Hoy

Empieza

Todo

Grupo: 3P3

Bertrand Tavernier

Buenos días, soy Bertrand Tavernier, director, actor, escritor y productor francés.

Nací en Lyons, donde creció mi vocación por el cine. Me trasladé a París, donde estudié abogacía en la Sorbona y me introduje en la industria cinematográfica como asistente de Jean-Pierre Melville.

No estaba conforme con mi rol de técnico, así que, comencé a trabajar como crítico cinematográfico en Positif y en la célebre revista Cahiers du Cinéma. Debuté en el cine americano. Y escribí dos libros sobre el cine norteamericano, del cual soy cultor y crítico.

Me considero una persona versátil para afrontar diferentes géneros aunque siempre a partir de tramas de fuerte contenido ideológico. Según las prensa, he destacado por mí enfoque social y mi mirada crítica. Aunque he abordado muchos géneros, entre ellos destacan mis ambientaciones históricas y mis visiones ácidas de la sociedad francesa contemporánea.Hoy empieza todo (1999) desató un animado debate sobre la educación en Francia.

Daniel Lefebvre

Buenos días queridos oyentes. Soy Daniel Lefebvre tengo 40 años y soy profesor y director de una escuela infantil en la zona del norte de Francia. Actualmente, mantengo una relación con una escultura, Valeria. Vivimos en un pequeño piso en el norte de Francia, en compañía de su hijo, Rémi, al que tuvo cuando era una adolescente. El padre de Rémi no quiso saber nada de él, ni de su madre, cuando se enteró que Valeria estaba embarazada. Puedo comprender a Rémi, mi padre me amargó la infancia, “me molía a palos”, y no me gustaría que Remí pasara por esto, es por eso por lo que intento ser como un padre para él.

Soy un hombre sensible y tenaz. Y siento pasión por mi trabajo, pero me encuentro atrapado en una jerarquía que no me permite extralimitarme en mis funciones como educador, y me veo obligado a seguir las normas básicas de enseñanza, mientras mis alumnos van desnutridos y mal vestidos a la escuela.

Vivo y trabajo en una zona azotada por la crisis de la minería, la única fuente de actividad económica. Esta crisis afecta a mi vida profesional, hasta tal punto, que me veo obligado a intervenir en la vida extraescolar de mis alumnos, ya que los asuntos sociales no se hacen nada al respecto. El equipo docente y yo luchamos por desarrollar nuestra labor, pero nos vemos obligados a afrontar los problemas que están fuera de la escuela.

Leticia, una de las alumnas de la señorita Delacourt, vive en unas condiciones pésimas. Vive en un pequeño piso sin luz, sin calefacción,…, un hogar inhumano para la crianza de unos niños. Un día su madre la abandono a ella y a su hermano a las puertas del colegio. Llame a los servicios sociales para que se hicieran cargo, pero, solo me dijeron que llamara a la policía para que se encargara del asunto. No vi conveniente llamar a la policía, y decidí llevar a los niños a su casa. Cuando llegué, la señora Henry estaba llorando, posiblemente, de arrepentimiento por lo que había pasado. Días más tarde, les hice una visita en compañía de Valeria.

Desgraciadamente, semanas más tarde me comunicaron la noticia que la señora Henry se quito la vida y las de sus hijos con un escape de gas, a causa de las desagradables circunstancias económicas por las que estaban pasando.

Jimmy, uno de mis alumnos ha recibido malos tratos por parte de su tío. Tomamos cartas en el asunto y llamamos al médico del colegio y la Samia, una asistente social. Jimmy no quería decir quien le pegaba, tenía demasiado miedo. Los servicios sociales decidieron quitarle la custodia a su madre. Al día siguiente de haberse llevado los servicios sociales a Jimmy, su madre y su tío, vinieron a remeter contra mí, pero no cedí. No quería meterme en más embrollos, por mucho que me hicieran o dijeran, yo sabía que había hecho lo correcto.

Por si fuera poco, después de todos los acontecimientos que han estado pasando, un grupo de vándalos destrozó parte del inmobiliario del colegio. Menos mal que los padres de los alumnos y los profesores arrimamos el hombro para arreglarlo. Un policía me comunico que Rémi era uno de eso vándalos. No sé porque lo hizo, puede que para llamar la atención. Era tal la furia que tenía que le propine un bofetón, no era mi intención y me arrepiento de ello.

