historia de la revolucion rusa

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  1. 1. HISTORIA DE LA REVOLUCIN RUSA
  2. 2. LEN TROTSKI HISTORIA DE LA REVOLUCIN RUSAExisten versiones de esta obra dividida en 2 y 3 tomos.Esta es la obra completa en un nico volumen que se basa enla edicin en 2 tomos.Tomo I, Digitalizado por Julagaray en julio de 1997, para laactualmente desaparecida Red Vasca Roja.Ha sido revisado para la ocasin aadindole algn fragmentoque le faltaba.Tomo II, digitalizado por Clula2 en diciembre de 2000.Ediciones digitales Izquierda RevolucionariaVersin: Mayo 2008 por Clula2.Puedes descargar otras obras enwww.marxismo.org
  3. 3. PRLOGOEn los dos primeros meses del ao 1917 reinaba todava en Rusia la dinasta de losRomanov. Ocho meses despus estaban ya en el timn los bolcheviques, un partidoignorado por casi todo el mundo a principios de ao y cuyos jefes, en el momento mismode subir al poder, se hallaban an acusados de alta traicin. La historia no registra otrocambio de frente tan radical, sobre todo si se tiene en cuenta que estamos ante una nacinde ciento cincuenta millones de habitantes. Es evidente que los acontecimientos de 1917,sea cual fuere el juicio que merezcan, son dignos de ser investigados.La historia de la revolucin, como toda historia, debe, ante todo, relatar los hechos ysu desarrollo. Mas esto no basta. Es menester que del relato se desprenda con claridad porqu las cosas sucedieron de ese modo y no de otro. Los sucesos histricos no puedenconsiderarse como una cadena de aventuras ocurridas al azar ni engarzarse en el hilo deuna moral preconcebida, sino que deben someterse al criterio de las leyes que losgobiernan. El autor del presente libro entiende que su misin consiste precisamente ensacar a la luz esas leyes.El rasgo caracterstico ms indiscutible de las revoluciones es la intervencin directade las masas en los acontecimientos histricos. En tiempos normales, el Estado, seamonrquico o democrtico, est por encima de la nacin; la historia corre a cargo de losespecialistas de este oficio: los monarcas, los ministros, los burcratas, los parlamentarios,los periodistas. Pero en los momentos decisivos, cuando el orden establecido se haceinsoportable para las masas, stas rompen las barreras que las separan de la palestrapoltica, derriban a sus representantes tradicionales y, con su intervencin, crean un puntode partida para el nuevo rgimen. Dejemos a los moralistas juzgar si esto est bien o mal.A nosotros nos basta con tomar los hechos tal como nos los brinda su desarrollo objetivo.La historia de las revoluciones es para nosotros, por encima de todo, la historia de lairrupcin violenta de las masas en el gobierno de sus propios destinos.Cuando en una sociedad estalla la revolucin, luchan unas clases contra otras, y, sinembargo, es de una innegable evidencia que las modificaciones por las bases econmicasde la sociedad y el sustrato social de las clases desde que comienza hasta que acaba nobastan, ni mucho menos, para explicar el curso de una revolucin que en unos pocosmeses derriba instituciones seculares y crea otras nuevas, para volver en seguida aderrumbarlas. La dinmica de los acontecimientos revolucionarios se halla directamente -4-
  4. 4. informada por los rpidos tensos y violentos cambios que sufre la sicologa de las clasesformadas antes de la revolucin. La sociedad no cambia nunca sus instituciones a medida que lo necesita, como unoperario cambia sus herramientas. Por el contrario, acepta prcticamente como algodefinitivo las instituciones a que se encuentra sometida. Pasan largos aos durante loscuales la obra de crtica de la oposicin no es ms que una vlvula de seguridad para darsalida al descontento de las masas y una condicin que garantiza la estabilidad del rgimensocial dominante; es, por ejemplo, la significacin que tiene hoy la oposicinsocialdemcrata en ciertos pases. Han de sobrevenir condiciones completamenteexcepcionales, independientes de la voluntad de los hombres o de los partidos, paraarrancar al descontento las cadenas del conservadurismo y llevar a las masas a lainsurreccin. Por tanto, esos cambios rpidos que experimentan las ideas y el estado de espritu delas masas en las pocas revolucionarias no son producto de la elasticidad y movilidad de lapsiquis humana, sino al revs, de su profundo conservadurismo. El rezagamiento crnicoen que se hallan las ideas y relaciones humanas con respecto a las nuevas condicionesobjetivas, hasta el momento mismo en que stas se desploman catastrficamente, pordecirlo as, sobre los hombres, es lo que en los perodos revolucionarios engendra esemovimiento exaltado de las ideas y las pasiones que a las mentalidades policiacas se lesantoja fruto puro y simple de la actuacin de los demagogos. Las masas no van a larevolucin con un plan preconcebido de la sociedad nueva, sino con un sentimiento clarode la imposibilidad de seguir soportando la sociedad vieja. Slo el sector dirigente de cadaclase tiene un programa poltico, programa que, sin embargo, necesita todava ser sometidoa la prueba de los acontecimientos y a la aprobacin de las masas. El proceso polticofundamental de una revolucin consiste precisamente en que esa clase perciba losobjetivos que se desprenden de la crisis social en que las masas se orientan de un modoactivo por el mtodo de las aproximaciones sucesivas. Las distintas etapas del procesorevolucionario, consolidadas pro el desplazamiento de unos partidos por otros cada vezms extremos, sealan la presin creciente de las masas hacia la izquierda, hasta que elimpulso adquirido por el movimiento tropieza con obstculos objetivos. Entoncescomienza la reaccin: decepcin de ciertos sectores de la clase revolucionaria, difusin delindeferentismo y consiguiente consolidacin de las posiciones adquiridas por las fuerzascontrarrevolucionarias. Tal es, al menos, el esquema de las revoluciones tradicionales. -5-
  5. 5. Slo estudiando los procesos polticos sobre las propias masas se alcanza acomprender el papel de los partidos y los caudillos que en modo alguno queremos negar.Son un elemento, si no independiente, s muy importante, de este proceso. Sin unaorganizacin dirigente, la energa de las masas se disipara, como se disipa el vapor nocontenido en una caldera. Pero sea como fuere, lo que impulsa el movimiento no es lacaldera ni el pistn, sino el vapor.Son evidentes las dificultades con que tropieza quien quiere estudiar los cambiosexperimentados por la conciencia de las masas en pocas de revolucin. Las clasesoprimidas crean la historia en las fbricas, en los cuarteles, en los campos, en las calles de laciudad. Mas no acostumbran a ponerla por escrito. Los perodos de tensin mxima de laspasiones sociales dejan, en general, poco margen par ala contemplacin y el relato.Mientras dura la revolucin, todas las musas, incluso esa musa plebeya del periodismo, tanrobusta, lo pasan mal. A pesar de esto, la situacin del historiador no es desesperada, nimucho menos. Los apuntes escritos son incompletos, andan sueltos y desperdigados. Pero,puestos a la luz de los acontecimientos, estos testimonios fragmentarios permiten muchasveces adivinar la direccin y el ritmo del proceso histrico. Mal o bien, los partidosrevolucionarios fundan su tcnica en la observacin de los cambios experimentados por laconciencia de las masas. La senda histrica del bolchevismo demuestra que estaobservacin, al menos en sus rasgos ms salientes, es perfectamente factible. Por qu loaccesible al poltico revolucionario en el torbellino de la lucha no ha de serlo tambinretrospectivamente al historiador?Sin embargo, los procesos que se desarrollan en la conciencia de las masas no sonnunca autctonos ni independientes. Pese a los idealistas y a los eclcticos, la conciencia sehalla determinada por la existencia. Los supuestos sobre los que surgen la Revolucin deFebrero y su suplantacin por la de Octubre tienen necesariamente que estar informadospor las condiciones histricas en que se form Rusia, por su economa, sus clases, suEstado, por las influencias ejercidas sobre ella por otros pases. Y cuanto ms enigmticonos parezca el hecho de que un pas atrasado fuera el primero en exaltar al poder alproletariado, ms tenemos que buscar la explicacin de este hecho en las caractersticas deese pas, o sea en lo que le diferencia de los dems.En los primeros captulos del presente libro esbozamos rpidamente la evolucin dela sociedad rusa y de sus fuerzas intrnsecas, acusando de este modo las peculiaridadeshistricas de Rusia y su peso especfico. Confiamos en que el esquematismo de esas-6-
  6. 6. pginas no asustar al lector. Ms adelante, conforme siga leyendo, ver a esas mismasfuerzas sociales vivir y actuar.Este trabajo no est basado precisamente en los recuerdos personales de su autor. Elhecho de que ste participara en los acontecimientos no le exime del deber de basar suestudio en documentos rigurosamente comprobados. El autor habla de s mismo alldonde la marcha de los acontecimientos le obliga a hacerlo, pero siempre en tercerapersona. Y no por razones de estilo simplemente, sino porque el tono subjetivo que en lasautobiografas y en las memorias es inevitable sera inadmisible en un trabajo de ndolehistrica.Sin embargo, la circunstancia de haber intervenido personalmente en la luchapermite al autor, naturalmente, penetrar mejor, no slo en la sicologa de las fuerzasactuantes, las individuales y las colectivas, sino tambin en la concatenacin interna de losacontecimientos. Mas para que esta ventaja d resultados positivos, precisa observar unacondicin, a saber: no fiarse a los datos de la propia memoria, y esto no slo en losdetalles, sino tambin en lo que respecta a los motivos y a los estados de espritu. El autorcree haber guardado este requisito en cuanto de l dependa. Trascrito por Clula II.Todava hemos de decir dos palabras acerca de la posicin poltica del autor, que enfuncin de historiador, sigue adoptando el mismo punto de vista que adoptaba en funcinde militante ante los acontecimientos que relata. El lector no est obligado, naturalmente, acompartir las opiniones polticas del autor, que ste, por su parte, no tiene tampoco porqu ocultar. Pero s tiene derecho a exigir de un trabajo histrico que no sea precisamentela apologa de una posicin poltica determinada, sino una exposicin, internamenterazonada, del proceso real y verdadero de la revolucin. Un trabajo histrico slo cumpledel todo con su misin cuando en sus pginas los acontecimientos se desarrollan con todasu forzosa naturalidad.Mas tiene esto algo que ver con la que llaman imparcialidad histrica? Nadie nosha explicado todava claramente en qu consiste esa imparcialidad. El tan citado dicho deClemenceau de que las revoluciones hay que tomarlas o desecharlas en bloc es, en el mejorde los casos, un ingenioso subterfugio: cmo es posible abrazar o repudiar como un todoorgnico aquello que tiene su esencia en la escisin? Ese aforismo se lo dicta aClemenceau, por una parte, la perplejidad producida en ste por el excesivo arrojo de susantepasados, y, por otra, la confusin en que se halla el descendiente ante sus sombras.Uno de los historiadores reaccionarios, y, por tanto, ms de moda en la Franciacontempornea, L. Madelein, que ha calumniado con palabras tan elegantes a la Gran-7-
