hannah arendt espacio publico

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  • Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=34300814

    Red de Revistas Cientficas de Amrica Latina, el Caribe, Espaa y PortugalSistema de Informacin Cientfica

    Alejandro SahuHannah Arendt: Espacio pblico y juicio reflexivo

    Signos Filosficos, nm. 8, julio-diciembre, 2002, pp. 241-263,Universidad Autnoma Metropolitana Unidad Iztapalapa

    Mxico

    Cmo citar? Fascculo completo Ms informacin del artculo Pgina de la revista

    Signos Filosficos,ISSN (Versin impresa): [email protected] Autnoma Metropolitana UnidadIztapalapaMxico

    www.redalyc.orgProyecto acadmico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto

  • Hannah Arendt: Espacio pblico y juicio reflexivo*

    Alejandro Sahu Maldonado* *Centro de Investigaciones Jurdicas,Universidad Autnoma de Campeche

    Palabras clave: pblico, poltico, juicio, reflexin, libertad, racionalidad

    En este ensayo me propongo analizar la nocin de lo pblico-poltico enHannah Arendt y, bsicamente, el tipo de racionalidad que ella implica.El principal problema al que me enfrento es que, difcilmente, puede trazarseuna lnea de continuidad entre las iniciales intuiciones y propuestas de Arendtsobre lo poltico, articuladas principalmente en torno de las ideas de accin yespacio pblico, y sus ltimos trabajos ms cercanos al concepto de juicioreflexionante kantiano. Mi hiptesis es que precisamente esta nocin de juicio laque ofrece mayores posibilidades para la comprensin de una publicidad abierta ydel gnero de sus razones. Y es que entiendo la nocin arendtiana de publicidadms como una forma o modo de proceder de nuestra racionalidad que como loscontenidos que ella pudiera tener o los lugares de su ejercicio; por tanto, tendrque poner especial cuidado en no adscribir una nocin esencialista o metafsica delo poltico como aquella que creo viene implicita en el concepto de espacio pblicoarendtiano y de su categora de accin enraizada en la idea de praxis aristotlica.

    * Este ensayo es un avance de una investigacin ms amplia acerca de la racionalidad de los espaciospblicos y que lleva el ttulo Razn y espacio pblico. Arendt, Habermas y Rawls.** [email protected]

    Signos filosficos, nm. 8, julio-diciembre, 2002, 241-263

    RECEPCIN: 15/08/2001 241 ACEPTACIN: 15/11/2001

  • En todo caso, he de presentar, al inicio, algunas de las principales categoraselaboradas por Hannah Arendt en sus primeros textos acerca del espacio pblico,con el objeto de mostrar el gnero de sus preocupaciones centrales, mismas que,independientemente del cambio de marco supuesto en el hallazgo de la nocin dejuicio en Kant, acompaarn su pensamiento de principio a fin. Es ms, podraquizs sugerirse que la propia interpretacin del juicio reflexionante es resultado,ella misma, de un gran esfuerzo por dar cuenta de aquellas categoras aris-totlicas, existencialistas frente a las nuevas dinmicas sociales.

    1. PLURALIDAD, LIBERTAD Y ACCIN: LA ESPECIFICIDAD DE LO POLTICO

    Quizs ninguna idea se acomoda mejor a mi actual intuicin acerca del espaciopblico y su racionalidad como la de pluralidad. Puedo afirmar, con bastantecerteza, que una de las caractersticas ms propias centrales de la sociedadcontempornea es su falta de homogeneidad. El encuentro de diferentes culturasy civilizaciones en espacios comunes, la secularizacin casi general y la rupturacon las tradiciones, costumbres y formas de ver el mundo, hacen que el respeto dela pluralidad y la diversidad se constituya hoy como el reto principal con el cual seenfrenta nuestra corriente comprensin del espacio pblico. Con este entendimiento,Hannah Arendt afirma que la poltica se basa en el hecho de la pluralidad de loshombres y que trata del estar juntos y los unos con los otros de los diversos.1 Esdecir, la poltica puede ser vista como el medio mismo de la pluralidad. Ya desdeLa condicin humana observaba que la plenitud humana es condicin bsicatanto de la accin praxis como del discurso lexis y que en ella se revelanlos hombres como iguales y distintos, ya que

    [s]i los hombres no fueran iguales, no podran entenderse ni planear y prever para elfuturo las necesidades de los que llegarn despus. Si los hombres no fueran distintos, esdecir, cada ser humano diferenciado de cualquier otro que exista, haya existido o existir,no necesitaran el discurso ni la accin para entenderse. Signos y sonidos bastaran paracomunicar las necesidades inmediatas e idnticas.2

    1 Cfr. Hannah Arendt, Qu es la poltica?, Barcelona, Paids/Instituto de Ciencias de la Educacin de laUniversidad Autnoma de Barcelona, 1997, p. 45.2 Cfr. Hannah Arendt, La condicin humana, Barcelona, Paids, 1998, p. 200.

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  • A travs del discurso y de la accin los seres humanos se revelan como nicos,como no intercambiables. De esta forma, la existencia de cada individuo enriqueceel mundo, que de otra manera se vera privado de su presencia.

    El hecho fundante de dicha pluralidad es la libertad inherente a la accinhumana. Libertad implica la capacidad de dar existencia a algo que no existaantes, algo que no estaba dado en el mundo, ni siquiera en el pensamiento: es elinitium de San Agustn, la completa espontaneidad, lo contingente como formapositiva de existencia frente a la idea de necesidad en Duns Escoto, el principiopara Montesquieu o la virtu de Maquiavelo que denota la excelencia con que elhombre responde a las oportunidades que se le presentan bajo la forma de lafortuna.3 A diferencia de la nocin de libertad moderna, que es considerada unafacultad de la voluntad que se ejerce en la intimidad, lejos de la presencia de otrosy prcticamente sinnima del libre albedro, la libertad para Hannah Arendt eslibertad poltica o no es en absoluto. Esto es as en virtud de que ella mismarequiere la existencia de un mundo, de un espacio pblico comn donde ejercerse,tal y como lo entendan la tradicin griega y romana, y tambin Montesquieu, paraquien la libertad poltica consiste en que cada uno pueda hacer lo que debe querer.4Lo importante radica, precisamente, en este poder hacer, sin el cual Arendt nopuede comprender qu significara entonces ser libre.5 Debemos, pues, entenderque la libertad para nuestra autora, como facultad humana, es la que configura elmundo como plural y diverso y, no menos importante, como un mundo contingente.

    Hay que tener en cuenta que para Hannah Arendt el mundo no coincide con lanaturaleza o el cosmos sino que es el lugar de aparicin de los sujetos, el espaciopblico de encuentro con ellos mismos y con los dems. Estar en el mundo esestar entre los hombres, es el inter homines esse que en los griegos coincida conla polis6 y fuera del cual no podra concebirse una vida verdaderamente humana.