Lucho por lo que es justo, por un ambiente mejor para mis alumnos. Pero, mi voz y mis esfuerzos no bastan. Se necesita el apoyo de los “grandes”, de los políticos, etc.

De ese grupo de incompetentes que lo que hacen es incrementar la gravedad de los asuntos. Llevo tiempo intentando que reconozcan mis esfuerzos, pero, en vez de eso cuestionan mi labor como docente y envían a un inspector para que evalúe mi metodología. Después todas las quejas que le he hecho a la Administración, no me extrañó que el inspector cuestionara mi forma de dar clases.

Para quitarle gravedad a los asuntos acontecidos, Valeria decide realizar una actividad en la escuela en la que participen padres, alumnos y profesores. La actividad consiste en reproducir África con los utensilios que encontremos, todo ello para que los niños sepan que con nada se puede hacer algo.

Como veis lucho en una sociedad inconsciente de los desagradables hechos que concurren en ella. No puedo quedarme de brazos cruzados mientras nadie hace nada. Para poder evadirme de esta realidad me dedico a la poesía. Solo puedo darle gracias a todo lo que hago a mis seres querido, ha mis compañeros y en especial a mis alumnos.

Escribo. Escribo para no olvidar. Para recordarme cada día que este es un pueblo de mineros, de mineros con piedras en sus manos. Que se amontonan y hacen montañas, y sólo así podremos cambiar el paisaje, porque hay que cambiarlo, porque hay que mejorar. Que evolucionar. Que tomar a los niños y niñas por sus manitas y conducirlos por buen camino…

Tengo que escribir para saber que puedo interpretar la realidad de otro modo. Necesito ver la realidad de otras mil formas distintas… esta realidad tal cual es me supera. Porque sé que todo me afecta de dos formas distintas: como persona, como ser sensible que siente y se compadece, reflexiona y olvida. Y también como poeta: donde el mundo está lleno de detalles que debo recalcar, para poder desviar la vista un instante del cubo de la basura, para alabar la flor que ha crecido a sus pies, superviviente, hermosa sacada de contexto.

Porque sé que dentro de mí habita un Daniel diferente, un Daniel que nunca nadie ha visto. Jamás lo veréis, lo oleréis, lo palpareis, ni siquiera podréis oírlo. Un Daniel que sólo podréis leer.Un Daniel que pervive en papel. Que existe en papel. Que escribe con la pluma que me regaló Valeria, y que pasa las hojas del libro de poemas para sus padres. Para los padres que siempre deseó haber tenido: viejos, indefensos, vulnerables y mansos, blancos como la nieve. Sin dolor.

No puedo dejar de escribir. Porque Valeria se merece ser inmortalizada en el campo, con el amanecer tras su silueta iluminando su rostro. Y mi madre se merece ser la Reina de las Nieves un día, o los mineros un verso pareado.

Porque yo lo necesito.

Porque escribo, y no puedo dejar de escribir.

ValeriaHola, antes que nada voy a presentarme, mi nombre es Valeria, soy la novia de Daniel el director del centro.

Antes de nada, quiero decir, que hay dos cosas a las que JAMÁS me dedicare, profesionalmente hablando, la primera de ellas es, asuntos sociales y la segunda directora de un centro educativo. Os explico esto último, jamás me dedicaría a ser directora de un centro, porque estando con Daniel me di cuenta de que cuando el centro es favorable no hay muchos problemas (verdaderos o graves) de los que te tengas que encargar y si hay alguno puedes darle solución inmediata, pero estando en un contexto marginal, los problemas y dificultades para educar son muchísimos y las soluciones que se dan al problema son escasas.

Vivo con Daniel y mi hijo en una casa medianamente buena para el barrio donde vivimos, donde casi la mayoría de las familias están sin recursos económicos o viviendo en situaciones muy precarias debido a muchas dificultades.

A Daniel le encanta su profesión y esta vez se encuentra muy metido en la labor para la que le han elegido ser director del centro, a mi me encanta escucharlo y ayudarle en lo que pueda.

Mi hijo al ver que le prestó un poco menos de atención, comete un acto de vandalismo con los amigos, puesto que para llamar mi atención les da la llave del colegio a los amigos y estos entran y lo destrozan todo, porque apenas roban nada, solo se dedican a dejarlo hecho todo mixtos.