  7. 7. Revolucin, que vale tanto como decir a la progenitora de la nacin francesa, afirma queel historiador debe colocarse en lo alto de las murallas de la ciudad sitiada, abrazando consu mirada a sitiados y sitiadores; es, segn l, la nica manera de conseguir una justiciaconmutativa. Sin embargo, los trabajos de este historiador demuestran que si l se subi alo alto de las murallas que separan a los dos bandos, fue, pura y simplemente, para servirde espa a la reaccin. Y menos mal que en este caso se trata de batallas pasadas, pues enpocas de revolucin es un poco peligroso asomar la cabeza sobre las murallas. Claro estque, en los momentos peligrosos, estos sacerdotes de la justicia conmutativa suelenquedarse sentados en casa esperando a ver de qu parte se inclina la victoria.El lector serio y dotado de espritu crtico no necesita de esa solapada imparcialidadque le brinda la copa de la conciliacin llena de posos de veneno reaccionario, sino de lametdica escrupulosidad que va a buscar en los hechos honradamente investigados, apoyomanifiesto para sus simpatas o antipatas disfrazadas, a la contrastacin de sus nexosreales, al descubrimiento de las leyes por que se rigen. sta es la nica objetividad histricaque cabe, y con ella basta, pues se halla contrastada y confirmada, no por las buenasintenciones del historiador de que l mismo responde, sino por las leyes que rigen elproceso histrico y que l se limita a revelar.Para escribir este libro nos han servido de fuentes numerosas publicacionesperidicas, diarios y revistas, memorias, actas y otros materiales, en parte manuscritos y,principalmente, los trabajos editados por el Instituto para la Historia de la Revolucin enMosc y Leningrado. Nos ha parecido superfluo indicar en el texto las diversas fuentes, yaque con ello no haramos ms que estorbar la lectura. Entre las antologas de trabajoshistricos hemos manejado muy en particular los dos tomos de los Apuntes para la Historiade la Revolucin de Octubre (Mosc-Leningrado, 1927). Escritos por distintos autores, lostrabajos monogrficos que forman estos dos tomos no tienen todos el mismo valor, perocontienen, desde luego, abundante material de hechos.Cronolgicamente nos guiamos en todas las fechas por el viejo calendario, rezagadoen trece fechas, como se sabe, respecto al que rega en el resto del mundo y hoy rigetambin en los Soviets. El autor no tena ms remedio que atenerse al calendario queestaba en vigor durante la revolucin. Ningn trabajo le hubiera costado, naturalmente,trasponer las fechas segn el cmputo moderno. Pero esta operacin, eliminando unasdificultades, habra creado otras de ms monta. El derrumbamiento de la monarqua pas ala historia con el nombre de Revolucin de Febrero. Sin embargo, computando la fechapor el calendario occidental, ocurri en marzo. La manifestacin armada que se organiz-8-
  8. 8. contra la poltica imperialista del gobierno provisional figura en la historia con el nombrede jornadas de abril, siendo as que, segn el cmputo europeo, tuvo lugar en mayo. Sindetenernos en otros acontecimientos y fechas intermedios, haremos notar, finalmente, quela Revolucin de Octubre se produjo, segn el calendario europeo, en noviembre. Comovemos, ni el propio calendario se puede librar del sello que estampan en l losacontecimientos de la Historia, y al historiador no le es dado corregir las fechas histricascon ayuda de simples operaciones aritmticas. Tenga en cuenta el lector que antes dederrocar el calendario bizantino, la revolucin hubo de derrocar las instituciones que a l seaferraban. www.marxismo.org L. TROTSKI Prinkipo -9-
  9. 9. CAPITULO I LAS CARACTERSTICAS DEL DESARROLLO DE RUSIAEl rasgo fundamental y ms constante de la historia de Rusia es el carcter rezagadode su desarrollo, con el atraso econmico, el primitivismo de las formas sociales y el bajonivel de cultura que son su obligada consecuencia.La poblacin de aquellas estepas gigantescas, abiertas a los vientos inclementes delOriente y a los invasores asiticos, naci condenada por la naturaleza misma a un granrezagamiento. La lucha con los pueblos nmadas se prolonga hasta fines del siglo XVII. Lalucha con los vientos que arrastran en invierno los hielos y en verano la sequa an se siguelibrando hoy en da. La agricultura -base de todo el desarrollo del pas- progresaba de unmodo extensivo: en el norte eran talados y quemados los bosques, en el sur se roturaban lasestepas vrgenes; Rusia fue tomando posesin de la naturaleza no en profundidad, sino enextensin.Mientras que los pueblos brbaros de Occidente se instalaban sobre las ruinas de lacultura romana, muchas de cuyas viejas piedras pudieron utilizar como material deconstruccin, los eslavos de Oriente se encontraron en aquellas inhspitas latitudes de laestepa hurfanos de toda herencia: su antecesores vivan en un nivel todava ms bajo queel suyo. Los pueblos de la Europa occidental, encerrados en seguida dentro de sus fronterasnaturales, crearon los ncleos econmicos y de cultura de las sociedades industriales. Lapoblacin de la llanura oriental, tan pronto vio asomar los primeros signos de penuria,penetr en los bosques o se fue a las estepas. En Occidente, los elementos msemprendedores y de mayor iniciativa de la poblacin campesina vinieron a la ciudad, seconvirtieron en artesanos, en comerciantes. Algunos de los elementos activos y audaces deOriente se dedicaron tambin al comercio, pero la mayora se convirtieron en cosacos, encolonizadores.El proceso de diferenciacin social tan intensivo en Occidente, en Oriente veasecontenido y esfumado por el proceso de expansin. El zar de los moscovitas, aunquecristiano, reina sobre gente de inteligencia perezosa, escriba Vico, contemporneo dePedro I. Aquella inteligencia perezosa de los moscovitas reflejaba la lentitud del ritmoeconmico, la vaguedad informe de las relaciones de clase, la indigencia de la historiainterior.Las antiguas civilizaciones de Egipto, India y la China tenan caractersticas propiasque se bastaban a s mismas y disponan de tiempo suficiente para llevar sus relaciones- 10 -
  10. 10. sociales, a pesar del bajo nivel de sus fuerzas productivas, casi hasta esa misma minuciosaperfeccin que daban a sus productos los artesanos de dichos pases. Rusia hallbaseenclavada entre Europa y Asia, no slo geogrficamente, sino tambin desde un punto devista social e histrico. Se diferenciaba en la Europa occidental, sin confundirse tampococon el Oriente asitico, aunque se acercase a uno u otro continente en los distintosmomentos de su historia, en uno u otro respecto. El Oriente aport el yugo trtaro,elemento importantsimo en la formacin y estructura del Estado ruso. El Occidente era unenemigo mucho ms temible; pero al mismo tiempo un maestro. Rusia no poda asimilarsea las formas de Oriente, compelida como se hallaba a plegarse constantemente a la presineconmica y militar de Occidente.La existencia en Rusia de un rgimen feudal, negada por los historiadorestradicionales, puede considerarse hoy indiscutiblemente demostrada por las modernasinvestigaciones. Es ms: los elementos fundamentales del feudalismo ruso eran los mismosque los de Occidente. Pero el solo hecho de que la existencia en Rusia de una poca feudalhaya tenido que demostrarse mediante largas polmicas cientficas, es ya claro indicio delcarcter imperfecto del feudalismo ruso, de sus formas indefinidas, de la pobreza de susmonumentos culturales.Los pases atrasados se asimilan las conquistas materiales e ideolgicas de las nacionesavanzadas. Pero esto no significa que sigan a estas ltimas servilmente, reproduciendotodas las etapas de su pasado. La teora de la reiteracin de los ciclos histricos -procedentede Vico y sus secuaces- se apoya en la observacin de los ciclos de las viejas culturasprecapitalistas y, en parte tambin, en las primeras experiencias del capitalismo. El carcterprovincial y episdico de todo el proceso hacia que, efectivamente, se repitiesen hastacierto punto las distintas fases de cultura en los nuevos ncleos humanos. Sin embargo, elcapitalismo implica la superacin de estas condiciones. El capitalismo prepara y, hastacierto punto, realiza la universalidad y permanencia en la evolucin de la humanidad. Conesto se excluye ya la posibilidad de que se repitan las formas evolutivas en las distintasnaciones. Obligado a seguir a los pases avanzados, el pas atrasado no se ajusta en sudesarrollo a la concatenacin de las etapas sucesivas. El privilegio de los paseshistricamente rezagados -que lo es realmente- est en poder asimilarse las cosas o, mejordicho, en obligarse a asimilrselas antes del plazo previsto, saltando por alto toda una seriede etapas intermedias. Los salvajes pasan de la flecha al fusil de golpe, sin recorrer la sendaque separa en el pasado esas dos armas. Los colonizadores europeos de Amrica notuvieron necesidad de volver a empezar la historia por el principio. Si Alemania o los - 11 -
  11. 11. Estados Unidos pudieron dejar atrs econmicamente a Inglaterra fue, precisamente,porque ambos pases venan rezagados en la marcha del capitalismo. Y la anarquaconservadora que hoy reina en la industria hullera britnica y en la mentalidad deMacDonald y de sus amigos es la venganza por ese pasado en que Inglaterra se demorms tiempo del debido empuando el cetro de la hegemona capitalista. El desarrollo deuna nacin histricamente atrasada hace, forzosamente, que se confundan en ella, de unamanera caracterstica, las distintas fases del proceso histrico. Aqu el ciclo presenta,enfocado en su totalidad, un carcter confuso, embrollado, mixto. Claro est que la posibilidad de pasar por alto las fases intermedias no es nuncaabsoluta; hllase siempre condicionada en ltima instancia por la capacidad de asimilacineconmica y cultural del pas. Adems, los pases atrasados rebajan siempre el valor de lasconquistas tomadas del extranjero al asimilarlas a su cultura ms primitiva. De este modo,el proceso de asimilacin cobra un carcter contradictorio. As por ejemplo, la introduccinde los elementos de la tcnica occidental, sobre todo la militar y manufacturera, bajo PedroI se tradujo en la agravacin del rgimen servil como forma fundamental de la organizacindel trabajo. El armamento y los emprstitos a la europea -productos, indudablemente, deuna cultura ms elevada- determinaron el robustecimiento del zarismo, que, a su vez, seinterpuso como un obstculo ante el desarrollo del pas. Izquierda Revolucionaria. Las leyes de la historia no tienen nada de comn con el esquematismo pedantesco. Eldesarrollo desigual, que es la ley ms general del proceso histrico, no se nos revela, enparte alguna, con la evidencia y la complejidad con que la patentiza el destino de los pasesatrasados. Azotados por el ltigo de las necesidades materiales, los pases atrasados venseobligados a avanzar a saltos. De esta ley universal del desarrollo desigual de la cultura sederiva otra que, a falta de nombre ms adecuado, calificaremos de ley del desarrollocombinado, aludiendo a la aproximacin de las distinta etapas del camino y a la confusin dedistintas fases, a la amalgama de formas arcaicas y modernas. Sin acudir a esta ley,enfocada, naturalmente, en la integridad de su contenido material, sera imposiblecomprender la historia de Rusia ni la de ningn otro pas de avance cultural rezagado,cualquiera que sea su grado. Bajo la presin de Europa, ms rica, el Estado ruso absorba una parte proporcionalmucho mayor de la riqueza nacional que los Estados occidentales, con lo cual no slocondenaba a las masas del pueblo a una doble miseria, sino que atentaba tambin contra lasbases de las clases pudientes. Pero, al propio tiempo, necesitado del apoyo de estas ltimas,forzaba y reglamentaba su formacin. Resultado de esto era que las clases privilegiadas, que- 12 -