    3 Cfr. Hannah Arendt, Qu es la libertad?, en Entre el pasado y el futuro. Ocho ejercicios sobre lareflexin poltica, Barcelona, Pennsula, 1996, pp. 163-165.4 Ibid., p. 173.5 Por ello creo que lo pblico-poltico en Arendt tiene que evolucionar segn pienso, en direccin a lanocin de juicio hasta el punto de atender a las propias condiciones formales y materiales que noshacen, en realidad, posible actuar libremente, de manera no-determinada. En su comprensin inicial,como se apreciar enseguida con las categoras de accin, labor y trabajo, Arendt distingue lo pblico-poltico respecto de lo privado, constituyendo en su teora mbitos sin comunicacin alguna posible.6 Phillip Hansen observa, frente a aquellos que critican la nostalgia arendtiana por la antigedad clsica,que para ella la polis es nicamente una metfora, ya que sabe bien que las condiciones en las que aqullaexisti no podran ser duplicadas en el mundo moderno. Se tratara slo de reflexionar sobre ciertas

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  • Como puede observarse, este espacio es eminentemente poltico y es ah dondese teje la trama de los asuntos humanos. No hay, por tanto, nada en el hombre quepueda considerarse por naturaleza poltico: la poltica es un espacio de relacioneshumanas, se sita fuera del hombre, en el espacio del entre y se establece slocomo relacin.7 Es de hacerse notar, sin embargo, que en este espacio, donde elindividuo slo se manifiesta en su aparicin en el gora o espacio pblico o, dicho deotro modo, donde su ser coincide con su existir o estar entre los hombres quepara Arendt slo son los ciudadanos de la polis, cualquiera de las cualidadescon que queramos describirlos igualdad, libertad, derechos tendra por fuerzaque ser considerada condicin indispensable de acceso a lo pblico la ley y lamuralla, que son siempre anteriores al espacio pblico, pero nunca sometidasellas mismas a revisin o crtica.

    La accin es otra categora fundamental de Hannah Arendt en el intento poraprehender la especificidad de lo poltico y resolver sus inquietudes acerca de loque considera los problemas bsicos de la modernidad: el ascenso de la burocraciacomo institucin poltica dominante, el triunfo del animal laborans y de lo social,la preeminencia de los intereses y su racionalidad estratgica o la racionalidadinstrumental de la tcnica. Arendt define a la accin como la nica actividad quese da entre los hombres sin la mediacin de las cosas y que, al ser condicin de lapluralidad humana, es tambin condicin de toda vida poltica o pblica. Por suparte, la labor corresponde al proceso biolgico del cuerpo humano, cuyocrecimiento, metabolismo y decadencia estn ligados a las necesidades vitales delas personas, es decir, la labor se ocupa de la reproduccin del ciclo de la vidamisma. Mientras, el trabajo es la actividad de los hombres que tratan con elmundo artificial dentro del cual el hombre vive, con lo no-natural de la existenciahumana. El trabajo no est inmerso en el repetido ciclo vital de la especie, sino quelo trasciende en la mundanidad. Para Arendt, labor y trabajo son consideradasactividades privadas del hombre por excelencia.8

    Accin, labor y trabajo son, entonces, las categoras explicativas centralesde Hannah Arendt en sus primeras aproximaciones a la nocin de lo poltico,

    distinciones conceptuales y prcticas fundamentales para la vida de la polis, que podran ser recuperadasslo si comprendemos su significado y los propsitos que cumpli, y de ninguna manera de proveerhiptesis empricas contrastables sobre actuales o posibles instituciones polticas. Vase Phillip Hansen,Hannah Arendt. Politics, History and Citizenship, Cambridge, Polity Press, 1993, p. 51.7 Cfr. Hannah Arendt, Qu es la poltica?, op. cit., p. 46.8 Cfr. Hannah Arendt, La condicin humana, op. cit., pp. 21-22.

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  • concentradas en la definicin del espacio pblico a partir de una estrictadiferenciacin de actividades para cada esfera. Y de las tres, nicamente la accines propia del espacio de publicidad. No quiere decir esto, sin embargo, que labor ytrabajo sean irrelevantes para la vida humana. De hecho, son condiciones de aqulespacio o, al menos, discurren de forma paralela a l. Son la ley y la muralla, ascomo las necesidades vitales satisfechas en el hogar, que nos permiten acercarnosunos a otros como seres libres e iguales. Esta distincin, sin duda, y en especialel concepto de accin es deudor de la tradicin aristotlica y debe ser analizadode acuerdo con la significacin poltica que posea la nocin de praxis, caracterizadaen el mbito de la polis por la bsqueda de la excelencia y del vivir bien.9

    Antes de pasar al siguiente apartado, creo preciso subrayar la motivacinontolgica de la teora de la accin de Hannah Arendt,10 a efectos de poner demanifiesto las relaciones existentes entre sta y las dos categoras antesmencionadas: la pluralidad y la libertad. La necesidad arendtiana de comprenderel mundo como el comn espacio de seres plurales, nicos e insustituibles, depensar lo diverso frente a lo nico, lo contingente frente a lo necesario, las opinionesfrente a las verdades, o la persuasin frente a la violencia de la argumentacinracional, es lo que guiar su bsqueda de una facultad del espritu que se acomodecon la nica manera que tiene de pensar el mundo y reconciliarse con l. Loanterior es importante porque nos previene acerca de cmo tenemos que entenderla lectura arendtiana de Immanuel Kant al analizar el tema del juicio. stas sonsus premisas bsicas; cualquier consecuencia terica que se siguiera del filsofode Knigsberg que se oponga a ellas tendra graves dificultades para ser admitida.De ah la mayora de las crticas dirigidas al respecto contra Arendt.

    Con esto quiero mostrar que, aunque a lo largo de la obra de Arendt algunascuestiones perdern su centralidad para la comprensin de la publicidad poltica,hay otras que se mantendrn firmes y alrededor de las cuales se intentar articularcualquier construccin posterior. Pensemos, por ejemplo, en las categoras delabor y trabajo, opuestas a la accin, que perdern su fuerza explicativa,

    9 Cfr. Dana R. Villa, The problem of action in Arendt, en Arendt and Heidegger. The Fate of thePolitical, New Jersey, Princenton University Press, 1996, pp. 3-14.10 Ibid., p. 11. Acerca de este nfasis de Arendt en la pluralidad o la libertad anclada en el hecho delnacimiento, vase especialmente La condicin humana y su ensayo Qu es la libertad?, en Entreel pasado y el futuro, op. cit.; y de la contingencia como modo positivo del Ser obsrvese su anlisisacerca de Duns Escoto, bsicamente en La vida del espritu. El pensar, la voluntad y el juicio en lafilosofa y en la poltica, Madrid, Centro de Estudios Constitucionales, 1984, pp. 391-416.

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  • desplazndose el acento de ellas en cuanto fenmenos de la vita activa, situadosen compartimientos determinantes de espacios concretos de privacidad/publicidad,a un tipo de accin de carcter discursivo donde no hay en principio restriccinalguna de acceso a las personas, ya que la mxima del juicio que exige el pensarextenso o desde el lugar del otro concreto abre, necesariamente, el contenidode los debates y requiere para su comprensin del uso de nuestra imaginacinpoltica para tematizar sus necesidades.11

    2. HACIA LA BSQUEDA DE UNA NOCIN DEL JUICIO: LA NECESIDAD DE PENSAR LA PLURALIDADY LA CONTINGENCIA

    Si hay algo en la tradicin de la filosofa poltica de la modernidad que HannahArendt siempre critic es su dificultad por aprehender el fenmeno de la pluralidaden s misma y la contingencia como un modo positivo de ser frente a la necesidad.La apuesta de nuestra autora por la existencia finita de los seres humanos es unaconstante denuncia de las hipstasis producidas por las modernas filosofas de lahistoria y, tambin, de las ciencias poltica y sociales.