Daniel intenta hablar con él, para ver qué es lo que le ha llevado a hacer eso, el dice que solo era una broma y que no le dará explicaciones ya que él no es su padre, al verme en tal situación decido hablar con mi hijo, él me dice que solo ha hecho eso, para llamar mi atención porque quiere saber sobre su padre, yo con pocas ganas de hablar del tema, le intento hacer ver que lo que ha hecho no está bien y le comento lo que quiera saber de su padre, le digo que su padre desapareció de nuestras vidas, en el momento en que supo que estaba embarazada, me dijo que abortara (pero yo no quise hacer eso) y desde ese momento no quiso saber nada más de él, ni de mí, entonces mi hijo lo entiende todo, me da un abrazo y desde entonces parece haber mejorado su relación con Daniel.Daniel esta vez, llega cansado a casa y sin ganas de nada, piensa en dejar su puesto como director y rendirse, una alumna del centro había muerto y el no había podido hacer nada por ayudarles en la situación por la que estaban pasando y encima la administración pública no se había hecho cargo de nada.

Yo intento animarlo y propongo que hagamos una celebración, para lo que propongo que representemos el desierto con tiendas y botellas de colores, para que así participen tanto los niños, como los profesores y madres y padres de los escolares.

Los días antes a la celebración, me lo paso genial, disfruto estando con los niños que dibujan las tiendas con pintura en los pies y en las manos, es una actividad genial muy creativa y divertida para todos no solo para los pequeños.

Por fin llegó el día, disfrutamos mucho la celebración con los niños (bailamos, cantamos, jugamos…), y todo ello, sin olvidar por supuesto a LETICIA (que seguía entre nosotros, entre nuestras vidas).

Samia DamouniHola soy Samia, pertenezco a los servicios sociales. Llevo

unos meses en este campo laboral. Soy puericultora…me encanta que los niños/as estén muy bien atendidos y que no les falte de nada, por ello, suelo visitar las casas de las personas desfavorecidas, para asegurarme de la situación. Al contrario de mis compañeros/as de empleo, decidí centrarme yo en la situación de niños/as y familias que asistían al centro escolar de Daniel, porque la situación era bastante alarmante, y Daniel ya estaba desesperado con razón, porque todos mis compañeros/as de trabajo, no hacía mucho por la labor de ayudarle. En todo ello influía que solo en mi trabajo somos 4 personas, no damos abasto, falta mucho personal, solo tenemos un médico, y lo peor de todo es que muchos de inhiben y dejan el trabajo sucio para que lo arreglen otros. Y bueno, lo peor de todo es que la administración se desentienden por completo, y lo que hacen es, encima, rebajar puestos laborales necesarios como puericultora, psicólogas,…, cuando más lo necesitamos, porque además, tampoco nosotros, los de servicios laborales, no recibimos créditos necesarios para llevar a cabo nuestras funciones. ¡Clama al cielo!

Aún así, yo intento luchar por llevar adelante la situación por la que estamos viviendo. Quedé muy derrumbada después de la muerta de la familia de Leticia, pero no podía hacer más, no podía visitar a gente como ella cuatro veces al día, ¡no tengo tiempo físico para ello!

No obstante, tengo que ser fuerte, e intentar llevar a cabo mis funciones pese a lo que sea, porque esta situación me sobrepasa, no me gusta que las familias estén en tan mal estado y mucho menos que los niños/as pasen por todo ello.

Mrs. DelacourtBuenos días. Soy la Sra. Delacourt, y trabajo como maestra en la escuela infantil Leo Lagrange; soy una de las maestras más veteranas y esta mañana he tenido una charla con el director de esta escuela, Daniel Lefevbre, al que le he estado hablando sobre mi opinión, que dentro de la situación social marginada que de que se encuentran los asistentes de esta escuela, debo reconocer la degradación progresiva de lo social y de lo escolar. Se lo he comentado a Daniel, que yo no espero que mis alumnos aprueben el bachillerato, no, eso no, ni que pudieran algún día llegar a la Universidad. Yo me conformo sólo con darles afecto, que es de lo que carecen todos ellos.

Veo un problema de fondo en toda esta cuestión, y es el que los niños traen de casa y del que no se suele hablar tanto: ¿dónde queda el viejo orden familiar? Está desapareciendo, y con él, el entorno que los niños necesitan. No saben lo que es un oficio, porque los padres no trabajan, no saben lo que es la disciplina porque los padres la han perdido, no saben lo que es conversar, porque los padres se dedican a mirar la televisión. Y contra todo esto, contra la degradación personal, familiar y social, mis compañeras y yo no podemos luchar, no sólo porque esta degradación requiriría en todo caso una multiplicación de los recursos humanos y materiales a disposición de la escuela, sino también porque la misma idea de lo que es la escuela ha entrado en quiebra.

