hidroponía: ética y técnica en acción

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Actividad 14: Artículo de investigación Título: Comunidades solidarias: Educación para la erradicación del hambre a través de la Hidroponía. Autor: Tomás Guillermo Ramos Pérez Dirección de correo electrónico: [email protected] Resumen: El problema del hambre es una de las prioridades en la sociedad actual si se quiere superar la brecha que existe entre los países del Norte y del Sur. Dicho problema se ha intentado resolver a través de programas de asistencia social con pocos resultados. En la actualidad es necesario una educación en la tecnociencia que haga a los individuos capaces de resolver sus propios problemas. Pero para educar en la tecnología es necesario un programa eficaz, ya que la edicación científica en América Latina es deficiente. Las comunidades solidarias se proponen como un medio a través del cual los sujetos sean capaces de lograr el anhelado desarrollo sustentable, entendido este como el aquel que se logra cuando no sólo se alcanza un desarrollo económico sino que al mismo tiempo se logra un cuidado de los recursos naturales tan limitados. La Hidroponía se presenta como un recurso para aumentar la producción, pero también para que el ciudadano común tenga un conocimiento científico y una conciencia ética de los problemas actuales del mundo. Este conocimiento sólo se logrará

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Como hacer uso de la técnica en el cuidad ambiental.

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Page 1: Hidroponía: ética y técnica en acción

Actividad 14: Artículo de investigación

Título: Comunidades solidarias: Educación para la erradicación del hambre a través de la

Hidroponía.

Autor: Tomás Guillermo Ramos Pérez

Dirección de correo electrónico: [email protected]

Resumen:

El problema del hambre es una de las prioridades en la sociedad actual si se quiere superar la

brecha que existe entre los países del Norte y del Sur. Dicho problema se ha intentado resolver a

través de programas de asistencia social con pocos resultados. En la actualidad es necesario una

educación en la tecnociencia que haga a los individuos capaces de resolver sus propios

problemas. Pero para educar en la tecnología es necesario un programa eficaz, ya que la

edicación científica en América Latina es deficiente. Las comunidades solidarias se proponen

como un medio a través del cual los sujetos sean capaces de lograr el anhelado desarrollo

sustentable, entendido este como el aquel que se logra cuando no sólo se alcanza un desarrollo

económico sino que al mismo tiempo se logra un cuidado de los recursos naturales tan limitados.

La Hidroponía se presenta como un recurso para aumentar la producción, pero también para que

el ciudadano común tenga un conocimiento científico y una conciencia ética de los problemas

actuales del mundo. Este conocimiento sólo se logrará emprendiendo talleres en cultivo

hidropónico como piedra fundamental para las comunidades solidarias.

Abstract:

The trouble of hunger is a priority in our society, if we want to lead the gap that exists between

the countries of the North and South. That problem has been tried to resolve through social

assistance programs with few results. Today is necessary an education in the techno-science to

make individuals to be able of solving their own problems. But to educate in technology is

necessary an effective program because the scientific education in Latin America is poor.

Solidarity communities are proposed as a means through which individuals are able to achieve

the desired sustainable development, understood as the one that is achieved when not only

economic development is reached but at the same time care is achieved natural resources so

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limited. Hydroponics is presented as a resource to increase production, but also for the common

citizen has scientific knowledge and ethical awareness of current world problems. This

knowledge will only be achieved by undertaking workshops in hydroponics as a cornerstone for

supportive communities.

Palabras claves: comunidades solidarias, Hidroponía, desarrollo sustentable, educación,

tecnociencia.

Keywords: communities Solidarity, Hydroponics, sustainable development, education, techno-

science.

Al reflexionar sobre los derechos universales de los individuos se contempla que hay un camino

largo para garantizar que todos los sujetos gocen de los mismos derechos y las mismas

oportunidades para alcanzar su desarrollo personal. Autores como Leonardo Boff o Stephane

Hessel han planteado la necesidad de disminuir la brecha entre los países pobres y ricos como

uno de los grandes desafíos de la época actual: “Los que son muy pobres apenas ganan

actualmente dos dólares por día. No podemos permitir que esta distancia siga creciendo. Esta

constatación debe suscitar de por sí un compromiso” (Hessel, 2011, 32). Esto significa un gran

desafío para toda América Latina en donde se vive bajo un rezago tecnológico que, junto a otras

causas, ha provocado una situación de hambruna en la cual viven un sector importante de la

población y a la que todavía no se le encuentra una solución satisfactoria.

