hijos de nuestro barrio naguib mahfuz

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    padre longevo se asla en su Casa Grande tras dejar unas tierras a los descendientes

    puls un da de su esplndido jardn. Uno de sus hijos, Idrs, tienta a su hermano Adha

    rtir de ah, la simiente de ambos se multiplica dando lugar a un barrio de El Cairo dividid

    s grupos: los que se ganan el sustento y los que ejercen de caciques. De vez en cua

    rge all un ser idealista que intenta liberar a los oprimidos. Es fcil reconocer a Dios, C

    oiss, Jesucristo y Mahoma en estas pginas y darse cuenta de que esta novela na

    toria de la Humanidad.

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    Naguib Mahfuz

    Hijos de nuestro barrio

    ePUB v1.025.5.13

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    Ttulo original:Awlad HaretnaNaguib Mahfuz, 1959Traduccin: D. G. Villaescusa, R. M. Monfort, I. Ligorr, C. de Losada y E. Abelleira.

    ePub base v2.1

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    PRLOGO

    STA es la historia o, mejor dicho, las historias de nuestro barrio. Yo slo he presenciado los l

    cesos acaecidos, pero he ido recogiendo cuanto oa contar a numerosas personas. Todos en nurrio relatan estas historias; lo hacen tal y como las oyeron en el caf o como se las transmitierdres a hijos; y en esas fuentes baso mis relatos. Con cualquier motivo salen a relucir estas histmpre que alguien est en aprietos o sufre algn agravio, seala hacia la Casa Grande, al comienz

    lejn, en el lmite con el desierto, y dice con tristeza: Esa es la casa de nuestro antepasado; scendemos de l, todos tenemos derecho a sus tierras; por qu, pues, hemos de pasar hambre sgraciados?. Y, a continuacin, cuentan las hazaas de Adham, Gbal, Rifaa y Qsem, los hroestro barrio.

    Nuestro antepasado fue en verdad un personaje enigmtico. Vivi ms de lo que ningn ser huede desear ni tan siquiera imaginar; tanto, que su longevidad se hizo proverbial. Cuando empvejecer se encerr en su casa, de eso hace ya mucho tiempo, y nadie le volvi a ver. La historia lamiento y de su longevidad asombra a todo el mundo, y quiz la fantasa y tambin los preju

    yan contribuido a alimentar la leyenda. Sea como fuere, le llamaban Gabalaui, el hombre ntaa, y dio su nombre a nuestro barrio. Fue el dueo de sus habices y de todo lo que se alza

    os, y tambin de las tierras contiguas a la zona desierta. Una vez o que alguien deca: El dio vestro barrio y nuestro barrio alumbr a El Cairo, que es la madre del mundo. Aqu viva; solo, cuo no era mas que un pramo; luego, con la fuerza de su brazo, lo domin todo, y consigui que habernador le respetara; nunca volver a existir un hombre igual, tan valiente que hasta las fierremecan al or su nombre. Otro contaba: Era un verdadero cacique, pero no como los dems; orsion a nadie a cambio de proteccin; no alardeaba de nada y se compadeca del dbil

    bargo, algn tiempo despus, unos cuantos empezaron a referirse a l en un tono inadecuadoegora y su poder, pero tales cambios acontecen en el mundo. Su historia me ha parecido siecinante y nunca me ha cansado. Cuntas veces me he sentido impulsado a merodear por laande por si lograba verle un instante, sin conseguirlo! Cuntas veces me he detenido frenteorme puerta mirando el cocodrilo momificado que hay encima! Y cuntas veces me he sentadosierto del Muqattam, cerca del alto muro, y slo he logrado ver las copas de las moreras, dmoros y las palmeras que ocultan la casa y sus ventanas cerradas sin el ms leve vestigio deo es triste que hayamos tenido un antepasado como l y no nos haya visto, ni nosotros a l? N

    rao que se oculte en esa gran casa cerrada y que nosotros vivamos entre el polvo?Cuando preguntas qu ha pasado para que l y nosotros nos hallemos en esta situacin, de inmecuentan estas historias, y en tus odos se repiten los nombres de Adham, Cabal, Rifaa y Qsemnca te quedas del todo satisfecho ni tranquilo. Dije que nadie lo haba visto desde que se encerr a. A casi nadie le import que lo hiciera; la gente slo se preocup desde el principio por su her

    por sus diez condiciones, que tanto han dado que hablar. Desde que nac, eso ha sido motivputas en nuestro barrio, y la cuestin se ha ido agravando con el paso de las generaciones, y as pe seguir sucediendo. Por tanto, no es que quiera incitar a la burla cuando digo que todos los hijestro barrio estn unidos por un estrecho parentesco. Fuimos y seguimos siendo una sola familiae nunca entr nadie extrao. Todos, mujeres y hombres, nos conocemos; y, sin embargo, no

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    gn otro barrio en el que haya unas peleas tan terribles como las nuestras ni que est tan divididpendencias. Por cada uno que procura la paz, hay diez matones buscando pelea, bastn en ristr

    nte ha llegado a acostumbrarse a pagar para que la dejen vivir en paz, y se somete y se humilla cno correr peligro. La ms leve falta, ya sea de palabra u obra, es duramente castigada y ay de e traslucir algn mal pensamiento! Pero lo ms curioso es que en los barrios vecinos, como Ofr el-Zagari, Darrasa y Husainiya, nos envidian por nuestros habices y por nuestros hroes, y asee nuestro barrio es fuerte, que las tierras del habiz dan riquezas y que sus jefes son invencibles. o es verdad, pero no saben que somos tan pobres como mendigos, que vivimos entre inmundiciascas y piojos, que hemos de contentarnos con unos pocos mendrugos y que andamos medio desnentras nuestros caciques se pavonean, concitando la admiracin de todos, pero nadie quiere rece lo hacen a nuestra costa. Nuestro nico consuelo es mirar hacia la Casa Grande y decir con trih vive Gabalaui, el dueo de estas tierras; es nuestro antepasado y de l descendemos.Yo he vivido la ltima etapa de nuestro barrio y he sido testigo de lo sucedido con Arafa, un

    estros mejores hombres. Gracias a un amigo de Arafa he podido escribir la historia de nuestro bes un da me dijo: T eres de los pocos que saben escribir: por qu no cuentas nuestra hismpre que se habla de nosotros se mezclan los datos, y las noticias van cambiando segn las simp

    nimosidades de quien las cuenta. Sera conveniente que las reunieras en un solo libro, del que uviramos provecho; yo te contar algunos casos y secretos que no sabes. En seguida me dispribir, pues por una parte estaba convencido de que mereca la pena, y por otra, tena mucho afeen me lo propona. Yo fui el primero del barrio que se dedic a escribir, a pesar de todo el desburlas que ello me granje. Me propuse reflejar las splicas y las quejas de los oprimidos

    cesitados. Aunque acuden a m muchos desgraciados, mi trabajo no me ha elevado por encima dbres de nuestro barrio, pero gracias a l he podido conocer los secretos de la gente y sus pena

    desgarran el corazn. Sin embargo, yo no escribo sobre m ni mis problemas, porque no pu

    mpararse con los de nuestro barrio, ese extrao barrio nuestro, lleno de extraos sucesos. Pero pez todo? Qu sucedi realmente? Quines son los hijos de nuestro barrio?

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    ADHAM

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    ANTES, nuestro barrio era un yermo y formaba parte del desierto del Muqattam, que abarcaba to

    rizonte. En l slo se levantaba la gran casa que Gabalaui haba construido, desafiando el miedrbarie y el pillaje. Tena un alto muro que cercaba una amplia extensin de terreno, cuya cidental la ocupaba el jardn y la otra, hacia el este, un edificio de tres plantas.

    Un da, el dueo del habiz reuni a sus hijos en la sala de la planta baja, junto a la terraza que da

    dn. Acudieron todos con sus galabeyas de seda: Idrs, Abbs, Redun, Guelil y Adrmanecieron de pie, frente a l. Le respetaban de tal manera que casi no se atrevan a levanrada haca l. Les orden que se sentaran y as lo hicieron, a su alrededor. Durante unos instanteserv atentamente con la mirada penetrante de un halcn; luego, se levant, se acerc a la gran pla terraza y se qued mirando el extenso jardn repleto de moreras, sicmoros y palmeras. Alhemines trepaban entre los rboles, y en sus ramas cantaban los pjaros. El jardn estaba lleno de vbullicio, pero en la habitacin reinaba el silencio. Los hermanos pensaron que el amo del desier

    ba olvidado. Alto y fornido como era, pareca un ser venido de otro planeta, alguien sobrenatur

    raron unos a otros, preguntndose qu pasara; sola actuar de ese modo cuando tomaba una deportante. Estaban inquietos porque era todopoderoso en la casa y en el desierto, y ellos, ante n nada. Se volvi sin moverse del sitio, y su voz, ronca y profunda, retumb en la habitacin, a estar recubierta de alfombras y tapices:Convendra que alguien me sustituyera al frente de las tierras habices.Volvi a observarles atentamente, pero ellos no se inmutaron. Llevar las propiedades no era

    etecible para unos jvenes que preferan divertirse, sin asumir responsabilidad alguna. Y adeaba claro que Idrs, el hermano mayor, era el candidato natural para el puesto. Nadie tena dud

    pecto. Idrs pens: Qu fastidio! Cuntos problemas con esos arrendatarios tan pesados!.He elegido a vuestro hermano Adham para dirigir todo bajo mi supervisin continu dicbalaui.Ante semejante sorpresa, palidecieron. Atnitos, se miraron unos a otros, menos Adham que, con

    vergonzado, sigui mirando al suelo. Gabalaui, imperturbable, aadi, dndoles la espalda:Para esto os he mandado llamar.La ira desgarr las entraas de Idrs, aunque slo se trasluci algo de su gran contrariedad

    manos menos Adham, naturalmente le miraron con pena y sufrieron en silencio el agibido, que les alcanzaba a todos ellos. Idrs dijo en un tono tan suave que pareca otra persona:Pero padreste le cort con frialdad, mientras se volva hacia ellos:Pero qu?Los otros miraron al suelo para evitar que leyera sus pensamientos. Idrs dijo con firmeza:Yo soy el mayor.Gabalaui contest, enfadado:Lo s muy bien. Soy tu padre.Idrs replic, cada vez ms furioso:

    Los derechos del mayor no pueden postergarse sin razn Gabalaui le mir largo rato, como

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    rle ocasin a cambiar de actitud; luego, dijo:Os aseguro que he procurado hacer lo ms conveniente.Idrs haba aguantado el golpe, pero su resistencia llegaba a su fin. Saba que su padre se enfu

    ando le llevaban la contraria y que si segua discutiendo poda sucederle algo peor, pero la furia aba pensar en las consecuencias. Se abalanz hacia Adham y, rozndole casi, se creci ante l gallo, para que quedara patente la gran diferencia de estatura, color y belleza que haba entre

    cupi con fuerza estas palabras:Tanto yo como mis otros dos hermanos somos hijos de una gran seora, de una mujer respetab

    mbio l es hijo de una criada negra.El rostro moreno de Adham palideci, pero permaneci inmvil. Gabalaui levant el puo y d

    o amenazador:Cuidado con lo que dices, Idrs!Pero Idrs estaba fuera de s y sigui gritando:Adems es el pequeo; por qu le prefieres a m? Es que ahora mandan los criados lavos?Modera tu lengua, imbcil, o te arrepentirs!