  12. 12. se haban ido burocratizando, no pudiesen llegar a desarrollarse nunca en toda su pujanza,razn por la cual el Estado iba acercndose cada vez ms al despotismo asitico.La autocracia bizantina, adoptada oficialmente por los zares moscovitas desdeprincipios del siglo XVI, dome a los boyardos feudales con ayuda de la nobleza ysometi a sta a su voluntad, entregndole los campesinos como siervos para erigirse sobreestas bases en el absolutismo imperial petersburgus. Para comprender el retraso con quese desarrolla este proceso histrico, baste decir que la servidumbre de la gleba, que surge enel transcurso del siglo XVI, se perfecciona en el XVII y florece en el XVIII, para noabolirse jurdicamente hasta 1861.El clero desempea, despus de la nobleza, un papel bastante importante, perocompletamente mediatizado, en el proceso de formacin de la autocracia zarista. La Iglesiano se remonta nunca en Rusia a las alturas del poder que llega a ocupar en el Occidentecatlico, y se contenta con llenar las funciones de servidora espiritual cerca de la autocracia,apuntndose esto como un mrito de su humildad. Los obispos y metropolitanos slodisponan de poder en cuanto mandatarios del brazo secular. Los patriarcas cambiaban alcambiar los zares. En el perodo petersburgus, la sujecin de la Iglesia al Estado hzosetodava ms servil. Los doscientos mil curas y frailes integraban en el fondo la burocraciadel pas, eran una especie de cuerpo policiaco de la fe: en justa reciprocidad, la policasecular amparaba el monopolio del clero ortodoxo en materia de fe y protega sus tierras ysus rentas.La eslavofilia, este mesianismo del atraso, razonaba su filosofa diciendo que elpueblo ruso y su Iglesia eran fundamentalmente democrticos, en tanto que la Rusia oficialno era otra cosa que la burocracia alemana implantada por Pedro el Grande. Marxobservaba, a este propsito: Exactamente lo mismo que los asnos teutnicos desplazaronel despotismo de Federico II, etc., a los franceses, como si los esclavos atrasados nonecesitaran siempre de esclavos civilizados para amaestrarlos. Esta breve observacinrefleja perfectamente no slo la vieja filosofa de los eslavfilos, sino tambin el evangeliomoderno de los racistas.La incidencia del feudalismo ruso y de toda la historia rusa antigua cobraba su mstriste expresin en la ausencia de autnticas ciudades medievales como centros de artesana,de comercio. En Rusia el artesanado no tuvo tiempo de desglosarse por entero de laagricultura y conserv siempre el carcter del trabajo a domicilio. Las viejas ciudades rusaseran centros comerciales, administrativos, militares y de la nobleza; centros, porconsiguiente, consumidores y no productores. La misma ciudad de Novgorod, tan cercana - 13 -
  13. 13. a la Hansa y que no lleg a conocer el yugo trtaro, era una ciudad comercial sin industria.Cierto es que la dispersin de los oficios campesinos, repartidos por las distintas comarcas,creaba la necesidad de una red comercial extensa. Pero los mercaderes nmadas no podanocupar, en modo alguno, el puesto que en Occidente ocupaba la pequea y mediaburguesa de los gremios de artesanos en el comercio y la industria, indisolublemente unidaa su periferia campesina. Adems, las principales vas de comunicacin del comercio rusoconducan al extranjero, asegurando as al capital extranjero, desde los tiempos msremotos, el puesto directivo y dando un carcter semicolonial a todas las operaciones, enque el comerciante ruso quedaba reducido al papel de intermediario entre las ciudadesoccidentales y la aldea rusa. Este gnero de relaciones econmicas experiment un ciertoavance en la poca del capitalismo ruso y tuvo su apogeo y suprema expresin en la guerraimperialista.La insignificancia de las ciudades rusas, que es lo que ms contribuy a formar enRusia el tipo de Estado asitico, exclua, en particular, la posibilidad de un movimiento deReforma encaminada a sustituir la Iglesia ortodoxa burocrtico-feudal por una variantecualquiera moderna del cristianismo adaptada a las necesidades de la sociedad burguesa. Lalucha contra la Iglesia del Estado no trascenda de los estrechos lmites de las sectascampesinas, sin excluir la ms poderosa de todas, el cisma de los creyentes viejos.Quince aos antes de que estallase la gran Revolucin francesa se desencaden enRusia el movimiento de los cosacos, labriegos y obreros serviles de los montes Urales,acaudillado por Pugachev. Qu le falt a aquella furiosa insurreccin popular paraconvertirse en verdadera revolucin? Le falt el tercer estado. Sin la democracia industrialde las ciudades, era imposible que la guerra campesina se transformase en revolucin, delmismo modo que las sectas aldeanas no podan llevar a cabo una Reforma. Lejos deprovocar una revolucin, el alzamiento de Pugachev sirvi para consolidar el absolutismoburocrtico como servidor fiel de los intereses de la nobleza, y volvi a demostrar sueficacia en una hora difcil.La europeizacin del pas, que comenz formalmente bajo Pedro el Grande, fueconvirtindose cada vez ms, en el transcurso del siglo siguiente, en una necesidad de lapropia clase gobernante, es decir, de la nobleza. En 1825, la intelectualidad aristocrtica,dando expresin poltica a esta necesidad, se lanz a una conspiracin militar, con el fin deponer freno a la autocracia. Presionada por el desarrollo de la burguesa europea, la noblezaavanzada intentaba, de este modo, suplir la ausencia del tercer estado. Pero no se resignaba,a pesar de todo, a renunciar a sus privilegios de casta; aspiraba a combinarlos con el- 14 -
  14. 14. rgimen liberal por el que luchaba; por eso, lo que ms tema era que se levantaran loscampesinos. No tiene nada de extrao que aquella conspiracin no pasara de ser la hazaade unos cuantos oficiales brillantes, pero aislados, que sucumbieron casi sin lucha. Esesentido tuvo la sublevacin de los decembristas 1 .Los terratenientes que posean fbricas fueron los primeros de su estamento que seiniciaron hacia la sustitucin del trabajo servil por el trabajo libre. Otro de los factores queimpulsaban esta medida era la exportacin, cada da mayor, de cereales rusos al extranjero.En 1861, la burocracia noble, apoyndose en los terratenientes liberales, implanta lareforma campesina. El impotente liberalismo burgus, reducido a su papel de comparsa, notuvo ms remedio que contemplar el cambio pasivamente. No hace falta decir que elzarismo resolvi el problema fundamental de Rusia, esto es, la cuestin agraria, de unmodo todava ms mezquino y rapaz de como la monarqua prusiana haba de resolver, a lavuelta de pocos aos, el problema capital de Alemania: su unidad nacional. La solucin delos problemas que incumben a una clase por obra de otra es una de las combinaciones aque aludamos, propias de los pases atrasados.Pero donde se revela de un modo ms indiscutible la ley del desarrollo combinado esen la historia y el carcter de la industria rusa. Nacida tarde, no repite la evolucin de lospases avanzados, sino que se incorpora a stos, adaptando a su atraso propio las conquistasms modernas. Si la evolucin econmica general de Rusia salt sobre los perodos delartesanado gremial y de la manufactura, algunas ramas de su industria pasaron por alto todauna serie de etapas tcnico-industriales que en Occidente llenaron varias dcadas. Gracias aesto, la industria rusa pudo desarrollarse en algunos momentos con una rapidezextraordinaria. Entre la revolucin de 1905 y la guerra, Rusia dobl, aproximadamente, suproduccin industrial. A algunos historiadores rusos esto les parece una razn bastanteconcluyente para deducir que hay que abandonar la leyenda del atraso y del progresolento. En rigor la posibilidad de un tan rpido progreso se hallaba condicionadaprecisamente por el atraso del pas, que no slo persiste hasta el momento de la liquidacinde la vieja Rusia, sino que an perdura como herencia de ese pasado hasta el da de hoy.El termmetro fundamental para medir el nivel econmico de una nacin es elrendimiento del trabajo, que, a su vez, depende del peso especfico de la industria en laeconoma general del pas. En vsperas de la guerra, cuando la Rusia zarista haba alcanzadoel punto culminante de su bienestar, la parte alcuota de riqueza nacional que correspondaa cada habitante era ocho o diez veces inferior a la de los Estados Unidos, lo cual no tiene1 Decembristas o dekabristas por el mes de diciembre, en que tuvo lugar- 15 -
  15. 15. nada de sorprendente si se tiene en cuenta que las cuatro quintas partes de la poblacinobrera de Rusia se concentraban en la agricultura, mientras que en los Estados Unidos, porcada persona ocupada en las labores agrcolas haba 2,5 obreros industriales. Adase a estoque en vsperas de la guerra Rusia tena 0,4 kilmetros de lneas frreas por cada 100kilmetros cuadrados, mientras que en Alemania la proporcin era de 1,7 y de 7 en Austria-Hungra, y por el estilo, todos los dems coeficientes comparativos que pudiramosmencionar.Como ya hemos dicho, es precisamente en el campo de la economa donde semanifiesta con su mximo relieve la ley del desarrollo combinado. Y as, mientras que hastael momento mismo de estallar la revolucin, la agricultura se mantena, con pequeasexcepciones, casi en el mismo nivel del siglo XVII, la industria, en lo que a su tcnica y a suestructura capitalista se refera, estaba al nivel de los pases ms avanzados, y, en algunosrespectos, los sobrepasaba. En el ao 1914 las pequeas industrias con menos de cienobreros representaban en los Estados Unidos un 35 por 100 del censo total de obrerosindustriales, mientras que en Rusia este porcentaje era tan slo de 17,8. La mediana y lagran industria, con una nmina de 100 a 1.000 obreros, representaban un peso especficoaproximadamente igual; los centros fabriles gigantescos que daban empleo a ms de milobreros cada uno y que en los Estados Unidos sumaban el 17,8 por 100 del censo total dela poblacin obrera, en Rusia representaban el 41,4 por 100. En las regiones industrialesms importantes este porcentaje era todava ms elevado: en la zona de Petrogrado era de44,4 por 100; en la de Mosc, de 57,3 por 100. A idnticos resultados llegamoscomparando la industria rusa con la inglesa o alemana. Este hecho, que nosotros fuimos losprimeros en registrar en el ao 1908, se aviene mal con la idea que vulgarmente se tiene delatraso econmico de Rusia. Y, sin embargo, no excluye este atraso, sino que locomplementa dialcticamente.Tambin la fusin del capital industrial con el bancario se efectu en Rusia enproporciones que tal vez no haya conocido ningn otro pas. Pero la mediatizacin de laindustria por los Bancos equivala a su mediatizacin por el mercado financiero de laEuropa occidental. La industria pesada (metal, carbn, petrleo) se hallaba sometida casipor entero al control del capital financiero internacional, que se haba creado una redauxiliar y mediadora de Bancos en Rusia. La industria ligera sigui las mismas huellas. Entrminos generales, cerca del 40 por 100 del capital acciones invertido en Rusia perteneca aextranjeros, y la proporcin era considerablemente mayor en las ramas principales de laindustria. Sin exageracin, puede decirse que los paquetes de acciones que controlaban los - 16 -
