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    Del colonialismo al capitalismo verde: los movimientossociales y la emergencia de regímenes alimentarios

    FROM COLONIAL ISM TO GREEN CAPITAL ISM : SOCIAL

    MOVEMENTS AND EMERGENCE OF FOOD REGIMES

    Harriet Friedmann

    Traducción: Javier Rodríguez Sandoval

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    NOTA DE LA TRADUCCIÓNPara la traducción del presente texto fue necesaria cierta claridad con respecto al uso de ciertostérminos. Se presentan aquí algunas aclaraciones pertinentes previas a la lectura del documento.

    La autora señala el uso de ciertos conceptos provenientes de la teoría de movimientos sociales.El término frame o framework , dentro de la literatura sobre acción colectiva, hace referencia amarcos o estructuras interpretativas (de la realidad). El proceso de  framing   corresponde al proceso de concebir y considerar los fenómenos de la realidad dentro de cierta estructura paraefecto de su interpretación. De este modo, fenómenos que pueden haber sido interpretados decierto modo bajo cierta estructura (framed), pueden ser reinterpretados, reconcebidos oreconsiderados (reframed)  dentro de una estructura interpretativa (o marco interpretativo)

    diferente. La traducción de  framing   para el presente texto será, por lo antes mencionado,„estructuración‟. El término naming , por otro lado, hace referencia al proceso de „dar nombre‟ aaquellos fenómenos que, por ser implícitos o invisibles, simplemente no son nombrados. Paraefecto de traducción al castellano, se ha utilizado el término „denominación‟ para referir a l proceso de naming , en el capítulo correspondiente.

    Las expresiones  food safety y  food security  refieren a dos cosas distintas. La primeracorresponde a las demandas por las garantías de calidad de los productos alimenticios, mientrasque la segunda es el equivalente en inglés al concepto de seguridad alimentaria, tal como estáconcebido en castellano. La traducción de ambas expresiones se realizó en atención a estecriterio.

    Por último, se debe decir algo sobre las traducciones de los nombres de las institucionesinternacionales mencionadas en el texto. World Food Board   hace referencia a una propuestainternacional que no prosperó  – como luego se explicará en el texto – ; mientras que World FoodCouncil   es una institución internacional que se encuentra actualmente en vigencia, y quetambién se mencionará en el documento. Estrictamente, la traducción de ambos es la misma, a pesar de que constituyen dos cosas diferentes. Se optó por adoptar la traducción oficial delWorld Food Council , a saber, “Consejo Mundial para la Alimentación” . Para el caso del World Food Board se usó la expresión “Consejo Mundial de Alimentos”, por puros fines dediferenciación. Las demás instituciones, en su mayoría, han sido traducidas bajo sus nombresoficiales, para lo cual se usó el International Institutions Lexicon de la Red Mundial deTraductores e Intérpretes Voluntarios, BABELS.

    ABSTRACT

    Este documento sugiere que un (nuevo) régimen alimentario corporativo ambiental estáemergiendo como parte de una reestructuración, a gran escala, del capitalismo. Al igual queregímenes alimentarios anteriores, el nuevo régimen refleja compromisos sociales y políticosespecíficos, que interpreto mediante el concepto de „estructuras interpretativas‟ (marcosinterpretativos), dentro de la teoría de movimientos sociales. El régimen alimentario de la

    diáspora colonial, que se mantuvo entre 1870 y 1914, creció en respuesta a los movimientosobreros en Europa, y creó una clase de familias agricultoras comerciales sin precedentes en la

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    historia. Cuando los mercados mundiales colapsaron, aquellos agricultores establecieron nuevasalianzas, que provocaron el aparecimiento del régimen alimentario mercantil industrial, que perduró de 1947 a 1973. Los lineamientos de un nuevo régimen alimentario, basado en cadenasde oferta bajo control de calidad, parecen estar emergiendo en el espacio abierto por el impasseen las negociaciones internacionales sobre estándares alimenticios. Las corporacionesagroalimentarias, lideradas por los vendedores minoristas, están apropiándose selectivamente de

    las demandas ambientales, de garantía de calidad, protección a los animales, comercio justo, yotras propias de los movimientos sociales que surgieron en los intersticios del segundo régimenalimentario. De consolidarse, el nuevo régimen promete cambiar el equilibro histórico entre laregulación pública y privada, y ensanchar la brecha entre consumidores privilegiados y pobres.El nuevo régimen a su vez, parece profundizar la producción de mercancías y excluir (marginar)a los campesinos existentes. Los movimientos sociales están reagrupándose, y la consolidacióndel régimen se mantiene, por ahora, incierta.

    LA PREGUNTA: ¿ESTÁ EMERGIENDO UN NUEVO RÉGIMEN ALIMENTARIO?

    Ha pasado ya una década y media desde que los académicos reconocieron la crisis del régimenalimentario internacional de posguerra, y empezaron a observar los cambios que podrían darforma a un nuevo régimen (Friedmann, 1994, 2005; Friedmann y McMichael, 1989; Burch yLawrence, 2004). Dicha crisis comenzó en 1973. Este documento sugiere que el régimenemergente es parte de una gran reestructuración del capitalismo, en respuesta a los temas“verdes” (Sandler, 1994; Campbell, 2004; Campbell y Coombes, 1999; Campbell y Liepins,2001). Los lineamientos de lo que yo denomino un régimen alimentario corporativo ambiental  aparecen en compromisos desiguales específicos, asumidos entre los movimientos sociales, losestados y corporaciones agroalimentarias poderosas.

    El régimen alimentario corporativo ambiental, al igual que los regímenes anteriores, es unaconstelación específica de gobiernos, corporaciones, organizaciones colectivas e individuos, que

     permite una renovada acumulación de capital, esta vez basada en una definición de finessociales compartida por actores clave (Ruggie, 1982), pero que excluye a otros actores. Comolos regímenes anteriores, este tendrá implicaciones importantes y diferentes para los agricultores(productores), trabajadores del mercado de alimentos y consumidores, en varias partes delmundo. A diferencia del régimen de posguerra  – que estandarizó las dietas – , este régimen profundizará las desigualdades entre consumidores ricos y consumidores pobres. Tal como losregímenes pasados, profundizará las relaciones de producción en la agricultura y transformarálas relaciones entre los agricultores, trabajadores del mercado de alimentos y corporacionesagroalimentarias.

    Los  regímenes alimentarios internacionales , si bien son prolongados, constituyenconstelaciones temporales de intereses y relaciones. Forman parte de períodos más amplios de

    estabilidad en las relaciones de poder y propiedad. El último período de estabilidad en el pasadocorresponde a la hegemonía británica y de los EEUU. Los regímenes son, por sobre todo,históricos. Desde que aparecieron los mercados internacionales de cereales y productosganaderos en el siglo XIX,

    1  los regímenes alimentarios han sido conformados por relaciones

    (desiguales) entre los estados, empresas capitalistas, y personas que migraban, compraban,vendían, y reconfiguraban culturas agrícolas y alimentarias, dentro de grandes constelacionesglobales de poder y propiedad. Distintos períodos de grupos relativamente estables de relacionesse intercalan con períodos de inestabilidad, generados por disputas políticas de sentido(dirección). El énfasis en los períodos de estabilidad global, y de cambio global, distingue elenfoque de régimen alimentario de otras formas de comprender los sistemas agroalimentarios(Araghi, 19??; cf. Goodman y Watts, 1997). Al mismo tiempo, incluso en la mayor estabilidad,los regímenes alimentarios se desarrollan con tensiones internas que eventualmente conducen a

    la crisis; esto es, a la incapacidad de las relaciones y prácticas de seguir funcionando como antes(durante la estabilidad). En estos momentos críticos, muchas de las reglas y procesos que habían

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    sido implícitos, se hacen explícitos y son cuestionados. Esto último es lo que caracteriza a lascrisis.

    Para entender la presente transformación, en el análisis de los regímenes alimentarios desplazoel foco de observación hacia los períodos de reestructuración, en lugar de concentrar la atenciónsobre períodos de estabilidad. Las disputas sobre nuevas direcciones y sentidos han creado,

    hasta ahora, nuevos regímenes alimentarios  – algo cuya continuidad no está garantizada en elfuturo. Las disputas han durado casi tanto como los regímenes mismos. Nos encontramosencaminados hacia un nuevo régimen alimentario, si el caso es que habrá uno. Con el fin desustentar el análisis de un régimen emergente, reoriento el análisis histórico hacia el estudio delas transiciones  entre el primer y el segundo régimen alimentario, y del aparecimiento del primero. Las transiciones constituyen momentos de elección de formas alternativas deorganización del poder, propiedad de la tierra, trabajo y consumo. Si bien no exploraré lastrayectorias contra-fácticas  – aquello que pudo haber ocurrido si otros actores y otras relacioneshubieran prevalecido – , esta visión de la alimentación en la historia global (Grew, 1999) prestaatención particularmente a los períodos específicos en los que varios resultados y consecuenciaseran posibles. Este cambio en el énfasis dirige la atención sobre los movimientos sociales comomotores de la crisis y de la formación de los regímenes.

    Los movimientos sociales tienen un papel muy grande en el despliegue paradójico de lossucesivos regímenes alimentarios. Sobre esta base, es más fácil comprender cómo ladesarticulación del régimen alimentario que estuvo en su plenitud entre 1947 y 1973, dejó aactores específicos en situaciones problemáticas, particularmente a agricultores y consumidores;y cómo otros grupos empezaron a posicionar nuevos temas, particularmente relacionados con elmedio ambiente y la salud. Después de un cuarto de siglo de cambios conflictivos, una nuevaronda de acumulación parece estar surgiendo en el sector agroalimentario, basada en laapropiación selectiva de demandas de movimientos ambientalistas; e incluyendo temas posicionados por activistas del comercio justo, la salud del consumidor y la protección de losanimales. Pretendo conducir al lector a través de los siguientes pasos. Primero, describo un

    capitalismo ecológico o “verde” emergente. En segundo lugar, interpreto las demandas de losmovimientos sociales como elementos incorporados a las estructuras  de percepcióncompartidas que permiten el aparecimiento de los regímenes alimentarios; y como elementosque contribuyen a develar la crisis del régimen  señalando explícitamente  reglas que eranimplícitas mientras funcionaban. En tercer lugar, vuelvo a narrar las historias del primero y delsegundo régimen, como resultados del conflicto entre los movimientos sociales, y de estos con poderosas instituciones legislativas y económicas. En cuarto lugar, reviso analíticamente elmovimiento ambientalista y otros movimientos sociales que aparecieron en los intersticios delsegundo régimen alimentario. Y por último, bosquejo cómo la política relacionada a loambiental está configurando como “verde” a un nuevo régimen alimentario.