    Prefiero que me cortes la cabeza a que me humilles de esta manera.Redun levant la cabeza y, mirando a su padre, dijo con una leve sonrisa:Somos hijos tuyos y es lgico que nos disguste sentir que no nos apoyas, pero t decides

    eremos saber por qu has tomado esta decisin.Gabalaui, dejando a Idrs, se volvi hacia Redun y, conteniendo al mximo su indignacin, conAdham sabe cmo son los arrendatarios; a casi todos les conoce por su nombre. Tambin es

    escribir y de hacer cuentas.Tanto Idrs como sus hermanos se sorprendieron al or la respuesta de su padre. Desde cu

    nocer a los campesinos era un mrito que mereciera recompensa? Y desde cundo era un mrito a la escuela? A Adham le hubiera mandado su madre a la escuela si hubiera sospechado que u

    dra llegar a ser el amo?Y por eso hay que humillarme a m? pregunt con amargura Idrs. Malhumorado, Gablic:sa es mi voluntad. No tienes ms remedio que obedecer. Luego se volvi completamente hermanos de Idrs, y pregunt: Y vosotros qu decs?Abbs, que no se atreva a sostener la mirada de su padre, respondi taciturno:

    Yo obedezco.Guelil, mirando al suelo, se apresur a afirmar:Har lo que t quieras, padre.Redun trag saliva con dificultad y repiti:Estoy de acuerdo con lo que t digas.Ante esto, Idrs, furioso, lanz una gran carcajada que le afe el rostro.Cobardes! chill. Saba que no os rebelarais. Por eso seris tiranizados por el hijo d

    ada negra.

    Gabalaui grit, entornando los ojos en seal de advertencia:Idrs!

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    Pero Idrs haba perdido por completo el control, y vocifer:Qu clase de padre eres? Un tirano. Eso es lo que eres. Tratas a tus hijos como a tus enemigoGabalaui, como si fuera a atacar, avanz con lentitud dos pasos y, en voz baja, orden con

    presin ceuda que nada bueno auguraba:Cllate!Pero Idrs sigui gritando:No me das miedo! Sabes que no me asustas. Y si has decidido elegir al hijo de la criada en v

    m, no esperes que, encima, vaya a callarme y a obedecerte.No sabes lo que significa rebelarse contra m, maldito?Aqu el nico maldito es l, el hijo de la criada.Gabalaui grit con voz alterada y ronca:Rebelde! Ella es mi mujer. O te comportas o te aplasto contra el suelo.Los dems hermanos, y sobre todo Adham, estaban aterrados porque conocan la violencia

    dre. Idrs, en cambio, estaba tan furioso que no se daba cuenta del peligro que corra y, como une se enfrentara a un fuego incontenible, insisti:

    Me odias. Hasta ahora no me haba dado cuenta, pero no hay duda. Quiz haya sido la criada lha enseado a odiarnos. T eres el seor del desierto, el dueo de estas tierras, el temible jefe,a simple sirvienta puede hacer contigo lo que quiera. Un da la gente se burlar de ti, seosierto.

    Te he dicho que te calles, maldito.No me insultes por causa de Adham. Hasta la tierra se levantara para maldecirle! Tu est

    cisin va a ponernos en ridculo ante todo el mundo.Gabalaui grit tan fuerte que su voz retumb en todo el jardn y lleg hasta el harn:Vete!

    sta es m casa y la casa de mi madre, que es la nica duea.A partir de hoy, nadie te volver a ver aqu.Su ancha cara se ensombreci tanto que recordaba el color del Nilo en la plenitud de su crec

    tndose como una mole, apret sus puos de granito. Todos comprendieron que haba llegado el fs. Sera una tragedia ms de cuantas haba sido testigo silencioso la casa. Cuntas bellas mujeban convertido en miserables pordioseras por una sola palabra suya! Cuntos hombres se hrchado de la casa despus de trabajar en ella largos aos, arrastrndose, ensangrentados, llevan desnudas espaldas las marcas de los latigazos! Cuando se pierde el control se olvida el respeto

    nidad del ser humano, por muy importante que ste sea. Por eso todos comprendieron que el fins haba llegado. Idrs, el mayor de todos, tan fuerte y bien parecido como su padre! Gabalaui

    erc dos pasos ms y le dijo:Ya no eres m hijo ni yo soy ya tu padre. Esta no es tu casa ni tienes aqu madre, ni herman

    ados. Ah fuera te espera el mundo. Vete con mi maldicin y mi clera. El tiempo se encargamostrarte lo que vales cuando vagues sin rumbo, sin mi proteccin ni mi cario.

    Idrs golpe con el pie la alfombra persa, gritando:Esta es m casa y no pienso marcharme!

    Su padre se abalanz sobre l y, sin darle tiempo a defenderse, le agarr con fuerza por el homb

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    pujndole hacia atrs, le arrastr a travs de la puerta de la terraza y le hizo bajar la escalmpicones. Le empuj, luego, por el camino tapizado de jazmines y flanqueado de rosales y alhsta llegar a la gran puerta del jardn y, obligndole a salir, cerr la verja tras l, gritando tan fuertoyeron todos los habitantes de la casa:

    Matar al hombre que le ayude o le deje volver!Y, levantando la cabeza hacia las ventanas cerradas del harn, repiti la amenaza:Repudiar en el acto a la que se atreva a socorrerle.

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    A partir de ese da tan triste, Adham iba todas las maanas a trabajar en el despacho que habrecha de la puerta de la Casa Grande. Trabajaba duramente, cobraba las rentas, haca los pasentaba las cuentas a su padre. Demostraba tacto y discrecin al tratar con los arrendatarios, y

    e tenan fama de violentos y rudos, estaban contentos con l. Las clusulas por las que se regarras eran secretas; slo las conoca el padre, y todos temieron que la eleccin de Adham

    ministrador fuera el primer paso para nombrarle heredero. Hasta entonces, Gabalaui no mostrado preferencia por ninguno de sus hijos y, gracias a ello y al respeto que le tenan, haban vmpre en paz y armona. Ni siquiera Idrs, a pesar de ser fuerte, guapo y dado en ocasioncachelas, haba tratado mal a ninguno de sus hermanos hasta ese da. Idrs era generoso y simpa buen carcter y gozaba del afecto y la admiracin de todos. Seguramente los cuatro hermyores se daban cuenta de que Adham, el hermanastro, era diferente a ellos, pero nunca

    mostraron ni le trataron mal. Adham quiz notaba ms la diferencia, y algunas veces habra comppiel oscura con la piel blanca de ellos, su debilidad con su fuerza, o a su humilde madre con la m

    distinguida de los otros. Sin duda, eso le habra hecho sufrir y le habra dolido alguna vez, perobiente gratsimo que reinaba en la casa, y sometido al poder y a la sabidura de su padrelicidad no pudo haber durado mucho tiempo, y creci sano de espritu y de mente.Adham dijo a su madre antes de ir a sus ocupaciones por primera vez:Dame tu bendicin, madre. Este trabajo es una gran prueba para los dos. Ella respondi

    mildad:Dios quiera que todo salga bien! Eres un buen hijo y la gente buena siempre triunfa.Y Adham se dirigi al despacho, seguido por muchos ojos que le miraban desde la terraza, el jar

    ventanas. Se sent en el silln principal y empez a trabajar. Su tarea era la de mayor responsabtodo el territorio desrtico que se extenda entre el monte Muqattam, al este, y el viejo Cairo, al ham se impuso cumplir con lealtad sus obligaciones y, por primera vez en la historia de la cas

    otando en los cuadernos hasta la ltima piastra. Cuando daba la paga a sus hermanos lo haca conicadeza que fueron olvidando poco a poco su resentimiento hacia l. Luego, entregaba a su pad

    nero recaudado.Un da su padre le pregunt:Adham, te gusta tu trabajo? El contest con humildad:Mientras sigas queriendo que lo haga, ser para m lo ms importante de mi vida.Una sonrisa de satisfaccin ilumin el ancho rostro de su padre; a pesar de la dureza de su carsensible a los halagos. A Adham le gustaba reunirse a hablar con l, y cuando lo haca, le d

    tivas miradas de admiracin y cario. Disfrutaba oyndole contar, a l y a sus hermanos, las hislos viejos tiempos y las aventuras de su juventud, cuando irrumpa en aquellas tierras y, enarbotemible bastn, someta a su dominio todo cuanto pisaba.Tras la marcha de Idrs, Abbs, Redun y Guelil siguieron reunindose como de costumbre

    otea para comer, beber y jugar. A Adham, en cambio, slo le gustaba sentarse en el jardn. El jardusiasmaba, y tambin le entusiasmaba tocar la flauta, y conserv esta costumbre despus de asum

    evas responsabilidades, aunque ya no le quedaba tanto tiempo libre. Cuando acababa el trabajo,

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    ender una estera al lado del arroyo, se recostaba en el tronco de una palmera o de un sicmorombaba bajo el enramado de jazmines, y descansaba mirando los pjaros (y cuntos haba!) o siguvuelo de las palomas, tan suaves! Luego tocaba la flauta e imitaba los cantos, gorjeos o zureos des, y qu bien los imitaba! O simplemente se quedaba mirando el cielo a travs de las ramas, lo era el cielo!En cierta ocasin, se le acerc Redun cuando estaba sumido en aquella contemplacin y, mir

    sdeoso, le dijo:Cunto tiempo pierdes trabajando! Adham sonri.Si padre no se enfadara, a lo mejor me quejaba.No hay nada ms maravilloso que no hacer nada! Adham le contest tranquilamente:Me alegro por vosotros!Redun le pregunt, disimulando su disgusto con una sonrisa:No te gustara hacer lo que nosotros?Prefiero estar en el jardn tocando la flauta. Redun coment con amargura:A Idrs le hubiera gustado hacer tu trabajo. Adham mir al suelo:Idrs no ha tenido nunca tiempo de trabajar; si se enfad fue por otros motivos. Pero

    lmente se encuentra la felicidad es aqu, en el jardn.Cuando Redun se hubo marchado, Adham pens: El jardn, el canto de los pjaros, el agua, el

    mi alma anhelante; sa es la verdadera vida! Siento como si estuviera buscando algo. Qu podrveces la flauta casi me responde, pero todava no s qu busco. Si los pjaros hablaran mi idioman la solucin y apaciguaran mi alma; tambin lo haran las rutilantes estrellas. Verdaderambrar las rentas de los campesinos no tiene mucho que ver con el placer de la msica.

    Un da, Adham estaba mirando su sombra proyectada en el camino junto a los rosales, cuanente otra sombra apareci junto a la suya, y entonces se dio cuenta de que alguien haba llegado

    recodo de detrs de la casa. La segunda sombra pareca surgir de su propia espalda. Se volvi ya joven negra que, al descubrirle all, se dispuso a marcharse. l le dirigi un gesto para qedara, y ella as lo hizo. La mir un largo rato y despus le pregunt con dulzura:

    Quin eres?Ella contest en tono inseguro:Soy Omayma.Recordaba su nombre. Era una parienta de su madre que trabajaba como criada, igual que lo

    cho su madre antes de casarse con su padre. Sinti deseos de seguir hablando con ella y le pregunt

    Por qu has salido al jardn? Baj la mirada y respondi:Me pareci que no haba nadie.Las mujeres no podis venir aqu.Y ella reconoci con una voz casi imperceptible:No he debido hacerlo, seor.Ech a correr y desapareci por detrs del recodo. Oy cmo se alejaba con rapid

    presionado, pens: Qu chica tan encantadora!. Y se sinti, como nunca hasta entonces, una mcriaturas del jardn, y le pareci que todas juntas las rosas, el jazmn, los claveles, los pjaro

    omas y l mismo formaban parte de una misma meloda. Se dijo: Omayma es adorable y hasuesos labios lo son. Todos mis hermanos estn casados, excepto el orgulloso Idrs. Ella es negra,

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    Qu bonito ver aparecer su sombra saliendo de la ma, como si formara parte de mi cuerpo y dnfusos deseos! A mi padre no le parecer mal mi eleccin; l tambin se cas con mi madre.