Este problema se ha pretendido resolver de diferentes formas, en México, por ejemplo,

hay todo un sistema de transferencias al ingreso establecidas por el gobierno que pretenden que

el individuo se convierta en agentes de su propio desarrollo. Sin embargo, dichos programas

establecidos por el Estado, si bien proporcionan los recursos materiales para la subsistencia no se

resuelve la disparidad en el desarrollo frente a los países que ocupan los primeros lugares en el

crecimiento tecnológico. Hasta el día de hoy, los problemas no han sido resueltos. En la sociedad

globalizada, hay cada vez una influencia menor del Estado, ya sea por incapacidad o por el alto

grado de competencia. En una sociedad donde se privilegia el consumo, los países del Sur

difícilmente pueden competir con sus similares del Norte, Leonardo Boff ha insistido en este

aspecto, señalando la subvención de la producción agrícola y ganadera en los países ricos, lo que

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produce una competencia desleal. Boff señala como los países pobres se ven forzados a la

exportación de sus cereales, que se destinan a la alimentación del ganado, cuando esta misma

producción podría ser utilizada para el consumo en su mercado interno (Boff, 2007, 32).

Mientras las reglas del juego sean dictadas por quien tiene el poder de producir, a través de los

recursos económicos y tecnológicos, la autonomía de los países menos desarrollados no está

garantizada.

Los conflictos de la sociedad actual no son vistos sino como desafíos que deben

enfrentarse si se quiere llevar a cabo el desarrollo de un Estado democrático ideal, tal como lo

considera Hessel (2011, 29). El reto principal es para los habitantes de los países que se

encuentran en el sur del orbe, como responsable de la transformación de su propio entorno, a

través de métodos que permitan una competencia mucho más equilibrada. Para Pablo Freire no

puede existir responsabilidad sin experiencia, donde lejos del asistencialismo cada individuo

tenga la vivencia incorporada a su ser: “En el asistencialismo no hay responsabilidad, no hay

decisión, sólo hay gestos que revelan pasividad y domesticación” (Freire, 2007, 51). Por lo tanto,

en esta investigación no se propone una solución que deja todas las tareas a grupos de poder o

directivos, sino que desea crear un paradigma que sea coherente con las reflexiones del cuidado

ambiental y el deseo de satisfacer las necesidades básicas de cada individuo.

El modelo propuesto en la investigación es el de las comunidades solidarias,

reconociendo en ellas una forma de prevenir y confrontar la problemática de una sociedad que

favorece el consumo sobre todas las cosas. Lejos de convertirse los individuos en meros

consumidores, se tiene la expectativa de crear ciudadanos conscientes de todas sus dimensiones y

capaces de entrar en los procesos de producción para modificarlos. Nadie niega el protagonismo

que tienen los productores en una sociedad de consumo pero también existe una perspectiva que

exige a los consumidores un protagonismo mayor (Cortina, 2004, 122). La propuesta concreta se

asume como Comunidades solidarias: Educación para la erradicación del hambre a través de

la Hidroponía.

Las comunidades solidarias son un modelo de comunidad ética que fomenta el desarrollo

de cada integrante de la comunidad, haciéndolo responsable de su propia historia. Nadie puede

negar la importancia de la educación para que el sujeto potencie todas sus capacidades:

“Individuos más educados y sanos cuentan con más alternativas de vida” (PNUD, 2012, 137),

pero también es evidente que contar con comunidades bien formadas es un reto difícil de llevar a

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cabo. Ciencia y tecnología no pueden quedar fuera de un proyecto de comunidad, ya que estos

dos elementos aumentan la capacidad de supervivencia para todo sujeto (Bello, 2011, 277).

Mientras que grandes porciones de la población no tengan acceso al conocimiento

tecnocientífico será difícil promover una sociedad con principios éticos que busquen la

comunión entre todos los hombres. El fin de este ensayo es determinar la viabilidad del uso de la

Hidroponía como herramienta tecnocientífica que repercuta en la formación de la consciencia del

ciudadano común en Latinoamérica y principalmente en México.

Para lograr definir la conveniencia de estas comunidades para resolver los problemas del

hambre es necesario seguir una serie de etapas. En primer lugar, es necesario describir el

problema del hambre desde la realidad y las diferentes soluciones propuestas para su resolución

que provienen distintos organismos y programas gubernamentales como Procampo. Una vez que

se conoce la problemática en sí misma, se describe posteriormente la situación de la agricultura,

cuáles son los métodos utilizados en algunas regiones latinoamericanas, a diferencia de los

métodos utilizados por los grandes productores.

Una vez conocida el rezago de los países latinoamericanos, se reconoce la necesidad de

una educación en la tecnociencia, como el nuevo paradigma en el cual se desarrolla la sociedad

contemporánea (Echeverría, 2006). Se establecen también los principios éticos en los cuales debe

basarse dicha educación tecnocientífica (Lacey, 2008). Se analiza en este momento como ha sido

hasta ahora la educación en Latinoamérica y se hace una propuesta concreta para educar no sólo

dentro del aula de clases, sino a todo individuo que requiere intervenir en los procesos de

producción y de transformación de la realidad.

