esfuerzo histórico más pri,mitivo y del mas moderno.

El modo como la Historia se sitúa ante el pasado podria designarse sobre todo como una "rendición de cuentas hecha ante unomismo". En el sentido de esta expresión va implicita aquella totalseriedad de que hablábamos hace pocq aquella necesidad de lle.gar a un conocimiento auténtico y seguro Además, esta expresiónsirve muy bien para cancelar esa aparente oposición entre unahistoriografia científica, que Bemheim postula como esencial. La"rendición de cuentas" a que nos referimos abarca estos ffes es.fuerzos al mismo tiempo Finalmente, la expresión citada da aentender que esta t'rendición de cuentas" ha de realizarse siem.pre bajo las rúbricas que son siempre decisivas, "determinantes",para el hombre que considera la historia. Según que los acontccimientos que se trata de explicar en su conexión se enfoquen atraves de la antítesis de virtud y pecadq sabiduria y necedad, ami.go y enemigq fuerza y derechq orden y libertad, interés e idea,voluntad y condicionalidad, personalidad y masa, la conformaciónde la Historia que se obtenga será distinta en cada uno de estoocasos. Cada cual se rinde cuentas del pasado con arreglo a laspautas que le señalan su cultura y su concepción del mundo

Nos queda todavía por ver quien se rinde cuentas y de qué, I-acontestación a la pregunta de quién es el sujeto que se preocupa,le la historia va,ya implícita en lo que acabamos de decir. Sólo¡'uede ser una cultura, puesto que esta palabra es la más útily utilizable para caracterizar aquel complejo coherente de visión yplasmación formal que nos permite conocer a deterlninados gru,¡xx humanos en el espacio y en el tiempo como las unidades delrnundo del espíritu. Cada culrura crea y tiene necesariamente(tue crear su propia forma de Historia. El tipo de cultura deter.rnina lo que es para ella Historia y cómo ha de ser esta. Cuando

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una cultura coincide con un pueblo, con un reino o con una tribu'

su Historia es tanto más fácil. Si una cultura general aparece di'ferenciada en distintas naciones y éstas, a su vez, en grupos, clasef¡

y partidos, de aquí se sigue, lógicamenter.la correspondiente dife'

ienciación de la forma Historia.s El interés histórico se determina,

€n lo tocante a toda cultura parcial, por el problema de cuáles

son las cosas que a esa cultura parcial le preocupan' La cultura

no tiene sentido sino como algo proyectado hacia una metat es un

concepto teleológico, como la Historia es un conocimiento mani-

fiestamente dirigido hacia un fin.Con ello queda señalado al mismo tiempo, más de cerca' cuál

es el objeto d. la Hirto.ia. Ya lo hemos dicho: el pasado sin de-

terminación alguna no es más que el caos' También la materia

histórica requiere ser determinada conceptualmente con mayor

pr..iti¿". Et pasudo se delimita en cada caso concreto por la

cl"s. d. sujeto que se esfuerza en comprenderlo' Cada cultura

ii.n. ,r, pasado. Pero esto no debe interpretarse en el sentido de

que este p"s"do aparezca circunscrito por las vicisitudes del grupo

.*po"."á de la cultura, sino en el sentido de que el pasado sólo

p.r"d" convertirse en Historia para él en la medida en que llegue

I *pr.r,aerlo. Culturas de visión estrecha o limitada suminis-

*"" ri.-p." una Historia estrecha o limitada y, al revés, las de

.-ofi" horizonte hacen surgir una Historia mucho más amplia y

.o*pr.rrrirr". La naturaleza de la cultura lleva consigo el que

todo aquello que su espíritu comprenda se convierta en par-

te de eila misma. La cultura merovingia podía contemplar toda'

vía de cerca una pequeña parte de la Antigüedad' pero la veía -a

través de una luz turbia. Y fué ésta la parte mejor de su propia

cultura. En adelante, cada nueva época vió la Antigüedad con

mirada más amplia y más profunda: primero el siglo x' luego

"t *u, en seguida el xv, y en cada una de estas épocas s€ con'

"l,i¿ il Antigtiedad de un modo más esencial en parte de la

propia y creciente cultura. Para nosotros, tanto la Antigüedad

"láti." -descifrada y vuelta a descifrar una y otra vez- como

8 De esta consecuencia en lo tocante a las ciencias del espíritu cn general

hablóEduardSpranger,..DerSinnderVo¡aussetzungslasigkeitindenGcis--t-o*i.."tr.h"ft"rr", un Sier¿ng der ph"h' Klasse de¡ Pre¿ssischen AkoÁemic

de¡ Wissenschaften, l0 enero 1929'

ct L-rnente anüguo y modernq es decir, las culturas primitivas delr¡rrrndo enterq se han convertidq gracias al conocimiento que det'llls tenemos y a la comprensión de su sentido con que las aco,t:('rn()s, en parte integrante de nuestra propia formación cultural,'rr un sentido mucho más profundo y esencial de lo que nosotrosnrismos sabemos la mayor parte de las veces.

El pasado de nuestra cultura es ho¡ por vez primera, el delnrrrndo; nuestra Historia es por vez primera una Historia Uni-r'.'rsal.