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    ADHAM volvi a su trabajo, con el corazn henchido de emocin y embriagado de belleza. In

    ncentrarse en la contabilidad diaria, pero slo evocaba la imagen de la joven negra. No era exe no la hubiera visto antes, pues el harn era en aquella casa como las entraas del hombre: see existen, se vive gracias a ellas, pero no se las ve nunca; Adham estaba entregado a sus dulces suando, de repente, una voz atronadora le sac bruscamente de ellos; se oa tan cerca que pareca es

    mismo despacho. El vozarrn deca:Estoy aqu, Gabalaui, en el desierto, maldicindoos a todos! Mi maldicin caer sobr

    mbres y mujeres de esa casa. Desafo a pelearse conmigo a quien no le guste lo que digo. Me balaui?Adham exclam: Idrs!, y sali precipitadamente al jardn. Vio a Redun que se le acercaba

    erado:Es Idrs. Est borracho. Desde la ventana le he visto tambalearse. Qu nuevos escndalos

    ervado el destino a nuestra familia! Adham cerr los ojos y, muy triste, dijo:

    Hermano, la pena me destroza el corazn.Qu podemos hacer? Puede ocurrir una desgracia.No crees que deberamos hablar con nuestro padre? Redun frunci el ceo y contest:Tu padre nunca cambia de opinin. Si ve a Idrs en ese estado se enfadar todava ms.Ojal hubiramos podido evitar esta desgracia! exclam apesadumbrado Adham.S. Las mujeres lloran. Abbs y Guelil estn tan disgustados que se han encerrado e

    bitaciones. Padre est solo en su cuarto y nadie se atreve a acercrseleAdham volvi a preguntar con ansiedad, presagiando una tragedia:

    No crees que deberamos hacer algo?Todos deseamos que haya paz, pero la forma de no tenerla es buscarla a cualquier precionque se hunda el mundo, no pienso arriesgar nada; pero es evidente que Idrs est arrastrando pgo el buen nombre de la casa.Entonces, a qu has venido?!, se pregunt Adham, que de la noche a la maana se

    nvertido en la manzana de la discordia. Suspirando, coment en voz alta:Yo no tengo la culpa de nada, pero no podr volver a ser feliz si no hago algo.Redun le dijo mientras se dispona a marcharse:Hay muchas razones por las que deberas hacer algo.Y se march. Cuando se qued solo, Adham sinti que las palabras de Redun le martilleab

    ebro: Hay muchas razones. S. l era inocente, pero todos le consideraban culpable, aunqbiera hecho nada. Quienes se compadecieran de Idrs le maldeciran siempre a l. Adham se dcia la puerta del jardn, la abri sigilosamente y sali fuera. Vio que Idrs no andaba lejosciendo eses por el camino y tena los ojos vidriosos, el pelo enmaraado y la galabeya abierta, dedescubierto el vello del pecho. Al ver a Adham, salt hacia l como un gato sobre un ratn, perrachera le hizo caer al suelo. Cogi un puado de tierra y se lo arroj a Adham, alcanzndole cho y manchndole la ropa. Adham le llam con cario:

    Hermano!

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    Idrs, enderezndose, chill:Cllate, perro, hijo de perra! T no eres mi hermano ni tu padre es mi padre. Derribar esta

    bre vuestras cabezas! Adham, muy carioso, exclam:Eres la persona ms buena y noble de esta casa! Idrs ri con una falsa carcajada y volvi a gPor qu has venido aqu, hijo de la criada? Vuelve con tu madre y llvala a donde le corresp

    n las sirvientas. Adham le advirti, sin cambiar de tono:No te dejes dominar por la ira ni cierres las puertas a los que quieren ayudarte.

    Idrs continu, amenazndole con el puo:Maldita casa, donde slo estn tranquilos los cobardes, que comen el pan de la sumisin y suien les pisotea! No volver nunca mientras t seas el jefe. Dile a tu padre que vivo en el desiere l sali y que me he convertido en un salteador de caminos, como lo fue l, en un criminal comrverso y cruel. Me sealarn por donde vaya, destrozando todo lo que encuentre a mi paso, y la : Ese es el hijo de Gabalaui. Os hundir en el fango a vosotros, que os creis seores cuandlidad, sois unos ladrones.Adham sigui dicindole:Vuelve en ti, hermano; no digas cosas de las que luego te puedas arrepentir. No tienes ms pu

    radas que las que te cierres t. Te juro por mi honor que todo volver a ser como antes.Idrs avanz hacia l con tanta dificultad como si fuera zarandeado por el viento:T no tienes honor; eres el hijo de una criada. Adham le dirigi una larga mirada:Entonces, lo juro porque somos hermanos.Hermanos! Arroj esa palabra en el primer estercolero que encontr en el camino.Adham replic con pena:Hasta ahora slo haba odo hablar bien de ti.La tirana de tu padre me ha obligado a decir la verdad.

    No me gustara que te viera nadie en este estado. Idrs solt una carcajada estentrea y grit:Cada da me vern peor! La vergenza, la desgracia y el escndalo caern sobre vosotros p

    pa. Tu padre me ech de casa a la fuerza y tendr que atenerse a las consecuencias.Se abalanz sobre Adham, que se apart sin responderle. Idrs estuvo a punto de caer al suelo,

    nsigui sujetarse a la pared. Jadeaba, ciego de rabia, y se puso a buscar piedras para tirrentras Adham se marchaba, despacio, hacia la puerta del jardn y desapareca por ella. Susaban anegados de lgrimas. Idrs segua vociferando. Adham se aproxim lentamente a la terrazvs de la puerta, vio a su padre cruzar el saln. Se le acerc sin ser visto. Adham estaba dema

    te para sentir miedo. Gabalaui le mir inexpresivo. Estaba de pie, con su elevada estatura y mplexin, delante de una hornacina para orar, que haba sido reproducida en la pared del fondobitacin. Adham hizo un gesto de saludo con la cabeza y dijo:

    Buenos das.Gabalaui le observ atentamente y luego, con una voz que le estremeci el corazn, pregunt:Qu haces aqu?Adham musit:Padre, mi hermano Idrs

    Gabalaui no le dej continuar y, con una voz que recordaba el choque del hacha contra la pied

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    den:No se te ocurra nombrarle en mi presencia! Y luego, mientras entraba: Vuelve a tu traba

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    LOS das y las noches se sucedan en el desierto, e Idrs iba precipitndose ms y ms en el ab

    mal y haciendo mayores extravagancias cada vez. Merodeaba por la casa, profiriendo los ins soeces, o se sentaba cerca de la puerta, desnudo como su madre le trajo al mundo, haciendo co

    mara el sol y cantando las canciones ms obscenas, o recorra los barrios prximos con la petullos matones, provocando con miradas hostiles a cualquier transente y buscando pelea con qu

    iera al paso. La gente callaba y le evitaba, murmurando:Es el hijo de Gabalaui!No le preocupaba la comida. Con toda tranquilidad, coga lo que le apeteca donde lo encontra

    ra en una casa de comidas o en un puesto ambulante; coma hasta hartarse y luego se marchabgar ni dar las gracias. Cuando tena ganas de jaleo iba a la primera taberna que le sala al paso y uardiente hasta emborracharse como una cuba. Entonces, su lengua se desataba y pregonaba atro vientos los secretos y rarezas de su familia, sus costumbres ms ridculas y lo despreciablembardes que eran, presumiendo de la rebelin contra su padre, el mayor tirano de aquellas berras. L

    pona a recitar versos o a rerse como un loco y, a veces, si le apeteca, hasta cantaba y bailabicidad era completa si consegua acabar la velada con una pelea. Satisfecho, se marchaba entoartiendo saludos a todo el mundo. Por tales actuaciones era conocido y temido en todas partes

    nte le evitaba cuando poda, aunque le aceptaba como una catstrofe natural. La familia ormemente. Su madre, abatida por el dolor, se qued paraltica; cuando agonizaba, entr Gabale el ltimo adis y ella, con la mano que poda mover, le hizo un gesto amenazador y entreg su iosa y desconsolada. La tristeza envolvi a la familia como una tela de araa. Los hermanos dereunirse por las noches en la azotea, y la flauta de Adham no volvi a escucharse en el jardn.

    Un da, el padre tuvo otro violento ataque de clera. Esta vez la vctima fue una mujer. Emptar y a maldecir con su voz atronadora a una criada llamada Nargus, y la ech de casa. Se acabaerar de que estaba encinta, y la someti a un duro interrogatorio hasta que confes que Idrs la

    ducido antes de ser expulsado de la casa. Nargus se march, gimiendo y golpendose las mejiluvo vagando por los alrededores todo el da hasta que Idrs la encontr y, sin saludarla siquient en su caballo, como si se tratara de un objeto que pudiera serle til ms tarde.Pero siempre llega un da en que uno se acostumbra incluso a la mayor desgracia. Y as sucedi

    sa Grande: la vida fue recuperando poco a poco la normalidad, de la misma manera que las gelven a sus casas tras el terremoto que les forz a huir. Redun, Abbs y Guelil empezarcontrarse de nuevo en la azotea y Adham volvi a tocar la flauta al atardecer en el jardn. Sentmayma le alegraba el corazn y encenda sus sentimientos; el recuerdo de su sombra abrazando a en el camino estaba grabado con toda nitidez en su imaginacin. Un da fue a ver a su madreaba bordando un manto en su habitacin, y le confi su secreto:Se trata de Omayma, madre, tu parienta.La madre sonri dbilmente; estaba enferma y la alegra que le produca la noticia no logr ven

    stracin en que se encontraba.S, Adham, es una gran muchacha; ser tan buena contigo como t lo sers con ella. Te har fe

    Seor quiere. Y sigui diciendo, al ver que su hijo se ruborizaba: No conviene que la m

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    masiado, hijo, para que no te amargue luego la existencia. Hablar con tu padre. Y ojal puednocer a tus hijos antes de morir!

    Cuando Gabalaui le llam, le encontr tan sonriente que pens: Realmente, padre es una persontrastes: su ternura a veces compensa su dureza.

    Su padre le habl:No saba que estuvieras buscando esposa, Adham. Cmo pasa el tiempo! En esta

    spreciamos a los pobres, pero t has honrado a tu madre al elegir a Omayma. Ojal tu semilla dto. Idrs se ha malogrado.Abbs y Guelil no tienen hijos; los de Redun mueren al poco de nacer; lo nico que todos ello

    edado de m es mi orgullo. Llena pues la casa con los tuyos, o de lo contrario mi vida habr sino.

