hernan cortes (autoguardado)

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INTRODUCCION A LA 2ª CARTA DE RELACION Esta especie de introducción aparece en Antonio Lorenzana “Historia de Nueva España, escrita por su ilustre conquistador, Hernán Cortes”, México, 1770, como caratula a la 2ª Carta de Relación. Lorenzana (Arzobispo de México) no dice que manuscrito o impreso le sirvió de original; el cual, sin duda, no fue el Códice de Viena, que le era desconocido cuando preparo su obra. Tal vez haya sido la edición “princeps” de 1522. Aunque en el códice de Viena este párrafo se encuentra, por torpeza del encuadernador, en el fol. 229v., su contexto indica que se refiere a la 2ª. Relación. Es oportuno advertir que aunque a esta carta le puso fecha “en Segura de la Frontera el 30 de octubre de 1520”, es decir varios meses después de ocurridos los acontecimientos que narra, fue enviada a España hasta el 5 de marzo de 1521. Dada la costumbre de Cortes de alterar las fechas, esta parece dudosa. Cortes tardo siempre en enviar sus cartas de relación, lo cual le permitía pensarlas detenidamente y combinar bien lo que decía, de modo de que fuera difícil sorprender las falsedades que contenía. Especialmente esta 2ª. Carta es ejemplo de la habilidad con que Cortes cambio, invento y callo los sucesos, combinando los primeros con los últimos. Carta de relación enviada a su Sacra Majestad del Emperador Nuestro Señor, por el Capitán General de la Nueva España, llamado Fernando Cortes, en la cual hace relación de las tierras y provincias sin cuento que ha descubierto nuevamente en el Yucatán, del año de diez y nueve a esta parte, y ha sometido a la corona real de su majestad. En especial hace relación de una grandísima provincia muy rica llamada Culua en la cual hay muy grandes ciudades y de maravillosos edificios

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Page 1: Hernan Cortes (Autoguardado)

INTRODUCCION A LA 2ª CARTA DE RELACION

Esta especie de introducción aparece en Antonio Lorenzana “Historia de Nueva España, escrita por su ilustre conquistador, Hernán Cortes”, México, 1770, como caratula a la 2ª Carta de Relación.

Lorenzana (Arzobispo de México) no dice que manuscrito o impreso le sirvió de original; el cual, sin duda, no fue el Códice de Viena, que le era desconocido cuando preparo su obra. Tal vez haya sido la edición “princeps” de 1522. Aunque en el códice de Viena este párrafo se encuentra, por torpeza del encuadernador, en el fol. 229v., su contexto indica que se refiere a la 2ª. Relación.

Es oportuno advertir que aunque a esta carta le puso fecha “en Segura de la Frontera el 30 de octubre de 1520”, es decir varios meses después de ocurridos los acontecimientos que narra, fue enviada a España hasta el 5 de marzo de 1521. Dada la costumbre de Cortes de alterar las fechas, esta parece dudosa.

Cortes tardo siempre en enviar sus cartas de relación, lo cual le permitía pensarlas detenidamente y combinar bien lo que decía, de modo de que fuera difícil sorprender las falsedades que contenía. Especialmente esta 2ª. Carta es ejemplo de la habilidad con que Cortes cambio, invento y callo los sucesos, combinando los primeros con los últimos.

Carta de relación enviada a su Sacra Majestad del Emperador Nuestro Señor, por el Capitán General de la Nueva España, llamado Fernando Cortes, en la cual hace relación de las tierras y provincias sin cuento que ha descubierto nuevamente en el Yucatán, del año de diez y nueve a esta parte, y ha sometido a la corona real de su majestad. En especial hace relación de una grandísima provincia muy rica llamada Culua en la cual hay muy grandes ciudades y de maravillosos edificios y de grandes tratos y riquezas entre las cuales una más maravillosa y rica que todas, llamada Tenustitlan, que está, por maravilloso arte, edificada sobre una grande laguna; de la cual ciudad y provincia es rey un grandísimo señor llamado Mutezuma; donde le acaecieron al capitán y a los españoles espantosas cosas de oír. Cuenta largamente del grandísimo señorío del dicho Mutezuma, y de sus ritos y ceremonias y de cómo se sirven.

2 En Lorenzana: entre las cuales hay una

3Probablemente Motecuhzoma, en el original. Otras variantes son: Moteuczoma, Moteczuma, o Motecuhoma, “señor majestuoso”, “Augusto”, “serio”, “grave” (de mozona: majestuoso, serio, grave, augusto, y teuhctli o tecuhtli, señor).

A este se le llamo xocoyotzin (el joven) para diferenciarlo del “huehue” Moteuhzoma (el viejo) su bisabuelo, 50. Señor de tenochtitlan, llamado también Ilhuicamina (“flechador del cielo”, de ilhuicatl, cielo y mina, de mitl dardo, flecha).

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COMIENZO DE LA 2ª CARTA DE RELACION

Muy alto y poderoso y muy católico príncipe, invictísimo emperador y señor nuestro:

En una nao que de esta Nueva España de vuestra sacra majestad despaché a diez y seis días de julio del año de quinientos y diez y nueve, envié a vuestra Alteza muy larga y particular relación de las cosas hasta aquella sazón, después que yo a ella vine, en ella sucedidas. La cual relación llevaron Alonso Hernández Portocarrero y Francisco de Montejo, Procuradores de la Rica Villa de la Veracruz, que yo el nombre de vuestra alteza fundé.

Y después acá, por no haber oportunidad, así por falta de navíos y estar yo ocupado en la conquista y pacificación de esta tierra, como por no haber sabido de la dicha nao y procuradores, no he tornado a relatar a vuestra majestad lo que después se ha hecho; de que Dios sabe la pena que he tenido. Porque he deseado que vuestra alteza supiese las cosas de esta tierra, que son tantas y tales que, como ya en la otra relación escribí se puede intitular de nuevo emperador de ella, y con título y no menos mérito que el de Alemaña, que por la gracia de Dios vuestra sacra majestad posee. Y porque querer de todas las cosas de estas partes y nuevos reinos de vuestra alteza decir todas las particularidades y cosas que en ellas hay y decir se debían, sería casi proceder a infinito.

Si de todo a vuestra alteza no diere tan larga cuenta como debo, a vuestra sacra majestad suplico me mande perdonar; porque ni mi habilidad, ni la oportunidad del tiempo en que a la sazón me hallo para ello me ayudan. Mas con todo,

4 Este comienzo esta colocado por torpeza del encuadernador, en el fol. 229 r.

5 Francisco Lopez de Gomara (“Historia de Mexico”), Diaz del Castillo (“Historia Verdadera…”), Francisco Cervantes de Salazar (“Cronica de la Nueva España”) y en cierto modo Martin Cortes (padre de Hernando) en un memorial dirigido a Su Magestad en 1520, resumen el contenido de esta Carta I.

6 Como esta Carta la escribió Cortes en Tepeaca, después de la huida de la Noche Triste y del desastre que en ella sufrió, tal vez se refiere al apresuramiento y gran actividad en que se encontraba, preparando su vuelta a Tenochtitlan para ponerle sitio.

Me esforzaré a decir a vuestra alteza lo menos mal que yo pudiere, la verdad y lo que al presente es necesario que vuestra majestad sepa. Y asimismo suplico a vuestra alteza me mande perdonar si todo lo necesario no contare, el cuándo y cómo muy cierto, y si no acertare algunos nombres, así de ciudades y villas como de señoríos de ellas, que a vuestra majestad han ofrecido su servicio y dándose por sus súbditos y vasallos. Porque en cierto infortunio ahora nuevamente acaecido, de que adelante en el proceso a vuestra alteza daré entera cuenta, se me perdieron todas las escrituras y autos que con los naturales de estas tierras yo he hecho, y otras muchas cosas.

1.Se refiere –según dice el---, a las escrituras en que constaba la supuesta donación voluntaria que ms de treinta señores, inclusive Motecuhzoma, hicieron ante Cortes de todos ses señoríos, a favor del rey de

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España, escrituras y autos que dice el, se le perdieron en la huida de Mexico durante la llamada “Noche Trise”. Esta donación no existió; pero Cortes la invento para ocultar lo que realmente hizo con los señores de esos señoríos, y para justificar la guerra y el despojo de que fueron víctimas los mexicanos en 1520 y después.

En la otra relación, muy excelentísimo Príncipe, dije a vuestra majestad las ciudades y villas que hasta entonces a su real servicio se habían ofrecido y yo a él tenía sujetas y conquistadas. Y dije así mismo que tenía noticia de un gran señor que se llamaba Mutezuma, que los naturales de esta tierra me habían dicho que en ella había, que estaba, según ellos señalaban las jornadas, hasta noventa o ciento leguas de la costa y puerto donde yo desembarqué.

2. Motecuhoma, Motecuhzuma, Muteczuma o Moctezuma Xocoyotzin, noveno tlatoani o Señor de Tenochtitlan. Subio al poder a los 34 o 35 años de edad (Cod. Mendocino) en el año 10 conejo –1502-- , inmediatamente después de la muerte del rey ahuizotl, su tio (Alvarado Tezozomoc “Cronica Mexicana” Mexico, 1878, Cap. LXXXII, p. 572). Según la ley dinástica de los mexica tenochca (antiguos mexicanos de Tenochtitlan), a la muerte del tltoani (que los españoles llamaron rey), no ocupaba el trono algún hijo suyo, sino que se elegia al hermano mas capaz por su edad, valor, talento y aptitudes de gobierno bien demostrados.

A falta de hermanos, se elegía a un sobrino paterno en primero o segundo grado, hijo o nieto de reyes pasados, que reuniera las condiciones requeridas. Esta elección se hacía por el Consejo de Electores mediante la discusión de los meritos de los candidatos. El tlatoani compartía el gobierno con el cihuacoatl de quien se tratara en su oportunidad. Así pues, México –Tenochtitlán era una especie de dinar quía, en que el cargo de cihuacoatl se heredaba de padres e hijos, mientras que el de tlatoani era electivo dentro de la familia dinástica; siendo los tlatoanis y los principales polígamos, siempre había donde escoger. En esta vez se tendrían presentes como candidatos a los hijos de Axayacatl y de Tizoc, hermanos de Ahuizotl, 6o Señor de Tenochtitlan y de una noble señora de Iztapalapan, “… y primero que subiese en el dicho señorio tuvo meritos de hombre valiente en las guerras y capitanías por lo cual tuvo titulo de Tlacatectli (Tlacatecuhtli) y asi sucedió en el dicho señorio … “ (Cod. Mendocino). El Tlacatecuhtli era uno de los cuatro grandes funcionarios auxiliares del Señor o Tlatoani. Esta palabra de lengua náhuatl, significa “el que habla”, el que ordena (de palabra). En algunos códices pictográficos se representa al tlatoani con una vírgula, símbolo de la palabra, frente a la boca (v. el Codice Mendocino). Según Bernal Diaz del Castillo, ob. Cit. T. I., Cap. XCI, p 278, “era el gran Montezuma de edad hasta de 40 años y de buena estatura, e bien proporcionado e cenceño e (de) pocas carnes, y la color ni muy moreno sino propia color e matiz de indio, y traia los cabellos no muy largos sino cuanto le cubrían las orejas, e pocas barbas prietas y bien puestas e ralas, y el rostro algo largo e alegre e los ojos de buena manera; e mostraba en su persona en el mirar, por un cabo amor, e cuando era menester, gravedad; era muy polido e limpio; bañabase cada dia una vez a la tarde”.

Fr. Francisco de Aguilar, conquistador, dice: “Este señor se deleitaba en lavarse a la mañana y noche; digo, a la tarde…; al tiempo de levantar (se) venia un señor con cantaros de agua, que le echaba encima y luego tomaba agua en la boca y metia los dedos y se los fregaba;… Era aqueste rey y señor de mediana

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estatura, delicado en el cuerpo, la cabeza grande y kas narices algo retornadas, crespo, asaz astuto, sagaz y prudente, sabio, esperto, aspero, en el hablar muy determinado”.

La “Relacion de Andres de Tapia”: “e lavabase el cuerpo cada dia dos veces” (Cronicas de la Conquista, ed. Universidad, p. 32), Mexico 1939. La costumbre de lavarse la boca y las manos después de comer era entre los mexicanos de elemental higiene y señal de buena crianza. Aparrece como parte de las recomendaciones de los padres a los hijos (en Sahagun, ob. Bit. T. II; p. 149), que dicen: “… Lo octavo que quiero que no tes, hijo mio, es la manera que has de tener en el comer y en el beber… Al principio de la comida lavarte has las manos y la boca; donde te juntares con otros a comer no te sientes luego, mas antes tomaras el agua y la jícara para que se laven los otros, y echarles has agua a manos; y después de haber comido haras lo mismo y daras agua manos a todos,… y también tu después de comer te lavaras las manos y la boca y limpiaras los dientes…

Hablando de los mexica con Cortes, los tlaxcaltecas le dijeron “que los que lo habitaban eran muy valientes y belicosos y que el rey que los regia era muy esforzado, sabio y prudente y avisado…

(“Codice Menciono, f. 14, dice de este señor: “… Fue Mocteczuma de su natural sabio y astrologo e filosofo y astuto y general su mucha gravedad y estado tuvo origen en su señorio e imperio según que los suyos le acataron con gran veneración y potestad que en comparación de sus antecesores ninguno llego con harta parte a tanto estado y majestad.

“Los fueros y leyes de sus antecesores desde en tiempo de guegue Moctezuma hasta su tiempo mando guardar y cumplir enteramente con mucho celo, y como fue hombre tan sabio por su buena naturaleza ordeno y compuso otros fueros y leyes, los que le pareció que faltaban a cumplimiento de los de atrás sin ninguno derogar, todo para el pero y buen gobierno de su republica y vasallos”.

Sahagun , ob. Cit. T.2, prologo al Lib. 8º. Dice: ”… Los señores de ella (Tenochtitlan) fueron emperadores, en especial el ultimo que fue Moctezuma, varon muy esforzado, muy belicoso y diestro en las armas, magnánimo y de grande habilidad y magnifico, extremado en las cosas de su policía…”

Desde el tiempo de Itzcoatl, 4º. Tlatoani de Tenochtitlán (1427-1440), y al parecer a iniciativa suya, había sido fundada una confederación de los tres señoríos mas poderosos del valle de Mexico que después de la victoria de los mexicanos y tezcocanos sobre los tepanecas de Azcapotzalco (1428) eran Tenochtitlan, Tezcoco y Nezahualcoyotl y Totoquihuatzin eran entonces los señores respectivos de Tezcuco y Tlacopan.

La confederación se refería no solo al aspecto de paz o de guerra (ofensiva y defensiva, como hasta ahora se había creido) i no al de organización política y progreso cultural; de colaboración y distribución de funciones, lo cual constituía de los tres señoríos una unidad política; no obstante ello, cada señorio permanecia independiente en su marcha interior, y en cuanto a los señores o tlatoanis “cada uno de por si (era), rey y cabeza principal de su reino… y asi los tres imperaron todos tres el imperio de esta Nueva España hasta la venida de la Santa fe Catolica”. Asi dice Ixtlilxochitl em “Historia Chichimeca”, cap. XXXIII, p. 154; y para aclararlo afirma haber “un canto antiguo que llaman Xopancuicatl que casi en

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todos los mas pueblos de esta Nueva España en donde se usa hablar la lengua mexicana, lo cantan los naturales en sus fiestas y convites, ser las tres cabezas de la Nueva España los “…sera empresa eternizar vuestra memoria (por lo bien que juzgasteis y registeis) en el trono y tribunal del Dios (Ipalnemohuani) Criador de todas las cosas, etc.”

En la distribución de funciones a Tenochtitlan tocaba la dirección en materia de guerra o paz; pero “ninguna guerra nueva se intentaba jamás sin consulta de todos tres reyes de Tezcoco, Mexico y Tacuba, los cuales vivieron en mucha conformidad …” (Pomar “Relacion de Tezcoco”, Mexico, 1941, p. 34) Una vez resuelta la guerra, el rey de Mexico llevaba la unidad de mando; pero “siempre iban tres ejércitos, el uno de esta ciudad (Texcoco), y el otro de México, y el otro de Tacuba, y todos con sus generales…” (ibídem p. 47). En caso de victoria, sobre el mismo campo de batalla se concertaba el tributo que había de pagar el pueblo vencido, tributo que seria llevado periódicamente a Tenochtitlán donde se hacia el reparto entre los tres señoríos, tocando dos quintos a Tezcoco, dos quintos a Tenochtitlan y un quinto a Tlacopan; el pueblo vencido quedaba dependiente del señorio en cuyo nombre se había llevado la guerra (Tezcoco, Tlacopan o Tenochtitlan) o de la Confederacion y por ese hecho obligado a dar paso franco a los comerciantes, a los mensajeros y alos ejércitos confederados y a prestarles ayuda. A su vez la Confederacion quedaba comprometida a defender aquel pueblo en caso de guerra con otro, o a arreglar sus litigios y prestarles otras ayudas.

Si la resistencia del conquistado se había sostenido hasta el fin, su tlatoani o señor era sustituido por un príncipe de la casa reinante por quien se había hecho la guerra (Tenochtitlan, Tezcoco o Tlacopan); asi por ejemplo, en Ixcateopan (hoy en Gro), Nezahualcoyotl, tlatoani de Tezcoco, promovió la guerra contra dicho pueblo. Motecuhzoma Ilhuicamina, tlatoani de Tenochtitlan llevo la jefatura de dicha guerra. Probablemente la defensa fue tenaz hasta el final, pero habiendo perdido Ixcateopan la guerra, quedo como gobernante un príncipe de la casa real de Tezcoco, dicen sus tradiciones. Sin embargo, el tributo se llevaba a Tenochtitlan, donde se hacia el reparto. Si no había habido guerra, o la defensa había sido débil, su señor natural seguía gobernando. En uno y otro caso el pueblo quedaba totalmente independiente en su régimen interior propio: sistema de gobierno, religión, leyes, costumbres, comercio, etc.

La confederación funcionaba por medio de un consejo en cuyo seno se discutían las cuestiones a ella referentes y no se hacia si no lo que allo se aprobara. Por eso Motecuhzoma, en cuanto recibió la petición de Cortes, de ser recibido en Mexico, procedió a reunir al consejo y proponer la cuestión. Hay razones para creer que en su origen la confederación haya incluido a Tlatelolco, cuya función dentro de ella seria el comercio. Se advertirá que en las varias crónicas de indígenas y mestizos se lee que las caravanas comerciales incluían comerciantes de los cuatro confederados dirigidos por los tlatelolcas.

Parece ser que en materia de Obras Publicas, su conducción pertenecía a Tezcoco y en la de Artes e Industrias y cosas concernientes al trabajo, a Tlacopan, aunque con maestros operarios y artistas de los tres señoríos. Por ejemplo, refiriéndose a las casas reales de Nezahualcoyotl (Tezcoco), Ixtlixochitl, en “Historia Chichimeca”, Cap. XXXVI, p. 173, dice de ellas:”… Estas casas las edificaron todas las tres cabezas de esta Nueva España, Tetzcuco, Mexico y Tlacopan con todos sus llamamientos , en donde andaban ocupadas mas de doscientas mil personas cada dia. Los obreros mayores, que eran de estas casas,

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fueron Xilomantzin señor de Culhuacan, y Moquihuitzin de Tlatelulco, aunque a lo mas de ella asistia el rey Nezahualcoyotzin personalmente…” Nezahualcoyotl dirigió la construciondel acueducto Chapultepec-Tenochtitlan, el templo mayor de esta ciudad y las albarradas en la laguna al Este de Tenochtitlán para evitar las inundaciones, y Nezahualpilli, su hijo y sucesor (en el trono), intervinio en cegar las fuentes de Acuecuexco (Coyoacan) con el mismo objeto. Bernal Diaz del Castillo dice que Montezuma tenia sus orfebres y pintores en Azcapotzalco) eran los artífices del arte plumario.

Según Alva Ixtlilxochitl, el numero de consejeros, que eran los grandes señores de pueblos sujetos a uno u otro de los miembros de la confederación, seria de cerca de 30, cuyas sesiones se efectuaban en Tenochtitlan.

No obstante la enemistad de entonces con Tlaxcala por causa de Huexotzinco, a la llegada de los españoles, Motecuhzoma, como ejecutivo de la Confederacion en materia exterior, mantenía la paz prácticamente en el Anahuac y su política prudente iba formando las bases de una confederación de señoríos de aquel gran territorio.

Factor muy importante para la solidaridad de las relaciones con Mexico-Tenochtitlan, era el sistema tradicional familiar-politico de los príncipes mexica incluyendo al tlatoani; al casarse con las hijas de los gobernantes de los señoríos vencidos o amigos, estas esposas quedaban en su casa paterna, donde nacian sus hijos. Estos se criaban y recibían su primera educación en su pueblo y a la vez como príncipes tenocha. Llegados a la edad conveniente, se trasladaban a Mexico-Tenochtitlan a estudiar al Colegio Superior (Calmecac).

Algunos de ellos desempeñaban funciones en México, y otros en su tierra materna o en otros lugares. Podian ser electos tlatoanis de Mexico, no obstante que ya fueran señores en su pueblo materno; estos principales hijos o nietos de rey tenocha eran el lazo de union entre sus pueblos natales y Mexico, su ciudad paterna, con la que quedaban como aliados o amigos, con mayor razon si por herencia llegaban a gobernar en su tierra natal. Este sistema dinastico solo era observado entre los tenochca. Tal vez haya sido una costumbre nahua. Todas las madres de estos principes tenochca sin distincion; no habia bastardos. Si se revisa la serie de tlatoanis tenochca se observara que sus madres no son de Tenochtitlan, desde el primero, Acamapichtli (de Colhuacan) hasta el ultimo, Cuauhtemoc, de Ixcateopan.