Partiendo entonces de la realidad y la necesidad de la educación tecnocientífica se llega a

la propuesta original de este trabajo, que es la creación de comunidades solidarias que respondan

a los principios del desarrollo sustentable. La propuesta debe ser alternativa a la que proviene de

las sociedades de consumo y que privilegia la producción sobre cualquier otro aspecto de la vida

humana. Las comunidades aquí propuestas distinguen con claridad que el progreso no depende

sólo de la economía, sino que responden a las advertencias de personajes como José Mujica entre

otros, quienes consideran que el verdadero desarrollo es el que toma en cuenta un tipo de vida

más austero y responsable con las aspiraciones que cada individuo tiene por alcanzar su propia

felicidad.

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Para terminar, es necesario incluir la Hidroponía en el esquema de las comunidades

solidarias y evaluar su viabilidad para el desarrollo de comunidades con una consciencia del

cuidado del medio ambiente y a su vez reflexivas ante la aparición de nuevas tecnologías.

Además deberá evaluarse como se llega a la aplicación de esta técnica y la forma en que el

ciudadano promedio puede llegar a aplicar, sin mayores dificultades, una herramienta que

requiere conocimientos básicos en la agricultura. La iniciativa no pretende sino ser un medio más

para lograr un avance hacia la sociedad anhelada en donde todos los individuos, conscientes de la

realidad, aprendan a colaborar entre sí.

El problema del hambre, una realidad que afecta la dignidad del ser humano

En una época donde el ser humano ha alcanzado límites inimaginables a través de la tecnología,

parece paradójico que a su vez se suscite la más grande brecha entre pobres y ricos, sobre todo si

se piensa en necesidades básicas como la alimentación, donde es evidente que sectores grandes

de la población no cuentan ni con la más mínima seguridad alimenticia, considerada como aquel

acceso físico y económico al alimento suficiente que le permita al individuo satisfacer sus

necesidades energéticas, con el fin de llevar una vida sana y activa (Boff, 2007, 27). Los

resultados no son siempre alentadores, la Organización Mundial para la Alimentación y la

Agricultura (FAO) establecen que en 1998 en América Latina se contaba con 53,4 millones de

personas que no gozaban de seguridad alimenticia, además de que al día morían por causa de

inanición un total de 20, 000 personas (Boff, 2007, 28). Lo más paradójico es, sin duda, que el

problema no es en sí mismo un problema técnico o de producción: “La producción de alimentos

es superior al crecimiento de la población mundial, pero están pesimamente distribuidos: un 20%

de la humanidad dispone para su disfrute del 80% de los medios de vida” (p. 29).

Es por eso que los países han decidido resolver el déficit alimenticio con mecanismos

muy concretos que provienen de su aparato gubernamental. En México se cuenta con un informe

muy completo de cuál es la situación actual de estos programas (PNUD, 2012). En dicho informe

se presenta un método de transferencias al ingreso, que se propone hacer de los individuos

agentes de su propio desarrollo. En el análisis, parece evidente que al contar con mayor cantidad

de ingresos se amplía de igual forma la libertad del sujeto, pero las posibilidades futuras van a

depender del uso que se le dé a los recursos (p. 137). A través de estos medios se crea una

dependencia al asistencialismo que no se puede vencer. Lejos de hacer sujetos responsables, el

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aumento de los recursos significa para muchos el estancamiento en la situación de pobreza. Se

puede hacer una analogía con la visión que Hesse tenía de la libertad de expresión, para él una

prensa libre debía ser independiente de la influencia del Estado: “Una verdadera democracia

necesita una prensa independiente; la resistencia lo sabía y lo exigió: defendió “la libertad de

prensa, su honor y su independencia con respecto al Estado, los poderes económicos o las

influencias extranjeras”. Con programas que subsidian la adquisición de bienes para la población

más desprotegida, sólo se aumenta la dependencia del Estado y de las potencias económicas que

controlan la población agrícola. No hay verdadera independencia porque no se logra acceder a

los medios para competir legítimamente con las potencias extranjeras. La independencia

económica se convierte en un proceso largo y doloroso, pero es el único a través del cual se

consigue la verdadera libertad.

Un ejemplo de los escasos resultados que se obtienen de las políticas públicas es el

programa Procampo cuyo objetivo principal es el de mitigar la pobreza que existe en el sector

rural. Sin embargo, según los informes del desarrollo humano en México, el programa sólo

fomenta la mayor competitividad entre los grandes productores lo que provoca la concentración

de los subsidios en pocas manos y la limitada capacidad de producción de los agricultores más

pobres (PNUD, 2011, 139). Quizá el problema más evidente es que al final de cuentas los

pequeños productores no acceden a la tecnología necesaria, ni al conocimiento necesario para

superar sus desventajas. Hay otros análisis que advierten incluso otro tipo de dificultades que

tienen que ver con la disparidad con la que frecuentemente se trata a mujeres y hombres:

Es inaceptable que, so pretexto de su condición de mujeres se les nieguen los títulos de

propiedad de las tierras y el acceso a los créditos y a otros bienes culturales, no se les

reconozcan los derechos que les corresponden por su función reproductora y se les

impida la alfabetización a la mejora de la producción alimenticia (Boff, 2007, 32).