    Nunca hubo en el barrio unas bodas como las de Adham. Todava hoy se recuerdan. Aquella ncandiles colgaban de los rboles y de los muros, y la casa pareca un oasis de luz en la oscuridaant un pabelln en la azotea para los cantantes y haba ricos manjares distribuidos por las mesan, del jardn y tambin fuera de la casa, junto a la puerta. Pasada la medianoche, sali el cortejal de Gamaliya. Amigos y enemigos de Gabalaui, es decir, el barrio entero, se uni a l. Adham

    ante entre Abbs y Guelil, con galabeya de seda y un pauelo bordado; Redun les preceda. La minaba a los lados, llevando velas y flores, y al frente iba un nutrido grupo de cantores y bailan la msica y empezaron las canciones; los amigos de Gabalaui y Adham felicitaban ausiasmados, y las albrbolas de las mujeres despertaron a todo el barrio. El cortejo iba avanz

    sde Gamaliya por Otuf y luego por Kafr el-Zagari y Mabyada. Hasta algunos caciques de otros basomaron a darle la bienvenida. Muchos bailaban la danza del bastn; otros, otras danzas; eernas haba bebida gratis, y hasta los jvenes se emborracharon. Desde todos los fumaderos de hpaso del cortejo, se ofrecan narguiles en obsequio de los participantes en la fiesta. El ambiente e

    matizado de buen kif y otras drogas.De pronto, Idrs surgi al fondo del camino, como si fuera un demonio saliendo de la oscu

    areci junto a la travesa que daba al desierto, iluminado por las antorchas que iban en cabezae las llevaban se detuvieron horrorizados y el nombre de Idrs corri de boca en boca entre la mus cantores le vieron y el miedo atenaz sus gargantas. Los danzarines tambin, y sus pasuvieron. De inmediato los tambores callaron, las flautas enmudecieron y las risas se apag

    uchos no supieron qu hacer: si rendirse, aunque corrieran peligro, o atacar, en cuyo caso era al hbalaui a quien atacaban. Idrs, blandiendo el bastn, grit:

    De quin es este cortejo, escoria de cobardes?!Hubo un silencio de muerte y todos se volvieron hacia Adham y sus hermanos. Idrs pregun

    evo:Desde cundo sois amigos del hijo de la criada y de su padre?! Entonces, Redun se ade

    os pasos y habl:Hermano, s razonable y deja pasar el cortejo. Idrs frunci el ceo y grit:Deberas ser el ltimo en hablar, Redun! Eres el hermano de un traidor y el hijo de un coba

    eres un miserable que por un poco de comida, vendes tu honor y vendes a tu hermano. Redun dij

    elo:A nadie le importan nuestras querellas. Idrs vocifer, riendo:

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    Todo el mundo conoce vuestra ignominia y, si no fueran unos perfectos cobardes, no hacontrado a nadie que cantara y bailara en esta boda!

    Redun dijo con determinacin:Tu padre nos ha encomendado a tu hermano y estamos dispuestos a defenderle.Idrs, riendo de nuevo, pregunt:Dime qu te parecera tener que defenderte a ti mismo, y no al hijo de la criada!Has perdido el juicio, hermano. Slo podrs volver a casa si eres razonable.

    Mientes y lo sabes, Redun dijo con tristeza:Por mi parte, no voy a insultarte, pero deja que siga el cortejo.Idrs, por toda respuesta, arremeti contra ellos como un toro embravecido. Empez a dar basto

    iba y abajo, apagando antorchas, reventando tambores, desparramando rosas. El pnico cundi ennte, que se dispers como arena levantada por el viento. Redun, Abbs y Guelil, hombro cmbro, siguieron protegiendo a Adham y eso multiplic la clera de Idrs:

    Cobardes! Defendis a una persona a la que odiis por miedo a perder el sustento!Se abalanz sobre ellos, y ellos, sin atacarle, pararon sus golpes con los bastones y retrocedieroente, consigui abrirse paso entre ellos y lleg a Adham. Desde las ventanas, los gritos se hic

    sordecedores y Adham, preparndose para defenderse, dijo:Idrs, yo no soy tu enemigo. S razonable.Idrs levant el bastn y en ese momento alguien grit: Gabalaui!. Redun advirti a Idrs:Viene tu padreIdrs salt a un lado del camino, mir hacia atrs y vio acercarse a Gabalaui, rodeado de criado

    orchas. Rechinndole los dientes de rabia, grit burln, mientras se alejaba:Pronto te traer un nieto nacido del pecado, para que ests contento!Y se march corriendo hacia Gamaliya, hasta desaparecer en la oscuridad, mientras los dem

    aban paso, hacindose a un lado. El padre lleg junto a los hermanos y, aparentando calma, dijz autoritaria, ante la expectacin de miles de miradas:

    Que siga la fiesta!Los que llevaban las antorchas recuperaron sus puestos, los tambores sonaron de nuevo, las flauucharon otra vez, los cantores cantaron, los bailarines danzaron, y el cortejo volvi a ponerrcha.La Casa Grande permaneci despierta hasta el amanecer: canciones, bebidas y diversiones du

    sta el alba. Cuando Adham entr en su habitacin, que daba al desierto del Muqattam, vio a Om

    nto al espejo: todava tena la cara cubierta con el velo blanco. Estaba completamente borraenas se tena en pie. Se acerc a ella, haciendo un gran esfuerzo para que su cuerpo le obedecierant el velo. Ella le mir con una exquisita expresin de amor. l inclin la cabeza, bes sus fios y, con voz ebria, dijo:Bien est lo que bien acaba!Luego se dirigi al lecho, tambalendose, y se tir sobre l con el pauelo y los zapatos pu

    mayma se qued mirando su imagen reflejada en el espejo. Sonrea llena de ternura y de cario.

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    ADHAM fue tan feliz con Omayma como no lo haba sido nunca. Con la espontaneidad q

    acterizaba, dejaba traslucir su felicidad en sus palabras y en sus gestos, y sus hermanos le gasomas. Siempre, al acabar de rezar, elevaba las manos al cielo y exclamaba:

    Gracias, T que otorgas el bien; gracias Dios mo por tener un padre como el mo, gracias por de mi mujer, gracias por esta casa que he logrado sobre otros ms dignos que yo, gracias p

    dn, por el canto de los pjaros y el sonido de la flauta!Todas las mujeres de la casa decan que Omayma era una esposa solcita y que cuidaba a su m

    mo si fuera su hijo. Quera a su suegra, la atenta a ella y a toda su familia y cuidaba la casa commara parte de su cuerpo. Adham era un marido muy atento y enamorado. Antes, administrar el hataba parte del tiempo que dedicaba a sus inocentes distracciones en el jardn, y ahora era el am

    e se entreg por completo, el que llenaba el resto de sus horas. Pasados los primeros daltacin, que duraron demasiado segn sus burlones hermanos Redun, Abbs y Guelil, al cabo semanifiesto una apacible tranquilidad, como una corriente, impetuosa y brava, que desemboca

    nso ro. Adham fue recuperando poco a poco la nocin de s mismo y empez a darse cuenta de qmpo ya no se le escapaba de las manos sin sentir y que las noches seguan a los das. Comprmbin que estar as indefinidamente no tena sentido, y que el jardn haba sido para l como unigo y no mereca que le abandonara. Nada de ello significaba que dejara de pensar un solo instan

    mayma; ella segua llenando por completo su corazn, pero en la vida todo son etapas que sscubriendo da a da. Finalmente, volvi a sentarse junto al canal del jardn y su mirada se perdevo entre las flores y los pjaros. Se senta feliz de poder reanudar aquella costumbre. De reareci Omayma, deslumbrante de belleza, y sentndose a su lado, le dijo:

    Me he asomado a la ventana para ver por qu no llegabas; cmo no me has llamado para qiera contigo? El contest, sonriendo:No quera que te aburrieras.Aburrirme? Siempre me ha gustado este jardn. No recuerdas que fue aqu dond

    contramos por primera vez?Le cogi la mano, recost la cabeza en el tronco de una palmera y mir hacia las ramas y al ciel

    vea entre ellas. Ella le volvi a decir que le gustaba mucho el jardn, y cuanto ms silencioso econ ms entusiasmo hablaba ella, porque odiaba el silencio tanto como amaba el jardn. Su ferido era su propia vida, y tambin, por qu no!, comentar los principales acontecimientos sucela Casa Grande, especialmente los relacionados con las mujeres de Redun, Abbs y Gueliente, su voz cambi y dijo como en tono de reproche:Te siento muy lejos, Adham. Sonriendo, l replic:Cmo es posible que digas eso, si llenas por entero mi corazn?Pero no me escuchas!Era verdad. Aunque su llegada no le haba hecho demasiada gracia, tampoco le molestaba en abs

    e estuviera all; y si ella hubiera querido marcharse, la habra retenido. Senta que formaba parteue eran inseparables. Como para disculparse, le dijo:

    Me gusta este jardn. Antes de conocerte, mi mejor distraccin era venir aqu a pasar el rato.

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    oles tan altos, estos desbordantes arroyos, estos pjaros que revolotean entre las ramas, me como yo les conozco a ellos; me gustara que los amaras tanto como yo. Has contemplado el civs de las ramas?Ella levant un momento la mirada y le volvi a mirar sonriendo:Es precioso, y es lgico que sea lo que ms te guste del mundo.Al captar el reproche que encerraban sus palabras, se apresur a decir:Eso era antes de conocerteY ahora?Le apret la mano con cario y contest:Su belleza slo es completa contigo. Ella le mir intensamente.Y adems el jardn tiene la suerte de que no le importa que lo abandones por mAdham ri y la apret junto a l hasta que su mejilla roz sus labios; luego le pregunt:No merecen estas flores que hablemos de ellas en lugar de ocuparnos de nuestras cuadas?Omayma contest, preocupada:Las flores son mucho ms bonitas, pero las mujeres de tus hermanos no dejan de hablar de t

    mo llevas las tierras; siempre hablan de lo mismo, y tambin de la confianza que tu pad

    positado en ti. Una y otra vez, no se cansan de hablar de lo mismoAdham frunci el ceo, olvid de pronto el jardn y exclam con vehemencia:No se les escapa nada!Tengo miedo de que te traigan mala suerte Adham respondi, enfadado:Malditas tierras! No paro de trabajar, la gente se ha vuelto contra m y ya no puedo dis

    mo antes! Estoy harto de ellas! Le puso el dedo en los labios, mientras deca:No seas desagradecido, Adham; llevar las tierras del habiz es un trabajo muy importan

    uiera podemos imaginar las ventajas que nos puede traer.

    Hasta ahora lo nico que nos han ocasionado han sido problemas Ah por ejemplo, la traIdrs.Ella sonri, pero su sonrisa no era alegre, y una grave preocupacin se insinuaba en su mirada cu

    exhort:Piensa en nuestro futuro como piensas en las ramas, el cielo y los pjarosDesde entonces, Omayma pasaba todas las tardes con l en el jardn. Casi nunca guardaba sil

    se acostumbr a ella y aprendi a escucharla slo a medias y, a veces, ni siquiera a medias. Cuaneteca, coga la flauta y tocaba lo que quera. Poda decir con plena satisfaccin que todo iba bie

    ostumbr incluso a los sufrimientos de Idrs. Pero la enfermedad de su madre se agravaba. Tenaores ms fuertes que nunca y eso le apenaba. Le llamaba a menudo a su lado y peda a Dios p

    nstantemente. Un da le dijo con ansiedad: Reza siempre para que Dios te proteja del mal y ter el buen camino. No le dej marcharse. Sigui gimiendo y hablando al mismo tiempo, y le recorima voluntad; finalmente, expir entre sus brazos. Adham y Omayma lloraron su prdida y Gabudi a verla, se qued mirndola un largo rato y luego la amortaj con reverencia. En su fiera madivinaba un profundo dolor.Apenas la vida de Adham haba recuperado su normalidad, cuando not un cambio repentin

    mayma, al cual no encontraba explicacin alguna. Dej de pasar las tardes con l en el jardn, y egust, contrariamente a lo que lleg a suponer alguna vez. Cuando le preguntaba el porqu, e

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    ba todo tipo de excusas, como que estaba ocupada o cansada. Not que ya no le reciba tan carmo antes, y cuando hacan el amor ya no estaba tan entusiasmada; pareca como si lo hiciera slole gusto, y a la fuerza. Se preguntaba qu le pasara. 1 tambin haba sentido en algn momento

    recido, pero su amor venca siempre todos los obstculos. Si hubiera querido, poda haberse enfn ella y, a veces, le entraban ganas de hacerlo, pero su fragilidad, su palidez y su extremada delicn l le retenan. A veces pareca triste y otras, ensimismada. Una vez vio que le miraba con asco, llen de disgusto y de tristeza. Pens: Debo tener un poco de paciencia, y ojal se le pase, por

    me voy a hartar!.Un da que le estaba presentando a su padre las cuentas del mes, ste, sin fijarse en lo que tenanos, se le qued mirando y le pregunt:Qu te pasa?Adham alz la cabeza asombrado y contest:Nada, padre.Pero ste, aguzando la mirada, le pregunt con calma:Qu tal est Omayma?Adham baj la vista ante la penetrante mirada de su padre.Bien. Todo va bien. Gabalaui insisti, impaciente:Dime la verdad.Adham permaneci en silencio un instante, pensando que su padre era capaz de adivinarlo

    ego confes:Ha cambiado mucho; parece como si me rechazara. Su padre hizo un gesto de extraeza:Os habis peleado?Nunca.Gabalaui sonri entonces, lleno de satisfaccin.