Según Fernando Alvaro Tezozomoc, “Cronica Mexicayotl” (traduccion del nahuatl al español por Adrian Leon, Mexico 1949), tuvo Motecuhzoma 19 hijos en varias señoras que eran sus mujeres. Por documentos y tradiciones se sabe que caso con una señora de teocalco (Tlacopan) que fue madre de una princesa ---“tecuichpo”--- cuyo nombre se ignora (Dña. Isabel Moctezuma en el bautismo); con Miahuaxuchitl señora de Tula, que fue madre de Tlacahuepan (Dn. Pedro Moctezuma); con la hija del señor de Ocuilan que fue madre de Da. Maria, quien caso con un español Altamirano; el hijo de ambos caso con una hija del Virrey Dn. Luis de Velasco, Marques de Salinas, de cuyo hijo procedieron los Condes de Calimaya; Motecuhzoma caso tambien con la hija del señor de Chontalcuatlan, cerca de Tasci, de la zona Chontak de Ixcateopan, de quienes nacio una niña;tambien caso con una hija del Señor de Acatlan, de quien nacieron dos hijas, que fueron bautizadas; parece que caso tambien con una hija del Señor de Tepexi (hoy de las Sedas) en Oaxaca, de donde tuvo descendencia, etc. De todas ellas y de otras

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desconocidas por la historia, hubo descendencia cuyos miembros llevaron y llevan el apellido Moctezuma.

Y que confiado en la grandeza de Dios y con esfuerzo del real nombre de vuestra alteza, pensara irle a ver a doquiera que estuviese, y aun me acuerdo que me ofrecí, en cuanto a la demanda de este señor, a mucho más de lo a mí posible, porque certifiqué a vuestra alteza que lo habría, preso o muerto, o súbdito a la corona real de vuestra majestad'.

3. Estas palabras que Cortes le envio a Carlos V. en su primera Carta, son concordantes con las de Bernardino Vazquez de apia acerca de que Grijalva y la gente de su expedicion llevaron a Cuba el rico rescate y las noticias de la existencia de la cuidad de Mexico, de un gran señor y de su riqueza (“Relacio”, Mexico 1939) y tambien con las palabras que Gomara pone en boca de Cortes dirigidas como arega a sus compañeros al partir de Cuba: (v. Carta I, nota 1). Este proposito de Cortes, formilado desde Cuba y reafirmado en Veracruz debe tenerse presente de aquí en adelante, para confrontarlo con los sucesos posteriores.

Y con este propósito y demanda me partí de la ciudad de Cempoal, que yo intitulé Sevilla, a diez y seis de agosto, con quince de bailo y trescientos peones lo mejor aderezados de guerra que yo pude y el tiempo dio a ello lugar, y dejé en la Villa de la Vera Cruz ciento y cincuenta hombres con dos de caballo, haciendo una fortaleza que ya tengo casi acabada; y dejé toda aquella provincia de Cempoal toda la sierra comercana a la villa, que serán hasta cincuenta mil hombres de guerra y cincuenta villas y fortalezas, muy seguros y pacifico y por ciertos y leales vasallos de vuestra majestad, como hasta ahora lo han estado y están,

4. No es de creerse que se hayan ofrecido como subditos del rey de España; ademas de otras razones, por que todo ese teritorio, incluyendo Zempoala y Quiahuiztlan, donde se fundo la Villa Rica, estaba bajo la jurisdiccion inmediata de Tezcoco, y nunca antes de la caida de Tenochtitlan acepto el yugo español desconociendo a aquella. Lo prueba el caso del Señor de Nauhtla, y sus comarcanos, pertenecientes a esa misma jurisdiccion, que fueron quemados vivos, por haber ofrecido resistencia a los españoles, cualquiera que haya sido esta, como adelante lo dice Cortes. El señorio de Nauhtla se extendia al norte y muy cerca de la Villa Rica.

Los españoles de entonces decian pacificar y dejar pacificos a los pueblos, en vez de ir a hacerles la guerra y dejarlos destruidos o conquistados y esto es a lo que debe referirse Cortes, lo que comprueba su compañero Bernardino Vazquez de Tapia en su “Relacion”, Mexico, 1939, p. 21, que dice que desembarcados aquella comarca, que estaban cerca de la mar, con los cuales tuvimos muchas guerras, hasta que los pacificamo…”

Comprueba esta conducta de los conquistadores, la pregunta III del “Juicio de Residencia instruida a Pedro de Alvarado”, en 1529 (Mexico, 1847, p. 2) que dice: “IV. Yten si saben Etc. Al tiempo que Hernando Cortes vino a esta nueva España en saltando en tierra en la Villa rica envio al dicho Pedro de Alvarado por capitan a ciertos pueblos comarcanos y saliendo los dichos pueblos de paz y sin armas el

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dicho Pedro de Alvarado robo los dichos pueblos y quemo un pueblo dellos con toda la gente que tenia sin aver razon para ello digan lo que saben y que pueblo eran y como e llamavan.”

El mismo Bernardino Vazquez de Tapia responde (. 35): “IV. A la quarta pregunta dixo que sabe este testigo que llegados a la Villa rica despues de fecho el pueblo el dicho D. Hernando le envio por capitan a ciertos pueblos comarcanos de la villa questa alli junto en la syerra e que fue publico e notorio que llegando alla salieron de paz e con todo esto todavia les dio guerra e los destruyo e quemo un pueblo e queste testigo hera a la sazon fator de su mag. E regidor e Alonso de Grado contador e alcalde e sabiendoeste testigo e el dicho alcalde lo quel dicho Alvaraso avia fecho querian proceder contra el por el mal tratamiento e el dicho Hernando Cortes no lo consyntyo e a esta cabsa se quedo syn castigo.”

La respuesta de otro testigo, Rodrigo de Castañeda, p.43, dice: “IV. A la cuarta pregunta dixo queste testigo yva e fue con el dicho Pedro Dalvarado a la entrada contenida en la pregunta e que en el camino unos yndios amigos les dixeron que otros yndios de un pueblo questavan adelante les estaban esperando para dalles guerra e que no halaron cosa ninguna e que en llegando al dicho pueblo les robaron e quemaron e les dieron e fizieron todo el mal que pudieron.”

porque ellos eran súbditos de aquel señor Mutezuma, y según fui informado lo era por fuerza y de poco tiempo acá.

5. Contrariamente a estas palabras, Alvarado Tezozomoc en “Cronica Mexicana” (v. nota. 7), dice que Cempoal quedo sujeta a los señorios del Valle de Mexico (a Tezoco según Pomar) en 1461, o sea 58 años antes de la llegada de Cortes, e Ixtlilxochitl (Historia Chichimeca, Cap. LIX, p. 271) da para este suceso el año de 1486, de nunguna manera bajo el señorio de Motecuhzoma Xocoyotzin.

Y como por mí tuvieron noticias de vuestra alteza y de su muy grande y real poder, dijeron que querían ser vasallos de vuestra majestad y mis amigos, y que me rogaban que los defendiese de aquel gran señor que los tenía por fuerza y tiranía, y que les tomaba sus hijos para los matar y sacrificar a sus ídolos.

6. No existen noticias de que Mexico, Tezcoco o Tlacopan exigieran tributos de gente a los señorios sujetos para el sacrificio humano; quienes servian para este rito, eran tomados de los prisioneros y no todos, hechos en guerra, ya fuera guera formal o la llamada “florida”; la Confederacion Mexico-Tezoco-Tlacopan, desde el tiempo de Nezahualcoyotl y Motecuhzoma Ilhuicamina, habia concertado la “guerra florida” con Tlaxcala, Cholula, Huexotzingo y Atlixco, unas veces con uno y otras veces con otro de estos pueblos, que eran confederaciones independientes; esa guerra se efectuaba esporadicamente y de confines religiosos. Por otra parte, los dioses de todos los pueblos de Anahuac eran practicamente los mismos y el culto a ellos era el mismo, incluyendo el sacrificio humano. Asi pues, carece de verdad la afirmacion que Cortes pone en boca del Señor de Zempoala. Quienes afirmaron falsamente la existencia del tributo de sangre referido, son por su puesto, los conquistadores Cortes y Bernal Diaz. Por el contrario, una vez que un señorio se convertia en tributario o aliado de la Confederacion citada, quedaba amparado por dicha confederacion.

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A este respecto en “Papeles de Nueva España”, t. VI, Madrid, 1905, p. 100, refifiendose a Alahuistlan (hoy en Guerrero) antes de la Conquista, declaran los ancianos: “De su voluntad se sometieron a Tenochtitlan para ser amparados”; y en la relacion de Cuetzalan (ob. Cit. P. 137) se dice que los de Tenancingo y Cocula pidieron ayuda a Huehue-Motecuhzoma, contra Coatepec que los molestaba; Motecuhzoma vencio a Coatepec, y ellos quedaron tributarios de mexico.

Y me dijeron otras muchas quejas de él, y con esto han estado y están muy ciertos y leales en servicio de vuestra alteza y creo lo estarán siempre por ser libres la tiranía de aquél,

7. Si Cempoala no pertenecia a la jurisdiccion de Tenochtitlan sino de Tezcoco, malamente podria ejercer tirania alli Motecuhzoma.

y porque de mí han sido siempre bien tratados favorecidos. Y para más seguridad de los que en la villa quedaba traje conmigo algunas personas principales de ellos con alguna ge te, que no poco provechosos me fueron en mi camino.

8. De aquí en adelante se observara que Cortes siguio siempre esta costumbre de coger disimuladamente o con engaño, lo que podria llamarse rehenes involuntarios, como aquí el mismo lo dice. En este caso, dice Bernal Diaz del Castillo, ob. Cit., T. I., bres de guerra, que fuesen con el; y en el Cap. LX, p. 172, agrega que se le dieron 40 de dichos principales. Cervantes de Salazar, ob.cit., T. I., Lib. III, Cap. XXXIV, p. 225 dice a este respecto: “Hizose confederacion con otros pueblos comarcos contra Motezuma; ellos le dieron rehenes para que estuviese cierto y seguro que le serian veraderos y leales amigos, y no faltarian de la palabra que habian dado; prometiendo de proveer de lo necesario a los español que quedaban de guarnicion en la Veracruz; ofrecieronle toda la gente de guerra que hobiese meneser: dieronle mill tamemes; que son hombres de carga para el servicio del ejercito, para hacer agua y leña y llevar los tiros; recibio los rehenes que fueron muchos; pero los señalados eran: Mamexi, Teuch, y Tamalli, hombres muy principales”; y en el Cap. XXV, misma pag., agrega; “aunque otros dicen que… con mill y trescientos indios; asi nobles y de guerra como tamemes…” Las palabras mismas de Cortes indican que no habia tal sumision, sino simple hospitalidad, porque de haber sido como dice Cortes, habrian estado seguros los españoles que quedaban en la Villa Rica; y no habria habido necesidad de llevar señores principales de rehenes. Tampoco es creible el ofrecimiento espontaneo de rehenes porque en los pueblos de Anahuac no se acostumbraban ni era necesario darlos ni perdirlos, ya que la palabra dada se cumplia.

Y porque, como ya creo, en la primera relación escribí a vuestra majestad que algunos de los que en mi compañía pasaron, que eran criados y amigos de Diego Velázquez, les había pesado de lo que yo en servicio de vuestra alteza hacía, y aun algunos de ellos se me quisieron alzar e írseme de la tierra, en especial cuatro españoles que se decían Juan Escudero y Diego Cermeño, piloto, y Gonzalo de Ungría, así mismo piloto, y Alonso Peñate, los cuales, según lo que confesaron espontáneamente, tenían determinado de tomar un bergantín que estaba en el puerto, con cierto pan y tocinos, y matar al maestre de él, e irse a la isla Fernandina a hacer saber a Diego Velázquez cómo yo enviaba la nao que a vuestra alteza envié y lo que en ella iba y el camino que la dicha nao había de llevar, para que el dicho Diego Velázquez pusiese navíos en guarda para que la tomasen, como después que lo supo lo puso por obra, que según he sido informado envió tras la dicha nao una carabela. Y así mismo confesaron que otras personas tenían la

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misma voluntad de avisar al dicho Diego Velázquez; y vistas las confesiones de estos delincuentes los castigué conforme a justicia y a lo que según el tiempo me pareció que había necesidad y al servicio de vuestra alteza cumplía.

9. Bernal Diaz del Castillo narra lo sucedido de otra manera, que, en resumen, es asi: los que por amistad a Diego Velazquez, o porque teniendo familia y bienes en Cuba, o po otra cusa habian venido a Mexico solo a rescatar, como se les habia dicho, no querian poblar, si no volverse a cuba y Cortes les dio licencia para ello ya supo quienes eran los que querian volverse y los aprehendio, “y por sestencia que dio mando ahorcar al Pedro (Juan) Escudero, e a Juan (Diego) Cermeño y a cortar los pies al piloto Gonzalo de Umbria y azotar a los marineros Peñates, a cada, doscientos azotes y el padre Juan iaz, si no fuera de misa, tambien le castigara; mas meteole harto temor”. Ob. Cit. Caps. XLIII, p. 124; Lvii, p. 163-164 (v. tambien “Relacion de Andres de Tapia” Mexico, 1939, p. 57-58). En los cargos de la pesquisa secreta que en 1529 tomaron los señores Presidente y Oidores de la Audiencia Real de la Nueva España por orden del Rey, contra Cortes, el parrafo 3º dice: “Otro si: se le face cargo al dicho Don Hernando Cortes, que porque unas personas de las que vinieron con el en la dicha Armada, les parecio mal las novedades quel dicho Don Fernando Cortes habia fecho contra el poder e instrucciones que traya la dicha Isla Fernandina, para lo desfacer, escrebiendo al dicho Diego Velazquez que los habia invitado; lo cual sabio por el dicho Hernando Cortes, mando prender a las dichas personas; fizo ahorcar, e a uno que le decia Peñate, e a Coto, e a otros; e fizo cortar un pie a Diego Umbria, lo cual fizo sin les oir ni guardar termino alguno conforme a justicia”. Este Juan Escudero era alguacil en Cuba, subalterno del Gobernador cuando quiso evitar la fuga de Cortes que se habia escapado de la accion de Diego Velazquez refugiandose en una iglresia (Gomara, “Historia de la Conquista de Mexico” y Las Casas “Hisotria de las Indias”). Notese que los ahorcados eran gente de armada. Por lo mismo, según las leyes vigentes de entonces, como de ahora, ni de ellos estaban obligados a obedecer a Cortes, ni este tenia autoridad sobre ellos. Pero obro pasando sobre las leyes, matando a unos, encarcelando a otros, y azotando a los demas, sin que nadie osara evitarlo, ya que el era el acusador, el juez y el ejecutor, conforme a sus titulos de Capitan General y Justicia Mayor.

Y porque demás de los que por ser criados y amigos de Diego Velázquez tenían voluntad de se salir de la tierra, había otros que por verla tan grande y de tanta gente y tal,

10. Todas las cronicas de la epoca, incluyendo las de conquistadores, estan contestes en que Anahuac estaba densamente poblado (Pomar. Ob. Cit. p. 50 y Clavijero, “Historia Antigua de Mexico”, (Mexico, 1844, T. 2, Disetacion VII. Poblacion de Anahuac, p. 268).

y ver los pocos españoles que éramos, estaban del mismo propósito, creyendo que si allí los navíos dejase, se me alzarían con ellos, y yéndose todos los que de esta voluntad estaban, yo quedaría casi solo, por donde se estorbara el gran servicio que a Dios y a vuestra alteza en esa tierra se ha hecho, tu manera como, so color que los dichos navíos no estaban para navegar, los eché a la costa por donde todos perdieron la esperanza de salir de la tierra. Y yo hice mi camino más seguro y sin sospecha que vueltas las espaldas no había de faltarme la gente que yo en la vi había de dejar.

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11. Bernal Diaz del Castillo, ob. Cit., T. I. cap. LVIII, p. 165, dice: “Estando en Cempoal, como dicho tengo, platicando con Cortes en las cosas de la guerra y camino que teniamos po delante, de platica en platica le aconsejamos los que eramos sus amigos, y otros hubo contrarios, que no dejase navio ninguno en el puerto, sino que luego diese al traves con todos y no quedasen emabrazos, porque entretanto que estabamos en la tierra dentro, no se alzasen otras personas como los pasados y demas de esto que teniamos mucha ayuda de los maestros y pilotos y marineros, que serian al pie de cien personas e que mejor nos ayudarian a velar y a guerear, que no estar en el puerto; y según entendi, esta platica de dar con los navios al traves, que alli le propusimos, el mismo Cortes ya lo tenia concertado, sino quiso que saliese de nosotrs, porque si algo le demandasen que pagasen los navios, que era por nuestro consejo y todos fuesemos en los pagar..” En realidad la situacion era la siguiente: muchos de los que venian con Cortes, que no estaban en el secreto de la conspiracion de este y de sus adictos, se rehusaron a hacer causa comun con el para tradicionar a quien los habia mandado, que era Diego Velazquez, Gobernador de Cuba, y quisieron volverse a sus causas a la Isla. Con uno solo que hubiera vuelto, habria bastado para que Diego Velazquez quedara pronto enterado de la actitud de Crotes; en ese caso, este, por la posicion oficial que habia ocupado en Cuba, (Secretario del gobernador, según Las Casas, Historia General de las Indias, L. III, c. XXVIII) sabia que estaba perdido, pues en virtud de las Leyes de las Siete Partidas, formuladas por Alfonso el Sabio y vigentes en esa epoca en España, en breve tiempo seria aprehendido por ordenes de Diego Velazquez y remitio al rey para ser juzgado, o degollado desde luego, que era lo que se hacia en aquellos tiempos a los capitanes traidores a sus jefes. Según esas leyes, Cortes era traidor al rey, por haberlo sido a uno de los oficiales reales, que, que era Diego Velazquez; por eso Cortes prefirio evitar un ajusticiamiento seguro, inutilizando las naves, con lo que se lograba el silencio sobre sus actos, al menos por cierto tiempo, mientras tanto el podia lanzase a una aventura con probabilidades de éxito, para lo cual contaba con la amistad de los Cempoaltecas y con el conocimiento que estos y las circustancias le habian dado de la forma de relaciones politicas que existian entre aquellos pueblos, de su riqueza y de la hospitalidad y buena fe de todos, aventura que iria llevando hasta los limites de las circustancias lo fueran permitiendo. Las leyes de las 7 partidas, aplicables al caso, dicen asi: (…Ley 1ª. Tit. XV, Part. 2ª) “Conoscer et guardar debe el pueblo al rey, en sus oficiales, por honra et el bien que les face, et por los oficios que tienen del cuotianamente, en que le han de servir, asi como mostramos en titulo que dice: ¿Qual debe el rey ser a sus oficiales?... et pues que todas estas cosas tornan a guarda et a pro del pueblo, derecho es otrosi que ellos sean el guardados, et por ende ninguno non debe ser atrevido a desonrallo de dicho nin de fecho, ca el que lo hiciere errarie muy gravemente, porque el tuerto et la deshonra que le fuese dicha non tanñe a ellos tan solamente MAS AL REY, es cyo servicio et guarda esten, et merecen por ende grant pena…” “… Ley 22, Tit 9, Part 2ª.” ¿Qué deben facer los adelantados mayores que son puestos por mano del rey?... Et otrosi, quando acaeciese que algunos se denotasen antel como en manera de repto, non los debe oir, mas enviarlos luego al rey; et esto por razones de la fidalguia de aquellos que lo facen, et otrosi por el denuesto de la traicion et del aleve sobre que el repto se debe facer; ca estas dos cosas non las debe otro oir nin librar, si non el rey…”, ---Jose Antonio Septien y de la Llata, “Hernan Cortes ante el Supremo Tribunal de “Las Siete Partidas”. ---Ediciones Cimatario, (Qro). 1947, pp. 4 y 5.

En los cargos que resultaron de la citada pesquisa secreta contra Hernan Cortes, el parrafo No. 2 dice: “Otro si: se le face cargo al dicho Don Hernando Cortes, que luego que hobo tomado en si, el dicho oficio

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de Capitan e Justicia Mayor, de hecho e por mejor se aprovechar de la tierra, e facer lo quel quisiese e por bien toviese, e no fuese sabido por Su Majestad lo que habia fecho e facia y entendia facer en estas partes, ni el dicho Diego Velazquez fuese sabido dello, mando echar al fondo nueve navios muy buenos que trujo con dicha Armada dende la dicha isla Fernandina, que le dio el dicho Diego Velazquez, los cuales dichos navios fueron echados a fondo; de lo cual sus dueños recibieron mucho daño e perdida”.

Pero habia una razon mas: las mismas leyes de las Siete Partidas señalaban claramente que los capitanes de ejercito no podian mandar en la armada ni la gente de mar tenia por que obedecerlos. Se nota pues que para poder disponer de aquella gente envio a su Jefe Anton de Alaminos con los procuradores que llevaron joyas y cartas al rey de España, ahorco a quienes quedaron a cargo de los barcos, tuvo presos a los otros y valiendose de uno de los suyos mando dañar los barcos de modo que hicieran agua, y asi tuvo pretexto para encallarlos. De esa manera obligo a los marinos a incorporarsele.

Ocho o diez días después de haber dado con los navíos a la costa y siendo ya salido de la Vera Cruz hasta la ciudad de Cempoal, q está a cuatro leguas de ella, para de allí seguir mi camino, me hicieron saber de la dicha villa cómo por la costa de ella andaban cuatro navíos, y que el capitán que yo allí dejaba había salido de ellos con una barca, y les había dicho que eran de Francisco de Garay", Teniente y Gobernador en la isla de Jamaica, y que venían a descubrir;

12. Francisco de Garay y su gente no llegaban a las playas de Mexico desautorizados; Fr. Bartolome de Las Casas, ob. Cit. Lib. III, Cap. CXVIII, dice de aquel lo siguiente:

“…como se sono el descubrimiento y riqueza de la tiera que Juan de Grijalva habia corrido, Francisco de Garay, que gobernaba la isla de Jamaica por el almirante D. Diego (Colon), de quien hobimos hablado en el primer libro, y que hallo el grano grande de oro, que peso 3600 pesos de oro, en compañía de Miguel Diaz, determino de enviar a un hidalgo, llamado Diego de Camargo, a descubrir e continuar el descubrimiento que grijalva habia hecho, con uno o con dos navios; el cual descubrio la provincia de Panuco, o, por mejor decir, comenzo de alli donde Grijalva se habia tornado, que fue desde Panuco, y anduvo navegando por la costa cien leguas hacia Florida, y, finalmente, atribuyo a su descubrimiento desde la provincia y rio de Panuco, y, tornando Diego de Camargo a Jamaica, Francisco de Garay envio a Castilla suplicando al Rey que le hiciese merced de aquella gobernacion y que asu costa conquistaria y poblaria aquellas provincias. Pidio que le diese titulo de Adelanto y ciertas leguas de tierra, con jurisdiccion o sin ella, y otras mercedes; el Rey se las concedio el año de 519, estando en Barcelona, electo ya Emperador, para ir a rescibir las primeras coronas de partida.