    ¿CAPITALISMO VERDE?

    Una fase ecológica del capitalismo supondría un cambio en las reglas de la actividadeconómica, de tal modo que las ganancias sean renovadas con menos sobreexplotación de losrecursos (lo cual puede significar costos menores de materia prima), menos contaminación (locual puede crear demanda de nuevas tecnologías) y a través de la venta de productosculturalmente definidos como ambientalmente superiores. Esto constituiría un “régimenambiental”, radicalmente distinto del que animó a la industrialización de la agricultura y laalimentación después de la Segunda Guerra Mundial. Según Sandler (1994, pág. 44), unrégimen ambiental siempre configura implícitamente relaciones de clase y actividades rentables, por ejemplo, a través del conocimiento acumulado sobre la naturaleza, contabilidad de costos,materiales permisibles y productos, impuestos y bienes de consumo. Por esto, los regímenes

    ambientales siempre existen, incluso cuando promueven la ignorancia de los efectos sobre elecosistema, o de la represión a la oposición social a las prácticas nocivas.

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    Un régimen ambiental “verde” sería aquel que reconfigure la acumulación de capitalmodificando las prácticas productivas para que se reduzcan los efectos ambientales nocivos, y para que sean satisfechos los cambios culturales en la demanda de mercancías y productos“verdes”. Esta posibilidad contrasta con la idea común de que las empresas capitalistas, pornaturaleza, buscan externalizar costos tales como la contaminación de las aguas. Igualmente, los

    cambios en la conciencia ambiental y otros relacionados con respecto a salud, protección de losanimales, y asuntos comerciales, conducen a la demanda de los consumidores de nuevos tiposde productos. En un régimen ambiental verde, surgen oportunidades para las empresas técnicas,administrativas, de marketing y manufactureras, asociadas con productos alimenticios “verdes”. 

    En la agricultura, de mantenerse otras cosas constantes, esto podría significar la eliminación o lareducción de los insumos industriales contaminantes. Por supuesto, el aumento, la disminución,o el mantenimiento de la utilidad; depende de si, por ejemplo, nutrientes agrícolas orgánicos(abono orgánico animal o vegetal) son reciclados en las granjas mismas o comprados a otraempresa, con lo cual aparecería una nueva fuente de utilidad. En otras palabras, ¿define laagroecología nuevos métodos de producción que podrían reducir la actividad en el mercado? ¿Oes que las granjas industriales “verdes” desplazan  la demanda, de las industrias de insumosagroquímicos hacia las industrias de insumos “orgánicos” especializadas en insumos permisibles (Guthman, 2004)?

    Un régimen ambiental verde, y por tanto el capitalismo verde, surge como respuesta a lasreivindicaciones de los movimientos sociales. Por ejemplo, las preocupaciones por la seguridady calidad alimentaria de los consumidores, y por el impacto ambiental de la agriculturaindustrial; han impulsado el rápido crecimiento, desde principios de los setenta, de una red deempresas que producen, procesan, transportan, asesoran, proveen insumos, certifican y colocanen el mercado alimentos “orgánicos”. Sin embargo, la respuesta es selectiva: se escoge aquellasdemandas que mejor empatan con la expansión de la ganancia y de las oportunidades en elmercado. Por lo tanto, siguiendo a Guthman (2004, pág. 110-111), cuando “la crisis agrícola de

    los 80‟s se articuló a la preocupación por el medio ambiente y a los cambios en las preferenciasde los consumidores”, las perspectivas de crecimiento tentaron a muchos productores a cambiarsu actividad, de la agricultura sostenible (una orientación de procesamiento y producción) a la producción de productos orgánicos (una orientación de producto y marketing). Esto a su vezcondujo a un “impulso para la legislación y la regulación [que] efectivamente subsumió gran parte del movimiento orgánico a una industria orgánica”.

    Por lo tanto, el capitalismo verde no constituye una contradicción. El imperativo de “crecer omorir”, argumenta Sandler (1994), hace referencia a las utilidades y no a las cantidades de productos. Sólo bajo reglas específicas de uso de la tierra y pago de impuestos, y sólo conciertas normas culturales determinando el consumo; las utilidades están sujetas al usoincrementado de recursos o a los costos externos (externalidades) de contaminación. Así como

    el capitalismo del siglo XIX se apropió selectivamente de las demandas por la reducción de laexplotación  – inicialmente bajo la forma de reducción de la jornada de trabajo – , el capitalismoverde se puede apropiar selectivamente de las demandas de los movimientos ambientalistas porla reducción de la contaminación y el agotamiento de los recursos naturales porsobreexplotación. Tal como “una coalición de capitalistas iluminados, reformistas de clasemedia y movimientos obreros militantes nos trajeron, no el socialismo, sino el capitalismo de bienestar” (ibid ., pág. 49); la coalición de movimientos ambientalistas, de consumidores y decomercio justo, promete, no la reorganización de la sociedad alrededor del valor central delmejoramiento de la integridad del ecosistema, sino el capitalismo verde. De tener éxito, promovería una nueva ronda de acumulación como resultado específico de la confrontaciónentre sistemas alimentarios “convencionales” y sistemas “alternativos”. Si un nuevo régimen seconsolida, una nueva estructura hará lucir redundantes a este tipo de expresiones, puesto que no

    necesitará nombre. Quienes lo cuestionen tratarán de buscarle un nombre, esto es, tratarán derevelar sus operaciones implícitas.

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    El cambio hacia un régimen alimentario corporativo ambiental es, si estoy en lo correcto, lamanifestación más reciente en la producción agroalimentaria de la capacidad de resistencia delas organizaciones poderosas, las cuales se apropian de las reivindicaciones de los movimientossociales para servir a nuevas formas de acumulación (Scott, 1998). Antes de abordar los dosregímenes pasados, me gustaría introducir un lenguaje para ubicar a los movimientos sociales

    en una posición más central en la historia.

    APARECIMIENTO Y CAÍDA DE LOS REGÍMENES ALIMENTARIOS:ESTRUCTURACIÓN Y DENOMINACIÓN* 

    Los regímenes alimentarios se han sostenido, hasta ahora, sobre reglas implícitas. El primerrégimen alimentario se estructuró dentro de una retórica general de libre comercio y lasefectivas operaciones del patrón oro. El mercado mundial del trigo que surgió en las décadas posteriores a 1870, no fue realmente el objetivo de alguien en particular. Sin embargo, vastosenvíos internacionales de trigo hicieron posible lo que los actores realmente querían hacer. Loscapitalistas querían construir vías para el ferrocarril. Los países de la diáspora europea queríanempujar las fronteras, desplazar a los pueblos indígenas y constituir estados para hacer frente (ycomplementar) a aquellos en Europa. Y la población europea pobre y reprimida quería encontraruna mejor vida en las colonias. El trigo fue el elemento que dio a las vías férreas un ingreso proveniente de la transportación; otorgó a los estados en expansión una forma de proteger elterritorio de los desposeídos; y proporcionó a los europeos de la diáspora una manera de percibiringreso.

    El segundo régimen alimentario fue incluso más implícito. La agricultura no estaba consideradaespecíficamente como comercio, a pesar de los muchos de los productos que cruzaban lasfronteras. Bajo el título de asistencia  – una innovación de la era de posguerra que funcionaba através de un sistema monetario centrado en el dólar estadounidense –   los productos podían ser

    transferidos, sin pagar por ellos en el sentido tradicional. Dado que las monedas de los distintos países se clasificaban en “fuertes” y “débiles” dependiendo de si eran demandadas fuera del paíso no, y después de la guerra la mayoría de las monedas eran débiles; la asistencia era unamanera de transferir productos a cambio de monedas débiles. Esto es, enviar bienes sin recibirun pago en el sentido tradicional. Estas transferencias beneficiaron a todos los involucrados encierto momento. Por supuesto, las transferencias traían muchos de los impactos del comercio, pero ignorar esos impactos y denominar a algunas transferencias “asistencia”, era conveniente para los intereses poderosos (y algunos no tan poderosos) en todos los países importantes.

    El punto es que bajo la apariencia natural de un régimen de trabajo, subyacen ideas y nocionestácitas que constituyen en efecto reglas implícitas que guían las relaciones, prácticas yresultados  –  por ejemplo, determinan qué países se especializan en ciertos cultivos y qué países

    se erigen como importadores. Tomándolo prestado de la literatura sobre movimientos sociales(e.g. Tarrow, 1994), entiendo que un conjunto perdurable de supuestos, nociones y reglasimplícitas construían socialmente estructuras (marcos)  para interpretar la realidad.

    2  Sostengo

    que los regímenes alimentarios emergen de las disputas entre movimientos sociales, y de estoscon instituciones poderosas; y reflejan una estructura concertada para instituir nuevas reglas.Las relaciones y prácticas de un régimen se convierten rápidamente en procedimientos“naturales”. Cuando el régimen funciona realmente bien, las consecuencias de las acciones son predecibles, y en apariencia, las cosas funcionan sin reglas.

    Se debe dar nombre  (denominar) a los aspectos implícitos de la estructura, cuando el régimendeja de funcionar bien, es decir, cuando las acciones dejan de tener las mismas consecuencias.

    * Revisar la Nota de la Traducción sobre el uso de los términos estructuración  y denominación para esta

    sección.

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    Es entonces cuando aparecen argumentos en favor de formas alternativas de resolver los problemas que surgen como resultado, y sobre cómo nombrar (denominar) los aspectos delrégimen en mal funcionamiento. Cuando los nombres y las denominaciones se vuelvenconocidos y populares, hay un signos de que el régimen está en crisis.