Como se puede apreciar, el problema alimenticio es un problema que atenta contra la

dignidad de las personas, un problema que termina por crear dos clases de individuos, unos que

acceden de manera sobreabundante los bienes y otro grupo que carece de lo más elemental para

vivir. Una discriminación tan clara sólo provoca una nueva forma de esclavitud promovida por el

mercado, en que los hombres ya no son segregados por la tez de su piel, sino por su

conocimiento tecnocientífico y su incapacidad de satisfacer sus necesidades básicas.

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El nuevo paradigma de la educación tecnocientífica y el desfase entre el Norte y Sur

Sin educación es prácticamente imposible que una sociedad resuelva sus conflictos es por eso

que la inversión en esta materia es fundamental, sobre todo cuando el mundo actual se desarrolla

en un nuevo paradigma educativo como es la tecnociencia. Diferentes estudios advierten sobre el

papel que juega la inversión en la educación en el desarrollo de las capacidades de los

individuos: “El gasto público en educación es un poderoso instrumento para ampliar las

capacidades constitutivas del desarrollo humano, pues contribuye a que las personas adquieran

conocimiento individual y socialmente valiosos” (PNUD, 2012, 109). Aunque se reconoce la

importancia de la educación, las respuestas en materia educativa no siempre han sido las más

adecuadas.

Es difícil lograr que un amplio sector de la población que nunca ha accedido a una

educación tecnocientífica comprenda la importancia que tiene esta formación. Sobre todo cuando

se tiene, como ya se ha visto, acceso a soluciones temporales a través de programas

gubernamentales. Lo cierto es que el acceso a la educación en un país como México manifiesta

una serie de problemas no menores. Los recursos empleados para resolver el rezago educativo

son escasos, mientras que la población en edad de cursas estos estudios aumenta rápidamente (p.

111).

En el apartado anterior se mencionó la nula capacidad que tienen las mujeres de acceder a

la pertinente educación en la tecnociencia, Stéphane Hessel manifiesta que la igualdad sólo

puede surgir cuando los más desfavorecidos pueden acceder también a una educación efectiva:

“la resistencia apelaba a la posibilidad efectiva de todos los niños de beneficiarse de la enseñanza

más desarrollada sin discriminación” (2011, 23). Lamentablemente el acceso a este tipo de

educación es casi imposible en los países más pobres: “Nunca había sido tan importante la

distancia entre los más pobres y los más ricos, ni tan alentada la competitividad y la carrera por

el dinero” (p. 25). De hecho los informes en México confirman la desigualdad entre diversos

sectores de la población: “Sus datos confirman la existencia de notorias desigualdades regionales

y entre grupos de población. Por ejemplo, el Distrito Federal ha demostrado históricamente los

niveles de escolaridad más altos y Chiapas los más bajos” (PNUD, 2012, 113). La diferencia en

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la educación no sólo se suscita entre las naciones sino que en el mismo país no hay igualdad de

oportunidades para todos.

Para que exista igualdad en la educación se plantean una serie de condiciones, al menos

como un inicio de donde surge la equidad: En primer lugar se encuentra la igualdad de acceso,

que significa contar con el mismo número de oportunidades para contar con los servicios

educativos a los que tienen derecho los más privilegiados. En segundo término está la igualdad

de circunstancias, entendidas como los recursos con los que se cuenta para realizar las

actividades de enseñanza – aprendizajes y que deben de ser las mismas para todos aquéllos que

tengan acceso al sistema escolar (p. 117).

Paulo Freire, para quien el hombre debe ser agente de su propia recuperación (Freire,

2007, 50), la educación le debe permitir al individuo ser sujeto de discusión, de manera que este

inserto en la problemática y en la posible solución de la misma (p. 85). Sin una adecuada

educación tecnológica, el individuo no estará capacitado para discutir sobre la conveniencia del

empleo de agroquímicos tanto para el cuidado ambiental como para la resolución del problema

del hambre. Entre mayor educación exista entre los individuos, mayor número de sujetos que

pueden intervenir en una discusión ética. Esto se ha contemplado muchas veces como un

problema, sobre todo en una sociedad donde los intereses económicos tienen prioridad sobre los

proyectos comunes, prefiriendo beneficiarse de dejar las decisiones en manos de unos cuantos.