Yo recuerdo que hace años, con grupos más numerosos, con medios igualmente escasos, los resultados eran mucho mejores. No se trata sólo de la carencia de medios, sino de que la escuela de antes ya no sirve para los niños de ahora porque ha de suplir, además, buena parte de las funciones antes asignadas al hogar. Si es que, acaso, esto fuera de algún modo posible, es decir, si es que, acaso, la escuela puede suplir esa base familiar de la educación.

Me he llevado una desilusión muy grande, y esta desilusión es me lleva a abandonar por un tiempo la escuela. Hablo del fallecimiento de una de mis alumnas y su familia, Leticia, a causa de la mala situación económica y social por la que pasaban sus padres. Pero para tenerla presente, el día de la fiesta final, le hice un precioso vestido de princesa para que ella también estuviera entre nosotros.

Por eso yo, como he comentado antes, me conformo con darles a los niños lo que en casa no reciben: un poco de atención y afecto.

InspectorBuenas tardes. Soy inspector, y esta mañana he estado en la escuela infantil Leo Lagrange. Hoy he ido a esta escuela para “visitar”, es decir, evaluar al Sr. Daniel Lefevbre que es el director de la escuela, y al que le he puesto nota.

Después de observar su implicación en clase y sus recursos didácticos, puedo alabar tan sólo uno de ellos y es que hace que los niños utilicen la imaginación con el simple ejercicio de expresar con todo su cuerpo menos con la palabra algún animal, persona o cosa, ejercicio al que los niños responden muy bien. Luego cantaron una canción gesticulando a la vez la historia cantada, para terminar realizando fichas individuales en las que tenían que escribir y colorear. Por supuesto que este último ejercicio ha tenido mi crítica porque Daniel iba de mesa en mesa viendo a cada niño y preguntando cómo iban realizando la tarea, y le he comentado que tiene que dejar que los niños tengan autonomía, y si va mesa por mesa viendo el progreso de cada uno no deja que aflore en los niños dicha autonomía pedagógica, que es el nuevo avance de la Educación.

También le he recordado a Daniel que estoy al tanto de las denuncias de éste al claustro de la Leo Lagrange y que esto no es bueno y estoy molesto por ello, ya que no se tiene que ofrecer al exterior la visión de que las cosas no marchan bien.

Es muy importante la educación para todos, pero para todos iguales, sin distinciones entre unos alumnos y otros, todos tienen que aprender lo mismo, sin diferencia, se apuesta así por una educación igualitaria.

Mrs. Henry

Buenos días, soy la madre de Leticia, me llamo Henri os voy a contar la situación en la que vivía día tras día, para que os hagáis una idea de porque todo terminó en tragedia.

Todos los días, me levanto doy a mis hijas galletas y leche, poca cantidad, tiene que aguantarme para toda la semana, no hay luz en mi casa, el frio se cala en mis huesos y en el de mi marido y mis hijas y no hay manera de poder combatir el frio, ya que los cristales de mi casa están rotos y no tengo dinero para arreglarlos, no puedo trabajar, ya que si lo hago, me quitan el paro tras cuatro días de trabajo, no salgo de la casa tengo miedo de que algún día no pueda entrar en ella, las administraciones públicas no me ayudan a superar esta situación, no se dedican a hacer nada. En ocasiones, me encuentro tan deprimida que solo quiero dormir para ver si no despierto o si despierto que todo haya cambiado.

Muchas veces bebo para olvidar la situación que estoy viviendo y de la que no puedo salir, es triste ver como tus hijas pasan hambre y frio y lo más triste es ver como no puedes hacer nada por ayudarlas, tampoco pueden hacer nada por mí. Algunas personas como el director de la escuela Daniel sienten compasión y me traen algo de comida y una bombona, pero solo me sirve para pasar unos días, luego todo vuelve a ser igual.

Hoy me he levantado he ido a hablar con el director de la escuela, Daniel, dice que hablara con los de asuntos sociales para intentar que mejore mi situación, no sé si podrá ser posible, pero al menos el me ha devuelto algo de esperanza para aguantar el día.