“Este Francisco de Garay fue de los primeros que con el almirante D. Cristobal Colon, que descubrio estas Indias, por criado suyo vino; siempre fue persona honrada y siempre tuvo muchos indios que le sevian, y asi llego muchas riquezas, o las que por entonces por muchas se tenian…”

y que el dicho capitán les había dicho cómo yo en nombre de vuestra alteza tenía poblada esta tierra y hecha una villa allí, a una legua de donde los dichos navíos andaban, y que allí podían ir con ellos y me harían saber de su venida, y si alguna necesidad trajesen se podrían reparar de ella, y que el dicho capitán los guiaría con la barca al puerto, el cual les señaló donde era. Y que a eso les había respondido que ya

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habían visto el puerto, porque pasaron por frente de él, y que así lo harían como 61 me lo decía; y que se había vuelto con la dicha barca; y los navíos no le habían seguido ni venido al puerto y que todavía andaban por la costa y que no sabía qué era su propósito pues no habían venido al dicho puerto.

Y visto lo que el dicho capitán me hizo saber, a la hora me partí para la dicha villa, donde supe que los dichos navíos estaban surtos tres leguas la costa abajo, y que ninguno no había saltado en tierra. Y de allí me fui por la costa con alguna gente para saber lengua, y ya que casi llegaba a una legua de ellos encontré con tres hombres de los dichos navíos entre los cuales venia uno que decía ser escribano, y los dos traían, según me dijo, para que fuesen testigos de cierta notificación, que dizque el capitán le había mandado que me hiciese de su parte un requerimiento que allí traía, en el cual se contenía que me hacía saber como él había descubierto aquella tierra y quería poblar en ella.

Por tanto, que me requería que partiese con él los términos, porque su asiento quería ser cinco leguas la costa abajo, después de pasada Nautecal, que es una ciudad que es doce leguas de la dicha villa, que ahora se llama Almería,

13. Cortes calla que Nauhtla fue descubierta por Juan de Grijalva, quien a la poblacion y al rio a cuyas orillas se encuentra, puso por nombre Almeria. Esto indica que Grijalva desembarco alli y tomo posesion de aquellas costas, por Diego Velazquez en nombre del rey de España. Lo mismo hizo en Chalchiuhcueyecan frente a San Juan de Ulua, al que puso por nombre Santa Maria de las Nieves. En consecuencia, Cortes no tenia razon en disputar aquellas tierras.

a los cuales yo dije que viniese su capitán y que se fuese con los navíos al puerto de la Vera Cruz y que allí nos hablaríamos y sabría de qué manera venían, y si sus navíos y gente trajesen alguna necesidad, les socorrería con lo que yo pudiese, y que pues él decía venir en servicio de vuestra sacra majestad, que yo no deseaba otra cosa sino que se me ofreciese en q sirviese a vuestra alteza, y que en le ayudar creía que lo hacía.

Ellos me respondieron que en ninguna manera el capitán ni o gente vendría a tierra ni adonde yo estuviese, y creyendo que debí de haber hecho algún daño en la tierra, pues se recelaban de ve ante mí, ya que era noche me puse secretamente junto a la costa la mar, frontero de donde los dichos navíos estaban surtos, y allí eme` tuve en cubierto hasta otro día casi a medio día, creyendo que el capitán o piloto saltarían en tierra, para saber de ellos lo que habían andado, y si algún daño hubiesen hecho en la tierra, enviarlos a vuestra sacra majestad; y jamás salieron ellos ni otra persona.

Visto que no salían, hice quitar los vestidos de aquellos que venían a hacerme el requerimiento y se los vistiesen otros españoles de los de mi compañía, los cuales hice ir a la playa y que llamasen a los de los navíos. Y visto por ellos, salió a tierra una barca con hasta diez o doce hombres con ballestas y escopetas, y los españoles que llamaban de la tierra se apartaron de la playa a unas matas que estaban cerca, como que se iban a la sombra de ellas; y así saltaron cuatro, los dos baile teros y los dos escopeteros, los cuales como estaban cercados de gente que yo tenía en la playa puesta, fueron tomados;

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14. Este proceder, si es que asi sucedieron los hechos, pinta la forma de ataque habitual de Cortes, de engaño y sorpresa que uso para coger a sus enemigos o rivales y muestra su habilidad para alterar sutilmente los hechos y presentarlos de modo de aparecer el de la mejor manera, a costa de sus contrarios, o aun de sus compañeros; tal proceder no denota al guerrero, ni al cristiano, sino al malhechor.

Y el uno ellos era maestre de la una nao, el cual puso fuego a una escope matara aquel capitán que yo tenía en la Vera Cruz, sino que q Nuestro Señor que la mecha no tenía fuego.

15. Este detalle de la mecha que no tenia fuego, del cañon que no tenia polvora u otro semejante, se vera repetido mas adelante, por ejemplo en el caso del encuentro con Narvaez, como elemento para encubrir la verdad a quien habria de leer sus cartas. Esto hace dudosa la presente narracion.

Los que quedaron en la barca se hicieron a la mar, y antes que gasen a los navíos ya iban a la vela sin aguardar ni querer que de e se supiese cosa alguna,

16. Este pasaje señala el comienzo de las disputas que Cortes tuvo siempre con Francisco de Garay y su gente a la cual, amparado por provisiones reales, enviaba a poblar el rio Panuco. No se tiene otras versiones de estos hechos; por lo mismo, se esta a merced de lo que diga y como lo diga Cortes. Observese en este caso, asi como en el de Diego Velazquez, que Cortes. Observese en este caso, asi como en el de Diego Velazquez, que Cortes pasa sobre las provisiones reales, a sabiendas de que existen, lo cual denota al desleal vasallo.

y de los que conmigo quedaron me informé cómo habían llegado a un río que está treinta leguas la costa a después de pasada Almería, y que allí habían habido buen acogimiento de los naturales, y que por rescate les habían dado de comer y que habían visto algún oro que traían los indios, aunque poco, y habían rescatado hasta tres mil castellanos de oro y que no habían saltado en tierra, más de que habían visto ciertos pueblos en la ribera del río tan cerca, que de los navíos los podían bien ver.

Y que no había edificios de piedra sino que todas las casas eran de paja, excepto que los suelos de ellas tenían algo altos y hechos de mano; lo cual todo después supe más por entero de aquel gran señor Mutezuma, y de ciertas lenguas de aquella tierra que él tenía consigo, a las cuales y a un indio que en los dichos navíos traían del dicho río, que también yo les tomé, envié con otros mensajeros del dicho Mutezuma para que hablasen al señor de aquel río que se dice Pánuco, para le atraer al servicio de vuestra sacra majestad. Y él me envió con ellos una persona principal y aun, según decía, señor de un pueblo, el cual me dio de su parte cierta ropa y piedras y plumajes, y me dijo que él y toda su tierra están muy contentos de ser vasallos de vuestra majestad y mis amigos.

Yo les di otras cosas de las de España, con que fue muy contento, y tanto que cuando los vieron otros navíos del dicho Francisco de Garay, de que adelante a vuestra alteza haré relación, me envió a decir el dicho Pánuco cómo los dichos navíos estaban en otro río, lejos de allí hasta cinco o seis jornadas, y que les hiciese saber si eran de mi naturaleza los que en ellos venían, porque les darían lo que hubiesen menester, y que les habían llevado ciertas mujeres y gallinas y otras cosas de comer.

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17. Toda esta relacion de Cortes, desde que hace referencia a Motecuhzoma, es muy confusa debido a que mezcla los hechos que eran presentes en aquel momento, con otros posteriores. En efecto, en los momentos en que Cortes se hallaba en las playas de Veracruz, el no habia tenido contacto con Motecuhzoma, ni lo tendria sino hasta meses despues; ni podia tener entonces ninguna relacion favorable del señor del panuco, quien ademas no estaba sujeto a Tenochtitlan. Ni estaban tyan ansiosos aquellos señores del Panuco a darse por vasallos, menos a un de un rey desconocido (Carlos V) mediante su embajador (Cortes) a quien no habian visto, ni menos aun sirviendo de mensajeros los mismos de Motecuhzoma, ni dice en donde ni en que ocasión se valio el, Cortes de dichos mensajeros. Mas bien parece ser que Cortes esta preparando ya en el animo de Carlos V, su intriga contra De Garay para desalojarlo de Panuco.

Yo fuí, muy poderoso Señor, por la tierra y señorío de Cempoal, tres jornadas donde de todos los naturales fui muy bien recibido y hospedado; y a la cuarta jornada entré en una provincia que se llama Sienchimalen, en que

17. Panoayan, panico o panuco y panco, era el nombre del rio del señorio, pero no del Señor. El pueblo actual de Panuco esta situado a orillas del rio. Es el antiguo Santisteban del Puerto fundado alli por Cortes en 1522, junto a la poblacion indigena. Enlas fronteras de la Provincia del Panuco, la Confederacion del Valle de Mexico tenia una guarnicion entre Tuzapan y Nauhtla. (Bernal Diaz del Castillo, ob. Cit., T. L., Cap. 94, p. 302), es decir, en las fronteras de dicha confederacion. Panoayan, lugar donde se pasa, (vado); panuco es corrupcion de aquella palabra.

hay en ella una villa muy fuerte y puesta en recio lugar, porque está en una ladera una sierra muy agra, y para la entrada no hay sino un paso de escalera, que es imposible pasar sino gente de pie, y aun con harta dificultad si los naturales quieren defender el paso. En lo llano hay muchas aldeas y alquerías de a quinientos y a trescientos y doscientos labradores, que serán por todos hasta cinco o seis mil hombres de guerra, y esto es del señorío de aquel Mutezuma. Y aquí me recibieron muy bien y me dieron muy cumplidamente los bastimentos necesarios para mi camino, y me dijeron que bien sabían que yo iba a ver a Mutezuma su señor, y que fuese cierto que él era mi amigo y les había enviado a mandar que en todo caso me hiciesen muy buen acogimiento, porque en ello les servirían;

17b. A proposito de la marcha de Cortes a Tenochtitlan cabe aclarar lo acaecido: Cortes, como escribio en su primera carta de relacion, envio a decir a Motecuhzoma, Señor de Mexico, que venia a verlo en nombre de un grande y poderoso Señor para darle un mensaje de importancia. Envirtud de la existencia de la confederacion tripartita, Motecuhzoma convoco inmediatamente al consejo de ella; preesnto la peticion de Cortes y se discutio. Alva Ixtlilxochitl en su “Historia Chichimeca”, Cap. LXXX, acerca de esta reunion del Consejo dice lo siguiente: …”Todos los reyes y señores que se hallaron en esta junta estuvieron unos con otros debatiendo el caso un gran rato, y viendo el rey Motecuhzoma que no se acababan de resolver, dijo a su hermano Cuitlahuac, que con licencia del rey Cacama su sobrino a quien competia el primer voto, le dijese lo que sentia como hombre mas experimentado en negocios. Cuitlahuac dijo: Mi parecer es, gran señor, que no metais en vuestra casa a quien os eche de ella, y no os digo ni aconsejo mas. El rey Cacama le dijo: El mio es que si vuestra alteza no admite la embajada de un tan gran

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señor como dicen que es el de España, es muy gran bajeza suya y nuestra y de todo el imperio, pues los principales tienen la obligacion y es ley de dar auditorio a los embajadores de otros; que cuando ellos vengan con trato doble, por esto tiene en su corte soldados y capitanes valerosos que le defenderan, y muchos parientes y amigos que miren por su honra, y castiguen cualquiera traicion y desacato; y si esta nueva gente que ahora ha venido, vienen con alguna novedad y tirania, mientras mas breve entrasen en su corte a su embajada o a mostrar su intento, lo tengo por mas acertado que no detenerles e impedirles su venida, por mas acertado que no detenerles e impedirles su venida, por muchas causas y todos muy en menosprecio y daño de la grandeza y majestad del imperio… A todos los señores de animo y coraje les parecio muy bien lo que el rey Cacama habia dicho, y no creo que se engañaban… Prevalecio esta opinion, y por lo mismo el Consejo decidio que se les recibiera. Motecuhzoma, ejecutivo en las cuestiones de guerra y paz y en cumplimiento de la resolucion del Consejo, mando ordenes a todos los señorios del camino, sujetos a la confederacion, de que se recibiera a los extranjeros, y se les facilitaria su marcha. En el mismo ralto de Cortes acerca de su llegada a este pueblo de Xicochimalco y en los de adelante, se notara que los Señores, al recibirlo de paz, cumplian con las ordenes recibidas, según decian, y por innata hospitalidad, que si hubieran querido destruirlos muy facilmente lo habrian podido a causa de lo escarpado y angosto del camino que conducia a la poblacion, como lo dice Cortes.

y yo les satisfice a su buen comedimiento diciendo que vuestra majestad tenía noticia de él y me habían mandado que le viese, y que yo no iba a más de verle. Así pasé un puerto que está al fin de esta provincia, al que pusimos de nombre el puerto de Nombre de Dios, por ser el primero que en estas tierras habíamos pasado, el cual es tan agro y alto que no lo hay en España otro tan dificultoso de pasar, el cual pasé seguramente y sin contradicción alguna; y a la bajada del dicho puerto están otras al querías de una villa y fortaleza que se dice Ceyxnacan, que así mismo era del dicho Mutezuma, que no menos que de los de Sienchimalen fuimos bien recibidos y nos dijeron de la voluntad de Mutezuma lo que los otros nos habían dicho, y yo así mismo los satisfice.

Desde aquí anduve tres jornadas de despoblado y tierra inhabitable a causa de su esterilidad y falta de agua y muy grande frialdad que en ella hay, donde Dios sabe cuanto trabajó la gente, padeció de sed y de hambre, en especial de un turbión de piedra y agua que nos tomó en el dicho despoblado, de que pensé que perecería mucha gente de frío, y así murieron ciertos indios de la isla Fernandina, que iban mal arropados.

Al cabo de estas tres jornadas pasamos otro puerto, aunque no tan agro como el primero, y en lo alto de él estaba una torre pequeña casi como humilladero, donde tenían ciertos ídolos, y alderredor de la torre más de mil carretas de leña cortada, muy dispuesta a cuyo respecto le pusimos nombre el Puerto de la Leña; y a la bajada del dicho puerto entre unas tierras muy agras, está un valle muy poblado de gente que, según pareció, debían ser gente pobre. Después de haber andado dos leguas por la población sin saber de ella, llegué a un asiento algo más llano, donde pareció estar el señor de aquel valle, que tenía las mejores y mas bien labradas casas que hasta entonces en esta tierra habíamos visto, porque era todas de cantería labradas y muy nuevas, y había en ellas muchas y muy grandes y hermosas salas y muchos aposentos muy bien obrados. Este valle y población se llama Caltanmí. Del señor y gente fui muy bien recibido y

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aposentado.

Después de haberle hablado de parte de vuestra majestad y le haber dicho la causa de mi venida a estas partes, le pregunté si él era vasallo de Mutezuma o si era de otra parcialidad alguna, el cual, casi admirado de lo que le preguntaba, me respondió diciendo que quién no era vasallo de Mutezuma, queriendo decir que allí era señor del mundo. Yo le torné aquí a decir y replicar el gran poder de vuestra majestad, y otros muy muchos y muy mayores señores, que no Mutezuma, eran vasallos de vuestra alteza, y aun que no lo tenían en pequeña merced, y que así lo había de ser Mutezuma y todos los naturales de estas tierras, y que así lo requería a él que lo fuese, porque siéndolo, sería muy honrado y favorecido, y por el contrario, no queriendo obedecer, sería punido.

Y para que tuviese por bien de le mandar recibir a su real servicio, que le rogaba que me diese algún oro que yo enviase a vuestra majestad, y él me respondió que oro, que él lo tenía, pero que no me lo quería dar si Mutezuma no se lo mandase, y que mandándolo él, que el oro y su persona y cuanto tuviese daría. Por no escandalizarle ni dar algún desmán a mi propósito y camino, disimulé con él lo mejor que pude y le dije que muy presto le enviaría a mandar Mutezuma que diese el oro y lo demás que tuviese.

18. No parece creible esta conversacion en los terminos que dice Cortes, 1º por que en esa forma habria revelado su proposito hacia Motecuhzoma, a un diel amigo de este, como parece que lo era Ollinteuctli; 2º por que Cortes seguida insistiendo en su amstad hacia Motecuhzoma. Tampoco podia decirle Ollinteuctli que Motecuhzoma era señor del mundo, por que ademas de muchos grandes y pequeños señorios independientes de los que habia conquistado la Confederacion del Valle de mexico unos eran sujetos del señorio de Aculhuacan (su cabeza Tlacopan) y otros del señorio mexica (su cabeza Tenochtitlan). Antes de 1473, Tlatelolco tenia tambien sus sujetos por conquista, como por ejemplo, Coatlinchan, Acatzinco, Tepeaca, Tecali y otros de aquella region (hoy en el Estado de Puebla). V. “Historia Tolteca chichimeca”, Nos. 355, 369, etc. Mexico, 1947; al ser vencida aquella ciudad por los tenochca toda ella y sus sujetos se incorporaron al señorio de Tenochtitlan. De modo que si se pudiera hacer un mapa a colores de la division politica de Anahuac, hasta donde se extendia el dominio de la Confederacion de las tres ciudades ---Tlacopan, Tenochtitlan y Tezococo--- se marcarian tres colores principales y colindantes; hasta donde lo he podido saber, el de Tlacopan se extendia por el Oeste del Valle de Mexico, incluyendo Toluca, Tenango del Valle y hacia el sur de esos lugares, hasta Calimaya, es decir, incluiria pueblos Matlatzincas y otomies; el de Tezcoco incluiria el Este del Valle de Mexico de Norte a Sur, y fuera de el, por el Norte y N.e. hasta Metztitlan (limites con la Huasteca), Nauhtla y al sur de esta por la costa hasta Zempoala; por el sur colindando con los señorios sujetos a Tlacopan quedarian algunos señorios cohuiscas y chontales, como el de Ixcteopan y sus sujetos. En el color correspondiente a Tenochtitlan se marcaria un matiz que corresponderia a Tlatelolco. Las relaciones entre las cabezas de esta confederacion, que influidos por la idea europea los historiadores han llamado Triple Alianza, era de absoluta cooperacion (v. nota 2) hasta el punto de constituir una unidad dirigida por un consejo formado por los tres grandes tlatoanis y alrededor de 30 tlatoanis menores o señores de señorios sujetos a una u otra de las tras cabezas. En torno y dentro de la zona de los tres colores aludidos se marcarian colores diferentes, correspondientes a los señorios que formaban otras confederaciones independientes de la del

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Valle de Mexico, que era la mayor, como las de Tlaxcala, Cholula, Huexotzinco, y otras, y a los reinos de Michoacan, Colima, Jalisco, el Zapoteca, algunos señorios mixtecas, otros del hoy Estado de Guerrero, de la Huaxteca y los mayas y los mayas o de origen maya.

Las relaciones entre vencidos y vencedores eran muy peculiares. Vencidos los Tepanecas hacia 1428, su cabeza se traslado de Azcapotzalco a Tlacopan, y dicho señorio con todas sus antiguas dependencias paso a ser confederado de sus vencedores con igual categoria que ellos. Las relaciones de la cabeza con sus sujetos y otros amigos eran mas bien de alianza con pago de tributos, pero en realidad todavia no se conocen integramente. En estas circunstancias, es inexacto decir que Motecuhzoma, señor de Tenochtitlan, era señor de Anahuac, o del mundo. Y esto lo sabia bien Ollintecuchtli. Miente pues Cortes en su afan planeando de desfigurar la persona moral de Motecuhzoma.

Aquí me vinieron a ver otros dos señores que en aquel valle tenían su tierra, el uno cuatro leguas valle abajo y el otro dos leguas arriba, y me dieron ciertos collarejos de oro de poco peso y valor y siete u ocho esclavas;

19. No podian darle esclavas por que no las habia. Como Cortes se estuvo alli varios dias, es posible que les hayan prestado mujeres para hacerles de comer, lavarles su ropa u otros menesteres. Ademas, era costumbre de aquellos pueblos ofrecer aun a sus propias hijas –no esclavas—por esposas a los extranjeros que recibian por huespedes; decian que era para emparentar con ellos.

y dejándolos así muy contentos, me partí después de haber estado allí cuatro o cinco días, y me pasé al asiento del otro señor que está casi dos leguas que dije, el valle arriba, que se dice Istacmastitán. El señorío de éste serán tres o cuatro leguas de población, sin salir casa de casa, por lo llano de un valle, ribera de un río pequeño que va por él, y en un cerro muy alto está la casa del señor con la mejor fortaleza que hay en la mitad de España, y mejor cercada de muro y barbacanes y cavas.

Y en lo alto de este cerro tendrá una población de hasta cinco o seis mil vecinos, de muy buenas casas y gente algo más rica que no la del valle abajo. Aquí mismo fuí muy bien recibido, y también me dijo este señor que era vasallo de Mutezuma, y estuve en este asiento tres días, así por me reparar de los trabajos que en el despoblado la gente pasó, como por esperar cuatro mensajeros de los naturales de Cempoal que venían conmigo, que yo desde Catalmi había enviado a una provincia muy grande que se llama Tascalteca,

20. Tlaxcallan (hoy Tlaxcala). Su primitivo nombre fue Texcallan (peñascal). V. Sahagun, ob. Cit. VII, p. 71, dice: “Habiendo poblado los chichimecas en los riscos y peñascos que quieren decir en lengua nahuatl, Texcaltipac, Texcallan y mas adelante Tlaxcala…” La ciudad que encontraron los españoles fue fundada por grupos chichimecas que a si mismos se llamaban teochichimecas, ramas de los que invadieron el Valle de Mexico, en tiempos del rey quinatzin de Tezcoco (siglo XIII). (La region habia sido habitada por grupos muy anteriores de olmecas y xicalancas).