    Un buen ejemplo de esto es denominar a ciertas transferencias de productos agrícolas, que antes

     pasaban bajo el nombre universalmente aceptado de asistencia, como dumping . Durante loscincuenta y sesenta la asistencia alimentaria, tal como explico más adelante, era la estructura(interpretativa) donde era posible la transferencia internacional de grandes cantidades decereales y otros productos. En los años ochenta, algunas de esas transferencias fuerondenominadas “exportaciones subsidiadas”, lo cual suena muy diferente. En 1982 yo sostuve quela “asistencia concesionada” (la mayoría de la asistencia de los Estados Unidos) era en efectodumping  (Friedmann, 1982). El término „dumping‟ hace referencia a la venta de un producto en  el extranjero, a un precio menor al del mercado interno. Esto coincide claramente con la prácticade “vender” trigo y otros productos “excedentes” a diferentes gobiernos para recibir monedas“débiles o inconvertibles, que fue la forma en la que la mayoría de la “asistencia” americana (y posteriormente la europea) funcionaba. Estudios de caso demostraron que los envíos deasistencia condujeron, como consecuencia que se podía esperar del dumping, a la disminuciónde la producción interna de alimentos. Sin embargo, la estructura interpretativa suponía la ideaampliamente aceptada de que la agricultura campesina estaba destinada a desaparecer. Hubouna amplia resistencia a denominar „dumping‟ a la asistencia, mientras esta ayudara a losEstados Unidos a deshacerse de su excedente interno agrícola, y a los gobiernos del tercermundo a percibir los beneficios de aceptar múltiples importaciones de alimentos subsidiados.

    Sólo cuando la asistencia se volvió competitiva, la estructura fue cuestionada. ¿Cómo es quealgo tan beneficioso como la asistencia puede ser competitivo? De cualquier manera, no fue laconfusión intelectual la que causó el cuestionamiento. Fueron los conflictos prácticos y peligrosos entre los estados poderosos, inicialmente los Estados Unidos y la ComunidadEconómica Europea (tal como era en los ochenta). Grandes excedentes agrícolas internos

    eventualmente aparecieron en Europa, debido a que su política agrícola era similar en muchosaspectos a la de los Estados Unidos; y la forma de deshacerse de ellos fue la misma. Lacompetencia entre los dos gigantes era costosa, y llegó a constituir una verdadera guerracomercial. Uno de los objetivos de las negociaciones comerciales que comenzaron en 1986 fueubicar a la agricultura en el marco del comercio. Las negociaciones tuvieron éxito en 1995,cuando un Acuerdo sobre la Agricultura (Agreement on Agricultura) se hizo parte de laOrganización Mundial de Comercio (OMC). Ahora rara vez se niega que los subsidios a lasexportaciones constituyen dumping, y el término „asistencia‟ es muy poco utilizado paradescribir dicha práctica. La “asistencia” ha modificado su sentido  para significar algo que operaen casos de emergencia, y es usualmente considerada una donación.

    Las denominaciones y terminologías son formas en que los grupos sociales cuestionan

    cualidades y características específicas de un régimen en decadencia. Las denominacionesenfatizan el cambio en lugar de la estabilidad, en contraste con algunos enfoques de losregímenes internacionales (e.g. Hopkins, 1980; Krasner, 1983), y lo hacen de dos maneras.Primero, los períodos prolongados de confusión y experimentación, mientras los regímenes sedesarticulan y emergen proyectos e interpretaciones alternativas; duran el tiempo que duran losregímenes mismos. Y segundo, los regímenes aparecen menos como estructuras estáticas(Goodman y Watts, 1997) y más como compromisos provisionales entre algunos de los actoressociales en disputa, quienes logran crear una nueva estructura interpretativa común. El nuevorégimen es a su vez construido sobre la base de un conjunto de relaciones históricamenteespecíficas, las cuales, al cabo de un tiempo, serán diferentes de las expectativas implícitas de laestructura. Ningún compromiso puede durar indefinidamente.

    Los momentos de conflicto ofrecen verdaderas alternativas de dirección. Más de uncompromiso es siempre posible. Los movimientos sociales juegan un rol clave, tanto en el

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    desarrollo de la crisis como en la emergencia de relaciones de riqueza y poder. El emblema delos estándares de calidad , que está actualmente reconfigurando relaciones entre losmovimientos sociales, cadenas transnacionales corporativas de oferta de alimentos, gobiernos yorganizaciones internacionales; parece ser la base de estructuras nuevas y opuestas. Por eso, se puede decir que existe la base para uno de varios nuevos regímenes posibles. Antes deargumentar la postura que propone la emergencia de un régimen alimentario corporativo

    ambiental, primero reinterpreto los regímenes alimentarios pasados poniendo atención a losmovimientos sociales que dieron forma a nuevas relaciones de poder y desigualdad.

    TRABAJADORES Y AGRICULTORES: MOVIMIENTOS SOCIALES Y REGÍMENESALIMENTARIOS

    Cada uno de los regímenes alimentarios pasados fue el resultado combinado de la intersecciónentre movimientos sociales, estrategias estatales y estrategias de búsqueda de utilidad de lascorporaciones. Cada régimen se desenvolvió durante 20 ó 30 años, al igual que las crisis que lessucedieron. Los nuevos grupos creados por, o en respuesta a, el nuevo régimen  – obreros en el primer régimen, y agricultores en el segundo – , se organizaron para perseguir sus objetivos ydefender sus intereses. Su búsqueda de soluciones se incorporó a los compromisos asumidos poractores económicos y políticos poderosos para dar forma al régimen sucesor. Por supuesto, raravez un nuevo régimen traía todos los resultados que se habían previsto. Al igual que los estadosy las corporaciones, los movimientos sociales son poco cuidadosos con respecto a sus demandasy reivindicaciones.

     Régimen alimentario de la diáspora colonial, 1870-1914

    El régimen alimentario de la diáspora colonial4  apareció bajo la forma de mercado mundial de

    trigo, el cual fue el primer mercado que fijaba el precio de un bien básico de subsistencia.

    Surgió de la convergencia de las políticas estatales en Europa y la diáspora europea. Losgobiernos en Europa, frente a la insatisfacción popular de los movimientos obreros, anarquistasy socialistas; estaban interesados en promover la migración de los grupos problemáticos, eimportar alimentos de bajo costo para aliviar el hambre del resto de ciudadanos. Inglaterra fue el primer país que sacrificó intencionadamente su seguridad alimentaria. Sacrificó los intereses degrupos muy poderosos  – terratenientes y agricultores capitalistas, incapaces de competir con lasimportaciones baratas –  por el bien de la estabilidad social para los empresarios industriales y elcrecimiento de las ciudades. Delegó a los estados de la diáspora la tarea de financiar la fasetranscontinental de las vías férreas, además de la tarea de la transportar los embarques dentro delsector capitalista más dinámico de la época. La demanda incentivó a las industrias del ferrocarrily de la transportación por barco en Inglaterra, y dio un nuevo impulso a las utilidadesindustriales.

    Incluso mientras buscaban la autonomía con respecto al dominio europeo, los estados enAmérica, Australia y Nueva Zelanda se embarcaron en proyectos para conquistar territorioshabitados por pueblos indígenas. Para consolidar su control, era de crucial importancia vinculareconómica y culturalmente los territorios conquistados, a Europa. Después de desplazarviolentamente a los pueblos indígenas fuera de sus territorios, los estados europeos enexpansión de la diáspora reorganizaron el paisaje, imponiendo una trama (red) de tierras para eltrabajo agrícola (granjas, etc.) a través de vías férreas y planos territoriales (Crosby, 1986;Cronon, 2003, 1996). Los migrantes eran contratados para usar la tierra de un modo distinto alde los pueblos indígenas y al de los europeos. Organizando la tierra conquistada bajo la formade un entramado de granjas potenciales, y contratando europeos para que la trabajen, los estados“neo-europeos” aseguraron culturalmente el territorio.

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    Los trabajadores agrícolas contratados a través de la diáspora europea eran distintos de las elitescoloniales de las colonias clásicas, como la India. Mientras estos últimos encontraron unavariedad de formas para movilizar el trabajo de los sujetos colonizados, los colonos europeoshabían huido de las privaciones económicas y la persecución política en Europa. Intentaronestablecerse como agricultores (granjeros) y quedarse. Lejos de disponer de sujetos colonizadosa los cuales explotar, eran ellos mismos vulnerables frente a los intereses poderosos,

     particularmente a los del ferrocarril, que les transportaba primero a ellos y luego a sus productos. Los colonos europeos, al estar poco familiarizados con la agricultura en tierrasdiferentes, o quizás desconocedores de la agricultura en absoluto; cultivaban lo que lessolicitaban los mercaderes y empresarios ferroviarios, quienes querían enviar trigo y productosganaderos de vuelta a Inglaterra y al resto de Europa. Los colonos no sólo pagaban el valor desu pasaje y el de sus familias, sino que además pagaban regularmente el valor del flete del trigo.La dependencia de los colonos de la venta de productos ganaderos y de trigo a los mercadosdistantes en Europa, a través de los ferrocarriles locales y los puertos, garantizaba su sujeción alos estados y a las economías nacionales en expansión.

    Por lo tanto, una nueva constelación de relaciones de clase e interestatales nació de los interesesconvergentes de los estados europeos en industrialización, presionados por el descontentosocial, y de los estados en expansión de la diáspora europea. Los movimientos obreros fueronimpulsores clave de la diáspora europea de fines del siglo XIX. La expansión territorial fue elimpulso clave para la expansión del ferrocarril, y por tanto, para los beneficios europeos einternacionales.