    Qu poco conoces a las mujeres, hijo mo! S carioso con ella, y no le hagas el amor mientro pida. Pronto sers padre.

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    ADHAM estaba sentado a su mesa de trabajo, recibiendo de uno en uno a los nuevos arrendat

    peraban en una larga fila, el primero frente a l, el ltimo al final del gran despacho. Cuando el acerc, Adham, sin levantar la cabeza del libro de cuentas, le pregunt lacnico:Cmo te llamas? Y una voz le contest:Idrs Gabalaui.

    Adham levant la mirada, asustado, y vio a su hermano frente a l. Dio un salto, ponindoardia, y le observ, precavido. Idrs tena un aspecto nuevo e insospechado. Aunque iba desaliaba tranquilo y su actitud era humilde, pesarosa y confiada; pareca una tela lacia recin sacadua. Al verle, Adham olvid inmediatamente su rencor hacia l y, sin fiarse del todo, le dijo con celo no exento de esperanza:Idrs!Idrs hizo un gesto afirmativo y dijo con una exquisita cortesa:No te asustes. Slo soy tu husped, si eres tan generoso como para recibirme en tu casa.

    Era posible que fuese Idrs quien hablaba as? Le haba transformado el sufrimirdaderamente, su humildad era tan desconcertante como lo haba sido su orgullo. O quiz le spitalidad para desafiar a su padre? Aunque l no le haba invitado, Adham se encontr de pdindole que Se sentara a su lado. As lo hizo y se quedaron mirndose con curiosidad, hasta queo:Me he escondido entre los arrendatarios para poder hablar a solas contigo.Adham le pregunt, angustiado:Te ha visto alguien?

    No me ha visto nadie de la casa. Estate tranquilo. No he venido a hacerte dao, sino a pedirtcompadezcas de m.Profundamente emocionado, Adham desvi la mirada, mientras se ruborizaba. Idrs continu:Quiz te preguntes cmo he podido cambiar de esta forma y dnde est mi orgullo. Quier

    pas que he sufrido ms de lo que un hombre puede soportar y, a pesar de ello, no se lo he dicho a s que a ti. Un hombre como yo slo olvida su orgullo ante una buena persona como t.Adham musit:Qu Dios te ayude a llevar tus penas y a nosotros, las nuestras! Cunto he sufrido por ti!Deba haberlo sabido antes, pero la ira me ceg y la bebida me hizo perder la dignidad; lue

    gabundear por ah sin rumbo ni sustento acab con el ltimo vestigio de humanidad que haba eMe habas visto antes portarme as?

    Nunca. Siempre fuiste el mejor de los hermanos y el ms noble de los hombres.Idrs dijo, angustiado:Qu tiempos aqullos! Ahora vivo como un miserable, ando sin rumbo por el desierto, arrast

    nmigo a una mujer embarazada; suscito el odio por dondequiera que voy y consigo comida haco.

    Me destrozas el corazn, hermano.

    Perdname, Adham. Sigues siendo tan bueno como siempre. No recuerdas que te llevaba

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    no cuando eras pequeo, te cuidaba y te vea crecer con ese carcter tuyo tan bueno y genealdigo el momento en que me enfad!S, con maldicin eterna, hermano.Idrs suspir y dijo, como hablando consigo mismo:Merezco cosas peores por haberte hecho tanto dao.Dios te ayude! Sabes que sigo teniendo esperanzas de que vuelvas? Incluso cuando pad

    ado ms furioso me he atrevido a interceder por ti. Al sonrer, Idrs dej entrever unos dientes sucarillentos.Ya me lo imaginaba; pensaba que si haba alguna posibilidad de que padre se ablandara,

    rque t se lo pidieras. Los ojos de Adham se iluminaron al decir:Sigues siendo tan bueno como antes; no crees que es el momento de hablar con padre?Idrs movi su desgreada cabeza con un gesto de desesperacin.Cuntos ms aos, ms sabio! Soy diez aos mayor que t y tengo ms experiencia. S que

    perdona todo menos que le lleven la contraria. No me perdonar despus de lo que he hecho. Noe pueda volver nunca a la Casa Grande.

    No haba duda de que Idrs estaba en lo cierto, y ello desanim a Adham, que mu

    esadumbrado:Y qu puedo hacer por ti? Idrs sonro de nuevo.No pienses en darme dinero. Estoy seguro de tu honradez como administrador y s que sera tu

    ero que me dieras. No lo puedo aceptar. Ests casado y pronto tendrs un hijo. No he venido acur la pobreza, sino para decirte que estoy arrepentido de haberte hecho dao y para intentar que vuer mi amigo. Adems, tengo un favor que pedirte.Adham le mir preocupado y pregunt:De qu favor se trata?

    Idrs acerc la cabeza a su hermano, como si temiera que las paredes oyeran, y dijo:Quiero asegurarme el futuro, ya que he perdido el presente. Yo tambin voy a ser padre ocupa el porvenir de mi hijo.Estoy dispuesto a ayudarte en todo lo que pueda. Idrs cogi a Adham cariosamente del hombQuiero saber si padre me ha borrado de su testamento.Y cmo puedo saberlo yo? Pero si quieres que te diga mi opinin Idrs le cort, impacientNo quiero conocer tu opinin, sino la de padreSabes perfectamente que no cuenta a nadie sus planes.

    Pero seguro que est escrito en el acta del habiz. Adham mene la cabeza sin decir nada.isti:Todo est escrito en ese libro.Yo no s nada del libro, ni nadie de la casa; t lo sabes. Mi trabajo est totalmente controlad

    dre. Idrs le mir con tristeza.Es un libro muy voluminoso. Una vez lo vi cuando era nio, y le pregunt a padre qu haba e

    l. Entonces yo era su predilecto. Me contest que hablaba de nosotros. No volvimos a tocar el mand callar cuando empec a preguntarle ms cosas, pero estoy seguro de que mi futuro est e

    l.Adham dijo, sintindose acorralado:

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    Slo Dios lo sabe.Est en una cmara secreta en la habitacin de padre. Seguro que te has fijado en la puerteci

    ndo de la pared de la izquierda; siempre est cerrada, pero la llave est guardada en una caja peplata en el cajn de la mesilla. El libro est encima de la mesa de la cmara.Adham, con gesto interrogante y confuso, musit:Qu pretendes? Idrs dijo, suspirando:Si todava hay algo de paz reservada para m en este mundo, el que pueda disfrutarla depende

    e est escrito en ese libro. Adham, aliviado, contest:Lo ms fcil es que le pregunte directamente cules son las diez clusulas de su testamento.No te las dir; se enfadar y, probablemente, eso te perjudique. O a lo mejor, si sospecha po

    lo preguntas, se enfadar todava ms. Cmo voy a consentir que por ayudarme a m pierdnfianza de padre! Seguro que no quiere decir cules son esas diez clusulas, porque si no ynoceramos todos nosotros. La nica manera de ver el libro es hacer lo que te digo. Te resultaril al amanecer, cuando padre pasea por el jardn.Adham palideci.No pienso hacer nada de lo que ests diciendo. Idrs disimul su disgusto con una leve sonrisaNo es ningn crimen que un hijo lea en un libro de su padre los asuntos que le ataen.Pero pretendes que desvele un secreto que nuestro padre guarda celosamente.Idrs suspir profundamente.Cuando decid pedirte ayuda, pens: Ser muy difcil convencer a Adham de que haga algo c

    voluntad de padre. Pero tena esperanzas de conseguirlo y me dije: Quiz se decida al ver cuncesito. No es ningn crimen y saldr bien; con ello, salvars a una persona de un terrible sufrimieno perders nada.Dios nos libre de hacer algo malo.

    As sea! Pero te suplico que me libres de este suplicio. Adham se puso en pie, preocupnfuso. Idrs se levant tambin, y con una sonrisa llena de desesperacin dijo:

    Te he molestado mucho, Adham; tengo siempre la desgracia de que cuando trato con alguigo sufrir de un modo u otro. Idrs sigue siendo una maldicin errante.

    Cunto me duele no poder ayudarte! Nada me puede hacer sufrir ms. Idrs se le acerc, avemente la mano en su hombro, le bes cariosamente en la frente y le dijo:

    Yo soy el nico culpable de mi desgracia. Por qu voy a echar sobre ti peso mayor del que pportar? Me marcho y te dejo en paz. Que sea lo que Dios quiera!

    Y con estas palabras, Idrs desapareci.

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    POR primera vez tras algn tiempo, la mirada de Omayma recuper su vivacidad al pregun

    ham, llena de inters:Tu padre nunca te ha hablado del libro?Adham estaba sentado en el divn, con las piernas cruzadas; miraba por la ventana hacia el p

    e se extenda ante ella. La oscuridad era total.

    Nunca le ha hablado a nadie sobre l.Ni siquiera a ti?Yo slo soy un hijo ms. Sonri ligeramente.Pero te eligi a ti para administrar el habiz. Se volvi hacia ella y le dijo, irritado:Ya te he dicho que nunca ha hablado a nadie de l. Omayma sonri de nuevo como

    nquilizarle, y le dijo con delicadeza:No te preocupes. Idrs no se lo merece. El dao que te ha causado no puede olvidarse jams.Adham volvi a mirar por la ventana y replic con pena:

    El Idrs que ha venido a verme hoy no es el que me hizo dao. Estoy obsesionado por su exprtriste y arrepentida. Ella dijo, tranquila, con expresin triunfante:Eso es lo que ms me sorprende de lo que me has contado, y tambin lo mas me preocupa. P

    e te ha afectado mucho. Nunca sueles ponerte as.Adham segua mirando la intensa oscuridad de la noche, intentando en vano encontrar una soluciCon preocuparnos no adelantamos nada.Tu hermano est arrepentido y quiere que le perdones.Ya me he dado cuenta, pero qu puedo hacer?

    Tienes que llevarte bien con l y con tus otros hermanos o, de lo contrario, te encontrars uo frente a ellos.T te preocupas por ti misma, no por Idrs. Movi la cabeza con fuerza, como queriendo alej

    a toda sospecha:Es lgico que piense en m; al hacerlo, me preocupo tambin por ti el hijo que esperamos.Qu pretenda aquella mujer? Qu noche tan oscura! Hasta se haba tragado el gran m

    uqattam! Se tranquiliz un poco con aquel silencio, pero ella en seguida volvi a hablar:Recuerdas haber entrado alguna vez en la cmara secreta? Rompi su breve silencio

    ntestar:Nunca. Quise hacerlo de pequeo, pero padre me lo prohibi, y mi madre ni siquiera me d

    ercarme.Est claro que t queras entrarMientras hablaban, l deseaba que ella cambiara de tema y dejara de darle vueltas a lo m

    cesitaba que alguien le asegurara que se haba portado bien con su hermano. Lo neceperiosamente, pero era como pedir socorro en la oscuridad y atraer con los gritos al ladrn. Omvi a preguntar:Sabes en qu mesa est la cajita de plata?

    Cualquiera que haya entrado en esa habitacin lo sabe. Por qu lo preguntas?