    Por cuanto hace a su defensa de la contingencia, Hannah Arendt se enfrentacontra una filosofa de la historia que como en Hegel o Marx, pero tambin enKant desconoce los proyectos y la responsabilidad individual de los sujetos, ascomo la singularidad y lo extraordinario de los sucesos histricos, porque toda ellase entiende como un proceso gobernado por leyes eternas e inmutables. Arendtdirige su mirada al modo de entender la historia en la Antigedad se refiere a lapoesa y la historiografa griegas, a Homero y Herdoto, y observa la importanciaconcedida a las hazaas y situaciones particulares en una narrativa cuya funcinprimordial era guardar estos hechos en la memoria y preservarlos como ejemplosque invitaran a imitar las acciones, a repetir la grandeza y los gestos nobles de loshroes. Es decir, la facultad de la memoria mnemosine, para los griegos lamadre de todas las musas, al retener la singularidad de los hechos concretos, se

    11 No pretendo significar con esto que Arendt haya renunciado a las nociones de labor y trabajo, ya quesiempre se mantendr alerta de cualquier invasin de lo privado y social en lo pblico, sino solamentemostrar el cambio de acento que la evolucin de sus obras muestra. Al respecto, vase Seyla Benhabib,Models of public space, en Craig Calhoun (ed.), Habermas and the Public Sphere, Massachusetts,Massachusetts Institute of Technology, 1993, p. 79.

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  • constituye en un potente instrumento del pensamiento y del juicio prctico.12 PeroArendt descubre en la historiografa griega otra idea cuya importancia para nosotroses fundamental porque ilustra una virtud indispensable del juicio: su imparcialidad.Es Homero tambin y, despus de l, Herdoto quien al cantar la gesta delos troyanos al igual que la de los aqueos, y proclamar la gloria de Hctortanto como la grandeza de Aquiles ensea a la filsofa un alto grado deobjetividad; y, un poco ms adelante, ser Tucdides quien le revele como unaexperiencia particularsima de la polis que nuestro mundo comn se ve siempredesde un nmero infinito de posiciones diferentes, a las que corresponden los msdiversos puntos de vista en un flujo de argumentos totalmente inagotable.13 Creoque no es exagerado establecer un smil entre esta idea y el imperativo de lamentalidad extensa del juicio reflexionante que tratar ms tarde.

    Ahora, contra la ciencia poltica y las dems ciencias sociales bsicamentela economa y la sociologa Hannah Arendt arguye, en su alegato en favor de lapluralidad y la diferencia, que aqullas han reducido a los hombres a el hombre,hipostatizando la sociedad y considerndola como un organismo o Persona as,con inicial mayscula. Slo el todo se hace cognoscible pero al precio denegar la pluralidad de los individuos humanos concretos, con sus necesidades ysus historias particulares. El organicismo comtiano, el utilitarismo benthamiano,los conductismos y los funcionalismos de la sociologa contempornea,14 ytambin la mano invisible de Adam Smith, y la voluntad general en Rousseau,por ejemplo, as como cualquier tipo de leyes que segn estas doctrinas gobiernana la sociedad indefectiblemente producen hipstasis que sacrifican cualquierdiferencia entre los individuos y anulan sus proyectos, su libertad y suresponsabilidad y, con ello, se cancela toda posibilidad real de pensar la polticatal como Arendt la entiende. Cuando se piensa en la Humanidad, los sereshumanos desaparecen y el espacio pblico como lugar de aparicin de los sujetospierde toda su razn de ser. sta es sin duda la crtica ms severa de nuestraautora a la comprensin moderna de la poltica.

    12 Creo que en este ensayo Arendt trabaja todava en la bsqueda de la nocin de juicio, que hallar msadelante en Kant. Obsrvese como Arendt va articulando perfectamente diferentes tradiciones y preparandoel camino para arribar a esta nocin del juicio reflexionante kantiano. Cfr. Hannah Arendt, El conceptode historia: antiguo y moderno, en Entre el pasado y el futuro, op. cit., pp. 49-100; as como PaoloFlores DArcais, Hannah Arendt. Existencia y Libertad, Madrid, Tecnos, 1996, pp. 140-146.13 Cfr. Hannah Arendt, El concepto de historia..., op. cit., pp. 59-60.14 Cfr. Paolo Flores DArcais, Hannah Arendt. Existencia y Libertad, op. cit., p. 142.

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  • Como ya he sealado, la idea de libertad en Hannah Arendt es clave paracomprender su insistencia en esta esencial pluralidad de lo pblico-poltico. Si nose entiende la libertad slo como un fenmeno de la voluntad, como liberumarbitrium o libertad de eleccin entre alternativas ya dadas, entonces piensaArendt que estamos en disposicin de comprender lo irrepetible y nico de nuestraexistencia en el mundo. Mundo comn, en este caso, porque se revela en nues-tra cercana con los otros, igualmente irrepetibles y nicos. Estas caractersticasderivadas de nuestra libertad, que implican la posibilidad de dar existencia a algoque no exista antes, algo que no estaba dado, ni siquiera como objeto de conocimientoo de imaginacin, afirman lo contingente de nuestra existencia como un modopositivo de Ser, en el sentido de Duns Escoto.15 La diferencia, pues, y no laidentidad, es el rasgo distintivo de lo pblico-poltico. Hay en este punto una similitudinteresante de Hannah Arendt con el trabajo de Iris Marion Young,16 quien denuncia,mediante un anlisis riguroso, la lgica de la identidad que se ha constituidoalrededor de la nocin de espacio pblico en la modernidad.

    En Los orgenes del totalitarismo se ve con claridad, quizs por primera vez,la necesidad de Hannah Arendt por contar con un marco terico consistente dondesituar esta nueva forma de pensamiento que le permita comprender este fenmenocaracterstico de nuestro siglo respecto del que segn ella no existeantecedente en nuestra historia. El totalitarismo es una ruptura que en su carctersin precedentes no se puede aprehender mediante las categoras habituales depensamiento poltico.17 Ante tal ausencia, el deseo de comprender el totalitarismoen su singularidad la arroja a un vaco conceptual, frente al cual el entendimientohumano est obligado a pensar crtica y contextualmente, acudiendo a laimaginacin y al sentido comn en un intento de captar lo universal sito en loparticular y de lidiar con la contingencia y la pluralidad humanas. Para entender elascenso de esta nueva forma de gobierno, Arendt no procede mediante definicioneso categoras universales y generales bajo las cuales los nuevos hechos pudiesenser encuadrados perfectamente como tpicos de aqulla o comparativamente frentea otras formas de gobierno extradas de la experiencia histrica. La originalidaddel nuevo fenmeno la impulsa a comprometerse en una narrativa histrica al

    15 Cfr. Hannah Arendt, Qu es la libertad ?, en Entre el pasado y el futuro, op. cit., pp. 163-164.16 Cfr. Iris Marion Young, The ideal of imparciality and the civic public, en Justice and the Politics ofDifference, Princeton, Princeton University Press, 1990.17 Cfr. Hannah Arendt, La tradicin y la poca moderna, en Entre el pasado y el futuro, op. cit., p. 32.

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  • modo de Walter Benjamin18 o de la Antigedad clsica, para captar cada una desus particularidades. Pero no se trata slo de contar un relato, la finalidad essiempre comprender, otorgar sentido y significado a los hechos y, al no contar conregla alguna o definiciones dadas de antemano que ayuden al pensamiento en sulabor, Hannah Arendt nos provoca, interpela a nuestra imaginacin mediante figuras,imgenes o metforas que nos permiten pensar sin encerrarnos en los estrechosmrgenes de una definicin,19 y convoca nuestros sentimientos de admiracin,indignacin o rechazo a travs de continuos ejemplos, cuyo auxilio a nuestracomprensin radica exactamente en la observacin detallada de su singularidad.En Eichmann en Jerusaln se observa la importancia que tiene esta facultadcuando, envueltos en situaciones de ruptura, nos vemos obligados a pensar pornosotros mismos sin ayuda de reglas y categoras dadas.