    El régimen alimentario creó una nueva clase de agricultores dependientes de los mercados deexportación. De hecho, la innovación más importante del régimen alimentario de la diásporacolonial fue la unidad productiva agrícola (granja, huerta, etc.), eminentemente comercial, y basada en el trabajo familiar. A diferencia de los campesinos, los colonos europeos de ladiáspora tenían que comprar bienes de consumo y herramientas, y eran obligados a vender sus productos, y por lo tanto, a especializarse dependiendo de la demanda. Su dependencia del

    trabajo no remunerado de hombres, mujeres y niños  – explotación del trabajo familiar  –   les permitía reducir costos con respecto a la agricultura en Inglaterra y otros lugares, incluyendo lasregiones antes exportadoras de Europa del Este. A pesar de la notoria explotación de lostrabajadores agrícolas, los empresarios agrícolas ingleses tenían que pagar salarios. Así, un(nuevo) régimen alimentario apareció sobre la base de agricultores familiares especializados enmonocultivos de exportación. Paradójicamente, el triunfo de los trigales con trabajo familiar noremunerado apuntaló el primer mercado mundial que fijaba los precios de un productoalimenticio básico y cotidiano.

    El régimen tuvo el efecto premeditado de reducir los costos de alimentación para las poblaciones urbanas en Europa. Se desarrolló a través de una espiral de caída de precios y crisisde la agricultura europea, que condujo al desplazamiento y expulsión de los pequeños

     productores del campo; y una espiral complementaria de migración hacia las regionesexportadoras de cereales en Norteamérica, las partes templadas de Sudamérica, Australia y Nueva Zelanda. De este modo, las políticas implícitamente complementarias de los estadoseuropeos y de los estados de la diáspora, impulsaron el aparecimiento y desarrollo del primerrégimen alimentario internacional. Sus prácticas convergentes crearon clases de familiasagrícolas, las cuales nunca antes habían existido, y podían existir sólo a través del comerciointernacional. Estas clases serían las más afectadas en el colapso del régimen.

    En términos de medio ambiente, el régimen alimentario de la diáspora colonial promovió eldebilitamiento del suelo virgen, cuya fertilidad (en el caso de Norteamérica) era resultado deluso dado por los pueblos indígenas y los asentamientos de búfalos. El origen de la erosión delsuelo que plaga las granjas norteamericanas puede hallarse en la fragilidad introducida por las

     prácticas que removían los pastizales perennes (Jackson, 1984), que por un breve período detiempo (en medidas geológicas) fueron capaces de producir cultivos con poco trabajo o con

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    renovación de nutrientes. El régimen convirtió vastos ecosistemas de pastizal en “paisajes neo-europeos” (Crosby, 1986). Estos paisajes transformados, que más tarde fueron conocidos comolas “canastas de pan” del mundo, realizaron aparentes milagros. En lugar de l conjunto de pastos perennes, sociedades de búfalos y sociedades indígenas que habían sostenido un ecosistemaestable; los colonos europeos introdujeron pastos y ganado europeo (Cronon, 1996). Estos“cambios en la tierra” (Cronon, 2003) condujeron al agotamiento del suelo, y eventualmente del

    agua, en el área de la que dependían muchos seres humanos alrededor de la región. Esto sentólas bases para la fase de monocultivos industriales, que aparecieron en el segundo régimen paraenfrentar los problemas ambientales del régimen de la diáspora colonial.

    En contraste, la denominada Alta Agricultura Inglesa (English High Farming) se basaba en principios científicos de agronomía diseñados para renovar los suelos e incluso maximizar lafertilidad a largo plazo. La agricultura inglesa, que experimentó un precipitado declive despuésde 1870, se había hecho científica, así como ocurrió con el capitalismo en el siglo anterior. LaAlta Agricultura ha sido reconocida como el sistema de agricultura más sofisticado,ecológicamente, y eficiente, en términos energéticos, que el mundo ha conocido (Bayliss-Smith,1982). Hay mucho que recuperar de su cuidadosa atención al reciclaje de nutrientes, su escalaagrícola y otras cualidades de agricultura ecológica (Duncan, 1996).

    Crisis del régimen alimentario de la diáspora colonial: legados y posibilidades alternativas

    El régimen alimentario de la diáspora colonial colapsó en la depresión y catástrofe ecológica en Norteamérica conocida como el “Dust Bowl” en los años treinta, apenas dos generacionesdespués del aparecimiento del mercado del trigo. El legado más importante del régimen era unnuevo tipo y significado de las políticas agrarias. El difunto régimen dejó una clase deagricultores empobrecidos concentrados en regiones dependientes de la exportación,inapropiadas para los cultivos y para la agronomía europea. Debido a su estructura nocapitalista, las tierras agrícolas comerciales familiares respondieron de forma “perversa” a la

    caída de precios (relativa a modelos económicas), creciendo aún más. Los límites históricos a lacaída de precios desaparecieron. Muchos agricultores no tuvieron otra opción más queabandonar la tierra y unirse a las grandes masas en busca de empleo. Su miseria complementabaa la de los campesinos y obreros agrícolas que aún se estaban en Europa. Los obreros agrícolas,tratando de sobrevivir, formaron o renovaron movimientos políticos que adquirieronimportancia en países coloniales y en Europa.

    Un nuevo tipo de política agraria, distinta de los movimientos campesinos en otras partes delmundo,

    6  fue el legado del desarticulado régimen alimentario de asentamientos coloniales. Los

    movimientos agrarios en el creciente poder hegemónico, Estados Unidos, configuraron lascaracterísticas del último régimen; pero sólo después de una crisis que se mantuvo a través de ladepresión económica mundial y la guerra, entre 1925 y 1945.

    La configuración del segundo régimen alimentario, que es el objeto de la siguiente sección, nofue la única posible, y ni siquiera la que parecía más probable en los años treinta. En primerlugar, en el primer régimen, los Estados Unidos no era un exportador de trigo predominante. Elrégimen de la diáspora colonial creó varias regiones exportadoras, entre las cuales los EstadosUnidos no constituía una zona dominante. De hecho, Punjab en la década de 1890 eraconsiderado por el Departamento de Agricultura de los EE.UU. como su competidor más peligroso. Punjab era también una región de asentamientos coloniales de la época, en donde sevivía una guerra (contra los afganos) y se producía la distribución de tierras agrícolas y víasférreas auspiciada por el estado. Allí también operaba la contratación de colonos para el cultivode trigo para la exportación a Inglaterra. Otras regiones exportadoras de trigo, recientementecolonizadas, también han desaparecido de la memoria, por ejemplo Siberia y la cuenca del

    Danubio (Friedmann, 1978). En segundo lugar, las colonias europeas (más tarde, el TercerMundo) no dependían de importaciones de alimentos, sino que eran (a pesar de las variaciones

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    climáticas y los cambios políticos) ampliamente autosuficientes y en ocasiones exportaban susexcedentes.

    7  En tercer lugar, las dietas europeas no estaban extendidas en las colonias

    dominadas y racializadasa. El legado de las interacciones coloniales fue la diversidad ycreatividad culinaria y agronómica, más que la estandarización (Friedmann, 2005).

    Durante la Depresión de los 1930‟s, el stock de trigo que no se podía vender coexistía con una

     población hambrienta. El problema era ampliamente concebido dentro de la estructura, por losgobiernos durante la Depresión, como un tema de mercados agrícolas volátiles que conducían ala inestabilidad de precios para los productores agrícolas y a la inestabilidad en elabastecimiento para los consumidores. La primera solución fue internacional, lo cual parecíaapropiado dada la escala del problema. Acuerdos internacionales sobre los productoscomprometieron a los gobiernos a exportar e importar cantidades dentro de rangos negociados.Luego, durante la Segunda Guerra Mundial, los gobiernos aliados coordinaron estrechamentesus iniciativas para la provisión de productos alimenticios, incluyendo regulaciones internassobre la agricultura, para el sostenimiento de la guerra. Los compromisos de comercio durantela guerra fueron entendidos como acuerdos preliminares a los planes económicos nacionales posteriores a la guerra. Estos últimos reflejaban compromisos de los gobiernos con su gente para crear lo que se denominó los “estados de bienestar”, incluyendo tanto una dieta mínimacomo estabilidad agrícola. Dichos compromisos tomaron la forma de un plan de posguerra parala creación de un Consejo Mundial de Alimentos (World Food Board)

    *. Los compromisos

    respecto a la exportación e importación guiarían luego los planes económicos internos.

    De haber prevalecido los planes del período de guerra sobre la creación de un Consejo Mundialde Alimentos,

    8  los aliados victoriosos habrían hecho de la FAO (Food and Agriculture

    Organization) de las Naciones Unidas una poderosa organización, autorizada para administrarlos acuerdos internacionales sobre producción agrícola. Sin embargo, la propuesta de creaciónde un Consejo Mundial de Alimentos, diseñada por los Estados Unidos y Reino Unido, fuedescartada en una reunión en Washington, DC en 1947; sólo dos años después del fin de laSegunda Guerra Mundial, con los votos en contra de los Estados Unidos y Reino Unido (bajo el

    gobierno del Partido Laborista). Esta fue la alternativa perdida para el segundo régimenalimentario.

    Las razones de la derrota de la propuesta radican en una nueva “reestructuración”  de losintereses de los agricultores familiares comerciales en los Estados Unidos, de manera tal, que la política agraria interna excluía e impedía la posibilidad de creación del Consejo Mundial deAlimentos. Otros cambios en 1947 impactaron el acuerdo durante la guerra sobre los planes de posguerra, pero no deben ser considerados como factores del rechazo a la propuesta. Unaruptura masiva en las relaciones entre los aliados ocurrió en 1947, cuando la rivalidad de laGuerra Fría reemplazó a la cooperación entre Occidente y la Unión Soviética. Dado que larivalidad entre bloques se centraba en la disputa por la expansión de los estándares de vida,incluyendo estándares alimenticios, esto puede sugerir una revisión de la propuesta para

    estabilizar la alimentación y la agricultura dentro del Mundo Libre. El endeudamiento de los británicos con los EE.UU. por concepto de préstamos para la guerra, marcó un gran cambio enla hegemonía, y permitió a la posición de los Estados Unidos ejercer más presión que durante laguerra. Esto explica por qué incluso una delegación del Partido Laborista se habría sometido ala presión norteamericana para abandonar la propuesta de creación del Consejo Mundial deAlimentos. Se mantiene la pregunta de por qué los Estados Unidos habrían de revertir su postura referente a la regulación internacional de alimentos y agricultura.