Cuatro grupos de ellos sucesivamente fundaron cuatro señorios (no barrios o calpullis) cuyas cabeceras aliadas formaban la ciudad de Tlaxcallan. Estos eran Tepeticpac, Ocotelolco, Tizatlan y Quiahuiztlan;

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aunque independientes entre si, unidos constituian una Confederacion semejante a la del Valle de Mexico, se gobernaba por un consejo cuyos miembros eran los cuatro señores de los cuatro pueblos y los señores de sus sujetos principales (Muñoz Camargo Historia de Tlaxcala, Mexico, 1892, Caps. VII-XI). A la llegada de los españoles, los cuatro señores aludidos eran Tlehuexolotzin de Tepeticpac, Maxixca o Maxixcatzin de Ocotelolco, Citlalpopocatzin de Quiahuixtlan y xicotencatl el viejo, de Tizatlan. En caso de guerra parece que a este ultimo correspondia la jefatura suprema. Por estar ya viejo, su hijo Xicotencatl lo sustituia en sus funciones militares. Combatian esporadica y alternativamente tlaxcaltecas, cholultecas y atlixcas contra la Confederacion del Valle de Mexico en campos señalados de antemano, en la llamada “guerra florida” con el solo objeto de coger prisioneos por ambas partes para el sacrificio a sus dioses. Esta guerra fue pactada pacificamente entre ellos a propuesta de Xicotencatl de Tlaxcalla, estando los jefes de los señorios citados en Tenochtitlan o Tezcoco, reunidos a iniciativa de Nezahualcoyotl, en ocasión de una serie de calamidades naturales que se abatieron sobre la Mesa Central (V. Alva Ixtlilxochitl “Historia Chichimeca”, Cap. XLI, p. 207). Era entonces (hacia 1450). Señor de Tenochtitlan, Motecuhzoma Ilhuicamina. Estas guerras no eran frecuentes y se hacían a consulta de los interesados en ella, sin que el resultado significara victoria o derrota (v. nota 5).

que me dijeron que estaba muy cerca de allí, como de verdad pareció; y me habían dicho que los naturales de esta provincia eran sus amigos de ellos

21. Probablemente si eran amigos tlaxcaltecas y zempoaltecas. Según Alvarado Tezozomoc “Cronica Mexicana”, Cap. XXXI y XXXII, la Confederacion del Valle de Mexico llevo la guerra a Cotaxtla y a Cempoalla para vengar la muerte de unos mercaderes y mensajeros mexicanos; el crimen se había cometido en aquellos pueblos a instigación de sus amigos los tlaxcaltecas, quienes les prometieron su ayuda en caso de guerra. En efecto, hubo guerra, pero los tlaxcaltecas no ayudaron como prometieron.

y muy capitanes enemigos de Mutezuma, y que me querían confederar con ellos porque eran muchos y muy fuerte gente; y que confinaba su tierra por todas partes con la del dicho Mutezuma, y que tenían con él muy continuas guerras y que creía se holgar la conmigo y me favorecerían si el dicho Mutezuma se quisiese poner en algo conmigo''.

22. No estaban en lo cierto los totonacas (o Cortes, si el invento la noticia) al decir que el Señorio de Tlaxcala confinaba con el de Mexico, ni que ambos señoríos tuvieran frecuentes guerras. En realidad nunca pelearon entre si, en guerra formal, Tlaxcala y Mexico, primero, por que Tenochtitlan no peleaba aisladamente sino en compañía de Tezcoco y Tlacopan, y había una vieja amistad y parentesco entre Tlaxcala y Tezcoco debido a lo cual solo existía entre ellos la “guerra florida”; segundo, por que Mexico no lo necesitaba, pues siendo amigo de Cholula y de Atlixco, tenia el camino abierto al Este y al S.E.; y tercero, por que según el pacto de la “guerra florida, los pactantes no deberían hacerse la guerra formal los de una parte con los de la otra; sino que, por el contrario, estarían obligados a acudir en ayuda de los otros cuando lo necesitaran. Como se vera adelante fueron los tlaxcaltecas quienes violaron este pacto.

Los cuales dichos mensajeros en todo el tiempo que estuve en el dicho valle, que fueron por todos ocho días, no vinieron; y yo pregunté a aquellos principales de Cempoal que iban conmigo, que cómo no venían los dichos mensajeros, y me dijeron que debía de ser lejos y que no podrían venir tan aína. Y yo,

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viendo que se dilataba su venida y que aquellos principales de Cempoal me certificaban tanto la amistad y seguridad de los de esta provincia, me partí para allá.

23. Bernal Diaz del Castillo, ob., cit., T. I., Cap. LXII, p. 177, menciona el envio de estos mensajeros, no de Zauctlan, que el llama Castilblanco, sino después, como sigue: “Como salimos deblezuelo de Xalacingo y allí nos dieron un collar de oro y unas mantas y dos indias y desde aquel pueblo enviamos dos mensajeros, principales de los de Cempoal, a Tascala, con una carta,y con un chapeo bedejudo de Flandes, colorado, que se usaban entonces, y pusto que la carta bien entendimos que no la sabrían leer, sino que como viesen el papel diferenciado de lo suyo conocerían que era de mensajería, y lo que les enviamos a decir era que íbamos a su pueblo, que lo tuviesen por bien, que no les íbamos a hacer enojo sino tenellos por amigos y esto fue, porque en aquel poblezuelo, nos certificaron que toda Tascala, estaba puesta en armas contra nosotros, porque según pareció ya tenían noticia como íbamos, y llevábamos en nuestra compañía muchos amigos, ansi de Cempoal, como los de Zocotlan y de otros pueblos por donde habíamos pasado y todos solian dar tributo a Montezuma, tuvieron por cierto que ibamos contra ellos y como otras veces con mañas y cautelas, les entraban en la tierra y se la saqueaban, pensaron querían hacer lo mismo agora, por manera que luego que llegaron los dos nuestros mensajeros, con la carta y el chapeo, y comenzaron a decr su embajada, los mandaron prender sin ser mas oidos y estuvimos aguardando respuesta aquel dia y otro,…”

Por lo contrario, Diego Muñoz Camargo, “historia de Tlaxcala”, Mexico, 1892, lib. III, p. 183, dice asi: (Cortes) “escribio una carta a la provincia de Tlaxcala a los cuatro señores de ella, diciendoles como el habia llegado a esta tierra con deseo de vellos y conocellos y ayudalles en todos sus trabajos y necesidades; que bien sabia estaban apretados y opresos de las grandes tiranias de los culhuas mexicanos; y que alli les enviaba un sombrero, una espada y una ballesta para que viesen la fortaleza de armas, las cueles traia para socorrer y favorecerlos como a hermanos contra aquel tirano y fiero carnicero de Motecuhzoma, porque el sabia que los tenia muy enojados. Estas cosas y otras de gran presuncion contenia la carta; pero como no sabian leer, no pudieron entender lo que contenia. Los mensajeros que la traian dijeron de palabra estas razones relatadas, porque Malintzin se las dio bien a entender para que de palabra ansi las dijesen a los señores y caciques de Tlaxcalla; y como llegasen los mensajeros cempohualtecas, dieron la espadam carta y ballesta y sombrero de seda de tafetan carmesi, que antiguamente se usaban unos chapeos velludos de seda y con estas cosas y otras que los mensajeros añadieron pusieron en extraña alteracion a toda la republica de Tlaxcalla” El llamado Lienzo de Tlaxcala fue pintado a mediados del siglo XVI por los señores de Tlaxcala, bajo el virreinato de Dn. Luis de Velasco, el primero, para manifestar al rey de España sus servicios como auxiliares de Cortes en la conquista de Mexico; muchos de ellos eran supervivientes de aquella tragedia En la primera de las laminas de dicha pintura se ve lo siguiente: Al centro un mensajero tatuado, lo que indica ser totonaco o huasteco; trae una carta (rectangulo de papel) prendida en el extremo de un palo que presenta a cuatro señores tlaxcaltecas, sentados en sendos bancos, dos a la izquierda y dos a la derecha del cuadro. El mensajero seria uno de los cempoaltecas que Cortes envio a los jefes de Tlaxcala representados alli.

Cervantes de Salazar, ob. Cit. T. I., Lib. III, Cap. XXVII, p. 234-35 mas explicito, coincide con Muñoz Camargo en la esencia del mensaje. Dice asi:

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…”los cuatro embajadores cempoaleses entraron en Tlaxcala, con cierta señal que solian llevar los mensajeros a manera de correos para ser conocidos e ir seguros: a la entrada dieron mandado como venian, asi de parte de Cortes, como de los de Cempoala. Salieronlos a recibir, a su costumbre, algunos principales de Tlaxcala, llevaronlos a las casas de su cabildo, donde, despues de haberles dado de comer, se juntaron a cabildo los cuatro señores que llaman cabeceras de Tlaxcala, con otros muchos de sus principales, que eran del consejo de gobernacion y guerra; estando asi juntos, mandaron entrar los embajadores; los cuales, hecha gran reverencia como en lugar de tanta majestad se requeria, estuvieron en pie un rato sin jablar palabra, esperando les mandasen dijiesen a lo que eran venidos: entonces Xcotenga, que era uno de los cuatro señores que gobernaban aquella provincia, les dijo que propusiesen su embajada.. Los embajadores entonces, hecho otro comedimiento, rogandose los unos a los otros, dieron los tres la mano y proponer al mas anciano; el cual, haciendo cierta ceremonia teniendo la mano trayendola a la boca, dijo : (aquí el mensaje de Cortes). Magiscaci, que era otro señor de los cuatro, los mando sentar un poco, y, despues de haber callado todos algun espacio, les dijo, en nombre de aquella insigne republica, fueron bien venidos y que besaban las manos a los cempoales y totonaques por el consejo que les daban: y que holgaban mucho de que se hibiesen librado del duro imperio y señorio de Motezuma, y, porque era menester espacio para responder a lo demas que tocaba a la venida de Hernando Cortes, que se holgasen en aquella ciudad algunos dias, como en propia casa, en el entretanto que se resumian en lo que debian hacer…”

Según Cervantes de Salazar, ob. Cit. T. I., Lib. III, Caps. XXVIII y XXIX, en la discusion sobre la embajada de Cortes hubo dos partidos: el encabezado por Maxixcatzin que se inclinaba decididamente por la paz y la alianza con los españoles y el encabezado por Xicotencatl el joven, que preferia la guerra. Predomino la opinion del partido de la paz. Según Muñoz Camargo, ob. Cit. Lib. II, Cap. III, p. 197, Xicotencatl, el Viejo, aconsejo la paz, las conveniencias militares para ellos, y todos aceptaron sus razonamientos. (v. nota 49).

Por estos relatos se ve que miente Bernal Diaz al decir que los mensajeros fueron aprehendidos.

Y a la salida del dicho valle hallé una gran cerca de piedra seca, tan alta como estado y medio, que atravesaba todo el valle de la una sierra a la otra, y tan ancha como veinte pies, y por toda ella un pretil de pie y medio de ancho para pelear desde encima y no más de una entrada, tan ancha como diez pasos; y en esta entrada doblada la una cerca sobre la otra a manera de rebellín, tan estrecho como cuarenta pasos, de manera que la entrada fuese a vueltas y no a derechas. Preguntada la causa de aquella cerca, me dijeron que la tenía porque eran fronteros de aquella provincia de Tascalteca, que eran enemigos de Mutezuma y tenían siempre guerra con ellos. Los naturales de este valle me rogaron que pues que iba a ver a Mutezuma su señor, que no pasase por la tierra de estos sus enemigos porque por ventura serían malos y me harían algún daño, que ellos me llevarían siempre por tierra del dicho Mutezuma sin salir de ella, y que en ella sería siempre bien recibido. Y los de Cempoal me decían que no lo hiciese, sino que fuese por allí; que lo que aquéllos me decían era por me apartar de la amistad de aquella provincia, y que eran malos traidores todos los de Mutezuma y que me llevarían a meter donde no pudiese salir.

Y porque yo de los de Cempoal tenía más concepto que de los otros, tomé su consejo, que fue seguir el

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camino de Tascalteca llevando a mi gente al mejor recado que yo podía, y yo con hasta seis de caballo iba adelante bien media legua y más, no con pensamiento de lo que después se me ofreció, pero por descubrir la tierra, para que si algo hubiese, y lo supiese y tuviese lugar de encontrar y apercibir la gente.

24. Notese que Cortes no pierde ocasión para hacer resaltar su valor ante el rey, exagerando los hechos e inventando otros, como luego se vera, y capitalizando todo a su favor.

Y después de haber andado cuatro leguas, encumbrando un cerro, dos de caballo que iban delante de mí, vieron ciertos indios con sus plumajes que acostumbran traer en las guerras, y con sus espadas y rodelas, los cuales indios como vieron los de caballo, comenzaron a huir. A la sazón llegaba yo e hice que los llamasen y que viniesen y no hubiesen miedo; y fui más hacia donde estaban, que sería hasta quince indios, y ellos se juntaron y comenzaron a tirar cuchilladas y a dar voces a la otra su gente que estaba en un valle, y pelearon con nosotros de tal manera, que nos mataron dos caballos e hirieron otros tres y a dos de caballo.

Y en esto salió la otra gente, que sería hasta cuatro o cinco mil indios, y ya se habían llegado conmigo hasta ocho de caballo sin los otros muertos, y peleamos con ellos haciendo algunas arremetidas hasta esperar los españoles que con uno de caballo habían enviado a decir que anduviesen. Y en las vueltas les hicimos algún daño en que mataríamos cincuenta o sesenta de ellos sin que daño alguno recibiésemos, puesto que peleaban con mucho denuedo y ánimo; pero como todos éramos de caballo, arremetíamos a nuestro salvo y salimos así mismo.

Y desde que supieron que los nuestros se acercaban, se retrajeron porque eran pocos,

25. Esto indica que no eran cuatro o cinco mil como antes dijo Cortes, tanto mas que se trataba de unas rancherias de otomies.

y nos dejaron el campo. Y después de haberse ido

vinieron ciertos mensajeros que dijeron ser de los señores de la dicha provincia y con ellos dos de los mensajeros que yo había enviado, los cuales dijeron que los dichos señores no sabían nada de lo que aquéllos habían hecho, que eran comunidades y sin su licencia lo habían hecho y que a ellos les pesaba, que me pagarían los caballos que me habían matado, que querían ser mis amigos y que fuera en hora buena, que sería bien recibido.

26. Ni Bernal Diaz ni ningun otro cronista menciona esta embajada. En el Lienzo de Tlaxcala la estampa Nº 2 muestra una escena en Tliyocan, primer pueblo tlaxcalteca, en que cuatro señores reciben de paz a Cortes y alos suyos y les llevan de comer. Estos pueden ser los mensajeros a que se refiere Cortes.

Yo les respondí que lo agradecía, que los tenía por amigos y que yo iría como ellos decían. Aquella noche me fue forzado dormir en un arroyo, una legua adelante donde esto acaeció, así por ser tarde como porque la gente venía cansada.

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Allí estuve al mejor recaudo que pude con mis velas y escuchas, así de caballo como de pie, hasta que fue el día, que partí llevando mi delantera y recuaje bien concertadas y mis corredores delante. Y llegando a un pueblo pequeñuelo, ya que salía el sol, vinieron los otros dos mensajeros llorando, diciendo que los habían atado para matarlos y que ellos se habían escapado aquella noche.

27. Esto es invencion de Cortes porque los mensajeros eran en cierto modo intocables en todo el Anahuac, aun tratandose de enemigos; con mas razon estos que eran cempoaltecas, amigos de los tlaxcaltecas y enviados por aquellos extranjeros con un mensaje inofensivo: que se les dejara pasar por su territorio como amigos.

Y no dos tiros de piedra de ellos, asomó mucha cantidad de indios muy armados y con ' gran grita y comenzaron a pelear con nosotros tirándonos muchas va ras y flechas y yo les comencé a hacer mis requerimientos en focon las lenguas que conmigo llevaba, por ante escribano.

28. Esta mintiendo Cortes porque aquí se trataba mas bien de protestaciones de paz, que de predica cristiana, mediante las lenguas que eran la Marina y Jeronimo de Aguilar y algun otro. Ademas, venian ya combatiendolos, no habia tiempo para detenerse a leerles tan largo documento (v. carta I notas 18 y 23). Por lo mismo no le fue posible a Cortes hacerles el requerimiento en forma, como dice, ni menos ante escribano.

Y cuan más me paraba a amonestarlos y requerir con la paz, tanto más prisa nos daban, ofendiéndonos cuanto ellos podían y viendo que aprovechaban requerimientos ni protestaciones, comenzamos a defendernos como podíamos y así nos llevaron peleando hasta meternos entre más de cien mil hombres de pelea que por todas partes tenían cercados,

29. El numero de hombres que Cortes y los demas conquistadores hacen figurar siempre en los ejercitos indigenas aparece muy exagerado. Jose Fernando Ramirez discute el caso presente y calcula que “todo el ejercito tlaxcalteca no pasaba de 8000 hombres” (v. Muñoz camargo, Ob. Cit., Lib. 2 Cap. III, p. 199, nota 2). Es tanto mas exagerado en este caso, cuanto que se refiere a los pequeños poblados otomies.

y pelearnos con ellos y ellos con nosotros, todo el hasta una hora antes de puesto el sol, que se retrajeron, en que media docena de tiros de fuego, con cinco o seis escopetas, cuarta ballesteros y con los trece de caballo que me quedaron, les hice mucho daño sin recibir de ellos ninguno, más del trabajo, cansan de pelear y el hambre. Bien pareció que Dios fue el que por nosotros peleó, pues entre tanta multitud de gente tan animosa y diestra pelear y con tantos géneros de armas para ofendernos, salimos tan libres.

30. El mismo Cortes ha dicho que las armas del enemigo eran la macana y la rodela, en tanto que los españoles contaban con el arcabuz, la ballesta, la espada, el caballo, la lanza, la escopeta, los tiros de artilleria y los perros de presa, ademas del escudo y de las armaduras de acero.

Aquella noche me hice fuerte en una torrecilla de sus ídolos, que estaba en un cerrito,

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31. ¿Tecoaccinco? En el Lienzo de Tlaxcala la estampa Nº 3 muestra una escena en Tecoaccinco, a donde cuatro señores tlaxcaltecas salen a recibir de paz a Cortes y le hacen obsequios. Alli se ve a marina, la “lengua”.

y luego, siendo de día, dejé en el real dosciento s hombres y toda la artillería. Y por ser yo el que acometía salí a ellos con los de caballos y cien peones y cuatrocientos indios de los que traje de Cempoal y trescientos de Iztamestitan.

32. Bernal Diaz del Castillo, ob. Cit., T. I., Cap. LXII, p. 177 dice: (que antes de entrar a territorio de Tlaxcala) “llevabamos en nuestra compañía muchos amigos, ansi de Cempoal, como los de Cocotlan y de otros pueblos por donde habiamos pasado”. Dudoso es que hayan peleado los de Cempoala si, como Cortes dice, eran amigos de los tlaxcaltecas. Tampoco pelearian los de Zocotlan, Zauctla e Iztacmastitlan, amigos de los mexica. Pero como adelante se vera, los tlaxcaltecas no pelearon con Cortes, ni hubo las batallas campales que aquí describe.

Y antes que hubiese lugar de juntarse, les quemé cinco o seis lugares pequeños de hasta cien vecinos y traje cerca de cuatrocientas personas, entre hombres y mujeres, presos y me cogí al real peleando con ellos sin que daño ninguno me hiciesen.

33. Estas batallas no eran sino salidas que hacian los españoles contra la gente pacifica de aquellos pueblos de otomies para obtener viveres: saqueaban y quemaban.

Lorenzana, ob. Cit., pags. Preliminares IX-X, del viaje de Hernan Cortes dice a este respecto: “en la circunferencia de este pueblo (que el llama Tzompantzinco), a distancia de media legua en partes, y en partes poco mas o menos, estan los vestigios o señales de los pueblos que qiemo Cortes en los quince dias que estuvo en aquel lugar, de cuyos nombres hay aun memoria por los sitios o parajes en que se conservan algunas ruinas”. Menciona en seguida los nombres de Otoncatepetl, Atzacualco, Taltempan, Coatepetl, Cuautepetl, Atetecaxetl y Tototunapan; todos estos pueblecitos estaban ocupados por otomies. En cuanto a los prisioneros no podian traer tantos, ya que ni ellos mismos tenian que comer.

Ademas, si les quemaron 5 o 6 lugares de hasta 100 vecinos ¿Cómo pudo traer 400 presos entre hombres, mujeres y niños tomandoles de pueblo en pueblo y al mismo tiempo venir peleando con los hombres restantes? ¿Tomo los presos de un solo pueblo, es decir, de casi todo el pueblo, o los iria juntando de los cinco o seis? Vease como lo que esta narrando no es factible.

Otro día en amaneciendo, dan sobre nuestro real más de ciento cuarenta y nueve mil hombres que cubrían toda la tierra, tan determinadamente, que algunos de ellos entraron dentro de él y anduvieron a cuchilladas con los españoles y salimos a ellos y quiso Nuestro Señor en tal manera ayudarnos, que en obra de cuatro horas habíamos hecho lugar paz que en nuestro real no nos ofendiesen puesto que todavía hacían algunas arremetidas. Y así estuvimos peleando hasta que fue tarde, que se retrajeron.

34. Esta seria la primera batalla campal y la primera victoria sobre los tlaxcaltecas. Como se vera despues, ni podia ser contra tal numero de indigenas porque no se trataba de grandes ciudades sino de pequeñas rancherias, ni hubo tal batalla con tlaxcaltecas.