    Son, sin duda, estas experiencias para Arendt las que la hacen recurrir a laCrtica del juicio de Kant, donde para ella se halla encubierta la verdadera filosofapoltica del pensador de Knigsberg, denunciando que la racionalidad prctica, elimperativo categrico y aun la filosofa poltica y de la historia de Kant en susescritos menores no son muy tiles para pensar la poltica y el espacio pblico enla medida en que suponen un sujeto solitario racionalidad monolgica, cuyaforma de pensar la universalidad significa bsicamente abstraerse de su contextoreal y elevar a mxima una norma que convendran sujetos idnticos, pensadoscomo seres inteligibles. Arendt piensa que dicha racionalidad, quizs vlida enmaterias cognoscitivas, morales o jurdicas, niega el necesario carcter dialgicoy comunicativo de la racionalidad propia del espacio pblico que reclaman eldiscurso y la accin comn. Slo en la Crtica del juicio Kant considerara la

    18 Seyla Benhabib observa la herencia de Benjamin en Arendt diciendo que, como l, pretende romperla cadena de la continuidad narrativa, romper la cronologa como la estructura natural de la narrativa,enfatizar la fragmentariedad, los callejones sin salida histricos, las fallas y las rupturas (la traduccin esma); citado en Lisa Jane Disch, Hannah Arendt and the limits of philosophy, Ithaca, Cornell UniversityPress, 1996, p. 35.19 Obsrvese en el siguiente ejemplo la extraordinaria ayuda que ofrece la imaginacin a nuestracomprensin : [M]e parece que la imagen adecuada del gobierno y la organizacin totalitarios es laestructura en capas concntricas, o de cebolla, en cuyo centro, en algo as como un espacio vaco, estel jefe; haga lo que haga este conductor ya integre los poderes polticos, como en la jerarqua autoritaria,o bien oprima a los gobernados, como un tirano, lo hace desde dentro y no desde fuera ni desde arriba[...] La estructura de capas concntricas hace que organizativamente el sistema est a prueba de golpesante la factualidad del mundo real (el nfasis es mo). Cfr. Hannah Arendt, Qu es la autoridad?, enEntre el pasado y el futuro, op. cit., pp. 109-110.

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  • posibilidad de un entendimiento comn humano y, por ende, de una racionalidadintersubjetiva, cuyas mximas, pensar por s mismo, pensar desde el lugar decualquier otro mxima del pensar extenso o mentalidad ampliada y pensarsiempre de acuerdo consigo mismo,20 llevarn a Arendt a una relectura del filsofode Knigsberg y a la apropiacin de su concepto de juicio reflexionante.

    3. LA DOCTRINA DEL JUICIO Y LA RACIONALIDAD DEL ESPACIO PBLICO

    Para exponer la interpretacin de la doctrina del juicio kantiana en Hannah Arendtprocurar, por una parte, como labor positiva y principal, revelar las herramientasbsicas de la nueva racionalidad que Arendt exige de la poltica y piensa encontraren el juicio reflexionante kantiano; en tanto, por la otra, me dar a la negativatarea de mostrar los puntos en que nuestra autora se aparta de Kant, su posibilidado validez metodolgica y la importancia de tal abandono en el contexto de la teoraque se propone. Debe tenerse en cuenta en todo momento que la doctrina deljuicio en Arendt qued incompleta y que, por ello, cualquier intento de recons-truccin adolecer de los problemas que esto conlleva.

    Como he indicado antes, es bsicamente en Los orgenes del totalitarismo yen Eichmann en Jerusalen donde se ve claramente, por primera vez, la necesi-dad de una herramienta del pensar capaz de tratar con los problemas asociadoscon la desaparicin del espacio pblico en las sociedades contemporneas debidade manera principal tanto a fenmenos de alienacin del mundo, atomizacin socialy anomia, como frente a situaciones de ruptura, cuyo ejemplo ms significativo essin duda el ascenso de los totalitarismos al poder. Estos textos, sin embargo, noexponen an ninguna teora del juicio, sino que se limitan a denunciar las atrocidadesacaecidas en nuestro siglo precisamente por la ausencia de pensamiento y dejuicio. De cualquier manera, ya en Los orgenes del totalitarismo, Arendt dejaver, sin mayor desarrollo, que tal ausencia se debi fundamentalmente a la rupturadel sentido comn que provocaron los totalitarismos.

    En esta misma direccin, en un ensayo temprano titulado Understanding andPolitics, comienza a perfilarse la intencin de Hannah Arendt de extraer algunasnociones de la Crtica del juicio, aunque al parecer an no con el sentido

    20 Cfr. Immanuel Kant, Crtica del juicio, Madrid, Espasa Calpe, 1997, p. 246.

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  • sistemtico de una recuperacin de la filosofa kantiana, sino, ms bien, como unmero auxilio eventual a su propia teora.21 Ella sabe que requiere un marcoepistemolgico adecuado frente a las dominantes concepciones que en polticatienen como principios la verdad y la universalidad. Arendt aborda aqu el temadel sentido comn en el doble esfuerzo de operar esta reconciliacin con elmundo que descansa en el sentido de la pblica pertenencia a una comunidad yde salvaguardar la pluralidad humana. Para ella, el sentido comn es una clase depreentendimiento que es compartida por los miembros de una comunidad y quelos une mediante un lenguaje comn articulado en una cultura y una forma de vidaparticular.22 Gracias a l, los individuos pueden comunicarse y comprenderse entres; en pocas palabras, es la base potencial de validez de los futuros acuerdospolticos. En Arendt, entonces, el sentido comn common sense es en reali-dad un sentido de comunidad community sense, por cuanto est adscrito auna comunidad histrica concreta como consecuencia de su actuar compartido yvivir juntos. Esta concepcin se aparta considerablemente de la desarrollada porKant en la Crtica del juicio y es fundamental para los objetivos tericos deHannah Arendt de encontrar un modo de validez propio de los acuerdos polticosy que no atente contra la pluralidad indispensable del espacio pblico. Por estarazn no debe entenderse como una inadecuada interpretacin o falta decomprensin de la doctrina del juicio kantiana. El sentido comn no nos pertenececomo en Kant en nuestra calidad de seres humanos, sino en tanto miembrosde una comunidad cultural y poltica concreta. Este tema aparecer en HannahArendt a lo largo de su obra posterior, bsicamente, con las mismas caractersticas.Como revisar enseguida, de estas diferencias se seguirn consecuenciasinteresantes para el estatus epistemolgico de la validez de los acuerdos logradosen cada caso.23

    21 Cfr. Michael G. Gottsegen, The Political Thought of Hannah Arendt, Nueva York, State University ofNew York Press, 1994, pp. 145-150; y Ronald Beiner, Interpretive essay: Hannah Arendt on judging,en Hannah Arendt, Lectures on Kants Political Philosophy, Chicago, The University of Chicago Press,1982, pp. 94-97.22 Yo juzgo como miembro de esta comunidad y no como miembro de un mundo suprasensible, quizshabitado por seres dotados de razn, pero no con el mismo aparato sensitivo (la traduccin es ma),Hannah Arendt, Lectures on Kants Political Philosophy, op. cit., pp. 67-68.23 Acerca de esto dice Bernstein: Lo que Arendt se esfuerza por discriminar y aislar para nosotros es unamodalidad de pensamiento que no se debe identificar con la expresin de los sentimientos privados, ni sedebe confundir con el tipo de universalidad caracterstico de la razn cognoscitiva. Es un modo depensamiento capaz de lidiar con lo particular en su particularidad, pero que a pesar de ello pretende tener