La educación permite tener sujetos responsables de su entorno y capacitados para plantear

posibles soluciones: “Los alumnos deben asumir valores y principios que les permitan vivir y

obrar con ética autónoma, pero también como miembros de una sociedad deben vivir en base a

principios y valores sociales” (Hirigoyen, 2012, 2). La visión del aula se hace extensiva a otros

sectores de la población, ya que si no se cuenta con educación se carece de los medios para

participar de la vida activa de la sociedad.

La actualidad de la ciencia trae consigo un cambio de paradigma que requiere una

alfabetización científica de la población. Antes era suficiente saber leer y escribir para entrar en

diálogo con los contemporáneos, hoy en día es necesario además contar con un mínimo de

conocimiento científico que permita a los individuos relacionarse con un entorno tan

especializado. Pero este proceso de alfabetización científico tiene que ir acompañado de un

adecuado enfoque ético: “Incorporar la ética en el proceso de alfabetización científica, para

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promover la conversión de los estudiantes en ciudadanos conscientes de su entorno” (Bello,

2011, 277). Es importante señalar que uno de los factores del subdesarrollo en algunos países se

debe sin duda al poco crecimiento en cuanto a conocimiento tecnológico, lo cual es una de las

principales fuentes que ocasionan oposición entre países ricos y pobres. Es un hecho que el

conocimiento es un poder en manos de un grupo hegemónico a través del cual se establece el

rumbo de la sociedad.

Una agricultura con fundamentos éticos

La educación en la tecnociencia se ha producido fuera de los parámetros de la ética,

considerando que la ciencia debe guardar su autonomía con respecto de ésta. Sin embargo,

algunos autores advierten que sin principios éticos difícilmente se podrán lograr los principales

objetivos del hombre. Hans Jonas, por ejemplo, ha sido uno de los principales filósofos que ha

advertido sobre las consecuencias que podría tener el uso inadecuado de la tecnología. Según un

artículo de José Eduardo Siqueira, Jonas tuvo el presentimiento de un apocalipsis que se

produciría de forma gradual, dado los peligros y riesgos presentados por el progreso global de la

técnica y su utilización inadecuada (2009, 279). El filósofo de origen judío ha advertido que si

bien la ciencia podía considerarse pura e inocente, la tecnociencia, al intervenir y modificar el

medio ambiente, tiene que ser en la praxis un objeto de la reflexión ética (p.281). De seguir

permitiendo un desarrollo tecnocientífico sin regulaciones por parte de la ética, el imperio de la

tecnociencia será absoluto, de tal forma que nadie podrá recriminarle por las posibles

afectaciones irreversibles que se producen en el ecosistema. Es por eso que conviene poner la

mirada en el paradigma actual de la ciencia:

Se deduce la creencia de que con la ciencia se puede prescindir de los valores, lo que

entonces pasa a ser, paradójicamente, el nuevo sistema de valores. La sociedad se olvidó

de considera que la técnica es autónoma con relación a la moral, a la cual no sólo no le

debe atención, sino que no soporta ningún tipo de juicio moral. La técnica es

completamente ajena a un juicio de esa naturaleza y evoluciona según una norma

totalmente casual. El hombre no puede erigir su destino basado en un ciego orden de gran

poder de transformación y destituido de valores éticos. En consecuencia, se hace

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imperiosa una nueva filosofía de la ciencia, lo que significa un cambio de paradigma

(p.282).

Si bien es cierto que el camino de la ciencia hasta ahora ha sido completamente

autónomo, también es cierto que históricamente la ciencia no había influido tanto en el deterioro

ambiental como lo ha hecho en los últimos años. De tal forma que no es sino en el momento

actual en que la tecnociencia tiene tal poder que fue necesario plantearse la necesidad de un

nuevo paradigma que requiere la revisión ética de todo lo que pretenda ser un desarrollo

tecnocientífico. Hugh Lacey manifiesta esta preocupación sobre el riesgo de asumir un desarrollo

tecnocientífico sin una revisión ética: “Abordar el hecho de que las aplicaciones del

conocimiento científico tienen efectos colaterales no pretendidos y frecuentemente no

anticipados, cuyas consecuencias pueden ser profundas” (Lacey, 2008, 242). Con la consciencia

de que la aplicación de estos nuevos conocimientos tiene dichos efectos, es necesario también

buscar una nueva forma de relacionarse con la ciencia y los conceptos que se relacionan con ella,

como es la autonomía y la objetividad en la ciencia.