    La clave para responder a la pregunta es la forma particular de las políticas agrarias internasestadounidenses durante la Depresión, las cuales fueron mantenidas en el período de posguerray limitaron los acuerdos internacionales de los Estados Unidos; y, por tanto, dieron forma al

    * World Food Board y World Food Council hacen referencia a dos cosas diferentes, pero cuya traducción

    es estrictamente la misma. Revisar la Nota de Traducción al respecto.

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    comercio internacional y a las políticas internas de otros países. La política agrariaestadounidense no era el único tipo desarrollado durante la Depresión y la Segunda GuerraMundial. De entre muchos programas de apoyo a la agricultura, creados en varios países durantela Depresión, el programa escogido fue el único que traería como resultado cúmulos deexcedente de la producción retenidos (y controlados) por el gobierno. El sistema británico de„pagos por   deficiencia‟ tenía las ventajas de la transparencia y de la distorsión no comercial  – 

     para utilizar términos corrientes del siglo XXI. El gobierno establecía metas para el ingreso delos agricultores y pagaba la diferencia entre los ingresos efectivos y los ingresos deseados, confondos de los ingresos generales. No se acumulaba excedente en ninguna parte y los precios alconsumidor no se veían afectados. Esta forma de subsidio era coherente con la propuesta delConsejo Mundial de Alimentos y con el comercio internacional liberal.

    En cambio, la política agraria de los Estados Unidos estaba diseñada para no ser transparente (sellamaba “préstamos” a lo que era efectivamente subsidios) y a incrementar los precios agrícolasen lugar de subsidiar directamente los ingresos de los productores. Un sistema elaborado deadquisiciones de gobierno retiraba el suficiente trigo, u otro producto, del mercado como paralograr las metas en precios establecidas por el Congreso. El resultado era la acumulación deexcedentes retenidos por agencias gubernamentales. Los excedentes ponían presión sobre los precios y por lo tanto se perpetuaban a sí mismos. También se requería controles a lasimportaciones para evitar que los productores de todo el mundo envíen sus cereales a losEstados Unidos, donde los precios estaban por sobre los precios mundiales. Este sistemamercantil de política agrícola interna fue el logro de las organizaciones agrarias que constituíanuno de los tres pilares de la coalición del Partido Demócrata del New Deal, que se habíamantenido en el poder durante los últimos años de la Gran Depresión y la tempranareconstrucción de posguerra.

    Las políticas agrarias en los EE.UU., a través de la emergencia de la hegemonía estadounidense,condujeron no sólo al rechazo a la propuesta de creación del Consejo Mundial de Alimentos;sino también a un conjunto de prácticas que estructuraron el segundo régimen alimentario

    internacional. Los subsidios agrícolas estadounidenses, que eran inusuales en su incoherenciacon el comercio liberal, crearon la cola que sacudían los perros fabricantes de políticas en losEstados Unidos, no sólo en la agricultura sino más ampliamente en los acuerdos comercialesinternacionales.

    9 Dado que constituía el poder económico a la cabeza, todas las características

    del segundo régimen alimentario fluyeron de la protección y dispersión de los almacenes(stocks) americanos. La dispersión interna, que había comenzado durante la Depresión a travésde “tickets de comida”  (food stamps) como una forma de asistencia social en especie, semantuvo después de la guerra, pero estaba lejos de adecuarse a la escala del problema. Lasreglas monetarias de posguerra, que reemplazaron al difunto patrón oro con un sistemainternacional basado en el dólar, permitieron un mayor escape hacia el mercado exterior bajo laforma de “asistencia alimentaria”  o asistencia en alimentos (food aid). La innovación mássobresaliente de la hegemonía americana fue la “asistencia” bajo la forma de venta de bienes

    americanos por monedas “débiles”, que eran conservadas por el gobierno de los EE.UU. como“fondos de la contraparte”. La asistencia alimentaria constituía una porción tan grande de todoslos envíos agrícolas internacionales durante dos décadas, que definió la cualidad única delsegundo régimen alimentario, su carácter estatalmente dirigido o mercantil.

     Régimen alimentario mercantil industrial

    Durante 25 años, el régimen alimentario que surgió después de la derrota del Consejo Mundialde Alimentos en 1947 estructuró lo que se presentaba como natural dentro de la agricultura, laalimentación, el trabajo agrícola, el uso de la tierra y los patrones internacionales deespecialización y lo que era laxamente denominado “comercio”.   Se desarrolló como la

    expresión de las metas complementarias de los estados, firmas, clases sociales y consumidores,cambiando radicalmente los patrones internacionales de producción y comercio. Dentro del

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    marco de la “asistencia en alimentos”, los subsidios a las exportaciones se convirtieron en unacaracterística determinante del nuevo régimen alimentario. Los Estados Unidos atravesaron unatransformación, de ser uno de muchos exportadores en el primer régimen, a ser un exportador predominante en el segundo. Japón, las colonias y las nuevas naciones del Tercer Mundo pasaron de ser autosuficientes a ser países importadores. Europa pasó de ser una región predominantemente importadora en el régimen de la diáspora colonial, a ser autosuficiente y

    eventualmente constituirse como potencia exportadora. El régimen estructuró, paradójicamente,el aparecimiento de varios capitales agroalimentarios gigantescos, que eventualmente seconvirtieron en actores poderosos, cuyos intereses se diferenciaban de aquellos de losagricultores y de los estados nacionales. El régimen produjo todas estas modificaciones a travésde la promoción de la industrialización de la agricultura y la elaboración de productoscomestibles manufacturados, comercializados por grandes capitales al por menor.

    El régimen alimentario de 1947-1973, por esto último, puede ser denominado mercantilindustrial . Sus aspectos industriales y mercantiles contrastaban agudamente con el librecomercio y el trabajo familiar del régimen anterior. Las tensiones entre las políticas mercantiles,las familias productoras agrícolas, y las corporaciones agroalimentarias estuvieron contenidas por un cuarto de siglo mientras el régimen alimentario transformaba las formas de agricultura yde alimentación en todo el mundo, empezando por los Estados Unidos.

    Los movimientos agrarios de la diáspora de los 1930‟s forzaron una agenda con un resultado noanticipado y sin precedentes. La diáspora que nació de los conflictos obreros en Europa de 1800experimentó su propia crisis., cuando los mercados internacionales del trigo colapsaron en losaños treinta. Los agricultores de la diáspora y los europeos demandaron protección de losmercados internacionales inestables, y la protección a la agricultura adoptó diversas formasnacionales. Sin embargo, fue el conjunto específico de demandas de los movimientos agrariosen los EE.UU.  – que era la hegemonía emergente –   el que dio forma al nuevo régimenalimentario. Sólo la ideología particular y la influencia política de los agricultoresestadounidenses pueden explicar cómo se introdujo, en Estados Unidos, una forma de subsidio

    agrícola interno que condujo a los excedentes administrados por el gobierno y requirió controlsobre las importaciones. Cuando otros estados estaban constreñidos de adoptar políticas internasy comerciales complementarias, el régimen entero adoptó un carácter mercantil. Esto tomóforma a través del supuesto colectivo  – ratificado en el GATT –   de que el comercio agrícolaconstituía un sector excepcional.

    Las exportaciones subsidiadas constituían una institución clave del régimen alimentariomercantil industrial. Los subsidios a las exportaciones se originaron  – y en cierto modo semantienen –  como “asistencia en alimentos”. En tanto gran innovación institucional, la asistenciaeconómica extranjera se basaba en el papel único del dólar según el sistema monetario deBretton Woods. La mayoría de las monedas nacionales no eran convertibles a dólares, debido aque la mayoría de países no gozaban de la suficiente capacidad de exportación como para

    acumular dólares. Sin embargo, la asistencia extranjera permitía a los EE.UU. “vender” bienesen el extranjero a cambio de monedas inconvertibles (o “débiles”) de los países importadores.

    10 

    Se pretendía que esta sea una estrategia temporal para ayudar a los países a desarrollar sucapacidad de exportación, para que eventualmente pudieran acumular moneda “fuerte”. EnEuropa, el Plan Marshall estableció la asistencia americana como una medida temporal  – yexitosa –   para reconstruir a los socios comerciales, y para acabar con la dependencia delcomercio imperialista de las colonias europeas, en favor de los dólares (Wood, 1986). Laimplementación de la asistencia alimentaria en los países “subdesarrollados” – la nuevadefinición para aquellos que surgían del dominio colonial – , a través de la Ley Pública 480 en1954, fue la fundación del régimen alimentario mercantil industrial. Como poder hegemónicosin contendientes, los Estados Unidos realizaron un balance de su poder y riqueza  – que le permitieron proteger sus políticas internas –   con la visión de adoptar arreglos complementarios

    en favor de otros gobiernos. Las exportaciones subsidiadas elevaron la posición de los EstadosUnidos hasta convertirlo en una nación líder en exportaciones, y gestaron la percepción de que

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    era naturalmente, de algún modo, una “canasta de pan”. Los países europeos devastados por laguerra aceptaron la Asistencia Marshall (Marshall Aid) en alimentos, insumos y fertilizantes,los cuales dieron origen a cultivos productivos, especialmente trigo, y a la ganadería, endirección a una agricultura industrial como en el modelo americano. Esa asistencia se convirtióen importaciones comerciales, especialmente insumos para operaciones animales intensivas(Friedmann, 1994). La visión generalizada de “desarrollo” como crecimiento de la industria

    nacional animó a Europa a aceptar el liderazgo de los EE.UU., incluso mientras sus imperios sedisolvían. Es igualmente importante señalar que, esta visión animó a los nuevos estados creadosa través de las luchas anticoloniales, a aceptar también el liderazgo norteamericano (Sachs,1992; McMichael, 2004a). El Segundo Mundo, que era el bloque soviético, estaba separado pormutuos embargos comerciales. El desarrollo era comprendido casi universalmente comocrecimiento industrial,

    11  y esa idea incluía importaciones subsidiadas de trigo de los Estados

    Unidos. Para el Tercer Mundo, sin embargo, la asistencia no se convirtió en comercio, sino enuna dependencia crónica de las importaciones.