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Otro día torné a salir por otra parte antes que fuese de día, sin ser sentido de ellos, con los de caballo, cien peones y los indios mis amigos y les quemé más de diez pueblos, en que hubo pueblo de ellos de más de tres mil casas y allí pelearon conmigo los del pueblo,

35. Imposible quemarlas en las primeras horas de la mañana mas de 10 pueblos de 3000 casas, o mas, cada uno, es decir, de 15000 a 20000 habitantes por lo menos en cada pueblo.

El pueblo a que se refiere Cortes seria Tecoac, al que pertenecerian aquellas rancherias y de cuyo nombre derivaba el de aquel cerrito “Tecoaccinco”, donde los españoles tenian su “real”. Bernal Diaz, ob. Cit., T. I., Cap. LXIII, p. 184, llama al lugar Tehuacingo o Tehuacacingo y Loranzana, Tzompancingo, al pueblecito (que despues se llamo San Salvador Tzompancinco o de los Comales) y al cerro, Tzompachtepetl (ob. Cit., pp. VIII y IX, preliminares). Parece ser que Lorenzana aplico equivocadamente a este lugar el nombre del pueblo a que despues se refiere Cortes. Según Bernal Diaz del Castillo la batalla se daria el 2 de septiembre de 1519; como se dira despues no hubo tal batalla.

que otra gente no debía de estar allí.

36. El mismo Cortes se desmiente, pues estas frases indican que en aquel pueblo no habia ejercito traxcalteca y que sus habitantes estaban desprevenidos y no en pie de guerra.

Y como traíamos la bandera de la cruz y pugnábamos por nuestra fe y por servicio de vuestra sacra majestad en su muy real ventura, nos dio Dios tanta victoria que les matamos mucha gente, sin que los nuestros recibiesen daño. Y poco más de mediodía, ya que la fuerza de la gente se juntaba de todas partes, estábamos en nuestro real con la victoria habida.

37. Bernal Diaz del Castillo señala el 5 de septiembre para esta batalla que, según el, se daria contra las tropas tlaxcaltecas de Xicotencatl, la cual terminaria indecisa, por la retirada de ambas partes. Pero se ve que era gente de aquellos ranchos. Las palabras de Cortes indican que estaban muy lejos de entender la doctrina de la cruz, puesto que con ella entraba a saco incendiando rancherias pacificas, al menos que este mintiendo a Carlos V. Según el, esta seria la segunda batalla campal y su respectiva victoria. Batalla que no existio.

Otro día siguiente vinieron mensajeros de los señores diciendo que ellos querían ser vasallos de vuestra alteza y mis amigos y que me rogaban les perdonase el yerro pasado.

38. En Lorenzana: “…pasado. E trajeronme de comer y ciertas cosas de plumajes, que ellos usan y tienen en estima. E yo…”

Yo les respondí que ellos habían hecho mal, pero que yo era contento de ser su amigo y perdonarles lo que habían hecho.

39. Si Cortes se refiere a señores tlaxcaltecas que hayan ido a verlo, hay que advertir que en aquellos pueblecitos no habia tales señores. Tampoco hubo tal hecho con otomies como adelante se vera. Lo que

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pudo suceder es que, siguiendo la vieja e inmultable costumbre indigena les trajeron de comer, como dice la copia del Arzobispo Lorenzana. Y Cortes, “tomando el rabano por las hojas”, creyera que aquel acto de hospitalidad era de sumision.

Otro día siguiente vinieron hasta cincuenta indios que, según pareció, eran hombres de quien se hacía caso entre ellos, diciendo que nos venían a traer de comer y comienzan a mirar las entradas y salidas del real y algunas chozuelas donde estábamos a posentados. Y los de Cempoal vinieron a mi y dijéronme que mirase que aquellos eran malos y que venían a espiar y mirar cómo nos podrían dañar y que tuviese por cierto que no venían a otra cosa.

40. Es contradictorio el hecho de que los cempoaltecas hayan estado hablandole a Cortes tan mal de los Tlaxcaltecas si eran tan amigos de ellos, y de queines le habian hecho antes muy grandes alabanzas.

Yo hice tomar uno de ellos disimuladamente, que los otros no lo vieron y me aparté con él y con las lenguas y le amedrenté para que me dijese la verdad, el cual confesó que Sintengal, que es el capitán general de esta provincia, estaba detrás de unos cerros que estaban fronteros del real, con mucha cantidad de gente para dar aquella noche sobre nosotros, porque decían que ya se habían probado de día con nosotros, que no les aprovechaba nada y que querían probar de noche porque los suyos no temiesen los caballos ni los tiros ni las espadas y que los habían enviado a ellos para que viesen nuestro real y laso: partes por donde nos podían entrar y cómo nos podrían quemar aquellas chozas de paja. Luego hice tomar otro de los dichos indios y le pregunté asimismo y confesó lo que el otro por las mismas palabras. Y de éstos tomé cinco o seis, que todos confirmaron en sus dichos. Y visto, los mandé tomar a todos cincuenta y cortarles las manos y los envié que dijesen a su señor que de noche y de día y cada cuando él viniese, verían quién éramos.

41. Quiza por encubrir sus comunes actos de crueldad, ni Bernal Diaz del Castillo, ni Andres de Tapia hacen mencion de tales cincuenta espias, ni de su mensaje, ni del castigo que en ellos hizo Cortes cortandoles las manos. Gomara y Cervantes de Salazar si lo mencionan; siguen en esto la narracion de Cortes; el ultimo describe los hechos con mayores de edad y aun presenta diferente version, que otros conquistadores daban por cierta según el se informo (Ob. Cit., T. I., lib. III, Cap. 31, p. 265). Dice asi: “Cortes mando luego prender a uno, y, por las lenguas que dije, con escribano le hizo preguntas, y, aunque desvariaba en algo, siempre nego, y tanto que, apretandole los compañones, sufrio el dolor, hasta qe se los deshicieron, sin confesar cosa. Cuando esto se hacia, ya estaban presos los demas; y cerca del aposento donde este fue atormentado, oyeron los gritos: aunque no supieron lo que habia dicho, determinaron, por no padecer lo mismo, de decir la verdad si se lapreguntasen; y asi, poniendo al atormentado en verdad si se la preguntasen; y asi, poniendo al atormentado en otra parte, mando llamar Cortes a tres o cuatro dellos, y dijoles: que ya el otro habia dicho la verdad; que tambien la dijesen ellos, si no querian morir a tormentos: ellos, asi por el miedo, como porque creyeron que eran descubiertos, confesaron ser espias, diciendo todo lo demas que antes dije: castigolos como esta dicho”. Po lo antes dicho, no eran tales espias tlaxcaltecas; como se vera adelante, Cortes hacia uso de actos de crueldad como medio para infundir terror. Tampoco pudieron ser espias otomies, pues no tenia caso espiar a quienes todos ser espias atomies, pues no tenia caso espiar a quienes todos los dias entraban a saquear y

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quemas sus rancherias; cabe pensar que a estos cincuenta hombres se redujeron los 400 prisioneros que dice Cortes qu cogio antes y con ellos ejecuto el acto de terror tal como lo describe el clerigo Cervantes de Salazar. Una y otra forma de las anotadas eran usadas en las ilas por los españoles contra los nativos (Las Casas, “Breve Relacion de la estruccion de las Indias Occidentales”, Mexico, 1957, cap. “de la Isla Española” Nº 7 p. 54).

E yo fice fortalecer mi real a lo mejor que pude y poner la gente en las estancias que me pareció que convenían y así estuve sobre aviso, hasta que se puso el sol y ya que anochecía comenzó a bajar la ge te de los contrarios por dos valles y ellos pensaban que venían secretos para cercarnos y ponerse más cerca de nosotros para ejecutar propósito y como yo estaba tan avisado, los vi y me pareció que dejarlos llegar al real, que sería mucho daño, porque de noche como viesen lo que de mi parte se les hiciese, llegarían más sin temor y esta bien porque los españoles no viéndolos, algunos tendrían alguna flaqueza en el pelear y temí que me pusieran fuego, lo cual si acaeciera fuera tanto daño que ninguno de nosotros escapara y determiné de salirles al encuentro con toda la gente de caballo para espanta o desbaratar en manera que ellos no llegasen y así fue que, como n sintieron que íbamos con los caballos a dar sobre ellos sin ningún tener ni grita se metieron por los maizales, de que toda la tierra taba casi llena y aliviaron algunos de los mantenimientos que traían para estar sobre nosotros, si de aquella vez del todo nos pudiesen arrancar y así se fueron por aquella noche y quedamos seguros.

42. Bernal Diaz del Castillo, ob. Cit., T. L. Cap. LXGI, p. 191, que como se dijo antes, no hace mencion de los 50 espias, explica de otra manera como supieron que las tropas de Xicotencatl venian aquella noche acercandose al real, “…que por muy secretamente que ellos venian, nos hallaron muy aprecebidos; porque como sintieorn su gran ruido que traian, a matacaballo vinieron nuestros corredores del campo y las espias a dar alarma, y como estabamos tan acostumbrados a dormir calzados y las armas vestidas y los caballos ensillados y enfrenados, y todo genero de armas muy a punto, les resistimos con las escopetas y ballestas y a estocadas”. Andres de Tapia, ob. Cit., p. 63, no menciona ningun hecho saliente de guerra que hayan tenido mientras estuvieron en aquel lugar. Dice asi: “Estuvimos en este cerro diez y ocho dias, e teniase en el pelear esta orden. Los indios venian ordinariamente a pelear con nostros unas veces por la mañana, e otras algo mas tarde, e otras veces a puesta del sol; e como probasen esto los tres dias primeros, acordaron de para saber el daño que hacien en nosotros, venir a hablar al marques a dijeronle que les pesaba mucho de que en aquella tierra se le hiciese enojo y que era no por voluntad de ellos sin que aquella gente que con nosotros peleaba era de otra nacion, e que moraban tras de unas sierras que nos señalabanm e que ellos le dicien que no lo hiciesen, e que no querian hacer menos; e desta manera ordinariamente venian e traian algunas tortillas de pan e algunas gallinas, e cerezas, e luego preguntaban: “¿Qué daño han hecho estos bellacos en vosotros?” El marques les dicie que se lo agradecie, e que no era ninguno el daño que en nosotros hacien, e que le pesaba mucho del que ellos recibien; e con tanto se volvien, e los viamos entrar entre la gente de guerra que con nosotros peleaba; por manera que ellos probaron su fortuna en todas las horas del dia, e viendo que no les aprevechaba cosa alguna, dieron en nuestro real ciertas otras veces de noche, e iban algo aflojando en nos acometer; e el marques, viendo que aflojaban, los iba a buscar por una e por otra parte del real, facia donde de noche viemos que habie humos e podria haber poblacion, e siempre hallabamos pueblos e gente en ellos con quien pelear, e ellos vienen a

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nos buscar, aunque no tantas veces”,. Esta tan contradictoria manera de reltar el mismo hecho, hace dudosa su existencia.

Y después de estar algo descansados, salí una noche después de rondada la guarda de la prima, con cien peones, con los indios nuestros amigos y con los de caballo. Y a una legua del real se me cayeron cinco de los caballos y yeguas que llevaba, que en ninguna manera los pude pasar adelante y los hice volver. Y aunque todos los de mi compañía decían que me tornase porque era mala señal, todavía seguí mi camino considerando que Dios es sobre natura y antes que amaneciese di sobre dos pueblos, en que maté mucha gente y no quise quemar las casas por no ser sentido con los fuegos de las otras poblaciones que estaban muy juntas. Y ya que amanecía di en otro pueblo tan grande, que se ha hallado en él, por visitación que yo hice hacer, más de veinte mil casas;

43. Bernal Diaz del Castillo le llama Zunpancingo y Zinpanzingo (Cs. LXVIII y LXIX, pp. 196 y 198); Andres de Tapia Zinpanzingo (Relacion citada, Mexico 1939, p. 65); Muñoz Camargo, Tzompanzingo y Chimalpahin, Tzompantzinco.

De ser ciertas las palabras de Cortes, aquel pueblo, de segunda o tercera categoria, sujeto a alguno de los cuatro señorios de Tlaxcala, seria de unos 120.000 habitantes, calculando muy moderadamente seis personas por cada familia y un pueblo de semejante importancia no podia permanecer desprevenido en aquellos dias de combates, si es que en verdad los habia.

Y como los tomé de sobresalto, salían desarmados y las mujeres y niños desnudos por las calles y comencé a hacerles algún daño y viendo que no tenían resistencia

44. Se confirma que Cortes era el atacante y caia por sorpresa sobre pueblos indefensos y pequeños.

vinieron a mí ciertos principales del dicho pueblo a rogarme que no les hiciésemos más mal porque ellos querían ser vasallos de vuestra alteza y mis amigos y que bien veían que ellos tenían la culpa en no haberme querido servir, pero que de allí en adelante yo verla como ellos harían lo que yo en nombre de vuestra majestad les mandase y que serían muy verdaderos vasallos suyos. Y luego vinieron conmigo más de cuatro mil de ellos de paz y me sacaron fuera a una fuente, muy bien de comer;

45. No podian los de aquel pueblo darse por vasallos del rey de España porque, primeramente, eran sujetos de alguno de los cuatro señorios de Tlaxcala; en segundo, no estaban aun enterados de quien era esa majestad en cuyo nombre peleaba Cortes y tercero, si lo que tenian los españoles era hambre, por eso les llevaron que comer, y por cierto, no serian 4.000 personas quienes les trajeron la comida.

Esta seria la llamada tercera victoria sobre los tlaxcaltecas, que bien podria llmarse el segundo asalto nocturno de aquella mala gente, a poblados pacificos.

y así los dejé pacíficos y volví a nuestro real donde hallé la gente que en él había dejado harto atemorizada creyendo que se me hubiera ofrecido algún peligro, por lo que la noche antes habían visto en volver los caballos y yeguas.

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Después de sabida la victoria que Dios nos había querido dar y cómo dejaba aquellos pueblos de paz, hubieron mucho placer, porque certifico a vuestra majestad que no había tal de nosotros que no tuviese mucho temor por vernos tan dentro en la tierra y entre tanta y tal gente y tan sin esperanzas de socorro de ninguna parte, de tal manera que ya a mis oídos oía decir por los corrillos y casi público, que había sido Pedro Carbonero que los había metido donde nunca podrían salir y aún más oí decir en una choza de ciertos compañeros estando donde ellos no me veían, que si yo era loco y me metía donde nunca podría salir, que no lo fuesen ellos, sino que se volviesen a la mar y que si yo quisiese volver con ellos, bien y si no, que me dejasen. Muchas veces fui de esto por muchas veces requerido y yo los animaba diciéndoles que mirasen que eran vasallos de vuestra alteza Y que jamás en los españoles en ninguna parte hubo falta y que estábamos en disposición de ganar para vuestra majestad los mayores reinos y señoríos que había en el mundo y que demás de hacer lo que como cristianos éramos obligados, en pugnar contra los enemigos de nuestra fe y por ello en el otro mundo ganábamos la gloria y en éste conseguíamos el mayor prez y honra que hasta nuestros tiempos ninguna generación gano.

46. Cortes escribe esto al catolico monarca Carlos V todavia con el lenguaje de los cruzados medievales, de la religion mas intolerante entendida: matar a quien no cree en lo que uno mismo cree, y matar en nombre del amor cristiano, como pretexto para aumentar el poder y el dominio- propio, a pueblos que de ninguna manera fueron enemigos de ninguna religion, menos aun de aquella de cuya existencia ni tenian noticia.

Y que mirasen que teníamos a Dios de nuestra parte y que a él ninguna cosa le es imposible y que lo viesen por las victorias que habíamos habido, donde tanta gente de los enemigos habían muerto y de los nuestros ningunos; y les dije otras cosas que me pareció decirles de esta calidad, que con ellas y con el real favor de vuestra alteza cobraron mucho ánimo y los atraje a mi propósito y a hacer lo que yo deseaba, que era dar fin a mi demanda comenzada.

Otro día siguiente, a hora de las diez, vino a mí Sicutengal, el capitán general de esta provincia, con hasta cincuenta personas principales de ella y me rogó de su parte y de la de Magiscasin, que es la más principal persona de toda la provincia

47. Noera Maxixcatzin el mas importante de los cuatro señores de Tlaxcala, sobre todo en asuntos de guerra o paz, sino Xicotencatl el viejo, a quien en varias cronicas indigenas (Codice Chimalpopoca, p. 63; Chimalpahin, p. 185), le llaman el rey de Tlaxcalla. Ya hemos visto que Tlaxcalla no era ni reino, ni republica, era la confederacion de cuatro señorios teochichimecas, cuyas cabezzas tenian igual categoria.

y de otros muchos seño res de ella, que yo les quisiese admitir al real servicio de vuestra alteza y a mi amistad y les perdonase los yerros pasados, porque ello no nos conocían ni sabían quién éramos y que ya habían probado todas sus fuerzas, así de día como de noche, para excusarse a ser súbditos ni sujetos a nadie, porque en ningún tiempo esta provincia lo había sido ni tenían ni habían tenido cierto señor;

48. Bernal Diaz del Castillo, (ob. Cit. Cap. LXVII) dice que este Xicotencatl se opuso tenazmente a las paces y alianzas que el Senado de Tlaxallan resolvio hacer con los españoles cuando discutio la embajada que Cortes envio desde Zautlan con dos mensajeros.

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Si asi fue, y si como dice Cortes, peleo tenazmente contra los españoles, no habiendo sido derrotado por estos, es poco creible que precisamente a el, hibiese escogido el Senado para ir en su propio nombre y en el del Senado a ofrecerse y a rogar que se les admitiese de subditos de Su Majestad el rey de España, como si ya estuviesen enterados de quien era ese Señor, yu a pedir que Cortes los perdonara del yerro de haberse defendido. En un guerrero tan valiente como Xicotencatl, semejante humillacion y vileza es inaceptable. Veremos adelante que todos estos relatos son urdidos por Cortes para sus propios fines.

antes habían venido exentos y por sí, de inmemorial tiempo acá y que siempre se habían defendido contra el gran poder de Mutezuma y de su padre y abuelos, que toda la tierra tenían sojuzgada y a ellos jamás habían podido traer a sujeción, teniéndolos como los tenían cercados por todas partes sin tener lugar para por ninguna de su tierra poder salir que no comían sal porque no la había en su tierra ni se la dejaban salir a comprar a otras partes, ni vestían ropas de algodón porque su tierra por la frialdad no se criaba y otras muchas cosas de que carecían por estar así encerrados.

Y que todo lo sufrían y habían por bueno por ser exentos y no sujetos a nadie y que conmigo que quisieran hacer lo mismo y para ello; como ya decían, habían probado sus fuerzas y que veían claro que ni ellas ni las mañas que habían podido tener les aprovechaban, que querían antes ser vasallos de vuestra alteza que no morir y ser destruida: sus casas y mujeres e hijos.

49. Nada de lo que aquí dice Cortes a Carlos V es verdad: Ni Tlaxcala estaba cercada, ni jamas la Confederacion Tenochtitlan Tezcoco-Tlacopan habia hecho guerra de conquista con ella como ya se dijo, ni Xicotencatl habia peleado contra Cortes, ni hubo tal embajada, como luego se probara.

Yo les satisfice diciendo que conociesen cómo ellos tenían la culpa del daño que habían recibido y que yo me venía a su tierra creyendo que venía a tierra de mis amigos, porque los de Cempoal así me lo habían certificado que lo eran y querían ser y que yo les había enviado mis mensajeros delante para hacerles saber como venia y la voluntad que de su amistad traía y que sin responderme, viniendo yo seguro, me habían salido a saltear en el camino y me habían matado dos caballos y herido otros. Y demás de esto, después de haber peleado conmigo, me enviaron sus mensajeros diciendo que aquello que se había hecho había sido sin ser licencia y consentimiento y que ciertas comunidades se habían movido a ello sin darles parte; pero que ellos se lo habían reprendido y que querían mi amistad.

Y yo creyendo ser así les había dicho que me placía y me vendría otro día seguramente en sus casas como en casas de amigos y que así mismo me habían salido al camino y peleado conmigo todo el día hasta que la noche sobrevino, no obstante que para mí habían sido requeridos con la paz. Y trájeles a la memoria todo lo demás que contra mí habían hecho y otras muchas cosas que por no dar a vuestra alteza importunidad dejo. Finalmente, que ellos quedaron y se ofrecieron por súbditos y vasallos de vuestra majestad y para su real servicio, ofrecieron sus personas y haciendas y así lo hicieron y han hecho hasta hoy y creo lo harán siempre por lo que adelante vuestra majestad verá.

50. Por lo antes dicho se ve que esto que escribe Cortes es inexacto.

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Y así estuve sin salir de aquel aposento y real que allí tenía seis o siete días, porque no me osaba fiar de ellos puesto que me rogaban que me viniese a una ciudad grande que tenían donde todos los señores de su provincia residían y residen, hasta tanto que todos los señores me vinieron a rogar que me fuese a la ciudad, porque allí sería mejor recibido y provisto de las cosas necesarias, que no en el campo y porque ellos tenían vergüenza en que yo estuviese tan mal aposentado, pues me tenían por su amigo y ellos y yo éramos vasallos de vuestra alteza.