La educación tecnocientífica tiene que ir de la mano de la adecuada educación ética, o

una educación para el cuidado del medio ambiente, de tal forma que estos cuidados se vuelvan

una cuestión cultural (Polo, 2013, 141). Esta educación tiene que enfocarse a la conservación de

los principales recursos naturales, consolidando la formación de la conciencia que permita que

cada individuo desarrolle sus capacidades latentes al servicio de un bien común. Es por eso que

junto con el problema alimenticio se debe considerar también el uso de los recursos que tienen

los países del norte, que según algunos estudios se manifiestan como una fuerte deuda que están

adquiriendo con los países del sur. La degradación ambiental, ha sido producida, entre otros

factores, por la indiscriminada utilización de recursos naturales e insumos agroquímicos

(González, 1998, 10-11).

Comunidades solidarias para el desarrollo sustentable

En sintonía con la propuesta de Freire, una educación para el desarrollo sustentable permite que

cada individuo se haga responsable de la parte que le corresponde dentro de un mundo

globalizado (Polo, 2013, 144). Mediante el acceso a la tecnología y a la ética, el individuo podrá

tener conciencia sobre determinado tema o problema para intervenir en él y gestionar el

Page 11: Hidroponía: ética y técnica en acción

desarrollo y no simplemente ser un observador de la realidad. Paulo Freire afirmará que para que

un individuo sea responsable este tiene que asimilar la responsabilidad como un hecho que se

incorpora vivencialmente (2007, 51), si no experimenta la toma de decisiones, difícilmente un

individuo podrá intervenir en las decisiones públicas.

En lo que se refiere al cuidado del Medio ambiente el informe de la ODMM presenta el

diagnóstico del mismo, en donde se afirma que en México el medio ambiente había sido

considerado como un almacén de recursos en espera de ser explotados a fin de producir

riquezas, sin pensar en las consecuencias de su sobre explotación (PNUD, 2011, 169). Es

nuevamente Leonardo Boff quien advierte que la ciencia debe hacerse responsable de las

consecuencias de la manipulación genética sobre el medio ambiente, como puede ser el peligro

de la contaminación de otras plantas a causa de la polinización y la reducción de la biodiversidad

(Boff, 2007, 40).

La Hidroponía en la educación ética de las comunidades solidarias

Ahora bien, el acceso a la tecnología es una cosa, pero dicho conocimiento tecnológico tiene que

ir de la mano con un cambio de mentalidad que vaya más allá de lo que es la dictadura del

mercado, la cual dicta las reglas no sólo de los intercambios comerciales sino que también

encamina la enseñanza en las aulas y las tecnologías que son válidas de desarrollar sin importar

en las consecuencias para la comunidad. Hay que pasar de una ética individualista a una ética de

la solidaridad en donde juega un papel muy importante el conocimiento y el diálogo. Cuando se

tiene conocimiento los actores se pueden hacer responsables y en donde hay responsabilidad hay

al menos la posibilidad de emprender el diálogo a través del cual se soluciones los problemas de

la naturaleza.

El camino es reconocer la relevancia que tiene la ciencia para la cotidianeidad para del

ser humano (Bello, 2011, 278), y la importancia de que este conocimiento científico sea a través

de una ética basada en un principio de precaución, que favorezca las tecnologías que más cuidad

a la comunidad y a los factores extrahumanos que están dentro de la producción. Sin embargo,

para relacionar tecnociencia y ética es una tarea difícil de emprender. Algunos teórico como

Silvia Bello destacan la dificultad para que un maestro que se especializa en la enseñanza

tecnocientífica pueda considerar la importancia de la enseñanza ética, precisamente porque

considera a la ciencia ajena a estos valores (p. 278). Otra tarea difícil es que el ciudadano común

Page 12: Hidroponía: ética y técnica en acción

reconozca la importancia de tener un conocimiento básico de una dimensión tecnológica. Este

problema se puede resolver cuando se eligen la enseñanza técnica a través de asuntos de impacto

que tienen que ver con la vida cotidiana de los individuos, como puede ser el hambre.

Es aquí donde el uso de la Hidroponía puede significar el acceso a la tecnología por parte de

ciertas comunidades, pero además un medio para la Educación en la conservación del medio

ambiente y en la creación de comunidades solidarias que puedan con su trabajo erradicar el

hambre. José Luis Barbados, en su libro Hidroponía (2013), presenta este medio de cultivo como

una solución de micro emprendimientos, además de ser una forma sencilla de conseguir una

cosecha si se cuenta con el espacio favorable. Si se logra que una comunidad pueda acceder a

este tipo de conocimientos, se accede también a la posibilidad de educar éticamente en la ciencia,

mediante un proyecto práctico y sustentable, en el cuidado ambiental.

Es por eso que a través de este análisis de la realidad latinoamericana se pretende mostrar

el modelo hidropónico como un medio para realizar proyectos comunitarios de autogestión en

donde cada pequeña comunidad se haga responsable tanto del desarrollo económico como el

ambiental. Para la realización de este proyecto es necesario antes reflexionar sobre la

conveniencia del uso de la Hidroponía para el medio ambiente así como analizar la viabilidad de

enseñar este método de cultivo a una comunidad barrial que tiene poco conocimiento científico.