  16. 16. principales bancos, empresas y fbricas de Rusia estaban en manos de extranjeros,debiendo advertirse que la participacin de los capitales de Inglaterra, Francia y Blgicarepresentaba casi el doble de la de Alemania.Las condiciones originarias de la industria rusa y de su estructura informan el carctersocial de la burguesa de Rusia y su fisonoma poltica. La intensa concentracin industrialsupona, ya de suyo, que entre las altas esferas capitalistas y las masas del pueblo no hubiesesito para una jerarqua de capas intermedias. Adase a esto que los propietarios de las msimportantes empresas industriales, bancarias y de transportes eran extranjeros quecotizaban los beneficios obtenidos en Rusia y su influencia poltica en los parlamentosextranjeros, razn por la cual no slo no les interesaba fomentar la lucha por elparlamentarismo ruso, sino que muchas veces le hacan frente: bate recordar el vergonzosopapel que desempeaba en Rusia la Francia oficial. Tales eran las causas elementales einsuperables del aislamiento poltico y del odio al pueblo de la burguesa rusa. Y si sta, enlos albores de su historia, no haba alcanzado el grado necesario de madurez para acometerla reforma del Estado, cuando las circunstancias le depararon la ocasin de ponerse alfrente de la revolucin demostr que llegaba ya tarde.En consonancia con el desarrollo general del pas, la base sobre la que se form laclase obrera rusa no fue el artesanado gremial, sino la agricultura; no fue la ciudad, sino elcampo. Adems, el proletariado de Rusia no fue formndose paulatinamente a lo largo delos siglos, arrastrando tras s el peso del pasado, como en Inglaterra, sino a saltos, por unatransformacin sbita de las condiciones de vida, de las relaciones sociales, rompiendobruscamente con el ayer. Esto fue, precisamente, lo que, unido al yugo concentrado elzarismo, hizo que los obreros rusos se asimilaran las conclusiones ms avanzadas delpensamiento revolucionario, del mismo modo que la industria rusa, llegada al mundo conretraso, se asimil las ltimas conquistas de la organizacin capitalista.El proletariado ruso tornaba a producir, una y otra vez, la breve historia de susorgenes. Al tiempo que en la industria metalrgica, sobre todo en Petersburgo, cristalizabay surga una categora de proletarios depurados que haban roto completamente con laaldea, en los Urales segua predominando el tipo obrero de semiproletario, semicampesino.La afluencia de nuevas hornadas de mano de obra del campo a las regiones industrialesrenovaba todos los aos los lazos que unan al proletariado con su cantera social.La incapacidad de accin poltica de la burguesa se hallaba directamente formada porel carcter de sus relaciones con el proletariado y la clase campesina. La burguesa no podaarrastrar consigo a los obreros a quienes la vida de todos los das enfrentaba con ella y que,- 17 -
  17. 17. adems, aprendieron en seguida a generalizar sus problemas. Y la misma incapacidaddemostraba para atraerse a los campesinos, atada como estaba a los terratenientes por unared de intereses comunes y temerosa de que el rgimen de propiedad, en cualquiera de susformas, se viniese a tierra. El retraso de la revolucin rusa no era tan slo, como se ve, unproblema de cronologa, sino que afectaba tambin a la estructura social del pas. Inglaterra hizo su revolucin puritana en una poca en que su poblacin total nopasaba de los cinco millones y medio de habitantes, de los cuales medio millncorresponda a Londres. En la poca de la Revolucin francesa Pars no contaba tampococon ms de medio milln de almas de los veinticinco que formaban el censo total del pas.A principios del siglo XX Rusia tena cerca de ciento cincuenta millones de habitantes, msde tres millones de los cuales se concentraban en Petrogrado y Mosc. Detrs de estascifras comparativas laten grandes diferencias sociales. La Inglaterra del siglo XVII, como laFrancia del siglo XVIII, no conocan an el proletariado moderno. En cambio, en Rusia laclase obrera contaba, en 1905, incluyendo la ciudad y el campo, no menos de diez millonesde almas, que, con sus familias, venan a representar ms de veinticinco millones de almas,cifra que superaba la de la poblacin total de Francia en la poca de la Gran Revolucin.Desde los artesanos acomodados y los campesinos independientes que formaban en elejrcito de Cromwell hasta los proletarios industriales de Petersburgo, pasando por lossansculottes 2 de Pars, la revolucin hubo de modificar profundamente su mecnica social,sus mtodos, y con stos tambin, naturalmente, sus fines. 2 La expresin sans-culottes significa literalmente sin calzones. El trmino est relacionado con lasmodas y costumbres de la poca, el siglo XVIII, ya que los sectores sociales ms acomodados vestan conunas calzas cortas y ajustadas (los culottes), mientras que muchos miembros del Tercer Estado llevabanpantalones largos. Bajo este mote, usado al principio de forma despectiva y exhibido posteriormente porellos mismos con orgullo, se inclua a un grupo heterogneo de personas: trabajadores independientes,pequeos comerciantes y artesanos (carpinteros, sastres, etc.). No se incluan entre ellos ni a los ms pobresni a la burguesa acomodada. Los sans-culottes constituan, por su elevado nmero, una parte importante delTercer Estado de la capital francesa. Durante generaciones se hallaron expuestos a numerosas injusticias ycontinuas vejaciones por parte de los estamentos privilegiados. El inicio de la Revolucin Francesa signific,para muchos de ellos, el momento de su venganza. Al estallar aquella, los sans-culottes se convirtieron en lafuerza de choque popular que asalt la Bastilla y el palacio de las Tulleras. Tambin constituyeron la basefundamental del ejrcito francs que se enfrent a las potencias absolutistas europeas. Entre 1792 y 1795, los sans-culottes fueron los protagonistas de la escena poltica revolucionaria.Asistan a los debates de la Asamblea Nacional, Asamblea Constituyente y la Asamblea Legislativa y allalentaban a los representantes radicales que con mayor ardor defendan los duros castigos para losacaparadores de alimentos, la fijacin de un precio mximo para los productos de primera necesidad o lacondena a muerte de Luis XVI. [Nota de la edicin digital]- 18 -
  18. 18. Los acontecimientos de 1905 fueron el prologo de las dos revoluciones de 1917: la deFebrero y la de Octubre. El prlogo contena ya todos los elementos del drama, aunquestos no se desarrollasen hasta el fin. La guerra ruso-japonesa hizo tambalearse al zarismo.La burguesa liberal se vali del movimiento de las masas para infundir un poco de miedodesde la oposicin a la monarqua. Pero los obreros se emanciparon de la burguesa,organizndose aparte de ella y frente a ella en los soviets, creados entonces por vezprimera. Los campesinos s levantaron, al grito de tierra!, en toda la gigantesca extensindel pas. Los elementos revolucionarios del ejrcito sentanse atrados, tanto como loscampesinos, por los soviets, que, en el momento lgido de la revolucin, disputaronabiertamente el poder a la monarqua. Fue entonces cuando actuaron pro primera vez en lahistoria de Rusia todas las fuerzas revolucionarias: carecan de experiencia y les faltaba laconfianza en s mismas. Los liberales retrocedieron ostentosamente ante la revolucin en elpreciso momento en que se demostraba que no bastaba con hostilizar al zarismo, sino queera preciso derribarlo. La brusca ruptura de la burguesa con el pueblo, que hizo que yaentonces se desprendiese de aqulla una parte considerable de la intelectualidaddemocrtica, facilit a la monarqua la obra de seleccin dentro del ejrcito, le permitiseleccionar las fuerzas fieles al rgimen y organizar una sangrienta represin contra losobreros y campesinos. Y, aunque con algunas costillas rotas, el zarismo sali vivo yrelativamente fuerte de la prueba de 1905. Qu alteraciones introdujo en el panorama de las fuerzas sociales el desarrollohistrico que llena los once aos que median entre el prlogo y el drama? Durante esteperodo se acenta todava ms la contradiccin entre el zarismo y las exigencias de lahistoria. La burguesa se fortific econmicamente, pero ya hemos visto que su fuerza sebasaba en la intensa concentracin de la industria y en la importancia creciente del capitalextranjero. Adoctrinada por las enseanzas de 1905, la burguesa se hizo an msconservadora y suspicaz. El peso especfico dentro del pas de la pequea burguesa y de laclase media, que ya antes era insignificante, disminuy ms an. La intelectualidaddemocrtica no dispona del menor punto consistente de apoyo social. Poda gozar de unainfluencia poltica transitoria, pero nunca desempear un papel propio: hallbase cada vezms mediatizada por el liberalismo burgus. En estas condiciones no haba ms que unpartido que pudiera brindar un programa, una bandera y una direccin a los campesinos: elproletariado. La misin grandiosa que le estaba reservada engendr la necesidad inaplazablede crear una organizacin revolucionaria propia, capaz de reclutar a las masas del pueblo yponerlas al servicio de la revolucin, bajo la iniciativa de los obreros. As fue como los - 19 -
  19. 19. soviets de 1905 tomaron en 1917 un gigantesco desarrollo. Que los soviets -dicho sea depaso- no son, sencillamente, producto del atraso histrico de Rusia, sino fruto de la ley deldesarrollo social combinado, lo demuestra por s solo el hecho de que el proletariado delpas ms industrial del mundo, Alemania, no hallase durante la marejada revolucionaria de1918-1919 ms forma de organizacin que los soviets.La Revolucin de 1917 persegua como fin inmediato el derrumbamiento de lamonarqua burocrtica. Pero, a diferencia de las revoluciones burguesas tradicionales, dabaentrada en la accin, en calidad de fuerza decisiva, a una nueva clase, hija de los grandescentros industriales y equipada con una nueva organizacin y nuevos mtodos de lucha. Laley del desarrollo social combinado se nos presenta aqu en su expresin ltima: larevolucin, que comienza derrumbando toda la podredumbre medieval, a la vuelta depocos meses lleva al poder al proletariado acaudillado por el partido comunista.El punto de partida de la revolucin rusa fue la revolucin democrtica. Pero planteen trminos nuevos el problema de la democracia poltica. Mientras los obreros llenaban elpas de soviets, dando entrada en ellos a los soldados y, en algunos sitios, a los campesinos,la burguesa segua entretenindose en discutir si deba o no convocarse la Asambleaconstituyente. Conforme vayamos exponiendo los acontecimientos, veremos dibujarse estacuestin de un modo perfectamente concreto. Por ahora queremos limitarnos a sealar elpuesto que corresponde a los soviets en la concatenacin histrica de las ideas y las formasrevolucionarias.La revolucin burguesa de Inglaterra, planteada a mediados del siglo XVIII, sedesarroll bajo el manto de la Reforma religiosa. El sbdito ingls, luchando por suderecho a rezar con el devocionario que mejor le pareciese, luchaba contra el rey, contra laaristocracia, contra los prncipes de la Iglesia y contra Roma. Los presbiterianos y lospuritanos de Inglaterra estaban profundamente convencidos de que colocaban sus interesesterrenales bajo la suprema proteccin de la providencia divina. Las aspiraciones por queluchaban las nuevas clases confundanse inseparablemente en sus conciencias con lostextos de la Biblia y los ritos del culto religioso. Los emigrantes del Mayflower llevaronconsigo al otro lado del ocano esta tradicin mezclada con su sangre. A esto se debe lafuerza excepcional de resistencia de la interpretacin anglosajona del cristianismo. Ytodava es hoy el da en que los ministros socialistas de la Gran Bretaa encubren sucobarda con aquellos mismos textos mgicos en que los hombres del siglo XVII buscabanuna justificacin para su bravura.- 20 -