Pero es también algo más y algo distinto. Una Historia ade-( u:r(la a nuestra cultura sólo puede ser una Historia cientifica. Lal,rr.rna de saber propia de la cultura occidental moderna, en lo querr lo5 ¿6e¡¡ssimientos del mundo se refiere, es la forma de la cien-r r:r crítica. No podríamos renunciar al requisito de lo científica-nr('nte seguro sin lesionar con ello la conciencia de nucstra cultura.I ls fábulas míticas sobre el pasado pueden seguir teniendq y tie-n('r), un valor literariq como formas de juegq para el hombre delroy, p€ro no son ya Historia, para él.e

Y así, conjugando todas las notas que hemos ido destacando,llc¡1aríamoo a la siguiente concisa definición:

I'Iistoria es La, forma espirituaL en que una anltura se rind.e't'u(rrtas de su pasado.

Tal vez pareceiá esto algo tan simplg tan evidentg eue se s€ri*rir:i probablemente la tentación de hablar de montañas gimiendo(r,n l()6 dolores del parto para dar a luz un ratoncito. Sin embar,¡1,', t'l simplismo no puede considerarse como defecto en una defi-rri, iirrl, siempre y cuando que ésta exprese todo lo que es esencial.rr <.1 fenómeno que se trata de definir. Examinemos un pocor,,,i,; rle cerca la estructura conceptual de nuestra definición con larr'.r:r puesta en este requisito.

f n Historia se califica aquí de "forma espiritual". Esta expre.r!r,,n ('s más amplia que la de ttciencia", concepto incluído en ella,y ;r l:r par más precisa, puesto que formula la esencia del fenó.n¡'n{) nlismo. Al definir la Historia como forma espiritual, nos

',,,1 'r,'ponemos a la separación violenta y perturbadora entre la¡,, rrviilad consistente en investigar la Historia y la consistente en

" t f. Th. Litt, \Tissenschatt, Bílilung, 'Welu¡schauung, pp. 97 s.

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l)Ll,lNlLlL,li\ f.rL:L \'vr\\-Lr -r

escribirla, y soslayamos al mismo tiempo el problema no es-encial

de hasta qué punto guarda la Historia afinidad alguna con el arta

El sujeto en que esta forma cobra conciencia de sí misma es'

a"grin ,rrot a definición, "una cultura"' Toda cultura crea de

,r,.i"rro esta forma con arr.glo al estilo peculiar de ella' Con las

;;l"bt"t "una cultura" se enuncia todo lo que hay de inevitable'

L.r,," subjetivo en toda Historia' Y en la medida en que todo

gró" *"",eniendo en cohesión dentro de la misma cultura por

lrr" d.t".-inada concepción del mundo representa un círculo cul'

tural de por sí, ,. ,".o,,ot" al mismo tiempo -pues ello va-im'

;if.il; las palabras "una cultura"- que la Historia católica

ir.r.n,"rá necesaria-ente un aspecto distinto que una Histo'ria

I*i¡ist", .r". Cada cultura y cada circulo cultural tiene por

fuerza que reputar s¿ Historia como la verdadera y tiene derecho

a hacerlo así, siempre y cuando que la construya con arreglo a los

postulados críticos que su conciencia cultural le impone' Nuestra

".t,r"lculturacientíficatieneeldudosoprivilegiodehallarsepor"* oti."*" en condiciones de abarcar con la mirada' consciente'

-..i", la posible pluralidad de las formas de la Historia' Y si se

;;;".; lo t"rt"r,t" bien para ellq podrá confesar sin empacho el

valor relativo de sus propias creaciones espirituales'

La clase de activiiad espiritual que produce la Historia se des'

cribe como un "rendirse cuentas"' También esta expresión tiende

,rn o.r..t,. sobre la cima que separa a loo que investigan la Histo'

,i" á" l* que la escriben. Y supera al mismo tiempo' como queda

dicho, la supuesta antítesis enffe la historiografía narrativa' prag

;i;.; y g.rré,i.". Esta expresión abarca todas las formas de la

iiiri;ri".Lrita, la del cronista, la del autor de memorias' la del

filósofo de la historia, la del sabio investigador' Abarca la más

ÁJor" monografía arqueológica en el mismo sentido que la

más grandiosa concepció" at t" historia universal' Da a entender

que el elemento pragrnático existe siempre' Se trata siempre de

"rrt.rrd., el mundq áe obtt"er enseñanzas acerca de algo Que re'

basa el conocimiento de los mismos hechos' Y las palabras "ren'

dirse cuentas" expresan al mismo tiempo aquella seriedad inexo'

oil" a" q,r. hablábamos y que sirve de base a toda actividad

histórica. Ne quid la/;sí u'deat

Nuestra definición circunscribe la materia de la Historia al¡'lsado de la cultura que es exponente de ella. Da a entender asír¡rrc todo conocimiento de la verdad histórica se halla delimiadolx)r una capacidad de asimilación que surge, a su vez, de la con-sicleración de la historia. La historia misma y la conciencia his.tirrica se convierten en parte integrante de la cultura; sujeto yobjeto S€ reconocen aquí en su fnutua condicionalidad.

Considerada en su conjunto, esta definición tiene además lavcntaja de que, dentro de la arnplirud con que está concebida

-amplitud que no es, a mi modo de ver, confusión-, deja ma¡.t:('n para los distintos sistemas y concepciones en disputa. Notr:rcia e'' la controversia entre la idea de una construcción cíclica,lc la Historia universal y la de su continuidad. Deja una salidar¡l dilema de si el conocimienro histórico es más bien conceptual' rnás bien intuitivo; no obliga a determinar lo que es indeter.

^inable: la significación histórica, ni a oprar entre lo particular ylo ficneral como objeto del interés histórico. Son, si se quiere, mé-r ittx negativos, pero méritos al fin y al cabo.