Por último, se pretende educar como sujeto a los miembros de la comunidad, quienes

identificaran en el proceso de cultivo y relación con el método hidropónico, la importancia del

cuidado ambiental. Hugh Lacey advertía que cada una de las aplicaciones del conocimiento

científico tiene efectos colaterales no pretendidos y frecuentemente no anticipados (2008, 242).

Una vez que se accede al conocimiento se tiene que enfrentar a la responsabilidad del uso de

estos recursos tecnológicos y es esta responsabilidad la que se pretende que experimente cada

uno de los individuos a través de la Hidroponía.

El proyecto se abordará como un proyecto educativo en los valores del cuidado ambiental

y en la consolidación de comunidades solidarias. Mientras se aprende la técnica de la

Hidroponía, al mismo tiempo se aprende a ser sujeto de transformación y corresponsable del

cuidado ambiental. Se parte de la premisa que es posible cambiar la forma de aprendizaje que ha

permeado la educación, proponiendo un modelo mucho más vivencial. El proyecto tiene sus

paralelos con programas para diferentes niveles educativos, en donde se pretende enseñar el

cuidado del medio ambiente a través del método hidropónico, desde la formación pre escolar

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hasta llegar a la formación universitaria. Otro de los paralelos de este proyecto son algunos

trabajos de comunidades eclesiales de base en donde se imparten talleres de Hidroponía para

crear una economía solidaria entre los miembros de la comunidad. El trabajo tiene su

originalidad en que pretende dar una formación tanto ética como científica a los individuos de las

comunidades barriales, a los que en ocasiones se les considera incapaces de acceder a estos

conocimientos.

Algunos trabajos comunitarios que desarrollan la técnica de la Hidroponía han presentado

diversas dificultades. Es evidente que el trabajo de la Hidroponía es una técnica sofisticada que

está relacionada con productores capitalizados, más de lo que está con los campesinos (Caceres,

2009, 128.129). Para que un programa como esto sea aplicable en comunidades urbanas, es

evidente que se necesitará aportar un capital básico o encontrar la forma de simplificar la técnica,

a fin de que las pequeñas comunidades puedan realizar los cultivos hidropónicos de manera

eficiente. La técnica requiere de una inversión, pero la sociedad actual debe de aprender que hay

proyectos a los que es necesario invertir, no sólo por las repercusiones económicas, sino porque

esto significa una mayor comprensión de la responsabilidad social y del bien común que se

pretende obtener.

Otro de los factores que frenan el progreso de una técnica como la Hidroponía es el

desconocimiento generalizado que se tiene de ella en los países en vías de desarrollo: “esta

tecnología demanda una gran cantidad de insumos externos y la ejecución de una serie de

acciones relativamente complejas, muchas de ellas totalmente desconectadas de las experiencias

productivas previas de los pequeños productores” (p. 129). Si la aplicación de este tipo de

tecnologías es difícil en el sector campesino, más lo es en un sector urbano donde los ciudadanos

tienen desconocimiento de cualquier método de agricultura, por eso la necesidad de crear talleres

en donde se involucren a las comunidades y se les capacite en el uso de la técnica.

Pero, más allá de las dificultades económicas y de la educación en la ciencia que implican

la aplicación de un método como la Hidroponía es necesario también reconocer, que la

utilización de esta clase de cultivos como sustitución de las tecnologías tradicionales, se debió a

la necesidad del cuidado ambiental al cual debe estar sujeto toda producción agrícola (p. 129).

Los productores argentinos identificaron que en la producción del tabaco se utilizaba bromuro de

metilo que deteriora la capa de ozona, los cultivos hidropónicos surgieron como una alternativa

al deterioro ambiental. Al enseñar la Hidroponía a las comunidades urbanas no sólo se les brinda

Page 14: Hidroponía: ética y técnica en acción

una herramienta de solidaridad económica, también se les brinda la oportunidad de conocer al

menos un medio de hacerse responsables del cuidado ambiental. Pero quien se hace éticamente

responsable en un aspecto del cuidado de la naturaleza, no hace sino abrir un panorama que lo

convierte en responsable de todas las necesidades de la comunidad.

Conclusiones

A lo largo de esta investigación se ha vislumbrado como un factor importante la mentalidad

individualista bajo la cual se desarrollan las relaciones interpersonales y los intercambios

sociales dentro de un grupo. Se privilegian los objetivos particulares, lo que desencadena una

ética de consumo en la cual la prioridad es el intercambio de capitales, sin plantearse como

resolver, directamente, ciertos conflictos sociales que se producen de la competencia económica

actual. Leonardo Boff ha observado como esta sociedad privilegia al individuo y a la

competitividad (2007, 29) lo que provoca una brecha más amplia entre países desarrollados y

aquellos que se encuentran en vías de desarrollo.