  20. 20. En Francia, donde no prendi la Reforma, la Iglesia catlica perdur como Iglesia delEstado hasta la revolucin, que haba de ir a buscar no a los textos de la Biblia, sino a lasabstracciones de la democracia, la expresin y justificacin para los fines de la sociedadburguesa. Y por grande que sea el odio que los actuales directores de Francia sientan haciael jacobinismo, el hecho es que, gracias a la mano dura de Robespierre, pueden permitirseellos hoy el lujo de seguir disfrazando su rgimen conservador bajo frmulas por medio delas cuales se hizo saltar en otro tiempo a la vieja sociedad. www.marxismo.orgTodas las grandes revoluciones han marcado a la sociedad burguesa una nueva etapay nuevas formas de conciencia de sus clases. Del mismo modo que en Francia no prendila Reforma, en Rusia no prendi tampoco la democracia formal. El partido revolucionarioruso a quien incumbi la misin de dejar estampado su sello en toda una poca, no acudia buscar la expresin de los problemas de la revolucin a la Biblia, ni a esa democraciapura que no es ms que el cristianismo secularizado, sino a las condiciones materiales delas clases que integran la sociedad. El sistema sovitico dio a estas condiciones su expresinms sencilla, ms difana y ms franca. El rgimen de e los trabajadores se realiza por vezprimera en la historia bajo los soviets que, cualesquiera que sean las vicisitudes histricasque les estn reservadas, ha echado races tan profundas e indestructibles en la concienciade las masas como, en su tiempo, la Reforma o la democracia pura.- 21 -
  21. 21. CAPITULO II LA RUSIA ZARISTA Y LA GUERRALa intervencin de Rusia en la guerra era contradictoria por los motivos y los finesque persegua. En el fondo, la sangrienta lucha entablada giraba en torno a la supremacamundial. En este sentido, exceda de las fuerzas de Rusia. Los objetivos de guerra de sta(los estrechos turcos, Galicia, Armenia) tenan un carcter provincial y slo podan seralcanzados de pasada en la medida en que se armonizasen con los intereses de las potenciasbeligerantes decisivas.Pero, al mismo tiempo, Rusia, como gran potencia que era, no poda permanecer almargen en aquellas disputas de los pases capitalistas ms avanzados, del mismo modo que,en la poca anterior, no haba podido abstenerse de introducir en su pas fbricas,ferrocarriles, fusiles de tiro rpido y aeroplanos. Los frecuentes debates entablados entre loshistoriadores rusos de la moderna escuela acerca de si la Rusia zarista estaba o no madurapara tomar parte en la poltica imperialista contempornea, degeneran constantemente enescolasticismo, pues enfocan a Rusia aisladamente, como factor suelto en la palestrainternacional, cuando, en realidad, no era ms que el eslabn de un sistema.La India tom parte en la guerra formalmente y de hecho como colonia de Inglaterra.La intervencin de China, aparentemente voluntaria, fue, en realidad, la intervencin delesclavo en las reyertas de los seores. La beligerancia de Rusia vena a ocupar un lugarintermedio entre la de Francia y la de China. Rusia pagaba en esta moneda el derecho aestar aliada con los pases progresivos, importar sus capitales y abonar intereses por losmismos; es decir, pagaba, en el fondo, el derecho a ser una colonia privilegiada de susaliados, al propio tiempo que a ejercer su presin sobre Turqua, Persia, Galicia, pases msdbiles y atrasados que ella, y a saquearlos. En el fondo, el imperialismo de la burguesarusa, con su doble faz, no era ms que un agente mediador de otras potencias mundialesms poderosas.Los compradores chinos 3 son el tipo clsico de una burguesa nacional creadasobre el papel de agente intermedio entre el capital financiero extranjero y la economainterior del pas. En la jerarqua de los Estados del mundo, Rusia ocupaba antes de laguerra un lugar considerablemente ms alto que China. Problema aparte es ya saber el lugarque hubiera ocupado despus de la guerra, suponiendo que no hubiese estallado la3 Se llama comprador al comerciante indgena que sirve de intermediario entre el capital extranjero yel mercado chino. [NDT.] - 22 -
  22. 22. revolucin. Sin embargo, la autocracia rusa, de una parte, y de otra la burguesa,presentaban los rasgos caractersticos marcados del tipo de los compradores: tanto unacomo otra vivan y se nutran de los vnculos que les unan al imperialismo extranjero, acuyo servicio estaban, y de no apoyarse en l, no hubiera podido tenerse en pie. Y ya se vioque, a ltima hora, ni con este apoyo pudieron salir adelante. La burguesa rusasemicompradora tena intereses mundiales imperialistas, a la manera como el agente quetrabaja en comisin comparte los intereses de la empresa a quien sirve. El instrumento de las guerras son los ejrcitos. Y como en las mitologas nacionales,el propio Ejrcito se considera siempre invencible, las clases gobernantes en Rusia no sevean obligadas a hacer una excepcin para el ejrcito zarista. En realidad, ste norepresentaba una fuerza sera ms que contra los pueblos semibrbaros, los pequeospases limtrofes y los Estados en descomposicin; en la palestra europea, este ejrcitopoda luchar coaligado con los dems. En el aspecto defensivo, su eficacia estaba enrelacin directa con la inmensa extensin del pas, la densidad escasa de poblacin y lasmalas comunicaciones. El ejrcito de los campesinos siervos de la gleba tuvo un virtuoso:Suvrov. La Revolucin Francesa, abriendo de par en par las puertas de una nuevasociedad y a una nueva estrategia, firm la sentencia de muerte de los ejrcitossuvorovianos. La semiabolicin del rgimen servil y la implantacin del servicio militar obligatoriomodernizaron el ejrcito dentro de los mismos lmites que el pas: es decir, llevaron a ltodas las contradicciones de una nacin que an no haba hecho su revolucin burguesa.Cierto es que el ejrcito zarista fue organizado y equipado a tono con el ejemplo de lospases occidentales pero esto afectaba ms a la forma que al fondo. Haba una grandesproporcin entre el nivel cultural del campesino-soldado y el de la tcnica militar. En elmando cobraban expresin la ignorancia, la pereza y la venalidad de las clases gobernantesrusas. La industria y los transportes fallaban constantemente ante las exigenciasconcentradas de los tiempos de guerra. Los soldados, que en los primeros das de la guerradaban la impresin de estar bien equipados, carecieron en seguida no slo de armas, sinode botas. En la guerra ruso-japonesa, el ejrcito zarista demostr su nulidad. En la poca dela contrarrevolucin, la monarqua, con la ayuda de la Duma, abasteci los depsitos dematerial de guerra y remend como pudo el ejrcito, echando tambin una pieza a sureputacin de invencible. Hasta que en el ao 1914 sobrevino una prueba harto ms dura. En cuanto al armamento y las finanzas, Rusia se nos revela, durante la guerra,entregada servilmente a sus aliados. En realidad, esto no haca ms que reproducir, en el- 23 -
  23. 23. aspecto militar, la subordinacin general en que se encontraba respecto a los pasescapitalistas avanzados. Pero ni con la ayuda de los aliados salv Rusia su situacin. Laescasez de municiones, la falta de medios para fabricarlas, la ausencia de una buena redferroviaria, con su consiguiente incapacidad para el transporte, tradujeron el atraso de Rusiaal lenguaje de las derrotas, accesible para todo el mundo, y esas derrotas recordaron a loselementos liberales de la nacin que sus antecesores no se haban cuidado de hacer larevolucin burguesa y que, por tanto, los descendientes estaban en deuda con la Historia.Los primeros das de la guerra fueron tambin los primeros das de la ignominia.Despus de una serie de catstrofes parciales, en la primavera de 1915 sobrevino ladesbandada general. Los generales descargaban los furores de su ineptitud criminal sobre lapoblacin pacfica. Los inmensos territorios del pas eran devastados brutalmente.Verdaderas nubes de langosta humana se vean empujadas a latigazos hacia el interior delpas. El desastre de dentro vena a completar el derrumbamiento de fuera.Contestando a las preguntas de sus colegas, en que hablaba la inquietud respecto a lasituacin en el frente, el ministro de la Guerra, general Polivanov, contest textualmente:Confo en la dilatada extensin intransitable de nuestro territorio, en los pantanosinacabables y en la misericordia de san Nicols de Mirlik, protector de la santa Rusia.(Sesin del 4 de agosto de 1915.) Unas semanas ms tarde, el general Ruski confesaba aaquellos mismos ministros: Las modernas exigencias de la tcnica militar exceden denuestras posibilidades. Desde luego, no podemos entendrnoslas con los alemanes. Y enestas palabras no se reflejaba una impresin pasajera. El oficial Stankievich reproduce estaspalabras de un ingeniero militar: Es intil que queramos guerrear contra los alemanes,pues no nos hallamos en condicin de hacer nada. Hasta los nuevos mtodos de guerra setruecan para nosotros en otras tantas causas de fracaso. Y an podramos citar multitud deopiniones por el estilo.De lo nico que los generales podan disponer en abundancia era de carne humana.Con la carne de vaca y de cerdo se guardaba mucha ms economa. Aquellas nulidadesgrises del Estado Mayor, aquel Yanuskievich de la escolta de Nikolai Nikolaievich o aquelAlexeiev de la escolta del zar, no saban ms que tapar las brechas con nuevasmovilizaciones, consolando a los aliados y consolndose a s mismos con grandes columnasde cifras, cuando lo que haca falta eran columnas de combatientes. Fueron movilizadoscerca de quince millones de hombres que llenaban las zonas de combate, los cuarteles, loscentros de etapa, se estrujaban y se pisoteaban unos a otros furiosos y con la maldicin enlos labios. Y estas masas humanas, que eran un valor nulo en el frente, eran, en cambio, un- 24 -