51. Contrariamente a estas versiones de Cortes y de Bernal Diaz del Castillo en que se dice que despues de los dos primeros encuentros con los otomies, vino una embajada insincera de jefes tlaxcaltecas a ofrecerle paz y amistad, y despues estos lo combatieron tres veces guiados por su Capitan General Xicotencatl el joven, y hasta que vieron (despues de tres intentos) que era imposible vencer a los españoles, decidieron los cuatro señores ofrecerle de verdad la paz, hay un buen numero de testimonios que no hacen mencion alguna de combates entre españoles y tlaxcaltecas, sino de que mientras los españoles atacaban a los otomies de Tecoac (que se defendian) y saqueaban sus casas, los señores tlaxcaltecas decidieron recibirlos desde luego de paz y mandaron decir a los otomies de Tecoac (que se defendian) y saqueaban sus casas, los señores tlaxcaltecas decidieron recibirlos desde luego de paz y mandaron decir a los otomies que no se les opusieran. En efecto, Muñoz Camargo, ob. Cit. lib. II, Cap. III, p. 185, despues de referirse a los embajadores cempoaltecas que Cortes envio al Senado de Tlaxcala (v. nota 21), a la junta que tuvieron los señores inmediatamente despues, a la discusion que siguio y a la resolucion final de recibir de paz a Cortes, dice lo siguiente: “…y como Cortes no hacia sino marchar, llego a los confines y terminos de esta provincia con su gente, buena y catolica compañía, donde fue con algazara, escaramuzas y gran aspereza de guerra, donde mataron un español y dos caballos, como atrás dejamos declarado, por los indios otomies de Texohuatzinco (Tecohuatzinco), guardarraya y fronteros que guardaban aquella frontera; mas sabido de los tlaxcaltecas, les fueron mandados y enviados los mensajeros, que fueron: Coztomatl. Zhinpanecatl para que no los enojasen e que los dejasen pasar por donde quisiesen; y ansi fue que habiendo estado algunos dias en este pueblo de Tecohuatzinco, se movieron de alli y se vinieron a Tlaxcala, donde el gran señor Xicotencatl recibio a Cortes de paz y a sus compañeros… El primer recibimiento se les hizo en Tzompanzingo (sic), lugar muy principal de Tlaxcala, y alli fue recibido (Cortes) de los principales en aquel pueblo: de alli fue recibido (Cortes) de los principales en aquel pueblo: de alli pasaron los nuestros a otro lugar muy grande que llamaban Atliquitlan, de aquí salieron otros Tecuhtlis y Pyles señores y nobles de muy gran valor y estima, donde salio Pittecuhtli acompañado de gran mucheumbre de gente, y de este lugar bajaron a Tizatlan, que es el lugar de la Cabecera de Xicotencatl: aquí en este lugar y casas de Xicotencatl, por ser muy viejo, no salio de su casa mas que hasta un patio donde habia unas gradas de poca bajada: aquí estuvieron todos los demas señores de las cabeceras que eran Maxixcatzin, Citlalpopocatzin, Tlehuexolotzin y demas señores al respecto,…”

Fr. Bernandino de Sahagun, 1ª version castellana, ed. Cit. Cap. X, p. 42, que trnsmite la voz de los mexicanos, sin referirse a embajada alguna enviada por Cortes a Tlaxcala, dice:”…De que los españoles partieron de la ribera de la mar para entrar la tierra dentro, tomaron un indio principal que llamaban Tlacochcalcatl para que los mostrase el camino; …en llegando los españoles a la provincia de Tecoac que

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es tierra de Tlaxcala: alli estaban poblados los otomies y gente de guerra que guardaba la frontera o terminos de los tlaxcaltecas. Estos salieron de guerra contra los españoles, quienes comenzaron a pelear con ellos, y los de a caballo alancearon muchos, de manera que desbarataron a todo aquel ejercito que venia, y huyeron los que quedaron. Los españoles tomaron el pueblo y robaron lo que hallaron, y asi destruyeron aquellos pueblos”.

El mismo, loc. Cit., p. 43, dice: “Como los de Tlaxcala oyeron lo que habia acontecido a sus soldados y otomies, espantaronse y comenzaron a temer: luego se juntaron a consejo, y confirieron todos sobre el negocio para ver si saldrian de guerra contra los españoles o si se darian de paz,… y asi acordaron los señores de Tlaxcala de recibirlos de paz y tomarlos por amigos. Salieron luego los señores y principales con gran multitud de tememes cargados de comida de todas maneras. Llegando a ellos saludaron de paz a D. Fernando Cortes, y el los pregunto diciendo ¿de donde sois vosotros? Ellos dijeron, somos de la ciudad de Tlaxcala y venimos a recibiros porque nos holgamos de vuestra venida: habeis llegado a nuestra tierra, seis muy bien venidos, es vuestra casa y vuestra tierra donde estais, que se llama Quauhtexcalla…”

Continua en el Cap. XI, asi “Los señores y principales de Tlaxcala metieron en su ciudad a los españoles, recibiendolos de paz: llevaronlos luego derecho a las casas reales: alli los aposentaron y los hicieron muy bien tratamiento administrandoles las cosas necesarias con gran diligencia…”

El codice ramirez, ob. Cit., 1ª parte, p. 84., sin referirse antes a embajada alguna enviada por Cortes a Tlaxcala, dice: “…venian los españoles todos a punto de guerra; venialos guiando un mexicano, el cual los llevo a terminos del Tlaxcalan, donde estaba alli, para guarda del Rey(no) de Tlascala. Eran estos tan esforzados y tan animosos, que antes se dejaban hacerse pedazos que rendirse ni volver atrás. Y asi la guia metio por alli a los españoles para que aquellos otomies los destruyesen y acabasen, y asi, en viendo a los españoles se pusieron en arma contra ellos, y como ignorantes de la ligereza y velocidad de los caballeros (sic) y la fuerza de la artilleria y diversas armas entre ellos, que comenzaron a hacer gran matanza en los pobres soldados de Tlaxcala,… y asi quedaron alli todos muertos. Dentro de dos horas fue la nueva a los de Tlaxcala, y viendo que en quien confiaban y toda la fuerza de su reino habia muerto de aquella manera, temieron grandemente, y asi determinaron de hacer amistades con los españoles y recebirlos de paz, y asi el dia siguiente, yendo el capitan Fernando Cortes con todo su ejercito, habia la gran ciudad de Tlaxcala, le salieron al encuentro todos los principales muy bien atavidos, de paz, sin ninguna señal de guerra, y recibieronle con grande fiesta y solemnidad, ofrecioendole grandes dones y presentes, pidiendole su amistad. El Capitan Don Hernando Cortes los recibio muy benignamente, mostrandoseles muy amigo, ofrecioendoles el tambien su amistad de todo su ejercito, y con esta consideracion y contento fueronse todos juntos a la ciudad de Tlaxcala, donde fueron muy regalados y bien tratados”. Dn. Fernando Alvarado Tezozomoc, hijo de Dn. Diego Huanitzin, señor de Ehecatepec, en su “Cronica Mexicana”, Mexico, 1878, Cap. CX, p. 701, sin mencionar antes embajada alguna, dice: “Llegados (los españoles) a Tecoac, vino mensajero para que les hiciesen buen hospedaje a los dioses con muchos bastimentos: azoraronse los otomies de Tecoac, y dijeron: ¿por dicha somos sus vallasos de estos que vienen? ¿ganaronnos en justa guerra? Ea, chichimecas, a las armas contra ellos:… (los españoles) tocaron al arma y dan con ellos una rociada de pelotas y luego tiros de campo, que en una hora no hubo que hacer, y quedo el campo cubierto de cuerpos muertos. Otros dia (que hizo noche alli el ejercito

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cristiano) de mañana asomo una gran cuadrilla de gente, que venian de paz: pregunto Marina que de donde eran: dijeron: somos principales de Tlascala: preguntoles que si eran todos unos con los mexicanos: dijeron que no, que antes eran enemigos capitales de ellos: dijeronles como salieron de guerra aquellos muertos. Respondieron y dijeron: su merecido tienen, que como otomies mal domados, entendiendo que eran mexicanos acometieron al señor: dijeron: pues que asi es, vamos, señoresm a nuestra tierra de Tlaxcala a donde sereis bien recibidos de todos los principales de la ciudad y descansareis. Habiendo visto esto del Capitan Don Fernando Cortes, tomaron el camino para alla, llevando siempre los principales que les vinieron a recibir,… y asi llegaron a Tlacalan, a donde fueron muy bien recibiros y servidos muy bien…” España E islas de Tierra Firme”, Mexico, 1880, T. II, Cap. LXXII, p. 24, narra asi el encuentro de los españoles con los otomies de Tecoac:”Este dia llego el Marques a Tecoac, un pueblo junto a Tlaxcallan o de su jurisdiccion, y antes que entrase en el vinieron los mensajeros a dar aviso de cómo los dioses venian a hacer alli noche; que los saliesen a recibir y que les aparejasen lo necesario. El Señor de Tecoac, que se decia Tocpacxocchiuh, oido el mensaje y la relacion de lo que les habian de dar y el modo que se tenia en recibillos y mantenellos… levantose de su asiento con grande ira y enojo y dijo: ¿somos aquí vasallos de los dioses que vienen, ni de Montezuma, que nos han de mandar aquí como a sus criados?; no quiero, ni es mi voluntad de recibillos en mi ciudad, ni de dalles cosa ninguna;…” Narra en seguida todas las peripecias de los combates con los otomies, y el cerco que estos le pusieron a Cortes en donde se aposentaba, que era un teocalli sobre un cerrillo, durante diez o quince dias, hasta que viendo la benignidad de Cortes los otomies levantaron el cerco y se dieron de paz. Luego prosigue: “todo lo cual que he referido lo oi contar a un conquistador de los que en esto se hallaron (Fr. Francisco de Aguilar); pero esta historia (la que consulta Duran) dice lo contrario, que entraron por fuerza de armas y mataron gran multitud de indios; y no contradice lo uno a lo otro, pues esta claro que en los dias que duro el cerco matarian gran suma de indios con los bersos y arcabuces, pues cada dia tenian combate…” En el Cap. LXXIII, p. 28, agrega: “Allanado Tecoac y sujetos ya a servicio del rey y del Marques y habiendoles hecho jurar que no volverian a revelarse contra ellos, dice la historia que llevo consigo preso el Marques al Señor de aquella ciudad que, como dije, se llamaba Tocpacxocchiuh, y saliendo de ella se vino a los terminos de Tlaxcala, acercandose a quella provincia, y llego a un pueblo que se llama Tzopachtzinco, y llegado alli los tlaxcaltecas, viendo que ya se llegaban a su ciudad los dioses, hicieron junta de todos los señores de su comarca y provincia: que es asaz grande y de mucha gente, la cual regian cuatro señores, divididos en cuatro parcialidades; los cuales haciendo esta junta general, propuso uno de los Señores una larga platica…” En ella decia el señor tlaxcalteca que vista la gran cantidad de los de Tecoac que habian muerto por querer defenderles la entrada a los españoles, lo mejor que ellos podian hacer era “recibirllos de paz y metellos en nuestra ciudad y dalles lo que hubiere menester, asi de comida como de todo lo demas”.

“Todos aceptaron aquel parecer… y tomando consigo muchos de sus principales se fueron con los mejores presentes que pudieron y fueronse a donde el Marques estaba y venidos ante el le hicieron mucha reverencia y ofreciendole los presentes y dandole muchas rosas, y sartas de ellas que le echaron al cuello, le saludaron e hicieron una larga platica, la cual declaro Marina al Marques, la cual solo contenia el ofrecerse con sus personas y bienes a su servicio y principalmente al de su majestad…”

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Fr. Toribio de Benavente (Motolinia) en su “Historia de los Indios de Nueva España”, Mexico, 1941, Tratando Primero, p. 16 refiriendose a Cortes, despues de inutilizar las naves y sin mencionar embajada alguna de el dice: y metiose la tierra adentro; y andadas cuarenta leguas entro en la tierra de Tlaxcallan, que es una de las mayores provincias de la tierra, y mas llena de gente; y entrando por lo poblado de ella, aposentose en unos templos del demonio en un lugarejo que se llamaba Tecouatzinco; los españoles lo llamaron la Torrecilla, porque esta en un alto, y estando alli tuvo quince dias de guerra con los indios que estaban a la redonda, que se llaman otomies, que son gente baja como labradores. De estos se ayuntaba gran numero, porque aquello es muy poblado… y como los españoles peleasen valientemente con aquellos otomies, sabiendo en Tlaxcallan salieron los señores y principales, y tomaron gran amistad con los españoles, y llevaronlos a Tlaxcallan, y dieronles grandes presentes y mantenimientos en abundancia, mostrandoles mucho amor…”

Fr. Geronimo de Mendieta, “Historia Eclesiastica Indiana”, Mexico, 1945, Cap. 1, p. 11, dice, hablando de las facilidades que tuvo Cortes para conquistar a Mexico: “Y entrando la tierra adentro la fue poco a poco poniendo en sujecion… y parte compeliendo a otros por fuerza de armas, ayudandose principalmente para esto de la amistad de los señores de la poderosa provincia de Tlaxcala…” (se refiere a la matanza de Cholula).

Chimalpahin Quauhtlehuanitzin, Domingo Francisco de San Anton Muñon, en “Annales”, 7ª. Relacion, traduccion del original en lengua nahuatl al frances por Remi Simeon, Paris, 1889, p. a la Nueva España; tenian por capitan general a Fernando Cortes que aun no era Marques. Desde que llegaron se situaron en Tzompantzinco y en Tecoac; se mato un muy gran numero de simples individuos tlaxcaltecas; y los otros se atemorizaron inmediatamente y ya no combatieron a los españoles; los jefes tlaxcaltecas los recibieron pacificamente dentro de su ciudad; …dichos jefes acogieron a los españoles en Tlaxcallan sin combatirlos…”

Ixtlilxochitl, 13 Relacion, ob. Cit. p. 240, dice, refiriendose a la marcha de Cortes a Mexico: (Cortes se animo a venir a ver a Motecuhzoma) “especialmente cuando supieron por el Señor de Sempoala como habia bandos en esta tierra;… y de aquí vinieron a Quiahuiztlan y otras partes hasta ponerse en Tlaxcalla; y por todas las partes que llegaron, los naturales los recibian con mucha alegria y regocijo sin ninguna guerra ni contraste, y si alguno hubo fue dandoles ocasión para ellos…” (Se refiere a la matanza de Cholula).

El “Lienzo de Tlaxcala” (mediados del siglo XVI), sin hacer alusion a combates entre otomies de Tecoac y los españoles, manifiesta en las laminas 2, 3, 4 y 5 que los tlaxcaltecas recibieron de paz a Cortes, desde las fronteras de su territorio: en Yliyocan, Tecoactzinco y Atliuetzian hasta la ciudad de Tlaxcallan. En cadda uno de esos lugares, la estampa respectiva muestra a los señores de cada lugar saludando a los españoles con joyas o con bastimentos.

De todo lo anterior y de lo que dice Andres de Tapia (v. nota 42) se infiere que los tres combates que dice Cortes que tuvo con los ejercitos de Xicotencatl el joven, no existieron; solo hubo escaramuzas que se libraron entre españoles y otomies de aquella prvincia, y salidas que aquellos hacian quemando y saqueando para buscar que comer o amedrantar, entre tanto que los señores tlaxcaltecas enviaban su

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respuesta de guerra o de paz. El calificativo de “dioses”, que los cronistas hacen aparecer como atributo a los españoles por lo nativos, es una mala interpretacion de la palabra tecuhtli, o teuhctli (señor) mal pronunciada y peor oida por los españoles; que de teuhctli hicieron teul, que ellos creyeron significaba dios (teotl). La realidad es que aquellas gentes extrañas, que no parecian ser macehuales (gente plebeya) les llamaron “señores”. La confusion hizo mas facil, porque los mexicanos tambien llamaban tecuhtlis a sus dioses como sucede tambien en espaol, ingles, frances, etc.: Señor, Lord, Seigneur, etc. Asi se deja entender por las frases y los hechos, pues no se concibe que contra dioses quisieran pelear, ni menos engañar, como afirma Cortes, ni decir de lelos que robaban, ni ponerles apodos peyorativos como decirle a Cortes “Malinche” (el hombre de la Malinche), como dice Bernal Diaz que le llamaban desde Motecuhzoma y Cuauhtemoc.

Y así estuve sin salir de aquel aposento y real que allí tenía seis o siete días, porque no me osaba fiar de ellos puesto que me rogaban que me viniese a una ciudad grande que tenían donde todos los señores de su provincia residían y residen, hasta tanto que todos los señores me vinieron a rogar que me fuese a la ciudad, porque allí sería mejor recibido y provisto de las cosas necesarias, que no en el campo y porque ellos tenían vergüenza en que yo estuviese tan mal aposentado, pues me tenían por su amigo y ellos y yo éramos vasallos de vuestra alteza y por su ruego me vine a la ciudad que está seis leguas del aposento y real que yo tenía

La cual ciudad es tan grande y de tanta admiración que aunque mucho de lo que de ella podría decir dejé, lo poco que diré creo que es casi increíble, porque es muy mayor que Granada y muy más fuerte y de tan buenos edificios y de mucha más gente que Granada tema al tiempo que se ganó y muy mejor abastecida de las cosas de la tierra, que es de pan, de aves, caza, pescado de ríos y de otras legumbres y cosas que ellos comen muy buenas. Hay en esta ciudad un mercado en que casi cotidianamente todos los días hay en él de treinta mil ánimas arriba, vendiendo y comprando, sin otros muchos mercadillos que hay por la ciudad en partes. En este mercado hay todas cuantas cosas, así de mantenimiento como de vestido y calzado, que ellos tratan y puede haber.

Hay joyerías de oro, plata, piedras y otras joyas de plumaje, tan bien concertado como puede ser en todas las plazas y mercados del mundo. Hay mucha loza de muchas maneras y muy buena y tal como la mejor de España. Venden mucha leña, carbón e hierbas de comer y medicinales.

52. Esta descripcion que hace Cortes del mercado y riqueza de la ciudad, desmiente en obsoluto por una parte las quejas de pobreza a que se acaba de referir el mismo, y por otra, el hecho de que Tlascala estuviera de tiempo atrás cercada por mexica, sin poder contratar con los pueblos sus vecinos, como tanto se ha dicho, repitiendo la version de Cortes.

Hay casas donde lavan las cabezas como barberos y las rapan; hay baños. Finalmente, que entre ellos hay toda manera de buena orden y policía y es gente de toda razón y concierto, tal que lo mejor de áfrica no se le iguala".

Es esta provincia de muchos valles llanos y hermosos y todos labrados y sembrados sin haber en ella cosa

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vacua; tiene en torno la provincia noventa leguas y más. El orden que hasta ahora se ha alcanzado que la gente de ella tiene en gobernarse, es casi como las señorías de Venecia y Génova o Pisa, porque no hay señor general de todos. Hay muchos señores y todos residen en esta ciudad y los pueblos de la tierra son labradores y son vasallos de estos señores y cada uno tiene su tierra por sí;

53. En efecto, el sistema agrario indigena descansaba en la propiedad cominal de los pueblos, y mas exactamente, de los cualpullis, que eran comunidades en sus respectivos barrios o distritos en que se dividian dichos pueblos o ciudades. La autoridad de cada calpulli repartia estas tieras por parcelas entre los jefes de familia de su calpulli, quienes la usufructuaban como propia mientras la cultivaran. Sin embargo, habia tambien tierras destinadas al sostenimiento de funcionarios y servicios publicos y otras que habian pasado a ser de propiedad individual por una vida, con las que el señor habia recompensado a su poseedor por eminentes servicios prestados a la comunidad, para volver a darse a personas que lo merecieran o lo necesitaran (Alonso de Zorita, “Breve y Sumaria Relacion de los Señores y maneras y diferencias que habia en ellos en la Nueva España…” etc., Mexico, 1941).

Esta es la razon de por que no habia tierras sin cultivar y por lo mismo, no habia miseria.

Es inexacto de parte de Cortes el llamarles vasallos a los individuos o a los pueblos respecto de sus cabeceras o de sus señores. Aquí no existia el feudalismo; la tierra que cultivaban los campesinos no era feudo del jefe del capulli o del señor del señorio, sino propiedad del calpulli mismo y sus jefes las repartian según las necesidades de los usufructuarios.

tienen unos mas que otros y para sus guerras que han de ordenar júntanse todos y todos juntos las ordenan y conciertan.

Créese que deben de tener alguna manera de justicia para castigar los malos, porque uno de los naturales de esta provincia hurtó cierto oro a un español y yo lo dije a aquel Magiscasin, que es el mayor señor de todos,

54. Si como el mismo Cortes dice que para ordenar la guerra se juntaban todos y todos juntos las concertaban, es error atribuirla al mandato de una sola persona o jefe. Cortes isiste ademas en hacer a Maxixcatzin el señor mas importante de la Confederacion tlaxcalteca, cuando todos los cuatro tenian la misma categoria. Al contrario, según Muñoz Camargo, se le veia mal por origen usurpatorio de su gobierno, que paso a su familia mediante el asesinato efectuado por el bisabuelo de Maxixca en el legitimo Señor de Ocotelolco. (ob. Cit. Lib. I, Cps. VII y VIII.)

No se tienen datos suficientes para suponer cual seria la funcion que le tocaba a cada uno de los cuatro efectuar dentro de su confederacion, excepto en el caso de Xicotencatl en el que por datos que ofrecen Chimal pahin e Ixtlilxochitl, parece que el era el encargado de asuntos de paz y de guerra. Por otra parte el codice Chimalpopoca en la lista de señores que gobernaban en los principales señorios de Anahuac en 1519 anota a Xicotencatl para Tlaxcala, (ob. Cit. N: 222).

e hicieron su pesquisa y siguiéronlo hasta una ciudad que está cerca de allí, que se dice Churultecal,

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55. Cholollan o Cholullan (hoy Cholula). Cabeza de una confederacion independiente, al sur de Tlaxcalla y a 10 y ½ Kms. Al oeste de la ciudad de Puebla. El sitio estaba ya habitado en los comienzos de la era cristoana, durante el periodo arcaico olmeca. Sucesivamente lo ocuparon otros pueblos, entre ellos los teotihuacanos, los olmeca-xicalanca y los tolteca-chichimeca; luego vinieron los chichimecas; según sus tradiciones, en el siglo X, a causa de guerras intestinas de Tollan y perseguido por sus contrarios, su señor y sacerdote To-Piltzin y sus parciales se detuvieron en Cholula, en su marcha al oriente rumbo a Guatemala. Según la Historia Tolteca-Chichimeca alli se rendia culto al dios Quetzalcoatl cuyo templo se elevaba sobre alta piramide en el espacio que hoy ocupan la iglesia de San Francisco y la Capilla de los Reyes, pero el templo mas alto era el de Tlaloc, dios de las lluvias (vease al final).