Precisamente, partiendo del individualismo como una necesidad que hay que confrontar, la

propuesta actual implica un modelo de comunidades solidarias en las cuales se pueda adquirir un

compromiso con el Otro, entendiendo por este Otro todo ente con el cual se relaciona el ser

humano, llámese otro ser humano, con el cual forma parte de una comunidad, pero también la

naturaleza que proporciona el medio ambiente y la materia que es transformada para el beneficio

del hombre y con la cual también debe ser responsable. Esta responsabilidad con el otro exige

del ser humano un estilo de vida mucho más sobrio, a través del cual se ha de renunciar a ciertos

bienes y al progreso indefinido a favor de aquellos miembros de la comunidad que sufren una

necesidad (p. 59). Esto exige por tanto, una formación educativa más profunda, que les permita a

los individuos tomar decisiones éticas solidarias con el otro.

La propuesta de comunidad que aquí se propone es la de una sociedad preocupada por

todo su entorno, no sólo a través de principios teóricos que no repercuten en la vida social ni en

las relaciones entre los individuos, sino a través de la creación de programas concretos de trabajo

cuyo principio fundamental es el nuevo imperativo categórico propuesto por Hans Jonas: “Actúa

de tal modo que los efectos de tu acción sean compatibles con la permanencia de una vida

humana auténtica (De Siqueira, 2009, 279). Pero no sólo eso, sino un programa capaz de crear

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comunidades preocupadas tanto por los bienes individuales como por el bien común en el cual se

incluye acciones compatibles con toda la naturaleza extrahumana (p. 279).

Si bien es cierto que en muchos períodos de la historia se ha buscado el desarrollo de la

ciencia prescindiendo de la ética, al día de hoy el trabajo tecno científico sólo puede hacerse en

relación con una formación ética de la sociedad, donde los individuos aprendan a dialogar y

debatir sobre cuáles son los medios más adecuados no sólo para lograr una producción adecuada

y ganancias en el plano comercial, sino que se pretende favorecer una producción agrícola que se

responsabilice de los sectores de la población menos favorecidos y del cuidado del medio

ambiente. En este sentido es indispensable un programa de formación tecnológica para la

sociedad en general. Es de esta forma como se propone la Hidroponía como un medio para

desarrollar estos dos factores en una población vulnerable, por una parte el conocimiento

tecnológico al cual se accede por medio de la aplicación tecnológica en el sector agrícola y al

mismo tiempo la promoción de comunidades de economía solidaria que buscan a través de sus

acciones el bien común.

El punto de partida es la necesidad de la enseñanza tecnológica a las primeras

comunidades, pero a través de un programa de acción que asuma posibles riesgos hacia el futuro.

Mientras que las posturas desarrollistas pretenden el acceso a la tecnología a los sectores

campesinos, lo que mejoraría su producción y su participación en el mercado (Caceres, 2009,

123), también es cierto que esto podría ocasionar una sobreproducción tal que termine dañando

al medio ambiente. La respuesta no es la sobre producción, sino la producción medida y

responsable de todos los individuos que forman parte de la sociedad. El acceso a la tecnología no

es suficiente, sino que se debe acceder a ella con el conocimiento que se ocasionan a la

naturaleza y con la consigna de establecer un diálogo entre productores a fin de respetar los

bienes naturales que al final de cuentas les pertenecen a todos.

La creación de comunidades solidarias a través de la Hidroponía no será una tarea fácil

ya que para su realización entran en juego otros factores de tipo económico a los cuales habrá

que buscar las mejores formas para solucionarlos. Para aplicar este tipo de programas no sólo a

las comunidades rurales, sino también a comunidades urbanas que pretende ser solidarias

económicamente con los integrantes de su grupo, además de aprender en el ambiente de la

ciudad, tan adverso a la naturaleza, ser conscientes de las limitaciones de los recursos con los que

se cuenta, es necesario un capital con el que muchas veces no se cuenta. De nada vale el

Page 16: Hidroponía: ética y técnica en acción

conocimiento teórico de estas tecnologías si no se tiene la solvencia capital para realizarlas en la

práctica. No hay que olvidar que una técnica como esta es considerada de alto rendimiento y que

son desarrolladas por empresas privadas o por organismos de ciencia y técnica gubernamentales

(p. 124). Lamentablemente, en la mayoría de los países subdesarrollados, sólo se cuentan con

programas de asistencialismo con el campo, pero no con el apoyo que permitan a las

comunidades acceder a la tecnología que saque a la agricultura adelante, mucho menos existe el

interés de apoyar programas que fomenten una conciencia ética en el uso de la tecnología en las

comunidades del sector urbano.

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