    Hannah Arendt: Espacio... 251

  • En La crisis en la cultura: su significado poltico y social, Arendt vuelve conms decisin sobre la obra de Kant, declarando que es en la Crtica del juicio yno en la Crtica de la razn prctica donde ste desarrolla una forma de pensarque, al requerir la presencia de los dems, implica una racionalidad eminentementepblica poltica. En el tema del sentido comn, aunque Arendt no parececonsciente de desvincularse de Kant, lo hace en alguna forma con el casiimperceptible movimiento de cambiar el acento en una frase del filsofo deKnigsberg; as, nuestra autora dir:

    El juicio, dice Kant, es vlido para todo el que juzga en general, pero el nfasis de lafrase recae sobre que juzga; pero no es vlido para los que no juzgan ni para los que noson miembros del campo pblico en el que aparecen los objetos del juicio.24

    Sin duda no es la intencin de Kant restringir la validez de un juicio a unacomunidad concreta: la universalidad del juicio del gusto pretende comprender ala humanidad entera, aspira a la posibilidad de lograr el comn asentimiento detodos los seres humanos qua seres racionales.25 Por otra parte Arendt lo sabees posible que un sujeto solitario anticipe algn acuerdo con los otros ausentesprecisamente a travs de la facultad que ms adelante tratar del pensarrepresentantivo. Sin embargo el problema sera: quines son esos otrossujetos?, a quines incluye la comunidad del juicio? Siendo en ambos Kant y Arendt un acuerdo potencial y no emprico el que se proyecta, lo ciertoes que la nocin arendtiana el que juzga, en el enunciado citado, no debe entendersecomo el que juzga actualmente, como a primera vista pudiera parecer, sino msbien como la base humana o sustantiva una comunidad y su horizonte devalores de la que derivara la validez de los acuerdos.

    validez comunal, ya que sta es precisamente la modalidad de pensamiento que resulta esencial en la vidapoltica (el nfasis es mo). Richard Bernstein,Qu es juzgar? El actor y el espectador, en Perfilesfilosficos. Ensayos a la manera pragmtica, Mxico, Siglo XXI Editores, 1991, p. 262.24 Cfr. Hannah Arendt, Entre el pasado y el futuro, op. cit., p. 233.25 [P]or sensus communis ha de entenderse la idea de un sentido que es comn a todos, es decir, de unJuicio que, en su reflexin, tiene en cuenta por el pensamiento (a priori) el modo de representacin delos dems para atener su juicio, por decirlo as, a la razn total humana, y, as, evitar la ilusin que, nacidade condiciones privadas subjetivas, fcilmente tomadas por objetivas, tendra una influencia perjudicialen el juicio (el nfasis es mo). Immanuel Kant, Crtica del juicio, op. cit., p. 245.

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  • No vuelve claramente Arendt a tratar esta nocin sino hasta las Lectures onKants Political Philosophy, donde ahora s observa explcitamente sus diferenciasal respecto con el filsofo de Knigsberg. Aqu se da cuenta de que, para Kant, elsentido comn humano es igual en todo ser racional una vez que han sido eliminadaslas impurezas de las idiosincrasias y egosmos personales. Es decir, se da cuentade que para aqul la diferencia es fuente de error y tiene la connotacin negativa designificar que no se fue capaz de dejar de lado la limitada perspectiva propia yde que entonces el sentido comn se entiende con una funcin crtica, como unmodo de clarificar nuestro pensamiento y eliminar de l cualquier singularidado contingencia. A Arendt le preocupan los peligros que esta concepcin de sentidocomn entraa para su idea de pluralidad en el espacio pblico. Por esta razn,aunque tambin para ella el sentido comn sugiere una base potencial de acuerdonormativo, su imposibilidad no es considerada nunca como negativa, sino comotpica y esencial de lo poltico. El sentido comn es una especie de rbitro, untercero en discordia que acta como un referente que permanece siempre afuera,en el espacio del ser-entre-los-hombres poltico por excelencia, e ilustra y orientacualquier posible pero en ningn modo necesario curso de accin o decisincomn y no constrie desde ninguna presunta naturaleza humana. Enriquecidoentonces con la pluralidad de opiniones y perspectivas, este espacio no es nuncamonoltico. Y es que adems, para Hannah Arendt, el pensar desde el lugar delotro no significa el lugar de un otro cualquiera, abstracto, sino de un otro real yconcreto quien junto a nosotros comparte este mundo comn y que, tambin ennuestra compaa, contribuye a definirlo (definirnos).

    El sentido comn se ejercita mediante la facultad del pensar representativoque en el ser humano

    [...] se realiza comparando su juicio con otros juicios no tanto reales como ms bienmeramente posibles, y ponindose en el lugar de cualquier otro, haciendo slo abstraccinde las limitaciones que dependen casualmente de nuestro juicio propio, lo cual, a su vez,se hace apartando lo ms posible lo que en el estado de representacin es materia, esdecir, sensacin, y atendiendo tan slo a las caractersticas formales de la propiarepresentacin o del propio estado de representacin.26

    26 Ibid., p. 245.

    Hannah Arendt: Espacio... 253

  • Gracias a ella, se muestra un modo de pensar amplio o extenso. Y, aunqueesta operacin como dice Kant parezca muy artificial, lo cierto es que siempredenominamos a alguien como de una mentalidad amplia cuando es capaz de abs-traerse de su particular condicin y reflexiona sobre su propio juicio desde unpunto de vista universal (que no puede determinar ms que ponindose en elpunto de vista de los dems).27

    De acuerdo con Lisa Jane Disch, opino que la escisin de Arendt respecto deKant en el tema del sentido comn tambin se debe a que, en el mismo Kant,existe una tensin en su manera de explicar la validez de los juicios del gusto y suestatus epistemolgico, que derivara de su intencin de situar el gusto a la vez enun campo cognitivo y en otro comunicativo.28 Reflexionando sobre el ltimoenunciado del prrafo anterior se puede observar que, de la idea de ponernos enel punto de vista de los dems, no se sigue en modo alguno el logro de un puntode vista universal; cuando ms, se seguir una universalidad que tendra queser entendida como vlida slo para aquellos a cuyos puntos de vista meacomodo. Hablamos de sujetos concretos. Si, por otra parte, se acenta laposibilidad de pensar a priori y slo bajo las condiciones formales de nuestrarepresentacin, desligndonos de nuestras posiciones sustantivas mediante unejercicio mental que, como ya seal, puede ser efectuado tambin en solitario, noaparece con mucha claridad la relevancia que en tal asunto tenga la inter-subjetividad. Las ventajas de pensar desde el lugar del otro son precisamente lasvariadas y diferentes perspectivas que nos brinda y la nueva materia que aade anuestro pensar, ilustrndolo. De otro modo, la intersubjetividad del juicio tendrasolamente la funcin no poco importante, desde luego que he mencionado depurificar y clarificar nuestras discusiones de aquellos rasgos contextuales ysubjetivos que seran considerados como obstculos para pensar la universalidadque viene implicada en la nocin de validez kantiana. Kant ciertamente insistesiempre en la comunicabilidad del juicio, sin embargo, tengo algunas dudasrespecto de si ella supone necesariamente su intersubjetividad. Si todos poseemos,en nuestra calidad de seres humanos, este sentido comn y este es idntico entodos, bastara con que alguien nos descubra cules son los juicios vlidos,

    27 Ibid., p. 247.28 Cfr. Lisa Jane Disch, Hannah Arendt and the Limits of Philosophy, op. cit., pp. 149-150. HannahArendt, por su parte, todava en la segunda sesin de sus Lectures dice que, en la Crtica del juicio, Kantno habla nunca del hombre como un ser inteligible o cognitivo. En apoyo de esta afirmacin mencionaque la palabra verdad no aparece sino una sola vez y en un contexto especfico.