    Los envíos de asistencia en alimentos debilitaron la agricultura en muchas regiones campesinastradicionales. Muchas no pudieron competir con los productos estadounidenses subsidiados. Ensu punto más alto, los envíos de trigo de los Estados Unidos bajo la Ley Pública 480constituyeron más del 40% de los envíos internacionales. Mientras los EE.UU. habían promovido activamente la conversión hacia las dietas basadas en trigo en años anteriores, porejemplo durante la ocupación japonesa después de la Segunda Guerra Mundial, las elitesurbanas en el Tercer Mundo defendían la superioridad del trigo por sobre los productos básicoslocales.

    12 Esto provocó grandes procesos migratorios de los campesinos hacia las ciudades.

    Sin embargo, ni la creciente dependencia de importaciones de alimentos, ni el debilitamiento delos sectores agrarios fueron problemáticos para los gobiernos del Tercer Mundo. En primerlugar, dentro de la estructura interpretativa del régimen alimentario, los envíos de asistencia noeran considerados como exportaciones. En segundo lugar y relacionado a lo primero, laagricultura y los alimentos eran considerados como el telón de fondo de la gran obra que era la

    industrialización. Los gobiernos del Tercer Mundo necesitaban sacar el trabajo de la agricultura“retrógrada” y ubicarlo en las anticipadas industrias urbanas “modernas”. La proletarización era,entonces, un objetivo explícito de los  países “en desarrollo”, tal como eran denominados(después de que “subdesarrollados” pasó de moda). La asistencia en alimentos ayudó de muchasmaneras. Fue el sustituto del suministro interno de alimentos, apoyó la construcción de estados paternalistas después de la independencia del dominio colonial, y abrió posibilidades para la población por fuera del autoabastecimiento y de los mercados locales. A todos estos elementos positivos, McMichael (2004a) los denomina el Proyecto Desarrollista.

    Las políticas internas de alimentos y agrícolas fueron configuradas alrededor del mundo por dosfactores. Externamente, el grano subsidiado y otros envíos pusieron una presión crónica sobrelos precios mundiales para su disminución, incluso para los no beneficiaros de la asistencia (no

    receptores de los envíos). Los precios bajos necesitaban protección en los países importadoresdonde se deseaba proteger la agricultura interna, particularmente Japón y los países europeos.Los precios bajos, además, ponían trabas a la competencia por la exportación, incluso la que provenía de otros exportadores europeos de la diáspora como Canadá o Argentina.

    Internamente, los Estados Unidos servían de modelo y apoyaban la fuerte intervención delestado y la industrialización de la agricultura. Los gobiernos en muchas partes del mundoadoptaron versiones locales apropiadas de las políticas agrícolas mercantiles de los EE.UU.Tanto el gobierno americanos como los demás gobiernos del mundo eran animados por lasagencias internacionales para el desarrollo durante los 1950‟s y 1960‟s. En el Tercer Mundo, laindustrialización, que fue denominada la Revolución Verde, incrementó la producción de granosy  – tal como en los Estados Unidos –   también contribuyó a la expulsión de los campesinos del

    campo. Japón, Gran Bretaña y la Comunidad Económica Europea adoptaron subsidios agrícolasque eran versiones modificadas del modelo norteamericano (y eventualmente tenía excedentes

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     propios). La Política Agrícola Común (Common Agricultural Policy) de 1957 (con políticasespecíficas definidas en 1958) fue la política base de la Integración Europea en el Tratado deRoma. Durante los años cincuenta y sesenta, estas políticas mercantiles permitieron laregulación nacional complementaria de sectores agrarios internos y del comercio agrícola. Ydentro de estos espacios nacionales regulados, la agricultura y los alimentos fueron reconocidoscomo industrias con sus propias dinámicas técnicas, y como fuente de grandes utilidades.

    El régimen mercantil fue, además, paradójicamente, industrial . El régimen alimentario de ladiáspora colonial había sido dirigido por capitales comerciales, por lo menos en la agricultura;incluso los ferrocarriles percibieron utilidades por la transportación de trigo y carne. En elrégimen mercantil industrial, grandes firmas industriales finalmente se hacen dominantes dentrode un sector agroalimentario altamente especializado e integrado. Algunas organizacionescapitalistas crecieron para proveer a la agricultura de maquinaria, químicos, alimentos paraganado, medicina veterinaria, y muchos otros insumos relacionados a la industrialización de laagricultura. Otras procesaban productos agrícolas como ingredientes para productos comestiblesaun más elaborados. Otras incluso emprendieron el camino largo desde pequeñas tiendas ymercados agrícolas hasta supermercados gigantes. Estas grandes firmas capitalistas colocaron alos agricultores en una posición en el medio de sí mismos: entre ellos mismos comocompradores y ellos mismos como vendedores. Las organizaciones agrícolas empezaron ahablar del obstáculo “costo- precio” que enfrentaban entre las corporaciones de gran poder en elmercado. En un lado estaban los vendedores corporativos de insumos químicos y mecánicos, yen el otro se ubicaban los compradores de cultivos y ganado como materia prima para procesamiento.

    Paradójicamente, bajo la superficie mercantil de las reglas de intercambio, estas firmasintegraban sectores de la producción de manera transnacional. Por ejemplo, el sector ganaderonacional de Holanda, que depende de las importaciones de alimento industrial para el ganadosuministradas por una transnacional, en cierto sentido sólo aparenta ser nacional (Friedmann,1994). De igual forma, la promoción de la sustitución de importaciones en el Tercer Mundo, por

    ejemplo a través de la Revolución Verde, sustituyó más bien la dependencia de la importaciónde granos por la dependencia de insumos industriales como pozos de tubo y fertilizantesquímicos. Junto al crecimiento y alcance transnacional de las corporaciones agroalimentarias,los agricultores se volvieron cada vez más especializados. Operaciones de mezclas de cultivos ycría de ganado, discutiblemente importantes en muchas regiones para la sustentabilidadecológica, cedieron el paso a los campos de monocultivo y operaciones ganaderas de fábrica.Las corporaciones agroalimentarias incrementaron sus utilidades y control, alargando lascadenas de oferta de productos. Particularmente para abastecer a la demanda de carne delconsumidor (un fenómeno cultural complejo), los monocultivos de maíz y granos de soya comoalimentos para el ganado se convirtieron en la base de mucha de la agricultura de las viejasregiones colonizadas en la diáspora. Los agricultores en los Estados Unidos, especialmente,crecieron y se volvieron motocultivadores, disminuyeron en número y se integraron a cadenas

    de oferta controladas por corporaciones, se volvieron más dependientes de las exportacionessubsidiadas, y perciben cada vez menos utilidades por los precios.

    Cuatro cambios entraron gradualmente en conflicto con las prácticas  – y con la estructura –  delrégimen alimentario mercantil industrial. Primero, los países del Tercer Mundo (que pasaron aser denominados „el Sur‟ con el fin de la Guerra Fría) se vieron atrapados en la estrechez entrelas necesidades de importación de alimentos básicos y los precios decaídos de las exportacionescoloniales de las cuales aún dependían desde el anterior régimen. Los alimentos industriales o“durables” poco a poco fueron encontrando sustitutos para el azúcar y los aceites tropicales, loscuales estaban entre las más importantes. Como lo muestra cualquier etiqueta de ingredientes, elazúcar ha sido reemplazado por una variedad de “endulzantes”, incluyendo químicos como elaspartame, y productos industriales residuales como la fructosa o el corn syrup (que también se

     beneficia de los subsidios del gobierno norteamericano). Segundo, la reorganización productivade las cadenas productivas aceleró la disminución del número y de los recursos políticos de los

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    agricultores, y los “lobbies agrarios” empezaron a reflejar la presencia corporativa creciente,incluso en la agricultura. Tercero, las corporaciones transnacionales se vieron constreñidas porlas reglas de intercambio mercantil y los subsidios internos del régimen, y apoyaron iniciativas para liberalizar el comercio.

    El détente entre los Estados Unidos y la Unión Soviética a inicios de los 1970‟s reveló el cuarto,

    un elemento profundamente implícito de la estructura del régimen alimentario mercantilindustrial: el embargo comercial mutuo entre los bloques de la Guerra Fría. El bloque capitalistahabía actuado como un dique de contención del comercio y la asistencia agroalimentaria. Losexcedentes se acumulaban detrás del dique y había que deshacerse de ellos. La eliminación delexcedente era clave para la dinámica del régimen. El régimen dejaría de existir sin excedentes ysin exportaciones (subsidiadas) que funcionaban tanto para el que las enviaba como para el quelas recibía.

     No obstante, el régimen aún no era visible como tal, y los excedentes simplemente se presentaban como un problema crónico. Los EE.UU. vieron la oportunidad de vender susexcedentes por moneda fuerte y al mismo tiempo cambiar las alianzas geopolíticas a través deun “détente” con la Unión Soviética en 1972 y 1973. Los acuerdos soviético-americanos sobrelos cereales de aquellos años eran tan grandes que vaciaron los almacenes de excedentes por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial. Los acuerdos causaron que el precio del trigo yotros cereales, y de las semillas de aceite se triplique. La asistencia alimentaria, y hasta algunoscontratos comerciales – crucialmente una venta de granos de soya al Japón –  fueron suspendidos.Los países dependientes de las importaciones de alimentos del Sur, que además enfrentabanelevados precios de la energía en los mismos años, comenzaron a solicitar préstamos a bancos privados. Los consumidores norteamericanos, enloquecidos por los altos precios de la carne,emprendieron boicots. Los trabajadores agrícolas, furiosos por haber sido excluidos de larepartición de los precios altos que fueron todos concentrados por las corporaciones decomercio, presionaron intensamente al Congreso. El régimen cayó una reconocida, aunque muy poco recordada, Crisis Mundial de Alimentos (World Food Crisis) en 1974.