Esto le dio a la ciudad su carácter eminentemente sacerdotal.

Debido a ello, constituia un importante centro de peregrinaciones y de comercio. Diego Muñoz Camargo, Historia de Tlaxcalla, Mexico, 1892, lib. II (Conquista), Cap. V. p. 208, dice, tratando de Cholula: “…gobernaban y reinaban dos señores que se llamaban Tlaquiach (sic) y Tlalchiac, que siempre los que en este mando sucedian eran llamados desde nombre, que quiere decir el mayor de lo alto y el mayor de lo bajo del suelo”. Era una especie de diarquia.

Bernal Diaz del Castillo, ob. Cit., T. I., Cap. LXXXIII, p. 25, se refiere a ella tal como era a la llegada de los españoles, asi: Aquella ciudad esta asentada en un llano y en parte e sitio donde estan muchas poblazones cercanas, ques Tepeaca, Tascala, Chalco, (?) Tecamachalco, Guaxocingo, e otros muchos pueblos, que por ser tantos, aquí no los nombro: y es tierra de mucho maiz e otras legumbres e de mucho axi, y toda llena de maqueyales, ques donde hacen el vino. Hacen en ella muy buena loza de barro colorado y prieto, e blanco de diversas pinturas, e se abastece de ella Mexico y todas las provincias comarcanas, digamos agora como en Castilla, de Talavera o Plasencia. Tenia aquella ciudad en aquel tiempo tantas torres muy altas que eran cues e adoratorios donde estaban sus idolos; especial el cu mayor, era de mas altor quel de Mexico, puesto que era muy suntuoso e alto el cu mexicano, y tenia otros patios para servicio de los cues.

“Según entendimos, habia alli un idolo muy grande, el nombre del no me acuerdo, mas entre ellos, se tenia gran devocion y venian de muchas partes a le sacrificar e a manera de novenas y le presentaban de las haciendas que tenian. Acuerdome cuando en aquella ciudad entramos, que desque vimos tan altas torres, y blanquear, nos parecio al propio Valladilid.”

Fray Francisco (Alonso) de Aguilar en su Cuarta Jornada, Ob. Cit. p. 43, escribe: “Salido Hernando Cortes, Capitan, con su ejercito, de la ciudad de Tlaxcala, caminando para otra ciudad que se llamaba Cholula, ciudad grande y aliada de Moctezuma, que tendira entonces sincuenta o sesenta mil casas” (en la Octava Jornada afirma: “La ciudad de Cholula tendra ahora hasta diez o doce mil tributarios; pasabn de mas de cien mil”, p. 89), todas en si apeñuscadas y juntas, con sus azoteas muy buenas, esta ciudad esta asentada en un sitio llano y muy grande, con un rio que le pasa por delante. Habia en el muchas y espesas, de las iglesias que ellos tenian, la cual nos puso admiracion de ver su grandeza y torreria. Tenia esta ciudad continua guerra con los Tlaxcaltecas. En medio de aquesta Ciudad estaba hecho un edificio de adobes, todos puestos a mano, que parecia una gran sierra, y arriba dicen que habia una torre o casa de

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Sacrificios, la cual entonces estaba deshecha. Todos los ciudadanos tenian buenas casas de azoteas, y sus pozos de agua dulce. Delante a un estado, tenia esta ciudad gran circuito de sementeras, labranzas; y eran tan guerreros, que no temian a los Taxcalas.”

Fr. Toribio de Benavente (Motolinia) en su “Historia de los Indios de la Nueva España, Mexico, 1941, p. 55, dice: “A esta Cholollan tenian por gran santuario, como otra Roma, en la cual habia muchos templos del demonio, pero no los conte. Por lo cual hacia muchas fiestas en el año, y algunos venian de mas de cuarenta leguas; y cada provincia tenia sus salas y casas de aposento para las fiestas que s hacian”.

La Relacion de Cholula por Gabriel de Rojas (1581) en “Relaciones del Siglo XVI”, T. L. 14, p. 367, dice: “Los indios desta ciudad eran libres sin reconoscer uasallaje a Rey ni Cacique alguno de fuera della. Gouernauanse por dos indios principales llamados Aquiach y Tlalchiach… Estos dos indios principales llamados Aquiach y Tlalchiach… Estos dos indios estaban en un templo, el mayor que habia en esta ciudad, que se llamaba Quezalcoatl (donde agora es el convento de Religiosos que hay en ella)…”; en la p. 371, dice: “En un cerro que hay en esta ciudad (del queal se dira en el Capitulo 32) en lo alto del, en una hermita que alli tenian hecha, estaba un idolo llamado Chiconauhquiauitl ---que quiere decir--- “El que llueve nueve veces…” a este hacian oracion cuando tenian flata de agua…” (Vol. 9 de la Colec. De MSS Gomez de Orozco, en Archivo _Historico del Instituto Nacional de Antropologia e Historia, de Mexico). Este ultimo era el dios Tlaloc.

La Historia Tolteca Chichimeca, Mexico, 1947, 125, dice que estando poblada por los olmeca-xicalanca, llegaron a ella los fugitivos tolteca-chichimeca, siendo señores del señorio, el Tlalchiach Tizacozque, y el Aquiach Amapane. En el 126 dice: “Aquí estan los habitantes del Tlachiualtepec (Cholula) y los señores que los presidian”. En el parrafo 127 menciona a 28 señores de pueblos confederados de Cholula, precididos del Tlalchiach Tizacozque y el Aquiac Amapane (siglo XII).

y de allí lo trajeron preso y me lo entregaron con el oro y me dijeron que yo lo hiciese castigar; yo les agradecí la diligencia que en ello pusieron y les dije que, pues estaba en su tierra, que ellos le castigasen como lo acostumbraban y que yo no me quería entremeter en castigar a los suyos estando en su tierra, de lo cual me dieron gracias y lo tomaron y con pregón público que manifiesta su delito, le hicieron llevar por aquel grande mercado y allí le pusieron al pie de uno como teatro que está en medio del dicho mercado y encima del teatro subió el pregonero y en altas voces tornó a decir el delito de aquél; y viéndolos todos, le dieron con unas porras en la cabeza hasta que lo mataron. Y muchos otros hemos visto en prisiones que dicen que les tienen por hurtos y cosas que han hecho. Hay en esta provincia por visitación que yo en ella mandé hacer, ciento cincuenta mil vecinos,

56. En Lorenzana: quinientos mil vecino. Comparando con cualquiera de las dos cantidades, referidas a toda la provincia o señorio de Tlaxcalla, la que da Cortes, de 149.000 guerreros para el ejercito que le salio al encuentro en las cercanias de Tecoac, resulta increiblemente exagerada.

con otra provincia pequeña que está junto con ésta que se dice Guasincango, que viven a la manera de éstos sin señor natural, los cuales no menos están por vasallos de vuestra alteza que estos tascalteca.

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57. Huexotzinco nunca se dio por vasallo del rey de España antes de la caida de Tenochtitlan, sino simplemente recibieron de paz y amistad a Cortes; despues de la conquista de la gran ciudad quedo bajo el dominio español. El hecho de decir Cortes que Huexotzinco vivia sin señor natural como Tlaxcalla, indicaria que el gobierno estaba en manos de dos o tres señores (en Tlaxcalla 4, el Chululla 2, ademas del Consejo respectivo). Sin embargo, el Codice Chimalpopoca parrafo 222, p. 63, señala a Quecenhuatl como señor (gobernante) de Huexotzinco a la llegada de los españoles, asi como a Xicotencatl el viejo, en Tlaxcala.

Estando, muy católico señor, en aquel real que tenía en el campo cuando en la guerra de esta provincia estaba, vinieron a mi seis señores muy principales vasallos de Mutezuma, con hasta doscientos hombres para su servicio y me dijeron que venían de parte del dicho Mutezuma a decirme cómo él quería ser vasallo de vuestra alteza y mi amigo y que viese yo qué era lo que quería que él diese por vuestra alteza en cada año de tributo, así de oro como de plata, piedras, esclavos, ropa de algodón y otras cosas de las que él tenía y que todo lo daría con tanto que yo no fuese a su tierra y que lo hacía porque era muy estéril y falta de todos mantenimientos y que le pesaría de que yo padeciese necesidad y los que conmigo venían y con ellos me envió hasta mil pesos de oro y otras tantas piezas de ropa de algodón de la que ellos visten.

58. Son inexactas estas palabras de Cortes, por dos razones: primero, porque Motecuhzoma no podia resolver solo nada referente a los destinos de Tenochtitlan sin antes reunir su consejo para discutir la cuestion, y menos aun siendo Tenochtitlan una de las partes que formaban la Confederacion Tripartita y su cabeza militar; eran los tres miembros (Tenochtitlan, Tetzcuco y Tlacopan) quienes decidian de comun acuerdo en el consejo de la Confederacion, en negocios tan serios como era este, de declararse Tenochtitlan sibdito de un rey del cual todavia no tenian noticias definidas, pues tal cosa significaba someter a dominio extranjero a la Confederacion. Segundo, porque ya esta habia resuelto el Consejo recibir de paz (que no significaba someterse) a aquellos extrangeros que se decian embajadores de un gran señor, y solo porque se decian mensajeros. Ademas, porque mal podian los tres señorios decidirse a ofrecer sumision a Cortes, precisamente en los momentos en que en tan aflictivas circunstancias se veian los españoles comtidos por los otomies, o por los mismos tlaxcaltecas, como ha hecho creer el mismo Cortes. En cuanto a los obsequios, ya se habia dicho que esa era la costumbre en toda la gente bien nacida. Bernardino Vazquez de Tapia, ob. Cit. p. 26, da la sigueinte version de la embajada de Motecuhzoma, y de otra que Cortes a su vez le envio desde Tecoaccinco: “En esta sazon llegaron alli mensajeros de esta gran ciudad de Mexico y de Montzuma, diciendo que iban por su mandado, porque habia sabido la guerra que nos daban y que nos habian muerto ciertos caballos y habian herido a muchos de nosotros y tratandonos mal, de lo cual se habia pesado a Montezuma; y los imbiaba para que, si habiamos menester algo, y si querian, que embiase gente de guerra en nuestro favor. El Marques y todos los holgamos con aquel mensaje, por el peligro y trabajo aunque aquellos mensajeros mas vinieron por tomar aviso de que gente eramos y lo que haciamos y como nos iba con los de Tlaxcala, todavia holgamos con su venida”. (Los españoles no de Motecuhzoma, y que no era precisamente de enviar gente “Y a causa de los dichos mensajeros, tomo ocasión el Marques de desear imbiar mensajeros a Montezuma, porque le parecio Montezuma, como porque, los que fuesen, viesen y supiesen la tierra y los caminos y las ciudades y pueblos que habia, y para que trajesen aviso y relacion de lo que viesen…

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Entendiendo el agradecio mucho y acepto mi afrecimiento. Despues, se ofrecio tambien para ir Don Pedro de Alvarado, y acordo el Marques que fuesemos ambos y dionos instrucción de lo que habiamos de hacer; y presentes de cosas de Castilla, para que diesemos a Montezuma. Y aunque ambos teniamos caballos nos mando los dejasemos y que fuesemos a pie, porque, si nos matasen, no se perdiesen, que se estima un caballero a caballo (en) mas de trescientos peones. Salimos del Real para ir nuestro camino, por donde los mensajeros de Monezuma nos llevaban, y fuimos a la Ciudad de Tlaxcala que, como ya se trataban las paces, pudimos ir seguros. Los de la ciudad de Tlascala, como vieron y supieron que ibamos por mensajeros de Montezuma, como ellos eran grandes enemigos suyos, parecioles que con nuestra ida Montezuma y los de su reino se habian de hacer nuestros amigos y, siendo ellos y nosotros amigos, ellos serian destruidos. Acordaron de remediarse con matarnos y, para que no pareciese que ellos nos habian muerto, ordenaron una cautela que fue de esta manera: nosotros habiamos de ir desde Tlascala a la ciudad de Cholula que por alli nos llevaban; los de Cholula de Tlaxcala y los de Cholula grandes enemigos y cada dia peleaban los unos con los otros; aparejaron los de Tlaxcala mucha gente de guerra armada y ponenla a proposito, y pasados nosotros, yendo por nuestro camino, en un rio que esta entre montañas de Tlaxcala y Cholula. (el Atoyac), que iba muy crecido, nos encubrieron una puente que tenia y nos hicieron pasar por el rio, en el cual paso nos quisieron ahogar, sino que los de Montezuma, que iban con nostros, lo entendieron y lo estorbaron. Despues, yendo nuestros camino, ya que llegabamos cerca de los terminos de Cholula, parecio mucha gente de guerra por la una parte y por la otra del camino, y comienzan a gritar y dar señales de guerra. Los de Cholula, que estaban en sus pueblos y labranzas, luego acudieron con sus armas y comenzaron a pelear los unos con los otros y su intento y presupuesto de los de Tlascala era, peleando con los de Cholula, matarnos a nosotros y echar fama y decir que los de Cholula nos habian muerto, en su tierra. Los mensajeros de Montezuma entendieron la traicion y despacharon mensajeros volviendo a los de Cholula avisarlos que veniamos alli, y con gran brevedad saliese mucha gente para estorbar que los de Tlaxcala no nos matasen. Los mensajeros volvieron y dieron aviso, y los quee iban con nosotros de Montezuma nos persuadian que anduviesemos mucho, ansi aguijabamos todo lo que podiamos; y de que no corriamos tanto como ellos querian, nos echaban mano por las muñecas y nos hacian correr mas de lo que podiamos, en el cual instante ya habia salido mucha gente y peleaban muy recio por todas partes y se venian llegando a nosotros para ejecutar su maldad, que en no poco peligro estabamos. Plugo a Dios que vimos venir por el camino de Cholula dos escuadrones de gente corriendo a gran prisa, sin cuidar de los que peleaban, y desde que llegaron a nosotros, abrieronse y tomaronnos en medio, y ansi nos salvamos. Y nos llevaron hasta Cholula y los otros se quedaron peleando, burlados en salirles al reves su traicion. Desde Cholula nos llevaron a Guaquichula y porque los de Guaquichula eran amigos y confederados de los de Tlaxcala, y habiamos de ir por mucha parte de tierra y pueblos de Guajotzingo, de temor que nos saliesen a nosotros y nos matasen, los de Montezuma que iban con nosotros dejaron el camino y sin vereda nos llevaron atravesando y rodeando por unos montes y sierras, que con muy gran trabajo llegamos a Guquicula. De alli nos llevaron a Tochimilco, el pueblo que era de Juan Rodriguez de Ocaña; de alli a Tetela, pueblo que era de Pedro Sanchez; de alli a Tenantepeque, pueblo de Francisco de Solis; de alli a Ocuituco, pueblo que era del Señor Obispo de Mexico; de alli a Sumiltepaque, pueblo de Escobar; y de alli a Chimaloacan; y de alli a meca; y de alli a Tezcuco, a donde Montezuma imbio siete señores, entre los cuales fue su hijo Chimalpopoca y un hermano, que fue el que comenzo la guerra, y otros, y dijeronle que Montezuma estaba malo y en una

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ciudad cercada de agua, que ni podiamos entrar a el ni verle sin gran peligro nuestro; que nos volviesemos, y que alli entre ellos venian tres señores, que irian con nosotros a hablar al Capitan, y viendo aquello y que era por demas porfiar, nos volvimos por el mismo camino”… “Llegamos a Tlaxcala y hallamos al Marques y a toda la gente, que ya se habian concertado y hecho paces”.

En estos parrafos de Vazquez de Tapia se denuncian por una parte, los manejos de los tlaxcaltecas con sus vecinos cholutecas, y por otra, las verdaderas intenciones de Cortes. De algo deben habarle servido las noticias de Vazquez de Tapia y de Pedro de Alvarado para regular su conducta en Cholula y pueblos del Valle de Mexico por donde iba a pasar. Ademas en este relato hay contradicciones con el de Cortes: 1º porque mas tarde, en la conquista de Cuauhquechollan, se hace aparecer a esta ciudad como aliada o amiga de Tenochtitlan; 2º porque tal como Cortes pinta las relaciones entre Tlaxcala y Tenochtitlan, no es creible que agentes de Motecuhzoma llevaran a los dos españolesa la ciudad de Tlaxcala, en su camino a Cholula, pudiendo seguir otro, y que Tlaxcala lo permitiera sabiendo que iban a Mexico, y sospechando que iban en son de aliarse en la gran ciudad.

Y estuvieron conmigo en mucha parte de la guerra hasta el fin de ella, que vieron bien lo que los españoles podían y las paces que con los de esta provincia se hicieron y el ofrecimiento que al servicio de vuestra sacra majestad los señores y toda la tierra hicieron, de que según pareció y ellos mostraban, no hubieron mucho placer, porque trabajaron muchas vías y formas de revolverme con ellos, diciendo cómo no era cierto lo que me decían, ni verdadera la amistad que afirmaban y que lo hacían por mi asegurar para hacer a su salvo alguna traición.

Los de esta provincia, por consiguiente, me decían y avisaban muchas veces que no me fiase de aquellos vasallos de Motezuma porque eran traidores y sus cosas siempre las hacían a traición y con mañas y con éstas habían sojuzgado toda la tierra y que me avisaban de ello como verdaderos amigos y como personas que los conocían de mucho tiempo acá.

Vista la discordia y disconformidad de los unos y de los otros, no hube poco placer, porque me pareció hacer mucho a mi propósito y que podría tener manera de más aína sojuzgarlos y que me dijese aquel común decir de monte, etc. y aún me acordé de una autoridad evangélica que dice: “Omne regnum in se ipsum divisum desolabitur”

59. “Todo reino dividido en si mismo sera destruido”. En este parrafo Cortes se denuncia a si mismo declarando sus proporitos y medios de intriga que aplico como preceptos. Tampoco es creible que, si las condiciones de enemistad fueran tantas entre Mexico y Tlaxcala, como las ha descrito Cortes, los embajadores de Motecuhzoma, con mas de 200 hombres hubieran podido entrar pacificamente a territorio tlaxcalteca, primero a Tecoac tan pacificamente hubieran oido el supuesto discurso y quejas contra los mexicanos, de Xicotencatl el mozo, dicho a Cortes.

y con los unos y con los otros maneaba y a cada uno en secreto le agradecía el aviso que me daba y le daba crédito de más amistad que al otro.

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Después de haber estado en esta ciudad veinte días y más, me dijeron aquellos señores mensajeros de Mutezuma que siempre estuvieron conmigo, que me fuese a una ciudad que está a seis leguas de esta de Tascaltecal, que se dice Churultecal, porque los naturales de ella eran amigos de Mutezuma su señor y que allí sabríamos la voluntad del dicho Mutezuma, si era que yo fuese a su tierra;

80. Estas instancias de los enviados de Motecuhzoma de que Cortes marchara adelante hacia Cholula, ciudad amiga de Mexico, son contradictorias con las que antes el les atribuye, de tratar de convencerlo de parte de motecuhzoma, de que no prosiguiera su marcha hacia la gran ciudad.

Se ha visto que durante el camino de Cempoala a Tlaxcala, por señorios sujetos a la Confederacion se atendio muy bien a los españoles y se les facilito su viaje, en virtud de recomendación expresa de Motecuzima, quien asi obraba por acuerdo del Consejo de la citada Confederacion. Ademas, no era Motecuhzoma quien habia acordado que se recibiera a Cortes sino el Consejo de la misma. Afirmar esas veleidades de Motecuhzoma equivaldria a la de suponer que Xichotancatl pudiera comentarlas habido acordado el consejo de Tlaxcala que se recibiera de paz a Cortes.

y que algunos de ellos irían a hablar con él y a decirle lo que yo les había dicho. Y me volverían con la respuesta y aunque sabían que allí estaban algunos mensajeros suyos para hablarme, yo les dije que me iría y que partiría para un día cierto que les señalase. Y sabido por los de esta provincia de Tlascaltecal lo que aquéllos habían concertado conmigo y cómo yo había aceptado de irme con ellos a aquella ciudad, vinieron a mí con mucha pena los señores y me dijeron que en ninguna manera fuese porque me tenían ordenada cierta traición para matarme en aquella ciudad a mí y a los de mi compañía y que para ello había enviado Mutezuma de su tierra, porque alguna parte de 1 ella confina con esta ciudad,

61. De ninguna nabera los territorios dependientes de Tonochtitlan confinaban con los de Cholula pues entre los de una y otra ciudad mediaban los de muchos otros señorios, especialmente los de Tezcoco, Huexotzinco, Calpan, Cuauhquechollan y otros. Los informes anteriores tienen sin duda alguna por objeto, preparar su justificacion ante el Rey de España de su actitud posterior: manifestar traicion en los demas para hacer aceptable su conducta.

cincuenta mil hombres y que los tenía en guarnición a dos leguas de la dicha ciudad, según señalaron,

62. Fr. Francisco de Aguilar dice a este respecto: “Y asi dicho Motecsuma, según parecio, tenia puesto en los caminos un gran ejercito, aunque no lo vimos, mas de por relacion que nos fue hecha” (no dice por quien). Historia de Nueva España, 3º jornada (En Anales del Museo Nacional, Epoca 1º, T. VII, p. 9). Se observara en adelante que este fraile, exsoldado de Cortes, usa con frecuencia expresiones ambiguas para no mentir ni faltar al compromiso con Cortes.

Ademas de la confesion anterior que desmiente a Cortes, no debe olvidarse que Cholula era señorio independiente, y por lo mismo, Motecuhzoma no podia intervenir en ella en forma alguna ni aun la Confederacion misma, sin mediar algun pacto preestablecido.

Por otra parte, las guardiciones dependientes de la Confederacion del Valle de Mexico solo estaban situadas en las fronteras de cihca Confederacion: en la Huasteca, en Chiapas, en Oaxaca; al oeste y S.O.