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  • ahorrndonos la labor? Estimo que, aunque Kant sostiene la intersubjetividad deljuicio en cuanto comunicabilidad, no puede desligarse de sus concepcio-nes metafsicas de una naturaleza dualista y, lo que es ms, que las diferentesopciones en el acento otorgado a los aspectos cognitivo o comunicativo del pensarrepresentativo, tanto en l como en Hannah Arendt, se resuelven precisamenteen el plano metafsico.

    Otro aspecto interesante es el hecho de que nuestra autora interprete laintersubjetividad kantiana en trminos de publicidad,29 lo cual no es sin duda deextraar, dada su pretensin obvia de desligarse por completo de cualquierimplicacin cognitiva de la nocin de sentido comn, ya que su nocin de espaciopblico rechaza cualquier coaccin que alguna nocin de verdad pudiera ejercersobre l en perjuicio de la pluralidad de opiniones.30 Arendt politiza el gusto deesta forma insertndolo en dicho espacio. En este punto es donde, quizs, mejorpuede notarse la original apropiacin del pensamiento del filsofo de Knigsberg,reinterpretndolo en favor de su propia concepcin de la poltica.

    4. EL PAPEL DE LA IMAGINACIN

    Es necesario sealar que el pensar representativo del juicio slo es posible graciasa la imaginacin, que es precisamente nuestra facultad de representacin. Conella los sujetos somos capaces de tomar distancia de nuestra situacin actualy ponernos en las circunstancias de todas aquellas otras personas cuyo acuerdo oasentimiento esperamos lograr. Pero, adems, la imaginacin es la condicin sinequa non de cualquier juicio imparcial cuando procede haciendo presente en laintuicin algo que est ausente, transformando un objeto, que en alguna medidame afecta directamente y condiciona mi capacidad de juzgar, en algo con lo que

    29 Cfr. Lisa Jane Disch, Hannah Arendt and the Limits of Philosophy, op. cit., p. 151.30 Acerca del particular es sumamente ilustrativo su ensayo Verdad y poltica, en Entre el pasado y elfuturo, op. cit., pp. 239-277. Al respecto, Albrecht Wellmer escribe El juicio est para Arendtintrnsecamente relacionado con la esencial pluralidad de los seres humanos, con nuestra vida en unmundo comn, que, en tanto que comn, nos viene abierto por el lenguaje. Los asuntos prcticos, quepertenecen a este mundo comn, no son susceptibles de prueba cientfica; no son asunto de conocimiento,sino asunto de doxa, de opinin. Albrecht Wellmer, Hannah Arendt sobre el juicio: la doctrina no escritade la razn, en Finales de partida: la modernidad irreconciliable, Madrid, Ctedra/Universitat de Valencia,1996, p. 322.

    Hannah Arendt: Espacio... 255

  • no estoy directa e inmediatamente confrontado pero con lo que cuento en mimente; es decir, me aleja de l y me permite observarlo desde muchas otrasperspectivas, como un todo, comprender su significado. Pero, al mismo tiempoque nos distancia y nos permite captar el sentido de un objeto en su completud, laimaginacin, mediante la reflexin, lo reenva a nuestro sentido interno que pordefinicin es discriminatorio y que, ahora s, resuelve indicando el agrado o noque se le causa. En pocas palabras, el juicio, en estricto sentido, sera la operacinreflexiva que, a travs del distanciamiento de nuestra imaginacin, nos llevara aconcluir que algo es correcto o incorrecto, bueno o malo, bello o feo. La reflexines la actividad actual de juzgar algo.31

    Debe tenerse en cuenta que, aunque la imaginacin es una facultad de nuestramente, es incapaz de proceder de forma solitaria. Se asienta en el sentido comnque, para Arendt, es un sentido de la comunidad. Ello quiere decir que las otrasperspectivas a que la imaginacin apela como informadoras de nuestro juicio noson creadas por ella ex nihilo, sino que son consecuencia de la inherente pluralidaddel espacio pblico comn. Como en Kant, para Hannah Arendt la facultad de laimaginacin no implica de ninguna manera empata con aquellos otros cuya posicinno compartimos, ni nos exige pensar como si furamos ellos. De lo que en realidadse trata es de pensar por nosotros mismos y dentro de nuestra propia identidaddesde una posicin en la que actualmente no estamos.32 En este enunciadopueden reconocerse las mximas kantianas del entendimiento comn humano: 1)pensar por s mismo o mxima de la ilustracin; 2) pensar desde el lugar de cualquierotro o pensar extensivo; y 3) pensar siempre de acuerdo consigo mismo o mximadel pensar consecuente. Estas son llamadas tambin por Kant mximas delentendimiento, del juicio y de la razn, respectivamente.33

    A travs de las diferentes posiciones observadas mediante la imaginacinejercitada discursivamente en el continuo contraste de nuestras opiniones ynuestros juicios, nuestro pensamiento va de un lado a otro, de un lugar del mundoa otro, por as decirlo, a travs de toda clase de puntos de vista antagnicos, hastaque por fin se eleva desde esas particularidades hacia alguna generalidadimparcial.34 Un aspecto ms para destacar de la imaginacin es que ella nos

    31 Cfr. Hannah Arendt, Lectures on Kants Political Philosophy, op. cit., pp. 66-69. En el mismo texto,vase Imagination, pp. 79-85.32 Cfr. Hannah Arendt, Verdad y poltica, en Entre el pasado y el futuro, op. cit., p. 254.33 Cfr. Immanuel Kant, Crtica del juicio, op. cit., pp. 246-247. El nfasis es mo.34 Cfr. Hannah Arendt, Verdad y poltica, en Entre el pasado y el futuro, op. cit., p. 254-255.

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  • proporciona esquemas para la cognicin y ejemplos para el juicio mediante sucapacidad de sintetizar lo mltiple en imgenes para los conceptos.35 Pero de lamisma forma que en el campo de la experiencia y la cognicin se sintetiza lomltiple en un esquema conceptual,36 al mismo tiempo, en materias de juicio permiteaprehender la particularidad como tal mediante ejemplos. Esta cualidad de laimaginacin fue descubierta por Kant ya en la Crtica de la razn pura al analizarnuestras facultades cognitivas. En el mbito que me ocupa, mientras la relevanciacognitiva de la imaginacin es dejada de lado, Arendt subraya su comunica-bilidad,37 es decir, su capacidad de transmitir imgenes, sean stas esquemas oejemplos. Lo anterior es relevante en el campo de lo poltico en la medida en quecualquier simple acuerdo o desacuerdo presupondra que estamos hablando de lomismo y que comprendemos el significado de lo que se nos dice, as como tambinpodra servirnos como criterio de validez de los juicios: la ejemplaridad. Qusignificaramos con este especial modo de validez?