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    Ella se levant del divn, se le acerc y exclam, incitadora:Por Dios! No tienes ganas de ver qu hay escrito en ese libro? El contest secamente:No! Por qu iba a tenerlas?Quin puede resistir el deseo de conocer el futuro?Querrs decir tu futuro.Mi futuro y el tuyo y tambin el de Idrs, por el que ests sufriendo tanto, a pesar del dao que

    cho.

    Su mujer haba dicho exactamente lo que l estaba pensando, y eso era lo que ms le molestabvi de nuevo haca la ventana, como queriendo huir de ella y dijo:No quiero desobedecer a mi padre.Ella, arqueando sus finas cejas, volvi a preguntar:Por qu lo tendr escondido?Eso es asunto suyo. Cuntas preguntas haces esta noche! Ella dijo, como hablando consigo mEl futuro! Deberamos saber cul va a ser nuestro futuro, y con ello haramos un gran fav

    bre Idrs. Slo tenemos que leer una pgina de un libro sin que nadie se entere. Podra acusuien, amigo o enemigo, de estar haciendo algo malo o de perjudicar en lo ms mnimo a tu qu

    dre?Adham observaba una estrella mucho ms brillante que las otras y, haciendo como si no la hu

    o, coment:Qu cielo tan maravilloso! Si la noche no fuera tan hmeda, me ira al jardn a mirar el ciel

    re las ramas.Seguro que las clusulas favorecern a alguien. Adham exclam:No me interesan los privilegios; slo traen problemas! Ella suspir.Si supiera leer, yo misma me encargara de ir a ver la caja de plata.

    Cunto le hubiera gustado que as fuera! Cada vez se enfadaba ms con ella y consigo mismreca que ya haban hecho lo que tenan prohibido y que todo haba terminado ya. Se volvi hacialhumorado; a la luz de la lmpara, balanceada por la brisa que entraba por la ventana, se distingurostro una expresin de debilidad, a pesar de su enfado:Por qu te lo habr contado!No quiero hacerte dao; quiero a tu padre tanto como t.Vamos a dejar este tema tan agotador. Ya es hora de descansar.Creo que no voy a poder descansar mientras no hayamos hecho algo tan sencillo.

    El musit:Por favor, Dios mo, haz que recupere la razn! Omayma le mir decididamente y le preguntNo has desobedecido ya a tu padre al haber hablado con Idrs? Adham la mir asombrado.Apareci de repente delante de m; no tuve ms remedio que hablar con l.Le has contado a tu padre que ha venido a verte?Qu pesada ests esta noche, Omayma!Ella replic en tono triunfal:Si te parece bien desobedecerle en algo que te puede perjudicar, entonces, por qu razn no

    esobedecer en algo que es beneficioso para ti a tu hermano y que, adems, no perjudica a nadie?

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    Si hubiera querido, poda haber dado por zanjada la conversacin, pero la tentacin era demande. La dejaba seguir hablando porque algo dentro de l peda a gritos su ayuda. Prelhumorado:Qu quieres decir?Quiero decir que deberas quedarte despierto hasta que amanezca o hasta que l salga

    bitacin. Contest en tono hiriente:Crea que el embarazo te haba quitado el deseo, pero ahora me doy cuenta de que tambin

    cho perder el juicio.Ests conforme con todo lo que digo, por Dios Creador de lo que llevo en mi vientre, pero temo es malo.

    Una expresin sombra se dibuj en su rostro ajena en realidad a su interior conformidad, y comRecordaremos esta noche como la de nuestra primera pelea. Ella dijo con exquisita delicadezAdham, vamos a pensarlo en serio.No nos traer ningn beneficio.Eso es lo que dices, pero vers cmo no es as.Sinti como si un enorme incendio le amenazara, y pens: Si arde, mis lgrimas no p

    agarlo. Se volvi haca la ventana e imagin lo felices que deban de ser los habitantes de aqrella tan brillante por vivir ta lejos de la casa. Murmur dbilmente:Nadie quiere a su padre tanto como yo.Nunca hars algo que pueda hacerle dao.Omayma, deberas acostarte ya.Eres t el que me ha desvelado.Esperaba orte decir algo razonable.Eso es lo que he estado haciendo todo el tiempo. Se pregunt a s mismo, en un susurro:

    Me estar precipitando hacia mi perdicin? Ella le apret la mano que tena apoyada paldo del divn y le dijo en tono de reproche:Nuestros destinos estn unidos; no olvides nuestro amor.l contest con resignacin, demostrando que ya haba tomado una decisin:Ni siquiera esa estrella conoce mi destino. Ella replic, ya sin ningn recato:Conocers tu futuro consultando el libro.El mir de nuevo las insomnes estrellas y los retazos de nubes iluminadas por su apacible luz. P

    e ellas conocan su secreto y murmuro: Qu cielo tan maravilloso!. Luego oy que Omayma

    y divertida:Me enseaste a amar el jardn; djame ahora devolverte el favor.

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    AL amanecer, Gabalaui sali de su habitacin y se dirigi al jardn. Adham le vigilaba desde el

    pasillo. Omayma estaba detrs de l en la oscuridad y le agarraba por el hombro. Oyeron sus psados y uniformes, pero no pudieron distinguir hacia dnde se encaminaba. Gabalaui sola pasearra sin luz ni compaa. Cuando todo qued en silencio, Adham se volvi a su mujer y susurr:

    No sera mejor que nos marchramos?

    Ella le dio nuevos nimos, musitndole al odo:Dios me castigue si creo que con esto vamos a perjudicar a alguien. Avanz unos pasocaucin. Se senta mal. Sac la vela que llevaba en el bolsillo y fue tanteando la pared hasta to

    erta. Omayma susurro:Me quedar aqu vigilando. Adelante y buena suerte!Ella extendi la mano y empuj la puerta hasta dejarla abierta, y luego retrocedi. Adham

    iloso, en la habitacin. Haba un fuerte olor a almizcle. Cerr la puerta tras l y estuvo un momudriando la oscuridad hasta que pudo distinguir las ventanas, sobre el desierto, por las que se m

    luz del amanecer. Adham sinti que si estaba haciendo algo malo, el mal ya estaba hecho al hrado en aquella habitacin, y que ya no le quedaba ms remedio que seguir adelante. Conanzando pegado a la pared izquierda, tropezando con las sillas, pas junto a la puerta de la creta y, al llegar al final, sigui por la pared del medio, dio con la mesa, abri el cajn y fue tocobjetos que haba dentro, hasta localizar la caja. Entonces, hizo una leve pausa para recupe

    ento, y en seguida volvi a la puerta de la cmara secreta, busc la cerradura, meti la llave y repente, se encontr entrando en la habitacin prohibida, donde nadie, salvo su padre, haba e

    ms. Cerr la puerta, cogi la vela y la encendi. Pudo distinguir entonces la habitacin. Era cuad

    techo alto y con la nica abertura de la puerta. Una pequea alfombra cubra el suelo. A la derba una mesa estrecha y encima estaba el grueso libro, atado a la pared con una cadena de hham tena reseca la boca, y al tragar saliva le dola la garganta. Apret los dientes como si co

    nsiguiera quitarse el miedo. El temblor de su cuerpo haca oscilar la vela que tena en la manerc a la mesa, mirando la tapa del libro: estaba encuadernado en piel repujada en oro. Extendno y lo abri. Hizo un gran esfuerzo para dominar su nerviosismo y empez a leer; en escritura

    ca: En el nombre de Dios.De repente, oy que la puerta se abra. Se volvi bruscamente hacia donde haba odo el ruido; fvimiento involuntario, como si la puerta, al abrirse, le hubiera atrado hacia ella. Vio a Gabalaude la vela, bloqueando el hueco de la puerta con su voluminoso cuerpo. Le miraba con expresin

    ra. Adham mir a su padre, inmvil y en silencio. Haba perdido la capacidad de hablar, de penverse. Gabalaui le grit:Fuera de aqu!Adham segua sin reaccionar. Se haba quedado inmvil como una piedra, con la diferencia dpiedras no sienten. Su padre le grit de nuevo:Fuera de aqu!El terror le sac de su inmovilidad. Su padre se apart de la puerta y Adham sali de la c

    reta con la vela encendida todava en la mano. Vio a Omayma en mitad de la habitacin, silenc

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    s lgrimas anegaban su rostro. Su padre le indic que se pusiera al lado de su mujer; luego, le inn dureza:

    Y ahora me vas a decir la verdad. Adham estaba dispuesto a hacerlo.Quin te ha hablado de este libro?Adham respondi sin titubear, como si fuera un vaso que al romperse derramara su contenido:Idrs.Cundo?Ayer por la maana.Cmo os habis visto?Se escondi entre los nuevos arrendatarios y esper hasta que nos quedamos solos.Por qu no le echaste?Es muy duro hacer eso, padre. Gabalaui replic con brusquedad:No me llames padre.Adham, haciendo acopio de todas sus fuerzas, contest:Sigues siendo mi padre aunque ests enfadado y a pesar de mi estupidez.l fue quien te empuj a hacerlo?

    Omayma contest, aunque no le haba preguntado a ella:S, seor.Cllate, vbora! Y luego, dirigindose a Adham: Respndeme!Se senta profundamente desgraciado y estaba arrepentido; quera saber qu iba a ser de sus

    el futuro.Lo hiciste por l!No! Me disculp y le dije que no poda hacerlo.Qu te hizo cambiar de opinin? Adham suspir, desesperado, y musit:

    El demonio.Gabalaui le pregunt, sarcstico:Le contaste a tu mujer lo sucedido?En ese momento, Omayma empez a gemir, Gabalaui la mand callar e hizo un gesto a Adham

    e continuara.S contest Adham.Y qu te dijo ella?Adham permaneci en silencio, tragando saliva con dificultad. Su padre grit:

    Contesta, desgraciado!Quera conocer tu testamento y pensaba que con ello no haca dao a nadie.Gabalaui le mir de hito en hito con profundo desprecio y le pregunt:Y as es como decidiste traicionar a quien te ha preferido a ti, en vez de a tus hermanos, qu

    os mejores que t? Adham dijo en un lamento:S que no tengo excusa, pero tu misericordia es mayor que cualquier falta y que cualquier excTe confabulaste con Idrs contra m, cuando yo le ech de casa para favorecerte!No me confabul con Idrs en contra tuya, pero, he cometido un error y mi nico recurso

    rdn. Omayma le suplic:Seor!

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    El no la dej hablar:Cllate, vbora!Les mir a los dos, enfurecido, y grit con una voz terrible:Marchaos de esta casa! Adham suplic:Padre!Y l repiti en un tono ms duro todava:Iros antes de que os eche a patadas!

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    LA puerta de la Casa Grande se abri esta vez para presenciar la expulsin de Adham y Oma

    ham llevaba un fardo de ropa; detrs iba Omayma con otro fardo y un poco de comida. Se marcrando, desesperados y humillados. Al or cerrarse la puerta tras ellos, sus gemidos se hicieron tos profundos. Omayma dijo entre sollozos:Merezco algo peor que la muerte. Adham replic con voz temblorosa.