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(limites con el reino tarasco), por ejempli en Iztapan (hoy “de la Sal”) en el señorio de Oztuma y por la region de Ixcateopan, etc.

y que tenían cerrado el camino real por donde solían ir y hecho otro nuevo de muchos hoyos y palos agudos hincados y encubiertos para que los caballos cayesen y se mancasen y que tenía muchas de las calles tapiadas y por las azoteas de las casas muchas piedras para que después que entrásemos en la ciudad tomarnos seguramente y aprovecharse de nosotros a su voluntad y que si yo quería ver cómo era verdad lo que ellos me decían, que mirase cómo los señores de aquella ciudad nunca habían venido a verme ni hablar estando tan cerca de ésta, pues habían venido los de Guasincango, que estaban más lejos que ellos y que los enviase a llamar y vería cómo no querían venir;

63. Pueden ser, en efecto, estas y las que siguen, palabras aviesas de los tlaxcaltecas, o bien Cortes empieza desde aquí a preparar el relato para hacer pasar por verdad lo que sigue narrando, y justificarse ante el rey de lo que despues hizo en Cholula. Mas bien acomoda Cortes sus propias sospechas y malos pensamientos en boca de los indigenas ya de uno de otro pueblo tal como lo revelo anteriormente.

Es oportuno recordar, el buen acogimiento que los cholultecas ofrecieron a Bernandino Vazquez de Tapia y a Pedro de Alvarado, enviados de Cortes como avanzada a Mexico, y como los salvaron de los tlaxcaltecas.

Si es cierto lo que Cortes dice, la explicacion es esta: por una parte, si los de Huexcotzinco vinieron, fue porque en ese tiempo eran recien amigos de los tlaxcaltecas y estaban enemistados con Tenochtitlan. Los de Cholula no tenian por que venir, no menos a tierra enemiga, como dice Cortes que era Tlaxcalla. De ninguno de los otros pueblos anteriores salieron a encontarlo; simplemente lo recibieron hospitalariamente y lo ayudaron , atendiendo ordenes de Motecuhzoma, que a su vez ejecutaba las resoluciones del Consejo de la Confederacion TenochtitlanTezcoco-Tlacopan. Cholula era Confederacion independiente, amiga de Tenochtitlan, pero no sujeta ni aliada a ella y aun si lo hubiera sido, su papel se limitaba a recibir a Cortes con hospitalidad, cualidad que era natural en aquellos pueblos. Ademas cabe preguntar ¿Cómo sabian los de Tlaxcala lo que se preparaba en las calles de Cholula?

Yo les agradecí su aviso y les rogué que me diesen ellos personas que de mi parte los fuesen a llamar y así me los dieron y yo les envié a rogar que viniesen a verme porque les quería hablar ciertas cosas de Parte de vuestra alteza y decirles la causa de mi venida a esta tierra.

Los cuales mensajeros fueron y dijeron mi mensaje a los señores de la dicha ciudad y con ellos vinieron dos o tres personas, no de mucha autoridad y me dijeron que ellos venían de parte de aquellos señores porque ellos no podían venir por estar enfermos, que a ellos les dijese lo que quería. Los de esta ciudad me dijeron que era burla y que aquellos mensajeros eran hombres de poca calidad y que en ninguna manera me partiese sin que los señores de la ciudad viniesen aquí;

64. Ni Bernandino Vazquez de Tapia, ni Fr. Francisco de Aguilar ni Andres de Tapia, testigos presenciales, mencionan la llegada de esos mensajeros de Cholula a donde estaba Cortes.

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Yo les hablé a aquellos mensajeros y les dije que embajada de tan alto príncipe como vuestra sacra majestad, que no se debía de dar a tales personas como ellos y que aun sus señores eran poco para oír;

65. No es creible que estos cholultecas hayan venido a Tlaxcala a ver a Cortes porque, como el dice, ambas ciudades eran enemigas en ese tiempo y en tales casos las fronteras se cerraban por ambas partes.

Observese la actitud contradictoria de Cortes siempre en detrimento de los pueblo indigenas, ora manifestado su enorme desprecio por ellos, o exagerando su riqueza y pobreza, ya aterrorizado por sus devirtuadas costumbres o asombrado por su inaudita grandeza, todas veces tratando de ocultar la verdad ante los reyes: La frase anterior llena de melosa y exagerada lisonja es tipica al respecto. Bien sabia Cortes que la Corona española era una Corona pobre, todavia en pugna con sus propios señorios recien sujetos y con poderosas naciones musulmanas y europeas, y que necesitaba con urgencia del oro logrado por las tropelias de los conquistadores. De creer a Cortes, el mismo reconocia que los pueblos y señores de ellos que se encontraba a su paso como Cholula y aquellos a donde se dirigia, eran mas ricos y poderosos que el Reino de Castilla.

por tanto, que dentro de tres días pareciesen ante mía dar la obediencia a vuestra alteza y a ofrecerse por sus vasallos, con apercibimiento que pasado el término que les daba, si no viniesen, iría sobre ellos y los destruiría y procedería contra ellos como contra personas rebeldes y que no se querían someter debajo del dominio de vuestra alteza;

66. Notese el cambio de actitud, ahora amenazante (en este caso contra los cholultecas), que adopto Cortes despues de la alianza con los tlaxcaltecas si es que son ciertas sus palabras al Rey. Mas bien no son de creerse, dada su manera de proceder, pues como despues se vera, nunca descubrio sus planes verdaderos ni aun a sus amigos, menos a sus enemigos; siempre obro con cautela, usando de su arma favorita: la sorpresa, o en otras palabras: la intriga, el engaño y la tricion.

Y para ello les envié un mandamiento firmado de mi nombre y de un escribano con relación larga de la real persona de vuestra sacra majestad y de mi venida, diciéndoles cómo todas estas partes y otras muy mayotes tierras y señoríos eran de vuestra alteza y que los que quisiesen ser sus vasallos serían honrados y favorecidos y por el contrario, los que fuesen rebeldes, serían castigados conforme a justicia.

67. Cortes repite aquí los terminos del “Requerimiento”, pero según el dice, en documento enviado con alguien, no dice si español o tlaxcalteca o con los cholultecas, el cual seguramente iba escrito en español y sin quien se los tradujera; esta forma no era posible ni la ordenada para el requerimiento, lo que hace dudoso el hecho que narra Cortes.

Recuerdese que esta escribiendo la carta al rey español y tiene interes en hacerle creer que el, Cortes, esta cumpliendo con todo lo mandado, usando el Requerimiento, que era el medio para justificar las guerras de conquista. Ninguna cronica, indigena, mestiza o española menciona tal envio a Cholula de mensajeros con documento alguno.

Y otro día vinieron algunos de los señores de la dicha ciudad o casi todos y me dijeron que si ellos no habían venido antes, la causa era porque los de esta provincia eran sus enemigos y que no osaban entrar

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por su tierra porque no pensaban venir seguros y que bien creían que me habían dicho algunas cosas de ellos;

68. Ningun testimonio menciona la venida de señores de Cholula a ver a Cortes, y no podian venir precisamente porque estaban en disputa con los Tlaxcaltecas. Bernal Diaz afirma que no quisieron venir, si es que con alguien Cortes los mando llamar. Mas bien son de negar las afirmaciones que este escribe al rey para prevenirlo en su favor, a aceptar las que despues hace en contra de los cholultecas, con lo que pretende justificar el crimen que iba a acometer luego en aquella ciudad y sobre lo cual, al parecer, ya tenia planes listos en combinacion con los señores de Tlaxcala.

que no les diese crédito porque las decían como enemigos y no porque pasara así y que me fuese a su ciudad y que allí conocería ser falsedad lo que éstos me

decían y la verdad lo que ellos me certificaban, que desde entonces se daban y ofrecían por vasallos de vuestra sacra majestad,

69. Para que los de Cholula hubieran hecho semejante ofrecimiento de sumision se necesitaba que aquellas naciones y señorios fueran tan primitivos, sin antecedentes ni amor a su independencia, que lo mismo les diera ser libres que sometidos y al capricho de sus jefes.

A cosa contraria estaban acostumbrados desde siglos atrás, como se ha visto, pues como se señala en la Historia Tolteca-Chichimeca 125-127, desde antes del siglo XII eran gobernados por dos señores y otros 20 o mas señores de pueblos sus sujetos, que deben haber formado el senado de aquella pequeña cuanto poderosa republica o confederacion, por su riqueza y su ascendiente religioso. No es creible ademas que de un dia a otro los señores de Cholula hubieran consultado con el consejo, de la ciudad, y luego llamado a los señores de pueblos Confederados a cuya decision deberian someterse.

y mis amigos,

70. Aquí falta un parrafo que en Lorenzana dice:

“…Magestad y quele seriab oara siempre y servirian y contribuirian en todas las cosas, que de parte de Vuestra Alteza se les mandase e asi lo asento el Escribano, por las lenguas que yo tenia, y todavia determine de me ir con ellos, asi por no mostrar flaqueza, como porque desde alli pensaba hacer mis negocios con Motecuhzoma, porque desde alli pensaba hacer mis negocios con Motecuhzoma, porque confina con su tierra, como ya he dicho, y alli usaban venir, y los de alli ir aNa, porque en el camino no tenian requesta alguna.

Y como los de Tascaltecal vieron mi determinacion, pesoles mucho, y dijeronme dado por Vasallos de Vuestra Sacra Magestad y mis amigos…”

Esta omision en la copia (oficial?) de Viena es importante, porque en ella Cortes confiesa que tiene planes o “mis negocios”, como el dice, con Motecuhzoma. Probablemente esos planes incluian la hazaña que iba a realizar en Cholila. Miente Cortes al reafirmar que Cholula y Tenochtitlan a que se refiere Cortes,

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seguramente se debia al carácter comercial de aquella ciudad y la de Tlatelolco, incorporado material y politicamente a Tenochtitlan; ambos mercados se encontraban en la misma ruta comercial internacional que iba hasta Tabasco.

La omision, ademas, hace confusa esta parte de la narracion de Cortes porque comienza con el parrafi final de los Cholultecas y termina con la parte final del parrafo de los Tlaxcaltecas: “y mis amigos”. Esta confusion hace aparecer sospechosa tal omision.

que querían ir conmigo a ayudarme en todo lo que se ofreciese. Y puesto que yo se lo defendiese y rogué que no fuesen porque no había necesidad, todavía me siguieron hasta cien mil hombres muy bien aderezados de guerra y llegaron conmigo hasta dos leguas de la ciudad y desde allí por mucha importunidad mía, se volvieron, aunque todavía quedaron en mi compañía hasta cinco o seis mil de ellos.

71. Mas bien que ser rogado por los Tlaxcaltecas el les rogaria o acordaria con ellos, que lo acompañaran para que lo auxiliaran en lo que pensaba hacer en la rica cuanto pacifica ciudad de Cholula. El hecho de que lo acompañara un ejercito de 1000.000 hombres muy bien equipados de guerra indica ya el objeto de su ida; y por lo mismo, aunque el numero es exagerado no iban a devolverse y quedar solo 6000.

Dormí en un arroyo que allí estaba a las dos leguas, por despedir la gente porque no hiciesen algún escándalo en la ciudad y también porque era ya tarde y no quise entrar en la ciudad sobre tarde.

72. Sobre este asunto debe decirse que, según Bernal Diaz, Cholula estaba a cinco leguas de Tlaxcala (Ob. Cit. Cap. LXXXI). En el Cap. LXXXII dice que “Una mañana comenzamos a marchar por nuestro camino para la ciudad de Cholula… e aquel dia fuimos a dormir a un rio que pasa obra de una legua chica de Cholula a donde esta agora hecha una puente de piedra… E esta misma noche enviaron los caciques de Cholula mensajeros, hombres principales, a darnos el para bien venidos a su tierra…” Bernandino Vazquez de Tapia dice (Ob. Cit. p. 33): “…y asi, despues que tuvo asentadas las cosas de Tlaxcala y puestas en orden y concierto, partimos de Tlaxcala para ir a Cholula y, siendo una jornada pequeña que se podia andar en menos de un dia, y aun en poco mas de medio (a legua por hora)=, nos hicieron dormir aquella noche en el campo…” Esta maniobra de Cortes parece intencionada para favorecer el éxito de lo que iba a acometer luego en Cholula.

Otro día de mañana salieron de la ciudad'' a recibirme al camino, con muchas trompetas y atabales y muchas personas de las que ellos tienen por religiosas en sus mezquitas, vestidas de las vestiduras que usan y cantando a su manera como lo hacen en las dichas mezquitas. Y con esta solemnidad nos llevaron hasta entrar en la ciudad y nos metieron en un aposento muy bueno a donde toda la gente de mi compañía se aposentó a mi placer.

Allí nos trajeron de comer, aunque no cumplidamente y en el camino topamos muchas señales de las que los naturales de esta provincia nos habían dicho, porque hallamos el camino real cerrado y hecho otro y algunos hoyos, aunque no muchos y algunas calles de la ciudad tapiadas y muchas piedras en todas las azoteas.

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73. Quiso tal vez decir cerrados con barricadas. En cuanto a estar el camino entre Cholula y Tlaxcalla, cerrado, es muy posible que si haya estado, si es que como decian los tlaxcaltecas, eran sus enemigos; pero este cerramiento no era material, sino simbolico; bastaba con poner ramas atravesadas, porque asi se acostumbra hacerlo como señal de no estar en tratos. Por lo que toca a las piedras en las azoteas, no es de creerse que al entrar a las primeras calles de la ciudad los españoles se hayan subido a verlas, ni aun despues de aposentados, estando sin ayuda, como dice Cortes que estaban, y no habiendo objeto aparente para entar a las casas y subirse a las azoteas. Ni cabe pensar que los cholultecas fueran tan ingenuos para mostrar tan a las claras sus propositos, si es que los tenian. Ademas, como se vera despues, Andres de Tapia da una version de los sucesos tan distinta de la de Cortes, que deja sin fundamento las sospechas de este.

Con esto nos hicieron estar más sobre aviso y a mayor recaudo.

Allí hallé ciertos mensajeros de Mutezuma que venían a hablar con los que conmigo estaban y a mí no me dijeron cosa alguna más de que venían a saber de aquéllos lo que conmigo habían hecho y concertado, para irlo a decir a su señor y así se fueron después de los haberles hablado ellos y aun el uno de los que antes conmigo estaban, que era el más principal.

74. Es muy de dudar acerca de la existencia de los embajadores de Motecuhzoma cerca de Cortes, vistas las contradicciones en que este incurre al referirse a ellos. En efecto, en el folio 33 del manuscrito dice que llegaron a verlo en Tecoaczinco (territorio de Tlaxcalla) “seis embajadores mexicanos con hasta doscientos hombres a su servicion” y agrega: “Estuvieron comigo mucha parte de la guerra hasta en fin de ella” (con los otomies). Esto quiere decir, que en terminando se fueron. Cortes mismo se contradice lineas adelante cuando indica que los mexicanos, seguian con el todavia despues de hechas loas pases con los tlaxcaltecas y otras lineas adelante afirma que pasados los veinte dias de estar en Tlaxcalla dichos mexicanos “siempre estuvieron conmigo”.Entonces deberá aceptarse que aquellos mexicanos presenciaron la supuesta entrevista de Xicoténca y oyeron sus acusaciones contra ellos y las que luego siguieron haciendo en la misma ciudad de Tlaxcalla, y el pacto concertadoentre ellos sin que protestaran y suponiendo que a pesar de esto los tlaxcaltecas hubieran permitido que estuvieran en su tierra y los mexicanos soportaran empasibles todo aquello, desde luego hubieran avisado a Motecuhzoma de cuanto ocurria y la confederación del Valle de México no los hubiera recibido de paz como sucedió. Ni el lienzo de Tlaxcala, ni Muñoz Camargo, ni Sahagun, ni ninguna otra fuente (v. nota 51) indican que hayan estado mexicanos acompañando a Cortes en Tlaxcala. Cortes prosigue narrando sus mensajes y manejos con los principales de Cholula, su marcha hacia esa ciudad acompañado de un ejercito tlaxcalteca, su permanencia en la noche junto al Atoyac y su entrada a la ciudad sin mencionar a sus acompafiantes mexicanos (vease folio 33 v. del MSS.) Y al llegar a este punto afirma que alla en la ciudad hallo “ciertos mensajeros de Motezuma que venian a hablar con los que comigo estaban” y que despues de hablar, todos se fueron aun hasta el principal de los que con el estaban. Veremos todavia que parrafos adelante, pasada la matanza de Cholula (folio 37 r.) agrega que “Aquellos que comigo estaban, hable acerca de aquella trahicion” (se refiere a la que dice que le preparaban los cholultecas). ¿Cómo es que dice que estaban con el si antes dijo que todos se habian ido? ¿Y para que se las explicaba si de haberse quedado como dijo,

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todos la habian visto? ¿Todo esto confirma la sospecha de que, no hubo tales mensajeros de Motecuhzoma que lo acompañaran desde Tecoaczinco en Tlaxcalla hasta su entrada en Cholula, ni durante su permanencia en dicha ciudad.

En tres días que allí estuve, proveyeron muy mal y cada día peor y muy pocas veces me venían a ver ni hablar los señores y personas principales de la ciudad. Y estando algo perplejo en esto, a la lengua que yo tengo, que es una india de esta tierra,

75. La “lengua” a que alude Cortes, es doña Marina (la Malinche) a quien no nombra sino una vez en su 5 y ultima cartade rlacion: siempre la alude diciendole “la lengua” o “la india”. Según Bernal Diaz del Castillo, Doña Marina era hija de los señores de Copainala y de otros pueblos, sus sujetos, a 8 lenguas de Coatzacoalcos. (No dice aquí rumbo; probablemente al Norte o N. E.) En Sahagun, ob, cit, T. IV, Cap. IX, P. 41, SE DICE QUE Doña Marina (Maria) era “vecina del pueblo de Teticpac, que esta a la orilla de la Mar del Norte” (Costa del Golfo de Mexico). Torquemada, ob, cit, T. I. Lib. IV, Cap. XVI, p. 388, dice que “Marina (según dijo) fue hurtada de su tierra, que era hacia Xalisco, al Poniente de esta ciudad de Mexico, donde, en muchas partes, como yo he visto, se habla esta lengua mexicana, y fue llevada y vendida a Tabasco”. El autor confunde el Xalisco de la cosata del Pacifico, con algun punto de la costa de Veracruz llamado tambien Xalisco, cuyo significado “en el Arenal” , concuerda con el carácter arenoso de algunas partes de la costa de Veracruz. Ixtlilxochitl (“Historia Chichimeca”, Cap. LXXIX, p. 345, dice que la Marina “…era natural del pueblo de Huilotrlan (Oluta, dice Chavero) de la provincia de Xalatzinco, hija de padres nobles y nieta del Señor de aquella provincia, y siendo niña unos mercaderes la hurtaron en tiempo de guerra y fueron a vender a la feria de Xicalanco que esta cerca de la provincia de Coatzacualco, no en el Tabasco y de mano en mano vino a parar en poder del señor de Potonchan, que despues, como dicho es, la dio a Cortes…”

que hube en Potonchán, que es el río grande que ya en la primera relación a vuestra majestad hice memoria,

76. Como se ve aquí, Putunchan seria para Cortes la poblacion de Tabasco, que despues se llamo Santa Maria de la Victoria, situada a la margen oriental del rio Grijalva, al cual aplica tambien el mismo nombre de Putunchan; en esta y en otras ocasiones elude llamarle “Grijalva”, al rio que lleva el nombre del Capitan que lo descrubrio para España. Recuerdese que Bernal Diaz del Castillo dice que Cortes en su primera carta al rey se abrogaba el merito del primer descrubridor (ob., cit., T. I., Cap. LIV, p. 156). Según Bernal Diaz del Castillo, el lugar quedaria al E. de la poblacion de Tabasco, que estaban a orillas del rio del mismo nombre. En repetidas veces parece que identifica o confunde el lugar y la palabra con Champoton (Chakanputun en Campeche), en donde ellos el mismo Bernal Diaz; pelearon con los indigenas, y por la derrota que alli sufrieron, le llamaron Bahia de la Mala Pelea. En Fray Diego de Landa “Relacion de las Cosas de Yucatan” p. 54, nota 5 (de Perez Martinez) al referirse a ese lugar yucateco, dice: “El nombre maya de Champoton era Chakaputun, de Chakan, llanura; transpotar y tun, piedras: “el llano al que llevaron las piedras”. Este nombre fue corrmpido por los españoles que llamaron al pueblo Potonchan”. De aquí se ve que Cortes y Bernal Diaz incorrectamente aplican ese nombre al pueblo de

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Tabasco a orillas del rio Grijalva, o a otro cercano al oeste del el, pues Champoton esta entre Campeche y la Laguna de Terminos. El error puede ser premeditado.

le dijo otra natural de esta ciudad cómo muy cerquita de allí estaba mucha gente de Mutezuma junta y que los de la ciudad tenían fuera sus mujeres e hijos y toda su ropa y que había de dar sobre nosotros para matarnos a todos y si ella se quería salvar que se fuese con ella, que ella la guarecería; la cual lo dijo a aquel Jerónimo de Aguilar, lengua que yo hube en Yucatán de que asimismo a vuestra alteza hube escrito y me lo hizo saber.

77. Por el contrario, los relatos de testigos y contemporaneos, excepto el de su seguidor Bernal Diaz, niegan la existencia de esta conspiracion. Por lo mismo, la Marina no pudo delatar lo no existente ni pudo ser causa del crimen colectivo que llevo a cabo cristianismo: Hernan Cortes (ver nota 79). Ademas es ingenuo aceptar que una cholulteca haya denunciado la conspiracion que venia con el y era su inseparable.

Y yo tuve uno de los naturales de la dicha ciudad que por allí andaba,

78. Frases ambiguas, imprecisasm, como esta de “yo tuve uno de los naturales… que po alli andaba” y las que siguen, son usuales en Cortes cuando esta inventando o disimulando un suceso.

y le aparté secretamente que nadie lo vio y le interrogué y confirmó todo lo que la india y los naturales de Tascaltecal me habían dicho.

Y así por esto como por las señales que para ello veía, acordé de prevenir antes de ser prevenido, e hice llamar a algunos de los señores de la ciudad diciendo que les quería hablar y les metí en una sala y en tanto hice que la gente de los nuestros estuviese aper-