    He dicho que uno de los principales motivos de la recuperacin del juicioreflexionante kantiano para Hannah Arendt consiste en hallar una facultad dela razn susceptible de guiarse y orientar la accin en el mbito de lo pblico sin lanecesidad de reglas o principios universales. Lo anterior, de nuevo tiene que vercon su preocupacin vital frente a los fenmenos de ruptura y/o ausencia de unmundo pblico comn propio de los totalitarismos y de las sociedades de masas oindividualistas atomizadas. Considero que la ejemplaridad, como criterio decorreccin de los juicios frente a cursos de accin en ausencia de normasuniversales, puede ser enfocada de dos maneras diferentes. En primer lugar, laparticularidad propia de un ejemplo se acomoda mejor con una concepcinmetafsica de lo pblico-poltico que hace de la pluralidad, la singularidad y lacontingencia un modo positivo de Ser, frente, digamos por caso, a la metafsicadualista kantiana donde la universalidad de una mxima deriva de la abstraccinde cualquier fenmeno y se sita en un mundo inteligible de seres anglicos.Para Arendt, por ejemplo, pensar los fenmenos histricos como irrepetiblesproductos de la libertad humana y de ningn designio de la naturaleza, o la accin

    35 Cfr. Hannah Arendt, Imagination, en Lectures on Kants Political Philosophy, op. cit., p. 80.36 Intente el lector pensar la idea de silla o perro. Seguramente se har difcil no pensar en alguna silla operro concretos, como figuras o representaciones a las que nuestra imaginacin acude para aprehenderloscomo unidades significativas.37 Ibid., p. 83.

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  • como nica en su espontaneidad, son slo dos modos en que la dignidad delindividuo se expresa y contra la que cualquier universalismo abstracto seenfrentara. En segundo lugar, en las situaciones de crisis y rupturas, donde elpensar y el juicio se tornan difciles, el problema de las reglas y normas que orientanlas acciones de los hombres no atae directamente a su presunta universalidad ono, sino ms bien radica en la incapacidad de discriminacin entre ellas, queprocedera de una mentalidad habituada a atrofiada por su gua como nicoreferente. Esta interpretacin creo que puede ser extrada del hecho narrado porArendt de que, en este tipo de situaciones, los individuos de una comunidad msfieles seguidores de las leyes existentes son, a su vez, tambin quienes con ms fide-lidad se adaptarn a las nuevas, aun cuando sean completamente contrarias a lasanteriores, debido a la angustia e incertidumbre frente a las infinitas posibilidadesdel pensamiento y la accin. En estas circunstancias, la validez del ejemploderiva de la significacin que como imagen representativa puedan compartir unossujetos en un determinado contexto, en un mundo pblico comn. Considero inclusoque podra ser posible que, en la ausencia de dicho espacio de publicidad, unejemplo extrado de cualquier otro mbito articulara en su derredor acciones ydiscursos sobre los que pudiera constituirse un nuevo espacio. La ventaja quetienen los ejemplos, como ya he mencionado, es que, al retener la singularidad dela cosa representada, nos obliga a contextualizar cada uno de nuestros actos.Para percatarnos de ello, pensemos en la valenta de Aquiles o de Gandhi. Nadiepodr dudar de la valenta de este ltimo y, sin embargo, los cursos de accin aseguir en uno u otro caso seran tambin distintos. Para concluir con este punto,un ejemplo ms: el caso de Jess de Nazareth. La abrogacin o sustitucin de laley mosaica por el mandato mense los unos a los otros como Yo los he amado,pero tambin su forma de ensear mediante parbolas, creo es bastante ilustrativo.Ya Agustn de Hipona se encargar ms adelante de retar a nuestra facultad dejuzgar dicindonos Ama y haz lo que quieras.

    Albrecht Wellmer subraya esta cualidad negativa del juicio respecto de lasacciones; porque, aun cuando los ejemplos nos proporcionan importantesorientaciones prcticas respecto del futuro, nunca nos dicen cmo s tenemosque obrar de manera exacta, como si nos suministraran premisas para unsilogismo prctico.38

    38 Cfr. Albrecht Wellmer, Hannah Arendt sobre el juicio: la doctrina no escrita de la razn, en Finalesde partida..., op. cit., p. 324.

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  • La publicidad o comunicabilidad del juicio es otro de sus criterios o estndarescon los cuales medir su bondad o correccin.39 Esto es as debido a que juzgamossiempre desde una comunidad de interpretacin cuya aprobacin exigimos y sin lacual nos refugiamos en lo privado o apelamos a algn otro gnero de razones, quebien puede ser estratgica o instrumental de medios y fines, como la violencia,por ejemplo. Incluso creo que es posible pensar la racionalidad comunica-tiva propia del juicio procediendo en situaciones concretas de manera estratgica,precisamente mediante la generacin de paradojas y contradicciones en unacomunidad de leyes, tradiciones y valores que, por su habituacin a ellas, se havuelto incapaz de reflexionar desde el lugar del otro. Me gusta el caso de la deso-bediencia civil, de la objecin de conciencia y, por qu no?, la ejemplaridad delponer la otra mejilla.40

    Considero, con Seyla Benhabib, que en el debate sobre el estatuto epistemolgicode la validez que reclaman para s la ejemplaridad y la comunicabilidad deljuicio puede apreciarse el esfuerzo arendtiano de reconciliacin de la nocin dephronesis aristotlica, insistente en el contextualismo y narrativismo, y el juicioreflexionante kantiano, con un acento todava ms marcado en la abstraccin yla universalidad, respectivamente. Sobre el particular existe, hasta hoy, un debateabierto, cuyo punto de sutura estimo que radica en la posibilidad de lograr consensosen condiciones de dilogo plural, igualitario y sin restricciones.

    Es loable el esfuerzo de Hannah Arendt por trasladar todas estas nociones dela Crtica del juicio de Kant a una forma de comprender el uso de nuestra raznen el espacio pblico, de la aplicacin del juicio en nuestro actuar y reflexionarsobre la poltica. Sin embargo, estimo que hay algo de lo que ella no se percata yque acarrea muy serios problemas a su teora originalmente pensada paraenfrentarnos con situaciones de ruptura como los totalitarismos o de anomiay de atomismo social, es decir, precisamente para aquellos sitios y momentosdonde el sentido comn no es posible, donde su ausencia se revela en la prdidadel mundo comn y donde se han roto los lazos de comunicacin con nuestrossemejantes. Lo que quiero expresar es que la quiebra del sentido comn

    39 Cfr. Hannah Arendt, Lectures on Kants Political Philosophy, op. cit., p. 69.40 No deja de ser curioso e ilustrativo en lo que toca a este tema, el uso pblico de la razn cmo enun pasaje del evangelio de Lucas, siendo Jess interrogado y tras haber recibido una bofetada, en vez deofrecer la otra mejilla exige razones diciendo: Si habl mal dime en donde est mi error, y si hablbien, por qu me pegas?.

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  • ocasionada por los totalitarismos y la incapacidad de juzgar de Adolf Eichmannson las dos caras de una misma moneda. Si Eichmann era incapaz para pensar,particularmente, para pensar desde el punto de vista de otra persona [... era]porque estaba rodeado por la ms segura de las protecciones contra las palabrasy la presencia de otros, y por ende contra la realidad como tal,41 es decir, porquela poltica haba desaparecido. En estas circunstancias, la forma del pensarespecficamente poltico que es nuestra facultad de juzgar se muestra inservible ala hora en que ms falta nos hace. Hannah Arendt exige a Eichmann pensar pors mismo ante la incapacidad de comunicar por la ausencia de un espacio pblicocomn. Creo que aqu nuestra autora est apelando inconscientemente a lamoralidad, al pensar solitario de una razn prctica que distingue siempre entrelo correcto y lo incorrecto o, al menos, a una nocin de sentido comn como idealregulativo capaz de trascender contextos y diferente, por tanto, a su originaldescripcin del mismo como un community sense. En este mismo sentido, laopinin de Seyla Benhabib42 es que Arendt tiene serias dificultades para sostenerla posibilidad de recurrir al juicio en las circunstancias de ruptura porque, en elcontexto de su teora, el juicio es poltico por excelencia y requiere la pluralidad deperspectivas, la existencia de un sentido de comunidad, que es lo primero quedesaparece en estas situaciones.