  24. 24. valor muy efectivo de disgregacin en el interior del pas. Se calcula que el nmero demuertos, heridos y prisioneros rusos fue aproximadamente de cinco millones y medio dehombres. La cifra de desertores aumentaba incesantemente. Ya en julio de 1915, losministros se lamentaban: Pobre Rusia! Hasta su ejrcito, que en otros tiempos llen elmundo con el clamor de sus victorias..., ha venido a quedar reducido a un tropel decobardes y desertores.Los propios ministros que hacan chistes macabros hablando de la valentaevacuadora de los generales, perdan horas y horas en discutir problemas como ste:Deban sacarse de Kiev las reliquias de los santos o dejarlas estar? El zar entenda quepodan dejarse all, pues los alemanes no se atrevern a tocarlas, y si se atreven, peor paraellos. Sin embargo, el Snodo haba empezado ya a trasladarlas a otro sitio: Cuando nosmarchemos, nos llevaremos con nosotros lo ms preciado. Estos hechos no ocurran en lapoca de las Cruzadas, sino en pleno siglo XX, mientras la radio transmita las noticias delas derrotas rusas.Los triunfos alcanzados por Rusia sobre Austria-Hungra no se deban tanto al pasvencedor como al vencido. La putrefacta monarqua de los Habsburgo estaba pidiendo avoces desde haca largo tiempo un sepulturero, el primero que llegase. No era la primeravez que Rusia triunfaba de los Estados en descomposicin, tales como Turqua, Polonia yPersia. El frente suroccidental del ejrcito ruso, vuelto hacia Austria-Hungra, alcanz, adiferencias de los otros, grandes victorias. En l se destacaron algunos generales que, si adecir verdad no revelaron en nada grandes aptitudes militares, por lo menos no estabancontagiados hasta el tutano de ese fatalismo propio de los caudillos vencidosinvariablemente. De este medio habran de salir, andando el tiempo, algunos de loshroes blancos de las guerras civiles.Todo el mundo buscaba en quin descargar sus culpas. No haba judo a quien no seacusara de espionaje. Todo el que llevaba un apellido alemn vea su casa saqueada. ElEstado Mayor del gran duque Nikolai Nikolaievich mand fusilar como espa alemn alcoronel de gendarmes Miasoiedov, sin prueba alguna fehaciente de lo que fuese.Sujomlinov, ministro de la Guerra, hombre vacuo y poco escrupuloso, fue detenido yacusado, acaso no sin motivos, de traicin. El ministro de Negocios Extranjeros de la GranBretaa, Grey, dijo al presidente de la delegacin parlamentaria rusa, comentando el hecho:Vuestro gobierno da pruebas de una gran audacia al atreverse a procesar por traidor enplena guerra al ministro del ramo. Los estados mayores y la Duma acusaban degermanofilia a la Corte. Y tanto unos como otros sentan envidia y odio contra los aliados.- 25 -
  25. 25. El alto mando francs economizaba sus tropas, echando mano de soldados rusos.Inglaterra se desplazaba lentamente. En los salones de Petrogrado y en los estados mayoresdel frente se decan bromeando: Inglaterra ha jurado que guerreara hasta dar la ltimagota de sangre... del soldado ruso. Estas bromas acabaron por llegar a odos de lossoldados del frente. Todo para la guerra!, exclamaban los ministros, los diputados, losgenerales y los periodistas. S -gruan los soldados en las trincheras, empezando a abrirlos ojos-; todos estn dispuestos a combatir hasta la ltima gota... de mi sangre.El ejrcito ruso experiment en la guerra un nmero de muertos superior al deninguna de las dems naciones que tomaron parte en la matanza; sus vctimas ascendierona dos millones y medio de muertos, o sea el 40 por 100 de las prdidas sufridas por todoslos ejrcitos aliados juntos. En los primeros meses, los soldados caan bajo los obuses sinreflexionar o reflexionando poco. Pero cada da que pasaba iba dejando en ellos un nuevoposo de experiencia, esa experiencia amarga de los soldados rasos, que no tienen quinles sepa conducir. Los soldados tocaban las consecuencias de aquel caos de marchas sinrumbo ni objetivo que ordenaban sus generales en sus zapatos rotos y en un estmagovaco.Y de aquella papilla sangrienta de hombres y cosas se alz una palabra que fuetomando cuerpo y extendindose por todas partes: la palabra locura. El rudo lenguaje delos soldados empleaba, naturalmente, otra un poco ms fuerte. Trascrito por Clula II.El cuerpo que primero se desmoraliz fue la Infantera, formada por campesinos. LaArtillera, en cuyas filas suele haber un tanto por ciento bastante grande de obrerosindustriales, denota, por lo general, una capacidad mucho mayor de asimilacin de las ideasrevolucionarias, como hubo de demostrarse bien claramente en 1905. El hecho de que en1917 la Artillera revelara, por el contrario, tendencias ms conservadoras que la Infantera,se explica teniendo en cuenta que por los regimientos de Infantera pasaba como por uncedazo una sucesin constante de masas humanas cada vez menos preparadas. La Artillera,que haba sufrido muchas menos prdidas, segua conversando los antiguos cuadros. Lomismo ocurra en otras armas especiales. Pero, a ltima hora, tampoco la Artillera semantuvo fiel.Durante la retirada de Galicia, el generalsimo transmiti la siguiente orden secreta:Azotar a los soldados que deserten o cometan cualesquiera otros delitos. Pireiko, unsoldado, cuenta: Comenzaron a azotar a los soldados por la ms insignificante falta, comoera, por ejemplo, el alejarse del regimiento por algunas horas sin permiso; otras veces sevea que azotaban sencillamente para levantar la moral blica a fuerza de latigazos. Ya el - 26 -
  26. 26. 17 de septiembre de 1915, apuntaba Kuropatkin invocando el testimonio de Guchkov:Los soldados partieron a la guerra lleno de entusiasmo; ahora estn cansados y lasconstantes retiradas les han hecho perder la fe en la victoria. Era, sobre poco ms omenos, por los mismos das en que el ministro del Interior, hablando de los treintarevoltosos que no conocen la disciplina, escandalizan, se pelean con los guardias (no hacemucho que un guardia fue muerto por ellos), libertan por la fuerza a los detenidos, etctera.Es evidente que si surgen desrdenes, estas hordas se sumarn a la multitud. El soldadoPireiko, a quien citbamos ms arriba, escribe en sus Recuerdos: Todo el mundo, sinexcepcin, concentraba su inters en la paz: lo que menos le interesaba al ejrcito era saberquin saldra vencedor y qu clase de paz se sellara. El ejrcito necesitaba, quera la paz atoda costa, pues estaba cansado ya de la guerra.Una mujer que posea espritu observador, S. Fedorchenko, tuvo ocasin de escuchar,siendo enfermera, las conversaciones, casi diramos los pensamientos, de los soldados, y lospuso por escrito con gran arte en su carnet de notas. Fruto de este trabajo fue un libritotitulado El pueblo en la guerra, que nos permite lanzar una ojeada a ese laboratorio en que lasbombas, las alambradas, los gases asfixiantes y la vileza de los jefes fueron trabajandodurante largos meses la conciencia de unos cuantos millones de campesinos rusos y dondecon los huesos humanos crujan los prejuicios de varios siglos de tradicin. En muchos deaquellos aforismos primitivos, grabados por la soldadesca, latan ya en potencia lasconsignas de la guerra civil que se avecinaba.El general Ruski se lamentaba, en diciembre de 1916, de Riga, a la que llamaba ladesgracia del frente septentrional. Era lo mismo que Pvinsk -deca el general-, un nido depropaganda revolucionaria. El general Bruslov confirmaba que las tropas procedentes deesa regin llegaban desmoralizadas que los soldados se negaban a lanzarse al ataque, que elcapitn de una compaa haba sido muerto a bayonetazos por sus hombres, que no habahabido ms remedio que fusilar a unos cuantos y por ah adelante. Los grmenes quehaba de producir la descomposicin definitiva del ejrcito existan ya mucho antes de larevolucin, confiesa Rodzianko, que mantena relaciones con la oficialidad y haba visitadorepetidas veces el frente.Los elementos revolucionarios, al principio dispersos, se haban hundido en la masadel ejrcito casi sin dejar huella. Pero a medida que cunda el descontento iban saliendo denuevo a la superficie. Los obreros huelguistas, enviados al frente como castigo, reforzabanlas filas de los agitadores, y las retiradas les brindaban auditorios propicios. En el interior,- 27 -
  27. 27. y sobre todo en el frente -denuncia la Ocrana 4 -, el ejrcito est plagado de elementossubversivos, de los cuales unos pueden convertirse, llegado el momento de unasublevacin, en una fuerza activa, y otros negarse a ejecutar medidas represivas... Lasautoridades superiores de la gendarmera de la provincia de Petrogrado denuncian enoctubre de 1916, basndose en un informe del delegado de la Unin de Zemstvos, que elestado de espritu que reina en el ejrcito es inquietante, que las relaciones entre los oficialesy soldados denotan una gran tirantez; por doquier pululan a millares los desertores. Todoel que haya visto de cerca el ejrcito saca la impresin y el convencimiento de que entre lossoldados reina indiscutible descomposicin moral. Por medida de prudencia, el informeaade que si bien mucho de lo que se cuenta en las citas informaciones parece pocoverosmil, no hay ms remedio que darle crdito, pues muchos de los mdicos que regresandel frente de operaciones se expresan en idntico sentido. El estado de espritu reinante en el interior del pas corresponda a la moral del frente.En la reunin celebrada por el partido kadete 5 en octubre de 1916, la mayora de losdelegados haca notar la apata y la desconfianza en el final victorioso de la guerra quedominaban en todos los sectores de la poblacin, sobre todo en el campo y entre loselementos pobres de las ciudades. El 30 de octubre de 1916, el director del Departamentode Polica hablaba en sus informes de la fatiga de la guerra y del anhelo de una pazpronta, sea cual sea, que se observan por todas partes en todos los sectores de lapoblacin. Meses ms tarde, todos estos seores, diputados y policas, generales, mdicos y ex-gendarmes, afirmaban unnimemente que la revolucin haba matado el patriotismo en elejrcito y que los bolcheviques les haban quitado de entre las manos una victoria segura. En este caos de patriotismo belicoso, los que llevaban la batuta eran, sin duda, losdemcratas constitucionales (los kadetes). El liberalismo, que ya a fines de 1905 haba rotoel contacto muy problemtico que le una a la revolucin, levant desde los primerosmomentos de la contrarrevolucin la bandera del imperialismo. Y la cosa era lgica: puestoque no haba manera de limpiar al pas de la basura feudal para garantizar a la burguesa unasituacin preeminente, no le quedaba ms recurso que pactar una alianza con la monarquay la nobleza, con el fin de asegurar al capital un puesto ms relevante en la palestra mundial. 4 La Ojrana, Okranka u Okrana; (Departamento de Seguridad) fue el cuerpo de polica secreta delrgimen zarista en Rusia desde mediados del siglo XVIII. [Nota de la edicin digital] 5 Partido de los demcratas constitucionales.K.D. son las iniciales rusas de donde viene el nombrede kadetes. [NDT.] - 28 -