Al día siguiente, me levanto creo que no va ser un buen día, aun así salgo y voy a recoger a mis hijas al colegio, el director me dice que porque no puedo pagar la cuota de 30 francos por trimestre, ya que mis hijos, no han podido entrar en el comedor porque no se lo han permitido, el director ha sido el que les ha ofrecido comida. Le contesto, que con 30 francos tengo galletas y leche para una semana y que no dispongo de más dinero. El se queda sorprendido, no me preocupe dice, hablara con las administraciones.

Hoy me ha llegado una carta, voy al director para que me diga que es lo que pone dentro, me dice que me van a embargar la casa, mi depresión llega al límite, ¿qué voy hacer ahora?, no tengo dinero ni para pagar una cuota de colegio al mes, como voy a pagar 2.000 francos que me piden para el día 3, ya no aguanto más todo me supera, estoy harta de ver como mis hijas pasan hambre, frio…

Ese mismo día decido quitarme la vida, ya no puedo soportar más la situación, me siento culpable de no poder ofrecerle a mi hija siquiera un sitio donde vivir, aunque estuviera en tales condiciones pero al menos podía dormir bajo techo, alguien encontrara mi cuerpo cuando llegue, con suerte quizás mi marido salga para adelante, o tal vez alguien bueno y con posibilidades económicas se encargue de mis hijas.

Padres dejados“Estoy cansada. Siempre estoy cansada. No tengo trabajo. Mi marido no

tiene trabajo, y no tenemos nada. Con el tiempo nos hemos ido olvidando de buscarlo; no hay trabajo para nadie en ningún sitio. ¿Para qué íbamos a buscar? Es inútil y cansado. Ha salido el sol… el sol baña la cama y llena de naranja nuestros cuerpos: dormidos todos juntos no parecemos tan pobres. El sol baña las sábanas sucias porque no tengo donde lavarlas, baña el desorden, la cocina junto a la cama y el sofá junto a la cocina de nuestra caravana. Si tuviese persianas las cerraría, porque estoy muy cansada. Estoy tan cansada que no tengo ganas de levantarme, me pesan los brazos como si hubiese hecho mucho ejercicio. Empujo a mi marido para que se levante y lleve a los niños al colegio, pero él tampoco consigue moverse. Los niños se levantan y empiezan a alborotar demasiado. Si tuviera fuerzas seguro que mi marido atinaría a pegarles. Pero ellos son pequeños, se escurren y corren por debajo de la cama.

Los vecinos llaman a la puerta. Que se vayan al infierno, sólo quiero dormir un poco más.

Mi marido me empuja. Es un hombre delgado y no come lo suficiente como para poder hacerme daño, no me importa; hasta que me hace caer de la cama para que les prepare el desayuno. Comemos lo que sobró de la cena, que sobró a su vez del almuerzo: gachas. Galletas con leche que nos da el ayuntamiento. No hay para más. Ellos se quedan contentos y limpios de conciencia porque dicen que nos dan de comer, pero eso no es comida. Sólo son galletas mojadas. Y la misma mierda todos los días.

Entonces vuelvo a la cama, a esperar que se haga de noche. Cierro los ojos, pero el mismo cansancio me impide dormir, y me pongo a oír el mundo que pasa y sucede ahí fuera mientras yo pienso que mañana será otro día, y me consuelo cuando los niños del vecino llegan a su casa al mediodía y los oigo decir que se han aburrido mucho en la escuela y que no han hecho nada cuando les pregunta alegre su madre.A veces me levanto para fumar fuera. O para ir al baño a vomitar el hambre que tengo.

Desde el espejito roto del baño se refleja la cama, con la respiración entrecortada los miro muy fijamente. Hasta que mis pupilas tiemblan y pierdo el sentido un momento. Miro y siguen ahí, tirados en la cama. Me dan tanto asco, tanta pena, me inspiran tanta incompetencia.

Obligo a los niños a salir al césped a jugar, y juegan. Y me da tanta pereza verlos correr de poquito a poco de un sitio para otro… que fumo, y voy a escondidas hacia la trampilla secreta, que todos conocen en realidad, y saco la botella que tengo escondida. Está medio vacía, mi marido también ha bebido y su boca huele a alcohol. “Nos queremos” pienso mientras vuelvo a su lado a la cama, le paso un brazo por encima de su pecho y él ni se inmuta, creo que está embobado con una pelusa enorme de la lámpara. Me entra sueño… y llamo a los niños para que entren en la caravana.

Pruebo un poco: es vomitivo. Le obligo a los niños que se lo coman, aunque no quieren, lloran y lo escupen todo por todas partes, y luego se sienten tan cansados que se echan en la cama otro rato, y me enfado y me irrito, y me entran unas ganas tremendas de llorar porque me tocará a mí limpiar todo aquello y no tengo fuerzas.