    Por primera vez, tienes razn; pero yo tambin merezco un castigo peor que la muerte.Apenas se haban alejado de la casa, cuando una risa burlona de borracho retumb en sus o

    raron hacia el lugar de donde provena y vieron a Idrs, delante del chamizo en que viva, hechas y palos. Su mujer, Nargus, estaba sentada hilando en silencio. Idrs rea con tanta sorna y mae Adham y Omayma se pararon y se quedaron sorprendidos mirndole. Idrs se puso a asqueando los dedos. Nargus, harta de verle, se meti en la choza. Adham le observaba con losnos de lgrimas y de odio. De pronto, comprendi que Idrs le haba tendido una trampa y senta del enorme error que haba cometido. Fue consciente tambin en ese instante de lo estp

    cio que haba sido, lo cual alegraba y diverta a su hermano. Ese era el verdadero Idrncarnacin del mal. A Adham le herva la sangre de odio y rabia y estaba totalmente ofuscado. Cpuado de tierra y se la tir, gritando enfurecido:Bicho asqueroso! Maldito! A tu lado los escorpiones son seres inofensivos!En respuesta, Idrs sigui bailando con ms entusiasmo, moviendo el cuello de un lado a

    sticulando y chasqueando los dedos. La rabia de Adham iba en aumento. Grit:Sanguinario, cruel, miserable! Estos insultos son los que merecen los traidores!Idrs se puso a mover el cuerpo con tanta soltura como mova el cuello, sonriendo con una m

    rlona. Adham sigui gritando, sin hacer caso a Omayma, que tiraba de l para que se marchara:Eres ms falso que una prostituta, asqueroso, indecente!Idrs meneaba el trasero y daba vueltas despacio, contonendose de forma provocadora. A

    aba ciego de rabia. Tir al suelo el fardo que llevaba, empuj a Omayma, que intentaba sujetarle,orrer hacia l, le agarr por el cuello y apret con todas sus fuerzas. Ello no pareci afectar en lnimo a Idrs, que sigui bailando imperturbable. Adham, totalmente fuera de s, empez a etazos, y lo nico que consigui fue que Idrs se burlara todava ms de l y se pusiera a cantun una voz horrible: Un graznido, el pato; / y un zarpazo, el gato.

    De pronto se par, maldiciendo, y propin a Adham un puetazo tan fuerte en el pecho que leroceder. Perdi el equilibrio y cay de espaldas al suelo. Omayma, gritando, corri hacia l; le aevantarse y, sacudindole el polvo, le dijo:

    Por qu haces caso a este salvaje? Vmonos cuanto antes!l recogi su fardo en silencio y ella cogi tambin el suyo y se alejaron hacia el otro lado a.Adham estaba agotado; tir al suelo el bulto que llevaba, se sent encima y propuso a su mujer:Descansemos un poco.Ella se sent frente a su marido y se ech a llorar. Oyeron de nuevo la voz de Idrs, tan fuerte

    trueno. Miraba en actitud desafiante a la Casa Grande y gritaba:

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    Me echaste de casa para favorecer al peor de tus hijos y ya ves cmo se ha portado coora le condenas a l tambin al polvo. El ha sido el culpable de todo y se lleva su merecido. o ha sucedido para que sepas que nadie puede vencer a Idrs. Qudate solo con esos hijos estrbardes! Los nicos nietos que tendrs jugarn entre el polvo y la basura y maana irn vendiend

    calles patatas y pipas. Estarn a merced de los matones de Otuf y Kafr el-Zagari, y tu sangzclar con la de las gentes ms bajas. T te quedars solo en tu habitacin y, lleno de rastracin, cambiars lo que has escrito en ese libro. Irs hacindote viejo, aislado en la oscurid

    ando llegue tu hora, nadie llorar por ti!Luego se volvi hacia Adham y sigui gritando como un loco:Y t, alfeique, cmo vas a enfrentarte solo a la vida?! No tienes fuerzas para salir adelante

    sirve en este desierto saber leer y hacer cuentas? Ja! Ja! Ja!Omayma segua llorando, desconsolada, hasta que Adham no aguant ms y le dijo con frialdad:Deja de llorar.Ella le contest, secndose las lgrimas:Debo llorar mucho ms. Yo tengo la culpa de todo.Yo soy tan culpable como t. Si no hubiera sido tan dbil ni tan cobarde, no habra pasado nadLa culpa es slo ma. l continu, irritado:Te ests acusando a ti misma para evitar que lo haga yo. Dej de hacerse reproches y perma

    go rato con la cabeza baja; luego, volvi a hablar con una voz muy dbil:Nunca imagin que pudiera llegar a ser tan cruel.Yo le conozco; por eso no tengo excusa. Dud un momento y luego le pregunt:Cmo voy a poder vivir aqu estando embarazada?Despus de vivir en la Casa Grande tenemos que aprender a vivir en este desierto. Si p

    nos llorar sirviera de algo! No tenemos ms remedio que construirnos una cabaa.

    Dnde?Mir alrededor, deteniendo unos segundos la vista en la choza de Idrs, y dijo con amargura:No podemos alejarnos demasiado de la Casa Grande, aunque tengamos que vivir cerca de

    oriramos abandonados en este desierto. Omayma reflexion un momento, y luego dijo, convencidS, y deberamos estar al alcance de la vista de tu padre por si se apiada de nosotros.Adham suspir.Me morir de pena. Si no estuvieras aqu conmigo, creera que todo haba sido una pesa

    abr perdido su cario para siempre? No pienso enfrentarme a l como Idrs. No, de ninguna ma

    me parezco en nada a Idrs y, a pesar de ello, me tratar igual que a l?Omayma dijo con amargura:No existe en este mundo un padre como el tuyo. El la increp con dureza:Cundo vas a callarte de una vez?Por Dios, no he cometido ningn delito! Dile a quien quieras lo que he hecho y cmo m

    tigado; el castigo es totalmente desproporcionado. Dios mo! Nunca se ha visto en el mundo un mo el tuyo dijo emocionada.

    Nunca ha habido alguien que valiera tanto. Esta montaa, este desierto y el mismo ciel

    tigos. Cualquier otra persona se habra acobardado ante este desafo.

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    Por su tirana, pronto no quedar ningn hijo suyo en esa casa.Nosotros hemos sido los primeros en irnos y somos los peores. Ella replic, enfadada:No es verdad.Slo se dice la verdad en los momentos crticos.Permanecieron en silencio. No haba rastro de vida a su alrededor; slo a lo lejos, al pie ntaa, se vea pasar a algunos caminantes. El sol abata implacable sus rayos desde un

    spejado, abrasando el vasto espacio arenoso en el que brillaban algunas piedras y pequeos cris

    el horizonte se levantaba el monte Muqattam, y una gran roca hacia el Este, que pareca la cabecuerpo hundido en la arena, y el cobertizo desafiante y miserable de Idrs, a la derecha de la ande. La atmsfera que se respiraba les haca sentirse amedrentados, miserables y agotados.Omayma exhal un profundo suspiro.Va a sernos difcil vivir aqu. Adham mir a la Casa Grande y dijo:Todava nos resultar ms difcil volver a cruzar esa puerta.

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    ADHAM y Omayma empezaron a levantar una choza a la izquierda de la Casa Grande. Transpor

    dras del Muqattam, cogieron lajas del pie del monte y consiguieron tablas en Otuf, Gamaliya y Bsr. Pronto se dieron cuenta de que hacer la choza les llevara ms tiempo del que podan resistironces ya se les haban terminado las provisiones de queso, huevos y melaza que Omayma haba cla casa. Adham decidi ponerse a trabajar para comer. Pens que lo mejor sera vender algunas d

    as ropas y comprarse un carrito para ir vendiendo por las calles patatas, pipas, pepinos y cuala cosa que pudiera. Cuando cogi sus trajes, Omayma se ech a llorar de pena, pero l hizo comooyera y, medio en broma, medio en serio, dijo:

    Esta ropa ya no me sirve. No sera ridculo que fuera por ah vendiendo patatas con estardada de piel de camello?

    Poco tiempo despus, el desierto le vio empujar su carrito hacia Gamaliya, el barrio que toordaba su esplndida boda. Con el corazn oprimido, al principio se sinti incapaz de ponecear sus mercancas, Sus ojos estaban llenos de lgrimas. Se dirigi a las zonas ms apar

    entando pasar inadvertido. Camin y pregon sus mercancas de la maana a la noche, hasta quecallecieron las manos, se le desgastaron las sandalias y empezaron a dolerle no slo los piesas las articulaciones. Cmo odiaba regatear con las mujeres y tener que echarse en el suelo, ju

    a pared, para descansar, o pararse en una esquina para tomar aliento! La vida le pareca algo irrjardn, la administracin de las tierras y su antigua habitacin con vistas al Muqattam, un culoso. Se deca a s mismo: No hay nada real en este mundo; ni la Casa Grande, ni la choz

    abar, ni el jardn, ni el carrito, ni ayer, ni hoy, ni maana. Creo que hago bien en vivir frente a la ande para no perder el pasado como he perdido el presente y el futuro. Sera extrao que perdi

    moria de la misma manera que he perdido a mi padre y me he perdido a m mismo?. Cuando volochecer junto a Omayma, no poda descansar; tena que seguir construyendo la choza. Unaentras dormitaba a medioda en el callejn de Uatauit, le despert un movimiento brusco y vio acos que intentaban robarle el carrito. Se puso en pie de un salto, amenazndoles, pero uno de ell

    rle, avis a los dems de un silbido y le volc el carrito para distraer su atencin y evitar qursiguiera. Los pepinos rodaron por el suelo y los chicos se dispersaron, corriendo como gham estaba tan furioso, que ech por la boca los peores insultos. Luego, no tuvo ms remedinerse a recoger los pepinos del suelo, todos llenos de barro. Ms furioso todava, con la respirrecortada, dijo, excitado: Por qu tu ira es como el fuego que lo destruye todo sin piedad? Popara ti ms importante tu orgullo que tu propia sangre y tu propia carne? Cmo puedes disfruta vida llena de placeres cuando sabes que nosotros somos pisoteados como insectos? El perdnura y la tolerancia son desconocidos en tu Casa, oh, gran tirano!. Agarr las varas del carritoesur a alejarse de aquel maldito barrio cuando, de pronto, oy una voz burlona que preguntaba:A cunto estn los pepinos, seor?Vio a Idrs frente a l, sonriendo sarcstico; estaba resplandeciente con su galabeya de vivos co

    n pauelo blanco en la cabeza. Al ver su sonrisa burlona, fra e implacable, se le abri el mundos. Empuj el carro con intencin de marcharse, pero Idrs le cerr el paso, diciendo, sorprendido

    Es que un cliente como yo no merece mejor trato? Adham, nervioso, levant la cabeza.

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    Djame en paz!Idrs, ensandose con l, le pregunt:No puedes dirigirte a tu hermano mayor de una forma ms correcta? Haciendo acop

    ciencia, Adham contest:Idrs, no te basta ya con lo que me has hecho? Olvida que nos conocemos, por favor!Cmo puedes decir eso, si somos vecinos?No tengo ningunas ganas de vivir cerca de ti, pero quiero estar cerca de la Casa de la que

    Idrs le interrumpi, divertido:De la que te echaron?Adham no dijo nada, pero la palidez de su rostro denotaba su malestar. Idrs insisti:Sigues soando con ese lugar del que te echaron, no es verdad? Adham sigui callado,

    mano continu:Todava esperas volver a casa, intrigante; eres dbil, pero tienes muchos planes en la cabez

    guro que no permitir que vuelvas sin m, aunque se hunda el mundo.Adham le dijo, con rabia:Todava no ests contento con lo que me has hecho?Y acaso lo ests t con lo que me has hecho a m? Por tu culpa me arrojaron de casa, a pesel mejor de todos, con diferencia.No es verdad. Te echaron por tu arrogancia. Idrs replic, riendo:Y a ti te echaron por ser tan dbil. No hay sitio en la Casa Grande para los fuertes ni par

    biles! Qu tirano es nuestro padre! No permite que nadie, salvo l, sea fuerte o dbil. l es tan e destruye a los que ama, y tan dbil que ha sido capaz de casarse con una mujer como tu madre.

    Adham, muy dolido, dijo con voz temblorosa:Djame marchar! Y si quieres pelear, busca a alguien que sea tan fuerte como t.