  28. 28. Y si bien es cierto que la catstrofe mundial se fue preparando desde distintos puntos, locual hizo que hasta cierto punto sorprendiese incluso a sus organizadores msresponsables, no es menos indudable que los liberales rusos, en su calidad de inspiradoresde la poltica exterior de la monarqua, ocupan un lugar bastante destacado en lapreparacin de la guerra. Los caudillos de la burguesa rusa hacan justicia a la verdad alsaludar como cosa suya la guerra de 1914. En la sesin solemne celebrada por la Dumanacional el 16 de julio de 1914, el representante de la fraccin de los kadetes declara: Noposeemos condiciones ni formulamos exigencias; nos limitamos a arrojar en la balanza lafirme decisin de rechazar al enemigo. La unin sagrada fue sellada tambin en Rusiacomo doctrina oficial. Durante las manifestaciones patriticas de Mosc, el marqus deBenkerndorf, maestro mayor de ceremonias, declar a los diplomticos: Ah tienenustedes la revolucin que nos pronosticaban en Berln! Esta idea -comenta el embajadorfrancs Paleologue- est manifiestamente en todas las cabezas. Aquella gente considerabacomo su deber abrigar y sembrar ilusiones en una situacin que paree que deba serincompatible con ellas.No haban de hacerse esperar las fras enseanzas de la realidad. Poco despus deestallar la guerra, uno de los kadetes ms expansivos, el abogado y terrateniente Rodichevexclamaba en una sesin del comit central de su partido: Pero es posible que creis quecon imbciles como stos puede nadie vencer? Los acontecimientos demostraron que no,que con imbciles como aqullos no haba manera de vencer. Cuando ya tena perdida unabuena parte de su fe en el triunfo, el liberalismo intent aprovecharse de la inercia de laguerra para introducir un poco de limpieza en la camarilla palaciega y obligar a lamonarqua a pactar. El arma principal de que se sirvi para estos fines fue la acusacin degermanofilia y de preparacin de una paz por separado lanzada contra el partido de lospalatinos.En la primavera de 1915, cuando las tropas desarmadas se batan en retirada en todoel frente, las esferas gubernamentales decidieron, no sin la presin de los aliados, atraerhacia los trabajos de guerra la iniciativa de la industria privada. A una reunin convocadaespecialmente para este fin acudieron, adems de los burcratas, los industriales msinfluyentes. Las uniones de zemstvos y municipios que haban surgido al estallar laconflagracin, y los comits industriales de guerra creados en la primavera de 1915 seconvirtieron en otros tantos puntos de apoyo de la burguesa en su lucha por la victoria y elpoder. Apoyada en dichas organizaciones, la Duma nacional poda obrar con mayorseguridad como mediadora entre la clase burguesa y la monarqua.- 29 -
  29. 29. Sin embargo, las vastas perspectiva polticas no distraan la atencin de los interesecotidianos. De la comisin asesora especial, formada con aquellos fines, fluan, como de unmanantial, cientos de millones de rublos, que, ramificados por diversos canales, regabancopiosamente la industria, saciando a su paso los apetitos de muchos. En la Duma nacionaly en la prensa se dieron a conocer algunos de los beneficios de guerra obtenidos durantelos aos 1915 y 1916: la empresa textil de Riabuschinski, un fabricante liberal de Mosc,figuraba con un 75 por 100 de beneficios netos; la manufactura de Tver con un 111 por100!; la fbrica de laminacin de cobres de Kolichuguin, fundada con un capital de diezmillones, apareca reportando ms de doce de utilidades. Como se ve aqu, la virtudpatritica quedaba recompensada esplndidamente, y, adems, bastante aprisa. La especulacin en todas sus formas y las jugadas de Bolsa llegaron al paroxismo. Dela espuma sangrienta surgan inmensas fortunas. El que en la capital no hubiese pan nicombustible no impeda a Faberget, el joyero de la corte, vanagloriarse de que nunca habahecho tan magnficos negocios. La Wirubova, camarera de palacio, cuenta que jams sehaban encargado trajes tan caros ni se haban comprado tantos brillantes como durante elinvierno de 1915-1916. Los locales nocturnos de diversiones estaban abarrotados de hroesemboscados, de desertores legales y dems caballeros respetables, demasiados viejos paraguerrear en el frente pero lo suficientemente jvenes todava para gozar de la vida en laretaguardia. Los grandes duques no eran los que menos participaban en aquellas orgas,mientras hacia estragos la peste. Y no haba que preocuparse de lo que se derrochaba, puesno cesaba de caer de lo alto una lluvia benfica de oro. La buena sociedad no tena msque alargar la mano y abrir los bolsillos; las damas aristocrticas alzaban las faldas; losbanqueros e intendentes, industriales, bailarinas del zar y de los grandes duques, jerarcasortodoxos, damas de la corte, diputados radicales, generales del frente y de la retaguardia,abogados radicales, tartufos augustos de ambos sexos, el tropel de sobrinos, y, sobre todo,de sobrinas, todos chapoteaban en aquel cieno amasado con sangre. Todos se daban prisa arobar y a comer a dos carrillos, temerosos de que la benfica lluvia se acabara, y todosrechazaban con indignacin la idea ignominiosa de una paz prematura. La comunidad en las ganancias, las derrotas en el frente y los peligros del interiorfueron acercando ms y ms a los partidos de las clases poseedoras. En la Duma, desunidatodava en vsperas de la guerra, se form en 1915 una mayora patritica de oposicin, queadopt el nombre de bloque progresivo. Proclam, naturalmente, como su finalidadoficial, la satisfaccin de las necesidades creadas por la guerra. En la izquierda quedaron- 30 -
  30. 30. fuera del bloque los socialdemcratas y los trudoviki 6 ; en la derecha, los grupos francamenteoscurantistas, los tres grupos de octubristas 7 , el centro y una parte de los nacionalistas,entraron en el bloque o se adhirieron a l, al igual que los grupos nacionalistas, entraron enel bloque o se adhirieron a l, al igual que los grupos nacionales: los polacos, los lituanos,los musulmanes, los judos, etc. Para no asustar al zar lanzando la frmula de un ministerioresponsable, el bloque exigi un gobierno de coalicin, formado por personas quegozasen de la confianza del pas. El ministro del Interior, prncipe Cherbarov, defina yaen aquel entonces el bloque progresivo como una unin pasajera provocada por elpeligros de la revolucin social. Para comprender esto no era necesaria, naturalmente, unagran penetracin. Miliukov, que capitaneaba a los kadetes, y desde ese puesto al bloque,deca en una reunin de su partido: Estamos sobre un volcn... La tensin ha llegado a sulmite extremo... Basta con que cualquier imprudente arroje una cerilla al suelo para queestalle el voraz incendio... Urge ms que nunca un poder fuerte, sea el que fuese, bueno omalo. Tan grande era la esperanza de que el zar, intimidado por las derrotas, se avendra ahacer concesiones, que, en agosto, la prensa liberal public la lista de un proyectadoGabinete de confianza con el presidente de la Duma, Rodzianko, de primer ministro(otra versin indicaba para este cargo al presidente de la Unin de Zemstvos, prncipeLvov); Guchkov de ministro del Interior; Miliukov, en Negocios Extranjeros, etc. Ao ymedio despus, la mayora de estas personas, que se haban nombrado a s mismas paraaliarse con el zar contra la revolucin, obtenan carteras en el gobierno revolucionarioprovisional. No era el primer caso en que la Historia se permita bromas de stas. Menosmal que, por esta vez, la chanza result de corta duracin. La mayora de los ministros del gabinete presidido por Goremikin estaban tanaterrorizados como los kadetes ante la marcha de los acontecimientos, razn por la cual seinclinaban a pactar con el bloque progresivo. Un gobierno que no cuente con la confianzadel titular del poder supremo, ni del ejrcito, ni de los municipios, ni de los zemstvos, nide la nobleza, ni de los comerciantes, ni de los obreros, no slo no puede actuar, sino queni siquiera puede existir. Es un absurdo manifiesto. ste era el juicio que le mereca, enagosto de 1915, al prncipe Cherbatov el gobierno en que l mismo desempeaba la carteradel Interior. Si las cosas se organizan de una manera decorosa y se deja una salida -deca el 6 Literalmente, laboristas, bloque formado por los diputados campesinos socialrevolucionarios eintelectuales radicales. [NDT.] 7 Partido de la gran burguesa de derecha, formado a fines de 1905. [NDT.] - 31 -
  31. 31. ministro de Negocios Extranjeros, Sazonov-, los kadetes sern los primeros en aceptar elpacto; Miliukov es un gran burgus, y a nada teme tanto como a la revolucin social.Adems, la mayora de los kadetes tiemblan ante la perspectiva de perder sus capitales. Porsu parte, el propio Miliukov entenda que el bloque tendra que hacer ciertasconcesiones. Como se ve, ambas partes estaban dispuestas a entenderse, y pareca asuntoconcluido. Pero el 29 de agoto, Goremikin, el presidente del Consejo, un burcrata cargadode aos y de honores, viejo cnico que se dedicaba a hacer poltica entre partida y partida detresillo y se negaba a atender ninguna queja, diciendo que la guerra no era cosa suya, sepresent al zar en el cuartel general y volvi con la noticia de que todo el mundo debapermanecer en su sitio y las cosas como estaban, excepto la rebelde Duma, que seradisuelta el 3 de septiembre. La lectura del ukase del zar disolviendo la Duma fue acogida sinuna sola palabra de protesta; los diputados dieron un viva al zar y se fueron cada cual porsu lado.Cmo este gobierno, que, segn su propia confesin, no se apoyaba en nadie, pudosostenerse en el poder ms de ao y medio? Los triunfos pasajeros de las tropas rusassurtieron, indudablemente, su efecto, reforzando la benfica lluvia de oro. Cierto es que lostriunfos en el frente se acabaron pronto, pero en el interior del pas los beneficios seguanviento en popa. Sin embargo, la causa principal de que se consolidase la monarqua por unatemporada, doce meses antes de sobrevenir su derrumbamiento, resida en la agudadiferenciacin del descontento popular. El jefe de la Ocrana de Mosc daba cuenta decmo la burguesa evolucionaba hacia la derecha empujada por el miedo ante laposibilidad de que despus de la guerra se produjesen revueltas revolucionarias. Comovemos, la posibilidad de una revolucin en plena guerra se daba por descartada. Losindustriales andaban, adems, inquietos por los coqueteos de algunos de los directores delos comits industriales de guerra con el proletariado. El coronel de gendarmes Martnov,que, por lo visto, no haba perdido el tiempo leyendo por deber profesional las obrasmarxistas, llegaba a la conclusin de que la mejora relativa experimentada por la situacinpoltica del pas se deba a la diferenciacin cada vez ms acentuada de las clases sociales,en la que se ponen al descubierto de un modo vivo y cada vez ms insensible, en lostiempos que corren, los conflictos planteados entre sus intereses.La disolucin de la Duma en septiembre de 1915 fue un reto lanzado a la burguesa yno a los obreros. Y sin embargo, mientras los liberales se volvan a sus casas vitoreando alzar, aunque, a decir verdad, sin gran entusiasmo, los obreros de Petrogrado y Mosccontestaban al reto con huelgas de protesta. Esto acab de desalentar a los liberales, que a- 32 -