Mañana iremos a ver a ese director llamado Daniel Lefebvre que tantas veces nos ha llamado… diremos que no nos encontrábamos bien.”

“Llevo catorce horas despierto… o dormido… Llevo meses en esta postura, en este estado lamentable de padre y marido de mierda.No me dan trabajo. Me echaron de mi antiguo puesto de barrendero por beber. ¡Como si hiciese mucha falta estar sobrio para quitar la basura del suelo con un palo…!

Mi mujer se retuerce cuando amanece y me hago el dormido porque si no pretenderá, la muy floja, que me levante yo a llevar al colegio a los niños.Mi mujer es joven, y yo también, ese fue nuestro primer error. Mentira, todo fueron errores. Ni si quiera estaba enamorado; pero ella sí que estaba embarazada.Hemos ido a hablar con Daniel Lefebvre… se cree que lo sabe todo. Pero es fácil decirlo cuando no se vive como y donde nosotros. Claro, él no tiene una familia a la que alimentar. Él come una dieta adecuada cada día. Bueno, por lo menos los niños comen algo en el colegio. Se cree que me gusta darle a mi familia galletas para desayunar, para almorzar y para cenar… se cree que con una riña una ves al mes nos va a cambiar la vida…

Disciplina, dice… demasiada disciplina tuvo mi padre conmigo cuando chico. Cuando me casé, me independicé y decidí vivir por mí mismo. Que no venga nadie ahora a hacer llorar a mi mujer acusándonos de maltratadores, malos padres o cosas parecidas…

Pero… lo intentaré. Compraré un reloj despertador con el dinero que la floja de mi mujer se gasta en tabaco para ella en una semana. Sí. Eso haré mañana por la mañana, o por la tarde si me levanto tan cansado. Y todo cambiará. A lo mejor. Lo intentaremos.

Qué pesada es mi mujer, viene y se recuesta a mi lado… mañana no pasará más vergüenza, nos despertaremos con ánimo y llevaremos a los niños al colegio. Luego… la quitaré del tabaco. Y para entonces tendremos más dinero, lo ahorraremos, compraremos abrigos para los niños… y si todo sale bien, un vestido para ella. Hombre, en verdad ella no tiene la culpa de nada, y en el fondo, la quiero.”

RémiHola soy Rémi, el hijo de Valeria, la novia de Daniel Lefebvre. Una vez cometí el error junto con mis amigos de gastar una broma a Daniel. Fueron mis amigos los que decidieron y organizaron cómo le gastaríamos la broma, yo solo quise ofrecerle la llave, yo no entré, no quise y fueron ellos los que entraron y ¡pusieron la escuela patas arriba! Además le robaron a Daniel la cámara de video. Por mi parte no me preocupaba demasiado, porque ellos tenían a sus padres, que le reñirían pero yo como no tengo padre…pero mi sorpresa fue que cuando Daniel se enteró de que yo había sido uno de los responsables, aún diciéndole que solo me ofrecí solo a darles las llaves, me riñó y me pegó, y yo le dije que no tenía derecho a hacer eso, porque ¡él no es mi padre! ¡No sabía que fuera a actuar así!

A mis amigos, sus padres, le riñeron, tenían todo el derecho, pero yo no tengo padre…sinceramente, me gustaría tener a mi padre biológico, pero cuando mi madre me explicó que fue él el q se apartó de ella cuando estaba embarazada, mi opinión cambión un poquito. Quiero dejar que Daniel se encargue de mi madre, que la hace muy feliz, lo vi cuando celebramos el cumple de mi madre en el bar, bailaban y eran muy felices, y si es posible, también de mí, porque es un buen hombre.

Creo que a veces me dejo influir por mis amigos, que son un poco rebeldes…yo no quisiera, porque mi madre no se lo merece…

DIRECCIÓN

Bertrand Tavernier

CAST

Philippe Torreton ... DANIEL LEFEBVRE

Maria Pitarresi ... VALERIA Nadia Kaci ... Samia

DamouniLambert Marchal ... RémiFrançoise Bette ... MRS.

DELACOURT Didier Bezace ...

INSPECTOR Betty Teboulle ... MRS.

HENRY

Leticia Valladares Labrador

Aida Bautista Peral

Inmaculada Díaz Gavira

Osmara García Pérez

Abigail Hernández Solís

Organización