    Tu padre no slo pelea con los fuertes sino tambin con los dbiles. Adham call; estaba cads harto. Idrs se burl de l:No quieres insultarle! se es uno de tus trucos, y prueba de que todava sueas con volver.Luego, cogiendo un pepino, le mir con repulsin:Cmo puedes ir por ah vendiendo estos pepinos tan asquerosos? No puedes encontrar un tr

    jor?Estoy satisfecho con ste.Di mejor que no te queda otro remedio; mientras, tu padre disfruta de todos los placeres. Pien

    co: no crees que sera mejor que te unieras a m?Adham, molesto, respondi:Yo no he nacido para hacer lo que t.Mira que galabeya llevo. Tan slo ayer su dueo la luca por ah sin tener derecho a ella.Los ojos de Adham brillaron al preguntar:Cmo la conseguiste?Como consiguen los fuertes las cosas.La habra robado o habra matado por ella? Coment con tristeza:

    Idrs, no puedo creer que seas mi hermano. Idrs replic, riendo:

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    No tienes por qu sorprenderte; soy el hijo de Gabalaui.Sin poder aguantar ms, Adham grit:Por qu no desapareces de mi vista?!Como quieras, imbcil.Idrs se llen el bolsillo de pepinos, le mir con desprecio, escupi al carrito y se march.Omayma se levant al verle llegar. La oscuridad haba cado ya sobre el desierto. Dentro del cha

    a una vela; pareca el ltimo aliento de un alma agonizante. Las estrellas brillaban en el cielo, y

    luz la Casa Grande era como la sombra de un gigante. Al verle tan callado, Omayma comprendguida que mejor sera andar con cuidado. Le trajo una jarra de agua para lavarse y una galabeya lilav la cara y los pies y se cambi de ropa. Luego se sent en el suelo y estir las piernas.

    erc con precaucin, se sent a su lado y le dijo con dulzura:Si pudiera ayudarte a soportar tu fatiga! Fue como si le hubiese restregado una herida.Cllate! T eres la culpable de mi desgracia.Ella se alej hasta desaparecer casi de su vista, pero l sigui gritando:Me recuerdas ms que nadie mi estupidez y m torpeza! Maldito sea el da en que te v

    mera vez!Poda or sus sollozos en la oscuridad, y eso le enfureca todava ms.Malditas lgrimas! Con ellas destilas la maldad que hay en tu cuerpo. La oy decir co

    rosa:No puedo expresar con palabras lo que sufro.No quiero volver a orte. Vete de mi vista!Retorciendo la ropa que se haba quitado, se la tir encima. Ella, con un arito de dolor, exc

    Mi tripa!. De inmediato, se le pas el enfado y se arrepinti de su accin. Deduciendo de su sile estaba preocupado por ella, le dijo, simulando dolor:

    Me marchar ahora mismo, si quieres.Se levant y empez a alejarse, hasta que l le grit:Crees que es hora de jugar?! Y, levantndose, sigui gritando:Vuelve! Maldita sea!Estuvo mirando a travs de la oscuridad hasta que la vio volver. Ya ms tranquilo, se apoy

    red de la choza y mir al cielo. Deseaba estar seguro de que no le haba hecho dao, pero su orgupeda demostrar su preocupacin y prefiri no hacer comentario alguno. Disimul, diciendo:Lava algunos pepinos para cenar.

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    CUNTA quietud en este lugar! No hay plantas, ni agua, ni pjaros que canten en las ramas; slo

    rra inhspita y vaca, que el oscuro manto de la noche cubre de misterio. Encima, la bveda del mbrada de estrellas; la mujer, en la choza; la soledad habla y la pena es como un ascua enterrada nizas. Los altos muros de la Casa Grande cierran el paso al alma anhelante. Qu hacer para qurible padre oiga mi llanto? Deberamos olvidar el pasado, pero es lo nico que tenemos. Od

    bilidad y maldigo mi vileza. Acepto a la desgracia por compaera y engendrar hijos paraalquier pjaro es ms afortunado que yo, porque nada le impide entrar en el jardn. Mis ojos aarroyos que corren entre las rosas. Dnde est el perfume de la alhea? Dnde el del jaz

    nde aquella paz? Dnde est mi flauta? Hombre de corazn duro! Ya ha pasado medio ao; cuablandar tu corazn?. A lo lejos se oy la odiada voz de Idrs, churreando: Cosas extraas.o, cosas extraas. All estaba, encendiendo fuego delante del chamizo; las llamas parecan cra clavarse luego en el suelo. Su mujer, con el embarazo muy avanzado, iba y vena trayendo combida. Borracho como estaba, se puso a gritar de repente, dirigindose a la Casa Grande: Ha ll

    hora de la sopa de molojeya del pollo asado! Vosotros, gentes de la Casa, llenadlo de veneego puso a canturrear de nuevo.Adham pens con tristeza: Siempre que quiero estar solo en la oscuridad, aparece ese dem

    ciende fuego, arma un gran alboroto y no me deja paz.Omayma sali a la puerta de la cabaa, y Adham se dio cuenta de que no estaba dormida, como

    embarazo, la dureza de la vida y la pobreza haban debilitado en extremo. Le pregunt, cariocupada:No duermes?

    l contest, enfadado:Djame solo! ste es el nico momento del da en que la vida me resulta agradable.Maana saldrs muy pronto a trabajar; necesitas descansar.Cuando estoy solo, vuelvo a ser un seor, o casi un seor; cuando miro el cielo y recuerdo aqu

    sElla suspir profundamente:Me gustara ver a tu padre entrar o salir de casa; me tirara a sus pies y le pedira perdn.Adham replic, angustiado:Te he repetido mil veces que no tienes que pensar en eso. Jams nos perdonar de ese modo.Ella permaneci en silencio un momento; luego musit:Me preocupa el futuro de mi hijo.Y sa es tambin mi nica preocupacin, aunque me haya convertido el una bestia.Ella dijo en voz baja, llena de tristeza:Eres la mejor persona de este mundo Adham ri con amargura.Ya no soy un ser humano, soy un animal que slo se preocupa por el si tent.No te entristezcas. Muchas personas empiezan como t y luego van mejorando y llegan a co

    ndas y casas.

    Me parece que el embarazo te ha hecho perder la razn. Ella contest, convencida:

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    Llegars a ser una persona importante y a nuestro hijo no le faltara nada.Adham, atnito, le pregunt con sarcasmo:Y cmo lo voy a conseguir? Con la bebida o con la droga?Trabajando, Adham. l replic, indignado:No hay peor maldicin que trabajar para vivir. Yo antes pasaba el tiempo en el jardn, sin

    da ms que mirar al cielo o tocar la flauta, pero ahora soy como un animal que empuja desde la ma noche un carro para conseguir un poco de comida, que devoramos por las noches y expulsamo

    maana. No hay peor maldicin que trabajar para vivir. La nica vida que vale la pena vivir es lasa Grande, donde no hay que trabajar y slo hay que disfrutar de los placeres, la belleza y la msVolvi a orse la voz de Idrs:Bien dicho, Adham! El trabajo es una maldicin y, adems, una humillacin a la que no est

    ostumbrados. No recuerdas que te he propuesto unirnos en la desgracia?Adham se volvi hacia donde sonaba la voz y vio a su lado la sombra de Idrs. Sola aparec

    ente en la oscuridad sin que nadie se diera cuenta, y se pona a escuchar hasta que le apervenir. Excitado, Adham se puso en pe y le grit:Vete a tu choza!Idrs contest con afectada seriedad:Yo pienso lo mismo que t: el trabajo es una maldicin que atenta contra la dignidad humana.Quieres que me convierta en un malhechor como t, y eso es todava peor que una maldicin.Si el trabajo es una maldicin y no se puede ir haciendo fechoras por ah, ya me dirs qu h

    nte para vivir.La conversacin le causaba un gran desasosiego, y se call. Idrs esperaba que dijera algo,

    mo guard silencio, continu:A lo mejor pretendes conseguir comida sin trabajar! Si la consigues, ser siempre a costa d

    msAdham sigui callado. El otro volvi a hablar:O a lo mejor quieres conseguirla sin trabajar ni hacer dao a nadie? Ri de manera odio

    o s que es un problema, hijo de mala madre.Omayma grit, furiosa:Vete a tu choza! Eres peor que el demonio!En ese momento, su mujer le llam a gritos, e Idrs se fue por donde haba venido, canturre

    osas extraas, Dios mo, cosas extraas.

    Omayma suplic a su marido:No te juntes con l.Sigo encontrndomelo de repente, sin saber cmo ha venido.Se quedaron callados y eso les tranquiliz un poco; al rato, Omayma dijo dulcemente:El corazn me dice que har de esta choza una casa como la que hemos dejado: tendr jar

    seores, y nuestro hijo ser dichoso en ella.Adham se levant; sonrea, pero su sonrisa no se poda distinguir en la oscuridad. Sacudindvo de la galabeya, dijo con sorna:

    Al rico pepino! Los ms sabrosos del mercado! Sudo como un d ciado, los chicos me ha

  • 7/27/2019 Hijos de Nuestro Barrio Naguib Mahfuz

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    a imposible, tanta arena me destroza pies y todo por unos pocos cntimosEntr en la choza y Omayma le sigui, diciendo:Llegar un da en que seremos felices.Si sufrieras como yo, no tendras tiempo para soar. Se echaron cada uno en un jergn de p

    a dijo:No puede Dios convertir esta choza en una casa como la que hemos j perdido?Adham contest, bostezando:Yo lo que deseo es volver a la Casa Grande. Y luego, bostezando an ms, repiti: El tr

    una maldicin.Ella musit:Quiz; pero una maldicin de la que slo se sale trabajando.

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    UNA noche, unos fuertes gemidos despertaron a Adham. Como estaba medial dormido, tard en

    enta de que Omayma se quejaba: Mi espalda!: Mi tripa!. Se sent inmediatamente, y mirocupado, dijo:ltimamente te dan siempre estos dolores, pero luego no es nada. Enciende la vela!Encindela t! Esta vez va en serio gimi ella.

    Se levant y busc a tientas la vela entre los cacharros. Cuando la encontr, la puso en una tablcendi. Bajo la dbil luz vio a Omayma, medio incorporada, gimiendo y haciendo enormes esfura respirar, dijo con ansiedad:

    Siempre que te duele algo, parece que va en serio. Ella contest, con el rostro contrado:No! Esta vez es de verdad.La ayud a recostarse en la pared y le dijo:De todas formas, es tiempo ya de que nazca; aguanta hasta que vuelva de Gamaliya c

    madrona.

    Date prisa! Qu hora es?Adham sali de la choza y mir al cielo:Pronto amanecer. Volver en seguida.March de prisa hacia Gamaliya. Cuando volvi, todava era de noche. Traa de la mano a la

    rtera, guindola por el camino. Al acercarse al cobertizo, oy los gritos de Omayma rasganencio. El corazn le lati con violencia y apresur todava ms el paso. La matrona protest. Entntos en la cabaa, la mujer se quit el manto y dijo riendo a Omayma:

    Ya ha amanecido; ten un poco de paciencia y pronto habr pasado todo. Adham le pregunt:

    Cmo te encuentras? Ella gimi.Me muero de dolor. No puedo ms. Me estoy rasgando por dentro. No te vayas!Pero la partera objet:Tiene que esperar fuera y tranquilizarse.Adham sali fuera. Cerca vio una sombra. Le reconoci antes de poder distinguirle con clarida

    piracin se contrajo, pero Idrs le dijo, en un tono muy educado:Ha empezado ya el parto? Pobrecilla! Ya sabes que mi mujer ha dado a luz hace poco. El

    falso y pasa pronto; en seguida sabrs lo que te ha reservado el oculto destino. Yo me encontrnd, una nia preciosa, pero llorica y meona como ella