    Crisis del régimen alimentario mercantil industrial: la reestructuración del comercio

    La Reunión Mundial de la Alimentación (World Food Summit) de 1974 empezó a revelar laestructura del régimen alimentario mercantil industrial. Fue convocado por la FAO en Roma. LaFAO, que había estado al margen de las operaciones del régimen, había (como muchas agenciasespecializadas de las Naciones Unidas) dedicado sus energías a luchar contra el hambre y aasistir a la agricultura campesina en el Tercer Mundo. De pronto, millones de personas seencontraban en “inseguridad alimentaria”, debido a la desaparición de los almacenes deexcedente de los Estados Unidos y la conmoción de los precios mundiales de los granos. Larespuesta inicial no fue cuestionar si los mercados por sí mismos podrían aumentar la

    vulnerabilidad  –a pesar de las lecciones de la crisis de los 1930‟s. La respuesta fue concebir(estructura) al problema como un tema de hambre, esto es, personas carentes de alimento. En la primera Reunión Mundial del Alimento los gobiernos declararon un “derecho inalienable de serlibre de hambre y desnutrición”, y se comprometieron a cumplir este derecho universalmente para 1984 (FAO, 1996; Friedmann, 2005). La Reunión creó el Consejo Mundial de laAlimentación (World Food Council) para mejorar la actividad esporádica del Programa Mundialde Alimentos, el Fondo Internacional para el Desarrollo Agrícola y el comité de la FAO para laSeguridad Alimentaria Mundial. El lenguaje de la “seguridad alimentaria” y del “derecho a laalimentación” apareció en este punto. Mientras el derecho a la alimentación había sido yamencionado en la Declaración Universal de los Derechos Humanos en 1948 (Alston, 1994, pág.206-207), la seguridad alimentaria ponía nombre a la ausencia de una conexión automática entrelas necesidades y la producción agrícola, la cual había estado implícita en la estructura del

    régimen (Lacy y Busch, 1984).

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    A medida que el hambre aumentaba, los subsidios a las exportaciones ya no eran disfrazados.En primer lugar, la asistencia fue reconsiderada como incoherente con las exportacionessubsidiadas. Los flujos de concesiones bilaterales de los Estados Unidos se detuvieron despuésde las ventas soviéticas. Las instituciones multilaterales de asistencia en alimentos fueronfortalecidas. La asistencia europea se expandió. Una recién enriquecida Organización de PaísesExportadores de Petróleo (OPEP) empezó a usar sus ingresos petroleros para dar su propia

    asistencia. La asistencia en alimentos empezó a ser concebida más explícitamente o bien como“humanitaria”, o bien como una extensión de la política externa. El Congreso de los EE.UU.cambió la legislación de la asistencia en alimentos para enfatizar más las subvenciones que lasventas de concesión. Esto ocurrió mientras despertaban rumores y revelaciones sobreasignaciones ilegalmente dirigidas a la guerra de Vietnam.

    En segundo lugar, los subsidios a las exportaciones se volvieron peligrosamente competitivos.Una vez nombrados explícitamente, condujeron a intentos formales por incorporar la agriculturaen los acuerdos de comercio. Los excedentes europeos, previsiblemente generados por unsistema paralelo de subsidios internos a los precios agrícolas, también habían desembocado enexportaciones subsidiadas. Para la década de 1980, los subsidios competitivos a lasexportaciones casi produjeron una guerra comercial entre Europa y Estados Unidos. El interésera resolver esta competencia mutuamente destructiva. Al mismo tiempo, exportadores desegunda categoría liderados por Argentina, Canadá y Australia, formaron el “Cairns Group” para presionar por el fin de las prácticas mercantiles. Los nuevos exportadores de cereales y desoya para la ganadería industrial, notablemente Brasil, se unieron a la lucha (Friedmann, 1994).Estos gobiernos no habían sido capaces de subsidiar sus propias exportaciones,

    13 y esperaban

    que el fin de las prácticas mercantiles les diera, al fin, una cuota justa en las exportacionesmundiales. Los mayores países de lo que fue denominado „el Norte‟, por lo tanto, acordarontratar de incluir a la agricultura dentro de los acuerdos de comercio en las negociaciones delGATT que comenzaron en 1986. Esta modificación fue apoyada (de un modo ambivalente al principio) por las industrias agroalimentarias, que habían llegado a considerar restrictiva a laestructura mercantil, que nutrió su crecimiento durante más de tres décadas. La lucha adquirió

    cierta fuerza del colapso del bloque soviético y de la rápida privatización de los bienes en cada país. La OMC fue creada en 1995, y estuvo al incorporar el histórico Acuerdo sobre laAgricultura (Agreement on Agriculture).

    El régimen alimentario mercantil industrial se terminó. Sin embargo, los intereses del antiguorégimen no mueren fácilmente. Los Estados Unidos estaban interesados en la exportación decereales, y su déficit comercial estaba creciendo. Japón y Europa tenían amplios distritoselectorales que definían a la seguridad alimentaria como suficiencia interna y lobbies agrícolasactivos. Las prácticas comerciales mercantiles no terminaron, como tampoco terminaron lossubsidios agrícolas internos. A pesar de que el Norte, especialmente a través del G-7, habíahecho grandes progresos en la reestructuración (reconcepción) del problema, pasando del temadel hambre al tema del comercio,

    14  el Acuerdo sobre la Agricultura de la OMC se mantenía

    como un acuerdo en principio.

    Los “lobbies agrícolas” supuestamente evitaban que los gobiernos poderosos cumplan con suscompromisos de eliminar los subsidios internos y a las exportaciones. Los lobbies agrícolas enel Norte eran los pilares del régimen alimentario mercantil industrial en desarticulación. Noobstante, la influencia de las organizaciones agrarias en las políticas nacionales, que parecía serasombrosa en los ochenta y noventa, yacía finalmente sobre una frágil base social. El número deagricultores había caído a un pequeño porcentaje de la población debido al propio éxito delrégimen  – el sistema de precios recompensaba a las unidades de producción más grandes, y laindustrialización de la agricultura subordinaba a los productores a los grandes insumos agrícolasy a las firmas procesadoras de alimentos.

    Los intereses de los productores (y como veremos más adelante, consumidores) se hicieronmenos monolíticos a medida que el régimen se desarrollaba. Los Estados Unidos, a pesar del

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    incremento de los subsidios agrícolas a nivel sin precedentes, estaba altamente comprometidocon políticas, como la promoción de semillas manipuladas genéticamente, que intensificaban laconcentración de poder de la industria y el tamaño de las unidades de producción. Mientrastanto, los cultivos de campo se habían concentrado en alimentos para el ganado, tanto paraoperaciones internas como para la exportación. Los precios internos de los cereales en EE.UU.continuaban cayendo, beneficiando cada vez más a los capitales ganaderos concentrados.

    Algunos productores de cereales reconocieron que los subsidios internos ya no los ayudaban, ycomenzaron a identificar un interés compartido con los productores extranjeros, que aún eranafectados por los bajos precios norteamericanos. Ellos abogaron por una mezcla de medidas para alzar los precios internos (Ray, De La Torre Ugarte, y Tiller, 2003). Sin embargo, las vocesmás influyentes en los lobbies agrícolas de los Estados Unidos, que representaban a los actoresmás numerosos interesados en cada “producto” especializado, eran los agronegocios. Estos se beneficiaban de los subsidios norteamericanos mientras se oponían a los subsidios enorganizaciones internacionales.

    La Unión Europea comenzó a desplazarse en dirección de subsidios “que no distorsionaban elcomercio” bajo la rúbrica de la “multifuncionalidad”. Esto significaba que los subsidiosagrícolas serían redirigidos hacia “servicios” específicos relacionados a lo ambiental, la preservación del paisaje, las comunidades rurales, entre otros. Los “servicios” eran proveídos por los productores, estando todo esto lejos de los subsidios a los productos específicos. Noobstante, esta política era un táctica en las negociaciones con los Estados Unidos. Fue diseñadacon organizaciones ambientales en lugar de organizaciones agrarias, y no era particularmenteagradable para los productores (Vihinen, 2004). Sin embargo, la multifuncionalidad era unareestructuración radical de la agricultura. Como veremos, alcanzó un poyo extra gracias a lostemores que suscitaba la seguridad alimentaria, que impactaba a la confianza del consumidor enla agricultura industrial. Abrió nuevos espacios en Europa y se articuló a nuevas posibilidadesde reestructurar (reconcebir) el alimento y la agricultura en otras partes del mundo.

    Para el año 2003, Europa y los Estados Unidos aún no habían resueltos sus desacuerdos, pero

    habían encontrado una nueva solidaridad bajo el rostro de un desafío coherente de los países delSur. En ese año, una coalición de los gobiernos líderes del Sur fue a las conversaciones de laOMC porque el Norte se mantenía intransigente con respecto a tema de los subsidios agrícolas,tanto internos como a las exportaciones. Los tres países que lideraron la coalición del 2003 provenían de roles marginales antes de 1974. Brasil se había convertido en un competidor líder,especialmente en las exportaciones de soya. India pasó de ser el receptor líder de la asistencia enalimentos norteamericana, a ser más o menos autosuficiente. China pasó de una condición deaislamiento a acoger las semillas y las técnicas occidentales para industrializar la agricultura. Siel Norte accede a las demandas del Sur, sin embargo, los resultados podrían no ser los esperados por los protagonistas. La abolición de los subsidios no puede traer un nuevo régimen.

    Dos posiciones dominantes y opuestas se mantenían encerradas en el marco del antiguo

    régimen. La primera respuesta a los altos precios de los alimentos en 1974 fue la confusiónuniversal sobre cómo tal retroceso del “desarrollo” podía haber ocurrido, y la concepción del problema como un tema de hambre. La pregunta era si la redistribución o el aumento de laoferta eran la solución. Quienes abogaban por el derecho a la alimentación se concentraban en laredistribución del ingreso para ampliar el acceso a los alimentos comerciales. La atención a laredistribución había sido, en efecto, la alternativa al neoliberalismo, que era promovido particularmente por el G-7, y que habría sido aplicada no sólo a las clases sociales sino ademása las reglas del juego, creando una mayor equidad entre el Norte y el Sur.

    15 Pero los 1980‟s y

    1990‟s vieron el triunfo de las políticas neoliberales centradas en el comercio y las finanzas.Quienes abogaban por el libre comercio le apostaban al cambio tecnológico, ahora incluyendolas tecnologías genéticas (Runge, Senauer, Pardey y Rosegrant, 2003).