    Estamos, pues, con la dificultad de saber cmo en las situaciones de ausenciade referentes podramos discernir lo correcto y lo incorrecto. Wellmer interpretael mundo comn al que nuestra facultad de juzgar apela no como una totalidadtica, sino ms kantianamente como una idea regulativa que demuestra surealidad cuando el juicio autnomo rompe las opiniones y generalidadesestablecidas.43 De cualquier manera, si a lo que el sujeto que juzga se adhiere es auna idea de universalidad abstracta, a la posibilidad de pensarse como ciudadanodel mundo, volvemos al sitio del que Arendt crea haber salido al describir elsensus communis como un community sense. Considero que aqu hay una aporairresuelta en la teora arendtiana.

    41 Cfr. Hannah Arendt, Eichmann en Jerusaln. Un estudio sobre la banalidad del mal, Barcelona,Lumen, 1999, p. 80.42 Cfr. Seyla Benhabib, Judgment and the moral foundations of politics in Hannah Arendts thought, enSituating the Self. Gender, Community and Postmodernism in Contemporary Ethics, Nueva York,Routledge, 1992, pp. 121-144.43 Cfr. Albrecht Wellmer, Hannah Arendt sobre el juicio: la doctrina no escrita de la razn, en Finalesde partida..., op. cit., p. 323.

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  • CONCLUSIONES

    He sealado, al inicio de este ensayo, que su propsito principal era analizar lanocin arendtiana de lo pblico-poltico y el tipo de racionalidad que de dicha nocinpodra extraerse, en un esfuerzo por buscar una base posible de legitimacin delos acuerdos y de la accin colectiva. Mencion tambin que el hallazgo de la ideakantiana de juicio reflexionante haba sido fundamental para la teora de HannahArendt, porque le permita reelaborar algunas de las categoras construidasfundamentalmente desde Aristteles para su primer entendimiento del espaciopblico accin, labor y trabajo, y concentrarse en el anlisis del fenmenototalitario y la desaparicin de lo poltico, con la consecuente prdida de derechosy libertades de los sujetos.

    Por tal motivo, he tratado de presentar a grandes rasgos la lnea general deevolucin del pensamiento arendtiano, procurando poner de relieve la continuidadde ciertos temas, problemas y preocupaciones a lo largo de su obra; pero mostrandotambin, especialmente con el juicio reflexionante, la ruptura o cambio de paradigmadentro del pensamiento de Arendt en el esfuerzo por atender y entender loscambios operados en la esfera de lo pblico-poltico.

    Permtaseme entonces unas breves reflexiones alrededor de esta nueva ideade publicidad que estimo puede ser extrada de la concepcin del juicio en HannahArendt. En primer lugar, considero que la nocin de juicio reflexivo de Kanttraslada el acento en la teora poltica arendtiana desde la idea de espacio pblicoa la de un modo de racionalidad de lo pblico-poltico. La idea de espaciopblico se mantiene es cierto como un espacio de relaciones entre individuos,quienes, a travs del discurso y sus acciones, contribuyen a modelar el mundocomn como un horizonte de entendimiento y encuentro ciudadanos. Sin embargo,y esta sera mi segunda observacin, la exclusin a priori de algunos temas ycontenidos de los debates operada por algunas de las premisas metafsicas inicialescomo la derivada de la nocin de praxis aristotlica que conform su conceptode accin frente a la labor y el trabajo, y dividi al mundo en esferasirreconciliables de privacidad/publicidad sera superada mediante el uso deljuicio reflexionante fundamentalmente con ayuda de la nocin del pensarrepresentativo.44 Al analizar esta nocin, se ve que se constituye en un potente

    44 Jrgen Habermas expone ampliamente algunas de las limitaciones de la teora arendtiana de la accinpor sus compromisos con la praxis aristotlica, que en lo general comparto; sin embargo, no toma en

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  • instrumento para percibir, no slo las simples perspectivas de los otros, sino el, amenudo, negado mbito de sus necesidades vitales ms urgentes o, incluso, el demuchas de las discusiones cientficas y tecnolgicas cuyos efectos tendranalguna repercusin en nuestras vidas.

    Aunque quizs Arendt no habra sostenido estas afirmaciones de maneraexpresa, no considero que deforme en manera alguna su creencia de que la polticano debe ser entendida nunca como instrumento de satisfaccin de necesidades niun espacio para la bsqueda de la verdad. Mi intuicin se apoya precisamente enel desplazamiento de los contenidos o tipos de actividades en lo pblico delos primeros escritos arendtianos a la racionalidad propia del juiciodescubierta con la ayuda de Immanuel Kant. Dicho de otro modo, creo que cuandolos hombres deliberamos acerca de la solucin de problemas econmicos y sociales,o sobre la aplicacin y repercusin de las tecnologas en nuestras vidas y en elmedio ambiente, podemos y debemos deslindar claramente cada uno de los mbitos.La poltica, como Arendt la entiende, se mantendra dentro del espectro deracionalidad intersubjetiva que en una comunidad dada nos constrie a pensardesde el lugar del otro, a ejercer nuestra imaginacin representativa. Resolver unproblema de hambruna o de vivienda no es ya ms, al menos en el momento enque nos decidimos a tomar un curso de accin, slo una cuestin de instru-mentalizacin de polticas pblicas, ya que escuchadas todas y cada una de lasdiferentes perspectivas, podra ser en realidad cualquiera que no las negara otomara en cuenta. El juicio poltico, con su mandato del pensar extenso yrepresentativo, para no negarse y convertirse en una parodia de s mismo, dondeun grupo privilegiado de individuos piense solitariamente, tendra que pensar lasnecesidades de los otros no en trminos del cmo y cuando resolverlas aspectos,desde luego, nada desdeables, sino en trminos del reconocimiento que exigela intersubjetividad. Pero mucha atencin: junto con Arendt, considero que el juicioen materia poltica se detendra justamente aqu, en el momento en que hemosconsiderado todas las perspectivas y decidido qu es lo que no podemos hacersin atentar contra la pluralidad del mundo. A partir de ahora, otras racionalidadesiran informando los cursos de accin a seguir en cada caso. Esta escisin temporalque hago es slo con fines analticos y de exposicin. En realidad, el valor

    consideracin los estudios de Hannah Arendt sobre el juicio, donde creo que se resuelven muchos de losproblemas que plantea. Vase Jrgen Habermas, Hannah Arendt, en Perfiles filosfico-polticos, Madrid,Taurus, 1986, pp. 201-222.

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  • fundamental de la racionalidad del juicio, comunicativa por excelencia en el ejerciciodel pensar representativo, consiste en mantenerse exactamente en todos y cadauno de los momentos de nuestras acciones, ya que slo existe ah donde sehace presente. Y esto, desde luego, no es una constante histrica. Por tanto,estimo que no hay ninguna ingenuidad en los planteamientos tericos de HannahArendt, como a veces parece deducirse de sus crticos; por el contrario, hay en labase de su teora una insistente denuncia del retiro y disminucin real de la polticaen favor de poderes sistmicos y una slida y potente propuesta normativa depensarla en trminos de una racionalidad abierta a la pluralidad, igualdad y libertadhumanas.

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