  32. 32. los ms que teman era a que un tercero en discordia se entrometiera en su pleito familiarcon la monarqua. Qu posicin deban adoptar? Los liberales, con unos cuantos gruidostmidos del ala izquierda, optaron por la solucin acreditada: no salirse de la legalidad yrevelar la inutilidad de la burocracia cumpliendo estrictamente con sus deberes patriticos.Desde luego, no haba ms remedio que dejar a un lado, por el momento, la lista de unministerio liberal.Entretanto, la situacin iba empeorando automticamente. En mayo de 1916 fueconvocada a otra vez la Duma, aunque, a decir verdad, nadie saba para qu. No entraba ensus intenciones, ni por asomo, hacer un llamamiento a la revolucin. Y no siendo as, nopintaba ningn papel. Durante este perodo -recuerda Rodzianko- las sesiones sedesarrollaban perezosamente, los diputados asistan a ellas con irregularidad... La eternalucha pareca no tener ningn sentido, el gobierno no quera or nada, el desorden creca yel pas caminaba hacia el precipicio. En el transcurso de 1916 la monarqua hall un pocode apoyo social en el miedo de la burguesa a la revolucin, unido a la impotencia de laburguesa sin revolucin.En otoo, la situacin se agrav ms an. Ahora todo el mundo estaba convencidode que era intil proseguir la guerra, y la indignacin de las masas populares amenazaba condesbordarse a cada momento. Los liberales, al mismo tiempo que atacaban al partidopalatino por su germanofilia, crean necesario tantear las posibilidades de paz,preparando as su porvenir. Slo de este modo se explican las negociaciones celebradas enEstocolmo, en el otoo de 1916, por uno de los jefes del bloque progresivo, el diputadoProtopopov, con el diplomtico alemn Warburg. La delegacin de la Duma, que hizosendas visitas de amistad a los franceses y a los ingleses, pudo convencerse sin esfuerzo, lomismo en Pars que en Londres, de que los queridos aliados estaban dispuestos a sacar aRusia, mientras durase la guerra, el mayor jugo vital posible, para despus de la victoriaconvertir a este pas atrasado en terreno propicio para su explotacin econmica. La viejaRusia, deshecha y a remolque de los aliados victoriosos, hubiera vivido una existenciacolonial. A las clases poseedoras rusas no les quedaba ms recurso que pugnar pordesprenderse de aquellos abrazos excesivamente apretados de la Entente y buscar por sucuenta un camino que les llevase a la paz, aprovechndose del antagonismo que reinabaentre los dos bandos ms poderosos. La entrevista del presidente de la delegacin de laDuma con el diplomtico alemn, primer paso dado en este sentido, quera ser, adems,una amenaza para los aliados, con el fin de coaccionarlos a hacer concesiones, y un tanteode la posibilidad de establecer una inteligencia con Alemania. Protopopov no slo obraba- 33 -
  33. 33. de acuerdo con la diplomacia zarista -la entrevista se celebr en presencia del embajadorruso en Suiza-, sino que su gestin iba avalada por toda la delegacin de la Duma nacional.De paso, los liberales perseguan un objetivo interior no menos importante: Confa ennosotros -daban a entender al zar- y le conseguiremos una paz por separado, mejor y msfirme que Sturmer. Segn los planes de Protopopov, es decir, de sus mandantes, elgobierno ruso debera notificar a los aliados, con algunos meses de anticipacin, que sevea obligado a poner fin a la guerra, y que si ellos se negaban a entablar negociaciones depaz, Rusia tendra que firmar un armisticio por separado con Alemania. En una confesinescrita ya despus de la revolucin, Protopopov dice, como si hablase de una cosa muynatural: Toda la gente razonable del pas, incluyendo a casi todos los lderes del partido dela libertad del pueblo 8 , estaban persuadidos de que Rusia no se hallaba en condiciones decontinuar la guerra.El zar, a quien Protopopov, a su regreso, dio cuenta del viaje y del resultado de susnegociaciones, se mostr en absoluto conforme con la idea de una paz por separado. Loque no vea era que hubiese ningn motivo para asociar a los liberales a la empresa. El queProtopopov, rompiendo -dicho sea de paso- con el bloque progresivo, entrase de pronto aformar parte de la camarilla palaciega, tena su explicacin en el carcter personal de esenecio vanidoso, enamorado, segn propia declaracin, del zar, de la zarina, y, al mismotiempo, de la cartera de ministro de Hacienda, que se le caa del cielo cuando menos laesperaba. Pero este episodio de la traicin cometida por Protopopov contra el liberalismono hizo variar en un pice el sentido general que informaba la poltica exterior de losliberales, mezcla de codicia, cobarda y felona.El 1 de noviembre volvi a reunirse la Duma. La tensin reinante en el pas era yainsoportable; todo el mundo esperaba que la Duma tomase alguna resolucin decisiva. Erapreciso hacer o, por lo menos, decir algo. El bloque progresivo se vio obligado a recurrirnuevamente a los ritos parlamentarios. Miliukov, enumerando desde la tribuna losprincipales actos del gobierno, los glosaba una y otra vez con esta pregunta: Esimbecilidad o es traicin? Hubo tambin otros diputados que dieron la nota alta. Elgobierno no encontr apenas defensores, pero contest a su modo: prohibiendo que losdiscursos pronunciados en la Duma fueran publicados por la prensa. Por esta raznhubieron de imprimirse en tiradas aparte, distribuyndose por millones de ejemplares.Apenas haba oficina pblica, lo mismo en el interior del pas que en el frente, donde no secopiasen estos discursos, muchas veces con interpolaciones y aadidos, a tono con el8 Partido de los demcratas constitucionales o kadetes. [NDT.] www.marxismo.org- 34 -
  34. 34. temperamento del copista. La resonancia de los debates del 1 de noviembre en todo el pasfue tal que asust a los propios acusadores. Un grupo de elementos de la extrema derecha, burcratas de raza, inspirados porDurnovo, el pacificador de Mosc en la revolucin de 1905, dio al zar una nota que era enaquellos momentos todo un programa. El ojo avezado de aquellos funcionarios expertosque haban cursado en una escuela policiaca seria, no dej de percibir el peligro, y si sureceta no dio resultado, fue nicamente porque para la dolencia que sufra el viejo rgimenno haba cura. Los autores de la nota se pronunciaban en contra de toda concesin a laoposicin burguesa, no porque los liberales quisieran ir demasiado lejos, como pensaban lasvulgares centenas negras, a los que miraban por encima del hombro los reaccionarios delas altas esferas gubernamentales; no, sino porque los liberales son tan dbiles, se hallantan divididos y, digmoslo francamente, son tan ineptos, que su triunfo sera tan efmerocomo inconsistente. La debilidad del partido principal de la oposicin, el demcrataconstitucional (kadetes) -segua diciendo la nota-, se revelaba ya en su mismo nombre: setitulaba demcrata, siendo como era burgus por esencia; hallndose como se hallaba enbuena parte integrado por terratenientes liberales, inscriba en su programa el rescateobligatorio de las tierras. Si se les quitan esas cartas tomadas de las barajas de otro-escriban los consejeros secretos del zar, usando las imgenes que les eran habituales-, loskadetes quedan reducidos a una asociacin numerosa de abogados, profesores yfuncionarios liberales de los distintos departamentos del Estado. Los revolucionarios eranya otra cosa. La nota reconoce, aunque rechinando los dientes, la importancia de lospartidos revolucionarios: El peligro y la fuerza de estos partidos consiste en que tienenuna idea, dinero[!], y masas bien dispuestas y organizadas. Los partidos revolucionariospueden contar con las simpatas de una mayora aplastante de campesinos, que seguirn alproletariado tan pronto como los caudillos revolucionarios apunten a las tierras de losseores. Qu se conseguira, en estas condiciones, con instaurar un ministerioresponsable? La desaparicin completa y definitiva del partido de las derechas, laabsorcin paulatina de los partidos intermedios: centro, conservadores, liberales,octubristas y progresistas, por el partido de los kadetes, que, de este modo, adquirira, porfin, una importancia decisiva dentro del plan. Pero pronto los kadetes se veranamenazados por la misma suerte... Y luego, qu? Pues luego entraran en accin las masasrevolucionarias, sera llegado el momento de la Comuna, caera la dinasta, se derrumbaranlas clases poseedoras y, por fin, entrara en escena el bandido campesino. No se puede - 35 -
  35. 35. negar que, en estas lneas, el rcord reaccionario policiaco se remonta hasta alturas desingular sagacidad.En cuanto a las medias propuestas, el programa de la nota no es nuevo pero sconsecuente: un gobierno integrado de partidarios implacables de la autocracia; supresinde la Duma; declaracin del estado de sitio en las dos capitales; aprontamiento de fuerzaspara sofocar la rebelin. En el fondo, no fue otro el programa que sirvi de base a lapoltica del gobierno durante los ltimos meses que precedieron a la revolucin. Mas laeficacia de este programa presupona una fuerza que Durnovo haba tenido en sus manosen el invierno de 1905 pero que ya no exista en el otoo de 1917. Por eso, la monarqua notena ms remedio que hacer todo lo posible por estrangular al pas por debajo de cuerda yhacerlo pedazos. El ministerio fue renovado, dndose entrada a hombres de confianzaincondicionalmente adictos al zar y a la zarina. Pero estos hombres de confianza, y elprimero de todos el trnsfuga Protopopov, era nulidades lamentables. La Duma no fuedisuelta, sino que volvieron a suspenderse sus sesiones. Las declaraciones del estado desitio en Petrogrado se aplaz hasta el instante en que ya la revolucin se vieron arrastradasautomticamente al campo rebelde. Todo esto se puso de manifiesto ya a los dos o tresmeses.Entretanto, el liberalismo haca los ltimos esfuerzos desesperados por salvar lasituacin. Todas las organizaciones de la gran burguesa apoyaron los discursospronunciados en noviembre por la oposicin desde la tribuna de la Duma con una serie dedeclaraciones. La ms insolente fue la resolucin votada el 9 de diciembre por la Unin deMunicipios Urbanos: Unos cuantos criminales irresponsables, unos cuantos fanticos,quieren llevar a Rusia al desastre, a la ignominia y a la esclavitud. En este mensaje seinvitaba a la Duma nacional a que no se disolviese sin antes conseguir la formacin de ungobierno responsable. Hasta el propio Consejo de Estado, rgano de la alta burocracia yde la gran propiedad, se mostr partidario de que fueran llamados al poder hombres quegozaran de la confianza del pas. En el mismo sentido se pronunci el Congreso de lanobleza: las piedras venerables cubiertas de musgo rompieron a hablar. Pero todo siguiigual. La monarqua se resista a soltar los restos del poder que an tena en las manos.La ltima legislatura de la ltima Duma fue convocada, tras muchas vacilaciones yaplazamientos, para el 14 de febrero de 1917. Faltaban menos de dos meses para estallar larevolucin. Todo el mundo esperaba manifestaciones en las calles. En el Reich, rgano delos kadetes, apareca junto al bando del gobernador militar de la regin de Petrogrado,general Jabalov, declarando prohibido todo gnero de manifestaciones, una carta de - 36 -
  36. 36. Miliukov en que se pona en guardia a los obreros contra los consejos malvolos ypeligrosos, de origen turbio. A pesar de las huelgas, las sesiones de la Duma se abrieroncon relativa tranquilidad. Simulando que la cuestin del poder haba dejado de interesarle,la Duma se consagr a un problema muy grave en verdad, pero puramente prctico: lassubsistencias. El estado de espritu de los diputados era de abatimiento, haba de decidirms tarde Rodzianko: se notaba la impotencia de la Duma, el cansancio producido poraquella lucha estril. Y Miliukov repeta que el bloque progresivo actuara con la palabra yslo con la palabra. En estas condiciones fue como la Duma se vio arrastrada por eltorbellino de la Revolucin de Febrero.- 37 -