    A medida que la trayectoria de la crisis del Sur seguía el cambio del hambre al comercio, losmovimientos agrarios y la reforma agraria entraron en escena. En el Sur, movimientos sociales

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    significativos se han levantados de entre los productores agrícolas que enfrentan la devastación provocada por las importaciones subsidiadas del Norte y por la reforzada reorientación de laagricultura hacia las exportaciones para el pago de la deuda externa. Estos movimientos han presionado a los gobiernos para que tomen una postura en la OMC. Los movimientos agrariosademás están presionando a los gobiernos para la redistribución de la tierra, como por ejemploel MST de Brasil; para que los protejan de las nuevas amenazas que representan las

    declaraciones de propiedad intelectual sobre las semillas, típico de varios movimientos en India;y para resistir la presión de redirigir la agricultura hacia los cultivos de exportación al Norte, enlugar de la producción de alimentos.

    Los movimientos agrarios se volvieron internacionales. Una red transnacional de organizacionesagrarias llamada la Vía Campesina fue fundada en un encuentro en 1993 en Mons, Bélgica, con55 organizaciones campesinas y agrarias provenientes de 36 países. Esto reestructuró a los productores y campesinos del Norte y del Sur como un mismo grupo de “gente del campo”. Lared ha crecido rápidamente en su primera década, tanto en tamaño como en sofisticación. LaVía Campesina era la culminación de los procesos organizativos nacionales y trans-fronterizosen América, Europa y Asia, para consolidar oposición regional e internacional a los tratados delibre comercio (Edelman, 2003). Las ONG‟s y los movimientos sociales han organizadoencuentros paralelos, cada vez más grandes, a las organizaciones internacionales, incluyendo laReunión Mundial de la Alimentación (World Food Summit) entre 1974 y 2002. Lasmanifestaciones de oposición a los tratados de libre comercio, comenzando con el tratado delibre comercio entre Estados Unidos y Canadá en 1989, y extendiéndose al NAFTA firmado en1994, presentaban a los productores, y a quienes los apoyaban, a las perspectivasinternacionales. Discusiones analíticas y estratégicas evolucionaron hasta llegar al ForoAgrícola, paralelo al Foro de las Américas en la ciudad de Québec, Canadá, en el 2001, y permitieron reestructurar (reconsiderar) diversos temas. La diversidad cultural y biológica, laequidad de género, los efectos de las dietas en la salud, los impactos ecológicos de los sistemasagrícolas, las tecnologías apropiadas, los saberes de los agricultores y el comercio justo, seunieron a los temas tradicionales de derechos de los productores, reforma agraria, trabajo

    agrícola, hambre y justicia social, en los diferentes Foro Social Mundial de Porto Alegre yMumbai, y luego en los foros regionales (Friedmann, 2002). De estos encuentros emergió ungrueso consenso de repensar el concepto de  soberanía alimentaria .

    16 

    Entre 1974 y el fin del siglo, las viejas instituciones habían dejado de funcionar como lo hacíano – especialmente en el Sur  –  habían dejado de existir. Los cambios en la asistencia en alimentos,subsidios agrícolas y consejos de marketing, y subsidios a los alimentos de consumo,condujeron a un esplendor de las disputas sobre cómo repensar (reconcebir) los diversos temas.Estas disputas, sin embargo, tomaban lugar en medio de una amplia pérdida de confianza en losméritos de los sistemas agroalimentarios creados por el régimen alimentario mercantilindustrial. Un nuevo régimen parece estar emergiendo, no desde los intentos de restaurarelementos del pasado, sino desde una esfera de alianzas interdependientes y problemas que

    vinculan la alimentación y la agricultura a nuevos temas. Estos incluyen calidad, seguridad,diversidad biológica y cultural, propiedad intelectual, protección a los animales, contaminaciónambiental, uso de energía, e inequidades de raza y género. El más importante de estos cae bajola amplia categoría de medio ambiente.

    ANTECEDENTES DEL CAPITALISMO VERDE

    Los nuevos temas llevaron a la agricultura y a la alimentación, que habían sido marginales parala conciencia pública, y administradas por ramas separadas del gobierno al centro conflictivo delas políticas del Norte. El criticismo ambientalista de la agricultura industrial comenzó en el pináculo del régimen alimentario mercantil industrial. El libro Silent Spring  de Rachel Carson, a

    menudo valorado como la obra que inauguró el movimiento ambientalista en Estado Unidos,documentaba los efectos de los pesticidas en lo que más tarde se denominó la “diversidad

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     biológica”.  No obstante, la agricultura está lejos de ser el centro de las primeras institucionesambientalistas. La contaminación del aire fue el primer asunto que unificó a los recientementecreados ministerios del ambiente en los años posteriores a la primera conferencia por el medioambiente en Estocolmo en 1972. Sin embargo, las preocupaciones por la seguridad alimentariaeran tan antiguas como la lluvia radiactiva en los 1950‟s. En los 1960‟s y 1970‟s, las preocupaciones por los aditivos en los alimentos y los residuos de pesticidas entraron en escena.

    Mientras los consumidores eran abastecidos por el sistema alimentario industrial en los 1980‟s y1990‟s, los movimientos ambientales y los movimientos de consumidores hicieron suyos lostemas relacionados con la seguridad alimentaria y la calidad de los alimentos en respuesta a lasepidemias de enfermedades como  E. coli  y BSE. Los cuestionamientos a las prácticasindustriales agroalimentarias también surgieron desde los activistas de los derechos de losanimales. Un gran movimiento internacional se opuso a las semillas genéticamente intervenidas,que fueron rápidamente introducidas en los campos de maíz y de soya alrededor del mundo enla década de los noventa.

    Las unidades de producción “orgánicas” y locales, que habían empezado a experimentar con laagroecología y el regreso a la cocina durante los 1960‟s y 1970‟s, fueron siempre interesantes para las grandes corporaciones alimenticias. Un juego de denominaciones se jugaba alrededorde los términos natural , saludable yorgánico. Los manufactureros corporativos (y más tarde lascorporaciones de comida rápida) consideraban tales términos como una crítica implícita a sus propios productos como no naturales, no saludables e inorgánicos (usualmente químicos). Almismo tiempo estaban alerta de las tendencias del mercado. Una oleada masiva de fusionesempresariales atravesó los Estados Unidos y el mundo en los ochenta. Algunos de los nuevosgigantes, como Beatrice Foods y General Foods, compraron a algunos de los productores dealimentos alternativos más exitosos en California e integraron sus líneas de producción paraabastecer a la creciente red de tiendas de alimentos “saludables” en todo el continente. Lascorporaciones minoristas, cuyo poder en el sistema alimentario creció junto al incremento de lasansiedades de los consumidores, desarrollaron sus propias marcas, que comúnmente declarabanelevar la calidad y los estándares ambientales, incluso dejando de lado la lealtad a las marcas de

    las viejas corporaciones manufactureras. Estos experimentos con líneas de producción con“nichos” en el mercado, permitieron a las marcas corporativas a adueñarse de las palabras saludable y natural , que empezaron a adornar incluso los más elaborados productoscomestibles. De hecho, hacia el fin de esta tendencia, las barras de caramelo con vitaminas sevenden como alimentos “funcionales”, considerados como mejores para la salud que lascomidas balanceadas bien preparadas.

    El término orgánico , sin embargo, resultaba más sensible porque estaba relacionado a laagricultura. Los productores agrícolas y los lobbies agrícolas se unieron a los intereses delagronegocio al rechazar las críticas contra la agricultura industrial química intensiva. A medidaque el sector creció en respuesta a la demanda, la certificación se convirtió en un asunto políticocomplejo, tanto entre los productores como en los diferentes niveles del gobierno. Para cuando

    el asunto empezó a ser resuelto a nivel nacional en los años noventa (Guthman, 2004), losconflictos internacionales por la seguridad alimentaria, incluyendo técnicas agrícolas, se habíanhecho parte de los conflictos de comercio. La Unión Europea y Japón rechazaron lasimportaciones de productos derivados de ganado tratado con hormonas, y de alimentos ysemillas genéticamente modificados. El conflicto con los países exportadores  – los EE.UU. y elnuevo Cairns Group en la OMC –  se confundieron y mezclaron con los conflictos de comerciosdescritos en secciones anteriores.

    En el Sur, el régimen alimentario mercantil industrial había traído la Revolución Verde y laagricultura industrial. El régimen simplificó los agro-ecosistemas para incrementar la producción de alimentos básicos de consumo cotidiano, como arroz en Asia y papa en losAndes. Marginó a las comunidades rurales basadas en mixturas de culturas agrícolas, y amenazó

    a los saberes agrícolas tradicionales indígenas. La crisis del régimen mercantil industrialrevertió el proyecto clásico de sustitución de importaciones a través de la agricultura industrial.

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    La presión internacional por el cobro de deudas, que se consolidó bajo el título de „ajusteestructural‟ en los 1980‟s, insistió en modificar las exportaciones, retirar la intervención delestado  – especialmente los subsidios agrícolas y a los alimentos –   y quitar las barreras a lasimportaciones. En muchos lugares, la agricultura pasó de la producción de alimentos paraconsumo interno, a la producción de productos “no tradicionales” para la exportación: frutas ,vegetales y flores (además de re-enfatizar en las exportaciones “tradicionales” como café,

    azúcar y otros cultivos tropicales introducidos por el régimen de la diáspora colonial). La cría deganado se trasladó a los ecosistemas de bosque tropical para proveer carne a las cadenasindustriales de hamburguesas. Aparecieron movimientos sociales que vinculaban los temasclásicos de tierra, trabajo y subsistencia, a temas nuevos: expulsión de los pueblos indígenas desus territorios, protección de los saberes agrícolas indígenas, y agroecología (McMichaels,2004b).

    Para el 2001, cuando el primer Foro Social Mundial reunió a movimientos sociales del Norte ydel Sur, interpretaciones comunes empezaron a salir de las interrelaciones entre la diversidad biológica y cultural, y de la amenaza colocada por la agricul